Está en la página 1de 267

OBJETIVO DESPERTAR

LAS 112 TÉCNICAS DE MEDITACIÓN OFRECIDAS POR SHIVA

LOGAN G. C.
PRÓLOGO

¡Namasté!

Este es el típico saludo en la India.

Significa “mi verdadero ser saluda a tu verdadero ser”, o desde la


perspectiva de las enseñanzas que se recogen en este libro, “reconozco en ti
aquello que Es, y lo saludo”.

Por ello, te saludo a ti con un Namasté, pues al reconocimiento de tu


verdadera esencia va dirigida esta obra.

El Vijnana Bherava Tantra viene a decir lo mismo que, con otras palabras,
han dicho numerosos maestros y tradiciones. Y es que no puede ser de otra
manera, pues la verdad es una, y sólo las erróneas interpretaciones del ser
humano han generado divisiones, disputas y violencia, a partir de un
mensaje que pretendía dar el conocimiento para una vida más plena, feliz y
armoniosa.

El Vijnana Bherava Tantra viene presentado en forma de versos, en la India


llamados sutras o slokas. Se suele decir que expone 112 técnicas de
meditación, aunque como verás, algunas son muy parecidas, y al recorrerlas
te darás cuenta de que el todo puede reducirse a unas pocas claves, que son
las que se aplican a las distintas técnicas.

Para facilitar la lectura de las técnicas, las he numerado del 1 al 115,


presentándolas en negrita, seguidas de los comentarios de Swamiji.

Los versos introductorios y finales de la conversación entre Shiva y Párvati


están en cursiva y numerados con cifras romanas.

Lo más interesante es el texto del Vijnana Bherava Tantra y los comentarios


de Swamiji; por ello he procurado que resalten, de forma que puedan ser
encontrados fácilmente, y así poder utilizar el libro como un manual.

El resto del contenido, mi experiencia durante ese verano del 2010, lo


incluyo porque decidí que era una forma más amena de presentar la
enseñanza, y además me permitía incluir episodios como el del encuentro
con el sadhu sin nombre, que menciono al final del libro, y que me aportó
enseñanzas interesantes que he querido compartir.

A mi maestro, el Swami Anand Shivaya, me refiero como Swamiji, pues así


es como se dirigían a él sus discípulos y conocidos; “ji” es un sufijo que
indica respeto y cariño hacia la persona, y es muy frecuente en India. He
conocido a varios swamis a quienes sus discípulos llamaban Swamiji, o
también Babaji, siendo Baba sinónimo de padre, o Guruji, siendo gurú
maestro.

La energía del propio Swamiji te llegará a través de sus palabras. Te


recomiendo que las leas lentamente, haciendo pausas, pues así las
pronunciaba, y así te llegarán a lo más profundo. Recuerda que es en el
silencio, en los espacios vacíos, en donde se encuentra la clave, y esa forma
de leer a Swamiji te acercará a él.

Swamiji no quería tener ningún protagonismo, pero para mí eso es


imposible, pues sin su presencia, su forma de explicar y de expresarse, y
sobre todo, su enseñanza directa, haciéndome experimentar en primera
persona algunos estados de meditación, este texto no existiría. Él me llevó
de la mano durante todo el proceso, me hizo tener experiencias por las
cuales no habría pasado yo solo en mucho tiempo, y aún sigue estando ahí,
como mi maestro y guía. No es necesario que esté físicamente presente para
sentir su influencia.

Y probablemente, a través de esta lectura, también entrarás en contacto con


él, aunque él mismo diría que ése no es el objetivo, sino el propio Shiva, ser
uno con Shiva, lo cual constituye el más alto Despertar.

Encontrar el título para el libro no me supuso ningún problema; estaba claro


desde el principio, pues esas dos palabras se repitieron en numerosas
ocasiones durante aquel verano, y además, de eso precisamente trata el
Vijnana Bherava Tantra, del despertar, de enseñarnos cómo podemos
alcanzar la auténtica realidad.

Espero que te sea útil y te aporte la inspiración que necesites en tu camino.

Seguro que alguna de las técnicas expuestas se adapta bien para ti.

Sólo me queda animarte a seguirlas y desearte un buen camino.

¡Namasté!

Logan.
PRIMERA PARTE

EL VIJNANA BHERAVA TANTRA


Y EL SWAMI ANAND SHIVAYA
EL VIJNANA BHERAVA TANTRA
Y EL
SWAMI ANAND SHIVAYA

1. “La Energía Suprema sube durante la exhalación y baja con


la inhalación. Concéntrate en los dos puntos de su origen y
alcanzarás la realización.”

- “Esta es la primera técnica dada por Shiva en el Vijnana Bherava


Tantra. Pruébala unos días y luego vuelve a visitarme.
- Pero, ¿cuáles son esos puntos de origen?, ¿cuál es el trayecto de la
respiración?
- Piensa acerca de ello. ¿Cuáles crees que son esos puntos? ¿Cuál es el
movimiento de la respiración?”

Reflexioné un poco antes de responder. Lógicamente la respiración se


mueve desde las fosas nasales hacia los pulmones, aunque siguiendo las
sensaciones provocadas por el proceso del respirar, podía sentir que llegaba
hasta el abdomen, por la presión que sobre él ejerce el diafragma al inspirar.
Por otra parte, mis conocimientos acerca del Yoga me decían que la Energía
Suprema se relaciona con la energía kundalini que reside en el Muladhara
chakra, centro energético en la base de la columna vertebral. Y siendo el
Vijnana Bherava Tantra (VBT) un texto tántrico, ¿no se referiría más bien al
movimiento de la energía a través de sushumna, nervio sutil que recorre el
interior de la columna vertebral? Entonces ascendería desde Muladhara a
Sahasrara, en lo alto de la cabeza, con la exhalación, y haría el camino
contrario durante la inhalación. Y los dos puntos de origen serían los dos
chakras citados.
Le expuse mi reflexión.

- “Mmmm…” (Asintió moviendo levemente la cabeza de un lado a otro,


gesto indio para indicar acuerdo.)
- Entonces, ¿cómo he de hacerlo?
- Practica y vuelve a visitarme.”

Así dio por terminada la lección. Yo quería más detalles, despejar mis
dudas,… Pero ya no habría más explicaciones. Me levanté, saludé con las
manos juntas a la altura del pecho, inclinándome y diciendo “Namasté”. El
me devolvió el saludo con una sonrisa.
Yo me sentía un poco frustrado: ¿eso era todo? Simplemente me había dado
la primera de las técnicas que aparecen en el VBT, tal y como podría
haberla leído en un manual, y me había “despachado”. ¿Para qué acudir a
un maestro si únicamente me dice algo que puedo leer en cualquier libro?
No era mi primera vez en la India, ni tampoco era un novato en temas de
Yoga y meditación; éste era mi quinto viaje, siempre quedándome entre dos
y tres meses, y ya llevaba años de estudio y práctica. Entonces, ¿qué hacía
allí?, ¿en verdad lo necesitaba?
Mi mente occidental y llena de expectativas había tomado las riendas…
Volví caminando junto a la orilla del río. El Ganges venía muy crecido pues
el monzón estaba siendo particularmente fuerte este año. Al incorporarme a
la calle asfaltada, las bocinas de los jeep y las motos que pasaban
rozándome sin disminuir un ápice su velocidad, el bullicio de las tiendas,
turistas, viajeros,…, apenas me sacaban de mis reflexiones. Ya estaba
acostumbrado a esos contrastes, y solía taparme un oído de manera
automática cuando sentía aproximarse un jeep o una moto haciendo sonar
su bocina estrepitosamente.
Había varios restaurantes agradables, casi todos a lo largo de la orilla del
río, donde comer tranquilo y con buenas vistas, recostado en cómodos
cojines y con buena música de acompañamiento; pero no era el momento de
parar a comer.
Entré al puente de Laxman Jhula apartando suavemente a una vaca que
obstaculizaba el camino y observando la avidez de los monos por conseguir
algo de comida de los peregrinos. Algunos indios se paraban para
fotografiarse con el río o el templo de fondo, o junto a algún occidental,
sobre todo si era una chica rubia, las que más les llamaban la atención, y así
dificultaban aún más el tránsito en el estrecho y atestado puente. Las motos
exigían a bocinazos que se abriese un hueco a su paso, y aprovechando una
de ellas para caminar por detrás de ella con algo más de espacio, terminé de
cruzar el puente.
Al subir las escaleras saludé con un Namasté a Kapil, el chico de la librería
junto al German Bakery, en la cual solía parar buscando libros interesantes
y desde donde me habían enviado más de un paquete a España en los
últimos tres años. Tampoco ahora iba a parar allí.
Una vez arriba me dirigí a la derecha, cogí una bocanada de aire, y
reteniéndolo, aceleré la marcha para atravesar lo antes posible una zona que
se usa de meadero, justo a un lado de la concurrida calle que lleva al puente,
y con un olor horrible a pesar de las lluvias diarias (actualmente esto ya no
sucede, pues han construido un nuevo hotel en la zona y ha quedado más
limpio). Pero una vez pasado el “obstáculo”, y a condición de no
encontrarme con ningún grupo de monos que pueden mostrarse violentos en
un lugar estrecho, ésa era la ruta más tranquila y agradable para volver al
ashram en el cual me alojaba, el Anand Prakash Yogashram. Lo descubrí
dos años atrás, el año de su inauguración, gracias a una amiga holandesa, y
aunque desde entonces habían subido sus precios considerablemente, el
lugar era tranquilo, limpio, y la comida era sana y adecuada para la práctica
intensa del Yoga. Sus horarios eran el único punto negativo, pues las
comidas eran muy temprano y por la noche cerraba sus puertas a las 21:30,
demasiado justo si quería salir a cenar con alguien. Lo que más me gustaba,
era que disponían de dos salas amplias, lo que me permitía practicar a solas
en una de ellas mientras en la otra daban la clase habitual de 6 a 8 por la
mañana y de 16 a 18 por la tarde. No es porque pensase que las clases que
daban fuesen malas, sino porque yo estoy acostumbrado a realizar una
determinada sesión, con la que me encuentro más a gusto y en la que
incluyo prácticas que hago habitualmente y que no quiero dejar de hacer. A
pesar de ello, de vez en cuando me gusta practicar en grupo con un estilo
diferente, siempre abierto a aprender algo nuevo.
Disponía de una habitación individual, amplia y con baño privado, y un
balcón, no con muchas vistas pues estaban construyendo un nuevo edificio
justo al lado. El ashram se encuentra situado lo suficientemente alejado de
las zonas de paso de los peregrinos para que no haya demasiados ruidos, lo
cual es de agradecer en la India.
En esta ocasión, el motivo de mi viaje estaba más centrado en la meditación
y sus diferentes técnicas. Había leído mucho en años anteriores acerca de la
filosofía no dualista, el Advaita Vedanta, y percibía en ella una verdad que
quería llegar a experimentar e integrar más allá del mero estudio. Es cierto
que había llegado a tener algunas experiencias con la práctica del Yoga y de
la meditación que había hecho hasta entonces, pero ahora buscaba algo más
profundo y duradero.
Practicaba asanas y pranayama cada día dos horas de 6 a 8, y al menos una
hora por la tarde dedicada a la meditación, siguiendo una técnica de Kriya
Yoga en la que me había iniciado el año anterior y que me iba bastante bien.
Además, iba de vez en cuando al centro Osho que había justo enfrente del
ashram para hacer alguna de las meditaciones que creó este particular
maestro. Con todas estas prácticas me encontraba en un estado muy
agradable, lleno de serenidad y relajación.
La asiduidad, el tener una práctica regular, es de suma importancia para
obtener progresos. Por eso, en la India me sentía muy a gusto, pues tenía
tiempo más que suficiente para dedicar a las prácticas y al estudio, sin las
distracciones de la vida cotidiana de occidente. Tras unos meses allí, volvía
con las energías renovadas y con ganas de continuar, aunque el ritmo luego
es diferente, y entonces se trata de llevar estos estados de mayor
consciencia a las actividades habituales de cada día.

Entonces, si estaba tan a gusto con mis prácticas, ¿por qué seguir buscando?
Bien, sentía que era el momento de ir encajando piezas, como en un puzzle,
de ver cómo todo lo estudiado y practicado hasta entonces en mi vida
encajaba en una síntesis única, y para ello intuía que me faltaba algo más.
En Rishikesh hay muchos maestros, swamis y renunciantes, profesores de
Yoga de todas las modalidades. Fui preguntando por algún maestro en
meditación distinto, alguien en especial que se saliese del “mercado”
espiritual en que se había convertido, en parte, Rishikesh. Hasta aquí llega
gente de todo el mundo buscando formación en Yoga, e inevitablemente eso
ha hecho que florezca también el “negocio” alrededor de estas ancestrales
técnicas. Curiosamente esto no ha disminuido la magia de esta zona en la
que durante milenios ha venido gente a dedicarse a la introspección. Es uno
de los lugares sagrados en India, donde acuden numerosos peregrinos cada
año a los templos y a bañarse en las aguas del Ganges. Como ciudad
sagrada que es, no se permite la venta de alcohol ni de carne; así pues todos
sus restaurantes son vegetarianos. Lástima que en la mentalidad india, el
hecho de considerar al Ganges como un río sagrado no impida que arrojen
en él todo tipo de basuras, apareciendo auténticos afluentes en forma de
“riachuelos” de plásticos y restos varios cada pocos metros. El día que
nuestros ríos y mares estén limpios y libres de contaminación, será la señal
que indique que al fin la humanidad ha evolucionado hacia una consciencia
más elevada… o ha desaparecido por completo.

Me indicaron distintos maestros, pero algunos no se encontraban allí en esa


época de año y otros daban iniciaciones en técnicas concretas o cursillos,
que no era lo que buscaba.
Encontré a Swami Anand Shivaya casi por “casualidad”, como suelen
suceder tantas cosas importantes en la vida, y en particular en la India. Por
supuesto tal casualidad no existe, sino que es pura causalidad, pues los
caminos que se nos van abriendo ante nosotros son fruto de las elecciones
que, consciente o inconscientemente, hemos ido haciendo con anterioridad.
Fue un día en que desayunaba en el German Bakery de Laxman Jhula y
entablé conversación con un chico austríaco, Alexander. Trabajaba durante
seis meses como monitor de ski en los Alpes, además de dar masajes, y con
lo que conseguía ahorrar, el resto del año se dedicaba a viajar, unas veces
por Asia y otras por Sudamérica, a países baratos en los que podía vivir y
desplazarse con lo ganado durante el invierno. Siempre me sentí atraído por
historias de este tipo, en las que una persona se atreve a hacer lo que
realmente le gusta y vive de ello, persiguiendo sus sueños, viviendo con
libertad, y por lo tanto con satisfacción. Alexander era uno de ellos, y le
gustaba pasar unos días haciendo yoga en Rishikesh cada vez que visitaba
el norte de la India. Él me habló de un yogui “interesante” según él, al que
había conocido hacía un par de semanas en un pequeño ashram a orillas del
río. Me contó que había tenido varias conversaciones con él en las que
habían hablado de meditación, de la Realidad última, la filosofía Advaita…
Tomé buena nota de dónde se encontraba y decidí ir a visitarle.

---------------------------------------

El lugar se encontraba, tras cruzar el puente, casi a medio camino del Ram
Jhula, el otro puente colgante río abajo. Lo conformaban dos pequeños
edificios con espacio para dos o tres habitaciones cada uno, nada más; unas
escalinatas bajaban hasta el agua, y todo estaba rodeado de una exuberante
vegetación que lo hacía difícil de ver desde el camino. En realidad no
parecía un ashram tal y como los que había conocido hasta entonces, sino
más bien un refugio o lugar de retiro (tras su destrucción por las crecidas
del río del 2013 se ha vuelto a construir, y ahora es más amplio). Bajo el
porche del primer edificio había ropa colgada, y enseguida vi a un joven
indio, de unos veinte años, descalzo y vestido de blanco, a quien pregunté
por el Swami; me llevó a él, en una sala de la otra edificación en la que
había unas esterillas, algunos cojines, un pequeño altar con una pequeña
figura de Shiva, un cuenco tibetano, una vela y una campanilla. Al fondo
una mesa y cuatro sillas alrededor, y una cortina que separaba el hueco de
una puerta a otra habitación.
Swami Anand Shivaya salió a recibirme; era bastante alto para un indio, de
unos 55 o 60 años, pelo largo, barba y bigote canosos, delgado con un porte
atlético. Vestía de blanco en esa ocasión, una especie de túnica que me hizo
pensar que se parecía a un Jesucristo entrado en años.
Me invitó a pasar y enseguida me ofreció un té que el joven preparó en unos
minutos. Le hablé de mis inquietudes y me sugirió como tema de estudio el
Vijnana Bherava Tantra, un texto clásico del shivaismo de Cachemira en el
que, en forma de diálogo entre Shiva y su consorte Parvati, se explica la
doctrina del no-dualismo, y sobre todo, se exponen 112 técnicas para
alcanzar la experiencia directa, que es la única forma posible de
conocimiento auténtico. Me indicó que podía comprar el texto fácilmente
en cualquier librería de la zona y que si estaba interesado, podía estudiarlo
con él.
Swamiji parecía parco en palabras, como si no quisiese decir más de lo
estrictamente necesario. Pero tan breve como en esta primera entrevista no
me lo esperaba. Tras exponerme la primera de las técnicas del texto me
indicó que la practicase por mi cuenta y que después volviese a verle, sin
más explicaciones y sin dar una respuesta a mis preguntas. Más tarde
entendí que sondeaba mi auténtico interés, por si sólo era el típico curioso
que hacía muchas preguntas pero sin ninguna verdadera intención de
dedicar un tiempo a la enseñanza.

-----------------------------

Me senté en medio loto, con la columna recta; relajé mi cuerpo,


centrándome en las sensaciones y procurando dejar a un lado los
pensamientos. Una vez relajado, manteniendo la postura inmóvil, puse mi
atención en el flujo respiratorio. Seguí el aire desde su entrada por las fosas
nasales, la garganta, la tráquea, bronquios, bronquiolos, hasta sentirlo
llenando mis pulmones; sentí al mismo tiempo cómo el movimiento del
diafragma empujaba suavemente mi abdomen hacia fuera. Al soltar el aire,
notaba cómo la presión disminuía en el abdomen y cómo recorría el camino
de vuelta hasta salir por las fosas nasales. Durante unos minutos seguí ese
recorrido una y otra vez, en completa relajación y con toda mi atención;
cuando algún pensamiento aparecía, lo observaba y luego volvía a la
respiración. A veces me sorprendía arrastrado por los pensamientos,
olvidando por completo el ejercicio, y entonces, suavemente, volvía a la
observación del ir y venir del aliento.
La concentración sobre la respiración es una técnica básica en la meditación
budista, probablemente la técnica más practicada en el mundo entero a lo
largo de los siglos. Tiene la ventaja de que es increíblemente sencilla y de
que existe una conexión directa entre la mente y la respiración, de forma
que controlando la respiración se llega a aquietar la mente.
Este ejercicio era muy similar. Pasados unos minutos me centré en los
puntos de origen de la exhalación y de la inhalación. ¿Desde dónde sube mi
exhalación? Lo sentía claramente desde el abdomen; y la inhalación, ¿desde
dónde baja? Ahí sentía las fosas nasales. Mi mente quería dirigirme hacia
los chakras y los canales sutiles por los que circula la energía, pero había
decidido centrarme exclusivamente en las sensaciones físicas de la
respiración, por lo que cualquier otro pensamiento era tratado como una
distracción.

------------------------------

Al día siguiente probé con la otra posibilidad. Tras la relajación previa, me


concentré en la base de la columna vertebral, en el coxis, emplazamiento
del muladhara chakra. Al soltar el aire recorrí la columna vertebral
ascendiendo hasta la coronilla, donde se encuentra el Sahasrara chakra; al
inspirar hice el camino inverso, de Sahasrara a Muladhara. Tras unos
minutos me centré en los dos puntos de origen, los dos chakras. Me sentí
cómodo con el ejercicio: la energía se movía claramente a lo largo de la
columna entre los dos chakras. Supuse que tal comodidad se debía a la
semejanza de este ejercicio con la técnica del Kriya Yoga que estaba
practicando. En cualquier caso, este movimiento me hacía sentir bien; ¿era
entonces ésta la forma correcta de poner en práctica la técnica? Decidí
trasladar la pregunta a Swamiji al día siguiente.

Por la tarde fui a la librería junto al German Bakery, al lado del puente, a
ver si tenían el Vijnana Bherava Tantra. Kapil me mostró cuatro versiones
distintas que estuve hojeando tranquilamente; en dos de ellas aparecía el
texto en sánscrito, una traducción al inglés y un comentario del autor; en el
tercero aparecían directamente los versos, o slokas, en inglés, seguidos
también de una explicación o comentario; y el cuarto se trataba de un gran
tomo en el que se transcriben las charlas que dio Osho acerca de este texto,
en el que aparecen una traducción de los sutras y un extenso comentario que
abarca diversos temas, seguidos de respuestas a distintas preguntas de sus
discípulos, ya sin ninguna conexión con el texto.
No me decidí en ese momento por ninguno: prefería consultar con mi nuevo
maestro acerca de cual podía ser el más adecuado. Me despedí dando las
gracias a Kapil, el chico indio que solía estar a cargo de la librería y con el
que había coincidido dos años atrás en las clases de Yoga de un gurú local.
Kapil sabía que yo era un buen cliente y que siempre acababa comprando
una buena cantidad de libros que él mismo se encargaba de enviarme a
España.
---------------------------------------

A las 5:30 sonó la campana del ashram; era la señal para levantarse y
prepararse para la clase de las 6:00. Como se daba en la sala del piso
superior, yo bajé a la otra sala para hacer mi práctica durante las siguientes
dos horas. A las 8:00 un nuevo toque de campana advertía de la hora del
desayuno; sentados en el suelo a lo largo de las paredes de la sala que hacía
de comedor, recitamos juntos un mantra sánscrito en el que se recuerda que
todo es Brahman, la comida es Brahman y todos somos Brahman, tras lo
cual éramos servidos en nuestras bandejas, las que, una vez acabábamos de
comer, enjuagábamos en una pila con agua y jabón, y nos la llevábamos de
vuelta a la habitación.

No habíamos quedado en una hora concreta para que volviera a visitarle,


pero decidí acercarme esa mañana y ver si era posible tener otra entrevista.
El sol lucía entre gruesos nubarrones que anunciaban una más que probable
tormenta a lo largo del día. Por prudencia, y porque ya estaba acostumbrado
a que sucediera, siempre salía con un poncho impermeable dentro de mi
bolso, donde además solía llevar un libro, algo de dinero, papel y bolígrafo,
y a veces, la cámara de fotos.
Casi llegando al ashram me encontré con el Swami que justo en ese
momento volvía de dar un paseo con un discípulo. Me sorprendió que
coincidiéramos justo en el momento en el que ambos llegábamos a su
ashram desde lugares diferentes, aunque en la India me había acostumbrado
a ese tipo de “coincidencias” en varias situaciones. Él sonrió mientras nos
saludamos con el Namasté habitual de la India, y me invitó a pasar y tomar
un “chai”, el típico té indio que se toma a todas horas. Al pasar me volví a
fijar en las dos pequeñas construcciones algo descuidadas que formaban el
recinto: la primera parecía tener un par de pequeñas habitaciones con uno o
dos camastros en ellas, probablemente para los discípulos o posibles visitas,
y en el porche colgaban de unas cuerdas varias prendas recién lavadas; en la
de la sala en la que me recibía el Swami pude observar que a un lado, y tras
una cortina, había una pequeña cocina, y en la habitación que estaba tras la
otra cortina, que estaba ahora entreabierta, se veía una cama y una puerta
que daba a un servicio. Todo justo a orillas del Ganges, a pocos peldaños
del agua, pues en esa época del año, el río alcanzaba sus más altas cotas.
Directamente le pregunté acerca de las dudas que me surgieron practicando
la primera técnica. Me escuchaba con interés, pronunciando a veces la
palabra “atcha”, que significa algo así como “sí, ya veo”.

- “Vijnana es conocimiento, comprensión, consciencia. Bherava es lo


Absoluto, Shiva, Dios… Vijnana Bherava es el conocimiento de lo
Absoluto o la consciencia de lo Absoluto, de lo Divino.”

Empezó a hablar sin contestar mi pregunta, como dando a entender que mi


inquietud mental carecía de toda importancia, y explicando de manera clara
y sencilla en qué consistía el Vijnana Bherava Tantra. Sus palabras fluían
lentas y precisas.
- “ El Vijnana Bherava Tantra es un diálogo entre Shiva y su consorte
Párvati, entre la Diosa y el Dios, acerca de la naturaleza del
Absoluto. El texto pertenece al Shivaísmo de Cachemira, que se
encuadra en la filosofía del no-dualismo, el Advaita. Bherava explica
a la Diosa, Bheraví, que la existencia de formas separadas es una
ilusión, y que la realidad es que todo es Uno, sin divisiones. Y la
clave para la comprensión y la experiencia de esta totalidad es una
mente en calma y libre de pensamientos: ésa es la llave que abre las
puertas de la eternidad.”

Swamiji empleaba sus manos al hablar, gesticulando y abriendo más sus


oscuros ojos que contrastaban con su pelo y barba canosos. En sus
abundantes pausas, sonreía mirándome amablemente, haciéndome sentir
como un niño que escucha con asombro a su abuelo contándole una
historia.

- “Bheravi, la Diosa, es la energía, Shakti, el aspecto creativo de Shiva,


Bherava, Dios. Pero en última instancia no existe ninguna diferencia
entre Shiva y Shakti.”

Swamiji reía diciendo esto, y ya más serio, añadió:

- “La realidad está más allá de todo dualismo. En el Shivaísmo de


Cachemira, Shiva se describe como la realidad última en la que no
hay distinción entre sujeto y objeto. Shakti se describe como la
naturaleza de Shiva, el espejo en el cual éste se refleja. Sólo a través
de Shakti se puede alcanzar la experiencia de Shiva; Él se revela a
través de ella en el proceso de la evolución cósmica.”

Cerró sus ojos, como conectando con una fuente interior. Tras una larga
pausa, los volvió a abrir y me preguntó si había comprado algún texto del
VBT. Le conté las distintas versiones que vi en la librería, pero que no me
había decidido por ninguno esperando a hablar primero con él. Me animó a
comprar cualquiera de ellas, la que me pareciese más cómoda de consultar,
pero que si seguía visitándole, iríamos viendo todo el texto a partir de la
versión que él tenía, proveniente de su propio maestro de Cachemira, y que
podía tomar notas de lo que me iría diciendo y contrastarlas con el libro que
comprase. Al parecer, no todas las traducciones eran exactamente iguales, y
el sentido de algunas técnicas se había ido alejando del original.
En ese momento entró el discípulo con el que había estado paseando, con
dos vasos llenos de chai humeantes; los colocó en el suelo a nuestro lado, y
salió saludando con las manos juntas a la altura del pecho.

- “Cómpralo y lee con atención en el texto el diálogo previo a las


técnicas entre Shiva y Párvati. En esos pocos versos se encuentra la
esencia del conocimiento no-dualista, y la clave para alcanzarlo.
Todo lo demás no son sino distintas maneras y métodos para llegar a
ello.”

Se levantó invitándome a salir para tomar el té en el pequeño porche con


vistas al río.
Un hombre vestido de calle llegó, saludó con una reverencia y se puso a
hablar en hindi, sentándose en un escalón al lado de Swamiji. La paz y la
relajación llenaban todo mi ser mientras saboreaba el chai y pensaba en la
unidad de todo, en que todo lo que veía era Shakti; todo lo manifestado no
era sino la energía de Shakti, la Diosa: el río, los árboles, nuestros propios
cuerpos, las nubes, el sol, todo el universo observable era Shakti, la
manifestación de Shiva.
Al cabo de un rato decidí que era momento de marcharme. Le pregunté a
Swamiji cuándo le parecía mejor que volviera, y me dijo que esa misma
tarde, a las 18:00, para la meditación. Asentí y saludé con el Namasté,
despidiéndome. No podría cenar en mi ashram, lo cual no me molestaba en
absoluto, pues así tendría la oportunidad de comer algo “apetitoso” en
alguno de los muchos restaurantes de la zona.
Pasando por la librería compré finalmente dos versiones distintas del texto,
no habiéndome podido decidir por una en concreto.
Llegué al Anand Prakash justo a tiempo para la comida de las doce, y me
recluí en mi habitación a descansar y hojear los libros que acababa de
comprar.

------------------------------------

LAS TÉCNICAS RESPIRATORIAS

A las 18:00 estábamos sentados en el suelo de la sala donde hablamos por


la mañana. Había tres personas más: el discípulo que ya había visto esa
mañana, junto a otro discípulo indio, y un occidental de unos 30 años que
más tarde supe que era alemán.
Tras unos minutos en silencio con los ojos cerrados, Swamiji empezó a
hablar:

2. “Concéntrate en los dos lugares en los que la respiración se


vuelve de dentro hacia afuera y también de fuera hacia
adentro. Así, a través de la Diosa, la forma esencial de Dios
es realizada.”
3. “En el Centro, donde la respiración ni entra ni sale, todos los
pensamientos desaparecen. La forma de la Energía se vuelve
visible, y a través de ella, la forma del Divino aparece.”
4. “Cuando la respiración se detiene por sí misma tras la
inhalación o la exhalación, entonces, al final, a través de la
Energía conocida como paz, la Paz es revelada.”

- “Estas técnicas del Vijnana Bherava Tantra están relacionadas con la


respiración. Simplemente observa tu respiración de forma natural, sin
hacer nada con ella. Toma consciencia del momento en que cambia
su dirección, de afuera adentro y de adentro afuera. Puede llegar un
momento en el que te absorbas en la pausa, en un espacio sin
respiración, en el cual también los pensamientos se detienen. Ese
momento es de gran Paz, donde sin pensamientos, podemos percibir
la realidad de Shiva o la divinidad, Dios.”

Nos indicó que empezáramos. En silencio, con los ojos cerrados, nuestras
columnas erguidas y en completa relajación, volvimos nuestra atención
hacia el proceso respiratorio.
No era una práctica nueva para mí; las técnicas en las cuales la atención se
centra en la respiración son bastante conocidas, en parte gracias a la
expansión de la meditación budista Vipassana, y también es común en las
prácticas yóguicas el mantener la atención en la respiración mientras se
practican asanas o posturas.
En completa relajación, en el silencio del lugar en el que sólo se escuchaba
la fuerza del río Ganges a escasos metros, la sensación de plenitud y paz me
llenaba. Aun así, de vez en cuando me encontraba con que había sido
arrastrado por la corriente de los pensamientos, y al darme cuenta, volvía
suavemente a la respiración, a encontrar esos huecos, esas pausas en las que
se abría un infinito de silencio, de vacío, de Nada, pero que se sentía como
la esencia de Todo…
Tras aproximadamente media hora, empecé a sentir molestias físicas a
causa de la postura y tuve que moverme suavemente para cambiar la
posición de las piernas que empezaban a dormirse. La postura ha de ser
cómoda para aguantar largos períodos de meditación. Aguantar largos
períodos sentado con las piernas cruzadas es cuestión de práctica, aunque
también es necesaria cierta flexibilidad en las articulaciones de las piernas y
las caderas. Para facilitar la posición se pueden usar cojines, más o menos
altos según la necesidad personal, o un banquito de meditación. En última
instancia, también se puede usar una silla, manteniendo la columna recta.
Pronunciamos tres largos OM y nos saludamos unos a otros juntando las
manos en posición de Namasté.
Al parecer habría una sesión de meditación a diario a las seis de la tarde, y a
mí me propuso además que fuese por las mañanas, a las diez, para seguir
trabajando en el texto del VBT. Me preguntó cuánto tiempo iba a quedarme
en Rishikesh, a lo que le contesté que no tenía ningún plan definido y
podría quedarme hasta mediados de septiembre, fecha en la cual tenía fijado
el vuelo de vuelta. Sonriendo dijo que estaba muy bien.
En realidad sí que había pensado moverme un poco, concretamente a Leh,
pasar allí unos diez días y regresar en autobús vía Manali. Y si el tiempo lo
permitía, también me hubiese gustado volver a subir hasta las fuentes del
Ganges, en Gangotri y algo más allá. Pero ahora tenía como prioridad
precisamente lo que estábamos haciendo; me parecía estar ante una buena
oportunidad de profundizar en la dirección que deseaba.

Tenía la impresión de que ahora Swamiji me tomaba más en serio que el


primer día, cuando se limitó a citarme una primera técnica y a mandarme a
practicar “a casa”, probablemente poniendo a prueba mi verdadero interés.
Paré a cenar en un restaurante cercano. La música ambiente acentuaba el
estado de relajación en el que me encontraba. Se desató la tormenta, y tuve
que volver al ashram bajo un buen aguacero, protegido por mi poncho.

-----------------------------------------------

LAS DUDAS DE LA DIOSA PARVATI


VBT I. –“La Diosa dice:
Oh, Señor, he escuchado detalladamente todo lo que ha sido revelado a
través de la unión de Rudra y su shakti, o lo que fue dicho en el
Rudrayamala Tantra. También he comprendido Trika o las tres divisiones
de Shakti, que forma la quintaesencia de todo conocimiento. Pero incluso
ahora mis dudas no han desaparecido.”

- “La Diosa se refiere a diversos textos tántricos relacionados con la


liberación. El Vijnana Bherava Tantra formaba parte inicialmente del
Rudrayamala Tantra, un texto que se ha perdido en gran parte con el
paso del tiempo. Un pequeño texto que formaba parte de él y que ha
sobrevivido hasta nuestros días es el Paratrisika; Trika es la triple
división de la existencia en el Shivaísmo de Cachemira: Shiva,
Parvati y Nara, o consciencia, energía y materia. La premisa básica
del Trika es que la energía o Shakti es la conexión entre la materia y
la consciencia.”

VBT II. – “¿Cuál es tu realidad, oh Divino? ¿Eres el poder o la energía


contenidos en el sonido, del que todos los mantras se han originado?”

- “Se refiere a la teoría según la cual del sonido primordial surgen todos
los sonidos que forman el alfabeto sánscrito, y de éstos se forman a
su vez todos los elementos que constituyen el universo.”

VBT III. – “¿Se puede percibir tu realidad a través de las nueve vías
diferentes por las cuales uno puede entrar en el reino de la consciencia,
como se enumeran en el Bherava Agama?¿Es diferente al proceso que se
describe en el Trishira Bherava Tantra?¿O se puede percibir a través del
conocimiento de la triple forma de expresión de Shakti, esto es, Para,
Parapara y Apara? ¡Éstas son mis dudas, oh Bherava!”

- “Sigue haciendo referencia a antiguos textos que explican la naturaleza


divina de distintas maneras. La Energía es el aspecto creativo de
Shiva, lo Divino. A través de la Energía, la Consciencia crea el
universo y todo lo que contiene. En el Tantra, la Diosa o Shkati, es la
Energía. Y aunque se pueden distinguir tres formas de la Energía,
Shiva, Shakti y el individuo separado, hay que entender siempre que
en última instancia todo es una misma energía que toma diferentes
formas o características. La Diosa quiere decir que, a pesar de que el
buscador haya leído y comprendido todas las escrituras, eso no es
suficiente para alcanzar la realidad última: uno debe experimentarla
por sí mismo. Mientras tanto sólo tendrá un conocimiento intelectual
y por eso seguirán prevaleciendo las dudas. La Diosa, que en realidad
es una con Shiva, se pone en el lugar del buscador para así poder
ofrecernos esta enseñanza.”

A pesar de que ya había leído estos primeros versos en mi cuarto, el


escuchárselos a Swamiji junto a la explicación que daba, los alumbraba con
una comprensión clara y sencilla. Cuando los leí me habían parecido un
poco enrevesados y las explicaciones que daban no siempre eran muy
claras, pero ahora, probablemente fortalecidos por el propio conocimiento
directo de Swamiji, llegaban a mi mente como si fuera un cuento infantil.
VBT IV. – “¿O es tu esencia “nada”, “bindu” o “ardhachandra”? ¿Es tu
naturaleza la de la energía ascendiendo por los chakras, o es la del sonido
impronunciable?”

- “Nada es el sonido primordial; Bindu es el punto del que emana la


vibración; Ardhachandra significa media luna y hace referencia a un
centro psíquico o chakra. Con la energía que asciende por los chakras
se refiere a la kundalini en su ascenso desde la base de la columna
vertebral y atravesando los principales chakras que va encontrando a
lo largo de ella. ¿Conoces los chakras y el concepto de kundalini?”
- “Sí, sí, estoy familiarizado con ello.”
Asintió con el característico movimiento lateral de la cabeza.
- “La Diosa sigue preguntando acerca de la naturaleza de Bherava,
exponiendo conceptos conocidos de otros textos.”

VBT V. – “¿Es tu realidad transcendente e inmanente, o es completamente


inmanente o completamente transcendente? Si es inmanente, entonces la
propia naturaleza de la transcendencia sería contradictoria.”

- “La realidad inmanente se percibe como formas, y la realidad


transcendente está más allá de las formas. La Diosa pregunta si la
realidad son las formas o si está más allá de ellas, afirmando que sólo
puede ser una de ellas pues se contradicen la una a la otra.”
VBT VI. – “Paratva o transcendencia, no puede existir en las divisiones de
color, sonido o forma. ¿Cómo podría ser el Ser supremo indivisible y sin
embargo estar compuesto por partes? Oh, Señor, sé misericordioso
conmigo y disipa mis dudas completamente.”

- “Ahora expone el argumento del dualismo, según el cual estamos


separados de lo Divino, y también unos de otros, y se pregunta que si
lo Divino es indivisible, cómo se explica que el individuo pueda estar
separado y al mismo tiempo sea parte de él. Hasta aquí la exposición
de las dudas de Párvati. A continuación, en palabras de Shiva, la
respuesta a esas dudas.”

La lluvia empezó a caer con tanta fuerza que casi no podía oír sus palabras.
Aprovechamos para tomar un té observando el diluvio que casi impedía ver
la orilla de enfrente. La noche había sido muy lluviosa y sólo paró un par de
horas por la mañana. El resultado era bien visible en el nivel del río: nunca
lo había visto tan alto. Las aguas bajaban rápidas, frías y turbias, pues el
Ganges arrastra muchos sedimentos; una arena oscura y brillante forma
numerosas playas en sus curvas. De vez en cuando me gustaba ir a una de
ellas, a unos dos kilómetros río arriba desde Laxman Jhula, para
refrescarme en sus heladas aguas y leer o meditar un rato. Ahora el acceso a
esa playa se había hecho más difícil y su tamaño se había reducido
considerablemente. Aun así valía la pena acercarse a ella pues era uno de
los lugares “mágicos” de los alrededores de Rishikesh.
La lluvia no cesaba. Finalmente me despedí de Swamiji, y enfundado en el
poncho, volví a mi ashram: ¡se acercaba la hora de comer!
----------------------------------------------------

Al entrar en la sala, Swamiji estaba ya sentado en la postura del loto sobre


un pequeño cojín. Además de los que ya estuvimos el día anterior, también
había una joven occidental, de unos 25-30 años. Ocupamos cada uno una
esterilla y un cojín, frente a Swamiji, y nos sentamos con los ojos cerrados,
en relajación, unos minutos. En un momento dado, Swamiji abrió los ojos,
juntó sus manos a la altura del pecho y nos saludó con una reverencia, gesto
que todos imitamos correspondiéndole.

5. “Medita en la energía bajo la forma de un brillante rayo de


luz, elevándose desde el centro raíz, haciéndose cada vez más
sutil, hasta disolverse finalmente en el centro superior.
Entonces Shiva aparece.”

- “Tras relajar todo el cuerpo, observad unos minutos vuestra respiración,


tal y como hicimos ayer, y visualizad seguidamente rayos de luz
ascendiendo desde Muladhara chakra, atravesando cada uno de los
chakras principales a lo largo de la columna, esto es, Swadisthana,
Manipura, Anahata, Vishuda, Ajna, y finalmente, Sahasrara, en lo
alto de la cabeza. Haced el movimiento de la energía
independientemente de la respiración, a la velocidad adecuada para
poder sentir su paso de forma clara por cada chakra. Intentad
visualizar bien el rayo de luz ascendente. Repetiremos el proceso
durante aproximadamente media hora.”
Durante la práctica se me hacía difícil desligar el movimiento de la energía
y la respiración. Continuamente se me hacía más sencillo ascender la
energía mientras inspiraba o espiraba. Cuando conseguía desligar el
movimiento de la respiración, entonces me costaba percibir la luz
ascendente, aunque la sensación sí que la notaba con claridad, como una
línea pasando a lo largo de la columna por cada chakra hasta atravesar la
coronilla.
Por supuesto, de vez en cuando me distraía del ejercicio con algún
pensamiento, pero eso es algo normal, algo que cualquier meditador sabe
que forma parte del proceso y que no debe preocupar; en realidad se trata de
eso, sea cual sea la técnica que utilicemos, el objetivo principal es
desligarse del pensamiento, convertirse en un espectador sin involucrarse
con él, acceder al silencio más allá de la mente.
En esta ocasión, justo cuando empezaba a sentir molestias físicas a causa de
la postura, llegamos al final de la sesión.

Los tres occidentales nos presentamos y decidimos ir a cenar juntos.


Fuimos al Little Buddha, y como aún era temprano, pudimos coger una
mesa arriba, con vistas al río. La chica era suiza, se llamaba Fabienne, y el
chico alemán se llamaba Carl. Carl llevaba una semana en India y tenía
intención de viajar en los próximos días a Manali; le interesaba la
meditación y ya había hecho en su país un retiro de Vipasana, en el cual se
medita diez horas diarias durante diez días. Yo había hecho uno en España
hacía unos años, y no es tan duro como puede parecer en un principio; los
días más difíciles son el tercer y cuarto día, cuando surgen todas las
resistencias. Nos dijo que había encontrado el lugar de Swamiji por
“casualidad”, y mantuvo una conversación interesante con él, que acabó por
proponerle acudir a la meditación. Se lamentaba de no disponer de más
tiempo para quedarse más días aquí. Fabienne llevaba un mes en India.
Había estado en Dharamsala haciendo yoga en un centro Iyengar. Su
intención era seguir allí un tiempo pues al parecer el maestro era muy bueno
en el estilo Iyengar, y se planteaba incluso seguir durante el invierno en
Goa, pues allí trasladaba el centro sus actividades en esa época del año. Su
plan era estar al menos un año fuera de Suiza, principalmente en la India,
donde pensaba formarse como profesora de yoga, con alguna salida a Sri
Lanka y Tailandia, por motivos de renovación de visado, pues las nuevas
normas obligan a esperar dos meses antes de volver a entrar en la India.
¿Podremos algún día volver a viajar libremente, como se hacía antes, sin
visados ni pasaportes?
La luz se fue cuando estábamos en los postres. Era algo habitual que
hubiera cortes de luz casi a diario durante el monzón: a veces unos minutos,
otras veces varias horas… El suministro eléctrico tiene aún muchos
problemas en India; otra de las consecuencias de su superpoblación… Por
esa razón es imprescindible llevar una linterna en el equipaje.
Afortunadamente, ya me habían servido el banana lassi, un batido de yogur
y plátano que me encanta, y para el que obviamente se necesita electricidad
para accionar la batidora.
Tras la cena nos despedimos, dándonos cita al día siguiente para la
meditación. Carl tenía una habitación en un hostal a pocos metros y
Fabienne se alojaba en el Hotel Hill Top, el más alto en esa orilla del río, y
por lo tanto con las mejores vistas, aunque para llegar a él había que subir
por una callejuela muy empinada.
Cruzando el puente aceleré el paso, pues me di cuenta de que se me había
echado la hora encima; a pesar de que fuimos temprano al restaurante,
tardaron una hora en servirnos, algo desesperadamente habitual a veces en
este tipo de sitios, y con la charla no nos dimos cuenta del paso del tiempo.
-------------------------------------------------

Los siete chakras principales y los nadis Sushumna (central), ida y pingala.
EL NO-DUALISMO
- “En su respuesta, Shiva expone la esencia de la filosofía no-dualista.”

VBT VII. – “Entonces Bherava dijo: Bien dicho, oh Amada mía! Acerca de
lo que preguntas trata la esencia del Tantra.”

VBT VIII. – “¡Oh Bienaventurada! Aunque este conocimiento es de lo más


esotérico, yo te lo explicaré.”

VBT IX. – “Cualquier cosa que ha sido declarada como formas separadas o
divididas de Bherava, conoce oh Diosa, que es engañoso como un encanto
mágico, como Maya, una ilusión o sueño, como una ciudad imaginaria en el
cielo.”

- “Las formas divididas son una ilusión, no son reales. La realidad es que no
estamos separados, que somos uno con Bherava. En el texto se usan
diferentes términos para referirse a lo Divino: Shiva, Bherava, Realidad
Suprema, Espacio Supremo, Brahman, Vacío… El mundo de los sentidos al
que estamos acostumbrados no es la verdadera realidad. Hay que
transcenderlo y ver más allá de él. Para ello existen estas técnicas, para
ayudarnos a alcanzar el estado en el que podamos obtener el conocimiento
de la auténtica realidad. En el Brihadaranyaka Upanishad aparece este
mantra que suelo recitar antes de la meditación:

Asato ma sat gamaya

Tamaso ma jyotir gamaya


Mritior ma amritam gamaya

De lo irreal condúceme a lo real,

De la oscuridad condúceme a la luz,

De la muerte condúceme a la inmortalidad.”

Conocía muy bien este mantra: era uno de mis favoritos. Como curiosidad,
aparece en la banda sonora de la película Matrix, durante los títulos al final
de la tercera parte.

VBT X. – “Estos conceptos se usan como un soporte para la meditación


para la gente de mentes confundidas, distraídas por las actividades
mundanas. Es sólo para aquellos atrapados en pensamientos duales.”

- “Aunque la realidad es una, las prácticas religiosas dualísticas hacen uso


de rituales y diferentes acciones externas, como una ayuda en los pasos
previos del desarrollo de la consciencia.”

VBT XI. – “En realidad, la esencia de Bherava no son las nueve formas, ni
la guirnalda de letras, ni las tres corrientes de energía, ni siquiera los tres
poderes de Shakti.”

- “Shiva rechaza todas las suposiciones que expuso la Diosa previamente


acerca de su esencia. Los rayos de luz y el calor emanados del Sol son
aspectos esenciales suyos, pero no son el Sol mismo.”
VBT XII. – “Ni el sonido, ni el punto, ni la media luna. El ascender por los
chakras tampoco es mi esencia, y la energía no es mi naturaleza.”

- “Entonces, ¿por qué se mencionan todos estos conceptos en diversos


textos tántricos como si fuesen la esencia de lo Divino? El propio Shiva da
la respuesta:”

VBT XIII. – “Estos conceptos son para aquellos cuyo intelecto no está aún
lo suficientemente maduro para entender la Realidad Última. Son como los
medios que usa una madre para asustar a sus hijos y alejarlos así de algún
peligro, y que los alientan a empezar sus prácticas espirituales.”

- “Esta es la respuesta: para los que no pueden entender aún la verdadera


naturaleza de Bherava, estos distintos conceptos a los que se refiere la
Diosa fueron creados como ayudas y pasos previos para llegar al verdadero
entendimiento de la naturaleza divina.”

VBT XIV. – “En última instancia, el estado de Bherava no puede medirse


en términos de tiempo, espacio o dirección, ni puede ser indicado por
ningún atributo o denominación.”

- “El estado de Bherava está más allá de toda medida o descripción. Es


decir, está más allá de la mente, o de lo que la mente, con sus limitaciones,
puede llegar a entender. Así, la única manera de conocerlo es mediante la
propia experiencia.”
Swamiji parecía estar hablando desde un estado de consciencia más
elevado. Seguía gesticulando con sus manos mientras hablaba, pero lo hacía
con una gracia y delicadeza que daba la impresión de estar manipulando
cuidadosamente formas de energía en el aire; sus ojos brillaban, y a veces
permanecían cerrados un tiempo. Algunos silencios formaban parte
integrante de su discurso. Todo él parecía irradiar una luz que yo antes no
había percibido. Sus palabras me llegaban claras y precisas, aportándome
una comprensión exacta del texto. Mi sensación era la de estar viviendo uno
de esos momentos mágicos que transcienden lo cotidiano.

- “Y ahora, Shiva nos ofrece la clave para alcanzar la comprensión de su


Ser:”

VBT XV. – “Uno puede obtener por sí mismo esta experiencia interior
cuando la mente se encuentra libre de modificaciones o patrones de
pensamiento. Este estado, el cual está lleno de felicidad absoluta, es el
estado de Bheravi, que no es sino el mismo Bherava.”

- “Este simple sloka es el más importante de todos, pues en él se dan las


claves del conocimiento. Nos dice que la experiencia ha de ser interior, y
que la forma de llegar a ella es aquietando la mente o liberándola de los
pensamientos. Todas las técnicas que se darán a lo largo del texto son para
lograr este estado de silencio mental y así, a través de él, experimentar la
dicha y la unión con el Todo, el Absoluto, Bherava. Es necesario captar la
diferencia que hay entre el pensar y el ser consciente; ser consciente implica
ser un testigo, un observador silencioso, sin involucrarse ni perderse en
análisis o actividades mentales. Más allá de la mente pensante existe otra
mente silenciosa que curiosamente funciona mejor sin la perturbación de
los pensamientos. De esta forma, Shiva nos ofrece en este verso la clave de
la liberación. Además deja claro que la esencia de Bheravi o Shakti, es
decir, la Diosa, es en realidad Bherava mismo, Shiva, el Divino o Absoluto.
Así proclama que no hay divisiones, que todo es Uno, más allá de las
apariencias. Más adelante nos ofrecerá distintas maneras para llegar a ello.”

Me vinieron a la mente los Yoga Sutras de Patanjali, en los que se describe


el Yoga como: “chitta vritti nirodha”, esto es, el cese de las modificaciones
mentales. Se dice que Shiva es el maestro del Yoga, el primer gurú, así no
es de extrañar encontrar las mismas enseñanzas e indicaciones en diversos
textos, pues el origen es el mismo, y la esencia de la enseñanza no puede ser
sino una.

Swamiji entró en meditación, perfectamente inmóvil e interiorizado. Cerré


mis ojos y me sumergí en la paz y el silencio que se desprendían de él. Sin
ningún esfuerzo, sin aplicar ninguna técnica, me encontraba inmerso en un
vacío, ligero, como si no tuviera cuerpo. Ni siquiera recuerdo haber tenido
consciencia de mi respiración. Era un Ser, un Estar, absolutos, sin nada que
pudiera perturbarlo. En realidad es imposible de describir; cualquier intento
queda pobre pues las palabras no sirven para indicar ese estado.

El sonido Om proviniendo de Swamiji me trajo de nuevo a la consciencia


corporal. Con el Namasté dimos por concluida la entrevista de la mañana,
que sentí como un auténtico regalo. Swamiji no sólo me había explicado
claramente los versos que habíamos tratado, sino que además me transmitió
un estado que percibí claramente que venía de él, como mostrándome la
posibilidad de estar más allá del pensamiento.

Caminando de vuelta a mi ashram iba sumido en un estado de ligereza,


como si flotase a través del ambiente húmedo y caluroso, pues había salido
el sol, por encima del ruido de los vehículos y de las personas en esa calle
estrecha y sucia. Tras comer en silencio me recluí en mi habitación,
tratando de no perder esas sensaciones.

-----------------------------------------------

Antes de ir a la meditación, decidí acercarme a un servidor de internet para


ver mi correo y de paso enterarme de lo que pasaba por el mundo. Hice una
buena limpia en mi bandeja de entrada, pues se habían acumulado muchos
mensajes en los últimos días, la mayoría de ellos sin ningún interés, correo
basura, y envié noticias mías a familiares y amigos. Repasé los titulares de
los periódicos nacionales: aún coleaba la victoria de España en el mundial
de fútbol, y en el Golfo de México se luchaba por detener un derrame de
petróleo que amenazaba su ecosistema.

Era curioso sentirme parte del mundo, conociendo lo que ocurría en él,
interactuando con personas distantes a través de internet, y al mismo tiempo
no pertenecer a él, no estar involucrado en él. No es necesario retirarse a
una cueva del Himalaya en completa soledad y aislamiento; se puede vivir
en el mundo y estar en paz al mismo tiempo, mantener un equilibrio que no
se vea afectado por los acontecimientos externos.

--------------------------------

6. “Medita en la energía en forma de rayos que ascienden de un centro


energético a otro hasta el más alto de ellos. Al final, experimenta el
Gran Amor creciendo.”

- “Una técnica parecida a la que vimos ayer. Aquí se trata de sentir la


energía saltando como un rayo de un chakra a otro, ascendiendo de esta
manera hasta el Sahasrara. Dedicad primero unos minutos a la relajación y a
la observación de la respiración, y seguidamente, concentrándoos en cada
chakra, sentid el salto de la energía de uno a otro, como un rayo. Estas
técnicas ayudan a tomar consciencia de los centros energéticos y a
activarlos a través del despertar de kundalini.”

Para poder realizar correctamente estas técnicas, es necesario estar


familiarizado con el conocimiento de los chakras y su ubicación a lo largo
de la columna. Yo ya llevaba muchos años estudiando y practicando yoga, y
además, últimamente estaba practicando un tipo de meditación del Kriya
Yoga que se centraba precisamente en los chakras y en mover la energía a
través de ellos. Fui iniciado en esa técnica el año anterior, en el Kriya Yoga
Ashram de Rishikesh; se trata de una práctica de aproximadamente una
hora de duración en la que se mueve la energía siguiendo la respiración a lo
largo de toda la columna, realizando durante una fase de la meditación unos
movimientos y estiramientos concretos. Es una técnica que viene de Sri
Yukteswar, maestro del conocido Paramahansa Yogananda, el autos de
“Autobiografía de un Yogui”, en la que se menciona al propio Sri
Yukteswar, así como a sus maestros Lahiri Mahasaya y a Babaji, siddha
yogui que mantuvo contacto con todos ellos y otros más, apareciendo
siempre con la misma forma corporal sin verse afectado por el paso del
tiempo.

Ahora mis dudas con respecto a las primeras técnicas de meditación


centradas en la respiración, quedaban resueltas; no se trataba, pues, de
moverse a través de los chakras, técnicas que aparecían ahora, sino
simplemente de observar la respiración llegando a encontrar esa pausa entre
inspiración y espiración, y viceversa, profundizando paulatinamente en ese
momento, sumergiéndose en él.

Estas dos últimas técnicas sí que se centraban en los chakras y en el


despertar de la kundalini, energía que se representa como una serpiente
dormida, enroscada tres veces y media sobre sí misma, en el chakra
Muladhara, en la base de la columna vertebral.

Tras la meditación, en la cual también estuvieron presentes Fabienne y Carl,


nos acercamos a una tienda situada casi enfrente de la diminuta oficina de
correos, para ver unos cuencos tibetanos en los que Carl estaba interesado.
Yo había comprado allí tres cuencos el año anterior y confiaba en que Carl
pudiese hacer un buen trato, ya que la señora de la tienda me conocía bien,
pues paraba allí a menudo a saludarla y curiosear su mercancía. Tras probar
varios cuencos de diferentes tamaños, Carl encontró uno en particular que
le gustaba, pero pese a la insistencia de la mujer para que lo comprase en
ese mismo momento, Carl no tenía prisa, y le aseguró que se lo compraría a
ella sin duda, pues el precio que acabó ofreciéndole era bastante bueno y no
creía que se lo pudiesen mejorar en otras tiendas.

