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Manual de capacitación de

Ancianos Gobernantes
Y Diáconos

Editorial CLIR
San José, Costa Rica
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© 2010 por la Confraternidad Latinoamericana de Iglesias Reformadas

Todos los derechos reservados. Ninguna parte de este libro podrá ser reproducida, procesada en algún sistema de recuperación, o
transmitida en alguna forma o por algún medio electrónico, mecánico, fotocopia, grabación o de cualquier otra manera, sin el permiso
previo del editorial, CLIR 2070-2100, Guadalupe, Costa Rica.

Diseño de la portada: Andrés Barrientos

“¿Dónde está el diácono del AT?” por C. Van Dam, traducido por Valentín Alpuche, del libro “Perspectives on Worship, Law and Faith:
The Old Testament Speaks Today”. Publiado en inglés por Pro Ecclesia Publishers, PO Box 189, Kelmscott Western Australia 6991. Usado
con el debido permiso.

Fotografías por © www.reformationart.com. Usadas con el debido permiso. Todos los derechos reservados.

Fotos incluídas:
Página 11: James Bannerman
Página 13: Juan Knox
Página 45: Tomás Chalmers
Página 203: Rut y Booz

Responsable de la corrección de escritura, redigitalización y rediseño de la versión original por Hno. Jhayrho H. Pérez B. Para el seminario
MINTS. Bogotá, Colombia 31 de Enero de 2016.

. 2070.092 Editorial CLIR


. E21m Manual de capacitación para ancianos gobernantes
Y diáconos / editorial CLIR. –1ª Ed. – San José,
Costa Rica: Confraternidad Latinoamericana de
Iglesias Reformadas, 2010.
250 p. ; 21 x 25 cm
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Contenido
5 Colaboradores
7 Introducción
9 Capítulo 1
La naturaleza del Gobierno eclesiástico
39 Capítulo 2
La función bíblica del anciano
61 Capítulo 3
La disciplina eclesiástica

87 Capítulo 4
El diácono

181 Apéndice A
¿Dónde está el diácono del AT?

213 Apéndice B
Cómo seleccionar a los ancianos

237 Índice
Referencias bíblicas
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COLABORADORES
Dr. Alonzo Ramírez • Dr. Ramírez es pastor de la Iglesia Evangélica Presbiteriana del Perú. Actualmente vive con su es-
posa y sus dos hijos en Cajamarca, donde trabaja en la plantación de iglesias. Además de ser profesor de seminario, el Dr.
Ramírez supervisa el ministerio universitario en la Universidad Nacional de Cajamarca. También es conferencista reconoci-
do. Estudió en Escocia y recibió su PhD del Reformed Theological Seminary en Jackson, Mississippi.

Es miembro de la Junta Directiva de CLIR y colaborador desde hace muchos años.

Rev. Nicolás Lammé • El Rev. Lammé es actual pastor de la Iglesia Presbiteriana y Reformada de Cartago en la antigua
capital de Costa Rica. Se dedica al trabajo de diseño gráfico y redacción de libros para la Confraternidad Latinoamericana
de Iglesias Reformadas (CLIR) en San José. También es profesor de Griego del Nuevo Testamento. Estudió y recibió su
Maestría en Divinidades de Mid-America Reformed Seminary en Dyer, IN.
Dr. Cornelis Van Dam • El Dr. Van Dam ha sido profesor de Antiguo Testamento desde 1981 y actualmente es profesor
de Theological College of the Canadian Reformed Churches de Ontario, Canadá. Es autor de más de cinco libros sobre la
aplicación actual del Antiguo Testamento a varios temas contemporáneos, incluyendo el rol del anciano y diácono en la
iglesia. El Dr. Van Dam recibió su ThD de la Universidad de Teología de Kampen, de los Países Bajos, en 1986.
Rev. Roland Barnes • El Rev. Barnes es pastor de Trinity Presbiterian Church, Statesboro, Georgia. El Rev. Barnes ha
ministrado a los de habla hispana a lo largo de dos décadas de ministerio en Statesboro. También sirve como asesor de Pe-
rú Mission desde el año 2000. Dos veces al año, el pastor Barnes visita Trujillo y Cajamarca, Perú. El y su esposa, Peaches,
tienen cuatro hijos.

Rev. Valentín Alpuche El Rev. Alpuche es natural de Campache, México. Estudio para pastor en Mid-America Reformed
Seminary, Dyer, IN, donde recibió su Maestría en Divinidades. Actualmente vive con su esposa y sus dos hijos en Chicago,
laborando en la plantación de iglesias. Valentín es pastor ordenado con las iglesias Reformadas Unidas de los Estados uni-
dos de América y se dedica a la traducción de obras teológicas reformadas del inglés al español.
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En el 2009, la junta directiva de la CLIR se reunión en san José
INTRODUCCIÓN Costa Rica. Comisionó al Editorial CLIR a que se publicara literatu-
ra sobre ancianos y diáconos. Este manual es el primer paso hacia
Este manual fue escrito por pastores para sus iglesias. Cada
el cumplimiento de aquella directiva. Todo el equipo del Editorial
uno de los autores que colaboraron en este proyecto tiene el
CLIR extiende un agradecimiento a los autores que colaboraron
deseo de velar por el bienestar de la iglesia de Jesucristo en sus
en este proyecto. Agradecemos la labor del Dr. Alonzo Ramírez,
respectivos países. El presente manual se escribió con la convic-
quien redactó la mayor parte de este manual. Su erudición aca-
ción de que no puede haber una iglesia fuerte y estable sin
démica y amor para con la iglesia de Jesucristo se combinan a fin
hombres de Dios, llamados y bien equipados, dotados de los do-
de brindar a la iglesia reformada de Latinoamérica una base ines-
nes necesarios para pastorear a la grey de Dios. Con esta
timable de instrucción bíblica que servirá al crecimiento y difusión
finalidad en mente, la CLIR les brinda esta humilde contribución.
de la fe reformada.
Es nuestra convicción que un gran porcentaje de los proble-
También queremos agradecer al Rev. Valentín Alpuche quien
mas que se manifiestan en las iglesias se debe a que los
ha colaborado con la traducción del Apéndice A de este manual,
miembros de las mismas no tienen una visión bíblica de lo que es
¿Dónde está el diacono del AT?, redactado en ingles por el Dr.
la iglesia. No entienden la naturaleza de la autoridad espiritual de
Cornelis Van Dame. Sus muchas contribuciones a través de los
la iglesia ni la función de sus ministros, sean docentes o gober-
últimos dos años han sido de bendición. También reconocemos a
nantes. Debido a esta ignorancia, tanto los miembros como sus
Rev. Alan D. Strange, pastor de La Iglesia Presbiteriana Y Ortodo-
líderes van de extremo en extremo. Una semana fácilmente rin-
xa en los Estados Unidos, y actual profesor de apologética e
den al pastor una veneración casi seráfica, y en la próxima estas
historia de Mid-America Reformed Seminary en Dyer, IN. Prestó
mismas personas que profesaban tanto amor y obediencial al
su conocimiento experto en orden eclesiástico para la redacción
pastor, se unen a la multitud colérica, exigiendo que el pastor se
del capítulo sobre la disciplina eclesiástica.
vaya por alguna infracción u otra. Casos de esta clase son comu-
nes por todos lados y sobre todo dañinos a la estabilidad y salud Este manual lo ofrecemos con la idea de que la iglesia de Dios
de la iglesia. Pero en sí mismos, estos casos no son “el proble- en nuestros países latinos crezca sobre el único fundamento que
ma”. El problema es que la naturaleza de la iglesia está muy mal es Cristo Jesús. Jesucristo mismo estableció Su iglesia por medio
interpretada y en muchos lugares la iglesia no es mucho más que de los apóstoles y ellos encomendaron el ministerio a otros
un club social religioso. Nos surge recuperar la doctrina bíblica de hombres calificados. Dos mil años después del ministerio de los
la iglesia de Jesucristo. La enseñanza sobre ancianos gobernan- doce, Dios sigue edificando Su iglesia por medio de obreros
tes y diáconos forma una parte integral de esta doctrina. aprobados quienes retienen y enseñan la Palabra Apostólica.
Es menester la sólida formación de ancianos gobernantes y Soli Deo Gloria
diáconos que entienden qué es la iglesia y cuál es su tarea en la
tierra. Si los oficiales de la iglesia no saben porque existe, jamás Editorial CLIR
los miembros sabrán. Por eso existe este libro.
Febrero 2010
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Capítulo 1

LA NATURALEZA DEL
GOBIERNO ECLESIÁSTICO
Dr. Alonzo Ramírez
9

LA NATURALEZA DEL GOBIERNO ECLESIÁSTICO

INTRODUCCIÓN

E N GENERAL, HAY TRES SISTEMAS DE GOBIERNO ENTRE LAS IGLESIAS CRISTIANAS. EN PRIMER LUGAR ESTÁ LA
forma de gobierno de los congregacionalistas, o llamados también Independientes o Separatistas, quienes sostienen
que cada congregación debe ser auto-gobernada, y que no debe aceptar ninguna decisión externa a sus límites con-
gregacionales.
En segundo lugar, tenemos el gobierno de la iglesia de la catolicorromana. Ellos sostienen que puesto que hay una unidad
del cuerpo de Cristo, por lo tanto, debe haber conexión entre las partes de la iglesia visible. Sin embargo, buscan representar
esta unidad en una estructura episcopal de carácter monárquico.
En tercer lugar, está la forma de gobierno presbiteriano que es un sistema de política eclesiástica que difiere de las dos an-
teriores. El presbiterianismo basa su forma de gobierno eclesiástico en el estudio serio y sincero de las Sagradas Escrituras,
especialmente en la doctrina de la iglesia. Nuestros antepasados presbiterianos, los reformadores, y particularmente Juan Cal-
vino, sabían cuál era el modelo de gobierno bíblico en la iglesia del Nuevo Testamento. En su estudio encontraron que Cristo
estableció el gobierno de la iglesia y dado los principios en los cuales debe basarse dicho gobierno.

En el presente estudio, abordaremos el tema del gobierno presbiteriano en dos partes. En la primera parte trataremos
acerca de las enseñanzas de las Escrituras en general en cuanto al gobierno eclesiástico. Pero además, expondremos también
la cuestión de la autoridad de la iglesia y los principios bíblicos del gobierno presbiteriano en particular. En la segunda parte
trataremos acerca de la enseñanza bíblica sobre el rol de los presbíteros o ancianos. En esta parte sistematizaremos la ense-
ñanza del Antiguo Testamento y del Nuevo Testamento en cuanto al rol de los ancianos, finalizando con una breve exposición
de las funciones que el Nuevo Testamento asigna a los pastores o presbíteros docentes.
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PRIMERA PARTE

1. EL GOBIERNO ECLESIASTICO EN GENERAL

S IGUIENDO LAS ENSEÑANZAS DE LAS ESCRITURAS, LA FAMILIA PRESBITERIANA Y REFORMADA NUNCA HA


puesto en duda la necesidad de tener gobierno en la iglesia de Cristo. Por ejemplo, dirigiéndose a la iglesia presbite-
riana de Nueva York, Samuel Miller dijo:
En esta comunidad sagrada, el gobierno es absolutamente necesario. Hasta en la perfectamente santa
y armónica sociedad celestial hay gobierno, es decir, hay ley y autoridad, bajo la cual toda la familia ce-
lestial está unida en perfecto amor. Mucho más importante e indispensable es el gobierno entre los
seres humanos caídos y depravados, entre los cuales es inconcebible que no surjan ofensas, y a quienes
la disciplina de la Escritura y la ley eclesiástica pura es uno de los más preciosos medios de gracia.

De manera que investigar las enseñanzas bíblicas en cuanto al gobierno eclesiástico, es de importancia para el pueblo de
Dios, a fin de que pueda conducirse bajo los dominios de Dios en la manera en que se gobierna la iglesia por la cual Jesucristo
derramó su sangre.

1.1 El Gobierno De La Iglesia Es De Origen Divino


¿Ha dejado Dios a criterio de los miembros de la iglesia lo concerniente a la política eclesiástica? ¿Hay en la Sagrada Escri-
tura un modelo de gobierno eclesiástico? ¿O es que cada iglesia puede organizarse según sus propios criterios, según el país
donde vive o según sea conveniente a su funcionalidad? En otras palabras: ¿Quién determina la forma de gobierno eclesiástico,
Dios o el hombre?
Los presbiterianos creemos, como lo dijera Bannerman, que en el NT «es posible encontrar las principales y esenciales ca-
racterísticas de un sistema de gobierno que viene de la autoridad divina y es de obligación universal». Una lectura consciente y
sistemática del NT ciertamente nos deja comprender que la iglesia de Cristo tenía una manera de organización que fue dada
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mediante inspiración divina a sus santos apóstoles. No afirmamos que el NT nos da todos los detalles de la organización de la
iglesia. Sin embargo, tal como en forma tan sabia lo ha expresado el mismo Bannerman, la Palabra de Dios «encierra los prin-
cipios generales y un esquema de una política eclesiástica, adecuada para ser el modelo autoritativo para todas las iglesias,
capaz de adaptarse a las exigencias de los diferentes tiempos y países, y que a pesar de ello puedan exhibir una unidad de ca-
rácter y ordenamiento en armonía con el modelo bíblico».

De lo dicho, concluimos que Dios no ha dejado el gobierno de la iglesia a la voluntad humana. No es tampoco el producto
del desarrollo de las circunstancias políticas de un país, ni de la voluntad mayoritaria de una iglesia. Pues, así como la iglesia
pertenece a Cristo, quien es su cabeza y ella es su cuerpo, el gobierno de su iglesia es «modelado y establecido no por la sabi-
duría del hombre, sino por la cabeza de la iglesia. No descansa sobre la base de las conveniencias humanas sino en lo
establecido divinamente».
1.2 La Biblia Norma La Forma De Gobierno Eclesiástico
Ciertamente, la Biblia norma la forma de gobierno eclesiástico. Pero ésta afirmación levanta dos preguntas fundamenta-
les. ¿Por qué el gobierno de la iglesia está determinado solamente por la Palabra De Dios? Y ¿por qué el hombre no puede
determinar la forma de gobierno haciendo uso de su sola inteligencia?

A la primera pregunta podemos responder en términos sencillos diciendo: porque la iglesia no es una sociedad meramente
humana. Tiene origen divino y por lo tanto está bajo autoridad divina, bajo el gobierno de Cristo. De manera, que Dios no
acepta que alguien que no sea Cristo determine como debe gobernarse su cuerpo. El carácter y constitución de la iglesia no
puede pues, ser determinado por el hombre sobre la sola base de la conveniencia, de factores culturales ancestrales, ni de
consideraciones políticas coyunturales. Siempre será la Palabra de Dios la que determina la forma de gobierno de la iglesia cris-
tiana.

Los miembros de la iglesia no pueden decidir la política eclesiástica por libre voluntad, ni por unanimidad, ni por mayoría
de votos. Pues, ellos no son los creadores, ni fundadores de la iglesia. Ellos han sido convocados por Dios para ser pueblo.
Ellos han sido llamados por Dios en Cristo, para ser adoptados como hijos suyos, y reunidos bajo una sola cabeza que es Cristo.
Por lo tanto es Dios quien nos da las instrucciones en su Palabra, de cómo deben conducirse sus hijos que forman la iglesia de
Cristo. De modo que si como cristianos aceptamos que la iglesia de Cristo es divinamente instituida, concluiremos que «es muy
claro que el hombre ni está autorizado, ni es competente para emitir juicio sobre su organización»
A la segunda pregunta podemos responder afirmando que hay dos razones fundamentales, por la cuales, el hombre no
está capacitado para determinar la forma de gobierno de la iglesia:
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1. La Primera Razón. Es El Contraste Entre La Pecaminosidad Del Hombre Y La Santidad De Dios. Desde la caída, el hombre ha
quedado inhabilitado para que por medio de la sola razón, no pueda determinar y regular la constitución de la iglesia en lo re-
ferente a su gobierno, ordenanzas y adoración a Dios. El hombre pecador no puede determinar por sí mismo la manera de
como acercarse a Dios en adoración, ni la manera de cómo debe organizarse la iglesia ni determinar las doctrinas que desea
creer. Todo ello está determinado por Dios en su Palabra. Esto nos diferencia de aquellos, que llamándose cristianos, no toman
en consideración la Palabra de Dios para normar el gobierno, la adoración y la doctrina de sus congregaciones.
2. La Segunda Razón. Es Que La Iglesia Representa El Reino Visible De Dios, Del Cual Cristo Es Rey. Esto quiere decir, en tanto
representa un reino visible, la iglesia no solo es diferente a los reinos de este mundo o a las sociedades formadas por voluntad
humana, sino que es un reino donde Cristo está personalmente presente como su gobernante y fundador. Por lo tanto, no
hay duda que nosotros, los miembros de la iglesia, somos los siervos de Cristo de nuestro rey. Él es quien reina en su iglesia,
nosotros somos sus servidores. Este principio nos lleva a concluir junto con Bannerman que «el hombre no es el legislador de
la iglesia cristiana, ni se le ha dejado lugar para estructurar su constitución o su forma de administración. Su lugar en ella es de
ministro o servidor de Aquel que es la cabeza».
Conclusión: el gobierno de la iglesia no es un asunto de decisión humana, ni está sujeto a la conveniencia de sus miem-
bros, sino más bien, como lo explica Bannerman, «es un establecimiento positivo de Cristo y que la Escritura es la suficiente y
autoritativa guía respecto a la constitución externa de la sociedad cristiana, no menos que respecto a sus doctrinas, su adora-
ción y sus sacramentos» .
1.3 Los Detalles Del Gobierno Deben Basarse En Orden Y La Decencia.

Como ya lo hemos dado a entender al responder a la segunda pregunta, no todos los detalles del gobierno eclesiástico
se encuentran claramente estipulados en la Escritura. En estos detalles, las mismas iglesias presbiterianas pueden tener ciertas
diferencias entre uno y otro país. Hay dos aclaraciones de orden teológico:
1. Primero, aunque la Biblia es nuestra suficiente guía para establecer la constitución y ordenanzas de la iglesia, sin
embargo, no encontramos en ella un cuerpo sistemático de legislación eclesiástica. Por lo tanto la iglesia está llamada a
formular sus propias declaraciones o explicaciones. Pero, aún en estos detalles, estamos en la obligación de conservar los
principios generales de la Escritura. Creemos que el principio de orden y decencia establecido en 1 Co. 14:40 debe guiarnos
en todo momento.
2. Segundo, aunque la Biblia es nuestra suficiente guía para establecer la constitución y ordenanzas de la iglesia, sin
embargo, debemos distinguir aquello que es esencial a la estructura eclesiástica de lo que son características circunstancia-
les. Por lo tanto, en todo aquello que la iglesia como sociedad tiene en común con otras sociedades corresponde a la
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iglesia determinar los arreglos necesarios para su bienestar. Estos arreglos que son comunes a otras sociedades deben rea-
lizarse teniendo en cuenta tres criterios.
2.1 Primer Criterio: debemos estar seguros que dicho asunto es solamente circunstancial y no esencial. Por ejemplo,
el número de veces al año que debe reunirse el presbiterio es un asunto circunstancial que debe ser determinado
por la mejor conveniencia de sus asociados.
2.2 Segundo Criterio: debe ser un asunto para el cual no podemos encontrar pautas en las Escrituras. Por ejemplo, la
Escritura no nos indica cuantas congregaciones deben haber en un presbiterio, ni cuantos ancianos del consistorio
deben ser delegados al presbiterio. Estos son asuntos que se determinan conforme a lo que más conviene a las
normas de representatividad.
2.3 Tercer criterio: debe ser un asunto en el que, cualquiera sea la decisión que se tome, existan razones claras y sa-
tisfactorias. Por ejemplo, si decimos que las asambleas generales se lleven a cabo en la capital de la república por ser
el lugar más central para los presbiterios, es algo razonable y viable.

En la aplicación de estos tres criterios es de mucha ayuda la experiencia histórica de la iglesia cristiana y, en especial, la ju-
risprudencia de las iglesias reformadas de otros países, en tanto estas sean viables en nuestro propio medio.

2. LA CUESTION DEL PODER Y AUTORIDAD EN LA IGLESIA

2.1 El Poder De Las Llaves Del Reino (Mt. 16:19; 18:18, Jn. 20:22,23)

La cuestión del poder y la autoridad en la iglesia tiene que ver con lo que se ha denominado «el poder de las llaves». Este
tema ha sido muy debatido, principalmente entre los teólogos reformados y los de la iglesia catolicorromana. La iglesia roma-
na cree que los pasajes arriba citados autorizan a la iglesia a ejercer este poder respecto al gobierno de la iglesia y
especialmente respecto a lo que ella llama el sacramento de la penitencia.
Por la naturaleza de nuestro tema dejaremos de lado la cuestión de la penitencia y trataremos la cuestión del significado
del poder de las llaves dado a los apóstoles. Nuestra Confesión deja en claro que, ciertamente, Cristo ha dado este poder a los
presbíteros de la iglesia. Es decir, este poder dado originalmente dado a los apóstoles, continúa presente en los presbíteros
para la iglesia de todos los tiempos. Sin embargo, la aplicación de este poder es eminentemente espiritual, y ha de hacerse
solamente por la vía del ministerio del Evangelio y la disciplina eclesiástica. Esto implica que los ministros del Evangelio no tie-
nen poder en sí mismos, sino que el poder de cerrar o abrir el reino a los hombres se ejerce mediante el ministerio del
Evangelio. Cunningham explica muy bien este punto cuando nos dice que este poder se ejerce por medio de la Palabra, sola-
mente por la explicación de las declaraciones de la Escritura y por hacerles conocer las decisiones y ordenanzas de Dios
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respecto a la salvación de los pecadores. Su acción de atar o desatar es válida y eficaz, siempre y cuando, sus exposiciones de
la doctrina y deber correspondan con la norma infalible que es la Palabra escrita.
Los teólogos reformados pensaron profundamente sobre este tema, y en este sentido, establecieron dos recomendacio-
nes, que a manera de principios deben observarse al ejercitar el poder de las llaves del reino por todo ministro cristiano y por
cada iglesia cristiana.
1. La Primera Recomendación es que debe existir un genuino convencimiento que su declaración de censura esté basada
en la Escritura que es la única norma por la cual se regula la iglesia de Cristo.

2. La Segunda Recomendación es que las censuras eclesiásticas sean pronunciadas por personas que han sido investidas
con el poder de las llaves, es decir, a quienes se les haya dado el deber de administrar los asuntos de la iglesia de Cristo y
de predicar la Palabra de Dios. Esto se refiere a lo que nosotros, hoy en día, llamamos presbíteros ordenados por el pres-
biterio.
Cuando una medida de censura o disciplina ha sido ejercida conforme a estas dos condiciones, entonces es digna de ser
recibida por los miembros de la iglesia con reverencia y temor de Dios. Si esta censura es apelada, la instancia mayor deberá
examinarla con el debido respeto, buscando siempre que el honor de Cristo sea debidamente resguardado y la restauración
del trasgresor al cuerpo de Cristo. La Confesión de Fe de Westminster nos enseña que, cuando las instancias de gobierno to-
man decisiones o emiten decretos conforme a los establecido en la Palabra, entonces «deben ser recibidos con reverencia y
sumisión, no solo por estar de acuerdo con la Palabra, sino también por el poder con cual están hechos, como ordenanza de
Dios instituida en su Palabra para este fin».
2.2 ¿Qué Aspectos Abarca El Poder De Las Llaves?

Algunos sostienen que este poder abarca las funciones de la predicación de la Palabra, la administración de los sacramen-
tos y la administración de los asuntos referidos a la iglesia como cuerpo visible (es decir a la política eclesiástica). Sin embargo,
concordamos con nuestra Confesión en afirmar que este poder de las llaves tiene un sentido más restringido y está referido a
lo que actualmente podríamos llamar política eclesiástica, teniendo en mente la iglesia visible de Cristo. La Confesión al men-
cionar qué funciones no permite al magistrado civil, nos dice: «El magistrado civil no debe arrogarse la administración de la
Palabra y de los sacramentos o el poder de la llaves del reino de los cielos…» los teólogos de Westminster distinguieron clara-
mente el poder de las llaves de la administración de la Palabra y los sacramentos. Cabe preguntarse entonces, ¿Qué aspectos
abarca el poder de las llaves del reino en su sentido restringido? La respuesta es clara: la administración de los asuntos que co-
rresponden a la política eclesiástica o gobierno eclesiástico. Por política eclesiástica debemos entender la toma de decisiones
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en asuntos de controversia doctrinal u otras, la elaboración de las regulaciones necesarias para la adoración, la administración
de asuntos prácticos como la ordenación de oficiales y la aplicación de disciplina.
En el ejercicio del poder de gobierno eclesiástico, Calvino y sus seguidores establecieron cuatro principios con los que
desbarataron la tiranía papal. Dichos principios sirven aún hoy para detener cualquier indicio de desórdenes eclesiásticos, o
para detener cualquier intento de remplazar la tiranía papal, por una posible tiranía presbiteriana. Estos principios son:
1. Primero. Que solamente la Palabra de Dios escrita, es la única regla por la cual debe regirse la administración de
los asuntos eclesiásticos y el ejercicio de las funciones de los oficiales.

2. Segundo. Que la adoración y el gobierno de la iglesia están establecidos en la Escritura, y que es ilegal y carente
de autoridad la introducción de nuevas cosas en la adoración o gobierno de la iglesia que no tenga sustento en la Pa-
labra de Dios.

3. Tercero. Que no deben hacerse le leyes o reglas innecesarias excepto aquellas que siendo de necesidad para la
iglesia, no estén determinadas en la Escritura.

4. Cuarto. Que las leyes y reglas determinadas por las autoridades eclesiásticas, aun cuando concuerden con estos
principios, no obligan directamente y por si mismas las conciencias de los hombres. Es decir, aceptamos el derecho
del juicio privado, derecho universal de todo creyente.

3. PRINCIPIOS BIBLICOS DEL GOBIERNO PRESBITERIANO

Habiendo explicado brevemente lo referente al gobierno y al poder y en la iglesia, cabe mencionar que el sistema de go-
bierno presbiteriano se apoya en cinco principios fundamentales a saber:

Esto quiere decir que, ni el jefe de Estado, ni individuo


3.1 Primer Principio
alguno puede pretender ser cabeza de la iglesia visible. La
Cristo Es La Cabeza De La cabeza de la iglesia anglicana es la reina de Inglaterra y la ca-
beza de la iglesia romana es el obispo de Roma, o también
Iglesia Y La Única Fuente De llamado Papa. Pero ello está totalmente fuera de la enseñan-
Su Autoridad za bíblica (Mt. 28:18; Ef. 1:20-22; Flp. 2.10, 11; Ap. 17:14; 19:6).
16
La autoridad de Cristo como cabeza de la Iglesia se hace Cristo otorga el poder eclesiástico a toda la
manifiesta en que: Iglesia, incluyendo a los miembros y a los ofi-
ciales igualmente, pero además de esto, los
A. Él instituyó la iglesia cristiana: Mt. 16:18.
oficiales reciben tal medida de poder adicional
B. Él instituyó los medios por los cuales se administra su tal cual es requerido para el ejercicio de sus
Iglesia: la Palabra y los sacramentos: Mt. 28:19-20; Lc. 22:17- respectivos deberes en la iglesia de Cristo.
20; 1 Cor. 11.23-29. Ellos comparten el poder original otorgado a
C. Él ha señalado quiénes deben gobernar su iglesia: Mt. toda la iglesia y como oficiales reciben su au-
10:40; 2 Cor. 13:3 toridad y poder directamente de Cristo. Ellos
son representantes, pero no meros delegados
D. Siendo Cristo el rey de la iglesia, toda autoridad que ejer- o diputados del pueblo.
cita todo un órgano de gobierno eclesiástico dentro de su
iglesia, se deriva de Cristo. Según Berkhof esta opinión merece preferencia, y nos
dice además que los antiguos reformados tales como Ban-
3.2 Segundo Principio nerman, por ejemplo, creían que en primer lugar Cristo ha
otorgado su poder a toda la iglesia y en segundo lugar, pero
Cristo Ejerce Su Autoridad Por en forma especial y directamente por Cristo, a los oficiales.
Medio De Su Palabra Sin embargo, me parece que Berkhof distorsiona la en-
señanza de los antiguos teólogos presbiterianos ortodoxos a
Este principio se sustenta en el hecho de que la autori- quienes él se refiere. Por ejemplo, el profesor Bannerman sos-
dad que regula la vida y misión de la iglesia es la Palabra de tiene que el poder de la iglesia no es dado a toda la
Dios. De modo que ninguna persona puede arrogarse la auto- congregación sino a los oficiales de ella. Él dice: «se despren-
ridad de hablar infaliblemente en asuntos de fe y conducta de de la Escritura que los ejercicios del poder y autoridad
según lo establece Mt. 16:17, 18; Jn. 20:21-23; 2 Cor. 2:6-8. eclesiástica son uniforme y firmemente ejecutados por aque-
llos de la iglesia que poseen oficio y nunca por los miembros
en general». Es más, Bannerman en su firme polémica contra
3.3 Tercer Principio el congregacionalismo (que cree que el poder y gobierno es
Cristo Como Rey Ha Otorgado compartido entre los oficiales y la congregación), concluye
que:
Poder A Su Iglesia
Primero, Tenemos una evidencia escritural
clara en cuanto a la institución del oficio de
Tal como afirma Berkhof: gobierno y autoridad en manos de los que po-
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seen oficio, sin otros; y no un oficio distribuido sidera sin embargo, como una decisión de los oficiales y no de
o dividido entre los oficiales y los miembros. toda la congregación, tal como puede verse en Hechos 15:23-
Segundo, Tenemos clara evidencia escritural 25.
de que la administración de los poderes de es-
te oficio en todos los diferentes Para precisar los puntos anteriores, podemos mostrar
departamentos de su ejercicio, era invariable- tres ejemplos concretos que nos dan a comprender claramen-
mente conducido por los oficiales de la iglesia te, que el poder y la autoridad han sido delegados por Cristo
y no por los miembros de todo el cuerpo ecle- a los oficiales solamente y no a todos los miembros de una
siástico. congregación.

