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Los incas adoraban al dios sol al que llamaban Inti, así como a la luna y a los
fenómenos naturales.
La cosmovisión andina fue de carácter politeísta, animista y totémica. En los
andes vivieron gran cantidad de creencias, cada cual con un componente étnico.
Se creía en la existencia de tres mundos: superior (Hanan Pacha), medio (Kay
Pacha) e inferior (Uku Pacha); y en un dios creador Viracocha.
El culto quechua, era presidido por el Inca, considerado hijo del sol y asistido por
los siguientes personajes:
El Ayllu
La base de la organización social del Tahuantinsuyo estuvo en el Ayllu, palabra de
origen quechua y aymara que significa, entre otras cosas: comunidad, linaje,
genealogía, casta, género, parentesco. Puede definirse al ayllu como el conjunto
de descendientes de un antepasado común, real o supuesto que trabajan la tierra
en forma colectiva y con un espíritu solidario.
En el Imperio todo se hacía por ayllus: el trabajo comunal de las tierras (tanto las
del pueblo mismo como las del Estado); las grandes obras públicas (caminos,
puentes, templos); el servicio militar y otras actividades.
El jefe del ayllu o curaca era el anciano más recto y sabio, asesorado por un grupo
de ancianos. Sin embargo, cuando el peligro amenazaba, el mando militar lo
ejercía un sinchi, guerrero aguerrido y prudente, elegido entre los más fuertes del
ayllu.
Clases sociales
La sociedad en el Incanato estuvo organizada a base de clases sociales. Existían
dos clases muy diferenciadas: la Nobleza y el Pueblo. En cada una de estas
clases había diversos niveles.27
Nobleza:
La realeza o la corte imperial, conformada por el Inca (el monarca o rey),
la Coya (esposa principal del Inca) y los príncipes legítimos o auquis.28
Nobleza de Sangre, conformada por los descendientes de cada Inca,
quienes integraban los ayllus reales o panacas. Ejercían las más altas
funciones, como funcionarios imperiales, gobernadores, generales, sumos
sacerdotes, etc.29
Nobleza de Privilegio, cuyos miembros no pertenecían a la familia real,
sino que eran nacidos del pueblo, pero que por sus grandes servicios
prestados al Estado (en las guerras, en el culto religioso, en las obras
públicas, etc.) habían alcanzado tal jerarquía. Tal era el caso de los jefes
militares, los sacerdotes y las acllas o escogidas.29
Nobleza de las nacionalidades derrotadas, es decir, los curacas y sus
parentelas que conformaban la aristocracia regional y local.30
Pueblo:
Los artesanos, es decir, los que hacían trabajos artesanales: los orfebres,
plateros, tejedores, olleros, chicheros, carpinteros, ojoteros. Los más
reputados eran los orfebres y plateros de la costa (como los chimúes), así
como los tejedores de tejidos finos de la región del Collao
(cumbicamayocs).31
Los mercaderes, que era una clase muy especial dentro las poblaciones
costeras, que se ocupaban del trueque y del intercambio. Tal es el caso de
los tratantes o comerciantes chinchanos y los del extremo norte del imperio
(costa del actual Ecuador), donde eran conocidos como mindalás. Fueron
los españoles quienes le dieron el nombre de “mercaderes”, concepto
ajeno a la mentalidad indígena, que desconocía el uso de la moneda.32
Controlaban el comercio del spondylus, estaban exonerados de los
trabajos comunales y públicos, aunque tributaban en especie tanto a su
curaca como al Estado imperial.33
Los hatunrunas, que quiere decir hombres grandes, conformaban la gran
masa del pueblo que se dedicaba a las labores agrícolas y pastoriles,
aunque también prestaban su trabajo en las obras públicas. Vivían
agrupados formando parte de los ayllus. De entre ellos se elegían a los
soldados, a los mitmas y a los yanas. Eran los verdaderos sustentadores
del imperio.34
Los pescadores, vivían a lo largo del litoral, en pueblos separados de las
aldeas campesinas y sin poseer tierras de cultivo, formando una clase
social distinta. No solo pescaban, sino que cazaban aves y cosechaban
eneas que usaban como materia prima para sus embarcaciones y chozas.
