Está en la página 1de 8

Nicole Ruiz Inocencio

I. RÉGIMEN PATRIMONIAL DEL MATRIMONIO


l.l CONCEPTO
El sistema regula las relaciones entre los cónyuges y con terceros. En
otras palabras, es un sistema que controla las finanzas, la propiedad y el dinero
conyugales.

El régimen patrimonial es un sistema de normas y normas jurídicas que rigen


las relaciones con los bienes gananciales. Hay dos tipos de bienes
matrimoniales: bienes comunes, en los que ambos cónyuges son propietarios
de los bienes adquiridos durante el matrimonio, y bienes separados, en los que
ambos cónyuges conservan la plena propiedad, administración y disposición de
sus bienes existentes y futuros.

I.II TIPOS DE REGÍMENES PATRIMONIALES DEL MATRIMONIO


Existen tres tipos de Regímenes:

 Sociedad conyugal.
 Separación total de bienes.
 Participación en los gananciales.

I.III SOCIEDAD CONYUGAL


Según este acuerdo, la herencia de ambos cónyuges constituye una
propiedad conjunta, administrada por el marido. Esto incluye los bienes que
ambas partes poseían antes del matrimonio, así como los bienes adquiridos
durante el matrimonio.

I.V SEPARACIÓN TOTAL DE BIENES


Antes y durante el matrimonio, los bienes de los cónyuges y su
administración están separados. Es "lo mío es mío y lo tuyo es tuyo".

V. PARTICIPACIÓN EN LOS GANACIALES


Bajo este sistema, los bienes se dividen, pero si el sistema termina, el cónyuge
que recibe el bien de mayor valor debe compensar el bien de menor valor para
que ambas partes permanezcan iguales.

OPINIÓN

Régimen Patrimonial del Matrimonio, Editorial: El autor Pablo Hernández Guzmán, México y
1987
En mi opinión el reconocimiento constitucional de igualdad entre el
hombre y la mujer ha influido mucho en las normas jurídicas del matrimonio en
el Perú, en la cual existen amplias diferencias entre las capacidades, deberes y
responsabilidades de los cónyuges y se sustenta en el modelo de formación del
matrimonio entre dos personas de diferente sexo.

V.I REGÍMENES PATRIMONIALES DEL MATRIMONIO


Existen dos regímenes extremos y contrapuestos: el de la comunidad
universal de bienes y deudas y el de la separación de patrimonios, existen
otros regímenes a los que podríamos calificar de mixtos.

V.II RÉGIMEN DE LA COMUNIDAD UNIVERSAL DE BIENES Y DEUDAS


Una sociedad de marido y mujer se convierte en el único propietario de
una propiedad. No hay herencia conyugal porque los bienes prematrimoniales
del esposo y la esposa estaban separados antes del matrimonio, por lo que,
independientemente de la razón o el momento del matrimonio, se combinarán
en uno solo comprar bienes o celebrar acuerdos de deuda. En este sistema,
todos los bienes, incluidos los aportados al matrimonio y los adquiridos por
ambas partes durante el matrimonio, tienen el estatus de propiedad común, son
responsables de las deudas contraídas tanto por el marido como por la mujer, y
están incluidos en el patrimonio conyugal bienes después de pagar la
responsabilidad, se dividen por partes iguales entre los dos cónyuges.

Este sistema se basa en la noción de que el matrimonio requiere una


comunidad de vida que no puede limitarse a la esfera afectiva o moral, sino que
debe incluir a ambos cónyuges. Se destaca que la existencia de patrimonios
separados implica intereses independientes y eventualmente opuestos, lo que
provocaría la ruptura de esta estructura social y redundaría en intereses
económicos, haciendo que cada cónyuge se desconozca del otro. Argumentan
que el matrimonio necesita una comunidad de vida completa en todas las
esferas, y que no debería haber un tuyo y un mío porque se trata de dos
personas que unen sus vidas para compartir todo, lo bueno y lo malo. También
creen que la presencia de patrimonios separados puede generar conflicto y, en
algunos casos, conflicto abierto, ya que se trata de dos personas que unen sus
vidas para compartirlo todo.