La posición de Bannerman es demostrable por la ense- Primero, el poder eclesiástico respecto a la doctrina,
ñanza escritural. siempre pertenece a los pastores y nunca a toda la membre-
cía, ciertamente, los miembros de una congregación
En primer lugar, podemos ver que los títulos que se usan en la debidamente establecida tienen el derecho de elegir a su pas-
Biblia para referirse a la autoridad están restringidos a un gru- tor, pero no tienen el derecho de predicar a la congregación,
po de oficiales llamados presbíteros y no indiscriminadamente ni de ordenar a alguien para el oficio de pastor. No hay nin-
a todos los miembros de la iglesia. gún ejemplo que esto hubiese sucedido en condiciones
normales de una iglesia del Nuevo Testamento (1 Tim. 4:14).
En segundo lugar, los requisitos establecidos para ser elegido
oficial de la iglesia están referidos a los que van a ser oficiales Segundo, el poder eclesiástico respecto a las ordenanzas
y no a todos los miembros de una congregación, tal como se de la iglesia corresponde a los que poseen oficio y nunca a
ve en 1 Tim. 3:1-7. todos los miembros de una congregación. En la ordenación de
presbíteros y pastores, solamente imponen las manos los
En tercer lugar, las instrucciones dadas en la Biblia para el presbíteros de la iglesia y no hay ejemplo bíblico donde todos
desempeño de las funciones de gobierno, están referidas a los los miembros imponen las manos en la ordenación. En la ad-
oficiales y no a todos los miembros de una congregación esto ministración de la Santa Cena, son también los presbíteros
se ve con claridad en 1 Tim. 3:4, 5 y 5:17. docentes debidamente autorizados, los que la administran. El
En cuarto lugar, Los ejemplos del desempeño de funciones de bautismo es también administrado por los presbíteros docen-
gobierno que encontramos en la Biblia, se refieren a los oficia- tes no hay ejemplo bíblico donde miembros que no tienen
les, ellos aparecen ejerciendo la autoridad, y no hay ejemplos oficio hallan bautizado.
en la Biblia donde todos los miembros de una congregación Tercero, el poder eclesiástico con respecto al gobierno y
ejercen la autoridad en forma colectiva. Lo que si se ve en la la disciplina corresponde a aquellos que poseen oficio en la
Escritura es que aun cuando la congregación entera esté de iglesia y nunca a todos y cada uno de los miembros de una
acuerdo con una decisión planteada por los oficiales, se con-
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congregación. Esto se ve claramente en los mandatos de Pa- En primer lugar, por la unidad de la iglesia visible. Todos
blo a Timoteo quien había sido ordenado como oficial para los miembros que se admiten en una iglesia local son admiti-
desempeñar las funciones de pastor en Éfeso (2 Tim. 4:2; 1 dos por su profesión de fe en Cristo, en virtud de la cual se les
Tim. 5:19ss; Tit. 2:15; 3:10). administra el bautismo y participan de la Santa Cena. Sin em-
bargo, la admisión de un creyente no se circunscribe
exclusivamente a una congregación local sino a la iglesia uni-
versal de Cristo. De la misma manera que la ordenación de un
pastor no es una ordenación circunscrita exclusivamente a
una iglesia local sino a la iglesia universal de Cristo. Lo mismo
3.4 Cuarto Principio
puede decirse de un presbítero gobernante. Esto es así por-
Cristo Ha Determinado Que El que la iglesia de Cristo es una sola y su unidad visible debe
Ejercicio Del Poder Se Realice ponerse de manifiesto donde quiera que esta exista.

Por Medio De Órganos Repre- Dijimos al comienzo que, el gobierno presbiteriano difie-
re de aquellos modelos que sostienen la total independencia
sentativos de las congregaciones locales y del gobierno catolicorromano
que busca la unidad visible de la iglesia por medio de un go-
bierno monárquico. El gobierno presbiteriano, basado en las
En la mayoría de denominaciones presbiterianas estos Escrituras, expresa la unidad de la iglesia visible en una armo-
órganos representativos son: El consistorio, el presbiterio, el niosa interdependencia de la más pequeña unidad eclesiástica
sínodo y la asamblea general. Los partidarios del sistema in- con las unidades mayores en una serie progresiva de cortes o
dependentista sostienen que no hay fundamento bíblico para cuerpos presbiteriales. La gradación de cortes o cuerpos
que las congregaciones, vía sus órganos representativos, se presbiteriales dentro del sistema presbiteriano, constituye
asocien para ejercer gobierno y autoridad. Sin embargo, los una clara manifestación de unidad e interdependencia de las
presbiterianos creemos que hay suficiente base bíblica para la diferentes congregaciones o grupos locales con la iglesia co-
asociación de varias congregaciones que formen presbiterios mo entidad nacional. En nuestra denominación las cortes o
y luego asambleas generales para trabajar como iglesia nacio- cuerpos presbiteriales son: consistorio, presbiterio, sínodo y
nal y para el ejercicio del gobierno denominacional común. La asamblea general. En cada corte o cuerpo presbiterial, la igle-
legitimidad de la asociación de los órganos representativos sia local está representada por los presbíteros que han sido
para el ejercicio del común gobierno puede demostrarse por elegidos por ella misma. Esta política eclesiástica muestra la
los siguientes argumentos: unidad de iglesia en tres hechos fundamentales:
19
1. La Unidad De La Iglesia De Cristo Se Hace Visible. De la misma manera, allá por el año 1964 John Murray
advertía a los pastores reunidos en Leisester-Inglaterra a no
Es decir, creemos que hay una relación necesaria entre caer en este peligro. Decía Murray:
los creyentes de tal manera que nadie existe en forma aislada.
Este principio de existencia en relación mutua, fue establecido La iglesia no debe ser definida como una enti-
por Dios con la formación de la primera pareja humana y se dad totalmente invisible a la percepción y
manifiesta en la familia, unidad básica de toda sociedad. Así observación humana. Necesitamos compren-
también en la iglesia, que es considerada como familia de der que, sea que se vea a la iglesia como la
Dios, esta relación entre los creyentes es de fundamental im- comunión global de los santos o como la
portancia como expresión de la unidad del cuerpo de Cristo, asamblea de creyentes en un hogar, una ciu-
de la familia de Dios (Jn. 1:13). dad o en un pueblo, es siempre una entidad
visible que puede observarse. Los hechos es-
La unidad de la iglesia es forjada por obra de la Trinidad. pirituales que hacen a las personas miembros
Sin embargo, Cristo nos ha encomendado como deber, una de la iglesia, aun cuando son invisibles, sin em-
constante lucha para mostrar al mundo la unidad de los Cris- bargo, encuentran su expresión en lo que es
tianos para que éste crea (Jn. 17:21). De manera que no es observable.
correcto espiritualizar la unidad de la iglesia, ni recurrir a la
unidad espiritual de la iglesia invisible para escapar a nuestra Así que no hay razón bíblica para descuidar la unidad or-
responsabilidad bíblica de expresar la unidad en la vida orgá- gánica de la iglesia en su sistema de gobierno.
nica de la iglesia visible. Ya en el siglo XIX, Thornwell
amonestó a los presbiterianos norteamericanos a no caer en El funcionamiento de la iglesia como una unidad orgáni-
este peligro. Decía Thornwell: ca está implícito en los nombres con los cuales se la describe
en el Nuevo Testamento. Se le denomina como el cuerpo de
Una iglesia que no pueda lograr una unidad vi- Cristo, ciudad, hogar, edificio y templo. Estas designaciones
sible y de esta manera procurar coincidir con la implican, pues, que la iglesia es una unidad donde hay com-
iglesia invisible, esta auto-condenada; y cual- plementariedad en su funcionamiento. Cada parte tiene su
quier constitución que no reconozca este propia función y las funciones de cada parte no son para el
hecho es convicta de ser anti bíblica. Este prin- beneficio sólo de las partes sino para el bienestar del todo.
cipio de la unidad de la iglesia es el
fundamento de la política eclesiástica presbi- La iglesia catolicorromana intenta representar esta uni-
teriana, y en todas sus particularidades está dad y complementariedad del cuerpo de Cristo con una
diseñado para llevarla a cabo y para darle ex- cabeza terrenal, el obispo de Roma o llamado también el Pa-
presión formal. pa. El obispo de Roma clama para sí ser cabeza de la iglesia,
puesto que se asume que solo él está en comunión con Cristo
20
entre todos los miembros de la iglesia. De ser cierta esta pre- De esta manera el sistema de gobierno presbiteriano,
tensión, se debe pensar que el Papa es cabeza real de la expresa armoniosamente la unidad de la iglesia visible. Nues-
iglesia o que es una cabeza simbólica. tra denominación, por ejemplo, existe como una sola iglesia,
formada por un conjunto de congregaciones unidas por el
Si es cabeza real, significaría que la iglesia tiene dos ca- nexo de un cuerpo colegiado que hace las veces de un parla-
bezas, una en el cielo (Cristo) y otra en la tierra (el Papa), lo mento. Como lo explicaba Thornwell: «cada congregación
cual es contrario a la enseñanza de la Biblia porque la iglesia tiene todos los elementos de la iglesia universal y esta tiene
tiene como única cabeza a Cristo. Si se asume que el papa es todas las características de cada congregación. No hay dife-
cabeza simbólica, entonces se destruye la realidad de la igle- rencia orgánica entre el consistorio con la asamblea más
sia, porque la Biblia enseña que la iglesia tiene en Cristo una grande. Todas las cortes reconocen la unidad del todo. Es
cabeza real y no simbólica. ciertamente un sistema hermoso».
La iglesia presbiteriana, por el contrario, exhibe en la tie- El principio de representación es el lazo de unión y el
rra solamente la unidad del cuerpo y la conecta con la cabeza medio para la ejecución de acciones comunes entre las con-
celestial que es Cristo. En nuestro sistema de gobierno, la gregaciones. Este principio de representación, permite pues,
unidad de la iglesia se conserva bajo el señorío de Cristo sobre que todas las partes de la iglesia puedan trabajar juntas y
todos los creyentes, lo cual, obviamente, incluye a los oficiales cooperar mutuamente para la causa de Cristo y del bienestar
y las cortes que estos forman. Ningún oficial o corte eclesiás- de la iglesia en su conjunto.
tica puede ni debe pretender erigirse como cabeza de la
iglesia. 2. Los Elementos Que Conforman Los Cuerpos O
Asambleas Representativas Son Los Presbíteros Elegidos En
1. La Unidad Se Logra Mediante Asambleas Colegia- Forma Libre Por Cada Congregación.
das Y Representativas.
De esta manera, una congregación local, manifiesta su
En la iglesia presbiteriana el gobierno no reside en una voluntad de ser representada por miembros en plena comu-
sola persona, puesto que no es una monarquía. Tampoco re- nión que cumplen los requisitos bíblicos para ser ordenados
side en toda la congregación puesto que eso sería una presbíteros. Una vez ordenados como presbíteros, ellos asu-
democracia o quizás un democratismo. En nuestra iglesia el men su rol de representar a la congregación en los diferentes
gobierno se ejerce por un cuerpo colegiado de presbíteros cuerpos eclesiásticos de gobierno.
previamente elegidos por las congregaciones. Es decir que el
gobierno se administra por medio de asambleas representati- Los presbíteros reunidos en cuerpos o asambleas no
vas que constituyen el lazo de unión entre las congregaciones ejercen autoridad suprema, sino que tienen autoridad delega-
y el conjunto de congregaciones que denominamos iglesia da por Cristo, es el quien ejerce su autoridad por medio de los
nacional. presbíteros. Solo Cristo es supremo, y todos los demás go-
21
bernantes están subordinados a Cristo y derivan su autoridad decisiones sobre asuntos eclesiásticos para toda la iglesia
de Cristo. Por eso se dice que el presbítero ejerce autoridad existente.
bajo prescripción, bajo las normas escriturales, confesionales
y eclesiales. En nuestro caso, el presbítero ejercerá su labor En este concilio o asamblea general, vemos tres hechos
pastoral y de gobierno sobre la base de la enseñanza de la que demuestran que en la iglesia de Cristo hay lugar para la
Escritura, sobre la base de nuestra confesión de fe, los Cate- asociación unitaria de los órganos representativos para tratar
cismos Mayor y Menor y de nuestras normas eclesiásticas y decidir sobre asuntos de Su iglesia:
aprobadas por la Asamblea General. 1. Se ve que el presbiterio de Antioquia planteó un
En segundo lugar, es evidente según la Escritura que la problema doctrinal y del deber eclesial a una Asam-
iglesia del Nuevo Testamento ya había este tipo de asociación blea General En Jerusalén.
presbiteriana para el ejercicio del gobierno común de varias
congregaciones locales. El ejemplo más claro es, quizás, la 2. Es evidente que asistieron delegados del presbi-
iglesia que estaba en Éfeso. Desde Mileto, Pablo envía a lla- terio de Antioquia, probablemente de Siria y Cilicia
mar a los ancianos de Éfeso y es obvio que en Éfeso había para tomar parte en dicha Asamblea General de la
varias congregaciones que formaban un presbiterio (Hch. 20; 1 iglesia.
Tim. 4:14). En el N.T., el mismo término ekklesia tiene también
el sentido de una asociación de varias congregaciones vecinas 3. Los representantes de estos presbiterios en
representadas por sus presbíteros. En este sentido se usa la unión con los ancianos y apóstoles en Jerusalén toma-
Palabra iglesia en singular para referirse a «la iglesia en Jerusa- ron una decisión que fue aplicada luego a las iglesias
lén» la «iglesia en Antioquia» la «iglesia en Corinto». En todas de Jerusalén, Antioquia y Cilicia. Y que dicha decisión
estas ciudades existían varias congregaciones unidas por sus fue informada por los respectivos oficiales.
consistorios para su gobierno común. Siempre vemos, en el Pero además, todo lo sucedido en el Concilio de Jerusa-
libro de los Hechos, a los apóstoles junto con los ancianos pa- lén, nos enseña cuatro pautas acerca de política eclesiástica,
ra tratar asuntos de carácter doctrinal, pastoral y de gobierno
las cuales deben ser puestas en práctica por la iglesia hoy.
(Hch. 15 y 20).
3.4.1 Primera Pauta
En tercer lugar, no solo hay evidencia bíblica que los an-
cianos de varias congregaciones vecinas se asociaron para el Enseña que los oficiales de la iglesia tienen autoridad. Es
gobierno común, sino también vemos la asociación de los ofi- decir, establece la autoridad que Cristo ha dado a los oficiales,
ciales de toda la iglesia ya existente hasta Hechos 15, que a diferencia del resto de la membrecía, para emitir juicio sobre
aparece el Concilio de Jerusalén. Allí vemos a los apóstoles controversias en asuntos eclesiásticos. En este caso concreto,
unidos a los ancianos formando una gran corte para tomar ellos actuaron como los intérpretes y administradores de las
22
normas de Cristo para el buen gobierno de Su iglesia. No hay meros administradores de las leyes que Él ha promul-
duda, según esta narrativa que solamente fueron los apósto- gado».
les y los presbiterios quienes constituían esta Asamblea.
2. En segundo lugar, su autoridad no es infalible.
Olas expresiones bíblicas «y se reunieron los apóstoles y Esto significa que los oficiales de la iglesia no deben
los ancianos para conocer este asunto» de Hechos 15:6 con- pretender que se les obedezca sin dudas ni murmura-
firman esta afirmación. Es más, el texto bíblico deja en claro ciones. La autoridad que Cristo les ha delegado no les
que las ordenanzas que iban entregando Pablo y Timoteo al debe llevar a usurpar el dominio sobre la conciencia
pasar por las ciudades, eran «las ordenanzas que habían acor- que solo corresponde a Dios.
dado los apóstoles y los ancianos que estaban en Jerusalén».
Ver también Hch. 16:4. 3. En tercer lugar, su autoridad no les da el derecho
Cunningham, al analizar lo sucedido en el Concilio de Je- de ser los exclusivos intérpretes de la Palabra de Dios.
rusalén llega a la conclusión de que: « el N.T. hace, De acuerdo con la enseñanza de la Biblia, la posición
verdaderamente, una clara distinción entre los oficiales y los reformada ha sido siempre que el creyente tiene el
miembros ordinarios de la iglesia. Los oficiales son descritos derecho de juicio privado. Es decir que cada creyente
como los gobernantes y que por su puesto han sido investidos «tiene el derecho de interpretar la Palabra por sí mis-
de cierta clase y grado de autoridad, y el resto que está en la mo bajo su propia responsabilidad, para la regulación
obligación de rendir cierta medida y grado de sumisión y obe- de sus propias opiniones y conducta, para el ejercicio
diencia”. Al decir esto de ninguna manera debemos entender de sus funciones y para el desempeño de sus deberes
que los oficiales tienen una autoridad ilimitada y de por sí cualquier que sean, y a ningún grupo humano Cristo le
mismos sobre los asuntos de la iglesia y sobre el resto de los ha conferido poder alguno que se interponga al ejer-
miembros de la iglesia. Hay aquí tres limitaciones claras en cicio de este derecho».
cuanto a la autoridad de los oficiales: Sin embargo, habiendo dicho todo esto, debemos decir
1. En Primer Lugar, su autoridad no es señorial, ju- que tampoco el derecho al juicio privado implica que cada uno
rídica, o discrecional, sino solamente ministerial, la puede creer como mejor le parezca acerca de las doctrinas de
cual se ejerce en el nombre de Cristo. Explicando esta las Escrituras. La Biblia deja en claro que cuando los decretos
limitación de la autoridad de los oficiales, Cunningham de los oficiales están de acuerdo a la Palabra de Dios (Hch.
dice que ellos «no tienen dominio sobre la heredad de 15:15; 19; 24; 27-31; 16:4; Mt. 18:17-20), estos han de obedecerse
Dios: es decir que no tienen dominio sobre la fe del en forma de vida. Nuestra Confesión de Fe confirma esta en-
hombre, ni tampoco jurisdicción sobre la conciencia, señanza cuando dice que:
pues son meros intérpretes de la Palabra de Cristo y
23
Corresponde a los sínodos o concilios resolver ministe- En el versículo 22, en el contexto de la elección de los
rialmente las controversias sobre fe y casos de conciencia, portadores de las cartas con los decretos, otra vez se nos dice
establecer reglas e instrucción para el mejor orden la adora- que pareció bien a los apóstoles y a los ancianos con toda la
ción pública y gobierno de Su iglesia; recibir reclamos en casos iglesia.
de mala administración y resolverlos autoritativamente. Estos
decretos y determinación, si están de acuerdo con la Palabra, ¿Qué nos enseña la presencia de la membrecía de Jerusa-
deben ser recibidos con reverencia y sumisión, no solo por lén en Dicha Asamblea General? Bueno, aquí no hay lugar para
estar de acuerdo con la Palabra, sino también por el poder especulaciones. Este hecho nos enseña que, después que los
con el cual son hechos, como ordenanza de Dios instituida en apóstoles y los ancianos habían llegado a una decisión sobre
su Palabra para este fin. el asunto consultado, ellos expusieron su decisión ante la
multitud y ellos se convencieron de lo correcto de dicha deci-
sión doctrinal y de la manera de implementar dicha decisión
3.4.2 Segunda Pauta en toda la iglesia. Pero ello no implica que la congregación allí
presente allá ejercido una autoridad judicial para decidir el
Enseña que los miembros de la iglesia tienen un rol den- asunto consultado. La autoridad judicial en la decisión fue to-
tro de ella. No podemos negar que en el concilio de Jerusalén, mada por los apóstoles y los ancianos es decir, por los
estaban presentes un número significativo de miembros de la oficiales de la iglesia en ese entonces.
iglesia, al parecer, toda la iglesia de Jerusalén estaba allí
reunida ansiosa de escuchar acerca de la obra misionera entre 3.4.3 Tercera Pauta
los gentiles y de cómo resolvería el conflicto doctrina suscita-
do. En Hch. 15:4 se dice que los delegados de Antioquia fueron Enseña que dentro de la iglesia de Cristo debe haber una
recibidos (en Gr. Paredeeshtesan = recibir, o mejor dicho la igle- subordinación de los órganos representativos menores a los
sia les dio la bienvenida) por la iglesia (tees ekkesias) y los mayores. En otras palabras, aprendemos que los órganos re-
apóstoles y los ancianos. Aquí por el uso del articulo determi- presentativos mayores (como sínodos o asambleas generales)
nativo la iglesia, podemos deducir que se trataría de la tienen el derecho de ejercer autoridad o jurisdicción sobre los
congregación de Jerusalén en particular, que seguramente consistorios y presbiterios. Nos ilustra acerca del derecho que
fue la congregación anfitriona de la asamblea. tienen las asambleas generales de recibir consultas sobre
asuntos doctrinales y resolverlos con la autoridad que les con-
En el versículo 12 se nos dice que después del discurso de fiere el Señor Dentro de Su iglesia. Esta es una buena base
pedro, la multitud (pleetos) callo, para luego seguir oyendo a bíblica para el funcionamiento de nuestro sistema presbite-
Pablo y Bernabé. Había allí un gran número de creyentes riano de gobierno.
reunidos además de los ancianos y los apóstoles.
24

3.5 Quinto Principio


3.4.4 Cuarta Pauta
El Poder De La Iglesia Reside En
Enseña que la iglesia de hoy debe seguir esta práctica
apostólica. Puesto que la manera como los apóstoles y los Primer Lugar, En El Cuerpo De Go-
ancianos condujeron los asuntos de organización y gobierno bierno U Órgano Representativo De
de la iglesia del Señor, no fue cambiada en la breve historia de
la iglesia primitiva, esta nos obliga a moldear nuestras iglesias La Iglesia Local.
actuales respecto al gobierno y el tratamiento de los asuntos
eclesiásticos, al patrón organizativo de la iglesia primitiva. Es-
ta afirmación implica tener en cuenta tres cosas: Sin embargo, cuando varios órganos se asocian para el
1. En primer lugar; que en gobierno de la iglesia no común gobierno y trabajo eclesiástico (misionero u otro), rige
debe admitirse aquello que no tiene la aprobación de el principio de la subordinación del órgano representativo
la Escritura. Sin embargo, hay circunstancias respecto menor al órgano representativo mayor. Es decir, el consistorio
al gobierno de la iglesia que no están expresamente se subordina al presbiterio y este al Sínodo el cual a su vez
dichas en la Biblia. en estos casos la confesión de fe está subordinado a la asamblea general. Esto puede deducir-
nos aconseja que actuemos con sentido común y con se con claridad de lo sucedido en el concilio de Jerusalén, de
prudencia, pero que en ambos casos, siempre obser- lo cual ya hemos hablado anteriormente.
vemos los principios generales de la Palabra de Dios. Aún cuando esta es la posición presbiteriana clásica, hay
respetables teólogos presbiterianos que opinan un tanto dife-
2. En segundo lugar; que los fundamentos bíblicos rente. Por ejemplo, los hay quienes afirman que, en el
de la manera como los apóstoles y ancianos organiza- gobierno presbiteriano, el poder reside fundamentalmente en
ron la iglesia nos obliga adoptarlo en nuestras iglesias el cuerpo y se ejercita mediante cortes organizadas. Esto
de hoy quiere decir que el poder reside en la iglesia. En la iglesia mis-
ma la que, de acuerdo a la enseñanza bíblica, establece las
3. En tercer lugar; quienes deliberadamente omi- cortes y elige los gobernantes. Por tanto, cuando estos go-
tan, aquello que es sancionado por la práctica bernantes se reúnen en la asamblea, ellos constituyen la
apostólica en cuanto a la forma del gobierno, deben iglesia. Es decir, el consistorio reunido, el presbiterio reunido,
mostrar razones satisfactorias para hacerlo, o tendría la asamblea general reunida, cada una de estas asambleas son
que demostrar que dicha práctica apostólica que se la iglesia. De manera que sus decisiones deben ser tomadas
resisten aplicar tenía carácter temporal en la iglesia. con toda seriedad y reverencia, una vez tomadas, toda la con-
gregación, o congregaciones, o la iglesia nacional,
25
dependiendo de la corte que tome las decisiones, deberá es- otorgado por Cristo reside en los oficiales debidamente elegi-
timar dichas decisiones con toda seriedad y reverencia. dos por la iglesia local. Por lo tanto no vamos, por ahora, a
ahondar más en este debate.
Sin embargo, ya hemos mencionado antes que la evi-
dencia bíblica, tomada en conjunto, demostraría que el poder
26

ComprobacióndeLectura
Instrucciones: Instrucciones: Conteste las siguien- • ¿Cuáles son las razones que da Samuel Miller para
tes preguntas conforme a las lecturas. Algunas de estas establecer la necesidad del gobierno eclesiástico?
preguntas pueden ser contestadas directamente de la
lectura, pero otras son preguntas de aplicación, las cua- • ¿Ha dejado Dios el gobierno de Su iglesia a criterio
les exigen que el estudiante use los principios que de los miembros? ¿Por qué o por qué no?
aprendió en el capítulo para contestarlas.
• ¿Qué es la diferencia entre la iglesia y otras socieda-
Preguntas de repaso | §1, p. 11 des voluntarias? ¿Es la iglesia una organización
voluntaria? Amplíe su respuesta.
• ¿Cuáles son los tres tipos de gobierno eclesiástico?
• ¿Por qué no tiene el hombre capacidad ni competen-
• ¿Qué es lo que caracteriza el primer sistema de go- cia para determinar para sí la forma de gobierno
bierno eclesiástico? eclesiástico?

• ¿Qué clase de estructura es el sistema católicorro- • ¿Qué se debe hacer cuando parece que la Biblia no
mano? nos brinda los detalles del gobierno eclesiástico?

• ¿En qué pretende basarse la forma de gobierno • Si Dios determina en su Palabra la forma en la que se
presbiteriano? debe gobernar Su iglesia, ¿por qué nos preocupamos
por una forma de gobierno oficial en la iglesia? ¿Por
• ¿Quiénes son los antepasados del presbiterianismo? qué no simplemente usamos la Biblia?

Lecturas adicionales • Cuando se hace evidente que la Biblia no dice con


claridad o especificidad lo que debemos hacer, ¿có-
 L. Berkhof, Teología sistemática (Grand Rapids: Li- mo seguimos?
bros Desafío, 2009), 661–670.
• Con respecto a los tres criterios, ¿Difieren las iglesias
Preguntas de repaso | §1, p. 13 presbiterianas de otras iglesias con diferentes órde-
nes eclesiásticos, como por ejemplo los Católicos o
los Bautistas? Amplíe su respuesta.
27

Lecturas adicionales • ¿Qué es la diferencia entre poder eclesiástico y po-


der civil? ¿Por qué no tiene potestad o derecho el
• L. Berkhof, Teología sistemática (Grand Rapids: Li- rey, presidente, alcalde o cualquier autoridad civil
bros Desafío, 2009), 671–694. para administrar los sacramentos o ejercer disciplina
eclesiástica en la iglesia de Dios?
• Juan Calvino, Institución de la religión cristiana, to-
mo 2 (Barcelona: FELiRe, 1999), IV, i–ii. • Define los límites del poder eclesiástico.

• Confesión de fe de Westminster, capítulos 25 y 26. • Identifique por lo menos tres cosas que la iglesia no
tiene potestad de mandar y explique por qué le falta
Preguntas de repaso | §2, p. 18 autoridad en dichos casos.

• ¿De dónde se deriva el poder de la iglesia? • Explique la siguiente aseveración: «el poder de la
iglesia es ministerial y declarativo, jamás magisterial
• ¿Qué son las llaves del reino y cómo las ejerce la igle- y legislativo».
sia de Cristo?
• ¿Cómo encaja la libertad de conciencia en el asunto
• ¿Por medio de quiénes es ejercido el poder de la de las llaves del reino de Dios?
iglesia? ¿Por qué rechazamos la autoridad del Papa?
Lecturas adicionales
• ¿Cómo es diferente el concepto de autoridad ecle-
siástico en la iglesia católicorromana al de la  L. Berkhof, Teología Sistemática (Grand Rapids: Li-
presbiteriana? bros Desafío, 2009), 709-721.

• ¿Cómo se hace eficaz el pronunciamiento de la igle-  Juan Calvino, Institución de la religión cristiana, tomo
sia por medio de sus presbíteros? ¿Cuáles son los 2 (Barcelona: FELiRe, 1999). IV, V-VII.
requisitos que hacen que sus decisiones sean váli-
das?  Confesión de fe de Westminster, capítulos 19-20, 23,
30.
• ¿Qué es el poder de las llaves en su aspecto restrin-
gido?
28
Preguntas de repaso | §3, p. 22  ¿Qué conexión existe entre las ordenanzas de la igle-
sia y la autoridad eclesiástica? ¿Cuáles son estas
ordenanzas?
 ¿Cuáles son las implicaciones de la enseñanza de que
Cristo es la Cabeza de la iglesia y no los hombres?
 ¿Qué tiene que ver la unidad de la iglesia con la for-
¿Qué nos enseña sobre el rol de los ancianos?
mación de sus diversos órganos representativos?
Provea una base bíblica para su respuesta.
 ¿Por qué no reina Cristo sobre su iglesia en persona
en la iglesia? ¿De qué forma ha escogido Cristo go-
 ¿Cuáles son las tres maneras por las que la política
bernar a su iglesia?
eclesiástica demuestra la unidad de la iglesia?
 ¿Cuándo o bajo cuales circunstancias deben los
 ¿Por qué debemos manifestar visiblemente nuestra
miembros de la iglesia someterse voluntariamente a
unidad con otras iglesias locales de igual fe y practi-
los ancianos? Explique por qué.
ca?
 ¿Por qué los ancianos se llaman representantes y no
 ¿Por qué no podemos concebir de la iglesia estricta-
delegados de la congregación?
mente como una entidad invisible? ¿Qué dice
Thronwell y Murray?
 ¿a quienes les ha dotado Dios de poder en la iglesia?
¿cuál fundamento bíblico existe para su respuesta?
 Elabore la diferencia que existe entre la iglesia catoli-
corromana y la iglesia presbiteriana con respecto a
 Define el presbiterianismo en tus propias palabras.
sus conceptos de la unidad de la iglesia.
¿De qué base bíblica disfruta?
 ¿es la iglesia una democracia? ¿Por qué si o por qué
 Resume lo que dice Bannerman sobre aquellos que
no? ¿Cómo es diferente la iglesia presbiteriana que
tienen poder eclesiástico
una iglesia congregacional?
 ¿Cuántos y cuáles son los órganos representativos?
 Explique el concepto bíblico dela interindependecia
Provea una descripción de la función y alcance de la
entre las iglesias locales.
autoridad de cada uno.

