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LOGAN G. C.
PRÓLOGO
¡Namasté!
El Vijnana Bherava Tantra viene a decir lo mismo que, con otras palabras,
han dicho numerosos maestros y tradiciones. Y es que no puede ser de otra
manera, pues la verdad es una, y sólo las erróneas interpretaciones del ser
humano han generado divisiones, disputas y violencia, a partir de un
mensaje que pretendía dar el conocimiento para una vida más plena, feliz y
armoniosa.
Seguro que alguna de las técnicas expuestas se adapta bien para ti.
¡Namasté!
Logan.
PRIMERA PARTE
Así dio por terminada la lección. Yo quería más detalles, despejar mis
dudas,… Pero ya no habría más explicaciones. Me levanté, saludé con las
manos juntas a la altura del pecho, inclinándome y diciendo “Namasté”. El
me devolvió el saludo con una sonrisa.
Yo me sentía un poco frustrado: ¿eso era todo? Simplemente me había dado
la primera de las técnicas que aparecen en el VBT, tal y como podría
haberla leído en un manual, y me había “despachado”. ¿Para qué acudir a
un maestro si únicamente me dice algo que puedo leer en cualquier libro?
No era mi primera vez en la India, ni tampoco era un novato en temas de
Yoga y meditación; éste era mi quinto viaje, siempre quedándome entre dos
y tres meses, y ya llevaba años de estudio y práctica. Entonces, ¿qué hacía
allí?, ¿en verdad lo necesitaba?
Mi mente occidental y llena de expectativas había tomado las riendas…
Volví caminando junto a la orilla del río. El Ganges venía muy crecido pues
el monzón estaba siendo particularmente fuerte este año. Al incorporarme a
la calle asfaltada, las bocinas de los jeep y las motos que pasaban
rozándome sin disminuir un ápice su velocidad, el bullicio de las tiendas,
turistas, viajeros,…, apenas me sacaban de mis reflexiones. Ya estaba
acostumbrado a esos contrastes, y solía taparme un oído de manera
automática cuando sentía aproximarse un jeep o una moto haciendo sonar
su bocina estrepitosamente.
Había varios restaurantes agradables, casi todos a lo largo de la orilla del
río, donde comer tranquilo y con buenas vistas, recostado en cómodos
cojines y con buena música de acompañamiento; pero no era el momento de
parar a comer.
Entré al puente de Laxman Jhula apartando suavemente a una vaca que
obstaculizaba el camino y observando la avidez de los monos por conseguir
algo de comida de los peregrinos. Algunos indios se paraban para
fotografiarse con el río o el templo de fondo, o junto a algún occidental,
sobre todo si era una chica rubia, las que más les llamaban la atención, y así
dificultaban aún más el tránsito en el estrecho y atestado puente. Las motos
exigían a bocinazos que se abriese un hueco a su paso, y aprovechando una
de ellas para caminar por detrás de ella con algo más de espacio, terminé de
cruzar el puente.
Al subir las escaleras saludé con un Namasté a Kapil, el chico de la librería
junto al German Bakery, en la cual solía parar buscando libros interesantes
y desde donde me habían enviado más de un paquete a España en los
últimos tres años. Tampoco ahora iba a parar allí.
Una vez arriba me dirigí a la derecha, cogí una bocanada de aire, y
reteniéndolo, aceleré la marcha para atravesar lo antes posible una zona que
se usa de meadero, justo a un lado de la concurrida calle que lleva al puente,
y con un olor horrible a pesar de las lluvias diarias (actualmente esto ya no
sucede, pues han construido un nuevo hotel en la zona y ha quedado más
limpio). Pero una vez pasado el “obstáculo”, y a condición de no
encontrarme con ningún grupo de monos que pueden mostrarse violentos en
un lugar estrecho, ésa era la ruta más tranquila y agradable para volver al
ashram en el cual me alojaba, el Anand Prakash Yogashram. Lo descubrí
dos años atrás, el año de su inauguración, gracias a una amiga holandesa, y
aunque desde entonces habían subido sus precios considerablemente, el
lugar era tranquilo, limpio, y la comida era sana y adecuada para la práctica
intensa del Yoga. Sus horarios eran el único punto negativo, pues las
comidas eran muy temprano y por la noche cerraba sus puertas a las 21:30,
demasiado justo si quería salir a cenar con alguien. Lo que más me gustaba,
era que disponían de dos salas amplias, lo que me permitía practicar a solas
en una de ellas mientras en la otra daban la clase habitual de 6 a 8 por la
mañana y de 16 a 18 por la tarde. No es porque pensase que las clases que
daban fuesen malas, sino porque yo estoy acostumbrado a realizar una
determinada sesión, con la que me encuentro más a gusto y en la que
incluyo prácticas que hago habitualmente y que no quiero dejar de hacer. A
pesar de ello, de vez en cuando me gusta practicar en grupo con un estilo
diferente, siempre abierto a aprender algo nuevo.
Disponía de una habitación individual, amplia y con baño privado, y un
balcón, no con muchas vistas pues estaban construyendo un nuevo edificio
justo al lado. El ashram se encuentra situado lo suficientemente alejado de
las zonas de paso de los peregrinos para que no haya demasiados ruidos, lo
cual es de agradecer en la India.
En esta ocasión, el motivo de mi viaje estaba más centrado en la meditación
y sus diferentes técnicas. Había leído mucho en años anteriores acerca de la
filosofía no dualista, el Advaita Vedanta, y percibía en ella una verdad que
quería llegar a experimentar e integrar más allá del mero estudio. Es cierto
que había llegado a tener algunas experiencias con la práctica del Yoga y de
la meditación que había hecho hasta entonces, pero ahora buscaba algo más
profundo y duradero.
Practicaba asanas y pranayama cada día dos horas de 6 a 8, y al menos una
hora por la tarde dedicada a la meditación, siguiendo una técnica de Kriya
Yoga en la que me había iniciado el año anterior y que me iba bastante bien.
Además, iba de vez en cuando al centro Osho que había justo enfrente del
ashram para hacer alguna de las meditaciones que creó este particular
maestro. Con todas estas prácticas me encontraba en un estado muy
agradable, lleno de serenidad y relajación.
La asiduidad, el tener una práctica regular, es de suma importancia para
obtener progresos. Por eso, en la India me sentía muy a gusto, pues tenía
tiempo más que suficiente para dedicar a las prácticas y al estudio, sin las
distracciones de la vida cotidiana de occidente. Tras unos meses allí, volvía
con las energías renovadas y con ganas de continuar, aunque el ritmo luego
es diferente, y entonces se trata de llevar estos estados de mayor
consciencia a las actividades habituales de cada día.
Entonces, si estaba tan a gusto con mis prácticas, ¿por qué seguir buscando?
Bien, sentía que era el momento de ir encajando piezas, como en un puzzle,
de ver cómo todo lo estudiado y practicado hasta entonces en mi vida
encajaba en una síntesis única, y para ello intuía que me faltaba algo más.
En Rishikesh hay muchos maestros, swamis y renunciantes, profesores de
Yoga de todas las modalidades. Fui preguntando por algún maestro en
meditación distinto, alguien en especial que se saliese del “mercado”
espiritual en que se había convertido, en parte, Rishikesh. Hasta aquí llega
gente de todo el mundo buscando formación en Yoga, e inevitablemente eso
ha hecho que florezca también el “negocio” alrededor de estas ancestrales
técnicas. Curiosamente esto no ha disminuido la magia de esta zona en la
que durante milenios ha venido gente a dedicarse a la introspección. Es uno
de los lugares sagrados en India, donde acuden numerosos peregrinos cada
año a los templos y a bañarse en las aguas del Ganges. Como ciudad
sagrada que es, no se permite la venta de alcohol ni de carne; así pues todos
sus restaurantes son vegetarianos. Lástima que en la mentalidad india, el
hecho de considerar al Ganges como un río sagrado no impida que arrojen
en él todo tipo de basuras, apareciendo auténticos afluentes en forma de
“riachuelos” de plásticos y restos varios cada pocos metros. El día que
nuestros ríos y mares estén limpios y libres de contaminación, será la señal
que indique que al fin la humanidad ha evolucionado hacia una consciencia
más elevada… o ha desaparecido por completo.
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El lugar se encontraba, tras cruzar el puente, casi a medio camino del Ram
Jhula, el otro puente colgante río abajo. Lo conformaban dos pequeños
edificios con espacio para dos o tres habitaciones cada uno, nada más; unas
escalinatas bajaban hasta el agua, y todo estaba rodeado de una exuberante
vegetación que lo hacía difícil de ver desde el camino. En realidad no
parecía un ashram tal y como los que había conocido hasta entonces, sino
más bien un refugio o lugar de retiro (tras su destrucción por las crecidas
del río del 2013 se ha vuelto a construir, y ahora es más amplio). Bajo el
porche del primer edificio había ropa colgada, y enseguida vi a un joven
indio, de unos veinte años, descalzo y vestido de blanco, a quien pregunté
por el Swami; me llevó a él, en una sala de la otra edificación en la que
había unas esterillas, algunos cojines, un pequeño altar con una pequeña
figura de Shiva, un cuenco tibetano, una vela y una campanilla. Al fondo
una mesa y cuatro sillas alrededor, y una cortina que separaba el hueco de
una puerta a otra habitación.
Swami Anand Shivaya salió a recibirme; era bastante alto para un indio, de
unos 55 o 60 años, pelo largo, barba y bigote canosos, delgado con un porte
atlético. Vestía de blanco en esa ocasión, una especie de túnica que me hizo
pensar que se parecía a un Jesucristo entrado en años.
Me invitó a pasar y enseguida me ofreció un té que el joven preparó en unos
minutos. Le hablé de mis inquietudes y me sugirió como tema de estudio el
Vijnana Bherava Tantra, un texto clásico del shivaismo de Cachemira en el
que, en forma de diálogo entre Shiva y su consorte Parvati, se explica la
doctrina del no-dualismo, y sobre todo, se exponen 112 técnicas para
alcanzar la experiencia directa, que es la única forma posible de
conocimiento auténtico. Me indicó que podía comprar el texto fácilmente
en cualquier librería de la zona y que si estaba interesado, podía estudiarlo
con él.
Swamiji parecía parco en palabras, como si no quisiese decir más de lo
estrictamente necesario. Pero tan breve como en esta primera entrevista no
me lo esperaba. Tras exponerme la primera de las técnicas del texto me
indicó que la practicase por mi cuenta y que después volviese a verle, sin
más explicaciones y sin dar una respuesta a mis preguntas. Más tarde
entendí que sondeaba mi auténtico interés, por si sólo era el típico curioso
que hacía muchas preguntas pero sin ninguna verdadera intención de
dedicar un tiempo a la enseñanza.
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Por la tarde fui a la librería junto al German Bakery, al lado del puente, a
ver si tenían el Vijnana Bherava Tantra. Kapil me mostró cuatro versiones
distintas que estuve hojeando tranquilamente; en dos de ellas aparecía el
texto en sánscrito, una traducción al inglés y un comentario del autor; en el
tercero aparecían directamente los versos, o slokas, en inglés, seguidos
también de una explicación o comentario; y el cuarto se trataba de un gran
tomo en el que se transcriben las charlas que dio Osho acerca de este texto,
en el que aparecen una traducción de los sutras y un extenso comentario que
abarca diversos temas, seguidos de respuestas a distintas preguntas de sus
discípulos, ya sin ninguna conexión con el texto.
No me decidí en ese momento por ninguno: prefería consultar con mi nuevo
maestro acerca de cual podía ser el más adecuado. Me despedí dando las
gracias a Kapil, el chico indio que solía estar a cargo de la librería y con el
que había coincidido dos años atrás en las clases de Yoga de un gurú local.
Kapil sabía que yo era un buen cliente y que siempre acababa comprando
una buena cantidad de libros que él mismo se encargaba de enviarme a
España.
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A las 5:30 sonó la campana del ashram; era la señal para levantarse y
prepararse para la clase de las 6:00. Como se daba en la sala del piso
superior, yo bajé a la otra sala para hacer mi práctica durante las siguientes
dos horas. A las 8:00 un nuevo toque de campana advertía de la hora del
desayuno; sentados en el suelo a lo largo de las paredes de la sala que hacía
de comedor, recitamos juntos un mantra sánscrito en el que se recuerda que
todo es Brahman, la comida es Brahman y todos somos Brahman, tras lo
cual éramos servidos en nuestras bandejas, las que, una vez acabábamos de
comer, enjuagábamos en una pila con agua y jabón, y nos la llevábamos de
vuelta a la habitación.
Cerró sus ojos, como conectando con una fuente interior. Tras una larga
pausa, los volvió a abrir y me preguntó si había comprado algún texto del
VBT. Le conté las distintas versiones que vi en la librería, pero que no me
había decidido por ninguno esperando a hablar primero con él. Me animó a
comprar cualquiera de ellas, la que me pareciese más cómoda de consultar,
pero que si seguía visitándole, iríamos viendo todo el texto a partir de la
versión que él tenía, proveniente de su propio maestro de Cachemira, y que
podía tomar notas de lo que me iría diciendo y contrastarlas con el libro que
comprase. Al parecer, no todas las traducciones eran exactamente iguales, y
el sentido de algunas técnicas se había ido alejando del original.
En ese momento entró el discípulo con el que había estado paseando, con
dos vasos llenos de chai humeantes; los colocó en el suelo a nuestro lado, y
salió saludando con las manos juntas a la altura del pecho.
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Nos indicó que empezáramos. En silencio, con los ojos cerrados, nuestras
columnas erguidas y en completa relajación, volvimos nuestra atención
hacia el proceso respiratorio.
No era una práctica nueva para mí; las técnicas en las cuales la atención se
centra en la respiración son bastante conocidas, en parte gracias a la
expansión de la meditación budista Vipassana, y también es común en las
prácticas yóguicas el mantener la atención en la respiración mientras se
practican asanas o posturas.
En completa relajación, en el silencio del lugar en el que sólo se escuchaba
la fuerza del río Ganges a escasos metros, la sensación de plenitud y paz me
llenaba. Aun así, de vez en cuando me encontraba con que había sido
arrastrado por la corriente de los pensamientos, y al darme cuenta, volvía
suavemente a la respiración, a encontrar esos huecos, esas pausas en las que
se abría un infinito de silencio, de vacío, de Nada, pero que se sentía como
la esencia de Todo…
Tras aproximadamente media hora, empecé a sentir molestias físicas a
causa de la postura y tuve que moverme suavemente para cambiar la
posición de las piernas que empezaban a dormirse. La postura ha de ser
cómoda para aguantar largos períodos de meditación. Aguantar largos
períodos sentado con las piernas cruzadas es cuestión de práctica, aunque
también es necesaria cierta flexibilidad en las articulaciones de las piernas y
las caderas. Para facilitar la posición se pueden usar cojines, más o menos
altos según la necesidad personal, o un banquito de meditación. En última
instancia, también se puede usar una silla, manteniendo la columna recta.
Pronunciamos tres largos OM y nos saludamos unos a otros juntando las
manos en posición de Namasté.
