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FRESNO, GRACIAS. 165 AÑOS.

Se dice, en leyendas de arrieros, que había


un pueblo mágico, a medio camino entre
los valles y las montañas de la misteriosa
Tulaymá. Una pequeña ciudad iluminada,
brillante y amable, llena de lugares para
refrescarse, descansar o disfrutar de
comidas y sazones sin igual. Un puerto de
montaña donde viajeros, agotados y sin
esperanza, recobraban el aliento para
retomar la cuesta y pasar la cordillera hacia
las regiones de Kumanday.
Si miramos el presente y dilucidamos la
verdad detrás de la fantasía, podemos ver
que Fresno, al norte del Tolima, es la
realidad más semejante a esa leyenda que
aún vive en narrativas orales y formas
literarias. A medio camino entre los
abundantes cauces del Magdalena y la
universitaria Manizales, plegado sobre sus
montañas, lugar de alimentos, descansos,
provisiones y reparaciones… está Fresno.
Entre pueblo y ciudad pequeña, es el
resultado de muchos caminos y pasantes
dejando su huella a lo largo de la historia en
el espacio empinado y estrecho de una
cavidad montañosa. Un asentamiento que
refleja el país y el mundo con sus bondades
y conflictos, como una pequeña gota de
humanidad donde el comercio, el agro, la
cultura, la tecnología y la biodiversidad
conforman un ambiente de multiplicidad y
posibilidad.

Tal potencial ha sido reconocido por


emprendedores de diferentes regiones y
países que, desde tiempos coloniales, han
encontrado en este puerto el lugar ideal
para desarrollar sus negocios pues la
necesidad de sacar los productos del campo
y de surtir a las familias de agricultores con
todo lo requerido para su trabajo, hace que
comerciar se convierta en un beneficio para
la población local y nacional.

Fresno, gracias por el café, el cacao, el


plátano, la yuca, la caña panelera, el
banano, la guanábana, el aguacate, la
papaya, la ahuyama, la cidra, el fríjol y el
maíz. Naranjas, mandarinas y limones.
Piña, maracuyá y casi todo cuanto se quiera
sembrar, la tierra de Fresno lo da. Por tus
manos campesinas que heredaron su saber
de generaciones antiguas, muchas
personas se despiertan y viven. Fresno es el
eje de ochenta y tres (83) veredas
productoras de alimento, nodo para seis (6)
municipios a su al rededor, también
agrícolas, y lugar de tránsito hacia las
capitales de ambos lados de la cordillera
central.
Fresno, gracias por atraer empresarios y
comerciantes que asumen este beneficio
con justicia y hacen sentir que Fresno es un
lugar donde se paga bien, se descansa lo
justo y se puede progresar.

Finca El Cámbulo
Como punto de confluencia, el ambiente de
Fresno también es propicio para que
muchas personas observen vidas
diferentes, escuchen muchas historias de
orígenes variados y se cuestionen sobre la
vida, sobre la ciencia, la historia y el arte,
siendo así la cuna de individuos que, a lo
amplio del país y de La Tierra, ocupan
lugares decisivos en instituciones,
universidades y gobierno o que realizan
emprendimentos y creaciones de influencia
y talla internacional. Así mismo artistas de
todas las artes han logrado destacarse y
mostrar que en Fresno se puede producir lo
mejor y de la más excelente calidad.
Fresno, gracias por tantas mentes brillantes
y corazones amables que han superado las
agresiones de una historia difícil para seguir
cultivando el campo, el arte y la ciencia.
Gracias por los y las estudiantes que
desean traer consigo las mejoras y los
avances con los cuales disfrutar de su
pueblo y a la vez cultivar un entorno más
favorable para las generaciones que
vienen.

