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imagen de Jesucristo originalmente pintada en una pared de adobe, ubicada tras el Altar
Mayor del santuario de Las Nazarenas de Lima (Perú) y venerada en Lima y diversas
partes del mundo. La imagen fue pintada durante el siglo XVI por un esclavo originario
de Angola que fue llevado al Perú.
La festividad del Señor de los Milagros es la principal celebración católica en el Perú y una
de las procesiones más grandes del mundo.1
Índice
1Historia
2La tragedia de 1655
o 2.1La primera misa ante las altas autoridades eclesiásticas y civiles
o 2.2El terremoto de 1687 y la primera procesión
o 2.3El terremoto y maremoto de 1746
3Las Sagradas Andas
4Nuestra Señora de la Nube
5Hermandad del Señor de los Milagros de Nazarenas (Lima)
6Honores
o 6.1Guarda y Custodio por la ciudad de Lima
o 6.2Patrono de la Espiritualidad Católica del Perú
o 6.3Proclamación como Patrón de todos los peruanos
7Procesión
8Feria Taurina del Señor de los Milagros
9Véase también
10Referencias
11Enlaces externos
Historia[editar]
La imagen original del Cristo fue pintada en 1651 por un esclavo de casta angoleña
llamado Pedro Dalcón o Benito, según Raúl Porras Barrenechea. Posteriormente fueron
añadidas las imágenes de Dios Padre, María y María Magdalena. Se le conoce como
Cristo Moreno debido a que, entre sus creyentes, predominaba la gente de piel negra.
Podría estar relacionado, según explica la historiadora María Rostworowski, con el culto
milenario al dios Pachacamac, tan solo por haber sido pintado en el Barrio de
Pachacamilla en el centro de Lima.
La tragedia de 1655[editar]
El 13 de noviembre de 1655 a las 14:45 horas, tuvo lugar un terremoto que
estremeció Lima y Callao, derrumbándose templos, casonas y las viviendas más frágiles,
dejando miles de víctimas mortales y damnificados. Lo que más llamo la atención fue que
la pared simple de adobe donde se encontraba el cristo permaneció intacta.
Las reuniones para venerar la imagen eran los viernes por la noche. Con el tiempo, se fue
incrementando la peregrinación. Muchas veces se produjeron hechos de índole distinta a
las prácticas religiosas. Viendo con malos ojos todos estos hechos el párroco de San
Sebastián, José de Mena, hace de conocimiento al entonces virrey Conde de
Lemos, Pedro Antonio Fernández de Castro, que intervenga como autoridad, para que
prohibiese las reuniones y que diera la orden irrevocable de borrar al Cristo, ya que, según
su criterio, estaba fuera de los cultos religiosos. El Virrey trasladó la solicitud a la máxima
autoridad eclesiástica que era en ese momento el provisor y vicario general Esteban de
Ibarra, por haber fallecido el Arzobispo Pedro de Villagómez. Este envió el 4 de septiembre
al sitio al promotor fiscal del Arzobispado José Lara y Galván, Laureano de Mena y el
Notario Juan de Uría, quienes verificaron la existencia de la imagen del Cristo Crucificado,
una concurrencia de unas doscientas personas que entonaron el salmo miserere «Tibi soli
peccavi» y la presencia del sacristán de la Parroquia de San Marcelo, José de Robledillo, a
quien José Lara le llamó la atención de autorizar con su presencia tal tipo de reuniones, se
armó un tumulto en que los congregados en el lugar rodearon a los representantes
eclesiásticos que se vieron obligados a abandonar el lugar.
Esteban Ibarra dictaminó que se prohibiesen tales reuniones y que se borrase la imagen,
por lo cual entre el 6 y el 13 de septiembre de 1671, y se constituyó al lugar un comité
especial dispuesto por el Promotor Fiscal del Arzobispado José Lara y Galán, un notario,
posiblemente el mismo Juan de Uría, un pintor indígena de brocha gorda y el capitán de la
guardia del Virrey, Pedro Balcázar, escoltado por dos escuadras de soldados para el caso
que se produjese desmanes por la cantidad de curiosos y vecinos que rodeaban el lugar.
El primero en intentarlo fue un pintor que al momento de subir por la escalera hacia la
imagen comenzó a sentir temblores y escalofríos, teniendo que ser atendido, intentó de
nuevo proseguir con su tarea, pero al subir otra vez, fue tal su impresión que bajó
rápidamente y se alejó asustado del lugar sin concretar el encargo. El segundo hombre, se
acercó a la imagen, pero algo vio en ella que le hizo desistir de raspar la imagen. El
tercero, fue un soldado real de ánimo más templado, este subió, pero bajó rápidamente
explicando luego que cuando estuvo frente a la imagen, vio que esta se ponía más bella y
que la corona de espinas se tornaba verde.
Ante la insistencia de las autoridades por borrar la imagen, la gente manifestó su disgusto
y comenzó a proferir grandes voces. En vista de lo cual el virrey y el vicario Ibarra
decidieron revocar la orden, siendo el mismo quien autorizó su culto. Luego de una visita
del virrey y su esposa, dispusieron se levante una ermita provisional. El 14 de septiembre
de 1671 se celebraría la primera misa oficial en la ermita.
