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Carcinoma hepatocelular
J. Martínez*, J.L. Lledó, M. Aicart-Ramos, B. Mateos y A. Albillos
Servicio de Gastroenterología y Hepatología, Hospital Universitario Ramón y Cajal. Madrid. España. Universidad de Alcalá. IRYCIS, CIBEREHD. Madrid. España.
mente en el África subsahariana, la incidencia de CHC es desarrollan CHC. Sin embargo, dado que esta enfermedad es
alta, llega a los 15 casos/100.000 habitantes/año y afecta a mucho menos frecuente que la infección por el VHC, el
una población más joven que en otras regiones. En estos lu- VHB o el alcohol, no supone un porcentaje significativo en
gares, la etiología fundamental es la infección crónica por el el cómputo total de las causas de hepatopatía asociadas a este
virus de la hepatitis B (VHB), que tiene una alta prevalencia, tumor. Los pacientes con infección por el VHC sin fibrosis
asociada o no a la ingesta de aflatoxinas. En el sur de Europa, significativa tienen un riesgo anual de padecer CHC menor
incluida España, la incidencia es intermedia, de 5-10 ca- del 1%. Sin embargo, este riesgo se incrementa hasta el
sos/100.00 habitantes/año, mientras que en el norte de Eu- 3-7% anual en aquellos pacientes que ya presentan fibrosis
ropa y Norteamérica la incidencia es baja, de unos 5 ca- avanzada (más de F3 en la elastografía) o cirrosis7-9.
sos/100.00 habitantes/año1. En estas zonas, la etiología más Aunque en términos generales, en el contexto de la infec-
frecuente es el alcohol y, sobre todo, el virus de la hepatitis ción por el VHB, el CHC también suele asentar sobre híga-
C (VHC). Este último se asocia a una incidencia anual de dos cirróticos (70-80%), un porcentaje no desdeñable lo
CHC del 2-8%, y es el principal responsable del creciente hace sobre hepatitis en estadios histológicos anteriores. Los
aumento de esta patología en las últimas dos décadas1-3. Se factores de riesgo para el desarrollo de CHC en pacientes
prevé un pico de incidencia de CHC, estimado en el año con infección crónica por el VHB son: la edad avanzada, el
2020, en el que influirá, sin duda alguna, el aumento de la sexo masculino, una infección de larga evolución, anteceden-
obesidad y de los factores que contribuyen al síndrome me- tes familiares de CHC, exposición a aflatoxinas, tabaco o al-
tabólico. cohol, coinfección por el VHC o virus de la inmunodeficien-
En cuanto a la edad, el CHC presenta una mayor preva- cia humana, altos niveles de replicación (niveles de ADN del
lencia entre 60-70 años, siendo un tumor raro en menores de VHB elevados) e infección por el genotipo C2,3-6. A conse-
40 años. Sin embargo, en países con infección por VHB en- cuencia de este mayor riesgo de CHC en la hepatitis crónica
démica, la edad de presentación es más temprana, ya que esta por el VHB, está justificado iniciar el cribado en fases más
infección es más frecuente en período prenatal o en edades tempranas respecto a otras enfermedades (ver apartado de
tempranas, y también porque el VHB puede provocar CHC diagnóstico).
sin desarrollar previamente cirrosis1,4. La distribución por La aflatoxina B1 es producida por cepas de Aspergillus
género también es desigual, presentando los varones un ries- flavus y otros hongos relacionados. Contamina con mucha
go 2-4 veces mayor que las mujeres. frecuencia cereales y legumbres, especialmente en países del
África subsahariana y Asia. Es un factor de riesgo por sí solo
para el desarrollo de CHC y, además, potencia la acción on-
Etiología cogénica de la infección por el VHB3.