 ¿Por qué son los ancianos los representantes de la


iglesia y no otras personas?
29
 ¿Por qué son elegidos libremente los ancianos por la  •Juan Calvino, Institución de la religión cristiana, to-
congregación en vez de ser nombrados o designados mo 2 (Barcelona: FELiRe, 1999). IV, III-IV.
a aquel oficio por otros oficiales?
 Confesión de fe de Westminster, cap. 31.
 Elabore una explicación de lo que limita la autoridad
de los oficiales eclesiásticos y explique por qué no
tienen una autoridad ilimitada en la iglesia y sobre las  El catecismo mayor de Westminster, P&R. 126 – 133.
vidas de los miembros.
 G.I. Williamson, la confesión de fe de Westminster,
(Philadelphia: el estandarte de la verdad, 2004), 223 –
Lecturas adicionales 261, 281-297, 341-353.

 •L. Berkhof, Teología Sistemática (Grand Rapids: Li-  Archivald Alexander Hodge, Comentario de la confe-
bros Desafío, 2009), 709-721. sión de fe de Westminster, (Barcelona: CLIE, 1987),
caps. 20-21, 25-26, 30.
30

Capítulo 2

LA FUNCION BIBLICA
DEL ANCIANO
Dr. Alonzo Ramírez
31

Contenido
45 los ancianos y su rol en
el Antiguo Testamento

1.1 origen de los ancianos en relación al An-


tiguo Testamento 45

1.2 significado del término anciano en el An-


tiguo Testamento 46

1.3 funciones de los ancianos en el Antiguo


Testamento 46

1.4 conclusión 50
50 Los Ancianos en el Nuevo Testamento

2.1 El Rol del sanedrín en el Tiempo de Je-


sús 51

2.2 Los ancianos en la iglesia en el Nuevo


Testamento 54
32

LA FUNCION BIBLICA DEL ANCIANO

ENSEÑANANZA BIBLICA ACERCA DEL ROL DE LOS ANCIANOS Y PRESBITEROS

1. LOS ANCIANOS Y SU ROL EN EL ANTIGUO TESTAMENTO

H ASTA AQUÍ HEMOS MENCIONADO, VARIAS VECES, QUE NUESTRO SISTEMA DE GOBIERNO ES PRESBITEriano, Y
Hemos explicado los principios sobre los cuales se basa. Pero seguramente, algunos todavía tienen la siguiente
pregunta en la mente: ¿de dónde viene este termino de ancianos o presbíteros? ¿Cómo podemos trazar en la Bi-
blia el trabajo de los ancianos? En esta parte trataremos de esbozar el origen bíblico del oficio de anciano o presbítero y en que
consiste su función o su rol.

1.1 Origen De Los Ancianos En Relación Al Antiguo Testamento

No sabemos con exactitud en que momento de la historia los pueblos antiguos del oriente comenzaron a gobernarse por
medio de ancianos. Pero según algunas referencias bíblicas, el gobierno de los pueblos antiguos por medio de Madianitas
(Nm. 22:4,7) y también entre los Gabaonitas (Jos. 9:11).

En cuanto a la edad requerida para ser considerado como viejo o anciano no hay regla en el A.T. no podemos, por lo tan-
to, especular a que edad era elegido un hombre como anciano gobernante del pueblo de Israel. Pero si podemos decir que ello
sucedía a una edad en la que el hombre haya alcanzado la vejez.

1.2 Significado Del Término Anciano En El Antiguo Testamento

Cuando leemos el A.T., nos damos cuenta que el pueblo de Dios tenía «ancianos» y que estos ocupan un lugar prominente
33

en el gobierno. Pero ¿Qué significa el término anciano en el Antiguo testamento?

Anciano es la traducción del adjetivo hebreo zaqen. Este adjetivo podría traducirse literalmente como: viejo. Este término
viene de la palabra zaqan cuyo significado es «barba».

Sin embargo, zaqen, en forma genérica se usa en la Escritura como adjetivo o como sustantivo, para describir a una per-
sona (masculina o femenina) que en contraste con el joven (na’ar), ha llegado a un estado de la vida que se llama vejez. Llegar
a la vejez, en la sociedad judía, significaba ser un hombre o una mujer llenos de años o días (Gn. 25:8; 35:29; Job. 42:17). Cuando
zaqen se usa como sustantivo, generalmente ocurre en plural y constituyen un término técnico. En este sentido técnico se usa
unas cien veces en la Biblia. Pero solamente el contexto en el que dicho término se utiliza nos puede decir si la referencia es al
cuerpo gobernante llamado «ancianos de Israel» o si se usa en el sentido genérico.

1.3 Funciones De Los Ancianos En El Antiguo Testamento

Para no seguir abundando sobre el significado del término en forma aislada, pasaremos a detallar lo que el Antiguo Tes-
tamento enseña acerca del rol, o funciones que cumplían los ancianos, las cuales eran las siguientes:

1.3.1 Los Ancianos Cumplían La Función De Consejeros

Al hombre viejo se le debía honor (Lv. 19:32; Lm. 5:12), tanto era así que estaba establecido que si un joven quería habla,
debía esperar a que terminara de hablar el hombre viejo. Por eso Job tuvo que esperar que terminaran de hablar sus tres ami-
gos para luego hablar el. La razón era que sus tres amigos era más viejos que el (Job. 32:4). Los hombres viejos eran los
consejeros ideales. El rechazo del consejo de los ancianos y la aceptación del consejo de los jóvenes, podía llevar al fracaso a
un gobernante. Esto es lo que la Biblia nos presenta en la historia del fracaso de Roboam (1 re. 12:16ss). El valor de sus conse-
jos era muy bien reconocido, a tal punto que la ausencia del consejo de los ancianos era un indicador de que el fin de la
sociedad estaba cerca (Ez. 7:26).

1.3.2 Los Ancianos Cumplían Una Función Administrativa

Desde antes que el pueblo de Dios saliera de Egipto ya tenían ancianos. Ellos cumplían un rol administrativo (Ex. 3:16-18;
24:1). Después es muy probable que los ancianos eran los jefes de familia y de los clanes de las doce tribus. Pero más tarde los
ancianos eran distinguidos ciudadanos encargados de los asuntos públicos de las ciudades.
34
1.3.3 Los Ancianos Cumplían Una Función Judicial

Durante el viaje por el desierto, los ancianos remplazaron a Moisés en la función judicial, cuando este subió al monte Si-
naí (Ex. 24:14). Luego vemos que los ancianos formaban las cortes judiciales de cada ciudad de Israel, cumpliendo así una
función judicial en casos civiles y penales. Sus reuniones para administrar justicia se realizaban a las puertas de la ciudad. Pasa-
jes como Dt. 21:19; 22:15; 25:7; Rut. 4:1-2; Pr. 31:23, Lm. 5:14, nos muestran que los ancianos tenían poder para apresar a los
asesinos (Dt. 19:12), resolvían asuntos matrimoniales (Dt. 22:15), resolvían los asuntos del levirato (Dt. 25:7-8), resolvían los
asuntos de asilo (Jos. 20:4) y resolvían los asuntos de propiedades (Rut. 4:9,11) y juzgaban los casos de asesinatos (Dt. 19:12;
21:1ss; Jos 20:4).

En tiempos de David y Salomón, al parecer, se habían establecido cortes distritales y una corte central de apelaciones en
Jerusalén, dicha corte central estaba precedida por el mismo rey (2 S. 14:4-17; 15:2; 1 Re. 3:16-28). Lo que sí es muy claro en la
Escritura es que, Josafat introdujo una reforma en el aspecto judicial de Israel: el creo las cortes distritales y la corte suprema
en Jerusalén para resolver los casos más difíciles (2 Cr. 19:4-11).

1.3.4 Los ancianos Cumplían Una Función de testigos Validos

Los ancianos cumplían la función de testigos presenciales de hechos importantes. Por ejemplo, los ancianos de Israel fueron
llamados como testigos cuando Moisés golpeó la roca de Horeb (Ex. 17:5,6). Un grupo de 70 ancianos, presenciaron en el de-
sierto, la ceremonia del pacto (Ex. 24.1, 9).

Cuando los hijos de Coré, utilizaron a la «santidad de toda la congregación» se rebelaron contra la autoridad de Moisés,
25 ancianos fueron llamados como testigos del castigo de Dios contra Datan y Abiram (Nm. 16:25).

Los ancianos, junto con los jueces, estaban de pie junto al Arca del Pacto cuando se leía el Libro de la Ley, (Jos. 8:33; 23:2;
24:1). En esta misma dirección, vemos que el rey Josías convocó a los ancianos de Judá y Jerusalén para presenciar la lectura
de la redescubierta ley de Dios, para luego ser testigos de la profunda reforma religiosa que Josías llevo a cabo durante su
reinado (2 re. 23:1).

1.3.5 Los Ancianos Cumplían Una Función Sacerdotal

Los ancianos cumplían un rol sacerdotal, imponiendo las manos cuando toda la congregación había pecado y ofrecía sa-
crificio por el pecado (Lev 4:15). No es que ellos eran sacerdotes, pero participaban junto con ellos como testigos de que había
35

habido confesión de pecados y arrepentimiento de parte del pecado.

1.3.6 Los Ancianos Cumplían Una Función Política

Los ancianos cumplían un rol de Gobierno y se preocupaban por la situación política de Israel. Fueron los ancianos que
pidieron a Samuel que les ungiera un rey para ser como las demás naciones (1 S. 8:4). Incluso después de instaurar la monar-
quía en Israel, los ancianos jugaban un rol prominente en la dirección del rey. Eran tan influyentes como cuerpo político, que
David tuvo que hacer un Pacto con ellos antes de que ellos lo ungieran como rey en Hebrón (2 S. 5:3). En la revoluciones y gol-
pes de Estado, los ancianos jugaban un rol decisivo, tal es el caso de la revuelta de Absalón, para lo cual tuvo que ganarse el
favor de los ancianos (2 S. 17:14,15). El mismo David, no podía retornar nuevamente al palacio para reinstalarse como rey, sino
con el consentimiento de los ancianos de Judá (2 S. 19:11).

Durante la monarquía los ancianos conservaron su rol de consejeros del rey y actuaban como el parlamento del rey. El
consejo de los ancianos era escuchado y ejecutado por el rey (1 Re. 20:7). Sin embargo, los ancianos también mantenían una
autoridad autónoma y podían tomar decisiones políticas en sus propias ciudades. Lamentablemente, hay un caso donde los
ancianos deciden apoyar a la esposa de Acaben el asesinato de Nabot. Pero ese caso ilustra el poder político-religioso que te-
nían los ancianos (1 re. 21:8-14), y la forma negativa en que se usó dicho poder.

1.3.7 Los Ancianos Cumplían Una Función Representativa

Los ancianos continuaron cumpliendo un rol muy importante durante el exilio en Babilonia. Cuando, desde Jerusalén, el
profeta Jeremías se dirige a los exiliados, los ancianos son mencionados en primer lugar, luego los sacerdotes, luego los profe-
tas u después el pueblo. Esto evidencia su rol como el primer cuerpo representativo del pueblo exiliado.

Cuando Ezequiel recibe una visión de Dios acerca de las abominaciones cometidas en Jerusalén, lo primero que ve es a los
ancianos delante de él. Ellos estaban allí en representación de toda Judá, ellos están allí para escuchar el juicio de Dios contra
Judá (Ez. 8:1ss). Lo cual demuestra que los ancianos son contados como responsables de las desviaciones doctrinales y mora-
les del pueblo de Dios. Cuando los ancianos participaban directamente en estas desviaciones doctrinales y morales, entonces
ellos también eran declarados culpables y castigados por Dios (Ez. 14:1-7).
36
Durante el periodo Post-exílico los ancianos siguen jugando un rol prominente como autoridades del pueblo de Judá.
Después de los príncipes, ellos tenían un rol político decisivo. Ellos aparecen firmando el decreto que convocaba a todo Judá
para una solemne asamblea bajo pena de confiscación a los que no obedecieran dicha convocatoria (Esd. 10:7-8).

1.4 Conclusión

Los ancianos en Israel cumplían un rol de gobierno. Pero esta autoridad estaba circunscrita fundamentalmente en asun-
tos civiles y administrativos del pueblo de Israel. Los ancianos de Israel eran hombres, como lo expresa MacArthur, maduros y
jefes de sus familias (Ex. 12;21); en cuanto a su capacidad, eran hombres hábiles de fuerte carácter y moralidad, que temían a
Dios, que amaban la verdad y la integridad (Ex. 18:20,21). Eran hombres llenos del Espíritu Santo (Nm. 11:16,17), que poseían sa-
biduría discernimiento y experiencia, lo cual les permitía interceder, juzgar y enseñar con justicia y equidad (Dt. 1:13-17)- todas
estas características de los ancianos de Israel son relevantes también para los ancianos en el NT.

2. LOS ANCIANOS EN EL NUEVO TESTAMENTO

En el nuevo testamento encontramos que la palabra hebrea zaquen ha sido traducida al griego por la palabra presbuteros,
la cual a su vez, se ha traducido al español como presbítero, a veces se la ha traducido como anciano en algunos pasajes del
Nuevo Testamento. El conjunto de presbíteros reunidos se denomina, algunas veces «el concilio de los ancianos», y otras «el
sanedrín». El término griego utilizado para «concilio de ancianos» es presbiterion, que también se puede traducir como presbi-
terio. Hay tres pasajes en el Nuevo Testamento en los que se usa el termino presbiterion (Lucas 22:66 y Hechos 22:5) en el
sentido de un grupo de personas mayores de edad que formaban el concilio de ancianos, denominado también Sanedrín. El
presbiterio o concilio de ancianos era la corte judía de más alta autoridad en Jerusalén. Sin embargo cuando Pablo usó este
término se refería a una asamblea de ancianos de la iglesia y se ha traducido como presbiterio (1 ti. 4:14)

2.1 El Rol Del Sanedrín En Tiempos De Jesús

El sanedrín tuvo su origen en lo que se llamaba gerousía, durante el periodo de influencia helénica sobre Palestina. El ge-
rousía era el senado que gobernaba la nación judía, estaba presidido por el sumo sacerdote (1Mac.12:6 y Judit 4:8). En los
tiempos del Nuevo testamento, este gerousía llego a denominarse concilio o Sanedrín. El sanedrín era una corte de Justicia,
pero que también cumplía funciones legislativas y ejecutivas.

El termino Sanedrín empezó a usarse desde el tiempo en que Gabinio administro los asuntos públicos de la provincia de
Siria bajo la dirección de Pompeyo. Flavio Josefo nos informa que Gabinio llegó de Roma a Siria como comandante de las fuer-
37
zas romanas y que después de haber «ordenado cinco concilios, distribuyo la nación en el mismo número de partes: de manera
que los concilios gobernaban el pueblo, el primero se encontraba en Jerusalén, el segundo en Gadara, el tercero en Amato el
cuarto en Jericó y el quinto en Séforis de Galilea. De manera que los judíos fueron libertados de la monarquía para ser gober-
nados por una aristocracia». El concilio o Sanedrín fue eliminado por el emperador romano Julio Cesar, pero los judíos
volvieron otra vez al gerousía. Ahora bien, con Herodes el grande que ejerció gran poder sobre Judea, este gobierno central
quedo casi anulado en la práctica. Sin embargo, en los tiempos de Jesús, el «Sanedrín había vuelto a ser un cuerpo activo y po-
deroso, teniendo permiso para administrar los asuntos judíos sin interferencia, excepto en aquellas cuestiones que
involucraban a la política y la jurisdicción romana… encabezado por el sino sacerdote, el concilio tenia setenta miembros ele-
gidos entre los aristocráticos cuadros sacerdotales, en los que la influencia saducea era fuerte, de entre los ancianos del
pueblo y de entre los escribas». En realidad a todo el conjunto se les llama los ancianos. Estaba precedido por el sumo sacerdo-
te, quien a su vez, era nombrado o depuesto por el gobernador romano de turno, por eso muchas veces el sumo sacerdote no
era más que un títere de Roma.

En el NT a los cuadros sacerdotales aristocráticos se les llama los hoiarchiereis que se traduce como «principales sacerdo-
tes». Ellos eran empleados permanentes del templo y tenían jurisdicción s0todos los sacerdotes. Tal como lo revela el NT, ellos
pertenecían a la aristocracia sacerdotal (Hch. 4:6) y no todos los sacerdotes accedían a ser «principales sacerdotes». El jefe de
los «principales sacerdotes» era el llamado «capital del templo», y era el segundo después del sumo sacerdote. Luego estaban
como miembros de este cuerpo sacerdotal, el líder del turno semanal, más los líderes de los cuatro o nueve turnos diarios. El
capitán del templo se encargaba de los arreglo es externos del templo y de los servicios. Bajo el, habían siete supervisores del
templo y tres tesoreros permanentes del templo.

Este cuerpo sacerdotal llamado «principales sacerdotes» tenía el rol prominente de administrar y ejecutar las acciones
acordadas por el Sanedrín, pues ellos actuaban como los guardianes de la religión judía. Por ejemplo, ellos decidían acerca del
gasto del dinero del templo, por eso ellos decidieron la suma de dinero a pagarle a judas por la traición a Jesús (Mt. 27:6).

«Los principales sacerdotes» actuaban como la policía del templo y en esta capacidad planearon con Judas la estrategia
para arrestar a Jesús (Mt. 26:14, 15 ver pasajes paralelos). Pero el arresto ya había sido previamente aprobado por el Sanedrín o
concilio (Mt. 26:3 ss).

Ellos ordenaron que la corte del templo arrestara a los apóstoles (Hch. 5:17, 21) y a ellos se les dio el informe de la resu-
rrección de Jesús por parte de la guardia del sepulcro (Mt. 28:11). Así mismo a ellos se les comunico del escape de Pedro y Juan
de la cárcel en Hch. 5:22-24. En esta misma función fueron los «principales sacerdotes» quienes dieron autorización a Saulo pa-
ra arrestar y maltratar a los cristianos (Hch. 9:14, 21; 26:10; 26:12).
38

Resumiendo lo anterior podemos afirmar que Él Sanedrín estaba formado por tres grupos: «los principales sacerdotes»
encabezados por el sumo sacerdote, »los escribas» y «los ancianos». Ahora nos interesa comprender el rol de los ancianos en el
tiempo del N.T.

En el periodo post-exílico y en el N.T. los ancianos eran los cabezas de familia más influyentes que representaban la no-
bleza secular. Esto puede verse cuando en el N.T. Como sinónimo de los ancianos que eran el tercer grupo en el Sanedrín, se
usa la expresión hoy prootoi tou laou, que podemos traducir como los «principales del pueblo» (Lc. 19:47). José de Arimatea
era un anciano rico de nobleza secular judía que se había convertido en discípulo de Jesús (Mc. 15:43) y era miembro del Sane-
drín (Lc. 23:50). Históricamente hablando, la mayoría de la nobleza laica era saducea, pero no todos los saduceos eran
sacerdotes. Esto se evidencia claramente en Hechos 4:1 donde se considera a los sacerdotes y a los saduceos como dos grupos
distintos. Pero los «principales sacerdotes» eran saduceos, de manera que podemos estar convencidos que el partido saduceo
tenía en sus filas a sacerdotes («principales sacerdotes») y laicos (los ancianos). Esto se muestra con claridad en Hechos 23,
donde se nos dice que el concilio se dividió en dos grupos: los fariseos a favor de Pablo y los saduceos contra Pablo (Hch. 23:6).
Pero al siguiente dia se menciona un complot contra Pablo formado por «los principales sacerdotes y los ancianos» es decir,
los saduceos en bloque (Hch. 23:12-14).

Por otro lado, la totalidad del partido de los fariseos estaba compuesto totalmente por escribas. Esto puede inferirse de
dos textos paralelos del N.T. Mateo 21:45 mencionan a los «principales sacerdotes» con los fariseos, sin embargo, Lucas 20:19
que se refiere al mismo incidente describe a estos dos grupos como los «principales sacerdotes» y los escribas. Pero en ningún
lugar del N.T. Se menciona a los fariseos y escribas como dos grupos separados, por lo tanto es seguro concluir que todos los
fariseos eran escribas.

En conclusión podemos decir que los ancianos eran mayormente miembros del partido saduceo y conformaban un solo
bloque con ellos en el concilio o sanedrín y éste ellos cumplían un rol de gobierno y administración de justicia, lo cual era a su
vez, la esencia de la función del Sanedrín. Debemos señalar que el N.T. menciona con nombre propio a dos miembros del Sa-
nedrín como discípulos de Jesús, el uno era un anciano del partido saduceo, José de Arimatea, y el otro era escriba del partido
fariseo Nicodemo.

2.2 Los Ancianos En La Iglesia En El Nuevo Testamento

2.2.1 Significado Del Término «Presbítero» En El N.T.


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En el N.T. el término «presbítero» se usa en dos sentidos: un sentido genérico y un sentido técnico. En el sentido genérico,
presbítero significa «avanzado de edad» «viejo» en contraste con el joven. En este sentido general se usan varios pasajes, a sa-
ber:

1. En Hch. 2:17, cuando pedro anuncia el cumplimiento de la profecía de Joel, menciona la palabra presbuteroi, para re-
ferirse a hombres avanzados de edad en comparación con los jóvenes.

2. En 1 Tim. 5:12, se usa presbuteras para referirse a las mujeres ancianas en contraste con las mujeres más jóvenes.

3. En 1 Pe. 5:5, nuevamente presbuterois se usa en contraste con los más jóvenes.

En estos tres pasajes los presbíteros son las personas mayores de edad en comparación con los jóvenes. Son aquellas
personas que han alcanzado la edad madura y que nosotros llamaríamos los viejos en el camino de la vida. Por lo tanto, es muy
claro que el termino presbuteros se usa en algunas partes del N.T. para referirse a la edad, sin ninguna conexión con un cargo u
oficio eclesiástico.

Pero, el termino presbuteros también se usa con un sentido técnico, para referirse a la persona o personas que ocupaban
un cargo de liderazgo en la iglesia. En este sentido se usan unos 20 pasajes en Hechos y las epístolas de Pablo.
Históricamente hablando, no sabemos con exactitud desde que año la iglesia empezó a gobernarse por presbíteros. Pro-
bablemente la iglesia de Jerusalén era gobernada por presbíteros desde sus inicios. Esto puede deducirse del hecho que la
iglesia de Antioquía tenía presbíteros y sabiendo que fue fundada como una obra de extensión misionera de la iglesia de Jeru-
salén, por buena y necesaria consecuencia podemos deducir que de la iglesia madre aprendieron esta forma de gobierno.

2.2.2 Funciones Del Anciano O Presbítero En La Iglesia Del N.T.

Para comprender el rol del presbítero en la iglesia del Nuevo Testamento, tenemos que estudiar los principales textos bí-
blicos que se refieren a los presbíteros en forma directa.

A. Juzgar y determinar controversias doctrinales.

En hechos 15 hemos visto claramente como los ancianos, en aquel tiempo junto con los apóstoles determinaron, bajo la
guía del Espíritu Santo, la posición doctrinal de la iglesia cristiana frente a las posiciones judaizantes que se estaban difundien-
do dentro de las Iglesias cristianas en Antioquía. Esta es una función que en muchas denominaciones presbiterianas se ha
40
dejado de lado para dar lugar al puro aspecto administrativo. Y las que tratan de ejercer esta función, o lo hacen de manera
meramente política, o dejan esta tarea a los consistorios locales. De esta manera no solo abdican a sus deberes de función,
sino que están sembrando las semillas de la división y la corrupción doctrinal en la denominación. Cuando hay alguna contro-
versia doctrinal que se inicia en algún consistorio o presbiterio, son los presbíteros reunidos en la asamblea general los que
deben juzgar y determinar la correcta interpretación sobre la base de la Palabra de Dios y los documentos confesionales
subordinados a dicha Palabra de Dios.

B. Supervisar a la iglesia de Cristo

Pablo le dice a Timoteo (1 Tim. 3:1-7), «si alguno busca obispado buena obra desea». Aquí se menciona el término «obis-
pado» e implica que habían obispos en la iglesia en el tiempo de Pablo. Pero en la iglesia presbiteriana no hablamos de los
«obispos del consistorio» ni tampoco decimos que vamos a organizar el «encuentro nacional de obispos». ¿Por qué? Permí-
tanme explicar, brevemente, la relación que existe entre los términos «obispo» «presbítero» y «anciano».

En realidad, el Nuevo Testamento usa estos tres términos para referirse al mismo oficio. Es decir que el oficio es «an-
ciano» o «presbítero», pero el término «obispo» indica una función del oficio de anciano o presbítero. Los tres nombres se
refieren al mimo oficio no a una gradación jerárquica entre ellos. El nombre griego episkopos (obispo) se usa cinco veces en el
N.T.:

1. En 1 Pedro 2:25 se dice que Jesús es el episcopos de nuestras almas, con lo cual quiere decir que Jesús es el guardián de
nuestras almas, que cuida de nuestras vidas, que supervisa nuestra vida entera.

2. En hechos 20:28 se nos dice «el espíritu Santo os ha puesto por «episkopous» para referirse a la tarea de supervisión de
la grey de Dios por parte de los ancianos reunidos en Mileto.

3. En 1 Timoteo 2:2 se nos habla de episkopee (obispado) también en el sentido de cuidar y de supervisar

4. En Tito 1:7, habla también de los requisitos para el episkopos en el sentido de supervisor

5. En Filipenses 1:1 Pablo se incluye con los episkopois también en el sentido de supervisores. En conclusión, la palabra
episkopos (obispo) significa una persona o un equipo de persona que tienen la función específica de supervisión y cui-
dado dentro de una sociedad. Episkopos indica fundamentalmente una función.
41
Anteriormente ya hemos demostrado que la palabra presbuteros es la traducción griega para el termino hebreo zaqen
que significa el oficio de anciano. De manera que las palabras anciano y presbítero son sinónimos y se refieren al oficio, o como
se dice en la administración moderna, es el nombre del cargo u oficio. Pero lo interesante es que en el N.T., el cargo u oficio de
presbítero, o anciano, tiene como una de sus funciones «la supervisión».

Cuando Pablo llama desde Mileto a los ancianos de Éfeso (Hch. 20:17) a estos mismos ancianos reunidos, Pablo les dice
que ellos han sido puestos por Dios como episkopous (obispos), es decir, como supervisores.

Cuando Pedro se dirige a los ancianos en 1 Pedro 5:1-2 les encarga que cumplan la función de «supervisar» (episkopountes
= supervisando, cuidando) el rebaño de Dios en forma voluntaria, sin el uso de la fuerza.

6. En Tito 1:5-7 se nos dice que Tito fue dejado en Creta para que ordenase ancianos (prebuteros) en cada ciudad, luego le
da los requisitos y añade «porque es necesario que el episkopon sea irreprensible como administrador de Dios». Es de-
cir, con ambos términos se refiere al mismo oficio.

Por lo tanto, los presbíteros tienen como una de sus funciones la de ser obispos o supervisores de la grey de Dios. En con-
clusión, el presbítero, el anciano y el obispo son diferentes nombres para referirse al mismo oficio, pero mayormente se llama
el oficio de presbítero. Como muy bien los expresa MacArthur, «episcopos enfatiza la función y presbuteros enfatiza el carác-
ter».
Volvamos ahora al rol de supervisión. Hemos visto pues, que el presbítero esta llamado por Dios para desempeñar el rol
de supervisor de la iglesia. Este rol supervisor implica, de acuerdo con el significado de termino obispo, cuidar, guardar (prote-
ger) y supervisar. En la administración moderna a esta labor se le llama función de superintendencia.

C. Pastorear y enseñar la grey de Dios

Esta es una función principal que en N.T. asigna al presbítero. En 1 Tim. 3:2 menciona entre los requisitos del presbítero la
aptitud para enseñar. El término griego usado aquí para enseñar es diaktikon, es decir alguien calificado para enseñar. Pero
este término también indica la idoneidad para enseñar a otros la tradición de los apóstoles (paradosis = precepto, doctrina, ins-
trucción para ser pasada de mano en mano). En este mismo sentido que se usa el termino didaktikos en 2 Tim. 2:4 y en otros
pasajes más.

Pero también el N.T. señala que el presbítero debe ser alguien que desempeña un rol pastoral. Entonces debemos pre-
guntarnos si todos los presbíteros en el N.T. ejercían el rol pastoral y si a todos los presbíteros se les llama también pastores. O
42
quizás solo algunos presbíteros cumplían el rol de gobierno y otros cumplían un doble rol: el de gobierno y pastoral al mismo
tiempo. Siempre ha sido la posición reformada que el N.T. hace una distinción entre presbíteros gobernantes y presbíteros
docentes, o también llamados pastores. Veamos la validez bíblica de esta interpretación y de esta manera también irá apare-
ciendo también en que consiste esta actividad pastoral.

En primer lugar, debemos afirmar que es muy claro que a todos los presbíteros se les ha encomendado la función de ejer-
cer el gobierno en la iglesia y de cuidado pastoral en general (Stg. 5:14). Esto está debidamente atestiguado en 1 Tim. 3:5; 5:17; 1
Pe. 5:3; He 13:17; 1 Tés. 5:12, aunque en estos dos últimos pasajes no se menciona a los ancianos, es obvio que se refieren a
ellos. En este sentido todos los presbíteros son gobernantes y todos realizan labor pastoral.