Salaban los pescados y los intercambiaban con otros productos.35
Los mitmas o mitmaqkunas, llamados también mitimaes, eran aquellos
pobladores quechuas enviados a colonizar los nuevos territorios
conquistados y formar así una barrera contra las poblaciones fronterizas
todavía no dominadas por los Incas. Había otro tipo de mitmas, los de las
etnias sometidas, que como castigo a su rebeldía, eran enviados a zonas
distantes de su lugar de origen, para ser sometidos a vigilancia. Este último
tipo de mitimaes aumentó en los años inmediatamente anteriores a la
conquista española.3637
Los yanas, eran prisioneros de guerra o bien solo simples individuos
desarraigados de sus ayllus por capricho del Inca o del curaca para ejercer
como siervos, en tareas domésticas, agrarias y pastoriles. El Inca solía
donar yanacunas a los altos dignatarios, a los jefes guerreros y a los
curacas. El estatus del yanacuna era de por vida y lo transmitía a sus
descendientes. De acuerdo a quien sirviera recibía diversos nombres.
Cuando lo hacían en beneficio de personas o familias, se los llamaba
yanas o yanacunas; cuando estaban al servicio del Inca y del Estados, se
los denominaba yanayacos o yanayacocunas.38
Las mamaconas o acllas, mujeres que desde temprana edad eran
reclutadas de todo el imperio para ser internadas en los acllahuasis. Allí se
dedicaban a la fabricación de textiles, la preparación de bebidas para los
ritos, y otras labores; algunas eran seleccionadas para convertirse en las
esposas secundarias del Inca o para ser entregadas como premio a los
curacas y jefes principales.39
Las pampayrunas o mitahuarmis eran mujeres que por mandato del
Estado estaban obligadas a ejercer la prostitución, pero fuera de las
poblaciones, en el campo. Se trataba de mujeres prisioneras, capturadas
en las guerras. Así se pretendía evitar que hubieran violaciones u otro tipo
de acoso de parte de los jóvenes solteros hacia las muchachas o las
mujeres casadas.40
Los piñas o pinas, eran prisioneros de guerra, que estaban en el último
escalón de la pirámide social del Imperio. De acuerdo a Waldemar
Espinoza, estaban sometidos a la esclavitud, pero solo al servicio del Inca
y del Estado imperial; no habían piñas al servicio de particulares. Se los
destinaba a las plantaciones de coca (cocales) en la ceja de selva, donde
el trabajo era muy extenuante.33 Sin embargo, no se puede considerar
esclavista al Estado inca, pues el número de esos piñas era ínfimo en
comparación con el número total de la población
ARQUITECTURA Y URBANISMO
Tres fueron las grandes características de la arquitectura inca: solidez, sencillez y
simetría.56 Las construcciones del pueblo fueron rústicas; en cambio, las
realizadas por el Estado inca para las funciones de la administración, la defensa y
el culto fueron complejas y monumentales. Esta arquitectura pública tiene un estilo
altamente funcional que se distingue principalmente por sus técnicas avanzadas
de planificación territorial, y el refinado uso de la piedra. En la costa el material
preferente era el adobe. Se mencionan tres momentos en esta arquitectura: el
ciclópeo o el de las grandes piedras; el poligonal o de las piedras de muchos
ángulos; y el imperial, con sus piedras en forma de sillares rectangulares o
cuadrados. Hasta hoy causa asombro el tamaño de las piedras en algunos
edificios, y el ensamblado de piedras de diferente forma y tamaño (alguna de
hasta de doce ángulos), sin usar argamasa y que encajan tan perfectamente que
entre sus junturas no pasa ni una hoja de papel.57 En cuanto al plano, los edificios
son de base rectangular y de un solo piso; característica netamente inca es la
ventana de forma trapezoidal.58
Los ejemplos más típicos de esta arquitectura se encuentran en la ciudad que fue
la capital de los incas, Cuzco, donde destacan Sacsayhuamán y el Coricancha.
Otros complejos importantes fueron las de Písac, Ollantaytambo y Machu Picchu.