OPINIÓN
En mi opinión en este régimen todos los bienes, tanto los llevados al
matrimonio como los adquiridos por ambos durante la vigencia del matrimonio,
tienen el carácter de comunes, responden por las deudas contraídas tanto por
el marido como por la mujer, y los bienes existentes al término del régimen
después de cubierto el pasivo, se dividen por igual entre los dos cónyuges.

V.III RÉGIMEN DE SEPARACIÓN DE PATRIMONIOS


Las relaciones patrimoniales a las que están sujetos el marido y la mujer
continúan como antes del matrimonio o se desarrollan después del mismo
como si no se hubiera producido, por lo que el matrimonio tiene escasa
repercusión económica.

La base de este arreglo es que ambos cónyuges son dueños de su propiedad


en el sentido de que son dueños de la propiedad que han invertido en el
matrimonio y adquirido en cualquier propiedad durante el matrimonio, así como
la propiedad de uno de ellos. En caso de extinción de la institución del
matrimonio, se asume la deuda propia y sin derecho a participar en los bienes
del otro cónyuge, aunque por diversas causas esto no afecta a las reglas de la
herencia al extinguirse la sociedad.Curiosamente, la premisa de este artículo
se basa en el mismo argumento sobre la comunidad de vida, pero desde una
perspectiva diferente. Por lo tanto, argumentan que la división de la riqueza es
una garantía de armonía entre los cónyuges, manteniéndose al margen de los
intereses financieros de cada uno. Además, elimina las ambiciones de los
pretendientes fracasados y la sospecha de los pretendientes ricos, es decir.
impide los matrimonios de interés. Los partidarios de la tesis señalan que el
acuerdo prematrimonial no siempre afecta la actividad económica
independiente de los cónyuges, que puede ser instrumentada sin afectar el
cumplimiento de las obligaciones relativas a la satisfacción de las necesidades
de los hijos y de toda la familia. Dado que
garantizan su relación económica mediante la firma de documentos legales con
el cónyuge responsable de sus bienes, los terceros no crearán confusión
porque no habrá matrimonio involucrado en cuestiones financieras.

OPINIÓN

Este régimen consiste en que cada cónyuge hace suyo tanto los bienes
que lleva al matrimonio como los que adquiera durante la vigencia de este por
cualquier título, así como los frutos de uno u otro, y en ese mismo sentido
asume sus propias deudas, y no tiene derecho cuando fenece el régimen
matrimonial, a ninguna participación en los bienes del otro cónyuge, sin
perjuicio de las normas de sucesión cuando la sociedad ha terminado por
muerte de uno de los cónyuges.

I.X REGIMENES MIXTOS


Hay varios sistemas intermedios que son híbridos, mientras que otros se
derivan de sistemas extremos, a saber: dotal; alegría del marido; reparto de
utilidades; muebles y bienes en general; comunidad de bienes; comunidad. A
continuación analizaremos los más importantes.

X. COMUNIDAD PARCIAL DE MUEBLES Y GANACIALES


La propiedad conjunta de marido y mujer incluye únicamente los bienes
muebles depositados por el marido y la mujer o adquiridos durante la relación
conyugal, las rentas de los respectivos bienes del marido y la mujer, las rentas
de los bienes comunes del marido y la mujer, y las rentas de bienes inmuebles
obtenidos como contraprestación. En cuanto a los demás bienes, tiene el
carácter de propiedad del marido o de la mujer. En este sistema, el liderazgo y
el control pertenecen a los hombres. Este arreglo ha sido criticado porque
pueden surgir inequidades cuando uno de los cónyuges contribuye solo o
principalmente con bienes inmuebles y el otro contribuye solo o principalmente
con bienes muebles, lo que hace que el sistema sea inequitativo.

OPINIÓN

En mi opinión los bienes gananciales se refieren únicamente a los


bienes muebles aportados o adquiridos por los cónyuges durante el
matrimonio, los dividendos de los respectivos bienes de los cónyuges, los

Benjamín Aguilar Llanos, Abogado egresado de la Pontificia Universidad Católica del Perú
(PUCP), especialista en
Derecho de Familia y Derecho de Sucesiones. Es catedrático del Departamento Académico
de Derecho de la PUCP.
dividendos de los bienes comunes y los dividendos de los bienes inmuebles
adquiridos a título oneroso.

