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(Lima, 3 de mayo de 1783-
Lima, 21 de mayo de 1858) fue un militar y político peruano. Figura prócer de la
independencia hispanoamericana, fue presidente del Perú en 1823. Fue el primer jefe de
Estado peruano en llevar el título de presidente de la república y en lucir la banda
presidencial bicolor como distintivo del poder que ejercía. Aunque este poder fuera de
facto, es decir, nacido de un golpe de Estado y no por voluntad popular expresada en
elecciones, debido a que fue impuesto por el Ejército a través del motín de Balconcillo, que
ordenó al Congreso la destitución de la junta de gobierno encabezada por José de La Mar.
Gobernó por cuatro meses antes de ser reemplazado por el marqués de Torre Tagle.
Perteneciente a una familia aristocrática limeña, fue un decidido partidario de la causa
independentista desde muy temprano. Estuvo en España en tiempos de la invasión
napoleónica, afiliándose a las logias masónicas que por entonces laboraban a favor de
la independencia de América. En 1810 regresó al Perú y, desde entonces y hasta la
llegada del Libertador José de San Martín, fue la principal figura de las conspiraciones
anticoloniales en Lima, dirigiendo la Logia de los Copetudos. Colaboró con San Martín
antes y después de su arribo al Perú. Establecido el Protectorado, fue nombrado
presidente (prefecto) del departamento de Lima. Fue nombrado presidente tras el motín de
Balconcillo, el primer golpe de Estado de la historia republicana.
Riva-Agüero buscó concluir la independencia del Perú iniciada por peruanos desde los
primeros levantamientos autónomos del Perú, una década antes. Así, sin el uso de tropas
extranjeras, consiguió organizar un ejército y una flota para la Segunda Campaña de
Intermedios. La empresa liderada por Andrés de Santa Cruz fracasó en su intento de
detener el avance realista y la expedición fue derrotada. Las desavenencias con el
Congreso y la llegada de Simón Bolívar determinaron el fin de su breve gobierno y su
deportación a Guayaquil, primero, y a Europa después, donde residió hasta 1828,
volviendo entonces a América. Pasó primero a Chile, luego retornó al Perú en 1833 y fue
elegido diputado por Lima a la Convención,2 que lo reincorporó al Ejército con el título
de gran mariscal. Partidario del presidente Luis José de Orbegoso, fue ministro
plenipotenciario en Chile y durante la Confederación Perú-Boliviana fue presidente
del Estado Nor-Peruano. Tras el fin de aquella entidad política, pasó otra vez al Ecuador.
Cuando retornó en 1843, se retiró a la vida privada.
Por los años de su estancia en España, se afilió a una logia americana que trabajaba por
la independencia de América. Nombrado contador y juez conservador del ramo de suertes
y loterías del Tribunal Mayor de Cuentas de Lima (1810), volvió al Perú, vía Buenos Aires,
ya decidido a apoyar el movimiento independentista. En el transcurso de su viaje supo
esquivar el acoso de las autoridades: en Montevideo fue apresado aunque por corto
tiempo; en Buenos Aires debió huir furtivamente, pues se enteró de que le iban a obligar a
regresar a España; algo similar le ocurrió en Mendoza.
Ya en Lima se relacionó con diversos grupos de patriotas y mantuvo activa
correspondencia con los de Chile y de Buenos Aires, donde ya se habían instalado Juntas
de Gobierno. Dirigía la Logia de Lima que funcionaba en su casa, situada en la calle de
Santa Teresa (hoy quinta cuadra del jirón Puno) o en la del conde de la Vega del Ren, en
la calle Botica de San Pedro (hoy cuarta cuadra del jirón Miró Quesada). Estuvo implicado
en casi todas las conspiraciones limeñas, por lo que fue constantemente vigilado por las
autoridades y, finalmente, perseguido, salvándole la intervención de poderosos parientes y
amigos.
En 1816 escribió una Manifestación histórica y política de la revolución de América,
publicada anónimamente en Buenos Aires en 1818 en la cual exponía veintiocho causas
que justificaban la insurgencia contra el régimen virreinal.
Labor gubernamental[editar]
Durante su gobierno como presidente de la república (de febrero a junio de 1823), Riva
Agüero puso en marcha una gran actividad para poner al Perú en condiciones de terminar
por cuenta propia la guerra de la Independencia. Su obra gubernativa se concretó en los
siguientes puntos:
Rebeldía en Trujillo[editar]
Riva Agüero no acató tal disposición congresal y se embarcó a Trujillo con parte de las
autoridades. Mantuvo su investidura de presidente, decretó la disolución del Congreso (19
de julio de 1823) y creó un Senado integrado por diez diputados. Formó tropas e intentó
reforzarlas con los restos de la Segunda Campaña de Intermedios. Mientras que en Lima,
el Congreso fue nuevamente convocado por el presidente provisorio Torre Tagle, el 6 de
agosto del mismo año. Este Congreso reconoció a Tagle como presidente de la república,
siendo este el segundo ciudadano en adoptar dicho título, después de Riva Agüero.
Cundió pues la anarquía en el Perú, al existir al mismo tiempo dos gobiernos.
Riva Agüero empezó a negociar una tregua con los españoles con el fin de oponerse a la
autoridad del gobierno de Lima, así como a Bolívar y a Sucre. Como no parecía estar
dispuesto a lograr un entendimiento con el resto de los patriotas, fue necesario recurrir a la
fuerza en aras de la unificación del país. El mismo Bolívar abrió campaña en contra suya,
pero antes de que se desatara la guerra, Riva Agüero fue apresado por sus propios
oficiales encabezados por el coronel Antonio Gutiérrez de la Fuente (25 de
noviembre de 1823), quien desobedeciendo la orden de fusilarlo, lo envió al destierro
a Guayaquil.
