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UNA- ARTES DRAMÁTICAS- Licenciatura en Actuación

La columna vertebral

La columna vertebral es el mecanismo más versátil de toda la estructura humana. Sobre la


columna se han realizado estudios exhaustivos y se han escrito muchos libros, pero sigue
siendo, junto con los pies, la parte más vulnerable y más sometida a abusos y malos tratos de
todo el armazón humano. Poca gente tiene una columna perfecta, y son mayoría los que
experimentan alguna clase de trastorno o dolor en la columna en el curso de su vida. La
columna es el centro hacia el cual y desde el cual irradian todas las fuerzas y energías.
Representa el eje central de nuestro esqueleto; el resto de la estructura es una derivación de ella,
los órganos internos se sostienen en ella, las costillas y el aparato respiratorio están unidos a
ella; ella sostiene y transporta el cráneo, la médula espinal pasa por su interior, y sirve de
soporte al sistema nervioso autónomo. La salud del importantísimo tejido nervioso está
estrechamente relacionada con el bienestar de la columna. Ésta controla todos los movimientos,
amortigua todos los choques del cuerpo, tiene gran fuerza y es al mismo tiempo elástica y
flexible. Es un mecanismo armonizador que trata de mantener equilibrado el peso del cuerpo
con un mínimo gasto de energía y de esfuerzo muscular. La columna vertebral es
constantemente dinámica, incluso durante el descanso y el sueño, pues se mueve en armonía con
la respiración.
Son muchos los que creen que las únicas articulaciones que hay entre las vértebras son aquellas
donde se forman los discos, pero existen otras dos articulaciones en cada vértebra, una a cada
lado. Son las carillas articulares, que varían en forma y diseño según la zona de la columna
donde se encuentran. Son estas articulaciones, junto con la estructura de las vértebras y el
espesor y forma de los discos, lo que determina la calidad y la amplitud del movimiento de la
columna. La versatilidad natural de la columna es el resultado de estas características en
combinación con sus curvas naturales. Puede doblarse hacia atrás, hacia adelante y a los lados,
puede girar sobre su eje y combinar todos estos movimientos para formar diversos «complejos»
de movimientos. Por ejemplo, una zona concreta de la columna puede doblarse hacia atrás, girar
sobre su eje y doblarse hacia un lado, todo ello simultáneamente, o bien una parte puede
doblarse hacia adelante mientras otra parte se dobla hacia atrás. El movimiento entre dos
vértebras consecutivas es relativamente pequeño, pero los grupos de vértebras tomados en
conjunto proporcionan una considerable amplitud de movimientos.
Debido a su propio diseño y a su papel esencial en la mecánica corporal, la columna es
particularmente propensa a sufrir tensiones, rigideces y un gran número de trastornos
mecánicos. Es vulnerable a toda clase de fijaciones, esguinces, tirones y traumatismos
mínimos, muchos de los cuales pasan inadvertidas, pero se acumulan y conducen
inevitablemente a cambios degenerativos prematuros. Idealmente, habría que procurar reducir a
un mínimo las agresiones a la columna, pero cuando sus curvas naturales están desequilibradas
o rígidas por la razón que sea, las fuerzas y tensiones resultan exageradas.
Cuando esto ocurre, la función de amortiguar los choques y transmitir el peso recae en sólo unas
pocas articulaciones, en lugar de repartiese a lo largo de toda la columna, y tales articulaciones
se vuelven especialmente propensas al desgaste. La columna es sumamente vulnerable a la
fuerza de compresión, y puede llegar a desviarse y formar ligeras torceduras. Esta tendencia se
ve aún más exagerada cuando los músculos de la columna se contraen, como suele ocurrir
cuando se espera un gran esfuerzo físico o psicológico y el cuerpo se encoge sobre sí mismo
como medida protectora de seguridad. Asimismo, la columna debe adaptarse a exigencias y
condiciones que se dan en otras partes del cuerpo, tales como rigidez en las caderas, cala
torácica, hombros, rodillas o pies, o a cualquier desequilibrio que altere la posición normal de la
pelvis. Todos los movimientos de cuerpo se relacionan directamente con la eficacia de su eje
central, la columna vertebral. La columna, más que ninguna otra parte del cuerpo, necesita
libertad y equilibrio. Esto queda demostrado por su potencial flexibilidad y su capacidad de
estirarse y descomprimirse. Una columna bien equilibrada jamás está rígida: cuando la
estructura cambia, la columna se estira espontáneamente y su mecanismo se libera de las
tensiones y se vuelve más eficiente.