Al parecer habría una sesión de meditación a diario a las seis de la tarde, y a
mí me propuso además que fuese por las mañanas, a las diez, para seguir
trabajando en el texto del VBT. Me preguntó cuánto tiempo iba a quedarme
en Rishikesh, a lo que le contesté que no tenía ningún plan definido y
podría quedarme hasta mediados de septiembre, fecha en la cual tenía fijado
el vuelo de vuelta. Sonriendo dijo que estaba muy bien.
En realidad sí que había pensado moverme un poco, concretamente a Leh,
pasar allí unos diez días y regresar en autobús vía Manali. Y si el tiempo lo
permitía, también me hubiese gustado volver a subir hasta las fuentes del
Ganges, en Gangotri y algo más allá. Pero ahora tenía como prioridad
precisamente lo que estábamos haciendo; me parecía estar ante una buena
oportunidad de profundizar en la dirección que deseaba.
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- “Se refiere a la teoría según la cual del sonido primordial surgen todos
los sonidos que forman el alfabeto sánscrito, y de éstos se forman a
su vez todos los elementos que constituyen el universo.”
VBT III. – “¿Se puede percibir tu realidad a través de las nueve vías
diferentes por las cuales uno puede entrar en el reino de la consciencia,
como se enumeran en el Bherava Agama?¿Es diferente al proceso que se
describe en el Trishira Bherava Tantra?¿O se puede percibir a través del
conocimiento de la triple forma de expresión de Shakti, esto es, Para,
Parapara y Apara? ¡Éstas son mis dudas, oh Bherava!”
La lluvia empezó a caer con tanta fuerza que casi no podía oír sus palabras.
Aprovechamos para tomar un té observando el diluvio que casi impedía ver
la orilla de enfrente. La noche había sido muy lluviosa y sólo paró un par de
horas por la mañana. El resultado era bien visible en el nivel del río: nunca
lo había visto tan alto. Las aguas bajaban rápidas, frías y turbias, pues el
Ganges arrastra muchos sedimentos; una arena oscura y brillante forma
numerosas playas en sus curvas. De vez en cuando me gustaba ir a una de
ellas, a unos dos kilómetros río arriba desde Laxman Jhula, para
refrescarme en sus heladas aguas y leer o meditar un rato. Ahora el acceso a
esa playa se había hecho más difícil y su tamaño se había reducido
considerablemente. Aun así valía la pena acercarse a ella pues era uno de
los lugares “mágicos” de los alrededores de Rishikesh.
La lluvia no cesaba. Finalmente me despedí de Swamiji, y enfundado en el
poncho, volví a mi ashram: ¡se acercaba la hora de comer!
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Los siete chakras principales y los nadis Sushumna (central), ida y pingala.
EL NO-DUALISMO
- “En su respuesta, Shiva expone la esencia de la filosofía no-dualista.”
VBT VII. – “Entonces Bherava dijo: Bien dicho, oh Amada mía! Acerca de
lo que preguntas trata la esencia del Tantra.”
VBT IX. – “Cualquier cosa que ha sido declarada como formas separadas o
divididas de Bherava, conoce oh Diosa, que es engañoso como un encanto
mágico, como Maya, una ilusión o sueño, como una ciudad imaginaria en el
cielo.”
- “Las formas divididas son una ilusión, no son reales. La realidad es que no
estamos separados, que somos uno con Bherava. En el texto se usan
diferentes términos para referirse a lo Divino: Shiva, Bherava, Realidad
Suprema, Espacio Supremo, Brahman, Vacío… El mundo de los sentidos al
que estamos acostumbrados no es la verdadera realidad. Hay que
transcenderlo y ver más allá de él. Para ello existen estas técnicas, para
ayudarnos a alcanzar el estado en el que podamos obtener el conocimiento
de la auténtica realidad. En el Brihadaranyaka Upanishad aparece este
mantra que suelo recitar antes de la meditación:
Conocía muy bien este mantra: era uno de mis favoritos. Como curiosidad,
aparece en la banda sonora de la película Matrix, durante los títulos al final
de la tercera parte.
VBT XI. – “En realidad, la esencia de Bherava no son las nueve formas, ni
la guirnalda de letras, ni las tres corrientes de energía, ni siquiera los tres
poderes de Shakti.”
VBT XIII. – “Estos conceptos son para aquellos cuyo intelecto no está aún
lo suficientemente maduro para entender la Realidad Última. Son como los
medios que usa una madre para asustar a sus hijos y alejarlos así de algún
peligro, y que los alientan a empezar sus prácticas espirituales.”
VBT XV. – “Uno puede obtener por sí mismo esta experiencia interior
cuando la mente se encuentra libre de modificaciones o patrones de
pensamiento. Este estado, el cual está lleno de felicidad absoluta, es el
estado de Bheravi, que no es sino el mismo Bherava.”
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Era curioso sentirme parte del mundo, conociendo lo que ocurría en él,
interactuando con personas distantes a través de internet, y al mismo tiempo
no pertenecer a él, no estar involucrado en él. No es necesario retirarse a
una cueva del Himalaya en completa soledad y aislamiento; se puede vivir
en el mundo y estar en paz al mismo tiempo, mantener un equilibrio que no
se vea afectado por los acontecimientos externos.
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7. “Hay doce centros sucesivos asociados con doce letras sobre las cuales
uno debería concentrarse en sus estados burdo, sutil y supremo.
Transcendiendo cada centro, al final Shiva es realizado.”
- “El bija mantra o mantra raíz de cada centro o chakra actúa como una
especie de llave esotérica para activarlo. Mantra significa aquello que libera
la mente. Así, se practica dharana (concentración) en cada bija mantra en
sus distintos aspectos de color, forma y sonido. Siendo la energía primordial
del mantra la que proviene del sonido, se pronuncia éste de forma audible
primero, luego susurrada, y por último mentalmente, dejando que vibre en
el interior, especialmente en el centro energético de que se trate. Los bija
mantra de los siete chakras principales son los siguientes: LAM para
Muladhara, VAM para Swadisthana, RAM para Manipura, YAM para
Anahata, HAM para Vishudha, y OM para Ajna y Sahasrara.
Éste es el método para trabajar con el sonido en cada uno de los chakras
principales, a lo que se puede agregar la visualización del chakra, su color,
su elemento y órgano sensorial correspondiente.
Recordé como había aprendido años atrás esa forma de “nasalizar” los
mantras a través de André Van Lysebeth, probablemente el mayor
divulgador del Yoga en Europa, con quien tuve la suerte de aprender mucho
en varios de sus cursos. Es el autor de varios libros que se han traducido a
muchos idiomas, incluido el Hindi, y conoció personalmente a Swami
Sivananda.
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Otra posibilidad es imaginar la energía entrando a través del tercer ojo con
la inspiración y llenando toda la cabeza hasta salir por la coronilla al
Sahasrara chakra con la espiración, y de allí sentir como si cayese una
lluvia de luz sobre nosotros.
Durante la cena, Carl nos dijo que pensaba viajar hacia Manali en dos o tres
días. Pensaba ir en autobús, y tras permanecer allí una semana
aproximadamente, seguir hasta Leh, en un viaje de dos días cruzando los
Himalayas y pasando por la segunda carretera más alta del mundo, a 5.400
metros de altura. Yo había hecho esa misma ruta catorce años atrás, y es
ciertamente espectacular… En cuanto al cuenco, dijo que de momento no lo
compraría, para no tener que cargar con él, y esperaría a sus últimos días en
India. Propuse que se lo explicásemos a la mujer, ya que pasábamos cada
día por allí, para que no se enojase con nosotros.
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El día que le pregunté si podía tomar notas, pareció divertido, y me dijo que
por supuesto, que escribiera libremente cuanto quisiera, pero que lo más
importante era que me dejase impregnar por la enseñanza del Vijnana
Bherava Tantra, dejando mi mente lo más silenciosa posible.
Recalcó esta frase abriendo bien los ojos y moviendo sus brazos en sentido
ascendente.
VBT XIX. – “El poder abrasador del fuego no puede considerarse como
separado del propio fuego. Sólo se lo describe separadamente para facilitar
el aprendizaje de la naturaleza esencial del fuego.”
VBT XXII. – “Oh Señor de todos los dioses, que portas el tridente y llevas
calaveras como adornos, háblame de ese estado carente de tiempo, espacio
y dirección, y libre de cualquier característica.”
VBT XXIII. – “¿A través de qué medios se puede alcanzar ese estado de
plenitud de Bherava, y cómo se convierte Paradevi, la gran Shakti, en el
rostro o la entrada de Bherava? Contéstame a esto, oh Bherava, de tal forma
que pueda yo conocerlo completamente.”
Una vez que se alcanza el estado de Bherava mediante una de las técnicas,
observaremos que cualquiera de ellas nos conduce al mismo estado.
Ya has visto las ocho primeras técnicas: las primeras cuatro se relacionan
con la observación de la respiración, las dos siguientes con la energía en
forma de luz o rayos ascendiendo a través de todos los chakras, la séptima
relacionada con los sonidos o mantras propios a cada centro de energía, y la
octava, que hicimos ayer, con la concentración sobre el tercer ojo. Con
cualquiera de ellas se puede alcanzar la liberación, con la condición de
entregarse verdaderamente a ella.”
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- “La técnica de hoy tiene que ver con la percepción de los sentidos. Dice el
VBT en su sloka 32:
9. “Meditando en los cinco vacíos de los sentidos, que son como los
diversos colores de las plumas de un pavo real, el yogui entra en el
corazón del Vacío absoluto.”
- “Se refiere a que toda la riqueza y variedad perceptible por los distintos
sentidos, en realidad no es más que vacío, algo irreal.
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El año anterior iba cada día a practicar al menos una meditación. Así las
pude probar casi todas, algunas que ya conocía desde que en el 89 estuve en
Puna, en mi primer viaje a la India, y otras que no había hecho aún. Las
meditaciones de Osho son muy interesantes, pues incluyen técnicas de
diversas tradiciones, algunas activas, especialmente adecuadas, según decía,
para la mentalidad occidental. Las hay que son una especie de terapia que
buscan sacar tensiones subconscientes, otras mueven energías
vigorosamente antes de mantener la quietud y el silencio; las hay budistas,
sufís… Osho insistía en que la vida ha de ser una celebración, disfrutando
de la oportunidad de estar aquí, y eso se refleja en que el baile, un baile
espontáneo y natural, forma parte de muchas de sus prácticas. Se eliminan
miedos, represiones, “vergüenzas”, y se busca una libertad alegre al mismo
tiempo que un estado Búdico. “Todos sois Buddha” solía decir en sus
charlas.
El Swami aceptaba visitas a cualquier hora del día, dejando a quien quisiera
utilizar su sala y equipo de música para escuchar grabaciones de los
discursos de Osho o leer alguno de los libros que allí tenía. Era un hombre
mayor, de unos 70 años, de poca estatura, el pelo corto y canoso. Fumaba
continuamente esos pequeños cigarrillos indios tan populares, los “pitis”
(Afortunadamente para su salud, cuando le volví a visitar dos años después
ya había dejado esa adicción). Gracias a él conocí la vertiente india de los
centros de meditación de Osho, distintos al famoso centro de Puna, donde
tenía Osho su ashram, muy occidental y caro, como su nombre ya indica:
Meditation Resort. Ahora ya sabía que en casi cada ciudad india había un
centro donde poder practicar algunas meditaciones, en particular la
Dinámica por las mañanas y la Kundalini por las tardes, y además se
organizaban retiros especiales de vez en cuando y a precios razonables.
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11. “Sentado con los ojos cerrados, fija la atención en el interior del
cráneo. Desde la firmeza en la concentración, percibirás gradualmente
la Realidad Suprema.”
12. “Uno debería meditar en el espacio interior del nadi central situado en
el eje del cuerpo, que es tan fino como una fibra del tallo de una flor de
loto, y entonces, por la gracia de Devi, el Divino es revelado.”
- “Los nadis son como los nervios sutiles del cuerpo energético, canales por
los que circula la energía. También se conocen como meridianos en la
acupuntura china. Uno de los más importantes es Sushumna nadi, que
recorre el interior de la columna vertebral, y a lo largo del cual se sitúan los
chakras principales. En su interior se encuentra un nadi aún más fino, el
Brahma nadi, al que se refiere esta técnica, que también recorre toda la
columna vertebral.
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El día seguía más bien soleado. Hacía calor, un calor húmedo, característico
de esta época del año, y que me provocaba un continuo sudor. Después de
comer decidí ir al río, a la playita a la que acostumbraba ir para bañarme,
leer y meditar. Debido al alto nivel del agua me costó un poco llegar a ella.
Una vez allí, me quedé en bañador y me sumergí una primera vez en las
frías y turbias aguas del Ganges. La sensación era revitalizadora. Había
mucha corriente y no era prudente alejarse de la orilla; sólo lo hacía lo
suficiente para dejarme llevar unos metros y volver a salir más abajo.
Simplemente el estar allí y observar el río constituía de por sí una
meditación, dándome una sensación de plenitud y paz. Nadie apareció por
allí esa tarde, que dediqué a la lectura, un bañito cada vez que el calor
apretaba, y a probar una de las meditaciones que vimos por la mañana, en
concreto aquella de sentir el espacio interior de la cabeza; por momentos,
parecía que el río corría en ese espacio interior, en el cual también se
encontraba la playita, las rocas, los árboles,…, y yo mismo sentado allí
meditando. Esta sensación me produjo una especie de “sobresalto”,
parecido al que sentí la tarde anterior, y que me trajo de vuelta
inmediatamente a sentir las percepciones “normales”, perdiendo ese estado
extraño en el que estaba en un lugar, sentado a orillas del Ganges, que a su
vez se encontraba dentro de mí. Era como la sensación de estar en un sueño
y despertar de súbito de él.
Por allí me encontré con Fabienne, que estaba curioseando las ropas de una
de las muchas tiendas de la zona, y la acompañé mientras llegaba la hora de
la meditación.
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En esta ocasión, además de los dos indios que solían estar con Swamiji,
había una pareja de mediana edad, enfundada ella en un colorido sari y él
con pantalón y camisa, aparentando ser un funcionario indio. Nos sentamos
todos juntos en la sala, frente a Swamiji. Permaneció en silencio varios
minutos, con los ojos cerrados, por lo cual todos le imitamos y estuvimos
así interiorizados hasta que Swamiji empezó a entonar los tres Om previos a
una serie de mantras, entre los cuales estaba el “Asato Ma”. Seguidamente
se puso a entonar unos cantos devocionales, un Kirtan que uno de los
discípulos acompañaba haciendo sonar la campanita, y que todos cantaban
excepto Fabienne y yo, que nos limitábamos a seguir el ritmo tocando las
palmas; sólo en algunos momentos reconocía algún canto y participaba
tímidamente. Finalmente volvimos a quedar en silencio, bien concentrados
por el contraste entre el canto y la quietud. Tal fue la sesión de meditación
ese día, un kirtan, que supuse estaba relacionado con la presencia de la
pareja india. Pero no hablamos de ello, luego nunca lo supe con certeza. En
cualquier caso, también estuvo bien y no deja de ser un método más de
entrar en meditación.