Fresno, gracias por los y las profesionales


que vuelven y están entregando lo mejor de
sus saberes para convertir esta ciudadela
en el ejemplo de desarrollo que la
humanidad necesita.
Por ser un embudo cultural y comercial,
Fresno también ha visto pasar la guerra y
gran parte de la población ha tenido que
sufrir los conflictos de interés entre
diferentes fuerzas de la historia nacional. A
pesar de tales influencias destructivas y la
desatención hacia su desarrollo, la
población fresnense ha encontrado la
fuerza para superar las agresiones,
reponerse a los saqueos y vencer muchas
desventajas. Testigos de la vía saben que
todo pasa y, con una fe extraordinaria, la
gente de Fresno continúa su vida, confiando
en que, tarde o temprano, todo lo malo ha
de pasar. Por eso, en Fresno, los tiempos
difíciles se enfrentan con una sonrisa, las
enemistades con silencio y los dolores con,
también, cambiar y aprender a pasar: pasar
a tener salud naturalmente, pasar a cuidar
más que explotar, pasar a proteger más
que a destruir. Pasar a agradecer más que a
protestar, a pedir perdón más que agredir.
Pasar a vivir más que a evitar morir.
Fresno, gracias por la propuesta y la
innovación. La inclinación y rugosidad de
tus terrenos hace que el modelo urbanizado
y desértico de otras regiones no se ajuste a
las posibilidades de tu topografía y
biodiversidad. Así, muchas personas nacen
y crecen viendo la necesidad de inventar,
de recrear, de ser el ejemplo que inspira la
historia. Hay un espíritu propositivo en las
mentes de Fresno, una inclinación evidente
a evolucionar que busca la educación
requerida para lograrlo. No cabe duda de
que las irritaciones sociales del país han
deteriorado la cultura del municipio pero
hay una estirpe, una sangre arriera y
valerosa en el espíritu fresnense que no se
detiene ante la adversidad y propone,
ensaya, inventa, busca, con la convicción
iluminante de lograrlo.
Fresno, gracias por tus gentes, por tus
buenos vecinos, por tus personas amables
y hogares laboriosos que disfrutan de su
oficio, lo hacen con gusto y respetan el
bienestar de los demás. Aunque hay
ciertas minorías e individuos agitados que
requieren educación para ser parte del lado
amable de la sociedad, la vida fresnense se
maneja sola, hay un clima de bondad entre
las personas y una gran mayoría prefiere la
calma y la tranquilidad. Gracias a los dones
y amabilidad de sus pobladores, en Fresno
es posible encontrar ayuda, apoyo,
asesoría, reparación, descanso y muy
buena comida, estar bien es lo natural.

Orgullosos de las recetas locales y los


alimentos tradicionales del campo, en
Fresno es fácil encontrar sancochos,
sudaos, calentaos, estofados y asados que
compiten en buen gusto, logrando que sea
agradable repetir e interesante probar.

Fresno, gracias por las arepas y las


empanadas, por los envueltos de arroz y
maíz. Gracias por los tamales, los chupaos,
las tortas y las frijoladas. Caldos, arroces y
viudos... Fresno, gracias por tus manos
cocineras, también curiosas e innovadoras
que además nos dan acceso a variedad de
comidas y pasabocas de la culinaria
internacional.

El buen gusto por el sabor y la celebración


también está asociado a la disponibilidad
de alimento fresco y tratado de manera
artesanal. Muchos emprendimentos locales
reciben sus insumos directamente de
agricultores cercanos o granjas familiares,
configurando así un escenario donde el
consumidor se acerca a la tradición
campesina y estimula la labor artesanal.
Fresno, gracias por tantos cultivadores que
a pesar de los venenos y la devastación,
siguen realizando su labor como un oficio
sagrado, como una obra de cuidado y de
buena relación con la creación y la
naturaleza. Gracias también por tantos
propietarios de fincas que han decidido
establecer sus economías sobre la
valoración de los recursos naturales y no
sobre su explotación.

