DIRECTORES
Enrique Varsi Rospigliosi
TOMO 2 / SETIEMBRE - OCTUBRE 2021
Las causales de divorcio
Especial en la jurisprudencia
TOMO 2 | SETIEMBRE - OCTUBRE 2021
de la Corte Suprema
11 autores
ESCRIBEN
EN ESTE
NÚMERO entre otros
ENRIQUE VARSI ROSPIGLIOSI
ROMINA SANTILLÁN SANTA CRUZ
MANUEL BERMÚDEZ TAPIA
TANIA BOCANEGRA RISCO
MARCO CELIS VÁSQUEZ
CHRISTIAN HERNÁNDEZ ALARCÓN
28 AÑOS DE LIDERAZGO
Carmen Cabello Matamala
Alex Plácido V.
Emilia Bustamante Oyague
Yuri Vega Mere
CONTENIDO
La imposibilidad de hacer vida
en común como causal de divorcio
La inconstitucionalidad
de la homosexualidad sobrevenida
como causal de divorcio
La protección de la unión de hecho
impropia
¿Se debe culminar con el régimen
de separación de patrimonios para
liquidar y pagar los gastos comunes?
Manifestación de voluntad
de las personas con discapacidad
La protección de las víctimas
de violencia de género en el contexto
de la emergencia sanitaria
por el COVID-19
La debida diligencia como principio
en la atención de los derechos del niño
y adolescente
¿Puede nombrarse apoyo judicial
a la persona con discapacidad
que puede manifestar su voluntad?
28 AÑOS DE LIDERAZGO
 RÉGIMEN PATRIMONIAL

RÉGIMEN PATRIMONIAL
ANÁLISIS JURÍDICO

La protección de la unión de hecho impropia

¿El amparo de la familia y de los derechos que derivan
de su reconocimiento son de exclusividad del matrimonio
y de la unión de hecho propia?
The protection of the improper de facto union
Are the protection of the family and of the rights deriving from
its recognition exclusive to marriage and the de proper facto union?

Sandra V. Manrique Urteaga*

Resumen: En aplicación del artículo 326 del Código Civil, los integrantes de una unión de hecho
impropia, en la que uno o ambos tienen impedimento matrimonial por estar casados, no tienen la
posibilidad de reclamar los derechos que sí se reconocen al matrimonio y a la unión de hecho propia.
Sobre el particular, la autora cuestiona que se otorgue derechos al cónyuge que en la práctica ya
no conforma una familia, protegiéndose un vínculo que solo existe en un papel, y se niegue dicha
tutela a quien en la realidad sí conforma una familia (cónyuge impropio). Por ello, propone una flexi-
bilización de las normas que constituyen una barrera para el acceso a reclamar derechos, tales como
pensión de viudez, herencia y liquidación de la comunidad de bienes.
Abstract: In application of article 326 of the Civil Code, the members of an improper de facto union, in
which one or both have a matrimonial impediment because they are married, they don’ t have the possi-
bility of claiming the rights that are recognized to marriage and to the proper de facto union. In this point,
the author questions the fact that rights are granted to the spouse who in practice no longer forms a family,
protecting a bond that only exists on paper, and denying such protection to those who in reality do form a
family (improper spouse). Therefore, she proposes a relaxation of the rules that constitute a barrier to access
to claim rights, such as widow’s pension, inheritance and liquidation of community property).

Palabras clave: Conviviente / Unión de hecho impropia / Vínculo matrimonial / Protección de la familia
Keywords: Cohabitant / Improper de facto union / Marital bond / Protection of the family
Marco normativo:
• Constitución Política del Perú: art. 5.
• Código Civil: art. 326.
Recibido: 03/09/2021 // Aprobado: 09/09/2021

* Abogada y doctora en Ciencias por la Universidad Nacional de Cajamarca (UNC). Máster en Familia e Infan-
cia por la Universidad de Barcelona. Profesora de pre y posgrado en la UNC.

GACETA DE FAMILIA | Nº 2 • SETIEMBRE-OCTUBRE 2021 • ISSN 2789-1933 • pp. 93-107 93


INTRODUCCIÓN
El actual contexto sanitario originado por
el COVID-19 viene generando un altísimo
impacto en la vida de las personas y en sus
relaciones. Interesa para el presente artículo
analizar las consecuencias en las relaciones
familiares, específicamente en las derivadas
de vínculos como el matrimonio y la unión
de hecho. No son aislados los casos en los
que se ha producido el fallecimiento de per-
sonas que mantenían en el plano del derecho
dos vínculos paralelos, esto es, se hallaban
aún casados, aunque ya separados de hecho
por varios años, pero a la vez tenían una con-
vivencia prolongada con otra persona, que
superaba los dos años, la cual es calificada
como impropia en atención a la existencia
formal del ligamen.
La evidencia de la fragilidad de la existen-
cia humana, sin preparación para la muerte
y, por ende, sin dar tiempo a poner en orden
los asuntos familiares aún pendientes, un sis-
tema de administración de justicia que torna
excesivamente largos y engorrosos los pro-
cesos de divorcio aunado al propio impacto
de la pandemia en la tramitación de los mis-
mos, y finalmente la informalidad y falta de
previsión que caracterizan el modo de vida de
muchos conciudadanos, sin ordenar oportu-
namente sus vínculos familiares; se constitu-
yen en tres factores que generan un contexto
familiar de matrimonios rotos en la práctica
aunque aún existentes legalmente coexis-
tiendo con verdaderas familias con fuente
en una convivencia impropia.
Es común que se presenten situaciones en las
cuales existen parejas unidas en una convi-
vencia impropia que han formado familia,
con presencia de hijos incluso, con un patri-
monio constituido, con estabilidad y perma-
nencia, con la notoriedad respectiva, pero en
la que uno o ambos convivientes aún man-
tienen vínculo matrimonial por no haberse
94 pp. 93-107 • ISSN 2789-1933 • SETIEMBRE-OCTUBRE 2021 • Nº 2
disuelto mediante divorcio, situación que se
prolongó hasta el fallecimiento intempestivo
de uno de los convivientes y que generó gra-
ves conflictos familiares.
Nos hallamos ante una situación fáctica, res-
pecto a la cual, en el ámbito jurídico se esta-
blece con suma claridad que no pueden sub-
sistir en una misma persona la condición de
casado y conviviente, pero que, sin embargo,
la realidad muestra tal coexistencia, pregun-
tándonos si tal prohibición normativa resulta
razón suficiente para negar protección jurí-
dica y reconocimiento de algunos derechos
a aquel conviviente supérstite que confor-
maba una familia con finalidades semejantes
al matrimonio, bajo el argumento de la exis-
tencia de un vínculo matrimonial formal que
en el plano de los hechos ya se hallaba roto; o
si por el contrario existen fundamentos váli-
dos para que el órgano jurisdiccional analice
el caso concreto y garantice la protección
de derechos fundamentales del conviviente
supérstite de la unión de hecho impropia.
I. LA PROTECCIÓN DE LA FAMILIA EN
EL ÁMBITO CONSTITUCIONAL
La Constitución Política en su artículo 4 dis-
pone que la comunidad y el Estado protegen a
la familia y promueven al matrimonio, reco-
nociéndolos como institutos naturales y fun-
damentales de la sociedad.
La primera parte de este artículo, consagra
el principio de protección de la familia, infi-
riéndose de la disposición constitucional que
está dirigida a la protección de cualquier tipo
de familia, independientemente de su ori-
gen, ello significa, que puede tratarse de una
familia matrimonial, convivencial, reconsti-
tuida, monoparental, etc.; no está en discu-
sión para recibir protección jurídica, el ori-
gen de la familia.
| GACETA DE FAMILIA
 RÉGIMEN PATRIMONIAL

