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´´EL PAIS DONDE NUNCA SE MUERE´´

Narrativo – Dramático

Ocurre hace muchos años en un lejano país donde vivía un joven llamado Aqueronte
que tenía mucho miedo a morir. Y decidió ir a buscar el país donde no ocurra eso, se
despidió de sus familiares y emprendió el viaje.
El joven camino durante un largo tiempo preguntando a la gente si sabía donde se
encontraba ese lugar, pero nadie supo responder de su existencia. Un día encontró a
un viejo que tenía un abarba larga hasta el pecho y el empujaba una carreta llena de
piedras, el viejo responde al joven diciendo, ¿No quieres morir?

Pues quédate conmigo y vivirás, mientras en mi carretilla yo transportare toda esa


montaña piedra por piedra.
¿Podría decirme cuanto tiempo terminará esa tarea?...

Dentro de cien años.


El joven insistió diciendo… y luego debo morir?...
Por supuesto.

No el lugar que busco, pero le agradezco.


El siguió adelante.

Después de mucho caminar, llego a un inmenso bosque. Un viejo con la barba hasta el
ombligo estaba cortando árboles con un honcejo.

- Disculpe la molestia. Dijo el joven.


- Seria tan amable de decirme, ¿Dónde queda el país donde nunca se muere?
- Quédate conmigo y no morirás hasta que no haya podado todo el bosque.
Lo invito el viejo.
- ¿Sabría decirme cuanto tardara?
- Unos doscientos años.
Pero el joven insistió:
- ¿Y después tengo que morir?
- Seguro, respondió el otro.
- No, no quiero vivir solo doscientos años. No es el lugar que busco, pero gracias por
su invitación.
Y el joven siguió adelante.

Tiempo después de su larga travesía en busca de ese país misterioso llego a la orilla
del mar, donde un pato bebía y bebía agua, un viejo con barba hasta las rodillas lo
miraba plácidamente. El joven hizo la misma pregunta y recibió una nueva invitación.

- Si tienes miedo a morir, quédate conmigo. Mira, hasta que este pato no termine de
secar el mar con el pico, no morirás.
- Diría que será dentro de trescientos años.
El joven no agrado la propuesta, por lo que el anciano se mostró enfadado y continuó
- ¿Y qué más quieres? ¿Cuántos años quieres librarte de la muerte?
- Es usted muy amable, pero yo debo ir al lugar donde nunca se muere.
-El joven siguió el viaje en busca de ese lugar.

Un día al salir el sol el joven llego a un magnifico palacio. Lo


recibió un viejo con la barba hasta los pies. El le hizo la
misma pregunta, esta vez la respuesta fue diferente.
- Bien has llegado al lugar correcto, el lugar donde nuca se
muere es aquí. Mientras estés aquí, no morirás.
- ¡Al fin llegue!!Aquí me quedo!, exclamo el joven
entusiasmado.
Y se instalo con el viejo en el palacio, donde el tiempo
pasaba sin que uno se diera cuenta. Pasaban los años, las
décadas….
Hasta que un día el joven dijo:
- La verdad es que me gusta este lugar, pero extraño a mi
familia y tengo ganas de visitarlos.
- Pero a esta altura ya no encontraras a nadie con vida.
Razono el viejo.
- Es posible sin embargo quiero visitar mi lugar…! Quizás me encuentre con los hijos
de los hijos de mis familiares!
El anciano entonces le mostro lo que tenía que hacer:
- Ve al establo y toma mi caballo blanco. Es muy especial para mí, sus patas son muy
fuertes y ágiles y corre como el viento, pero ten en mente que nunca por ningún motivo
debes bajarte de la silla, porque si no, morirás en el acto.
- No me bajare por nada del mundo, quédese tranquilo. ¡Tengo mucho miedo a morir!
El chico monto el caballo y corrió como el viento. Primero paso con la comarca del viejo
con el pato, donde había rugido el mar, ahora solo quedaba una gran pradera.
Siguió y donde antes había conocido el gran bosque que el viejo podaba encontró un
desierto sin nada para admirar.
Luego paso por donde se había levantado la gran montaña ahora allí se extendía la
llanura más plana que nunca hubiera imaginado, finalmente llego a su hogar.
La encontró tan cambiada que no pudo reconocerla, no estaba su casa, ni siquiera
existía su calle.
Pregunto por su familia, pero nadie le dio una respuesta y jamás habían escuchado su
apellido por ese lugar.
Decepcionado, emprendió su regreso.

Al volver se encontró con un señor que conducía un carro lleno de zapatos viejos.
- ¡Señor por favor!
Suplico el hombre.
- Baje un momento y ayúdeme a arreglar esta rueda, que se me salió de lugar.
El recordó el consejo de su protector y respondió:
- Estoy apurado no puedo bajar de aquí.
- Solo no puedo y ya anochece por favor ayúdeme……..Insistió el otro.
El joven sintió piedad y bajo del caballo. En un segundo el señor lo tomo del brazo y le
dijo.
- ¡Al fin te agarre! ¡Soy la muerte! Y todos estos zapatos rotos son los que gaste de
tanto perseguirte.
- ¡Todos deben terminar en mis manos! ¡No hay otra salida!
Y si así fue a pesar de tantos esfuerzos también al joven le llegó la hora de morir y que
todo se quedara en un simple recuerdo.

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