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El 

alcoholismo o dipsomanía, también conocido como trastorno por consumo de alcohol,


se refiere al uso nocivo o abuso del alcohol,1 caracterizado por una fuerte necesidad y
ansiedad de ingerir bebidas alcohólicas y/o licores, de forma que existe una dependencia
física y psicológica del mismo individuo, que se manifiesta a través de varios síntomas
de abstinencia cuando no es posible su ingestión. El dipsómano no tiene control sobre los
límites de su consumo, que va en aumento a medida que se desarrolla tolerancia a
esta droga.2 Se considera una enfermedad crónica, progresiva y mortal por la Asociación
Médica Estadounidense, al igual que otras drogodependencias.
Por su parte, la Organización Mundial de la Salud (OMS) lo determina como «toda forma de
embriaguez que excede el consumo alimenticio tradicional y corriente o que sobrepasa los
linderos de costumbres sociales...».3
La dependencia al alcohol puede resultar de una predisposición genética, una enfermedad
mental, el consumo de alcohol abundante, sostenido y abusivo o una combinación de estos
factores. Esta enfermedad no solo afecta al adicto sino también la vida de todo aquel que se
encuentra a su alrededor. Investigaciones recientes sobre genética y neurociencia han
identificado ciertas características genéticas que se cree que están relacionadas con la
dependencia del alcohol. Los investigadores continúan indagando acerca del vínculo entre
la herencia genética y el alcoholismo. Actualmente no existe una posible cura para esta
enfermedad; sin embargo muchos alcohólicos se mantienen sobrios por periodos de tiempo
prolongados de acuerdo a su voluntad y compromiso para vencer esta enfermedad. Pero es
innegable que para que un adicto al alcohol pueda recibir tratamiento y llegar a una posible
recuperación, primero tiene que aceptar su condición de dependencia.4

Causas[editar]

275 "LA FLOTA Y SUS INTEGRANTES" (ca.1820).

Hasta el momento no existe alguna causa común, aunque varios factores genéticos y
ambientales pueden desempeñar un papel importante en su desarrollo. Por lo tanto hay
evidencias que muestran la posibilidad de ser alcohol dependiente, como la historia familiar,
es decir, quien tiene un padre o una madre con alcoholismo tiene mayor probabilidad de
adquirir esta enfermedad. Otros factores pueden ser el estrés o los problemas que tiene la
persona que lo ingiere.
Algunos otros factores asociados a este padecimiento son la necesidad de aliviar la ansiedad,
conflicto en relaciones interpersonales, depresión y aceptación social del consumo de alcohol.5
Según la Sociedad Española de Patología Dual (SEPD) los pacientes alcohólicos suelen
presentar hasta en un 80 % de los casos otros trastornos psiquiátricos asociados y, por lo
tanto, ser considerados como pacientes con patología dual.
Se ha demostrado la presencia de un componente genético en el alcoholismo, ya que el gen
del aldehído deshidrogenasa (ALDH2) afecta a la tasa de metabolización del etanol y modula
potencialmente el consumo de bebidas alcohólicas.6 La ausencia de esta enzima afecta a esta
ruta, ocasionando un aumento de acetaldehído y su acumulación en el cuerpo. Esto provoca
náuseas, mareo y/o rubor facial.

Predisposición genética[editar]
Con el desarrollo de las técnicas de estudio del ADN, se ha relacionado la existencia de
secuencias concretas o SNP (cambios de sola una base nitrogenada presente en una parte
pequeña, aunque representativa, de la población), con lo que se demostraría una tendencia
genética a desarrollar alcoholismo determinada por el propio genoma.7
Esta tendencia podría tener su base molecular en el distinto estado de metilación de algunas
islas CpG, y puede ser estudiado mediante un análisis de SNPs.8
La influencia genética está indicada por estudios que demuestran que hay un riesgo de por
vida del 25 al 50% para el alcoholismo en hijos y hermanos de hombres alcohólicos.9 Una
posible base bioquímica es una diferencia metabólica tal que aquellos propensos a la
dipsomanía tienen niveles más altos de acetaldehído que da efectos placenteros o aquellos
que no son propensos al alcoholismo tienen niveles más altos de un metabolito dando efectos
desagradables.10

