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Historia de Alemania

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Uno de los momentos clave en la historia de Alemania fue la proclamación del imperio alemán, uno de
los más influyentes de la historia.

Proclamación del Imperio alemán

El territorio de la actual Alemania ha estado habitado desde tiempos remotos, pero debieron pasar
muchos siglos —con numerosas inmigraciones, invasiones y conquistas— para que se configuraran las
particularidades nacionales de los alemanes. En el sentido estricto de la palabra, Alemania como Estado
no existió hasta la fundación del Imperio alemán en 1872. Hasta ese momento, "Alemania" había sido
conformada por cientos de principados y condados que, si bien compartían una sola lengua y daban
tributo a un solo emperador, eran de facto independientes entre sí.

El término deutsch (alemán) data del siglo viii y originalmente hacía referencia a la parte oriental del
Reino de los francos, que en ese momento abarcaba lo que es ahora Francia y Alemania. Este término
derivaría del germánico thouthaz 'pueblo' (cognado del latín tōtus 'todo [el pueblo]'). El primer reino
"alemán" independiente surgió en el año 919 en la forma del Reino germano, nacido del Reino franco
oriental. El Sacro Imperio Romano Germánico (Primer Reich) fue establecido por Otón el Grande en el
962 y perduró por casi mil años hasta su disolución en 1806 durante las guerras napoleónicas. A pesar su
longevidad, nunca logró transformase en un Estado nación moderno como lo hicieron sus vecinos de
Europa Occidental.

Comenzada la Reforma protestante en 1517, Alemania se dividió en un norte protestante y un sur


católico. Ambas partes se enfrentaron en la desastrosa guerra de los Treinta Años (1618-48), que resultó
en la desaparición de la autoridad imperial y una desintegración aún más profunda en el moribundo
Reich. Los siguientes siglos fueron dominados por la rivalidad entre Austria y Prusia —ambos parte del
Sacro Imperio—, quienes pelearon por la hegemonía absoluta del mundo alemán mientras el poder del
emperador continuaba decayendo. El imperio fue formalmente disuelto en 1806 por las presiones de
Napoleón Bonaparte, quien conquistó y reorganizó el territorio en la Confederación del Rin. Los más de
trescientos estados imperiales fueron convertidos en treinta y seis estados clientes del Primer Imperio
francés. Tras la derrota de Francia en 1815 se creó la Confederación Germánica, la cual mantuvo las
fronteras y administración creadas durante el periodo napoleónico. El concepto de una Alemania
unificada nació a la par del auge del nacionalismo en la mitad del siglo xix. El principal debate en este
periodo fue la llamada Cuestión alemana, que determinaría el futuro de la nación y el Estado que la
lideraría (Prusia o Austria).

La Unificación de Alemania concluyó con la proclamación del Imperio alemán (Segundo Reich) el 18 de
enero de 1871, con Prusia a la cabeza. Al iniciar el siglo xx, Alemania ya era una de las grandes potencias
de Europa, rivalizando con la hegemonía de Reino Unido. El imperio lideró a las Potencias Centrales
durante la Primera Guerra Mundial (1914-18), que resultó con su derrota y partición por parte de los
Aliados. El Reich fue reemplazado por la República de Weimar, que sufrió de una constante inestabilidad
política y económica. Tras la Gran Depresión, el país entró en una severa crisis que facilitó el auge del
Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán, que llegó al poder en 1933 con la elección de Adolf Hitler
como canciller. Hitler proclamó el Tercer Reich y llevó a cabo una política expansionista que resultó en el
estallido de la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), conflicto que volvió a concluir en derrota alemana.

Como parte de la Guerra Fría, el país fue dividido en una Alemania capitalista Occidental y una Alemania
comunista Oriental. En los años post-guerra se dio un éxodo masivo por toda Europa en la que millones
de alemanes fueron reubicados o expulsados de los antiguos territorios orientales de Alemania. En la
década de 1950 se dio el milagro económico alemán, gracias al cual Alemania Occidental obtuvo una
gran expansión económica. La caída del Muro de Berlín en 1989 marcó el fin de la división del país.

La actual República Federal de Alemania nació el 3 de octubre de 1990, fecha en la que entró en vigor la
Reunificación alemana. Esta fecha es conmemorada como el Día de la Unidad Alemana, la fiesta nacional
de la nación.

Prehistoria

Edad de Piedra

Durante la Edad de Piedra, los bosques alemanes estaban poblados por grupos nómadas de cazadores y
recolectores. Constituían las formas primitivas de Homo sapiens, como el Hombre de Heidelberg, que
vivió hace 400 000 años. Poco después, aparecieron formas más avanzadas de Homo sapiens, como
demuestran restos como el cráneo de Steinheim (de unos 300 000 años de antigüedad) y el más cercano
de Ehringsdorf, de hace 100 000 años. Otro tipo humano fue el Neanderthal, descubierto cerca de
Düsseldorf, que vivió hace 100 000 años. El tipo más reciente, que apareció hacia el 40 000 a. C., fue el
de Cro-Magnon, un miembro del Homo sapiens, especie del ser humano actual.

Los pueblos cazadores se encontraron con pueblos agrícolas, representantes de las culturas más
avanzadas del suroeste de Asia, que emigraron por el valle del Danubio hasta el centro del actual
territorio alemán en torno al 4.500 a. C. Estas poblaciones se mezclaron e instalaron, conviviendo en
grandes chozas de madera, con techos a dos aguas, conocían la cerámica y realizaban intercambios de
piedras preciosas, hachas de sílex y conchas con los pueblos del Mediterráneo. Cuando se agotaban sus
campos de cultivo, trabajados con azadón manual, se trasladaban de lugar, volviendo pocos años
después de esto.

Edad del Bronce

Estela celta encontrada en Pfalzfeld (siglo v a. C.)

La Edad del Bronce comenzó en el centro de Alemania, Bohemia y Austria hacia el 2500 a. C. con el
conocimiento de la aleación del cobre y del estaño adquirido de pueblos del Mediterráneo Oriental.
Alrededor del 2300 a. C. llegaron nuevas oleadas de pueblos procedentes, probablemente, del sur de
Rusia. Estos indoeuropeos fueron los antepasados de los germanos, que se instalaron en el norte y sur
de Alemania, los pueblos bálticos y eslavos en el este y los celtas en el sur y oeste.

Los grupos del centro y sur se mezclaron con la cultura del vaso campaniforme, que se trasladó hacia el
este desde España y Portugal hacia el año 2000 a. C. Los pueblos representantes de la cultura del vaso
campaniforme, probablemente indoeuropeos, fueron hábiles trabajadores del metal. Desarrollaron una
floreciente cultura en Alemania e intercambiaron ámbar, procedente de la costa del mar Báltico, por
bronce y cerámica del mar Mediterráneo.