En segundo lugar, esta también igualmente claro que algunos presbíteros hacían la labor de gobernantes y a la vez de
pastores en el sentido de predicadores de la Palabra como una función, por así decirlo, especializada. A estos ancianos que
gobernaban y se dedicaban a la enseñanza y predicación se les denomina pastores o presbíteros docentes. En 1 Timoteo 3:2 ya
se menciona esta calificación didáctica como requisito para ser presbítero, apuntando así al rol de la enseñanza y predicación
de la Palabra de Dios.

Pero en 1 Timoteo 5:17 se nos aclara más la función específica que desempeñaban algunos presbíteros. Este texto puede
traducirse literalmente así: «los presbíteros que gobiernan excelentemente sean tenidos por dignos de doble honor mayor-
mente a los que trabajan en la predicación y en la enseñanza». Trabajar en la Palabra y en la enseñanza (Gr. Kopiontess en logo
kai didaskalai) lleva consigo la idea de trabajar. En el idioma griego, kopioonta, significa trabajar duro, con afán, con esfuerzo,
y con esperanza. El doble honor debe estar siempre precedido del doble trabajo también. La misma palabra griega se usa para
expresar que el labrador trabaja primero antes de cosecha en 2 Timoteo 2:6.

El término griego usado para predicación aquí es logoo que significa Palabra. Esto hace mención a la labor de exposición
de la Palabra, o a lo que comúnmente llamamos predicación, mientras que el termino didaskalia significa la ocupación en la en-
señanza (Ro. 12:7; 1 Tim. 4:13). Significa también información, instrucción (Ro. 15:4; 2 Tim. 3:16). Significa, pensamiento, tema,
precepto, doctrina (Mt. 15:9; 1 Tim. 1:10). Los que se dedicaban a esta ocupación se llamaban didaskalos que quiere decir
«maestro».

Entonces, habían ancianos que en forma especial, aparte de su normal tarea de gobierno, realizaban la labor de ser predi-
cadores y maestros en la iglesia, a quienes se les llama pastores. El pastorado como tarea específica de algunos presbíteros fue
desarrollándose gradualmente en la iglesia del NT. Efesios 4:11 ya nos habla que el Cristo resucitado dio a la iglesia «pastores y
maestros», o literalmente hablando «pastores- maestros» quienes se encargaban de la predicación (les hablaron de la Palabra).
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Lo que sucedió fue que cuando los apóstoles murieron y las herejías comenzaron a penetrar en la iglesia, la tarea de enseñanza
se hizo mucho más urgente (2 Ti. 2:2; Tito 1:9). Aquellos que se dedicaron a la exclusiva tarea de enseñar y predicar llegaron a
ser sostenidos por las iglesias, y es muy probable que, los llamados « ángeles» de las iglesias de Asia Menor mencionadas en
Apocalipsis se refiera a los pastores- maestros de aquellas iglesias tal como se ve en Apocalipsis 2:1; 8, 12, 18; 3:1, 7, 14.

D. Gobernar y administrar la iglesia de Cristo


El rol de gobierno queda claramente establecido en 1 Ti.3:4. El término griego aquí usado para gobernar es proistamenon,
el cual nos da dos grandes ideas acerca de lo que significa el gobierno o la tarea de gobernar.

En primer lugar, proistamenon significa «estar a la cabeza de» para dirigir, gobernar, conducir y administrar. Este signifi-
cado describe la tarea del presbítero como la de liderazgo y de administración de la iglesia del Señor.
En segundo lugar proistamenon significa «tener preocupación por» «cuidar», «ayudar». Este significado califica la tarea del
liderazgo y de gobierno como, fundamentalmente, estar al cuidado de la iglesia de Dios, de ayudar a los miembros de la con-
gregación. En este sentido el mismo texto aquí usa el término epileomai para referirse «cuidar». Epileomai significa «dirigir el
cuidado hacia» alguien que no es uno mismo. En éste caso el cuidado se dirige hacia la iglesia que pertenece a Dios. Este mis-
mo término epileomai se usa cuando se nos narran que el samaritano se dirigió hacia el herido y lo auxilió y al final nos dice que
«cuidó» de él. De manera que este cuidar implica pues, un cuidado diligente que busca el bienestar de la iglesia de Cristo.
Habíamos mencionado el término administración y precisamente Tito 1:7 dice que el obispo o anciano es administrador de
Dios (ho theou oikonomon). Para Pablo, la iglesia es la oikos o casa (1 Ti 3:15), Dios es el oikodespotees o Señor de la casa, y los
miembros de la iglesia son los oikeioi, o familia (Gal. 6:10; Ef. 2:19). Así que la administración del presbítero no tiene que ver en
primer lugar, con cosas sino con la familia de Dios. Esto nos indica que ser administrador de la casa de Dios es un llamado di-
vino y no meramente una profesión o manera de ganarse la vida. Es una administración de la casa que no es nuestra
propiedad, sino que el administrador mismo es parte de la propiedad de Dios.
2.2.3 ¿Cómo Deben Los Pastores Ejercer El Trabajo Pastoral?

Esta pregunta nos lleva a conocer lo que la Escritura enseña acerca del trabajo pastoral. En Hechos 20 y 1 Pedro 5 encon-
tramos algunos lineamientos básicos que deben moldear nuestra tarea pastoral como ancianos y pastores de la iglesia de
Cristo:

1. Consiste en ser guardián de sí mismo. Es decir, el conjunto de presbíteros quienes tienen que cuidarse a sí mismos y por
inferencia cada presbítero deberá cuidarse a sí mismo. La idea del griego presechete heautois significa «cuidar de» o «proveer
para» lo cual nos da la idea de cuidado y provisión.
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2. Consiste en ser guardianes de la grey. Es muy claro que si uno no puede cuidarse y alimentarse a sí mismo, tampoco
puede cuidar de otros. Pero es tarea del presbítero cuidar de la iglesia. Es la misma lógica que se usa para la tarea de gobierno.

3. Consiste en pastorear la grey. En Hechos 20:28 y 1 Pedro 5:3 se mencionan la labor de «apacentar» o «pastorear». El
presbítero tiene que hacer la labor de «pastor» que en griego es poimeen y que proviene del verbo poimanoo y originalmente
significaba «alimentar» el rebaño. Esta labor pastoral debía hacerse con buena disposición, con entusiasmo (1 Pedro 5:2). En
una palabra, los presbíteros debían supervisar y pastorear con buena voluntad.

4. Consiste en proteger el rebaño. El pastor debe proteger el rebaño de los peligros internos y externos. Protegerlos de
las herejías que puedan levantarse dentro, y de las que vienen desde afuera. En la iglesia, el consistorio tiene que actuar como
pastor de las ovejas del Señor, por eso no debe dejar que cualquiera predique en la iglesia. Tiene que saber con claridad qué
enseñanza o doctrina trae, porque si no se hace esto, se estará exponiendo el rebaño al peligro de toda suerte de errores y
herejías.

Los presbíteros tienen que identificar quienes son los lobos rapaces y alejarlos del rebaño o ganarlos por medio de la
buena enseñanza de la Palabra. Ahora andan demasiados predicadores de doctrinas erróneas que no sólo esparcen errores,
sino que además, piden ofrendas a los hermanos. De esta manera, los consistorios están pagando para que el rebaño sea en-
venenado con el veneno mortal del error. Un consistorio que actúa así se ha desnaturalizado. Ha perdido su función por tanto,
deberían renunciar a su función, para otros hombres fieles que se encarguen de cuidar el rebaño del Señor.

5. Consiste en pastorear en sumisión al Señor, dando ejemplo de vida cristiana. en 1 Pedro 5:3 se explica claramente que
la labor pastoral de los ancianos se hace en sumisión al Señor de la Grey. No podemos erigirnos como señores de la Grey por-
que estamos al servicio de la grey. Eso significa que la tarea pastoral debe ejercitarse teniendo en cuenta que no somos
dueños del rebaño, pues Dios la ganó por su propia sangre (Hecho. 20) pero, a la vez, Pedro nos manda a ser ejemplos para la
grey, ejemplos en la manera en cómo vivimos la vida cristiana.
45

BIBLIOGRAFIA CONSULTADA

Bauer’s Walter, a Greek English Lexicon of the New Testament and other early Christian Literature. The University of Chicago
Press, USA, second edition, 1970.
Bannerman, James, The Church of Christ: a treatise on the nature, powers, ordinances, discipline and government of the Chris-
tian church. Still waters revival Books, USA, reprinted edition, May 1991, vol.2., p. 204.

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Berkhof, Louis, Systematic Theology. The Banner Of truth, Edinburgh, Scotland, reprinted 1974.

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Vos, Geerhardus, The Teaching of Jesús Concerning the Kingdom of God and the Church (Presbyterian and Reformed Publishing
Company: Philipsburg, New Jersey, 1972).
47

ComprobacióndeLectura
Instrucciones: Instrucciones: Conteste las siguientes • ¿a cuál ámbito de actuación se limitaba el ejercicio de
preguntas conforme a las lecturas. Algunas de estas pre- la autoridad de los ancianos de Israel en el Antiguo
guntas pueden ser contestadas directamente de la lectura, Testamento? Haga una comparación y contraste entre
pero otras son preguntas de aplicación, las cuales exigen los ancianos, sacerdotes y reyes de Israel.
que el estudiante use los principios que aprendió en el ca-
pítulo para contestarlas. Preguntas de repaso | §2, p. 50
• ¿Cómo se desarrolló el concepto del anciano en el
Preguntas de repaso | §1, p. 45
Nuevo Testamento?
• ¿Cuáles son las raíces veterotestamentarias del ter-
• Haga una comparación y contraste entre el anciano
mino anciano?
preexílico y postexílico.
• ¿Qué nos comunican los términos hebreos para an-
ciano sobre su posición en la sociedad hebrea? • ¿Qué es la obra pastoral de los ancianos de «cuidar la
grey de Dios»?
• ¿Se limitaba el concepto del anciano a los hebreos?
Provea varios ejemplos de la presencia de este oficio y • Elabore un breve análisis de la comparación y contras-
tarea en el Antiguo Testamento. te que el Nuevo Testamento hace entre los ancianos
gobernantes y ancianos docentes. Apoye su respuesta
con evidencia bíblica.
• ¿Qué importancia concede el Antiguo Testamento a la
autoridad del anciano? En su respuesta, considere 1
Reyes 12:16ss. • Explique por qué la siguiente frase es errónea: «el pas-
tor tiene más autoridad que sus ancianos».
• ¿Cuáles funciones cumplían los ancianos del Antiguo
Testamento? Provea una explicación breve de cada • En sus propias palabras, describa la obra pastoral del
una. anciano.

• Hasta donde sabemos. ¿Quiénes eran los candidatos • Elabore las implicaciones de ser «administrador» en la
ideales para ser ancianos de Israel? casa de Dios. ¿Por qué no son llamados reyes o jefes
los ancianos?
48

Lecturas adicionales

• Hechos 20; 1 Timoteo 3:1-7; 2 Timoteo 2:14-26; Tito 1:5-


16; 1 Pedro 5.

• Guillermo Green, «la disciplina eclesial », Reforma Siglo


21 vol. 7, núm. 1 (Marzo 2005): 114-122

• Hermisten Maia Pereira da Costa, «La centralidad de la
predicación de la Palabra en el Culto », », Reforma Si-
glo 21 vol. 6, núm. 2 (Octubre 2004): 56-67. (también
disponible en portugués)

• Guillermo Green, «Renovando el pacto con Dios», Re-


forma Siglo 21 vol. 6, núm. 2 (Octubre 2004): 152-184

• Solano Portela, «pecado, pecadito, pecadote», Refor-


ma Siglo 21 vol. 10, núm. 2 (Octubre 2008): 41-49.
(también disponible en portugués)

• Augustus Nicodemus López, «¡Solo doy cuentas a


Dios!», Reforma Siglo 21 vol. 10, núm. 2 (Octubre 2008):
99-100.
49

Capítulo 2

LA DISCIPLINA
ECLESIÁSTICA
Nicolás G. Lammé
50
5.1 la parte ofendida y el consistorio 83
Contenido 5.2 la parte que ofende 85
73 Dios mismo nos disciplina
86 Como El juzgado eclesiástico puede manejar
75 La naturaleza del poder eclesiástico y su
los casos
propósito 6.1 la parte ofendida y el consistorio 83

2.1 Poder ministerial y declarativo 75 6.2 la parte que ofende 85


2.2 Poder moral y persuasivo 78

89 El juicio eclesiástico
79 Los límites del poder eclesiástico
7.1 el juzgado 89
7.2 el secretario y las actas 90
80 El propósito de la disciplina eclesiástica 7.3 el acusado 90
7.4 los testigos 91
4.1 Un propósito tripartito 80 7.5 la evidencia 92
7.6 proceso de recurso 93
4.2 principios de la disciplina eclesiástica Mateo 18 y
Lucas 17 80 93 ¿se debe hacer confesión pública de pecado?

83 La actitud de todos los que están involucra-


dos en el proceso 94 La importancia de la disciplina eclesiástica
51

LA DISCIPLINA ECLESIASTICA

SU FUNDAMENTO BIBLICO

1. DIOS MISMO NOS DISCIPLINA

L A BASE FUNDAMENTAL DE TODA DISCIPLINA ECLESIÁSTICA, Y SU NECESIDAD, SE ASIENTAN SOBRE EL hecho de


que Dios mismo disciplina a todos sus hijos. Tenemos una abundancia de testimonio escritural que nos muestra el
amor de Dios en la disciplina de sus hijos. Por ejemplo:
«No menosprecies, hijo mío, el castigo de Jehová, Ni te fatigues de su corrección; porque Jehová al que
ama castiga, Como el padre al hijo a quien quiere». Proverbios 3:11 – 12

“Si soportáis la disciplina, Dios os trata como a hijos; porque ¿qué hijo es aquel a quien el padre no discipli-
na? Pero si se os deja sin disciplina, de la cual todos han sido participantes, entonces sois bastardos, y no
hijos. Por otra parte, tuvimos a nuestros padres terrenales que nos disciplinaban, y los venerábamos. ¿Por
qué no obedeceremos mucho mejor al Padre de los espíritus, y viviremos? Y aquéllos, ciertamente por po-
cos días nos disciplinaban como a ellos les parecía, pero éste para lo que nos es provechoso, para que
participemos de su santidad. Es verdad que ninguna disciplina al presente parece ser causa de gozo, sino de
tristeza; pero después da fruto apacible de justicia a los que en ella han sido ejercitados’’. He 12:7-11
De los textos anteriormente citados, aprendemos lo siguiente: No hay hijo sin disciplina. Sin disciplina todos nos extravia-
ríamos, tal como los hijos naturales. El propósito de la disciplina de Dios es refrenar el pecado y las inclinaciones pecaminosas
de nuestros corazones, a fin de prepararnos para la herencia. Son los hijos ilegítimos los que no reciben esta gracia de la disci-
plina de Dios. Se debe notar que hasta el Hijo unigénito de Dios, Jesucristo, experimentó sufrimiento como disciplina: “Y
aunque era Hijo, por lo que padeció aprendió la obediencia’’ (He. 5:8). Fue el teólogo Charles H. Spurgeon quien comento co-
52
rrectamente que Dios tuvo un hijo sin pecado, pero ningún hijo sin sufrimiento. Dios no nos castiga porque nos odia o porque
desea condenarnos, sino porque nos ama, y con el fin de santificarnos (véase Dt. 8).
Por tanto, debemos ser disciplinados en tres diferentes maneras:
1. Por medio de la obra del Señor mismo en nosotros. Dios obra por medo de pruebas y aflicciones por la obra de su
Espíritu Santo y su Palabra, por la predicación de la misma, por la reflexión de la Santa Cena por las malas consecuen-
cias de nuestros propios males y errores, etc. (véase también el Catecismo Mayor de Westminster, P&R. 78-81).

2. Por medio de otras personas en nuestras vidas. Dios usa el ministerio de los otros seres humanos en nuestras vi-
das (Pr. 27:17), el ejemplo de los santos para que lo sigamos, el ejemplo de los incrédulos y reprobados para que lo
evitemos, los consejos privados y toda clase de relación que nosotros tengamos.

3. Por medio de los gobernantes que Dios ha establecido en sus propios lugares. Por ejemplo, hay padres de familia
(quinto mandamiento, Ex. 20:12), el estado civil (Gn. 9) y la iglesia (Mt. 16 y 18). En cada una de estas esferas de la vida,
Dios ha ordenado a gobernantes que sirvan en representación suya. Cada una de estas esferas tiene su propia autori-
dad que ha sido establecida y otorgada por Dios.

Sin embargo, solamente la autoridad de la iglesia en la disciplina, como representante de Dios en la tierra, concierne el
presente estudio.

2. LA NATURALEZA DEL PODER ECLESIÁSTICO Y SU PROPOSITO


2.1 Poder Ministerial Y Declarativo

El poder de la iglesia es ministerial y declarativo. Ministerial quiere decir en primer lugar que la iglesia tiene poder para
servir y para instruir. En Juan 13, Jesús lavó los pies de sus discípulos y dijo: “vosotros me llamáis maestro, y Señor; y decís bien,
porque lo soy. Pues si yo, el Señor y el Maestro, he lavado vuestros pies, vosotros también debéis lavaros los pies los unos a los
otros. Porque ejemplo os he dado, para como yo os he hecho vosotros también hagáis” (vv 13-15). Fueron los discípulos de Je-
sucristo, que luego se convertirían en los apóstoles, los que recibieron del Maestro el mandamiento de ser siervos. El mundo
no considera el servicio como un poder, pero es esencial a la autoridad del anciano de Jesucristo. Pablo entendió muy bien es-
te aspecto de la autoridad apostólica cuando defendió su apostolado a los corintios. En 1 Corintios 3, Pablo recuerda a los
corintios que él y Apolos eran “servidores por medio de los cuales habéis creídos” (3:5). El servicio de los apóstoles era una
53
prueba de que ellos eran de Dios (3:9) y por medio de su humilde servicio a las iglesias, Dios mismo estaba a las iglesias (2 Co.
11; 1 Pe. 4:11). El servicio de los ancianos es un sermón vivo del Señor Jesucristo, porque mediante su servicio, salvó a su pueblo
(Fil. 2:1-18). Aunque nosotros no salvamos a nadie por nuestras obras y servicio, llegamos a ser testigos fieles de la gracia de
Dios en Cristo y esto hace más eficaz nuestro mensaje.

El servicio cristiano es un poder eclesiástico. Es lo que protege a la iglesia de hacerse un poder despótico y tiránico. Es lo
que protege a los ancianos de hacerse reyes y jefes, y grandes y eminentes gobernantes del pueblo. Mantiene la integridad de
todo lo que la iglesia haga o diga, porque la autoridad que Dios le ha dado no puede usarse para el beneficio propio, sino para
el beneficio de los santos porque quienes Cristo se entregó. Esto es aún más importante cuando hablamos de la disciplina.

El poder declarativo de la iglesia tiene que ver con su tarea de proclamar las buenas nuevas del reino de Dios. La iglesia no
puede proclamar nada que no sea la Palabra de Dios. Tiene que limitarse a lo revelado y no tiene poder en la tierra para pro-
nunciar cosa alguna que Dios no haya pronunciado. Su poder es estrictamente declarativo, declarando abiertamente y sin
temor, y con toda autoridad divina, lo que Dios ha revelado y declarado a los hombres. La iglesia tiene este poder y toda carne
está obligada a prestarle atención. Calvino dice en su institución:
Por esto san pedro, muy bien adoctrinado por su maestro, no toma para sí mismo ni para los otros
más autoridad de la que debía; o sea, dispensar la doctrina que Dos le había confiado. “si alguno habla,
hable conforme a las palabras de Dios (1 Pe. 4.11); quiere decir, no titubeando como suelen hacerlo los
que tienen mala conciencia, sino con gran confianza como conviene que hable el siervo de Dios… he
aquí la suma autoridad de los pastores de Cristo, llámense como quieran, deben tener: que armados
con la Palabra de Dios sean animosos para acometer cualquier hazaña, de manera que fuercen todo el
poder, la gloria, sabiduría y alteza del mundo a someterse y a obedecer a la Palabra de Dios” (institu-
ción IV, viii, 9).

La Palabra de Dios es la suma autoridad de los ministros de Dios, sean ancianos gobernantes o docentes. De esta manera,
observa Calvino, Dios es el único maestro de Su iglesia y el único que posee autoridad sobre ella. Si Él sometió a los apóstoles a
la Palabra de Dios, quienes fueron inspirados y cuyas palabras llegaron a reconocerse como Escritura divina, ¿Cuánto más noso-
tros? Cuando la iglesia y sus ancianos se someten a la Palabra de Dios, la iglesia funciona como una institución ministerial,
ministrando fielmente los oráculos de Dos.
Toda la autoridad de la iglesia se debe considerar ministerial y declarativa. Podemos servir a los santos y podemos con
toda autoridad declararles la voluntad de Dios usando Las Escrituras. Pero más allá no podemos ir. Miren lo que dice Pablo a
Timoteo: “entre tanto que voy, ocúpate de la en la lectura la exhortación y la enseñanza” (1 Tim. 4:13). Pablo le dice que se
dedique a la lectura y esto contextualmente es la Palabra de Dios. También tenía una responsabilidad de exhortar y enseñar en
54
base a esta lectura. Toda la labor ministerial se resume en estas tres actividades de leer, exhortar y enseñar toda palabra que
Dios ha hablado. Así dice el apóstol a su aprendiz joven cuando le escribe. “te encarezco delante de Dios y del Señor Jesucristo,
que juzgará a los vivos y a los muertos en su manifestación y en su reino que prediques la Palabra…” (2 Tim. 4; 1,2a). Cuando el
anciano declara a un pecador la remisión de pecados, lo hace según la Palabra de Dios y no según sus propias opiniones. Y
cuando decimos a un pecador que morirá en sus pecados, lo hacemos según la declaración de Dios. No tenemos autoridad pa-
ra inventar o legislar, sino solo para declarar como ministros de Dios. Una palabra final. Si todo el poder de la iglesia es
ministerial y declarativo, no es magisterial ni legislativo. Es decir, la iglesia no es la corte de un rey ni del oligarca. No es un
cuerpo que hace leyes. El poder de la iglesia no es creativo. Los ancianos no son legisladores. La iglesia tampoco es una demo-
cracia, reino o cualquier otra forma de gobierno civil. La iglesia se limita y se somete a la ley de Dios y al gobierno de Cristo, su
rey y salvador. Cuando consideramos el asunto de disciplina, en el que el bienestar de las vidas y almas de los miembros de la
iglesia de Cristo están en nuestras manos, con toda seriedad y sobriedad debemos reconocer que la totalidad de nuestra auto-
ridad es derivada de Dios y limitada por su Palabra. Si declaramos solo lo que la Palabra nos permite, seremos fieles ministros
de Dios y nuestros pronunciamientos tendrán toda la autoridad de Cristo, tanto en la tierra como en el cielo.

2.2 Poder Moral Y Persuasivo


El poder de la iglesia es moral y persuasivo, no legal y coactivo. Este poder se interesa por el pecado y la justicia y busca
procurar la obediencia a Dios. No es igual el poder del estado civil. El estado civil también se interesa por el pecado y la justicia
y busca obligar a obedecer. Pero, los motivos de las dos instituciones son bastante diferentes. El estado tiene la espada, pero
la iglesia tiene las llaves del reino. El estado se dedica a la letra de la ley t su poder es coactivo. Se interesa por la justicia estric-
ta y tiene poder de castigar corporal y temporalmente a los trasgresores. En cambio, la iglesia tiene poder moral para
persuadir y convencer de pecado, justicia y juicio de Dios. No se dedica a la estricta justicia civil, sino a la justicia estricta de la
cruz donde Dios juzgo a su pueblo en Cristo. El estado con la espada nos obliga, mientras que la iglesia con la Palabra nos llama
y nos persuade por el evangelio. La iglesia no coacciona con la espada ni con amenazas de cárcel ni otro castigo corporal, sino
llama por el evangelio, anunciando las buenas nuevas. En otras palabras, el uso del poder de la iglesia se dedica a la restaura-
ción del hombre que ofende al Dios ofendido. Busca la reconciliación del trasgresor. En casos de disciplina, la meta es siempre
reconciliar al mundo con Dios. Pero, el poder de la iglesia no está en contra de la justicia de Dios ni la humana. El poder de la
iglesia se basa en la justicia de Dios en la cruz. En ministerio que ha recibido de Dios no es el ministerio de vengador, sino de
reconciliador. Por eso, el poder de la iglesia es moral y persuasivo, no legal y coactivo.

3. LOS LIMITES DEL PODER ECLESIASTICO


Todo poder terrenal se deriva del quinto mandamiento (véase el catecismo mayor 123-133) pero se tiene y se ejerce dife-
rentemente según la ordenanza de Dios. Por ejemplo, la familia recibió el poder de la vara y no el de las llaves y de la espada. El
55
estado recibió el poder de la espada y no el de las llaves ni de la vara. La iglesia recibió el poder de las llaves y no el de la espada
ni de la vara. El poder de la familia se extiende a la sabiduría y discreción (especialmente con respecto a los jóvenes), mientras
que el poder del estado se extiende a la pena de muerte, aunque el estado no puede castigar pecados que no son delitos. Por
ejemplo, el estado no castiga la rudeza, la grosería, chismes entre amigos, sexo prematrimonial entre adultos, o la homosexua-
lidad. Los padres tienen la responsabilidad de cuidar a los hijos, el estado de asegurar una sociedad justa y segura y la iglesia de
reconciliar con Dios. Cada uno tiene su autoridad y ninguno tiene derecho de trasgredir la del otro.
En otras palabras, aunque los ancianos de la iglesia se parecen a los padres, no tienen el poder de compeler con respecto
a la discreción o sabiduría. Por ejemplo, los ancianos no pueden decir: “no puedes comer helado” o “no debes comprar aque-
llos zapatos o Salir con tu amigo”. Los ancianos no son como los gobernantes civiles que pueden flagelar, encarcelar o de
algún otro modo castigar corporalmente. Si entendemos bien el poder de la iglesia, es el más temible, aún más que la pena de
muerte, porque el castigo de la iglesia que se manifiesta en la excomunión es la pena de muerte espiritual (Lc. 12:4). Los límites
de la autoridad eclesiástica son espirituales y regidos por la Palabra de Dios.

4. EL PROPOSITO DE LA DISCIPLINA ECLESIASTICA

4.1 El Propósito Tripartito

Tradicionalmente se reconoce un propósito tripartito de la disciplina eclesiástica.


1. La gloria de Dios: todo pecado es contra Dios y él tiene que ser vindicado. Pecado escandaloso que no se resuelve o
del cual no se arrepiente, deshonra el nombre de Dos (Gn. 39:9; Sal. 51). La disciplina es importante para honrar el nombre
de Dios en el mundo.

2. La pureza de la iglesia: pecado escandaloso que se tolera en la iglesia contamina todo el cuerpo (Hch. 5).

3. La recuperación del trasgresor: nosotros entregamos al trasgresor que no se arrepiente a Satanás para que apren-
da a no blasfemas (1 Tim. 1:18-20). Siempre nos preocupamos por la restauración del pecador (1 Tim. 1:15)

Aunque estos son los propósitos tradicionales, hay un cuarto propósito: justicia para la parte ofendida. Si una persona se-
veramente ofendida se encuentra con un consistorio que no quiere obligar al ofensor a arrepentirse, provoca en la parte
ofendida amargura rencor. No es amor por la victima que la víctima le diga “¡supéralo!” en cambio, nosotros debemos buscar
justicia para la víctima de algún pecado. La iglesia no puede extender las promesas del evangelio a la parte ofendida ni al tras-
gresor si se niega a cumplir su deber ante el Señor de juzgar justamente
56
4.2 Principios de la disciplina eclesiástica de Mateo 18 y Lucas 17

Las ofensas deben tratarse de la forma más privada posible. Esto es lo que nuestro Señor nos enseña en mateo 18:15-20 y
Lucas 17:3 ss. Si nuestro hermano peca contra nosotros, debemos ir a nuestro hermano y reprenderle. De este modo buscamos
ganar a nuestro hermano. Pero la Biblia nos da algunos consejos antes que vayamos a nuestro hermano. Nos dice que primero
miremos por nosotros mismos. ¿Qué será mi parte en todo esto? ¿He pecado yo contra mi hermano (Mt. 5:23, 24)?después
puedo determinar que es la ofensa. ¿Qué mandamiento a quebrantando? ¿Es la ofensa severa? ¿Perjudica mi comunión o com-
pañerismo? También debemos preguntarnos si podemos cubrir la ofensa en amor (1 Pe. 4:8).

Tratar las ofensas en un espíritu de humildad. Si es una ofensa verdadera que molesta la comunión, se debe ir al ofensor
con mansedumbre y humildad (el mismo espíritu de Gálatas 6). Con respecto a este principio, se deben tomar algunas conside-
raciones:

Con respecto a Mateo 18, hay que reconocer que la persona ofendida está tratando pecados contra sí misma. La parte
ofendida no es el Espíritu Santo y no es su derecho o responsabilidad corregir. Eso es el deber de los “espirituales” o los ancia-
nos de la iglesia. El propósito de Mateo 18 es el de ganar a su hermano.