Ello no ocurría con la Constitución de 1979, y la convivencia como formas de constituir

pues, la familia que merecía protección era
aquella originada en el matrimonio1, deján-
dose en un segundo plano a las uniones de
hecho, al considerarse que de ellas no surgía
una familia, centrándose la regulación solo
en los efectos patrimoniales que podrían sur-
gir, tal como se regula en el artículo 9 de la
referida norma constitucional2.
Varsi (2011) refiriéndose a la regulación cons-
titucional que se desarrolla en el texto de
1993, precisa que:
Esta protección a cualquier tipo de fami-
lia, tiene estrecha conexión, con cada
periodo histórico de las sociedades, pues,
la familia ha sido tomada y moldeada
bajo la influencia de concepciones reli-
giosas, políticas, sociales y morales; sur-
giendo –dentro del derecho– las figu-
ras del matrimonio religioso con efectos
civiles, el matrimonio civil y las uniones
estables. (p. 11)
Es debido a los cambios sociales, económi-
cos y tecnológicos, experimentados en las
últimas décadas, que según lo explicado por
Haro Bocanegra (1 de julio de 2013), “se han
ido optando por aquellas formas o arreglos
familiares distintos al modelo consagrado y
por ende que se proceda a regular otro tipo de
uniones de carácter estable, conocidas como
uniones de hecho” (p. 3), permitiendo con
ello a los sujetos elegir entre el matrimonio
familia.
La concepción de la familia entonces, no
debe asumirse sobre la base de un contenido
histórico, inmutable, anclado en el tiempo;
sino teniendo en cuenta que tal contenido
se va redefiniendo, deconstruyendo con la
evolución de la realidad y nuevos contextos
sociales que generan diversas estructuras
familiares a las que hay que dotarles de pro-
tección en estricta coherencia con los valo-
res fundamentales de libertad, igualdad y no
discriminación consagrados en el texto cons-
titucional y los instrumentos internacionales
ratificados por el Perú.
Así, el principio de libertad en el ámbito
familiar debe entenderse como aquel libre
poder de elección y sobre todo como la auto-
nomía misma de la constitución de una enti-
dad familiar, sin injerencia alguna por parte
de la familia, la sociedad o el Estado, en
cuanto implica la posibilidad de no solo reco-
nocer la facultad de crear una familia, sino
de escoger la forma como vincularse, pero
con la certeza y seguridad de que cualquiera
sea la forma elegida, el Estado garantice un
mismo nivel de protección jurídica, en con-
diciones de igualdad y no discriminación
(Manrique, 2020, p. 130).
La Constitución en su sentido material, por-
tadora de valores y principios expresados en
sus normas, significará en el ámbito familiar,

1 Constitución Política de 1979

Artículo 5.­El Estado protege el matrimonio y la familia como sociedad natural e institución fundamental de
la Nación.
Las formas de matrimonio y las causas de separación y disolución son reguladas por la ley.
La ley señala las condiciones para establecer el patrimonio familiar inembargable, inalienable y transmisi-
ble por herencia.
2 Constitución Política de 1979
Artículo 9.­La unión establece de un varón y una mujer, libres de impedimento matrimonial, que forman un
hogar de hecho por el tiempo y en las condiciones que señala la ley, da lugar a una sociedad de bienes que se
sujeta al régimen de la sociedad de gananciales en cuanto es aplicable.