Tipos de alcoholismo[editar]
Existen dos tipos:

 Tipo I: Es característico en personas adultas, mayores de 25 años, que pueden tener una
etapa de grandes ingestas puntuales separadas por tiempos de abstemia; sin embargo,
estos van siendo cada vez más pequeños hasta poder alcanzar una gran dependencia,
acompañada progresivamente por el desarrollo de enfermedades hepáticas. Se ha
determinado un 21 % de heredabilidad y hay un mejor diagnóstico para tratarlos.
 Tipo II: se desarrolla en personas durante la adolescencia y está asociado a menudo a un
historial violento y arresto policial. No se caracteriza por un aumento progresivo del
consumo de alcohol. Algunos estudios han determinado una menor expresión de la
enzima monoamino oxidasa en este grupo, lo que se ha correlacionado con una menor
producción de serotonina (relajación y activación del sistema nervioso simpático) en el
sistema nervioso central. Se ha determinado un 88 % de heredabilidad y hay un peor
diagnóstico de tratamiento.

Efectos crónicos en el embarazo[editar]


El alcohol (vino, cerveza o licor) es la principal causa evitable de anomalías congénitas físicas
y mentales. Cuando una mujer toma alcohol durante el embarazo, se arriesga a dar a luz a un
bebé que pagará las consecuencias —con deficiencias mentales y físicas— para el resto de
su vida, uno de cada 750 bebés nace con un cuadro de problemas físicos, evolutivos y
funcionales conocido como síndrome de alcoholismo fetal (SAF). Otros 40 000 niños nacen
cada año con efectos del alcoholismo fetal (EAF).

Los más significativos efectos del alcohol en el cuerpo, tanto positivos como negativos y dependiendo
del consumo. Además, en mujeres embarazadas puede causar el Síndrome alcohólico fetal.11

Signos y síntomas[editar]
Las características de los niños con SAF son:

 Bajo peso al nacer.


 Menor perímetro craneal.
 Retraso del crecimiento.
 Retraso del desarrollo.
 Disfunción orgánica.
 Anomalías faciales, incluyendo ojos de tamaño inferior al normal, mejillas aplanadas
y surco nasolabial poco desarrollado.
 Epilepsia.
 Problemas de coordinación y de motricidad fina.
 Escasas habilidades sociales, incluyendo dificultad para establecer y mantener vínculos
de amistad y para relacionarse en grupo.
 Falta de imaginación o curiosidad.
 Dificultades de aprendizaje, incluyendo poca memoria, incapacidad para entender
conceptos como el tiempo y el dinero, deficiente comprensión lingüística y escasa
capacidad de resolución de problemas.
 Problemas de comportamiento, como hiperactividad, incapacidad para concentrarse,
retraimiento social, testarudez, impulsividad y ansiedad.
Los niños con efectos de alcoholismo fetal presentan los mismos síntomas, pero en menor
grado y tienen menos probabilidades de presentar deficiencia mental.12
Estas características son muy similares a las de los trastornos del espectro autista.