Desde el 1800 hasta el 400 a. C., los pueblos celtas del sur de Alemania y de Austria desarrollaron una
serie de progresos en el trabajo del metal, configurando varias culturas (campos de urnas, Hallstatt y La
Tène), cada una de las cuales se difundió por toda Europa; introdujeron el uso del hierro para fabricar
herramientas de trabajo y armas. La cultura céltica de La Tène realizó excelentes trabajos de metal y
utilizó arados tirados por bueyes y carros con ruedas. Las tribus germánicas absorbieron gran parte de la
cultura celta, la cual finalmente terminó extinta.

Antes de los romanos, los habitantes de la actual Alemania eran fundamentalmente los pueblos
germánicos, grupos nómadas o seminómadas y que al igual que los romanos tenían esclavos, pero que
en vez de tenerlos de servicio doméstico, les cobraban impuestos. A estos pueblos se les reconoce como
pueblos germánicos por el parentivo filogenético de sus lenguas. Ya durante la antigüedad algunos
germanos adaptaron el alfabeto etrusco creando así el alfabeto rúnico, llegando incluso a poder
comunicarse entre sí. El protogermánico se sitúa hacia el 750 a. C., por lo que hacia el siglo i d. C. sus
lenguas ya presentarían una importante diversificación aunque las lenguas de los grupos más cercanos
aún podrían tener cierta inteligibilidad mutua. La evidencia filogenética sugiere que hacia el siglo i habría
habido tres grupos de variedades germánicas: el germánico septentrional, confinadas básicamente a
Escandinavia y Dinamarca, el germánico oriental y el occidental que habría sido el grupo predominante
en Alemania occidental.

Orígenes de Alemania

Época romana

Artículos principales: Germania Superior y Germania Inferior.

Véase también: Germania Magna

Tribus germánicas en el año 50 (sin incluir Escandinavia).

Se desconoce bastante sobre la historia temprana de las tribus germánicas. Se sabe que tuvieron al
menos un enfrentamiento con Roma durante la guerra de las Galias, en la que Julio César derrotó al líder
Ariovisto en la batalla de los Vosgos (58 a. C.)

Durante el gobierno de Augusto, primer emperador romano, los germanos se familiarizaron con las
tácticas de guerra romanas, manteniendo al mismo tiempo su identidad tribal. En el año 9 d. C., tres
legiones romanas dirigidas por Varo fueron aniquiladas por los queruscos y su jefe Arminio en la batalla
del bosque de Teutoburgo. Por lo tanto, la Alemania moderna, por lo que respecta al Rin y el Danubio, se
mantuvo fuera del Imperio romano, lo que dio un cambio brusco a la historia de ampliación del imperio
romano, porque los romanos no volvieron a intentar invadir más allá del Rin. En la época de Tácito, tribus
germánicas se establecieron a lo largo del Rin y el Danubio, ocupando la mayor parte de la zona
moderna de Alemania.

Periodo de las Grandes Migraciones

Artículo principal: Período de las grandes migraciones

El siglo iii vio el surgimiento de un gran número de tribus germánicas del oeste: alamanes, francos, catos,
sajones, frisones y turingios. En ese momento estos pueblos iniciaron el período de las grandes
migraciones que se extendió por varios siglos.1 Estos y otros pueblos germanos son los ancestros de los
alemanes y franceses actuales.

Estas "migraciones" básicamente consistieron en la conquista de diferentes regiones del Imperio romano
por varias tribus germánicas, entre las que destacan los francos, los visigodos y los ostrogodos, primero
como una forma de restituir lo que habían perdido ayudando a los romanos en las guerras contra los
hunos en el siglo v, ya que los emperadores romanos prometían tierras en Italia a los reyes de los
pueblos germánicos, pero después no las entregaban y los reyes las tomaban; luego como foederati
(confederados) de los romanos cuando el Imperio romano no tenía recursos para defenderse de los
invasores externos, como los vándalos, que también eran tribus germánicas. Los visigodos tomaron
Dacia y los vándalos se instalaron en Hispania (la actual España y Portugal). El emperador romano cedió
Hispania a los visigodos si ellos sacaban a los vándalos del imperio. Los vándalos, huyendo de los
visigodos, marcharon al norte de África y lo saquearon. Desde la ciudad de Alejandría los vándalos
llegaron a un astillero, aprendieron a fabricar barcos, se convirtieron en piratas y asolaron el
Mediterráneo.

Este proceso de alianzas temporales con antiguos enemigos dio origen al feudalismo de la Edad Media.
Como la idea de esclavitud de los germánicos consistía en cobrar impuestos y dejar que los
contribuyentes (los esclavos) sigan haciendo lo que saben hacer, ese fue el sistema de gobierno
impuesto en el Imperio romano desintegrado.[cita requerida]

Época franca

Véanse también: Reino Franco, Imperio carolingio y Francia Oriental.

Por varios siglos, Alemania fue parte del vasto Reino Franco

Desde su ascenso en el 768 como rey franco, Carlomagno consolidó el poder franco e inició un rápido
avance hacia buena parte de los territorios de la Alemania actual. Así, Sajonia y Baviera, los dos Estados
más organizados de Germania, cayeron bajo su yugo. Su autoridad fue confirmada al ser coronado
Emperador de los Romanos en la Navidad del año 800 en Roma.2 La ciudad alemana de Aquisgrán se
convirtió en la capital imperial.3 Su hijo Ludovico Pío heredó su imperio, pero su débil figura provocó su
declive, culminado con la partición imperial en los sucesivos Tratado de Verdún (843), Tratado de
Meersen (870) y Tratado de Ribemont (880). La Francia Oriental —surgida en Verdún con Luis el
Germánico como rey— sería el origen de lo que hoy es Alemania. Las regiones al oeste del río Rin
quedaron englobadas en la llamada Lotaringia, tierras de Lotario I, hermano y rival de Luis, junto con las
zonas más orientales de Francia y el Reino de Italia, con Roma como su capital.

Al morir Luis en el 876, la Francia Oriental quedó dividida entre sus tres hijos: Sajonia (norte), Baviera
(sudeste) y Suabia (sudoeste). A diferencia de lo vivido hasta entonces, los tres Estados colaboraron
estrechamente. Carlos III el Gordo, rey de Suabia, logró gobernar brevemente sobre todo el viejo Imperio
carolingio entre 881 y 887. A pesar de dividirse inmediatamente tras su muerte, la lengua común y la
también común legislación facilitaron que, casi un siglo después, el territorio del oeste vuelva a ser
reunificado.

