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Camila Barreto
Una mañ ana de julio Petrolito se despertó sobresaltado por unas voces que
venían de la cocina. Eran su mamá Señ orita Tecnología y su papá Oleoducto que
estaban discutiendo. Petrolito se acercó a la puerta de la cocina para oír mejor .
-No es cierto Tecnología. ¿Có mo rayos se puede llamar al petró leo, aceite de
piedra? ¡Eso es una locura!
-¡Claro que no Oleoducto! ¡Claro que se puede llamar así. Las primeras personas
que lo encontraron lo llamaron así! ¡Eso de llamarlo petró leo es puro mito urbano!
Su papá se le quedó viendo molesto. Petrolito sin saber que decir continuó :
-No señ orito venga acá ya – refunfuñ ó Oleducto agarrando a Petrolito por la oreja
para evitar que se fuera.
-Ajá ¿Y me podrías explicar por qué nos estabas oyendo sabiendo que es una
conversació n de adultos?
-¡Ay no papá , no vayas comenzar con eso. Sabes que no era conversació n de
adultos ni que estuvieran hablando de….!
-Papá , no iba a decir nada, solo quería argumentar que se dice aceite de piedra no
petró leo -argumentó con cara de orgullo- me lo enseñ aron en la escuela.
-Esos profesores tuyos no son como los de antes. Los de mi época no te caían a
coba como los de ahora.
-Será s tú , papá , porque mis profes son muy buenos como para que tú vengas y les
digas mentirosos.
-Es petró leo, no aceite de piedra ¡PETRÓ LEO P-E-T-R-Ó -L-E-O PETROLEO!.
Se armó una discusió n. De repente apareció Gasito todo soñ oliento y se quedó
viendo la escena, los 3 personajes se dieron cuenta de la presencia del niñ o y se
callaron.
-¿Por qué tanta peleadera? ¿No saben que hay gente durmiendo?
-¡Qué locura!
Empezó otra vez la discusió n y en eso llegó Lor Contaminació n, tío de los niñ os y
hermano de Oleoducto. Siempre estaba impecable y era gran amante de la
naturaleza. Aunque su nombre no lo demostrara. También aparecieron los abuelos:
Doñ a Cuenca Sedimentaria y Don Extracció n.
-La causa de esta discusió n es nula porque decirle aceite de piedra o petró leo es lo
mismo. Así que no le encuentro sentido.
La gente se vio las caras y le dieron la razó n al niñ o. Después de una tregua la
tarde se volvió pró spera y tranquila. Los familiares le pidieron perdó n al niñ o por
no oírlo. Y así fue como se resolvió el problema.