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Chillpilla fue la primera mujer Huilliche que aprendió a leer en la Isla grande de
Chiloé. Su pueblo la culpó de querer occidentalizarse, de winkarse. A pesar de las
críticas, ella aprendió sobre el mundo del español, a tal punto, que fue capaz de
enfrentar al europeo desafiando a uno de los capitanes a cargo de la colonización
del territorio, Ramón de Moraleda. Ese día, según las crónicas de Moraleda,
“Chillpilla bajó las aguas hasta barar el galeón en el que viajamos a la isla, y luego
subir las aguas nuevamente”. Desde ese momento, para los Huilliches, ella fue su
líder espiritual, y para los españoles se transformó en la bruja de la isla. El único
español que la miró con admiración fue el mismo Moraleda, el cual la sedujo y la
transformó en la intermediaria entre colonizadores y Huilliches que, hastan
entonces, era un pueblo libre.
No pasó mucho tiempo para que Moraleda traicionara la confianza de Chillpilla sin
siquiera considerar el hijo en común que tenían (del que Chillpilla nunca dijo quien
era el padre, naciendo el mito del Trauco). Moraleda captura a Chillipilla y a otros
“ejemplares” Huilliches pedidos por el rey Carlos y llevados a la fuerza a España.
Ella maldice a los españoles y los descendientes de aquellos que sometieron a su
pueblo, prometiendo hacer justicia en vida o en muerte. Nunca se supo más de
ella, pues el galeón que los dirigía a España naufragó.
Pasaron siglos desde el suceso mencionado, hasta que una medium espiritual,
accidentalmente, abre un portal que conecta a Chillpilla al mundo actual. Esta
oportunidad será aprovechada para emprender su campaña en contra de todos los
responsables del sometimiento del pueblo Huilliche y de su infinito dolor. Lo que
no sabía Chillpilla es que las sangres ya no son puras, están mestizadas, y que los
actos de justicia pueden condenar al mismo indígena, incluso a ella.
La historia trenzada entre un pasado y un presente dará forma a este texto, con un
estilo onírico y realista. Muchos elementos del texto parecerán recursos
característicos de la crónica histórica, como narraciones fijas y preservantes de
hechos históricos. Sin embargo, es sólo un juego ilusorio, pues la historia entre
Chillpilla y Moraleda no es real. Si bien la referencias históricas existen, la
interacción y los hechos tal cual se quieren presentar responden a una propuesta
dramática que no busca ser un texto histórico, pero si una propuesta reflexiva en
torno a la invasión europea, la reconceptualización de la mujer de tiempos
precoloniales y el conflicto mapuche actual, como un nudo atado hace cientos de
años.