Volvimos a cenar juntos, esta vez en el Ganga Beach Restaurant, a mi gusto


el mejor lugar de Laxman Jhula para comer o tomar algo, regentado por un
joven indio, Mohan, muy simpático y amable, con buena música, y sin
hacer esperar demasiado a los clientes, justo a orillas del río, al pie del
puente.

-----------------------------------------

7. “Hay doce centros sucesivos asociados con doce letras sobre las cuales
uno debería concentrarse en sus estados burdo, sutil y supremo.
Transcendiendo cada centro, al final Shiva es realizado.”

- “El bija mantra o mantra raíz de cada centro o chakra actúa como una
especie de llave esotérica para activarlo. Mantra significa aquello que libera
la mente. Así, se practica dharana (concentración) en cada bija mantra en
sus distintos aspectos de color, forma y sonido. Siendo la energía primordial
del mantra la que proviene del sonido, se pronuncia éste de forma audible
primero, luego susurrada, y por último mentalmente, dejando que vibre en
el interior, especialmente en el centro energético de que se trate. Los bija
mantra de los siete chakras principales son los siguientes: LAM para
Muladhara, VAM para Swadisthana, RAM para Manipura, YAM para
Anahata, HAM para Vishudha, y OM para Ajna y Sahasrara.

Éste es el método para trabajar con el sonido en cada uno de los chakras
principales, a lo que se puede agregar la visualización del chakra, su color,
su elemento y órgano sensorial correspondiente.

Así es como mi maestro me sugirió que practicase, pero en el sloka se habla


de doce centros y doce letras; no se trata de los bija mantras, sino de las
doce vocales en sánscrito que se asocian a doce centros energéticos. Así,
ésta sería otra manera de trabajar con esta técnica, repitiendo el sonido de
cada vocal, primero en voz alta, luego susurrando y por último
mentalmente. La vibración de cada una de las vocales tiene un efecto
particular en distintas partes del cuerpo, tanto física como energéticamente.
Se puede hacer con las vocales a las que estás acostumbrado, en tu propio
idioma, explorando dónde sientes la vibración con cada vocal. Con la
práctica se pueden llegar a producir armónicos, cuyo efecto es aún mayor.
Además, el trabajo con el sonido mejora el tono de la voz y obliga a una
respiración lenta y controlada, sobre todo alargando las espiraciones,
facilitando la relajación y el silencio mental.”

Esa mañana me sorprendió diciéndome que íbamos a ver la siguiente


técnica de meditación, relacionada también con los chakras, pero esta vez
centrándose en sus sonidos o bija mantras. Yo había dado por hecho de que
las meditaciones serían para la tarde y que las mañanas las dedicaríamos a
la parte filosófica, pero por lo visto no sería así, lo cual también era lógico
pues eran muchas las técnicas que había que ver, y formaban realmente el
texto del Vijnana Bherava Tantra.

Swamiji me explicó que la forma más correcta de pronunciar los bija


mantras era nasalizándolos, es decir, transformando la M final en una
especie de NG, como en la palabra “manga”, y que podían repetirse de
forma larga y pausada, o corta y rápida, manteniendo en este caso el sonido
nasal como base, de fondo, y sobre él pronunciar el mantra. Estuvimos
practicando estas dos formas de pronunciar los bija mantras sobre cada uno
de los chakras, dejando unos minutos de silencio para seguir sintiendo la
vibración en el centro en cuestión.

Recordé como había aprendido años atrás esa forma de “nasalizar” los
mantras a través de André Van Lysebeth, probablemente el mayor
divulgador del Yoga en Europa, con quien tuve la suerte de aprender mucho
en varios de sus cursos. Es el autor de varios libros que se han traducido a
muchos idiomas, incluido el Hindi, y conoció personalmente a Swami
Sivananda.

El regreso a mi ashram se hizo más difícil, pues el número de peregrinos


cruzando el puente había aumentado; durante todo el día, una auténtica
marea naranja inundaba las calles de Laxman Jhula, el puente y sus
templos. Algunos subían hasta el Neelakanta, templo dedicado a un aspecto
de Shiva varios kilómetros más arriba, en las montañas.; otros simplemente
se bañaban, recogían agua del Ganges en botellas de plástico y volvían
hacia el Ram Jhula, el otro puente colgante río abajo. Había más policías
vigilando la zona e intentando poner orden para cruzar el puente. La idea
era que se cruzase en una dirección por un puente y en la otra por el otro;
para los peregrinos estaba bien, pues así hacían un recorrido por las dos
orillas del río, pero para los que nos alojábamos en la zona, eso suponía una
buena caminata y tener que coger un rickshaw para volver desde Ram
Jhula. Tuve que explicarle a un policía que me alojaba en un ashram
cercano y que no iba a dar una vuelta de cinco o seis kilómetros cada vez
que tuviese que cruzar a esta orilla. Finalmente me dejaron pasar, aunque no
fue fácil con tanta humanidad yendo en sentido contrario.

-----------------------------------------------

Al atardecer, cuando volví a pasar por el puente, ya estaba más tranquilo y


dejaban circular libremente en los dos sentidos.

Fabienne y Carl ya estaban dentro, sentados sobre sus cojines. En esta


ocasión no teníamos acompañantes indios. Swamiji estaba hablando del
carácter sagrado del Ganges, que en la tradición se dice que surge de la
cabeza de Shiva, y sus aguas son veneradas en todo su curso, desde su
nacimiento en un glaciar a más de 3.800 metros sobre el nivel del mar,
cerca de Gangotri, hasta su desembocadura en Calcuta, atravesando gran
parte del norte de la India. Mucha gente viene a morir al Ganges, pues
piensan que eso les propiciará un mejor nacimiento en la siguiente vida;
bañarse en sus aguas purifica el cuerpo y el alma. Comenté mis
pensamientos acerca de que si se consideraba el Ganges tan sagrado, no
entendía que se arrojaran a sus aguas toda la basura y desechos sin ningún
miramiento. Parecía haber una contradicción entre un sentimiento por una
parte y las acciones por otra. Es una de las cosas más desagradables de la
India: la suciedad y la falta de consciencia ecológica. Swamiji asintió; era
consciente del problema y explicó que se están haciendo intentos desde el
gobierno y a través de algunas ONGs en el sentido de limpiar y cambiar la
mentalidad de la población, pero que es una tarea que llevará bastante
tiempo y esfuerzo, pues es una forma de ser muy arraigada en el pueblo
indio. Por otra parte, destacó que a pesar de todo lo que se arrojaba al río, y
de que estuviese realmente contaminado, sus aguas seguían siendo
sagradas, y probablemente debido a esa energía de respeto y sacralización
que el pueblo indio irradia hacia sus aguas, éstas tenían el poder de limpiar
y purificar; era como si la actitud hacia el agua pudiera hacer cambiar sus
características.

Tras estas observaciones, Swamiji pasó a introducir la técnica de


meditación que íbamos a practicar:

8. “Concéntrate sin pensamientos en un punto situado entre las cejas y


justo por encima de ellas. La Energía Divina estalla y sube por encima
de la coronilla, cubriéndole a uno inmediatamente con su éxtasis.”

- “Es una técnica bien conocida: la concentración en Brumadya, el tercer


ojo, que es la parte frontal del Ajna chakra. Simplemente, mantened la
concentración en ese punto, sintiendo una presión y las pulsaciones del
corazón sobre él. La segunda parte de la descripción de la técnica se refiere
a un posible efecto de la concentración prolongada en ese punto.

Otra posibilidad es imaginar la energía entrando a través del tercer ojo con
la inspiración y llenando toda la cabeza hasta salir por la coronilla al
Sahasrara chakra con la espiración, y de allí sentir como si cayese una
lluvia de luz sobre nosotros.

Centraos ahora en la primera variante, ya que la segunda es más bien ese


posible efecto que puede aparecer y que se ha convertido en técnica tras la
descripción que alguien haya hecho de su experiencia.

Procurad mantener los pensamientos a un lado. Cuando os sorprendáis


envueltos en uno, volved suavemente a fijar vuestra atención en ese punto,
en completa relajación, totalmente inmóviles en cuerpo y mente.”
Dedicamos unos treinta minutos a esta técnica. Personalmente me gusta, se
me hace fácil mantener la concentración una vez que se siente con claridad
la presión en la zona del tercer ojo o las pulsaciones. Con el paso de los
minutos, la sensación de presión se incrementa, con lo cual la atención
también se ve facilitada. Nunca he llegado a sentir el efecto que se
menciona de la energía saliendo por la coronilla y cayendo en forma de
lluvia de luz. Supongo que para que tales cosas ocurran hay que dedicar
mucho tiempo a la técnica.

Al terminar, Carl preguntó a Swamiji si era conveniente practicar cada una


de las técnicas que habíamos visto, alternándolas, o si era mejor centrarse
en una sola durante una temporada antes de pasar a otra. Swamiji contestó:

- “El interés de conocer distintas técnicas es el de encontrar aquella que


mejor se adapte a tus características, o simplemente aquella en la que te
sientas más a gusto. Entonces debes centrarte únicamente en esa técnica en
particular. Toda técnica no es sino un método para llegar a un mismo fin.
Existen numerosos métodos, ninguno mejor ni peor que otro por sí mismo,
pero el objetivo hacia el que apuntan es el mismo para todos. No hay
diferencias al final del camino, aunque sí hay muchas formas de caminar y
diferentes caminos que escoger. Es bueno que dediquéis varios días a cada
uno de los métodos expuestos, y después decidíos por uno en particular,
aquel que más se ajuste a vosotros, con el que os sintáis bien, y centraos
completamente en él. Sólo a través de la constancia se obtienen resultados.”

Durante la cena, Carl nos dijo que pensaba viajar hacia Manali en dos o tres
días. Pensaba ir en autobús, y tras permanecer allí una semana
aproximadamente, seguir hasta Leh, en un viaje de dos días cruzando los
Himalayas y pasando por la segunda carretera más alta del mundo, a 5.400
metros de altura. Yo había hecho esa misma ruta catorce años atrás, y es
ciertamente espectacular… En cuanto al cuenco, dijo que de momento no lo
compraría, para no tener que cargar con él, y esperaría a sus últimos días en
India. Propuse que se lo explicásemos a la mujer, ya que pasábamos cada
día por allí, para que no se enojase con nosotros.

------------------------------------------

La noche fue muy tormentosa y lluviosa. En la sala donde hacía mis


prácticas matutinas se había formado un charco de agua, en la parte de
atrás; debía filtrarse por algún sitio. Las verdes montañas que solían verse
desde el ventanal, estaban cubiertas por la cortina de agua que no cesaba de
caer.

Pero la lluvia no era obstáculo para que siguieran llegando nuevos


peregrinos. Los vendedores de impermeables de plástico estaban teniendo
una buena temporada; los había de todos los colores, y los grupos que
venían juntos solían comprarlos todos del mismo color. Así, a veces se veía
bajo la lluvia una multitud azul, al rato verde, luego roja… Cuando pasaba
un grupo enfundado en impermeables blancos, parecían fantasmas entre
humanos, creando un ambiente aún más mágico y surrealista que de
costumbre.

Dejé mi poncho en el porche, junto a las chanclas, y entré en la sala. Ya


llovía menos, pero no parecía que el cielo se fuese a abrir.

Esa mañana, Swamiji retomó las enseñanzas de Shiva a Párvati:

VBT XVI. – “Uno debería saber que mi naturaleza esencial es la dicha,


pura e impregnando todo el Universo. Siendo esta la naturaleza de la
Realidad Suprema, ¿quién iba a ser adorado y a quién se iba a satisfacer?”
- “La esencia de Shiva, Bherava, es la dicha que llena todo el Universo. Al
ser Shiva todo lo que existe, nosotros mismos somos esa dicha; sólo la
incansable actividad de nuestra mente pensante nos hace creer que
sufrimos, pero cuando la mente está en calma, en su silencio realizamos que
somos Uno y que ese ser Uno es dicha infinita. Y siendo esta unidad la
esencia de la Realidad Suprema, ¿quién va a venerar a quién?, ¿quién va a
sentir la satisfacción de ser venerado?. Cuando uno se establece en la
unidad, el ritual de adoración, el rendir culto, deja de tener sentido, pues se
ve como lo que realmente es, una herramienta de ayuda en etapas
“infantiles”, espiritualmente hablando, de la evolución de la consciencia.
Pues si lo Divino es Todo, si todo lo que existe es Bherava, ¿cómo iba a
necesitar algo y de quién, pues no hay nada ni nadie aparte de Él mismo?”

Su hablar pausado, con silencios que parecían tener el efecto de plasmar la


enseñanza en la mente, me permitían tomar notas casi literales de sus
palabras.

El día que le pregunté si podía tomar notas, pareció divertido, y me dijo que
por supuesto, que escribiera libremente cuanto quisiera, pero que lo más
importante era que me dejase impregnar por la enseñanza del Vijnana
Bherava Tantra, dejando mi mente lo más silenciosa posible.

VBT XVII. – “De esta forma, el estado transcendental de Bherava, al que se


canta o se describe, es conocido por medio de la forma absoluta o más
elevada que es Paradevi, la Gran Diosa.”

- “Aquí se establece la relación íntima que existe entre Bherava, la


consciencia suprema, y Bheraví, la energía suprema. Aun siendo en realidad
uno y lo mismo, se alcanza la consciencia suprema a través de Bheravi, la
energía suprema. Pero hay que comprender que esta diferenciación se hace
para ayudarnos a entender los distintos aspectos de la Realidad última. No
hay diferencia entre Dios y Diosa; los conceptos de Dios y Diosa forman
parte del dualismo, pero sólo existe la Realidad Suprema.”

VBT XVIII. – “Puesto que no hay ninguna diferencia entre Shakti, la


Energía, y el Señor de la Energía, o entre el atributo y el poseedor del
atributo, por lo tanto la suprema Shakti no es diferente del supremo Ser
(Paratman).”

- “Alcanzar el estado de unión de Shiva y Shakti, o Bherava y Bheravi, es el


objetivo último del Yoga y del Tantra.”

Recalcó esta frase abriendo bien los ojos y moviendo sus brazos en sentido
ascendente.

- “Pasar de nuestra experiencia de realidad múltiple y de dualismo cuerpo-


espíritu, a la experiencia de Unidad, la Realidad Suprema, tal es la finalidad
de todos los caminos en las diferentes tradiciones.”

VBT XIX. – “El poder abrasador del fuego no puede considerarse como
separado del propio fuego. Sólo se lo describe separadamente para facilitar
el aprendizaje de la naturaleza esencial del fuego.”

- “La perspectiva dual sólo es relevante en los estadios preliminares de la


sadhana o práctica espiritual, antes de alcanzar el conocimiento. Shakti, la
Energía, es el aspecto creativo de Shiva (lo Divino o Absoluto). A través de
la energía, todo el universo aparece. La propia materia no es sino energía,
como bien han averiguado ya los científicos occidentales. El aspecto
creativo del Absoluto no puede considerarse como estando separado del
propio Absoluto: Todo es la misma realidad.”

VBT XX. – “Cuando uno entra en el estado de la Energía Divina (Shakti),


uno está en el estado de Shiva. Pues aquí se expone que Shakti es la entrada
a Shiva.”

- “A partir de la materia, de la energía, de todo el universo, se alcanza la


comprensión y el conocimiento de la Consciencia última o Shiva. De la
misma manera en que cualquier objeto o individuo tiene una forma o rostro
a través del cual se lo conoce e identifica, así Shakti es el “rostro” de Shiva.
Por lo tanto, el camino a recorrer para entrar en el estado de Shiva, es el de
la energía.”

VBT XXI. – “Así como el espacio, la dirección y la forma se revelan a


través de luz de la llama de una vela o de los rayos del Sol, de manera
similar Shiva se revela por medio de Shakti.”

- “En el cuerpo físico, microcosmos, Shakti reside en la base de la columna


vertebral, en el Muladhara chakra, como una serpiente dormida enroscada
tres veces y media sobre sí misma. El objetivo de todas las prácticas
espirituales (sadhanas) es despertar este poder serpentino (kundalini), que
no es sino la fuerza de Bheravi, la Diosa, y hacerla ascender por la columna
vertebral, a través del nadi, o nervio sutil, sushumna, atravesando y
despertando a su paso todos los chakras, hasta alcanzar en la coronilla el
Sahasrara chakra, donde se une a Shiva y se experimenta así la pura
consciencia, sin divisiones ni separaciones.

La luz de la lámpara es como la energía de Shiva: cuando la luz se


enciende, entonces, tanto la naturaleza de la lámpara como la de los objetos
alumbrados por ella, pueden ser conocidos. Así, sólo cuando la energía de
Shiva está activa, se puede conocer la verdadera naturaleza de Shiva: es a
través de la energía, de la Diosa, que el propio Shiva es conocido.

El Universo entero es energía. Es a través del mundo como podemos


conocer la verdadera naturaleza de lo Absoluto.

Entonces la Diosa dijo:”

VBT XXII. – “Oh Señor de todos los dioses, que portas el tridente y llevas
calaveras como adornos, háblame de ese estado carente de tiempo, espacio
y dirección, y libre de cualquier característica.”

- “Aunque la Consciencia pura no tiene atributos, tal y como ya explicó


Shiva en los slokas anteriores, para ayudar al aspirante se le personifica
como llevando un tridente y un collar de calaveras. El tridente simboliza las
tres gunas, o aspectos de la naturaleza: satwas (la pureza), rayas (la acción)
y tamas (la inercia), que están en perfecto equilibrio, indicando un estado
más allá de la mente; el collar de calaveras simboliza la muerte del ego. De
esta manera, estos símbolos recuerdan al aspirante que la experiencia
transcendente sólo es posible cuando se sacrifican la mente y el ego en el
fuego generado por el despertar de la energía kundalini. Este es el Gran
Sacrificio al que se referían los Vedas y los Upanishads.

Las dudas de la Diosa persisten, pues a pesar de que Shiva le ha explicado


la naturaleza del estado transcendente, aún no le ha revelado los caminos
para alcanzarlo, pues sólo a través de la propia experiencia se pueden
transformar las dudas en convicción, en conocimiento verdadero.”

VBT XXIII. – “¿A través de qué medios se puede alcanzar ese estado de
plenitud de Bherava, y cómo se convierte Paradevi, la gran Shakti, en el
rostro o la entrada de Bherava? Contéstame a esto, oh Bherava, de tal forma
que pueda yo conocerlo completamente.”

- “Las palabras por sí solas no pueden explicar la Realidad última. Son


necesarios métodos para llegar a alcanzar la experiencia directa. Con estas
preguntas, la Diosa no pretende obtener más explicaciones de las ya dadas
anteriormente, y la respuesta de Shiva van a ser los 112 métodos o técnicas
de meditación que permiten alcanzar el propio estado de Shiva, el
verdadero conocimiento.

Cualquiera de estas técnicas puede ser suficiente para alcanzar el objetivo;


basta con poner en práctica con regularidad la que más se adapte a las
características de cada uno. Y para encontrarla, como dijimos ayer, es
conveniente dedicarle un tiempo a cada una de ellas, o al menos a aquellas
por las que sintamos cierta afinidad o atracción.

Una vez que se alcanza el estado de Bherava mediante una de las técnicas,
observaremos que cualquiera de ellas nos conduce al mismo estado.

A partir de aquí, en el Vijnana Bherava Tantra, Shiva va a exponer los


diversos métodos posibles para alcanzar la realización, el conocimiento
supremo.

Ya has visto las ocho primeras técnicas: las primeras cuatro se relacionan
con la observación de la respiración, las dos siguientes con la energía en
forma de luz o rayos ascendiendo a través de todos los chakras, la séptima
relacionada con los sonidos o mantras propios a cada centro de energía, y la
octava, que hicimos ayer, con la concentración sobre el tercer ojo. Con
cualquiera de ellas se puede alcanzar la liberación, con la condición de
entregarse verdaderamente a ella.”

La lluvia de la noche y de la mañana había ido dejando paso a un cielo aún


nuboso, pero que dejaba asomar de cuando en cuando al sol. Multitud de
peregrinos se agolpaban en las orillas del Ganges, tiñéndolas de naranja,
haciendo sus abluciones y recogiendo agua. Desde el puente, muchos de
ellos, algunos de los cuales venían a pie desde muy lejos, arrojaban
ofrendas al río, hechas con telas y maderas, algunas de las cuales quedaban
enganchadas en los cables de acero.

Caminar en chanclas por las calles encharcadas salpicaba los pantalones,


imposibles de mantener limpios en esas circunstancias. Parecía que la lluvia
podría darme una tregua para hacer una colada…

-----------------------------------------------

Antes de la meditación de la tarde fui a ver a Ram, propietario de una tienda


de música justo antes de bajar al puente; de vez en cuando iba a escuchar
música, mientras tomábamos un té, seleccionando los CDs que me parecían
más interesantes para comprarlos más adelante. Era además yogui y daba
clases de kundalini yoga. Su aspecto era llamativo: alto, delgado, pelo
negro muy largo, barba, ojos oscuros, vistiendo siempre de blanco… La
típica imagen con la que se suele representar a Jesucristo. Su forma de
hablar y mirar hacía estragos entre las chicas que iban a su tienda. Más de
una vez escuché comentarios en ese sentido, más aún cuando solía decirles
a las chicas que para él eran diosas, que tenían algo especial… Se lo oí
decir a más de una, dando la sensación de que sólo quería conquistarlas,
pero al menos mientras estuve allí, no vi ningún caso en que lo hiciera.
Estaba muy centrado en sus prácticas yóguicas tradicionales, de las cuales
tenía un buen conocimiento, y en ocasiones hablábamos de ellas (ahora
tiene su propio ashram en el que imparte cursos, el Himalayan Yog
Ashram).

Swamiji estaba sentado en su lugar de costumbre. Enfrente estaban los dos


discípulos indios que ya conocía y Carl. Mientras me acomodaba, también
llegó Fabienne.

- “La técnica de hoy tiene que ver con la percepción de los sentidos. Dice el
VBT en su sloka 32:
9. “Meditando en los cinco vacíos de los sentidos, que son como los
diversos colores de las plumas de un pavo real, el yogui entra en el
corazón del Vacío absoluto.”

- “Se refiere a que toda la riqueza y variedad perceptible por los distintos
sentidos, en realidad no es más que vacío, algo irreal.

La concentración se lleva a cada uno de los sentidos (olfato, gusto, vista,


tacto y oído), tomando consciencia de que en realidad, lo percibido no es
sino vacío. Nos repetimos mentalmente: “lo que aparece ante mí es vacío”.
Esta práctica también se puede realizar paseando o en cualquier situación,
no sólo durante una sesión de meditación sentada, simplemente recordando
continuamente que todo lo percibido no es sino vacío.

Como ahora la vamos a practicar sentados, nos vamos a centrar en los


sonidos que nos rodean, los olores y las sensaciones corporales de contacto
con el suelo, la ropa, el aire y entre unas partes del cuerpo y otras, teniendo
presente que todo lo que nos muestran esas sensaciones es vacío.”

Me centré primeramente en las sensaciones corporales, pensando que lo que


sentía como suelo era vacío, la ropa que sentía sobre mi piel era vacío, mi
propio cuerpo era vacío; intenté percibir olores, y sólo me llegaba el olor a
incienso que estaba encendido en la sala, y después también pude distinguir
un cierto olor a humedad, e inmediatamente me repetí a mí mismo que sólo
era vacío. Del exterior llegaban sonidos de música y cantos devocionales
que provenían del kirtan de la tarde que estaba comenzando en distintos
ashrams y templos; esos sonidos también eran vacío, los instrumentos de
los cuales brotaban eran vacío, y las personas mismas que tocaban esos
instrumentos eran vacío. Después de un buen rato concentrado en la técnica,
pareció que me asomaba a un vacío absoluto, una nada que me produjo una
sensación de vértigo, y al instante me trajo de vuelta a todas esas
sensaciones diferenciadas. Quizás sólo fue una fracción de segundo, pero
no pude mantenerme en ese estado por el sobresalto que me produjo el
alcanzarlo. Más adelante, Swamiji me hablaría de todos esos tipos de
experiencias.

Al terminar, Carl nos anunció que al día siguiente viajaría a Manali. Ya


tenía su billete de autobús. Ésta había sido su última meditación con
nosotros. Se despidió dándole las gracias a Swamiji y dándole en un sobre
una cantidad de dinero en concepto de donación por sus clases, ya que
Swamiji no pedía ninguna cantidad concreta, dispuesto a recibir o no, según
la voluntad y la disponibilidad del que por allí pasaba. Entre nosotros
habíamos comentado esto durante una de nuestras cenas, y llegamos al
acuerdo de darle por cada sesión al menos lo que solían cobrar por las
clases de yoga en la zona, entre 100 y 150 rupias (en 2010, en 2017 ya eran
al menos 300 rupias…). No supimos la cantidad que dio Carl: eso quedó
entre ellos. Swamiji le dio su bendición antes de irnos.

En esa ocasión cenamos en el German Bakery, con buenas vistas sobre el


río y el puente. Le dije a Carl que quizás nos viésemos en Leh, pues tenía
ganas de ir, aunque no tenía fecha concreta ya que quería seguir con las
meditaciones de Swamiji. Por su parte, Fabienne se iría pronto a
Dharamsala para seguir con sus cursos en el Himalayan Iyengar Center.
Nos sugirió que nos encontrásemos todos allí de nuevo; era una
posibilidad… ¿Quién sabe? Los planes en India es mejor dejar que se vayan
haciendo sobre la marcha, sin miedo a variar lo que se tenía pensado hacer
de antemano.

---------------------------------------------

En el centro de meditación Osho justo enfrente del Anand Prakash


Yogashram, un Swami indio, sanyasin de Osho, Osho Prem Virem,
enseñaba sus técnicas de meditación dos o tres veces al día: con seguridad,
a las ocho de la mañana, a veces otra a las diez, y por la tarde una a las
cinco y media.(Ahora, en 2.017, su centro ha cambiado de lugar, en la
carretera de Badrinath).

El año anterior iba cada día a practicar al menos una meditación. Así las
pude probar casi todas, algunas que ya conocía desde que en el 89 estuve en
Puna, en mi primer viaje a la India, y otras que no había hecho aún. Las
meditaciones de Osho son muy interesantes, pues incluyen técnicas de
diversas tradiciones, algunas activas, especialmente adecuadas, según decía,
para la mentalidad occidental. Las hay que son una especie de terapia que
buscan sacar tensiones subconscientes, otras mueven energías
vigorosamente antes de mantener la quietud y el silencio; las hay budistas,
sufís… Osho insistía en que la vida ha de ser una celebración, disfrutando
de la oportunidad de estar aquí, y eso se refleja en que el baile, un baile
espontáneo y natural, forma parte de muchas de sus prácticas. Se eliminan
miedos, represiones, “vergüenzas”, y se busca una libertad alegre al mismo
tiempo que un estado Búdico. “Todos sois Buddha” solía decir en sus
charlas.

El Swami aceptaba visitas a cualquier hora del día, dejando a quien quisiera
utilizar su sala y equipo de música para escuchar grabaciones de los
discursos de Osho o leer alguno de los libros que allí tenía. Era un hombre
mayor, de unos 70 años, de poca estatura, el pelo corto y canoso. Fumaba
continuamente esos pequeños cigarrillos indios tan populares, los “pitis”
(Afortunadamente para su salud, cuando le volví a visitar dos años después
ya había dejado esa adicción). Gracias a él conocí la vertiente india de los
centros de meditación de Osho, distintos al famoso centro de Puna, donde
tenía Osho su ashram, muy occidental y caro, como su nombre ya indica:
Meditation Resort. Ahora ya sabía que en casi cada ciudad india había un
centro donde poder practicar algunas meditaciones, en particular la
Dinámica por las mañanas y la Kundalini por las tardes, y además se
organizaban retiros especiales de vez en cuando y a precios razonables.

De vez en cuando iba a practicar la meditación de las ocho, algunas veces


era la dinámica, pero no siempre, pues le gustaba que, quien pasase por allí
sólo dos o tres días, tuviese la oportunidad de probar otras meditaciones.

Esa mañana, ciertamente estaban haciendo la dinámica. Había vuelto a mi


habitación tras el desayuno, y al tener la puerta del balcón abierta pude oír
de repente unos gritos salvajes que provenían del centro de Osho. Esta
meditación se divide en cinco partes, y tras los diez primeros minutos de
respiración caótica, durante otros diez minutos se dejan salir todas las
tensiones conscientes e inconscientes (que pueden surgir de repente) en
forma de gritos, alaridos, golpes al aire,… Al salir al balcón observé
divertido cómo los obreros de una obra que estaba justo al lado, seguían
tranquilamente con su tarea, completamente indiferentes a los gritos del
edificio de al lado. Era una imagen surrealista y cómica… Imaginaba que
en mi país estarían avisando a la policía…

Aunque había algunos nubarrones, el día empezaba bastante soleado.


Comprobé mi ropa colgada en el alambre a lo largo del balcón: aún estaba
algo húmeda. La recogería por la tarde.

-------------------------------------------

10. “De forma similar, enfocando gradualmente la propia atención sobre


cualquier cosa, ya sea el espacio, una pared o una gran personalidad,
uno se absorbe completamente en la Realidad Suprema.”

- “Mantener la mirada fija en un objeto se conoce como Tratak, y es una de


las técnicas básicas que forma parte de los kriyas o técnicas de purificación
del Yoga, junto a Neti, Dhauti, Basti, Nauli y Kapalabhati. A lo largo del
VBT aparecen varias meditaciones relacionadas con uno u otro tipo de
tratak. Aquí se trata de mantener la mirada fija en el cielo, o en una pared
blanca, de forma que no exista ningún tipo de distracción y así uno pueda
profundizar en la nada. También ofrece la posibilidad de enfocarse en la
imagen de un maestro, centrándonos en sus cualidades como ser despierto,
iluminado. Así, en las dos primeras uno se absorbe en el Absoluto a través
del vacío o la Nada, y en la última, identificándose con alguien que ya ha
alcanzado el conocimiento del Ser o estado de Shiva.”

11. “Sentado con los ojos cerrados, fija la atención en el interior del
cráneo. Desde la firmeza en la concentración, percibirás gradualmente
la Realidad Suprema.”

- “Aquí se fija la atención en un espacio interior, dentro de la cabeza. Como


en todas las técnicas, se trata de mantener la mente inmóvil, sin dejarse
arrastrar por los pensamientos, completamente enfocado en un lugar. De
esta forma se llega al estado de meditación, el cual es un estado que se
encuentra más allá de la mente, más allá del pensamiento. En el centro de la
cabeza es donde se sitúa el Ajna chakra, conectado por delante con el tercer
ojo, justo por encima del entrecejo, y por detrás con un punto del cráneo
llamado “Bindu”.”

12. “Uno debería meditar en el espacio interior del nadi central situado en
el eje del cuerpo, que es tan fino como una fibra del tallo de una flor de
loto, y entonces, por la gracia de Devi, el Divino es revelado.”

- “Los nadis son como los nervios sutiles del cuerpo energético, canales por
los que circula la energía. También se conocen como meridianos en la
acupuntura china. Uno de los más importantes es Sushumna nadi, que
recorre el interior de la columna vertebral, y a lo largo del cual se sitúan los
chakras principales. En su interior se encuentra un nadi aún más fino, el
Brahma nadi, al que se refiere esta técnica, que también recorre toda la
columna vertebral.

Vamos a dedicar unos minutos a esta técnica. Empieza sintiendo claramente


la columna vertebral, y después lleva tu atención a su interior, intentando
percibir un espacio, y recorre ese espacio de abajo hacia arriba, lentamente,
varias veces. Esta técnica está relacionada con otras dos que ya hemos visto
anteriormente, salvo que aquí no nos detenemos en sentir cada chakra, sino
sólo en el espacio interior a Sushumna nadi. Al principio resulta más
sencillo percibir este recorrido asociando el movimiento ascendente con la
inspiración y el descendente con la espiración, pero en un segundo paso
conviene desligar el recorrido mental del movimiento de la respiración, y
además, hacer este recorrido sólo de manera ascendente, hasta que llegue un
momento en el que únicamente se sienta el espacio interior a Sushumna
nadi, sin ningún tipo de movimiento.”

Tras relajar todo el cuerpo, sentado en la postura de medio loto, me centré


en sentir la columna vertebral, y tras unos minutos fui recorriendo su
interior al ritmo de la respiración. Efectivamente, de esta forma era más
sencillo sentir todo el recorrido a través de la columna vertebral. Cuando
quise desligar la respiración del movimiento de la consciencia, empecé a
tener problemas, pues automáticamente tendía a seguir a la respiración.
Logré hacerlo moviendo muy lentamente la consciencia de abajo hacia
arriba. El tiempo de la meditación pasó sin que llegara a sentir el espacio
interior sin ningún movimiento. Tendría que repetirlo varias veces antes de
llegar a conseguirlo.

- “Dedica algún tiempo a probar las otras dos técnicas.

Observa cómo una de las claves de la meditación está en sentir el espacio y


fundirse en él, un aparente espacio vacío. Muchas de las técnicas hacen
referencia a ese espacio, a ese vacío, buscando experimentarlo de distintas
maneras.”

---------------------------------------------------

El día seguía más bien soleado. Hacía calor, un calor húmedo, característico
de esta época del año, y que me provocaba un continuo sudor. Después de
comer decidí ir al río, a la playita a la que acostumbraba ir para bañarme,
leer y meditar. Debido al alto nivel del agua me costó un poco llegar a ella.
Una vez allí, me quedé en bañador y me sumergí una primera vez en las
frías y turbias aguas del Ganges. La sensación era revitalizadora. Había
mucha corriente y no era prudente alejarse de la orilla; sólo lo hacía lo
suficiente para dejarme llevar unos metros y volver a salir más abajo.
Simplemente el estar allí y observar el río constituía de por sí una
meditación, dándome una sensación de plenitud y paz. Nadie apareció por
allí esa tarde, que dediqué a la lectura, un bañito cada vez que el calor
apretaba, y a probar una de las meditaciones que vimos por la mañana, en
concreto aquella de sentir el espacio interior de la cabeza; por momentos,
parecía que el río corría en ese espacio interior, en el cual también se
encontraba la playita, las rocas, los árboles,…, y yo mismo sentado allí
meditando. Esta sensación me produjo una especie de “sobresalto”,
parecido al que sentí la tarde anterior, y que me trajo de vuelta
inmediatamente a sentir las percepciones “normales”, perdiendo ese estado
extraño en el que estaba en un lugar, sentado a orillas del Ganges, que a su
vez se encontraba dentro de mí. Era como la sensación de estar en un sueño
y despertar de súbito de él.

Volví hacia el Laxman Jhula refrescado y muy relajado.

Por allí me encontré con Fabienne, que estaba curioseando las ropas de una
de las muchas tiendas de la zona, y la acompañé mientras llegaba la hora de
la meditación.

-----------------------------------------------

En esta ocasión, además de los dos indios que solían estar con Swamiji,
había una pareja de mediana edad, enfundada ella en un colorido sari y él
con pantalón y camisa, aparentando ser un funcionario indio. Nos sentamos
todos juntos en la sala, frente a Swamiji. Permaneció en silencio varios
minutos, con los ojos cerrados, por lo cual todos le imitamos y estuvimos
así interiorizados hasta que Swamiji empezó a entonar los tres Om previos a
una serie de mantras, entre los cuales estaba el “Asato Ma”. Seguidamente
se puso a entonar unos cantos devocionales, un Kirtan que uno de los
discípulos acompañaba haciendo sonar la campanita, y que todos cantaban
excepto Fabienne y yo, que nos limitábamos a seguir el ritmo tocando las
palmas; sólo en algunos momentos reconocía algún canto y participaba
tímidamente. Finalmente volvimos a quedar en silencio, bien concentrados
por el contraste entre el canto y la quietud. Tal fue la sesión de meditación
ese día, un kirtan, que supuse estaba relacionado con la presencia de la
pareja india. Pero no hablamos de ello, luego nunca lo supe con certeza. En
cualquier caso, también estuvo bien y no deja de ser un método más de
entrar en meditación.
Durante la cena con Fabienne, ésta se sinceró conmigo contándome asuntos
personales que formaban parte de la razón de su viaje a la India. Muchos
viajeros de larga duración suelen estar o bien buscando algo, o bien
huyendo de algo, a veces de forma subconsciente. Sin entrar en detalles,
hija única, padres divorciados, él un hombre de negocios de éxito, que
acaba fatalmente tras una serie de sucesos trágicos que, por supuesto,
traumatizan a Fabienne, obligándola incluso a tratamiento psiquiátrico y
psicológico; cuando empezó a salir de su depresión, encontró el yoga, y
poco después decidió partir de viaje y buscar en la India una buena
formación para convertirse en profesora de yoga. Y ahí estaba, contenta por
haber encontrado una escuela que le gustaba mucho, en Dharamsala,
siguiendo el estilo Iyengar, y sintiéndose mejor, aunque en su interior aún se
alojaba un dolor y una rabia que serían difíciles de erradicar. Le esperaba
bastante trabajo por delante… Le propuse la meditación Dinámica de Osho,
precisamente para sacar tensiones y rabias internas, y quedamos en ir juntos
al día siguiente a las 8.

------------------------------------------

Tras mi sesión de yoga de la mañana, sin pararme a desayunar, crucé al


Osho Center. Poco después llegó Fabienne, así que tuve tiempo de hablar
con el Swami para pedirle que hiciéramos la meditación Dinámica, a lo cual
accedió porque además vendría un brasileño que al parecer era “adicto” a
esta meditación activa. Poco después llegó Fabienne; hice las
presentaciones y nos tomamos un “chai” mientras venían otros posibles
participantes. Apareció el brasileño, un hombre alto, grueso, con la cabeza
rapada, y al momento un chico que también se alojaba en el Anand Prakash
desde hacía un par de días, y que visto a la hora que llegaba, adiviné que él
sí que había ido a desayunar…

El Swami indicó que íbamos a empezar; anunció que íbamos a hacer la


meditación Dinámica y explicó las fases en que se dividía, animándonos a
emplearnos a fondo en cada una de ellas, poniendo todo de nuestra parte,
con toda nuestra energía y atención. En realidad, se hacía difícil entregarse
al 100%, pues sobre todo la segunda y tercera partes son bastante duras.
Puso la música bien alta y empezamos todos a respirar fuertemente, de
manera caótica, sin seguir un ritmo determinado, de pie, con los ojos
cerrados y ayudándonos con movimientos bruscos de brazos; a los diez
minutos, con un cambio de música, empezó la auténtica catarsis: gritos,
gruñidos, golpes al aire… soltando todo del interior. El brasileño se
empleaba a fondo dando alaridos que en otra circunstancia asustarían a
cualquiera, pero en ese momento servía para animar a los demás a no
dejarse nada dentro y soltarse sin reparos. Todos nos entregamos
moviéndonos por la sala como salvajes. En un momento en que entreabrí
los ojos para encontrar mi sitio y no tropezarme con otros, pude ver a
Fabienne gritando y golpeando con furia un cojín contra la pared.
Generalmente, la primera vez cuesta entregarse del todo, pues la mente
empieza a cuestionarse lo que se está haciendo, si no será una locura, o algo
ridículo… Eso me sucedió a mí, que hasta la tercera vez que la hice no
descubrí el verdadero poder de esta meditación activa, cuando por fin me
entregué dejándome llevar más a fondo, sin pensar, sin juzgar. Me alegró
comprobar que para Fabienne no supuso ningún problema entregarse desde
el primer día. Un nuevo cambio de música anuncia el inicio de la tercera
fase, físicamente agotadora, en la que se salta con los brazos en alto
pronunciando el mantra ¡HU!, cayendo cada vez sobre los talones,
estimulando así la energía kundalini en el chakra base. De repente, la
música se detiene, y nos quedamos inmóviles en la posición que tuviéramos
en ese momento, como estatuas, durante quince minutos. De nuevo aparece
la música, ya para bailar siguiendo su ritmo durante otros quince minutos de
celebración. Por supuesto, acabamos completamente sudados y pletóricos
de energía.

Tras pagar la sesión al Swami, nos dimos una ducha en mi habitación y nos
cambiamos de ropa. Tuvimos justo el tiempo de ir a desayunar al German
Bakery antes de ir a ver a Swamiji.

-----------------------------------------

13. “Usando las manos para bloquear las entradas en todas direcciones, el
centro del tercer ojo es perforado y se percibe bindu o el punto de luz.
Absorbiéndose gradualmente en eso, el estado supremo es realizado.”

- “Aquí se refiere al uso de un mudra, el Shanmukhi mudra, en el cual se


tapan los oídos con los pulgares, los ojos con los índices, las fosas nasales
con los dedos medios, y la boca con los anulares y meñiques. Vamos a
practicarlo unos minutos. No presionéis las fosas nasales, de forma que
podáis seguir respirando libremente, pero sí los oídos, con lo cual se facilita
la introspección. Mantened la concentración en las sensaciones en general,
y en el entrecejo particularmente, dejando la mente tranquila y silenciosa.”

Al cabo de unos quince minutos, nos tocó suavemente en el hombro para


indicar que ya era suficiente y podíamos deshacer el mudra. El aspecto más
interesante de este mudra me pareció el hecho de taponar los oídos, pues
efectivamente la interiorización mejoraba bastante; los ojos y la boca se
pueden cerrar solos, y si no se van a taponar las fosas nasales, no veo la
utilidad de usar todos los dedos en esta posición. Podrían taparse sólo los
oídos con una posición más cómoda para las manos… Iba a tardar muy
poco en conocer una técnica en la cual se presionaban suavemente los
ojos… Probablemente todo tiene una explicación y una razón de ser.

Swamiji explicó que esta técnica simbolizaba el cierre de los sentidos para
ir más allá de ellos, y que efectivamente existían meditaciones en las que
únicamente se taponaban los oídos para así concentrarse en los sonidos
internos.

Seguidamente nos invitó a descubrir alguna meditación más:

14. “Presiona los ojos suavemente. Aparecerá una luz sutil, como un
punto, en lo alto de la cabeza o en el corazón. Absórbete ahí. A través
de esta meditación uno es absorbido en la más alta Realidad.”
- “Ya en el sloka anterior se hace referencia a esa luz interior como
resultado de la técnica. Presionar suavemente los ojos es una manera de
percibir fácilmente esa luz, pero una vez que se percibe, no se hace
necesario continuar con la presión, sino simplemente mantener la
concentración en esa luz, ya sea que aparezca en la cabeza o en el corazón.”

15. “Concéntrate en el sonido continuo de la corriente de un río, o tapando


los oídos, escucha el sonido sin origen en Anahata; a través de la
maestría de shabdabrahman, la forma de Brahman como sonido, uno
alcanza el estado supremo de Brahman.”

- “Se puede llegar a escuchar el sonido interior mediante la interiorización,


en un ambiente silencioso, o bien tapando los oídos. Una vez se percibe este
sonido, normalmente en la zona del corazón, se mantiene en él la atención
ininterrumpidamente.

La otra posibilidad es concentrarse en un sonido continuo y natural como la


corriente de un río, sentándose relajadamente en la orilla. Vamos a
aprovechar que tenemos el Ganges justo a nuestro lado para sentarnos en el
ghat y practicar esta meditación.”

Nos sentamos frente al río, en uno de los últimos escalones que aún
quedaban fuera del agua del pequeño ghat que se sumergía en el Ganges
algunos metros más, con la columna recta, dedicando los primeros minutos
a profundizar en la relajación.

- “Sumergíos ahora completamente en el sonido continuo del río. Mantened


la mente silenciosa; el flujo de pensamientos se irá aquietando y entraréis
en el silencio mental donde se establece el verdadero conocimiento.”
El río bajaba con tanta fuerza que, allí sentados tan cerca de él, no había que
hacer ningún esfuerzo por apartar de la mente otros sonidos, pues no
llegaba ninguno más. El ruido del agua ocupaba fácilmente mi atención, y
me pareció alcanzar un profundo estado de relajación y de absorción
interior de forma más rápida que de costumbre. Sin duda, el hecho de estar
junto a Swamiji y a orillas del poderoso río Ganges ejercía gran influencia.
Había observado que las meditaciones en grupo generaban una mayor
energía que facilitaba la entrada a estados más profundos, y que también
había lugares especiales en los cuales la meditación casi que se producía
espontáneamente. Durante siglos, innumerables yoguis han meditado a
orillas del Ganges en Rishikesh, y esto hace que la zona tenga una fuerza
especial que ejerce su atracción a buscadores de todos los rincones del
mundo. Si a esto le sumamos el poder sentarse junto a un verdadero
maestro en el arte de la meditación, no es de extrañar que con muy poco
esfuerzo se alcanzasen resultados notables.

--------------------------------------

Como habíamos desayunado tarde, no era cuestión de volver a mi ashram


para la comida del mediodía, por lo que sugerí a Fabienne que diéramos un
paseo río arriba, por las playas y templos cercanos a Laxman Jhula. Estaban
construyendo un nuevo templo, que de momento sólo tenía una bonita
forma pero con un gris color a cemento… Más adelante, grandes árboles
bordeaban el camino, refrescando con sus sombras el ambiente caluroso que
propiciaba un día soleado, de momento. Tras el paseo fuimos a comer a un
restaurante local uno de mis platos indios favoritos: Shahi Paneer con
Vegetable Biryani. Tras una comida tranquila y deliciosa, nos fuimos a
descansar a nuestras respectivas habitaciones antes de la meditación de la
tarde. Me acordé de recoger la ropa que había dejado colgada un día extra
más, arriesgándome a que hubiera caído un chaparrón, pues el tiempo
cambiaba constantemente con mucha rapidez.

-------------------------------------------

A la meditación acudió un chico francés, de unos 25 años, con el cual casi


no hablamos y que no volvió a aparecer por allí. Sólo le vi una vez más, un
par de días más tarde, compartiendo un chilum con unos israelíes en un
conocido restaurante. Aunque el consumo y la posesión de drogas, incluso
en pequeñas cantidades, está penalizada en India, es bastante fácil conseguir
marihuana, pues crece en muchos lugares del norte hasta en las cunetas de
las carreteras. Muchos viajeros se veían atraídos por esa facilidad además
de por la buena calidad de la hierba, y cuando se dedicaban a fumar, perdían
interés por otras actividades.

Swamiji entró unos minutos después que nosotros, sonriendo y saludando


con las manos juntas a la altura del pecho. Vestía de blanco, color que solía
alternar con el típico naranja de los swamis. Se sentó sobre su cojín, cerró
los ojos, y nos llenó a todos con su silencio. A su derecha había una
pequeña estatua de Shiva con una guirnalda de flores y un mala; una varilla
de incienso humeaba delante de ella. Al lado de la estatua, un cuenco
tibetano de mediano tamaño con su baqueta dentro. Por detrás, en la pared,
un poster de un Shiva con la piel azulada, sentado sobre una piel de tigre,
saludando con la mano derecha, una cobra enroscada en su cuello y el río
Ganges emergiendo de su pelo recogido en lo alto de su cabeza, con las
montañas del Himalaya de fondo.

Abrió los ojos y volvió a saludar con las manos juntas.

16. “Oh, Bheravi! Pronunciando el pranava y meditando en el vacío al


final del sonido prolongado, uno alcanza el estado de Vacío por medio
de la suprema Energía del Vacío.”

- “Pranava es el mantra OM. Así, en esta meditación se repite el sonido OM


de forma prolongada, equilibrando la duración de la O (AU) y de la M. Se
empieza con un sonido más abierto, que paulatinamente se va cerrando
hasta convertirse en la M final (mmmmmm).”
Repitió dos veces el Om, dejándolo vibrar largamente, con una profunda
inspiración entre ambos.

- “Seguid el sonido, sintiendo su vibración, y observad especialmente el


silencio posterior a él.”

Tras unos momentos sintiendo la respiración y relajando todo el cuerpo,


Swamiji empezó a entonar el OM, e igualmente lo hicimos los demás. La
vibración conjunta de los Oms llenaba la sala entera y cada una de nuestras
células, que recibían de esta forma un masaje o estímulo especial. Con el
paso de los minutos, el silencio al final del Om parecía hacerse más
profundo, más presente, más sólido. Era como si cada vez me fuese
adentrando un poco más en un espacio distinto.

Gradualmente el volumen fue disminuyendo, y en un momento dado, al


cabo quizás de unos 45’, todos quedamos en silencio a la vez,
perfectamente sincronizados, y así permanecimos unos 15’ más, hasta que
Swamiji empezó a recitar el “Asato Ma” tres veces, nos saludó con el
“Namasté”, y dio por concluida la meditación.

El día había sido muy intenso en cuanto a prácticas yóguicas y


meditaciones; me sentía flotar, lleno de paz y de armonía. Caminamos
lentamente, aún en silencio, hasta encontrarnos recostados junto a la mesa
de un restaurante para cenar algo. Las mesas bajas permitían sentarse sobre
cómodos cojines en el suelo, incluso recostarse mientras llegaban los platos.
Hablamos poco, lo justo para intentar reflejar en palabras nuestras
sensaciones, y tras la cena, caminé de vuelta a mi ashram, más flotando que
andando… Tomé algunas notas y dediqué un rato a la lectura antes de
entregarme al sueño.

------------------------------------------------
17. “Concéntrate en el vacío al principio o al final del sonido de cualquier
letra. Entonces, por el poder de ese vacío, uno se convierte en el
Vacío.”

- “Como puedes observar, Shiva insiste en la concentración sobre el vacío.


Ésta es una de las claves: el secreto no está en algo en particular, sino más
bien en la nada, en el vacío. En esta técnica se busca el vacío en el silencio
entre los sonidos, el silencio que existe entre las palabras, el silencio sobre
el cual aparecen las notas musicales… Ahí donde escuches un sonido,
concéntrate en el silencio en el cual se apoya, del que surge y en el que
desaparece.”

Swamiji hablaba lentamente, con acentuadas pausas que mostraban el


significado de sus palabras al dejar aflorar el silencio entre ellas. Sus
silencios hablaban más que sus palabras.

- “Este sloka sugiere utilizar el sonido de cualquier letra, fijando la atención


en el vacío o silencio anterior y posterior. La importancia no se encuentra
en la letra en sí, ni siquiera en su sonido; la importancia está por detrás. No
te quedes en la superficie; profundiza en el vasto océano. Así es la técnica
del Vacío, una técnica que se repite con diferentes apariencias a lo largo del
texto. Pero si captas su clave, todas esas técnicas serán una sola. Todo,
cualquier cosa, objeto, sensación, pensamiento…, todo surge del vacío, se
sostiene en el vacío y vuelve a desaparecer en el vacío.”

Parecía que el tiempo se hubiese ralentizado. No sólo sus palabras brotaban


espaciadamente, sus movimientos también eran lentos. La sensación de
quietud era total.
Nos quedamos en silencio unos minutos. Sólo estábamos los dos: Fabienne
no había aparecido esa mañana. Sólo nos llegaba el sonido del río y el canto
esporádico de algún pájaro.

Swamiji prosiguió:

18. “Escucha con toda tu atención hacia el final del sonido prolongado de
un instrumento musical de cuerda, u otro. Permaneciendo en la
disminución gradual del sonido, uno obtendrá la forma del Espacio
Supremo.”

- “En vez de utilizar el sonido de una letra, como en el sloka anterior, éste
sugiere usar el sonido de una nota de un instrumento musical, centrándonos
en su vibración hasta que desaparezca. La esencia es la misma. ¿De dónde
surge el sonido? ¿Sobre qué se mantiene? ¿En dónde desaparece? Busca ese
espacio vacío, ese silencio.”

Golpeó suavemente el cuenco tibetano con la baqueta de madera, y


escuchamos en silencio la vibración del sonido generado, hasta que
gradualmente fue desapareciendo. Entonces lo volvió a golpear,
escuchamos atentamente la vibración, y, tras alcanzar de nuevo el silencio,
un tercer golpe, y la vibración del sonido que aparece y desaparece.

Quedamos sumergidos en el silencio unos minutos.

19. “Canta Om de forma audible. Gradualmente, el sonido disminuye. A


través de la concentración en el punto en el cual el sonido se pierde en
el vacío, uno se convierte en Shiva.”
- “Como puedes comprobar, se trata de la misma técnica que en los slokas
anteriores, utilizando ahora el sonido concreto del mantra Om.

Las siguientes técnicas invitan a sentir el propio cuerpo como vacío:”

20. “Con la mente libre de pensamientos, concéntrate en tu propio cuerpo.


Imagina el espacio impregnándolo simultáneamente en todas las
direcciones. Uno se convertirá entonces en omnipresente.”

- “Shiva nos recuerda la base sobre la que se asienta cualquier método que
se vaya a emplear: tener una mente silenciosa, libre de pensamientos. Para
conseguirlo, en estas técnicas se va a utilizar la concentración sobre el
propio cuerpo. En ésta en particular, imaginamos que el espacio vacío llena
todo nuestro cuerpo en todas las direcciones. De lo que se trata es de la
desidentificación con el cuerpo.”

21. “Medita simultáneamente en la parte de arriba como vacío y en la base


como vacío. La Energía que es independiente del cuerpo, nos dejará
desprovistos de pensamientos.”

- “…y para lograr una mente silenciosa, hay que concentrarse en el vacío.
Como ves, el vacío y el silencio mental están muy relacionados, son un
mismo estado de ser.

Siente la parte alta de tu cuerpo como vacío, y haz lo mismo con la parte
inferior. Son técnicas muy similares.”

22. “Medita firmemente y simultáneamente en la parte de arriba como


vacío, la base como vacío y el corazón como vacío. Entonces, estando
libre de pensamientos, surgirá el estado en el que se está
permanentemente libre de pensamientos.”

23. “Libre de pensamientos, considera brevemente cualquier parte del


cuerpo como siendo sólo vacío. Uno se vuelve permanentemente libre
de pensamientos. Entonces, la propia forma alcanza el esplendor del
estado libre de pensamientos.”

- “En este caso se percibe el cuerpo parte por parte como vacío. Observa
como relaciona una y otra vez el estado libre de pensamientos con la
concentración en el vacío. Además, señala uno de los efectos de ese estado,
como potencial para transformar la propia forma, es decir, existe un efecto
sobre la propia constitución física del cuerpo. Los antiguos rishis afirmaban
la aparición de un nuevo ser a partir del hombre, más luminoso, cuya
consciencia superaría con creces los límites del actual ser humano. Tal y
como afirmaba Sri Aurobindo, el ser humano es un ser de transición, la
evolución de la consciencia no acaba con él. Y acompañando a esa
evolución de la consciencia, también el cuerpo físico se verá transformado,
pues el vehículo se ha de ir adaptando a las nuevas capacidades del ser.”

