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BOGOTÁ DESDE MI VENTANA

RELATORIA DE LOS ESTUDIANTES:

• KAREN JIMENEZ
• INGRID NOVOA
• VIOLETA SANTACRUZ
• SEBASTIAN OCHOA
Hemos perdido aun este crepúsculo.
Nadie nos vio esta tarde con las manos unidas
mientras la noche azul caía sobre el mundo.

He visto desde mi ventana


la fiesta del poniente en los cerros lejanos.

A veces como una moneda


se encendía un pedazo de sol entre mis manos.

Yo te recordaba con el alma apretada


de esa tristeza que tú me conoces.

Entonces, ¿dónde estabas?


Entre qué gentes?
Diciendo qué palabras?
Por qué se me vendrá todo el amor de golpe
cuando me siento triste, y te siento lejana?
Cayó el libro que siempre se toma en el crepúsculo,
y como un perro herido rodó a mis pies mi capa.

Siempre, siempre te alejas en las tardes


hacia donde el crepúsculo corre borrando estatuas.

(Pablo Neruda.)

El atardecer capitalino desde mi ventana

Desde mi ventana se logra disfrutar de los atardeceres y de los efectos de la luz sobre las nubes, en donde la inclinación del sol baja tiñe al cielo
de matices cromáticos hermosos que hacen disfrutar a quien este admirando ese peculiar momento del día, que se enmarca a través del vano
de mi habitación, otro detalle a resaltar es como el atardecer logra un efecto sobre las edificaciones, oscureciéndolas y pasándose a un segundo
plano y resaltando de esta manera el firmamento, haciendo una conexión directa con este.

Karen Jimenez
RESPLANDOR EN LA MEMORIA

“las brisas que antes fueran como vientos tormentosos,

el ladrido de algún perro del que sólo capturamos

su forma de correr y sus colmillos.

Un paisaje que en la mente es tan difuso como el aire

que se ve a través de la ventana.

Una niebla que se espesa

mientras más nos adentramos en su bruma

y nos muestra – o nos deja presentir

la visión de un fantasma que acaricia dulcemente

los recuerdos y sus viejas cicatrices”

(Hugo Chaparro, 1993)

Desde mi ventana contemplo la quietud de las calles inclinadas, las casas viejas con jardines espontáneos, la panadería de la esquina
reminiscente de cálidas mañanas brumosas y los tejados parcheados de los edificios vecinos donde en las tardes las palomas se posan.
Vislumbro los vestigios de distintos momentos de la vida de mi ciudad que bordean el sendero ascendente hacia el verdor de los indómitos
cerros orientales, inamovibles centinelas escarpados que envuelven la ciudad y nos confortan con su constancia, precedidos por una visión
lejana de coloridas casas humildes, un juego de contrastes en el que solo se conserva la resiliente presencia del ‘joie de vivre’.

Ingrid Natalia Novoa


AL GALERAS

“¡Oh leal guardián de tu ciudad sublime ¡

Yerto dormitas de elocuencia lleno;

Algo apolíneo a tu mudez oprime;

Algo hay que duerme en tu corpóreo seno,

Allí te yergues, ampuloso, grande,

En himnos salpicado de otro mundo;

Tu gloria por los ámbitos se expande

En torbellino sin igual, fecundo.


Sigue narrando las remotas eras

En tu lenguaje de melancolía

Mientras el numen en tu horror ocultes.

¡En un idelirio febril, oh Galeras!

Mi alma te entrego, aunque en lóbrego día

Con tu pérfida lava nos sepultes. . . ¡”

Arnulfo Ortega R

Desde mi ventana puedo apreciar todo lo que más me gusta de mi ciudad, su diversidad en cada uno de sus aspectos, puedo
apreciar también la tranquilidad de mi barrio la misma que compartimos mis vecinos y yo y que disfrutamos tanto, sin embargo esto
es solo un complemento a la belleza del paisaje que tenemos al fondo, el volcán galeras que es la insignia de nuestra ciudad,
nuestro Urcunina bautizado así por nuestros ancestros que significa montaña de fuego, su majestuosidad se siembra a raíz de su
flora y nos colma con su biodiversidad y los cielos despejados solo nos permite apreciar más su belleza.
Violeta S.
1° imagen: vista hacia el sur desde la cubierta, al lado izquierdo una antena de telecomunicaciones, en el medio un parque de bolsillo entre
las casas, al fondo a la derecha una agrupación de edificios en los barrios ‘San Cipriano’ y ‘Villa del Prado’.

2° Imagen desde un tercer piso hacia el norte, desde la izquierda una larga agrupación adosada de casas populares, al fondo a la derecha la
fachada sur del Centro Comercial Santafé

¿Dónde y cuándo me ubico? Entre un barrio a la periferia de la ciudad, un lugar que alguna vez fue catalogado como pueblo y prevalece ante el
enorme apetito de la urbe Bogotana, casas iguales pero distintas entre ellas, un parque principal frente a una iglesia, un inmenso Dadaísmo que
refleja un coordenado collage de fachadas hermanas que, ante los ojos de los enormes rascacielos y espacios más comerciales, les denominan
‘Populares’, Una arquitectura atemporal no por sus características, sino por su técnica, que múltiples habitantes hicieron una y otra vez, una
técnica que se conocía por práctica y nunca por teoría, conservan en su interior los recuerdos de sus ancestros asomándose por la claraboya, el
sol recibido por los patios posteriores, una gran sala para reunirse a tomar un café, una agrupación entre manzanas que siendo las esquinas las
más grandes, en conjunto asemejan a largas murallas de ladrillo, sin embargo tú que vives en el último piso de una hermosa torre vecina, la
consideras peligrosa, tu valioso carruaje no es bienvenido entre estas calles angostas, sigue derecho hasta la bahía porque desde aquí se camina,
conozco este barrio desde que tenía memoria, sin embargo su condición urbana sigue siendo un misterio.

Te repito que no es Nueva Zelanda, se llama Nueva Zelandia, una isla urbana que esperaba nunca unirse a la ciudad, Las casas más antiguas aún
siguen activas, relatan la felicidad de aquellos que anhelaban una vida acomodada al norte de la ciudad, pero no podían. - Sebastián Ochoa-

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