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FACULTAD DE ECONOMÍA
LICENCIATURA EN ECONOMÍA
El presente documento tiene como objetivo analizar los cambios y desafíos que ha
enfrentado el sector agrícola e industrial en México durante el periodo neoliberal, que se
extendió desde 1980 hasta 2020. Durante este periodo, se implementaron políticas que
buscaban liberalizar y abrir la economía al comercio internacional, lo que tuvo un impacto
significativo en la agricultura y la industria del país.
En este contexto, se hace necesario analizar las políticas y estrategias que se han
implementado en ambos sectores y proponer medidas que promuevan un desarrollo
sostenible y equitativo en el futuro.
Durante el periodo neoliberal en México, que abarca desde los años 80 hasta la actualidad,
el sector agrícola ha enfrentado numerosos desafíos y cambios significativos en su
estructura y funcionamiento. Uno de los principales cambios fue la eliminación de políticas
proteccionistas que limitaban la competencia y la entrada de productos extranjeros al
mercado nacional. A través de la firma de tratados de libre comercio y la adopción de
políticas de liberalización económica, se buscó fomentar la competencia y la eficiencia en el
sector agrícola y en la economía en general.
Según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), entre 1994 y 2018, el
índice de precios de los productos agropecuarios en México se mantuvo relativamente
estable, con un promedio anual de variación del 3.3%. Sin embargo, en algunos años se
registraron bajas significativas en los precios, como en el año 2016, donde hubo una
disminución del 10.2% en comparación con el año anterior.
En cuanto a los ingresos de los productores, el mismo informe del INEGI indica que el
ingreso promedio de los agricultores en México se ha reducido en un 60% en los últimos 25
años, pasando de $3,522 pesos mensuales en 1994 a $1,414 pesos mensuales en 2019.
Esta disminución en los ingresos de los productores agrícolas podría estar relacionada con
la caída en los precios de los productos agrícolas.
Además, la falta de políticas adecuadas para el sector agrícola generó una migración de
productores hacia otros sectores de la economía, lo que a su vez disminuyó la producción
agrícola en el país. Por otro lado, el modelo neoliberal priorizó el desarrollo de la industria y
el sector de servicios, relegando al sector agrícola a un segundo plano, lo que limitó el
acceso de los productores a tecnologías y recursos financieros necesarios para modernizar
su producción y hacerla más competitiva.
La falta de políticas públicas adecuadas para apoyar al sector agrícola en México ha sido
una de las principales causas de la migración de productores hacia otros sectores de la
economía. Por ejemplo, según un informe de la Organización de las Naciones Unidas para
la Alimentación y la Agricultura (FAO), entre 2003 y 2013, la población rural en México
disminuyó en un 7%, mientras que la población urbana creció en un 16%.
Esta migración puede ser atribuida en parte a la falta de apoyo gubernamental para la
modernización y diversificación del sector agrícola, lo que ha limitado las oportunidades
para los pequeños productores. Además, la migración también puede ser vista como una
forma de escape para aquellos productores que han sido incapaces de hacer frente a la
competencia extranjera y al aumento de los costos de producción.
De acuerdo con las proyecciones del Consejo Nacional de Población (CONAPO) de México,
se espera que la relación de población campo-ciudad en México continúe disminuyendo.
Según sus proyecciones, en 2021 la población rural representaba el 24.2% de la población
total, mientras que la población urbana representaba el 75.8%. Para 2030, se espera que la
población rural disminuya al 20.3% de la población total, mientras que la población urbana
aumente al 79.7%. Esta tendencia refleja el proceso de urbanización en curso en México,
donde cada vez más personas se mudan de las áreas rurales a las ciudades en busca de
empleo y mejores oportunidades.
Abandono del campo: La migración de población rural hacia las ciudades puede generar un
abandono del campo y una disminución de la producción agrícola en algunas regiones del
país. Esto puede tener consecuencias negativas en términos de seguridad alimentaria y de
protección del medio ambiente, ya que la agricultura sostenible y la conservación de los
recursos naturales requieren de una presencia y cuidado constante en las áreas rurales.
La balanza comercial del sector agrícola mexicano ha sido deficitaria en los últimos años, es
decir, el valor de las importaciones de productos agrícolas supera al valor de las
exportaciones. Según datos del Banco de México, en 2020 las importaciones de productos
agrícolas sumaron 30.6 mil millones de dólares, mientras que las exportaciones alcanzaron
un valor de 26.5 mil millones de dólares, generando un déficit de 4.1 mil millones de dólares
en la balanza comercial agrícola.