Puede ser muy útil y aún necesario que la parte ofendida busque consejo no chismoso de su pastor o los ancianos. Ellos
pueden ser parte de la solución, especialmente si la ofensa es severa, problemática o dañina.
La parte ofendida debe resistir el impulso común de chismear, calumniar, murmurar o quejarse y debe estar preparado a
escuchar y contestar humildemente al presunto trasgresor.
La parte ofendida debe hacer todo lo posible para resolver el conflicto personalmente. Esto quiere decir que tal vez una
resolución requiera más de una visita con el ofensor. Nuestro deber va más allá. Debemos buscar paz con nuestro hermano
con toda nuestra fuerza y solo cuando no es posible debemos intensificar el asunto.
Este proceso se debe abordar en persona. Si es posible, siempre debe evitar estas confrontaciones por correo, email o te-
léfono. El ofensor no es el único con deberes en este asunto. Las palabras “repréndele” y “perdónele” de Lucas 17 y las
palabreas “ve” y “repréndele” de Mateo 18:15 obliga también a la parte ofendida a que cumpla con su deber ante Dios. Mateo
18 reconoce que a veces el ofensor no escuchara o no se arrepentirá, pero esta posibilidad no anula la responsabilidad de la
persona ofendida de buscar ganar a su hermano. Hasta donde depende de él, tiene que buscar la reconciliación usando todos
los medios posibles y solo cuando esto falle, debe buscar otro remedio.
Este proceso debe ser lo más personal posible y lo más local posible. Cualquier deseo de chismorrear y querer contarlo a
todo mundo, a la corte suprema o a “la iglesia”, es un pecado y de esto se debe arrepentir. Si los intentos privados no son exi-
57
tosos, entonces, debe traer testigos. Los mejores testigos serian en la mayoría de los casos los ancianos de la iglesia. Los dos o
tres testigos de los que habla Mateo 18 no son un grupo de los amigos de la persona ofendida. Sino testigos fiables que pue-
den dar buen testimonio a la iglesia. Esto no debe ser un ataque contra el ofensor.
¿Qué es el propósito de los testigos? Los testigos deben poder escuchar y atestiguar de una forma imparcial lo que am-
bas partes dicen. Deben facilitar la comunicación entre las dos partes si esto fuera necesario (y posible). También cuando sea
necesario y una o ambas partes manifiesten un espíritu irrazonable y poco caritativo, los testigos pueden intervenir y buscar
una resolución. Pueden instar el perdón si la parte ofendida no lo quiere ofrecer y hacer otras cosas para procurar la reconcilia-
ción.

En este momento, si el ofensor no quiere escuchar a la parte ofendida (junto con los testigos) dígaselo a la iglesia. Pero,
¿Qué quiere decir “la iglesia”? quiere decir los ancianos, es decir, el consistorio. El asunto debe ser traído ante los gobernado-
res y representantes de la iglesia. Luego, el consistorio da consejo y actúa.

5. LA ACTITUD DE TODOS LOS QUE ESTAN INVOLUCRADOS EN EL PROCESO

Lo que más se necesita en todo caso de disciplina es humildad. Todas las partes, la ofendida y la ofensora, son llamadas a
andar en humildad coram Deo, es decir, delante del rostro de Dios. Pero cada uno tiene responsabilidades propias. Evaluemos
el rol de cada parte en el proceso de la disciplina y reconciliación.

5.1 La Parte Ofendida Y El Consistorio

Los siguientes pasajes dan instrucciones a una persona ofendida para que en todo se comporten de una manera que glo-
rifique a Dios y no contribuya más pecado al problema. Estos pasajes son mateo 7:1-5 y Gálatas 6:1-5:

5.1.1 Mateo 7:1-5

“No juzguéis, para que no seáis juzgados. Porque con el juicio con que juzgáis, seréis juzgados, y con la me-
dida con que medís, os será medido. ¿Y por qué miras la paja que está en el ojo de tu hermano, y no echas
de ver la viga que está en tu propio ojo? ¿O cómo dirás a tu hermano: Déjame sacar la paja de tu ojo, y he
58
aquí la viga en el ojo tuyo? ¡Hipócrita! saca primero la viga de tu propio ojo, y entonces verás bien para sa-
car la paja del ojo de tu hermano.”

Podemos hacer unas cuantas observaciones. La parte ofendida debe ser bien consiente de su propio pecado y la manera
en la que él ha contribuido a la ofensa. Podemos correctamente hablar de la “parte inocente”, pero aún la parte inocente no
está sin pecado. Tendemos a minimizar nuestros defectos y a extremar los de los demás. La verdadera humildad reconoce su
propia debilidad y necesidad de la gracia de Dios. Que interesante que nuestro Señor no nos dice que no saqueos la paja del
ojo de nuestro hermano, sino que primero saquemos la viga del nuestro. ¿Qué nos enseña? Nos enseña que aunque en algún
conflicto no tengamos ninguna culpa (por ejemplo, la parte inocente en un divorcio), esto no implica que estemos libres de
todo pecado. Debo ser consiente de cuanto Dios me ha perdonado. Soy recipiente de gracia inmerecida. Esto tiene que cam-
biar mi perspectiva de los que me ofenden. Por eso Jesús nos dice que perdonemos a nuestro hermano si siete veces pecare
contra nosotros y siete veces se arrepiente y nos pide perdón. ¿Cuántas veces al dia pecamos y pedimos a Dios perdón? Y nos
perdona por causa de Cristo y porque en Cristo somos sus hijos adoptados y amados. Solo pide que nosotros también perdo-
nemos (Ef. 4:32; 2 Cor. 2:7-11) y nos amenaza con castigo sino queremos perdonar a nuestro hermano de nuestro corazón (Mt.
6:14,15; 18:35). Puede ser que mi hermano, el que me ofendió no merezca mi perdón. ¿Pero no es cierto que yo no merecía el
perdón y gracia de Cristo? Es el evangelio que nos debe guiar. Este pasaje nos muestra la necesidad de verdadera humildad de
corazón ante Dios y los hombres.

5.1.2 Gálatas 6:1-5

“Hermanos, si alguno fuere sorprendido en alguna falta, vosotros que sois espirituales, restauradle con es-
píritu de mansedumbre, considerándote a ti mismo, no sea que tú también seas tentado. Sobrellevad los
unos las cargas de los otros, y cumplid así la ley de Cristo. Porque el que se cree ser algo, no siendo nada, a
sí mismo se engaña. Así que, cada uno someta a prueba su propia obra, y entonces tendrá motivo de glo-
riarse sólo respecto de sí mismo, y no en otro; porque cada uno llevará su propia carga”.

Aunque este pasaje es más relevante al consistorio con la parte restaurativa, instruye también a la parte ofendida. Con
respecto al consistorio Dios también da el mismo consejo a ellos que a la parte ofendida, es to es, que deban reconocer su
propia debilidad delante de Dios. No son capaces en sí mismos de efectuar ningún cambio en el corazón humano, sino que
ellos mismos son propensos a caer y a pecar. Entonces, con humildad siguen adelante como siervos de Dios para buscar la res-
tauración del ofensor y la reconciliación de las partes divididas por pecado. Ellos también son siervos de la persona ofendida y
del ofensor. Tienen que sobrellevar las cargas de otros de otros y así cumplir la ley de Cristo. No deben creerse gran cosa, ya
que en realidad no son nada. No son más que siervos de Cristo y de la ley de Dios.
59

Ahora, también instruye a la parte ofendida que no puede y no debe tomar en sus propias manos la tarea de la justica. La
venganza es del Señor. Y cuando los procesos normales y privados de reconciliación han fallado, la persona ofendida tiene que
humillarse delante de Dios y voluntariamente entregar el caso a las manos de los ancianos y al escrutinio de su juicio. Tanto
como el ofensor, el ofendido tiene una responsabilidad de escuchar y someterse en el Se4ñor al consistorio. Esta sumisión es
una manifestación de la humildad que es tan necearía en este proceso.

5.2 La Parte Que Ofende

El objetivo del proceso de disciplina es el arrepentimiento y humildad del pecador. Esto es lo que se requiere de él. ¿Qué
es el arrepentimiento bíblico? El arrepentimiento bíblico (que refleja la fe) se manifiesta en que el pecador…
1. …reconoce su pecado. La santa ley de Dios ha sido violada. No disculpa su pecado minimizándolo como una mera
falta o error. Reconoce que lo que ha hecho es un pecado contra (Sal. 51).

2. … se aborrece así mismo y a su pecado. Se esfuerza por tener la actitud de Dios hacia su pecado. No minimiza la
maldad o perversidad de sus hechos ni los atesora en su corazón. Sino los aborrece y aborrece los restos del viejo
hombre que en él todavía se encuentra.

3. … se aparta del pecado y busca procurar una nueva obediencia. Esto es el fruto del arrepentimiento. El pecador
vuelve a Dios y da la espalda a su pecado, confiando en Dios. Esto no quiere decir que el pecador arrepentido ya no
tiene lucha contra el pecado. Todavía puede haber luchas y peleas. Pero ¿no es el punto? Los cristianos luchamos con-
tra lo malo que está en nosotros, mientras que antes de conocer a Cristo nos entregamos a nuestros deseos. Esto es
una prueba de la obra espiritual del arrepentimiento cristiano. N.B. cuando el pecador muestra verdadero remordi-
miento por su pecado la iglesia lo debe restaurar. La caridad debe prevalecer entre los seres humanos. No somos Dios.
No somos el Espíritu Santo. Todos somos susceptibles a caer. No debemos requerir victoria total sobre el pecado en la
vida de un ofensor, sino arrepentimiento y sus frutos. Dejamos lo demás a Dios.

6. COMO EL JUZGADO ECLESIASTICO PUEDE MANEJAR LOS CASOS


N.B. El anciano o pastor debe consultar el orden eclesiástico de su propia iglesia o denominación. Aquí solo se presentan
pautas generales para estos procedimientos. Los procedimientos específicos dependerán de la forma de gobierno de cada
iglesia en particular.
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6.1 ¿Cómo Puede Presentarse Un Caso Ante El Juzgado?

Un caso puede presentarse ante el juzgado de la iglesia (el consistorio) en maneras diferentes. Por ejemplo, una persona
puede comparecerse como su propio acusador. Cuando esto ocurre, el juzgado debe averiguar 1) Que es la ofensa: esta no se
debe presuponer, sino que se debe establecer claramente de la ley de Dios. 2) su naturaleza: ¿es un pecado grave? Puede ser
que baste al consejo pastoral o consistorial. Si el asunto puede ser resuelto sin un juicio, es mejor. Si podemos ganar al pecador
sin proceder formalmente contra él, debemos hacerlo y dar gracias a Dios por su misericordia. Este paso se debe tratar con
cuidado y paciencia. 3) el arrepentimiento de la parte ofensora. ¿Se ha arrepentido? ¿Qué será la censura?

Un caso también puede ser presentado ante el consistorio por la parte ofendida y los testigos. Pero los que llevan el caso
al consistorio deben poder testificar que no fue posible resolver el asunto siguiendo los primeros dos pasos de Mateo 18. O
por que la ofensa es de tal naturaleza (p. ej. El adulterio) que es obligatorio traerlo ante el consistorio, aunque solo unos pocos
conozcan el caso y la(s) parte(s) culpable(s) parezca(n) arrepentida(s). En este caso es importante que se presente un cargo
formal según recomienda la forma de gobierno eclesiástico de la iglesia. Pero las siguientes pautas normalmente aplican a la
presentación de un cargo:
1. El cargo debe ser por escrito.
2. Debe establecer la supuesta ofensa.
3. No debe establecer otra cosa que la ofensa en cuestión
4. Debe incluir referencias aplicables a la Palabra de Dios
5. Donde sea pertinente, también debe hacer referencia a porciones aplicables de los estándares confesionales.
6. Debe establecer la naturaleza grave de la ofensa, la cual justifica la necesidad del juicio.
Un caso puede presentarse ante el consistorio si es una ofensa pública o contra el consistorio mismo. Una ofensa pública
no tiene que ser una ofensa escandalosa. Puede ser una ofensa que se conoce de forma general por muchas personas. El caso
puede estar contra todo el consistorio debido a una decisión que tomo o algo que hicieron. También puede estar contra el pas-
tor o un anciano individual. En este caso, el consistorio debe escuchar la queja con toda seriedad y si ha habido ofensas deben
tratarlas.

6.2 El Proceso General Que El Consistorio Debe Seguir

Cuando un caso es presentado ante el consistorio, el consistorio debe 1) procurar afirmar que el caso debe ser tratado
61
por ellos. Deben asegurar que las partes implicadas deben hacer todo lo posible para resolver el problema privadamente por
medios escriturales (Mateo 18:15-17; 5:21-27; Ga. 6:1). Antes de proceder, el consistorio tiene la obligación de asegurar que exis-
te una ofensa genuina y seria que se necesita tratar. 2) una vez que el consistorio ha determinado que pueda haber una ofensa
seria, puede invitar al acusado a venir como su propio acusador si a este le parece. Si el acusado niega comparecerse como su
propio acusador, el consistorio puede comenzar los procedimientos judiciales de acuerdo con su forma de gobierno eclesiásti-
co. Lo siguiente es un ejemplo del proceso que se debe seguir:
Antes del juicio, el juzgado debe proceder a una investigación preliminar. En tal clase de investigación,
el consistorio evalúa los cargos, la forma en que los cargos son presentados, la evidencia, la competen-
cia de los testigos, la autenticidad, relevancia y admisibilidad de cualesquier documentos, archivos o
grabaciones adjuntos a los cargos, y si los cargos si se demuestran ciertos, son suficientemente graves
para justificar un juicio eclesiástico. Este paso no es superficial ni de poca importancia. De hecho si es-
tamos tratando un caso doctrinal, este paso puede ser el más necesario e importante. El consistorio no
debe juzgar a la ligera. Debe buscar la justicia de Dios. Esto quiere decir que tampoco queremos juzgar
o condenar injustamente o erróneamente. Debemos aclarar los hechos y lo que sucedió porque juzga-
mos en tierra delante de Dios. Un proceso cuidadoso también da tiempo al ofensor de pensar en sus
acciones y arrepentirse. Recuerde que la meta es siempre el arrepentimiento y reconciliación.

Después de una investigación preliminar, si dicha investigación demuestra la necesaria justificación, el


juzgado continuará al juicio eclesiástico.

7. EL JUICIO ECLESIASTICO
Lo siguiente es un bosquejo de las partes esenciales a un juicio eclesiástico. No entramos en los específicos, los cuales se-
rán determinados por las diferentes formas de gobierno de las iglesias. Pero en general, ¿Qué se puede esperar?:

7.1 El Juzgado
Puertas abiertas: normalmente, los juzgados deben reunirse con puertas abiertas al público. Tiene que haber una muy
buena razón para entrar en una sesión cerrada. Por ejemplo, cuando hay testimonio extraordinariamente delicado o en casos
donde es importante para proteger el buen nombre de un testigo puede haber una sesión cerrada. Pero, en el caso de herejía
las puertas nunca deben ser cerradas, puesto que toda enseñanza es pública.
62
Privilegios de oficio membrecía: el juzgado debe suspender al acusado de sus privilegios de oficio membrecía (o ambos)
hasta que el juicio concluya. Esto se hace generalmente en el caso de pecado escandaloso o notorio. En el caso de herejía, un
oficial que enseña debe ser prohibido de enseñar cuando pueda hacer daño a la iglesia si continúa.
7.1.1 Un Juicio In Absentia

Un juicio in absentia es cuando el acusador no se comparece pero el juzgado realiza el juicio in absentia, o “en su au
sencia”, es decir, a pesar de que no está presente.
Una segunda citación: si el acusado no se comparece la primera vez, el juzgado no debe proceder al juicio, sino debe omi-
tir otro orden de comparecencia. Si no se compadece la segunda vez, el juzgado puede continuar al juicio en su ausencia. No
estamos hablando de razones legítimas que el acusado pueda tener. El juicio in absentia es legítimo cuando hay una mala gana
de parte del acusado de cumplir con la orden de la iglesia de comparecerse ante el consistorio.
Cargos adicionales: algunas iglesias consideran la falta de comparecerse como una violación de su voto de membrecía de
someterse voluntariamente en el Señor a la disciplina de la iglesia (ver la forma de gobierno sobre los votos de membrecía).
Esta violación puede constituir la razón de cargos adicionales. El consistorio debe evaluar las razones por las cuales el acusado
no se compareció y decidir si cargos adicionales son necesarios o útiles en el caso en cuestión.

7.2 El Secretario Y Las Actas


El secretario debe pasar lista antes del comienzo de cada sesión. Una persona debe estar presente para poder votar.
También debe tomar minutas detalladas, aunque una transcripción no es necesaria (tampoco se prohíbe).
7.3 El Acusado

El acusado se considera inocente hasta que su culpabilidad se haya probado. Esto es un principio bíblico y es la base de
todo juicio, ya sea de la iglesia o del estado civil. Nosotros no somos el Juez eterno. Tenemos que juzgar a base de la evidencia.
Hay omentos en que la evidencia no es suficiente para condenar. ¿Qué hacemos? Debemos respetar los límites de nuestro co-
nocimiento y no juzgar más allá de lo que nos permite la evidencia que tenemos. ¿Pero quiere decir que nosotros dejemos
escapar a un culpable de la justa sentencia de la iglesia solo porque no tenemos suficiente evidencia como para probar más allá
de una duda razonable que es culpable? Si. Aunque sospechamos que sea culpable, si la evidencia no soporta la acusación, te-
nemos que considerarlo no culpable. El culpable puede escapar la sentencia de los hombres, pero Dios sabe y Él es el eterno
Juez. Ninguno escapara su justo juicio.
63
Si el acusado es un oficial de la iglesia, nunca debe evaluar ninguna parte de su propio juicio, inclusive la investigación pre-
liminar.
El acusado tiene derecho a un abogado siempre y cuando esa persona sea un miembro de buena reputación en la iglesia.
Este defensor no es de otra denominación o iglesia sino de la misma que el acusado. ¿Por qué tiene derecho a un abogado un
pecar en las cortes de la iglesia? La respuesta es sencilla y concuerda con el evangelio. La Palabra de Dios nos dice claramente:
“hijitos míos, estas cosas os escribo para que no pequéis; y si alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre, a
Jesucristo el justo” (1 Jn. 2:1). Dice que para los pecadores, cuya culpa no está en duda alguna, Dios proveyó un abogado con el
Padre, y este se llama Jesucristo el justo. Nuestro abogado es el Justo y aboga por los pecadores. Dios se interesó por noso-
tros, los culpables, y nos defendió –a nosotros que no tenemos defensa. La institución del abogado es principalmente bíblica y
la iglesia siempre debe mantenerla. Si Dios dio un abogado para nosotros los culpables, ¿no debemos nosotros defender a los
que tal vez no lo sean? Hasta los culpables deben tener un representante para asegurar que los ancianos le traten justamente.
Todo acusado tiene este derecho porque es una reflexión de la gracia de Dios en Cristo.

7.4 Los Testigos


Todo testigo debe ser competente y está sujeto a la contra-examinación. Tienen que ser testigos de verdad. Debemos te-
ner cuidado con los chismosos. Estos no deben ser testigos. Debe ser un testigo de primera mano.
Los testigos deben dar declaraciones juradas al comité o al consistorio que hace la investigación preliminar y una vez ci-
tados son obligados a comparecerse ante el juzgado para dar testimonio público. Es importante que los testigos den su
testimonio de antemano para que todas las partes tengan la oportunidad de evaluar el testimonio que se dará.
En algunas circunstancias se permite que el acusado pida que los testigos no den su testimonio en la presencia de otros
testigos.
7.5 La Evidencia

Toda la evidencia tiene que basarse en los hechos, no en las opiniones o conclusiones privadas. La evidencia puede ser de
varios tipos: evidencia directa como testigos oculares, cartas, (emails) [correos electrónicos], etc. o circunstancial. Por ejem-
plo, “yo pase por la casa a las 9:30 y su carro estaba afuera”. Aunque esta clase de evidencia no prueba directamente que el
acusado cometió el pecado apoya la evidencia directa que si existe.

Las especificaciones del caso se pueden establecer a base del testimonio de más de un testigo o documentación autenti-
ficada. Como hemos dicho antes, si carecemos de evidencia, no tenemos que respetar nuestros límites. No es nuestro derecho
traer a la luz lo que solo el Día de Juicio puede. Puede ser que estamos seguros de la culpabilidad de una persona, pero sin los
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testigos necesarios no debemos sucumbir a la tentación de sacar la última justicia ahora. Esperemos en Dios que juzgara los
motivos de los corazones y traerá a la luz toda obra de los hombres sea buena o sea mala.
El examinador (el fiscal): el examinador debe ser juzgado por el juzgado y es la persona que maneja los procedimientos
en pro del juzgado, aunque los miembros del cuerpo siempre tienen derecho de participar. Los testigos del fiscal son examina-
dos primero por el juzgado y después por el acusado. El juzgado puede volver a examinar al testigo si desea. Los testigos de la
defensa son examinados primero por el acusado y después por el juzgado. Y por supuesto la defensa tiene el derecho de vol-
ver a examinar sus testigos si desea hacer.

Nueva evidencia: se permite la introducción de nueva evidencia cuando viene a la luz. Si la evidencia está en contra del
acusado, se le debe dar un periodo razonable para poder evaluar la evidencia y formular una respuesta. La evidencia a favor
del acusado debe ser examinada por el juzgado y este debe responder de acuerdo con lo que descubren.

7.6 Proceso De Recurso


Si al acusado se le declara culpable, el juzgado tiene el derecho de apelar la decisión a una corte superior. En el caso de un
juicio a nivel consistorial, el recurso iría a nivel del presbiterio. El acusado tiene el derecho de apelar la decisión de toda corte
inferior hasta que el caso sea decidido por la asamblea general, la corte más alta de la iglesia. Diferentes denominaciones
presbiterianas tienen varias maneras de tratar los pasos de estos procedimientos, y esto debe determinarse por la forma de
gobierno, pero estos principios generales siguen siendo ciertos. Si una corte superior decide que la inferior ha cometido erro-
res, puede volcar el fallo original o devolver el caso al juzgado original para que lo reevalúen.
Debe haber un proceso para quejas. Las quejas se deben hacer lo más pronto posible (es ideal dentro de tres meses). El
acusado debe especificar con tanta claridad cómo le sean posible los alegados errores o faltas del juzgado original. Esta queja
llega a ser la base del recurso y tiene que ser evaluada por el juzgado superior conforme con sus méritos.

8. ¿SE DEBE HACER CONFESION PÚBLICA DE PECADO?


Esta es una pregunta muy importante. En respuesta, yo creo que no. En el caso de un pecado público, el consistorio que
adjudico el caso debe reportar los resultados públicamente, identificando el pecado, hasta tal vez leyendo alguna carta del
ofensor, y notificando a la iglesia de la censura. En casos en los que el pecador se ha arrepentido, la congregación no debe ser
instruida a perdonar sino que se les debe decir que el perdón ha sido ministrado. La razón es sencilla. No es la congregación la
que administra la disciplina sino solo los ancianos. El reportar el caso a la congregación es estrictamente para el buen mante-
nimiento del orden de la iglesia, no para que la congregación realice “su parte en el proceso”. Los detalles del caso no se
deben reportar. Son solo para los ancianos. A ellos se hace confesión de pecado y son ellos los que hacen la declaración de
65
perdón, hasta donde sea apropiado conforme a con la Palabra de Dios y su oficio. Recuérdese que son los ancianos quienes
tienen la llave del reino de Dios. Algunas censuras tienen que ser reportadas, pero censuras por ofensas privadas no deben ser
(generalmente) reportadas, especialmente en el caso de una persona arrepentida. A confidencialidad es indispensable. En to-
do caso de disciplina, los ancianos tienen que cumplir con su responsabilidad a Dios, a los miembros involucrados y a la iglesia.
No deben convertir un proceso tan solemne en un circo de chismes.

9. LA IMPORTANCIA DE LA DISCIPLINA ECLESIASTICA


La disciplina es una de las tres marcas de la verdadera iglesia junto con la predicación verdadera de la Palabra y la adminis-
tración bíblica de los sacramentos. Estas marcas de la verdadera iglesia son una manifestación de los atributos de la iglesias,
que ella es una, santa, católica y apostólica. En primer lugar, la disciplina debe ser auto-administrada y es la aplicación personal
de la predicación de la Palabra y la administración de los sacramentos. Cada miembro se considera responsable ante Dios de-
lante de sus hermanos con el ejercicio propio de la disciplina. Esto se manifiesta en la manera en como uno responde a la
predicación, busca y recibe consejo espiritual, o recibe la amonestación de un hermano. Cuando un miembro niega disciplinar-
se o aplicarse la Palabra de Dios, la disciplina debe ser impuesta, primero por otras personas, y si el individuo persiste en su
pecado, por toda la iglesia. Este proceso sirve a la pureza y la paz de la iglesia y al bienestar de todo miembro, ya sean los
ofendidos o los ofensores. Por estas razones, debemos prestar toda atención a este muy importante asunto. Como ancianos,
no tenemos derecho de ignorarlo, sea por pereza o por conveniencia. Esto es parte de nuestra tarea de pastorear la grey de
Dios.
66

ComprobacióndeLectura
Instrucciones: Instrucciones: Conteste las siguientes
preguntas conforme a las lecturas. Algunas de estas pre- • ¿Qué debe hacer cuando un acusado no se comparece
guntas pueden ser contestadas directamente de la lectura, o no responde al llamado del juzgado?
pero otras son preguntas de aplicación, las cuales exigen
que el estudiante use los principios que aprendió en el ca- • ¿Qué debe hacer el consistorio con un miembro que
pítulo para contestarlas. deja de asistir regularmente al culto?

Preguntas de repaso | §1, p. 59-78 • ¿Qué debe hacer el consistorio con un miembro que se
traslada a otra iglesia no reformada?
• ¿Qué es la base de toda la disciplina eclesiástica?
• ¿Qué debe hacer el consistorio con una persona que se
• ¿Qué tipo de poder ejerce la iglesia? traslada a su iglesia, pero está bajo disciplina en la igle-
sia que acaba de dejar?
• ¿Cómo se distingue el poder de la iglesia del poder es-
tatal o familiar? • ¿en caso de un hombre que obstinadamente se niega
a proveer para su familia, qué hace el consistorio? ¿Qué
• ¿Qué es el propósito de la disciplina eclesiástica? consejo le da a su esposa? ¿Qué debe hacer la esposa
en caso de una excomulgación de su marido?
• Elabore los principios de la disciplina eclesiástica
• ¿Cómo debería responder el consistorio a un pastor
• ¿Cómo debe ser la actitud de los que están involucra- cuya esposa se suicidó? ¿debe continuar en el ministe-
dos en el proceso de la disciplina? Explique por qué. rio este pastor? ¿es culpable de la muerte de su
esposa? ¿Qué deben decir los ancianos a las personas
• Elabore los diferentes aspectos de un juicio eclesiásti- que preguntan sobre el estado eterno de la esposa del
co y sus funciones. pastor?

• ¿Qué opina Ud.? ¿se debe hacer confesión pública de • ¿Qué debe hacer el consistorio en el caso de un miem-
pecados? bro que está practicando la homosexualidad?

• ¿Por qué es importante la disciplina?


67

Dr. Alonzo Ramírez


Capítulo 4

EL DIACONO
68
3.2 Ejemplos de héroes del
Contenido servicio a los pobres 129
103 Introducción 3.3 la tarea social en la perspectiva profética 132
108 El carácter de la relación
de Dios con el hombre 135 una reflexión sobre el capítulo I
1.1 En la creación: Dios revela
137 Significado bíblico del servicio o diaconía
su misericordia proveedora 111 142 El servicio como deber
1.2 en el pacto Dios promete
universal de los creyentes
el bienestar del hombre 113
2.1 el Ejemplo de Jesús como
Redentor y Servidor 143
117 La ley de Dios y el servicio a los demás
2.2 Milagros a favor de la diacona 145
2.1 Las leyes agrarias promovían
también el servicio 117 2.3 mediante el servicio se
expresa el amor al prójimo. 146
2.2 las leyes económicas tenían
propósito servicial 121
151 el valor de la diaconía en
2.3 el servicio tiene promesa la practica apostólica
de bendición divina 124
3.1 diaconía: parte de la vida
126 Diezmo y servicio de los primeros cristianos 151

3.2 la diaconía como deber cristiano:


3.1 el diezmo en su función de servicio 127
una enseñanza apostólica 153
69

155 La Diaconía manifiesta el amor y la fe


157 Teología bíblica de la diaconía
5.1 la vida y obra de Cristo revelan 175 Comprender la realidad que nos rodea
a un Dios compasivo 158
178 hay que descubrir los problemas claves
5.2 la diaconía nos revela el amor y la obediencia a 179 descubrir las necesidades claves
dios por parte de su pueblo 158
180 Distinguir bien entre causas y consecuencias
5.3 ¿Cómo se encuentran el rico y el pobre? 161
expresa el amor al prójimo. 146 182 El caso de Montecampo
184 El caso de Gentío
163 la diaconía cristiana es 185 ser conscientes de la causa última
parte de la escatología bíblica
3.1 Descubrir los recursos que
tiene la comunidad 186
164 Algunas conclusiones sobre la diaconía 3.2 Descubrir cómo funciona
166 institución del oficio de diacono la comunidad 187

168 La ordenación al oficio de diacono 3.3 Organización de comisiones 187


2.1 Exegesis de romanos 16:1-2 169 3.4 Plan de trabajo congregacional 188

2.2 Exegesis de 1 Timoteo 3:11 172 3.3 Reflexión congregacional 189

5.3 exegesis de hechos 6:3 173


70

EL DIACONO

FUNDAMENTOS BIBLICOS DE LA DIACONIA CRISTIANA

1. INTRODUCCION

L A SOCIEDAD EN LA QUE VIVIMOS HOY ES UNA SOCIEDAD MODERNA-POSTMODERNA. ES UNA MEZCLA DE ÉXI-
tos y de sobrias esperanzas respecto a la continuidad de la prosperidad. Como lo señalaba Carl Henry, una
década atrás, «solo el excito experimental de la ciencia moderna esconde de nosotros la terrible e enfermedad
terminal de nuestra creciente civilización tecnológica» (Henry 1988, 15).

Como enfrentar tal situación, con soluciones más integrales, es materia de debate tanto a nivel popular como a nivel
de los pensadores académicos. En los ambientes académicos, se habla de que estamos viviendo una realidad social de
enormes desafíos y trasformaciones (Woodhause 1996, xii). Desde estos desafíos y trasformaciones, con gran fe filosófica,
se confía que emergerá un nuevo paradigma. En su libro Paradigm Wars: Worldviews For A New Age, Woodhause formula, lo
que para el constituyen las metáforas más importantes de la cambiante visión occidental del mundo. Dichas metáforas son:
fragmentación, reduccionismo, competitividad, control jerárquico y el temor.