Estadía en Europa[editar]
Pero Riva Agüero no renunció a su vocación libertaria, y pasó a Europa donde, sin conocer
aún la capitulación de Ayacucho, buscó el apoyo de Inglaterra de ciertos planes suyos
para destruir el poder español en el Perú, «si llegase Bolívar a desaparecer». Incluso
señaló luego que era necesario neutralizar la influencia que el sistema republicano daría
a Estados Unidos.
En julio de 1826 se casó con la princesa belga Carolina Arnoldina Irene de Looz
Corswarem, perteneciente a una casa que había sido soberana de un ducado pequeño en
el antiguo Sacro Imperio Romano Germánico. La boda se realizó en el Castillo de Boulez
de Brabante. Por entonces corrieron rumores en los medios diplomáticos internacionales
de que se aprestaba a salir de Bruselas rumbo hacia América al frente de una expedición
de aventureros, con el objeto de coronarse él o coronar a un príncipe alemán o al infante
Francisco de Padua. Lo cierto es que tal expedición no se produjo y Riva Agüero
abandonó Europa en 1828, retornando a América. Alegó estar colmado de deudas, razón
por la que ya no podía permanecer en el viejo continente. Se estableció en Santiago de
Chile.
Retorno al Perú[editar]
Sólo después que el gobierno peruano puso el cúmplase a la resolución legislativa que
suspendía su proscripción (16 de mayo de 1831), Riva Agüero pudo retornar a su patria.
Desembarcó en el Callao el 22 de octubre de 1831 junto con su rubia esposa y fue recibido
con muestras de aprecio de parte de la población. Consiguió que judicialmente se le
exonerase de las responsabilidades derivadas de su conducta política en 1832, pero al
mismo tiempo alentaba la ambición de recuperar el poder. Fue elegido diputado por Lima a
la Convención Nacional de 1833, pero poco después fue acusado de estar involucrado en
una conspiración contra el gobierno de Agustín Gamarra y debió marchar nuevamente al
destierro, a Guayaquil.
En 1833 el Gobierno convocó a los colegios electorales para la elección del presidente de
la república que habría de suceder a Gamarra en vista del término de su mandato. Del
mismo modo, estos colegios electorales debían elegir a los diputados al Congreso
extraordinario, cuya labor sería la calificación de las actas electorales y proclamación del
presidente. Candidatos a la presidencia resultaron los generales Pedro Pablo
Bermúdez, Domingo Nieto, Luis José de Orbegoso y Riva Agüero, en ausencia. Las
elecciones se llevaron a cabo pero la votación se dispersó. Riva Agüero triunfó en Lima,
aunque en sus Memorias se atribuyó falazmente el triunfo a nivel nacional. El Congreso
extraordinario, por tanto, debía proceder a la calificación y escrutinio de las actas de los
colegios electorales. Sin embargo, la reunión del Congreso extraordinario se frustró. A los
diputados que lograron arribar a Lima el gobierno tuvo que liquidarles sus dietas.
Esa situación, así como la pugna entre el Ejecutivo con la Convención Nacional
recientemente instalada, determinaría, para solucionar la crisis, dado el término del
período de Gamarra sin tener sucesor, que la Convención Nacional eligiera a un
presidente provisorio. El designado fue Luis José de Orbegoso, quien asumió la
presidencia el 21 de diciembre de 1833.
Ya de vuelta de su destierro, Riva Agüero apoyó al Gobierno de Orbegoso. Logró que se
aprobara su reincorporación al Ejército peruano en 1834, consiguiendo recuperar su rango
de Gran Mariscal. Estuvo en la campaña contra los gamarristas o bermudistas
descontentos con la elección de Orbegoso, guerra civil que culminó con el Abrazo de
Maquinhuayo.
Tras el golpe de Estado de Felipe Salaverry de 1835, Riva Agüero fue desterrado a Chile.
Allí fue acreditado como ministro plenipotenciario por el gobierno de Orbegoso, en octubre
de 1835. Presentó sus credenciales el 31 de diciembre y logró que se desconociera la
misión que allí desempeñaba Felipe Pardo y Aliaga en nombre de Salaverry. Se mezcló en
problemas de política chilena que lo obligaron a suscribir explicaciones públicas, y cuando
dio término a su misión el 31 de julio de 1836, se hallaba en preparación la Primera
Expedición Restauradora en contra de la Confederación Perú-boliviana encabezada
por Andrés de Santa Cruz.
Retornó al Perú y fue designado presidente provisorio del Estado Nor-Peruano, el 11 de
julio de 1838, en reemplazo de Orbegoso. Ejerció precariamente su autoridad hasta que
llegó a Lima la noticia de la derrota de los confederados de Santa Cruz en la batalla de
Yungay, en enero de 1839. Ello significó el fin de su carrera pública.
Últimos años[editar]
Una vez más partió al destierro a Guayaquil. Allí permaneció hasta 1843. Nuevamente
regresó a Lima, y apartado ya de toda actividad pública, se dedicó a las labores agrícolas.
Durante sus últimos años redactó sus obras Memorias (en dos volúmenes), que se
publicaron póstumamente bajo el seudónimo de P. Pruvonena (anagrama de «vn
peruano»). Falleció el 21 de mayo de 1858 y fue enterrado en el Cuartel de San Lino,
del Cementerio Presbítero Maestro, para luego ser trasladado al mausoleo de la familia
Riva Agüero y Osma.
Familia[editar]
Ancestros[editar]
[mostrar]
Matrimonio y descendencia[editar]
De su unión con la princesa belga Carolina Arnoldina Irene de Looz Corswarem
(Niel, 1807-Bruselas, 1889), tuvo cinco hijos: José, Carolina, Carlos, Alfonso y Andrés.