Sacro Imperio Romano Germánico (962–1806), I Reich

Artículo principal: Sacro Imperio Romano Germánico


Los territorios del Primer Reich alrededor del año 1000.

Formación y del Imperio

En diciembre de 918 falleció Conrado I, último gobernante franco de la Francia Oriental. Fue sucedido
por Enrique el Pajarero, quien fue elegido por la nueva Dieta imperial en mayo del 919.4 Enrique suele
ser identificado como el primer "rey de Alemania" dado que fue el primer nativo germano en controlar
el territorio alemán (aunque cabe mencionar que el carácter franco del reino no sería reemplazado hasta
un par de siglos más adelante). Defendió Alemania de las invasiones de los magiares, derrotándolos
definitivamente en la batalla de Merseburgo del 933. También realizó diversas conquistas, como la
anexión del Ducado de Lotaringia, iniciando un proceso de reunificación que sería concluido por su hijo.
Unos años después del ascenso de Enrique, en el 924, falleció Berengario de Italia, último emperador
carolingio. En Occidente no existió ningún emperador por las siguientes cuatro décadas.

Otón el Grande, heredero de Enrique, consolidó su poder tras la batalla de Lechfeld del 955, en la que
terminó definitivamente con la amenaza magiar. Tras esta decisiva victoria, Otón fue reconocido como el
rey absoluto de toda Germania y logró la reunificación de parte del antiguo Imperio carolingio,
disminuyendo el poder de los nobles locales y consolidándose como el gobernante absoluto de
Germania. La más importante de sus campañas se dio en Italia, donde protegió al papa Juan XII de los
ataques del rey Berengario II de Italia, que tenía ambiciones de anexar los Estados Pontificios.

El 2 de febrero del 962, Otón fue coronado emperador por el papa.5 Este evento marca el nacimiento del
Sacro Imperio Romano Germánico (o su restablecimiento, según algunos historiadores). El 13 de febrero
se firmó el Diploma Ottonianum, que confirmaba las donaciones de Pipino, Carlomagno y la Constitutio
Romana del 824,6 de modo que vinculaba el imperio carolingio con el germánico. Otón basó su
legitimidad mediante el translatio imperii, considerando al pueblo germano como el verdadero heredero
del Imperio romano. Sin embargo, los emperadores —referidos como Augustus— inicialmente no
utilizaron el apelativo "de los romanos", probablemente para no entrar en conflicto con los emperadores
romanos de Oriente (o bizantinos) en Constantinopla, que aún ostentaban dicho título y se consideraban
los legítimos herederos de Roma. El término Imperator Romanorum solo llegaría a ser de uso común
más adelante, desde el reinado de Otón II (967-983).

En cuanto al nombre "oficial" del Estado; el término "Sacrum Imperium" aparece por primera vez en
1157,7 durante el reinado de Federico I Barbarroja,8 mientras que "Sacrum Romanum Imperium"
aparece en 1254.7 Finalmente, en 1512, se le agregó el término "Nationis Germanicæ" (de la nación
germánica). Así, en sus últimos trescientos años, el Imperio fue conocido oficialmente como el Sacro
Imperio Romano de la Nación Germánica.
Etapas de la Ostsiedlung, denominación de la expansión alemana hacia las tierras orientales de
Germania:

Hasta el año 700

700-1099

1100-1199

1200-1250

1251-1300

1301-1400

Durante el gobierno de Otón inició el llamado Renacimiento otoniano, una época de esplendor cultural
gracias a la actividad de las escuelas y el interés de los emperadores para promocionar las artes. De este
periodo destacan dos notables figuras: Abón de Fleury y Gerberto de Aurillac, quienes promovieron el
arte y la arquitectura otoniana por toda Alemania.

Sin embargo, ya en sus primeros se hacía claro uno de los conflictos que plagarían al Imperio en los siglos
por venir: el conflicto entre el emperador, quien poseía el derecho divino, y el papa, que era la
representación de Dios en la Tierra. Apenas se marchó Otón de Roma, Juan XII inició a conspirar en su
contra. Temeroso del creciente poder del germano, pidió ayuda a antiguos enemigos y terminó
formando una alianza con Adalberto II, hijo de Berengario II de Italia, que había tratado de deponerlo
solo un par de años atrás.9 Tras enterarse del complot, Otón lo depuso y colocó a León VIII.

Plena y Baja Edad Media

Durante el reinado de Enrique III (1039-1056), la autoridad imperial sobre la Iglesia alcanzó su punto
máximo. La Iglesia reaccionó con la creación del Colegio Cardenalicio y la Reforma gregoriana promovida
por el papa Gregorio VII. Él insistió en su Dictatus Papae, exigiendo la autoridad absoluta para el
nombramiento de cargos eclesiásticos en 1075. Esta crisis resultó en la querella de las investiduras, en la
que el emperador Enrique IV se vio obligado a someterse a la Iglesia tras ser excomulgado en 1077. En
1122 se alcanzó una reconciliación temporal entre Enrique V y el papa con el Concordato de Worms. Con
la conclusión de la disputa, la Iglesia romana y el papado recuperaron el control supremo sobre todos los
asuntos religiosos.

Entre 1096 y 1291 se organizaron diversas cruzadas que resultaron en la creación de diversas
organizaciones tales como los Caballeros templarios, la Orden de San Juan de Jerusalén y la Orden
Teutónica. Esta última fue la más importante de todas, puesto que sería la responsable del
establecimiento de la futura Prusia, originada del Estado Teutónico fundado en 1224. La otra gran
potencia alemana fue Austria, que nació en el 962 bajo el nombre de Marchia Austriae. En 1152, el
Estado fue elevado a un Archiducado y el emperador le otorgó una mayor independencia mediante el
Privilegium Minus.
Máxima extensión del Sacro Imperio Romano Germánico, en tiempos de Federico II

El Sacro Imperio Romano Germánico estuvo en su máximo apogeo durante el reinado de Federico I
Barbarroja (1155-1190). Cuando asumió el trono, el Imperio estaba sumido en una decadencia como
resultado de las políticas feudales, que habían resultado en la creación de casi 1600 principados
independientes.10 Federico cambió la estructura señorial en todo el Imperio, reorganizando al ejército y
estableciendo nuevos impuestos para los nobles, movimiento que dio un fuerte empujón a la naciente
economía monetaria. También abolió los ducados raíz, que consistían en antiguos territorios de tribus
germánicas autónomas. Sin embargo, los conflictos con la iglesia no se detuvieron. En 1177, luego de
una serie de fallidas invasiones a Italia, se firmó la Paz de Venecia, que terminó el conflicto del
emperador con el papa Alejandro III. Las ciudades-Estado italianas fueron reconocidas como ciudades
libres mediante la Paz de Constanza, aunque de jure seguían siendo parte del Imperio al reconocer la
autoridad del Emperador.11

En 1190 se estableció la Orden Teutónica,12 que, en el marco de las Cruzadas bálticas, colonizaría los
territorios orientales más allá de Alemania hasta someter, cristianizar y asimilar a los prusios. En 1194,
como resultado del matrimonio entre Enrique VI y Constanza de Sicilia, el trono siciliano fue reclamado
por los Hohenstaufen. Así, toda Italia pasó a ser parte del Imperio, que alcanzó su máxima extensión
territorial.