La obesidad, la diabetes y la enfermedad hepática grasa
Aproximadamente, en el 90% de los casos se consigue esta- no alcohólica son factores de riesgo de CHC. Aunque el ries-
blecer una causa de la hepatopatía asociada al desarrollo del go es más alto en el estadio cirrótico, cada vez se detectan
CHC. Las causas más frecuentes son la infección por el VHB más casos en pacientes con enfermedad hepática grasa sin
y el VHC, la ingesta de alcohol y de aflatoxinas2,3. Sin embar- datos de cirrosis4-6,10.
go, el CHC puede aparecer en el seno de una cirrosis de Es fundamental tener en cuenta que la cirrosis es, en sí
cualquier origen como esteatohepatitis no alcohólica, hemo- misma, oncogénica5. Eso implica que, aunque se elimine la
cromatosis, déficit de alfa 1-antitripsina, hepatitis autoinmu- causa de la cirrosis y el riesgo de CHC disminuya, este sigue
ne, cirrosis biliar primaria, colangitis esclerosante, enferme- siendo superior al de la población general. Por ello, en estos
dad de Wilson y otras hepatopatías metabólicas o algunas pacientes, aunque se elimine la causa, se deberá continuar el
porfirias. Como ya se ha comentado, la distribución de estos seguimiento y cribado de lesiones4,5.
factores de riesgo es muy variable, dependiendo del área geo- En un 15-20% de los casos, el CHC asienta sobre un
gráfica, la raza o la etnia5-7. En África y Asia, la gran mayoría hígado no cirrótico y en pacientes sin enfermedad hepática
de los casos son debidos al VHB, mientras que en otros países conocida, lo que supone un reto para el diagnóstico precoz.
desarrollados solamente el 20% de los tumores se deben a
esta infección2,4. A nivel mundial, se estima que más del 50%
de todos los CHC se deben a la infección por el VHB, mien- Prevención del hepatocarcinoma
tras que el 30% estarían asociados a la infección por el VHC8.
En todas las áreas geográficas, independientemente del En relación con las estrategias preventivas, disponemos de la
origen de la hepatopatía, el riesgo de CHC varía según el vacuna frente al VHB. Las intervenciones de salud pública
grado de afectación hepática, siendo máximo en el caso de la mediante los programas de vacunación han conseguido dis-
cirrosis hepática. El 80-85% de los CHC se desarrollan en minuir su incidencia en algunos países asiáticos con infec-
pacientes con cirrosis hepática, hecho que afecta al diagnós- ción endémica por el VHB como Taiwán. Se espera que la
tico, tratamiento y pronóstico de la enfermedad3. Entre los generalización de dicha vacuna, sobre todo en países en vías
pacientes con cirrosis hepática, aproximadamente, el 1-8% de desarrollo, origine un descenso de la incidencia del CHC1.
desarrollan un CHC al año, y en torno al 30% lo harán a lo Otra estrategia para prevenir el CHC es el tratamiento
largo de su vida1,4. Entre las causas de cirrosis que presentan de la causa de la cirrosis, en caso de que exista. En este sen-
un mayor riesgo se encuentra la hemocromatosis. Cerca de tido, se han producido grandes avances recientes con los fár-
un 45% de los pacientes con cirrosis por hemocromatosis macos antivíricos para el tratamiento tanto del VHB como
del VHC2. Sin embargo, dado el ya comentado efecto onco- invasiva y barata que no utiliza radiación y que se puede rea-
génico intrínseco de la cirrosis, aunque se elimine el agente lizar repetidamente sin daño alguno para el paciente. Por
etiológico, el riesgo de desarrollar CHC persiste. todo ello, tiene una buena aceptación por parte tanto del
Por otro lado, se ha planteado que el consumo de café médico como del paciente, y cumple con los requisitos exigi-
puede ser un posible factor protector. Sin embargo, se nece- dos a una técnica de cribado. Tiene el inconveniente de que
sita más evidencia para realizar alguna recomendación. se trata de una técnica en tiempo real y resulta difícil la bús-
queda de lesiones pequeñas en hígados con cirrosis, lo que
compromete su sensibilidad (58-88%)15, a pesar de presentar
Diagnóstico una especificidad del 90%. Otro gran inconveniente es que
es una prueba operador-dependiente, es decir, que la calidad
de la ecografía es muy dependiente de la experiencia de la
Seguimiento de pacientes para el diagnóstico persona que la realiza, por lo que requiere personal entrena-
precoz do y experimentado. Además, pueden existir dificultades téc-
nicas inherentes al propio paciente que dificultan la explora-
A pesar de los avances en las técnicas de imagen, entre los ción como la obesidad, la mala ventana ecográfica, el gas
años 1980 y 2000, la supervivencia a los 5 años apenas mejo- intestinal o la propia cirrosis que presenta una imagen eco-
ró un 3%, ya que el diagnóstico se realizaba en estadios avan- gráfica hepática irregular y heterogénea de difícil interpreta-
zados de la enfermedad. Para mejorar los resultados, se ha ción. A pesar de dichos inconvenientes y gracias a la expe-
intentado generalizar el cribado que permita un diagnóstico riencia creciente y a la mejoría de la tecnología, se consiguen
más precoz de tumores de menor tamaño2-5,11. El seguimien- detectar lesiones cada vez de menor tamaño sobre las que se
to activo o cribado consiste en aplicar una técnica diagnósti- pueden aplicar tratamientos curativos2-4,14.
