Está en la página 1de 1

IMPACTO

Todos sabemos que el impacto es el choque de un objeto contra otro. A veces esa colisión no es física, sino que
una situación determinada provoca cambios de comportamientos, pensamientos o emociones que aparecen, o se
intensifican, como consecuencia de esa experiencia. Y eso es lo extraordinario que hace la Música: utiliza un
fenómeno puramente físico, que es el sonido, que se puede y debe observar como un verdadero fenómeno que
no vive en este mundo. Dice Daniel Barenboim que el idioma de la música, el lenguaje de la música, es un
fenómeno físico. Pero la música es una expresión del alma humana, no de una cosa física. Y es justamente eso,
esa convivencia de lo más espiritual y más grande que hay en el ser humano, que es su alma, lo que se exprime a
través de un medio puramente físico. Es extraordinario. Que la música sea objetiva puede ser discutible. Es cierto
que se expresa y se evapora en el aire, pero queda en algún sitio: en la memoria de quien lo escuchó. Y eso es
subjetivo también.

Por eso la música es capaz, también, de exprimir la eternidad. Como mucha gente dice: “Cuando toca ese
movimiento lento de la Novena Sinfonía de Beethoven o de una sinfonía de Bruckner, el tiempo se para”. Y es
verdad, el tiempo se para porque con la música se puede expresar y vivir algo que no lo podemos vivir en esta
tierra, y es la eternidad. Parecen grandes palabras, pero no lo son. Es realmente una de las cosas más importantes
de la música, porque estamos siempre en peligro de perder el tiempo objetivo. Cuando somos felices queremos
que siga así, que el tiempo se pare. Pero el tiempo no se para. Y cuando estamos sufriendo pensamos que nunca
va a cambiar, y siempre cambia. Es difícil, pero en la música no existe este problema

La influencia de la música en nuestra mente es muy poderosa ya que las notas musicales “generan” energía. Hay
combinaciones de notas musicales que tienen la capacidad de relajarnos. Se logra con aquellos géneros que
tienen ritmos más regulares, lentos y el volumen no es tan alto. Algunas piezas de música clásica, instrumental o
pop suave contribuyen a tranquilizarnos. Se emplean incluso en salas donde se llevan a cabo radioterapias o
tratamientos médicos agresivos. La ciencia ha podido establecer que los ritmos musicales estimulan diferentes
áreas del cerebro. Una investigación de la Universidad de La Florida sugiere que los ritmos musicales ofrecen más
activación cerebral que cualquier otro estímulo conocido.

La música fortalece el aprendizaje y la memoria, regula las hormonas relacionadas con el estrés, permite evocar
experiencias y recuerdos, incide sobre los latidos, la presión arterial y el pulso y modula la velocidad de las ondas
cerebrales.

Cuando tocamos percusión nos sumergimos en una experiencia musical completa única. Cuerpo, mente y alma se
conectan de una forma que no ocurre con ningún instrumento musical y nos permiten vibrar de una forma
diferente. Esta vibración activa los neurotransmisores de nuestro cuerpo, inundándonos de una energía positiva,
que nos permite reciclar y canalizar todo el stress y emociones negativas hacia el exterior en forma de música y
ritmos. El elemento fundamental de esta experiencia es alcanzar el “Groove” de un ritmo, es decir tocar un ritmo
a tempo y alineado con el ensamble. En ese punto, el toque se vuelve orgánico, nuestro instinto musical toma las
riendas y fluimos naturalmente con el instrumento llevados por la música. Una vez que arribamos a ese lugar la
sensación de bienestar interno se intensifica, nos sentimos más conectados y enfocados, y podemos liberarnos
para expresar toda la musicalidad que llevamos dentro.

Es por eso que le pido al señor director que comparta este video del Ensamble de percusión de los llanos, de
Venezuela. Ya tiene varios años, pero el impacto que me generó, la energía y lo contagioso del disfrute, creo que
es algo en lo que todos debemos participar.

También podría gustarte