Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Un día, hace muchos años, un hombre llamado Jesús por anunciar, gritar y decirnos que
nos amaba, fue condenado a muerte, recorrió un camino doloroso con dolores de cuerpo
y alma, por los latigazos, el peso de la cruz y el desprecio de los hombres a quienes amaba.
Jóvenes, no es una historia pasada. No han sido los cobardes judíos quienes han matado a
Jesús, sino nosotros. No son los demás los que mataron a Jesús, sino cada uno de
nosotros.
Nos hemos mirado y visto por dentro; ahora vamos a comparar lo que ha hecho Jesús por
nosotros y que respuesta estamos dando ayer y hoy.
Sobra decir que Él recorrió este camino en serio. No tuvo en cuenta si le dolían las rodillas
o si el piso era duro. Hagamos también en serio nosotros, una vez en la vida por lo menos,
este vía crucis que nos trajo la salvación. Este camino de dolor es el camino del amor de
Jesús y su muerte es el máximo testimonio de amor que nos ha dado.
La cruz y las velas son para recordarnos su presencia entre nosotros. Nos iremos turnando
cada estación para llevarlos durante este vía crucis.
PRIMERA ESTACION
¿Por qué me has traído a este PLANTEL? ¿Por qué no me has dejado en paz en mi
comodidad y mi falsedad? ¿Por qué tengo que revolver toda la basura que llevo dentro de
mí?
Padre nuestro…
SEGUNDA ESTACION
Joven, comienza por aceptarte cómo eres. Tu egoísmo y tu envidia te llevan por malos
caminos. Acepta la pequeña cruz que te toca vivir. En estos momentos acepta la cruz de
tus fracasos, tus caídas. No esquives tu responsabilidad. No culpes a nadie de todo ello;
porque en la medida en que asumas, en esa medida tiene solución.
Padre nuestro…
TERCERA ESTACION
Yo también he caído y cuantas veces! Pero encuentro muchas razones para justificar esas
caídas. He visto en mí muchos pecados, pero no me considero peor que los demás.
Además yo no he tenido la culpa, en más de una ocasión me han empujado a ello. Me han
buscado para el pecado.
Joven, no te deben avergonzar tus caídas, sino más bien tu cobardía. Quieres justificarte
acusando a los demás. Mira desde el barro de tus pecados y caídas a Jesús clavado en la
cruz. ¿Todavía quieres lavarte las manos como el cobarde de Pilatos? ¿Todavía quieres
seguir acusando a los demás por tus fracasos?
Si no quieres responsabilizarte de tus fracasos, jamás llegaras a salir de esa vida mezquina
y sin sentido. Reconoce tu caída para poder levantarte.
Padre nuestro…
CUARTA ESTACION
Yo también tengo una madre. ¿Qué he hecho de ella? Cuantos disgustos le he dado! Ella
ha pagado verdaderamente el haberme traído a este mundo! Pero ello me parece normal,
ya que para eso está.
Joven, por una vez sal de tu yo y ponte a pensar en tu madre. En todo el cariño que te ha
regalado desde que has nacido. En sus desvelos diarios. En sus plagueos llenos de amor.
En su gran corazón para perdonar tus desprecios. Ojalá no te des cuenta tarde del valor
inapreciable de una madre, de tú madre. Recuerda que en el camino doloroso de Jesús se
encuentra solamente su madre.
Padre nuestro…
QUINTA ESTACION
Joven, ¿no te das cuenta que Jesús se complicó la vida hasta dar la última gota de su
sangre por ti? ¿No te has dado cuenta que en las raras oportunidades en el que has
arrimado tu hombro o has extendido tu mano al que te suplicaba, has tenido la poca
felicidad que has gozado en tu vida?, ¿Por qué, sabiendo el camino, te encierras en tu yo,
en tu egoísmo? Se valiente y decídete a salirte de ti mismo/a.
Padre nuestro…
SEXTA ESTACION
Señor, muchas veces nos empeñamos por encontrarte y nos olvidamos que tenemos que
dejar de lado nuestra cobardía, y el qué dirán los demás para acercarnos a ti.
Joven, estás en los momentos decisivos de tu vida. Si por cobardía no te acercas a Jesús a
limpiarle el rostro de tus salivazos, de la tierra que le has echado al rostro, de todas las
traiciones de tus pecados, si no eres capaz de descubrir la mirada de amor y perdón de
Jesús, habrás perdido la mejor oportunidad de tu vida. Si quieres encontrarte con Jesús,
límpiale el rostro que vos mismo le has ensuciado. Deja de lado los perjuicios, la cobardía
y lo que puedan comentar los demás.