ca simple y barata a los pacientes con un riesgo elevado de Cuando en la ecografía se detecta una nueva lesión (fig. 1)
desarrollar CHC, mientras aún permanecen asintomáticos. o el crecimiento de una lesión ya conocida, comienza la fase de
El objetivo de estos programas de seguimiento es la detec- diagnóstico de dicha lesión. Los estudios anatomopatológicos
ción de carcinomas en un estadio precoz para poder aplicar demuestran que la mayoría de los nódulos menores de 1cm en
tratamientos potencialmente curativos12. En el caso del CHC pacientes con cirrosis hepática no son CHC. Además, la carac-
estos son quirúrgicos como la resección hepática o el tras- terización de estas lesiones mediante otras técnicas radiológi-
plante hepático, o las técnicas ablativas, como la termoabla- cas es difícil dado su pequeño tamaño. Por ello, ante el hallaz-
ción con radiofrecuencia (RF), inyección percutánea de eta- go de una lesión subcentimétrica en el contexto de cribado, se
nol, termoablación con microondas, etc3. Con estas medidas, recomienda inicialmente un seguimiento más estrecho con
se pretende aumentar la tasa de curación y supervivencia ecografía cada 3-4 meses, con el objetivo de detectar creci-
global, así como reducir su morbilidad. Por tanto, solo se miento. Si tras varias ecografías no se observa aumento del
deberán incluir en el cribado aquellos sujetos susceptibles de tamaño, se debe continuar el programa de cribado convencio-
tratamiento en el caso de que se les diagnosticase un CHC4,5. nal con ecografía cada 6 meses. Por el contrario, si la lesión
Diversos estudios de coste-eficacia han demostrado que crece, o si se detecta inicialmente una lesión hepática mayor
los pacientes candidatos a entrar en programas de cribado de 1 cm, es necesario realizar técnicas diagnósticas como la
para el diagnóstico precoz de CHC son los que presenten tomografía computadorizada (TC) o la resonancia magnética
una incidencia anual de CHC superior al 1,5%13. (RM) (fig. 2)3,5,6.
Los grupos de pacientes en los que se recomienda el cri-
bado se exponen en la tabla 1. Los pacientes en estadio Child
C que no estén incluidos en lista de trasplante hepático no se
beneficiarán del cribado, ya que no serán candidatos a nin-
gún tratamiento específico, En estos pacientes su pronóstico
está más marcado por la enfermedad hepática de base que
por el tumor2,3.
La técnica radiológica mediante la que se realiza el criba-
do en estos grupos de pacientes es la ecografía abdominal14.
Sus ventajas son que se trata de una técnica accesible, no
TABLA 1
Grupos de pacientes susceptibles de cribado de carcinoma hepatocelular
(CHC)
Seguimiento
radiológico/repetir
biopsia
Criterios diagnósticos
Al contrario de lo que ocurre con los nódulos subcentimétri-
Fig. 2. Algoritmo diagnóstico ante la detección de un nódulo en el cribado
ecográfico. CHC: carcinoma hepatocelular; RM: resonancia magnética; TC: cos, la probabilidad de que un nódulo de más de 10 mm,
tomografía computadorizada. detectado en una ecografía de cribado en un paciente con
cirrosis hepática, se trate de un CHC es elevada5. Por ello, su
hallazgo obliga a realizar técnicas para establecer el diagnós-
No existe evidencia científica suficiente para realizar TC tico definitivo de la lesión, como son la TC o RM.
o RM como cribado de lesiones en pacientes con cirrosis Una característica que ayuda a la tipificación de los nó-
hepática, siendo pruebas reservadas para el ámbito diagnós- dulos hepáticos y que define al CHC es su vascularización.