El dolor de espalda
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Material de Cátedra
ENTRENAMIENTO CORPORAL DEL ACTOR II----CÁTEDRA Lic. Andrea JULIÁ
El dolor de espalda sigue estando tan difundido como siempre, si no más. Es cierto que
actualmente se puede tratar de diversas maneras, pero no se ha conseguido que la mayoría de las
columnas se encuentren en general más sanas. Si creemos que la prevención es preferible al
tratamiento, cada uno debe responsabilizarse de su propia columna vertebral. Como ha dicho
Wilfred Barlow, autor de El principio de Alexander, «se trata fundamentalmente de un
problema de uso>. Muchos terapeutas instruyen a sus pacientes acerca de cómo sentarse, cómo
andar y cómo levantar pesos, y todo esto es valioso a su manera como forma de prevención,
pero así los pacientes siguen sintiéndose pacientes: un movimiento en falso y la espalda puede
lesionarse de nuevo. El dolor de espalda puede prevenirse mediante un cambio gradual y
progresivo que devuelva el equilibrio a la estructura. El dolor de espalda es la culminación de
una mala mecánica corporal continuada en los movimientos cotidianos, y su prevención debe
concentrarse en estirar, aflojar, alargar y equilibrar toda la columna y el cuerpo en general.
Existen numerosos factores que contribuyen al dolor de espalda: la postura, tensiones y
esfuerzos mecánicos, cambios degenerativos, factores psicológicos, problemas orgánicos y
enfermedades de la propia columna. Estas causas, a su vez, pueden estar influidas por factores
hereditarios, lesiones, embarazo, régimen alimenticio y estilo de vida en general. Pero en
términos generales, desde un punto de vista estructural, el dolor de espalda se debe
principalmente a tensiones mecánicas y cambios degenerativos en las propias vértebras.
Uno de los primeros de la lista es el factor postural, es decir, el dolor derivado de una rigidez
residual en la columna, que a su vez proviene de alteraciones de sus curvas naturales. La
curvatura lumbar, por ejemplo, puede ser exagerada, casi inexistente, estar invertida, desviada
lateralmente o torcida sobre su eje. El más frecuente de todos los desequilibraos de la parte
inferior de la espalda es la exageración del ángulo sacro-lumbar. Esta zona sufre frecuentes
tensiones, debido a todas las fuerzas que se concentran en ella, y la consecuencia puede ser un
problema de toda la columna. Muchos desequilibraos pueden concentrarse en una sola vértebra
en relación con sus vecinas. El estudio del fenómeno de ese único hueso «desalineado» o «fijo»
casi se ha convertido en una ciencia por sí solo. La denominada lesión osteopática ha originado
probablemente más bibliografía que ningún otro fallo mecánico del cuerpo. Pero, sean cuales
fueren las condiciones mecánicas locales, es necesario trabajar en toda la columna y sobre la
estructura en su conjunto. Cualquier vértebra que se fije, se enganche, se bloquee, o como
quiera decirse, indica que en el cuerpo hay fuerzas desequilibradas que se han concentrado
sobre esa vértebra en particular, haciéndola ceder bajo el esfuerzo. Esta situación se resuelve
muy a menudo con o sin tratamiento, pero sólo una modificación de la estructura general
impedirá las recaídas.