Federico II Hohenstaufen, nieto de Barbarroja, continuó las políticas reformistas de su abuelo. A pesar de
su gran habilidad administrativa y política, siendo capaz de recuperar Jerusalén haciendo mero uso de la
diplomacia, tuvo que enfrentarse a las fuerzas del papa Gregorio IX, quien llegó a acusarlo de ser el
Anticristo.[cita requerida] Su repentina muerte en 1250 provocó el Gran Interregno, guerra civil que
culminó con la subida al poder de Rodolfo I de Habsburgo en 1273. Rodolfo fue el primer Habsburgo en
obtener los ducados de Austria y Estiria, que continuarían bajo el poder de su familia hasta el fin de la
Primera Guerra Mundial. Desde 1438, todos los emperadores fueron miembros de la Casa de Habsburgo.

En cuanto a lo administrativo, el edicto de la Bula de Oro de 1356 estableció la constitución básica del
imperio hasta su disolución. Se codificó la elección del emperador por siete príncipes electores.13 Estas
reformas coincidieron con la propagación de la Peste Negra, que mató entre un 30 y 60 % de toda la
población europea.14 En media de la pandemia se dio una brutal persecución hacia los judíos, quienes
fueron culpados de la aparición de la peste.

Reforma Protestante y Guerra de los Treinta Años

Artículo principal: Historia de Alemania en tiempos de la Reforma


Martín Lutero

En 1517, el teólogo Martín Lutero escribió sus noventa y cinco tesis. La lista contenía 95 afirmaciones
que Lutero sostenía mostraban la corrupción de la Iglesia católica. Este evento dio origen a la Reforma
protestante, que actuó, en el ámbito político y sobre todo en sus orígenes, como factor cohesionador
entre la multitud de principados alemanes y, en consecuencia, como factor determinante de lo que
podría llamarse la «esencia alemana».15

En 1524 estalló la guerra de los campesinos alemanes en Suabia, Franconia y Turingia contra los
príncipes y señores, alentado por la prédica de los reformistas. Pero los rebeldes, que contaban con la
asistencia de algunos nobles hábiles en el arte de la guerra tales como Götz von Berlichingen y Florian
Geyer (en Franconia), y el teólogo Thomas Müntzer (en Turingia), pronto fueron sofocadas por los
príncipes territoriales. Unos 100 000 campesinos alemanes fueron masacrados durante la revuelta.16
Con la protesta de los príncipes luteranos en la Dieta Imperial de Espira (1529) y el rechazo de la
"Confesión de Augsburgo" luterana en Augsburgo (1530), finalmente emerge una iglesia luterana
independiente.17

A partir de 1545 comenzó la Contrarreforma. El principal impulso lo proveyó la Orden de los Jesuitas,
fundada por el español Ignacio de Loyola. En este momento las zonas del noreste y central de Alemania
eran protestantes en su gran mayoría, mientras que el sur y oeste de Alemania permanecían
predominantemente católicos. En 1555 la Paz de Augsburgo reconoció la fe luterana. Pero el tratado
también estipuló que la religión del Estado era la de su gobernante (Cuius regio, eius religio).

El Imperio después de la Paz de Westfalia, 1648.

El conflicto religioso y político resultante condujo al estallido de la Guerra de los Treinta Años en 1618. El
conflicto inició, en efecto, como una verdadera guerra de religión, pero, especialmente tras la entrada de
Francia en 1635, se transformó en una matanza sin principios y envuelto en el caos. Así, la Francia
católica luchó contra los Habsburgo católicos de Alemania y España por razones de pura ventaja política
y territorial. En los ejércitos protestantes, mucha de la motivación religiosa se perdió tras la muerte de
Gustavo II de Suecia. Los mercenarios llegaron a dominar el conflicto mientras las tierras alemanas y de
Europa eran devastadas.18 Como consecuencia de la contienda, la población de los Estados alemanes se
redujo en un 30 %.

La guerra finalizó con la Paz de Westfalia de 1648. El Imperio quedó de facto fragmentado en numerosos
principados independientes y tuvo que ceder los territorios de Alsacia a Francia y Pomerania a Suecia
(temporalmente), además de reconocer la independencia de los Países Bajos. Esto no solo resultó ser el
fin del sueño de los Habsburgo de un Imperio reunificado bajo el catolicismo romano, sino que también
resultó en el fin de su hegemonía sobre los asuntos europeos. Pero a pesar de todos estos reveses, las
tierras de la Casa Habsburgo sobrevivieron relativamente intactas. Estas se convirtieron en un bloque
mucho más coherente con la absorción de Bohemia y la restauración del catolicismo. Con la
desintegración del Imperio, Austria se convirtió en una potencia independiente y continuó como la líder
indiscutible del mundo alemán, título que conservaría hasta el auge de Prusia un par de siglos más
tarde.19

Sin embargo, la fragmentación no detuvo el gran desarrollo cultural que ocurriría desde el siglo xviii. La
competencia entre las diferentes partes del Imperio (clérigos, príncipes, condes y comerciantes) llevó a
un florecimiento de literatura, música y ciencia único en la historia. Así, este periodo de gran cultura,
conocido como Deutsche Klassik fue también el de mayor división y debilidad del poder imperial.20

Auge de Prusia

Artículo principal: Historia de Prusia

Federico II el Grande

En 1525, durante la Reforma Protestante, el Estado monástico de los Caballeros Teutónicos fue
secularizado y reorganizado por una rama de la Dinastía Hohenzollern, transformándolo en el Ducado de
Prusia. En 1618, el ducado de Prusia pasó a la rama principal de los Hohenzollern, que gobernaban
Brandeburgo (feudo del Sacro Imperio), formando el Estado de Brandeburgo-Prusia. Oficialmente, Prusia
era un vasallo de la Confederación Polaco-Lituana, que derrotó a los Caballeros teutónicos en la Guerra
de los Trece Años (1454-1466). Esta situación cambió con el ascenso de Federico Guillermo I de
Brandeburgo en 1640. Sus políticas formaron las bases para la futura potencia, centralizando la
administración política y organizando un poderoso ejército.21

Al iniciar el siglo xviii se inicia la transformación de Prusia (elevado a un reino en 1701) en una verdadera
potencia europea. El largo reinado de Federico II el Grande da un gran impulso a la consolidación de este
reino, que se vio envuelto en las guerras de Sucesión Austriaca y de los Siete Años. A partir de entonces
Prusia disputaría a la Casa de Austria la hegemonía de Alemania. Federico puso en práctica el
despotismo ilustrado y realizó una serie de reformas políticas y económicas que resultaron en un rápido
desarrollo social y económico de su Estado.