Durante la cena con Fabienne, ésta se sinceró conmigo contándome asuntos
personales que formaban parte de la razón de su viaje a la India. Muchos
viajeros de larga duración suelen estar o bien buscando algo, o bien
huyendo de algo, a veces de forma subconsciente. Sin entrar en detalles,
hija única, padres divorciados, él un hombre de negocios de éxito, que
acaba fatalmente tras una serie de sucesos trágicos que, por supuesto,
traumatizan a Fabienne, obligándola incluso a tratamiento psiquiátrico y
psicológico; cuando empezó a salir de su depresión, encontró el yoga, y
poco después decidió partir de viaje y buscar en la India una buena
formación para convertirse en profesora de yoga. Y ahí estaba, contenta por
haber encontrado una escuela que le gustaba mucho, en Dharamsala,
siguiendo el estilo Iyengar, y sintiéndose mejor, aunque en su interior aún se
alojaba un dolor y una rabia que serían difíciles de erradicar. Le esperaba
bastante trabajo por delante… Le propuse la meditación Dinámica de Osho,
precisamente para sacar tensiones y rabias internas, y quedamos en ir juntos
al día siguiente a las 8.
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Tras pagar la sesión al Swami, nos dimos una ducha en mi habitación y nos
cambiamos de ropa. Tuvimos justo el tiempo de ir a desayunar al German
Bakery antes de ir a ver a Swamiji.
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13. “Usando las manos para bloquear las entradas en todas direcciones, el
centro del tercer ojo es perforado y se percibe bindu o el punto de luz.
Absorbiéndose gradualmente en eso, el estado supremo es realizado.”
Swamiji explicó que esta técnica simbolizaba el cierre de los sentidos para
ir más allá de ellos, y que efectivamente existían meditaciones en las que
únicamente se taponaban los oídos para así concentrarse en los sonidos
internos.
14. “Presiona los ojos suavemente. Aparecerá una luz sutil, como un
punto, en lo alto de la cabeza o en el corazón. Absórbete ahí. A través
de esta meditación uno es absorbido en la más alta Realidad.”
- “Ya en el sloka anterior se hace referencia a esa luz interior como
resultado de la técnica. Presionar suavemente los ojos es una manera de
percibir fácilmente esa luz, pero una vez que se percibe, no se hace
necesario continuar con la presión, sino simplemente mantener la
concentración en esa luz, ya sea que aparezca en la cabeza o en el corazón.”
Nos sentamos frente al río, en uno de los últimos escalones que aún
quedaban fuera del agua del pequeño ghat que se sumergía en el Ganges
algunos metros más, con la columna recta, dedicando los primeros minutos
a profundizar en la relajación.
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17. “Concéntrate en el vacío al principio o al final del sonido de cualquier
letra. Entonces, por el poder de ese vacío, uno se convierte en el
Vacío.”
Swamiji prosiguió:
18. “Escucha con toda tu atención hacia el final del sonido prolongado de
un instrumento musical de cuerda, u otro. Permaneciendo en la
disminución gradual del sonido, uno obtendrá la forma del Espacio
Supremo.”
- “En vez de utilizar el sonido de una letra, como en el sloka anterior, éste
sugiere usar el sonido de una nota de un instrumento musical, centrándonos
en su vibración hasta que desaparezca. La esencia es la misma. ¿De dónde
surge el sonido? ¿Sobre qué se mantiene? ¿En dónde desaparece? Busca ese
espacio vacío, ese silencio.”
- “Shiva nos recuerda la base sobre la que se asienta cualquier método que
se vaya a emplear: tener una mente silenciosa, libre de pensamientos. Para
conseguirlo, en estas técnicas se va a utilizar la concentración sobre el
propio cuerpo. En ésta en particular, imaginamos que el espacio vacío llena
todo nuestro cuerpo en todas las direcciones. De lo que se trata es de la
desidentificación con el cuerpo.”
- “…y para lograr una mente silenciosa, hay que concentrarse en el vacío.
Como ves, el vacío y el silencio mental están muy relacionados, son un
mismo estado de ser.
Siente la parte alta de tu cuerpo como vacío, y haz lo mismo con la parte
inferior. Son técnicas muy similares.”
- “En este caso se percibe el cuerpo parte por parte como vacío. Observa
como relaciona una y otra vez el estado libre de pensamientos con la
concentración en el vacío. Además, señala uno de los efectos de ese estado,
como potencial para transformar la propia forma, es decir, existe un efecto
sobre la propia constitución física del cuerpo. Los antiguos rishis afirmaban
la aparición de un nuevo ser a partir del hombre, más luminoso, cuya
consciencia superaría con creces los límites del actual ser humano. Tal y
como afirmaba Sri Aurobindo, el ser humano es un ser de transición, la
evolución de la consciencia no acaba con él. Y acompañando a esa
evolución de la consciencia, también el cuerpo físico se verá transformado,
pues el vehículo se ha de ir adaptando a las nuevas capacidades del ser.”
25. “Uno debería meditar en el cuerpo como un envoltorio de piel sin nada
en su interior. Meditando de esta forma uno alcanza el Uno sobre el
que se puede meditar.”
- “Una forma más para lograr percibir el propio cuerpo como vacío.
Estos seis últimos slokas describen distintas formas de enfocar una misma
técnica.
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Cayó una fuerte tormenta y un gran aguacero, pero para cuando salí para la
meditación de la tarde, ya se habían abierto algunos claros. La temperatura
era agradable y el agua ahora bajaba por todas partes buscando alimentar
aún más al crecido río Ganges. Los monos, que se habrían protegido de la
lluvia bajo los árboles, no habían vuelto a aparecer por el puente. Los
mendigos también parecían haber decidido dar por terminada su jornada.
Estas son las características de los chakras principales que debéis conocer.
Se puede practicar la meditación sobre cada uno de ellos, enfocando toda
nuestra atención en su localización, sus características y en la repetición de
su bija mantra. Podéis dedicar unos minutos a cada uno de ellos hasta
recorrerlos todos, o bien dedicar una sesión completa a un chakra en
concreto.
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Tras mis prácticas de yoga, crucé al centro Osho. Allí estaba el Swami,
fumando uno de sus “pitis”, y charlamos un poco mientras llegaron
Fabienne y otra chica. Me habló de un ashram Osho, río arriba, a unos cinco
kilómetros, donde podía ir a pasar unos días de retiro practicando este tipo
de meditaciones, al menos tres o cuatro diarias; de vez en cuando tenían
retiros intensivos, durante los cuales venía mucha gente de Delhi, y se
hacían siete u ocho meditaciones cada día. El lugar estaba aislado, entre la
vegetación a orillas del Ganges. Debía ser espectacular.
Nos sentamos en la sala, dejando la puerta abierta para que corriese el aire.
- “La técnica que utilizamos ayer viene así descrita en el Vijnana Bherava
Tantra:”
26. “Si uno se sumerge con todos sus sentidos en el espacio del corazón,
justo en el centro, entra las dos mitades del chakra del corazón, con la
mente sin distracciones, entonces, oh Bienaventurada, uno alcanza la
suprema bienaventuranza.”
Dedicamos unos minutos a esta técnica, hasta que Swamiji volvió a hablar:
28. “En cualquier momento del día, durante cualquier acción, en cualquier
lugar, fija la atención entre dos respiraciones. La mente se quedará sin
soportes, y en pocos días, uno se hará libre.”
- “Ahora vamos más allá, imaginando que el mundo queda consumido por
el fuego; o bien, tomando consciencia de la disolución del universo en
Shiva, el pralaya. Todo lo que ahora existe, algún día desaparecerá, a manos
del tiempo, el gran destructor. Pensad a menudo en esto, y todos los asuntos
que os parecen tan importantes en vuestra vida cotidiana, se verán
relativizados.”
Antes de irnos, Fabienne le comunicó que éste sería su último día, pues
volvía a Dharamsala. Swamiji le dio su bendición, y dándome una botella
de plástico vacía, me pidió que fuera a llenársela al río. Entendí que quería
hablar con ella a solas, por lo que, tras llenar la botella con el agua del
Ganges, esperé prudentemente fuera. A los pocos minutos salieron,
saludándome Swamiji con un Namasté y sonriendo.
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En la meditación de la tarde había más personas, todas ellas indias: los dos
jóvenes que solían estar por allí, y cinco más, tres hombres y dos mujeres.
Uno de ellos traía una tabla, y otro un armonio. Había guirnaldas de flores
frescas sobre la estatua de Shiva y varias varitas de incienso humeaban a su
alrededor. Swamiji vestía de un blanco inmaculado. Fue una hora y media
de kirtan en la que se fueron turnando para cantar y tocar el armonio. El
ritmo de la tabla, tocada siempre con maestría por la misma persona,
transportaba por sí sola a otros estados de consciencia. Resultó ser una
velada mágica y muy agradable.
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Estas técnicas que ofrece el propio Shiva son ayudas, herramientas para
alcanzar ese estado.”
- “Esta técnica se relaciona con la 29, con el objetivo de llegar a sentir que
el cuerpo deja de existir, y que, sin embargo, aún queda la consciencia-
testigo, el Ser.
Imagina que el cuerpo va perdiendo densidad poco a poco, hasta ser como
una neblina que acaba desapareciendo en la nada. En realidad no somos
sino vacío. Nuestros cuerpos están compuestos de átomos que en su mayor
parte son espacio vacío y energía. Puedes concentrarte en este sentido,
profundizando en la esencia que constituye tu cuerpo, y encontrando allí, en
lo más profundo, el vacío y la energía de Shakti, la Diosa.”
- “Si desaparece todo aquello que revelan nuestros sentidos, sólo queda el
Absoluto, la pura Consciencia, el Ser, y nuestra mente se disuelve en Eso.
Las propias teorías acerca del origen del universo pueden ser utilizadas
como soporte para la meditación: los científicos han llegado a la conclusión
de que el universo se expande, y si se retrocede en el tiempo, su origen
estaría en un punto del que surgió en lo que han llamado el Big-Bang, una
gran explosión en la que aparece el universo físico, el tiempo y el espacio.
Es decir, que antes de ese instante inicial, no existía ni el tiempo ni el
espacio… Y tales son características de Shiva…”
34. “Medita en que el universo por completo, hasta sus mismos límites, no
es sino parte de Shiva. Meditando de esta forma, el Gran Despertar.”
35. “Oh, gran Diosa, uno debería considerar todo este Universo como si
fuera vacío. Entonces la mente se disolverá y uno será absorbido en el
Vacío.”
36. “Mira un cuenco, o cualquier otro recipiente, sin ver sus paredes.
Desde el momento en el que uno se absorbe en el espacio, uno estará
lleno de espacio.”
El espacio, el vacío, el silencio, son las puertas que nos llevan a entrar en el
estado de meditación. Y este estado de meditación no es lo que se conoce
como la iluminación: a través del control de los sentidos y de la
concentración anclada en un espacio en particular, con la mente silenciada,
se entra en el estado de meditación, que se encuentra más allá de la mente, y
profundizando en ese estado, surge el samadhi, la iluminación, el éxtasis,
que a su vez tiene distintos grados.
Así, todas estas técnicas constituyen una puerta de entrada a otra forma de
experimentar la vida, a otra forma de comprensión, mucho más plena,
mucho más satisfactoria. Durante siglos han sido dadas sólo a los iniciados,
a quienes mostraban una preparación suficiente y habían hecho méritos a lo
largo de muchos años para recibirlas de sus maestros. Hoy en día se
encuentran al alcance de todos. La oportunidad de estos tiempos es única.
Se acabaron las épocas de los secretos; el conocimiento se encuentra ahora
expuesto a la luz del día, al alcance de la mano. No son necesarios viajes
lejanos, ni años de preparación en escuelas iniciáticas. En cualquier librería
de cualquier parte del mundo se pueden encontrar las indicaciones
necesarias; por todo el mundo hay instructores expandiendo las enseñanzas.
Tú elijes si las quieres tomar o no, si las aplicas o no, pero ahí están,
invitando a la humanidad entera a un gran Despertar. Tú las estás
estudiando, y a su vez se las harás llegar a otros. La difusión es cada vez
mayor, se ha ido acelerando más con el desarrollo de la tecnología. Ahora
los viajes a cualquier zona del mundo son fáciles de realizar: muchos
viajeros vienen a la India para estudiar y aprender técnicas de
conocimiento. Los libros se imprimen y distribuyen a millares, internet
pone toda la información al alcance de un clic… Es un momento único en
la historia de la humanidad que, sin duda, está transformando el mundo.”
Sus palabras se enfatizaban con sus gestos, sus miradas penetrantes, sus
sonrisas, los silencios que intercalaba estratégicamente… Siempre
transmitía más de lo que decían sus palabras.
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Por la tarde cayó una buena tormenta y la electricidad estuvo cortada más
de dos horas.
Cuando salí para la meditación, aún caía una ligera llovizna y por las calles
corrían arroyos de agua bajando hacia el río. Me resultaba agradable
caminar en esas condiciones, protegido por el poncho impermeable.
Dice así:”
- “La siguiente técnica nos lleva a la vía del medio, el camino de Buda.”
- “De la misma forma que en las primeras técnicas se buscaba el vacío entre
dos respiraciones, aquí se buscan dos objetos, o pensamientos, ideas,
sentimientos,… La dualidad ha de ser transcendida buscando el punto
medio y manteniendo allí la atención.
Este era el camino que enseñaba Buda: abandona los extremos y permanece
en el medio. La mente se mueve fácilmente de un extremo a otro, y el
camino que conduce más allá de la mente es siempre el camino del medio:
ahí la mente deja de existir.
Esta es también la razón por la cual los momentos entre el día y la noche
son especialmente apropiados para la práctica de la meditación y encontrar
el punto medio, el centro en nuestro interior.
- “Hay que domar la mente, impedir que salte a su antojo de un lado a otro,
sin ningún control de nuestra parte. Al ser ese el estado normal de la
humanidad, nadie se percata de la locura del funcionamiento de nuestra
mente. Para entenderlo, imagina que conduces un vehículo con la intención
de desplazarte de una ciudad a otra, y al cabo de un tiempo te das cuenta de
que te has desviado del camino y te diriges a una ciudad distinta; entonces
vuelves a poner rumbo a tu destino original, hasta que de nuevo al cabo de
unos minutos te percatas de que vas en dirección contraria… Una y otra vez
pones rumbo adonde quieres ir, y cada vez tu vehículo se desvía por otros
caminos, haciendo que el alcanzar la meta sea difícil y penoso. Tal es el
funcionamiento de la mente aceptado como “normal” en nuestra sociedad.
¿No te parece una locura?
Para volver a tomar control sobre nuestra mente existen estas técnicas
derivadas del Tratak, la fijación de la mirada en un punto, o como en este
caso, la fijación del pensamiento en un solo objeto.