tico. Son pruebas más costosas, no exentas de radiación y que El CHC se caracteriza por ser un tumor con una neovascu-
precisan contraste, con los consiguientes riesgos de alergia y larización arterial, a diferencia del parénquima hepático que
nefrotoxicidad, entre otros. Además, algunos datos sugieren presenta una vascularización mixta (arterial y venosa). Esta
que en caso de utilizar estas técnicas se produciría un gran característica da lugar a que los CHC presenten un patrón
número de falsos positivos, lo que haría ineficiente y coste- radiológico típico que consiste en hipercaptación de contras-
inefectivo su uso para el cribado. Aun así, en pacientes con te en fase arterial y lavado precoz del contraste en fase veno-
una evaluación ecográfica deficiente, estas técnicas se inter- sa portal y tardía (fig. 3). Este patrón es altamente específico
calan con la ecografía para obtener una buena evaluación (95%) para el diagnóstico de CHC, aunque su sensibilidad
radiológica del hígado. disminuye en nódulos pequeños, con escaso desarrollo de la
Existen diversos marcadores serológicos que se han in- red vascular arterial que pueda mostrar este comportamiento
vestigado para el cribado del CHC; sin embargo, ninguno de característico2-6,14,19. La ecografía convencional, sin contraste,
ellos ha demostrado una utilidad clara. El más conocido y puede, mediante la aplicación del Doppler, identificar la pre-
utilizado es la alfa-fetoproteína (AFP). En combinación con sencia de una arteria en el seno de la lesión. Este hallazgo es
la ecografía podría aumentar la sensibilidad en torno a un sugestivo de CHC en el contexto adecuado. Sin embargo,
6-8%. Con el punto de corte de 20 ng/ml, la AFP aislada esta técnica no puede valorar el comportamiento dinámico
tendría una sensibilidad de tan solo el 25-65%2,14. Esto es típico descrito, por lo que nunca podrá aportar un diagnósti-
debido a que existen otras causas que elevan la AFP, lo que co definitivo.
origina falsos positivos. Por ejemplo, los pacientes con infec- Recientemente se ha desarrollado en Europa el uso de
ción por el VHB y VHC pueden presentar fluctuaciones de contrastes ecográficos, aunque no se ha evidenciado que su
los niveles de AFP16. Por otro lado, solamente una baja pro- uso aporte un aumento de la sensibilidad a la técnica. Ade-
porción de los CHC precoces eleva la AFP (10-20%) y pue- más, no permite diferenciar el CHC del colangiocarcinoma
de ser normal hasta en un 40% de todos los CHC. Se han intrahepático20. Dado que el pronóstico y el tratamiento de
estudiado otros biomarcadores como la AFP ligada a la lec- estas dos enfermedades es diferente y que la ecografía con
tina (AFP-L3), la des-a-carboxiprotrombina o el glipican-3, contraste no permite diferenciarlos, las guías clínicas no in-
que no han demostrado beneficio adicional al de la AFP2,3. cluyen la ecografía con contraste en el algoritmo diagnóstico
Por todo lo anterior, aunque persiste cierto debate en cuanto ni en el de cribado5,20,21.
al uso de la AFP, actualmente no se recomienda el uso de Por otro lado, se está planteando el posible papel diag-
ningún biomarcador en el cribado del CHC5,6. Sin embargo, nóstico de la detección de grasa, de pseudocápsula o del
A B
Fig. 3. Carcinoma hepatocelular diagnosticado con la tomografía computadorizada. En la imagen A se observa hipercaptación de la lesión en fase arterial. En la imagen
B (fase venosa) se observa lavado respecto al parénquima.
comportamiento de la lesión tras la administración de con- diagnóstico de CHC. Sin embargo, otras neoplasias hepáti-
trastes intracelulares. Estos parámetros están recogidos en la cas como el colangiocarcinoma o las metástasis pueden pre-
clasificación LI-RADS. Sin embargo, no existen estudios sentar elevaciones significativas de la AFP, lo que limita la
validados que permitan generalizar el uso de esta. especificidad. Por ello, actualmente, la AFP no se incluye en
En el año 2000 se produjo un cambio en el proceder los algoritmos diagnósticos5.