El poderío de Prusia y el estado decadente de Confederación Polaco-Lituana permitieron que, entre 1772
y 1795, se dieran las Particiones de Polonia. Austria, Rusia y Prusia se dividieron el territorio entre sí; el
Estado polaco desaparecerá del mapa hasta el establecimiento de la Segunda República Polaca en 1918.

Fin del Imperio


Napoleón Bonaparte en la batalla de Austerlitz (2 de diciembre de 1805)

A la muerte de Carlos VI de Alemania en 1740, el Imperio se vio sacudido por una serie de crisis que
pusieron en evidencia su decadencia final. Las sucesivas guerras del siglo xviii habían debilitado al
imperio hasta un punto de no retorno. Desde hacía tiempo que la suerte del Sacro Imperio dependía
únicamente de los gobernantes de Austria, los Habsburgo, y de la postura que asumieran los demás
cuerpos políticos del imperio frente a ésta.

Europa volvió a ser el escenario de un conflicto continental al estallar la Revolución francesa en 1789. El
Sacro Imperio —aunque más acertado sería simplemente referirse a Austria y Prusia— rápidamente se
alió con Inglaterra para detener la revolución. En 1795 se intentó reformar al Imperio mediante la
mediatización y secularización de los Estados imperiales con tal de crear una mejor defensa contra los
franceses. Sin embargo, esto fue en vano. En septiembre de 1805, Napoleón Bonaparte inició la invasión
de Alemania.22 Los franceses obtuvieron su victoria final en la decisiva batalla de Austerlitz, que
concluyó con la Tercera Guerra de Coalición. El 6 de agosto de 1806, Francisco II abdicó al trono y declaró
formalmente la disolución del Sacro Imperio de la Nación Germánica.23

Confederación Germánica (1815–1866)

Artículo principal: Confederación Germánica

Véase también: Confederación del Rin

Confederación del Rin en 1812.

Antecedentes

Tras derrotar a las fuerzas austríacas y prusianas, Napoleón estableció la Confederación del Rin. La
división alemana en sinnúmeros de territorios terminó, y estos fueron acomodados en condados de
tamaño mediano. La Alemania Napoleónica sufrió una serie de transformaciones que le modernizarían a
un ritmo bastante rápido. Se estableció el Código Civil de Francia, se eliminaron los privilegios de la
nobleza, se emancipó al campesinado, se reformó el sistema tributario y se abrió el camino para un
proceso de industrialización.20

Napoleón fue derrotado por Prusia, Austria (Imperio desde 1804), Reino Unido, Rusia y Suecia en la
decisiva Batalla de Leipzig de 1813, tras lo cual su Confederación empezó a colapsar. En septiembre de
1814 inició el Congreso de Viena, en el que se establecería un nuevo orden europeo. Inicialmente se
pensó en restaurar al Sacro Imperio, pero esta decisión fue rechazada por sus antiguos Estados.20 Tanto
Prusia como Austria obtuvieron importantes ganancias territoriales, repartiéndose el norte y sur
respectivamente. Las 39 divisiones establecidas por Napoleón fueron dejadas relativamente intactas en
la nueva Confederación Germánica, facilitando la futura unificación de la nación.
Confederación

Confederación Germánica en 1820 (junto al Reino de Prusia y el Imperio austríaco)

Tras abdicar el último monarca del Sacro Imperio, empezó, en los antiguos Estados que lo componían,
una dispar búsqueda por crear un Estado nación alemán unificado. La Cuestión alemana se debatía entre
la creación de una «gran Alemania», que incluyese los territorios germanófonos (promovida por Austria),
o una «pequeña Alemania» formada exclusivamente por los Estados del norte (apoyada por Prusia). A
esta disyuntiva se sumaba la cuestión institucional sobre el reparto de poder entre el pueblo y la corona.
La unión finalmente resultante supuso una decepción para una población que era cada vez más familiar
con el concepto del nacionalismo patriótico.

Un nuevo paso hacia la unificación ocurrió en 1834, cuando se formó la Unión Aduanera de Alemania.
Dicha unión buscaba una unidad económica en los Estados alemanes, los cuales estaban
experimentando un considerable desarrollo económico. Austria no pudo controlar la dirección
económica de la Confederación, la cual empezó a ser encabezada por la pujante Prusia. Conforme los
Estados iban desarrollando su industria, la necesidad de una nación unificada se hizo más evidente.

Parlamento de Fráncfort en 1848.

En marzo de 1848, la revolución estalló en Alemania. Entre mayo de 1848 y marzo de 1849 se formó en
Fráncfort del Meno el primer Parlamento libremente elegido y se promulgó su primera constitución. El
parlamento exigió que, como emperador alemán, el monarca tendría que renunciar a su carácter divino
y concebirse a sí mismo como ejecutor de la voluntad del pueblo. Sin embargo, ni Prusia ni Austria
deseaban el triunfo de una revolución liberal. Federico Guillermo IV de Prusia rechazó la corona imperial
y disolvió el congreso, terminando con el intento de unificación. El ejército terminó con los
sublevamientos y la Confederación fue restablecida.24 En la década siguiente continuaron las
persecuciones a liberales, lo que provocó que una parte de la población alemana emigrara a los Estados
Unidos de América.

En la década de 1860 destaca la figura del canciller Otto von Bismarck, que favoreció en Prusia al
ejecutivo contra el Parlamento. En 1862, tras ser nombrado primer ministro de Prusia, emprendió una
importante reforma militar que le permitió disponer de un poderoso ejército para llevar a cabo sus
planes de unificación alemana. En 1864 consiguió arrebatar a Dinamarca los ducados de Lauenburgo,
Schleswig, y Holstein con la ayuda de Austria. Esta alianza fue efímera y ambas potencias volvieron a
disputarse el control de Alemania. El conflicto austro-prusiano, que dominó los últimos tres siglos de la
historia alemana, finalmente concluyó en 1866 con la Guerra de las Siete Semanas. Prusia estableció la
Confederación Alemana del Norte, que definitivamente excluyó a Austria del resto de la nación alemana.
Unificación alemana (1866–1871)

Artículo principal: Unificación alemana

La historia de Alemania como Estado nación se inicia en 1871 al instaurarse el Imperio alemán. Con
anterioridad, lo que conocemos como Alemania fue una agrupación de Estados en el marco del Sacro
Imperio Romano Germánico, formado a partir de la división en 843 del Imperio carolingio de
Carlomagno. Este Imperio existió en diversas formas hasta su disolución oficial en 1806 como
consecuencia de las Guerras Napoleónicas.