X.I SEPARACIÓN PERO CON PARTICIPACIÓN DE GANANCIALES


La llamada copropiedad diferida o propiedad separada, aquí los bienes
adquiridos por ambos cónyuges durante el matrimonio se administran y
enajenan por separado, al igual que el sistema de divorcio, pero en el divorcio,
la propiedad pertenece a ambos cónyuges. El derecho a compartir la mitad de
las ganancias que la herencia de la otra parte derive del doble uso de la
herencia original y la herencia final. En definitiva, actúa como reparto de bienes
y se liquida como comunidad de bienes.

X.ll RÉGIMEN PATRIMONIAL DEL MATRIMONIO EN EL CÓDIGO CIVIL


El Código Civil de 1984, cuyo antecesor fue el Código Civil de 1936, creó
un régimen económico único en el matrimonio, es decir, una empresa conjunta,
sin otras opciones. Es cierto que la división de bienes estaba prevista, pero fue
el resultado de un pleito que surgió por la mala gestión de uno de los cónyuges.
Recordemos que el código de 1936 fue una respuesta a las normas de
organización familiar y no fue más que reconocer al hombre como cabeza de
familia; por lo tanto la autoridad del matrimonio. Por lo tanto, si un hombre tiene
la autoridad de director y representante legal de la relación esposo-esposa y
tiene suficientes oportunidades para decidir todo sobre la economía familiar, no
hay necesidad de crear un sistema económico, porque solo un sistema
económico con la cabeza del hogar es suficiente parte de la familia y la mujer
depende de su marido.

La existencia de un régimen único, especialmente los amplios poderes


otorgados a los hombres en relación con la herencia social, dio lugar a muchas
injusticias, lo que llevó a la promulgación de la Ley núm. 17838, que otorgó a
las mujeres el derecho de intervenir cuando intentaran interferir en su
matrimonio. Enajenación o hipoteca de bienes comunes sin compensación a
cambio de compensación.

Entre los resultados sociales producidos por la constitución de 1979,


encontramos la igualdad del hombre y la mujer ante la ley, lo que llevó a la
regulación de la presencia de la mujer en la institución del matrimonio, tanto en
lo personal como en lo económico. Sin embargo, con la desaparición de las
facultades matrimoniales en el Código Civil de 1936 y la creciente actividad de
la mujer en el mercado laboral, es necesario considerar la posibilidad de que
las instituciones económicas se hayan agotado no solo en la comunidad de
bienes, sino también en la sociedad. Aparte de lo anterior, también debe
tenerse en cuenta que una sociedad conyugal en régimen de copropiedad no
brindará todas las oportunidades para una adecuada actividad comercial, ya
que finalmente resultará poco práctica, teniendo en cuenta el gravamen o
expropiación de los bienes de la sociedad, ambos cónyuges deben estar
presentes y esto no afecta la transferencia de poder; en cambio, un tercero
adquirido de uno de los cónyuges sin el consentimiento del otro cónyuge no
puede reclamar la buena voluntad a su favor, ya que todo lo adquirido en el
matrimonio es social y requiere que ambas partes participen en la conducta de
la enajenación. En conclusión, la creciente presencia de la mujer en todos los
ámbitos de la producción es de suma importancia, lo que sugiere que en el
ejercicio de su libertad pueden sentir que es de su interés. Las circunstancias
que inciden en las obligaciones derivadas del matrimonio lo requieren.
Autonomía suficiente para administrar sus bienes.