La mención de Sri Aurobindo fue una agradable sorpresa. No solía oír


hablar mucho de él en los ambientes yóguicos de la India, y sin embargo es
uno de los más grandes maestros que ha dado este país. Yo había leído
acerca de él primeramente a través de Satprem, en su libro “Sri Aurobindo,
o la aventura de la consciencia”, y más tarde fui leyendo parte de su vasta
obra. Recuerdo que la primera impresión que tuve al leer el libro de
Satprem fue la de que allí se encontraba una gran verdad. Tuvimos ocasión
de hablar acerca de Sri Aurobindo un par de veces, y supe que el maestro de
Swamiji había estado en el ashram de Pondicherry y había sido discípulo de
Aurobindo y Madre, otra gran maestra, francesa, que acompañó y prosiguió
la obra de Sri Aurobindo tras su muerte.
24. “Oh, Diosa, concéntrate sobre todos los constituyentes del cuerpo
como impregnados y llenos de espacio, de forma que se estabilice el
pensamiento.”

- “Sentir el cuerpo entero como vacío, o dividiéndolo en partes, o


recorriéndolo de un lugar a otro, o sintiendo cada constituyente del cuerpo,
todo como vacío. Hazlo como te sea más sencillo, siendo el objetivo el
sentir el cuerpo como espacio vacío, de manera que desaparezca la creencia
de que sólo somos el cuerpo. Porque en realidad somos consciencia, sin
límites, más allá del cuerpo.”

25. “Uno debería meditar en el cuerpo como un envoltorio de piel sin nada
en su interior. Meditando de esta forma uno alcanza el Uno sobre el
que se puede meditar.”

- “Una forma más para lograr percibir el propio cuerpo como vacío.

Es interesante la observación de que no se puede meditar directamente


sobre el Uno, la Realidad Esencial, o Shiva, sino que para alcanzar su
estado, el ser Eso, hay que utilizar alguna técnica como las que se describen
en el texto.

Estos seis últimos slokas describen distintas formas de enfocar una misma
técnica.

Hasta aquí por hoy.”

Se había ido nublando a lo largo de la mañana y daba la sensación de que la


lluvia aparecería en cualquier momento. Volví a mi ashram a comer y
dedicar tiempo a pasar a limpio mis anotaciones y repasar las técnicas que
habíamos visto esa mañana; habíamos avanzado mucho…

Aunque pensé en acercarme a un cibercafé para ver mi correo, el estado de


relajación en el que me encontraba hacía que no me apeteciese ese tipo de
actividad; estaba en un mundo diferente y nada más parecía tener realidad.

-----------------------------------------------

Cayó una fuerte tormenta y un gran aguacero, pero para cuando salí para la
meditación de la tarde, ya se habían abierto algunos claros. La temperatura
era agradable y el agua ahora bajaba por todas partes buscando alimentar
aún más al crecido río Ganges. Los monos, que se habrían protegido de la
lluvia bajo los árboles, no habían vuelto a aparecer por el puente. Los
mendigos también parecían haber decidido dar por terminada su jornada.

Cuando llegué, Swamiji, Fabienne y uno de los chicos indios, estaban


tomando un té en el porche. No me sumé a ellos porque el té a partir de esas
horas me dificultaba el sueño de la noche. Swamiji estaba hablando acerca
de los chakras, explicando que eran vórtices de energía pránica, que existían
muchos a lo largo de todo el cuerpo, pero que los principales en las
prácticas yóguicas se encontraban a lo largo de la columna vertebral, en el
nadi shushumna o canal sutil de energía que la recorre. Comprendí que
estaba contestando alguna pregunta que le había hecho Fabienne.

- “Para la práctica de algunas técnicas de meditación, es importante saber


localizar estos chakras y tener algún conocimiento acerca de sus
características. Estas son algunas de ellas:

. Muladhara chakra, el chakra raíz, situado en la base de la columna


vertebral, en el coxis y la zona del perineo. Desde este chakra salen los tres
nadis principales, ida, pingala y shushumna, que ascienden a lo largo de la
columna vertebral cruzándose por los demás chakras hasta Ajna, en el
medio del cráneo. En Muladhara se encuentra la energía Kundalini,
representada como una serpiente dormida, enroscada tres veces y media
sobre sí misma. El elemento de este chakra es la tierra y se relaciona con el
sentido del olfato. Se representa como una flor de loto con cuatro pétalos de
color rojo. Su yantra es un cuadrado amarillo y su bija mantra o sonido raíz
es LAM. El animal asociado es un elefante con siete trompas.

. Swadisthana chakra, en el hueso sacro y por delante, en el hueso púbico.


Su elemento es el agua y se relaciona con el sentido del gusto. Gobierna los
riñones y los órganos sexuales. Su yantra es una luna creciente blanca y su
bija mantra es VAM. Se representa como una flor de loto de seis pétalos
color bermellón. Su animal es el cocodrilo.

. Manipura chakra, en la zona lumbar, a la altura del ombligo. El elemento


es el fuego y se relaciona con el sentido de la vista. Se representa como una
flor de loto amarilla brillante con diez pétalos. Su yantra es un triángulo
rojo con un sol resplandeciente en su interior. El bija mantra es RAM, y su
animal simbólico, el carnero.

. Anahata chakra, en el que se escucha el continuo sonido cósmico, que no


está causado por el golpeo de dos objetos entre sí. Se encuentra en la zona
dorsal, a la altura del corazón. Su elemento es el aire y su sentido el del
tacto, el sentir en general. Se representa como una flor de loto azul con doce
pétalos. Su yantra es una estrella de seis puntas formada por dos triángulos
entrelazados, simbolizando el invertido a Shakti o la creatividad, y el de la
punta hacia arriba a Shiva o la consciencia. El bija mantra es YAM, y el
animal un antílope negro.

. Vishuddha chakra, en las cervicales, a la altura de la garganta, donde se


encuentra la glándula tiroides. Su elemento es el éter, relacionado con el
sentido del oído y con las cuerdas vocales, es decir, que tiene que ver con el
sonido en general. Se representa como una flor de loto morada con dieciséis
pétalos. Su yantra es un círculo blanco como la luna llena y el bija mantra
es HAM. Su animal es un elefante blanco.

. Ajna chakra, al final de la espina dorsal, en el centro del cerebro,


conectado con el bhrumadhya, el entrecejo, y con la glándula pineal. Aquí
se unen y acaban los tres nadis principales que nacen en Muladhara: ida,
pingala y shushumna. Es la sede del Maha-guru, o gran maestro, centro de
la sabiduría y de la intuición. Se representa con una flor de loto plateada
con dos pétalos. Su yantra es un círculo claro y su bija mantra es OM. Su
vehículo es “nada” o el sonido ininterrumpido.

. Sahasrara chakra, en lo alto y por encima de la cabeza. Se representa como


una flor de loto de mil pétalos, simbolizando la ausencia de límites.
Transciende conceptos y está más allá de la experiencia, pues ahí todo es
Uno y no hay diferencia entre el observador y el objeto observado.

Estas son las características de los chakras principales que debéis conocer.
Se puede practicar la meditación sobre cada uno de ellos, enfocando toda
nuestra atención en su localización, sus características y en la repetición de
su bija mantra. Podéis dedicar unos minutos a cada uno de ellos hasta
recorrerlos todos, o bien dedicar una sesión completa a un chakra en
concreto.

Hoy vamos a centrarnos en el Anahata chakra, el chakra del corazón.


Concentraos en su zona de influencia; si os parece más sencillo, podéis
imaginar que respiráis a través de esa zona. Recordad sus características:
una flor de loto azul de doce pétalos, la estrella de seis puntas y su
simbolismo, la unión de Shiva y Shakti, el elemento aire y el sentido del
tacto. Mentalmente, repetid su bija mantra, YAM.”

Nos quedamos allí, en el porche, practicando esta meditación. Me resultaba


familiar pues formaba parte de la meditación del Kriya yoga que había
estado haciendo, en la que además se recorren todos los chakras en un
movimiento ascendente y descendente acompañado de la respiración.

Mi concentración se encontraba bien anclada en el corazón… hasta que un


inoportuno mosquito pasó cerca de mi oreja. Entonces empecé a pensar en
el mosquito y a esperar el momento en el que sentiría su picadura. Lo sentí
posarse en mi brazo, y a punto estuve de intentar darle caza de un
manotazo. Pero pude parar ese movimiento instintivo, poco “yóguico”
además, y procuré mantenerme inmóvil y devolver la atención al Anahata
chakra. Al poco sentí el picotazo del mosquito y casi creí sentir cómo
absorbía mi sangre inflando su abdomen. Entonces empecé a sentir
mosquitos posándose en diversos lugares de mi piel: la cara, el cuello, los
brazos, los pies… Luchaba a ratos por olvidarme de ellos… YAM, YAM,
YAM,… mi mente saltaba del corazón y la repetición del mantra, a los
mosquitos. Estaba ya a punto de espantarlos a todos a manotazos, cuando
Swamiji empezó a entonar el Om salvador! Al empezar a movernos
suavemente, pasé mi mano por el brazo y noté la hinchazón de la primera
picadura; busqué por otros lugares de mi cuerpo, pero para mi sorpresa, no
había más picaduras. Un mosquito me había picado una vez, pero mi mente
había seguido “picándome” el resto del tiempo por todo el cuerpo…

No mencioné nada, pero me dio la sensación de que al despedirnos,


Swamiji se aguantaba la risa…

Durante la cena le conté a Fabienne mi experiencia y reímos un buen rato a


costa de ella. También le hablé de las meditaciones que habíamos visto por
la mañana. Ella había estado comprando un billete para Dharamsala: se iría
dos días después, y me comentó que quería volver a hacer una meditación
activa en el Osho Center, así que quedamos allí para la mañana siguiente.

--------------------------------------------

Tras mis prácticas de yoga, crucé al centro Osho. Allí estaba el Swami,
fumando uno de sus “pitis”, y charlamos un poco mientras llegaron
Fabienne y otra chica. Me habló de un ashram Osho, río arriba, a unos cinco
kilómetros, donde podía ir a pasar unos días de retiro practicando este tipo
de meditaciones, al menos tres o cuatro diarias; de vez en cuando tenían
retiros intensivos, durante los cuales venía mucha gente de Delhi, y se
hacían siete u ocho meditaciones cada día. El lugar estaba aislado, entre la
vegetación a orillas del Ganges. Debía ser espectacular.

Entramos a la sala, y tras unos minutos de silencio, nos anunció que


haríamos la meditación No Dimensions, de inspiración sufí: 30’ haciendo
una serie de movimientos repetitivos al ritmo de la música, 15’ girando
sobre uno mismo mirándose una mano, y 15’ últimos minutos descansando
boca abajo en el suelo.
Las meditaciones activas pueden resultar extrañas la primera vez que se
practican, pero si uno se entrega realmente en ellas, se acaba percibiendo
claramente su efecto, cómo remueven por dentro liberando energías y
facilitando la entrada a otro estado de consciencia.

Al acabar fuimos juntos a desayunar y a ver a Swamiji.

El día había comenzado soleado. Seguía habiendo numerosos peregrinos


cubriendo con sus vestimentas naranjas las calles y el puente. Pero en el
pequeño ashram de Swamiji, a orillas del río y rodeados de vegetación,
estábamos ajenos a aquel ajetreo; sólo la visión de la orilla de enfrente nos
recordaba que aún nos encontrábamos en Rishikesh, que no nos habíamos
desplazado a otro tiempo o a otro lugar.

Nos sentamos en la sala, dejando la puerta abierta para que corriese el aire.

- “La técnica que utilizamos ayer viene así descrita en el Vijnana Bherava
Tantra:”

26. “Si uno se sumerge con todos sus sentidos en el espacio del corazón,
justo en el centro, entra las dos mitades del chakra del corazón, con la
mente sin distracciones, entonces, oh Bienaventurada, uno alcanza la
suprema bienaventuranza.”

- “Como dije ayer, la concentración sobre cualquiera de los chakras puede


constituir una meditación; es más, es incluso conveniente meditar en los
chakras, para activarlos y permitir que la energía fluya libremente. Para ello
son también útiles las técnicas de pranayama, de las cuales principalmente
deberíais conocer y practicar kapalabhati, ujjayi pranayama y nadi sodhana
pranayama.”
Nos preguntó si conocíamos esas técnicas; yo estaba bien familiarizado con
ellas desde hacía años, pero no así Fabienne, que prácticamente estaba
empezando su camino en el yoga, y así se lo hizo saber.

- “Bien, no te preocupes. Tú las aprenderás aquí en India; no sólo éstas, sino


otras más. Has venido a prepararte y a recordar cosas, pues tu tiempo ha
llegado de dejar atrás el sufrimiento y el dolor, y de llenar tu vida con una
nueva luz.”

Miraba a Fabienne fijamente, con sus ojos brillantes, con un semblante


neutro, ni serio ni sonriente. Mantuvo el silencio mientras miraba hacia su
interior, juntó las palmas de sus manos en Namasté y se inclinó suavemente,
en un saludo que parecía ir dirigido al ser interior de Fabienne.

- “Vamos a ver algunas técnicas más del Vijnana Bherava Tantra.”

27. “Absorbe tu mente completamente en el centro del cuerpo, donde


finaliza la inspiración. Desde la firmeza en la concentración, uno se
vuelve firme en la mente, y entonces, la verdadera naturaleza de uno se
percibe.”

- “A través de la concentración, logramos fijar la mente, impidiendo sus


devaneos de un pensamiento a otro. Y cuando la mente se silencia, sólo
entonces podemos alcanzar el conocimiento del verdadero ser, de nuestra
auténtica esencia. El objeto de la concentración puede ser cualquiera; en
este sloka, con el centro del cuerpo se hace referencia al chakra Manipura, a
la altura del ombligo, el lugar en el que se siente llegar la inspiración. Se
puede combinar con una de las primeras técnicas del texto, en la que uno se
concentra en el espacio al final de la inspiración, justo antes de empezar la
espiración. Y como ayuda adicional, podéis repetir mentalmente el bija
mantra Ram.”

Dedicamos unos minutos a esta técnica, hasta que Swamiji volvió a hablar:

28. “En cualquier momento del día, durante cualquier acción, en cualquier
lugar, fija la atención entre dos respiraciones. La mente se quedará sin
soportes, y en pocos días, uno se hará libre.”

- “Realmente, el sentido de las prácticas en posición sentada es aprender a


llevar la plena atención a cualquier momento, a través de todas las
actividades cotidianas. Y la forma más sencilla es utilizando la técnica de la
respiración que se da en los primeros slokas. Con otras técnicas también es
posible, pero la respiración nos acompaña continuamente y por ello es más
fácil recurrir a ella.

Intentadlo primeramente durante un paseo en silencio, y después en


actividades sencillas que hagáis a solas, como el propio aseo, el comer,
lavar los platos… Gradualmente, es posible mantener la atención consciente
incluso cuando estemos conversando e interactuando con otras personas.
Pero empezad poco a poco, desde lo más fácil. Haced que vuestra práctica
sentados vaya invadiendo las demás actividades diarias. Incluso el sueño
puede llegar a ser consciente.

Con la práctica, dejaréis de involucraros tanto en vuestras actividades y


vivencias, y será como si fueseis los testigos silenciosos de la vida de otra
persona.”
29. “Imagina el propio cuerpo quemándose por un fuego destructivo,
desde la planta de los pies hasta lo alto de la cabeza. Entonces, uno
alcanzará una calma esplendorosa.”

- “Más meditaciones destinadas a romper la identificación con el cuerpo. Se


puede tomar literalmente, imaginando que el fuego va consumiendo todo el
cuerpo, de abajo arriba, reduciéndolo a cenizas; al final, sólo queda la
consciencia, sin forma, que no necesita la existencia del cuerpo para ser.
Pero también se puede interpretar como Kalagni, el fuego del tiempo,
manifestación de Shiva como destructor universal; el tiempo es el gran
destructor: el fuego que consume el cuerpo es, en realidad, el tiempo. El
“fuego” del tiempo todo lo destruye. Y lo que somos, nuestra esencia, que
es más que el cuerpo, más que lo físico, es lo único que queda.

Continuamente nos identificamos con el cuerpo; de ahí la necesidad de este


tipo de meditaciones que nos llevan más allá de la forma.”

30. “Meditando de esta forma, imaginando que el mundo entero se ha


consumido por las llamas, una persona cuya mente está tranquila
alcanzará la más elevada condición humana.”

- “Ahora vamos más allá, imaginando que el mundo queda consumido por
el fuego; o bien, tomando consciencia de la disolución del universo en
Shiva, el pralaya. Todo lo que ahora existe, algún día desaparecerá, a manos
del tiempo, el gran destructor. Pensad a menudo en esto, y todos los asuntos
que os parecen tan importantes en vuestra vida cotidiana, se verán
relativizados.”

Cerró los ojos, quedando en profundo silencio.


Visualicé mi cuerpo ardiendo, y al mismo tiempo, me veía
consecutivamente como un bebé, un niño, un adolescente, un joven, un
adulto, un anciano, y mi cuerpo reduciéndose a cenizas en una pira
funeraria. Mi cuerpo empezaba su camino hacia la disolución ya desde el
nacimiento, a través de múltiples transformaciones, hasta que dejaba de
existir; pero el testigo de todo ese proceso, que era mi verdadero yo, mi
verdadero ser, seguía existiendo observando todos esos sucesos y
permaneciendo invariable a través de todos los aparentes cambios. Imaginé
la evolución de nuestro planeta Tierra, cambiando la forma de sus
continentes a lo largo de su historia, albergando distintas formas de vida, y
cómo algún día llegaría a dejar de existir, consumido probablemente por la
expansión del sol, también en sus últimas fases de su existencia. Todo era
destruido con el paso del tiempo, y lo único que quedaba era un espacio
vacío, una nada, que de nuevo me hacía sentir en mi interior una especie de
vértigo que me transportaba desde ese vacío, esa nada, a sentir de repente
mi cuerpo sentado en la sala, en compañía de Fabienne y Swamiji.

Swamiji empezó a entonar el Om, y le acompañamos durante varios


minutos hasta que volvimos a quedar en silencio.

Antes de irnos, Fabienne le comunicó que éste sería su último día, pues
volvía a Dharamsala. Swamiji le dio su bendición, y dándome una botella
de plástico vacía, me pidió que fuera a llenársela al río. Entendí que quería
hablar con ella a solas, por lo que, tras llenar la botella con el agua del
Ganges, esperé prudentemente fuera. A los pocos minutos salieron,
saludándome Swamiji con un Namasté y sonriendo.

Mientras volvíamos caminando apaciblemente, Fabienne me preguntó si le


había contado algo a Swamiji acerca de sus vivencias familiares, a lo que
contesté que por supuesto que no; eran cosas muy personales y me las había
contado confidencialmente. Me dijo que estaba impresionada porque
Swamiji le había hablado acerca de su pasado sufrimiento, del papel de los
traumas en la vida y de su nuevo camino hacia la espiritualidad. Yo también
quedé sorprendido, pues había supuesto que ella le había contado sus
problemas en algún momento, pero por lo visto no había sido así. Swamiji
había visto dentro de ella, y sin necesidad de que le dijese nada, sabía por lo
que había pasado, y al parecer, también sobre su camino en la vida a partir
de esos acontecimientos.

----------------------------------------------------

En la meditación de la tarde había más personas, todas ellas indias: los dos
jóvenes que solían estar por allí, y cinco más, tres hombres y dos mujeres.
Uno de ellos traía una tabla, y otro un armonio. Había guirnaldas de flores
frescas sobre la estatua de Shiva y varias varitas de incienso humeaban a su
alrededor. Swamiji vestía de un blanco inmaculado. Fue una hora y media
de kirtan en la que se fueron turnando para cantar y tocar el armonio. El
ritmo de la tabla, tocada siempre con maestría por la misma persona,
transportaba por sí sola a otros estados de consciencia. Resultó ser una
velada mágica y muy agradable.

Tras el kirtan, Fabienne y yo fuimos a cenar, y tras disfrutar de un dulce


postre, nos despedimos con un caluroso abrazo, deseándonos suerte en
nuestros caminos, y, ¿quién sabe?, quizás nos volveríamos a encontrar en
algún lugar…

-----------------------------------------------------

La mañana siguiente el cielo volvía a estar cubierto de nubes.

Swamiji me esperaba sentado en la sala, hojeando su vieja edición del


Vijnana Bherava Tantra en sánscrito y con anotaciones en los márgenes en
hindi. Me comentó que el origen de este Tantra se remonta a miles de años
atrás, a los tiempos en que Shiva enseñó el Yoga y la meditación a la
humanidad para acelerar la evolución de las consciencias.

- “Estudiando estas técnicas de meditación, encontrarás las claves que


llevan al despertar; porque el estado general del ser humano es estar
dormido. Al igual que cuando sueñas, el sueño te parece muy real, hasta
que despiertas, de la misma manera esta vida es como un sueño en
comparación con el verdadero estado de Ser, que se alcanza cambiando a
otro estado de consciencia, y ése es el auténtico despertar.

Estas técnicas que ofrece el propio Shiva son ayudas, herramientas para
alcanzar ese estado.”

31. “Medita en que los elementos constitutivos de tu propio cuerpo se van


volviendo cada vez más sutiles, hasta que finalmente desaparecen. Al
final, se revela la Diosa Suprema.”

- “Esta técnica se relaciona con la 29, con el objetivo de llegar a sentir que
el cuerpo deja de existir, y que, sin embargo, aún queda la consciencia-
testigo, el Ser.

Imagina que el cuerpo va perdiendo densidad poco a poco, hasta ser como
una neblina que acaba desapareciendo en la nada. En realidad no somos
sino vacío. Nuestros cuerpos están compuestos de átomos que en su mayor
parte son espacio vacío y energía. Puedes concentrarte en este sentido,
profundizando en la esencia que constituye tu cuerpo, y encontrando allí, en
lo más profundo, el vacío y la energía de Shakti, la Diosa.”

32. “Si se medita en la energía de la respiración, a la vez lenta y profunda,


en lo alto de la cabeza, y entrando en el corazón en el momento de
dormirse, uno alcanza el poder sobre sus propios sueños.”

- “Esta técnica se realiza antes de dormir con el objetivo de mantener la


consciencia durante el sueño. Es posible llegar a tener sueños lúcidos en los
que puedes controlar tus actividades, desde volar libremente o visitar
lugares, hasta poder moverte en otras dimensiones con plena consciencia,
encontrarte con otros seres y poder aprender de ellos. Hay todo un mundo
por descubrir a partir del sueño, y para ello hay que lograr mantener la
consciencia lúcida mientras el cuerpo físico descansa. La base para alcanzar
esas experiencias es la relajación consciente, tal y como se enseña en el
yoga, y particularmente en el yoga nidra.

El Tantra y el Yoga enseñan que tenemos tres cuerpos: el físico o stula


sharira, el cuerpo astral o sukshma sharira, y el cuerpo causal o karana
sharira. La consciencia puede moverse en cualquiera de estos cuerpos,
aunque generalmente nosotros sólo somos conscientes de nuestra vida en el
cuerpo físico. Pero por la noche, mientras dormimos, el cuerpo astral se
separa del físico, y si aprendemos a tener lucidez en él, podemos
aprovechar las experiencias y actividades de la noche en el astral para
seguir trabajando en nuestra propia evolución. Además, si obtienes estas
experiencias, entenderás el proceso de la muerte física y de los estados
intermedios, perdiendo el miedo que la propia sociedad inculca a estas
transiciones.”

Este tema me parecía apasionante. Siempre me había interesado por el viaje


astral, y había conocido personas que tenían experiencias extra-corporales,
aunque personalmente aún no las había tenido conscientemente.

Pero Swamiji, quizás captando un exceso de interés por mi parte, no se


detuvo más tiempo en este asunto y pasó a explicar la siguiente técnica. En
otra ocasión me comentó que este tipo de experiencias pueden ser muy
enriquecedoras, pero que al mismo tiempo tienen su peligro si no hemos
transcendido suficientemente las aspiraciones egoístas.

33. “Considera la forma del universo entero disolviéndose desde su estado


físico a otro más sutil, y desde ese estado sutil, fundiéndose en la pura
Consciencia, hasta que finalmente, la propia mente se disuelve.”

- “Si desaparece todo aquello que revelan nuestros sentidos, sólo queda el
Absoluto, la pura Consciencia, el Ser, y nuestra mente se disuelve en Eso.
Las propias teorías acerca del origen del universo pueden ser utilizadas
como soporte para la meditación: los científicos han llegado a la conclusión
de que el universo se expande, y si se retrocede en el tiempo, su origen
estaría en un punto del que surgió en lo que han llamado el Big-Bang, una
gran explosión en la que aparece el universo físico, el tiempo y el espacio.
Es decir, que antes de ese instante inicial, no existía ni el tiempo ni el
espacio… Y tales son características de Shiva…”

34. “Medita en que el universo por completo, hasta sus mismos límites, no
es sino parte de Shiva. Meditando de esta forma, el Gran Despertar.”

- “El universo entero no es sino una forma en concreto en la que Shiva o lo


Absoluto se muestra. Al igual que un puño cerrado es una forma
determinada que adoptan la mano y los dedos, así el universo es una forma
adoptada por Shiva; es parte de él, está repleto de él; es lo Absoluto en una
determinada forma.

En esta técnica puedes visualizar primero el universo tal y como lo


percibes, con las galaxias, estrellas y planetas, y después intenta sentirlo
como la apariencia o la manifestación de algo que va más allá.

Vamos a dedicarle unos minutos.”

Empecé a sentir y a visualizar el planeta Tierra, alejándome paulatinamente


de él, percibiendo la Luna, el Sol, los demás planetas del sistema solar; fui
ampliando la visión a las estrellas vecinas, al brazo de la Vía Láctea en el
que nos encontramos, a toda la Vía Láctea, con su forma en espiral, a otras
galaxias cercanas de formas diferentes, hasta imaginar la totalidad del
Universo con millones de galaxias… Me recreé durante varios minutos en
ese viaje por el Universo, sintiendo su inmensidad, asombrado ante su
misterio.
Entonces recordé que todo el Universo es en realidad un estado del Ser, una
apariencia, una forma de manifestarse de lo Absoluto, que al mismo tiempo
lo llena, lo incluye y está más allá. Al igual que las distintas formas que
puede adoptar la arcilla no existen más allá de la arcilla, o los dibujos sobre
un papel no existen fuera del papel.

Al cabo de unos quince o veinte minutos, Swamiji prosiguió:

35. “Oh, gran Diosa, uno debería considerar todo este Universo como si
fuera vacío. Entonces la mente se disolverá y uno será absorbido en el
Vacío.”

- “Cualquier componente del Universo no existe como una entidad


separada, está vacío de una existencia separada; porque todo, cualquier
cosa, es lo Absoluto, el Ser Supremo. Todo es Uno.

Y si podemos ver cualquier apariencia como siendo en realidad vacío,


¿cómo preferir una cosa a otra? Nada importa. Dejamos de estar apegados
al resultado de nuestras acciones. Aunque seguimos actuando según las
circunstancias de nuestra vida, no nos resistimos a lo que es; vivimos en
completa aceptación, sin oponer resistencias inútiles. Pues si en realidad no
existo como ente separado, ¿quién iba a resistirse, y a qué? Así, la
aceptación y la serenidad son características de aquel que alcanza el
conocimiento verdadero.”

Volvimos a permanecer en silencio unos minutos, impregnándonos de ese


sentimiento de vacío.

36. “Mira un cuenco, o cualquier otro recipiente, sin ver sus paredes.
Desde el momento en el que uno se absorbe en el espacio, uno estará
lleno de espacio.”

- “Tomando cualquier recipiente, considera sólo su espacio interior, y toma


consciencia de que ese espacio no es distinto al espacio exterior del
recipiente. Es un ejercicio más para llegar a absorberse en el vacío, clave
para provocar el estado de consciencia que permite percibir la auténtica
realidad.

El espacio, el vacío, el silencio, son las puertas que nos llevan a entrar en el
estado de meditación. Y este estado de meditación no es lo que se conoce
como la iluminación: a través del control de los sentidos y de la
concentración anclada en un espacio en particular, con la mente silenciada,
se entra en el estado de meditación, que se encuentra más allá de la mente, y
profundizando en ese estado, surge el samadhi, la iluminación, el éxtasis,
que a su vez tiene distintos grados.

Así, todas estas técnicas constituyen una puerta de entrada a otra forma de
experimentar la vida, a otra forma de comprensión, mucho más plena,
mucho más satisfactoria. Durante siglos han sido dadas sólo a los iniciados,
a quienes mostraban una preparación suficiente y habían hecho méritos a lo
largo de muchos años para recibirlas de sus maestros. Hoy en día se
encuentran al alcance de todos. La oportunidad de estos tiempos es única.
Se acabaron las épocas de los secretos; el conocimiento se encuentra ahora
expuesto a la luz del día, al alcance de la mano. No son necesarios viajes
lejanos, ni años de preparación en escuelas iniciáticas. En cualquier librería
de cualquier parte del mundo se pueden encontrar las indicaciones
necesarias; por todo el mundo hay instructores expandiendo las enseñanzas.
Tú elijes si las quieres tomar o no, si las aplicas o no, pero ahí están,
invitando a la humanidad entera a un gran Despertar. Tú las estás
estudiando, y a su vez se las harás llegar a otros. La difusión es cada vez
mayor, se ha ido acelerando más con el desarrollo de la tecnología. Ahora
los viajes a cualquier zona del mundo son fáciles de realizar: muchos
viajeros vienen a la India para estudiar y aprender técnicas de
conocimiento. Los libros se imprimen y distribuyen a millares, internet
pone toda la información al alcance de un clic… Es un momento único en
la historia de la humanidad que, sin duda, está transformando el mundo.”
Sus palabras se enfatizaban con sus gestos, sus miradas penetrantes, sus
sonrisas, los silencios que intercalaba estratégicamente… Siempre
transmitía más de lo que decían sus palabras.

Prueba de la facilidad con la cual nos llega el conocimiento en estos días es


el que en este momento estés leyendo estas palabras. Sólo depende de
nosotros mismos, de lo que queramos hacer con este conocimiento. El
Despertar es posible… si uno quiere.

---------------------------------------------------

Por la tarde cayó una buena tormenta y la electricidad estuvo cortada más
de dos horas.

Cuando salí para la meditación, aún caía una ligera llovizna y por las calles
corrían arroyos de agua bajando hacia el río. Me resultaba agradable
caminar en esas condiciones, protegido por el poncho impermeable.

Swamiji estaba sentado en una silla en el porche, frente al río. Me indicó


que cogiera otra silla para sentarme allí junto a él. Estaba dejando de llover,
pero aún caían algunos hilos de agua del tejado, justo por delante nuestra.

- “La contemplación de la naturaleza es, por sí sola, una meditación.

En la siguiente técnica del Vijnana Bherava Tantra se propone tomar


consciencia del Vacío contemplando un amplio paisaje, sin límites ni nada
que se interponga ante el horizonte, como pueden ser las vistas desde lo alto
de una montaña, o a orillas del mar.

Dice así:”

37. “Pon tu mirada en un lugar amplio, abierto, sin árboles, montañas,


muros, etc. Cuando la mente se haya disuelto completamente, uno nace
de nuevo.”

- “La mente se disuelve más fácilmente en estas contemplaciones de la


naturaleza vacía. Por eso es recomendable estar en contacto con vastos
espacios naturales.”

Esto trajo a mi memoria un lugar cerca de donde vivo, el castillo de


Magacela y particularmente las rocas al lado de sus ruinas, desde donde
había contemplado innumerables puestas de sol. No es un monte muy alto,
pero domina una gran extensión de terreno y la vista puede perderse en el
horizonte. Un lugar ideal para realizar esta técnica y que había tenido la
oportunidad de poner en práctica en tantas ocasiones. Sin duda, uno de mis
lugares preferidos para meditar.

Tras un largo silencio, Swamiji prosiguió:

- “La siguiente técnica nos lleva a la vía del medio, el camino de Buda.”

38. “Meditando en el conocimiento de dos objetos o estados, uno debería


mantenerse en el medio. Abandonando ambos simultáneamente, la
Realidad brilla desde ese momento en el centro.”

- “De la misma forma que en las primeras técnicas se buscaba el vacío entre
dos respiraciones, aquí se buscan dos objetos, o pensamientos, ideas,
sentimientos,… La dualidad ha de ser transcendida buscando el punto
medio y manteniendo allí la atención.

Observa la dualidad, observa cómo la mente salta rápidamente de un objeto


a otro, de un pensamiento a otro, de una idea a su contraria… Y busca el
punto medio.

Este era el camino que enseñaba Buda: abandona los extremos y permanece
en el medio. La mente se mueve fácilmente de un extremo a otro, y el
camino que conduce más allá de la mente es siempre el camino del medio:
ahí la mente deja de existir.

Esta es también la razón por la cual los momentos entre el día y la noche
son especialmente apropiados para la práctica de la meditación y encontrar
el punto medio, el centro en nuestro interior.

El momento presente también es un punto medio entre el pasado y el futuro;


de ahí la insistencia en todas las enseñanzas de centrarse en el aquí y el
ahora. Es el poder del momento presente. Todo lo que existe, es ahora. En la
Realidad Absoluta no existe el tiempo tal y como lo percibimos: es un
continuo Ahora.”

Volvimos a quedar en silencio, mientras disminuía la luz del día y el río


seguía corriendo indiferente al día o la noche.

39. “Cuando la mente se mantiene fija en un solo objeto de consciencia,


dejando a un lado todos los demás, sin permitir ningún movimiento de
uno a otro, entonces, en esa percepción, la Consciencia florece.”

- “Hay que domar la mente, impedir que salte a su antojo de un lado a otro,
sin ningún control de nuestra parte. Al ser ese el estado normal de la
humanidad, nadie se percata de la locura del funcionamiento de nuestra
mente. Para entenderlo, imagina que conduces un vehículo con la intención
de desplazarte de una ciudad a otra, y al cabo de un tiempo te das cuenta de
que te has desviado del camino y te diriges a una ciudad distinta; entonces
vuelves a poner rumbo a tu destino original, hasta que de nuevo al cabo de
unos minutos te percatas de que vas en dirección contraria… Una y otra vez
pones rumbo adonde quieres ir, y cada vez tu vehículo se desvía por otros
caminos, haciendo que el alcanzar la meta sea difícil y penoso. Tal es el
funcionamiento de la mente aceptado como “normal” en nuestra sociedad.
¿No te parece una locura?

Para volver a tomar control sobre nuestra mente existen estas técnicas
derivadas del Tratak, la fijación de la mirada en un punto, o como en este
caso, la fijación del pensamiento en un solo objeto.

Para hacerlo más sencillo, es mejor elegir como objeto de concentración


algo por lo que sintamos especial cariño o devoción, como algún símbolo,
un yantra, el Om, o la imagen de alguna deidad o maestro, aunque también
sirve cualquier objeto, como la llama de una vela, o el sol al amanecer o al
ponerse. Lo importante es poder mantener la mente fija en ese punto el
mayor tiempo posible. Al principio es normal que enseguida surjan
distracciones, pero con la práctica la mente se irá estabilizando
gradualmente.”

40. “Si uno contempla simultáneamente que todo su cuerpo y el universo


están compuestos por nada más que Pura Consciencia, entonces la
mente se vuelve libre de pensamientos y ocurre el supremo Despertar.”

- “Todo es consciencia. La verdadera realidad del Universo, su esencia, es


consciencia. El cuerpo no es sino consciencia. Así, el cuerpo y el Universo
entero son uno; puedes sentir que el cuerpo es el Universo, o que todo el
Universo es el cuerpo. Lo que somos en realidad es ese Todo, que es pura
Consciencia. Es difícil de captar esto a través de la mente, es más, no es
posible hacerlo: sólo la experiencia directa aporta el conocimiento.
Cualquier intento de explicación no es más que una sombra en relación a lo
que se quiere expresar. Todo lo que percibimos como exterior, en realidad
está en el interior; aunque para ser más exactos habría que decir que en
realidad no hay exterior o interior. La realidad suprema está más allá del
espacio y del tiempo, y eso, para la mente, que existe sólo en el espacio-
tiempo, es inalcanzable, por encima de sus posibilidades de comprensión.”
Al pronunciar estas palabras, lentamente, con silenciosas pausas, parecía
que estaba intentando introducir en mí su significado más profundo. Ya
había notado en otras ocasiones cómo su presencia, más allá de sus
palabras, su energía o su conocimiento directo, no sabría cómo llamarlo, me
transmitía la enseñanza de una manera más directa, me hacía entrar en la
experiencia. Estaba sintiendo como si me expandiese, llenando todos los
rincones del Universo, en un Ser sin pensamientos, en completa paz. Es
cierto que se hace difícil describir esa experiencia, pues no tiene nada que
ver con lo que se pueda expresar en palabras. Swamiji me estaba mostrando
un estado de unidad, sin mente, un estado en el que, a pesar de que a
posteriori recordaba haberlo experimentado, en realidad no había
experimentador, el “yo” no existía durante la experiencia.

Permanecimos unos minutos más en silencio.

- “La siguiente técnica es una repetición o recordatorio de una anterior:”

41. “Concéntrate en los puntos de encuentro de la respiración, ya sea en el


interno o en el externo. El yogui experimentará el nacimiento de la
perfecta comprensión.”

- “Sea cual sea la técnica que utilicemos, en algún momento volvemos a


tomar consciencia del cuerpo y de la respiración, y allí nos encontramos con
esos puntos en los que aplicar la atención, en los momentos en los que la
inspiración cambia a espiración, y la espiración cambia a inspiración. La
posibilidad de esta técnica está siempre ahí, con nosotros, y en este texto se
vuelve a ella periódicamente, recordándonos que el acceso a ese otro estado
de consciencia está ahí mismo, siempre a mano. No es necesario ir a
ninguna parte, pues realmente no existe ninguna otra parte, ni es necesario
hacer grandes esfuerzos, ni ayunos… simplemente observar la respiración,
seguir el camino que nos indica, hacia dentro, cada vez más profundo, hasta
que de pronto, “aparecemos” en el “otro lado”…”

Volvió a quedar en silencio, con los ojos cerrados. Esta vez permanecimos
así al menos media hora, durante la cual procuré centrarme plenamente en
esas pausas respiratorias, ahondando en ellas, sintiendo un espacio cada vez
más vasto. Y mientras más profundizaba en esos silencios, más sentía la
presencia de Swamiji guiándome y mostrándome…

Al terminar charlamos unos minutos. Se hacía extraño volver a centrarse en


asuntos cotidianos, pero aquí estamos en este mundo, y podemos disfrutar
de él sin dejarnos absorber por él. Parecía que tal era la enseñanza que me
quería transmitir al pasar directamente de la meditación a una charla
“normal”. Me volvió a preguntar por la duración de mi estancia en
Rishikesh, y me dijo que tenía previsto ausentarse dos o tres semanas;
quería saber si yo estaría aún allí para cuando él volviese. Intenté que me
concretara fechas, pero no lo conseguí, simplemente que en unos días se iría
y que volvería al cabo de unas semanas… Así es en la India, nunca se sabe
con certeza cuando se van a hacer las cosas… Pero sí dejó claro que tenía
interés en que acabáramos el recorrido que estábamos haciendo a través del
Vijnana Bherava Tantra. Le dije que probablemente aprovecharía ese
tiempo para viajar a otros lugares, y que estaría de vuelta con seguridad en
Rishikesh para encontrarme de nuevo con él. Pareció conforme y contento,
y nos despedimos hasta el día siguiente con un Namasté.

Así que la intención inicial que tenía para este viaje se iba a hacer realidad.
En principio mi plan era volar a Leh, en Laddak, y tras pasar allí unos días,
desplazarme en autobús hasta Manali, pero al encontrar a Swamiji opté por
quedarme en Rishikesh. Ahora volvía la posibilidad de hacer ese recorrido
tal y como lo había planeado. La India siempre te sorprende con algo… por
ello es mejor no tener planes rígidos y así poderse dejar llevar por los
acontecimientos. De todas formas, las cosas nunca suceden como uno las
había imaginado…
Ahora bien, para poder reservar el billete de avión a Leh, necesitaba saber
con más precisión cuando se iría Swamiji. Decidí preguntarle al día
siguiente.

Esa noche saqué la guía de la India y un mapa de la zona norte, y estuve


planeando un poco el viaje, calculando gastos, buscando direcciones de
centros de meditación, posibles alojamientos… Imaginaba donde iría y las
actividades que iba a hacer.

De repente me di cuenta del estado de agitación mental en el que me


encontraba. Me había dejado llevar por una corriente de pensamientos que
me mantenían en un estado de excitación, queriendo preparar todo de
antemano con todo detalle. Estaba bien buscar algunos datos, pero no era
necesario hacerlo tan exhaustivamente, pues ya tenía suficiente experiencia
para saber cómo funcionan las cosas en la India, y de que hay que dejar
espacio para la improvisación o lo imprevisto, para lo que no aparece en
ninguna guía. Además, no me iba a ir al día siguiente; no había ninguna
prisa en hacer preparativos. Probablemente aún tenía varios días por delante
antes de irme.

Pero la mente me había atrapado en su juego favorito: la agitación, el “darle


vueltas a las cosas”, imaginar, pasar continuamente de un pensamiento a
otro. Al darme cuenta de ello, sonreí, guardé todo lo que había esparcido
sobre la cama y me senté para hacer un poco de meditación, calmar mi
mente antes de entrar en el sueño.

----------------------------------------------

Las dos horas que dedicaba al Yoga de seis a ocho de la mañana eran
especialmente agradables. Podía permanecer bastante tiempo en algunas
asanas, realizando una serie completa de ellas, junto con bandhas,
pranayama y relajación. En España, rara vez hacía más de una hora seguida,
pero aquí tenía todo el tiempo que quisiera dedicarle, y aprovechaba para
hacer una sesión de dos horas que me satisfacía mucho.
El día amaneció bastante soleado. Tras el yoga y el desayuno, repasé en mi
habitación las técnicas que ya habíamos visto del Vijnana Bherava Tantra:
aún quedaban más de la mitad, pero calculé que en unos diez o doce días
podríamos terminarlas. Pensé que era una lástima que fuésemos a
interrumpir ahora, pues además tenía el temor de que por alguna razón no
nos volviésemos a encontrar; nunca se sabe…

Cuando llegué al ashram de Swamiji, éste se encontraba hablando con un


extranjero de unos sesenta años, alto, de pelo corto y cano. Era holandés, y
estaba interesado en el yoga y la meditación. Swamiji nos presentó y le
contó que estábamos recorriendo las técnicas de un texto clásico tántrico, y
que podía acompañarnos si quería. Bawer, tal era su nombre, se mostró
interesado y dijo que volvería por la tarde, pues esa mañana tenía cita en
una clínica ayurvédica para iniciar un tratamiento de limpieza y
purificación, un Panchkarma, durante una semana. Iba a ir a la clínica
“Nirvana”, la misma en la que hice un tratamiento parecido de dos semanas
el año anterior. La experiencia fue positiva: masajes, limpieza intestinal, de
estómago, oídos, ojos, baños de vapor… Allí conocí el Shirodhara, en el
cual se vierte suavemente un hilo de aceite tibio sobre la frente, activando el
sexto chakra y dejando una sensación muy relajante y agradable.

Swamiji nos comentó que un verdadero Panchakarma duraba al menos


cuatro semanas, pero que estaba bien probarlo al menos una semana y
conocer las distintas técnicas que se empleaban. También hizo hincapié en
la importancia de la dieta durante el tratamiento y en un buen diagnóstico
inicial del doctor o doctora del ayurveda para adecuar dicho tratamiento a la
naturaleza específica de cada individuo.

Al cabo de un rato, el holandés se despidió hasta la tarde y quedamos solos


Swamiji y yo en la sala de meditación.

Cogió su texto, pasó con suavidad algunas páginas, y leyó la siguiente


técnica:

42. “Uno debería considerar su propio cuerpo, o todo el Universo, como


lleno de su propia felicidad absoluta. Entonces, a través del propio
néctar de la dicha, uno se llenará de la Dicha Suprema.”

- “En la técnica 40 se contempla el cuerpo o el Universo, lleno de


consciencia. En esta se cambia la consciencia por la dicha, ananda.
Consciencia y dicha son nuestra verdadera naturaleza. Percibe que tu
cuerpo, o el Universo entero, están llenos de dicha, de felicidad, de manera
incondicional, es decir, que no depende de las circunstancias “exteriores”.

Siente cada célula, cada órgano, llenos de dicha; todo el Universo, todo lo
que existe, es Shiva, pura Dicha y Consciencia. Esa es la definición del
Absoluto: Satchitananda, lo que significa Ser o Existencia absoluta (Sat),
Consciencia absoluta (Chit) y Dicha absoluta (Ananda), una dicha que no
depende de los objetos materiales, sino que se alcanza al transcender la
dualidad, la idea de separación.”

43. “Oh, ojos de gacela, una gran alegría surge instantáneamente al ser
acariciado. A través de esa alegría, la propia verdadera naturaleza se
manifiesta.”

- “El sentido del tacto es de gran importancia en la experiencia humana. El


contacto con la madre, sus caricias, dan seguridad y confianza al bebé,
transmitiendo amor.

Tanto al acariciar como al ser acariciado, uno debe concentrarse totalmente


en la propia caricia y en la dicha sentida: más allá del que acaricia o del que
es acariciado, dejando a un lado completamente al ego, disolviéndose en el
acto en sí tan profundamente que el mismo actor desaparece.

Las técnicas tántricas relacionadas con el amor y el sexo se han


malinterpretado en occidente, conscientemente, para satisfacer a través de
ellas los deseos del ego. La clave de la unión sexual tántrica es que en ella
los amantes desaparecen, sólo queda el Amor, pura Consciencia; los egos se
disuelven completamente y la unión sexual se convierte en una fusión de
energías cuyo objetivo es lograr la unión mística de Shiva y Shakti, el
mismo objetivo, por tanto, que el de cualquier otra técnica de meditación.
Así, en el Tantra, la unión sexual se transforma en una meditación.

De hecho, el Tantra utiliza cualquier actividad de nuestras vidas para


llenarla de consciencia, para transformarla en meditación. No se trata de
renunciar a nada, ni reprimir nada, sino de ir más allá del ego, más allá de la
búsqueda egoísta de satisfacción personal, y alcanzar una dicha mayor,
impersonal, divina.

Seguidamente aparecerán más slokas refiriéndose concretamente a la unión


sexual.”

44. “Cerrando todos los sentidos, la Energía de la Vida se eleva


gradualmente a través del centro de la espina dorsal, y uno siente un
cosquilleo, como si una hormiga se moviese por dentro. Una gran
dicha se propaga por todas partes.”

- “Cerrando los órganos de los sentidos, la consciencia no puede fluir hacia


afuera y se dirige hacia dentro, provocando la ascensión de la energía
kundalini a través del nadi shushumna en el centro de la columna vertebral.
Puedes cerrar los sentidos físicamente, tapando los oídos y cerrando los
ojos, y dirigir la atención hacia el chakra muladhara, en la base de la
columna. O también puedes aislarte en un lugar oscuro y silencioso, con
temperatura agradable, y totalmente interiorizado, hasta sentir el ascenso de
kundalini.

Otra interpretación que solía dar mi maestro a este sloka es que, cuando se
alcanza el completo y verdadero desapego, cuando uno ya no se ve afectado
por las impresiones recibidas a través de los sentidos, entonces es cuando se
produce el ascenso de kundalini, que puede ser sentida como un hormigueo
ascendiendo por el centro de la columna vertebral.
Volvemos ahora a las técnicas centradas directamente en la unión y el placer
sexual:”

45. “Uno debería proyectar su atención en la dicha experimentada entre el


principio y el final del acto sexual. Uno se llenará completamente de
energía, y a través del éxtasis del amor, uno se une a lo Divino.”

- “La unión sexual también puede ser utilizada para alcanzar la liberación,
poniendo toda la atención en la dicha experimentada, sintiendo el amor
fluyendo, hasta que el individuo se disuelve y sólo queda el Amor, la unión
con lo Divino. La energía kundalini asciende por la columna llenándonos de
éxtasis.

Encontrarás interpretaciones puritanas, influidas por el miedo de la


sociedad a tratar el sexo de una manera natural, que traducen este sloka
como el establecimiento de la atención entre el momento en el que surge el
deseo y el momento en que ese deseo se apacigua en la mente: se centran en
el pensamiento, en el deseo que surge y en la necesidad de reprimirlo. Pero
en el Tantra nada es tabú, nada se reprime, al contrario, todo se realiza, pero
con plena consciencia, totalmente presentes, y el sexo no es una excepción.

Al entregarse completamente en el acto sexual, los amantes van más allá de


la mente; ahí no existe razonamiento alguno. Si el acto sexual se convierte
en una meditación, éste puede llevar a la unión con lo Absolouto, a
experimentar la unidad con el Todo. Los amantes se vuelven Uno, inmersos
en el momento presente. No están buscando el momento del orgasmo, sino
que viven la dicha de la unión, fundiéndose el uno con el otro. Este tipo de
unión se puede prolongar durante horas y puede provocar el ascenso de
kundalini y la unión superior de Shiva y Shakti en el interior de cada uno de
los amantes.”
46. “En la unión sexual se produce un gran placer durante el orgasmo. Ese
es el gozo de la verdadera naturaleza de Brahman, y es el de la realidad
de uno mismo.”

- “El mantener la plena consciencia durante un momento de intensa dicha,


puede causar una transformación interior profunda.

El orgasmo en la unión tántrica se encuentra desligado de la eyaculación,


siendo muy superior a ésta; se trata de la unión suprema con el Absoluto, y
el gozo experimentado, aun abarcando también lo físico, pertenece a otro
nivel.

En este sloka se trata de ser plenamente consciente durante el momento del


orgasmo, y a través de él, alcanzar el verdadero conocimiento del Ser. Las
interpretaciones que prefieren no referirse abiertamente al sexo, dirán que
ese gran gozo es producido a través de la meditación, por la unión de la
mente y de la energía, cuando la kundalini alcanza el Ajna chakra y se unen
allí los nadis ida, pingala y shushumna. Hay que decir que esta explicación
es correcta, pero no es una técnica en sí, sino la experiencia del ascenso de
kundalini a través de los chakras, hasta que se produce el verdadero
despertar de la consciencia al alcanzar los chakras Ajna y Sahasrara,
experiencia producida por cualquier técnica de meditación.

El Vijnana Bherava Tantra expone todo tipo de posibles técnicas de


meditación, dentro de las cuales no excluye las relacionadas directamente
con el sexo, provocando malestar en los puritanismos que imperan en
algunas sociedades y religiones.”

47. “Oh Diosa! Incluso en ausencia de una mujer, simplemente a través del
recuerdo de la intensa dicha del climax sentido al hacer el amor, uno
experimentará dicha a raudales.”
- “Es decir, concentrándose en el recuerdo de la experiencia pasada, en el
momento de la intensa dicha, con plena consciencia, también es posible
volver a experimentar ese otro estado en el que, al conseguir la unión con lo
Absoluto, uno se llena de una inmensa Dicha.

Una vez se ha experimentado la unión mística con la pareja durante el acto


sexual, tal unión se puede reproducir internamente sin necesidad de pareja.

Recuerda, nuestra verdadera naturaleza es plenitud, dicha y consciencia.


Cada vez que nos llenamos de dicha, de amor verdadero, plenamente
conscientes de ello, nos acercamos a lo divino, al Absoluto.

A continuación se describen una serie de técnicas que, aunque siguen


relacionadas con el gozo y el placer, nada tienen que ver con el sexo.”

48. “En el momento de experimentar una gran alegría, como la dicha de


encontrarse con un amigo o con un familiar después de largo tiempo,
uno debería meditar en el surgir de esa alegría, y mientras se funde con
ella, la propia mente se hará una con ella.”

- “Cualquier experiencia que nos provoque un gran gozo o dicha nos puede
servir para dirigir nuestra concentración a la fuente de esa dicha: ¿de dónde
surge? ¿cuál es su origen interno? Se trata de concentrarse en la dicha en sí,
independientemente de lo que la provoque. Las circunstancias exteriores
están en la periferia, mientras que lo que es, lo que se experimenta, está en
el centro.

Sólo la mente nos impide experimentar nuestra verdadera naturaleza de


dicha, Ananda; cuando no hay mente, nuestro verdadero ser fluye
libremente expresando dicha, felicidad, celebrando la vida, la existencia.”
49. “A través del placer del comer y del beber, uno experimenta el florecer
de la dicha. Uno debe llenarse de ese estado de dicha, y entonces, se
obtendrá la gran Dicha.”

- “Satisfacer las necesidades vitales produce un cierto placer. Ser


plenamente conscientes durante la satisfacción de esas necesidades, también
nos conduce a la alegría del conocimiento de nuestra naturaleza real. La
alegría, la dicha, la satisfacción, forman parte de tal naturaleza.

Observa como el Tantra acepta todas las actividades humanas como medio
para alcanzar la liberación, simplemente poniendo en ellas total atención,
plena consciencia.

La concentración no se lleva al factor exterior, sino a la experiencia interna


de dicha.

Generalmente, todas estas actividades como el comer, se hacen sin atención,


automáticamente, con prisas, con la mente puesta en otro lugar. Este sloka
nos invita a vivir el momento presente, plenamente; en concreto, a degustar
la comida, lentamente, con total consciencia, haciéndonos uno con el sabor,
experimentando todas las sensaciones que se derivan del acto de comer. El
alimento es Brahman. Puedes tomar consciencia del origen de la comida
que tienes en el plato, desde el crecimiento de las plantas a su recolección y
transporte, su preparación y cocinado, de la multitud de factores y de seres
que intervienen para que finalmente, tú ingieras esa comida. A través de
ella llega a ti la energía del sol, de la tierra, del aire y del agua, uniéndote
así a todos los elementos. También te unes a los agricultores, los
transportistas, vendedores, cocineros… Eres parte de un gran “organismo”,
sin el cual no podrías existir; todo está en él interrelacionado. Comiendo
con plena consciencia, agradeces todos los factores del universo que hacen
posible ese acto; comiendo con plena consciencia recitas la oración
perfecta, sientes la unión con todo, estás en meditación…

Estando en el momento presente mientras comes, tomas consciencia de la


forma, el color, la textura, la temperatura, el sabor; no hay pensamientos
que te distraigan del acto de comer, ni hacia actividades futuras ni hacia
recuerdos pasados, o perdido en imaginaciones superfluas. Estar en el aquí
y el ahora: eso es meditación, y nada te impide estar en ese estado en
cualquier circunstancia; tú eliges donde llevas tu atención.”

50. “Cuando uno está disfrutando del canto y de otros placeres estéticos,
surge una gran dicha. El yogui debería hacerse uno con esa felicidad.
Entonces uno experimenta la expansión del ser.”

- “La dicha puede ser experimentada a través de cualquiera de nuestros


sentidos. Cantar, tocar algún instrumento, dibujar, escribir, escuchar música,
contemplar arte o la propia naturaleza; cualquier actividad relacionada con
el arte es un medio efectivo para ponernos en contacto con Ananda, la
felicidad o dicha absoluta.

Y cualquier actividad puede ser transformada en un arte como ha hecho el


zen japonés con el tiro al arco o la ceremonia del té.

La clave está en ser conscientes durante la actividad que estemos


realizando, y así transcenderemos la mente.”

51. “Dondequiera que la mente encuentre satisfacción, justo en ese lugar,


enfoca tu atención. Entonces, la Suprema Felicidad de la propia
naturaleza real se manifestará por sí misma.”