diagnóstico de los CHC. Previamente, la confirmación se Todos estos esfuerzos para el diagnóstico de tumores me-
realizaba mediante estudio histológico14. Ello conllevaba nores de 2 cm tienen como objetivo el diagnóstico y trata-
grandes inconvenientes, ya que se trata de una técnica inva- miento precoz del CHC, lo que supone una clara mejoría del
siva con el consiguiente riesgo de complicaciones, sin olvidar pronóstico. El retraso en el diagnóstico supone detectar tu-
que la biopsia puede ser fallida por localización inaccesible mores de mayor tamaño, y es conocido que aquellos tumores
de la lesión, estar contraindicada o dificultada en la enferme- por encima de 2 cm suelen presentar invasión microvascular
dad evolucionada por coagulopatía o presencia de ascitis, o y células malignas peritumorales, fenómeno conocido como
asociarse a un riesgo de siembra tumoral en el trayecto de la satelitosis, que se asocia a un peor pronóstico y peores resul-
aguja. Además, la biopsia presenta una sensibilidad baja en tados con el tratamiento5.
lesiones pequeñas (40% de falsos negativos en nódulos de
menos de 2 cm) y diferencia con dificultad nódulos displási-
cos de tumores propiamente dichos2,3. Clasificación y tratamiento
Con los avances de las técnicas de imagen y gracias al
patrón vascular específico, actualmente, desde el año 2000, el Tras el diagnóstico de un CHC, es fundamental clasificar al
diagnóstico del CHC se basa en técnicas radiológicas, lo que paciente, teniendo en cuenta las características del tumor y
permite el diagnóstico de lesiones más pequeñas22. La TC y los aspectos clínicos. No se debe olvidar que el CHC se de-
la RM tienen una sensibilidad y especificidad del 90 y 95%, sarrolla fundamentalmente en pacientes con cirrosis hepáti-
respectivamente. Desde entonces, se instauró el algoritmo ca. La clasificación de los pacientes permite indicar en cada
diagnóstico ante la detección de nódulos en la ecografía de caso el tratamiento más apropiado. Aunque existen varias
cribado (fig. 2)22. Actualmente, en centros con experiencia y clasificaciones, la más extendida y aceptada por las asociacio-
equipos de calidad, el diagnóstico de las lesiones superiores a nes europea y americana de hepatología es el sistema de cla-
1 cm se realiza cuando una de las dos técnicas muestra el sificación denominado Barcelona-Clinic Liver Cancer (BCLC)
patrón típico de captación de CHC. En centros con menos (fig. 4)23,24. Este modelo tiene una gran ventaja sobre otros, y
experiencia, en las lesiones entre 1-2 cm, se precisará la ima- es la asignación de los distintos tratamientos en función del
gen típica tanto en TC como en RM para realizar el diagnós- estadio al que se asigne un paciente.
tico con seguridad. Se reserva, por tanto, la biopsia para El sistema de clasificación del BCLC consta de los si-
aquellas lesiones que aparecen sobre hígados no cirróticos, o guientes apartados5,6,22:
para lesiones sin comportamiento radiológico típico. En caso 1. Estado general del paciente, conocido como PST (Perfor-
de una biopsia inconcluyente, se puede repetir la biopsia o mance Status), que se gradúa mediante la escala ECOG (tabla 2).
bien realizar un seguimiento radiológico5,6,14.. 2. Grado de función hepática, medido por la clasificación
En cuanto al papel de la AFP en el ámbito diagnóstico, de Child-Pugh (tabla 3). En ocasiones y en centros especia-
presenta también escaso rendimiento. Antiguamente, en pre- lizados es útil la medición del gradiente de presión venosa
sencia de un nódulo con el punto de corte en 200 ng/ml era hepático (GPVH).