GACETA DE FAMILIA | Nº 2 • SETIEMBRE-OCTUBRE 2021 • ISSN 2789-1933 • pp. 93-107 95


el reconocimiento de una pluralidad fami-
liar respetuosa de los derechos fundamenta-
les de cada uno de sus miembros; así la vali-
dez de una norma jurídica de rango legal, no
solo será apreciada desde el ámbito formal –
su promulgación bajo el procedimiento pres-
crito–; sino en la medida en que su contenido
sea acorde con los principios que se encuen-
tran en ella consagrados.
Es interesante referenciar la postura que en el
Derecho español se esboza respecto al reco-
nocimiento de nuevas formas de constituir
familia, tal y como se ve desarrollado en el
fundamento 5 de la Sentencia del Tribunal
Constitucional español (STC 198/2012, de 6
de noviembre de 2012)3:
(…) Aunque la demanda conecta en varias
ocasiones la protección constitucional
del matrimonio (art. 32 CE) con la de los
diversos apartados del artículo 39 CE por
considerar que estos últimos tienen su
fundamento principal en el matrimonio
tradicional, debemos recordar que matri-
monio y familia son dos bienes cons-
titucionales diferentes, que encuentran
cabida en preceptos distintos de la Cons-
titución por voluntad expresa del consti-
tuyente, de modo que “el texto constitu-
cional no hace depender exclusivamente
el concepto constitucional de familia a
la que tiene su origen en el matrimo-
nio ni tampoco la limita a las relacio-
nes con descendencia” (STC 19/2012,
de 15 de febrero, F.J. 5 y jurispruden-
cia allí citada). Por tanto, son dignos de
protección constitucional los matrimo-
nios sin descendencia, las familias extra-
matrimoniales o monoparentales (STC
3 Recurso de inconstitucionalidad contra la Ley 13/2005, de 1 de julio, por la que se modifica el Código Civil
(CC) en materia de derecho a contraer matrimonio, publicada en el “Boletín Oficial del Estado” de 2 de julio
de 2005.
96 pp. 93-107 • ISSN 2789-1933 • SETIEMBRE-OCTUBRE 2021 • Nº 2
222/1992, de 11 de diciembre) y, sobre
todo, los hijos a los que el artículo 39 CE,
que “refleja una conexión directa con el
artículo 14 CE” (STC 154/2006, de 22 de
mayo, FJ 8), protege “con independencia
de que estos hayan sido concebidos dentro
o fuera del matrimonio (art. 39.3 CE), de
que se haya producido la nulidad matri-
monial, la separación legal o la disolu-
ción del matrimonio por divorcio (art. 92
del Código Civil) o incluso, en fin, de que
el progenitor quede excluido de la patria
potestad y demás funciones tuitivas (arts.
110 y 111 in fine, CC)”. (STC 19/2012,
de 15 de febrero, FJ 5 y jurisprudencia
allí citada). Dicho lo anterior, es cierto
que, hasta la fecha, la interpretación del
artículo 39 CE no ha llevado a este Tribu-
nal a definir un concepto constitucional
de familia, y no siendo tampoco este el
momento para elaborarlo, ello no impide
determinar que en el artículo 39 CE se
incluirían las familias que se originan en
el matrimonio, pero también a las que no
tienen ese origen (STC 45/1989, de 20 de
febrero, FJ 4). Cabe recordar aquí que asi-
mismo el Tribunal Europeo de Derechos
Humanos desconecta el derecho a con-
traer matrimonio y la garantía de protec-
ción de la familia, cuando establece que
el concepto de vida familiar protegido
por el art. 8 CEDH no se reserva única-
mente a las familias fundadas en el matri-
monio, sino que puede referirse también
a otras relaciones de facto (entre otras
muchas SSTEDH en los asuntos X, Y y
Z c. Reino Unido, de 22 de abril de 1997,
§ 36; y Van Der Heijden c. Países Bajos,
de 3 de abril de 2012, § 50). (…)
| GACETA DE FAMILIA

Se infiere de este apartado, la necesidad de
entender al matrimonio y la familia como
dos bienes constitucionales que si bien están
estrechamente relacionados, son diferen-
tes, eso se traduce en que no puede hacerse
depender la existencia de la familia al matri-
monio, y en consecuencia, aquellas otras for-
mas de constituirla, son también merecedo-
ras de protección jurídica.
Para el ámbito familiar, el carácter norma-
tivo de la Constitución, ligado a la idea de
un orden valorativo vinculante y de aplica-
ción directa, implica una directa y profunda
incidencia respecto al concepto de familia
y la relectura de las instituciones familiares
a la luz de los derechos fundamentales, ale-
jándose de la concepción tradicional forma-
lista que concibe a la Constitución como una
norma meramente orientadora de la labor de
los poderes públicos. (Esborraz, 2015, p. 15).
II. LA UNIÓN DE HECHO Y SU
CLASIFICACIÓN
Se las denomina también concubinato, pareja
de hecho o matrimonio de hecho, matrimo-
nio aparente, unión extramatrimonial, etc.;
siendo la tendencia actual la denominación
de unión estable. En nuestro país encontra-
mos su antecedente más remoto en el servi-
nacuy o matrimonio de prueba.
Para Aguilar (2015), “el término concubinato
significa dormir juntos y conceptualmente
alude a una de las vías cómo se forma la fami-
lia; y, en este caso, nos referimos a la relación
entre un hombre y mujer, que, sin estar casa-
dos, viven como si lo fueran” (p. 12).
En palabras de Varsi (2012), la unión de
hecho “se constituye por la unión estable
monogámica y voluntaria de dos personas
heterosexuales, libres de impedimento matri-
monial que da origen a una familia, siendo
GACETA DE FAMILIA | Nº 2 • SETIEMBRE-OCTUBRE 2021 • ISSN 2789-1933 • pp. 93-107
RÉGIMEN PATRIMONIAL
merecedora de protección por parte del
Estado en condiciones de igualdad” (p. 385).
Atendiendo al cumplimiento o no de los
requisitos exigidos para su protección jurí-
dica, se las clasifica en uniones de hechos
propias e impropias.
1. Unión de hecho propia
Denominada también unión de hecho en sen-
tido estricto. “Es aquella que cumple con
todos los requisitos establecidos por nues-
tra normatividad para generar efectos jurí-
dicos, tanto personales como patrimoniales.
Conformada por sujetos que se encuentran
libres de impedimento matrimonial y, por lo
tanto, en cualquier momento pueden contraer
matrimonio” (Varsi, 2012, p. 395).
Así, se configura entre los convivientes una
relación jurídica muy similar al matrimonio,
que se da de manera voluntaria por la unión
de varón y mujer en el plano fáctico, quienes
han optado por constituir familia con base en
el vínculo convivencial de hecho y no a través
del matrimonio, pese a no tener impedimento
para casarse. En suma, en pleno ejercicio de
su derecho al libre desarrollo de la persona-
lidad han optado por convivir y no casarse.
2. Unión de hecho impropia
Se la denomina como concubinato en sen-
tido lato y, a diferencia de la unión de hecho
propia, sus integrantes tienen impedimento
para poder contraer matrimonio entre sí;
esto quiere decir que no se cumple con los
requisitos exigidos para reconocer su exis-
tencia. Por ejemplo, alguno o ambos inte-
grantes tienen un vínculo matrimonial previo
con otra persona o se encuentran impedidos
de casarse por cualquier otra causal. Puede
tratarse de uniones clandestinas y/o parale-
las que no sean de público conocimiento. En
todos estos casos, no califica como uniones
97


de hecho propias, por lo que no serán mere-
cedoras de protección jurídica; y, conforme
lo establece el artículo 326 del Código Civil,
dará solo cabida a una acción de enriqueci-
miento indebido.
III. PROTECCIÓN CONSTITUCIONAL Y
LEGAL DE LA UNIÓN DE HECHO
[la unión de hecho] es la unión monogá-
mica heterosexual, con vocación de habi-
tualidad y permanencia, que conforma
un hogar de hecho. Efecto de esta situa-
ción jurídica es que (…) se reconozca
una comunidad de bienes concubinarios,
que deberá sujetarse a la regulación de la
sociedad de gananciales.