Volvió a quedar en silencio, con los ojos cerrados. Esta vez permanecimos
así al menos media hora, durante la cual procuré centrarme plenamente en
esas pausas respiratorias, ahondando en ellas, sintiendo un espacio cada vez
más vasto. Y mientras más profundizaba en esos silencios, más sentía la
presencia de Swamiji guiándome y mostrándome…
Así que la intención inicial que tenía para este viaje se iba a hacer realidad.
En principio mi plan era volar a Leh, en Laddak, y tras pasar allí unos días,
desplazarme en autobús hasta Manali, pero al encontrar a Swamiji opté por
quedarme en Rishikesh. Ahora volvía la posibilidad de hacer ese recorrido
tal y como lo había planeado. La India siempre te sorprende con algo… por
ello es mejor no tener planes rígidos y así poderse dejar llevar por los
acontecimientos. De todas formas, las cosas nunca suceden como uno las
había imaginado…
Ahora bien, para poder reservar el billete de avión a Leh, necesitaba saber
con más precisión cuando se iría Swamiji. Decidí preguntarle al día
siguiente.
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Las dos horas que dedicaba al Yoga de seis a ocho de la mañana eran
especialmente agradables. Podía permanecer bastante tiempo en algunas
asanas, realizando una serie completa de ellas, junto con bandhas,
pranayama y relajación. En España, rara vez hacía más de una hora seguida,
pero aquí tenía todo el tiempo que quisiera dedicarle, y aprovechaba para
hacer una sesión de dos horas que me satisfacía mucho.
El día amaneció bastante soleado. Tras el yoga y el desayuno, repasé en mi
habitación las técnicas que ya habíamos visto del Vijnana Bherava Tantra:
aún quedaban más de la mitad, pero calculé que en unos diez o doce días
podríamos terminarlas. Pensé que era una lástima que fuésemos a
interrumpir ahora, pues además tenía el temor de que por alguna razón no
nos volviésemos a encontrar; nunca se sabe…
Siente cada célula, cada órgano, llenos de dicha; todo el Universo, todo lo
que existe, es Shiva, pura Dicha y Consciencia. Esa es la definición del
Absoluto: Satchitananda, lo que significa Ser o Existencia absoluta (Sat),
Consciencia absoluta (Chit) y Dicha absoluta (Ananda), una dicha que no
depende de los objetos materiales, sino que se alcanza al transcender la
dualidad, la idea de separación.”
43. “Oh, ojos de gacela, una gran alegría surge instantáneamente al ser
acariciado. A través de esa alegría, la propia verdadera naturaleza se
manifiesta.”
Otra interpretación que solía dar mi maestro a este sloka es que, cuando se
alcanza el completo y verdadero desapego, cuando uno ya no se ve afectado
por las impresiones recibidas a través de los sentidos, entonces es cuando se
produce el ascenso de kundalini, que puede ser sentida como un hormigueo
ascendiendo por el centro de la columna vertebral.
Volvemos ahora a las técnicas centradas directamente en la unión y el placer
sexual:”
- “La unión sexual también puede ser utilizada para alcanzar la liberación,
poniendo toda la atención en la dicha experimentada, sintiendo el amor
fluyendo, hasta que el individuo se disuelve y sólo queda el Amor, la unión
con lo Divino. La energía kundalini asciende por la columna llenándonos de
éxtasis.
47. “Oh Diosa! Incluso en ausencia de una mujer, simplemente a través del
recuerdo de la intensa dicha del climax sentido al hacer el amor, uno
experimentará dicha a raudales.”
- “Es decir, concentrándose en el recuerdo de la experiencia pasada, en el
momento de la intensa dicha, con plena consciencia, también es posible
volver a experimentar ese otro estado en el que, al conseguir la unión con lo
Absoluto, uno se llena de una inmensa Dicha.
- “Cualquier experiencia que nos provoque un gran gozo o dicha nos puede
servir para dirigir nuestra concentración a la fuente de esa dicha: ¿de dónde
surge? ¿cuál es su origen interno? Se trata de concentrarse en la dicha en sí,
independientemente de lo que la provoque. Las circunstancias exteriores
están en la periferia, mientras que lo que es, lo que se experimenta, está en
el centro.
Observa como el Tantra acepta todas las actividades humanas como medio
para alcanzar la liberación, simplemente poniendo en ellas total atención,
plena consciencia.
50. “Cuando uno está disfrutando del canto y de otros placeres estéticos,
surge una gran dicha. El yogui debería hacerse uno con esa felicidad.
Entonces uno experimenta la expansión del ser.”
Esta técnica nos invita a concentrarnos en los momentos en los que, por
cualquier circunstancia, sentimos satisfacción. Allí donde la mente
encuentra paz, satisfacción, allí hay que mantener toda la atención. Y esos
momentos abundan a lo largo del día, pero generalmente se les presta poca
atención, arrastrados por los pensamientos que van en cualquier dirección,
salvo en el aquí y el ahora, que es donde se encuentra esa satisfacción.
Ya me iba cuando recordé preguntarle por cuándo se iría, y aún sin ser muy
concreto, me dijo que en dos o tres días. Decidí pasarme esa misma tarde
por alguna agencia para ir buscando un vuelo de Delhi a Leh. Era una pena
que Swamiji se ausentase tan pronto, pero tal y como acababa de decir, no
había que apegarse a ninguna circunstancia, sino dejarlas fluir y fluir uno
mismo también. Además, la idea de ir a Leh me resultaba atractiva, con lo
cual podría seguir disfrutando de las “circunstancias cambiantes”.
En el ashram era fácil aplicar la técnica de ser consciente mientras se come:
tras ser todos servidos en sus bandejas, se recitaba el mantra, y sólo después
empezábamos a comer en silencio. Ese día aún puse más atención en el acto
de comer; intenté visualizar todo el recorrido de cada alimento hasta llegar
a mi plato. Al ver el arroz, imaginaba los campos de cultivo en forma de
terrazas, como las que había visto paseando por las montañas cercanas, los
campesinos trabajando esos campos, el sol y el agua que los bañaba, la
recogida del arroz, su transporte a las cooperativas, la preparación y
envasado antes de volver a transportarlo a los diferentes puntos de
distribución y venta, la llegada de ese arroz concreto al ashram, su
preparación por el cocinero… Y allí estaba en ese momento, ofrecido a mí
para alimentar mi cuerpo. Lo observé, lo sentí en mi boca y lo fui
masticando lentamente, cerrando los ojos y sintiéndome agradecido.
Por la tarde fui a preguntar por los vuelos a Leh, y saqué un billete para el
día 4, pues antes estaba todo completo.
Uno de los discípulos indios entró también con nosotros. Tras algunos
minutos de silencio, Swamiji nos invitó a practicar la técnica de la
respiración, enfocándonos en las pausas tras la inspiración antes de la
espiración, y tras la espiración antes de volver a inspirar, en completa
relajación, con toda nuestra atención bien anclada en el proceso de la
respiración. Al cabo de unos treinta minutos, empezó a entonar tres Oms,
dando por terminada esa parte.
Siente que eres consciencia y dicha absolutas; y siente que todo lo que
existe es consciencia y dicha absolutas. Nada más. Completo silencio,
completa relajación. SAT-CHIT-ANANDA.”
Estuve hasta bastante tarde pasando a limpio las notas que había tomado,
recordando lo acontecido durante el día; habíamos visto diez técnicas del
VBT. ¿Tendría Swamiji prisa por terminar cuanto antes? ¿Quizás pensaba
que no volveríamos a encontrarnos?...
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52. “Uno debería concentrarse en el estado que se da cuando el sueño aún
no ha llegado, pero la consciencia externa ha desaparecido (entre el
sueño y el estado de vigilia); ahí, la misma Diosa Suprema se revela.”
53. “Uno debería fijar la mirada en donde la luz del sol o de una lámpara
forma diferentes colores. Allí, de hecho, se revelará el Verdadero Ser.”
- “La luz en sí, sólo la vemos cuando se refleja en algún objeto, y de ahí
impacta en nuestras retinas en formas y colores. Pero no es visible en su
viaje por el espacio desde su fuente hasta los objetos. Toma consciencia de
la luz en ese espacio vacío justo antes de reflejarse en los objetos. Centra la
atención en ese viaje de la luz hasta nuestros ojos y en cómo nuestro
cerebro ve o interpreta los reflejos de la luz sobre los objetos. Toma
consciencia del propio ojo, de su función como el medio a través del cual la
misma Vida abre su visión al mundo “exterior”. Medita sobre la luz y la
visión.”
- “El siguiente sloka se refiere a unos mudras. Los mudras son gestos,
posturas o actitudes que ayudan a inducir un cambio a nivel físico, mental o
espiritual.”
Existen muchos tipos de mudras, sobre todo gestos con las manos y los
dedos, que sirven para crear circuitos de energía que ayudan en las prácticas
de relajación y meditación, provocando cambios en nuestra actitud mental y
emocional, y también se usan como terapia para ayudar a sanar ciertos
trastornos físicos.”
55. “Sentado sobre un suave asiento, sin ningún soporte para manos y pies.
Manteniendo esta posición, la mente individual alcanzará un completo
estado de consciencia suprema.”
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Swamiji indicó que este ejercicio era mejor hacerlo sin gafas o lentillas, en
alusión a una de las chicas. Encendió la vela, dirigió una corta relajación y
nos invitó a fijar nuestras miradas en la llama de la vela, sin tensiones.
También dijo que si en algún momento se nos hacía muy molesto mantener
la mirada sobre la llama, podíamos cerrar los ojos suavemente y buscar esa
luz en nuestro interior, fijando en ella nuestra atención hasta que
desapareciese y entonces volver a abrir los ojos para seguir mirando la
llama.
Estuvimos así una media hora, durante la cual cerré los ojos en tres
ocasiones para fijarme en la llamita que aparecía delante de mí y que tendía
a moverse hacia arriba, obligándome a centrar más la atención sobre ella,
inmovilizando mis globos oculares, para que no desapareciese de mi campo
de visión interna; a los pocos minutos, esa lucecita iba perdiendo intensidad
hasta apagarse del todo, momento en el que volvía a abrir los ojos para
fijarlos en la llama exterior.
Tras recitar el Om unos diez minutos, Swamiji dio por terminada la sesión.
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Como todo no podía ser perfecto, el desayuno de ese día era a base de unos
pequeños garbanzos, que aunque sabrosos, no era lo que me podía apetecer
tomar por la mañana, así que decidí ir a tomar un chai y una tostada al
German Bakery antes de ir a visitar a Swamiji. Al ser un típico lugar de
encuentro, era fácil entablar allí conversaciones y conocer a otros viajeros.
Pero esa mañana aún no había mucha gente, era temprano. Los monos no
habían tomado sus posiciones a lo largo del puente, debido quizás a la lluvia
caída; tampoco estaban los mendigos y sólo unos pocos peregrinos pasaban
de vez en cuando. Aproveché para leer un poco mientras esperaba la
tostada… Era un placer que me otorgaba de vez en cuando.
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- “Imagina que el cuerpo flota en el espacio sin ningún soporte, sin peso.
- “Una técnica más en la que se usa la fijación de la mirada, esta vez sobre
un cielo sin nubes, vacío.
Habrá que esperar a que acabe la temporada de los monzones para poder
realizar esta técnica…”
Catorce años después iba a volver a Leh. Imaginaba que habría cambiado
mucho desde entonces…
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Al llegar, el lugar estaba desierto. Los dos pequeños edificios cerrados con
un candado. De repente el lugar parecía abandonado desde hacía bastante
tiempo; no había ninguna indicación de que hubiese estado ocupado hasta
esa misma mañana. Me senté en las escalinatas al borde del río, cerré los
ojos y me dejé ir profundizando en la relajación, dejando crecer una especie
de vacío interior que sólo se llenaba con el sonido de la corriente del
Ganges. Sin esfuerzo alguno, me encontré más allá de los pensamientos, en
completo silencio mental, en total armonía… Más tarde, pensando en la
experiencia, me di cuenta de que lo único que había hecho era
abandonarme, entregarme, y que así fue como, de forma natural, entré en un
profundo estado de meditación. También atribuí un gran papel a la energía
del lugar, con el poderoso río Ganges, y por supuesto, debido a la reciente
presencia de Swamiji, al que ya reconocía sin ninguna duda como un ser de
elevada consciencia.
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SEGUNDA PARTE
EL VIAJE A LEH
VIAJE A LEH
Los siguientes días los pasé tranquilamente, disfrutando de mis prácticas
yóguicas por la mañana, meditando en mi habitación por la tarde, y
visitando el centro Osho para hacer otra meditación: esos días hicimos la
meditación Nadabrahma dos veces, la Dinámica y la No-Dimensions.
Además, pude ir una tarde a darme un baño a la playita habitual. El resto
del tiempo lo dedicaba a la lectura y a la conversación con otros viajeros
que iba conociendo en el German Bakery o alojados en mi mismo ashram.
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Para ir a Haridwar se puede optar por coger directamente un taxi por unas
500 rupias (en 2017 el precio ya era de 1.200 rupias), la opción más
cómoda y rápida, o bien regatear con un rickshaw para ir de Laxman Jhula a
la estación de autobuses de Rishikesh, y de allí coger uno de los autobuses
que sale cada media hora a Haridwar; hay que calcular más tiempo, es más
incómodo, pero el total es de menos de 100 rupias. En esa ocasión escogí la
opción barata, pues mi tren salía a primera hora de la tarde y tenía tiempo
de sobra; de hecho, llegué a Haridwar con dos horas de antelación. La
estación de autobuses está justo enfrente de la de trenes, pero antes de
cruzar la calle, tuve tiempo de ir a tomar algo a un restaurante cercano. Con
más tiempo, es recomendable ir a pasear por los ghats, a orillas del río, si es
posible al atardecer, y mezclarse con toda la gente que allí acude para las
distintas ceremonias que tienen lugar, pasando junto a la gigantesca estatua
de Shiva que domina toda la zona del río.
El tren salió bastante puntual, pero luego el viaje se hizo pesado, con
continuas detenciones, acumulando al final una hora y media de retraso. Al
parecer, el monzón estaba provocando más inundaciones de las esperadas
ese año, generando varios problemas en carreteras y vías de tren.
Leh había cambiado mucho desde mi última visita en el 96; el turismo había
crecido, y por lo tanto, se encontraban más alojamientos y restaurantes, así
como agencias especializadas en trekking, razón por la que muchos
visitantes acudían a la región. También había más tráfico, y en el centro de
la ciudad no se respiraba precisamente aire puro, como podía hacer pensar
su situación entre montañas, sino contaminación y polvo.
Por la tarde volví al Mahabodhi Meditation Center para repetir las sesiones
de yoga y de meditación. Me gustó la experiencia del día anterior, y además
yo no disponía de espacio suficiente para practicar por mi cuenta.