Otro factor que ha afectado al sector agrícola en este periodo ha sido la concentración de la
propiedad de la tierra y la explotación de los recursos naturales a gran escala por parte de
empresas nacionales e internacionales. Esta tendencia ha generado desigualdades en el
acceso y control de los recursos naturales, así como en la distribución de la riqueza
generada por el sector agrícola.
Esta situación ha sido objeto de críticas por parte de organizaciones sociales y ambientales,
que señalan la necesidad de una reforma agraria y de políticas públicas que promuevan la
agricultura familiar y la producción sustentable de alimentos. Además, se ha cuestionado la
falta de regulación y control sobre las actividades de empresas transnacionales que operan
en el país, lo que ha llevado a violaciones de derechos humanos y ambientales.
A pesar de estos desafíos, el sector agrícola ha logrado mantener su importancia en la
economía mexicana, aportando una importante cantidad de empleos y generando divisas
por la exportación de productos agrícolas. Además, ha habido esfuerzos por parte del
gobierno y de organismos internacionales para apoyar la modernización y diversificación del
sector agrícola, así como para fomentar prácticas sostenibles de producción.
Además, los pequeños y medianos productores no contaron con el apoyo necesario para
modernizar su producción y hacer frente a la competencia internacional. La falta de
inversión en infraestructura rural, como carreteras y sistemas de riego, también afectó
negativamente la producción agrícola.
Según el informe del Banco Mundial titulado "México: Desafíos para el desarrollo del sector
agropecuario", publicado en el año 2000, durante el periodo neoliberal, el gobierno de
México redujo significativamente el apoyo a los productores agrícolas, particularmente a los
pequeños y medianos, y disminuyó la inversión en infraestructura rural. Como resultado, los
productores enfrentaron dificultades para modernizar sus sistemas de producción y mejorar
su productividad, lo que les dificultó competir con los productos importados. El informe
también destaca la necesidad de aumentar la inversión en infraestructura rural, incluyendo
carreteras y sistemas de riego, para mejorar la competitividad del sector agrícola.
algunos datos que respaldan la afirmación de que pequeños y medianos productores se han
visto desplazados por grandes empresas en el sector agrícola:
Según el Censo Nacional Agropecuario 2017, en México existen 4.6 millones de unidades
de producción agropecuaria, de las cuales el 75% son menores a 5 hectáreas. Sin embargo,
estas unidades de producción representan solamente el 23% de la superficie agropecuaria
total del país. Por otro lado, las unidades de producción mayores a 100 hectáreas, que
representan solamente el 0.6% del total de unidades de producción, concentran el 54% de
la superficie agropecuaria total del país (INEGI, 2017).
A principios del siglo XX, México era un país predominantemente agrícola, con una
economía basada en la producción y exportación de materias primas. Durante este periodo,
el gobierno mexicano implementó una serie de reformas y políticas destinadas a modernizar
la producción agrícola y aumentar la productividad del sector. Entre las reformas más
importantes se encuentran las siguientes:
La Reforma Agraria de 1915: Esta reforma buscaba la redistribución de la tierra para los
campesinos y la creación de pequeñas parcelas para la producción agrícola. Sin embargo,
la implementación de esta reforma fue limitada y se concentró en la región norte del país.
La creación del Banco de Crédito Rural en 1926: Este banco tenía como objetivo
proporcionar financiamiento a los campesinos y pequeños productores agrícolas, con el fin
de mejorar la productividad del sector.
La Ley Agraria de 1934: Esta ley estableció la figura de la "propiedad social" de la tierra,
que permitía a los campesinos trabajar la tierra de forma colectiva. Además, se creó el
Instituto Nacional de la Reforma Agraria (INRA) para administrar la tierra y fomentar la
producción agrícola.
Sin embargo, la política de la ISI también tuvo efectos negativos en el sector agrícola. El
modelo de desarrollo económico impulsado por el gobierno favoreció a las industrias
urbanas en detrimento del sector rural, lo que llevó a una concentración de la tierra y a la
migración de la población rural a las ciudades en busca de empleo. Además, la falta de
competitividad y eficiencia del sector agrícola, debido a la protección de los precios y la falta
de incentivos para la innovación y la mejora de la productividad, limitó su capacidad de
competir con los productos importados.