El artículo 5 de la Constitución4 consagra el El artículo 326 del Código Civil5 establece la

principio de amparo a las uniones de hecho
y extiende la protección constitucional a las
familias constituidas a partir de las uniones
voluntarias realizadas y mantenidas entre un
varón y una mujer, sin impedimento matri-
monial, es decir, a las denominadas uniones
de hecho propias; en consecuencia, reco-
noce efectos jurídicos, los mismos que son
de naturaleza personal y patrimonial seme-
jantes a los del matrimonio.
El Tribunal Constitucional, en la sentencia
recaída en el Expediente N° 06572 2006-
PA/TC, fundamento 16, precisa:
regulación legal de la unión de hecho, conci-
biéndola como aquella unión de un hombre
y una mujer que, de manera estable y dura-
dera, mantienen un vínculo de afectividad y
realizan vida en común, generando derechos
y obligaciones para sus integrantes; atributos
y/o potestades que, para ser ejercidos y pro-
tegidos, necesariamente están condiciona-
dos a la declaración previa de su existencia
que se realiza voluntariamente ante el nota-
rio o que se genera a través de una sentencia
emitida por el juez de Familia en el respec-
tivo proceso de reconocimiento judicial de
unión de hecho.

4 Constitución Política de 1993

Artículo 5.- Unión de hecho
La unión estable de un varón y una mujer, libres de impedimento matrimonial, que forman un hogar de hecho,
da lugar a una comunidad de bienes sujeta al régimen de la sociedad de gananciales en cuanto sea aplicable.
5 Código Civil
Artículo 326.- Uniones de hecho.
La unión de hecho, voluntariamente realizada y mantenida por un varón y una mujer, libres de impedimento
matrimonial, para alcanzar finalidades y cumplir deberes semejantes a los del matrimonio, origina una socie-
dad de bienes que se sujeta al régimen de sociedad de gananciales, en cuanto le fuere aplicable, siempre que
dicha unión haya durado por lo menos dos años continuos.
La posesión constante de estado a partir de fecha aproximada puede probarse con cualquiera de los medios
admitidos por la ley procesal, siempre que exista un principio de prueba escrita.
La unión de hecho termina por muerte, ausencia, mutuo acuerdo o decisión unilateral. En este último caso, el
juez puede conceder, a elección del abandonado, una cantidad de dinero por concepto de indemnización o una
pensión de alimentos, además de los derechos que le correspondan de conformidad con el régimen de socie-
dad de gananciales.
Tratándose de la unión de hecho que no reúna las condiciones señaladas en este artículo, el interesado tiene
expedita, en su caso, la acción de enriquecimiento indebido.
Las uniones de hecho que reúnan las condiciones señaladas en el presente artículo producen, respecto de sus
miembros, derechos y deberes sucesorios, similares a los del matrimonio, por lo que las disposiciones con-
tenidas en los artículos 725, 727, 730, 731, 732, 822, 823, 824 y 825 del Código Civil se aplican al integrante
sobreviviente de la unión de hecho en los términos en que se aplicarían al cónyuge.

98 pp. 93-107 • ISSN 2789-1933 • SETIEMBRE-OCTUBRE 2021 • Nº 2 | GACETA DE FAMILIA


La protección específica de las uniones de
hecho propias desde el ámbito constitucio-
nal inicialmente se justificó en la apariencia
de estado matrimonial derivada de la publi-
cidad, singularidad y estabilidad, no otor-
gándoles la misma categoría del matrimo-
nio, sino brindando una atenuada protección
jurídica ante una realidad que mostraba la
tendencia de las parejas por la convivencia.
Esta situación se evidencia en la regulación
legislativa coetánea a 1993, en la que los inte-
grantes de las uniones de hecho propias eran
titulares de menos derechos en comparación
a los que gozaban los cónyuges; ello porque
lo que se procuraba era hacerla menos atrac-
tiva frente al matrimonio para de esta manera
orillar a las personas a optar por casarse antes
que convivir.
Castro (2014) refiere que el Código Civil de
1984 optó por la teoría abstencionista que
“considera que carece de sentido regular la
unión de hecho con requisitos referentes a
su constitución y desarrollo porque implica-
ría otorgarle solidez al concubinato, equipa-
rándolo con el matrimonio mismo” (p. 52).
Por ello, el Código Civil reguló en un solo
artículo a la unión de hecho.
De manera muy ilustrativa explica esta ten-
dencia de la época el profesor Plácido (2001),
quien precisa que: “La regulación jurídica
de la unión de hecho debe tener por objeto
imponerle mayores cargas legales, haciéndola
menos atractiva, lo que virtualmente fomen-
tará el matrimonio” (p. 26).
Sin embargo, con el paso de los años, aquel
contexto inicial de tenue protección jurídica
a las uniones de hecho, propio de un crite-
rio abstencionista, varió abismalmente, per-
diendo fuerza la postura de apariencia de
estado matrimonial, que se validaba en otor-
gar menos derechos que el matrimonio para
de esta manera fomentar el mismo; y ello
GACETA DE FAMILIA | Nº 2 • SETIEMBRE-OCTUBRE 2021 • ISSN 2789-1933 • pp. 93-107
RÉGIMEN PATRIMONIAL
debido a las nuevas realidades y a la necesi-
dad de protección de la diversidad familiar,
que exige igualdad de derechos y no discri-
minación, el respeto al libre desarrollo de la
personalidad y la protección del derecho a
constituir una familia.
La concepción de la familia
entonces, no debe asumirse
sobre la base de un contenido
histórico, inmutable, anclado
en el tiempo; sino teniendo en
cuenta que tal contenido se va
redefiniendo, deconstruyendo
con la evolución de la realidad
y nuevos contextos sociales que
generan diversas estructuras
familiares a las que hay que
dotarles de protección .
El actual contexto jurídico muestra que, entre
1993 a la actualidad, a las uniones de hecho
por disposición normativa y por efecto de
la jurisprudencia se les ha ido concediendo
derechos que eran exclusivos del matrimo-
nio, tales como: El derecho de adopción con-
junta por los convivientes, el derecho a here-
dar, el derecho a la inscripción voluntaria de
la unión de hecho en el Registro Personal, el
derecho a decidir sobre la donación de órga-
nos del conviviente supérstite, los requisitos
para la compatibilidad del trasplante renal,
el derecho a una pensión de viudez, la equi-
valencia de la unión de hecho al matrimo-
nio para acceder a la pensión de sobreviven-
cia y el derecho de sustitución del régimen
patrimonial.
99