No pude evitar pensar que si hubiese sucedido un día más tarde, me hubiese
pillado de lleno en el retiro…
Hacia las seis de la tarde, la policía dio permiso para que abrieran los
negocios que servían comida, pues había muchos turistas que empezaban a
desesperarse pensando que no tenían que comer. Tras cenar algo, casi todo
el mundo optó por subir a alguna de las colinas a pasar la noche. Yo decidí
quedarme en la habitación, eso sí, con la mochila preparada en caso de que
viese que la situación empeoraba, y vigilando de vez en cuando el riachuelo
que pasaba justo por detrás. Me pareció un poco exagerado el buscar las
alturas por lo sucedido el día anterior, aunque quizás otros pensarían que era
lo más prudente... En cualquier caso, no fui el único en quedarme: en la
misma guest-house, otro inquilino estadounidense pensaba que no era
necesario huir.
Por la mañana empezó a llover, pero el riachuelo, aunque bajaba con fuerza,
no había crecido demasiado. Intenté encontrar algún lugar desde el que
conectarme a internet para enviar algún mensaje tranquilizador, por si la
noticia había trascendido en España, pero todos estaban cerrados, sin línea.
Al parecer sólo había conexión vía satélite, pero era muy lento y estaba
colapsado. Me encontré a una pareja de españoles que estaban esperando en
una larga cola para poder llamar por teléfono; estaban alojados en un hotel
con televisión vía satélite, y me informaron de que la noticia estaba
apareciendo continuamente en la BBC y en CNN news. Se achacaba la
catástrofe al cambio climático y se hablaba de pueblos arrasados,
incomunicados por carreteras cortadas y puentes destruidos,
desaparecidos… Quise llamar, pero no estaba dispuesto a hacer una cola tan
larga, por lo que seguí buscando y logré encontrar un lugar con menos gente
y desde el cual pude realizar una llamada para informar de que me
encontraba bien y sin problemas.
Trabajamos varias horas entre el polvo y bajo el sol, que a esas alturas pega
bastante fuerte, haciendo cadenas humanas por las que íbamos pasando los
escombros desde las casas derruidas, separándolos en distintos montones de
piedras, maderas o enseres domésticos. Algunos repartían agua, zumos y
galletas entre los que trabajábamos. Era realmente admirable ver cómo se
había movilizado la gente, cada uno aportando su esfuerzo y voluntad, con
una buena organización. Me preguntaba quién haría ese trabajo y cuándo, si
no estuviésemos allí todos los extranjeros que nos prestamos voluntarios,
pues formábamos un 95 % del total de las personas que ayudaban.
Los heridos más graves habían sido trasladados en helicóptero; el hospital
de Leh, cuya primera planta se había visto inundada de fango, pero en la
que afortunadamente no había pacientes pues estaba de obras, atendía
heridos menos graves y pacientes que ya se encontraban allí antes de la
catástrofe. Allí también se organizó la ayuda para limpiar el fango y
rescatar aparatos y material médico necesario. También había muchos
afectados psicológicamente, familias que habían perdido sus hogares o a
algún pariente, y que se mantenían alejados, con la mirada perdida, sin
capacidad de reacción; a ellos no les estaba llegando ninguna ayuda. Más
abajo, cerca de Leh, se levantó un campamento para refugiar precisamente a
los que se quedaron sin hogar, pero no todos acudían a él, y tenían también
un servicio médico atendido por un grupo de especialistas taiwaneses que se
encontraban en la región prestando sus servicios a los monasterios budistas.
De vuelta a la Guest House, llenos de polvo y algo quemados por el sol, una
pareja de israelíes nos dijeron que iban a intentar coger un vuelo hacia
Delhi al día siguiente; mucha gente había llamado a sus embajadas
respectivas solicitando ayuda para salir de allí, y se organizaron grupos de
encuentro según nacionalidades para facilitar información. Eso significaba
que el aeropuerto volvía a estar operativo.
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Volví a ir con Noa a ayudar, esta vez a la zona del hospital. El fango llegaba
hasta la altura de las rodillas, y trabajamos con picos y palas, quitando
piedras, utilizando todo tipo de recipientes para sacar el fango. Alrededor se
veían vehículos aplastados contra los edificios al haber sido arrastrados por
la corriente.
Por fin, los amigos ingleses de Noa aparecieron, tras pasar por una larga
odisea hasta llegar a Leh. Noa respiraba tranquila, pues había temido por su
integridad.
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Fui a desayunar a una concurrida bakery, y allí conocí a dos catalanes que
me informaron de que la embajada española había fletado dos aviones
especiales a Delhi para los españoles que quisieran abandonar la zona, a un
precio razonable. Comentamos que no parecía justificada tanta urgencia por
salir de allí, pues en realidad aun no nos faltaba de nada, y por otra parte,
sería acentuar la catástrofe para los lugareños, pues viven principalmente
del dinero que dejan los turistas. Pero para muchos, la idea de que no iban a
poder realizar el trekking para el cual habían venido, parecía suponer una
catástrofe mayor que justificaba el solicitar vuelos especiales para
abandonar el lugar… Las noticias que se tenían acerca de la carretera hacia
Manali eran bastante negativas: unos catorce kilómetros completamente
destruidos y que tardarían alrededor de un mes en volverla a abrir…
Personalmente no me sentía con ninguna prisa por salir de Leh, aunque los
planes que tenía de hacer algún retiro de meditación se habían esfumado, y
por supuesto, tampoco quería quedarme un mes esperando a ver si abrían la
carretera a Manali. Tendría que buscar otras opciones, y veía que lo más
factible sería tomar otro vuelo de regreso a Delhi, gasto adicional con el que
no contaba… No me detuve mucho tiempo en pensar qué haría, pues tras
los intensos días de yoga y meditación que tuve en Rishikesh, estaba
dispuesto a dejar fluir los acontecimientos, sin tensiones ni preocupaciones.
No era tanto una decisión sino un estado de ser. A la mente le gusta
planificar, imaginar con todo detalle cómo será el futuro, pero luego la
realidad se impone y demuestra la inutilidad de malgastar tiempo y energías
en dar rienda suelta a pensamientos y entretenimientos mentales. Al final
nada es exactamente como imaginábamos; tenía un buen ejemplo con lo
acontecido esos días en Leh… Por supuesto, la mente tiene su utilidad, pero
no es lo mismo servirse de ella para lo que se la necesita, que ser sus siervos
todo el tiempo.
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Esa noche se organizó una marcha con velas en señal de condolencia por las
víctimas, recorriendo toda la zona afectada en silencio o acompañando los
cantos budistas; allí estaba todo el mundo: los locales, los monjes budistas,
los turistas… Me encontré al instructor del Mahabodhi Meditation Center,
que me saludó emocionado, a un australiano surfero con el que compartí
una tarde de desescombro, y finalmente a Noa, quién también había acudido
sola a la marcha. Las velas se apagaban fácilmente a causa del viento,
excepto a los más prevenidos que se habían preparado protecciones con
botellas de plástico cortadas o con cartones. También se presentaron
cámaras de distintas cadenas de televisión indias para retransmitir el evento.
El espectáculo de la inmensa marea de velas avanzando lentamente, al son
de los cánticos de los monjes budistas, rodeados por los edificios
devastados, era impresionante. Más tarde, fuimos a un concierto organizado
por un grupo de extranjeros con la finalidad de recaudar donaciones; los
que sabían tocar algún instrumento lo hacían (guitarra, tambores,
didgeridoo,…), otros cantaban, se hicieron pasteles para vender entre los
asistentes,… Resultó ser una velada muy agradable, a la luz de las velas,
pues la electricidad aun sufría numerosos cortes, disfrutando de la magia
del momento bajo un cielo totalmente estrellado.
El día previo a mi partida decidí dedicarlo a subir de nuevo a las colinas del
Stupa y del Gompa, para disfrutar de las vistas y despedirme así de Leh.
Los lugares en alto son siempre un buen lugar para la meditación y
aproveché esos magníficos espacios para hacerlo. Recordé a Swamiji, cuyas
enseñanzas echaba de menos, y reflexioné acerca de lo sucedido durante
esos días en Leh y lo completamente distinto que había sido en
comparación a lo que había imaginado previamente que haría allí.
Volvieron a mi mente los momentos en que en Rishikesh, planeaba
febrilmente con todo detalle mi viaje a Leh…
Todo había sido distinto, pero estaba bien así, las circunstancias trajeron
otras experiencias y otras enseñanzas. Resistirse a lo que es, sólo genera
sufrimiento y aleja de la realidad. Aceptar, fluir…
Más tarde quedé con un taxista para llevarme al aeropuerto a las seis y
media de la mañana siguiente, y me fui a cenar con Noa y sus amigos
ingleses. Tras la cena, me despedí de ella y nos intercambiamos nuestras
direcciones de e-mail, pues probablemente nos volveríamos a ver en Delhi
más adelante, ya que regresábamos a nuestros respectivos países el mismo
día, el quince de septiembre.
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Poco después del despegue, las nubes bloquearon las vistas sobre las
montañas, y sólo muy de vez en cuando dejaron un pequeño hueco por el
que poder divisar la majestuosidad del Himalaya.
Llevó más tiempo el trayecto en taxi del aeropuerto a la estación de
ferrocarril de Delhi, que el propio vuelo.
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Me dieron la misma habitación que había dejado quince días atrás; parecía
como si no hubiera pasado el tiempo.
Una noche, un amigo indio que tenía una pequeña tienda de música,
Shankar Dey (hoy se ha convertido en un buen profesor de Yoga), nos
invitó a Antonia, Salud y a mí a cenar a su casa. Vivía junto a sus padres, su
hermano y su cuñada con sus hijos, y su mujer, una joven con la que se
había casado hacía sólo unos meses. Es habitual en la India que la mujer, al
casarse, abandone la casa de sus padres y se vaya a vivir a la casa familiar
del marido. Suelen ser casas pequeñas en las que convive mucha gente, con
muy poca intimidad. Nos enseñaron las fotografías de la boda, en algunas
de las cuales aparecía la joven recién casada llorando desconsoladamente
por tener que abandonar su hogar. La mayoría de las bodas en la India son
concertadas; en ocasiones, la novia conoce a su futuro marido justo el día
de la boda. Además, en la India tradicional, la familia de la novia tenía que
pagar una dote a la familia del novio, y era común que hubiera familias que
aún estuviesen pagando la dote de la abuela… Y si por desgracia quedaba
viuda, era a causa de ella, por haber pecado en una vida anterior y recibir
como castigo el perder al marido en esta vida, por lo que era repudiada, sin
tener derecho a nada. Afortunadamente las cosas van cambiando, sobre
todo en las grandes ciudades, pero llevará tiempo para que se transciendan
este tipo de cosas.
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Pasé por el ashram donde me encontraba con Swami Anand Shivaya, pero
seguía cerrado. Aún no habían pasado tres semanas desde que se fuera, pero
como no quedaba lejos, solía acercarme de vez en cuando sentándome a
meditar en los escalones del ghat.
Cada día leía algo del Vijnana Bherava Tantra, comparando los textos que
había comprado y mis apuntes de las explicaciones de Swamiji, que en
general me parecían siempre más esclarecedoras. Aunque en general
coincidían bastante, la palabra directa, acompañada de su energía y
sabiduría, llegaban más profundamente. También ponía en práctica alguna
de las técnicas que más me atraían.
Desde mi vuelta, iba a diario a una de las meditaciones del Centro Osho,
generalmente la de las 8:30. Antes de empezar, y sobre todo cuando había
alguien nuevo, al Swami le gustaba explicar en breves palabras lo que
significa la meditación, en qué consiste. Se concentraba un par de minutos,
y aún con los ojos cerrados, dejaba fluir sus palabras. Solía decir que la
meditación es un estado sin mente, o más allá de la mente; que
generalmente estamos siempre ocupados en distintos pensamientos,
saltando de uno a otro sin control, y que se trataba de distanciarse de esa
corriente sin fin y volverse un observador, tomando así consciencia de que
no somos los pensamientos, de que nuestra verdadera esencia es otra.
También explicaba que los métodos de Osho buscaban primeramente
eliminar tensiones internas, apegos y problemas emocionales, mediante una
especie de catarsis liberadora, para seguidamente poder profundizar en el
silencio más allá de la mente, llegando al estado de meditación.
A veces me pasaba por allí simplemente para leer alguno de los libros de
Osho de su biblioteca o a escuchar uno de sus discursos. Un día me habló
del ashram que había río arriba y en el que podía hacer un retiro intensivo
de meditación; pensé que sería una buena idea para más adelante, pues
antes quería volver a encontrarme con Swami Anand Shivaya y seguir con
la tarea que nos habíamos propuesto. Los días pasaban y empezaba a
preguntarme si aparecería o no…
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TERCERA PARTE
EL REGRESO DE SWAMIJI
EL REGRESO DE SWAMIJI
CONTINUANDO CON LAS TÉCNICAS
DEL
VIJNANA BHERAVA TANTRA
Dos días después de que Salud volviese a España, al pasar por el ashram de
Swamiji me encontré con que las puertas estaban abiertas: allí estaba el
chico que vivía en Rishikesh, limpiando el lugar, y me anunció que Swamiji
llegaría probablemente esa misma tarde. Sentí una inmensa alegría que
borró de repente el pesimismo que había empezado a embargarme los
últimos días. Por fin llegaba el momento que había estado esperando y que
estaba convencido de que constituía la razón principal por la que ese año
había viajado a la India.
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Este sloka dice que todos estos estados son lo Divino, lo Absoluto, la
Fuente, Bherava…, como se lo quiera llamar.
La tarde no dio para más, pues nos entretuvimos más que de costumbre
hablando de los sueños y los otros estados de consciencia y de
manifestación. Fue muy interesante para mí, ya que me ayudó a aclarar
conceptos y a encajar debidamente distintas experiencias y enseñanzas
recibidas.
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La niebla se iba alzando por las verdes montañas y el sol iba apareciendo
entre las nubes más altas. ¿Tendríamos un día más soleado, o volverían a
triunfar las tormentas y las lluvias? Todo tenía su belleza y cualquier opción
me parecía igualmente adecuada.
Bajando hacia el puente de Laxman Jhula observaba cómo iban abriendo las
tiendas, cómo colocaban los tenderetes, los mendigos ocupando sus
puestos, y los monos preparados ya a lo largo del puente, esperando las
bolsitas de comida que les darían los peregrinos al pasar. Se preparaba el
escenario para la obra de un nuevo día…
Como iba bien de tiempo, me detuve al lado del Ganga View Restaurant
para introducir los pies en las frías aguas del crecido Ganges. A mi lado
varias personas realizaban sus abluciones, los hombres en calzoncillos y las
mujeres completamente ataviadas en sus coloridos saris, que empapados,
quedaban pegados a sus cuerpos mostrando las formas que normalmente
ocultaban. Algunos recogían agua del río en botellitas de plástico que
vendían para tal menester, con el fin de llevarla de vuelta a sus hogares,
pues para ellos es agua sagrada, con poder curativo tanto física como
espiritualmente.
- “De los cinco sentidos, vista, oído, olfato, gusto y tacto, ésta técnica se
refiere concretamente a la vista y al oído, y en menor medida también es
aplicable al tacto, cuando en condiciones de profunda relajación se llega a
dejar de sentir el propio cuerpo.