Padre nuestro…
SEPTIMA ESTACION
Joven, ¿No te das cuenta que Jesús te enseña que nunca es tarde pata levantarse? Cuando
te parece imposible es que Él está cerca de ti y basta que le tiendas tu mano. Por más
hundido que estés Él te sacará de ello. Tu solo/a no vas a poder, pero con Jesús todo es
posible.
Padre nuestro…
OCTAVA ESTACION
Les dices: “llorad más bien por vosotras y por vuestros hijos”.
Fácilmente me enternezco y lloro. Me es fácil lamentarme por los demás. Critico los
pecados ajenos, incluso me siento capaz de juzgarlos, porque creo que son peores que yo.
Pero, Señor, ¿por qué me dices que llore por mí? Que me mire a mí mismo, que no piense
en los pecados de los demás, ¿Para qué me inquietas? ¿Por qué insistes en sacarme de mi
comodidad y tranquilidad?
Padre nuestro…
NOVENA ESTACION
Joven, ¿No te das cuenta que lo importante es saber levantarse? Jesús nos demuestra que
es posible sacar fuerzas de la flaqueza en la medida en que confiamos en Él. Que venceré
las tentaciones más difíciles caminando con Él. Arráncate la máscara. La careta que te has
puesto para engañar a los demás, te estás engañando a ti mismo, te has acostumbrado a
ella.
Padre nuestro…
DECIMA ESTACION
“CRISTO ES DESNUDADO”
Te adoramos Cristo y te bendecimos…
Lo único que te quedaba te lo han quitado, tu túnica ensangrentada, embarrada y rota a
golpes y caídas. Ahora estas desnudo. Vos, el puro, ahora eres motivo de risa y de chiste.
Señor, me asusta tu desnudez, porque me hechas en cara que estás así por mí lujuria, por
mis pecados de la carne. En cuantas ocasiones me he reído de tu desnudez, al reírme de
mi prójimo, al desear y deshonrar el cuerpo de mi prójimo. Si algo se me hace difícil en tu
seguimiento es esto del sexo. Me siento a gusto en mis pensamientos, deseos y acciones
deshonestas.
Joven, no te das cuenta que cuando más te dejas manejar por tus instintos, ¿más te
pareces a los animales? ¿No te das cuenta que estás clavando a Cristo en la cruz cada vez
que profanas a tu cuerpo o el cuerpo ajeno? Das rienda suelta a tus pasiones y luego
quieres ser mejor seguidor de Jesús. Mira a Cristo desnudo y ríete de Él ahora como lo has
hecho en tantas oportunidades ensuciándote y ensuciando a los demás.
Padre nuestro…
¿Por qué así Señor? Ni un reproche, ni una amenaza. ¿Por qué en estos momentos nos
demuestras tu perdón? Se me hace tan difícil perdonar! Perdóname a mí mismo/a,
perdonar a los que me han fallado, perdonarte incluso a vos, Jesús, que me inquietas, que
me sacas de mi comodidad, de mi bienestar.
Joven, también vos estas clavado en tu cruz. Cada uno tenemos que llevar nuestra cruz.
Nuestras flaquezas, debilidades, fracasos, pecados. Las dificultades con que nos topamos,
los problemas de cada día. Todo esto supone la cruz en la que cada día estas clavado.
Extiende tus manos y acepta tu cruz.
Padre nuestro…
DECIMO SEGUNDA ESTACION
Me siento mal en estos momentos. ¿Por qué tuviste que ir tan lejos? ¿Acaso no te bastaba
con predicar tu lindo mensaje? No te bastaba con luchar a favor de los pobres y
necesitados! Me parece que has fracasado en la cruz. Tu muerte no ha valido para nada,
puesto que todo sigue igual.
Padre nuestro…
Padre nuestro…
DECIMO CUARTA ESTACION
Porque me hablas tanto Señor de morir. La vida es una y yo quiero aprovecharla. Quiero
vivir los placeres que se me ofrecen. Quiero gozar hasta el máximo. Quiero fiarme más de
las pequeñas felicidades que me ofrece este mundo. Es más atrayente el programa que
me ofrece la sociedad. Yo no quiero caer en la tierra y morir como tú.
Amigo/a, ¿estás satisfecho/a de tu vida? ¿Eres feliz con esa mediocridad? ¿Por qué te
conformas con lo mínimo cuando debes aspirar a lo máximo? ¿Por qué eres miope y
conformista? Ven conmigo al sepulcro y verás cómo comienzas a dar frutos de auténtica
felicidad.
Padre nuestro…
“JESUS VIVE!!!”
Te adoramos Cristo y te bendecimos…
Creíamos que el Vía Crucis tenía 14 estaciones. Por eso hemos vivido más de historia que
de realidades. Tu historia, ¿no terminó acaso en la cruz?
Padre nuestro…