- “La mente tiende a enfocarse en lo negativo, en aquello que nos causa


insatisfacción. Puedes observar cómo la gente suele quejarse y lamentarse
todo el tiempo por sus circunstancias o por los problemas del país, por las
injusticias que nos rodean, juzgando a los demás… Muchas energías se
malgastan de esa manera, y esos pensamientos nos arrastran a su vez a vivir
en esas situaciones: lo que crees, lo creas; tú creas tu propio mundo. Si
enfocas la mente en lo positivo, todo se vuelve positivo. Verás aquello sobre
lo que enfoques tus prismáticos, o sobre donde pongas la luz de tu linterna.
Todo lo verás teñido del color de los cristales que pongas en tus gafas…

Esta técnica nos invita a concentrarnos en los momentos en los que, por
cualquier circunstancia, sentimos satisfacción. Allí donde la mente
encuentra paz, satisfacción, allí hay que mantener toda la atención. Y esos
momentos abundan a lo largo del día, pero generalmente se les presta poca
atención, arrastrados por los pensamientos que van en cualquier dirección,
salvo en el aquí y el ahora, que es donde se encuentra esa satisfacción.

El Tantra no va en contra del placer de los sentidos. Se debe disfrutar de


todo, pero evitando el apego, pues es lo que genera el sufrimiento. Las
experiencias vienen y van, y hay que dejarlas ir cuando acaban, sin querer
aferrarse a ellas, pues la vida es continuo cambio, y resistirse a ello, además
de absurdo, sólo nos generará dolor, sufrimiento. Los placeres del cuerpo
pueden ser disfrutados, y luego transcendidos. Es necesario disfrutar de la
vida; la vida debe ser una celebración. Siendo feliz, y consciente de esa
dicha, se revela nuestra verdadera naturaleza.”

Permanecimos unos minutos en silencio. Sus últimas palabras acerca de que


creamos nuestra realidad según sea nuestro estado interior, resonaban en mi
mente. Nuestros sueños se pueden hacer realidad con la actitud adecuada,
pero también podemos hacer realidad nuestras peores pesadillas, si
dedicamos a ellas toda nuestra energía y atención.

Ya me iba cuando recordé preguntarle por cuándo se iría, y aún sin ser muy
concreto, me dijo que en dos o tres días. Decidí pasarme esa misma tarde
por alguna agencia para ir buscando un vuelo de Delhi a Leh. Era una pena
que Swamiji se ausentase tan pronto, pero tal y como acababa de decir, no
había que apegarse a ninguna circunstancia, sino dejarlas fluir y fluir uno
mismo también. Además, la idea de ir a Leh me resultaba atractiva, con lo
cual podría seguir disfrutando de las “circunstancias cambiantes”.
En el ashram era fácil aplicar la técnica de ser consciente mientras se come:
tras ser todos servidos en sus bandejas, se recitaba el mantra, y sólo después
empezábamos a comer en silencio. Ese día aún puse más atención en el acto
de comer; intenté visualizar todo el recorrido de cada alimento hasta llegar
a mi plato. Al ver el arroz, imaginaba los campos de cultivo en forma de
terrazas, como las que había visto paseando por las montañas cercanas, los
campesinos trabajando esos campos, el sol y el agua que los bañaba, la
recogida del arroz, su transporte a las cooperativas, la preparación y
envasado antes de volver a transportarlo a los diferentes puntos de
distribución y venta, la llegada de ese arroz concreto al ashram, su
preparación por el cocinero… Y allí estaba en ese momento, ofrecido a mí
para alimentar mi cuerpo. Lo observé, lo sentí en mi boca y lo fui
masticando lentamente, cerrando los ojos y sintiéndome agradecido.

Ciertamente, ese día tardé algo más en terminar de comer, pero la


experiencia fue muy positiva. Así es como tendríamos que comer siempre.
En el ashram resultaba fácil, incluso cuando comía fuera también procuraba
hacerlo con total consciencia, pero a veces tenía prisa por alguna razón, o
comía con otros viajeros y charlábamos, distrayendo la atención de la
comida. Y en occidente, sujetos a unos horarios de trabajo, a veces con el
tiempo justo para pararse a comer, mientras se ven las noticias (casi siempre
negativas) en la televisión, comentando los sucesos del día o discutiendo
acerca de ellos, se hacía casi impensable adoptar esa actitud. Sin embargo,
no cabe duda de que es la actitud correcta y de que habría que esforzarse
por adoptarla.

Por la tarde fui a preguntar por los vuelos a Leh, y saqué un billete para el
día 4, pues antes estaba todo completo.

La soleada mañana había dejado paso a una tarde llena de oscuros


nubarrones que amenazaban con descargar en cualquier momento. Me
gustaban las tormentas y el retumbar de los truenos entre las montañas que
rodeaban Rishikesh. El agua bajaba por las pendientes uniéndose en
riachuelos que llegaban al río, como un intento vano de la naturaleza por
limpiar los desechos humanos; rápidamente era vencida y contaminada en
su largo viaje hacia el mar… ¡Cuán necesario es que haya un desarrollo más
acelerado de la consciencia ecológica, que miremos más por la salud
planetaria y menos por el desarrollo económico inmediato, si no queremos
acabar ahogándonos entre nuestras propias inmundicias!

Al llegar al ashram, el holandés y Swamiji estaban charlando sentados en el


porche. A juzgar por sus vasos de té vacíos, llevaban ya un buen rato
hablando. Los saludé, y tras unos comentarios de Swamiji acerca del
Shivaismo de Cachemira, entramos en la sala para la meditación. Aquí no
estábamos sujetos a estrictos horarios, como suele ser habitual en occidente:
si la meditación era a las seis, significaba que a partir de las seis, y si su
duración era de aproximadamente una hora, era exactamente así,
aproximadamente, casi siempre algo más, o bastante más…

Uno de los discípulos indios entró también con nosotros. Tras algunos
minutos de silencio, Swamiji nos invitó a practicar la técnica de la
respiración, enfocándonos en las pausas tras la inspiración antes de la
espiración, y tras la espiración antes de volver a inspirar, en completa
relajación, con toda nuestra atención bien anclada en el proceso de la
respiración. Al cabo de unos treinta minutos, empezó a entonar tres Oms,
dando por terminada esa parte.

- “Sat-Chit-Ananda. Esa es nuestra verdadera esencia y la realidad de todo


el Universo. Sat, la única realidad, la Verdad, la Existencia, el Ser; Chit, la
Consciencia Absoluta; Ananda, la felicidad, la beatitud absoluta que no
depende de nada exterior a nosotros mismos. Esto es lo que somos: Satchit-
ananda; eso es todo el Universo.

Siente que eres consciencia y dicha absolutas; y siente que todo lo que
existe es consciencia y dicha absolutas. Nada más. Completo silencio,
completa relajación. SAT-CHIT-ANANDA.”

Sus lentas palabras tenían el poder de sumergirnos en la experiencia casi de


forma inmediata. Estuvimos sentados otros treinta minutos
aproximadamente, pero parecieron pasar tan rápido, que cuando Swamiji
empezó a entonar el Om, me sentí sorprendido de que acabáramos tan
“pronto”. Seguimos recitando el Om todos juntos varios minutos, y tras un
nuevo silencio, nos saludamos con el Namasté dando por finalizada la
sesión.

El holandés se mostró muy satisfecho y dijo que volvería al día siguiente.


Le acompañé un tramo, comentando las terapias del Panchkarma en la
clínica ayurvédica, hasta llegar a un restaurante donde había quedado con
unos amigos suyos. Crucé el puente y me dirigí al Sacha Dham ashram para
escuchar unos minutos el kirtan que tenían a diario de 19:30 a 21:00; en mi
opinión era el mejor kirtan de la zona, con un muy buen “tablista” y unos
cantos que transportaban a otro estado de consciencia. A menudo me
acercaba por allí para disfrutar de unos minutos meditando y escuchando.
La energía se sentía muy fuerte, probablemente cargada con la presencia del
actual gurú, del que decían que estaba iluminado (ya fallecido…). Durante
el kirtan realizaban una ceremonia curiosa, en la que traían la cena a la
figura de un gurú ya fallecido, corrían unas cortinas tocando unas
campanitas, dejando la comida a los pies de la figura del maestro, y al
momento volvían a descorrer las cortinas para llevarse el plato. ¿Era un
ritual para “alimentarlo”, o era la comida para el actual gurú que se le
ofrecía primero a su propio maestro para así ser purificada? No era el
momento de preguntarlo, por lo que me quedé con la duda…

Tras el kirtan, cené en la German Bakery antes de volver a mi habitación,


bajo una lluvia fina.

Estuve hasta bastante tarde pasando a limpio las notas que había tomado,
recordando lo acontecido durante el día; habíamos visto diez técnicas del
VBT. ¿Tendría Swamiji prisa por terminar cuanto antes? ¿Quizás pensaba
que no volveríamos a encontrarnos?...

------------------------------------------
52. “Uno debería concentrarse en el estado que se da cuando el sueño aún
no ha llegado, pero la consciencia externa ha desaparecido (entre el
sueño y el estado de vigilia); ahí, la misma Diosa Suprema se revela.”

- “Se conocen cuatro estados de consciencia diferentes: “jagrat” o estado de


vigilia, “swapna” o el sueño, “sushupti” o el sueño profundo sin
ensoñaciones, y “turiya” o el cuarto estado, la plena consciencia. Se trata
pues de alcanzar ese cuarto estado, y podemos tener un atisbo de él si
logramos mantener la consciencia en el paso del estado de vigilia al del
sueño. Es un momento muy sutil y requiere una práctica diaria durante
varios meses, observando relajadamente cómo llega ese momento.

De nuevo se trata de enfocarse en un hueco, un espacio vacío entre dos


cosas, dos situaciones o dos estados. El secreto de todo está ahí, en esos
espacios vacíos, en esa aparente “nada”.

Llegará un momento en el que te podrás mantener perfectamente consciente


mientras tu cuerpo físico duerme y descansa, y así podrás experimentar la
consciencia en esos otros estados a los que generalmente no se les presta
atención.

La práctica se puede hacer en el momento de acostarse, o en cualquier otro


momento del día, disponiendo de alrededor de una hora para, en posición de
shavasana, la postura de relajación boca arriba, ir recorriendo todo el
cuerpo, sintiéndolo parte por parte y relajándolo, una y otra vez, de arriba
abajo y de abajo arriba, sin saltarse ninguna zona. A medida que se
profundiza en la relajación, se observan las sensaciones y las imágenes que
puedan ir apareciendo, manteniendo la consciencia, hasta llegar a un punto
de equilibrio en el cual no se siente el cuerpo y tampoco se está envuelto en
la corriente de imágenes subconscientes; la consciencia se encuentra ahí,
entre los dos estados, con poder de experimentar uno u otro, revelándose en
su esencia.

De forma natural se dispone cada día de un momento para poder realizar


esta práctica, cuando nos retiramos a dormir; aprovéchalo, intenta entrar en
el sueño con consciencia, con lucidez.”
<(Abro aquí un paréntesis para compartir contigo la experiencia de este
momento: me encuentro sentado delante de una habitación que tengo
alquilada, con el mar enfrente de mí, en Arambol, Goa, 18 meses después
de los acontecimientos que estoy relatando en este libro. Estoy escribiendo
en mi portátil, cuando la vecina de la habitación de al lado aparece
ofreciéndome unos taquitos de fresca sandía recién cortados. Se lo
agradezco, y saboreando la sandía, tomo consciencia de cómo ha llegado a
mí, en todo su recorrido, desde que fue plantada hasta ahora, y siento la
energía del agua, del aire, del sol y de la tierra que me ofrece. Cómo no
estar agradecido a todo el universo ante un momento así, sencillo, pero que
me hace ser consciente de la unidad de todo, observando las palmeras, las
rocas y el mar…! He sentido tal exaltación, que he querido compartirlo. Un
espacio temporal que se cuela en otro y aparece en el que en este momento
tú estás viviendo leyendo estas líneas…)>

53. “Uno debería fijar la mirada en donde la luz del sol o de una lámpara
forma diferentes colores. Allí, de hecho, se revelará el Verdadero Ser.”

- “La luz en sí, sólo la vemos cuando se refleja en algún objeto, y de ahí
impacta en nuestras retinas en formas y colores. Pero no es visible en su
viaje por el espacio desde su fuente hasta los objetos. Toma consciencia de
la luz en ese espacio vacío justo antes de reflejarse en los objetos. Centra la
atención en ese viaje de la luz hasta nuestros ojos y en cómo nuestro
cerebro ve o interpreta los reflejos de la luz sobre los objetos. Toma
consciencia del propio ojo, de su función como el medio a través del cual la
misma Vida abre su visión al mundo “exterior”. Medita sobre la luz y la
visión.”

Nos habíamos sentado fuera, frente al río. Unos escalones bajaban al


camino de entrada, y más abajo, otra hilera de escalones se perdía en el
interior del Ganges. Alrededor había bastante vegetación, permitiendo que
aquel lugar quedase escondido de la vista de los transeúntes que pasaban
por el camino, unos metros más arriba.

Swami Anand Shivaya vestía una túnica color azafrán. En la pequeña


edificación de al lado, sus dos discípulos colgaban ropa recién lavada en el
río bajo el tejadillo, al abrigo de una posible, y probable, lluvia.

- “El siguiente sloka se refiere a unos mudras. Los mudras son gestos,
posturas o actitudes que ayudan a inducir un cambio a nivel físico, mental o
espiritual.”

54. “A través de las prácticas yóguicas de Karankini, Krodhana, Bheravi,


Lelihana y Khechari Mudras, se revela la suprema realidad.”

- “Karankini mudra es tumbarse inmóvil y relajado como un cadáver; es la


práctica de la relajación, que induce al desapego.

Krodhana mudra es adoptar la actitud de la ira, de la furia, poniendo en


tensión todo el cuerpo.

Bheravi mudra es una actitud de “no mente”, manteniendo la mirada fija en


el vacío y toda la atención hacia dentro.

Lelihana mudra, literalmente significa lamer algo volviéndose uno con el


sabor; es la actitud que se adopta en cualquier acción convirtiéndose en la
acción misma, olvidándose del que la ejecuta. En última instancia es
percibir la propia consciencia como una extensión de la consciencia
suprema.

En Khechari mudra se vuelve la lengua hacia atrás dentro de la boca,


haciendo contacto con la punta de la lengua en el cielo de la boca, lo más
atrás posible. En los textos clásicos de Yoga se describe como el
alargamiento de la lengua a base de masajes y de ir cortando su frenillo
gradualmente, hasta poder llegar a tapar los conductos de los orificios
nasales por dentro.

El Khechari mudra se puede realizar durante la meditación o en técnicas de


pranayama.

Krodhana mudra sirve para aliviar tensiones físicas y emocionales, y


también como paso previo a la relajación, para aprender a relajarse
diferenciando estados de tensión y de relajación alternativamente.

La relajación es de suma importancia, pues es la base sobre la cual se


edifican todos los métodos de meditación. Mientras más profunda sea la
relajación, más fácil es alcanzar el estado de meditación.

Karankini mudra es la actitud de shavasana o postura del cadáver,


completamente inmóvil y relajado, que se suele intercalar durante las
sesiones de yoga y al final de ellas.

Bheravi mudra también se puede hacer durante la meditación, manteniendo


la mirada fija, con los ojos entreabiertos, pero sin mirar hacia afuera, con
toda la atención hacia dentro, hacia el objeto de concentración, según la
técnica que se esté utilizando.

Es decir, puedes estar practicando una técnica de meditación basada por


ejemplo en la respiración, y al mismo tiempo estar haciendo khechari
mudra y bheravi mudra.

Existen muchos tipos de mudras, sobre todo gestos con las manos y los
dedos, que sirven para crear circuitos de energía que ayudan en las prácticas
de relajación y meditación, provocando cambios en nuestra actitud mental y
emocional, y también se usan como terapia para ayudar a sanar ciertos
trastornos físicos.”

A continuación, Swamiji me enseñó una serie de mudras de las manos para


que los introdujese en mi práctica. Algunos son muy conocidos, como el
janana-mudra, uniendo los dedos pulgar e índice, el de la adoración,
uniendo las palmas de las manos a la altura del corazón, o el de Buda, con
una mano sobre la otra con las palmas hacia arriba y reposando sobre el
regazo.

Empezó a soplar un fuerte viento, anunciando la cercana tormenta, y


pasamos al interior de la sala.

55. “Sentado sobre un suave asiento, sin ningún soporte para manos y pies.
Manteniendo esta posición, la mente individual alcanzará un completo
estado de consciencia suprema.”

- “En las posturas de meditación, se busca sentarse equilibradamente sobre


los isquiones, con la columna recta, las piernas cruzadas y las manos
descansando sobre las rodillas o en el regazo. Simplemente el mantener
estas posturas con total relajación y atención, tiene unos efectos a nivel
físico y energético, fácilmente observables; puedes percibir una sensación
agradable en tus órganos internos y un mejor acceso a estados de
concentración, una mente más calmada.

La postura adecuada es de suma importancia para la interiorización. En el


Yoga se ha desarrollado toda una ciencia, a través de las asanas, para
mantener un cuerpo sano, flexible y capaz de mantener las posturas de
meditación sin esfuerzo. Además, las asanas no sólo tienen un objetivo
físico, sino que deben ser realizadas con concentración y relajación,
silenciando la mente y observando en todo momento las sensaciones; así,
una sesión de yoga se convierte en una sesión de meditación. Realizadas de
otra forma, es decir, con la mente dispersa y sin pausas que permitan una
mayor interiorización, deja de ser yoga, se convierten en ejercicios, que
aunque también aportan beneficios a varios niveles, pierden su objetivo
principal, el auténtico Yoga o Unión, el llegar al conocimiento de la Unidad,
del Todo, para el que fueron diseñadas.”
56. “Sentado confortablemente, curva los brazos por encima de la cabeza
formando un arco. Absorbiendo la mente en el espacio entre las axilas
sobrevendrá una Gran Paz.”

- “Se trata de la descripción de una asana, una postura de yoga, en la cual la


concentración se dirige al espacio vacío creado entre los brazos. La práctica
de asanas es de por sí una técnica de meditación. Al mantenerlas en
inmovilidad, la concentración se puede dirigir a las sensaciones que
produce cada asana, o se puede utilizar alguna de las técnicas de meditación
que se proponen en este texto. El objetivo siempre será el mismo: silenciar
la mente e ir hacia dentro.”

A continuación estuvimos hablando sobre la ciencia del Yoga en general.


Swamiji se interesó por saber las técnicas y posturas que componían la
típica sesión que solía practicar. En general estuvo de acuerdo con lo que
hacía, aunque también me hizo algunas sugerencias para mejorar mi sesión,
añadiendo alguna práctica y cambiando el orden y duración de ciertas
posturas, de lo cual tomé buena nota.

Me contó cómo durante varios años en su juventud dedicó mucho tiempo a


las prácticas del yoga tradicional, pudiendo adoptar entonces cualquier
postura por acrobática que pareciera, manteniendo algunas durante largos
periodos de tiempo, como la sirshasana o la postura sobre la cabeza, en la
que permanecía una hora cada día; también dominaba todos los kriyas o
técnicas de purificación del organismo, y los distintos pranayamas.
Entonces tenía un maestro que había sido discípulo directo de Swami
Sivananda, ahí mismo, en Rishikesh, y que luego se había establecido al sur
de Calcuta, donde Swamiji se encontró con él y se hizo su discípulo durante
varios años, hasta que dejó su cuerpo. Tras la muerte de su primer gurú,
Swamiji estuvo viajando por la India, sobre todo por el sur, conociendo a
otros maestros con los que pasaba algunas temporadas, hasta que finalmente
encontró a su nuevo gurú en Cachemira, y se estableció allí
permanentemente hasta su muerte. Seguía pasando largas temporadas en el
ashram de Cachemira, pero también viajaba algunos meses al año a
distintos lugares sagrados de la India, y a hacer retiros de meditación en las
montañas del Himalaya. Rishikesh era para él un lugar especial, aunque la
gran afluencia de gente le hacía preferir otros lugares más tranquilos río
arriba.

El cielo estaba completamente cubierto, amenazando con una lluvia que


tardaba en aparecer. Mientras caminaba, cruzando el puente, iba observando
las diferentes personas que iban de un lado a otro, los monos y las vacas, el
río en su rápido descenso y las montañas exuberantes de vegetación a su
alrededor. Tomaba consciencia del proceso necesario para que todas esas
imágenes se formasen en mi cerebro. Aunque no veía el sol, escondido tras
las nubes, lo visualizaba emitiendo la luz que traspasaba esas nubes y se
reflejaba en todos los objetos, siendo captada después por mi retina, que
transformaba esos rayos de luz en impulsos nerviosos que volvían a recrear
la escena observada en el interior de mi cerebro. Era maravilloso,
milagroso, tan increíble que parecía irreal que sucediera.

Es necesario recuperar y alimentar esa capacidad de asombro ante todo lo


que existe, que ya teníamos en nuestra infancia, para que podamos captar lo
milagroso de la existencia, el auténtico regalo que supone el simple hecho
de estar vivos, de existir y de poder experimentar todo este Universo.

-----------------------------------------

Cuando llegué aquella tarde, Swamiji conversaba con un grupito de


occidentales, dos chicas y un chico alemanes, que habían llegado hasta allí
por “casualidad”, paseando por la orilla del río. Es curioso observar cuántas
cosas suceden en nuestras vidas como por “casualidad”…, o eso nos parece
por que no alcanzamos a ver todas las relaciones de causa-efecto en
distintos niveles que llevan a que se de cada acontecimiento. Nada es
casualidad; todo tiene su porqué, aunque no logremos entenderlo.

Swamiji les invitó a quedarse a la meditación, a lo cual accedieron


gustosos.
Entramos en la sala, cerró la puerta y colocó una vela en el centro,
alrededor de la cual nos sentamos.

- “El Tratak, o la fijación de la mirada en un punto, es un sencillo y


poderoso método para calmar la mente. Una de las técnicas del Vijnana
Bherava Tantra que lo utiliza dice así:”

57. “Mira fijamente, sin pestañear, a la forma material de cualquier objeto.


La mente se encontrará sin soporte, y en un corto espacio de tiempo,
uno residirá en Shiva.”

- “Podemos elegir cualquier objeto: una imagen, un mandala o símbolo, un


simple punto en la pared, la llama de una vela… La mirada se mantiene fija,
sin pestañear; al detener el movimiento de los ojos, los pensamientos se
paran. Ésa es la razón por la que en muchas técnicas se mantienen los ojos
abiertos mirando fijamente un objeto externo, o con los ojos cerrados se
mantiene la atención en un punto interno. Hay técnicas en las que los ojos
están semi-abiertos, sin mirar nada en particular, pero evitando cualquier
movimiento. La inmovilidad de los ojos y el silencio mental están muy
relacionados.”

Swamiji indicó que este ejercicio era mejor hacerlo sin gafas o lentillas, en
alusión a una de las chicas. Encendió la vela, dirigió una corta relajación y
nos invitó a fijar nuestras miradas en la llama de la vela, sin tensiones.
También dijo que si en algún momento se nos hacía muy molesto mantener
la mirada sobre la llama, podíamos cerrar los ojos suavemente y buscar esa
luz en nuestro interior, fijando en ella nuestra atención hasta que
desapareciese y entonces volver a abrir los ojos para seguir mirando la
llama.
Estuvimos así una media hora, durante la cual cerré los ojos en tres
ocasiones para fijarme en la llamita que aparecía delante de mí y que tendía
a moverse hacia arriba, obligándome a centrar más la atención sobre ella,
inmovilizando mis globos oculares, para que no desapareciese de mi campo
de visión interna; a los pocos minutos, esa lucecita iba perdiendo intensidad
hasta apagarse del todo, momento en el que volvía a abrir los ojos para
fijarlos en la llama exterior.

De este ejercicio se dice que estimula el Ajna chakra o tercer ojo,


desarrollando la intuición y la clarividencia.

Tras recitar el Om unos diez minutos, Swamiji dio por terminada la sesión.

-------------------------------------------

Durante la noche me despertó una fuerte tormenta. Se oía el chasquido de


los rayos cayendo muy cerca, y casi de inmediato, la explosión del trueno.
Poco después cayó un fuerte aguacero.

Me dio la sensación de que acababa de volver a conciliar el sueño cuando


escuché la campana anunciadora de las 5:30; tuve que hacer un esfuerzo
para levantarme y asearme antes de bajar a la sala y realizar mis prácticas
yóguicas. Pero valía la pena; las sensaciones tras esas dos horas de yoga
eran de un incremento de vitalidad, con el cuerpo estirado y flexible, lleno
de energía, y al mismo tiempo, sereno, tranquilo, con la mente despejada y
repleta de paz. Además, el aire fresco de la mañana tras la tormenta
nocturna hacía aún más agradables los ejercicios respiratorios.

Como todo no podía ser perfecto, el desayuno de ese día era a base de unos
pequeños garbanzos, que aunque sabrosos, no era lo que me podía apetecer
tomar por la mañana, así que decidí ir a tomar un chai y una tostada al
German Bakery antes de ir a visitar a Swamiji. Al ser un típico lugar de
encuentro, era fácil entablar allí conversaciones y conocer a otros viajeros.
Pero esa mañana aún no había mucha gente, era temprano. Los monos no
habían tomado sus posiciones a lo largo del puente, debido quizás a la lluvia
caída; tampoco estaban los mendigos y sólo unos pocos peregrinos pasaban
de vez en cuando. Aproveché para leer un poco mientras esperaba la
tostada… Era un placer que me otorgaba de vez en cuando.

-----------------------------------------------

58. “Creando un hueco en la boca, lleva la lengua arriba al centro del


paladar. Fija la atención en el medio de la lengua y siente el sonido Ha
en esa zona. Entonces uno se disolverá en la Paz.”

- “En la boca se crea un espacio al girar la lengua hacia atrás, haciendo


Khechari mudra, presionando con ella el paladar lo más atrás posible y con
la concentración puesta en la respiración, sintiendo su sonido, Haaa, al tener
ligeramente cerrada la glotis.

Al llevar la punta de la lengua hacia atrás se estimula el Lalana chakra,


conectado con el Ajna chakra en el medio del cráneo. Recuerda que esta
posición de la lengua también puede ser aplicada durante la práctica de
otras técnicas.”

59. “Sentado o acostado, imagina constantemente el propio cuerpo como


si no tuviera soporte. En el instante en el cual la mente desaparece,
todo lo que uno cree ser, se desvanece.”

- “Imagina que el cuerpo flota en el espacio sin ningún soporte, sin peso.

La sensación de ausencia de peso, de estar flotando en el espacio, se


produce al profundizar en la relajación.

La relajación es la base fundamental de cualquier trabajo interior. A medida


que se hace más profunda, llega un momento en el que se deja de sentir el
cuerpo y así podemos des-identificarnos de él. Generalmente creemos que
sólo somos el cuerpo, pero nuestra realidad va más allá. Este cuerpo no es
sino un instrumento para nuestra manifestación en el mundo físico, pero lo
que somos en realidad es pura consciencia.

Al sentirnos sin peso, sin forma, dejamos de identificarnos con el cuerpo y


vamos más allá de la mente ordinaria que se encuentra apegada a la
existencia física.

La relajación es la primera de las prácticas a realizar, sigue presente en


todas las técnicas de meditación, y es necesario profundizar en ella cada vez
más. La relajación es la puerta de entrada a nuestro verdadero ser, la puerta
de entrada al estado de meditación.”

El lento brotar de sus palabras, pausadas, se asentaban en mi mente con


todo su significado; tenían el efecto de crear un espacio en el que la
relajación misma nos envolvía y nos llenaba. A veces tenía incluso la
sensación de que la forma de Swamiji desaparecía; no es que dejase de
verle, pero parecía que su forma iba cambiando tomando distintas
apariencias. Por supuesto, no estaba sucediendo en él, sino que eran mis
propias percepciones que se veían alteradas al entrar en otro estado de
consciencia más profundo.

60. “Sentado en un vehículo en movimiento o balanceando lentamente el


propio cuerpo, uno alcanza un estado mental tranquilo y relajado.
Entonces, oh Diosa, uno realiza el divino desbordamiento de
consciencia.”

- “Antiguamente, los vehículos eran carros tirados por animales, y al ir en


ellos se producía un efecto de balanceo rítmico, que al dejarse uno llevar
por él, relajadamente y con consciencia, permitía entrar en un estado en el
cual la mente se quedaba en calma, silenciosa, y de esta manera se podía
alcanzar la consciencia del ser, de uno mismo.
Cualquier movimiento rítmico, repetitivo, puede tener el mismo efecto. La
propia respiración, sintiendo el movimiento del abdomen, o el ir y venir del
aire a través de las fosas nasales. También podemos aplicar esta técnica
provocando nosotros mismos un suave balanceo del propio cuerpo, y es
posible combinarlo con la recitación de un mantra o acompañado de una
música rítmica.

También se puede hacer de pie, repitiendo movimientos o girando en


círculos a estilo sufí.”

Vinieron a mi mente imágenes de tibetanos recitando mantras y


balanceando su cuerpo hacia atrás y adelante; también recordé unas técnicas
de Osho en las que se usan los giros en círculos, como los sufís, y que había
tenido ocasión de practicar en el centro de enfrente del Anand Prakash, el
ashram donde me alojaba.

61. “Mantén la mirada fija, inmóvil, en el cielo despejado. Así, oh Diosa,


uno obtendrá la forma del Absoluto.”

- “Una técnica más en la que se usa la fijación de la mirada, esta vez sobre
un cielo sin nubes, vacío.

Sin mover los ojos, los pensamientos se detienen. Fijando la mirada en el


infinito, uno se vuelve infinito. Al no tener un objeto al que mirar, al no
tener soporte, el ego desaparece.

Habrá que esperar a que acabe la temporada de los monzones para poder
realizar esta técnica…”

Diciendo esto se reía con la pureza y la inocencia de un niño. Cuando


sonreía transmitía comprensión y conocimiento. Mientras hablaba
intercalaba un semblante serio con alguna sonrisa, y a veces reía al decir
algo que sabía que chocaba con el conocimiento común.

Me preguntó acerca del clima en el lugar en el que vivía, y escuchó


interesado mi explicación sobre el clima extremeño.

Aún nos dio tiempo a ver una técnica más:

62. “Visualiza que todo el espacio, o el cielo, se absorbe en tu propia


cabeza. Absorbiendo las cualidades de Bherava, uno adquiere la forma
brillante de Bherava.”

- “Se trata de imaginar que todo el universo está en tu cabeza, lo cual, en


cierto modo, es así…

Llegará un momento en el cual sentirás que tu cabeza es sólo espacio, o


incluso que ya no hay cabeza.

Lo aconsejable es ir por etapas, imaginando que te vas expandiendo fuera


de los límites de tu cuerpo, hasta llenar la sala en la cual te encuentras, y
después seguir, llenando todo el edificio, la población, el país, el planeta,…,
hasta llenar todo el universo.

Al final, lo llenas todo, y todo está en ti, es lo mismo. La idea es eliminar


los límites, tanto los de tu cuerpo como los del propio universo, y llegar a la
percepción de que todo es uno, más allá de lo que conocemos como espacio
y tiempo.”

Dedicamos unos minutos a realizar esta técnica. Ya la había hecho en


anteriores ocasiones, pues la conocía y me sentía especialmente atraído por
ella, pero en ese momento, la presencia y la guía de Swamiji se hacía notar
con fuerza, y logré realizar esa expansión por el universo con más facilidad,
más rápidamente y con bastante mayor consciencia; cada vez percibía con
mayor claridad que las experiencias en presencia de Swamiji se veían muy
potenciadas.

Antes de irme, Swamiji me advirtió de que se iría al día siguiente, aunque


aún no sabía si por la mañana o por la tarde. Al preguntarle por el lugar al
que se dirigía, me dijo que pararía un par de días en Haridwar para luego
dirigirse a Ranikhet, donde se quedaría un tiempo antes de subir a
Badrinath, y de allí, volvería a Rishikesh, en unas tres o cuatro semanas.
Badrinath es uno de los cuatro importantes lugares de peregrinación en esta
zona del Himalaya, junto a Kedarnath, Gangotri y Yamunotri. De todos
ellos, yo sólo conocía Gangotri, desde donde se puede llegar hasta el glaciar
en el que nace el río Ganges.

Agradecí a Swamiji la atención que me estaba prestando y su enseñanza del


Vijanana Bherava Tantra. Él quiso quitarle importancia al asunto y me
aseguró que terminaríamos la tarea cuando volviese. Nos despedimos con
un Namasté hasta la meditación de la tarde.

De paso, me paré en la agencia en la que compré el vuelo a Leh y reservé


un asiento en el tren de Haridwar a Delhi para el día anterior al vuelo.
Aunque esas gestiones se pueden hacer a través de internet, las comisiones
de las agencias tampoco eran demasiado altas; además, conocía al chico de
la agencia del año anterior, que ya me había reservado algún billete y me
alquiló su moto unos días a buen precio.

Catorce años después iba a volver a Leh. Imaginaba que habría cambiado
mucho desde entonces…

----------------------------------------------

El grupo de alemanes del día anterior ya estaba allí cuando llegué, y


también uno de los chicos indios que solían estar con Swamiji. Le pregunté
si le acompañarían en su viaje, a lo que me contestó que no, que él sólo iría
hasta Haridwar y se quedaría allí en su casa familiar, y el otro chico ya
estaba en Rishikesh, donde vivía habitualmente.

Para esa tarde, Swamiji nos propuso unas técnicas de pranayama.


Empezamos con la respiración alterna, concentrándonos una vuelta en cada
chakra, desde Muladhara hasta Sahasrara. Seguidamente explicó otro
ejercicio de respiración y movilización de la energía, tomando consciencia
de los chakras, el Prana Mudra pranayama, y tras practicarlo unos quince
minutos, nos indicó que mantuviéramos la atención en la coronilla,
sintiendo esa zona como si respirásemos a través de ella. En esta fase
estuvimos bastante tiempo, unos treinta minutos o más, y por momentos
llegué a sentir una presión enorme, como si algo estuviese atravesando el
cráneo desde arriba, denso aunque al mismo tiempo sutil… Terminamos
cantando juntos el Om durante otros quince minutos aproximadamente.
Swamiji nos dio sus bendiciones y nos despedimos respetuosamente con el
Namasté.

Me sentía especialmente lleno de energía, con mucha paz, y seguí notando


la presión en lo alto del cráneo durante horas. No pude evitar pensar que
ciertamente Swamiji nos había obsequiado con “algo” poderoso. De hecho,
esa noche tuve interesantes sueños, particularmente “luminosos” y
significativos, y también lo relacioné con esa sesión de meditación.

-----------------------------------------------

Al día siguiente me acerqué a la hora acostumbrada pensando en si se


habrían ido ya o no.

Al llegar, el lugar estaba desierto. Los dos pequeños edificios cerrados con
un candado. De repente el lugar parecía abandonado desde hacía bastante
tiempo; no había ninguna indicación de que hubiese estado ocupado hasta
esa misma mañana. Me senté en las escalinatas al borde del río, cerré los
ojos y me dejé ir profundizando en la relajación, dejando crecer una especie
de vacío interior que sólo se llenaba con el sonido de la corriente del
Ganges. Sin esfuerzo alguno, me encontré más allá de los pensamientos, en
completo silencio mental, en total armonía… Más tarde, pensando en la
experiencia, me di cuenta de que lo único que había hecho era
abandonarme, entregarme, y que así fue como, de forma natural, entré en un
profundo estado de meditación. También atribuí un gran papel a la energía
del lugar, con el poderoso río Ganges, y por supuesto, debido a la reciente
presencia de Swamiji, al que ya reconocía sin ninguna duda como un ser de
elevada consciencia.

Por la tarde fui al centro Osho; hicimos la meditación Kundalini, una


meditación activa que consta de cuatro partes: 15’ dejando que vibre todo el
cuerpo siguiendo el ritmo de la música, 15’ bailando libremente, 15’
sentados en silencio, y otros 15’ tumbados en completa relajación.

-----------------------------------------
SEGUNDA PARTE
EL VIAJE A LEH
VIAJE A LEH
Los siguientes días los pasé tranquilamente, disfrutando de mis prácticas
yóguicas por la mañana, meditando en mi habitación por la tarde, y
visitando el centro Osho para hacer otra meditación: esos días hicimos la
meditación Nadabrahma dos veces, la Dinámica y la No-Dimensions.
Además, pude ir una tarde a darme un baño a la playita habitual. El resto
del tiempo lo dedicaba a la lectura y a la conversación con otros viajeros
que iba conociendo en el German Bakery o alojados en mi mismo ashram.

En Rishikesh, así como en otros lugares en los cuales convergen muchos


viajeros de distintas partes del mundo, es interesante intercambiar las
distintas experiencias de cada uno: los que viajan aprovechando sus quince
días de vacaciones, los que tienen dos o tres meses (casi siempre mi caso), o
los que se habían cogido un año sabático para viajar por el mundo y buscar
otras experiencias más allá de la rutina de trabajo habitual. También había
alguno que simplemente se dedicaba a viajar, trabajando en algún lugar del
mundo un tiempo, y continuando el viaje a otros lugares, y los que se
quedaban indefinidamente en un lugar, con una nueva vida en un país
diferente. Todos tenían algo que contar y de todos se podía aprender,
compartiendo información que, en algún momento del camino, puede ser de
utilidad.

---------------------------------------------

Para ir a Haridwar se puede optar por coger directamente un taxi por unas
500 rupias (en 2017 el precio ya era de 1.200 rupias), la opción más
cómoda y rápida, o bien regatear con un rickshaw para ir de Laxman Jhula a
la estación de autobuses de Rishikesh, y de allí coger uno de los autobuses
que sale cada media hora a Haridwar; hay que calcular más tiempo, es más
incómodo, pero el total es de menos de 100 rupias. En esa ocasión escogí la
opción barata, pues mi tren salía a primera hora de la tarde y tenía tiempo
de sobra; de hecho, llegué a Haridwar con dos horas de antelación. La
estación de autobuses está justo enfrente de la de trenes, pero antes de
cruzar la calle, tuve tiempo de ir a tomar algo a un restaurante cercano. Con
más tiempo, es recomendable ir a pasear por los ghats, a orillas del río, si es
posible al atardecer, y mezclarse con toda la gente que allí acude para las
distintas ceremonias que tienen lugar, pasando junto a la gigantesca estatua
de Shiva que domina toda la zona del río.

El tren salió bastante puntual, pero luego el viaje se hizo pesado, con
continuas detenciones, acumulando al final una hora y media de retraso. Al
parecer, el monzón estaba provocando más inundaciones de las esperadas
ese año, generando varios problemas en carreteras y vías de tren.

Saliendo de la atiborrada estación, entré al Main Bazar, más caótico que de


costumbre por las obras que, en general, sufría toda Nueva Delhi, en un
intento de “adecentarse” para la celebración de los juegos de la
Commonwealth que iban a tener lugar en Octubre. El tiempo se les estaba
echando encima, y las fuertes lluvias no ayudaban en el empeño de tenerlo
todo a punto para la ocasión. Una nueva línea de metro estaba a punto de
conectar el centro de la ciudad con la nueva terminal del aeropuerto
internacional; esto supondría una completa transformación en el acceso a la
ciudad desde este nuevo y moderno aeropuerto.

Al ir cargado con la mochila, llamaba rápidamente la atención de los que


buscaban clientes para los hoteles y guest-houses de la zona a cambio de
una pequeña comisión, pero como ya conocía la zona, había decidido donde
alojarme: un hotelito con una buena relación calidad-precio en las
callejuelas traseras, algo alejado del caos generado por las obras. Habían
decidido que la calle principal del Main Bazar debía ser más ancha, y la
manera de conseguirlo era recortando directamente los edificios, que
aparecían ahora sin fachada, dando la impresión de que la zona había
sufrido un bombardeo. Tras instalarme en la habitación, salí a reservar un
taxi hacia la terminal nacional del aeropuerto para las 3:30 a.m.

Apenas tres horas de sueño, taxi al aeropuerto atravesando una ciudad


provisionalmente vacía, trámites de facturación y control de pasaporte, y…
espera: el vuelo salió con dos horas de retraso debido al mal tiempo.
Aunque estaba bastante nublado, de vez en cuando se abría algún hueco
entre las nubes que me permitían disfrutar de las impresionantes vistas
sobre el Himalaya. Con tiempo despejado es un vuelo espectacular.
Laddakh es una región de la India conocida como el pequeño Tibet por su
parecido geográfico y su población, mayormente tibetana. El paisaje es
árido, sólo salpicado de vegetación en los márgenes de los ríos. El descenso
a Leh, la capital, a 3.500 metros de altitud y rodeado de picos de hasta más
de 6.000 metros, era particularmente hermoso. Caía una fina lluvia y la
temperatura no tenía nada que ver con los calores de Nueva Delhi. Al salir
del pequeño aeropuerto, un taxi me llevó al centro de Leh donde me dispuse
a buscar alojamiento. No tenía nada reservado, pero, generalmente en India,
es fácil encontrar una habitación adecuada al presupuesto de cada uno
moviéndose un poco. Sólo me costó dar algunos paseos por las laberínticas
callejuelas al oeste del Palacio de Leh, hasta que encontré una habitación
libre en una pequeña Guest-house llevada por una agradable tibetana.

Leh había cambiado mucho desde mi última visita en el 96; el turismo había
crecido, y por lo tanto, se encontraban más alojamientos y restaurantes, así
como agencias especializadas en trekking, razón por la que muchos
visitantes acudían a la región. También había más tráfico, y en el centro de
la ciudad no se respiraba precisamente aire puro, como podía hacer pensar
su situación entre montañas, sino contaminación y polvo.

Me acerqué al Mahabodhi Meditation Center para informarme de los retiros


de meditación que organizaban a orillas del Indo, a unos kilómetros de Leh.
Tenían retiros de tres días, y justo dos días después daba comienzo uno de
ellos; me pareció buena opción. Allí, en el mismo Centro, daban clases de
yoga y sesiones de meditación a diario, y como estaba a tiempo para ellas,
me quedé haciendo ambas. Me sentó muy bien volver a las prácticas tras
casi dos días de viaje.

Durante la cena se puso a llover, lo cual me sorprendió, pues en esta zona


son raras las lluvias, ya que el monzón se ve obstaculizado en su avance a
causa de los altos picos del Himalaya.

Me sentía cansado, pues había dormido poco, y probablemente también me


estaba afectando algo la altura, aunque no me sentía mal; son necesarios un
par de días para aclimatarse, sobre todo cuando se llega directamente de las
llanuras en avión. El sonido del riachuelo que pasaba justo por detrás de mi
pequeña habitación me arrulló durante toda la noche, permitiéndome un
sueño profundo y reparador. Desayuné en una terraza con vistas al palacio
de Leh y al Namgyal Tsemo Gompa, que más tarde subí a visitar, y desde
donde se disfrutan de unas vistas magníficas de todo Leh y del valle en el
que se encuentra. Al volver encontré otro lugar desde el cual también se
organizaban retiros de tres días de meditación, combinándolo con algo de
trekking. Me pareció una opción interesante; ahora tendría que elegir…

Por la tarde volví al Mahabodhi Meditation Center para repetir las sesiones
de yoga y de meditación. Me gustó la experiencia del día anterior, y además
yo no disponía de espacio suficiente para practicar por mi cuenta.

El tiempo empeoró. Se desataron tormentas que provocaban continuos


cortes de luz, y empezó a llover más fuerte.¡ Y yo que pensaba que me iba a
dar un respiro de lluvias y tormentas durante esos días!...

En la Guest-house conocí a unos israelíes que venían de hacer un trekking y


esperaban a otros compañeros ingleses que habían alargado su marcha unos
días más. La noche fue muy lluviosa y tormentosa…

A la mañana siguiente volví a desayunar al mismo lugar que el día anterior.


El cielo seguía cubierto y todo estaba húmedo por las lluvias nocturnas.
Pedí el desayuno y esperé leyendo un libro. A la media hora, el camarero se
acercó para decirme que lo sentía mucho, pero que no podía servirme el
desayuno, pues tenían orden de las autoridades de cerrar el establecimiento
en señal de luto por las muertes que había provocado una riada esa misma
noche, arrasando el este de la ciudad, destrozando varios edificios, entre
ellos la estación de autobús. Sorprendido, me dirigí de vuelta a la Guest-
house, y pude comprobar que todo estaba cerrado. Los habitantes de Leh
estaban bastante asustados; algo así no había pasado nunca en esta zona, y
además, las previsiones eran que seguiría lloviendo, por lo que muchos
preparaban sus cosas para marcharse a lugares más seguros, al menos subir
a las colinas del Shanti Stupa o al Palacio.

Me acerqué al Mahabodhi Meditation Center, y allí estaba el instructor de


yoga solo; me informó de que el centro al que pensaba ir esa tarde había
sido afectado por la riada, y estaba preocupado por que no sabía con certeza
hasta que punto, o si había desaparecidos entre los que allí se alojaban.
Por supuesto, todos los retiros quedaban cancelados. Él mismo pensaba ir a
pasar la noche al Shanti Stupa, en lo alto de una colina al lado de la ciudad,
un lugar a salvo de posibles nuevas riadas. Estaba realmente asustado.

No pude evitar pensar que si hubiese sucedido un día más tarde, me hubiese
pillado de lleno en el retiro…

Al parecer, el aeropuerto también estaba dañado, y la carretera a Manali,


por la cual pensaba regresar, estaba cortada en varios tramos y tardarían
mucho en repararla, se hablaba de varias semanas. Calculaban cientos de
muertos en distintas localidades de la zona, en donde las riadas habían sido
aún peores que en Leh.

Volví a mi habitación. Todo seguía cerrado. En el Guest-house, la tibetana


preparó algo de comer para los huéspedes que allí nos alojábamos, un poco
de arroz y huevos, y nos aconsejó que subiéramos al Palacio o al Shanti
Stupa para pasar la noche. Ella se iría con sus hijos; estaba realmente
asustada. Los israelíes estaban preocupados por sus amigos que aún no
habían llegado.

Hacia las seis de la tarde, la policía dio permiso para que abrieran los
negocios que servían comida, pues había muchos turistas que empezaban a
desesperarse pensando que no tenían que comer. Tras cenar algo, casi todo
el mundo optó por subir a alguna de las colinas a pasar la noche. Yo decidí
quedarme en la habitación, eso sí, con la mochila preparada en caso de que
viese que la situación empeoraba, y vigilando de vez en cuando el riachuelo
que pasaba justo por detrás. Me pareció un poco exagerado el buscar las
alturas por lo sucedido el día anterior, aunque quizás otros pensarían que era
lo más prudente... En cualquier caso, no fui el único en quedarme: en la
misma guest-house, otro inquilino estadounidense pensaba que no era
necesario huir.

Antes de ir a dormir me paseé por un pueblo fantasma, completamente a


oscuras, y en el que sólo grupos de perros campaban a sus anchas por las
calles.

No hubo tormentas esa noche y pude dormir bien.


----------------------------------------------

Por la mañana empezó a llover, pero el riachuelo, aunque bajaba con fuerza,
no había crecido demasiado. Intenté encontrar algún lugar desde el que
conectarme a internet para enviar algún mensaje tranquilizador, por si la
noticia había trascendido en España, pero todos estaban cerrados, sin línea.
Al parecer sólo había conexión vía satélite, pero era muy lento y estaba
colapsado. Me encontré a una pareja de españoles que estaban esperando en
una larga cola para poder llamar por teléfono; estaban alojados en un hotel
con televisión vía satélite, y me informaron de que la noticia estaba
apareciendo continuamente en la BBC y en CNN news. Se achacaba la
catástrofe al cambio climático y se hablaba de pueblos arrasados,
incomunicados por carreteras cortadas y puentes destruidos,
desaparecidos… Quise llamar, pero no estaba dispuesto a hacer una cola tan
larga, por lo que seguí buscando y logré encontrar un lugar con menos gente
y desde el cual pude realizar una llamada para informar de que me
encontraba bien y sin problemas.

Me quedé más tranquilo, y junto a Noa, una de las israelíes de la Guest


House, fuimos a la zona afectada para ayudar a remover escombros.
Enseguida se organizó un voluntariado entre los extranjeros para ayudar, al
que se unieron algunos monjes tibetanos, unos pocos soldados y gente del
lugar. Allí nos enteramos de que algunas aldeas cercanas habían sido
completamente arrasadas, mucho peor de lo que estábamos viendo en Leh.

Trabajamos varias horas entre el polvo y bajo el sol, que a esas alturas pega
bastante fuerte, haciendo cadenas humanas por las que íbamos pasando los
escombros desde las casas derruidas, separándolos en distintos montones de
piedras, maderas o enseres domésticos. Algunos repartían agua, zumos y
galletas entre los que trabajábamos. Era realmente admirable ver cómo se
había movilizado la gente, cada uno aportando su esfuerzo y voluntad, con
una buena organización. Me preguntaba quién haría ese trabajo y cuándo, si
no estuviésemos allí todos los extranjeros que nos prestamos voluntarios,
pues formábamos un 95 % del total de las personas que ayudaban.
Los heridos más graves habían sido trasladados en helicóptero; el hospital
de Leh, cuya primera planta se había visto inundada de fango, pero en la
que afortunadamente no había pacientes pues estaba de obras, atendía
heridos menos graves y pacientes que ya se encontraban allí antes de la
catástrofe. Allí también se organizó la ayuda para limpiar el fango y
rescatar aparatos y material médico necesario. También había muchos
afectados psicológicamente, familias que habían perdido sus hogares o a
algún pariente, y que se mantenían alejados, con la mirada perdida, sin
capacidad de reacción; a ellos no les estaba llegando ninguna ayuda. Más
abajo, cerca de Leh, se levantó un campamento para refugiar precisamente a
los que se quedaron sin hogar, pero no todos acudían a él, y tenían también
un servicio médico atendido por un grupo de especialistas taiwaneses que se
encontraban en la región prestando sus servicios a los monasterios budistas.

Al anochecer pasé por el Mahabodhi Meditation Center, pero me lo


encontré cerrado.

De vuelta a la Guest House, llenos de polvo y algo quemados por el sol, una
pareja de israelíes nos dijeron que iban a intentar coger un vuelo hacia
Delhi al día siguiente; mucha gente había llamado a sus embajadas
respectivas solicitando ayuda para salir de allí, y se organizaron grupos de
encuentro según nacionalidades para facilitar información. Eso significaba
que el aeropuerto volvía a estar operativo.

----------------------------------------------

Al día siguiente conseguí conectarme a internet: conexión muy lenta pero


suficiente para enviar algunos mensajes tranquilizadores acerca de mi
situación. En realidad, aunque la catástrofe había sido importante, no había
afectado a la zona en la que se encontraban la mayoría de los hostales,
hoteles y Guest Houses en donde se alojaban los extranjeros, y por lo tanto,
estábamos todos a salvo. Sólo algunos turistas, a quienes les pilló haciendo
trekking, seguían desaparecidos, e incluso se hablaba de una o dos posibles
víctimas mortales entre ellos.

Volví a ir con Noa a ayudar, esta vez a la zona del hospital. El fango llegaba
hasta la altura de las rodillas, y trabajamos con picos y palas, quitando
piedras, utilizando todo tipo de recipientes para sacar el fango. Alrededor se
veían vehículos aplastados contra los edificios al haber sido arrastrados por
la corriente.

Resultaba emocionante ver cómo se iba haciendo el trabajo entre todos, en


una labor desinteresada, con alegría. Cada uno aportaba su esfuerzo,
durante el tiempo que considerase conveniente, de forma voluntaria, y
reinaba un espíritu de camaradería, un ambiente amistoso y positivo, que
reflejaba el verdadero sentido de humanidad, de la fraternidad del ser
humano. Lejos quedaban los intereses egoístas que nos inculca nuestra
sociedad basada en el consumo, materialista, más interesada en la
separación y en la distinción que en el desarrollo de los verdaderos valores
humanos.

También se organizaron mesas en algunas calles para recaudar fondos para


las familias que se habían quedado sin hogar. De momento se les estaban
acondicionando tiendas en un campamento, y había que abastecerles con
agua y comida, además de ir planificando la construcción de nuevas
viviendas adaptadas al frío invierno de la zona. Quedaba mucho por
hacer…

Los militares habían levantado un hospital de campaña y pedían


colaboración entre los turistas con preparación médica.

Por fin, los amigos ingleses de Noa aparecieron, tras pasar por una larga
odisea hasta llegar a Leh. Noa respiraba tranquila, pues había temido por su
integridad.

Por la noche, repasando lo acontecido durante el día, sentía cómo el trabajo


desinteresado, sin buscar ningún fruto o resultado personal de la acción
realizada, es un verdadero yoga, el Karma Yoga del que nos habla la
Baghavad Guita. La renunciación auténtica no es retirarse del mundo y
dedicarse sólo a la meditación, sino que estando en el mundo y participando
de sus acciones, no verse afectado por el resultado de éstas, actuar sin
deseo, sin esperar recompensa alguna, manteniéndose ecuánime ante la
desgracia o la fortuna. Y esto es posible sólo cuando se transciende el ego y
se siente la unidad de todo, que en realidad, todo es Brahman, lo Absoluto,
y que las diferencias sólo existen en el mundo de las apariencias, en el cual
impera la idea de ser individualidades separadas. Recordé las enseñanzas
del Vijnana Bherava Tantra, las palabras de Swamiji, y casi sin quererlo, me
fui haciendo más consciente de la respiración, observando sus pausas, y
entrando poco a poco en el vacío que todo lo llena, en el silencio, en la paz
del estado meditativo…

------------------------------------------------

Cada día, al levantarme, me encontraba con un té recién preparado junto a


mi puerta, bonito detalle de la casera tibetana. No tenía espacio adecuado
para realizar mi sesión habitual de yoga, con lo que por las mañanas me
contentaba con unos ejercicios respiratorios, bandhas y una corta
meditación.

Fui a desayunar a una concurrida bakery, y allí conocí a dos catalanes que
me informaron de que la embajada española había fletado dos aviones
especiales a Delhi para los españoles que quisieran abandonar la zona, a un
precio razonable. Comentamos que no parecía justificada tanta urgencia por
salir de allí, pues en realidad aun no nos faltaba de nada, y por otra parte,
sería acentuar la catástrofe para los lugareños, pues viven principalmente
del dinero que dejan los turistas. Pero para muchos, la idea de que no iban a
poder realizar el trekking para el cual habían venido, parecía suponer una
catástrofe mayor que justificaba el solicitar vuelos especiales para
abandonar el lugar… Las noticias que se tenían acerca de la carretera hacia
Manali eran bastante negativas: unos catorce kilómetros completamente
destruidos y que tardarían alrededor de un mes en volverla a abrir…
Personalmente no me sentía con ninguna prisa por salir de Leh, aunque los
planes que tenía de hacer algún retiro de meditación se habían esfumado, y
por supuesto, tampoco quería quedarme un mes esperando a ver si abrían la
carretera a Manali. Tendría que buscar otras opciones, y veía que lo más
factible sería tomar otro vuelo de regreso a Delhi, gasto adicional con el que
no contaba… No me detuve mucho tiempo en pensar qué haría, pues tras
los intensos días de yoga y meditación que tuve en Rishikesh, estaba
dispuesto a dejar fluir los acontecimientos, sin tensiones ni preocupaciones.
No era tanto una decisión sino un estado de ser. A la mente le gusta
planificar, imaginar con todo detalle cómo será el futuro, pero luego la
realidad se impone y demuestra la inutilidad de malgastar tiempo y energías
en dar rienda suelta a pensamientos y entretenimientos mentales. Al final
nada es exactamente como imaginábamos; tenía un buen ejemplo con lo
acontecido esos días en Leh… Por supuesto, la mente tiene su utilidad, pero
no es lo mismo servirse de ella para lo que se la necesita, que ser sus siervos
todo el tiempo.