Al cerrar los ojos, sólo hay oscuridad; al tapar los oídos, sólo queda el
silencio.
Es cierto que muchas veces podemos experimentar que cuando nos vamos
quedando dormidos, hay un momento en el que dejamos de oír los sonidos
externos, volviendo a tomar consciencia de ellos de golpe al salir de la
ensoñación. Pero poder provocar ese estado a voluntad, ya parece algo
reservado únicamente a grandes yoguis… Pregunté a Swamiji acerca de
esto y me contestó que no se trataba de un poder reservado sólo a algunos,
sino que sucede de forma natural cuando se accede a estados más profundos
de relajación e introspección; entonces se “ve” el mecanismo. De todos
modos me señaló que a nivel práctico, sólo había que centrarse en lo más
sencillo, que aquí es concentrarse en la oscuridad o en el silencio profundo,
independientemente de cómo los consigamos. El objetivo no es el control
de los sentidos a voluntad, sino el percibir la realidad más allá de lo que
ellos nos muestran.
69. “Medita en tu propio ser con la forma del espacio, sin límites en todas
las direcciones. Entonces, uno verá su propia forma como la energía
sin soporte de la consciencia.”
Tras una breve charla acerca de las experiencias en esta meditación, nos
despedimos con el habitual Namasté hasta el día siguiente.
Me paré a cenar en un restaurante local de comida india; me apetecía
saborear un "thali" algo picante, para volver a las sensaciones físicas y
"terrenales". En el camino de vuelta me crucé con un mendigo que solía
estar en la entrada del puente, esperando limosna; me parecía peculiar,
distinto a los demás, no sólo porque fuese siempre acompañado de un par
de perros, sino también por su aspecto, que aunque sucio y desaliñado,
reflejaba una presencia respetuosa, se le sentía en paz consigo mismo, y
nunca le faltaba una sonrisa, recibiese o no limosna. Le saludé con una
inclinación de cabeza y me devolvió el saludo con el gesto y una sonrisa.
Algo en él llamaba la atención.
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70. "Pincha cualquier parte de tu cuerpo con una aguja o punta afilada.
Entonces concentra toda tu atención en ese punto. Allí obtendrás la
pureza del Ser."
- "Como en otras técnicas en las que uno se imagina vacío, aquí el énfasis
se dirige al vacío de la mente, del intelecto y del sentido del ego, como no
existentes en nuestro interior. Si no existe la mente, entonces no pueden
haber pensamientos.
Pensé que cómo sería posible eliminar los deseos, pues parecen formar
parte natural de nuestra existencia. ¿No deseamos comer cuando tenemos
hambre, o dormir cuando estamos cansados? ¿O simplemente ser felices,
sentirse amados, vivir bien,...? Me parecía imposible una vida sin deseo.
- "No es que los deseos por sí mismos sean buenos o malos; es normal que
surjan y tienen su utilidad,... mientras no invadan más espacio del
necesario. Y lo que suele ocurrir es que el deseo dispara la corriente de
pensamientos, crea tensiones y obsesiones, instalándose en la mente más
tiempo del necesario. En vez de ser un impulso positivo para crear nuestra
realidad, para tomar las decisiones que creen nuestro futuro, se convierte en
una lucha contra el momento presente, en una resistencia ante lo que es. Por
lo tanto, se trata de eliminar la obsesión, la lucha contra el momento
presente, y aprender a aceptar, manteniendo la ecuanimidad, y al mismo
tiempo, el impulso hacia los cambios positivos en nuestras vidas."
Vamos a practicar esta técnica. Una vez que estés relajado y concentrado en
tus sensaciones, empieza a preguntarte "¿Quién soy yo?", descartando poco
a poco todo tu cuerpo físico, luego tus pensamientos, deseos, ideas, tus
circunstancias, familia, trabajo, amistades, tus gustos y preferencias, tus
actividades,... Comprueba que todas esas cosas no son tu auténtico Ser, y
encuentra tu esencia."
Pasamos a la sala, encendió una vela, nos sentamos y abrió su ejemplar del
Vijnana Bherava Tantra para leer el texto de la siguiente técnica.
75. "Una vez que han surgido el deseo o el conocimiento, uno debe dejar
de reflejarse en ellos, y considerar al Ser como idéntico a la
consciencia. Entonces, aparece la verdadera naturaleza de uno."
Volvió a cerrar los ojos y el silencio nos envolvió unos minutos. La noche
estaba cayendo, y en ese rincón apartado junto a la orilla del Ganges no se
oía ningún ruido, salvo el rugido continuo de la fuerte corriente del río.
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En las colinas circundantes había algunas nubes ancladas que poco a poco
iban ascendiendo por ellas. El calor se sentía más intenso a causa de la
humedad, aunque allí, a la orilla del río, una fresca brisa mitigaba el poder
del sol, a la espera de que volvieran las más que probables tormentas.
- “Si ves el mundo como un drama, una puesta en escena, una ilusión,
entonces los problemas desaparecen, el pensamiento se detiene, y sólo
queda la dicha. Esto sucede de manera natural a medida que uno se hace
más consciente: el mundo “exterior” parece cada vez más irreal, más
ilusorio.
Era como si en realidad fuese Swamiji quien siguiese hablando, dando una
explicación profunda, minuciosa, de la naturaleza de “Lila. De pronto me di
cuenta de que en realidad era eso lo que estaba sucediendo; no era yo quien
pensaba en esos momentos, sino que escuchaba de alguna manera a
Swamiji. ¡Su enseñanza estaba prosiguiendo en silencio, de una manera
telepática!
- “En el Katha Upanishad se dice que el alma se ve atraída por dos vías: el
camino del apego al placer, que va vida tras vida sin alcanzar al Supremo, y
el camino de la dicha, Ananda, que lleva a la liberación.
Se trata de poder disfrutar de todo pero sin necesitar de nada externo para tu
felicidad. Acepta, observa lo que ocurre, sin querer aferrarte al placer o
escapar del dolor, simplemente permanece como un testigo, el observador
que no se involucra. Desde ahí podrás ver la naturaleza del mundo como
“Lila”, el juego o la ilusión.”
Así enlazó de nuevo con el mensaje del Sutra anterior cuyo pensamiento
está en la base de la filosofía india no dualista.
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Esta técnica era muy parecida a una que ya habíamos hecho. A medida que
avanzábamos en el estudio del VBT, se iba haciendo claro cuáles eran los
puntos clave para alcanzar el estado de Shiva, el verdadero Conocimiento.
Las diferentes técnicas constituían variantes de unas pocas claves, que a
veces se asemejaban mucho, y que formaban la puerta de acceso a ese
estado.
Tuve que hacer un pequeño esfuerzo para dejar esas divagaciones que me
alejaban de la práctica del momento. Me centré en la relajación,
profundizando en las sensaciones, en completa inmovilidad, y tras
contemplar unos minutos mi respiración, adentrándome en sus pausas,
comencé a expandir mi consciencia más allá de los límites de mi cuerpo.
Me noté transportado fácilmente a la sensación de estar en todas partes;
“demasiado” fácilmente. La experiencia durante esa meditación volvió a ser
intensa y poderosa, y sólo al salir de ella fui consciente de que, una vez
más, había sido “llevado de la mano” por Swamiji. Cada sesión con él era
un regalo y un mostrarme hacia dónde tendría que dirigirme cuando
volviese a estar “solo” en mi camino. Ahora podía entender el porqué es tan
importante la presencia del Maestro, porqué se considera una bendición, ya
que lo que muestra a través de la experiencia no se puede explicar en
ningún tratado, y ahorra mucho tiempo de trabajo en solitario. Me
consideraba muy afortunado por haberme encontrado con él y por poder
compartir esas sesiones diariamente. Estaba teniendo experiencias durante
la meditación que nunca antes había tenido y que me indicaban claramente
el camino a seguir.
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Desde la sala de abajo, en la que practicaba de 6 a 8, se podían ver las
montañas cubiertas de vegetación. Estaba lloviendo, aunque no muy fuerte,
y al abrir las ventanas y la puerta que daba a un pequeño jardín, entraba un
agradable aire fresco. A veces algún mosquito molestaba mi sesión, pero
eran realmente escasos, o quizás me estaba haciendo a su presencia…
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82. “El conocimiento, el deseo, etc., no existen sólo en mí, sino en todas
partes, en todos los objetos. Con esta creencia, uno se vuelve
omnipresente.”
- “La energía, la esencia, no está sólo en mí, sino que es la misma en todas
las cosas que existen. Tomando consciencia de esto, se llega a la misma
conclusión que en el sloka anterior: soy todo y estoy en todas partes; lo que
soy realmente, no está limitado a este cuerpo.
Cuando uno se establece en la Verdad, puede ver que las formas que
aparecen como separadas, en realidad no lo están. Tú eres consciencia, y
todo lo que existe a tu alrededor también es consciencia. Todo es uno. Todo
es lo divino, Shiva, cualquier cosa, cualquier persona; no hay diferencias.”
83. “La consciencia del objeto y del sujeto es común a todos los seres
vivos. Sin embargo, los yoguis se distinguen en que siempre son
conscientes del Ser.”
- “Aquí se define lo que significa ser consciente: ver al Ser en todo. Más
allá de la consciencia general que distingue todo lo exterior a uno como
objetos frente al sujeto, la consciencia del yogui ve al Ser en cualquier
objeto o experiencia con la que entra en contacto; percibe la unidad en la
diversidad; puede vivir en el mundo sin ser absorbido por él.
Entonces me volvió a indicar una técnica muy útil para desarrollar esta
consciencia, y que en otra ocasión me sugirió practicar para recordar y ser
más conscientes de mis sueños:
85. “Oh, Diosa, deteniendo todos los pensamientos, la mente estará sin
soporte. Entonces el ser se volverá el Supremo Ser del Divino.”
- “Observa que todas las técnicas vienen a decir lo mismo. Todos los
grandes maestros de todo el mundo, a lo largo de la historia de la
humanidad han estado diciendo lo mismo. La verdad sólo puede ser una.
Todos insisten en la necesidad del ser humano de despertar. ¿Qué quieren
decir con ello? Sabemos lo que significa despertar del sueño cuando cada
día salimos del mundo onírico y “despertamos” a esta realidad. Así que los
maestros nos sugieren que el mundo que vivimos y aceptamos como real, es
en realidad como un sueño en comparación con la auténtica realidad de lo
que somos; aquí somos un personaje de una gran obra de teatro, limitados
por un cuerpo, un nombre, una familia, una sociedad, un trabajo, una forma
de pensar, un estatus social,…, y con todas esas cosas nos identificamos,
nos diferenciamos de los demás, experimentamos una vida… Y creemos
que esa vida, esa experiencia temporal, lo es todo.
Pero tal y como ocurre en una obra de teatro, tras bajar el telón, los
personajes dejan de existir, los actores se despojan de sus trajes y vuelven a
ser lo que eran, hasta que en otra obra adopten un personaje diferente y
escenifiquen otra historia diferente…
Eso es despertar.”
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87. “Así como las olas surgen del océano, las llamas del fuego, la luz del
sol, de la misma manera, las formas variadas del universo surgen de
Mí, Bherava.”
Una ola en el mar no tiene una existencia separada del agua, es agua. Para
la ola podría parecer que existe un principio y un final, y esto podría hacerla
sentir temor ante su “muerte”; ahora bien, si toma consciencia de que en
realidad no es más que agua, sin principio ni fin, todo temor desaparece. La
ola en un sentido es, aparece y desaparece, pero en un sentido más
profundo, sólo el océano es; no puede haber ola sin océano. La ola en sí no
es más que un movimiento, una actividad del océano. Aunque parecen ser
individuales, con sus propias características, diferentes unas de otras, la
realidad profunda es que sólo el océano es.
Y lo mismo sucede con todas las formas del universo: en realidad no son
sino lo Absoluto, el Todo, tomando distintas apariencias. Cuando se alcanza
esta comprensión, el miedo desaparece de la vida, ya que sabemos que
somos Uno.
Nosotros somos como las olas en el océano, como un pequeño rayo del
inmenso sol. Mientras creamos que sólo somos eso, mientras nos aferremos
a nuestras pequeñas formas, el miedo y el sufrimiento estarán ahí; cuando
sepamos que somos parte del océano, que somos el sol mismo, entonces
viviremos en completa armonía y confianza, sin temor y pudiendo disfrutar
del Todo que somos y del que al mismo tiempo formamos parte.
Y el camino para ello es la meditación. Siente que eres una ola del inmenso
océano y por lo tanto, el océano mismo; siente que eres una simple llama de
un gran fuego, y al mismo tiempo, el fuego mismo; siente que eres un
pequeño rayo de sol, y el sol mismo, pues el sol y sus rayos no son
diferentes uno de otro.”
Cené con Pascal junto al río, y antes de volver al ashram, nos paramos a ver
nuestros correos electrónicos en un ciber. Tenía un mensaje de Fabienne en
el que me contaba una mala experiencia que tuvo con un “Swami” con el
cual había cogido confianza, y que una tarde, al estar a solas con ella, la
sugirió que hiciesen una “meditación” tocándose mutuamente... La pobre se
alejó de él rápidamente, sin decir palabra, y me contaba que estaba muy
decepcionada por lo vivido y que no sabía que pensar, que ya no confiaba
en ningún maestro, e incluso que tenía ganas de volver a su país.
Desgraciadamente no es esta una historia excepcional; hay muchos
“Swamis” que no son auténticos maestros, y para los cuales el tener tan
cerca a una chica joven, atractiva, aventurera y decidida, que es la idea que
tienen de las occidentales que viajan a India, constituye toda una tentación,
avivada por la ausencia que suelen tener de contacto femenino en su cultura
y la imagen liberal que tienen de occidente. Son varias las mujeres que me
han contado casos de manoseos o tocamientos en clases de yoga o en
“terapias”… Afortunadamente no es la tónica general, y muchas veces se
puede evitar con la observación y el conocimiento de las costumbres
locales, evitando chocar con ellas.
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Una mañana despejada. Ni una sola nube en un cielo azul claro que
contrastaba con el verde de las montañas. Enseguida pensé, que si seguía
así el día, podría ir a darme un baño en el Ganges. Pero antes tenía mis dos
horas de asanas y pranayama, y mi encuentro matutino con Swamiji. Tras el
desayuno le comenté a Pascal mi intención de ir al rio, por si quería
acompañarme, a lo cual me contestó que tenía el curso de reiki, al que le
quedaban nada más que dos días, y tenía que pasar por una agencia para
reservarse un billete de autobús a Dharamsala, su próximo destino; estaba
repitiendo los lugares que visitó su padre veinticinco años atrás, en un viaje
que le impactó mucho, intentando incluso pernoctar en los mismos lugares,
aunque a veces eso no era posible, o había opciones más cómodas y
atractivas en la actualidad, como era el caso de Rishikesh, en donde su
padre se había quedado en un ashram cercano al Ram Jhula, y que Pascal
visitó un par de días, pero encontró más atractivo en la actualidad el
quedarse por el Laxman Jhula, y concretamente en el ashram en el que nos
encontrábamos, el Anand Prakash Yogashram.
