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IMPACTO AMBIENTAL Y ADAPTACIONES

Se puede decir que hay dos océanos: el primero es el superficial, el


que representa menos volumen de agua (solo llega hasta los 200
metros de profundidad) que es hasta donde alcanza la luz solar. Ésta
es la llamada zona fótica. En ella se concentra casi la totalidad de la
biomasa marina (cantidad de materia acumulada por todas las
especies marinas), ya que es donde la luz hace posible la fotosíntesis
y por tanto el establecimiento de cadenas tróficas completas. El
segundo océano es uno remoto, oscuro y de difícil acceso. Ocupa el
resto del volumen de agua, y abarca profundidades desde los 200
hasta los 11034 metros (profundidad del llamado abismo
Challenger, en la Fosa de las Marianas, frente a las costas de Filipinas, China y Japón). Esta es la zona afótica (sin
presencia de luz solar). La dificultad de su exploración reside en las altísimas presiones y las bajas temperaturas.
Bajar al abismo Challenger, con sus 11034 metros de profundidad, supone soportar una presión de unas 1086
atmósferas, que es más de mil veces la presión al nivel del mar. El director canadiense James Cameron (Titanic,
Avatar, Abyss) fue el primero en descender en solitario al abismo de Challenger en 2012.

Sabiendo esto es difícil pensar que pueda haber animales habitando semejantes lugares. Sin embargo, los hay. Los
peces abisales son capaces de soportar condiciones inimaginables de presión y temperatura. Éstos suponen un
porcentaje de biomasa marina muy pequeño, ya que se encuentran “desconectados” de las cadenas tróficas
autosuficientes basadas en la fotosíntesis. En comparación con los 5 kg de organismos por metro cuadrado de media
en superficie, en zonas abisales la densidad no supera el gramo por metro cuadrado. El alimento proviene o de la
depredación directa entre la fauna abisal (muy poco abundante) o de animales muertos que se hunden desde las
capas superiores del océano y no son consumidos en su descenso: como los cadáveres de ballena (auténticos oasis
de vida en los desiertos abisales, que pueden proporcionar alimento para la fauna abisal en los siguientes ¡¡4000
años!!). Las adaptaciones generales de los peces abisales para un medio como éste son enormes bocas en
comparación con el resto del cuerpo. Y cuerpos achaparrados, aparentemente atrofiados y nada hidrodinámicos,
preparados para nataciones lentas y discontinuas, ya que deben ahorrar toda la energía posible hasta la siguiente
comida. Estos peces abisales pueden incluir también bioluminiscencia (de hecho, es producida por el 90% de los
animales de las profundidades) para la depredación, la defensa o la comunicación y búsqueda de pareja, además de
ojos increíblemente sensibles para captar sus leves destellos (como el pez telescopio o Winteria telescopa), mientras
que otros son ciegos y emplean apéndices sensibles u otros mecanismos para desenvolverse en la oscuridad más
densa

¿Qué características tiene la zona afótica?

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¿Qué son los peces abisales?

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¿Qué adaptaciones presentan?

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