Volví al hospital, pero antes de ponerme a trabajar en el desfangado, decidí


subir a la primera planta en donde había enfermos ingresados.
Afortunadamente, la noche de la riada no había nadie en la planta baja, pues
las salas en las que se encontraban las camas de los enfermos estaban todas
arriba. Para trabajar nos habían repartido guantes de latex y mascarillas de
“cirujano”, para protegernos del polvo, y quizás debido a que la llevaba
conmigo, nadie me preguntó quién era o qué estaba haciendo allí, pensando
que probablemente era médico. Hablé con algunos de los enfermos y les
hice un poco de reiki, procurando transmitirles tranquilidad; cada uno tenía
una historia que contar, una vida más del Todo que se experimenta a sí
mismo a través de las individualidades…

Tras hacer la “visita”, me incluí en una de las cadenas que se habían


formado para seguir con el desfangado. El trabajo daba sus frutos y se veía
un gran progreso. Más tarde, al comprobar que había más voluntarios que
espacio en el que poder trabajar adecuadamente, decidí bajar hasta el
campamento que se levantó para atender a los damnificados. Había varias
tiendas que hacían las veces de hospital, bien organizadas según
especialidades y con el amable trato de los médicos taiwaneses. Una tienda
se dedicaba a tratar problemas dentales y de vista, otra a distintos tipos de
infecciones, y otra a medicina general. Uno de los catalanes que conocí en
el desayuno hacía de ayudante de uno de los médicos, indicando a los
pacientes dónde esperar y cuándo tenían que acercarse al doctor. Les ayudé
a traer un generador de gasoil desde el pueblo en un viejo coche, y después
también encontré un lugar para ayudar a la organización de los pacientes
según sus afecciones. Pasaban primero por una tienda en la que explicaban
sus dolencias, y allí les daban un papel con anotaciones en inglés que no
entendían, y les indicaban la tienda a la que debían dirigirse para ser
finalmente atendidos. Llegaban a ellas algo perdidos, y les ayudábamos
interpretando la hoja que habían recibido y situándolos en la cola adecuada
para esperar su turno.

El grupo de taiwaneses iba a permanecer sólo un día más en ese


campamento, para seguir retomando su misión en esa zona durante un mes,
que era la de llevar sus servicios a los distintos monasterios que había por
toda la región, aislados y alejados de ese tipo de atención.

Por la tarde volví al hospital y me solicitaron para desfangar en otro edificio


anexo del cual querían recuperar algunos aparatos e instrumentos médicos
para llevarlos al edificio principal. Y ya cuando volvía en lo alto de una
camioneta, vi que solicitaban ayuda en el desescombro de una casa, y me
quedé otro rato echando una mano. A medida que apartábamos maderos y
piedras, iban apareciendo enseres personales que mostraban una vida
familiar reciente, drásticamente interrumpida. El hacerse consciente de la
fatalidad sufrida por esas personas, hacía aflorar nuevas energías para
seguir ayudando sin pensar en la dureza de la tarea; todo se hacía sin
planteamientos mentales, simplemente porque era el momento y la acción
correcta, nada más. En tales situaciones, uno no se plantea si hacer algo o
no, si está cansado o no, o si le apetece hacerlo o no; simplemente se hace,
se ayuda, cooperando con los demás. Sólo al final del día se siente de golpe
el cansancio acumulado.

------------------------------------------

El Mahabodhi Meditation Center había decidido reanudar sus clases de


yoga y meditación en Leh, aunque los retiros seguían suspendidos,
probablemente para todo lo que restaba de temporada. Cada mañana me
dirigía allí para la clase de yoga de las siete, y por la tarde iba a la sesión de
meditación; así retomé unas prácticas que ya echaba en falta.
Conocí a una pareja de alemanes que consiguió un vuelo por sólo siete mil
rupias, claro que les costó dos días de largas colas: un día en el aeropuerto,
en el que, tras siete horas de espera, se agotaron los billetes, y otro día en
una agencia, donde finalmente lo consiguieron. Pensé que no valía la pena
perder dos días por lograr un vuelo de salida si realmente no había ninguna
prisa. Algunas personas llegaban a quejarse a sus embajadas exigiendo
vuelos gratuitos para salir de allí, como si estuviésemos viviendo una
situación de emergencia. La mente no quiere aceptar el que la realidad no se
adapte a sus previsiones, y se deja arrastrar por sentimientos de estrés e
incluso pánico. Era interesante ver las distintas formas de reaccionar de la
gente y sus diferentes argumentos. Claro que también había muchos otros
que no se planteaban nada y decidían seguir allí, ayudando o buscando otras
actividades alternativas; aceptaban la situación y fluían con ella. A los
pocos días, las agencias locales reanudaron algunos trekkings cercanos,
como al valle del Nubra; necesitaban ofrecer alguna actividad para no verse
privados totalmente de ingresos.

En los desayunos solía encontrarme con los catalanes. Uno de ellos,


Eduard, aprovechaba la carga de su batería para pasar al ordenador portátil
apuntes que tenía en una libreta; era profesor de matemáticas y practicante
de medicina china, y estaba escribiendo un tratado sobre el estudio de las
emociones y su influencia en las enfermedades según la medicina
tradicional china. Tuve con él algunas charlas interesantes. Era un viajero, y
en general, los viajeros poseen una mentalidad más abierta que los simples
turistas. Si te interesa el tema, dejo aquí su página web:
www.medicinachinahoy.com.

A veces comía en un restaurante regentado por una francesa, y allí conocí a


otros franceses con los que pude hablar en mi lengua materna; una de ellas,
budista, me facilitó datos interesantes sobre la zona de Manali y Rewalsar,
que probablemente me serán de utilidad en un futuro viaje.

También me relacioné bastante con los israelíes que se alojaban en mi Guest


House, sobre todo con Noa, con quién entablé una bonita amistad,
compartiendo días de trabajo en desescombro y desfangado, y amenas
charlas cenando en algún restaurante; había estado haciendo algún trekking
por Laddakh, y tenía planes de recorrer otros lugares del norte de la India,
pero decidió quedarse al menos dos semanas más en Leh para seguir
ayudando. En particular estaba preocupada por cómo se iba a gestionar el
alojamiento para el invierno de las familias que se habían quedado sin
hogar, y se había puesto en contacto con una organización local para ver si
podía ayudar con sus conocimientos como arquitecta.

Una mañana, pasando delante de una agencia de viajes sorprendentemente


vacía, tuve el impulso de entrar para informarme de los vuelos a Delhi o
Jammu, la otra posibilidad: salí de allí con un billete a Delhi para tres días
más tarde. No tuve necesidad de pensar acerca de lo que iba a hacer; la
ocasión se presentó por sí sola, sin necesidad de hacer colas, sin
previsiones. Estaba claro que era mi única opción para regresar a Rishikesh,
pues la carretera a Manali aún tardaría unas semanas en abrirse.

Esa noche se organizó una marcha con velas en señal de condolencia por las
víctimas, recorriendo toda la zona afectada en silencio o acompañando los
cantos budistas; allí estaba todo el mundo: los locales, los monjes budistas,
los turistas… Me encontré al instructor del Mahabodhi Meditation Center,
que me saludó emocionado, a un australiano surfero con el que compartí
una tarde de desescombro, y finalmente a Noa, quién también había acudido
sola a la marcha. Las velas se apagaban fácilmente a causa del viento,
excepto a los más prevenidos que se habían preparado protecciones con
botellas de plástico cortadas o con cartones. También se presentaron
cámaras de distintas cadenas de televisión indias para retransmitir el evento.
El espectáculo de la inmensa marea de velas avanzando lentamente, al son
de los cánticos de los monjes budistas, rodeados por los edificios
devastados, era impresionante. Más tarde, fuimos a un concierto organizado
por un grupo de extranjeros con la finalidad de recaudar donaciones; los
que sabían tocar algún instrumento lo hacían (guitarra, tambores,
didgeridoo,…), otros cantaban, se hicieron pasteles para vender entre los
asistentes,… Resultó ser una velada muy agradable, a la luz de las velas,
pues la electricidad aun sufría numerosos cortes, disfrutando de la magia
del momento bajo un cielo totalmente estrellado.
El día previo a mi partida decidí dedicarlo a subir de nuevo a las colinas del
Stupa y del Gompa, para disfrutar de las vistas y despedirme así de Leh.
Los lugares en alto son siempre un buen lugar para la meditación y
aproveché esos magníficos espacios para hacerlo. Recordé a Swamiji, cuyas
enseñanzas echaba de menos, y reflexioné acerca de lo sucedido durante
esos días en Leh y lo completamente distinto que había sido en
comparación a lo que había imaginado previamente que haría allí.
Volvieron a mi mente los momentos en que en Rishikesh, planeaba
febrilmente con todo detalle mi viaje a Leh…

Todo había sido distinto, pero estaba bien así, las circunstancias trajeron
otras experiencias y otras enseñanzas. Resistirse a lo que es, sólo genera
sufrimiento y aleja de la realidad. Aceptar, fluir…

Más tarde quedé con un taxista para llevarme al aeropuerto a las seis y
media de la mañana siguiente, y me fui a cenar con Noa y sus amigos
ingleses. Tras la cena, me despedí de ella y nos intercambiamos nuestras
direcciones de e-mail, pues probablemente nos volveríamos a ver en Delhi
más adelante, ya que regresábamos a nuestros respectivos países el mismo
día, el quince de septiembre.

----------------------------------------

El pequeño aeropuerto de Leh estaba abarrotado, pues salían varios vuelos a


Delhi y Jammu de distintas compañías aéreas. Hubo una larga espera fuera
de las instalaciones del aeropuerto antes de que dejaran pasar a los
pasajeros de mi vuelo, que me hicieron pensar que quizás aun no había
llegado el momento de salir de Leh… Nunca se sabe lo que puede
suceder… Pero finalmente pude entrar y facturar mi equipaje, y la nota
curiosa fue, que después de hacerlo, tuve que salir a reconocer mi mochila
antes de que la llevasen al avión, al parecer por motivos de seguridad.

Poco después del despegue, las nubes bloquearon las vistas sobre las
montañas, y sólo muy de vez en cuando dejaron un pequeño hueco por el
que poder divisar la majestuosidad del Himalaya.
Llevó más tiempo el trayecto en taxi del aeropuerto a la estación de
ferrocarril de Delhi, que el propio vuelo.

Hacía un calor húmedo y pegajoso, y muchísimo tráfico; el taxista me


ofreció encender el aire acondicionado, pero sólo si le pagaba un
suplemento. Había pagado el taxi en la oficina de prepago del aeropuerto,
con lo cual se evita el abuso que suelen cometer, sobretodo con los
extranjeros, pidiendo cifras desorbitantes, y por ello se buscaban otras
triquiñuelas como esta de querer cobrar más por el aire… Pensé que pronto
iban a perder bastante clientela con la próxima entrada en funcionamiento
de la nueva línea de metro.

Había decidido ir directamente a la estación de ferrocarril para reservar un


billete a Haridwar para el día siguiente, y una vez obtenido, fui a pie al
Main Bazar, donde encontré una habitación con aire acondicionado. Llegué
empapado de sudor y con dolor de cabeza, probablemente a causa de la
contaminación y de la humedad, pero afortunadamente se me fue pasando a
lo largo de la tarde.

Aproveché la buena velocidad de internet en Delhi para conectarme, colgar


alguna foto de Leh y poner al día mi correo atrasado, pasear por el caótico
barrio en obras y cenar tranquilamente en el restaurante de la azotea de un
edificio.

------------------------------------------

Justo cuando iba a salir hacia la estación, se puso a diluviar. Me cubrí


protegiendo la mochila con el poncho, y caminé pisando charcos, contento
por dejar Delhi.

Durante el viaje en tren empecé a experimentar muy buenas sensaciones;


me sentía muy relajado, en un estado de plenitud, de total armonía… Es
difícil de explicar con palabras: me sentía elevado, lleno de felicidad,
pletórico. Y todas estas sensaciones se vertían sobre mí de repente, sin
haber hecho nada especial por recibirlas. Creo que tal debe ser el estado de
Ananda descrito en el Yoga y que se traduce como dicha, felicidad suprema.
Me duró todo el trayecto a Haridwar, como un regalo o una bienvenida
especial.

En la estación de Haridwar me encontré con una pareja inglesa que también


se dirigía a Rishikesh, por lo que compartimos un taxi. Como no conocían
la zona y ya era tarde, les propuse que vinieran conmigo al Anand Prakash
Yogashram. Una vez allí, les gustó el lugar, pero decidieron pasar sólo una
noche, pues querían tener mayor libertad de horario. A mí también me
fastidiaba a veces la hora de cierre por la noche, pero no hay que olvidar
que se trata de un ashram, no un hotel, y tiene otras ventajas que compensan
con creces.

Me dieron la misma habitación que había dejado quince días atrás; parecía
como si no hubiera pasado el tiempo.

Al día siguiente me encontré con mi amiga Antonia, que también se


hospedaba en el ashram desde hacía unos días. Quería saber a toda costa los
detalles de mi “aventura” en Leh, pues había estado seriamente preocupada
los primeros días. No me había dado cuenta de que pudiera resultar tan
excitante, pero ahora tomaba consciencia de que visto desde el exterior, sí
que parecía que había vivido una experiencia excepcional. Nos habíamos
conocido dos años atrás allí mismo, en Rishikesh, y desde entonces
manteníamos el contacto y una buena amistad. En esa ocasión íbamos a
coincidir poco tiempo, pues tenía planeado marcharse tan sólo tres días más
tarde. Había venido con una amiga suya, Salud, que vivía su primer viaje a
la India, y como se quedó unos días más que Antonia, compartimos algunos
paseos y cenas, haciendo buena amistad. Estaba trabajando como voluntaria
en una ONG al cuidado de niños huérfanos en una escuela. Su encuentro
con la India, como suele ser habitual, había sido chocante. Poco a poco, uno
se hace y acaba acostumbrándose a las especiales características de la India
(quien lo ha vivido lo comprenderá), pero la primera vez, las sensaciones y
emociones que produce son tan fuertes y continuas, que lleva un tiempo
aclimatarse. Generalmente lo peor es la suciedad, los olores y el ruido del
tráfico; todo parece caótico, resultando increíble y asombroso el que las
cosas funcionen en ese aparente caos. En mi opinión, es un país
imprescindible para cualquier viajero, y como también pienso que todo el
mundo debería viajar para ampliar horizontes y abrir la mente, la India se
convierte en un destino casi obligatorio al que habría que ir, al menos, una
vez en la vida. Por otra parte, se trata de un país fácil en el que viajar, en el
sentido de que hay muchos alojamientos donde elegir, facilidad de
desplazamiento a cualquier parte, ya sea en autobús o en tren, y la gente,
sobre todo fuera de los lugares más turísticos, es muy amable y atenta con
el extranjero.

Una noche, un amigo indio que tenía una pequeña tienda de música,
Shankar Dey (hoy se ha convertido en un buen profesor de Yoga), nos
invitó a Antonia, Salud y a mí a cenar a su casa. Vivía junto a sus padres, su
hermano y su cuñada con sus hijos, y su mujer, una joven con la que se
había casado hacía sólo unos meses. Es habitual en la India que la mujer, al
casarse, abandone la casa de sus padres y se vaya a vivir a la casa familiar
del marido. Suelen ser casas pequeñas en las que convive mucha gente, con
muy poca intimidad. Nos enseñaron las fotografías de la boda, en algunas
de las cuales aparecía la joven recién casada llorando desconsoladamente
por tener que abandonar su hogar. La mayoría de las bodas en la India son
concertadas; en ocasiones, la novia conoce a su futuro marido justo el día
de la boda. Además, en la India tradicional, la familia de la novia tenía que
pagar una dote a la familia del novio, y era común que hubiera familias que
aún estuviesen pagando la dote de la abuela… Y si por desgracia quedaba
viuda, era a causa de ella, por haber pecado en una vida anterior y recibir
como castigo el perder al marido en esta vida, por lo que era repudiada, sin
tener derecho a nada. Afortunadamente las cosas van cambiando, sobre
todo en las grandes ciudades, pero llevará tiempo para que se transciendan
este tipo de cosas.

Otra curiosidad, cuando una familia tradicional india te invita a comer es


que, por lo general, comes solo, o con el amigo que te hubiese invitado,
mientras los demás te observan y te sirven. Así que allí estábamos Antonia,
Salud y yo, disfrutando de unos platos deliciosos, servidos por la madre y la
cuñada de nuestro anfitrión, mientras él nos explicaba los ingredientes de
cada plato y se preocupaba por si eran demasiado picantes para nosotros;
ellos acostumbran a comer platos muy picantes, y aunque prepararon una
comida más suave para nosotros, de vez en cuando había que echar mano
del vaso de agua para buscar alivio…
Después de cenar nos enseñó algunos de sus cuadros que a veces exponía
en su tienda, vendiendo algunos de ellos a los turistas.

Fue una cena muy agradable en la que todos quedamos contentos.

-----------------------------------------------------------

Fue un placer retomar la rutina de mi práctica diaria de yoga de seis a ocho,


la meditación por la tarde, además de hacer otra en el Osho Center.

Pasé por el ashram donde me encontraba con Swami Anand Shivaya, pero
seguía cerrado. Aún no habían pasado tres semanas desde que se fuera, pero
como no quedaba lejos, solía acercarme de vez en cuando sentándome a
meditar en los escalones del ghat.

Cada día leía algo del Vijnana Bherava Tantra, comparando los textos que
había comprado y mis apuntes de las explicaciones de Swamiji, que en
general me parecían siempre más esclarecedoras. Aunque en general
coincidían bastante, la palabra directa, acompañada de su energía y
sabiduría, llegaban más profundamente. También ponía en práctica alguna
de las técnicas que más me atraían.

Los sucesos de Leh, a pesar de que fueron intensos, parecían pertenecer a


un tiempo más lejano del que en realidad había transcurrido.

Desde mi vuelta, iba a diario a una de las meditaciones del Centro Osho,
generalmente la de las 8:30. Antes de empezar, y sobre todo cuando había
alguien nuevo, al Swami le gustaba explicar en breves palabras lo que
significa la meditación, en qué consiste. Se concentraba un par de minutos,
y aún con los ojos cerrados, dejaba fluir sus palabras. Solía decir que la
meditación es un estado sin mente, o más allá de la mente; que
generalmente estamos siempre ocupados en distintos pensamientos,
saltando de uno a otro sin control, y que se trataba de distanciarse de esa
corriente sin fin y volverse un observador, tomando así consciencia de que
no somos los pensamientos, de que nuestra verdadera esencia es otra.
También explicaba que los métodos de Osho buscaban primeramente
eliminar tensiones internas, apegos y problemas emocionales, mediante una
especie de catarsis liberadora, para seguidamente poder profundizar en el
silencio más allá de la mente, llegando al estado de meditación.

Tras esa breve explicación, anunciaba la meditación que íbamos a realizar


ese día concreto y en qué consistía cada una de sus fases, ponía la música
adecuada y procedíamos a hacerla.

A veces me pasaba por allí simplemente para leer alguno de los libros de
Osho de su biblioteca o a escuchar uno de sus discursos. Un día me habló
del ashram que había río arriba y en el que podía hacer un retiro intensivo
de meditación; pensé que sería una buena idea para más adelante, pues
antes quería volver a encontrarme con Swami Anand Shivaya y seguir con
la tarea que nos habíamos propuesto. Los días pasaban y empezaba a
preguntarme si aparecería o no…

------------------------------------------------------
TERCERA PARTE
EL REGRESO DE SWAMIJI
EL REGRESO DE SWAMIJI
CONTINUANDO CON LAS TÉCNICAS
DEL
VIJNANA BHERAVA TANTRA

Dos días después de que Salud volviese a España, al pasar por el ashram de
Swamiji me encontré con que las puertas estaban abiertas: allí estaba el
chico que vivía en Rishikesh, limpiando el lugar, y me anunció que Swamiji
llegaría probablemente esa misma tarde. Sentí una inmensa alegría que
borró de repente el pesimismo que había empezado a embargarme los
últimos días. Por fin llegaba el momento que había estado esperando y que
estaba convencido de que constituía la razón principal por la que ese año
había viajado a la India.

---------------------------------------------------

Esa mañana, Swamiji vestía de un blanco inmaculado. Llevaba su pelo


largo y oscuro suelto, aún húmedo tras su baño matutino en las aguas del
Ganges. Parecía tener menos canas, más visibles en su poblada barba. Su
aspecto hacía difícil calcular su edad: alto, delgado, se le veía ágil y flexible
por la práctica del yoga. Yo suponía que tenía alrededor de 55 años, aunque
cuando le conocí le eché unos 60, y tras esas semanas de viaje parecía haber
rejuvenecido, más cerca de los 50. Ahora bien, sus ojos transmitían una
sabiduría que iba más allá de la edad o de cualquier apariencia física.

Nos saludamos con el Namasté y nos dimos un abrazo. Compartimos un té


mientras charlamos un rato. Sonreía cuando le contaba mis peripecias en
Leh, y a mis preguntas sobre su viaje contestaba escuetamente,
mencionando Badrinath, las montañas, un gurú amigo suyo, pero sin
pararse en detalles, recalcando eso sí la majestuosidad de los Himalayas, el
silencio que reina en las alturas, y cómo la mente se funde naturalmente en
ese silencio facilitando el acceso a un estado de gran paz. El brillo de sus
ojos y sus palabras medidas, parecían estar reconectándome al estado que
disfrutaba unas semanas atrás. En ese momento me hice consciente de que,
aunque me encontraba bien y bastante centrado, había ido perdiendo poco a
poco un estado que estaba por encima, más luminoso, y Swamiji me estaba
devolviendo a ese lugar, a una consciencia superior.
Tras charlar, meditamos unos minutos frente al río, y quedamos en vernos
de nuevo por la tarde para reanudar el estudio del Vijnana Bherava Tantra.

En el camino de vuelta todo brillaba con una nueva luz; me encontraba


pleno, lleno de dicha, como flotando en una nube de energía luminosa…

-----------------------------------------------

63. ”En el estado de vigilia existe algún conocimiento nacido de la


dualidad; en el sueño aparecen impresiones del exterior; en el sueño
profundo sólo hay completa oscuridad. Conoce que todos estos estados
de consciencia son la forma de Bherava. Entonces uno estará lleno de
la luz infinita de la Consciencia.”

- “En el Yoga se describen cuatro estados diferentes de consciencia: el


estado de vigilia, despiertos al mundo material; el estado del soñar, que
depende de las impresiones recibidas durante el estado de vigilia; el estado
de sueño profundo, sin sueños, que es oscuridad o vacío, falta de
consciencia; y el cuarto estado o turiya, la superconsciencia o iluminación,
que transciende la dualidad.

Este sloka dice que todos estos estados son lo Divino, lo Absoluto, la
Fuente, Bherava…, como se lo quiera llamar.

Se trata, pues, de meditar directamente en la realidad de cada uno de estos


estados, teniendo presente que siempre se está ante la única realidad, lo
Absoluto.

Comprender el verdadero significado de la dualidad te llevará a transcender


esa dualidad y sumergirte en lo Uno sin segundo.”

El tema de los sueños me había interesado desde siempre, y pregunté a


Swamiji acerca de los sueños lúcidos y las posibilidades que se abrían a
través de ellos. Tuvimos una interesante charla acerca de ello, pero
finalmente, queriendo mostrar dónde se encontraba lo verdaderamente
importante, llevó de nuevo el asunto a las palabras de Shiva en el sloka,
diciendo que si bien podemos tener acceso a otras fuentes de experiencia y
de conocimiento, incluso a conocer distintas dimensiones de existencia, en
última instancia, como nos enseña Shiva, todos estos estados, dimensiones
o experiencias en apariencia distintas, son en realidad manifestaciones de
un único Ser, una única Consciencia, que es lo que llamamos el Todo, el
Absoluto o Bherava. Y ese conocimiento es el verdaderamente
transcendente, el único al que vale la pena acceder y desde el cual se puede
entender la aparente diversidad de la manifestación.

Meditamos en profundo silencio procurando mantener la consciencia en la


enseñanza de este sloka, esto es, que todos los estados son Uno, y
finalizamos recitando el OM unos minutos.

La tarde no dio para más, pues nos entretuvimos más que de costumbre
hablando de los sueños y los otros estados de consciencia y de
manifestación. Fue muy interesante para mí, ya que me ayudó a aclarar
conceptos y a encajar debidamente distintas experiencias y enseñanzas
recibidas.

En el camino de vuelta me paré a escuchar el kirtan del Sacha Dham


Ashram, dejándome llevar por el poder de la música y del ritmo para
acceder a otros estados de consciencia.

Me obsequié para cenar con unos deliciosos espaguetis en la German


Bakery, y volví a mi cuarto paseando relajadamente, disfrutando de las
numerosas luciérnagas que revoloteaban entre los árboles y del canto de las
ranas al pasar por los arrozales.

--------------------------------------------

A la mañana siguiente me encontraba lleno de paz y de energía. Dediqué


una hora a las asanas y otra a la meditación Kriya, pudiendo sentir
perfectamente cada uno de los chakras y la energía circulando a través de
ellos. El regreso de Swamiji me había elevado la consciencia y los ánimos.

La niebla se iba alzando por las verdes montañas y el sol iba apareciendo
entre las nubes más altas. ¿Tendríamos un día más soleado, o volverían a
triunfar las tormentas y las lluvias? Todo tenía su belleza y cualquier opción
me parecía igualmente adecuada.

Bajando hacia el puente de Laxman Jhula observaba cómo iban abriendo las
tiendas, cómo colocaban los tenderetes, los mendigos ocupando sus
puestos, y los monos preparados ya a lo largo del puente, esperando las
bolsitas de comida que les darían los peregrinos al pasar. Se preparaba el
escenario para la obra de un nuevo día…

Como iba bien de tiempo, me detuve al lado del Ganga View Restaurant
para introducir los pies en las frías aguas del crecido Ganges. A mi lado
varias personas realizaban sus abluciones, los hombres en calzoncillos y las
mujeres completamente ataviadas en sus coloridos saris, que empapados,
quedaban pegados a sus cuerpos mostrando las formas que normalmente
ocultaban. Algunos recogían agua del río en botellitas de plástico que
vendían para tal menester, con el fin de llevarla de vuelta a sus hogares,
pues para ellos es agua sagrada, con poder curativo tanto física como
espiritualmente.

Seguí mi camino hacia el pequeño ashram en el que se alojaba Swamiji.


Compartimos un “chai”, y reanudamos nuestro trabajo con el siguiente
sloka.

64. “De forma parecida, en una noche completamente oscura, durante la


fase oscura de la luna, concéntrate largamente en la propia oscuridad.
Uno será entonces proyectado hacia la forma misma del Absoluto.”

- “Una técnica más que utiliza la fijación de la mirada y la concentración en


el vacío, que como puedes observar, son claves para acceder al
conocimiento interior. Se parece a aquella de mirar un cielo sin nubes, sólo
cambia la oscuridad de la noche, en la cual hasta las estrellas deberían de
estar veladas por nubes para que así la vista no pueda fijarse en nada
concreto. Un lugar retirado en la naturaleza, en las montañas, puede ser el
más adecuado para esta técnica, evitando así el reflejo de las luces de
alguna población. En completo silencio, o quizás únicamente con el sonido
de la lluvia que vendría a apagar otros posibles sonidos, sumérgete
plenamente en la oscuridad, con los ojos abiertos y fijos. Pueden aparecer
miedos subconscientes e incluso visiones que no deben alterar el estado
meditativo. Precisamente uno de los miedos más arraigados en las capas
profundas del cerebro es el miedo a la oscuridad, donde puede acechar el
enemigo… El miedo a la muerte también es un miedo a lo oscuro, a lo
desconocido. Esta técnica nos hará enfrentar todos esos miedos, pero
traspasándolos, uno se disuelve en la oscuridad y se hace uno con el Todo.”

65. “Igualmente, en ausencia de una noche oscura, cierra los ojos y


concéntrate en la oscuridad en frente de ti. Abriendo los ojos, observa
la oscura forma de Bherava propagándose por todas partes. Entonces te
volverás uno con Bherava.”

- “Aunque no se den las condiciones precisas para la anterior técnica,


siempre se puede uno concentrar en la oscuridad interior simplemente
cerrando los ojos. Pero como aun con los ojos cerrados se puede percibir la
luz, es mejor hacerlo en un lugar oscuro, como puede ser en el interior de
una habitación, de noche, con todo apagado. Abriendo los ojos, se seguiría
viendo nada más que oscuridad, manteniendo en ella la concentración. Al
igual que en la técnica anterior, pueden aparecer visiones cuando se practica
de manera prolongada, ante las que hay que mantener la ecuanimidad y la
serenidad.”

66. “Cuando cualquier sentido se bloquea externamente o por uno mismo,


impidiendo su función, uno penetra en el vacío más allá de la dualidad.
Allí, realmente, el verdadero Ser de uno se revela.”

- “De los cinco sentidos, vista, oído, olfato, gusto y tacto, ésta técnica se
refiere concretamente a la vista y al oído, y en menor medida también es
aplicable al tacto, cuando en condiciones de profunda relajación se llega a
dejar de sentir el propio cuerpo.

Al bloquear un sentido, la consciencia se vuelve hacia dentro, y al no


relacionarse con otros objetos, se encuentra con la no dualidad.

Al cerrar los ojos, sólo hay oscuridad; al tapar los oídos, sólo queda el
silencio.

La obstrucción de un sentido puede ocurrir de forma externa, lo más


habitual, tapando los ojos o los oídos para ir hacia dentro, o situándonos en
un lugar completamente oscuro o totalmente silencioso, como el interior de
una cueva. Pero también puede ser provocada por uno mismo,
desligándonos de los sentidos voluntariamente, y así, no oír ningún sonido
externo, como ocurre durante el sueño, o no ver nada, aún con los ojos
abiertos. En el sistema del Yoga, la restricción de los sentidos se conoce
como Pratyahara, un estado que se alcanza a través de la introspección tras
una base de práctica de asanas, pranayama y tratak.

Para algunas personas, estas técnicas basadas en la oscuridad les pueden


resultar difíciles por tener que enfrentarse a los miedos internos. No hay
ningún problema, siempre pueden probar con otras técnicas. No es
necesario realizar cada una de ellas. La maestría en una sola lleva a la
maestría de todas las demás.”

Es cierto que muchas veces podemos experimentar que cuando nos vamos
quedando dormidos, hay un momento en el que dejamos de oír los sonidos
externos, volviendo a tomar consciencia de ellos de golpe al salir de la
ensoñación. Pero poder provocar ese estado a voluntad, ya parece algo
reservado únicamente a grandes yoguis… Pregunté a Swamiji acerca de
esto y me contestó que no se trataba de un poder reservado sólo a algunos,
sino que sucede de forma natural cuando se accede a estados más profundos
de relajación e introspección; entonces se “ve” el mecanismo. De todos
modos me señaló que a nivel práctico, sólo había que centrarse en lo más
sencillo, que aquí es concentrarse en la oscuridad o en el silencio profundo,
independientemente de cómo los consigamos. El objetivo no es el control
de los sentidos a voluntad, sino el percibir la realidad más allá de lo que
ellos nos muestran.

67. “Recita de manera continua la vocal A, sin los sonidos M o H.


Entonces, oh Diosa, un gran torrente de conocimiento del Absoluto
aparece enérgicamente.”

- “La vibración de algunos sonidos estimulan ciertos chakras. En este caso,


al recitar el sonido “A” continuamente, se estimula el Lalana chakra, una
chakra menor situado bajo la epiglotis, que está muy relacionado con el
Ajna chakra, el tercer ojo, el ojo del conocimiento, transmitiéndole su
vibración. Así, al estimular Lalana con el sonido “A”, también se estimula
el Ajna chakra y desde él se produce el flujo de conocimiento al que se
refiere el sloka.

Por supuesto estos efectos no se producen de forma automática ni tan


fácilmente como podría sugerir la lectura del texto. Son resultados que van
apareciendo gradualmente tras una intensa práctica.”

Swamiji propuso que practicásemos durante unos minutos la recitación del


sonido “A”, cada uno a su ritmo, según la duración de su respiración. El
efecto de la vibración se notaba ampliamente; somos en gran parte agua,
nuestras células se bañan en un líquido intersticial, y el sonido se propaga
especialmente bien en medio líquido. Por lo tanto, es indudable que al
pronunciar sonidos, hacemos vibrar nuestras células, beneficiándolas con
un saludable masaje.
- “Estas técnicas en las que se recita algún sonido, además del efecto
vibratorio en todas las células del cuerpo, calma la mente también a través
de la respiración lenta y profunda. Pronunciando un sonido, la espiración se
hace larga y sostenida, y al finalizarla tomamos aire profundamente de
forma natural. Así se está realizando pranayama con sonido, combinando
los efectos positivos de ambos.

La siguiente técnica se basa en el mismo principio pero sin producir


vibración.”

68. “Haz el sonido H y concéntrate en el final del sonido. Al dejar la


mente sin ningún soporte, uno permanece en contacto con lo
Absoluto.”

- “Siempre que te concentres en el final de algo, un sonido, una respiración,


inmediatamente aumenta el nivel de la consciencia. Y es en esos espacios
de vacío, de silencio, en los que se encuentra el estado de meditación. Al
final de la espiración, uno se vacía, se entrega, acepta… es el fin de todas
las resistencias; se accede a un lugar de silencio, calma y quietud. En ese
espacio dejan de existir las preocupaciones ligadas a la vida cotidiana; ahí
eres el Ser, el Todo, Shiva.”

La sesión de la mañana llegó así a su fin. Salimos a la orilla del rio,


comentando asuntos mundanos, disfrutando del calor de los rayos de sol y
la brisa refrescante de la corriente del Ganges. Sorprendentemente el cielo
estaba limpio de nubes.

Regresé al ashram a tiempo para la comida. Sentado en silencio frente a mi


bandeja, quise concentrar mi atención en el sentido del gusto; cerré los ojos
mientras masticaba y saboreaba, consciente de la textura, la temperatura y
los distintos matices de sabores. Sentía el movimiento de la mandíbula, de
la lengua, la acción trituradora de los dientes; y al tragar podía sentir el
trayecto del bolo alimenticio hacia el estómago. Muchas sensaciones de las
que no suelo ser consciente cuando como en compañía, charlando, o peor
aún, viendo la televisión, o simplemente ocupado en un sinfín de
pensamientos, comiendo de forma rápida y automática. La atención
enfocada en el comer me dejaba en un estado de gran relajación y de
bienestar.

Es increíble cómo podemos transformar nuestras vidas simplemente


poniendo la atención en lo que estamos haciendo, dejando a un lado la
inquietud de la mente.

Aprovechando el buen tiempo, por la tarde, antes de ir a la meditación con


Swamiji, me dirigí a la playita del rio a darme un baño. El agua helada era
un placer tras la caminata bajo el sol. Decididamente, el rio era mi lugar
favorito en Rishikesh!

69. “Medita en tu propio ser con la forma del espacio, sin límites en todas
las direcciones. Entonces, uno verá su propia forma como la energía
sin soporte de la consciencia.”

- “Imagina que eres el espacio infinito. En realidad no somos el cuerpo con


el que nos manifestamos en el mundo físico; somos consciencia, el Uno
consciente, y como tal no estamos limitados a unas formas. Al sentirte
expandido en el Todo, dejas de identificarte con tu cuerpo y con las
circunstancias que rodean tu vida; nada tiene la importancia que sueles
atribuir a las cosas, tus miedos e inseguridades no existen. Simplemente
eres, estás, sin esfuerzos por tratar de hacer algo. Actúas en el mundo pero
sin dejarte llevar por él, libre, sin apegos ni necesidades. Eres el testigo, el
observador inmutable de tus propios movimientos.

En el texto se describen distintas formas de alcanzar este estado. A veces


puede producir una sensación de vértigo o un miedo a perderse en esa
infinitud; si es así, entonces mejor probar con otras técnicas de meditación,
pues no se está preparado para las de este tipo. Pero si te encuentras
cómodo en ellas, si incluso sientes que te gusta y te causa asombro y
admiración, entonces ponlas a prueba, pues son eficaces y poderosas.”

Ese era mi caso; me gustaba especialmente imaginar la amplitud del


universo, su misterio, y sentirme expandido en él. Así, decidimos poner en
práctica esa meditación. Nos sentamos en la sala, columna erguida, ojos
cerrados, relajando todo el cuerpo, y profundizando en esa relajación,
sintiendo la respiración fluyendo de forma natural, hasta ir formando la
base desde la cual poder enfrentar cualquier técnica de meditación. De
hecho, simplemente profundizando en esta fase “previa”, uno podía
sumergirse poco a poco en el estado de meditación. Así podía sentirlo, sólo
tenía que “soltar amarras”, relajar el cuerpo y silenciar la mente, tal es la
puerta de entrada al estado de meditación.

Dejé de sentir el cuerpo y me sentía completamente expandido. De hecho


era como si no existiese en absoluto, y sólo me trajo a la consciencia
habitual del cuerpo el sonido del Om recitado por Swamiji. Me costó volver
al estado “normal” y unirme a la recitación del Om, que mantuvimos
bastantes minutos, mientras me anclaba a esta realidad…

Swamiji sonreía cuando terminamos, y en uno de sus comentarios me dijo


que estaba muy bien expandirse por el universo, pero no perderse en él, y
que debíamos siempre mantener los pies sobre la Tierra, sin olvidar que nos
movemos en distintas realidades, y que todas tienen su importancia.

Tras una breve charla acerca de las experiencias en esta meditación, nos
despedimos con el habitual Namasté hasta el día siguiente.
Me paré a cenar en un restaurante local de comida india; me apetecía
saborear un "thali" algo picante, para volver a las sensaciones físicas y
"terrenales". En el camino de vuelta me crucé con un mendigo que solía
estar en la entrada del puente, esperando limosna; me parecía peculiar,
distinto a los demás, no sólo porque fuese siempre acompañado de un par
de perros, sino también por su aspecto, que aunque sucio y desaliñado,
reflejaba una presencia respetuosa, se le sentía en paz consigo mismo, y
nunca le faltaba una sonrisa, recibiese o no limosna. Le saludé con una
inclinación de cabeza y me devolvió el saludo con el gesto y una sonrisa.
Algo en él llamaba la atención.

Cruzando el puente, me detuve a disfrutar del viento fresco y de la visión de


un cielo estrellado y limpio. Contemplando todas esas estrellas, me sentí
arrastrado por las sensaciones de la meditación, expandiéndome por el
universo... hasta que un ruidoso scooter pasó rozándome a toda velocidad,
devolviéndome en un instante al cuerpo físico. Tras unas respiraciones
profundas, seguí mi camino hacia mi ashram.

--------------------------------------------------

A mitad de la noche me despertó una fuerte tormenta seguida de un gran


aguacero. Eso me permitió recordar el sueño que estaba teniendo, volando
agradablemente por encima de un camino de tierra. Cogí el cuaderno y el
lápiz que dejaba siempre al lado de la cama y anoté más detalles de ese
sueño y otro anterior que pude recordar. Es buena costumbre para recordar
con más facilidad los sueños, y además, al anotarlos, se pueden descubrir
pautas significativas o mensajes del subconsciente. Conozco a una persona
que llega incluso a ponerse el despertador un par de veces durante la noche
para poder anotar y recordar más sueños.

Tras el desayuno charlé con un francés interesado en la meditación y en el


reiki; se estaba preparando el primer nivel de reiki con un maestro indio de
la zona. Al hablarle de lo que estaba haciendo con Swamiji, me pidió que le
preguntara si podía acudir a la meditación de la tarde. Me adelanté
diciéndole que no habría problema, pero se lo confirmaría al mediodía.
Cubierto con el poncho, me dirigí hacia el puente bajo una intensa lluvia.
¡Qué diferencia de tiempo de un día a otro! Por un momento arreció tanto
que sólo se veía una cortina de agua por todas partes. En el puente me crucé
con dos japonesas que corrían empapadas con una bolsa de plástico sobre la
cabeza, gritando y riendo. Nadie más caminaba por las calles, esperando
bajo un árbol o bajo los toldos de las tiendas a que parase el aguacero; hasta
las vacas se resguardaban como podían.

Llegando al ashram de Swamiji ya llovía con menos fuerza. A pesar del


poncho, de rodillas hacia abajo estaba empapado, pero el pantalón de tela
fina que llevaba tardaría poco en secarse. Nos sentamos en la sala tomando
un té mientras la lluvia poco a poco dejó de caer.

70. "Pincha cualquier parte de tu cuerpo con una aguja o punta afilada.
Entonces concentra toda tu atención en ese punto. Allí obtendrás la
pureza del Ser."

- "Esta técnica utiliza el dolor para enfocar la mente. El dolor puede


provocarse, aunque no es necesario; podemos aprovechar las ocasiones en
las que se experimenta un dolor específico en el cuerpo, o un simple picor,
o incluso la picadura de un mosquito..."

Diciendo esto sonrió haciéndome recordar el episodio en el que mi mente


luchaba contra los mosquitos que supuestamente me atormentaban...

- "Uno se concentra en el punto en el cual siente el dolor o picor, y busca el


verdadero origen o fuente de ese dolor. Se podrá sentir cómo la sensación se
va localizando cada vez más, hasta estar en un sólo punto, y manteniendo
allí la concentración, eventualmente el dolor o picor desaparece por
completo dejando en su lugar un vacío de dicha. Como ves, el Tantra
aprovecha cualquier situación para enfocar la atención y despertar. Toda
circunstancia es válida y no es necesario esperar a que todo sea perfecto en
nuestro entorno para decidirse a ir hacia dentro.

Con el Tantra no valen excusas..."

71. "No existen en tu interior ni mente, ni intelecto, ni sentido del ego.


Conociendo esto, la ausencia de pensamientos te liberará de todo
pensamiento."

- "Como en otras técnicas en las que uno se imagina vacío, aquí el énfasis
se dirige al vacío de la mente, del intelecto y del sentido del ego, como no
existentes en nuestro interior. Si no existe la mente, entonces no pueden
haber pensamientos.

A través de esta técnica se niega la existencia del "antahkarana", compuesto


por mente, "budhi", el ego y la memoria, y a través de este proceso se llega
a la experiencia de lo que se es verdaderamente. Porque no es que no
existan, sino que son meros instrumentos, no nuestra verdadera esencia. En
realidad, esta técnica forma parte de aquella en la que se indaga acerca de la
pregunta "¿Quién soy yo?", descartando parte por parte, desde el cuerpo
físico, a la mente, circunstancias, etc..., hasta que no queda nada con lo que
identificarse y uno se enfrenta al vacío aparente de la auténtica realidad."

72. "Maya es el principio ilusorio que reside en la existencia manifestada,


causando nombre y forma. Considerando que ésta es la naturaleza de
los distintos elementos, uno realiza que no está separado de la suprema
realidad."
- "Maya es ilusión; es lo que desorienta de lo real. Todo lo que tiene nombre
o forma es Maya, ilusión. Cuando se toma consciencia de que todo lo que
nos rodea es ilusorio, entonces se realiza que nada, incluidos nosotros
mismos, es una entidad separada, que todo es lo Absoluto.

Mira al mundo, y a ti mismo, como ilusorio, y encuentra así tu verdadero


ser, la única verdad, Bherava, Shiva."

73. "Cuando uno ve surgir un deseo, debería ponerle fin inmediatamente.


Así será absorbido por el mismo lugar del que surgió."

- "Observando la corriente de los pensamientos, cuando surge un deseo,


concéntrate en su origen, sin pararte a analizarlo o interpretarlo. Con tal
observación es posible eliminar al deseo en cuanto aparece, sin darle tiempo
a atraparnos en una red de pensamientos, sin represión, simplemente siendo
conscientes del origen del deseo."

Pensé que cómo sería posible eliminar los deseos, pues parecen formar
parte natural de nuestra existencia. ¿No deseamos comer cuando tenemos
hambre, o dormir cuando estamos cansados? ¿O simplemente ser felices,
sentirse amados, vivir bien,...? Me parecía imposible una vida sin deseo.

Swamiji pareció darse cuenta del rumbo de mis pensamientos, y sin yo


haberle preguntado nada, contestó mis inquietudes.

- "No es que los deseos por sí mismos sean buenos o malos; es normal que
surjan y tienen su utilidad,... mientras no invadan más espacio del
necesario. Y lo que suele ocurrir es que el deseo dispara la corriente de
pensamientos, crea tensiones y obsesiones, instalándose en la mente más
tiempo del necesario. En vez de ser un impulso positivo para crear nuestra
realidad, para tomar las decisiones que creen nuestro futuro, se convierte en
una lucha contra el momento presente, en una resistencia ante lo que es. Por
lo tanto, se trata de eliminar la obsesión, la lucha contra el momento
presente, y aprender a aceptar, manteniendo la ecuanimidad, y al mismo
tiempo, el impulso hacia los cambios positivos en nuestras vidas."

Volví a sorprenderme por la oportunidad y la claridad de sus palabras. No


era la primera vez, ni sería la última, en que sentía que podía leer en mis
pensamientos con total naturalidad.

74. "Cuando el deseo o el conocimiento aún no han surgido en mí, ¿quién


soy yo? En tal condición, Eso, es mi Realidad esencial. Reflexionando
de esta manera, uno se absorberá en esa Realidad."

- "Éste es el método de Ramana Maharshi, la continua indagación en


"¿quién soy yo?".

Aquí se especifica dónde se debe buscar la auténtica realidad del ser, en el


momento sin deseos o pensamientos, antes de que éstos surjan.

La respuesta del Vedanta forma un conocido mantra: "Aham Brahmasmi",


"Yo soy Eso".

Durante esta indagación, nos hacemos conscientes de que no somos los


deseos, ni los pensamientos, ni el cuerpo físico,..., y así, a base de
negaciones, se llega a descartar todo, y sólo queda el Vacío, que a su vez es
el Todo...

Vamos a practicar esta técnica. Una vez que estés relajado y concentrado en
tus sensaciones, empieza a preguntarte "¿Quién soy yo?", descartando poco
a poco todo tu cuerpo físico, luego tus pensamientos, deseos, ideas, tus
circunstancias, familia, trabajo, amistades, tus gustos y preferencias, tus
actividades,... Comprueba que todas esas cosas no son tu auténtico Ser, y
encuentra tu esencia."

Al principio me pareció sencillo: me era fácil comprobar que yo no era


alguna parte de mi cuerpo, como un brazo o una pierna (sin cualquiera de
esas partes, yo seguía siendo yo); pero poco a poco se fue haciendo más
difícil. Nos identificamos con nuestros cuerpos, con nuestra manera de ser,
nuestra familia, o nuestra posición social, y es más complicado de lo que
parece en primera instancia el des-identificarse con todo eso. La indagación
se fue haciendo más interesante, y comprendí porqué para Ramana
Maharshi éste era un método muy claro de llegar al conocimiento
verdadero.

Al cabo de unos treinta minutos, Swamiji pronunció con energía "Aham


Brahmasmi", una sola vez, dejándome por un instante completamente
vacío, como si no fuese absolutamente nada, y al mismo tiempo
completamente presente. Al pronunciar el mantra en ese momento, me
lanzó por un instante al estado de Ser, que no tuve ni tiempo de saborear,
pues aún no estaba preparado para alcanzar esa experiencia, y en cuanto mi
mente quiso observarla, ya estaba lejos de ella...

La lluvia había cesado, aunque los nubarrones presagiaban nuevas


tormentas.

De hecho, mientras descansaba en mi habitación tras la comida del ashram,


cayó otra tormenta con un fuerte chubasco. Me sentía ligero y con ganas de
movimiento, así que decidí que, aunque ya había hecho mi sesión de yoga
de dos horas por la mañana, iría a la clase que daban en el ashram a las
cuatro, antes de ir a la meditación con Swamiji.

Allí me encontré con Pascal, el chico francés que quería venir a la


meditación... Había olvidado por completo comentárselo a Swamiji! De
todos modos decidimos ir juntos tras la clase de yoga.
Llegamos con un poco de retraso. Swamiji estaba sentado frente a su
puerta, mirando hacia el río. Le saludamos y le presenté a Pascal. Éste le
comentó su interés hacia la meditación y que podría acudir a la sesión de las
tardes, ya que por la mañana estaba ocupado con el curso de reiki. Swamiji
no le puso ninguna pega, invitándole a venir cuando quisiese.

Pasamos a la sala, encendió una vela, nos sentamos y abrió su ejemplar del
Vijnana Bherava Tantra para leer el texto de la siguiente técnica.

75. "Una vez que han surgido el deseo o el conocimiento, uno debe dejar
de reflejarse en ellos, y considerar al Ser como idéntico a la
consciencia. Entonces, aparece la verdadera naturaleza de uno."

Swamiji posó el texto a un lado, enderezó su columna y respiró


profundamente. Permaneció un momento con los ojos cerrados, y tras
mirarnos con una leve sonrisa, empezó a hablar pausadamente.

- "Cuando surge el deseo, o un conocimiento que refuerce al ego, lo


observamos desde la consciencia testigo, y el simple acto de esta
observación, debilita al ego; al aumentar así la consciencia, uno reside cada
vez más en su auténtico ser.

Considera la propia consciencia como el verdadero Ser. Estar conscientes


en todo momento, en cualquier actividad que se esté realizando, es la fuerza
que transformará la vida.

Generalmente, los deseos y los pensamientos que refuerzan al ego surgen


durante la vida cotidiana, más que en la práctica de la meditación sentada.
Por lo tanto, esa atención durante todas nuestras actividades, es necesaria si
realmente queremos transformarnos en el Ser consciente que en realidad ya
somos. Pues la transformación es simplemente retirar el velo que nos
impide ver con total consciencia. Tú ya eres lo que buscas; todos somos
Shiva. Aham Brahmasmi!"

Volvió a cerrar los ojos y el silencio nos envolvió unos minutos. La noche
estaba cayendo, y en ese rincón apartado junto a la orilla del Ganges no se
oía ningún ruido, salvo el rugido continuo de la fuerte corriente del río.

- "Desde esta postura relajada, atentos a las sensaciones corporales y a la


respiración, aprovechad cada espiración para relajar aún más todo el
cuerpo, y mantened la atención en la respiración, atentos a los espacios
vacios al final de la inspiración y de la espiración. Eso es todo, plenamente
conscientes en el momento presente, sin vagabundeos mentales hacia
recuerdos del pasado o imaginaciones futuras. Sólo la inspiración, la
espiración, y los momentos en los cuales la respiración se detiene. Y
cuando surja un deseo o un pensamiento, simplemente observadlo desde la
consciencia testigo, siendo la observación misma, olvidando al observador,
con completo desapego y desidentificación.”

Volvió a cerrar los ojos y nos sumimos en la meditación, envueltos en la


mágica energía del momento, arropados y llevados por la fuerza del
Maestro. Cada vez las meditaciones con Swamiji se hacían más intensas;
percibía cómo su ayuda me mostraba las cumbres a las cuales podría
dirigirme más adelante, cuando caminase sólo con mi esfuerzo. Cada día
crecían mi admiración y agradecimiento.

La recitación del Om nos indicó el final de la meditación. Sólo en ese


momento me di cuenta de que mis piernas estaban completamente
dormidas, y me costó unos minutos el poder ponerme en pie. La meditación
había sido más larga de lo habitual, al menos eso me decían mis piernas,
pues durante la misma me encontraba sumido en un espacio atemporal…
Tras despedirnos de Swamiji hasta el día siguiente, compartí con Pascal una
cena a orillas del río, comentando la experiencia, la cual también había sido
profunda para él. Al día siguiente iba a ser iniciado en el primer nivel de
reiki, y se sentía animado y excitado por ello. Recordé cuando yo mismo fui
iniciado, y le animé a que siguiese adelante luego con el segundo nivel,
pues tras la introducción al reiki que supone el primero, el segundo abre un
abanico de posibilidades aún mayores y es bastante más potente. Esa era su
idea, y con su entusiasmo, estuvimos charlando hasta tarde acerca de esos
temas.

------------------------------------------------

76. “La verdadera naturaleza del Divino es sin causa ni soporte. El


conocimiento o la percepción de cualquier persona no es Esto. Oh,
Diosa, de esta forma, uno se convierte en Shiva.”

- “Lo Divino, lo Absoluto, es incondicional, no depende de ninguna causa o


soporte, es eterno… En nuestra práctica individual, también hemos de ser
incondicionales, es decir, no debemos depender de las circunstancias
externas para ser felices o para encontrar el estado de paz. Tal estado es
puro, independiente de cualquier suceso, y se encuentra anclado en nuestro
interior; es el propio Divino dentro nuestro, es nuestra verdadera esencia,
nuestra naturaleza real.

El auténtico conocimiento es absoluto, sin causa, y no pertenece a nadie en


concreto, a ninguna religión, a ningún grupo; pertenece a toda la
humanidad. Debes poder discernir entre este conocimiento y el
conocimiento relativo, limitado, útil en algunos aspectos, pero incompleto y
sectorial. Sólo enfocándote en el conocimiento absoluto te acercas a la
esencia de Shiva.”
La mañana momentáneamente soleada nos permitía estar sentados fuera,
con vistas al Ganges. Uno de sus discípulos se había sentado con nosotros,
escuchando atentamente las explicaciones de Swamiji. El otro, tras
prepararnos y servirnos un “chai”, se marchó al mercado de Rishikesh a
realizar algunas compras; desde allí había que cruzar el río por el puente de
Ram Jhula y coger un rickshaw hacia el mercado, en la población principal,
unos kilómetros río abajo.

En las colinas circundantes había algunas nubes ancladas que poco a poco
iban ascendiendo por ellas. El calor se sentía más intenso a causa de la
humedad, aunque allí, a la orilla del río, una fresca brisa mitigaba el poder
del sol, a la espera de que volvieran las más que probables tormentas.

Swamiji vestía de blanco, con una larga túnica. Su pelo húmedo,


probablemente embadurnado con aceite como suelen hacer en India, le daba
un aspecto aún más brillante y luminoso. Tras un silencio y unos sorbos al
chai, prosiguió con la siguiente técnica.

77. “La Consciencia es la cualidad esencial en todos los cuerpos. Por


cualquier parte, no hay ninguna diferencia. Por lo tanto, todo está
hecho de la misma consciencia. Entendiendo esto, la existencia en el
mundo se vuelve victoriosa.”

- “Somos Consciencia. No el cuerpo ni el ego.

Todo es Consciencia, Divino, Absoluto…

En la esencia no existen divisiones de género, castas, credos, naciones o


razas. Todo en el universo es consciencia, luego el ser humano no es
distinto ni superior de los demás seres vivos, ni de todo lo existente, de los
mares, montañas, planetas, estrellas o galaxias…

Todo es consciencia y la consciencia en todo es la misma. Cuando nos


hacemos uno con la totalidad de la existencia, ésa es la experiencia última.
En la práctica se trata de vivir teniendo esto siempre presente, no como algo
teórico, sino sintiéndolo, como una forma de vivir, comportándose teniendo
en cuenta el conocimiento de que todo es la misma consciencia, de que las
diferencias en realidad no existen.”