Así que pronto me despediría de nuevo de alguien. Así son los viajes, llenos
de encuentros y despedidas. Como le hablé de Fabienne, le dejé su correo
para que se pusiese en contacto con ella; seguramente podría aconsejarle
buenos lugares allí.
88. “Uno debería girar rápidamente, dando vueltas y vueltas hasta caer al
suelo. Al final de la energía del movimiento, nace el Supremo Estado.”
- “La tradición sufí sigue utilizando hoy este tipo de técnica. Se gira y se
gira continuamente sobre uno mismo hasta perder el equilibrio y caer, y en
ese momento, mantenerse plenamente atento a las sensaciones; se alcanza
un estado alterado de la consciencia, con la mente silenciada.
Puedes ver cómo en este texto, Shiva expone todas las posibilidades en las
que podemos encontrar el estado de meditación, y reconocerás técnicas que
se usan en diversas partes del mundo, en distintas escuelas y tradiciones.
Nada es nuevo, nada es mejor o peor; simplemente son diversos métodos,
con la posibilidad de utilizar cualquier medio, cualquier actividad. Estar
despiertos en lo que hacemos, en lo que vivimos, en lo que pensamos: tal es
el secreto.”
Le comenté las técnicas de meditación activa que conocía de Osho,
particularmente las que tenían relación con esta técnica, girando sobre uno
mismo, la Whirling Meditation y la No-Dimensions Meditation; para él,
todas las técnicas podían ser igualmente buenas, adaptándose algunas a un
tipo de personas y otras a otro. Las diferentes técnicas no serían sino
herramientas para llegar a un estado, el de meditación, y finalmente, la
forma en que cada individuo sigue el camino es una técnica particular,
igualmente válida que cualquier otra si finalmente lleva al mismo estado.
Swamiji no era nada sectario, y sus ideas eran muy abiertas, aceptándolo
todo, sin oponer juicios o críticas; siempre mostraba respeto por los
diferentes caminos.
Se tapan los oídos con los dedos, se hace Aswini Mudra, y uno se concentra
en el silencio interior y en los posibles sonidos internos que vayan
surgiendo.
Es una técnica que puede usarse por sí sola o en combinación con otra.”
Le dedicamos unos minutos. Swamiji sugirió tapar los oídos con los
pulgares, dejando el resto de los dedos reposando sobre la cabeza. La
sensación era como la de estar bajo el agua, salvo que se podía escuchar
claramente la propia respiración. Estuvimos unos quince minutos, durante
los cuales tuve que volver a aplicar el aswini mudra varias veces, al darme
cuenta de que lo había soltado. Es cierto que, al aislarse de los sonidos
exteriores, uno puede concentrarse con más facilidad en la respiración, y
por lo tanto, combinar esta técnica con alguna relacionada con ella.
- “En la enseñanza del no-dualismo, sólo el Ser existe; así, todo con lo cual
nos relacionamos a través de los sentidos, es el Ser.
Cuando esto se entiende profundamente, la vida cambia; las preferencias de
la mente desaparecen, pues queda anclada en Shiva, en la única y última
realidad. Adonde quiera que vaya la mente, adentro o afuera, todo es
Bherava, lo Divino.
- “Hay momentos en la vida en los que, de forma natural, sin ningún tipo de
esfuerzo o intención, nuestra atención se ve absorta a través de cualquiera
de los órganos sensoriales, como por ejemplo al escuchar una música que
nos transporta, o al contemplar una puesta de sol o algún bonito paisaje. En
esos momentos el pensamiento se detiene y la consciencia se hace más
clara; entonces hay que mantener esa consciencia más elevada que nos ha
llegado sin ningún esfuerzo, simplemente por estar en contacto con la
belleza.
Es el efecto que tiene el arte en general sobre nosotros, y por ello nos
vemos atraídos hacia una u otra forma de arte. La belleza, la armonía, nos
llevan a estados superiores en los que reconocemos algo profundo y nos
hace sentirnos bien.
Llegué a mi playita, no sin esfuerzo, pues el nivel del agua seguía bastante
alto y me tuve que meter en el agua hasta la cintura para llegar a ella,
sujetando en alto la ropa y la riñonera para mantenerlas a salvo de mojarse.
Lo primero que hice fue darme un baño, disfrutando del agua fría, y me
senté sobre una roca a leer un poco. De vez en cuando observaba la
corriente del río bajando entre las rocas, y los camiones que pasaban por
una carreterita por encima de la otra orilla. El sol pegaba bastante fuerte, lo
que me obligaba a darme baños cada pocos minutos, hasta que decidí
colocarme en la sombra de un pequeño árbol, justo por encima de las rocas
en las que estaba sentado. El espacio era el justo para sentarse
aprovechando la poca sombra que daba a esa hora el arbolito. Un espacio
ideal para la meditación, en un entorno propicio, un lugar especial…
mágico.
Swamiji nos trajo de vuelta entonando varias veces el Om. Al abrir los ojos
pude ver que Pascal había derramado alguna lágrima, posiblemente al haber
revivido alguna situación conflictiva, pero la sonrisa que había en su cara
demostraba que había sido para bien y que algo había solucionado; no hubo
ningún comentario de su parte hacia su experiencia, pero la sonrisa con que
también le obsequió Swamiji daba a entender que el proceso había sido
positivo para él.
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La lectura no pudo ser, pues como suele ocurrir allí a veces, es fácil entablar
conversación con alguien. En esta ocasión fue con un occidental vestido de
sadhu, un alemán que pasaba largas temporadas en India, y con el que tuve
una interesante conversación acerca del kundalini yoga y el trabajo sobre
los distintos chakras para despertar esa energía. Tuve que interrumpir la
conversación cuando me percaté de que se me estaba echando el tiempo
encima para ir a ver a Swamiji. Quedamos en seguir hablando otro día, pues
decía que paraba por allí a menudo.
Nos sentamos afuera, en la veranda con vistas al río, pero protegidos del
sol. Uno de los discípulos nos preparó un chai y se marchó al pueblo. La
costumbre del chai está muy extendida en la India: en cualquier momento y
lugar, muchas veces en las tiendas, mientras decides qué comprar, te invitan
a tomar un chai.
97. “Tras mirar a algún objeto, uno debería retirar lentamente la vista de
él, y después tanto el conocimiento como el pensamiento acerca de él.
Oh Diosa, entonces uno residirá en el vacío.”
Hay dos maneras de afrontar esta técnica: una de ellas es el Unmani Mudra,
en la que se mira fijamente un objeto, y gradualmente, manteniendo los ojos
abiertos, se lleva la consciencia y la atención hacia dentro, dejando de “ver”
el objeto; es una forma de desconectarse del sentido de la vista aunque los
ojos permanezcan abiertos.
Y el vacío… una vez más. La física actual también enseña que, en realidad,
la materia que percibimos como sólida, es en su mayor parte vacío,
compuesta de diminutas partículas rodeadas de un inmenso espacio.
En esta técnica Shiva nos invita a meditar en ese vacío que lo llena todo, y a
través del cual podremos llegar al estado de quietud en el que se nos
muestre el verdadero conocimiento del Ser.”
Ver a lo Divino en uno mismo y en todos los demás y todas las cosas, es la
forma de practicar esta meditación. Este Sutra trae como consecuencia la
enseñanza del hacer a los demás aquello que quisiéramos que nos hicieran a
nosotros mismos, pues en realidad, cualquier acción es de lo Uno hacia lo
Uno; todo lo que haces hacia otros, en realidad te lo haces a ti mismo, pues
tú no eres tu nombre, ni tu forma, sino la realidad única que todo lo abarca.”
¡Claro! ¿cómo iba a ser de otra manera? Pero cuando vivimos inmersos en
el mundo de las apariencias y del pensamiento acelerado, no podemos ver
más allá de nuestras narices y nos vemos agitados por los acontecimientos
que nos van llegando, sin comprender que, ante lo que es, no cabe sino la
aceptación. Sólo el sabio puede ver el pan que le llega disfrazado de piedra,
y así aceptarla con una sonrisa; así es como transforman las piedras en
panes, no porque posean un poder mágico, sino porque pueden ver la
verdad.
Durante la tarde el cielo acabó por nublarse del todo; era cuestión de tiempo
el que las lluvias volviesen a hacer acto de presencia… Antes de salir, no
podía olvidar meter el poncho en el bolso.
Una mujer occidental de mediana edad acompañaba a Swamiji cuando
llegamos. También se nos unieron los dos discípulos que solían estar allí.
Nos saludamos y tomamos asiento sobre las esterillas de la sala.
- “El ego decide lo que le gusta y lo que no le gusta, creando así apego
hacia algunas cosas o aversión hacia otras. Sentir apego causa sufrimiento
si no se posee aquello a lo que se está apegado, o por el miedo a perderlo.
La aversión causa sufrimiento por el temor que produce, o el rechazo
cuando se produce tal circunstancia. Por lo tanto, para librarse del
sufrimiento es necesaria otra actitud, la vía del medio, ni el apego ni la
aversión.
Todos los sucesos de nuestra vida están ahí para ayudarnos a alcanzar el
conocimiento, la liberación del ego. En esencia no hay ni bueno ni malo;
todo es Brahman. Al entender esto, nos liberamos de los juicios, pues ya no
vemos sólo las apariencias, sino la esencia de todo.
Muchos de los sutras de este Tantra nos invitan a buscar el centro entre dos
opuestos como punto en el que enfocar nuestra atención, como técnica para
percibir la realidad.”
104. “Aquello que está más allá del conocimiento, más allá de la
comprensión, más allá de la existencia, aquello que impregna incluso
la no-existencia, aquello que es vacío. Contempla todo ello como
siendo Bherava. Finalmente, el nacimiento de la iluminación.”
- “En este Sutra, Shiva nos pide que meditemos acerca de las características
de lo Divino, de Brahman. Y éstas son que está más allá del conocimiento,
no puede asirse o alcanzarse, está más allá de la existencia misma, es vacío,
infinito en todos los aspectos (en el espacio y en el tiempo).
La mujer se postró ante los pies de Swamiji con lágrimas en los ojos,
dándole las gracias, Estaba muy emocionada, y comentó que había sido la
experiencia más profunda de su vida y que ya sabía cual había sido la
verdadera razón de su viaje a la India: vivir ese momento.
Swamiji nos sugirió que nos quedásemos a tomar una infusión que mandó
preparar a uno de sus discípulos; sabía que nos había hecho experimentar
algo que probablemente estaba aún lejos en nuestro camino, y no era
conveniente que saliésemos de repente al “mundo exterior”; quería que
volviésemos a nuestra normalidad, que no se produjese ningún
desequilibrio en nosotros. Éstos son los regalos que se pueden recibir en
presencia de un maestro: probar de algo que aún no está a nuestro alcance,
pero que a través de su gracia podemos degustar y que sin duda, nos servirá
de impulso en nuestra evolución personal.
Mientras tomábamos la infusión, hubo comentarios de todo tipo, pues al
querer expresar con palabras lo indefinible, se pueden dar lugar a versiones
aparentemente distintas. Swamiji nos fue centrando con sus palabras,
explicándonos que no dejásemos que la mente se apropiase de una
experiencia que la superaba completamente, que no le diésemos mayor
importancia que la que tenía como atisbo de hacia donde nos debíamos
dirigir, y que por supuesto no creásemos ningún apego hacia la experiencia,
ni incluso hacia su recuerdo, pues iría en contra de su propia razón de ser.
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Su respuesta fue tomar su pequeño y usado manual, abrirlo por el Sutra que
correspondía en nuestro estudio, y leerlo lentamente.
106. “Dondequiera que la mente vaya, en ese mismo instante, uno debería
abandonar ese pensamiento. Impidiendo que la mente se instale en los
pensamientos, uno se verá libre de pensamientos.”
Viviendo en el aquí y ahora, dejamos de luchar por que las cosas sean de
diferente manera a como realmente son.
107. “Bherava da lugar a todo, impregna todas las cosas y sonidos. Por lo
tanto, recitando continuamente la palabra Bherava, uno se vuelve
Shiva.”
- “Esta técnica se basa en la repetición del nombre de lo Divino como
mantra. Cualquier nombre que para nosotros indique el Ser, el Todo, vale:
Shiva, Bherava, Dios…
108. “Yo soy, esto es mío, etc…; cuando surjan estas afirmaciones, deja que
la mente vaya hacia lo que no tiene soporte. Por el fuerte impulso de
esta meditación, uno alcanza la Paz.”
No eres lo que tienes; en realidad no tienes nada, pues todo está sujeto al
cambio, todo es pasajero. Sólo tienes tu esencia, tu ser, y cuando estás ahí,
en ese centro, eres uno con el todo, y la existencia entera existe para ti…
Paradójicamente, en ausencia de apego a las posesiones, se posee todo, lo
tienes todo a tu disposición, pues tú eres el universo; ¿qué te podría faltar?”
Los científicos occidentales dicen que antes del surgimiento del universo en
lo que llaman el Big Bang, no existía ni el tiempo ni el espacio; esa es la
naturaleza de Brahman, de la auténtica realidad, esencia, Fuente u Origen
de todo. En su expresión como universo manifestado aparece el espacio y el
tiempo, y por lo tanto la relación entre elementos separados, la actividad y
el conocimiento de tales actividades naturales. Es Lila, el juego cósmico, es
la naturaleza y expresión de Shakti, la energía creadora, que no es sino el
propio Shiva (o Brahman) en su manifestación existencial.”
Una vez más, Swamiji me demostraba que poseía un amplio conocimiento,
no solamente de las filosofías y tradiciones orientales, sino también de las
investigaciones de occidente acerca de la naturaleza del universo. Con
distintos conceptos y expresiones, se llegaban a descripciones parecidas
sobre el misterio del origen del universo y de la existencia.
Tal y como lo expresa el Ashtavakra Guita: “En el océano del ser, sólo hay
Uno. Lo que hubo y lo que habrá es solamente Uno. Tú ya estas completo.
¿Cómo podrías estar esclavizado o libre? Dondequiera que vayas, ¡sé
feliz!””
113. “Todo contacto con el placer, el dolor, etc…, se hace a través de los
órganos de los sentidos. Por lo tanto, uno debería desapegarse de los
sentidos, volverse hacia dentro y permanecer en su propio ser.”
Por esto, el desapego del mundo externo y de los sentidos, siempre ha sido
muy importante en todas las tradiciones espirituales; aunque no hay que
confundir el desapego con una renuncia absoluta y un apartarse por
completo del mundo, lo cual en realidad no es posible, pues allá donde
vayamos nos acompañará nuestra mente y sus apegos. El verdadero sentido
del desapego es una actitud ante las cosas, mantenerse ecuánime ante
cualquier circunstancia.