Todo esto ha hecho pensar, cuando se promulgó el Código Civil en 1984,


además del régimen de propiedad, los legisladores consideraron un sistema de
división de bienes que incluye el alma del pueblo. Sus características son las
siguientes: Los mismos legisladores quieren crear. En vista de lo anterior, el
vigente Código Civil de 1984 prevé la elección entre dos sistemas, a saber, la
unión temporal de bienes y la división de bienes, pudiendo optar este último
incluso entre los futuros cónyuges antes del matrimonio, de modo que cuando
comiencen a prevalecer las celebraciones. De hecho, el artículo 295 de la ley
establece que los futuros cónyuges pueden elegir libremente entre el sistema
de comunidad de bienes o el de división de bienes, que entra en vigor en el
momento del matrimonio. En cuanto al régimen de separación de bienes, que
veremos al final de este estudio, podemos augurar que una mirada rápida a la
obra notarial indicará que este régimen es poco utilizado mientras el Código
esté vigente. Se dice que se debe a la ignorancia de la gente. Eso puede ser
cierto,
pero creemos que otras consideraciones pueden haber contribuido a que el
número no se use como pretendían los legisladores. Quizás en ello influyó la
peculiaridad peruana de asociar el matrimonio a una sociedad de por vida entre
los cónyuges, compartiéndolo todo, creyendo que del matrimonio depende el
reconocimiento, el afecto y la confianza y que la posible división de bienes
causará sospechas y perjudicará la unión. Así, los legisladores peruanos son
una excepción a la hora de regular la separación de bienes, sujeta a
formalidades sumamente estrictas.

En consecuencia, el artículo 295 establece que si los interesados optan por un


régimen de distribución de bienes, deberán notificar un acto público bajo pena
de nulidad, y el acto deberá inscribirse en el registro de personas para que
surta efecto, porque si es en efecto, si es posible, las partes involucradas,
aunque no quieran, optarán por el sistema de copropiedad. Si las partes optan
por un régimen de copropiedad, no es necesario otorgar escritura pública y
mucho menos inscribir dicho régimen en el registro de personas. Como ya se
explicó, la división de bienes puede tener lugar antes del matrimonio, así como
dentro del matrimonio. Si los cónyuges tienen bienes comunes, se pueden
cambiar dividiendo los bienes simplemente celebrando un acuerdo y
completando los trámites. Además, pueden cambiar el régimen de separación a
régimen de copropiedad, y pueden cambiar de régimen las veces que quieran,
eso sí, siempre y cuando cumplan con los requisitos de copropiedad y catastro,
como se mencionó.

Otra opción es implementar un esquema de división de bienes si la situación es


el resultado de un juicio por abuso de poder administrativo o daño a la
propiedad del otro cónyuge. La última y ciertamente válida forma de lograr la
separación de bienes es declarar en quiebra a uno de los cónyuges de
conformidad con el artículo 330 del Código Civil. Ahora analicemos por
separado cada uno de los regímenes del derecho peruano. Comenzamos con
la comunidad de bienes, analizamos los activos y pasivos y pasamos a la
separación de activos.

OPINIÓN

Rosalía Mejía Rosasco, Toda vez que hagamos mención al Código, nos referiremos al Código
Civil Peruano de 1984
La existencia de un solo régimen, y sobre todo las amplias facultades
otorgadas al marido respecto del patrimonio social, trajeron muchas injusticias,
lo que dio lugar a que en 1968 se expidiera el decreto ley 17838, otorgando a la
mujer la facultad de intervenir cuando se tratase de disponer o gravar bienes
poco práctico, en atención a que, para el gravamen o la disposición de los
bienes de la sociedad, es indispensable la presencia de ambos cónyuges, sin
perjuicio del otorgamiento de poderes; de otro lado, el tercero que adquiere de
uno de los cónyuges sin el permiso del otro, no puede invocar a su favor la.
Pues bien, todo ello ha llevado a considerar que cuando se da el Código Civil
de 1984, los legisladores contemplen al lado del régimen de sociedad de
gananciales régimen incorporado al alma del pueblo, un régimen de separación
de patrimonios, con las características propias que el mismo legislador se
apura en establecer. En efecto, dice el artículo 295 del Código, que los futuros
cónyuges pueden optar libremente por el régimen de sociedad de gananciales
o por el de separación de patrimonios, el cual comenzará a regir al celebrarse
el casamiento. En lo que atañe al régimen de separación de patrimonios que se
verá al final de este estudio, podemos adelantar que una rápida mirada a la luz
del trabajo notarial, nos conduce a señalar que en lo que va de vigencia el
Código es poco usado este régimen, se dice que por desconocimiento de la
población.

También podría gustarte