A partir de estas metáforas Woodhause argumenta que las respuestas más prometedoras son aquellas basadas en me-
táforas inclusivistas de integración, balance, salud multidimensional, cooperación de mutuo fortalecimiento, y finalmente el
amor. Woodhause no es cristiano, pero afirma que «ciertamente, el desarrollar una visión del mundo que nutra maneras de
fortalecimiento sostenibles de relacionarse con el planeta y con los demás no es solamente una agenda americana. Es una
agenda global» (Woodhause 1996, xiii). Es más, Woodhause propone que hay dos agendas maestras para nuestro tiempo.
Una es la meta interna de explorar y transformar la consciencia. La otra es una meta externa de crear una cultura global sos-
tenible». (Woodhause 1996, xiv).
71

Woodhause está en lo correcto en cuanto a la agenda principal para nuestro tiempo. No concordamos, sin embargo,
con su marcado pluralismo religioso, pero su percepción de los desafíos de nuestra realidad occidental es correcta. Es más,
Woodhause incluye religión dentro de su análisis de una propuesta inclusivista, pero la relega solo a la esfera de la espiritua-
lidad. Según él, «ha llegado a ser muy claro que cualquier actividad meritoria que se hace en nombre de la religión, tal como
ayudar a los pobres, puede hacerse también en nombre de algo diferente» (Woodhause 1996, 34).

Como creyente en el único Dios del universo que nos ha redimido mediante Cristo, quien es Rey de reyes y Señor de
señores, me resisto a aceptar el rol que Woodhause asigna a la religión cristiana. Creo firmemente que el cristianismo bíblico
ofrece una visión integral del hombre, de la sociedad y de la realidad total. Por tanto, el Cristianismo no puede ni debe ser
relegado a la esfera meramente espiritual, 1 por dos razones fundamentales. En primer lugar, porque la Biblia no nos presen-
ta al hombre compartamentalizado en cuerpo y alma sin relación entre ello. Al contrario, nos presenta al hombre creado
como una unidad psicosomática (Gn. 2:7-8). En segundo lugar porque Cristo mismo nos ha redimido para ser sal y luz del
mundo. No solo para ser unas veces sal y otras veces luz por separado, sino sal y luz como una unidad actuante. 2

En esta pequeña contribución, no pretendo plantear todos los elementos que integran la visión cristiana del mundo,
pero presento ante ustedes un elemento que podría ayudar en la formulación de dicha visión. Este elemento para una vi-
sión cristiana del mundo y la sociedad es lo que llamamos la diaconía cristiana. Dentro de esta limitación, esta presentación
se concentra en lo que son los fundamentos bíblicos de dicha diaconía.

¿No es que la acción social cristiana es un tema demasiado manipulado? Creo que no, por una razón teológica esen-
cial: podemos observar que existe entre los cristianos, especialmente entre los evangélicos, una concepción limitada de la
misión de la iglesia. Esto se evidencia en el hecho que la gran mayoría de los creyentes tienen conocimiento acerca de la
centralidad de la gran comisión de Mateo 28:19-20 en la vida cristiana y eclesiástica. De allí que los evangélicos creen firme-
mente que la Biblia nos manda a predicar el Evangelio para que los pecadores se conviertan en discípulos de Cristo. Pero no

1. en su ya célebre Christianity, a Total World and Life System, Kuyper decía que cuando el corazón humano ha «obtenido la paz eterna con Dios, fortalecido con esta comunión
divina, descubre su alto y santo llamado a consagrar cada energía y departamento de la vida a su disposición para la gloria de Dios» (Kuyper 1898, 11).

2. Schlossberg and Alasky nos recuerdan con claridad nuestra función como cristianos en la sociedad cuando dicen: «no creemos que la Biblia es aplicable solo a una sociedad parti-
cular que vivió en la antigüedad, si así fuera, habría poca razón de leer la Biblia como un todo. Creemos que la Palabra de Dios nos equipa adecuadamente para desarrollar
aplicaciones específicas para vivir piadosamente y para la transformación, tanto de sociedades como de individuos—si es que la leemos con piedad y la razón» (Schlossberg and
Olasky 1987, 138-139).
72

siempre hay la misma convicción acerca del mandato de Jesucristo en cuanto al servicio o diaconía. Es más, hay evangélicos
que están convencidos que la acción social es de segunda importancia en la tarea de la iglesia, 3 puesto que las obras no sal-
van, sino la fe en Jesucristo.

Peor aún es la mal-llamada “teología de la prosperidad” que predica el neo-pentecostalismo. Estas corrientes convier-
ten la vida cristiana en la búsqueda egoísta de fortunas personales en el nombre de la fe cristiana. Arrasando a miles en todo
el continente, esta traición del evangelio ha dejado a muchas personas totalmente confundidas en cuanto a la verdadera
esencia del cristianismo. Este mensaje ha llegado a ser un verdadero “opio del pueblo”, ya que produce una religión indivi-
dualista y egoísta. Como suele decir el Rev. Ludgero Bonilha, el mensaje de prosperidad es «una vacuna contra la verdad».
Las personas que han sido dañadas por sus mentiras aún después de irse de sus iglesias, permanecen resistentes al mensaje
bíblico y al servicio cristiano. Hay indicadores en todos los países de Latinoamérica de que la tasa de deserción sube cada dia
– y una gran parte de esta deserción se da en las iglesias neo-pentecostales.4 sin embargo, los que salen no regresan a una
práctica bíblica, sino que más bien, se convierten en no-religiosos, rechazando toda forma de religión. ¡Menos tienen de-
seos de practicar una fe Bíblica! Lamentablemente, mientras las presiones sociales aumentan, muchas iglesias realizan sus
cultos, Encuentro, campañas y maratónicas ´pidiendo dinero - ¡todo como si el mundo afuera no existiera! Toda esta corrien-
te milita en contra de la diaconía bíblica.

Estas maneras de entender la diaconía bíblica acerca de la tarea de la iglesia no solo adolece de limitaciones teológicas,
sino que en esencia no se ajusta a la verdad bíblica. La Biblia enseña que la predicación del evangelio y el servicio son dos
aspectos de la misma tarea de la iglesia: la extensión del reino de Dios para la gloria de Dios. 5

3. C. Peter Wagner por ejemplo habla de la «primacía del evangelismo» y define la meta del evangelismo como «la conversión de los pecadores, la salvación y el hacer discípulos»
(Wagner 1982, 153). El menciona que no estaba aceptando el dualismo griego al decir que el alma es más importante que el cuerpo (1982, 154). Además, Wagner sostiene que pue-
de haber evangelismo sin obra social y viceversa (1982, 153). Pero Wagner no discute exegéticamente las implicaciones del hecho que Cristo mantuvo su ministerio de
proclamación de las buenas nuevas sin dejar su ministerio social. Tampoco discute exegéticamente el hecho de que alma en el nuevo Testamento se refiere también al hombre
total. Su antropología bíblica, tiene pues, bases dudosas. Newbigin está en lo correcto al objetar que Wagner confunde conversión que es la actividad del espíritu Santo, con el
evangelismo que es la actividad de los creyentes (Newbigin 1982, 154).

4. Ver Edward Cleary, «Shopping Around: questions About Latin America Conversions» en Internation Bulletin of Missionary research, vol. 28 No. 2, April 2004, pp 50-54, y Guillermo
Green, «crisis en las Iglesias evangélicas», reforma siglo 21, Vol. 6, No. 2 pp. 9-15.

5. Debemos reconocer que el pacto de Lausana mantiene la distinción entre evangelismo y responsabilidad social, sin embargo, claramente afirma que «tanto el evangelismo como
la participación socio-política son parte de nuestro deber cristiano» (Stott 1997, 24).
73

Este estudio consta de dos partes. En la primera parte, en dos capítulos, trataremos de mostrar en forma resumida, los
fundamentos bíblicos de la diaconía cristiana tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamentos. Los términos «servicio»,
u «obra diaconal» se usaran como sinónimos. En la segunda parte solo abarcamos un capitulo donde exponemos como or-
ganizar la obra diaconal en la iglesia local.
74

CAPITULO 1

ENSEÑANZA DEL ANTIGUO TESTAMENTO SOBRE LA DIACONIA

D ESDE LA CREACION, DIOS IMPRIMIÓ EN SUS MANDATOS UNIVERSALES LAS DIRECTRICES PILARES DE CÓMO
sus hijos deben servir a Dios y al prójimo. Este servicio o diaconía no separa lo espiritual de lo material como si
fueran mutuamente excluyentes. El mismo Dios que creó el todo (cielo y tierra), es el Dios que dio ordenanzas
acerca de la diaconía como parte de Su pacto con la humanidad y luego con su pueblo escogido.

1. EL CARÁCTER DE LA RELACION DE DIOS CON EL HOMBRE

Todas las relaciones de Dios con el hombre se encuentran dentro del marco de pacto. Este concepto es importante pa-
ra cualquier estudio de la Biblia, y en especial, para nuestro tema –la diaconía. ¿Por qué destacamos la naturaleza “pactual”
de la diaconía? Hay varias razones.

En primer lugar, hay actualmente una corriente que mal-interpreta el concepto de pacto, y más bien lo coloca dentro
de un marco casi mágico y semipagano. Se oye hoy de que el Cristiano debe “pactar” con Dios (usualmente esto significa
prometer dar dinero a algún televangelista o pastor), y que Dios está en la obligación de cumplir su lado del trato. En este
arreglo, es el hombre que inicia el pacto, y Dios debe cumplir si la persona que pactó cumplió su parte. Tales conceptos son
meramente el viejo paganismo, que manipula a sus dioses, claro que a ello se le ha añadido un bañito superficial de “cristia-
nismo”. Las religiones paganas enseñan que el hombre debe complacer a los dioses primero, para recibir
bendición terrenal después. Este concepto de ‘pactar’ con Dios simplemente no se encuentra en la
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Biblia.6 cuando hablamos de la diaconía como ‘pactual’, nos alejamos de aquellos conceptos en los que el hombre pacta con
Dios para recibir algún beneficio.

En segundo lugar, destacamos el carácter pactual de la diaconía, porque Dios siempre trata con todo hombre a través
de una relación pactual. Dios estableció un pacto con Adán (y con todos en él, como padre de la humanidad – Ro. 5:12-25).
La esencia básica de un pacto es «un voto solemne bajo sanciones divinas». ‘pacto’ implica una relación permanente y per-
meante – bajo las bendiciones del pacto, o bajo las maldiciones del pacto. En la Biblia, cuando se trata de la relación entre el
hombre y Dios, siempre es Dios quien tiene la preeminencia y toma la iniciativa. En la creación con Adán, es Dios quien pone
las condiciones y las sanciones, y en los demás pactos encontramos lo mismo.

Podemos ampliar un poco este concepto de pacto de la siguiente forma, y nos ayudara a entender cómo la diaconía
llega a ser una parte necesaria de la redención del hombre. Citamos una obra escrita por Herman Witsius en el siglo 17 que
contiene riquezas para nuestra comprensión del pacto:

El pacto de parte de Dios se compone de tres elementos en general. Primero: una promesa de suma felicidad y vida
eterna; segundo: las estipulaciones y prescripciones de la condición por medio de la cual el hombre podrá obtener la pro-
mesa; tercero: una sanción y castigo contra aquellos que no cumplen la condición. Todas estas cosas tocan el hombre
entero,… tanto el cuerpo como el alma. La promesa de felicidad es a cada parte, requiere la santificación de cada una y
también advierte de la destrucción de ambas. De esta manera Dios se le aparece al hombre entero como glorioso. 7

Cuando entendemos que Dios toma al hombre entero para relacionarse con él, cuerpo y alma –no solo para esta vida
sino para la eternidad –comenzamos a apreciar lo importante que es un enfoque pactual. Podemos valorar la seriedad de
nuestra relación con Dios y llegamos a entender que es imposible hacer aquellas distinciones que a menudo hacemos en la
religión. Tanto el Catolicismo como el protestantismo han sido tentados a hacer separaciones dicotómicas de la vida que un
enfoque pactual no las admite. La teología catolicorromana clásica hacia la distinción entre ‘gracia’ y ‘naturaleza’, estimando
más ‘sagrados’ las ordenes eclesiásticas que a los trabajos comunes. Lo mismo ha sucedido en muchas iglesias evangélicas
con la distinción entre lo ‘secular’ y ‘el ministerio.’ Se tocaran estos temas más adelante. Baste aquí notar que cuando Dios

6. En las dos ocasiones en que se encuentra la frase ‘hacer un pacto con Dios’ (2 Cr. 29:10; Esd 10:3) es obvio que no se está haciendo un pacto nuevo con Dios, sino re-confirmando
el pacto que Dios hizo con Israel por Moisés.

7. Herman Witsius. The Economy of the convenants between God and Man, (Escondido: The DenDulk Foundation, 1990, p.46). Énfasis mío. )
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establece una relación pactual con el ser humano, esta relación cubre toda faceta de su vida, y santifica toda faceta de su
vida. Ningún aspecto queda fuera de su relación con Dios.

Sabemos que Adán falló en cumplir las condiciones del primer pacto, y ganó para sí para todos sus hijos las justas con-
secuencias –la muerte. Pero también sabemos por la Escrituras que Dios retomo a sus criaturas y les hizo una promesa que
la simiente de la mujer un dia aplastaría la cabeza de la serpiente. Seria Cristo –el Postrer Adán- quien cumpliría las condicio-
nes del pacto. La historia de redención toma la forma de un grandioso pacto de gracia, administrado en una serie de pactos
subordinados, ene l cual Dios siempre trata al hombre entero. La diaconía es aún de las facetas en que el hombre responde a
Dios en el pacto.

En tercer lugar, el pacto entre Dios y el hombre nunca es individual, sino corporativo. El pacto con Adán por ejemplo,
abarco toda la humanidad. El pacto con Abraham incluía una bendición para todas las familias de la tierra (Gn. 12:3). El pacto
que Dios hizo con Jesucristo incluía a los ‘hermanos’ de Cristo –la iglesia: «he aquí, yo y los hijos que Dios me dio» (He. 2:13).
La relación pactual siempre es comunitaria, nunca individualista. En esto falla el neo-pentecostalismo actual, pues enfatiza
pactos individuales con Dios. Esto nunca ha sido el caso en la Biblia. El pacto que Dios ha establecido es con un pueblo en
Cristo. Entonces, si la salvación es ‘pactual’, también es corporativa, es comunitaria ñ-nunca individualista. Esto afecta pro-
fundamente nuestro concepto de la diaconía. Ningún cristiano puede pensar de sí mismo como alguien que tiene una
relación que tiene una relación exclusiva con Dios. Ante todo, somos el ‘pueblo’ del pacto, la ‘congregación’ reunida por
medio del pacto 8.

Nuestra relación con Dios es pactual, abarcando cuerpo y alma, y en Cristo somos colocados como parte de un solo
cuerpo. Así que la diaconía, o nuestro servicio de los unos para con los otros, que involucra cuerpo y alma como una unidad
psicosomática, llega a se4r una expresión natural de nuestra esencia.

1.1 En La Creación: Dios Revela Su Misericordia Proveedora.

El hecho de proveer de bienestar de sus criaturas es un atributo de la naturaleza de Dios que el mismo revela en la
creación: su misericordia. Dios creo al hombre a su imagen y semejanza. Lo creo como algo tan especial que la Biblia nos di-

8. El término ‘qahal’ (congregación) ene l antiguo Testamento viene a ser uno de los más comunes que Dios usa para describir a su pueblo. Dios comienza a dirigirse a Israel como
‘congregación’ solo después de sacarlos de Egipto y en razón del pacto establecido con ellos en Israel. El pacto los establece como ‘congregación’.
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ce que Dios moldeo al hombre (Gn. 2:7)9. Esta relación especial de Dios con el hombre puede verse en su preocupación por
su bienestar espiritual al prohibirle comer del fruto que más tarde le traería condenación. Pero esta relación especial puede
verse también en la preocupación de Dios por el bienestar material del ser humano. Dios mismo lo ubico en Edén, lugar de
delicia. Aquí viviría el hombre disfrutando del trabajo en las mejores condiciones de equilibrio ecológico. Pero un hombre
solo en medio de un huerto de delicia, relacionándose solamente con los animales, no era lo más adecuado. Por ello Dios le
dio una compañía idónea, formando así la primera comunidad humana. Es decir, el creador estaba preocupado por la vida y
destino del hombre por lo cual Dios instituyó la familia y el trabajo como manifestaciones claras de su amor, misericordia y
provisión por la primera pareja humana.

Sim embargo, Dios no solo estaba preocupado por la actividad física y sentimental del hombre, sino que lo dotó tam-
bién de capacidad para el ejercicio intelectual. De allí que encontramos a Adán dando nombres a los animales,
clasificándolos según sus características, naciendo así la actividad científica humana.

Familia, trabajo y ciencia, organizadas en el marco de reverencia a Dios, eran las bases para el bienestar humano, y es-
tas instituciones que podríamos llamar «materiales», forman parte del santo consejo de Dios. Esta actividad de la
providencia de Dios podría más bien llamarse la preocupación de Dios por el bienestar integral del ser humano. Esta acción
que refleja el carácter mismo de Dios, provee al cristiano el fundamento primario para la acción social. Es en respuesta a la
gracia y misericordia de Dios que el hombre debía glorificar a Dios y disfrutar de su gracia para siempre.10

El amor y la misericordia proveedora de Dios son tan grandes, que a pesar de la desobediencia de Adán y Eva, Dios
mismo les confecciono vestidos para cubrir su desnudez. 11 si la desnudez pecaminosa, vergonzante y miserable de nuestros

9. El verbo hebreo para «hacer» que se usa en este versículo es yatzar, que literalmente significa moldear. Lleva en sí la idea del alfarero que moldea el barro hasta darle la forma
deseada a su obra de arte.

10. con razón Ross afirma que el mensaje del relato de la creación del hombre y la mujer en génesis 2:4-25 es que «Dios creó el primer hombre con la capacidad de servir a Dios y la
responsabilidad de guardar sus mandamientos, poniéndolo en un medio-ambiente perfecto con toda provisión y completándolo con una compañera en el servicio a Dios» (Ross
1996, 119-120).

11. comentaristas como Calvino (Génesis 1:1-18) y Wenham (1987, 85) están en lo correcto cuando afirman que el propósito de Dios al vestir a Adán y Eva era para recordarles su
pecaminosidad y para enseñar que no se puede acercar a Dios en desnudez. Ciertamente, el uso de la lengua hebrea indica esta noción. Pero no por ello deja de ser un acto de
gracia y misericordia del creador la cual indica que El mismo es quien puede tratar nuestro pecado y solucionar el problema de nuestra desnudez. Con razón Bailey afirma que en su
misericordia Dios provee al hombre no solo de vestimenta pero también de descendencia (Bailey 1994, 269).
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primeros padres fue cubierta con vestiduras hechas por manos divinas ¿no será acaso importante que la iglesia alce la mira-
da y vea la desnudez vergonzante de millares de hombres y mujeres, cuya condición, en último análisis, se debe a su propio
pecado y al pecado de otros contra ellos? ¿No debiera movernos a misericordia dicha desnudez humana del presente y ha-
cer todo lo que podemos por ellos tanto en el terreno evangelistero como social? Los cristianos que estamos llamados a
glorificar a Dios, lo estamos también a sentir compasión y amor por el prójimo en respuesta al inmenso amor y misericordia
de Dios manifestados en nuestra salvación. En el ejemplo la misericordia proveedora del creador, está inmerso el principio
de extender la misericordia hacia el mundo necesitado.

1.2 En El Pacto Dios Promete El Bienestar Del Hombre

1.2.1 Pacto De Dios Con Noé

«Mientras la tierra permanezca, no cesaran la cementera y la siega, el frio y el calor, el verano y el invierno,
el dia y la noche… bendijo Dios a Noé y a sus hijos, y les dijo: fructificad y multiplicaos, y llenad la tierra. El
temor y el miedo de vosotros estarán sobre todo animal de la tierra, y sobre toda ave de los cielos, en todo
lo que se mueva sobre la tierra, y en todos los peces del mar; en vuestra mano son entregados. Todo lo que
se mueve y vive, os será para mantenimiento: así como legumbres y plantas verdes, os lo he dado todo».
(Gn. 8:22-9:1-3)

En el pacto con Noé, Dios le promete condiciones ecológicas que harán posible la continuidad y el desarrollo de la so-
ciedad (Gn. 8:22). Es decir, la bendición de Dios para Noé implicaba la promesa de la preservación y la continuidad de la
vida.12 Para que dicha promesa se haga realidad Dios estableció cuatro principios fundamentales que deberán regir la rela-
ción hombre-creación.

1. en primer lugar, establece superioridad del hombre sobre los animales, lo cual teológicamente alude al hecho de
que la primera pareja humana sucumbió bajo la sugerencia tentadora de uno de los animales de la creación, la ser-
piente. Nuevamente el hombre es investido de autoridad sobre ellos y debe mantener dicha autoridad sobre ellos
como representante de Dios.

12. Robertson llama a este pacto «el pacto de preservación», y explica que: «el pacto con Noé enlaza los propósitos de Dios en la creación con sus propósitos en la redención, Noé,
su simiente, y toda la creación se beneficia de esta relación de gracia» (Robertson 1980, 11).
79

2. en segundo lugar, la alimentación a partir de carne y vegetales. Lo cual implica una correcta relación de cuidado,
manejo y domesticación, como sello de autoridad sobre la creación bajo los límites dados por el Creador:

3. en tercer lugar, la continuidad de las estaciones del año para garantizar la producción alimentaria y un equilibrio
ecológico para el bienestar de todas las criaturas, mediante lo cual, el hombre debe recordar siempre la gracia pre-
servadora de Dios el creador.

4. en cuarto lugar, la prevención de la violencia para garantizar una adecuada relación entre los hombres. Esto ayu-
dara al hombre a recordar que la creciente violencia trajo consigo el horrendo castigo de Dios mediante el diluvio.
De modo que la violencia debe restringirse al costo de la pena capital.

En estos cuatro principios Dios establece las bases para una vida de bienestar y de servicio a Dios. En el pacto con Noé
Dios sigue mostrando su misericordia para con el hombre, al incluir en este los principios fundamentales del bienestar hu-
mano: fuentes de alimentación, relación armoniosa entre los hombres, y la continuidad de la raza humana.

Además de lo dicho anteriormente, no hay que olvidar, como muy bien lo afirma Dumbrell, que este pasaje «en los
términos más generales proclama el señorío de Dios en la creación y su cuidado por lo que ha sido creado. Así pues, es una
indicación que detrás de las leyes inalterables de la creación, a las cuales se refiere Gn. 8:21-22 mediante las cuales el sol sale
sobre justos e injustos, está el mismo Dios, el Dios personal de la creación» (Dumbrell 1984, 27).

1.2.2 El Pacto De Dios Con Abraham

El pastor Robertson denomina a este pacto como: el pacto de la promesa (Robertson 1980, 8). Ciertamente, para
nuestro propósito, nos interesa resaltar el significado de una de estas promesas: la tierra como heredad.

El pacto de Dios con Abraham se registra en génesis 17:7-8. Entre las promesas de Dios, se incluye la tierra como here-
dad. Aunque la tierra es también una garantía para la continuidad de la vida, sin embargo, no debemos limitarla a un mero
substrato para garantizar la vida humana. La tierra simboliza primordialmente el lugar de encuentro entre Dios y el hombre,
y es el símbolo escatológico de la patria celestial (He. 11:13-16).
80

La tierra prometida no es una tierra cualquiera, pues se nos dice en éxodo 3:17 que es una tierra que fluye leche y miel.
Es interesante notar que la buena calidad (fertilidad) escogida por Dios para su pueblo lleva en si la noción de bienestar. Más
aún, si contrastamos tan productiva tierra con vida esclavizada de Israel en Egipto, nos damos cuenta que Dios estaba bus-
cando un lugar con las mejores condiciones a fin de que su pueblo tenga bienestar para servir a Dios con gratitud de
corazón.

Así pues, el Pacto con Noé trata primordialmente de la relación y encuentro entre Dios y el hombre, esto considera
también los aspectos sociales de la vida humana. Dios está preocupado activamente en el bienestar integral de hombre.
Aquí está presente. Por así decirlo, la preocupación social de nuestro creador.

1.2.3 El Pacto De Dios Con Israel En Sinaí O Pacto Sinaítico

La distintividad del Pacto Sinaítico con respecto al pacto con los patriarcas está en que, mientras a los patriarcas Dios
les había revelado su voluntad en forma escrita en las diez palabras 13 o mandamientos. En este pacto, la segunda tabla de la
ley, es decir de quinto al décimo mandamientos, se refieren a la relación entre los seres humanos, mientras que los cuatro
primeros, o primera tabla de la ley, se refiere a la relación del ser humano con Dios. 14

Nos interesa particular mente la segunda tabla de la ley para el propósito de nuestro tema. Y podríamos resumir la se-
gunda tabla en las palabras de Jesús: Amaras a tu prójimo como a ti mismo (Mr. 12:31). Desde la perspectiva del Nuevo
Testamento, la segunda tabla de la ley tiene como propósito que la práctica de la ley redunde para la gloria de Dos y el bie-
nestar del hombre. De manera que le bienestar humano, según la Biblia, está anclado y depende en primer lugar, del amor a
Dios sobre todas las cosas.

Si esto es así, entonces podríamos afirmar categóricamente que en la relación del hombre con Dios, mediante los pac-
tos establecidos, Dios estaba revelando al hombre no solo su propósito redentor, sino también los principios de la ética de

13. En el idioma hebreo se habla de «las diez palabras» (He. Hadebarim Asered) para referirse a lo que hoy conocemos como los diez mandamientos.

14. esta es la enseñanza de nuestro Catecismo Mayor en la respuesta a la pregunta 98 cuyo texto dice: «la ley moral está contenida en forma resumida en los diez mandamientos,
los cuales fueron dados mediante la voz de dios en el monte Sinaí, y escritos por el en dos tablas de piedra, y están registrados en el capítulo 20 de Éxodo. Los cuatro primeros
contienen nuestro deber para con dios y los otros seis nuestro deber para con los hombres».
81

los redimidos. Dentro de la ética de los redimidos, el servicio a los demás, como producto del amor a Dios, es uno de los
principios de vida que debe permear a todo ser humano que vive en relación con el Dios del Pacto.

2. LA LEY DE DIOS Y EL SERVICIO A LOS DEMAS

2.1 Las Leyes Agrarias Promovían También El Servicio

« Seis años sembrarás tu tierra, y recogerás su cosecha; mas el séptimo año la dejarás libre, para que co-
man los pobres de tu pueblo; y de lo que quedare comerán las bestias del campo; así harás con tu viña y
con tu olivar». (Ex. 23:10-11)

« Seis años sembrarás tu tierra, y seis años podarás tu viña y recogerás sus frutos. Pero el séptimo año la
tierra tendrá descanso, reposo para Jehová; no sembrarás tu tierra, ni podarás tu viña. Lo que de suyo na-
ciere en tu tierra segada, no lo segarás, y las uvas de tu viñedo no vendimiarás; año de reposo será para la
tierra. Mas el descanso de la tierra te dará para comer a ti, a tu siervo, a tu sierva, a tu criado, y a tu extran-
jero que morare contigo; y a tu animal, y a la bestia que hubiere en tu tierra, será todo el fruto de ella para
comer. » (Lev 24:3-7)

«Cuando siegues tu mies en tu campo, y olvides alguna gavilla en el campo, no volverás para recogerla; será
para el extranjero, para el huérfano y para la viuda; para que te bendiga Jehová tu Dios en toda obra de tus
manos. Cuando sacudas tus olivos, no recorrerás las ramas que hayas dejado tras de ti; serán para el ex-
tranjero, para el huérfano y para la viuda. Cuando vendimies tu viña, no rebuscarás tras de ti; será para el
extranjero, para el huérfano y para la viuda. Y acuérdate que fuiste siervo en tierra de Egipto; por tanto, yo
te mando que hagas esto.» (Dt 24:19-24)

Dios decretó estas leyes relativas a la economía agraria con la finalidad de que sus hijos participen en la búsqueda de
bienestar para los necesitados. Dios tenía como propósito proteger a los más débiles de la sociedad israelita a quien se le
había prometido la tierra, hay aquí dos principios fundamentales de política agraria y social.

El primer principio es el de compartir. El que tiene recursos (la tierra), debe poner parte de su producción al servicio
(diaconía) de los pobres, huérfanos, viudas, extranjeros, incluso también los animales. La Biblia relaciona la tenencia de bie-
82

nes con el servicio a los demás. Si Dios otorgó propiedades al hombre, éste debía asumir un compromiso triple: dar a Dios
los diezmos de la producción, dejar comer a otros y también usufructuar él mismo con su familia. Por lo tanto, este es un
principio que ningún hijo de Dios debería olvidar, al contrario, debemos comprender que solo somos mayordomos de los
bienes que Dios nos ha encargado. Debemos entonces usarlos bajo principios establecidos por Dos en su Palabra. Puede ser
que no tengamos tierra en producción, pero sí tenemos bienes de distinta naturaleza. De todo bien que Dios nos ha dado en
posesión, debemos compartir con los necesitados.

El hecho que los teólogos o eticistas digan que los que más tienen deben compartir con los que no tienen casi nada ha
sido severamente criticado por ciertos economistas cristianos. La crítica se centra en que el lenguaje de dar a los pobres es-
tá animado por la envidia, y porque la pobreza es tomada como base para expandir la ideología de la lucha de clases. Este es
ciertamente un peligro que como cristianos debemos verlo con claridad y evitarlo. Sin embargo, el principio bíblico de com-
partir no está basado en la envidia sino en el conocimiento, fe y aceptación de que somos mayordomos de lo que Dios nos
ha dado.