Similar situación viene ocurriendo con la
protección de otros tipos de familia como la
reconstituida y el otorgamiento de derechos
al conviviente supérstite de la unión homo-
sexual, a quienes, por ejemplo, en época de
pandemia se les ha reconocido el derecho a
percibir un bono de ayuda social.
Se puede afirmar entonces que la legisla-
ción infraconstitucional y la jurispruden-
cia han optado por la protección de los dere-
chos fundamentales del grupo familiar, antes
que la protección formal de un modelo fami-
liar único, que devenía en un tratamiento
desigual y discriminatorio, lo cual importa
admitir la protección de una pluralidad fami-
liar. Esto, en palabras de Carbonell (2011),
implica que el Estado tendría que renun-
ciar a imponer un modelo único de fami-
lia, debiendo dar protección a las diferen-
tes opciones que pueda tomar una persona,
haciendo que el ordenamiento jurídico sea
capaz de tutelar a todos los modelos de fami-
lia sin discriminación, sin que los modelos
mayoritarios sean impuestos coactivamente
a las minorías, lo cual es una demanda deri-
vada directamente del carácter universal de
los derechos fundamentales (p. 86).
En el caso de las uniones de hecho propias,
de un análisis de la legislación infra constitu-
cional, se advierte que cuentan con un esta-
tus jurídico autónomo, justificado en que se
constituyen en otra forma de originar fami-
lia, y con mínimas diferencias respecto a
los derechos que por mucho tiempo eran de
exclusividad de los cónyuges.
Como se observa, el Derecho debe dar res-
puestas adecuadas a los contextos específi-
cos en que se producen las relaciones fami-
liares. Así ha ocurrido con el reconocimiento
de derechos a las uniones de hecho propias,
cuya protección inicial bastante atenuada,
tuvo que ser fortalecida con el paso de los
años en atención a la exigencia de protección
100 pp. 93-107 • ISSN 2789-1933 • SETIEMBRE-OCTUBRE 2021 • Nº 2
de los derechos fundamentales de los inte-
grantes del grupo familiar.
Castro precisa “La comunidad peruana ha
terminado aceptando socialmente que el ejer-
cicio de la autonomía personal permite que
tanto la mujer como el varón puedan consti-
tuir una unión afectiva, de acuerdo a sus con-
vicciones personales y costumbres” (2014,
p. 63).
Una situación similar a la acaecida hace algu-
nas décadas respecto al otorgamiento de
derechos a la unión de hecho propia se viene
produciendo en estos tiempos. Me refiero a
la posibilidad de reconocimiento de algunos
derechos al conviviente supérstite de la unión
de hecho impropia (por impedimento matri-
monial). Si bien su protección no está permi-
tida legalmente, es innegable su incidencia
práctica, contexto que debe abrir la posibi-
lidad para que el órgano jurisdiccional ana-
lice el caso concreto y pueda valorar el otor-
gamiento de algunos derechos específicos al
conviviente impropio y no al aún cónyuge
que mantuvo únicamente un vínculo formal
con el fallecido.
Aquí resulta determinante analizar la razón
que subyace a la norma que otorga protección
jurídica a las uniones de hecho propias. Se
asume que lo que se protege es a la familia
voluntariamente constituida, estable, noto-
ria, que se ha prolongado en el tiempo supe-
rando los dos años y cuya finalidad es hacer
vida en común, y cumplir finalidades y debe-
res semejantes al matrimonio.
IV. ¿EL REQUISITO DE ESTAR LIBRE
DE MATRIMONIO IMPIDE QUE LOS
INTEGRANTES DE LA UNIÓN DE
HECHO IMPROPIA PUEDAN SER
TITULARES DE DERECHOS?
Algunos pronunciamientos emitidos por la
judicatura peruana muestran que la tendencia
| GACETA DE FAMILIA
 RÉGIMEN PATRIMONIAL

es el no otorgamiento de derechos cuando - Casación N° 1086-02-ICA (04-12-2002).

alguno de los convivientes mantiene aún
vínculo matrimonial. Ello se observa por
ejemplo en:
- Exp. N° 06572-2006-PA/TC (06-11-2007)
en el cual se precisa: “16. De igual forma
se observa, que se trata de una unión
monogámica heterosexual, con voca-
ción de habitualidad y permanencia, que
conforma un hogar de hecho. Efecto de
esta situación jurídica es que, como ya se
expuso, se reconozca una comunidad de
bienes concubinarios, que deberá suje-
tarse a la regulación de la sociedad de
gananciales. 17. Ahora bien, el formar
un hogar de hecho comprende compartir
habitación, lecho y techo. Esto es, que las
parejas de hecho lleven su vida tal como
si fuesen cónyuges, compartiendo inti-
midad y vida sexual en un contexto de
un fuerte lazo afectivo. Las implicancias
de ello se verán reflejadas en el desarro-
llo de la convivencia, que deberá basarse
en un clima de fidelidad y exclusividad.
Se excluye. por lo tanto, que alguno de
los convivientes esté casado o tenga otra
unión de hecho” (Considerando N° 17).
Se trata de la pretensión de alimentos
incoada por una conviviente por derecho
propio y a favor de su menor hijo; derecho
que inicialmente fue otorgado por las ins-
tancias inferiores, sin embargo, en el con-
siderando sexto de la sentencia de casa-
ción6 se resolvió que no le corresponde
tal derecho por cuanto la relación convi-
vencial no se habría acreditado conforme
a lo requisitos exigidos en el artículo 326
del Código Civil, pues, según lo acredi-
tado en el proceso y descrito en los funda-
mentos del recurso7, el conviviente varón
mantenía vínculo matrimonial, negán-
dosele el derecho alimentario a la madre
del menor.
Como puede verse de ambos pronunciamien-
tos, el reconocimiento de efectos a la unión
de hecho se halla condicionado a la inexis-
tencia de impedimento matrimonial, tal es
así que, ante la comprobación de la exis-
tencia de matrimonio con el acta respec-
tiva, se cierra toda posibilidad para analizar
si en el caso concreto tal vínculo tiene una
implicancia práctica o si solo se trata de un
vínculo formal. Y, aunado a ello, verificar si