Permanecimos en silencio, empapándonos en el contenido del Sutra,


sintiendo la Unidad. En un momento dado, Swamiji abrió los ojos, respiró
profundamente y continuó.

78. “Cuando las fuertes emociones del deseo, ira, avaricia,


encaprichamiento, intoxicación o celos aparecen, ¡detén la mente!
Haciendo esto, aparece la verdadera Realidad que subyace a estas
emociones.”

- “Cuando te encuentres inmerso en estas emociones negativas, toma


consciencia de ello y deja de pensar, es decir, deja de dar vueltas con la
mente al asunto.

Estos aspectos negativos de la mente también pueden usarse como medios


para alcanzar el conocimiento. En el Tantra se acepta todo, cualquier
experiencia o circunstancia puede ser útil si se llena de consciencia. De la
misma manera que podemos usar una espina para ayudarnos a sacar otra
que está clavada en nuestra piel, y luego arrojamos las dos.

Se trata de llevar la consciencia a todo, en este caso a las emociones


negativas en el momento en el que surgen. Una actitud observadora nos
permitirá detectarlas casi de inmediato, antes de ser arrastrados por ellas.
Aunque incluso en ese caso, también es posible hacerse consciente en
cualquier momento y detener el proceso. Siempre se está a tiempo, y al
hacerlo se aprende y evoluciona.”
79. “Observa la totalidad del mundo como un truco de prestidigitación, o
como un cuadro o una ilusión. De esta meditación, surge la dicha.”

- “Si ves el mundo como un drama, una puesta en escena, una ilusión,
entonces los problemas desaparecen, el pensamiento se detiene, y sólo
queda la dicha. Esto sucede de manera natural a medida que uno se hace
más consciente: el mundo “exterior” parece cada vez más irreal, más
ilusorio.

En el pensamiento indio tenemos el concepto de “Lila” en el cual se percibe


el mundo como un juego, una función. En él existen unas reglas del juego y
el sufrimiento es causado por los errores que se cometen “jugando”.
Cuando la actitud es la correcta y se toma consciencia de la naturaleza del
“juego”, de la ilusión, entonces se puede ser feliz, liberados de la ilusión del
sufrimiento.

El sufrimiento, como ya apuntó Buda, es causado por nuestros apegos, por


el querer aferrarnos a lo transitorio, por no aceptar el fluir de las cosas y su
impermanencia. Al darnos cuenta de la naturaleza de “Lila”, del carácter
ilusorio del mundo, dejamos de tomarnos tan en serio los acontecimientos y
aprendemos a fluir con ecuanimidad, serenidad y alegría.”

De nuevo permanecimos en silencio, esta vez por más tiempo. Ciertamente,


la vida puede ser vista como un inmenso teatro. Nuestra forma de pensar y
de ver las cosas en general se ve condicionada desde nuestro nacimiento
según la familia en la que nacemos, el tipo de sociedad, el lugar del mundo
en el que estamos, nuestro sistema educativo… Así vamos creando lo que
creemos ser “yo”; amigos y conocidos que vienen y van, relaciones intensas
que empiezan y acaban, trabajos en los que pasamos muchas horas al día y
con los que acabamos identificándonos… Son muchas las “máscaras” que
vamos utilizando a lo largo de nuestras vidas, y finalmente ya no sabemos si
somos una careta u otra, y por supuesto, no tenemos ni idea en realidad de
quienes somos realmente, más allá de todos esos condicionamientos. Nos
preocupamos por cómo nos gobiernan o por los entretenimientos con los
que nos rodeamos, por discusiones acerca de múltiples sucesos, por lo que
nos podría suceder en el futuro… Y cuando nos paramos a pensar que todo
no es sino una gran obra de teatro en la que hemos olvidado que somos
actores, que simplemente estamos actuando en la película de nuestra vida,
entonces podemos sonreír, vivir las cosas desde otra perspectiva, sin
identificarnos, siendo testigos de la obra, y podemos sentir la felicidad.

Todas estas impresiones fueron pasando por mi mente, desmenuzando los


pormenores de la vida, analizando cada detalle. Más que pensar acerca de
ello, todo desfilaba de forma automática, mostrándome aspectos diferentes
de la identificación con el “juego”, con “Lila”.

Era como si en realidad fuese Swamiji quien siguiese hablando, dando una
explicación profunda, minuciosa, de la naturaleza de “Lila. De pronto me di
cuenta de que en realidad era eso lo que estaba sucediendo; no era yo quien
pensaba en esos momentos, sino que escuchaba de alguna manera a
Swamiji. ¡Su enseñanza estaba prosiguiendo en silencio, de una manera
telepática!

Al tomar consciencia de ello, el asombro me hizo salir del estado de


relajación en el que me encontraba, perdiendo el contacto con la enseñanza
que estaba recibiendo. Abrí los ojos; Swamiji permanecía impasible,
sereno. Al momento, abrió también sus ojos, sonrió levemente, y continuó
con el siguiente Sutra.

80. “Uno no debería ocupar sus pensamientos en el placer o el dolor. Oh


Diosa, conoce que la Realidad se encuentra entre los dos.”

- “En el Katha Upanishad se dice que el alma se ve atraída por dos vías: el
camino del apego al placer, que va vida tras vida sin alcanzar al Supremo, y
el camino de la dicha, Ananda, que lleva a la liberación.

El apego al placer nos balancea continuamente de la aparente alegría al


dolor, de una satisfacción transitoria a un sentimiento profundo de
insatisfacción. Manteniéndonos en el medio de los dos, sin ser afectados por
los sucesos de la vida exterior, más allá del placer o del dolor, podemos
alcanzar la Realidad.

La forma de estar en el medio consiste en no juzgar. Mantenerse consciente


en cualquier experiencia sin juzgarla como buena o mala, placentera o
dolorosa. La vida puede realmente ser celebrada en su totalidad,
independientemente de los sucesos que vayan ocurriendo. Podemos elegir
entre una dicha ecuánime o el sentirse desgraciados zarandeados ante los
eventos que no podemos elegir.

Se trata de poder disfrutar de todo pero sin necesitar de nada externo para tu
felicidad. Acepta, observa lo que ocurre, sin querer aferrarte al placer o
escapar del dolor, simplemente permanece como un testigo, el observador
que no se involucra. Desde ahí podrás ver la naturaleza del mundo como
“Lila”, el juego o la ilusión.”

Así enlazó de nuevo con el mensaje del Sutra anterior cuyo pensamiento
está en la base de la filosofía india no dualista.

Lo dejamos en este punto y tras despedirnos hasta la tarde, regresé a mi


ashram para comer y descansar. La sensación de hambre se había
despertado en los últimos minutos, y en el camino de vuelta iba
reflexionando acerca de lo ilusorio de tales sensaciones. La identificación
con el cuerpo es necesaria para poder vivir esta experiencia material, en este
mundo “ilusorio”, y por lo tanto, hay que atender sus necesidades
fisiológicas… eso sí, sin apego!

-------------------------------------------------

Pascal y yo nos sentamos en una mesa del German Bakery, tomando un te y


observando el puente de Laxman Jhula, con su incesante ir y venir de
peregrinos, turistas, bicicletas, motos, porteadores, vacas, monos… Podían
pasar horas simplemente mirando el espectáculo, como si fuese una
película, con el añadido de la presencia del Ganges, bajando con fuerza, los
templos circundantes, y las verdes montañas que nos rodeaban. El cielo
estaba bastante nublado, pero el sol aún asomaba y no parecía que fuese a
llover esa tarde.

Pascal estaba muy emocionado con el cursillo de reiki que estaba


realizando; había sido iniciado al primer nivel, y ya se estaba preparando
para hacer el segundo. Me dijo que ya hacía tiempo que tenía el impulso de
iniciarse en el reiki, pero que nunca llegaba la ocasión propicia, y que al
encontrarse la posibilidad de hacerlo allí en Rishikesh, pensó que qué mejor
lugar para hacerlo, durante su viaje por India. También estaba muy
impresionado por Swamiji y sentía que en este viaje muchas cosas se le
estaban presentando de forma “casual” dándole un sentido mayor al
esperado. Todo estaba relacionado, arrojando luz sobre pasadas
experiencias, obteniendo respuestas a viejas preguntas. Ahora sabía cuál era
la verdadera razón de su viaje a la India, y sobre todo, se le abrían nuevas
perspectivas de futuro para su vida.

Le comprendía perfectamente, pues escuchándole me veía reflejado en sus


palabras, como si estuviese relatando mi propio proceso en mis últimos
viajes a la India.

Al acercarse la hora de la meditación, nos dirigimos hacia el ashram de


Swamiji, llenos de alegría y expectación. Al llegar nos encontramos con sus
dos discípulos y un indio vestido también de blanco, con barba y pelo largo,
como si fuese un yogui o un gurú. Nos saludamos y nos sentamos todos
frente a Swamiji, cada uno con una esterilla y un cojín. Uno de los
discípulos cerró la puerta y encendió la vela y una varita de incienso.
Permanecimos en silencio hasta que Swamiji nos saludó de nuevo con una
reverencia y un Namasté.

- “Somos consciencias que vivimos una experiencia material en este cuerpo.


Sin embargo, generalmente, nos identificamos sólo con nuestro cuerpo y
nuestros pensamientos. Muchas de las técnicas que nos ofrece Shiva en el
Vijnana Bherava Tantra tratan precisamente de quebrar esta identificación
que nos impide experimentar nuestra verdadera naturaleza.”
81. “Deja atrás la preocupación por tu propio cuerpo. Con una mente firme
y una visión atenta a nada más, cree: “Yo estoy en todas partes”.
Entonces, alcanzarás la dicha.”

- “Simplemente piensa que estás en todas partes. Ésa es la técnica. No eres


sólo tu cuerpo, sino que además existes en todos los cuerpos; no estás
separado ni eres diferente de las demás formas de existencia: eres Todo. Ésa
es tu verdadera naturaleza. Trascendiendo el apego al cuerpo, tomas
consciencia de que en realidad estás en todas partes. Sin el cuerpo, ¿dónde
estamos? En ninguna parte en particular, es decir, en todas partes.

Practicad sintiendo primero vuestro cuerpo, relajándolo completamente, y


poco a poco id sintiendo que no estáis confinados únicamente en él, y
sentíos llenando la sala, y más allá, ocupando las calles, el valle,… Id
expandiendo vuestra consciencia sintiéndoos en todas partes, en todos los
seres, siendo uno con el Universo. Impregnaos de esta sensación, de este
conocimiento, sin analizarlo, más allá de los pensamientos; simplemente,
sed.”

Esta técnica era muy parecida a una que ya habíamos hecho. A medida que
avanzábamos en el estudio del VBT, se iba haciendo claro cuáles eran los
puntos clave para alcanzar el estado de Shiva, el verdadero Conocimiento.
Las diferentes técnicas constituían variantes de unas pocas claves, que a
veces se asemejaban mucho, y que formaban la puerta de acceso a ese
estado.

Tuve que hacer un pequeño esfuerzo para dejar esas divagaciones que me
alejaban de la práctica del momento. Me centré en la relajación,
profundizando en las sensaciones, en completa inmovilidad, y tras
contemplar unos minutos mi respiración, adentrándome en sus pausas,
comencé a expandir mi consciencia más allá de los límites de mi cuerpo.
Me noté transportado fácilmente a la sensación de estar en todas partes;
“demasiado” fácilmente. La experiencia durante esa meditación volvió a ser
intensa y poderosa, y sólo al salir de ella fui consciente de que, una vez
más, había sido “llevado de la mano” por Swamiji. Cada sesión con él era
un regalo y un mostrarme hacia dónde tendría que dirigirme cuando
volviese a estar “solo” en mi camino. Ahora podía entender el porqué es tan
importante la presencia del Maestro, porqué se considera una bendición, ya
que lo que muestra a través de la experiencia no se puede explicar en
ningún tratado, y ahorra mucho tiempo de trabajo en solitario. Me
consideraba muy afortunado por haberme encontrado con él y por poder
compartir esas sesiones diariamente. Estaba teniendo experiencias durante
la meditación que nunca antes había tenido y que me indicaban claramente
el camino a seguir.

Más tarde, al comentar estas cosas con Pascal, él también estaba de


acuerdo, pues sentía algo muy parecido, aunque no sabía muy bien si era
por la combinación con el aprendizaje del reiki. Sin duda alguna eso
también tenía su importancia, pero pude asegurarle que la oportunidad de
estar con Swamiji era el verdadero impulso.

Ya en mi habitación, reflexionando sobre mi conversación con Pascal, me di


cuenta de que la experiencia siempre es personal, y que lo que para mí
estaba significando mi experiencia con Swamiji no tenía porqué ser igual
para todo el que lo encontrase; quizás para él era mucho más significativo
su contacto con el reiki, y quizás ese contacto era el que le abriría las
mismas puertas que a mí se me estaban abriendo con Swamiji. No podía
olvidar que existen infinidad de caminos para alcanzar la cima de la misma
montaña, tantas experiencias distintas como seres pueblan el universo, y
que la verdad de uno no tiene porqué negar la verdad de otro. Y por lo
tanto, tiene que haber enseñanzas y maestros diferentes, que se adapten a la
especial configuración de cada uno. En mi entusiasmo, quise hacer ver a
Pascal que el poder estar con Swamiji era lo auténticamente crucial en su
experiencia, y eso era algo que en realidad yo no podía saber, pues estaba
queriendo aplicar mi propia experiencia a la suya, olvidando la verdad de
los caminos diferentes. Quería compartir inmediatamente esas reflexiones
con Pascal, pero a esas horas ya reinaba el silencio en el ashram, y tuve que
esperar al día siguiente.

---------------------------------------------
Desde la sala de abajo, en la que practicaba de 6 a 8, se podían ver las
montañas cubiertas de vegetación. Estaba lloviendo, aunque no muy fuerte,
y al abrir las ventanas y la puerta que daba a un pequeño jardín, entraba un
agradable aire fresco. A veces algún mosquito molestaba mi sesión, pero
eran realmente escasos, o quizás me estaba haciendo a su presencia…

Tras el desayuno y fregar mi bandeja, le comenté a Pascal mis reflexiones


de la noche anterior; estaba de acuerdo conmigo en que la experiencia de
cada uno es personal y no tiene porqué extrapolarse a la experiencia de
otros, aunque también sentía la importancia que suponía para él el
encuentro con Swamiji. Luego hablamos acerca de unas prácticas que hacía
su padre para recordar vidas pasadas, hasta que se dio cuenta de que se le
hacía tarde para ir a su curso de reiki y nos despedimos. También se
acercaba mi hora para visitar a Swamiji.

-----------------------------------------

82. “El conocimiento, el deseo, etc., no existen sólo en mí, sino en todas
partes, en todos los objetos. Con esta creencia, uno se vuelve
omnipresente.”

- “La energía, la esencia, no está sólo en mí, sino que es la misma en todas
las cosas que existen. Tomando consciencia de esto, se llega a la misma
conclusión que en el sloka anterior: soy todo y estoy en todas partes; lo que
soy realmente, no está limitado a este cuerpo.

Nuestros pensamientos, que parecen surgir dentro de nosotros, en realidad


lo hacen cuando entramos en consonancia con la vibración a la que
pertenecen. Es decir, en cierta manera, nos abrimos a ciertos pensamientos,
deseos e incluso conocimiento,

según sea nuestro estado de ser.


Son varios versos parecidos que llevan a la misma percepción de unidad.
Son técnicas de “Conocimiento”, de amplitud de consciencia, de ser Uno.

Cuando uno se establece en la Verdad, puede ver que las formas que
aparecen como separadas, en realidad no lo están. Tú eres consciencia, y
todo lo que existe a tu alrededor también es consciencia. Todo es uno. Todo
es lo divino, Shiva, cualquier cosa, cualquier persona; no hay diferencias.”

Estábamos sentados en el interior de la sala, degustando el té que


amablemente nos sirvió uno de sus discípulos. La lluvia caía
intermitentemente, dejándose oír sobre el tejado.

Antes de empezar, Swamiji me había estado hablando de cómo en general,


las personas se ven atraídas hacia el mundo exterior de una forma hipnótica,
sin ser conscientes de lo que son. Así buscan transformar el mundo según
sus deseos, buscando la satisfacción de éstos, y nunca encuentran la paz.
Sin embargo, al hacerte consciente de tu verdadera esencia, aunque sigues
moviéndote en el mundo y actuando en él, te liberas de la hipnosis, eres
completamente dueño de ti mismo, alerta en todo momento y dueño de tus
acciones y reacciones.

El viejo texto en el cual leía las técnicas me atraía de forma especial.


Aunque no podía entender nada de lo que en él estaba escrito, parecía estar
irradiando su energía de algún modo, como si fuese” material
radioactivo”… Puede parecer extraña esta apreciación, pero quizás hayas
sentido algo parecido con objetos tales como piedras, cristales, o cualquier
otro objeto, incluso lugares, que al estar en contacto con ellos nos hacen
sentir “algo” especial. Esto me sucedía con aquel librito; alguna vez había
tenido la oportunidad de tenerlo entre mis manos y era como sentir la
presencia de aquellos que lo habían estudiado, incluso de quien lo había
escrito, y que me transmitían de alguna manera su propia experiencia. No
era sólo un conjunto de hojas de papel, sino el conocimiento directo de
algunos seres que buscaba “contagiar” de alguna manera a quien estuviese
en su presencia.
Swamiji lo cogía suavemente entre sus manos para leer la técnica en
cuestión, y lo dejaba con delicadeza al lado suyo o sobre su regazo,
mientras daba su explicación al Sutra. En sus numerosas pausas, cuando
cerraba sus ojos, parecía conectar con la energía del librito y recibir
inspiración directamente de él.

83. “La consciencia del objeto y del sujeto es común a todos los seres
vivos. Sin embargo, los yoguis se distinguen en que siempre son
conscientes del Ser.”

- “Aquí se define lo que significa ser consciente: ver al Ser en todo. Más
allá de la consciencia general que distingue todo lo exterior a uno como
objetos frente al sujeto, la consciencia del yogui ve al Ser en cualquier
objeto o experiencia con la que entra en contacto; percibe la unidad en la
diversidad; puede vivir en el mundo sin ser absorbido por él.

Para poner esto en práctica, procura mantener la consciencia de ti mismo,


siendo testigo, observando cómo interactúas con el mundo. Procura no
perder la consciencia de que todo es uno, de que en realidad no existe
diferencia entre el sujeto y el objeto, entre tú mismo y los demás, entre tú y
todo el mundo “exterior”.”

Entonces me volvió a indicar una técnica muy útil para desarrollar esta
consciencia, y que en otra ocasión me sugirió practicar para recordar y ser
más conscientes de mis sueños:

- “Un buen ejercicio que ayuda a conseguir esa atención, es practicar la


consciencia-testigo al final del día, antes de acostarnos, repasando toda la
jornada al revés, desde ese momento antes de dormir, hasta el despertar de
esa mañana, siendo testigos de todas nuestras actividades, encuentros y
reacciones, sentimientos, emociones,… de todo en general, sin ningún tipo
de juicio, sin involucrarse con el pensamiento, sin analizar; sólo observar.
Te sorprenderás de las cosas de las que eres consciente al final del día y a
las cuales creíste que no habías prestado atención en su momento; y
también te sorprenderán los momentos que han quedado registrados como
“más importantes”, y cómo al verlo todo desde otro ángulo, tu comprensión
acerca de lo sucedido es mucho más profunda. Desde este repaso te será
más fácil tener la consciencia de que todo es uno, todo es el Ser, el juego
cósmico de la manifestación…”

84. “Dejando a un lado la preocupación por el propio cuerpo, uno debería


creer continuamente que la misma consciencia está presente en uno
mismo y en otros cuerpos. En pocos días, uno lo impregnará todo.”

- “Casi idéntica a la técnica 81, de un modo ligeramente diferente Shiva


quiere llevarnos al mismo resultado: la desidentificación con el cuerpo y la
consciencia de que todo es uno; de que la misma consciencia, el mismo Ser,
se encuentra en todo y todos.

Esto es básicamente el no-dualismo: todos somos Uno. Y en esta idea


inciden muchos de los textos clásicos de la sabiduría india: el Isha
Upanishad, el Ashtavakra Guita, el Bhagavad Guita, etc.

Incluso en otras culturas se encuentra la misma enseñanza. En la tradición


cristiana, el verdadero sentido de las palabras de Jesús al decir que hagamos
a los demás aquello que queremos que los demás hagan con nosotros, es
que en realidad, lo que hacemos a los demás nos lo estamos haciendo a
nosotros mismos, pues no hay diferencias entre yo y el otro, pues todos
somos Uno.

Así, cuando te sorprendas especialmente preocupado por asuntos


relacionados con tu cuerpo, recuerda que vives una experiencia en él, pero
que no eres tu cuerpo únicamente; recuerda que tu verdadero ser lo
impregna todo y por lo tanto también vive las experiencias de los demás
cuerpos.”

85. “Oh, Diosa, deteniendo todos los pensamientos, la mente estará sin
soporte. Entonces el ser se volverá el Supremo Ser del Divino.”

- “Des-identificarse del flujo de pensamientos es la clave para alcanzar el


estado de meditación, y todas las diferentes técnicas persiguen esta
desidentificación. Así, en cualquier situación, cuando tomes consciencia de
estar inmerso en los pensamientos, adopta el papel del testigo, el
observador.

A causa de dejarse arrastrar por los pensamientos, el ser humano crea


sufrimiento y esclavitud en sus vidas. La paz y la dicha de una mente
calmada es superior a la de los pensamientos más felices.”

86. “El supremo Señor, que es omnipresente, omnisciente y omnipotente,


en verdad, yo soy Él y tengo la misma naturaleza de Shiva.
Contemplando así con firme convicción, uno se vuelve Shiva.”

- “Aquí la concentración va dirigida a la identificación del ser individual


con el Ser supremo o Shiva. Al tomar consciencia de que uno es en realidad
el ser supremo, adquiere sus mismas características.

Más que una creencia basada en la fe o en la autosugestión, el poder de este


sutra aparece cuando uno sabe con certeza que esto es así. Entonces uno
experimenta lo que se propone en otros sutras como método de
concentración, uno siente que no tiene cuerpo, que no tiene límites, que
abarca todo el espacio; se está en un estado sin pensamientos desde el cual
se conoce y comprende todo. Uno se afianza en el conocimiento del Ser.”
Al terminar de pronunciar estas palabras, Swamiji guardó silencio, cerrando
sus ojos, invitando a que el significado de estos slokas profundizase en mi
consciencia.

Durante ese silencio, un poderoso trueno rasgó el cielo sobre nosotros, y


poco después cayó una tromba de agua que hubiese hecho inútil cualquier
intento de seguir hablando, pues el sonido del agua sobre el tejado me
habría impedido escuchar sus palabras.

Permanecimos sentados en meditación durante unos minutos, mientras la


lluvia iba amainando hasta permitir a Swamiji seguir hablando.

- “Observa que todas las técnicas vienen a decir lo mismo. Todos los
grandes maestros de todo el mundo, a lo largo de la historia de la
humanidad han estado diciendo lo mismo. La verdad sólo puede ser una.
Todos insisten en la necesidad del ser humano de despertar. ¿Qué quieren
decir con ello? Sabemos lo que significa despertar del sueño cuando cada
día salimos del mundo onírico y “despertamos” a esta realidad. Así que los
maestros nos sugieren que el mundo que vivimos y aceptamos como real, es
en realidad como un sueño en comparación con la auténtica realidad de lo
que somos; aquí somos un personaje de una gran obra de teatro, limitados
por un cuerpo, un nombre, una familia, una sociedad, un trabajo, una forma
de pensar, un estatus social,…, y con todas esas cosas nos identificamos,
nos diferenciamos de los demás, experimentamos una vida… Y creemos
que esa vida, esa experiencia temporal, lo es todo.

Pero tal y como ocurre en una obra de teatro, tras bajar el telón, los
personajes dejan de existir, los actores se despojan de sus trajes y vuelven a
ser lo que eran, hasta que en otra obra adopten un personaje diferente y
escenifiquen otra historia diferente…

Tú no eres el personaje. Y si puedes ver eso, podrás disfrutar de una manera


completamente distinta de tu experiencia en esta obra espacio-temporal.
Tú eres Eso. Tú eres el mundo. El mundo está en ti. Tú creas el mundo. Lo
que crees lo creas. Todo es Uno, y el Uno está en todo. Todas estas son
maneras de intentar explicar con palabras la esencia de la realidad, de lo
que tú eres.

Y la forma de llegar a esta comprensión, a experimentar lo que en realidad


se es, es ir más allá de los pensamientos que nos encadenan a esta “obra”,
que nos identifican con este “personaje”. Es alcanzar ese lugar interior en el
que estamos en silencio; es comprender la esencia del vacío. Y para ello
necesitamos encontrar el estado del Aquí y Ahora, primeramente
sentándonos en meditación y profundizando en la relajación, y más
adelante, en cualquier actividad que estemos realizando, en cualquier
momento o lugar en el que nos encontremos. Sabiendo que siempre es Aquí
y siempre es Ahora. Que no puede haber otro lugar ni otro momento; de
hecho, no lo hay.

Entonces volvemos al “hogar”, a lo que realmente somos. Podemos vivir en


el “sueño” pero sabiendo que es un sueño, disfrutándolo sin dejarnos
atrapar por él.

Eso es despertar.”

¡Guau!... Es la expresión que podría definir mejor mis sensaciones en ese


momento. Todo tan claro, tan sencillo… En esas pocas palabras todas las
explicaciones, todas las enseñanzas, todas las filosofías… Además no era
como si las estuviera leyendo en un libro; lo estaba sintiendo, vivía la
experiencia. Mientras duraron esas palabras, Swamiji me llevó a la
experiencia de ese estado. No era que yo escuchaba y comprendía: estaba
allí, era Eso…

Desafortunadamente nadie te puede dejar en ese estado definitivamente,


pero es un gran regalo que alguien te lo muestre y te haga sentir el “sabor”
de la experiencia, pues entonces ya sabes hacia donde dirigirte, has “visto”,
has “sentido”, y ya no se trata de una creencia u opinión de la que puedas
dudar. El camino estaba marcado.
Permanecimos en silencio durante unos minutos, y antes de despedirnos
hasta la meditación de la tarde, Swamiji me dijo que en realidad ya estaba
todo dicho, que no hacía falta continuar con el resto del Vijnana Bherava
Tantra, pues todo consistía en mostrar lo mismo desde diferentes ángulos,
otras palabras, otras versiones, siempre para indicar una sola realidad, un
único estado.

Decía esto sonriendo, soltando incluso alguna carcajada, pero me hizo


dudar acerca de sus intenciones: ¿me estaba diciendo que íbamos a dejar
nuestros encuentros matinales? ¿Qué no era necesario seguir y que daba el
trabajo por concluido? ¿Estaría a punto de marcharse de nuevo?...

Estas preguntas vinieron a inquietar mi mente. Realmente yo quería seguir


con la exploración del texto, y sobre todo, no quería dejar de encontrarme
con Swamiji, pues esa era la verdadera experiencia, la verdadera enseñanza
que recibía…

-----------------------------------------------------

Después de comer, mientras me relajaba en mi habitación, me quedé


dormido y tuve unos curiosos sueños que anoté en mi libreta al despertar.
En uno de ellos me encontraba volando; hacía tiempo que no soñaba con
volar, y la sensación era increíblemente agradable. Volaba por encima de las
nubes, viendo entre ellas el paisaje que había por debajo, con algunos
árboles, verdes montes, algún río… Luego estaba tumbado sobre la hierba
viendo las nubes pasar sobre un fondo de cielo azul claro. Las nubes,
blancas y algodonosas, iban cambiando de forma: ahora veía un perro,
después una cara de un demonio que se transformaba en un viejo que reía a
carcajadas, luego un cocodrilo que enseguida pasaba a ser un conejo… Las
nubes iban pasando, cada vez había menos, hasta que se quedó el cielo
completamente azul. Entonces me vi a la orilla del mar; quería hacer
windsurf y lo intentaba metiéndome en el agua con mi tabla y mi vela, pero
el viento no soplaba lo suficiente, y finalmente decidí sentarme sobre la
arena observando el mar. Y veía cómo las olas rompían una y otra vez,
cómo el agua se acercaba y se alejaba…

Desperté fresco y animado. Sabía que eran sueños llenos de simbolismo, la


forma en la cual el subconsciente se comunica con nosotros. Y luego me
sorprendió que la meditación de la tarde estuviese relacionada con parte de
mi sueño.

------------------------------------------

87. “Así como las olas surgen del océano, las llamas del fuego, la luz del
sol, de la misma manera, las formas variadas del universo surgen de
Mí, Bherava.”

- “Esta frase es en sí una enseñanza, y al mismo tiempo, una invitación a


meditar sobre ella. En ella se nos muestra, de nuevo, la esencia del no-
dualismo.

Una ola en el mar no tiene una existencia separada del agua, es agua. Para
la ola podría parecer que existe un principio y un final, y esto podría hacerla
sentir temor ante su “muerte”; ahora bien, si toma consciencia de que en
realidad no es más que agua, sin principio ni fin, todo temor desaparece. La
ola en un sentido es, aparece y desaparece, pero en un sentido más
profundo, sólo el océano es; no puede haber ola sin océano. La ola en sí no
es más que un movimiento, una actividad del océano. Aunque parecen ser
individuales, con sus propias características, diferentes unas de otras, la
realidad profunda es que sólo el océano es.

La misma interpretación se hace con la llama, que no es distinta del fuego,


o con un rayo de sol, que no es sino el sol mismo…

Y lo mismo sucede con todas las formas del universo: en realidad no son
sino lo Absoluto, el Todo, tomando distintas apariencias. Cuando se alcanza
esta comprensión, el miedo desaparece de la vida, ya que sabemos que
somos Uno.

Nosotros somos como las olas en el océano, como un pequeño rayo del
inmenso sol. Mientras creamos que sólo somos eso, mientras nos aferremos
a nuestras pequeñas formas, el miedo y el sufrimiento estarán ahí; cuando
sepamos que somos parte del océano, que somos el sol mismo, entonces
viviremos en completa armonía y confianza, sin temor y pudiendo disfrutar
del Todo que somos y del que al mismo tiempo formamos parte.

Y el camino para ello es la meditación. Siente que eres una ola del inmenso
océano y por lo tanto, el océano mismo; siente que eres una simple llama de
un gran fuego, y al mismo tiempo, el fuego mismo; siente que eres un
pequeño rayo de sol, y el sol mismo, pues el sol y sus rayos no son
diferentes uno de otro.”

…Y nos sumergimos en la meditación.

Junto a Pascal y uno de los discípulos de Swamiji, se encontraban también


dos hombres indios, bien vestidos, que por lo visto habían venido
especialmente a escuchar y tener una meditación con Swamiji.

Tras entonar varios Om al finalizar la meditación, cantaron algunos mantras


acompañándose con palmadas y de la campanita que siempre tenía allí
Swamiji, a falta de algún otro instrumento. Al terminar, los dos hombres
indios se postraron por turno ante Swamiji para recibir su bendición, que el
otorgó posando su mano a unos centímetros de sus cabezas y saludándolos
con un namasté. Se fueron saludando varias veces más, con un inmenso
respeto y veneración ante el maestro.

Siempre me impresionaba comprobar el gran respeto que muestran en la


india hacia los maestros, mostrándose muy humildes independientemente
de su posición social. A nosotros los occidentales nos suele costar más esa
actitud, pues nuestra cultura nos ha enseñado más bien a mantener la
dignidad no rebajándonos ante nadie; algunos aspectos positivos tiene,
desde luego, pues es cierto que en el fondo todos somos iguales, pero por
otra parte, en muchas ocasiones se pierde el respeto que habría que
mantener hacia los demás, especialmente hacia los que nos enseñan cosas
importantes en esta vida (que en realidad son todos…).

Cené con Pascal junto al río, y antes de volver al ashram, nos paramos a ver
nuestros correos electrónicos en un ciber. Tenía un mensaje de Fabienne en
el que me contaba una mala experiencia que tuvo con un “Swami” con el
cual había cogido confianza, y que una tarde, al estar a solas con ella, la
sugirió que hiciesen una “meditación” tocándose mutuamente... La pobre se
alejó de él rápidamente, sin decir palabra, y me contaba que estaba muy
decepcionada por lo vivido y que no sabía que pensar, que ya no confiaba
en ningún maestro, e incluso que tenía ganas de volver a su país.
Desgraciadamente no es esta una historia excepcional; hay muchos
“Swamis” que no son auténticos maestros, y para los cuales el tener tan
cerca a una chica joven, atractiva, aventurera y decidida, que es la idea que
tienen de las occidentales que viajan a India, constituye toda una tentación,
avivada por la ausencia que suelen tener de contacto femenino en su cultura
y la imagen liberal que tienen de occidente. Son varias las mujeres que me
han contado casos de manoseos o tocamientos en clases de yoga o en
“terapias”… Afortunadamente no es la tónica general, y muchas veces se
puede evitar con la observación y el conocimiento de las costumbres
locales, evitando chocar con ellas.

Contesté a Fabienne tranquilizándola y animándola a seguir con su plan en


la India, pues debía tomar lo sucedido como una simple anécdota, aunque
entendía perfectamente su enfado y desilusión. De paso le conté por encima
mi viaje a Leh y el por qué no pude volver pasando por Dharamsala, y así
habernos encontrado allí de nuevo. Por supuesto también le hablé de
Swamiji y de lo entusiasmado que me sentía con el trabajo que
realizábamos.

Pasaban de las nueve y media cuando llegamos al ashram, en donde


prácticamente nos estaban esperando para cerrar las puertas…

--------------------------------------------

Una mañana despejada. Ni una sola nube en un cielo azul claro que
contrastaba con el verde de las montañas. Enseguida pensé, que si seguía
así el día, podría ir a darme un baño en el Ganges. Pero antes tenía mis dos
horas de asanas y pranayama, y mi encuentro matutino con Swamiji. Tras el
desayuno le comenté a Pascal mi intención de ir al rio, por si quería
acompañarme, a lo cual me contestó que tenía el curso de reiki, al que le
quedaban nada más que dos días, y tenía que pasar por una agencia para
reservarse un billete de autobús a Dharamsala, su próximo destino; estaba
repitiendo los lugares que visitó su padre veinticinco años atrás, en un viaje
que le impactó mucho, intentando incluso pernoctar en los mismos lugares,
aunque a veces eso no era posible, o había opciones más cómodas y
atractivas en la actualidad, como era el caso de Rishikesh, en donde su
padre se había quedado en un ashram cercano al Ram Jhula, y que Pascal
visitó un par de días, pero encontró más atractivo en la actualidad el
quedarse por el Laxman Jhula, y concretamente en el ashram en el que nos
encontrábamos, el Anand Prakash Yogashram.

Así que pronto me despediría de nuevo de alguien. Así son los viajes, llenos
de encuentros y despedidas. Como le hablé de Fabienne, le dejé su correo
para que se pusiese en contacto con ella; seguramente podría aconsejarle
buenos lugares allí.

Cogí mi bañador y un libro, y me dirigí a ver a Swamiji. El sol pegaba


fuerte, y con la humedad que había, sudaba profusamente.

Al llegar me lo encontré tomando su desayuno. Amablemente me ofreció


comer algo y tomar un chai. Aunque ya había desayunado, acepté: un par de
chapatis rellenos con verduras y patatas, algo picante, y una manzana. Así
podría ir al río con tan solo una botella de agua.

Swamiji vestía su túnica blanca y llevaba el pelo suelto y mojado,


probablemente recién tomado su baño en el río. Mientras comíamos,
hablamos del tiempo, que poco a poco tendría que ir siendo menos lluvioso
y ofrecer días más soleados, como ése; y también hablamos del reiki, del
curso que Pascal estaba terminando, y acerca de ello, Swamiji habló del uso
de las energías curativas, contando que había conocido a varios yoguis que
podían curar enfermedades a través de la imposición de sus manos, o
simplemente a través de su voluntad. Para él, la salud y la enfermedad
estaban relacionadas con el estado energético y espiritual de la persona, y
cualquiera tendría la capacidad de sanarse y de ayudar a otros, más si su
estado de desarrollo espiritual es elevado, y que por ello, en todas las
tradiciones espirituales de todo el mundo se habla de maestros que curaban
a los enfermos. Del reiki, del que parecía conocer bastante bien sus
principios y técnicas, opinaba que era una buena sistematización para
devolver a la humanidad una herramienta que estaba infrautilizada, y que
debía siempre combinarse con una cada vez mayor práctica meditativa,
pues la energía y la meditación van siempre de la mano.

Nos quedamos sentados en las sillas alrededor de la mesita en donde


habíamos tomado el desayuno, y Swamiji, tomando su texto del Vijnana
Bherava Tantra, empezó la sesión de la mañana.

88. “Uno debería girar rápidamente, dando vueltas y vueltas hasta caer al
suelo. Al final de la energía del movimiento, nace el Supremo Estado.”

- “La tradición sufí sigue utilizando hoy este tipo de técnica. Se gira y se
gira continuamente sobre uno mismo hasta perder el equilibrio y caer, y en
ese momento, mantenerse plenamente atento a las sensaciones; se alcanza
un estado alterado de la consciencia, con la mente silenciada.

En estas técnicas de meditación activa se busca la desconexión de la mente


pensante involucrándose al cien por cien en una actividad física, llegando
incluso a la extenuación, y en esas situaciones límite se puede llegar a
estados de silencio mental.

Puedes ver cómo en este texto, Shiva expone todas las posibilidades en las
que podemos encontrar el estado de meditación, y reconocerás técnicas que
se usan en diversas partes del mundo, en distintas escuelas y tradiciones.
Nada es nuevo, nada es mejor o peor; simplemente son diversos métodos,
con la posibilidad de utilizar cualquier medio, cualquier actividad. Estar
despiertos en lo que hacemos, en lo que vivimos, en lo que pensamos: tal es
el secreto.”
Le comenté las técnicas de meditación activa que conocía de Osho,
particularmente las que tenían relación con esta técnica, girando sobre uno
mismo, la Whirling Meditation y la No-Dimensions Meditation; para él,
todas las técnicas podían ser igualmente buenas, adaptándose algunas a un
tipo de personas y otras a otro. Las diferentes técnicas no serían sino
herramientas para llegar a un estado, el de meditación, y finalmente, la
forma en que cada individuo sigue el camino es una técnica particular,
igualmente válida que cualquier otra si finalmente lleva al mismo estado.
Swamiji no era nada sectario, y sus ideas eran muy abiertas, aceptándolo
todo, sin oponer juicios o críticas; siempre mostraba respeto por los
diferentes caminos.

89. “Cuando hay falta de energía, o falta de conocimiento, la mente se


disuelve, y uno se absorbe en la Energía. Al final, cuando la energía
disminuye, Bherava aparece.”

- “Hay momentos en la vida en los que uno se queda físicamente sin


energía, o a causa de algún acontecimiento o experiencia uno se queda sin
palabras, absorto, en estado de asombro, y en esos momentos la mente se
silencia y aquieta de forma natural; si podemos ser conscientes de esos
momentos, podemos aprovecharlos para el despertar, para la liberación.

Estos momentos no tienen porqué ser producidos necesariamente por una


conmoción o un hecho negativo, tal como un accidente, un peligro súbito o
cualquier emoción negativa, sino que también puede ser fruto de un suceso
dichoso que produce un gran asombro o ante un desafío intelectual como en
los Koan del Zen, que también pueden llevar a ese estado de absorción en el
silencio, al romper en cierta manera los patrones de la mente considerados
normales.

En cualquier caso, no se trata de una técnica que se pueda practicar cuando


uno quiera con regularidad, sino un conocimiento para aplicar en los
momentos en los que surja este tipo de circunstancia que nos proyecta de un
modo natural a un estado de consciencia alterado, y así poder aprovecharlo
plenamente.”

90. “Oh Diosa, escucha cuidadosamente mientras explico la tradición


mística. Si uno mantiene sus ojos fijos, sin pestañear, inmediatamente
alcanzará la unión con el Supremo.”

- “De nuevo el Tratak, la técnica yóguico-tántrica de fijación de la mirada


en un punto. Mantener los ojos inmóviles facilita la detención de los
pensamientos; por ello este ejercicio es tan importante y se repite tantas
veces con pequeñas variaciones, pues es clave para trascender la mente
pensante; el movimiento ocular está conectado al proceso de pensar.

Con los ojos abiertos se hace fijando la mirada en un punto, dibujo,


mandala o en algún objeto; con los ojos cerrados puede hacerse observando
internamente, pero sin ningún movimiento ocular.”

91. “Cierra los oídos y contrae el ano. Entonces, meditando en el sonido


sin vocales ni consonantes, uno entra permanentemente en Bherava.”

- “Contraer el ano es Aswini Mudra, y tiene por efecto el hacer ascender la


energía Kundalini a través de Sushumna, el nadi central que atraviesa la
columna vertebral.

Se tapan los oídos con los dedos, se hace Aswini Mudra, y uno se concentra
en el silencio interior y en los posibles sonidos internos que vayan
surgiendo.

Es una técnica que puede usarse por sí sola o en combinación con otra.”
Le dedicamos unos minutos. Swamiji sugirió tapar los oídos con los
pulgares, dejando el resto de los dedos reposando sobre la cabeza. La
sensación era como la de estar bajo el agua, salvo que se podía escuchar
claramente la propia respiración. Estuvimos unos quince minutos, durante
los cuales tuve que volver a aplicar el aswini mudra varias veces, al darme
cuenta de que lo había soltado. Es cierto que, al aislarse de los sonidos
exteriores, uno puede concentrarse con más facilidad en la respiración, y
por lo tanto, combinar esta técnica con alguna relacionada con ella.

92. “Permanece al borde de un pozo profundo, o algún tipo de abismo, y


mira sin pestañear al espacio profundo y vacío. La mente se quedará
completamente libre de pensamientos, y entonces, inmediatamente se
disolverá.”

- “De nuevo una técnica en la que se fija la mirada (Tratak) en un espacio


vacío, esta vez un pozo profundo o similar. Cualquiera de esas técnicas
tiene el efecto de facilitar la desidentificación con la corriente de los
pensamientos al sumergirnos en ese vacío. Se pueden aprovechar las
distintas oportunidades al encontrarse cerca de un pozo, o ante una noche
oscura, o en un día de espesa niebla, o ante un cielo completamente azul
despejado de nubes… Más que distintas técnicas son diferentes
oportunidades de aplicar un mismo procedimiento. La clave es fijar la
mirada en algo vacío, y que este vacío nos penetre.”

93. “Donde quiera que la mente vaya, ya sea externamente o internamente,


en cualquier lugar encuentra la forma de Shiva. Al ser Bherava
omnipresente, ¿dónde más podría ir la mente?”

- “En la enseñanza del no-dualismo, sólo el Ser existe; así, todo con lo cual
nos relacionamos a través de los sentidos, es el Ser.
Cuando esto se entiende profundamente, la vida cambia; las preferencias de
la mente desaparecen, pues queda anclada en Shiva, en la única y última
realidad. Adonde quiera que vaya la mente, adentro o afuera, todo es
Bherava, lo Divino.

Este tipo de técnicas requieren cierto conocimiento, pues de lo contrario es


difícil ver y aceptar su enseñanza. En tales casos, las otras técnicas más
“mecánicas”, como la anterior, pueden ayudar a obtener las experiencias
que lleven a este conocimiento, y así abrir las puertas a estas otras técnicas
más “filosóficas”, por decirlo de algún modo.”

94. “Siempre que la consciencia se intensifique a través de cualquiera de


los órganos de los sentidos, permanece en esa consciencia. Entonces,
la mente se disolverá y uno se llenará con el Supremo Ser.”

- “Hay momentos en la vida en los que, de forma natural, sin ningún tipo de
esfuerzo o intención, nuestra atención se ve absorta a través de cualquiera
de los órganos sensoriales, como por ejemplo al escuchar una música que
nos transporta, o al contemplar una puesta de sol o algún bonito paisaje. En
esos momentos el pensamiento se detiene y la consciencia se hace más
clara; entonces hay que mantener esa consciencia más elevada que nos ha
llegado sin ningún esfuerzo, simplemente por estar en contacto con la
belleza.

Es el efecto que tiene el arte en general sobre nosotros, y por ello nos
vemos atraídos hacia una u otra forma de arte. La belleza, la armonía, nos
llevan a estados superiores en los que reconocemos algo profundo y nos
hace sentirnos bien.

Por supuesto, también se pueden buscar esos momentos, no sólo esperar a


que se produzcan. Escuchando música, observando la naturaleza,
saboreando un plato… concentrándonos en esa experiencia sensorial
totalmente, y tomando consciencia de que se trata del mismo Shiva, así
abrimos las puertas del estado de meditación.”
Recordé varias de estas situaciones en las que me sentí absorto
contemplando un paisaje desde lo alto de una montaña, un atardecer, o
escuchando una música particular, o tras una buena sesión de yoga… Es
cierto que hay muchos momentos en la vida en los que sentimos ese estado
de plenitud, indescriptible, casi mágico; un estado de gran relajación, de
mucha paz y serenidad, al cual no llegan los problemas cotidianos, todo está
bien en ese momento, se percibe lo maravilloso de la existencia, la magia de
estar vivo y de poder contemplar y sentir lo que nos rodea…

Estuvimos hablando acerca de algunos de esos momentos; Swamiji recordó


retiros en las altas montañas del Himalaya, y momentos junto a su maestro
en los que se sintió especialmente elevado gracias a su mera presencia.
También me habló de algunos encuentros especiales con otros maestros y
anécdotas de su vida en las que vivió sucesos fuera de lo considerado
normal. Había vivido experiencias realmente curiosas, algunas parecidas a
las que yo había leído en libros acerca de vidas de grandes yoguis. Pero las
experiencias que para mí eran las más extraordinarias, él las mencionaba
casi de pasada, sin darles mucha importancia, y sin embargo, en otras
aparentemente más insignificantes, se detenía describiéndolas con más
detalle, mostrando mayor entusiasmo. Sin duda, esta actitud formaba parte
de la enseñanza que me estaba transmitiendo: la mente enseguida se ve
atraída hacia lo extraordinario y puede pasar por alto las experiencias que
son verdaderamente importantes, simplemente porque no le parecen lo
suficientemente impactantes y atractivas para ser contadas…

Nos despedimos hasta la sesión de la tarde, y me dispuse a ir a mi playita


río arriba. El tiempo seguía soleado; algunas nubes habían hecho acto de
presencia pero no presagiaban tormenta o lluvia. Compré una botella de
agua por el camino, y tras atravesar la zona de la calle que da al puente, con
mucha más gente y ruido, me encontré paseando entre árboles cuya sombra
me refrescaba, sólo perturbado por el paso de algún jeep o alguna moto. Me
crucé con algunos monos, lo que me puso un poco tenso, pues recordaba
una ocasión en la que se me enfrentó uno, felizmente sin consecuencias; si
no se les hace caso, ellos también ignoran, a no ser que vean una bolsa que
les parezca ser comida de las que los peregrinos suelen darles; entonces se
acercan para cogerla…

Llegué a mi playita, no sin esfuerzo, pues el nivel del agua seguía bastante
alto y me tuve que meter en el agua hasta la cintura para llegar a ella,
sujetando en alto la ropa y la riñonera para mantenerlas a salvo de mojarse.
Lo primero que hice fue darme un baño, disfrutando del agua fría, y me
senté sobre una roca a leer un poco. De vez en cuando observaba la
corriente del río bajando entre las rocas, y los camiones que pasaban por
una carreterita por encima de la otra orilla. El sol pegaba bastante fuerte, lo
que me obligaba a darme baños cada pocos minutos, hasta que decidí
colocarme en la sombra de un pequeño árbol, justo por encima de las rocas
en las que estaba sentado. El espacio era el justo para sentarse
aprovechando la poca sombra que daba a esa hora el arbolito. Un espacio
ideal para la meditación, en un entorno propicio, un lugar especial…
mágico.

Volviendo a mi habitación, paré a comer algo por el camino, y aún me


quedaba tiempo para la sesión de la tarde. Me encontré a Pascal y me
propuso darme un reiki, pues debía practicar; una hora de relajación,
recibiendo reiki, antes de la meditación, y tras unas horas en el río… ¡qué
maravilla! No es de extrañar que a ese ritmo me sintiese tan bien…

95. “Al comienzo y al final de un estornudo, durante un peligro, en el


dolor, en el llanto, huyendo de un campo de batalla, en la extrema
curiosidad, al comienzo y al final del hambre,… Todos estos estados
están llenos del Estado de Brahman.”

- “En cualquiera de estos momentos, por banales que puedan parecer


algunos, se produce un silencio en la mente, al tomar una situación dada
toda nuestra atención. Se trata de tomar consciencia de esos momentos para
así poder aprovecharlos. Esa es la clave, ser conscientes cuando esos
momentos aparecen, en los que la mente, de repente, está en calma,
silenciosa; hay completa serenidad.

De esta manera, en cualquier experiencia se puede encontrar a Brahman,


puesto que los es todo y está en todo.

Una vez que podemos mantenernos presentes en todo momento,


conscientes en cada acción y en toda situación, no importa cual sea el
objeto de meditación para alcanzar el resultado de experimentar el estado de
Brahman.”

Sólo Pascal y yo acompañábamos a Swamiji esa tarde. Pascal le dijo al


llegar que sólo vendría un día más, antes de partir a Dharamsala; ya tenía su
billete de autobús, y Swamiji le habló de algún lugar de interés por aquella
zona en la que creí entender que también estuvo el padre de Pascal años
atrás. Tomó buena nota de ello: Además Swamiji le animó diciéndole que el
resto de su viaje iba a ser muy interesante y que tenía que ir con los ojos
bien abiertos para aprovechar las oportunidades que se le iban a presentar.

Tras enseñarnos esta curiosa técnica, pasamos a la que íbamos a poner en


práctica.

96. “Abandonando la preocupación por el propio cuerpo, recuerda la vista


de algún lugar, objeto o incidente. La mente estará sin soporte y uno
experimentará el estar lleno de Divinidad.”

- “Se trata de convertirse en un testigo, un observador, de sucesos pasados.


Recordad cualquier lugar o incidente, pero sin involucraros con el
pensamiento, simplemente observad, sin emitir juicios ni añadir otros
pensamientos o imaginaciones. De esta manera, perdemos la identificación
con el cuerpo o con el ego, y nos hacemos uno con el verdadero Ser, que es
esa consciencia-testigo.
Repasando así nuestros sucesos ya vividos, podemos aprender mucho
acerca de nosotros mismos, sobre cómo reaccionamos ante distintos
eventos, cómo actuamos, cuáles son nuestros defectos más notorios, así
como nuestras virtudes, y entonces ver claramente en qué podemos mejorar;
también podemos descubrir detalles que nos pasaron por alto en el
momento, y que al repasarlo aparecen repentinamente, mostrándonos quizás
algo importante.

Este ejercicio se puede aplicar también a los sueños, facilitando con la


práctica el hecho de recordarlos, y de los que también se puede sacar una
valiosa información que proviene de nuestro subconsciente.

Se puede utilizar para esta técnica cualquier hecho pasado, o situación;


también se puede practicar a diario antes de acostarse, repasando la jornada
entera al revés, es decir, desde el momento en que te acuestas hacia atrás,
hasta el despertar de esa mañana. Se puede hacer de una semana entera, de
un mes, o de todo el año, buena forma de repasar los acontecimientos
vividos en el año anterior el día de nuestro cumpleaños, por ejemplo.

Recordad que sólo somos observadores neutros, sin involucrarnos ni emitir


juicios, como si lo sucedido le estuviese pasando a otra persona y nosotros
sólo vemos cómo reacciona y el conjunto de la escena con todos sus
personajes, objetos, sonidos, olores y sensaciones, pero sin dejar que nos
afecten directamente. Esto es más importante si la escena o momento que
hemos elegido observar fue particularmente dolorosa o desagradable para
nosotros. O si repasando escenas de años pasados de nuestra infancia o
juventud, nos encontramos de repente con un recuerdo que estaba
escondido en el subconsciente, un trauma, quizás origen de algún
comportamiento que queramos cambiar en nosotros. Observando desde esta
neutralidad podemos resolver conflictos y sanar esas partes que
permanecían ocultas en el subconsciente, simplemente reviviéndolas con
una nueva luz, la luz de la consciencia.

Elegid ahora una situación particular, o un día, semana o incluso un año


entero, y manteniendo vuestra posición de observador neutro, viéndoos a
vosotros mismos desde fuera como si fueseis el actor de una película,
repasad ese acontecimiento, con todo detalle, manteniendo una completa
relajación. Si notáis en algún momento que os habéis involucrado
demasiado en la escena, perdiéndoos en pensamientos y valorizaciones,
volved a la respiración, concentraos en el ir y venir del aliento, relajando
todo el cuerpo con cada espiración, y cuando hayáis recobrado vuestro
equilibrio, volved al ejercicio.”

Decidí simplemente repasar esa misma jornada al revés. Desde ese


momento sentado en la sala junto a Swamiji y Pascal, la explicación que
acababa de darnos, la técnica anterior, la charla que tuvimos al llegar acerca
de Dharamsala; y más atrás, el camino hacia el ashram de Swamiji, algunas
caras que vinieron a mi memoria de personas con las que me crucé en el
puente, detalles del camino; la sesión de reiki que me dio Pascal, el camino
de regreso del río, mi estancia allí, bañándome, leyendo y meditando; el
paseo hacia el río, y todo lo que vi en él, la tienda donde compré la botella
de agua y la sonrisa de la señora que me atendió… Numerosos detalles
aparecían en mi mente, como si realmente estuviese viviéndolos de nuevo,
pero desde otro ángulo, observando desde fuera. No tenía ningún
acontecimiento estresante o que pudiese crear cierta polémica en mi mente,
por lo que el recorrido estaba siendo bastante placentero, pero incluso así, sí
pude apreciar algunos sentimientos y reacciones en momentos puntuales del
día que podían haber sido de otra manera si hubiese actuado con más
consciencia; por ejemplo, ahí estaba esa sensación de inquietud cuando me
crucé con los monos camino del río, o un sentimiento de irritación con el
conductor de una moto que venía pidiendo paso haciendo sonar la bocina
insistentemente en un puente abarrotado de gente. Pensamientos que
cruzaron mi mente en algún momento del día, emitiendo juicios de valor
hacia otras personas o incluso hacia mí mismo; un saludo que debía haber
dado y que omití, o un momento de pereza en el que decidí dejar para
mañana el lavar algo de ropa sucia que se me estaba acumulando en la
habitación. Algunos de esos detalles habían pasado por alto cuando
sucedieron, pero ahora podía verlos y mi reacción era la de sonreír ante
ellos, como al percibir la falta de un niño que aún tiene que aprender tantas
cosas…

No era la primera vez que practicaba este ejercicio, y viendo su resultado,


siempre me decía que tendría que hacerlo a diario. Es cierto que arroja
mucha luz sobre los acontecimientos que vivimos y podemos aprender
mucho de ello, incluso solucionar conflictos personales sin tener que
recurrir a ayudas externas.

