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En Josué 1:8, Dios promete que el meditar en Su palabra y vivir de acuerdo a ella,
hará “que prospere tu camino y, entonces, tendrás éxito.”
Habrás oído aquello de que “el éxito es un trayecto, no un destino; el hacer suele
ser más importante que el resultado.” (Arthur Ashe). Esto es cierto también para la
vida del hombre bendecido. Demasiadas personas creen que el éxito es una
fórmula. Libros se han escrito prometiendo revelar ‘el secreto del éxito’, pero la
verdad es que el éxito es un camino, es el querer vivir de por vida según los
principios de Dios.
Hebreos 6:12 dice que podemos acceder a las promesas de Dios a través de la fe
y la paciencia. La fe es creer, pero la paciencia es la decisión de seguir creyendo
hasta que la promesa se cumpla. La paciencia es la mejor amiga de la fe y, sin
ella, tu vida rápidamente se confunde y pierde especialmente cuando quieres
seguir el plan de Dios para tu vida. La impaciencia te llevará a tomar decisiones
precipitadas y poco sabias porque no habrás tenido en cuenta el elemento del
tiempo.
Un agricultor de éxito es aquél que entiende el valor del tiempo. Él siembra sus
semillas según el fruto que quiere recoger, ¡pero no espera a que la cosecha
crezca de la noche a la mañana! Hacer que algo de valor se desarrolle lleva
tiempo y, lo mismo pasa con tu vida. Semilla tiempo cosecha.
Por supuesto, la vida tiene su propia manera de lanzarnos retos mientras “las
semillas del éxito” están germinando, pero sigue el ejemplo del hombre justo y
honesto del Salmo 112:
Oración