6 Sexto: Que, tanto el a quo, como el ad quem, han establecido que le corresponde a la demandante el beneficio
de la pensión alimenticia, pues con las partidas de nacimiento de los hijos mayores de edad tenidos con el recu-
rrente se acredita la relación convivencial, por lo que se encuentra dentro de los alcances del artículo trescien-
tos veintiséis del Código Civil; sin embargo, como se puede apreciar del texto de la norma citada se advierte
un sentido distinto, toda vez que no se señala que una partida de nacimiento acredite un estado de convivencia
o unión de hecho, como erróneamente han concluido las instancias inferiores, más aún si al conviviente solo
le asiste una pensión de alimentos, siempre y cuando la unión de hecho haya terminado por muerte, ausencia,
mutuo acuerdo o decisión unilateral, lo que no se ha dilucidado, ni ha sido materia de controversia.
7 Fundamentos del Recurso: Que, concedido el recurso de casación a fojas doscientos sesenta y dos, fue decla-
rado procedente por este Supremo Tribunal mediante resolución de fecha veinticuatro de mayo del dos mil
dos, por la causal contemplada por el inciso primero del artículo trescientos ochenta y seis del Código Pro-
cesal Civil, denunciando la interpretación errónea del artículo trescientos veintiséis del Código Civil, pues el
juez no ha considerado que la actora no tiene la calidad de conviviente, ya que esta calidad se configura de la
unión estable entre un varón y una mujer libres de impedimento matrimonial, es decir, ambos deben ser impe-
dimento matrimonial, es decir, ambos deben ser solteros, lo que no sucede en autos pues ha demostrado con su
partida de matrimonio que es casado desde el año mil novecientos noventa y tres, es más para que exista una
unión de hecho debe existir previamente reconocimiento judicial de tal estado, por lo que no le asiste derecho
alimentario a la madre del menor.

GACETA DE FAMILIA | Nº 2 • SETIEMBRE-OCTUBRE 2021 • ISSN 2789-1933 • pp. 93-107 101


la convivencia, aunque impropia, tiene exis-
tencia real y cumple con los demás requisi-
tos exigidos para su reconocimiento y si de
él se deriva una familia.
Si bien el reconocimiento
de derechos al conviviente
supérstite de la unión de hecho
impropia no está permitido
legalmente, es innegable su
incidencia práctica. Esto debe
abrir la posibilidad para que el
juez otorgue algunos derechos
al conviviente impropio y no
al aún cónyuge que mantuvo
únicamente un vínculo formal
con el fallecido .
Así, abierta la posibilidad de la sustanciación
del caso concreto, es necesario analizar los
requisitos exigidos para la protección de la
unión de hecho, los cuales se obtienen de una
interpretación conjunta de la norma consti-
tucional y legal. Así, se tiene:
a. Unión de un varón y una mujer.
b. La voluntariedad y permanencia en el
tiempo.
c. La notoriedad.
d. La inexistencia de impedimentos
matrimoniales.
e. La persecución de fines y deberes simi-
lares al matrimonio, tales como hacer
102 pp. 93-107 • ISSN 2789-1933 • SETIEMBRE-OCTUBRE 2021 • Nº 2
vida en común, fidelidad y asistencia
recíproca.
f. La duración mínima de dos años.
Se entiende que estos requisitos deben ser
concurrentes, es decir, basta que falte alguno
para afirmar que nos encontramos ante el
supuesto de la unión de hecho impropia y, por
lo tanto, para negar los efectos jurídicos reco-
nocidos por ley. Esto ocurre, por ejemplo, en
el caso planteado en el presente artículo, en
el que uno o ambos integrantes de la unión
de hecho aún mantienen un vínculo matri-
monial con otra persona, el cual si bien es
cierto en el plano de los hechos ya no existe,
sin embargo, formalmente no se ha disuelto
con el divorcio.
Ahora bien, el incumplimiento de este único
requisito determinaría que el integrante de
la unión de hecho impropia, ante el falleci-
miento de su compañero(a), se halle impedido
de reclamar algún derecho, correspondién-
dole únicamente la acción por enriqueci-
miento indebido. Y, por el contrario, sea el o
la cónyuge supérstite a quien se le conceda
todos los derechos derivados del matrimonio
aún existente, pese a que en la práctica no se
cumplía más con la finalidad y deberes inhe-
rentes a la relación matrimonial debido a la
propia decisión de los cónyuges.
Aquí vale la pena preguntarnos: ¿Un juez
debería analizar si la convivencia ha con-
solidado una familia, esto es, si se cumplen
los demás requisitos, independientemente
de la existencia del impedimento matrimo-
nial? Consideramos que sí, pues, la existen-
cia formal del vínculo no puede constituirse
en un fundamento válido para negar pro-
tección jurídica a quien en el plano de los
hechos se ha desempeñado como el compa-
ñero de vida en atención a la voluntariedad
de ambos, ostentando notoriedad frente a los
demás, cumpliendo finalidades similares al
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matrimonio y que ha conformado una unión
estable y permanente en el tiempo superando
los dos años exigidos por ley. Descartán-
dose, por supuesto, en los hechos, la exis-
tencia paralela de la relación matrimonial y
la convivencia impropia, pues, si este fuese
el caso, definitivamente debe prevalecer la
protección al vínculo matrimonial que sub-
siste tanto formalmente como en la realidad,
desechándose toda protección jurídica a este
tipo de unión de hecho.
La posibilidad de acceso a tutela jurisdiccio-
nal efectiva para que el órgano jurisdiccional
competente analice el caso concreto es una
garantía que se desprende de la protección
convencional y constitucional a la diversidad
familiar, además de los derechos de igualdad
y no discriminación y el libre desarrollo de
la personalidad.
Una postura congruente a la que planteamos
nos presenta Treviño, Roldán y Rubio Rufino
(2020), quienes indican:
(…) Muchos de los casos comprueban lo
problemático de la centralidad del matri-
monio en el Derecho de Familia. Los
reclamos parten de la comparación con el
matrimonio como modelo o figura base
para la generación de derechos y obliga-
ciones. Como podrá verse, con la legis-
lación actual, representa todavía un reto
configurar precedentes que permitan
transicionar de un modelo centrado en el
matrimonio a la valoración de las uniones
familiares en condiciones de igualdad y
en respeto del derecho al libre desarrollo
de la personalidad. (p. 3)
El contexto actual exige la flexibilización de
las normas de carácter legal que se constitu-
yen en una barrera para el acceso a reclamar
derechos, tales como la pensión de viudez, la
posibilidad de heredar o la liquidación de la
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RÉGIMEN PATRIMONIAL
comunidad de bienes que se gestó durante el
período exclusivo de la convivencia.
Urge una interpretación normativa coherente
y conforme a los derechos fundamentales
antes mencionados a fin de garantizar su pro-
tección y evitar que la existencia formal de
un vínculo matrimonial que no se materializa
en la práctica traiga consecuencias jurídicas
totalmente injustas, pues se otorga derechos
a quien en la práctica ya no conforma una
familia, protegiéndose un vínculo que solo
existe en un papel y negándose tutela a quien
en la realidad sí conforma familia.
V. PRONUNCIAMIENTOS DE LA
SUPREMA CORTE DE JUSTICIA
DE MÉXICO RESPECTO A LA
PROTECCIÓN DE DERECHOS A
UNIONES DE HECHO IMPROPIAS
1. SCJN, Primera Sala, Amparo Directo en
Revisión 230/2014, 19 de noviembre 2014
El caso precisa la situación de una pareja que
mantuvo una relación durante cuarenta años
sin casarse producto de la cual procrearon
cinco hijos. La mujer demandó ante el juez
familiar que se le conceda una pensión ali-
menticia, indicando que cuando enfermó de
cáncer su pareja la abandonó negándose a
proporcionarle una suma económica para su
manutención. El juez concedió una suma ali-
menticia provisional a su favor, en el 50 % del
monto de los ingresos mensuales del deman-
dado, quien promovió un juicio para la can-
celación de la pensión bajo el argumento de
que nunca existió una relación de concu-
binato por lo que no tenía que otorgar ali-
mentos. Por ello, señaló que el artículo 42
del Código Civil para el Estado de Tlaxcala
exige que para que se configure el concubi-
nato ambos sujetos deben encontrarse libres
de matrimonio (solteros) y él siempre estuvo
casado con otra mujer.
103