La ciudadela de Machu Picchu fue descubierta científicamente en 1911 por el
estadounidense Hiram Bingham. Está ubicada a casi 2400 metros de altura, en la
provincia de Urubamba, departamento del Cusco, en pleno Andes Amazónicos. Se
trata de un conjunto de palacios, torreones militares (sunturhuasis) y miradores,
que se elevan entre los picachos Machu Pichu (cumbre vieja) y Huayna Pichu
(cumbre joven). Es sin duda una de las realizaciones más impresionantes de la
ingeniería a nivel mundial. Pocas obras como esta muestran tanta armonía con el
entorno natural. Fue construido, según todas las probabilidades, en el reinado de
Pachacútec, en el siglo XV.59 Actualmente es uno de los sitios arqueológicos más
importantes del mundo y el principal destino turístico del Perú. En 1983, fue
incluida por la Unesco en la lista del Patrimonio de la Humanidad.60
Sacsayhuamán, es un extenso complejo arquitectónico situado a pocos kilómetros
del Cuzco, conformado por tres murallas en zig zag, levantadas con bloques
ciclópeos de granito, que se conservan todavía en muy buen estado. Actualmente
parece un amontamiento de piedras enormes, pero en su momento de esplendor
tenía torreones y otras construcciones menores en su cima, que fueron destruidas
por los españoles. Estos desconocían su verdadera función y la llamaron
“fortaleza”, es decir, le atribuyeron una función militar; sabemos ahora que lo más
probable es que haya tenido una función religiosa (templo del Sol) y científica
(observatorio astronómico), y/o administrativa.61
El Coricancha, que significa recinto de oro, era el principal templo del Sol situado
en el Cuzco, que está construida con mampostería de piedra encajada
cuidadosamente sin argamasa (simulando una mazorca de maíz). Interiormente se
dividía en varias habitaciones con hornacinas destinadas a las ofrendas o las
imágenes: la principal estaba dedicada al Sol, con paredes recubiertas con
planchas de oro; y la segunda, dedicada a la Luna, cubierta con planchas de plata;
y otras había para Huiracocha, el trueno y el relámpago, y los dioses de las
provincias sometidas por los incas, aparte de las habitaciones de los sacerdotes y
las mamaconas.62 Sobre sus muros se eleva actualmente el Convento de Santo
Domingo.63
Entre otros templos importantes que se conservan, cabe citar la de la Casa del
Sol en la isla del lago Titicaca; y el templo de las Tres Ventanas en Machu Picchu.
En cuanto a los palacios, se destaca el de las Ñustas, también localizado en
Machu Picchu; el Amarucancha y el Colcampata, en el Cuzco.
También es representativa de la arquitectura inca el complejo de Tambo Colorado
en Pisco y el sector Inca de la Huaca "La Centinela" centro administrativo de
los chinchas en Chincha, ambas en departamento de Ica.
Es de destacar el sentido urbanista que dieron los incas a sus obras públicas. El
plano de sus ciudades estaba basado en un sistema de avenidas que convergían
en una plaza abierta rodeada de edificios administrativos y religiosos. Además,
supieron convertir en habitables terrenos naturalmente inhóspitos, cuando en
Europa no existía nada que se le equiparara, pues la geografía europea es
benigna para la habitabilidad del hombre (ni las montañas, ni los bosques, ni la
altitud de los terrenos alcanzan las dimensiones que el antiguo hombre peruano
tuvo que vencer para realizar sus proezas de arquitectura y urbanismo). El
ordenamiento territorial y urbano obedecían a una planificación y a un
razonamiento lógico que hasta el día de hoy puede observarse en los restos
arqueológicos. Mientras tanto en la España de su apogeo mundial (siglo XVI) no
era posible ver el final de una calle, sin que se atravesaran otras. El ordenamiento
urbano llamado "moderno" no llegaría a Europa sino varios siglos después.
Otros logros destacables incluyen la construcción de puentes colgantes a base de
sogas (algunos de casi cien metros de longitud), los extensos caminos
empedrados que comunican la variada geografía andina, los canales de regadío y
acueductos.