Carcinoma hepatocelular
Estadio muy inicial (0) Estadio inicial (A) Estadio intermdio (B) Estadio avanzado (C) Estadio terminal (D)
Único < 2 cm 3 nódulos ≤ 3 cm Multinodular Invasión portal Child C
Child A Child A-B Child A-B Extensión extrahepática ECOG 3-4
ECOG 0 ECOG 0 ECOG 0 Child A-B
ECOG 1-2
¿Candidato a
trasplante hepático? CHC 3 nódulos ≤ 3 cm
único
No Sí Presión
portal
Bilirrubina
Normal Aumentada
Enfermedades
asociadas
No Sí
Fig. 4. Sistema de estadificación del Barcelona Clinic Liver Cancer (BCLC). ECOG: Eastern Cooperative Oncology Group.
crioablación, ablación con láser o la electroporación. La eta- de invasión vascular macroscópica o con metástasis a distan-
nolización consigue una necrosis tumoral del 90% de los cia. En estos casos, hay un alto riesgo de complicaciones,
tumores menores de 2 cm, del 70% en los de 2-3 cm y del sobre todo de descompensación de la hepatopatía, que supe-
50% en los tumores de 3-5 cm. Cuando el tamaño supera los ran el potencial beneficio en la supervivencia. La quimioem-
2 cm su capacidad de producir necrosis es limitada. En los bolización presenta efectos adversos variables entre los que
pacientes en estadio Child A y tumores en estadio precoz la destaca: a) síndrome posquimioembolización que consiste en
etanolización consigue una supervivencia a los 5 años del fiebre, dolor abdominal e íleo paralítico; b) fallo hepático por
47-53% de los casos. La mayor limitación de esta técnica es la destrucción de parénquima sano y disminución de la reser-
la tasa de recurrencia del 43% en tumores superiores a 3 cm. va funcional hepática; c) abscesos hepáticos y d) mielosupre-
La RF es la técnica ablativa más extendida. Produce una sión por la toxicidad del agente quimioterápico. Para evitar
necrosis coagulativa del tumor y un anillo de seguridad en el al máximo estos efectos adversos, se recomienda realizar una
tejido peritumoral que puede eliminar la satelitosis tumoral cateterización arterial lo más selectiva posible para limitar el
microscópica6. Varios estudios han demostrado que la RF es efecto quimioterápico y embolizante al área tumoral2,3,5,14.
superior a la etanolización con un mayor control de la enfer- Tras la quimioembolización, radiológicamente se obser-
medad y con una tasa de recurrencia mucho menor, del va respuesta del tumor en más del 50% de los casos. Sin
2-18% a los 2 años. Con la RF se han publicado unos por- embargo, el principal inconveniente de la quimioemboliza-
centajes de supervivencia a los 5 años del 40-70%. Los me- ción es que muchos de los sujetos experimentan progresión
jores candidatos a RF son pacientes en estadio Child A, con de la enfermedad a pesar de la respuesta inicial2,3. Si se obser-
tumores únicos menores de 2 cm que no son candidatos a va viabilidad tumoral tras un procedimiento se puede repetir
cirugía por la edad o comorbilidad5,23. La RF presenta varias otra vez. No hay reglas sobre la estrategia de tratamiento
desventajas: a) no permite analizar el tumor desde el punto repetido, aunque se han desarrollado algunos scores para pre-
de vista histológico, con lo que no se puede asegurar la com- decir qué pacientes se beneficiarían del tratamiento repetido
pleta destrucción de todas las células tumorales en los bordes con esta técnica. Por lo general, no se suelen realizar más
de la lesión; b) no se puede realizar si el tumor está cercano de 3 quimioembolizaciones, porque el árbol arterial hepático
a la cápsula hepática u órganos vecinos (estómago, intestino, se deteriora con esos procedimientos e impide continuar con
corazón, etc.,) o a vasos sanguíneos principales, por el alto los mismos. Cuando los tumores progresan a pesar de este
riesgo de complicaciones o pérdida de eficacia, respectiva- tratamiento, se consideran resistentes a esta opción terapéu-
mente y c) no se debe realizar en caso de ascitis. En general, tica. Lo más probable en estos casos es que reciban flujo ar-
aproximadamente entre un 10-15% de CHC son inaccesi- terial de un vaso diferente al embolizado previamente y que
bles a la RF, por su localización. En estos casos debe valorar- no se pueda detectar en la angiografía.
se el tratamiento mediante etanolización o bien mediante RF Existen multitud de aspectos que no están aclarados en
por vía laparoscópica5,6. relación con esta técnica, como cuál es el mejor agente cito-
tóxico o embolizante, si es mejor repetir el procedimiento
Estadio intermedio con una pauta fija o esperar a que se evidencie recidiva tumo-
El estadio intermedio (intermediate stage; BCLC B) está for- ral o si su combinación con quimioterapia sistémica tendría
mado por pacientes con un buen estado general (ECOG 0), efecto significativo23.
