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F. Asp. 1.

ACTITUD ANTE MI PROPIA VIDA Y MI HISTORIA

“Me has formado portentosamente en el seno materno,


te doy gracias por tus grandes maravillas,
prodigio tuyo soy” (Sal. 138, 13 – 14).

OBJETIVO
INTERPRETAR Y ACEPTAR LA PROPIA HISTORIA A LA LUZ DEL AMOR
DE DIOS Y DE LA HISTORIA DE LA SALVACIÓN.

TOCA TU REALIDAD
Vuelve a leer la historia de tu vida, serenamente y de corrido, subraya en ella con un color que
escojas, los momentos que a ti te han parecido más difíciles de entender. También subraya, con
otro color, las experiencias de tu vida que han sido más luminosas, en las que hayas sentido
claramente que Dios te manifestaba Su Amor.

ILUMINACIÓN
Conoce más a fondo la historia de Moisés leyendo los siguientes textos:
Su vocación: Ex 2,1 – 25; 3,1 – 20; 4,1 – 17; 5,1 – 22
Su misión: 12,29 – 42; 13,17 – 22; 14,1 – 31; 16,1 – 35; 17, 1 – 16
Su oración: Nm 14,1 – 19
Su muerte: Dt 34,1 – 8
1. ¿Cómo preparó Dios a Moisés para vivir su vocación y misión?
2. ¿Qué hizo él con los fracasos y dificultades que vivió?
3. ¿Cómo se relacionó con Dios y con sus hermanos?
4. ¿Cómo es la oración de Moisés?
5. ¿En qué se parece tu historia a la de Moisés?
Historia de José
Inicio: Gn 37,1 – 36
Realización: Gn 39,1- 45,5
1. ¿Cómo estuvo Dios en la vida de José?
2. ¿En qué se parece a la tuya?
Testimonio de Michela
Lee las hojas del testimonio de Michela. Observa la obra de Dios en su vida. ¿Qué
te llama la atención?
F. Asp. 1.2

PARA ORAR Y PARA LA VIDA

Con la perspectiva que te da la vida de Moisés, de José y de Michela, vuelve a mirar tu vida
con una nueva comprensión:

1. ¿En dónde y cómo percibes la “educación de Dios contigo”?

2. ¿Estás reconciliada con todas las personas que han intervenido en tu vida? o ¿qué puedes
hacer para lograrlo?

3. ¿Qué te entusiasma vivir hoy?

4. ¿Cuáles son las preguntas que en este momento de tu vida te planteas más seriamente?

5. ¿Has descubierto para qué te puso Dios en el mundo?

6. Saborea este texto sobre la Luz nueva que da la vocación a nuestra vida:
“Un día vimos brillar, en el fondo de nuestra alma, una luz pequeña... ¡ESA LUZ
¡ERA NUESTRA VOCACIÓN!... ¡NO EMPEZÓ NUNCA A BRILLAR... UN DÍA LA
VIMOS, NOSOTROS, ¡BRILLAR!...
¡Pero brilló esa lucecita, desde la eternidad, en Dios, en el Corazón de Dios, en el
amor que ha tenido para cada miembro de esta amadísima y misteriosa familia de
¡Adán y Eva!
Participamos así, en cierto sentido, de la eternidad del mismo Dios, pues nunca nos
empezó a amar: ¡NOS AMÓ DESDE QUE ES DIOS!, nos llamó desde que es Dios,
decidió nuestra vocación, y arregló, diré, ese llamamiento, desde los eternos siglos.
¿Quién comprenderá, antes de entrar al cielo, la gracia inconmensurable que nos
hizo Dios al llamarnos? Pero fijémonos bien, mis amados hijos, ¡a qué gracia fuimos
llamados!”
(P. Félix de J. Rougier, “Nuestra Hermosa vocación”).

7. Tomando en tus manos las luces que han brillado en tu vida desde siempre, haz una
oración a Dios, dándole gracias por su presencia constante en cada etapa y
pidiéndole su ayuda para el futuro. Toma como modelo el Salmo 136 (135).

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