Confederación Alemana del Norte

Otto von Bismarck, uno de los estadistas más importantes del siglo xix.

Bismarck redactó la constitución que entró en vigor el 1 de julio de 1867; se declaraba Presidente al Rey
de Prusia y a Bismarck como canciller. Los Estados estaban representados en el Bundesrat (Congreso
Federal) con 43 escaños (de los cuales 17 eran prusianos). Para las elecciones al Reichstag, Bismarck
introdujo en Alemania el sufragio masculino. El Bundesrat se convirtió en el Parlamento del Zollverein en
1867, intentando crear una cercanía mayor con los Estados meridionales, permitiéndoles enviar
representantes al Bundesrat. El poderío prusiano despertó los recelos franceses, que temían la
constitución de un Estado fuerte que pudiera hacerles sombra en el continente europeo. Por otra parte,
Bismarck consideraba que una guerra contra Francia podría consolidar a la Alemania unificada con la que
soñaba, ganándose el apoyo de los pocos ducados que mantenían su independencia.

El conflicto con Francia empezó tras la deposición de Isabel II de España en la Revolución de 1868. Prusia
intentó colocar en el trono español a Leopoldo de Hohenzollern-Sigmaringen, lo que significaría una
abismal ventaja política contra Francia. Esto resultó en el estallido de la Guerra franco-prusiana en 1870,
en la que la superioridad alemana se hizo rápidamente evidente. Napoleón III fue capturado en la batalla
de Sedán y su Segundo Imperio francés colapsó. El nuevo gobierno no pudo frenar el avance alemán,
quienes sitiaron París en septiembre. Los franceses se rindieron en enero del año siguiente, dando como
resultado el Tratado de Versalles de 1871. Francia tuvo que pagar cinco mil millones de francos como
indemnización y ceder la Alsacia-Lorena a Alemania.

Proclamación del Segundo Reich

Con la victoria sobre Francia, los estados del sur de Baden, Hesse-Darmstadt, Württemberg y Baviera
finalmente se unieron a la Confederación. Los días 9 y 10 de diciembre de 1870, el Reichstag votó para
ofrecer el título del Emperador al rey prusiano. Los príncipes alemanes se congregaron en la Galería de
los Espejos del Palacio de Versalles —residencia del famoso rey francés Luis XIV, el Rey Sol, conquistador
ciudades y estados alemanes— y proclamaron el inicio del Imperio alemán el 18 de enero de 1871, con
Guillermo I como primer emperador alemán. El acto unificó a todos los Estados de la Confederación en
una unidad económica, política y administrativa de carácter federal dominada por Prusia. El 18 de enero
coincidía con la coronación de Federico III de Brandeburgo como Federico I en 1701, evento que dio
nacimiento al Reino de Prusia.

Proclamación del Imperio alemán el 18 de enero de 1871 en el Palacio de Versalles (Francia)

El Imperio alemán (1871–1918) II Reich

Artículo principal: Imperio alemán

Véase también: Imperio colonial alemán

Mapa de las provincias del Imperio alemán.

El Imperio alemán se funda el 18 de enero de 1871 tras la victoria de Prusia en la Guerra franco-
prusiana, y se consigue la unificación de los diferentes estados alemanes en torno a Prusia, excluyendo a
Austria. Así Prusia se convierte en Alemania, bajo el liderazgo del canciller Otto von Bismarck, quien será
el verdadero artífice de la unificación. Se inicia un período de gran desarrollo nacional alemán en todos
los campos: economía, política y milicia. Desde entonces Alemania se transforma junto al Reino Unido
como parte de las potencias mundiales, aunque inicialmente no tuvo ambiciones coloniales,
particularmente durante el gobierno de Bismarck.

A partir de este punto y durante las siguientes dos décadas se establecen los llamados "sistemas
bismarckianos", que dominan la política europea. Fomentó las alianzas en Europa para aislar a Francia
por un lado y aspiraba a consolidar la influencia de Alemania en Europa por el otro. Sus principales
políticas internas se centraron en la supresión del socialismo y la reducción de la fuerte influencia de la
Iglesia Católica en sus adherentes. Emitió una serie de leyes que incluían atención médica universal,
planes de pensiones y otros programas de seguridad social. Sus políticas de Kulturkampf fueron
resistidas con vehemencia por los católicos, que organizaron la oposición política en el Partido del Centro
(Zentrum). El poder industrial y económico alemán había crecido para igualar a Gran Bretaña al iniciar el
siglo xx.

En el Congreso de Berlín de 1878 se reúnen los representantes de varios Estados europeos bajo la
presidencia de Bismarck con el propósito de reorganizar los Balcanes tras la Guerra Ruso-Turca de 1877-
1878, así como para equilibrar los intereses de Inglaterra, Rusia y Austria-Hungría en la zona. Después,
Bismarck convoca entre 1884 y 1885 la conferencia de Berlín en la que las potencias fijan las pautas para
el reparto colonial de África. En 1882 se firmó la Triple Alianza, compromiso entre Alemania, Austria
(transformada en el Imperio Austro-Húngaro en 1867) y el Reino de Italia, que completó su unificación
paralelamente a la alemana.
Con la coronación de Guillermo II en 1888 se inicia un enfrentamiento entre el Estado y Bismarck, el cual
terminó en su destitución en 1890. El emperador será incapaz de continuar con las políticas implantadas
por Bismarck, y Alemania se ve poco a poco en la incapacidad de mantener el equilibrio europeo, que
para entonces era más que nunca la base del equilibrio mundial. El Kaiser se embarcó en una peligrosa
carrera armamentista naval con Gran Bretaña. Bajo el mando del almirante Alfred von Tirpitz, la Marina
Imperial alemana pretendía rivalizar con la Royal Navy británica por la supremacía naval en el mundo.25
Sus políticas agresivas, conocidas como la Weltpolitik, contribuyeron en gran medida a la Gran Guerra
que se avecinaba.