El 20 de octubre de 1687, a las 4:45 a. m., un violento terremoto que según cronistas de la
época duró más de 15 minutos (sic) arrasó Lima junto al Callao, teniendo una réplica a
las 6:30 a. m., derribando la ermita edificada en honor al Cristo. Ante la sorpresa general la
pared de la imagen del crucificado quedó nuevamente incólume, por lo que se ordenó la
confección de una copia al óleo y que por primera vez saliera en andas por las calles de
Pachacamilla por idea de Sebastián de Antuñano. Una vez elaborada la copia, se sacó en
procesión.
Un dato que es importante destacar es que el Señor de los Milagros visita desde 1688
el Hospital Arzobispo Loayza, mismo que en esa época era el Hospital de Santa Ana. A
partir de ese momento hace su visita bendiciendo a los enfermos y trabajadores que todo
el año esperan ansiosos su llegada, el 28 de octubre de cada año.
Las andas son la estructura que permite cargar la imagen venerada en procesión.
Cargadas en hombros, pueden ser interpretadas como símbolo de realeza, en tanto
permiten evocar las literas de los reyes. Las andas hacen posible llevar en alto, elevar
sobre el pueblo la imagen, consintiendo una relación más directa con el objeto de su
piedad.
Las Andas del Señor de los Milagros están formadas, en primer lugar; por una especie de
mesa de madera de caoba y refuerzos metálicos sobre la que se alza la imagen; la mesa
atravesada longitudinalmente por cuatro largos travesaños de pino Oregón que sirven para
el transporte. Los travesaños, de 3,46 m de longitud, están recubiertos en la parte superior
por planchas de plata y en la inferior ligeramente acolchadas en terciopelo color morado.
Las terminales de las patas son de bronce.
Sobre la mesa se levanta un pequeño podio de madera recubierto con láminas
de plata tallada, que sirve de base a la imagen. En cada una de las cuatro esquinas del
anda, un ángel de plata maciza de 1 m de alto y 50 kg de peso, con alas desplegadas,
sostiene entre las manos una azucena de plata con trinches de acero, donde se colocan
los conos de flores.
Tanto en la parte frontal del anda, como posterior se ubican las jardineras también de
plata, para los arreglos florales que se reciben en el recorrido y donde también se
encuentran los candelabros de plata para las velas, cinco al frente de cada imagen,
encendidas durante todo el recorrido procesional. El lienzo del Señor de los Milagros se
ubica sobre el eje transversal del anda. El lienzo, en cuya parte posterior se ubica el
de Nuestra Señora de la Nube, está encuadrado por un doble marco de columnas
salomónicas que rematan en capiteles a modo de querubines, sobre los que se apoya
un arco ornamentado con especies de volutas y rostros de ángeles. El arranque del arco
coincide con los brazos de la Cruz. Columnas, arco y ornamentaciones son de plata pura y
están rodeadas por rayos de plata bañada en oro de 21 kilates que rematan en 33 puntas.
En la parte más alta, sobre los rayos, aparece el escudo de la Ciudad de los Reyes. Las
andas del Señor de los Milagros miden en total 4, 40 m de alto, 1, 64 de lado, y pesaban
originalmente cerca de 1,700 kg, de los cuales 450 kg de plata pura, con los accesorios
pesa cerca de 1,950 kg.
Virgen de la Nube
El lienzo de Nuestra Señora de la Nube fue colocado en el reverso de las sagradas andas
del Señor de los Milagros de Nazarenas el 20 de octubre de 1747,
advocación ecuatoriana, es fiel homenaje a la cuna de la fundadora del Monasterio de Las
Nazarenas. Según Pedro Gjurinovic fue pintada encima de la imagen de la Virgen de la
Merced, como se comprobó cuando se hizo la restauración del lienzo en el Museo de
Osma.
La advocación de la Virgen de la Nube también se le conoce como la Candelaria, del Aviso
o de las Lágrimas. La imagen de la Virgen María, se presenta como una reina, en su mano
derecha sujeta su cetro; la azucena representa su corazón y el olivo su fruto, símbolo de
su vinculación con Israel. En su brazo izquierdo carga al Niño Jesús. Es probable que su
devoción la haya introducido la misma fundadora, Madre Antonia.
En 1696, en Quito, estaba enfermo y desahuciado el obispo Sancho de Andrade y
Figueroa. En el pueblo de Guápulo, de gran devoción a la Virgen María, se decidió
organizar una novena por su salud; una procesión del Rosario salió camino a la catedral
el 30 de diciembre y de repente se cuenta que una imagen de María apareció, formada por
las nubes. Cerca de 500 personas fueron testigos del maravilloso hecho, mientras el
obispo se curaba repentinamente.
Escudo de la HSMN
Honores[editar]
Guarda y Custodio por la ciudad de Lima[editar]
Cabe reseñar que el Cabildo de Lima, dada su protección constante contra los diversos
temblores y terremotos, y al haber quedado inalterado por estos movimientos, y previa
gestión de Sebastián de Antuñ