Impacto social[editar]
Y se le quema la casa, grabado de Francisco de Goya de la serie Los caprichos

El alcoholismo no está fijado por la cantidad ingerida en un periodo determinado: personas


afectadas por esta enfermedad pueden seguir patrones muy diferentes de comportamiento,
existiendo tanto alcohólicos que consumen a diario, como alcohólicos que beben
semanalmente, mensualmente, o sin una periodicidad fija. Si bien el proceso degenerativo
tiende a acortar los plazos entre cada ingesta.[cita requerida]
El consumo excesivo y prolongado de esta sustancia va obligando al organismo a necesitar o
requerir cantidades crecientes para sentir los mismos efectos, a esto se le llama «tolerancia
aumentada» y desencadena un mecanismo adaptativo del cuerpo hasta que llega a un límite
en el que se invierte la supuesta resistencia y entonces «asimila menos», por eso tolerar más
alcohol es en sí un riesgo de alcoholización.[cita requerida]
Las defunciones por accidentes relacionados con el alcohol (choques, atropellamientos y
suicidios) ocupan los primeros lugares entre las causas de muerte en muchos países. Por
ejemplo, en España se considera que el consumo de alcohol-etanol causa más de
100 000 muertes al año, entre intoxicaciones por borrachera y accidentes de tráfico.13
A su vez, la Secretaría de Salud de México reporta que el abuso del alcohol se relaciona con
el 70 % de las muertes por accidentes de tránsito y es la principal causa de fallecimiento entre
los 15 y los 30 años de edad. Se estima que 27 000 mexicanos mueren cada año por
accidentes de tránsito y la mayoría se debe a que se encontraban bajo los efectos del
alcohol.14
En los accidentes suelen sufrir heridas más graves los conductores que han bebido. Además,
el efecto del alcohol en el corazón y la circulación de la sangre reduce las probabilidades de
supervivencia en caso de realizarse una intervención quirúrgica de emergencia. [cita requerida]
A diferencia de lo que cree mucha gente, la mayoría de los fallecimientos relacionados con el
alcohol corresponden a los propios conductores ebrios, señala un informe del Instituto
Nacional de la Salud y de la Investigación Médica de Francia.[cita requerida] En vista de los peligros,
el informe ofrece las siguientes recomendaciones: No beber cuando se vaya a conducir, no
subir a un vehículo con un conductor que haya bebido, no permitir que los amigos o familiares
conduzcan bajo los efectos del alcohol.
Adolescencia: etapa vulnerable[editar]
El principal motivador del abuso de alcohol durante la secundaria es la convivencia frecuente
con consumidores habituales. En esa etapa se inicia el proceso para convertirse en futuros
adictos, porque es cuando el niño enfrenta cambios cruciales en su vida. La presión social
sobre los jóvenes es muy fuerte y enfrentan situaciones que pueden afectar seriamente su
autoestima. Esto provoca en ellos tensión, angustia y en muchas ocasiones frustración, que
detonada por el alcohol puede manifestarse de modos muy destructivos. Cualquier posición
que los padres adopten sobre el tema del alcohol con sus hijos debe mantenerse firme. Los
límites son indispensables porque acotan los parámetros dentro de los que se pueden
desarrollar y divertir los jóvenes.15
Conviene hablar con los hijos sobre las consecuencias del consumo del alcohol a edades
tempranas, así como de su abuso a cualquier edad, a fin de que puedan evitarlas:

 Perder el autocontrol.
 Mentir.
 Ocultar cosas y problemas.
 Volverse violentos.
 Olvidar lo que sucede, perder la consciencia.
 Causar accidentes de tránsito.
 Poner en riesgo su salud e integridad física y moral.
 Faltar a clases o bajar su rendimiento académico.
 Tener problemas con la ley.
 Embarazos no deseados y enfermedades venéreas.
 Volverse adictos.
La mejor forma de apoyar y ayudar a los jóvenes es estar cerca de ellos. Los jóvenes que
perciben a su familia presente y pendiente de ellos tienen una propensión menor a desarrollar
el hábito de consumir alcohol.[cita requerida]
Estudios científicos han demostrado que el alcohol es adictivo para todas las personas sin
excepción, pero cuando el consumo se inicia en la adolescencia, esa adicción aumenta por lo
menos cinco veces. Los adolescentes que consumen alcohol están expuestos a iniciar
actividad sexual temprana, situación que los expone a mayores riesgos de infecciones de
transmisión sexual y embarazos no deseados.16

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