Primera Guerra Mundial

Artículo principal: Primera Guerra Mundial

Fotografía tomada después del armisticio del 11 de noviembre de 1918, que terminó con la Primera
Guerra Mundial.

En 1914 estalló la Primera Guerra Mundial como consecuencia del Atentado de Sarajevo contra el
heredero al trono del Imperio austrohúngaro. Sin que Guillermo II lo supiera, los ministros y generales
austrohúngaros ya habían convencido a Francisco José de Austria, de ochenta y cuatro años de edad, que
firmara una declaración de guerra contra Serbia. Como consecuencia directa, Rusia empezó una
movilización general para atacar Austria en defensa de Serbia. Según el plan original, Alemania atacaría
primero al enemigo más fuerte, en este caso Francia. El plan suponía que Rusia tardaría más en
completar su movilización y además que su ejército no estaba plenamente preparado para la guerra.
Derrotar a Francia había sido relativamente fácil durante la guerra franco-prusiana de 1870, pero con las
fronteras de 1914, un ataque al sureste de Francia podía ser detenido por las fortalezas fronterizas
francesas. Los alemanes invadieron a través de Bélgica, que fue ocupada por el Imperio.

El conflicto terminó con el armisticio del 11 de noviembre de 1918. La Revolución de Noviembre en


Alemania forzó la abdicación de Guillermo II, marcando el fin de la dinastía Hohenzollern (que continúa
existiendo en la figura de Jorge Federico de Prusia como príncipe heredero). Las naciones vencedoras
impusieron el Tratado de Versalles el 28 de junio del año siguiente. De las muchas disposiciones del
tratado, una de las más importantes y controvertidas estipulaba que las Potencias Centrales (Alemania y
sus aliados) aceptasen toda la responsabilidad moral y material de haber causado la guerra. Además, la
nación deberían desarmarse, realizar importantes concesiones territoriales a los vencedores y pagar
exorbitantes indemnizaciones económicas a los Estados victoriosos. El tratado fue percibido en Alemania
como una humillante continuación de la guerra por otros medios y su dureza se cita a menudo como un
factor que facilitó el posterior ascenso del nazismo en el país.26

República de Weimar (1919–1933)


Sello de Correos de 20 000 millones de marcos (señal de inflación galopante).

Artículo principal: República de Weimar

Tras la derrota en la Primera Guerra Mundial, se constituye la República de Weimar (nombre


historiográfico, puesto que el Estado siguió denominándose como Deutsches Reich). Es un periodo de
gran inestabilidad debido a la fragmentación parlamentaria en partidos minoritarios y al rechazo de los
militares a aceptar la derrota y los acuerdos impuestos por los vencedores. Sus inicios también fueron
marcados por sublevaciones populares, como el Levantamiento Espartaquista.

La crisis económica como consecuencia del Tratado de Versalles, que hacía que Alemania pagara grandes
tributos como trofeo de guerra, y la hiperinflación conllevan la ruina para una gran parte de la clase
media, y esta situación se agrava tras la Gran Depresión de 1929. La impresión irracional de dinero
durante la República de Weimar produjo una hiperinflación que hace que hasta el día de hoy los
alemanes teman a la inflación, al revés de lo que ocurre en Estados Unidos, donde se teme a la
deflación. Así se produce una situación propicia para el auge de ideas nacionalistas y fascistas. En las
elecciones de 1933, el Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán (NSDAP, nazi) consigue llegar al poder, y
finalizará enseguida la primera experiencia democrática alemana.

En ocasiones se ha achacado a las deficiencias de esta Constitución los yerros de la República y su caída.
No obstante, distintos autores señalan que ninguna constitución democrática hubiera podido hacer
frente a la falta de apoyo popular al régimen, que desembocó en su crisis final y el ascenso nazi. Añaden
que la Constitución weimariana funcionó notablemente bien durante el gobierno de Gustav Stresemann,
entre 1924 y 1929.2728

Alemania nazi (1933–1945) III Reich

Artículo principal: Alemania nazi

Véanse también: Segunda Guerra Mundial y Holocausto.

Mapa de Alemania el 31 de agosto de 1939

La adversidad económica —debida tanto a las condiciones de la paz como a la gran depresión mundial—
es marcada como una explicación de por qué los partidos antidemocráticos, tanto del ala derecha como
del ala izquierda, fueron ampliamente apoyados por los líderes de opinión y votantes alemanes. En las
elecciones extraordinarias de julio y noviembre de 1932, el Partido Nacional-Socialista Alemán de los
Trabajadores (NSDAP, «partido nazi») obtuvo 37,3 % y 33,0 % de los votos, respectivamente.29 El 30 de
enero de 1933, Adolf Hitler fue nombrado jefe de gobierno.
Hitler había intentado un golpe de Estado anteriormente (el llamado Putsch de Múnich, en 1923) que
resultó en fracaso. Fue a la cárcel y escribió Mi Lucha, libro en el que considera que la guerra y la pobreza
alemanas se debían a los judíos que explotaban a las personas, dominaban los periódicos, las noticias,
los bancos y se dedicaban al comercio sexual (trata de blancas). En este libro también dejó en claro su
antisemitismo, culpando a los judíos de ser parte de un complot en contra del pueblo alemán. Una vez
que salió de la cárcel fue ovacionado como héroe.

El 27 de febrero de 1933, el Reichstag fue incendiado. Los nazis acusaron a los comunistas, tanto
alemanes como extranjeros, del incendio. Algunos historiadores sugieren que el evento fue una
operación de falsa bandera con el fin de aumentar su creciente poder. Fuera quien fuera su autor, lo
cierto es que los principales beneficiados de este suceso fueron los propios nazis, que pudieron
consolidar su poder y eliminar a los comunistas, que junto a los socialdemócratas eran los principales
opositores al NSDAP.30 Algunos derechos democráticos fundamentales fueron derogados
posteriormente en virtud de un decreto de emergencia. Poco después, una Ley dio al gobierno el pleno
poder legislativo. Solo el Partido Socialdemócrata de Alemania votó en contra de ella; los comunistas no
pudieron presentar oposición, ya que sus diputados habían sido asesinados o encarcelados.3132

Adolf Hitler

La política de Lebensraum (espacio vital) implementada por Hitler y basada en que todos los países de
habla alemana debían estar unidos, se vio reforzada gracias al Pacto de Múnich, lo que finalmente llevó
al estallido de la Segunda Guerra Mundial en Europa el 1 de septiembre de 1939. Alemania obtuvo
inicialmente grandes éxitos militares y consiguió el control sobre Francia, Bélgica, Países Bajos,
Dinamarca, Luxemburgo, Balcanes, Grecia y Noruega en Europa, Túnez y Libia en el norte de África.