En primera y segunda instancia se le negó tal
pedido, considerando que se ha demostrado
que procrearon cinco hijos y que la mujer se
dedicó preponderantemente a las labores del
hogar y cuidado de los hijos, por lo que se
conformó una familia y, por tanto, la señora
tuvo la misma calidad de una concubina y
tenía el derecho a recibir alimentos.
Frente a esta decisión, dicho sujeto pro-
movió un juicio de amparo directo, bajo el
argumento que no se debía reconocer un
concubinato únicamente porque hubieran
demostrado haber tenido cinco hijos juntos
y que la mujer negara tener conocimiento de
que él estaba casado, pues bastaba el hecho
de demostrar que durante todo ese tiempo
estuvo unido en matrimonio para no reco-
nocer cualquier otro tipo de unión.
El Tribunal Colegiado negó el amparo, pre-
cisando que el hecho de que hubieran pro-
creado hijos juntos constituye un vínculo
jurídico y una situación de dependencia eco-
nómica lo suficientemente relevante para la
procedencia de la obligación.
La Suprema Corte de México precisó (como
se cita en Treviño, Roldán y Rubio Rufino
2020):
Con base en el principio de igualdad y
no discriminación, las familias consti-
tuidas por parejas de hecho que convi-
ven de manera constante y estable, con
base en vínculos de solidaridad, afecti-
vidad y ayuda mutua, también son suje-
tos del derecho constitucional a la pro-
tección familiar. Por tanto, las personas
que integren estas uniones familiares
deben beneficiarse de las protecciones
mínimas que prevé el Derecho de Fami-
lia, como son las obligaciones alimen-
tarias, aun cuando no cumplan con los
requisitos legales para constituir un con-
cubinato o matrimonio. (p. 15)
104 pp. 93-107 • ISSN 2789-1933 • SETIEMBRE-OCTUBRE 2021 • Nº 2
La Suprema Corte señaló además que:
Toda distinción realizada por el legis-
lador entre parejas de hecho y aquellas
unidas por matrimonio puede encon-
trarse sujeta a un escrutinio estricto para
determinar si la misma es objetiva, razo-
nable, proporcional y si no lesiona dere-
chos fundamentales. (…) Bajo esa pre-
misa, esta Suprema Corte considera que
no es posible sostener que el goce de los
derechos más elementales establecidos
para la protección de la familia, entre
los que destacan los derechos alimenta-
rios, corresponde en exclusiva a aque-
llas familias formadas en un contexto
de matrimonio o concubinato en tér-
minos de ley. (…) Todos aquellos casos
en que se acredite la existencia de una
pareja que conviva de forma constante
y estable, fundada en la afectividad,
la solidaridad y la ayuda mutua, debe-
rán aplicarse las protecciones mínimas
que prevé el Derecho de familia para el
matrimonio y el concubinato, entre las
que se encuentran y destacan las obliga-
ciones alimentarias conforme a lo expre-
sado en los apartados precedentes. En
cualquier caso, es conveniente resaltar
que las protecciones aludidas son exclu-
sivas de la familia, por lo que no son
extensibles a uniones efímeras o pasa-
jeras que no revisten las características
expuestas anteriormente. (pp. 15-16)
Puede verse que el derecho reclamado es el
de alimentos ante una situación de abandono
por decisión unilateral realizada por el con-
viviente varón, derecho que normativamente
no se reconoce pues se exige para la confi-
guración del concubinato que ambos sujetos
estén libres de matrimonio.
En nuestro país tenemos una prescripción
similar, pues el artículo 326 del Código Civil
reconoce de manera optativa el derecho a
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alimentos al conviviente perjudicado con la
decisión unilateral de rompimiento por parte
del otro conviviente, pero condicionándolo
a que se cumplan los requisitos exigidos,
siendo uno de ellos el estar libre de impedi-
mento matrimonial.
Sin embargo, como se advierte en el presente
caso, pese a la existencia de tal prescripción
normativa, se concedió la pensión alimenticia
sobre la base de la protección de una familia
cuya existencia se acreditó en el proceso y
en tutela de los derechos fundamentales a la
igualdad, no discriminación y libre desarro-
llo de la personalidad de los miembros que
la conforman.
2. SCJN, Primera Sala, Amparo Directo en
Revisión 3727/2018, 2 de septiembre de
2020
El proceso se generó ante la demanda de
pago de pensión alimenticia derivada de la
unión en concubinato que mantuvo la deman-
dante con su pareja por más de doce años. El
demandado, al contestar la demanda, se negó
a pasar alimentos, basando su defensa en que
se encontraba casado por lo que no podía
existir concubinato, indicando además que
la señora contaba con trabajo y podía bas-
tarse por sí misma.
La jueza del juzgado familiar negó el derecho
a la solicitante en atención a lo prescrito por
el artículo 65 del Código Familiar del Estado
de Morelos, que exige para la constitución de
concubinato encontrarse libres de matrimo-
nio y sin impedimento para contraerlo, por
lo que no existía fundamento legal para esta-
blecer la pensión alimenticia.
Ante ello, se promovió un juicio de amparo
directo, reclamando la inconstitucionalidad
del citado artículo, por vulnerar el derecho
a una vida digna, además a la igualdad y no
discriminación hacia las mujeres en base al
GACETA DE FAMILIA | Nº 2 • SETIEMBRE-OCTUBRE 2021 • ISSN 2789-1933 • pp. 93-107
RÉGIMEN PATRIMONIAL
estado civil y la protección de la familia. La
Primera Sala, ante la negativa de amparo
del Tribunal colegiado, admitió el recurso y
resolvió conceder el amparo disponiendo que
se analice nuevamente el caso, precisando
que se debería dejar de considerar como un
obstáculo para la configuración del concubi-
nato la existencia del matrimonio y además
habría que tener en cuenta la perspectiva de
género para resolver sobre el derecho alimen-
tario solicitado.
Treviño, Roldán y Rubio (2020) refiriéndose
al criterio que la Suprema Corte tuvo en el
presente caso, precisan que:
(…) Exigir cierto estado civil (estar libre
de matrimonio) para el reconocimiento
de un concubinato –y con ello los dere-
chos derivados de su extinción– es viola-
torio del principio de igualdad y no dis-
criminación. La distinción se basa en
una categoría sospechosa que de manera
injustificada obstaculiza el ejercicio de
derechos, pues no solo no contribuye al
fin de proteger la familia, sino que reitera
un estereotipo de género relacionado con
el prejuicio del hogar extramarital. (p. 18)
Los párrafos 54 y 55 de la sentencia (como se
cita en Treviño 2020, pp. 19-20), desarrollan
de manera muy clara el argumento por el cual
debe otorgarse protección jurídica al concu-
binato, aun cuando exista vínculo matrimo-
nial, así se precisa:
(…) Negar el reconocimiento a una rela-
ción de concubinato, por el hecho de que
uno de los concubinos está unido con otra
persona en matrimonio civil, implica la
negación del reconocimiento jurídico a
la relación voluntaria de concubina que
dos personas sostuvieron en ejercicio de
su derecho y libertad de desarrollo de
vida personal, máxime que de la figura
de concubinato jurídicamente derivan
105

