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yasutsune
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fábulas de kárate
02_itosu
yasutsune
Nació en Shuri No Tôbaru en 1830, Itosu Yasutsune consiguió, en sus
85 años de vida, lo que la mayoría de los karatekas solo pueden soñar:
fue un Meijin.
Cuando tenía 7 años su padre lo ató a una estaca con obi, dejándole
una distancia de dos pies para que el niño corriese alrededor de la
estaca. Luego su padre cogió otra estaca y comenzó a pincharlo con
ella.
Perplejo, el niño trató de coger el palo con las manos y, como no podía,
empezó a correr alrededor de la estaca hasta que se enrolló todo el obi.
Su padre continuó. Solo cuando el niño trató desesperadamente de
atacar a su padre, dejó de pincharlo.
El padre de Itosu siguió con este procedimiento todos los días hasta que
consideró que el niño había desarrollado lo que él denominaba un
“espíritu de lucha”. Sin duda son métodos severos y drásticos, pero es
en este clima de severidad en el que el hijo de un samurai debe crecer,
pensaba.
En 1846, cuando Sho Iku era rey de Okinawa, el joven Itosu acompañó a
su padre a visitar a Matsumura, que tenía entonces 54 años. Después
de los saludos de rigor, el padre de Itosu le pidió a Matsumura que
acogiese a su hijo como Deshi.
Sho Tai era ahora rey de Okinawa. Sho Iku, que era el rey cuando Itosu
empezó, estaba ahora como prisionero de Japón.
El toro embistió con la cabeza baja. Itosu lo esquivó y lo agarró por los
cuernos al pasar. Ni un solo sonido salió de aquellos que lo habían
mirado hacia otro lado por miedo. Simplemente miraron a Itosu mientras
este corría al lado del animal, con la cabeza asomando entre los
cuernos, hasta que el animal perdió el equilibrio y cayó al suelo. Cuando
el polvo que había levantado la caída del hombre y el animal se posó; la
gente se asombró de ver que Itosu mantenía la presa en la cabeza del
toro. El animal bramó y se retorció, pero no pudo liberarse de Itosu.
Después de un cierto tiempo varios jóvenes aprovecharon para atar al
agotado animal y llevárselo.
Itosu decidió hacer algo al oír esta conversación que estaba hiriendo su
orgullo. Se levantó y rápidamente se dirigió al grupo, diciendo:
“caballeros, creo que puedo probarles que están equivocados sobre el
karate de Shuri y sobre su adorado Tomayose. Simplemente si me dicen
como puedo desafiarlo, estaré encantado de mostrarles a todos ustedes
como se comporta el karate “de salón” en el campo de batalla”.
“Si su bolsa es tan grande como su cabeza, será una buena captura”,
dijo el primer bandido a los otros dos con una voz áspera.
“El karate no es un deporte”, dijo Itosu; “sino más bien un arte para
matar. Solo debería ser usado como autodefensa y como último
recurso”.
“Creo que esta puede ser una buena oportunidad para comparar el
karate con el judo”, dijo uno de los oficiales.
Fue algo tan repentino que los oficiales japoneses se quedaron sin
habla.
“Hoy habéis visto lo que el karate puede hacer frente a los no iniciados.
Nunca nadie debería usarlo a menos que no quede otro recurso. Que el
enfrentamiento de hoy sea la lección que recordéis siempre”. Al decir
esto se alejó lentamente. Gracias a esto entraría en la historia del karate.
El karate tal como se practica hoy, le debe mucho a Itosu. Él usó el kata
no solo como autodefensa física, sino también como un método
detransformación del carácter. Él dijo: “el karate es un modo de vida, un
medio para alcanzar la seguridad completa y la valentía”. Para él, el
karate era cuestión de carácter y no un método para luchar o alcanzar la
fama.