La flora y la fauna de selva tropical


montañosa, combinación exótica y escasa
en medio de la geografía mundial, hace que
el entorno natural fresnense sea la casa o
estación de aves regionales, endémicas y
migratorias que nutren el aire fresco de las
madrugadas con incontables canciones,
revoloteos y acrobacias. También son
habitantes y transeúntes a todo lo amplio
de esta bella región una gran comunidad de
mamíferos, anfibios, lagartos, insectos... y
toda variedad de flora, incluso sin datar,
conocer o explorar.
Fresno, gracias por la biodiversidad, por la
reserva natural que eres para el mundo y
para las generaciones futuras. Como en un
Arca de Noé, sobre tus pliegues, laderas y
vertientes, guardas la semilla, el huevo y el
vientre de incontables formas de vida,
dicha de todo aquel que ha viajado
buscando el asombro, admiración de
quienes estudian la naturaleza y motivo de
gratitud al Padre para tantos creyentes que
caracterizan la región con su bondad,
amabilidad, respeto y paciencia.
Fresno, gracias por el clima templado,
abierto a la limpieza de las lluvias y al gozo
de los tiempos cálidos. De paisajes
nublados y cielos azules, de vientos,
aguaceros, tormentas y arcoíris.
Fresno, gracias por tu topografía y por el
amanecer. Como en una tribuna hacia el
naciente, en incontables dombos, crestas y
picos naturales, desde tus ventanas y
terrazas, eres el escenario del milagro,
estrado para gobernar la vida desde la hora
más temprana posible pues, elevado por las
altas montañas cordilleranas, recibes la luz
solar desde el mismo momento en que los
rayos luminosos entran en tangente,
rozando el horizonte de la cordillera
oriental.
Fresno, gracias por las carreteras, los
caminos y las vías. Tu entramado de
senderos hacia, desde y entre tus amplias
veredas, es un deleite de paisajes,
aventuras, naturaleza y vida campesina.
Ciclistas, caminantes, exploradores,
amantes de la biología, la geología y la
divisa de aves pueden encontrar en Fresno
un entramado de rutas con mil historias
para escuchar, mil paisajes para recodar e
incontables ejemplos de biodiversidad,
además de riachuelos, cascadas, senderos
ecológicos y el magnífico cauce de los ríos
Guarinó y Gualí, bañando por sus costados
todas las faldas de la vertiente fresnense y
elevando la brisa y su canción para quienes
se detienen a disfrutar y escuchar.
Fresno, gracias.
El culmen de tu perfección está en tu
adversidad. El reto de conciliar tantas
vidas, tantos caminos, tantas tierras, tantas
historias en tan solo un punto pequeñito de
la amplia y antigua esfera terrestre, es el
más notorio atractivo para todas las
personas que quieren y sueñan un mundo
mejor. Por ser un modelo a escala de la
civilización humana presente, Fresno
presenta el escenario ideal para construir el
ejemplo de cooperación, sostenibilidad y
desarrollo que el mundo necesita.

El casco urbano de Fresno alcanza la


densidad que, para muchas mediciones,
hace ciudad. Es decir que por el comercio,
las vías, la tecnología, la accesibilidad y la
cantidad de población con respecto al área
que ocupa, Fresno es una ciudad pequeñita
que hasta hace poco era pueblo pero hoy,
tras 165 años de su fundación, se enfrenta
al reto de la civilidad, es decir que para ser
ciudadela no le hace falta gente ni tamaño
sino que le hace falta comportarse de
manera más civilizada. La civilidad se
caracteriza por saber que hay otros siempre
muy cerca y comportarse de manera
respetuosa y paciente ante esa realidad.
Como aquello que da el carácter de ciudad
es precisamente la cercanía con muchos
otros, la vida civilizada se caracteriza por
comportarse, personal y socialmente
considerando siempre la presencia continua
de los demás.
¿Te atreves a construir un Fresno más
civilizado?

Gracias vecinos y vecinas de Fresno.


Gracias por mantener el volumen bajo en
sus equipos de sonido. Gracias por
parquear correctamente. Gracias por
respetar el sueño y el descanso de los
demás. Gracias por clasificar las basuras y
entregarlas donde deben estar. Gracias por
recoger los excrementos de las mascotas y
cuidar de su reproductividad. Gracias por
consumir productos locales. Gracias por
proteger la naturaleza. Gracias por hablar
bien y respetar el buen nombre de tus
gentes. Gracias por promover ambientes
sanos para la población infantil. Gracias por
estimular la educación y la diversión sana
en las juventudes. Gracias por considerar a
los abuelos y abuelas dentro del proyecto
de vida. Gracias por saludar, gracias por
pedir el favor o el permiso. Gracias por
escuchar y atender la respuesta. Gracias
por dar las gracias y gracias porque de todo
esto hay siempre más.

Y tanto fue el renombre de esa ciudadela


mágica en medio de las montañas y tantas
gratitudes le llovían continuamente, que de
misteriosa y escondida paso a ser popular y
muy bien vista, aún guardando el carácter
amable, reparador, beneficioso y, ahora
civilizado, de un pueblo que vive al cuidado
de la naturaleza y su tierra y la comparte
sabiamente con quienes pasan. Fresno…
Gracias.

Y tu
¿qué tienes para agradecer de tu
municipio?

Escribe, publica y comparte las gratitudes


hacia tu pueblo y así ayuda a sanar sus
males.
FRESNO, GRACIAS. 165 AÑOS.
Opúsculo.003.

Hecho para compartir. Esta semilla de identidad y


valor del territorio ha sido creada para replicar y
difundir libremente. Incluso se autoriza su conversión
a medios audiovisuales, sonoros, digitales o impresos
de cualquier tipo, por favor conservando también la
autoría, integridad y libertad de la obra. Gracias.

***
Texto, portada, fotografías y edición:
Iván DAC.

**
Fondo y viñeta:
www.freepik.com
www.pixabay.com

Suemox, Tulaymá, Coombia.


Doceaba luna nueva de 2022.

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@IvánDAC

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