Swamiji nos trajo de vuelta entonando varias veces el Om. Al abrir los ojos
pude ver que Pascal había derramado alguna lágrima, posiblemente al haber
revivido alguna situación conflictiva, pero la sonrisa que había en su cara
demostraba que había sido para bien y que algo había solucionado; no hubo
ningún comentario de su parte hacia su experiencia, pero la sonrisa con que
también le obsequió Swamiji daba a entender que el proceso había sido
positivo para él.

Nos despedimos con el habitual Namasté, y mientras Pascal se dirigió a


conectarse a internet para enviar unos e-mails, yo me fui a cenar sentado
junto al río, con una música placentera, en uno de mis restaurantes favoritos
de la zona. Seguía pensando en el día vivido y recién recordado,
sintiéndome agradecido por todo lo que estaba experimentando, por la
sensación de paz y armonía que seguía creciendo en mí cada día.

Regresando a mi ashram, un cielo completamente estrellado hizo crecer aún


más mi asombro ante la espectacularidad de la naturaleza. ¿Cómo no ver y
apreciar tanta belleza?

------------------------------------------------

Un nuevo día soleado.

Había dormido muy bien, profundamente, y recordaba algún sueño


agradable.

Mi sesión de yoga volvió a ser muy completa e intensa en sensaciones.


Los días que estaba viviendo eran únicos e increíbles. Había tenido días
parecidos en el pasado, o momentos de dicha intensa, pero un período tan
largo, abarcando días y días, y creciendo hasta… me preguntaba dónde…

Pascal se dirigió hacia su última sesión de reiki, en la que sería iniciado en


el símbolo de la distancia; estaba bastante entusiasmado por ello, además de
por retomar su viaje al día siguiente, siguiendo los pasos que un día dio su
padre por estas tierras.

Decidí ir a tomar un chai al German Bakery del puente antes de ir a ver a


Swamiji, y así leer allí un poco, deleitándome con el paisaje y el
espectáculo que siempre ofrecía el puente.

La lectura no pudo ser, pues como suele ocurrir allí a veces, es fácil entablar
conversación con alguien. En esta ocasión fue con un occidental vestido de
sadhu, un alemán que pasaba largas temporadas en India, y con el que tuve
una interesante conversación acerca del kundalini yoga y el trabajo sobre
los distintos chakras para despertar esa energía. Tuve que interrumpir la
conversación cuando me percaté de que se me estaba echando el tiempo
encima para ir a ver a Swamiji. Quedamos en seguir hablando otro día, pues
decía que paraba por allí a menudo.

Nos sentamos afuera, en la veranda con vistas al río, pero protegidos del
sol. Uno de los discípulos nos preparó un chai y se marchó al pueblo. La
costumbre del chai está muy extendida en la India: en cualquier momento y
lugar, muchas veces en las tiendas, mientras decides qué comprar, te invitan
a tomar un chai.

Swamiji se interesó por cómo me sentía y qué expectativas tenía de cara al


futuro, pues en alguna ocasión le había comentado mi intención de dar un
cambio a mi vida. Hablamos un rato acerca de este tipo de asuntos
personales, en los que me demostró una gran comprensión, e incluso una
visión bastante clara de lo que estaba por venir, dándome algún detalle
concerniente a mi persona y también en relación a los cambios de
consciencia que se estaban produciendo en el mundo y a dónde deberían
llegar. Se interesó particularmente por las notas que estaba tomando de
nuestros encuentros y sus comentarios sobre los sutras del Vijnana Bherava
Tantra. Al terminar el chai, reanudamos nuestra tarea.

97. “Tras mirar a algún objeto, uno debería retirar lentamente la vista de
él, y después tanto el conocimiento como el pensamiento acerca de él.
Oh Diosa, entonces uno residirá en el vacío.”

- “La clave del vacío… El vacío, el silencio, la nada… y entonces,


¡encuentras el Todo!

Hay dos maneras de afrontar esta técnica: una de ellas es el Unmani Mudra,
en la que se mira fijamente un objeto, y gradualmente, manteniendo los ojos
abiertos, se lleva la consciencia y la atención hacia dentro, dejando de “ver”
el objeto; es una forma de desconectarse del sentido de la vista aunque los
ojos permanezcan abiertos.

La otra manera es mirar el objeto durante un tiempo, haciendo tratak sobre


él, y tras unos minutos, cerrar los ojos manteniendo la atención en el objeto,
es decir visualizándolo y pensando en él; a continuación, se detienen
también esos pensamientos y sensaciones acerca del objeto, quedando sólo
el vacío, el silencio.”

98. “A partir de una devoción intensa y de una naturaleza desapegada,


nace una comprensión de la Energía Suprema. Uno debería ser
continuamente ella. Entonces, Shiva.”

- “La devoción es una forma de acabar con el ego. En la India se denomina


bhakti, y es considerada un yoga en sí misma, el bhakti yoga, aunque
siguiendo cualquier otro camino se llega en un momento dado, de forma
natural, a la devoción.
En el bhakti yoga, a través del intenso anhelo por lo Divino, cuando debido
a la intensidad de ese amor ya no se ve nada más en el mundo, surge el
desapego, y con él, un conocimiento intuitivo. La intensa devoción es un
estado de unidad con el objeto de devoción, en el que se da una completa
entrega, y en esta unión nace el conocimiento que lleva a la iluminación, al
despertar en la naturaleza de Shiva.

El shivaismo de Cachemira es una filosofía no-dualista; todo es Shiva, así


pues, a través de una devoción profunda hacia cualquier cosa, se está
amando al propio Shiva, ya que Shiva mismo está en Todo y es Todo. Este
es el sentido más amplio de la devoción y del verdadero amor sin apego.

Y el estar desapegado significa que el amor ha de ser incondicional; el


verdadero amor no es aquel que se ofrece sólo bajo ciertas circunstancias, o
el que espera siempre algo a cambio; el verdadero amor no es egoísta,
siempre da, y es feliz dando; en el hecho de dar, ya lo recibe todo… Así es
el amor de la Energía Divina, de Shakti, y a través de esta forma de amor es
como nos hacemos uno con ella, y siendo ella, alcanzamos el estado de
Shiva.

El amor, la devoción, es una de las formas más poderosas de alcanzar el


despertar, una de las claves del camino…”

Y se sumió en un silencio respetuoso. Podía sentirse el amor que emanaba


de cada poro de su piel y que le hacía uno con todo lo que le rodeaba. Cerré
los ojos y me dejé llevar por esa ola de amor que me unía a Shakti, la
Energía que todo lo forma; mi cuerpo y mi sentido de “yo” individual, de
ser separado del resto, se disolvía, como una gota de agua que se une al
océano. Era el río, las montañas, el cielo y el sol; era las casas, los árboles,
los peregrinos acudiendo a los templos o los comerciantes en sus tiendas;
era los pájaros, los monos, los turistas y viajeros; era la Tierra entera, su
presente, su pasado y su futuro… Mi yo individual ya no existía, mi historia
personal era una más de millones de historias personales, y no era distinta
de ellas; el sentimiento de amor hacia todo lo existente era intenso, no había
otra cosa.
La ola proveniente de Swamiji en la que me había dejado arrastrar, fue
llegando a la orilla… Volví a ser consciente de los sonidos que nos
rodeaban, de las sensaciones de mi cuerpo, y escuché cómo Swamiji
entonaba una oración en sánscrito. Abrí los ojos y le vi con las manos juntas
a la altura del pecho, en Namasté; adopté la misma posición y
permanecimos así aún unos minutos más, en profundo silencio y respeto
hacia la Madre.

99. “Comprende que cualquier objeto está vacío en su interior. El vacío es


una característica de todos los objetos. Con la mente libre de
pensamientos, medita en ese vacío. Entonces, aunque el objeto es
percibido o conocido, uno entra en la quietud.”

- “Con la mente libre de pensamientos… Esa es la condición primordial


para alcanzar el conocimiento, y que ya se menciona desde el diálogo
previo a la enumeración de las técnicas.

Y el vacío… una vez más. La física actual también enseña que, en realidad,
la materia que percibimos como sólida, es en su mayor parte vacío,
compuesta de diminutas partículas rodeadas de un inmenso espacio.

En esta técnica Shiva nos invita a meditar en ese vacío que lo llena todo, y a
través del cual podremos llegar al estado de quietud en el que se nos
muestre el verdadero conocimiento del Ser.”

100. ”Aquello considerado puro por las personas de poca comprensión, no


es ni puro ni impuro en el sistema Shaiva de filosofía. Aquel que se
eleva sobre los pensamientos duales, alcanza la completa felicidad.”
- “El sistema Shaiva es no-dualista; trasciende los conceptos de puro-
impuro, bueno-malo,…Todo es Uno, igual, Divino.

En esta meditación, uno va más allá de los pares de opuestos, encontrando


la unidad que todo lo llena; todo es Uno.

La verdadera pureza es una mente que va más allá de la dualidad y se


instala en lo Uno sin segundo.

Sin el conocimiento, la mente se enreda entre los pares de opuestos, surge la


distinción, la diferencia, la controversia… Se buscan diferencias que
enfrentan a las personas, a los pueblos. Se persiguen intereses particulares
que van en contra del bien común o en detrimento de la propia naturaleza.
Esto da lugar a guerras, contaminación, destrucción,…, enfermedad e
ignorancia…

Cuando se vive en el conocimiento de que todo es uno, se instala el respeto


hacia los demás y hacia el mundo en general; se cuidan los ríos, el aire y la
tierra; se ayuda a los pueblos que lo necesiten y se respeta la vida de todos
los seres. Así vivían nuestros antepasados, y muchos pueblos considerados
“salvajes” por nuestra civilización. Y así es como volveremos a vivir una
vez que el conocimiento se asiente en las consciencias de las personas.”

101. “La realidad de Bherava está presente en todas partes, incluso en la


gente común. Aquel que sabe que nada existe aparte de Él, alcanza el
estado no-dual.”

- “Se vuelve a enfatizar en la filosofía del no-dualismo.

Todo lo que existe es la Consciencia; nada hay fuera de ella.

Ver a lo Divino en uno mismo y en todos los demás y todas las cosas, es la
forma de practicar esta meditación. Este Sutra trae como consecuencia la
enseñanza del hacer a los demás aquello que quisiéramos que nos hicieran a
nosotros mismos, pues en realidad, cualquier acción es de lo Uno hacia lo
Uno; todo lo que haces hacia otros, en realidad te lo haces a ti mismo, pues
tú no eres tu nombre, ni tu forma, sino la realidad única que todo lo abarca.”

102. “A partir del conocimiento de que Brahman lo llena todo, uno se


muestra igual ante el enemigo que ante el amigo, en el honor o en la
deshonra. Con esta actitud, uno obtiene la dicha.”

- “Cuando se alcanza el conocimiento de que Brahman (lo Divino, la


Fuente, lo Eterno, lo Inmutable,…, como lo quieras llamar) es y está en
todo, se mantiene una actitud de igualdad ante todo en la vida, ante todos
los pares de opuestos.

Aquel que ha alcanzado la sabiduría permanece ecuánime ante los distintos


acontecimientos que le ocurren; lo que para otros pudieran ser sucesos
positivos o negativos, él sabe que pueden esconder tras ellos consecuencias
totalmente diferentes; sabe que los enemigos pueden traer valiosas
enseñanzas y que las aparentes desgracias pueden ser grandes
oportunidades.

En realidad, el mismo Brahman se esconde tras todo lo que ocurre, por lo


que la actitud correcta para el sabio es mantenerse ecuánime ante las
distintas situaciones, personas o circunstancias.”

Recordé unas palabras que me dijo el gran Vicente Ferrer, en ocasión de mi


primer viaje a la India, en 1989, en el que tuve la suerte de conocerle
personalmente y charlar con él una tarde: “En la vida, unas veces se reciben
piedras y otras veces panes; pero con el tiempo te das cuenta de que las
piedras también eran panes…”

¡Claro! ¿cómo iba a ser de otra manera? Pero cuando vivimos inmersos en
el mundo de las apariencias y del pensamiento acelerado, no podemos ver
más allá de nuestras narices y nos vemos agitados por los acontecimientos
que nos van llegando, sin comprender que, ante lo que es, no cabe sino la
aceptación. Sólo el sabio puede ver el pan que le llega disfrazado de piedra,
y así aceptarla con una sonrisa; así es como transforman las piedras en
panes, no porque posean un poder mágico, sino porque pueden ver la
verdad.

Las nubes fueron apareciendo poco a poco a lo largo de la mañana. En el


camino de vuelta, los vendedores de impermeables estaban atentos a que la
lluvia volviese y les diese una nueva oportunidad de vender sus productos a
los grupos de peregrinos. Las famélicas vacas merodeaban buscando restos
de comida que comían junto a cartones y plásticos. Los monos parecían
hacer guardia en sus puestos del puente, recibiendo las ofrendas de los
transeúntes, y asustando a alguno, mostrando sus poderosas dentaduras. Y
el río fluyendo con fuerza, imperturbable, arrastrando en sus aguas todo lo
que esa extraña humanidad arrojaba en sus entrañas, aun venerándolo como
sagrado.

Rishikesh. Mágico, intenso; un pedacito de la India sagrada viviendo los


convulsos inicios del siglo veintiuno…

Tras comer y descansar en mi cuarto, departí con Pascal sobre el reiki.


Había terminado su formación de segundo grado, y me propuso enviarme
energía en los próximos días, desde Dharamsala, para completar algunas de
sus prácticas de reiki a distancia. Antes de ir a ver a Swamiji, hicimos un
par de ejercicios de respiración y movilización de energía que le habían
enseñado. Se le veía contento por lo vivido en Rishikesh y animado ante su
siguiente destino. Escucharle hablar con tanto entusiasmo me hacía sentir
bien, pues podía reflejarme en muchas de sus experiencias.

Durante la tarde el cielo acabó por nublarse del todo; era cuestión de tiempo
el que las lluvias volviesen a hacer acto de presencia… Antes de salir, no
podía olvidar meter el poncho en el bolso.
Una mujer occidental de mediana edad acompañaba a Swamiji cuando
llegamos. También se nos unieron los dos discípulos que solían estar allí.
Nos saludamos y tomamos asiento sobre las esterillas de la sala.

- “El Vijnana Bherava Tantra, no sólo enseña técnicas de concentración para


lograr el estado supremo de Shiva; también nos explica cuales son las
actitudes correctas, de qué forma hemos de ver y sentir los acontecimientos
de la vida para reaccionar desde el conocimiento. Toda su enseñanza se
basa en la verdad del no-dualismo y en cómo llegar a vivirlo plenamente. Y
para alcanzar esa sabiduría, nos muestra el conocimiento y diversas técnicas
para sentirlo e integrarlo en nosotros mismos.

Los siguientes slokas sirven como ejemplo de su contenido.”

103. “No debería haber ningún sentimiento de aversión o apego hacia


ninguna persona o lugar. Permaneciendo en el centro de los dos, uno se
libera de la dualidad de la aversión y el apego. Entonces, uno
experimenta a Brahman extendiéndose por todas partes.”

- “El ego decide lo que le gusta y lo que no le gusta, creando así apego
hacia algunas cosas o aversión hacia otras. Sentir apego causa sufrimiento
si no se posee aquello a lo que se está apegado, o por el miedo a perderlo.
La aversión causa sufrimiento por el temor que produce, o el rechazo
cuando se produce tal circunstancia. Por lo tanto, para librarse del
sufrimiento es necesaria otra actitud, la vía del medio, ni el apego ni la
aversión.

Nuestro verdadero ser es consciencia y dicha, y se encuentra justo en ese


centro, entre la aversión y el apego, como un testigo silencioso de todo
cuanto ocurre, aceptando sin verse afectado, dando dicha y amor a todos los
seres, sin distinciones, sin condiciones.
Para alcanzar la liberación, es necesario dejar a un lado el ego, y ser el
testigo, aceptando todo lo que la vida nos trae, sin resistencias; actuar sin
estar apegados al resultado de nuestras acciones, tal y como se enseña en el
Bhagavad Ghita.

Todos los sucesos de nuestra vida están ahí para ayudarnos a alcanzar el
conocimiento, la liberación del ego. En esencia no hay ni bueno ni malo;
todo es Brahman. Al entender esto, nos liberamos de los juicios, pues ya no
vemos sólo las apariencias, sino la esencia de todo.

Muchos de los sutras de este Tantra nos invitan a buscar el centro entre dos
opuestos como punto en el que enfocar nuestra atención, como técnica para
percibir la realidad.”

He de insistir en cómo Swamiji dejaba salir sus palabras, lentamente, como


si se fuesen formando a partir de su silencio interior, queriendo llevar con
ellas un máximo de significado. Sus pausas eran frecuentes, y sus gestos
elocuentes, tanto en sus manos, en su mirada, o en sus sonrisas,… El simple
hecho de escucharle era en sí una meditación, pues nos llevaba a estados en
los que la mente se silenciaba y aparecía un inmenso espacio que aportaba
luz y claridad. Y no sólo sus palabras… sus silencios eran aún más
elocuentes, y sin duda, nos transmitía conocimiento a otros niveles que la
mente consciente no podía percibir.

104. “Aquello que está más allá del conocimiento, más allá de la
comprensión, más allá de la existencia, aquello que impregna incluso
la no-existencia, aquello que es vacío. Contempla todo ello como
siendo Bherava. Finalmente, el nacimiento de la iluminación.”

- “En este Sutra, Shiva nos pide que meditemos acerca de las características
de lo Divino, de Brahman. Y éstas son que está más allá del conocimiento,
no puede asirse o alcanzarse, está más allá de la existencia misma, es vacío,
infinito en todos los aspectos (en el espacio y en el tiempo).

A través de esta meditación alcanzamos la realización de nuestra verdadera


naturaleza.”

105. “Enfoca la mente en el espacio exterior, el cual es eterno, sin soporte


alguno, vacío, omnipresente y silencioso. Haciendo esto, uno penetrará
completamente en el no-espacio.”

- “¿Cómo definir lo indefinible? Para expresarse hay que usar palabras,


pero éstas no alcanzan para describir aquello que va más allá de la mente.
Por ello se dice más bien lo que no es, o se emplean palabras que nos llevan
a un lugar en el que nuestro razonamiento no puede entrar… Y ahí es donde
hay que dirigirse, por encima de nuestros límites.

El espacio infinito tiene similares características a Brahman o lo Divino, al


Todo. Al fijar nuestra atención en ese espacio infinito, desaparece la
identificación con el cuerpo físico y podemos entrar en contacto con nuestra
verdadera naturaleza, penetrando ese vacío sin forma, experimentando esa
dimensión inmanifestada…

La mente necesita siempre de un soporte, algo que la ocupe, pues en caso


contrario, desaparece. Para entrar en el espacio infinito no se puede buscar
ningún soporte; en el vacío se alcanza la no-mente. Es la nada absoluta, y
ese espacio es tan exterior como interior. En él se entra sin nada: sin cuerpo,
sin pensamientos, sin ideas, sin enseñanzas… No hay soporte alguno,
ningún apego es aquí posible. En él nos disolvemos, nos fundimos, como
una gota de agua al caer al océano, como un río mezclándose en el mar…
Es la muerte del ego, pero se alcanza la vida que nunca muere, “amrita”, la
inmortalidad.

Buscad ese espacio, fundíos en él, lanzaos al infinito…”


Dicho esto, quedamos en silencio, cada uno sumergido en su silencio,
abriéndonos a ese espacio infinito, lanzándonos al vacío, sin redes,
dejándonos fluir hacia la ausencia de ser nosotros mismos…

Cada vez que me acercaba a ese estado de infinitud, un vértigo me atrapaba


y me volvía a la consciencia corporal de este mundo. Hasta que, en una de
esas aproximaciones, de repente, fui aspirado hacia la nada, como atrapado
por un agujero negro del que ya no hay escapatoria posible. Me perdí, me
fundí en la nada, y al mismo tiempo lo era todo, pero un todo vacío, sin
soporte… Verdaderamente no puedo ni explicarme a mí mismo la
experiencia. El tiempo se detuvo, más bien ¡no existía! Cuando, tras lo que
podían haber sido eones, empecé a escuchar muy lejanamente los Om
entonados por Swamiji, no sabía en un principio dónde estaba, ni quién
era… Fui volviendo a mi consciencia corporal y de este mundo, como si
estuviese naciendo; de hecho, ésa es la sensación que me ha quedado, como
si hubiese recordado el momento de mi nacimiento, de la entrada en este
mundo material.

Nos costó a todos un poco volver de la meditación. Nos tumbamos unos


minutos para recuperarnos; se oían suspiros mientras nos movíamos y
estirábamos, recuperando nuestra materialidad.

La mujer se postró ante los pies de Swamiji con lágrimas en los ojos,
dándole las gracias, Estaba muy emocionada, y comentó que había sido la
experiencia más profunda de su vida y que ya sabía cual había sido la
verdadera razón de su viaje a la India: vivir ese momento.

Swamiji nos sugirió que nos quedásemos a tomar una infusión que mandó
preparar a uno de sus discípulos; sabía que nos había hecho experimentar
algo que probablemente estaba aún lejos en nuestro camino, y no era
conveniente que saliésemos de repente al “mundo exterior”; quería que
volviésemos a nuestra normalidad, que no se produjese ningún
desequilibrio en nosotros. Éstos son los regalos que se pueden recibir en
presencia de un maestro: probar de algo que aún no está a nuestro alcance,
pero que a través de su gracia podemos degustar y que sin duda, nos servirá
de impulso en nuestra evolución personal.
Mientras tomábamos la infusión, hubo comentarios de todo tipo, pues al
querer expresar con palabras lo indefinible, se pueden dar lugar a versiones
aparentemente distintas. Swamiji nos fue centrando con sus palabras,
explicándonos que no dejásemos que la mente se apropiase de una
experiencia que la superaba completamente, que no le diésemos mayor
importancia que la que tenía como atisbo de hacia donde nos debíamos
dirigir, y que por supuesto no creásemos ningún apego hacia la experiencia,
ni incluso hacia su recuerdo, pues iría en contra de su propia razón de ser.

Poco a poco todos volvimos a la “normalidad”, y nos despedimos con un


abrazo; Pascal especialmente pues se despedía de Swamiji antes de partir a
Dharamsala.

Pascal y yo cenamos juntos compartiendo experiencias, sensaciones y


proyectos futuros; nuestras mentes estaban animadas, pero permanecía un
poso de paz y tranquilidad interior. Una ligera lluvia empezó a caer
mientras caminábamos de vuelta al ashram, que ya llegando se transformó
en aguacero. El encargado de dormir en recepción, junto a la puerta de
entrada, ya había preparado su colchón y parecía estar esperándonos para
cerrar la puerta.

Me despedí de Pascal con un abrazo deseándole lo mejor para el resto de su


viaje.

------------------------------------------

Durante la noche se sucedieron truenos y aguaceros, y por la mañana, las


montañas estaban cubiertas de nubes bajas que irían subiendo por sus
laderas paulatinamente. Aunque de momento no llovía, había mucha
humedad y bastantes nubes que sólo a ratos dejaban pasar algunos rayos de
sol.

Pensaba en la experiencia del día anterior; permanecía en mí parte de la


sensación de infinitud y calma, y al mismo tiempo surgían preguntas, dudas,
como dónde quedaban los demás seres, los otros mundos de los que nos
hablan distintas tradiciones, o, si la realidad es el vacío infinito, qué sentido
tiene esta vida material y todas las experiencias que vivimos…

Tales cuestiones se agolpaban en mi mente cuando llegué a ver a Swamiji


esa mañana.

Me recibió con una amplia sonrisa y el habitual chai esperando sobre la


mesita en el interior de la sala. Mientras lo degustábamos sentados en las
confortables sillas de mimbre, le iba haciendo partícipe de mis inquietudes.

Su respuesta fue tomar su pequeño y usado manual, abrirlo por el Sutra que
correspondía en nuestro estudio, y leerlo lentamente.

106. “Dondequiera que la mente vaya, en ese mismo instante, uno debería
abandonar ese pensamiento. Impidiendo que la mente se instale en los
pensamientos, uno se verá libre de pensamientos.”

- “El pensamiento no es la existencia, sino algo acerca de la existencia. Se


forma a través de nuestra actitud ante las cosas, de nuestros prejuicios,
reacciones, conceptos, filosofías… El pensamiento limita. No puede
concebir lo que es sin límites. Cualquier intento de razonamiento o de
querer dar una explicación mental a una experiencia que sobrepasa a la
mente, es sencillamente imposible.

Por eso la actitud general a tomar en cualquier técnica de meditación,


cuando la mente se distrae con algún pensamiento, es, al darnos cuenta,
dejar ese pensamiento y volver suavemente a la técnica en sí. Y siempre
que nos veamos inmersos en una incesante corriente de pensamientos,
detenerlos y volver a la consciencia del momento presente, pues
generalmente los pensamientos nos llevan a recuerdos del pasado o a
imaginaciones acerca del futuro. Estar plenamente en el momento presente
es una puerta a la eternidad donde la mente deja de existir.
Volver al presente es tener control sobre nuestros pensamientos, es
encontrarnos con la dicha, con el equilibrio, la paz, pues en realidad no son
los acontecimientos externos los que nos turban, sino nuestros
pensamientos acerca de ellos.

Viviendo en el aquí y ahora, dejamos de luchar por que las cosas sean de
diferente manera a como realmente son.

No pensar es simplemente ser. Los límites se disuelven, se es uno con toda


la existencia.

Ése es el estado de meditación: estar en silencio, sin pensamientos, abiertos,


receptivos, y en ese estado de ser, sin más, se encuentra la auténtica dicha.”

Así es cómo dio respuesta a mis interrogantes. ¡Claro! Tenía sentido.


Responder mentalmente a estas cuestiones daría origen a teorías,
suposiciones, distintas ideas hacia lo que es y lo que no es, lo que hay o lo
que deja de haber; y así nacen escuelas que se disputan la verdad, filosofías,
religiones… Finalmente, enfrentamientos, guerras… Todo a causa de la
intromisión de la mente en cuestiones que la sobrepasan.

Es cierto que aquellos que alcanzaron la sabiduría no participan en tales


discusiones; observan tranquilamente la agitación en los que aún no ven, e
invitan con su actitud y su presencia a dejar esas luchas internas y
profundizar en el silencio en el que se encuentra el equilibrio, la paz y una
vida en armonía con todos los seres.

107. “Bherava da lugar a todo, impregna todas las cosas y sonidos. Por lo
tanto, recitando continuamente la palabra Bherava, uno se vuelve
Shiva.”
- “Esta técnica se basa en la repetición del nombre de lo Divino como
mantra. Cualquier nombre que para nosotros indique el Ser, el Todo, vale:
Shiva, Bherava, Dios…

La atención en la repetición detiene el flujo de los pensamientos, además


del poder que encierran determinados sonidos que se han asignado a lo
largo de la historia a lo Divino.

Todo es vibración, así que no ha de extrañar que se pueda influir en


cualquier cosa a través de los sonidos; de ahí el poder de los mantras y de la
música para crear trances, experiencias diversas o incluso sanar
enfermedades.

La repetición puede hacerse verbalmente, en alta voz o susurrando, y


también mentalmente; pues el pensamiento también es vibración, así como
las emociones, y por supuesto tienen su influencia, tanto en nosotros
mismos como alrededor nuestro.”

108. “Yo soy, esto es mío, etc…; cuando surjan estas afirmaciones, deja que
la mente vaya hacia lo que no tiene soporte. Por el fuerte impulso de
esta meditación, uno alcanza la Paz.”

- “En el momento en el que somos conscientes de que nos identificamos


con el ego, con los pensamientos de “mi”, “mio”, entonces podemos
emplear esta técnica, tomando la actitud del testigo neutro, del observador,
viendo que en realidad estamos separados del ego, des-identificándonos de
él.

El apego a una forma o a distintas posesiones no tiene sentido, te aleja de la


realidad y sólo te aporta sufrimiento.

No eres lo que tienes; en realidad no tienes nada, pues todo está sujeto al
cambio, todo es pasajero. Sólo tienes tu esencia, tu ser, y cuando estás ahí,
en ese centro, eres uno con el todo, y la existencia entera existe para ti…
Paradójicamente, en ausencia de apego a las posesiones, se posee todo, lo
tienes todo a tu disposición, pues tú eres el universo; ¿qué te podría faltar?”

Con su sonrisa y sus manos abiertas mostrando el mundo alrededor, parecía


decirme que ahí estaba la existencia entera a mi disposición, que era libre
de disponer como quisiera y de creer lo que quisiera, pero que la verdad
profunda era que yo soy el mundo y puedo actuar en él libremente… y que
de hecho, ¡lo hacia!

109. “Eterno, omnipresente, sin ningún soporte, impregnándolo todo, Señor


de todo lo que es. Meditando en todo momento sobre estas palabras,
uno alcanza la plenitud de acuerdo con su significado.”

- “Esos son los atributos de Shiva, del Ser. Teniéndolos presentes


continuamente, no sólo como cualidades de Shiva, sino también como las
de nuestro verdadero ser, alcanzamos la realización.

Podemos meditar acerca de ellos en una posición sentada, relajados y en


silencio, o manteniéndolos presentes como una actitud durante cualquier
momento del día.”

110. “Nada en el universo es real. Es como una ilusión, como un


espectáculo de magia. ¿Qué es real en una ilusión? Creyendo esto
firmemente, uno mora en la Paz.”

- “Si percibimos todo lo que vemos, todo el universo, como siendo


simplemente ilusión, alcanzamos el verdadero desapego, nada externo
puede afectarnos, la mente se silencia y nos establecemos en la paz.
Somos un personaje actuando entre el decorado de una película o de una
obra de teatro; sabiendo esto, es fácil desapegarse del personaje y ser el
testigo silencioso por detrás de la obra que se está desarrollando.

Sabiendo lo que somos, los acontecimientos no son sino parte de un guion,


que además hemos contribuido a escribir, y que seguiremos desarrollando
consciente o inconscientemente. Con lo que crees, vas creando tu realidad,
vas escribiendo el guion de tu película. Pues según sean tus creencias, así
actuarás, y esas acciones conllevarán unas consecuencias, que a su vez
serán las circunstancias que aparecerán en tu vida.

Es “Lila”, el gran juego cósmico, la Gran Ilusión, en la que Brahman se


transforma en el mundo y da lugar a todo lo que ves… y eres.”

111. “¿Cómo podría haber conocimiento o actividad para un Ser invariable?


Todos los objetos externos dependen del conocimiento de un yo que se
relacione con ellos. Por lo tanto, este mundo está vacío.”

- “El conocimiento o la actividad, sólo se pueden dar entre elementos


distintos y separados. Pero la realidad es que todo es uno, que nuestro
verdadero ser, o Atman, es lo mismo que Brahman o el ser cósmico.

Este Sutra viene a completar al anterior: el mundo manifestado es ilusión ya


que la única realidad es Brahman, que es invariable.

Los científicos occidentales dicen que antes del surgimiento del universo en
lo que llaman el Big Bang, no existía ni el tiempo ni el espacio; esa es la
naturaleza de Brahman, de la auténtica realidad, esencia, Fuente u Origen
de todo. En su expresión como universo manifestado aparece el espacio y el
tiempo, y por lo tanto la relación entre elementos separados, la actividad y
el conocimiento de tales actividades naturales. Es Lila, el juego cósmico, es
la naturaleza y expresión de Shakti, la energía creadora, que no es sino el
propio Shiva (o Brahman) en su manifestación existencial.”
Una vez más, Swamiji me demostraba que poseía un amplio conocimiento,
no solamente de las filosofías y tradiciones orientales, sino también de las
investigaciones de occidente acerca de la naturaleza del universo. Con
distintos conceptos y expresiones, se llegaban a descripciones parecidas
sobre el misterio del origen del universo y de la existencia.

112. “Para mí no existen ni la esclavitud ni la liberación. Aquellos que se


asustan por estos conceptos, deberían verlos tan sólo como imágenes
de la mente, al igual que la imagen del sol se refleja sobre el agua.”

- “Tanto la esclavitud como la liberación, son sólo conceptos de la mente;


en realidad no existen. Lo que somos es siempre libre, pero hemos olvidado
nuestra auténtica libertad.

El ego sí que está sujeto a la dualidad entre esclavitud y libertad, pero


nuestro verdadero ser, el Atman, no está separado, es uno con Brahman, con
el Todo.

Si se entiende esto, desaparecen todos los miedos.

El deseo es lo que genera la esclavitud y el sufrimiento, pero son sólo


reflejos; la verdad es una, y la variedad sólo pueden ser reflejos sobre el
agua…

Medita en que eres libre, siempre lo has sido, es tu auténtica realidad.

No hay que hacer nada más.

Tal y como lo expresa el Ashtavakra Guita: “En el océano del ser, sólo hay
Uno. Lo que hubo y lo que habrá es solamente Uno. Tú ya estas completo.
¿Cómo podrías estar esclavizado o libre? Dondequiera que vayas, ¡sé
feliz!””
113. “Todo contacto con el placer, el dolor, etc…, se hace a través de los
órganos de los sentidos. Por lo tanto, uno debería desapegarse de los
sentidos, volverse hacia dentro y permanecer en su propio ser.”

- “Reaccionamos al mundo exterior según la información que recibimos a


través de nuestros sentidos. Para detener esa reacción, es necesario
desligarse de los sentidos, no estar influenciados por ellos. Y la forma de
conseguirlo es llevando nuestra atención hacia dentro, en vez de al mundo
externo.

Este es el Pratyahara, la quinta de las ocho partes del ashtanga yoga de


Patanjali que describe en sus famosos Yoga Sutras: el control de los
sentidos.

Sólo en nuestro interior encontramos la dicha absoluta, una dicha que no va


a depender de los acontecimientos externos.

Así, a través de una continua consciencia de uno mismo, cerrados los


sentidos a la percepción exterior, la mente se aquieta y se siente la paz.
Cuando la mente se silencia completamente, se experimenta una explosión
de dicha y se revela la verdadera naturaleza interior, el auténtico
conocimiento de uno mismo.

Por esto, el desapego del mundo externo y de los sentidos, siempre ha sido
muy importante en todas las tradiciones espirituales; aunque no hay que
confundir el desapego con una renuncia absoluta y un apartarse por
completo del mundo, lo cual en realidad no es posible, pues allá donde
vayamos nos acompañará nuestra mente y sus apegos. El verdadero sentido
del desapego es una actitud ante las cosas, mantenerse ecuánime ante
cualquier circunstancia.

Se puede practicar el Pratyahara aislando los sentidos, esto es, cerrando los
ojos y los oídos, en un lugar con una temperatura agradable, estando
cómodos y sin ningún olor especial. Pero el Pratyahara en realidad hace
referencia a un estado al que se llega cuando se han establecido los otros
cuatro pasos del ashtanga yoga de Patanjali, esto es, Yama, Niyama, Asana
y Pranayama, que son unas normas de conducta y de higiene psico-físicas,
una firme postura de un cuerpo equilibrado y sano, y el control de la
respiración y de las energías. Y una vez en Pratyahara, profundizando en tal
estado, se llega a Dharana o estado de concentración, Dhyana o estado de
meditación y Samadhi, o estado de éxtasis supremo en el cual se es Uno con
Brahman o el Todo, que son los tres últimos pasos en el yoga descrito por
Patanjali en sus Yoga Sutras.”

114. “Todas las cosas son reveladas por el conocedor. El Ser se revela a
través de todas las cosas. Al ser su naturaleza la misma, percibe al
conocedor y lo conocido como siendo uno.”

- “Un sujeto lo es en relación a los objetos, al igual que los objetos son
objetos en relación a un sujeto que los observa. No pueden existir
separadamente, porque en esencia son uno.

De la misma manera, percíbete a ti mismo como uno con todo lo que te


rodea; no estás separado del resto de la existencia.

Este estado en el que se experimenta que el conocedor y lo conocido son


uno mismo, es el estado de Samadhi, donde cobra sentido la fórmula
vedántica “Aham Brahmasmi”: Yo soy Brahman.”

115. “Oh Bien Amada! Cuando la mente, la consciencia individual, la


energía vital y el ser limitado han desaparecido, entonces aparece la
naturaleza de Bherava.”
- “La mente, el intelecto, el prana o energía vital y el ser limitado,
constituyen el ego, y cuando estas cuatro partes desaparecen, es decir,
cuando se transciende el ego, entonces se alcanza el elevado estado del
verdadero Ser, la unión con Bherava, con el Todo.

En este Sutra se nos pide disolver estos atributos del ego para poder
alcanzar el estado del Ser.

En realidad, más que de una técnica, se trata de la descripción de lo que se


logra a través de cualquiera de las técnicas.

A partir de aquí, el texto sigue con el diálogo entre Shiva y Parvati, que
seguiremos comentando, aunque la descripción de las técnicas propiamente
dichas ha finalizado.

Observa que todo se puede resumir en pocas palabras: el silencio, el vacío,


el desapego, percibir todo como uno…, y cualquier cosa o circunstancia
puede ser usada como técnica si ponemos en ella la atención y la búsqueda
de estas claves.”

Sentía una mezcla de alegría y desasosiego. Por una parte estaba contento
por haber recorrido todas estas técnicas con Swamiji, pero por otra,
estábamos llegando al final, él ya había dejado entrever que pronto se
marcharía, y me entristecía esa posibilidad, aunque también era consciente
de que ese día llegaría, pues yo mismo tendría que volver a España en unas
semanas. Casi enseguida tomé consciencia de que era apego lo que estaba
sintiendo, y que tenía que aceptar que en un mundo cambiante, las
experiencias vienen y van. Necesitaría un tiempo para digerir y asimilar lo
vivido en este viaje, por lo que todo estaba bien, y todo iba a estar bien.

No sé si estas últimas reflexiones fueron realmente mías o fueron una


especie de influencia telepática del propio Swamiji, porque vinieron a
aclarar y dar una versión positiva a las sensaciones y pensamientos de
tristeza que había empezado a tener. Enseguida se transformó en un estado
de ánimo, de optimismo y de ganas de seguir avanzando en mis proyectos
vitales.

Tras despedirnos hasta la meditación de la tarde, volví irradiando alegría


hacia mi ashram. Todo lo que veía era bello, los colores, olores, incluso los
ruidos estridentes de los vehículos. El cielo cargado de nubes amenazaba
con tormenta, e imaginaba al sol por encima de ellas, irradiando su luz de
igual manera…

Mientras descansaba en mi cuarto, tras haber comido un dhal (lentejas con


especias) acompañado de arroz, se desató la tormenta esperada, con fuertes
truenos y un diluvio que se prolongó casi una hora. Se cortó la luz, como
era habitual en esos casos, y por lo tanto, dejé a un lado mi idea de ir a
conectarme a internet. Aunque en muchos lugares tenían generadores, con
un tiempo así era probable que no hubiese conexión o que se cortase
continuamente.

Lo que sí hice, antes de la meditación, fue volver al German Bakery a tomar


un te, con la idea de encontrarme con el sadhu occidental que conocí el día
anterior; pero éste no apareció y estuve leyendo y observando a la gente
pasar por el puente.

Para la meditación de la tarde vinieron dos hombres vestidos a la manera


hindú, con ropa blanca, y los dos discípulos habituales. Conversaban
animadamente cuando llegué, y al entrar en la sala pude ver que habían
traído una tabla y un armonio, con lo cual imaginé que haríamos un kirtan.

Los cantos devocionales son habituales en los ashram, llegando a ser muy
poderosos para entrar en meditación; varios lugares en Rishikesh eran
famosos por sus kirtan, atrayendo a numerosos peregrinos y turistas a sus
ceremonias, en particular el Ganga Aarti a orillas del río del Parmath
Niketan ashram, con la estatua de Shiva sentado, rodeado de agua en esa
época del año. Aunque no son tan multitudinarios como los Ganga Aarti
que se celebran en la vecina Haridwar.
Tras instalarnos en la sala, nos relajamos en silencio durante unos minutos,
hasta que Swamiji empezó a recitar unas oraciones sáncritas. Al terminar,
todos se inclinaron devocionalmente ante él, mientras Swamiji unía sus
manos en Namasté. Empezó a sonar el armonio, y después de algunas notas,
la tabla inició su acompañamiento y comenzaron los cantos. De vez en
cuando, yo acompañaba dando palmas, e incluso cantando si reconocía
alguno de los mantras.

Los músicos eran buenos, y al cerrar los ojos, me sentía transportado a otras
dimensiones. Además, los cantos tenían el efecto de elevar el ánimo,
llenándonos de alegría y energía positiva. El kirtan se alargó alrededor de
una hora y media, y finalizamos repitiendo el Om varios minutos. Nos
saludamos, recogieron los instrumentos, y silenciosamente fuimos saliendo.

No quise perturbar la armonía y naturalidad del momento, y me quedé con


ganas de preguntar a Swamiji para cuándo tenía previsto marcharse, pero ya
lo haría al día siguiente.

Al poco de salir empezó a llover copiosamente, por lo que me refugié en el


primer restaurante por el que pasé, y me dispuse a tomar una relajante cena.
Pensé en la posibilidad de alquilar una moto si mejoraba el tiempo e
intentar subir hasta Gangotri para volver a visitar el glaciar que da
nacimiento al río Ganges, y también para ir a visitar a mis amigos en la
vecina Dehradun. Pero todo ello sería para cuando se marchara Swamiji,
momento que sentía que no quedaba lejos…

----------------------------------------

Después del desayuno, me llamaron de recepción para decirme que quizás


tenía que compartir mi habitación con otra persona, o bien pagar un
suplemento por seguir solo. Ya me había comentado esto una chica, a la que
finalmente le hicieron compartir su habitación, pero a mí aún no me habían
dicho nada, quizás porque sabían que quería estar solo y era cliente habitual
los últimos veranos. Negocié un poco, y al final llegamos al acuerdo de que
a partir de la siguiente semana pagaría un poco más, aunque no tanto como
ellos pretendían, y así podría seguir solo. Lo necesitaba, pues solía hacer
algunas prácticas en la habitación, y por otra parte, también me gusta gozar
de mi intimidad, algo que los indios no entienden, pues están
acostumbrados a vivir hacinados en pequeñas habitaciones.

No llovía, pero el cielo estaba totalmente cubierto; no era momento de


olvidarse del poncho. Lo introduje en mi bolso, y me dirigí a la sesión de la
mañana.

De nuevo sentados junto a la mesita y degustando un delicioso chai,


pregunté a Swamiji por sus planes; efectivamente, tendría que irse en unos
días, pero como era habitual, no me concretó ninguna fecha en particular. Sí
me dijo que volvía a Cachemira, donde probablemente permanecería dos o
tres meses. Pero enseguida desvió la conversación acerca de lo que yo iba a
hacer, y tras contarle mis planes de ir a Gangotri, lo cual le pareció una
buena idea, siguió interesándose por lo que haría en el futuro,
concretamente en qué es lo que pensaba hacer con el trabajo que estábamos
haciendo relativo al Vijnana Bherava Tantra, sugiriéndome que, ya que
estaba tomando abundantes notas, quizás podía publicar un manual en mi
idioma con la traducción de este Tantra. No había pensado en esa
posibilidad, pero enseguida cobró sentido en mi interior; hacía tiempo que
tenía en la cabeza el escribir un manual de yoga, a modo de tesis tras todos
los años que llevaba de estudio y práctica, proyecto que quedó aparcado por
diversas circunstancias en las que no pude dedicarle el tiempo y la energía
necesarias. Ahora, en pleno proceso de cambio en mi vida, me había
liberado de ciertas obligaciones que me permitían tener más tiempo libre;
quizás había llegado el momento de plasmar aquellos proyectos, y la idea
de publicar en español el Vijnana Bherava Tantra junto con los comentarios
de Swamiji me parecía genial. Así se lo hice saber, y me animó a que
materializara esa idea, pues pensaba que en los tiempos que estábamos
viviendo, ese manual podría ser una buena inspiración para muchos
buscadores.

Apuramos nuestros chai dejando esta conversación, y retomando su viejo


manual, reanudamos su comentario.

(He decidido seguir la numeración original de los sutras, pero con números
romanos en la conversación entre Shiva y Parvati, distinguiéndola de las
técnicas en sí, que he dejado en negrita, y he numerado como si estuvieran a
parte del 1 al 115; así ahora siguen los sutras a partir del 139, que es el que
corresponde tras los 23 del principio en números romanos y los 115
correspondientes a las técnicas)

VBT CXXXIX. - “Oh Diosa, te he descrito brevemente ciento doce


meditaciones a través de las cuales una persona puede aquietar su mente.
Conociéndolas, la persona se vuelve sabia.”

- “Aunque son 115 los sutras que las describen, Shiva menciona 112
técnicas, pues alguna se repite, e incluso, muchas son muy parecidas, con
pequeñas variantes que se pueden adecuar a diferentes personalidades.

Todas las técnicas tienen como objetivo “silenciar la mente”, o mejor


expresado, encontrar ese espacio silencioso más allá de la mente pensante.
Una vez en el silencio, el ego desaparece y se alcanza el estado de total
consciencia y dicha, el estado Divino.

Así, las técnicas no son sino formas de hacer silenciar la mente, métodos de
alcanzar esa paz, ese espacio de silencio del cual surge el verdadero
conocimiento.”

VBT CXL. - “Si uno se establece en una de ellas, uno se vuelve el propio
Bherava. Tal persona puede lograr cualquier cosa sólo con su palabra; sus
maldiciones o bendiciones serán poderosas.”

- “Cualquier técnica puede llevarnos al objetivo. No hay técnicas superiores


o mejores a otras. Aquella que mejor se adapte a uno mismo es la que se
debe emplear, y practicándola asiduamente se alcanzará el resultado
buscado. Existen numerosos caminos, diferentes formas de alcanzar la
cumbre de una montaña, pero una vez arriba, todos alcanzan el mismo
punto.

Lo ideal es tener una técnica para practicar cuando nos sentamos a hacer
meditación, y otra de las que se pueden usar a lo largo del día, como una
actitud a seguir. Así se puede llegar a mantener el enfoque continuamente.

En este Sutra se describe uno de los efectos que se pueden dar en alguien
que ha alcanzado la meta, y es que una persona iluminada unifica su
pensamiento y su acción, y por lo tanto, su pensamiento y su palabra tienen
el poder de realizarse. Es la fuerza de quien está completamente establecido
en la verdad. Su palabra basta para producir resultados, como las
sanaciones, tanto en presencia del enfermo como a distancia.

Por supuesto, una persona iluminada no lanza maldiciones, pero podrían


creerlo así las personas no iluminadas al comprobar su poder de convertir
en acción las palabras que emite.”

VBT CXLI. – “Se vuelve inmortal y libre de la vejez. Está dotado del poder
de volverse tan pequeño como un átomo, y de otros poderes. Oh Diosa, se
convierte en el favorito de las yoguinis, mimado por ellas, y es el maestro
de todas las reuniones espirituales. Aun viviendo, él está liberado. Aunque
lleva a cabo actividades mundanas, él no se ve afectado por ellas.”

- “Las yoguinis son los poderes o las energías del supremo Shiva. En el
Yoga se describen ocho grandes poderes que alcanza una persona
iluminada, que son: hacerse minúsculo como un átomo, o al contrario, muy
grande, abarcando cualquier espacio, aligerar su peso o hacerlo muy
pesado, alcanzar cualquier lugar mediante su voluntad, cumplir todos sus
deseos (su pensamiento y su palabra tienen la capacidad de hacerse
realidad), control sobre los objetos, y el poder de crear y destruir a
voluntad.
Como estos poderes se alcanzan tras la liberación, es decir, en ausencia de
ego, no puede haber un mal uso de ellos.

Al no existir apego, la persona liberada puede participar en cualquier


actividad, pero sin atarse ni verse afectada por ella.

El estado alcanzado está más allá del nacimiento y de la muerte, y por eso
se les llama no nacidos y no fallecidos.

En este punto, Parvati, la Diosa, pregunta:”

VBT CXLII-CXLIII. – “Oh, Bherava, si esta es la naturaleza de la Energía


Suprema, tal y como la has descrito, entonces ¿quién recita los mantras y a
quién?, ¿Cuál es la recitación? Oh, Gran Maestro, ¿sobre quién se medita?,
¿quién adora y quién es adorado? ¿a quién se le hacen ofrendas y
sacrificios, y de qué manera?”

- “Estas son las últimas preguntas que plantea Parvati para que Shiva disipe
las dudas que aún puedan quedar a los que sigan la enseñanza.

Si lo Divino no es diferente a nosotros, si todo es Uno, entonces ¿quién


medita, recita u ofrece, y quién es el objeto de esas acciones?, ¿quién es el
sujeto y quién es el objeto?

Es decir, una vez alcanzado ese estado de unidad, ¿cuál es la distinción o la


diferencia entre los dos?”

VBT CXLIV. – “Oh, Diosa de ojos de gacela, estas prácticas que mencionas
son exteriores y pertenecen a un ámbito grosero.”
- “Las prácticas a las que se refiere la Diosa son rituales externos que
pertenecen al mundo material, no a la verdadera realidad.”

VBT CXLV. – “Esta meditación hecha incansablemente sobre el Ser


Supremo es la auténtica recitación continua del mantra (japa). Uno debería
meditar en el sonido espontáneo que surge en el interior como un mantra.
Ese es realmente el canto del mantra.”

- “Japa significa literalmente repetición, y puede ser hecha sobre cualquier


cosa, no solamente un mantra, sino también sobre una idea o pensamiento.
Aquí Shiva explica que la verdadera repetición del mantra es tener presente
continuamente al Ser Supremo, es decir, ver al Absoluto en todo y en cada
momento.

También se toma como mantra el sonido interno que puede surgir a través
de la práctica de otras técnicas que llevan nuestra atención desde lo más
material, desde los sentidos ordinarios, a la percepción de lo más sutil.”

VBT CXLVI. – “Meditación (dhyana) es en verdad un estado de


consciencia sin distracciones, sin forma y sin soporte. La meditación no
consiste en la visualización de la imagen del cuerpo de una deidad con
forma, cara, manos…”

VBT CXLVII. – “La adoración (puja) verdadera no consiste en ofrecer


flores u otras sustancias. La verdadera adoración consiste más bien en
establecer la propia mente con firmeza en el supremo vacío de una
consciencia libre de pensamientos. Esta adoración es una absorción con
gran fervor y respeto.”
- “Los rituales externos no son lo realmente importante; lo que importa es la
transformación interna. El enfoque no ha de estar en el ritual, en objetos
externos y lo que se haga con ellos; éstos no son sino instrumentos de ayuda
en una cierta etapa. La atención ha de enfocarse en el Todo, el espacio
absoluto, aquello que está más allá del pensamiento.”

VBT CXLVIII. – “Estableciéndose al menos en una de las meditaciones


aquí descritas, uno experimentará una consciencia creciente día tras día,
hasta llegar a alcanzar el estado más elevado. Esto se conoce aquí como
satisfacción.”

VBT CXLIX. – “Cuando los órganos de los sentidos y sus objetos se


ofrecen junto con la mente para ser disueltos en el fuego del Vacío
Supremo, de Bherava, tal es la ofrenda real.”

- “La mejor ofrenda posible es disolver el ego y alcanzar así el estado más
elevado, lo cual se logra controlando la mente y desapegándose de los
objetos de los sentidos.

Este es el gran sacrificio al que se refieren los Vedas, en el que el ser


individual se ofrece por completo a la consciencia suprema o Bherava.”

VBT CL. – “Oh Parvati, destruyendo todos los pecados, uno se absorbe
completamente en el Ser Supremo y obtiene la satisfacción descrita como
beatitud. Este es el significado del sacrificio en este sistema.”

- “Es decir, se trata del sacrificio del ego, tras lo cual se alcanza la
verdadera dicha, más allá de la dualidad del placer y del sufrimiento propios
del apego a los objetos de los sentidos.”
VBT CLI. – “Oh, Parvati! El lugar sagrado de peregrinación es la
contemplación suprema y la absorción en la Shakti de Rudra, por la cual
todos los pecados son eliminados y todos los seres salvados. De otra
manera, ¿cómo podría haber otro tipo de adoración y a quién se iba a
dorar?”

- “El mejor lugar de peregrinación consiste en ver la unión de Parvati (o


Shakti) y Shiva (Rudra), en cualquier lugar y en todo momento. La
contemplación de toda la naturaleza como siendo la Energía Suprema, la
Energía de Shiva, su forma de manifestarse; dejar surgir un sentimiento de
maravilla, de asombro, ante ella: tal es la más elevada adoración. Cualquier
otra forma no es sino una pobre imitación.”

VBT CLII. – “La esencia del auténtico Ser de uno consiste por completo en
libertad, dicha y consciencia. Sumergir nuestro limitado ser en nuestro
verdadero Ser es el auténtico baño ritual.”

- “En muchas culturas se realizan baños como ritual de purificación. Para el


Tantra, el verdadero baño de purificación es disolverse en el verdadero Ser.

En estos sutras se nos hace comprender el carácter simbólico de los rituales


de adoración y de purificación; son como explicaciones para niños, que a
medida que la consciencia va despertando, entiende cual es su lugar y
función, y cual es la auténtica realidad que se esconde tras ellos.”

VBT CLIII. – “Los objetos con los que se realiza la adoración, o con los
que se va a satisfacer los distintos niveles de realidad, el adorador y el
adorado, son de hecho todos uno y lo mismo. ¿Porqué entonces esta
adoración?”

- “En una filosofía no dualista, los rituales y las formas externas de


adoración no tienen sentido, ya que tanto el que adora, como los objetos que
usa en su culto (flores, incienso, ofrendas), y al que va dirigida la adoración
o las ofrendas (lo Divino en alguna forma), son todos en realidad lo mismo,
lo Absoluto, Bherava. Cuando se alcanza la comprensión de esta realidad,
¿para qué y a quién se iban a realizar esos actos de adoración? ¿cómo vas a
adorar a Shiva si tú eres el mismo Shiva? ¿qué vas a ofrecer a Shiva si todas
las ofrendas posibles son el propio Shiva?

Shiva y Shakti, la Consciencia y la Energía que no es sino la manifestación


de esa Consciencia, son la realidad transcendente de todo lo que existe.”

Parecía muy claro y sencillo escuchándole. Si pudiéramos tener esta


consciencia de unidad de todo continuamente, en nuestras relaciones con
nuestros semejantes y con el mundo en general, ¡cuán distinto sería todo! El
mundo aparecería como un lugar de armonía, de dicha, en el que
disfrutaríamos simplemente con la existencia.

Comentando estas impresiones con Swamiji, sonriendo, me dijo:

- “¡Pero si tú eres el mundo! Lo que crees lo creas; tú haces el mundo en el


que vives. ¿Cómo podría ser de otra manera, si tú eres el mismo Shiva? El
universo es tu creación y tu elección… ¡Puedes hacer con él lo que quieras!
De hecho, es lo que estás haciendo…”

Soltó una carcajada, balanceándose y dando una palmada. Se divertía como


si hubiera contado un chiste. Y con el semblante más serio, añadió:
- “Cuando encuentres aquello que es invariable en cualquier situación,
aquello que no es afectado por el tiempo y que es lo mismo cualquiera que
sea el lugar, entonces habrás encontrado tu centro, el centro, desde el cual
todo aparece o en el que todo desaparece… según como escojas ponerlo en
palabras. Ese centro es la Fuente, el Uno,…, Bherava, Shiva… La palabra
no puede indicar lo que es, sólo dar una aproximación al intelecto, una pista
para ir más allá de él, y sumergirse en la Nada…”

La sesión de la mañana llegó a su fin.