en estadio funcional de Child A-B, pero que presentan múl- En los últimos años, han aparecido nuevos tratamientos
tiples nódulos hepáticos que impiden la posibilidad de apli- locorregionales como la radioembolización que consiste en
car tratamientos curativos. La supervivencia de los pacientes la infusión de sustancias radioactivas (itrio 90) dentro de la
en estadio intermedio que no reciben tratamiento es del 50% arteria hepática5,6,33. Dada la hipervascularización arterial
a los 2 años5,23. Este estadio tiene una gran heterogeneidad, que presenta el tumor y el tamaño de las partículas de itrio,
ya que alberga una gran variedad de pacientes con una fun- su infusión lleva a un depósito de las mismas a nivel tumoral.
ción hepática muy dispar y distinta carga tumoral. Desde ahí emiten radiación de alta energía y de baja pene-
El tratamiento de elección en este grupo de pacientes es trancia que destruye las células tumorales. Este tratamiento
la quimioembolización, que se considera un tratamiento pa- puede ser aplicado a pacientes con trombosis portal. No se
liativo5,30. Este tratamiento está basado en la vascularización han publicado ensayos clínicos que comparen radioemboli-
predominantemente arterial del CHC. Consiste en la catete- zación con quimioembolización ni con tratamiento sistémi-
rización selectiva de la arteria que nutre el tumor a través de co, pero se están realizando en la actualidad5. Los mejores
la arteria hepática, donde se inyecta un agente quimioterápi- candidatos para la radioembolización son pacientes con bue-
co, seguido de sustancias embolizantes, produciendo cito- na función hepática y gran masa tumoral localizada en un
toxicidad e isquemia tumoral, respectivamente. La quimio- lóbulo hepático2,3,5.
embolización retrasa significativamente la progresión tumo-
ral y la invasión macrovascular. Varios estudios y metaanálisis Estadio avanzado
han demostrado un beneficio en la supervivencia en los pa- El estadio avanzado (advanced stage; BCLC C) incluye los pa-
cientes tratados con quimioembolización de unos 20 me- cientes con síntomas debidos al tumor (ECOG 1-2), invasión
ses5,31,32. Sin embargo, este tratamiento está contraindicado macrovascular (trombosis vascular adyacente o relacionada
en pacientes con trombosis portal, alteraciones significativas con el tumor) o extensión extrahepática (metástasis o afecta-
de la coagulación, insuficiencia renal, pobre reserva funcio- ción ganglionar). El pronóstico de estos pacientes es desfa-
nal hepática (Child B igual o superior a 8 puntos), presencia vorable, con una supervivencia de aproximadamente un 25%
al año5,22-24. Hasta el año 2006 no había ningún tratamiento similar en los pacientes Child B, sin un aumento significativo
específico para este grupo de pacientes. Sin embargo, un de efectos adversos ni descompensaciones respecto a pacien-
nuevo fármaco, sorafenib, ha demostrado mejorar la supervi- tes en estadio funcional Child A, no se recomienda adminis-
vencia de este grupo de pacientes una media de 3 meses27,28,34. trar a pacientes en estadio de Child B igual o superior a
Sorafenib es un inhibidor de multicinasas, que son pro- 7 puntos, por su baja aplicabilidad clínica2,3,5,6,14. Se están rea-
teínas implicadas en multitud de funciones biológicas y que lizando estudios que combinen tratamiento locorregional y
se encuentran ampliamente expresadas en el CHC. En un sorafenib con el objetivo de prevenir o retrasar la recidiva.
ensayo clínico multicéntrico internacional (estudio SHARP) Uno de los problemas de la quimioterapia sistémica en el
se demostró el aumento de supervivencia de los pacientes tratamiento del CHC es que al ser la mayoría de los pacien-
con CHC en estadio avanzado que recibieron tratamiento tes cirróticos, esta puede afectar al metabolismo de los fár-
con sorafenib, obteniendo una mediana de supervivencia de macos y aumentar su grado de toxicidad.