FUENTE: Elaboración propia con datos de La economía mexicana en cifras: 1982 y 1989
La importancia del sector agrícola para la economía mexicana se mantuvo durante la etapa
de la ISI, ya que continuó siendo un importante generador de empleo y fuente de divisas.
Sin embargo, la concentración de la tierra y la producción agrícola en manos de grandes
empresas agroindustriales limitó la participación de los pequeños productores en la
economía y acentuó las desigualdades sociales.
En tercer lugar, la liberalización comercial significó que el gobierno mexicano eliminó los
subsidios a la agricultura, lo que hizo que los agricultores tuvieran que competir en un
mercado internacional sin apoyo estatal. Esto hizo que muchos agricultores mexicanos
perdieran su capacidad para producir alimentos de manera rentable y, en consecuencia,
abandonaran sus tierras o se mudaran a las ciudades en busca de trabajo.
El estudio de Romero Sánchez también destaca que durante la década de 1980 y principios
de la década de 1990, el gobierno mexicano implementó políticas de ajuste estructural
recomendadas por el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, que tuvieron un
impacto negativo en el sector agrícola. Estas políticas incluyeron la eliminación de los
controles de precios y las restricciones de importación, lo que permitió la entrada de
productos agrícolas extranjeros a precios bajos y la eliminación de los programas de apoyo
al campo.
Además, la entrada de nuevas tecnologías y prácticas agrícolas más eficientes permitió que
los agricultores mexicanos aumentaran su productividad y mejoraran la calidad de sus
productos. Por ejemplo, la introducción de tecnologías como la agricultura por goteo, la
mecanización agrícola y la producción de invernadero ayudó a mejorar la eficiencia en la
producción de cultivos.
Otro factor que contribuyó a la recuperación del sector agrícola en la década de 1990 fue la
firma del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) en 1994, que abrió
nuevos mercados para los productos agrícolas mexicanos y aumentó la inversión en el
sector. Si bien la entrada de productos extranjeros más baratos también tuvo un impacto
negativo en algunos sectores de la agricultura, el TLCAN proporcionó oportunidades para
que los agricultores mexicanos exportaran sus productos y mejoraran su competitividad.
Luego de la Revolución Mexicana, se llevaron a cabo una serie de reformas agrarias que
buscaban redistribuir la tierra y mejorar las condiciones de vida de los campesinos. Sin
embargo, con el paso del tiempo, estas reformas fueron perdiendo fuerza y se inició una
nueva etapa en la que el sector agrícola comenzó a ser regulado bajo una óptica más
capitalista y neoliberal.
Por su parte, Michel Gutelman en su texto "Capitalismo y reforma en México", analiza cómo
la reforma agraria mexicana de la década de los 60, que buscaba la redistribución de la
tierra, se enmarcó en una lógica capitalista de modernización y desarrollo. La reforma
agraria fue vista como una forma de crear una base de recursos humanos y económicos
que pudiera ser utilizada para el desarrollo industrial del país. Sin embargo, la reforma
agraria también implicó un proceso de expropiación y despojo de tierras de los campesinos.
Desde la década de los 80 y 90, las políticas neoliberales impulsaron la liberalización del
mercado agrícola, lo que implicó la eliminación de las restricciones a la importación y la
reducción de los subsidios estatales. Estas medidas tuvieron un impacto negativo en los
pequeños productores, que no contaban con los recursos necesarios para competir en un
mercado globalizado. Como resultado, muchos campesinos abandonaron sus tierras y
migraron a las ciudades en busca de empleo.
Es importante mencionar que durante la década de los 80 y 90, las políticas neoliberales no
solo promovieron la liberalización del mercado agrícola, sino también la privatización de
empresas estatales que eran responsables de la producción y distribución de alimentos.
Esta privatización tuvo un impacto negativo en la economía del país, ya que muchas
empresas estatales eran rentables y generaban ingresos para el Estado. Además, la
privatización de empresas como DICONSA, que era responsable de la distribución de
alimentos a precios bajos en áreas rurales y urbanas marginadas, tuvo un impacto negativo
en la seguridad alimentaria de la población más vulnerable.
