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El 14 de septiembre de 1671 se ofreció la primera misa ante las autoridades eclesiásticas y

civiles, en la recientemente inaugurada ermita que se erigió por orden del virrey Pedro Antonio
Fernández de Castro, Conde de Lemos, fecha que coincide con el día de La Exaltación de la
Santa Cruz, comenzándose a difundir el culto y a llegar de diferentes lugares numerosos fieles,
comenzándolo a llamar al crucificado, Santo Cristo de los Milagros, o de Las Maravillas. Un
detalle muy resaltante fue la gestión del Párroco de San Sebastián y de Doña Margarita Andy
Tebes Manrique de Lara para el traslado del Mural a dicha parroquia, pero no esperaron la
negativa de las autoridades y de los fieles. Días después de tan memorable ceremonia se
nombra como primer mayordomo de la entonces Ermita del Santo Cristo de los Milagros a don
Alemán.

El terremoto de 1687 y la primera procesión[editar]

Procesión del Señor de los Milagros

El 20 de octubre de 1687, a las 4:45 a. m., un violento terremoto que según cronistas de la
época duró más de 15 minutos (sic) arrasó Lima junto al Callao, teniendo una réplica a las 6:30
a. m., derribando la ermita edificada en honor al Cristo. Ante la sorpresa general la pared de la
imagen del crucificado quedó nuevamente incólume, por lo que se ordenó la confección de una
copia al óleo y que por primera vez saliera en andas por las calles de Pachacamilla por idea de
Sebastián de Antuñano. Una vez elaborada la copia, se sacó en procesión.

Traslado Procesional del Señor de los Milagros en 1954

Un dato que es importante destacar es que el Señor de los Milagros visita desde 1688 el
Hospital Arzobispo Loayza, mismo que en esa época era el Hospital de Santa Ana. A partir de
ese momento hace su visita bendiciendo a los enfermos y trabajadores que todo el año esperan
ansiosos su llegada, el 28 de octubre de cada año.

El terremoto y maremoto de 1746[editar]


En 1746, Lima padeció el sismo más destructor de su historia y, una réplica de su imagen salió
en procesión y la tierra dejó de temblar. Esto acrecentó la devoción del pueblo. se construyó la
Iglesia de las Nazarenas, que hoy es el santuario donde se le rinde culto. Decenas de miles de
devotos llegan de todas partes del mundo en el mes de octubre para participar en las
procesiones por las calles de Lima. Por eso miles de personas van a la procesión el día 28 de
octubre de cada año recordando lo que en ese día aconteció , el terremoto, pero también se
recuerda cuando el muro del Señor de los Milagros no se cayó, se quedó en pie otra vez
devolviendo la esperanza a la ciudad de Lima y a partir de ese momento sale el 28 de octubre
de cada año bendiciendo a toda la metrópoli.
Por decisión y apoyo incondicional del entonces virrey Manuel Amat y Juniet, aportar
anualmente desde 1764 hasta 1776, 150 pesos de la época como limosna para la construcción
del nuevo Templo de Nazarenas, llegando a duplicar en la cuaresma de 1775 la limosna.
También colaboró en todos los estudios técnicos de los planos de la obra, la inspección de la
construcción y todos los permisos necesarios para que finalmente fuera inaugurada el 21 de
enero de 1771 ante el júbilo de las Madres Nazarenas como el pueblo de Lima. Cabe resaltar
que la idea originalmente fue de Micaela Villegas la Perricholi, quien era devota del Señor de los
Milagros, y un buen día visitó la ermita y al verla en lamentable estado, decidió erigir un templo
digno para su culto, e hizo las coordinaciones con su pareja sentimental el virrey Amat y se
ejecutó la obra, con recursos propios y del pueblo limeño.

Según la tradición, un esclavo de Angola pintó en 1651 en Pachacamilla, un


suburbio de la ciudad de Lima, Perú, un retrato de Jesús en una pared. Cuando un
devastador terremoto sacudió la ciudad el 20 de octubre de 1687, esta parte del
muro permaneció intacta.
Recorre distintas calles de Lima el 18, 19 y 28 de octubre. Su último recorrido es el
1 de noviembre, cuando el Cristo sale del santuario de Las Nazarenas y regresa al
monasterio hasta el próximo año.

La pintura de “Benito” quedó intacta y sin daño alguno, lo cual, constituyó el primer
milagro del también conocido como Señor de los Temblores. Debido a este suceso,
la población comenzó a venerar a la imagen todos los viernes por la noche.

El hábito morado se trata de un símbolo de penitencia; pero, no es algo que se


impuso o tenga que ver directamente con la imagen del Cristo Moreno. Cuentan los
historiadores, que el origen se remonta a la visión que tuvo una mujer de Guayaquil
de nombre Antonia Maldonado, quien llegó al Perú y vivió en el Callao.

De acuerdo con los especialistas, es el símbolo de la penitencia; es decir, del


arrepentimiento de los pecados cometidos y confesados a un sacerdote para
obtener la absolución.
Durante el siglo XVII, un esclavo de Angola llevado a Perú pintó, en un templo
improvisado del barrio de Pachacamilla a donde acudían a orar los esclavos, una
imagen de Jesucristo crucificado, sin saber el fervor que, años después, esa imagen
iba a provocar entre la población limeña
La Carapulcra, la Chanfainita o el Turrón de Doña Pepa, todos ellos armonizados
con cócteles como la Chicha Milagrosa protagonizan la mesa durante el llamado
'mes morado

Los devotos, después de acompañar al Cristo con ornamentados cirios encendidos,


los dejaban como ofrenda en el templo de las Nazarenas. Durante octubre, se
producen cirios de color morado, medianos y grandes de hasta treinta kilos que
gozan de gran demanda entre los devotos.

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