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El océano es vasto y en gran parte inexplorado, lo que lleva a la gente a pensar en él como

un lugar misterioso donde la acción sólo ocurre en la superficie. Sin embargo, la realidad
es que hay otra dimensión que es crucial para la flora y la fauna que dan vida al océano: la
profundidad.

La mayoría de los peces, algas, mamíferos y otros organismos marinos viven cerca de la
superficie, mientras que un número menor de especies se distribuyen hacia las zonas más
profundas, donde hay menos, o nada, luz solar. Así, un mismo mar puede albergar
especies drásticamente diferentes dependiendo de su profundidad.

Por ejemplo, los peces que se encuentran cerca de la superficie pueden usar su vista y sus
colores llamativos para encontrar pareja y cazar. La clara visibilidad cerca de la superficie
también requiere que las especies se camuflen y se escondan de los depredadores.
Algunos utilizan una técnica conocida como contrasombreado, como el molusco conocido
como dragón azul (Glaucus atlanticus)

Los peces en las oscuras profundidades deben recurrir a diferentes tácticas. Las especies
de aguas profundas utilizan adaptaciones como luz autogenerada (bioluminiscencia),
sentidos mejorados, ojos agrandados y coloraciones especiales. Por ejemplo, las especies
que son rojas son prácticamente invisibles para los depredadores en las profundidades del
mar, ya que la luz roja no puede llegar a estas profundidades.

Para tener una mejor idea de cómo la profundidad influye en la vida del océano, a
continuación se muestran algunas especies que habitan en las tres zonas de profundidad
principales.

Zona fótica

Entre 0 y 200 metros

La mayor parte de la vida marina se concentra en las zonas costeras y en las capas más
superficiales de los océanos donde, gracias a la entrada de la luz solar, las algas y plantas
marinas pueden realizar la fotosíntesis, generando un soporte vital para la base de la
cadena alimentaria. Estos lugares marinos más iluminados se conocen como zona
epipelágica o zona fótica. Algunos animales que habitan esta zona incluyen:

1. Tiburón blanco (Carcharodon carcharias)

Este tiburón es uno de los más grandes del mundo detrás del tiburón ballena y el tiburón
peregrino. Aunque también es capaz de habitar aguas frías, prefiere mares templados y
cálidos. A diferencia de la mayoría de los peces, es un animal de sangre caliente, lo que le
permite ser un depredador más activo en aguas más frías en comparación con las especies
de sangre fría.

2. Estrella peine roja (Astropecten aranciacus)

Estos equinodermos se alimentan principalmente de presas sésiles o de movimiento lento,


incluidos los bivalvos. En lugar de utilizar la vista, detectan presas a partir de olores
transmitidos por el agua mediante el uso de receptores que detectan señals químicas. Se
encuentran con mayor frecuencia en las zonas submareales del mar Mediterráneo.
3. Tortuga caguama (Caretta caretta)

Las aletas en forma de paleta de esta tortuga le permiten deslizarse elegantemente por el
agua. Estas tortugas marinas pueden permanecer bajo el agua durante varias horas sin
tener que salir a la superficie para respirar. Migran miles de kilómetros hasta regresar a
sus playas de anidación para desovar.
4. Pez erizo (Diodon hystrix)

Para protegerse de sus depredadores, este pez se infla como un globo tragando agua y
enderezando sus espinas. Su boca picuda le permite romper la dura cáscara de moluscos y
crustáceos. Generalmente se encuentran en agujeros y grietas de zonas costeras como
lagunas, cuevas, naufragios y arrecifes.

Zona mesopelágica

Entre 200 y 1000 metros

A mayores profundidades la luz se vuelve más tenue, creando lo que se conoce como zona
mesopelágica o zona crepuscular. Ante la falta de energía solar, los animales de estos
lugares deben desarrollar otras estrategias para sobrevivir y adaptarse a la poca luz, el
aumento de la presión atmosférica y las bajas temperaturas. La vida marina que se puede
encontrar en la zona mesopelágica incluye:
5. Cachalote (Physeter macrocephalus)

Estas ballenas pasan la mayor parte del tiempo descendiendo a profundidades de 600
metros para buscar comida. Son capaces de bucear a profundidades aún más profundas
(más de 2.000 metros) durante una hora. A estas profundidades se alimentan de
calamares, tiburones, rayas y peces.