Por otro lado, es importante destacar que la liberalización del mercado agrícola y la
privatización de empresas estatales no fueron las únicas medidas neoliberales que
afectaron al sector agrícola en México. También se implementaron políticas de ajuste
estructural, que buscaban reducir el gasto público y equilibrar la balanza comercial del país.
Sin embargo, esta visión capitalista de la reforma agraria también tuvo un impacto negativo
en los campesinos, ya que implicó un proceso de expropiación y despojo de tierras.
Además, la reforma agraria no tomó en cuenta la diversidad cultural y la heterogeneidad de
los campesinos mexicanos, lo que provocó conflictos y tensiones en las comunidades
rurales.
En este sentido, es importante mencionar que la implementación de políticas neoliberales
en el sector agrícola ha tenido un impacto negativo en la vida de los campesinos y en la
biodiversidad del país. Sin embargo, también es importante reconocer que la reforma
agraria mexicana de la década de los 60 tuvo sus propios problemas y limitaciones.
Estás reformas neoliberales han dado pie a una alta concentración de superficie
agropecuaria en manos de pocas unidades económicas. Según el Censo Nacional
Agropecuario 2017, en México existen 4.6 millones de unidades de producción
agropecuaria, de las cuales el 75% son menores a 5 hectáreas. Sin embargo, estas
unidades de producción representan solamente el 23% de la superficie agropecuaria total
del país. Por otro lado, las unidades de producción mayores a 100 hectáreas, que
representan solamente el 0.6% del total de unidades de producción, concentran el 54% de
la superficie agropecuaria total del país (INEGI, 2017).
Participación en el PIB
Durante el periodo analizado, México implementó una serie de políticas de ajuste estructural
que buscaban mejorar la competitividad y promover el crecimiento económico. Estas
políticas incluyeron la apertura comercial, la privatización de empresas estatales y la
liberalización financiera. Si bien estas medidas tenían como objetivo fortalecer la economía
mexicana a largo plazo, también tuvieron implicaciones para el sector industrial en el corto
plazo. Al abrirse a la competencia extranjera, algunas empresas nacionales no pudieron
competir en igualdad de condiciones, lo que llevó a una disminución en su participación en
el PIB.
1. Sectores en crecimiento:
a) Manufactura de equipo de transporte: Durante este periodo, el sector de la manufactura
de equipo de transporte, que incluye la producción de automóviles, aviones y componentes
relacionados, experimentó un crecimiento significativo. Este sector se vio beneficiado por la
llegada de inversiones extranjeras y la demanda tanto nacional como internacional.
2. Sectores en declive:
a) Industria textil y del vestido: Durante este periodo, la industria textil y del vestido enfrentó
diversos desafíos, como la competencia internacional y la subcontratación de producción en
otros países con costos laborales más bajos. Esto resultó en una disminución de la
participación de este sector en la economía mexicana.
Los cambios en la estructura industrial de México reflejan una transformación hacia una
economía más diversificada y orientada hacia sectores de mayor valor agregado y
tecnología. La expansión de sectores como la manufactura de equipo de transporte y la
electrónica ha contribuido a la generación de empleo, a la atracción de inversión extranjera
y al crecimiento económico.
Sin embargo, los sectores en declive, como la industria textil y del vestido, han enfrentado
desafíos en términos de competitividad y han experimentado una disminución relativa en su
participación en la economía. Es importante mencionar que los cambios en la estructura
industrial no son lineales ni homogéneos, y pueden estar influenciados por diversos
factores, como las políticas económicas, la innovación tecnológica y las condiciones del
mercado internacional.
Además, se observa que la década de 2001 a 2010 fue el periodo en el que México recibió
la mayor cantidad de inversiones extranjeras. La IED acumulada durante este periodo fue
de 239,626.6 millones de dólares, con un promedio anual de 23,962.6 millones de dólares.
Los años 2001 y 2007 se destacaron con flujos de 29,961.7 y 31,534.2 millones de dólares,
respectivamente.
Sin embargo, la participación del sector industrial en el Producto Interno Bruto (PIB) de
México mostró una tendencia a la baja a partir de 2010, lo que puede atribuirse a diversos
factores, como la apertura comercial y la reorientación hacia sectores de servicios y
tecnología. A pesar de los desafíos, la inversión extranjera directa desempeñó un papel
crucial en el desarrollo del sector industrial mexicano, facilitando la transferencia de
tecnología, generando empleo y promoviendo la integración en cadenas de valor globales.