Hay otro error que debemos prevenir cuando hablamos de compartir con los pobres. Es el error de hacer de los pobres
mendigos perpetuos, pues de esta manera se les arrancha la dignidad de ser ellos también imagen de Dios. En esta perspec-
tiva, la iglesia y las instituciones cristianas de desarrollo tendrán que diseñar planes y programas que ayuden a la gente a
salir de la pobreza. Programas que aunque sea de manera indirecta ayuden a los pobres a mantenerse en la pobreza, o que
sirvan para perpetuar nuestros empleos como trabajadores sociales, son contrarios a la naturaleza de la acción social desde
la perspectiva bíblica.

El segundo principio es el del uso racional y social de los bienes. En el Antiguo testamento la tierra como bien fundamen-
tal de la economía israelita no debía ser esclavizada perpetuamente a la producción para el consumo privado solamente.
Dios también demandaba que la tierra tenga libertad, es decir que sea utilizada racionalmente. La tierra solo podía ser culti-
vada por seis años, y el séptimo no debía cultivarse sino que se le debía descansar un año, en el cual solo produciría
naturalmente. De esta manera cada israelita podía recordar su pasado: de haber vivido como esclavos y maltratados del
emperador egipcio. Pero Dios les había roto las cadenas opresoras de Egipto, y de esta manera había liberado a su pueblo
de ese ominoso pasado. Ellos, por tanto, en gratitud a su Dios libertador, debían usar recursos según la dirección de Dios.

El principio de usar los recursos naturales racionalmente tiene una doble función>: social y ecológica. La función social
consiste en que Dios quiere que el año séptimo la producción natural de la tierra sirva a los más necesitados de su pueblo.
83

Durante todo este año los «propietarios» podían observar cuanto necesitado vivía alrededor de ellos, podían ver cuáles eran
sus angustias, podían, en fin, observar la alegría de tener libre acceso a la producción, sin las restricciones ni los temores de
ser mal vistos por los segadores.

En la función ecológica, el descanso de la tierra permitía lograr restablecer el equilibrio ecológico a tres niveles. Prime-
ro, la tierra podía recuperar sus nutrientes. El crecimiento natural de plantas cuyas raíces penetran en el suelo a diferentes
profundidades, permite que se aprovechen bien los nutrientes que se encuentran distribuidos en los diferentes horizontes
del suelo, además permite que las sustancias perdidas en las diferentes profundidades de la tierra sean otra vez devueltas a
su lugar adecuado para ser absorbidas por los cultivos de los años siguientes.

Segundo, no permitía la extinción de plantas benéficas para la agricultura. Sabemos que por efecto de una labranza
continua, muchas de las plantas que fertilizan la tierra tienden a desaparecer. Pero con el descanso de la tierra por un año,
se garantizaba que las plantas benéficas pudieran crecer y reproducirse, y estas contribuían al enriquecimiento de suelo.
Tercero, no permitía la extinción de la fauna. Sabemos también que por efecto de las restricciones de los pocos culti-
vos las aves y otros animales pequeños, que son aliados del agricultor, tienden a desaparecer. Pero durante el año de
descanso, todos estos animales ahora podían recuperar sus niveles de reproducción.

En conclusión, el descanso dela tierra ayudaba a mantener el equilibrio ecológico de la creación cuyo orden Dios ha es-
tablecido. El creador con su sabiduría única, que conoce todos los mecanismos de funcionamiento de su creación, legisló en
materia agraria, sin perder de vista la vida humana y su entorno ecológico.

El pacto consideraba lo religioso, lo social y lo ecológico como una unidad, de tal manera que la falta de uno de estos
elementos causaba serios desequilibrios. Esto implica que la comunidad cristiana debería tomar muy enserio los criterios
bíblicos cuando planifica su economía familiar o empresarial. ¿Consideraremos solamente la rentabilidad económica de
nuestras propiedades agrícolas, sin considerar los aspectos de diaconía y los aspectos ecológicos? ¿Debemos solamente
pensar en la rentabilidad de nuestros negocios dejando de lado los daños que pueden producir a nuestros empleados y al
medio ambiente? Creemos que estos principios no solo son exigencias para el pueblo israelita, hay aquí una profunda ense-
ñanza de lo que podemos hacer los cristianos de hoy a partir de nuestras chacras y de nuestros ganados, negocios y
profesiones. La aplicación de los principios que estas leyes enseñan tienen la promesa de bendición para los que las practi-
can. Aunque cada pueblo actual no está obligado a cumplir estas leyes lateralmente, sin embargo, los principios deber ser
aplicados a nuestras realidades y su práctica nos haría mucho bien a nosotros y al prójimo.
84

2.2 Las Leyes Económicas También Tenían Propósito Servicial

Las leyes económicas establecidas por Dios, establecen a su vez, principios que están íntimamente ligados al servicio.
Algunos pasajes bíblicos nos ayudaran a desentrañar estos principios y como pueden ser aplicados a la formulación de una
visión cristiana para reformas sociales de pequeña y gran escala.

A. principio de solidaridad servicial

«Y cuando tu hermano empobreciere y se acogiere a ti, tú lo ampararás; como forastero y extranjero vivirá
contigo. No tomarás de él usura ni ganancia, sino tendrás temor de tu Dios, y tu hermano vivirá contigo.
No le darás tu dinero a usura, ni tus víveres a ganancia. » (Lev 25:25-37) «No exigirás de tu hermano interés
de dinero, ni interés de comestibles, ni de cosa alguna de que se suele exigir interés. Del extraño podrás
exigir interés, más de tu hermano no lo exigirás, para que te bendiga Jehová tu Dios en toda obra de tus
manos en la tierra adónde vas para tomar posesión de ella. » (Dt. 23:19-20).

En primer lugar Dios estableció que la solidaridad servicial debería practicarse entre los miembros de su pueblo. Los
que tenían más deberían de acoger a los empobrecidos, y estos tenían el derecho a la protección. Los ricos debían guardar-
se celosamente de aprovechar la situación de pobreza para seguir enriqueciéndose.

Sabido es que las tasas de interés por el dinero y los sobreprecios de los alimentos cuando son escasos eran maneras
apetecibles de generar riquezas a corto plazo. Este fue el método utilizado por el régimen político de Jeroboam II en tiem-
pos de Amos, pero este fue también el motivo principal de castigo divino. La religión de Israel estaba desligada del principio
de solidaridad servicial, por lo cual sus prácticas financieras violaban la legislación divina. No es de sorprenderse, pues, la
presencia del castigo divino (ver Am. 8). El pueblo de Dios n debe, bajo pretextos de la realidad actual, poner en práctica
métodos de enriquecimiento que contradicen la ley de Dios. Se podría argumentar que estas leyes ya no nos obligan a no-
sotros los cristianos mal interpretando nuestra confesión de fe De Westminster (XIX.4). Sin embargo, aún si estas leyes
fuesen judiciales, no puede negarse sus implicaciones morales, por lo tanto sus principios deber ser tomados en cuenta co-
mo se podría inferir de la misma Confesión (XIX. 5).
85

La especulación financiera y el enriquecimiento que se aprovecha de la pobreza de los demás, son prácticas pecamino-
sas y ajenas a la ética bíblica y reformada, por ejemplo, ken su explicación de uno de los diez mandamientos, el catecismo
Mayor es enfático en rechazar los monopolios ilícitos cuyo fin sea el aumentar el precio injustamente (pregunta 142).

Este principio de solidaridad servicial, invita a l creyente a glorificar a Dios precisamente mostrándole que administra
sus recursos financieros teniendo en cuenta el servicio a los más pobres. Esto constituye una dura crítica a las prácticas fi-
nancieras pecaminosas que existen en tanto en los pises ricos como también en los pobres, tanto en la ciudad como en el
campo.

En muchos lugares del área rural del Perú, por ejemplo, se compra la producción por adelanto y a bajos precios. Luego
de la cosecha los comerciantes se enriquecen y el agricultor se empobrece aún más. En las ciudades, aprovechándose de las
necesidades financieras urgentes de los pobres, los ricos les prestan dinero en dólares y con intereses elevados. De esta
manera los ricos se protegen de la inflación y devaluación, mientras que los pobres no solo se empobrecen velozmente, sino
que ven también que su vida se acorta a gran velocidad. Estas son prácticas pecaminosas. Los cristianos deben alejarse de
ellas, pues Dios nos manda a ser solidarios con el pobre. Estas prácticas son pecaminosas porque violan el principio de soli-
daridad servicial que Dios ha establecido. Edemas porque somete a los pobres a una angustia tal, que se asemeja a una
condena a una condena a la muerte mediante la cadena perpetua de pobreza.

B. Principio de liberalidad servicial

« Cuando haya en medio de ti menesteroso de alguno de tus hermanos en alguna de tus ciudades, en la
tierra que Jehová tu Dios te da, no endurecerás tu corazón, ni cerrarás tu mano contra tu hermano pobre,
sino abrirás a él tu mano liberalmente, y en efecto le prestarás lo que necesite. Guárdate de tener en tu
corazón pensamiento perverso, diciendo: Cerca está el año séptimo, el de la remisión, y mires con malos
ojos a tu hermano menesteroso para no darle; porque él podrá clamar contra ti a Jehová, y se te 10 con-
tará por pecado. Sin falta le darás, y no serás de mezquino corazón cuando le des; porque por ello te
bendecirá Jehová tu 11 Dios en todos tus hechos, y en todo lo que emprendas. Porque no faltarán menes-
terosos en medio de la tierra; por eso yo te mando, diciendo: Abrirás tu mano a tu hermano, al pobre y al
menesteroso en tu tierra.» (Dt. 15:7-11)
86

El egoísmo es uno de los pecados que marca a la sociedad humana de hoy como a la del pasado. El hecho de ser insen-
sibles a las necesidades de los más pobres e insensibles al dolor ajeno, es un síntoma que evidencia dicho pecado. Los hijos
de Dios son llamados a despojarse de este pecado que, es como un monstruo que está destruyendo las bases mismas de la
existencia y de fraternidad entre los hombres. Pero no hay manera de despojarse de él si es que primero no aceptamos la
soberanía y la gracia de Dios en nuestras propias vidas. Es decir, tenemos que entender y aceptar que todo cuanto tenemos
se lo debemos a Dios, y que a Él tenemos que rendirle cuentas de como administramos lo que Él nos ha dado. 15

Los que somos de Cristo tenemos la posibilidad de estrangular a este monstruo mediante el antídoto del dar con libe-
ralidad, de compartir con los necesitados dentro y fuera de la iglesia. Dar con liberalidad significa dar sin mezquindad y sin
mala gama. El texto que hemos citado pone en evidencia que la mezquindad era una tentación grande para el hombre rico
que prestaba dinero, especialmente cuando se acercaba el año de la remisión de deudas. Pero aún en estas circunstancias
Dios le manda a dar con liberalidad y de buena gana. El Nuevo Testamento, recogiendo este principio, manda a los cristianos
que es su deber servir con liberalidad (Ro. 12).

2.3 El Servicio Tiene Promesa De Bendición Divina

El egoísmo y la mezquindad tienen promesa de castigo de parte de Dios. Sin embargo, el dar con liberalidad tiene pro-
mesa de bendición. Es decir, cuando el cristiano administra los recursos de Dios al servicio de Dios y del hombre, la
bendición de Dios le acompañara en todas sus empresas. Pero cuando se administran los recursos como si los hombres es-
tuvieran al servicio de ellos, entonces habremos caído en la idolatría, y el juicio de Dios no se hará esperar.

La actual economía mundial exige que todo se haga con y por dinero. Ya casi nadie quiere prestar dinero a los pobres,
menos prestar en moneda nacional. Una de las razones para no prestar dinero a los pobres o. incluso a quienes no siendo
pobres, cuando sus ingresos no son suficientemente elevados como para devolver el préstamo inmediatamente, es la pér-
dida de valor del poder adquisitivo del dinero a medida que trascurre el tiempo. La inflación es la principal causa de esta
pérdida de valor del dinero en el tiempo es lo que los economistas llaman la «teoría cuantitativa» del dinero. Las tasas de
interés tienen como finalidad evitar dicha perdida y hacer que más bien el capital se reproduzca a tal punto de generar ga-
nancias.

15. Schlossberg está en lo correcto cuando critica a la declaración de Oxford sobre la pobreza por no haber elaborado suficiente sobre la relación de la pobreza con la economía.
Además hace bien en señalar el peligro de enarbolar las banderas de la re-distribución de la riqueza animados por envidia y por la ideología marxista de la lucha de clases (schloss-
berg 1994, 118-19). Pero ello no invalida la legitimidad que la Biblia asigna a la obligación de compartir con los pobres bajo los principios que aquí estamos delineando.
87

Esta teoría se ha convertido en una ley «inevitable» en las finanzas. Ello muestra como el hombre, que debe adminis-
trar el dinero, termina por someterse a las leyes del dinero como si fuera su Dios. 16 sin embargo, Dios ha decretado una ley
más grande para la administración del dinero: el dinero debe administrarse con el criterio de servir a los necesitados. Está
prohibida la exigencia de intereses cuando se presta dinero al hermano, porque el propósito del dinero es usarlo para servir.
Según la ley de Dios, el valor de la vida de los pobres y menesterosos está por encima del valor del dinero en el tiempo. Así
que la «Teoría Cuantitativa» del dinero debe estar sujeta a la «teoría Cualitativa» de la vida y del servicio. Es decir, el evitar la
pérdida de vidas humanas, víctimas de las leyes de una economía deificada por sus esclavos es más importante que la pérdi-
da del valor del dinero.

Invertir en servir a los pobres, no es perder dinero es más bien invertir en bendición. No es un soborno para que Dios
nos dé más. Invertir en bendición significa usar el dinero en obediencia a lo establecido por Dios. Es esa obediencia la que
trae bendición.

De manera que, poner en práctica de los principios que contienen estas leyes, traerá bendición a quienes las practican.
Cuando administramos los recursos financieros bajo esta perspectiva, estaremos sembrando paz, esperanza y bienestar, en
la iglesia y en el país. ¿No sería estos principios la base para la salud espiritual y económica de nuestras sociedades latino
americanas pobres?

3. DIEZMO Y SERVICIO
Si alguna vez hemos pensado que en tiempos bíblicos el diezmo era dedicado solamente para mantener los oficiales
eclesiásticos es un error que pronto debiéramos corregir.
O si pensamos que la enseñanza bíblica es que el diezmo solamente debe dedicarse para pagar el salario del pastor y
del personal que trabaja a tiempo parcial o tiempo completo en la iglesia es otro error similar al primero.

Debemos pues entender que Dios estableció el diezmo con dos propósitos básicos: para mantener el servicio de ado-
ración y para proteger a los más necesitados. Los textos que aquí presentamos no dejan duda alguna al respecto.

16. con esto no queremos dar la impresión que cuando la gente deje de ser egoísta el problema de la pobreza será automáticamente solucionado. Como bien lo remarca Hill: «el
crecimiento económico necesita un ambiente institucional y un conjunto de actitudes culturales especificas hacia el trabajo, el riesgo, el ahorro y la responsabilidad personal. No
debemos asumir que la reducción de la conducta egoísta automáticamente crea las condiciones apropiadas para la creación de riqueza» (Hill 1994, 103).
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«Indefectiblemente diezmarás todo el producto del grano que rindiere tu campo cada año. Y no desampa-
rarás al levita que habitare en tus poblaciones; porque no tiene parte ni heredad contigo. Al fin de cada
tres años sacarás todo el diezmo de tus productos de aquel año, y lo guardarás en tus ciudades. Y vendrá el
levita, que no tiene parte ni heredad contigo, y el extranjero, el huérfano y la viuda que hubiere en tus po-
blaciones, y comerán y serán saciados; para que Jehová tu Dios te bendiga en toda obra que tus manos
hicieren. » (Dt. 14:22, 27-29).
« Cuando acabes de diezmar todo el diezmo de tus frutos en el año tercero, el año del diezmo, darás tam-
bién al levita, al extranjero, al huérfano y a la viuda; y comerán en tus aldeas, y se saciarán.» (Dt. 26:12)
3.1 El Diezmo En Su Función De Servicio

Damos por sentado que el diezmo continúa como práctica de la iglesia cristiana. Damos también por sentado que el
diezmo sirve para solventar os funcionarios que a dedicación exclusiva cumplen labores pastorales o de otra índole en la
iglesia. Dejando en claro esto, nuestra intención aquí es desentrañar la función servicial del diezmo.

Vemos en Dt. 13.22, 27-29 y 26:12 que el diezmo se usaba también para servir a los necesitados. Utilizar parte del diezmo
para ayudar a los necesitados es una enseñanza de Antiguo Testamento que debería cobrar fuerza dentro de toda iglesia
cristiana. Sin embargo, se puede constatar que la realidad es diferente. Actualmente los diezmos de muchas de nuestras
denominaciones ni siquiera son suficientes para pagar los sueldos de nuestros «levitas» o sea de nuestros pastores. Si algu-
nas denominaciones no recibiéramos fondos de iglesias hermanas del extranjero, seguramente ya no tendríamos pastores o
quizás ya los mantendríamos por si solos.

Esta realidad, sin embargo, no exime a la iglesia de Cristo de usar sus ingresos vía diezmos u ofrendas para organizar
bien la diaconía local o nacional. Los pastores tienen, entre sus sagrados deberes, el deber de enseñar a diezmar correcta-
mente a toda la iglesia. Empezando por dar el ejemplo ellos mismos. Todos los miembros, seamos pobres o ricos podemos y
debemos diezmar de todo lo que producimos, de lo que ganamos, de los recursos que Dios nos ha dado. En realidad la falta
de dinero o de recursos para asumir nuestras obligaciones para con nuestros pastores y para el servicio a los necesitados, se
debe a que los cristianos no estamos diezmando, o a que no lo estamos haciendo correctamente.

Muchas veces, los hermanos del campo dicen: «ah pastor, pero yo soy un pobre agricultor, vivo de la chacra, no tengo
dinero, ¿cómo he de diezmar?» esta es una pregunta muy válida. Sin embargo, no nos exime de nuestra responsabilidad de-
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lante de Dios. Digámosle a nuestro hermano agricultor que si puede debe diezmar de sus cosechas y de sus animalitos que
cría. Si cosecha 40 sacos de arroz, mi diezmo serán 4 sacos, eso debo llevar a la iglesia. Si crío animales, mi diezmo es una
cabeza por cada diez, y lo debo llevar a la iglesia. Estos productos pueden, si fuera necesario, ser convertidos en dinero.

Los hermanos comerciantes a veces nos dicen que no saben cómo diezmar, si deben hacerlo del capital o sólo de las
ganancias, si deben hacerlo antes o después de pagar impuestos. Son dudas válidas. Pero no les exime de su responsabili-
dad ante Dios. Bueno, si nunca ha diezmado, comience diezmando de todo el dinero acumulado que posee en este
momento, es decir, del capital más las ganancias. Luego ya diezmará solamente de las ganancias antes de pagar sus impues-
tos por su puesto. Pues, por así decirlo, primero apartemos el «impuesto» para Dios sin dejar de cumplir con nuestra
obligación para con los impuestos del Estado. Sería muy triste y pecaminoso que un cristiano evada impuestos al Estado,
pero lo es más aún, si evade los impuestos para con Dios.

El mismo principio debe aplicarse a los que reciben sueldo, sea alto o bajo. Muchas veces las preguntas de si debemos
diezmar del sueldo básico o de bruto, antes o después de pagar impuestos, son solamente excusas para esconder nuestra
realidad de evasores delante de Dios.

Diezmar, sin embargo, trae bendición al diezmador, a la iglesia y a los necesitados. Cuando no lo hacemos, las expre-
siones del profeta Malaquías 3:8-10 nos estarán acusando permanentemente. Creemos que es menester confesar nuestra
falta de obediencia a la Palabra de Dios en este aspecto, y que nos afirmemos en las promesas de Dios. Es necesario dar
fielmente nuestros diezmos al Señor para que, además de poder mantener a nuestros pastores, haya recursos para servir a
los necesitados. De esta manera haremos que, con la bendición de Dios, la obra de servicio al prójimo florezca en cada con-
gregación.

Con parte de los diezmos la congregación local podrá realizar su tarea social como agente de servicio en su comuni-
dad. De esta manera los cristianos anuncian a su comunidad que los bienes son dones de Dios y que de estos dones están
dispuestos a compartir con los pobres.
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3.2 Ejemplos De Héroes Del Servicio A Los Pobres

3.2.1 Nehemías: Un Buen Gobernante Y Servidor


En Nehemías 5:1-19 leemos de su valentía y de su dedicación a la reconstrucción de los muros de Jerusalén. Pero hay al-
go más de Nehemías que debemos destacar: su fidelidad y respeto por la Palabra de Dios, y si compromiso servicial para con
su pueblo.

Como gobernador tenía una función política, ocupo un alto cargo público. Desde esta función, siempre estuvo atento
de las necesidades de los as necesitados. En su tiempo, los pobres estaban siendo maltratados por parte de los nobles y por
los oficiales (5:7). Estos poderosos, valiéndose del cobro de intereses por el dinero y por los alimentos, habían esclavizado y
despojado sus casas, chacras, hijos e hijas y a sus propios compatriotas. Además los pobres habían quedado endeudados
con deudas impagables. Esta era una situación de abierta desobediencia a las leyes de Dios que debían regir en el manejo de
los recursos económicos. Nehemías como un creyente piadoso lo sabía muy bien, y decidió enfrentar y resolver este pro-
blema.

Su plan fue llevar el asunto a la luz pública y enfrentar a los nobles y oficiales con la Palabra de Dios en una asamblea
abierta Neh. (5:7). Les hizo ver que no estaban guardando reverencia a Dios con esa conducta, y apelando a su conciencia
religiosa les rogo que dejasen sin efecto los intereses y que devuelvan todo lo que habían tomado por las deudas. Así que
después de un profundo silencio y meditación, todos los que habían cometido tales faltas, respondieron que dejarían sin
efecto las deudas.

Este ejemplo de Nehemías encierra una enseñanza para nosotros hoy. Nos confirma que, incluso la función política,
deberá usarse para servir a los necesitados. Esta fue una acción por la justicia social desde la perspectiva de la ley de Dios.
Pues, la acción social es también eso, una búsqueda de justicia social en la sociedad donde nuestro Redentor nos ha dado la
oportunidad de vivir.

El ejemplo de Nehemías nos ayuda a comprender dos cosas. Primero, que los creyentes que tiene cargos públicos o
alguna función política deberán, desde esas posiciones, buscar la justicia para con los desvalidos y sociedad.
Segundo, que los marginados de esta creyentes no deben evadir los cargos públicos y la función
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política.17 pues Dios nos ha mandado a todos a ser siervos en cualquier lugar, posición social o circunstancia (Col. 3:17).

3.2.2 Job: Su Servicio A Los Pobres Era Un Indicador De Su Piedad

«Porque yo libraba al pobre que clamaba, Y al huérfano que carecía de ayudador. La bendición del que se
iba a perder venía sobre mí, Y al corazón de la viuda yo daba alegría. Me vestía de justicia, y ella me cubría;
Como manto y diadema era mi rectitud. Yo era ojos al ciego, Y pies al cojo. A los menesterosos era padre, Y
de la causa que no entendía, me informaba con diligencia; Y quebrantaba los colmillos del inicuo, Y de sus
dientes hacía soltar la presa. »

Para defender su piedad e integridad ante las infundadas acusaciones de sus amigos, Job hace un recuento de sus ac-
ciones de justicia para con los débiles de la sociedad.18 en una palabra, su testimonio de servicio hacia los más necesitados,
era un indicador de su integridad delante de Dios. La visión y práctica social de Job era una acción por la justicia, y por el lo-
gro del bienestar para los débiles de la sociedad. 19 el bienestar lo concebía Job en los siguientes términos globales:

1. La devolución de la alegría al desamparado


2. La búsqueda de liberación para los pobres
3. La protección a los menesterosos
4. Ser luz para los ciegos
5. Ser el sostén para los minusválidos

17. Goudzwaard observa que en el afán de prosperidad y salud la sociedad occidental ha creado sus dioses, pero como la tendencia de la gente «es ponerse bajo dependencia de
sus propios dioses, invariablemente llega el momento cuando aquellas cosas o fuerzas toman el control. Las cosas o fuerzas controlan a sus creadores como ídolos, como dioses
que traicionan a sus hacedores» (Goudzwaard 1984, 13). Este fenómeno sucede en toda sociedad humana en razón de que el ser humano, cuando no adora al Dios verdadero,
siempre termina en la idolatría.

18. es interesante notar en su reciente estudio titulado Public Religions in the Modern World, José Casanova demuestra que hay una creciente conciencia de participación en los
asuntos públicos por parte de la iglesia católica romana en España, Polonia y en Brasil. Muestra también que en los EE.UU. tanto católicos como protestantes están aprendiendo
nuevas maneras de participar en la política (Casanova 1994) citado en (Wuthnow 1996, 42). Cabe mencionar que en 1990, 19 parlamentarios evangélicos fueron elegidos por el
pueblo peruano, y en la actualidad un similar número de parlamentarios evangélicos están presentes en el Parlamento de Brasil.

19. Derek Thomas correctamente afirma que Job era un anciano y miembro del consejo de ancianos de la ciudad de Uz, y que «la vida de Job había estado determinada por la recti-
tud y la justicia de la cual se había vestido» (Thomas 1995, 227). Ver también (Holladay 1995, 248).
92

¿No son estos, ciertamente, los valores y paradigmas que debe buscar todo creyente y toda iglesia que desarrolla o
que desea emprender su tarea social? He aquí, en Job, un ejemplo de obra social integral, cuyos principios son muy ricos y
válidos para nuestros tiempos.

3.3 La Tarea Social En La Perspectiva Profética

3.3.1 Isaías. La Unidad Entre La Religiosidad Y El Servicio

Judá como parte del pueblo escogido de Dios, debía ser una nación que dé el ejemplo a las demás naciones mediante
una vida de servicio a Dios y al prójimo. Sin embargo, una breve lectura de Isaías Capitulo 1, y especialmente del capítulo
58:1-12, nos enseña que el pueblo de Dios había fallado en esto. Isaías 58 condena aquella concepción, que implícita o explí-
cita, afirma que es «posible ser verdaderamente religioso y socialmente indiferente» (Motyer 1993, 478). Israel había
perdido la noción de ser una nación fiel al pacto. 20 al contrario, en tiempos de Isaías, Israel se hallaba sumida en el más
cuestionable formalismo religioso. Practicaban el ayuno, se reunían en asambleas solemnes, celebraban muchas fiestas reli-
giosas. Pero esta religiosidad estaba vacía de la moral diaria. Su teología estaba desligada de la justicia y del amor hacia los
pobres. No había compasión hacia los trabajadores ni hacia los quebrantados. En suma, apartándose de la ley de Dios llega-
ron a tener una religión sin obra diaconal, una teología sin moral, una vida sin la dirección y autoridad de la Palabra.

Con el ayuno intentaban someter a Dios, o hacerlo cómplice de sus hazañas explotadoras e injustas. Veamos la lista de
acciones de las que Dios considera ser parte de la verdadera religión: liberar los oprimidos, compartir y mantener la justicia.
El texto menciona las siguientes acciones:

1. desatar las ligaduras de impiedad


2. soltar las cargas de opresión
3. dejar libreas a los quebrantados
4. Romper todo yugo
5. Partir el pan con el hambriento
6. Albergar en casa a los pobres errantes

20. con razón Kuyper decía «la razón es siempre un concepto forense, pero en el Antiguo Testamento, la tarea más importante y la evidencia más poderosa de la justicia es la pro-
tección de los oprimidos, y la liberación de los oprimidos de la injusticia y de la persecución a la cual están sometidos. Ese era el contenido de la justica de Dios, por lo tanto la
ejecución de su juicio en la representación de los necesitados llegó a ser la tarea primordial del rey del juez» (Kuyper 1951, 219)
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7. Cubrir al desnudo
8. No esconderse del hermano
9. No hablar vanidad
10. Quitar el dedo amenazador
11. Saciar el alma afligida

Esta lista de acciones que Dios demanda de su pueblo, es un verdadero programa de acción social integral. Si en obe-
diencia a Dios, los cristianos pusiéramos en marcha este programa, bien podríamos resolver varios de los problemas que nos
aquejan. En efecto, esta no es una simple lista de acciones aisladas que el pueblo israelita debía poner en marcha, es más
bien, el programa con el cual se debe enfrentar la situación de crisis moral y social del pueblo.21

Analizando detenidamente el versículo 6, podemos inferir que se tratan de medidas políticas de escala nacional. Es po-
sible que ello era un llamado dirigido al rey y a las autoridades políticas.22 el principio que se desprende de esa voluntad
expresa de Dios es que un gobierno, basado en conceptos bíblicos, tiene que desarrollar una obra diaconal, de tal naturale-
za y magnitud que busque la justica social y la moralización de la economía.

El versículo 7 trata, además, de obras asistenciales que debe hacer todo miembro del pueblo de Dios. En nuestro caso,
cada creyente, cada congregación puede hacer este tipo de obra diaconal.

Nos damos cuenta, pues, que la perspectiva profética de la acción social abarca escalas nacionales y escalas más pe-
queñas. Isaías concibe 2 cosas: que la religión verdadera no debe estar desligada de la moral bíblica, la cual debe aplicarse a
las relaciones humanas, y que la función política debe estar al servicio del bienestar de los más necesitados.23 de modo pues,
que la religiosidad verdadera se manifiesta en el servicio, ambas cosas van juntas.

21. Motyer reconoce que Isaías 58:1-14 constituye un «llamado al pueblo de Dios a reconocer sus pecados y rebelión» un pueblo que estaba viviendo bajo los principios cananeos en
vez de los principios de Jehová (Motyer 1993, 478).

22. Young mantiene un balance correcto al entender que en este pasaje las frases referentes a la opresión tienen un sentido marcadamente social. Pero al mismo tiempo, Young
nota que a menos que los corazones estén llenos de amor y del amor de y por dios no habrá servicio alguno por los oprimidos (Young 1974, 3:420).