6. Pulpo común (Octopus vulgaris)

Todos los cefalópodos, como estos pulpos, tienen tentáculos con ventosas. El pulpo los
utiliza para deslizarse por el fondo del océano, sentir, tocar y capturar a sus presas. Es uno
de los animales marinos más inteligentes, con la capacidad de modificar su color y
apariencia para camuflarse.
7. Clavel de mar (Pelagia noctiluca)

Como muchos tipos de medusas, el clavel de mar tiene largos tentáculos llenos
de filamentos urticantes que actúan como mecanismo de defensa y para capturar a sus
presas. Los filamentos pueden causar urticaria severa si los humanos entran en contacto
con ellos. El 95% de su cuerpo está compuesto por agua y viajan por los mares dejándose
llevar por las corrientes.

8. Pez víbora (Chauliodus sloani)

Estos peces se encuentran principalmente a profundidades que oscilan entre 200 y 1.000
metros, pero se han encontrado hasta los 4000m. Sus órganos productores de luz
llamados fotóforos a lo largo de su vientre enmascaran la silueta del pez de los
depredadores que se encuentran debajo y pueden usarse para atraer presas. Sus colmillos
inferiores son tan largos que debe dislocar la mandíbula para poder tragar a sus presas y
su primera vértebra ha evolucionado para actuar como amortiguador de su poderosa
mordida.
Zona batipelágica

Entre 1.000 y 4.000 metros

La zona batipelágica o de medianoche puede alcanzar profundidades de 4.000 metros. Los


organismos en esta zona viven en completa oscuridad. Muchas criaturas han desarrollado
adaptaciones para generar su propia luz, llamada bioluminiscencia, para atraer presas o
encontrar pareja. Algunas especies han perdido el sentido de la visión.

9. Rapes de profundidad

Hay más de 200 especies de rape de aguas profundas. La diversa gama de especies de
rape en las profundidades marinas se ha adaptado con características que incluyen el
enanismo masculino, señuelos bioluminiscentes para capturar presas y modos
reproductivos únicos como el parasitismo sexual masculino, donde los machos se
adhieren a las hembras del rape de aguas profundas como estrategia de apareamiento.

10. Pez pelícano (Eurypharynx pelecanoides)

Este extraño pez parecido a una anguila engulle a su presa con su enorme boca. Puede
expandir su garganta y estómago para tragar peces y crustáceos grandes. Tienen muchos
dientes en la mandíbula y el extremo de la cola brilla a través de la bioluminiscencia.
Zona Abisal

4.000 – 6.000 metros

En las llanuras abisales se desarrollan formas de vida únicas. Los animales que viven en
esta zona de aguas profundas incluyen ofiuras, cerdos marinos y arañas marinas. Algunos
crustáceos que viven a estas profundidades han evolucionado hasta perder los ojos, ya
que deben depender de otros sentidos para sobrevivir debido a la ausencia de luz solar.
Las especies pueden sobrevivir gracias a la “lluvia” de organismos y materia orgánica que
se hunden desde las capas más superficiales.

Además, existen bacterias que, debido a la falta de luz solar, realizan quimiosíntesis
(obtienen energía a partir de sustancias químicas). Las especies que se encuentran aquí
viven en aguas muy frías, con una presión atmosférica que aplastaría a la mayoría de los
animales del planeta, incluidos los humanos.

Más profunda es la zona hadal o hadopelágica, con profundidades de hasta 11.00o


metros, que generalmente son fosas oceánicas.

El lugar más profundo conocido en el océano mide 10.935 metros (35.876 pies), y se
encuentra en la Fosa de las Marianas del Océano Pacífico, también conocida como
“Profundidad Challenger”. El entorno desafiante y despiadado de las profundidades del
océano hace que la exploración científica sea extremadamente difícil.

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