obligaciones y derechos en caso de su
disolución, muchos de índole fundamen-
tal como lo es el derecho alimentario,
por ende el requisito relativo no se justi-
fica ni siquiera en razón de protección a
la familia o procuración de la estabilidad
de la pareja, porque dicha percepción por
el contrario confirma que se deja en total
desprotección a la familia que originó o
fue formada precisamente con motivo del
concubinato, que si bien no es el caso de
la recurrente en tanto no procreó hijos
con el tercero interesado, no puede ser
tampoco motivo para concluir en otra
determinación, en tanto el simple hecho
de negar la posibilidad de que un órgano
jurisdiccional verifique si la recurrente
le asiste o no el derecho de alimentos,
por el hecho de desestimar la existencia
de concubinato bajo dicho requisito, se
ocasiona una grave afectación a los dere-
chos humanos reconocidos en el numeral
4 de la Constitución Federal”. (El resal-
tado es nuestro)
(,,,) No es óbice a lo anterior, el que el
concubinato en sí mismo sea una figura
que se entienda equiparada al matrimonio
(…), y por ello concluir que entonces no
pueden subsistir en una misma persona
(…) en tanto que la realidad indica que sí
es posible la coexistencia de ambas figu-
ras (…), por ello es pertinente reconocer
dichas realidades, y precisamente ante
la coexistencia de ellas, la ley no puede
privilegiar solo un modo de convivencia
en pareja, y decantarse por otorgar con-
secuencias jurídicas solo al matrimonio,
como sucede en el caso del artículo que
se analiza.
Con esta decisión, la Suprema Corte de
México reitera y refuerza la postura res-
pecto al reconocimiento de derechos a las
uniones de hecho en las que coexiste vínculo
106 pp. 93-107 • ISSN 2789-1933 • SETIEMBRE-OCTUBRE 2021 • Nº 2
matrimonial, siendo bastante enfáticos en la
necesidad de permitir que el órgano jurisdic-
cional brinde tutela efectiva para verificar si
en el caso concreto corresponde o no recono-
cer determinados derechos, y no negar limi-
narmente tal posibilidad por el solo hecho de
la existencia de vínculo matrimonial.
Precisa también que no puede negarse que
en el plano de los hechos una misma per-
sona puede tener la posición de cónyuge y
conviviente, lo que jurídicamente resultaría
imposible; pero que, dada la incidencia fác-
tica, es necesario examinar si la convivencia
ha generado una familia y, por ende, evaluar
la protección de derechos fundamentales de
los miembros de la misma, a pesar de la exis-
tencia de una prescripción normativa que
aparentemente impediría la sustanciación de
cualquier proceso cuando se verifica la exis-
tencia de impedimento.
CONCLUSIONES
- La protección constitucional de la fami-
lia se enfoca en la realidad y los nuevos
relacionamientos familiares que generan
diversas estructuras familiares a las que
hay que tutelar en coherencia con valores
fundamentales como la libertad, la igual-
dad y la no discriminación.
- El matrimonio y la familia, aun cuando
se hallan estrechamente vinculados, son
diferentes. Ello significa que no puede
hacerse depender la existencia de la fami-
lia al matrimonio y, en consecuencia, las
otras formas de constituirla son también
merecedoras de protección jurídica.
- La unión de hecho se constituye en otra
de las fuentes que da origen a la fami-
lia. Progresivamente se le han ido reco-
nociendo mayor número de derechos, lo
que muestra el alejamiento respecto a la
tesis abstencionista en la que inicialmente
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se inspiró el Código Civil de 1984, pues
ahora, la tendencia es su equiparación al
matrimonio.
- Los integrantes de una unión de hecho
impropia, en la que uno o ambos tienen
impedimento matrimonial por estar casa-
dos, no tienen la posibilidad de reclamar
los derechos que se reconocen a la unión
de hecho propia; ello debido exclusiva-
mente a la prohibición legal que se sus-
tenta en existencia de un vínculo formal,
aun cuando en la práctica ya no exista tal
familia matrimonial.
- Tal prescripción normativa que veda toda
posibilidad para acceder al órgano juris-
diccional y permitir por lo menos la sus-
tanciación del conflicto, no debe ni puede
superponerse a la protección de los dere-
chos de los integrantes de una unión de
hecho impropia que, en el plano fáctico,
se desenvuelven y cumplen los fines y
deberes propios de la familia.
- Es urgente una interpretación coherente
y conforme con los derechos fundamen-
tales de igualdad, no discriminación y
libre desarrollo de la personalidad de
los miembros del grupo familiar a fin de
permitir el acceso a tutela jurisdiccional
efectiva en procesos en los que discu-
tan este tipo de pretensiones, tal y como
se viene pronunciando la jurisprudencia
mexicana.
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