Se puede practicar el Pratyahara aislando los sentidos, esto es, cerrando los
ojos y los oídos, en un lugar con una temperatura agradable, estando
cómodos y sin ningún olor especial. Pero el Pratyahara en realidad hace
referencia a un estado al que se llega cuando se han establecido los otros
cuatro pasos del ashtanga yoga de Patanjali, esto es, Yama, Niyama, Asana
y Pranayama, que son unas normas de conducta y de higiene psico-físicas,
una firme postura de un cuerpo equilibrado y sano, y el control de la
respiración y de las energías. Y una vez en Pratyahara, profundizando en tal
estado, se llega a Dharana o estado de concentración, Dhyana o estado de
meditación y Samadhi, o estado de éxtasis supremo en el cual se es Uno con
Brahman o el Todo, que son los tres últimos pasos en el yoga descrito por
Patanjali en sus Yoga Sutras.”
114. “Todas las cosas son reveladas por el conocedor. El Ser se revela a
través de todas las cosas. Al ser su naturaleza la misma, percibe al
conocedor y lo conocido como siendo uno.”
- “Un sujeto lo es en relación a los objetos, al igual que los objetos son
objetos en relación a un sujeto que los observa. No pueden existir
separadamente, porque en esencia son uno.
En este Sutra se nos pide disolver estos atributos del ego para poder
alcanzar el estado del Ser.
A partir de aquí, el texto sigue con el diálogo entre Shiva y Parvati, que
seguiremos comentando, aunque la descripción de las técnicas propiamente
dichas ha finalizado.
Sentía una mezcla de alegría y desasosiego. Por una parte estaba contento
por haber recorrido todas estas técnicas con Swamiji, pero por otra,
estábamos llegando al final, él ya había dejado entrever que pronto se
marcharía, y me entristecía esa posibilidad, aunque también era consciente
de que ese día llegaría, pues yo mismo tendría que volver a España en unas
semanas. Casi enseguida tomé consciencia de que era apego lo que estaba
sintiendo, y que tenía que aceptar que en un mundo cambiante, las
experiencias vienen y van. Necesitaría un tiempo para digerir y asimilar lo
vivido en este viaje, por lo que todo estaba bien, y todo iba a estar bien.
Los cantos devocionales son habituales en los ashram, llegando a ser muy
poderosos para entrar en meditación; varios lugares en Rishikesh eran
famosos por sus kirtan, atrayendo a numerosos peregrinos y turistas a sus
ceremonias, en particular el Ganga Aarti a orillas del río del Parmath
Niketan ashram, con la estatua de Shiva sentado, rodeado de agua en esa
época del año. Aunque no son tan multitudinarios como los Ganga Aarti
que se celebran en la vecina Haridwar.
Tras instalarnos en la sala, nos relajamos en silencio durante unos minutos,
hasta que Swamiji empezó a recitar unas oraciones sáncritas. Al terminar,
todos se inclinaron devocionalmente ante él, mientras Swamiji unía sus
manos en Namasté. Empezó a sonar el armonio, y después de algunas notas,
la tabla inició su acompañamiento y comenzaron los cantos. De vez en
cuando, yo acompañaba dando palmas, e incluso cantando si reconocía
alguno de los mantras.
Los músicos eran buenos, y al cerrar los ojos, me sentía transportado a otras
dimensiones. Además, los cantos tenían el efecto de elevar el ánimo,
llenándonos de alegría y energía positiva. El kirtan se alargó alrededor de
una hora y media, y finalizamos repitiendo el Om varios minutos. Nos
saludamos, recogieron los instrumentos, y silenciosamente fuimos saliendo.
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(He decidido seguir la numeración original de los sutras, pero con números
romanos en la conversación entre Shiva y Parvati, distinguiéndola de las
técnicas en sí, que he dejado en negrita, y he numerado como si estuvieran a
parte del 1 al 115; así ahora siguen los sutras a partir del 139, que es el que
corresponde tras los 23 del principio en números romanos y los 115
correspondientes a las técnicas)
- “Aunque son 115 los sutras que las describen, Shiva menciona 112
técnicas, pues alguna se repite, e incluso, muchas son muy parecidas, con
pequeñas variantes que se pueden adecuar a diferentes personalidades.
Así, las técnicas no son sino formas de hacer silenciar la mente, métodos de
alcanzar esa paz, ese espacio de silencio del cual surge el verdadero
conocimiento.”
VBT CXL. - “Si uno se establece en una de ellas, uno se vuelve el propio
Bherava. Tal persona puede lograr cualquier cosa sólo con su palabra; sus
maldiciones o bendiciones serán poderosas.”
Lo ideal es tener una técnica para practicar cuando nos sentamos a hacer
meditación, y otra de las que se pueden usar a lo largo del día, como una
actitud a seguir. Así se puede llegar a mantener el enfoque continuamente.
En este Sutra se describe uno de los efectos que se pueden dar en alguien
que ha alcanzado la meta, y es que una persona iluminada unifica su
pensamiento y su acción, y por lo tanto, su pensamiento y su palabra tienen
el poder de realizarse. Es la fuerza de quien está completamente establecido
en la verdad. Su palabra basta para producir resultados, como las
sanaciones, tanto en presencia del enfermo como a distancia.
VBT CXLI. – “Se vuelve inmortal y libre de la vejez. Está dotado del poder
de volverse tan pequeño como un átomo, y de otros poderes. Oh Diosa, se
convierte en el favorito de las yoguinis, mimado por ellas, y es el maestro
de todas las reuniones espirituales. Aun viviendo, él está liberado. Aunque
lleva a cabo actividades mundanas, él no se ve afectado por ellas.”
- “Las yoguinis son los poderes o las energías del supremo Shiva. En el
Yoga se describen ocho grandes poderes que alcanza una persona
iluminada, que son: hacerse minúsculo como un átomo, o al contrario, muy
grande, abarcando cualquier espacio, aligerar su peso o hacerlo muy
pesado, alcanzar cualquier lugar mediante su voluntad, cumplir todos sus
deseos (su pensamiento y su palabra tienen la capacidad de hacerse
realidad), control sobre los objetos, y el poder de crear y destruir a
voluntad.
Como estos poderes se alcanzan tras la liberación, es decir, en ausencia de
ego, no puede haber un mal uso de ellos.
El estado alcanzado está más allá del nacimiento y de la muerte, y por eso
se les llama no nacidos y no fallecidos.
- “Estas son las últimas preguntas que plantea Parvati para que Shiva disipe
las dudas que aún puedan quedar a los que sigan la enseñanza.
VBT CXLIV. – “Oh, Diosa de ojos de gacela, estas prácticas que mencionas
son exteriores y pertenecen a un ámbito grosero.”
- “Las prácticas a las que se refiere la Diosa son rituales externos que
pertenecen al mundo material, no a la verdadera realidad.”
También se toma como mantra el sonido interno que puede surgir a través
de la práctica de otras técnicas que llevan nuestra atención desde lo más
material, desde los sentidos ordinarios, a la percepción de lo más sutil.”
- “La mejor ofrenda posible es disolver el ego y alcanzar así el estado más
elevado, lo cual se logra controlando la mente y desapegándose de los
objetos de los sentidos.
VBT CL. – “Oh Parvati, destruyendo todos los pecados, uno se absorbe
completamente en el Ser Supremo y obtiene la satisfacción descrita como
beatitud. Este es el significado del sacrificio en este sistema.”
- “Es decir, se trata del sacrificio del ego, tras lo cual se alcanza la
verdadera dicha, más allá de la dualidad del placer y del sufrimiento propios
del apego a los objetos de los sentidos.”
VBT CLI. – “Oh, Parvati! El lugar sagrado de peregrinación es la
contemplación suprema y la absorción en la Shakti de Rudra, por la cual
todos los pecados son eliminados y todos los seres salvados. De otra
manera, ¿cómo podría haber otro tipo de adoración y a quién se iba a
dorar?”
VBT CLII. – “La esencia del auténtico Ser de uno consiste por completo en
libertad, dicha y consciencia. Sumergir nuestro limitado ser en nuestro
verdadero Ser es el auténtico baño ritual.”
VBT CLIII. – “Los objetos con los que se realiza la adoración, o con los
que se va a satisfacer los distintos niveles de realidad, el adorador y el
adorado, son de hecho todos uno y lo mismo. ¿Porqué entonces esta
adoración?”
Tú eres Eso.
Cada vez que su mirada se cruzaba con la mía parecía querer recordarme
los sutras que había comentado por la mañana. Tras ese breve resumen,
indicó con un gesto que empezasen a tocar. El armonio dejó escapar unas
notas, y seguidamente la tabla y unas campanillas acompañaron con su
ritmo. Los cantos dieron comienzo; en poco tiempo nos encontramos
embriagados por la música, dando palmadas y dejando que el cuerpo se
moviera a su aire.
Fue un bonito kirtan en el que se pudo sentir la energía del grupo, más
numeroso que el día anterior.
Al finalizar los cantos, nos dejamos abrazar por el silencio, hasta que
Swamiji nos sacó de él invitándonos a recitar la sagrada sílaba Om. Tras
unos minutos volvió el silencio, y poco a poco nos fuimos moviendo,
saludándonos con el namasté y despidiéndonos.
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Únicamente con el maestro o con otros iniciados puede ser útil en ocasiones
el compartir y comentar experiencias.
VBT CLIX – CLX. –“Aquellos devotos del gurú que no tienen la mínima
duda o vacilación, oh Diosa de ojos de gacela, habiendo renunciado a hijos,
mujer, parientes, hogar, pueblo, reino y país, pueden ser aceptados para
recibir la iniciación. Lo atavíos mundanos son todos temporales, oh Diosa,
pero esta suprema riqueza es eterna.”
VBT CLXI. –“Uno podría incluso abandonar su propia vida, pero nunca
este supremo néctar de inmortalidad.”
- “Tan valioso es alcanzar este estado que no hay nada que se le pueda
comparar y que no valga la pena dejar de lado a cambio de esta dicha
eterna.
- “La Diosa se refiere a todos los textos que tienen que ver con
Rudrayamala o la liberación.”
Así acaba el Vijnana Bherava Tantra. A través de las técnicas que nos llevan
al conocimiento de la verdad, finalmente se vuelve al estado de no dualidad,
nos hacemos uno con el Todo, como el río que por fin llega al océano.
Volvemos al estado del cual en realidad nunca hemos salido. A partir de
entonces, la vida cobra otro sentido, los problemas, dramas, y también las
alegrías efímeras, se ven desde otro ángulo, sin vernos afectados por ellos.
La vida es una celebración; es el propio Shiva disfrutando de su obra, de su
juego…”
Repasa lo que hemos estado viendo estos días, elige las técnicas que más te
convengan y deja que te acompañen haciéndolas tuyas.
Gracias. Namasté!”
Cuando volví para la meditación de la tarde, había aún más gente que el día
anterior. Tanta que en el interior de la sala no había suficiente sitio para
todos, por lo que dejaron la puerta completamente abierta de forma que se
pudiese seguir el kirtan desde el exterior. Afortunadamente no llovía, a
pesar de las numerosas nubes que cubrían el cielo.
Pude encontrar un hueco dentro, sentado contra la pared al fondo de la sala.
Las mujeres se habían sentado a un lado, dejando el otro lado para los
hombres. A la hora de cantar, todos participaron, resaltando una mujer con
una voz increíble.
De nuevo fue muy especial. Nunca había visto tanta gente rodeando a
Swamiji. No supe si era en ocasión de una celebración especial o como
despedida, aunque esta última razón me parecía extraña si antes no habían
aparecido por allí…
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CUARTA PARTE
LAS FUENTES DEL GANGES
LAS FUENTES DEL GANGES
SWAMI SUNDARANAND Y EL SADHU ERRANTE SIN NOMBRE
Su discurso parecía ser pesimista, pero veía en él una luz que irradiaba otra
cosa; había en él una comprensión profunda de lo que es la vida, una
experiencia vital rica, y además, sus palabras resonaban en mí, dando cierto
orden a mis propias reflexiones.
- “Tras este primer gran despertar, surge la desilusión, el desánimo o la
resignación, la aceptación de una vida mediocre, se haga lo que se
haga. Se sigue viviendo por inercia, acechando los momentos de
aparente felicidad, basados en el olvido de una condición que se hace
insoportable.
O entonces, se busca lograr la felicidad por otros caminos; uno
intenta incrementar su autoestima, o el propio conocimiento, o su
valía ante los demás, el éxito…
Por otros caminos se vuelve a la misma ilusión: la de creerse que se
es algo más importante, alguien que merece el respeto y la
admiración de los demás.
La vanidad, el deseo de ser por el deseo de tener… deseo al fin y al
cabo.
Se busca la compañía sólo por huir del vacío que provoca la
soledad.
Huir. Seguimos huyendo de la realidad. Seguimos soñando…”
- “Este segundo despertar es por el que vale la pena pasar por el primero.
Sin este paso, mejor quedarse en el sueño de un mundo en el que
oscilamos entre relativas felicidades y sufrimientos, creyendo que
encontraremos una seguridad protectora en lo material y en las
relaciones entre egos.
Pero una vez que intuyes que estás soñando, el camino hacia el
despertar es inevitable. Darás más o menos vueltas, elegirás caminos
sencillos o dificultosos, pero irás avanzando, y tu destino es el
despertar, sin lugar a dudas.”
Se puso en pie, me dijo que se marchaba hacia Gangotri y se despidió
juntando sus manos a la altura del pecho saludando con el Namasté, al que
correspondí sintiendo realmente el significado de este saludo, esto es, que
mi ser interior saluda respetuosamente a tu ser interior.
Le agradecí sus palabras y su compañía, pero casi sin escucharme, se puso
en marcha siguiendo su camino. Le vi alejarse mientras reflexionaba sobre
sus palabras y sobre lo extraño del encuentro en ese lugar. La India, siempre
sorprendente…
EPÍLOGO
EL OBJETIVO ES DESPERTAR
EPÍLOGO
EL OBJETIVO ES DESPERTAR
Una semana después, estaba en España.
Como siempre, las vivencias en la India habían sido profundas, más si cabe
ese año por mi encuentro con Swami Anand Shivaya. Volvía en un estado
de gran serenidad, con ganas de seguir centrándome en lo que realmente me
llena y dejar a un lado el cómodo trabajo que tenía pero que sólo me
aportaba un dinero a fin de mes…
Pero finalmente seguí en ese trabajo un año más. Mi vida estaba en un
proceso de cambio, y todo se precipitaría unos meses más tarde.
Mientras tanto, había empezado el trabajo propuesto por Swamiji. Primero
me centré en el texto y sus comentarios, escribiendo una especie de
borrador, y más adelante, surgió la idea de contarlo como finalmente lo he
hecho. Hubo períodos en los que apenas escribía, y otros en los que tras
sentarme, la inspiración llegaba de repente y me daba la sensación de no ser
yo quien escribía las líneas que iban apareciendo sobre el papel. En más de
una ocasión, al releer lo que acababa de escribir, pensaba que el propio
Swamiji estaba guiando mi trabajo. Y en realidad, no tengo ninguna duda
de que así ha sido…
29-08-2012