10,7 meses frente a 7,9 meses en el brazo control tratado con
placebo, lo que representa un aumento de la supervivencia Estadio final
del 31%. Asimismo, sorafenib también demostró aumentar El estadio final (terminal stage; BCLC D) comprende aquellos
el tiempo hasta la progresión tumoral (5,5 meses con sorafe- pacientes con síntomas graves debidos al tumor (ECOG 3-4).
nib frente a 2,8 meses con placebo)34. Poco tiempo después, La supervivencia media es de 3-4 meses y la mortalidad al año
en otro ensayo clínico multicéntrico se observaron benefi- es del 90%. Forman parte de este estadio los pacientes Child C
cios similares (estudio Asia-Pacífico)35. que no puedan optar a tratamiento con trasplante hepático22,23.
El CHC es considerado uno de los tumores más quimio-
rresistentes, y hasta el año 2007 no había ningún fármaco
sistémico para su tratamiento27,28. Sorafenib ha sido el primer Conclusiones
tratamiento sistémico aprobado para el CHC en estadio
avanzado. En el CHC no existe una mutación única ni una El CHC es un tumor muy frecuente que origina una gran
firma genética patognomónica. Por ello, el tratamiento diri- morbimortalidad y que, en la mayoría de los casos, asienta so-
gido a una diana terapéutica única es incapaz de inhibir la bre pacientes con cirrosis hepática. Los pacientes con riesgo
biología tumoral del CHC. Teóricamente, una inhibición a elevado de padecer un CHC deben realizarse una ecografía
distintos niveles sería el tratamiento sistémico óptimo. Tras cada 6 meses. En caso de que se detecte un nódulo se deben
la aprobación de sorafenib, se han probado más de 57 molé- realizar técnicas diagnósticas no invasivas (TC o RM), rele-
culas en estudios fase II y III, entre las que se encuentran gando el estudio histológico para casos no concluyentes. La
sirolimus, everolimus, erloninib, sunitinib, brivanib, bevaci- clasificación de los pacientes en función de características clí-
zumab, anticuerpos monoclonales anti-VEFG, etc.5,14,27,28. nicas y tumorales en los distintos estadios del BCLC permite
Sin embargo, por ahora ninguno ha demostrado ser eficaz administrar el tratamiento más adecuado a cada paciente.
para el tratamiento de este tumor. En los últimos años, el
análisis molecular de los tumores ha permitido conocer dis-
tintos genes y mutaciones que tienen una gran relevancia en Conflicto de intereses
el comportamiento tumoral. El conocimiento profundo del
panel de mutaciones de un tumor determinado podría ser Los autores declaran no tener ningún conflicto de intereses.
útil para individualizar y administrar el tratamiento más ade-
cuado a cada paciente. Sin embargo, esta hipótesis se encuen-
tra aún en la fase de investigación y de ensayos clínicos23. En Responsabilidades éticas
la actualidad, no hay ninguna clasificación molecular que
pueda ser utilizada en la práctica clínica diaria.
La tolerancia a sorafenib es en general buena, pero pre-
Protección de personas y animales
senta algunos efectos adversos, sobre todo cutáneos y diarrea
que pueden ser importantes. Los efectos adversos graves sue- Los autores declaran que para esta investigación no se han
len ser diarrea que afecta al 8% de pacientes y cutáneos que realizado experimentos en seres humanos ni en animales.
afectan al 8-16% de ellos. La interrupción del tratamiento
por los efectos adversos ocurre en el 15% de los casos. La
mayoría de los efectos adversos son manejables con disminu- Confidencialidad de los datos
ción de la dosis de sorafenib y con tratamiento sintomático,
en caso de la diarrea, y cremas en caso de las alteraciones Los autores declaran que en este artículo no aparecen datos
cutáneas5,6,34. de pacientes.
Las guías clínicas recomiendan el uso de sorafenib como
terapia sistémica en pacientes con función hepática preserva-
da (Child A) y tumores avanzados (BLCL C) o bien en aque- Derecho a la privacidad y consentimiento
llos tumores en estadio intermedio (BCLC B) que progresan informado
a pesar de tratamiento locorregional. No hay una clara reco-
mendación en los pacientes en estadio funcional Child B. Los autores declaran que en este artículo no aparecen datos
A pesar de que diversos estudios han mostrado una eficacia de pacientes.