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Le psychannalyste ne sáutorise que de lui méme

“Le psychannalyste ne sáutorise que de lui méme” [1]

Por: Alfredo Terrazas Lara

«Para constituirse como analista hay que estar tremendamente chiflado; chiflado por
Freud, principalmente. Es decir, creer en esta cosa absolutamente loca que se llama el
inconsciente y que he tratado de traducir como sujeto supuesto saber» [2]
Jacques Lacan

Freud tiene la visión de tomar por su lado más frágil, el quiebre del cogito ergo sum, en
el que se funda toda la cultura occidental.

Es del título de este ensayo de lo que me interesa hablarles, no sin antes llevarlos
conmigo a un rodeo discursivo.

Una pregunta se me ocurre:

¿Cuál es el sujeto del psicoanálisis?

Es el empeño más grande de Freud, dar cuenta a través de su obra, de aquel que
yerra, que tiene lapsus, sueños, olvidos; del loco, y hacernos ver que el síntoma es lo
más preciado para este sujeto, y hacer su lectura, (quizás esto pueda ayudarnos a
descifrar tan sólo lateralmente esa enigmática frase de Lacan pronunciada en su clase
del 17 de febrero del 71: “La mujer no existe”) en una palabra: Inconsciente.
Lacan tiene la habilidad para traducirlo en su clase del 16 de Noviembre del 76, casi al
inicio, como el l’une-bévue, y que en comúnmente conocemos como la metida de pata.
Este sujeto del psicoanálisis, es el sujeto del inconsciente, y entendámoslo no hay otro
sujeto, más que el sujeto del inconsciente. Este sujeto es diametralmente opuesto al
sujeto cartesiano, que se despliega sobre la base fundamental de la razón.

¿Pero cómo acceder a este sujeto?

Los invito pues hacerse hijos del inconsciente.

Este sujeto del inconsciente tiene una forma de acceso, a través de la transferencia,
del discurso, de la interpretación, del análisis.

Con esto espero, apuntemos ya a cierto lugar en relación a la transmisión del


psicoanálisis.
En 1919 Freud publica el artículo ¿Debe enseñarse el psicoanálisis en la universidad?
Dejando de lado la posible cuestión política que este artículo pudiese tener, es un
artículo insólito, pues no solamente es publicado en una revista médica, sino por su
temática en sí.

Freud nos dice:

Es indudable que la incorporación del psicoanálisis a la enseñanza universitaria


significaría una satisfacción moral para todo psicoanalista, pero no es menos evidente
que este puede, por su parte, prescindir de la universidad sin menoscabo alguno para
su formación.

Esto quizá no sea agradable para algunos, pero Freud es tajante, no es indispensable
la enseñanza universitaria para la formación del analista. Esto parece no tener
precedentes, pues uno de los sueños de Freud era que el psicoanálisis mismo fuese
reconocido dentro de la universidad como un conocimiento científico.
Esto nos llevará a preguntarnos entonces ¿Cuál podría ser la relación de la
Universidad con el psicoanálisis, para la posible formación de analistas?
En un artículo que se encuentra incorporado en sus escritos 1, que se titula: Función y
campo de la palabra en psicoanálisis.... Lacan nos dice:

Pero a la vez puede también captarse en él que la dialéctica no es individual y que la


cuestión de la terminación del anillo es la del momento en que la satisfacción del
sujeto encuentra cómo realizarse en la satisfacción de cada uno, es decir, de todos
aquellos con los que se asocia en la realización de una obra humana. Entre todas las
que se proponen en el siglo, la obra del psicoanalista es tal vez la más alta porque
opera en él como mediadora entre el hombre de la preocupación y el sujeto del saber
absoluto. Por eso también exige una larga ascesis subjetiva, y que nunca sea
interrumpida, pues el final del análisis didáctico mismo no es separable de la entrada
del sujeto en su práctica.

Mejor pues que renuncie quien no pueda unir a su horizonte la subjetividad de su


época. Pues ¿cómo podría hacer de su ser el eje de tantas vidas aquel que no supiese
nada de la dialéctica que lo lanza con esas vidas en un movimiento simbólico? Que
conozca bien la espira a la que su época lo arrastra en la obra continuada de Babel, y
que sepa su función de intérprete en la discordia de los lenguajes. Para las tinieblas
del mundus alrededor de las cuales se enrolla la torre inmensa, que deje a la visión
mística el cuidado de ver elevarse sobre un bosque eterno la serpiente podrida de la
vida. [3]

Lacan nos orienta un poco, pues aquel que pretenda ser psicoanalista no podrá menos
que estar al tanto del conocimiento que le ayude a entender el mundo en que vive, y
no sólo desde la teoría psicoanalítica, tendrá que estar al tanto de la dialéctica del
pensamiento del hombre.

Tenemos pues que para la formación del analista no sólo tendrá que haber transitado
por el análisis mismo, sino que tendrá que dar cuenta al final del mismo del deseo de
ser analista para otro analizante, y que no es necesaria una correspondencia temporal
en cuanto a la formación teórica que este desee buscarse.

Habrá que reconocer pues que en el caso de la Facultad de Psicología de la UAQ,


cumple con un papel en la formación no terminal tanto de psicólogo clínico, como de
posibles psicoanalistas, en los primeros al ofrecer un espacio de enseñanza clínica y
teórica orientadas en algunos casos en la técnica del psicoanálisis, pero
principalmente como formadores de profesionales orientados al tratamiento de
pacientes, y en el segundo caso al ofrecer también una enseñanza de teorías
psicoanalíticas y si después de esto el sujeto atraviesa el análisis y concluye
descubriendo en su ser el deseo de ser analista para otro, bien vale decir que la
Universidad habrá contribuido a la formación de un analista. Pero la cuestión del
análisis tendrá que ser por una demanda y por una cuestión de síntoma que vendrá
del Otro con mayúscula y no por la demanda y por el síntoma de otro con minúscula.
El problema de la formación de analista, podrá tomarse desde este antropocentrismo,
desde el que busca saber desde el psicoanálisis, ya que éste podrá o no aprovechar lo
que la Universidad le ofrece, pero no será hasta tiempo después (¿cuánto? No lo sé)
que él mismo podrá definir su posición como psicólogo clínico o como psicoanalista.

[1][1] “El único que autoriza al psicoanalista es él mismo” o “El psicoanalista sólo se
autoriza a partir de él mismo” Traducción que aparece en Proposición del 9 de octubre
de 1967 sobre el psicoanalista de la Escuela, Versión cd.

[1][2] Lacan en 1978, en oportunidad de las jornadas de estudio sobre el pase.(Lettres


de l’ÉFP, nº 23).

[1][3] Escritos 1, Capitulo 4, Función y campo de la palabra y del lenguaje en


psicoanálisis, Las resonancias de la interpretación y el tiempo del sujeto en la técnica
psicoanalítica. Jacques Lacan. Versión Cd. Nota: las itálicas son mías
Publicado también en: http://www.uaq.mx/psicologia/lamision/alfredoterrazas.html

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