Se habían oído algunos truenos lejanos en los últimos minutos, y tras


despedirme, mientras caminaba hacia mi ashram, la tormenta se fue
acercando y se levantó un fuerte viento; fue llegar y empezar a diluviar…

Dediqué la tarde a ordenar anotaciones y escribir en mi libreta el contenido


de las conversaciones de la mañana. Empezaba a sentir el peso de la
responsabilidad, pues debía reflejar lo más fielmente posible las palabras de
Swamiji comentando los sutras de este importante Tantra. El entusiasmo
inicial daba paso a una cierta preocupación: ¿podría plasmar por escrito lo
que Swamiji me transmitía no sólo con sus palabras, sino con su propia
presencia? Pensé que para este trabajo debería permanecer más tiempo con
él, con el fin de que lo fuese supervisando y corrigiendo errores. Quizás
podría acompañarle a Cachemira hasta la fecha de mi vuelo de regreso…
Esta idea me reconfortaba más y decidí proponérsela esa misma tarde.

La fuerte lluvia inicial, tras el paso de la tormenta, dejó su lugar a lluvias


intermitentes durante el resto de la tarde.

Caminé a la meditación de la tarde cubierto con mi poncho. En el puente y


sus alrededores, los peregrinos aparecían en sus impermeables de colores
recién comprados; esa tarde, el verde y el blanco eran los colores
predominantes. Me gustaba caminar bajo la lluvia y disfrutar de la vista del
río y las calles tras el velo de agua.

Al llegar me sorprendió ver a un grupo de personas en la sala, todos indios,


algunos vestidos de manera tradicional y otros a la occidental; había tres
mujeres con coloridos saris, y los dos discípulos habituales. Algunas flores
y ofrendas de frutas adornaban el improvisado altarcito, junto a velas e
incienso; también habían traído algunos instrumentos musicales: la
meditación sería de nuevo una celebración, un kirtan.

Swamiji apareció vestido con su túnica blanca, y su presencia llenó la sala


con un poderoso silencio. Todos le saludamos con reverencia,
devolviéndole el gesto de namasté que nos dedicaba. Se sentó a un lado del
altar, y tras permanecer con los ojos cerrados un par de minutos, se dirigió a
nosotros en inglés:

- “La celebración es interna. No adoramos a una figura exterior a nosotros


mismos, pues nada hay exterior; en realidad tampoco es interna, pues sin
exterior, ¿cómo iba a haber un interior?

El kirtan no va dirigido a alguien o algo en particular; es una celebración,


pero no celebra nada exterior: sólo la dicha de ser, la alegría de la existencia
en sí.

La preparación del altar es para dirigirnos a la belleza, a la armonía. No


hacemos un sacrificio a alguna deidad, pues lo que somos en realidad, la
deidad misma y el propio sacrificio, todo es lo mismo, no hay diferencias.
El único sacrificio posible es el del ego, que en realidad no es sino una
ilusión, tras el cual podremos contemplar la realidad una.

El advaita, la no-dualidad, es la verdad última.

Tú eres Eso.

Y desde esa perspectiva, observa el universo y disfrútalo… es maravilloso!”

Cada vez que su mirada se cruzaba con la mía parecía querer recordarme
los sutras que había comentado por la mañana. Tras ese breve resumen,
indicó con un gesto que empezasen a tocar. El armonio dejó escapar unas
notas, y seguidamente la tabla y unas campanillas acompañaron con su
ritmo. Los cantos dieron comienzo; en poco tiempo nos encontramos
embriagados por la música, dando palmadas y dejando que el cuerpo se
moviera a su aire.

Fue un bonito kirtan en el que se pudo sentir la energía del grupo, más
numeroso que el día anterior.

Realmente se pueden alcanzar estados alterados de consciencia a través de


la música. Lo pude comprobar en algunos kirtan en la India, y también en
España, en ocasión de mágicas veladas de música con hang, guitarra, arpa
de boca, tambores chamánicos, y otros instrumentos del estilo,
acompañados de cantos armónicos, en compañía de mi amigo Manuel y
otros integrantes del grupo Ocno. En tales ocasiones nos sumergíamos en
estados de conciencia que llenaban de paz, armonía y felicidad. Tal es el
poder del sonido, su magia.

Al finalizar los cantos, nos dejamos abrazar por el silencio, hasta que
Swamiji nos sacó de él invitándonos a recitar la sagrada sílaba Om. Tras
unos minutos volvió el silencio, y poco a poco nos fuimos moviendo,
saludándonos con el namasté y despidiéndonos.

Fue una velada muy especial; la magia de la música y los cantos me


acompañó durante la cena y de camino de regreso a mi ashram.

--------------------------------------------

- “No es necesario que supervise tu trabajo. Tienes el material suficiente, y


sabrás hacerlo adecuadamente. Podrás mostrármelo cuando lo finalices si es
que debemos vernos entonces. Tu camino ahora no es seguir el mio.

Pero si necesitas inspiración en algún momento, simplemente dedica


algunos minutos previos a tu trabajo a la práctica de uno de estos ejercicios
de meditación.
No seas tú quien escribe; deja que sea el propio Shiva, tu verdadera
esencia… No necesitas tener mis palabras exactas si has captado su
significado.

No dudes, ten confianza, y ofrece estos sutras a occidente.”

Había estado fantaseando con la idea de acompañar a Swamiji un par de


semanas y así poder repasar con él mis anotaciones; su respuesta a mi
propuesta fue así de clara: mi camino no era seguir el suyo…

Me sentí un poco decepcionado en un primer momento, incluso triste ante


la posibilidad de no volver a vernos más. Pero se me pasó rápidamente al
recibir sus ánimos y su confianza en mí.

Tras mantener una corta conversación tomando un chai, volvimos a


centrarnos en el texto.

VBT CLIV. –“La respiración va y viene espontáneamente, de forma cíclica.


Llega lejos, a lo más alto y a lo más bajo. La Gran diosa es el lugar supremo
de peregrinación.”

- “Aquí con la Gran Diosa se refiere a la energía kundalini; enfocar en ella


la atención es el más elevado peregrinaje. Y la respiración, tal y como se
explica en algunas de las técnicas expuestas por Shiva, es una herramienta
eficaz para llegar a tomar consciencia de la energía kundalini en la base de
la columna vertebral y sentir su ascenso a través de todos los chakras.

La peregrinación externa a algún lugar sagrado sólo tiene sentido si se usa


para enfocarse en lo interno, lo cual constituye la auténtica peregrinación.
Por lo tanto, la externa en sí misma no es necesaria: sólo es un estímulo,
una ocasión para realizar la interna. No hay ningún lugar al que haya que ir,
ningún tiempo futuro en el que encontrar algo, ninguna meta que
alcanzar… Todo está ya aquí y ahora.”

VBT CLV. –“Esta Diosa está repleta de gran Gozo. Siguiéndola y


permaneciendo en ella, uno se identifica plenamente con ella. Entonces, a
través de Shakti, uno alcanza a Shiva.”

- “Shakti es toda la manifestación; por ello a través de ella es como


podemos alcanzar a Shiva, que es la esencia, el sustrato, como la pantalla
sobre la que se proyecta una película.

En nuestro cuerpo, la Diosa, Shakti, es la energía Kundalini, y a través de su


despertar y de su ascenso por sushumna en la columna vertebral, se une con
la consciencia suprema, Shiva, en el sahasrara chakra. Así es como a través
de la Diosa, del despertar y ascenso de la kundalini, se alcanza al Dios,
Shiva.

En el universo, Shakti es la manifestación misma, la energía que lo forma


todo, la Naturaleza. A través de ella, de la comprensión de su
manifestación, de la inmersión en ella, del asombro ante su maravilla, a
través de la dicha que nos aporta la contemplación y el disfrute de la propia
naturaleza, se llega a conectar con la consciencia absoluta, Shiva, que
subyace a toda manifestación.”

VBT CLVI. –“La respiración hace el sonido Sa al salir y el sonido Ham al


entrar. Hamsa, Hamsa, este mantra es recitado continuamente por un ser
vivo.

21.600 veces durante el día y la noche. Esta recitación continua de la Diosa


es fácil de realizar. Sólo es difícil para los ignorantes.”
- “Hamsa o Soham, quiere decir Yo soy Eso. Al asociar estos sonidos a la
respiración, continuamente estamos recitando este mantra. El sonido de la
propia respiración es un poderoso mantra, sencillo de usar y efectivo para
calmar y silenciar la mente.

Se puede practicar sentados, con la atención centrada en el sonido que


produce el aire al entrar y al salir, asociándolo al mantra Soham o Hamsa,
como mejor se sienta, y teniendo presente su significado de Yo Soy Eso, es
decir, Shiva, Dios, el Todo.

Practiquemos ahora esta meditación.”

Durante alrededor de media hora permanecimos en silencio observando


nuestra respiración, repitiendo el mantra “Yo Soy Eso”. Como en cada
práctica realizada junto a Swamiji, me sentí pronto transportado a otro
estado, más allá de mi acostumbrada individualidad. Con él era fácil
acceder al estado de meditación; o más bien, era él quien me llevaba a esos
estados, mostrándome el camino. Su presencia suponía las rueditas que se
ponen a las bicicletas para que los niños pedaleen sin miedo; un día, esas
rueditas se suprimen, y aunque en principio hay problemas de equilibrio,
pronto el pedaleo se hace posible con alegría… Yo temía el día en que me
quedase sin la ayuda de Swamiji, aunque era consciente de que el camino se
debe hacer solo, nadie puede hacerlo por ti… Agradecía cada momento en
su compañía, pues lo que me aportaba no podría hallarlo en ningún libro, y
posiblemente me había hecho avanzar lo que no habría podido sin ayuda.

Al terminar, prosiguió con la lectura del texto.

VBT CLVII. –“Oh Diosa, con estas palabras he explicado la suprema


enseñanza, la cual conduce al más elevado estado de inmortalidad.”

VBT CLVIII. –“Esta enseñanza no debe ser revelada a cualquiera.


Particularmente a los discípulos de otra tradición, o a los que son malvados,
crueles o infieles a su maestro. Por el contrario, se debe dar sin miedo a los
valientes cuyas mentes están libres de dudas.”

- “Tradicionalmente, estas enseñanzas, y en general todo el yoga y la de


otras escuelas esotéricas, se han mantenido con cierto secreto a lo largo de
los siglos, otorgándose sólo a las personas que demostraban estar
preparadas ética y espiritualmente. A veces se hacía pasar al aspirante por
dificultades que ponían a prueba su entereza y su resolución.

Esto ha cambiado totalmente: todas las enseñanzas se encuentran al alcance


de cualquier buscador que esté interesado en ellas. Nada se esconde en estos
tiempos de transformación. El que lo quiera, ahí lo tiene, a su disposición.

Pero aunque la enseñanza en sí sea hoy fácilmente asequible, se recomienda


al practicante, no tanto que la mantenga en secreto, sino que la considere
como algo privado, es decir, no es necesario divulgar el camino interior de
uno o sus experiencias espirituales a todo el mundo, pues tal cosa no haría
sino aumentar la actividad mental y el sentido de orgullo, alimentando al
ego, cuando el objetivo sería reducirlo a cenizas.

Únicamente con el maestro o con otros iniciados puede ser útil en ocasiones
el compartir y comentar experiencias.

El consejo de no dar estas enseñanzas a los discípulos de otras tradiciones


se refiere a que si alguien está siguiendo ya un camino, el querer mostrarle
otro sólo interferirá en el suyo, provocando tensiones o dudas; cualquier
camino puede ser válido, y al final todos se encuentran en el destino. No
conviene forzar a nadie para que siga un determinado camino; cada uno
elige el suyo según sus necesidades del momento y es necesario ser
respetuosos con otras tradiciones y enseñanzas.”

VBT CLIX – CLX. –“Aquellos devotos del gurú que no tienen la mínima
duda o vacilación, oh Diosa de ojos de gacela, habiendo renunciado a hijos,
mujer, parientes, hogar, pueblo, reino y país, pueden ser aceptados para
recibir la iniciación. Lo atavíos mundanos son todos temporales, oh Diosa,
pero esta suprema riqueza es eterna.”

- “Renunciar a algo no significa necesariamente abandonarlo por completo.


La verdadera renuncia es el desapego, la ausencia de deseo. No es necesario
dejar a un lado el mundo y retirarse en la soledad de las montañas, aunque
esto pueda ser necesario en alguna etapa del camino en forma de retiros
temporales. Vivir en el mundo sin pertenecer a él, sin ser esclavo de él, con
auténtica libertad, esa es la actitud a tomar.

Así, las cualidades requeridas para ser iniciado en el conocimiento y en las


prácticas del Vijnana Bherava Tantra son el desapego, la devoción y la fe.
Los asuntos y objetos materiales no nos van a aportar la eterna felicidad, y
por ello uno no debe apegarse a ellos, sino centrarse en aquello que en
verdad nos aportará satisfacción y alegría duraderas. Todo lo demás tendrá
un final tarde o temprano, pero no este conocimiento y dicha interiores.”

VBT CLXI. –“Uno podría incluso abandonar su propia vida, pero nunca
este supremo néctar de inmortalidad.”

- “Tan valioso es alcanzar este estado que no hay nada que se le pueda
comparar y que no valga la pena dejar de lado a cambio de esta dicha
eterna.

Por supuesto, no se trata de abandonar nada, sino de no estar apegado,


manteniendo el mismo equilibrio interno a pesar de las cambiantes
circunstancias. No se abandona la acción, más bien al contrario, pero se
deja a un lado el deseo por el fruto de la acción; tal es la esencia del karma
yoga, tal y como se enseña en el Bhagavad Guita.

Finalmente la Diosa dijo:”


VBT CLXII. –“Oh Gran Señor, Dios de dioses, ahora estoy plenamente
satisfecha. Ahora he comprendido perfectamente la esencia del
Rudrayamala Tantra y la esencia de los diferentes grados de la Energía.”

- “La Diosa se refiere a todos los textos que tienen que ver con
Rudrayamala o la liberación.”

VBT CLXIII. –“Habiendo dicho esto, la Diosa, llena de dicha, abrazó a


Shiva.”

- “Es decir, se vuelve uno con él; vuelve al estado no dual.

Así acaba el Vijnana Bherava Tantra. A través de las técnicas que nos llevan
al conocimiento de la verdad, finalmente se vuelve al estado de no dualidad,
nos hacemos uno con el Todo, como el río que por fin llega al océano.
Volvemos al estado del cual en realidad nunca hemos salido. A partir de
entonces, la vida cobra otro sentido, los problemas, dramas, y también las
alegrías efímeras, se ven desde otro ángulo, sin vernos afectados por ellos.
La vida es una celebración; es el propio Shiva disfrutando de su obra, de su
juego…”

Permanecimos en silencio… Para mí era un silencio incómodo. Sentía que


habíamos llegado a un final. Se acabarían estas reuniones de las mañanas,
dejaría de disfrutar de la presencia de Swamiji. Entendía que lo que estaba
sintiendo era apego a una situación, y procuraba cambiar ese apego por
aceptación y agradecimiento.
- “Mañana partiré. Esta noche tendremos otro kirtan.

Repasa lo que hemos estado viendo estos días, elige las técnicas que más te
convengan y deja que te acompañen haciéndolas tuyas.

Y no dejes de compartir las enseñanzas de este Vijnana Bherava Tantra en


tu país.

Yo me siento sinceramente agradecido por haberlas podido compartir


contigo, y siento que a través tuyo se lanza un mensaje más para hacer
posible la transformación de este mundo.

Gracias. Namasté!”

Nos fundimos en un abrazo. Tenía lágrimas en mis ojos por la emoción


sentida, de inmensa alegría.

Seguimos hablando acerca de lo que ambos haríamos a partir de ese


momento, y de la posibilidad de volver a encontrarnos. Con un nuevo
abrazo y un sentido Namasté, nos despedimos hasta el kirtan.

Caminé hacia mi ashram con una sensación de vacío, de inmensa ligereza,


mezclándose en mi interior emociones de tristeza y de alegría. Algo había
llegado a su fin, pero al mismo tiempo suponía el principio de otra cosa. Me
sentía afortunado por lo vivido junto a Swamiji, y también atenazado por la
responsabilidad al prestarme a llevar el Vijnana Bherava Tantra a ser más
conocido en España. Esperaba poder estar a la altura de sus expectativas.

Cuando volví para la meditación de la tarde, había aún más gente que el día
anterior. Tanta que en el interior de la sala no había suficiente sitio para
todos, por lo que dejaron la puerta completamente abierta de forma que se
pudiese seguir el kirtan desde el exterior. Afortunadamente no llovía, a
pesar de las numerosas nubes que cubrían el cielo.
Pude encontrar un hueco dentro, sentado contra la pared al fondo de la sala.
Las mujeres se habían sentado a un lado, dejando el otro lado para los
hombres. A la hora de cantar, todos participaron, resaltando una mujer con
una voz increíble.

Swamiji brillaba sentado sobre su cojín, vestido de blanco y con una


guirnalda de flores colgada de su cuello. De vez en cuando dejaba de seguir
los cantos y se quedaba en silencio con los ojos cerrados, sumido en
meditación, para al cabo de unos minutos, volver a abrirlos esbozando una
sonrisa y reincorporándose al kirtan.

De nuevo fue muy especial. Nunca había visto tanta gente rodeando a
Swamiji. No supe si era en ocasión de una celebración especial o como
despedida, aunque esta última razón me parecía extraña si antes no habían
aparecido por allí…

Al finalizar quise despedirme de Swamiji más personalmente, pero me


resultó imposible; todo el mundo quería compartir unas palabras con él, y lo
más que pude hacer, en un momento dado, fue acercarme lo suficiente para
decirle que me marchaba, que le deseaba buen viaje, y nos saludamos con el
Namasté. Su mirada y su sonrisa lo decían todo: no hacía falta más. A veces
se puede sentir una comunicación más intensa y verdadera en ausencia de
palabras.

Me fui con la intención de cenar tranquilamente junto al rio, disfrutando de


mi soledad, pero en el restaurante me encontré con una española con quien
trabé conversación y cenamos juntos. También practicaba yoga, y estaba
especializándose en el trabajo con la voz, a través de mantras y del canto.
Tuvimos una agradable conversación que me ayudó a alejar las sensaciones
de tristeza que me querían haber invadido momentos antes (curiosamente,
casi dos años después volví a encontrármela en Puna, donde seguía sus
estudios con un maestro de canto).

Antes de regresar a mi ashram, me detuve junto al puente para introducir


mis pies en las aguas del Ganges, sintiendo su frescor y su energía. Tan solo
una vaca parecía observar conmigo la noche sobre Rishikesh, en un lugar en
el cual, durante el día, los peregrinos se agolpaban para realizar sus
abluciones y recoger agua en botellas de plástico.
La noche realzaba la magia del rio; hasta el cielo se había despejado
decorándose con el brillo de las estrellas.

A mi mente volvió la posibilidad de viajar a Gangotri, en moto si las lluvias


me lo permitían…

-------------------------------------------
CUARTA PARTE
LAS FUENTES DEL GANGES
LAS FUENTES DEL GANGES
SWAMI SUNDARANAND Y EL SADHU ERRANTE SIN NOMBRE

Durante varios días la lluvia hizo acto de presencia; fuertes tormentas y


aguaceros que auguraban un viaje húmedo…
Ya había decidido las fechas para subir hasta Gangotri y tenía la moto
preparada: saldría al día siguiente por la mañana. En la mochila lo introduje
todo en bolsas de plástico, y yo mismo iría protegido con el poncho, aunque
la idea era rodar cuando no lloviese, pues raro era el día en el que no
hubiera algunas horas sin lluvia.
Haría el trayecto en dos etapas: una hasta Uttarkashi, a unos 150
kilómetros, y la siguiente hasta Gangotri, unos 100 kilómetros más allá. La
velocidad media cuando se viaja en autobús por las carreteras del Himalaya
es de unos 15-20 km/h, así que yo calculé que mi velocidad podría ser el
doble, y a unos 30-40 km/h llegaría a Uttarkashi en unas cuatro horas, y
aproximadamente otro tanto para al día siguiente llegar a Gangotri, pues en
ese tramo se sube más y las carreteras están en peor estado, sobretodo
durante el monzón…
Con todo preparado para poder salir al amanecer del día siguiente, subí a la
terraza para tumbarme y relajarme un rato mirando las estrellas. El cielo
estaba espectacularmente despejado, y deseé que permaneciese así durante
la noche. En el ashram dejé parte de mi equipaje en un trastero, sobretodo
los libros y la ropa que no necesitaría. Las botas, que hasta ese momento
dormían junto a la mochila, tenían ahora la oportunidad de ser útiles en este
viaje. Había comprado unos pantalones para la montaña y un par de
chaquetas que podría llevar superpuestas cuando hiciese frío, a partir de
Gangotri, pues desde allí, que ya está a más de 3.000 metros de altitud,
tenía pensado subir hasta el glaciar a unos 3.800 metros o incluso hasta
Tapovan a unos 4.500 metros.
La moto era una Honda de 150 centímetros cúbicos con cuatro velocidades;
una moto atractiva en la India, pero que se me hacía muy pequeña
comparada con mi Super Teneré de 750 que tenía en España. Eso sí, en
comparación con la mía su consumo era el de un mechero…

Amaneció y el cielo apareció completamente azul, sin ninguna nube.


Decidí hacer mi sesión de yoga y salir después del desayuno, hacia las 8:30.
Con un día así, más que de la lluvia, tenía que preocuparme por las
quemaduras del sol y protegerme bien untándome crema solar en los brazos
y en la cara. Llevaba un pequeño casco, pues me habían dicho que era
obligatorio, aunque nunca lo usaba por Rishikesh, y de hecho, mucha gente
viajaba sin él. La moto no tenía seguro y me dijeron que si me paraban, a lo
mejor me ponían una multa… Llevaba el número de teléfono del dueño por
si pasaba algo, aunque parecía muy despreocupado al respecto.
Finalmente me despedí de los empleados del ashram, que sonreían
divertidos por mi aventura, y me puse en camino.
En el primer tramo, se asciende una montaña, con buen asfalto en la
carretera, y pude disfrutar de bellas vistas sobre Rishikesh y del contraste
entre las montañas y la planicie al fondo.
La carretera no estaba mal y sólo tenía que preguntar, al cruzar las
poblaciones por las que iba pasando, para estar seguro de por donde seguir,
pues a veces no existían indicaciones. Hacia la mitad de camino se
encuentra New Tehri, una población grande con más movimiento de
camiones y autobuses. Aunque en la India se conduce por la izquierda,
generalmente todo el mundo va por el medio, apartándose justo cuando se
cruzan con otro vehículo; impera la ley del más fuerte, por lo que a veces
me encontraba de frente con dos vehículos que iban adelantándose sin
importarles lo más mínimo mi presencia: era asunto mío el apartarme de su
camino, metiéndome en la cuneta si era preciso, si quería sobrevivir… En
las curvas siempre se toca el claxon para avisar, y para una moto, es
aconsejable pegarse bien a la izquierda…
La carretera va pegada a las laderas de las montañas, a veces presentando
numerosos agujeros en el asfalto, y otras veces, sencillamente el asfalto
desaparece.
Me detuve a tomar un chai en un puestecito en medio de la nada. Desde ahí
podía ver el recorrido de la carretera serpenteando por las montañas de
alrededor. Desde que aparecía un camión por un extremo de la carretera
hasta que llegaba al otro extremo podían pasar varios minutos.
Finalmente llegué a Uttarkashi, tras cuatro horas y media de viaje. Era algo
más de lo que había calculado, pero llegaba con tiempo de sobra para
acercarme a la Forest Office, en donde debía pedir el permiso para poder
hacer el trekking desde Gangotri hasta el glaciar. Resultó estar más lejos de
lo que esperaba, y me alegré de haber decidido ir en moto y no dando un
paseo… además las indicaciones no eran precisas y tenía que ir
preguntando constantemente. El lugar es muy bonito, en medio del bosque,
y como para cualquier trámite en la India, tuve que esperar y rellenar varias
solicitudes. Me dieron el permiso sólo para dos días, cuando mi idea era
estar tres o cuatro, para poder así subir a Tapovan. La última vez que estuve
allí no hacían falta permisos y no controlaban el tiempo que uno estaba en
las montañas… Pero claro, ¡eso era hacía catorce años!
En Uttarkashi me quedé en el Yoga Niketan Ashram, justo al borde del río,
en una sencilla habitación oscura. Pude dejar la moto en los jardines del
ashram, junto a una fuente. Sólo había un par de swamis y me dijeron que
no había nadie más alojado.
Tras darme un baño en el caudaloso río, fui a dar una vuelta por el pueblo, a
conectarme a internet y a cenar algo.
Mientras paseaba por las tiendas de la calle de los bazares, me crucé con
otro europeo, mirándonos y saludándonos levemente. Pensé que quizás se
dirigía como yo hacia Gangotri, o estaba de vuelta de allí, pero no llegamos
a cruzar palabra. Me llamó la atención porque pensé que podría ser español:
moreno, con barba, de unos cincuenta años, no muy alto… Durante la cena
en un hostal-restaurante en la carretera principal, sólo vi a viajeros indios
que se alojaban allí mismo y que me miraban con curiosidad.

A la mañana siguiente, tras asegurar la mochila a la moto, retomé la ruta.


La carretera fue empeorando al tiempo que el paisaje se iba haciendo cada
vez más impresionante. Incluso durante un largo tramo no había ni rastro de
asfalto y parecía más un camino de cabras que una carretera… En esos
tramos apenas podía llegar a los 20 km/h. Afortunadamente, el tiempo
seguía siendo soleado, y más que encontrarme con barro y lluvia, me
encontré con tierra y polvo; adelantar a un camión o cruzarme con otros
vehículos era sumergirme en una nube de polvo y gases de escape…
A medida que iba ascendiendo, se notaba el frescor de las alturas, y
empezaban a divisarse picos nevados de probablemente más de 6.000
metros y frondosos bosques de coníferas. La carretera seguía el curso del
río, que bajaba caudaloso entre escarpadas montañas. De vez en cuando
tenía que parar para admirar el paisaje y sacar alguna fotografía. En
determinadas zonas la marihuana crecía de forma silvestre en las cunetas,
como la hierba que es, aunque quizás no tanto como en otras zonas del
Himalaya indio, como Manali.
Al llegar a Gangotri quise dirigirme al Yoga Niketan Ashram, donde me
alojé catorce años atrás en una bonita cabaña, pero el acceso era más
complicado para poder llegar con la moto, y algo alejado del centro de la
pequeña población. Seguí la calle principal, y cruzando un puente vi un
hostal de colores rosáceos, con buenas vistas al río, y me dirigí a él. Por
supuesto por el camino me fueron ofreciendo distintas habitaciones y
servicios de guía para los treckings.
Tal y como me sucedió en Leh, pude observar muchos cambios desde mi
último viaje, aunque en Gangotri reconocía el lugar más fácilmente.
Tras instalarme en una habitación y darme una ducha para quitarme todo el
polvo del camino, salí a dar una vuelta para visitar el ashram en el que me
alojé la vez anterior, y sobretodo, para ver si aún vivía en la parte de atrás
un yogui montañero al que había conocido entonces.
Para llegar tuve que cruzar un barranco pasando sobre un tronco que hacía
las veces de puente. Enseguida reconocí las cabañas del ashram, ocupadas
todas, y sin detenerme, me dirigí a la parte de atrás... y allí estaba el refugio
del yogui, con un terreno cuidado, en el que vi que se estaba construyendo
algo nuevo. Abrí la puerta que daba entrada al terreno y observé lo que
parecía iba a ser un templo; algunos obreros trabajaban en la obra y el
swami, vestido con la habitual indumentaria ocre, andaba por allí
supervisando. Sentí gran alegría al verle, pues después de catorce años me
preguntaba si seguiría con vida… Se acercó y nos saludamos con el
Namasté. Le dije que había estado allí hacía catorce años y que al volver a
Gangotri quise rendirle una visita. Me hizo pasar a su refugio en donde
pude admirar todas las fotografías de su etapa de fotógrafo montañero que
adornaban sus paredes. Me comentó que había publicado un libro con
muchas de ellas, “Himalaya: Through the Lens of a Sadhu”, y me lo trajo
para que lo viese. Lo vendía allí mismo, y a pesar de ser un libro bastante
grande para viajar con él en la mochila, decidí comprárselo; siempre podría
enviarlo por correo a España desde Rishikesh junto a otros libros que
compraría allí.
Charlamos un rato acerca de las montañas, del Ganges, de cómo el glaciar
del que surge se va fundiendo año tras año, cada vez con más rapidez.
Swami Sundaranand suele viajar a través de la India mostrando sus
fotografías y dando charlas acerca de la importancia de proteger la
naturaleza y el Himalaya en particular.
Nuestra charla fue derivando hacia el yoga. Él fue discípulo del maestro
Swami Tapovan Maharaj, fallecido en 1957, y del que heredó el refugio en
el que aún seguía viviendo; desde hacía unos años, ya no pasaba el invierno
allí, pues a su edad, el frio a los más de 3.000 metros de altitud de la zona,
era demasiado. Vivía allí desde 1946, dedicado al yoga y la meditación, en
sus formas más tradicionales, además de recorrer las montañas de la zona
fotografiándolas. Me habló de los nervios sutiles, en particular de los tres
más importantes: ida, pingala y sushumna. Que estuviesen sanos, es decir,
que la energía pudiera circular libremente a través de ellos, es primordial
para el yoga, para mantener un equilibrio físico y mental en el que la
enfermedad no tiene lugar. Decía que una práctica de asanas regular es muy
importante, permaneciendo en algunas posturas largo tiempo, en perfecta
concentración. Él mismo había mantenido ciertas posturas en su juventud
hasta tres horas.
Y tras las asanas, le daba una gran importancia al pranayama, las técnicas
yóguicas de respiración y movilización de energía. Me indicó un par de
ejercicios para que los practicase a diario, empezando por cinco minutos,
aumentando progresivamente para, eventualmente, llegar a hacerlos durante
una hora o más, indicando de nuevo el tiempo de tres horas… Decía que
cuando se practica de esa manera por largos períodos de tiempo, el cuerpo
suda el líquido sobrante y tras ello emana un olor agradable; más adelante,
uno puede llegar a salir de su cuerpo físico con el cuerpo astral y visitar
otros mundos maravillosos… Todo esto lo decía con gestos y sonrisas que
me hicieron recordar mucho a Swamiji, aunque Swami Sundaranand era
bastante mayor. Estaba ante un auténtico yogui, como los que habían
recorrido los Himalayas durante siglos.
Le dije que volvería a por el libro, y me indicó que no lo hiciera muy tarde
pues solía meditar desde las siete de la tarde hasta la una de la madrugada…
Cuando volví, ya cerca del atardecer, me lo encontré en su refugio, y me
hizo pasar al fondo, en donde supuestamente meditaba y dormía. Allí,
sentados en postura yóguica, empezó a recitar mantras y cantos; después de
una corta meditación, me bendijo y me entregó el libro. Le pedí una
dedicatoria y, antes de irme, unos consejos personales. Quizás volvería a
verle al bajar de la montaña…

Al ir a cenar me encontré con el hombre con quien me había cruzado en


Uttarkashi. Esta vez, claro está, nos saludamos y compartimos mesa.
Resultó ser argentino, de nombre Pablo, y había llegado hasta allí en
autobús. Le comenté mi intención de subir al glaciar y de ahí un poco más
hasta la planicie de Tapovan, a 4.500 metros de altura, y le atrajo la idea de
acompañarme, aunque tenía un problema en una rodilla y no sabía si
aguantaría. Se dedicaba a viajar por distintos países y escribía artículos para
alguna revista en Argentina; de esta forma se iba pagando también el viaje.
Era conocido como Pablo Traveller. Sorprendentemente, se alojaba en el
mismo hostal, y en la habitación contigua a la mía.
Al día siguiente partimos hacia el glaciar. Pablo no llevaba el permiso, pero
a la entrada al parque natural, en una cabaña en la que los guardas pedían la
documentación, le hicieron el permiso para dos días, cobrándole la misma
cantidad que pagué en Uttarkashi… De haberlo sabido, me habría ahorrado
ese trámite.
Hasta Gaumukh, el glaciar del que surge el Ganges, hay 18 kilómetros por
un buen sendero, siempre a la vista del curso del río. El paisaje, más
boscoso al principio, iba dejando paso a arbustos y cada vez más escasa
vegetación a medida que ascendíamos. El ritmo era lento, pues la rodilla de
Pablo le impedía ir más rápido, pero no había ninguna prisa. A unos tres
kilómetros antes de llegar al glaciar, hay una especie de campamento en el
que es posible alojarse y comer, Bhojwassa; allí nos detuvimos a pasar la
noche. Pablo aún se pensaba si al día siguiente iría a ver el glaciar para
regresar desde allí a Gangotri, o si continuaría conmigo hasta Tapovan. Yo
le animaba a que viniera; la subida es ciertamente dura, pero no
excesivamente larga, y podría ir parando cuando quisiese.
Al anochecer se notaba el frío y agradecía las chaquetas que había
comprado en Rishikesh. Un guía nos acompañaría hasta Tapovan, pues hay
que cruzar el glaciar de un lado a otro, y tiene cierto peligro; el resto del
camino no tiene pérdida, pues se trata de una zona bastante transitada en
verano y señalada con montículos de piedras. Sólo el tramo del glaciar
podía deparar sorpresas desagradables, pues está en continuo movimiento y
es necesario variar el camino según se abren nuevas fisuras en el hielo.
Por la mañana, tras un ligero desayuno, iniciamos el primer tramo hasta el
glaciar. Nos cruzamos con un grupo que bajaba de hacer un trekking de
varios días, con varios porteadores cargados de pesados bultos, y una pareja
de indios de unos cincuenta años, visiblemente ricos, que caminaban con
apenas una mochilita semivacía… Hablamos un poco con ellos y nos
hablaron de otros trekking que habían hecho en distintas partes del mundo,
como en el sur de Argentina; estaba claro que se trataba de una familia de
bastante dinero…
Al llegar al glaciar, y tras admirar su imponente belleza, buscamos un lugar
adecuado para zambullirnos en las heladas aguas del incipiente rio; estar en
las mismas fuentes del Ganges, y no bañarse en ellas, era sencillamente
algo impensable para mí…
La profundidad era escasa, aunque la corriente fuerte, y salpicada de
témpanos de hielo que se iban desprendiendo regularmente del glaciar. El
frío se sentía doloroso en el cuerpo, y eso que sólo fueron segundos...
Probablemente sea el único punto en el que el Ganges mantiene sus aguas
limpias de contaminación, que no de barro diluido a través de todo su
recorrido por debajo del glaciar.
Tras el baño y disfrutar un poco de ese entorno mágico, empezamos la
subida al glaciar, siguiendo a nuestro guía que se iba quejando de dolor de
cabeza… Cruzamos la extensión de hielo cubierta de rocas y piedras,
pasando a veces junto a oquedades que se perdían en el interior del glaciar.
Ciertamente, había que tener cuidado con el lugar en el que se posaban
nuestros pies a cada paso.
Tras cruzar el glaciar, una subida bastante vertical, de unos 500-600 metros
de desnivel, nos llevaría a Tapovan, a los pies del monte Shivling, de más
de 6.500 metros de altura. Su silueta destacaba blanca sobre un cielo azul,
imponente. La subida fue muy lenta, esperando de vez en cuando a Pablo,
que forzando su maltrecha rodilla, subía ofreciendo su sacrificio a las
montañas que nos rodeaban.
Al llegar a Tapovan, una planicie llena de hierba, con algunas rocas y
cruzada por un riachuelo, nos dirigimos hacia dos refugios en los que
podríamos alojarnos. El primero, en el que se alojaba una mujer sadhu,
estaba completo, y tras tomar un chai fuimos al segundo, donde vivía
durante la temporada sin nieve otro sadhu, más joven, y que había hecho
voto de silencio; allí sí había sitio, y tras comunicarnos con él mediante
gestos, dejamos nuestras mochilas junto a unas mantas sobre las que
dormiríamos, directamente sobre el suelo.
Al atardecer, el sadhu practicaba meditación en su refugio, y entré a
acompañarle junto a otros dos indios y un francés que había llegado el día
anterior. Tras la meditación nos preparó una sencilla y deliciosa cena. En el
refugio no hacía demasiado frío, pero al salir, ya completamente de noche,
la temperatura había caído probablemente por debajo de los cero grados. La
noche estaba completamente despejada, sin luna, y el espectáculo era
asombroso: un cielo plagado de estrellas y la silueta de las montañas de más
de 6.000 metros a nuestro alrededor… Quise permanecer fuera
contemplando el paisaje, pero no pude hacerlo por más de diez minutos,
pues aunque me había puesto toda la ropa que traía, no era suficiente para
atajar ese frío. Sólo quedaba ir a dormir envuelto en las dos mantas que
tenía a mi disposición, y que no fueron suficientes para evadirme del frío
reinante; a esas alturas es imprescindible el uso de un saco de dormir.
Acurrucado contra las piedras del refugio, sintiendo a veces algún ratón en
busca de algo que llevarse a su estómago, pude dormir intermitentemente.
Poco después del amanecer me levanté, y al ir a orinar, pude observar una
fina capa de hielo sobre el riachuelo. Pablo estaba muy contento y me
agradecía el haberle animado a ir hasta allí. Verdaderamente valía la pena el
esfuerzo, por la belleza del entorno y por la energía especial de ese lugar en
medio de los Himalayas. Un lugar frecuentado por yoguis a lo largo de los
siglos, en el que se podían adivinar restos de otros refugios, junto a grandes
rocas o aprovechando pequeñas oquedades. En los últimos tiempos también
acudían allí alpinistas deseosos de escalar las cumbres circundantes y
montañeros haciendo trekkings de entre diez y veinte días por la zona. En
una de las rocas de la planicie había una placa en memoria de un montañero
europeo fallecido allí. Recordé haberla visto en mi anterior visita, catorce
años atrás, así como otra placa que me llamó mucho la atención entonces,
pues estaba en español, en el que una vasca anunciaba que había estado
viviendo allí y deseaba al que la leyese que fuese feliz… Me costó un poco
encontrarla, pero finalmente allí estaba, anclada en una gran roca junto a los
restos de lo que pudo ser su refugio durante un tiempo.
Seguí paseando por la zona; a un lado había varias tiendas de campaña
pertenecientes probablemente a un grupo que hacía trekking por la zona. Y
más allá, un rebaño de cabras salvajes; allí tenían alimento suficiente, y
servían de alimento también a algún leopardo de las nieves que aun quedan
en los Himalayas. Estaba sentado contemplando esas escenas cuando, de
repente, un sonido de pisadas sobre piedras me hizo girarme hacia atrás: un
sadhu venía bajando la ladera cuidadosamente con ayuda de un largo
bastón. Con su vestimenta naranja, sandalias con calcetines también
naranjas, y un pequeño zurrón en el que llevaría unas pocas pertenencias.
Me preguntaba cómo habría dormido a esas alturas sin llevar apenas nada
de abrigo… Por el rumbo que tomaba, vi que pasaría por donde yo me
encontraba.
Al llegar a mí, se detuvo y nos saludamos con un Namasté. Era bastante
mayor, de unos setenta años, su piel curtida por el sol de las montañas. Le
pregunté de dónde venía, y en un excelente inglés, lo cual me sorprendió
pues en general los sadhus sólo se defienden en ese idioma, me contestó
que no venía ni se dirigía a ningún lugar en particular; simplemente se
desplazaba viendo a Shiva en todas las cosas, viviendo en Shiva. Se
acuclilló junto a mí y me contó cómo en la tradición india, después de haber
vivido una vida familiar y de trabajo ordinario, en vez de jubilarse y
quedarse en casa como es la práctica habitual en occidente, el hombre se
retira del mundo, convirtiéndose en sadhu por voluntad propia, y se dedica
a buscar lo divino preparándose así para su muerte. Se notaba que provenía,
sino de una clase alta, al menos de una clase lo suficientemente acomodada,
con su buen dominio del inglés y su educación al hablar. Podría haber sido
un profesor, un hombre de negocios, un gran empresario,…, no llegué a
saberlo pues no me dio ninguna pista al respecto, ni tampoco me dijo su
nombre cuando me presenté a él por el mío.
Su mirada era profunda, su frente amplia, con la cabeza cubierta por un
gorro de lana naranja que dejaba escapar sus cabellos blancos por detrás.
Estuvo un rato en silencio, contemplando conmigo el paisaje, y de repente,
empezó a hablar:

- “La vida es un drama.


El primer gran despertar es al dolor, al sufrimiento.
La consciencia de que todo es pasajero, efímero.
Nada de lo logrado perdura.”

Hablaba lentamente, expresando probablemente una vida de experiencia,


con la mirada puesta en el infinito.

- “Los deseos, o bien no se hacen realidad, o si se materializan, no


generan sino preocupación, más deseos o dolor ante su pérdida.
Aparecen enfermedades, dolores físicos, la pérdida de seres
queridos.
Uno busca la seguridad, pero un día se despierta al hecho de que tal
seguridad no existe.
Se puede perder el trabajo, la vivienda, la esposa, cualquier cosa que
se posee o que forme parte de la vida o del entorno de uno, puede
desaparecer de la noche a la mañana.
La propia vida puede acabar en cualquier momento.
La juventud desaparece y deja paso a un deterioro físico progresivo e
implacable, y finalmente, a la muerte.
En el drama de la vida, queremos ser felices, pero esa felicidad es
imposible.
La propia vida se alimenta de la vida.
En la naturaleza, unos seres se comen a los otros, cortando de golpe
su aventura vital.
Sólo algunos momentos de aparente felicidad, de soñar con que todo
va bien y es permanente.
Una de esas cabras será mañana el alimento de un leopardo. Hoy es
feliz, comiendo hierba y jugando con sus compañeras. La felicidad
del leopardo será la desgracia para la cabra. Y el propio leopardo
podrá ser presa de la trampa de algún cazador furtivo…
La injusticia aparece de golpe.
El odio genera violencia, dolor y muerte. Piensa en las guerras entre
los hombres…
La incomprensión, los malentendidos…
La armonía perdida en las relaciones.
Sólo sumido en la distracción puede uno creer que es feliz; pero vive
una mentira, un sueño dentro de otro sueño.
Y algún día, tarde o temprano, es necesario despertar del sueño, una
capa tras otra, deshaciendo la ilusión.”

Su discurso parecía ser pesimista, pero veía en él una luz que irradiaba otra
cosa; había en él una comprensión profunda de lo que es la vida, una
experiencia vital rica, y además, sus palabras resonaban en mí, dando cierto
orden a mis propias reflexiones.
- “Tras este primer gran despertar, surge la desilusión, el desánimo o la
resignación, la aceptación de una vida mediocre, se haga lo que se
haga. Se sigue viviendo por inercia, acechando los momentos de
aparente felicidad, basados en el olvido de una condición que se hace
insoportable.
O entonces, se busca lograr la felicidad por otros caminos; uno
intenta incrementar su autoestima, o el propio conocimiento, o su
valía ante los demás, el éxito…
Por otros caminos se vuelve a la misma ilusión: la de creerse que se
es algo más importante, alguien que merece el respeto y la
admiración de los demás.
La vanidad, el deseo de ser por el deseo de tener… deseo al fin y al
cabo.
Se busca la compañía sólo por huir del vacío que provoca la
soledad.
Huir. Seguimos huyendo de la realidad. Seguimos soñando…”

De vez en cuando, el sadhu me miraba, asegurándose de que le estaba


siguiendo. Su forma de hablar, lenta, clara y precisa, me tenía
completamente atrapado; estaba de acuerdo con todo lo que decía, y
esperaba, ansioso, la continuación.

- “Pero, tras despertar de un sueño, ¿cómo saber si no sigues soñando en


algún otro nivel? ¿cómo despertar del sueño de creerse despierto?
Para ello hay que ser consciente de que el sufrimiento que sentimos
proviene del sentimiento de ser un ego individual, separado del resto,
lleno de deseos, ávido por satisfacerlos de una u otra manera.
Sólo tras esta toma de consciencia podemos buscar la solución, el
camino de salida a este mundo de dolor.
Y ese camino nos llevará al segundo gran despertar, aquel que nos
liberará del sufrimiento porque veremos la auténtica realidad.
Y esta realidad se podría expresar como que somos Uno; aunque así
estaría mal expresado pues en realidad no existimos como individuos
separados, luego el “somos” debería ser más bien “ser”. Así, bien
expresada, la verdad última es “Ser Uno”.
Pero esto, la mente racional, el pensamiento, no puede captarlo ni
entenderlo. Se hace necesario ir más allá de la mente, a un estado de
silencio, sin pensamientos, y allí, una vez alcanzado el estado de Ser
Uno, sólo entonces, se puede comprender.
Y en tal estado ya no hay dolor, ni sufrimiento; no hay dudas, sólo
perfecto conocimiento, dicha y felicidad absolutas.”

Guardó silencio, dejando que sus palabras calasen hondo en mi interior.


Respiró profundamente, volvió a mirarme y continuó:

- “Este segundo despertar es por el que vale la pena pasar por el primero.
Sin este paso, mejor quedarse en el sueño de un mundo en el que
oscilamos entre relativas felicidades y sufrimientos, creyendo que
encontraremos una seguridad protectora en lo material y en las
relaciones entre egos.
Pero una vez que intuyes que estás soñando, el camino hacia el
despertar es inevitable. Darás más o menos vueltas, elegirás caminos
sencillos o dificultosos, pero irás avanzando, y tu destino es el
despertar, sin lugar a dudas.”
Se puso en pie, me dijo que se marchaba hacia Gangotri y se despidió
juntando sus manos a la altura del pecho saludando con el Namasté, al que
correspondí sintiendo realmente el significado de este saludo, esto es, que
mi ser interior saluda respetuosamente a tu ser interior.
Le agradecí sus palabras y su compañía, pero casi sin escucharme, se puso
en marcha siguiendo su camino. Le vi alejarse mientras reflexionaba sobre
sus palabras y sobre lo extraño del encuentro en ese lugar. La India, siempre
sorprendente…

Al volver con Pablo le conté lo sucedido y quedó también muy asombrado;


le hubiera gustado estar allí, pero había preferido dar descanso a su rodilla
ese día antes de emprender el regreso. Me dijo que había fotografiado a
varios sadhus en distintas ocasiones y que le atraían especialmente. Es
cierto que se ven muchos vagando por toda la India, pero no todos son
verdaderos sadhus; el que me acababa de encontrar sí lo era, un hombre que
había renunciado a todas sus posesiones y había partido en busca de la
esencia de este mundo… Un hombre culto, sabio, que había recorrido ya un
largo camino, y que se había parado unos minutos conmigo para compartir
parte de sus indagaciones. Durante un buen rato estuve preguntándome por
el significado de lo ocurrido; ¿por qué me encuentro con un sadhu así en
pleno Himalaya y me cuenta esas cosas? Lo que me dijo me hizo
reflexionar mucho acerca de la naturaleza del dolor y del sufrimiento. Es
cierto que a veces la vida parece ser asombrosamente maravillosa, y otras
parece un cruel escenario en el que nos acecha el infortunio a cada paso.
¿Son las dos caras de una moneda? ¿O depende de nuestro nivel de
consciencia el que veamos las cosas de una manera o de la otra? El sadhu
mencionaba continuamente el despertar; no un solo y definitivo despertar,
sino varios despertares, como si viviéramos sueños dentro de sueños, y
tuviésemos que atravesar todas esas capas de distintos despertares, hasta
llegar al último gran Despertar.

Volvimos a presenciar un atardecer grandioso, una noche estrellada sin


ninguna nube, y un frío glacial…
Al día siguiente, cuando los rayos del sol empezaron a calentarnos,
emprendimos el descenso, mirando de vez en cuando hacia atrás para
despedirnos de la inmensa mole del Shivling y su espectacular pico nevado.
Aunque Pablo caminaba lento y parando a menudo, decidimos ir del tirón
hasta Gangotri, pues ya era todo bajada. Tras cruzar el glaciar, me dijo que
siguiese a mi ritmo y que nos encontraríamos en el hostal, pues quedaban
horas de sol suficientes para llegar a su ritmo antes de la noche.
Al pasar por la caseta de los guardas, quise dejar constancia de mi salida,
pero el que se encontraba allí, por mucho que me buscó, no encontró mi
nombre en las entradas del día que llegué; los de aquel día no apuntaron las
entradas, y seguro que se guardaron en el bolsillo el dinero que pagó Pablo.
Si nos hubiéramos quedado en las montañas o nos hubiese pasado algo allí,
nadie habría tenido constancia de nuestra presencia.
Tras ducharme, y cuando ya empezaba a preocuparme pues estaba
oscureciendo, apareció Pablo con su gran sonrisa: ¡lo había conseguido! Sé
que para él fue duro por el estado de su rodilla, tanto a la subida como a la
bajada, que además había sido bien larga al hacerla de una sola vez, más de
22 kilómetros y sorteando un glaciar; pero ahora estaba feliz, satisfecho del
esfuerzo realizado y de haber estado en tan maravillosos lugares. Nos
merecimos una buena cena…
Al día siguiente, Pablo bajó hacia Rishikesh en jeep. Quizás nos veríamos
allí en dos días. Yo volví a preparar la moto, y antes de irme, me acerqué a
despedirme de Swami Sundaranand. Allí estaba faenando en su terreno; me
recibió con una amplia sonrisa, escuchó mis comentarios acerca de mi
excursión al glaciar, y cuando le hablé del encuentro con el sadhu, me dijo
que había pasado con él la noche anterior. Al parecer ya le conocía de
cuando era un empresario de éxito, padre de familia; siempre había estado
interesado por la espiritualidad, practicando meditación regularmente, y al
cumplir los 65 años, siguiendo con la tradición, lo abandonó todo
haciéndose sadhu. Swami Sundaranand sabía donde había estado entre las
grandes montañas del Himalaya, pero no me dijo nada más al respecto.
Swamiji tampoco me quiso dar detalles acerca de los lugares a los que se
dirigía cuando se internaba en los Himalayas. Parecía que guardasen ciertos
secretos…
El tiempo seguía siendo excelente, muy soleado, con apenas algunas nubes
blancas que no amenazaban lluvia. Me sentí afortunado por haber podido
disfrutar de unos días de tregua en el monzón, justo cuando me decidí a
hacer el viaje.
El regreso se hizo más sencillo, pues ya conocía el camino, y llegué con
tiempo suficiente a Uttarkashi como para plantearme el continuar hasta
Rishikesh; pero ir en moto por esas rutas cansa bastante y tenía el trasero
dolorido… Mejor descansar y seguir al día siguiente.
Volví a pasar la noche en el Yoga Niketan Ashram, y asistí a una ceremonia
muy bonita en un ashram cercano dedicado a la maestra Anandamayi Ma.
Allí me atendieron muy bien y me facilitaron información sobre ella.
Recordé que algo había leído acerca de esta extraordinaria mujer en el libro
“Autobiografía de un Yogui” de Paramahansa Yogananda. Encarnaba los
principios del advaita viendo a lo divino en todas partes y en todos los
seres; no hacía distinciones entre religiones o nacionalidades; hasta los
miembros de su propia familia no eran distintos de cualquier otra persona,
pues ella veía el ser interior y verdadero de todos ellos, y ahí no hay
ninguna diferencia posible. En Haridwar se encuentra el ashram principal
de esta gran maestra que dejó su cuerpo en 1.986.
La mañana siguiente salí hacia Rishikesh. Cada vez había más nubes y
parecía que podía llover de un momento a otro. Curiosamente, fue llegar al
Anand Prakash Yogashram, y ponerse a llover… Durante toda la semana no
había llovido nada, justo el tiempo que necesité en mi viaje en moto…
Casualidad o no, me sentí agradecido y afortunado.

No volví a ver a Pablo, que en un correo me informó que seguía rumbo a


Pakistán.
A quien sí me encontré fue a Noa, con quien coincidí un par de días en
Rishikesh; se iba a Amritsar, a visitar su famoso templo dorado, y después a
Pushkar, antes de ir a Delhi para volar a Israel, y me propuso acompañarla,
pues teníamos nuestros vuelos el mismo día. Me parecía mucho viaje para
tan pocos días, por lo que nos despedimos hasta Delhi.
Prefería dedicar el tiempo que me quedaba a la práctica del yoga, la
meditación, los paseos y baños en el rio, el kirtan del Sacha Dham, alguna
cena en los restaurantes de la zona… y a hacer algunas compras que envié
por correo a EspañaSólo un día fui con la moto a Dehradun, a una hora de
Rishikesh, a visitar a unos amigos sikhs que llevan una academia de
enseñanza para niños, y a otra familia con la que conviví un mes, dos años
atrás. Me apetecía saludarlos personalmente y se alegraron mucho de mi
visita.
-------------------------------------------------

EPÍLOGO
EL OBJETIVO ES DESPERTAR
EPÍLOGO
EL OBJETIVO ES DESPERTAR
Una semana después, estaba en España.
Como siempre, las vivencias en la India habían sido profundas, más si cabe
ese año por mi encuentro con Swami Anand Shivaya. Volvía en un estado
de gran serenidad, con ganas de seguir centrándome en lo que realmente me
llena y dejar a un lado el cómodo trabajo que tenía pero que sólo me
aportaba un dinero a fin de mes…
Pero finalmente seguí en ese trabajo un año más. Mi vida estaba en un
proceso de cambio, y todo se precipitaría unos meses más tarde.
Mientras tanto, había empezado el trabajo propuesto por Swamiji. Primero
me centré en el texto y sus comentarios, escribiendo una especie de
borrador, y más adelante, surgió la idea de contarlo como finalmente lo he
hecho. Hubo períodos en los que apenas escribía, y otros en los que tras
sentarme, la inspiración llegaba de repente y me daba la sensación de no ser
yo quien escribía las líneas que iban apareciendo sobre el papel. En más de
una ocasión, al releer lo que acababa de escribir, pensaba que el propio
Swamiji estaba guiando mi trabajo. Y en realidad, no tengo ninguna duda
de que así ha sido…

A finales de noviembre de 2011, una vez que había dejado el verano


anterior mi trabajo, y tras otros cambios en mi vida personal, volví a viajar
a la India, esta vez al sur, y quise acercarme a alguno de los lugares en los
que podía haber estado Swamiji. Tenía dos direcciones, de las cuales
finalmente sólo pude ir a una de ellas, en el Kerala, y no le encontré allí.
Seguía trabajando en el libro y realmente quería volver a encontrarle para
consultarle ciertas cosas. No pudo ser, y más adelante entendí que tampoco
era necesario. Se trataba únicamente de un apego personal…
Me dediqué a terminar de escribir este libro. De vuelta en España, inicié los
trámites, completamente desconocidos para mí, que lo llevarían a estar
publicado y disponible para ti.
El objetivo parecía estar cerca, aunque, como me indicó Swamiji cuando le
hice este comentario, el objetivo verdadero va más allá de la publicación de
un libro, más allá de cualquier logro temporal: en esta vida, aquí y ahora, el
objetivo es despertar.

29-08-2012

También podría gustarte