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BESOS

Gabriela Mistral es una de las poetas chilenas más importantes. La primera autora
latinoamericana, y la quinta mujer en recibir el premio Nobel, en 1945, 26 años antes que su
coterráneo, Pablo Neruda

Hay besos que pronuncian por sí solos


la sentencia de amor condenatoria, Desde entonces en los besos palpita
hay besos que se dan con la mirada el amor, la traición y los dolores,
hay besos que se dan con la memoria. en las bodas humanas se parecen
a la brisa que juega con las flores.
Hay besos silenciosos, besos nobles
hay besos enigmáticos, sinceros Hay besos que producen desvaríos
hay besos que se dan sólo las almas de amorosa pasión ardiente y loca,
hay besos por prohibidos, verdaderos. tú los conoces bien son besos míos
inventados por mí, para tu boca.
Hay besos que calcinan y que hieren,
hay besos que arrebatan los sentidos, Besos de llama que en rastro impreso
hay besos misteriosos que han dejado llevan los surcos de un amor vedado,
mil sueños errantes y perdidos. besos de tempestad, salvajes besos
que solo nuestros labios han probado.
Hay besos problemáticos que encierran
una clave que nadie ha descifrado, ¿Te acuerdas del primero...? Indefinible;
hay besos que engendran la tragedia cubrió tu faz de cárdenos sonrojos
cuantas rosas en broche han deshojado. y en los espasmos de emoción terrible,
llenáronse de lágrimas tus ojos.
Hay besos perfumados, besos tibios
que palpitan en íntimos anhelos, ¿Te acuerdas que una tarde en loco
hay besos que en los labios dejan huellas exceso
como un campo de sol entre dos hielos. te vi celoso imaginando agravios,
te suspendí en mis brazos... vibró un
Hay besos que parecen azucenas beso,
por sublimes, ingenuos y por puros, y qué viste después...? Sangre en mis
hay besos traicioneros y cobardes, labios.
hay besos maldecidos y perjuros.
Yo te enseñé a besar: los besos fríos
Judas besa a Jesús y deja impresa son de impasible corazón de roca,
en su rostro de Dios, la felonía, yo te enseñé a besar con besos míos
mientras la Magdalena con sus besos inventados por mí, para tu boca.
fortifica piadosa su agonía.

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