Esta guerra no solo fue carácter económico-político, sino que sirvió para aplicar severas leyes racistas. No
solo se asesinaron seis millones de judíos, gitanos, rusos, serbios, polacos y otras etnias, sino que en los
campos de concentración creados en todos los territorios conquistados se encerró a gitanos, deficientes
mentales, homosexuales y disidentes ideológicos. Estas personas eran privadas de su libertad y sus
bienes y, tras ser aisladas en guetos, fueron esclavizadas para el trabajo gratuito (esclavitud), hasta
resultar inservibles por debilidad, enfermedad o desnutrición, entonces se las ejecutaba o se realizaba
experimentos científicos con ellos. Los nazis perfeccionaron los asesinatos masivos, creando las cámaras
de gas. El mejor ejemplo de ello se puede ver aún en el campo de concentración de Auschwitz (Polonia).
Esta masacre duró años con el silencio, la supuesta ignorancia o el consentimiento del resto de los países
del planeta que participaban en la guerra.
Pérdidas territoriales alemanas a lo largo del siglo xx, consecuencia de la derrota en las dos guerras
mundiales.

El ataque a la URSS en 1941 fue decisivo para demostrar que el ejército era insuficiente para abarcar
tanta extensión de terreno. Las fracasadas campañas rusas de 1941 y 1942 pretendían, la primera,
alcanzar Moscú para cortar los suministros siberianos y, la segunda, llegar al mar Caspio para controlar el
petróleo. A esto se suma que los rusos tenían doscientos millones de habitantes y desarrollaron los
misiles Katiusha que hicieron retroceder a Hitler. También hubo luchas internas en Alemania por detener
a Hitler, ya que sus generales se daban cuenta de que pretendía algo imposible. Además, el ingreso de
los Estados Unidos en la guerra ayuda a la derrota de Alemania, que firma su rendición el 8 de mayo de
1945, poco después del suicidio de Hitler. Entre julio y agosto de 1945, la Conferencia de Potsdam
definió el mapa político de Europa y las zonas de ocupación en Alemania y Austria.

La guerra resultó en una gran pérdida de territorio, quince millones de alemanes expulsados, cuarenta y
cinco años de división, ya que el país se separó en la Alemania oriental y la occidental, y lo más
importante unos cinco millones de muertos en Alemania y más de cincuenta en el macabro balance final
de la contienda.

Alemania durante la Guerra Fría (1945–1989)

Artículo principal: Historia de Alemania desde 1945

Véanse también: Historia de Alemania Occidental e Historia de Alemania Oriental.

Zonas de ocupación

En la conferencia de Potsdam realizada en agosto de 1945, poco después de la rendición incondicional


de la Alemania nazi el 8 de mayo de 1945, los aliados dividieron Alemania en cuatro zonas de ocupación
militar: Francia al suroeste, Gran Bretaña al noroeste, Estados Unidos al sur, y la Unión Soviética al este.
Las antiguas (1919-1937) provincias de Alemania al este de la Línea Oder-Neisse (Prusia oriental, el este
de Pomerania y Silesia) fueron transferidas a Polonia, mudando el país hacia el oeste.

Alemania, como país dividido, encarnó la guerra fría como ningún otro país. La ocupación del territorio
por parte de los aliados tuvo como icono al muro de Berlín y perduró más de cuatro décadas. A pesar de
ser uno de los países derrotados en la guerra, Alemania (la República Federal Alemana) inició una
fulgurante recuperación institucional a partir de los años 1950 y se transformó en la cuarta potencia
económica a nivel mundial, superando a Reino Unido y Francia, que habían resultado vencedores en el
conflicto.

Alemania da un giro radical en sus históricamente conflictivas relaciones con Francia, y luego de los
tratados de Roma inicia junto a este país una política de acercamiento, que queda plasmada en el
“tratado del Elíseo” de 1963. Desde entonces, las dos naciones han formado una dupla que hace frente
común en cuanto a los asuntos internacionales.

Reunificación de Alemania (1990)

Artículo principal: Reunificación alemana

Mapa de la división en Alemania Occidental y Alemania Oriental, y Berlín Occidental en amarillo.

En septiembre de 1990, un mes antes de la reunificación alemana, las cuatro potencias aliadas y los dos
Estados alemanes firmaron un tratado en Moscú (Tratado Dos más Cuatro) que ponía fin a los derechos y
las responsabilidades de los poderes aliados respecto a Alemania. Las fuerzas soviéticas ubicadas en la
Alemania oriental completaron su retiro el 31 de agosto de 1994 y una semana después le siguieron las
fuerzas aliadas. Únicamente soldados estadounidenses y británicos, ubicados en el marco de la OTAN,
permanecen en la República Federal.

Alemania y la Unión Europea

En su calidad de Estado fundador, Alemania desempeña un papel central en la construcción de la Unión


Europea (UE). Fue justamente el ministro francés de apellido germánico, Robert Schuman, quien en 1950
pronunció el discurso que, se considera, sentó las bases de la Unión.

Durante cinco décadas diferentes, mandatarios desde Konrad Adenauer hasta Gerhard Schröder han
participado de manera decidida respaldando a la UE y convirtiendo a Alemania en el principal promotor
de la Ampliación de la Unión.

En 2001 se da el paso más importante en materia de unión económica europea, con la creación de la
Moneda Común de la UE, el euro (€), cuyo valor inicial era de 0,80 dólares estadounidenses dado que se
pretendía competir en los mercados con cierta ventaja para los productos europeos. Durante cierto
tiempo coexistieron las monedas locales, el marco alemán en este caso, como el euro hasta que aquellas
(franco, marco, lira, peseta, escudos, etc.) fueron definitivamente abolidas en beneficio de la nueva
moneda única europea.

En mayo de 2005, el parlamento alemán ratificó el Tratado por el que se establece una Constitución para
Europa, que se pretendía que entrase en vigor el 11 de noviembre de 2006, después de que fuera
ratificado por los Estados miembros, pero ante la victoria del “no” en Francia y Países Bajos, la cumbre
del CUE del 15 y 16 de junio de 2006 tomó nuevas resoluciones.
Se estableció que, durante la presidencia del CUE en el primer semestre de 2007 a cargo de Alemania, se
elaboraría una propuesta sobre la que no se fijaron detalles. Los miembros pactaron además celebrar
una reunión el 25 de marzo de 2007 en Alemania para conmemorar el quincuagésimo aniversario de los
Tratados de Roma. En esta cumbre, firmaron una declaración política que recogió los “valores y
ambiciones” de la Unión.

Véanse también: Historia de la Unión Europea y Cronología de la Unión Europea.

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