Degeneración
Las luxaciones articulares menores que se acumulan a consecuencia de la actividad cotidiana
contribuyen considerablemente a la degeneración de la columna en general. Las pequeñas
luxaciones y tirones suelen repararse espontáneamente hasta cierto punto, pero también pueden
producir una rigidez persistente si la columna no se relaja, estira y afloja regularmente. Cuando
una articulación de la columna deja de funcionar correctamente, su circulación resulta afectada,
lo que con el tiempo puede dar lugar a cambios degenerativos y artríticos, incluidos posibles
problemas discales. La mayoría de los problemas
discales son consecuencia de la compresión continuada, la falta de movimiento y el secado
del disco. Las cualidades amortiguadores de los discos quedan gravemente perjudicadas por los
cambios en la curvatura de la columna que hacen recaer el peso del cuerpo sobre una parte del
disco, que así se adelgaza y se desgasta. Los disccos pueden hincharse, desintegrarse, herniarse
o sufrir prolapsos. Un problema discal suele ser la última consecuencia de un abuso mecánico.
Aunque una fuerza brusca puede lesionar el disco, lo más probable es que las tensiones y la
degeneración hayan ido desarrollándose a lo largo del tiempo. Por fortuna, sólo una persona de
cada mil necesita cirugía discal.
La gente se lesiona la columna haciendo las cosas más sencillas. Incluso hay quien se lesiona la
columna durmiendo, y al despertar no puede moverse. Pero en casi todos los casos, el dolor de
espalda no puede considerarse un problema local; casi siempre viene acompañado y precedido
de desequilibrios en otro lugar del cuerpo. Hay fuerzas que tiran y empujan desde arriba y
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desde abajo, hay fuerzas que arrastran hacia atrás y estiran por delante, etc. La rigidez y el
desequilibrio en piernas, caderas y hombros provocan tensiones adicionales en la columna, y las
tensiones en la propia columna suelen desplazarse de un nivel a otro. Quizá no siempre resulte
posible modificar radicalmente las curvas de la columna, pero restaurando la movilidad y la
fluidez, estirando y liberando todo el cuerpo, podemos reducir los episodios agudos de dolor y
reducir al mínimo los efectos degenerativos a largo plazo de las actividades diarias.

Las costillas
También las costillas desempeñan un importante papel en el equilibrio estructural, y se las ha de
mantener sueltas, bien ajustadas y flexibles. Son unas potentes palancas laterales unidas a la
columna y, salvo las últimas, al esternón. Los ligeros movimientos deslizantes y giratorios de
las costillas aumentan y reducen el volumen torácico unas 20 veces por minuto, durante la
respiración. Es corriente sufrir de una «restricción respiratoria» entre dos costillas, y sus
articulaciones son víctimas frecuentes de la rigidez. La rigidez de la columna puede afectar a las
costillas, y de igual manera, las restricciones de las costillas pueden limitar la libertad de la
columna. Exageradas, las curvas de la columna deprimen las costillas; las inferiores se acercan
demasiado a la pelvis y las superiores se hunden, cosa que conduce a la conocida cifosis de las
personas mayores, que se forma en la base del cuello. A veces, las costillas se mantienen
excesivamente levantadas, con los hombros echados hacia atrás, lo cual también aumenta la
rigidez de la columna y afecta al resto de la estructura. Cuando las costillas están libres y
equilibradas, esto suele indicar que la columna está suelta y los hombros bien sostenidos.

Cómo reajustar la columna


La mayoría de las técnicas para la columna incluyen también las costillas, pues casi todos los
movimientos de la columna vertebral afectan en mayor o menor medida a las costillas.
Para reajustar eficazmente la comuna, hay que favorecer su capacidad de estiramiento y de
rotación, pero también hace falta doblarla hacia atrás, hacia delante y a los lados.
Sobre todo la columna necesita relajarse conscientemente en todas las técnicas, sea cual fuere la
clase o la amplitud de movimientos que se describen.

BIBLIOGRAFÍA
“GUÍA PARA MEJORAR LA ESTRUCTURA CORPORAL”
John L. Stirk
Ediciones URANO 1989

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