23. en efecto, Motyer explica que los versos 6 y 7 «urgen que el objetivo del dia del ayuno es la creación de una sociedad justa, la satisfacción de las necesidades individuales y el
cuidado doméstico» (Motyer 1993, 481)
94

3.3.2 Amos: Relación Entre La Religiosidad Y La Moral Política

Pasamos ahora del reino del sur al reino del norte, Israel. En el tiempo de Amos el reino del norte era prospero. «La
paz había vuelto a posibilitar el dominio de las grandes rutas que iban hacia el norte y hacia el sur a través del país. Una fuer-
te clase de mercaderes había surgido en los agitados días de la época reciente. El pequeño comerciante había desaparecido,
pues sus propiedades habían sido absorbidas por los que edificaban grandes establecimientos. Los nuevos ricos y mercade-
res habían encontrado su lugar en el peldaño más alto de la escala social. Ya no había verdadera clase media. Los ricos
estaban construyendo y gozando de sus mansiones de verano, terminología usada Amós, pero que quizás era muy poco
oída antes de aquel tiempo.»24 ´

Estamos otra vez frente al enojo de Dios porque su pueblo había abandonado sus ordenanzas. Israel había relegado la
religión a la esfera ritual y la había desligado de la moral política. Estaban obrando impíamente contra los pobres, los desva-
lidos y los humildes de su pueblo. Dios no puede aguantar semejante cosas, los castigara porque él se pone a la diestra del
pobre para librar su alma de los que le juzgan. (Sal 109:31).

Estas obras impías contra los débiles, no permiten que el Señor escuche ni acepte el culto Israelita, por eso Dios dice.
«Quita de mi la multitud de los cantares, pues no escuchare las salmodias de tus instrumentos. Pero corra el juicio como las
aguas y ola justicia como impetuoso arrollo» (Am. 5:23-24). Sin embargo, el Señor llama a su a obra el bien como condición
previa para escucharlo y para darle su bendición (am. 5.-14).

Es un hecho que este juicio de Dios a través del profeta va dirigido al rey de Israel, pero igualmente va dirigido al pue-
blo. Por eso tenga el cristiano función política, o tenga función de simple miembro de su congregación, está llamado a servir
a la entera sociedad. Desde la perspectiva bíblica, la religiosidad (piedad) verdadera se evidencia en las obras de justicia tan-
to a nivel individual como a público.

4. UNA REFLEXION SOBRE EL CAPITULO 1

Tanto Isaías como Amós tuvieron serios problemas que enfrentar por ser fieles a la proclamación del mensaje de Dios.

24. así es como Yates describe la situación del reino del norte en tiempos de Jeroboam II y del profeta Amos (Yates 1968, 17)
95

Un cristiano o una iglesia que quiera involucrarse en la acción social, desde la perspectiva bíblica, podría en algún mo-
mento, enfrentar serios problemas. Quizás sea por esto que muchos líderes cristianos han dicho que antes de meterse en la
acción social, hay que pensar seriamente en los problemas que pueden sobrevenir a la iglesia y a los hermanos. Otros con
mayor cautela preguntan qué hacer para evitar los problemas que trae consigo la acción social.

Creemos que estas actitudes relejan un inadecuado entendimiento de los principios bíblicos sobre la responsabilidad
social del cristiano. En lugar de ponernos a pensar en lo problemas que no sobrevendrán, hay que pensar más bien en los
problemas que nuestra acción social puede resolver en la iglesia y en la sociedad. Si los profetas de Dios si hubiesen puesto
a pensar en los problemas que enfrentaría, o Dios los capacitaba para enfrentarlos, o simplemente los desestimaba por ser
ineptos para este oficio.

Nuestro deber es llevar adelante la acción social, guardando la cordura y la prudencia, pero sin faltar al mensaje del Se-
ñor, de lo contrario dejaríamos de ser iglesia de Cristo. Estamos llamados a hacer el bien, a no permitir que el mal reine en la
sociedad. Justamente Dios da juicio a su pueblo por dejar de hacer el bien, por permitir que el pecado expresado en obras
impías contra los débiles creciera hasta convertirse en vil injusticia.

Ante que pensar en los problemas que tendremos al promover la acción social, pensemos pues, en cuantos problemas
causamos por dejar de hacerla, y cuanta bendición deja de recibir y de compartir una iglesia que no lo hace.
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CAPITULO II

LA ENSEÑANZA DEL NUEVO TESTAMENTO SOBRE LA DIACONIA

¿ HABÍA UNA ÉTICA SOCIAL EN LA ENSEÑANZA DE JESÚS? QUIZÁS ESTA SEA LA PREGUNTA MÁS BÁSICA PARA UN
dialogo con los teóricos en teología y de las ciencias sociales de los círculos cristianos y seculares. Ciertamente al-
gunos han respondido a esta pregunta afirmando que las enseñanzas de Jesús son irrelevantes para una ética
social, porque según ellos, las enseñanzas eran de carácter puramente religioso. Desde luego, dicha respuesta no es correc-
ta. Pues como muy bien lo señala Hauerwas, acerca de quienes así piensan, «el problema no es que Jesús no haya tenido
una ética social, el problema es que la ética de Jesús no coincide con lo que ellos requieren o demandan» (Hauerwas 1981,
38). Siendo así, entonces a continuación trataremos de esbozar la enseñanza del Nuevo Testamento acerca del servicio y de
sus implicaciones para una ética social de la ética cristiana.

1. SIGNIFICADO BIBLICO DEL SERVICIO O DIACONIA

La palabra diaconía ha llegado a s ser muy utilizada en el lenguaje corriente entre los cristianos. En efecto, diaconía es
un término eminentemente bíblico para referirse al servicio. Por lo tanto bien vale detenerse por unos instantes a averiguar
el uso que este término tiene, especialmente en el nuevo testamento. En el Nuevo Testamento encontramos el verbo dia-
koneo (servir), el sustantivo diakonia (servicio) y el adjetivo diakonos (servidor), todos ellos relacionados con el servicio
(Arndet y Grinrich 1979, 184). El verbo diakoneo y sus derivados mencionados, tenían varios sentidos en el mundo griego.

En primer lugar tenía el sentido de camarero, mozo. El diakonos era la persona que se encargaba de servir la comida a
las mesas en las grandes cenas griegas. En este sentido usaban el término los griegos de Creta, Diodo, los intelectuales
judíos como Filón y Josefo. Jesús le dio el mismo sentido en los siguientes pasajes:
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1. En Lc 11:37 «dichosos aquellos siervos a quienes el Señor al venir, halle velando; en verdad os digo que se ceñirá
para servir, y los sentara a la mesa, y acercando, les servirá». Aquí se presenta a Jesús como el diacono sirviendo a sus escla-
vos, es decir a los creyentes fieles.

2. En Lc. 22:26, «pero no es así con vosotros; antes, el mayor entre vosotros hágase como el menor, y el que dirige
como el que sirve.» el que sirve aquí es el diacono y así debe ser el dirigente.

3. En Jn. 2:5, 9 y 12:2 se usa el verbo diakoneo también para referirse a alguien que sirve a las mesas.

En segundo lugar el verbo diakoneo tenía el sentido general del servir. Se usaba para el servicio de cualquier clase.
Veamos los siguientes ejemplos:

1. En mateo 4:11, el servicio que los ángeles prestaban a Jesús después que el Diablo dejo de tentarlos se describe
como diakoneo.- «el diablo entonces le dejó, y he aquí, ángeles vinieron y le servían». (καὶ διηκόνουν αὐτῷ)

2. En Mateo 8:15, con el verbo diakoneo se describe el servicio (servir comida) que la suegra de Pedro presto a
Jesús y sus discípulos después que la sano de fiebre. «le toco la mano y la fiebre la dejo. Y ella se levantó y les servía ( καὶ
διηκόνει αὐτῷ)»

3. En Mateo 27:55, 56, diakoneo describe también los varios tipos de servicio que le brindaron un grupo de muje-
res que seguían a Jesús. «y muchas mujeres que habían servido a Jesús desde Galilea para servirle (διακονοῦσαι αὐτῷ),
estaban allí, mirando de lejos; entre las cuales estaba María Magdalena, María la madre de Jacobo y de José, y la madre de-
los hijos de Zebedeo».

En tercer lugar, el verbo diakoneo significa cuidar o estar a l cuidado de cosas tal como se expresa en Hechos 6:2, «en-
tonces los doce convocaron a la congregación de los discípulos, y dijeron: no es conveniente que nosotros descuidemos la
Palabra de Dios para servir mesas (καταλείψαντας τὸν λόγον τοῦ θεοῦ διακονεῖν τραπέζαις)».

Obviamente, aquí no se refiere, simplemente, a servir la comida a las mesas. Se refiere más bien a vigilar que lo que lle-
ga a las mesas tenga una administración adecuada. Es una referencia a la responsabilidad por la buena marcha de las
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colectas de comida que la iglesia estaba realizando para ayudar a las viudas de los judíos y gentiles más pobres. Este uso del
verbo diakoneo, hace alusión entonces, a una administración cuidadosa. En el lenguaje de las nuevas teorías de organiza-
ciones, diríamos que se refiere al buen desempeño administrativo.

En este mismo sentido, el verbo diakoneo se refiere al cuidado que debía observar el cartero que entregaba corres-
pondencia. Ese cuidado0 a fin de que la carta llegue a su destino se denomina diakonestheisa en 2 Cor. 3:3. Veamos dos
traducciones de este verso.

1. En este verso la BLA traduce: «siendo manifiesto que sois carta de Cristo redactada (διακονηθεῖσα), por noso-
tros, no escrita con tinta, sino con el Espíritu del Dios vivo; no en tablas de piedra, sino en tablas de corazones humanos».

2. La RV 60 traduce «siendo manifiesto que sois carta de Cristo expedida (διακονηθεῖσα) por nosotros, escrita no
con tinta, sino con el espíritu Del Dios vivo; no en tablas de piedra sino en tablas de carne del corazón».

De modo que ambas versiones no captan con la debida precisión del sentido más profundo del término (διακονηθεῖσα)
que equivale a «carta servida a [con cuidado] a ustedes, por nosotros».

En cuarto lugar, el verbo diakoneo se usaba para describir la ayuda o sostenimiento que se le daba a alguien o se hacía
para alguien. En este sentido lo usa Jesús en los siguientes pasajes:

1. En Mt. 25:44, «Entonces también ellos le responderán diciendo: Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, sediento,
forastero, desnudo, enfermo, o en la cárcel, y no te servimos (καὶ οὐ διηκονήσαμέν σοι)?» Cristo tomará en cuenta el juicio
final, como una de las pruebas del delito de pecado el hecho de no haber servido al necesitado. La iglesia y el creyente tiene
como deber sagrado servir a los necesitados de la congregación y de la sociedad.

Es decir, ¿y no te prestamos ayuda concreta? En forma mucho más precisa, con el verbo diakoneo se describe la ayuda
material que algunas mujeres daban a Jesús en Lc. 8:3 «… y otras muchas que le servían de sus bienes». Así mismo cuando
el Nuevo Testamento describe la distribución de bienes usa el verbo diakoneo como en Hch. 6:1; 11:29; 12:25 y también para
referirse a las distribuciones para los más pobres como 2 Co. 8:4; 9:1,12.
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En quinto lugar, el termino diakonia se aplicaba también en un sentido genérico al oficio del apóstol (Hch. 1:17), de los
profetas, de los obispos, y a la obra del mismo Jesús. Este uso aparece en los siguientes pasajes den NT: Romanos 15:25; 1
Corintios 3:5; 12:5; 16:15; 2 Corintios 3:3; 6-9; 4:1; 6:4; 11:15, 23; efesios 3:7; 4:12; 6:21; Colosenses 1:7, 23, 25; 4:7, 1 Timoteo 1:12;
4:6; 2 Timoteo 1:18; 4:11; Filemón 13.

En casi todos estos pasajes la RV 60 traduce el término diakonia como «ministerio» y otras veces como «servicio»:

1. Romanos 15:25, «Mas ahora voy a Jerusalén para ministrar (διακονῶν τοῖς ἁγίοις) a los santos.»

2. 1 Corintios 3:5, « ¿Qué pues, es pablo, y que es Apolos? Servidores (διάκονοι δι’ ὧν ἐπιστεύσατ) por medio de los
cuales habéis creído; y eso según lo que a cada uno concedió el Señor».

3. Efesios 3:7, «del cual fui hecho ministro (διάκονος) por el don de la gracia de Dios que me ha sido dado según la
operación de su poder».

4. Colosenses 1:7, «como lo habéis aprendido de Epáfras, nuestro consiervo amado, que es un fiel ministro
(διάκονος) de Cristo para vosotros…»

5. 1 Timoteo 1:12, «doy gracias a Dios al que me fortaleció, a Cristo Jesús nuestro Señor, porque me tuvo por fiel,
poniéndome en el ministerio (εἰς διακονίαν)…»

Está claro que en todos estos pasajes el término diacono o diaconía hace referencia al servicio en general que los cre-
yentes hacen para Dios. Por eso el termino ministerio debe ser usado en este sentido, sin las distorsiones que se usa en
algunas iglesias, donde casi a cualquier cosa que se haga se le llama ministerio, no en el sentido de servicio general, sino pa-
ra darle el rango oficial o casi oficial. Sin embargo, este no es el sentido bíblico del ministerio de los creyentes. El verdadero
sentido de «ministerio» es responsabilidad y servicio en capacidad oficial establecida por las Sagradas Escrituras.

Finalmente, el verbo diakoneo adquirió un sentido muy específico o técnico para describir el oficio específico de los
diáconos de la iglesia del NT. Su función bien desempeñada tiene promesa de honra y confianza de fe en Cristo. Esto desde
100

ya nos dice la importancia que tenía este oficio en la iglesia de Cristo. Este uso técnico es muy claro en 1 Tim. 3:10, 13 y en Fil
1:1 y Ro. 12:7.

1. 1 Timoteo 3:8, 12: «los diáconos (Διακόνους) asimismo deben ser honestos, sin doblez, no dados a mucho vino,
no codiciosos de ganancias deshonestas». V.13 «porque los que ejerzan bien el diaconado (διακονήσαντες), ganan
para sí un grado honroso, y mucha confianza en la fe que es en Cristo Jesús».

2. Filipenses 1:1, «Pablo y Timoteo, siervos de Jesucristo, a todos los santos en Cristo Jesús que están en Filípos,
con los obispos y diáconos (ἐπισκόποις καὶ διακόνοις)».

3. Romanos 12:7, «o si de servicio, en servir (εἴτε διακονίαν ἐν τῇ διακονίᾳ); o el que enseña, en la enseñanza». El
hecho de que aquí se mencionen el servicio y la enseñanza como dones específicos hace pensar que el termino dia-
konia utilizado hace referencia al oficio diacono y del presbítero didáctico o maestro.

De este brevísimo estudio del sentido bíblico del servicio podemos afirmar que, en el Nuevo Testamento, la diaconía o
servicio se ejercía a dos niveles fundamentales.

En primer lugar está la diaconía o servicio que se refiere a la ayuda material y espiritual que todo creyente puede y de-
be prestar a otros. En este sentido todo creyente es un diacono. Hasta Cristo mismo se consideró un diacono (Ro. 15:25, Gal.
2:17; Mr. 10:45), el diacono por excelencia.

En Segundo Lugar está el servicio como un oficio especifico referido a los diáconos que son ordenados para ejercer di-
cho ministerio u oficio en la iglesia.

2. EL SERVICIO COMO DEBER UNIVERSAL DE LOS CREYENTES

En esta sección trataremos del ejemplo de Jesús como redentor y servidor, de sus milagros a favor de la diaconía y de
la diaconía como expresión del amor al prójimo.
101

2.1 El Ejemplo De Jesús Como Redentor Y Servidor.

« Entonces Jesús, llamándolos, dijo: Sabéis que los gobernantes de las naciones se enseñorean de ellas, y los
que son grandes ejercen sobre ellas potestad. Mas entre vosotros no será así, sino que el que quiera hacer-
se grande entre vosotros será vuestro servidor (diakonos), y el que quiera ser el primero entre vosotros
será vuestro siervo; como el Hijo del Hombre no vino para ser servido (diakoneestheenai), sino para servir,
y para dar su vida en rescate por muchos.» (Mt. 20:25-28).

La experiencia de Jesús dentro de la sociedad judía, y su profundo análisis acerca de la situación política de la misma, lo
llevaron a afirmar que, los gobernantes de los gentiles usaban el poder político para ejercer potestad y señorío. Este uso de
la función pública no debía ser imitada por loso discípulos de Cristo. Potestad y señorío no solo caracterizaban la función
pública de los gobernantes paganos sino también de algunos reyes del mismo pueblo de Dios ene l Antiguo Testamento. De
modo que al cuestionar el concepto pagano de «grandeza» como principio de gobierno, Jesús se identifica plenamente con
la denuncia de los profetas contra este tipo de ejercicio del poder. 1 Carson explica que «señorío» aquí significa que las es-
tructuras paganas de poder no deben ser copiadas por los seguidores de Cristo (Carson 1984, 8:432).

De ninguna manera Jesús proscribe la función pública, o la más alta magistratura. Lo que Jesús hace es definir como se
debe ejercer esta función. Jesús declara que, entre los discípulos, o en la iglesia, la función pública y el anhelo de tener los
primeros puestos, han de ser utilizados para servir. En este sentido, el servicio abarca también el poder político o cualquier
otra función de gobierno en el estado, o en la iglesia. Pero la nota distintiva de estas funciones públicas o eclesiásticas es
que deberán ser ejercidas en la perspectiva del reino de Dios. Ello significa que la diakonia es una característica distintiva en
la ética del reino, y como tal es un signo que caracteriza a los hijos del reino, y de hecho, a todo creyente sin excepción. 2

Jesús ha sido constituido por el Padre como el rey de reyes y señor de señores (Mt. 28:18; Ap. 19:16). Él esta investido
de todo poder, gloria y majestad, los cuales siempre tuvo, incluso antes de la fundación del mundo (Jn. 17:5). Sin embargo,

1. esta división de la vida entre dos esferas sin relación es parecida a la actual división que la iglesia cristiana hace entre la moral pública y la moral privada, problema que al enten-
der de Hauerwas afecta tanto a las iglesias conservadoras como liberales de los EE.UU (Hauerwas 1991, 93-111). Nosotros sabemos que en América Latina ello no es esencialmente
diferente.

2. Matthew Henry comenta que este pasaje «no solo prohíbe la tiranía y el abuso del poder sino también el derecho o el uso de una autoridad secular tal cual es ejercida por los
gobernantes gentiles» (1991, 5:235)
102

Jesús vino como un Rey-Siervo; vino a este mundo para servir, y servir sacrificialmente. Jesús, como rey, tiene toda potestad
en el cielo y en la tierra, pero Él no ejerció su poder al estilo de los gobernantes de su tiempo. No vino para ser servido por
vasallos y criados. Jesús vino para servir a Dios y para dar su vida en rescate por muchos (Mr. 10:45). Por eso podría decirse
que Jesús es el diacono por excelencia.

El servicio de Jesús fue ejemplar, sacrificial, humilde y virtuoso. Su servicio es sin par. Pero además, Jesús mismo nos
dice que vino también para dar su vida en rescate por muchos, es decir, vino como Redentor. En este sentido, en la persona
y obra de Cristo la diaconía y la redención se encuentran, se estrechan la mano y caminan juntas. Por eso, los cristianos y la
iglesia, están llamados a servir a los necesitados, pero al mismo tiempo, están llamados a anunciarles el mensaje de reden-
ción en Cristo. El servicio alivia la vida temporal del hombre y contribuye a la sanidad integral de las naciones, y el mensaje
redentor conduce a los hombres a la vida eterna. Nuestras naciones necesitan ser impactadas tanto por el servicio cristiano
como por el mensaje redentor del evangelio.

Diaconía y proclamación de las buenas nuevas son una unidad. Entonces, podemos afirmar que tanto la acción social a
pequeña a pequeña escala como una reforma social de carácter nacional deben mantener esta doble dimensión sacrificial y
redentora. Sacrificial para aquellos que sirven hasta las últimas consecuencias y redentora para aquellos que mediante la
acción social cristiana, encuentran la salvación en Cristo, la cual producirá en los individuos y naciones la alegría, libertad,
paz, amor y esperanza.

2.2 Milagros A Favor De La Diaconía

«Recorría Jesús todas las ciudades y aldeas, enseñando en las sinagogas de ellos, y predicando el evangelio
del reino, y sanando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo». (Mt. 9:35).

No es nuestro propósito aquí hacer una exegesis de cada milagro de Jesús. Queremos resaltar, más bien, que ene l mi-
nisterio de Jesús, la predicación, la enseñanza y el servicio al pueblo estaban indesligablemente unidos. El Señor Jesús usó
su poder de obrar milagros, no solamente para exhibir sus credenciales de ser hijo de Dios, sino también, para servir a los
necesitados. 3

3. esta característica distinta se hace aún más necesaria porque la «teoría política moderna está llena de ateísmo puesto que rechaza a Dios como irrelevante para la paz, la perpe-
tuidad, y la prosperidad de las naciones» (Henry 1988, 24)
103

En el milagro de la alimentación de los cinco mil (Mt. 14:13-21), Jesús desafía a sus discípulos a dar de comer a la multi-
tud que lo había seguido para escucharle. Sin embargo, ellos pensado en la gran cantidad de dinero que necesitarían para
alimentar a tan grande multitud, confesaron su imponencia. Entonces Jesús obra el milagro de la multiplicación de los panes
y los peces. Los panes y los peces no cayeron del cielo, sino que estaban, en manos de uno de los seguidores de Jesús. Este
muchacho () según el evangelio de juan) a solicitud de Jesús mostró disposición y buena voluntad de entregarle su pan. So-
bre esta disposición y buena voluntad de compartir, Jesús obró el milagro de la multiplicación de los panes y los peces.

«Dadles vosotros de comer» fueron las palabras que resonaron a los oídos de los discípulos. Estas son las palabras que
debieran también resonar cada dia a los oídos de todos los cristianos y de todas nuestras congregaciones. Estar dispuestos
a poner nuestros pocos panes y nuestros pocos peces en las manos de Jesús para que sean multiplicados y compartidos con
los necesitados, es una actitud que no siempre está presente en nuestra vida y en nuestras costumbres. Sin embargo una
iglesia agradecida a su Salvador ha de estar siempre dispuesta a poner sus recursos, sean muchos o pocos, en las manos de
Jesús. El los multiplicara a fin de que haya que compartir con tanto necesitado que hay a nuestro alrededor y en las nacio-
nes pobres. Sobre los recursos que estemos dispuestos a compartir, el Señor obrará milagros.

Oremos siempre para que el Señor multiplique las cosas y el dinero que ponemos a su disposición para la acción social.
Pero sobre todo, oremos para que el Señor obre en nosotros el milagro de estar dispuestos a compartir lo que tenemos.

2.3 Mediante El Servicio Se Expresa El Amor Al Prójimo.

«Aquel respondiendo, dijo: amaras al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con todas
tus fuerzas, y con toda tu mente; y a tu prójimo como a ti mismo. Y él le dijo: bien has respondido, haz esto
y vivirás» (Lc. 10:25-37).

Los cristianos estamos llamados a amar y glorificar a Dios con todo nuestro ser, y también a amar al prójimo como a
nosotros mismos. Pero la expresión concreta de nuestro amor al prójimo es el servicio. No se trata solamente de saber, o
de comprender bien este mandamiento del Señor. 4 este era el problema del intérprete de la ley, pero Jesús le indicó que se
trata de hacerlo, de practicarlo. Es interesante ver como el intérprete de la Ley solo quería saber quién es su prójimo. Pero

4. Hendricksen correctamente aclara que Jesús sentía en su corazón la condición de los pobres y oprimidos, y que movido por la compasión, Jesús hizo suyos los dolores del pue-
blo (Hendricksen 1973, 439).
104

Jesús, al contarle la parábola del amor y servicio del samaritano, no le responde quien es su prójimo. Mediante la parábola
Jesús le hace comprender como y cuando el maestro de la Ley debe ser prójimo de otros. El prójimo es la persona que nece-
sita nuestra ayuda inmediata.5

El sacerdote era aquel cuyo oficio estaba ligado al conocimiento de las leyes de Dios. Él era un intercesor por la salva-
ción de su pueblo. Sin embargo, el sacerdote vio al caído y paso de largo. Este sacerdote sabía cosas acerca de Dios pero no
tenía amor. Este sacerdote no obró misericordia, no le interesó servir ni atender al herido. Seguramente no quiso hacerse
problemas. En este sentido, el sacerdote de esta parábola, pensó y actuó como muchos de los evangélicos de hoy piensan y
actúan, ya sea en las naciones ricas como también en las naciones pobres.

El Levita, el hombre del culto, también entendido en la Ley de Dios, sin embargo, pasó de largo, no atendió al herido.
Así quizás, nosotros, viendo los problemas a nuestro alrededor, los miramos y pasamos de largo, no nos importa atenderlos.
Sin embargo, es posible que nos gloriemos que sí conocemos el evangelio y que somos siervos de Cristo. ¿Lo seremos de
verdad?

Como este sacerdote y Levita, conocedores de las cosas de Dios, pero que nada hicieron por este hombre que yacía
herido y maltrecho junto al camino, así son hoy en dia muchas de nuestras iglesias evangélicas. No hacen nada, o hacen
muy poco, por aquellos heridos y necesitados que están junto al camino y en el camino. Es más, muchas veces, no nos da-
mos cuenta que dentro de la propia congregación hay heridos y necesitados, Dios nos libre de semejante actitud.

Pongamos atención a la calidad del servicio brindado por el samaritano y tratemos de pensar en cómo nosotros y
nuestras congregaciones, podemos mejorar nuestro servicio.

Primero, el samaritano, viendo al herido fue movido a compasión.6 él no fue insensible como el sacerdote y el levita, o
como aquellas iglesias evangélicas de hoy que se jactan de ser muy bíblicas, con mucho avivamiento, o muy reformadas,
pero que detestan la acción social.

5. En efecto, el texto nos dice que a la pregunta de Jesús el maestro de la ley respondió en forma ortodoxa (griego orthos) o correcta (Liefeld 1984, 942).

6. con razón Nolland comenta que «necesitamos tener en mente que la historia es contada desde la perspectiva del herido y no desde la perspectiva del samaritano. Ello es cierto
en la historia misma y en el dialogo anexado al final, es el herido que encuentra a su prójimo mas no el samaritano, la historia es un desafío a asumir la perspectiva de la víctima»
(Nolland 1993, 597)
105

Segundo, el samaritano no fue un teórico que se quedó parado analizando y reflexionando sobre la situación del heri-
do, o sobre los métodos de acción social, o sobre la visión cristiana para la sanidad integral de las naciones. Tampoco
convoco a una conferencia internacional para analizar lo que dice la Ley sobre la ayuda al prójimo. Esto es precisamente lo
que hacen muchas organizaciones y cristianos. Enormes cantidades de dinero gasta en analizar y reflexionar sobre la refor-
ma social desde la perspectiva cristiana, o sobre la situación de los pobres. Ello no es negativo en sí mismo, sin embargo,
algunas instituciones dan la impresión que existen para vivir a costa de reflexiones y de la necesidad de los pobres. Pero el
samaritano inmediatamente procedió a servir al herido. Veamos como lo hizo y que principios podemos aprender de la cali-
dad de su servicio.

Acercándose vendó sus heridas. El servicio del samaritano está marcado por un tierno contacto personal con el herido.
A veces el trato personal y misericordioso es el más poderoso remedio que poseen los cristianos que sirven a los necesita-
dos. La solidaridad, expresada en nuestro trato personal con el necesitado, junto al servicio brindado, son de capital
importancia para la acción social de instituciones para eclesiásticas o de iglesias.

El samaritano tuvo una actitud de desprendimiento. Gasto lo suyo, si aceite y su vino, para ayudar al necesitado. No
pensó en sí mismo, no medito en que quizás él se quedaría sin comida para el resto de su viaje. Fue una actitud de despren-
dimiento, estaba dispuesto a sacrificar su propio alimento, seguramente muy preciado para él. Esta es la actitud que falta en
los millares de cristianos en general y en particular de evangélicos de nuestra presente sociedad marcada por una cultura
egoísta e insensible al prójimo. Si cada ciudadano de cada nación tuviese la actitud del samaritano, cada vez habría menos
naciones con gran miseria como las hay hoy dia. Al mismo tiempo, si las estructuras sociales y económicas estuvieran cons-
truidas sobre el principio del amor al prójimo, no se incrementaría cada año vertiginosamente el número de compatriotas en
extrema pobreza. ¡Qué lejos están nuestras iglesias y nuestros estados de los paradigmas bíblicos del servicio!7

El samaritano tuvo una actitud de compromiso. No estaba satisfecho con atender la emergencia. No le basto satisfa-
cer su conciencia de haber ayudado a alguien en una emergencia. No le basto satisfacer su conciencia de haber ayudado a
alguien en una emergencia. No, el samaritano asumió un compromiso más profundo para con el necesitado. Este compro-
miso tiene tres características que muy bien pueden y deben marcar nuestra obra diaconal.

7. La palabra griega utilizada aquí para compasión es eslanchnisthe que implica un profundo sentimiento de simpatía, y es la misma palabra que se usa en Mateo 9:36 para describir
la compasión que Jesús sintió por las multitudes (Leifeld 1984, 943)
106

Primero, es un compromiso que nos puede llevar a la incomodidad. Al usar su asno para el herido, probablemente el
samaritano tuvo que caminar, o quizás tenía que sudar duro sosteniendo al herido mientras ambos cabalgaban. 8 un cris-
tiano, una iglesia, o una institución que hace obra diaconal tendrá que sufrir incomodidades muchas veces. No debemos
quejarnos, entonces, cuando nuestros colegios usan casi todos los ambientes de la iglesia, a tal punto que, a veces, nosotros
mismos no tenemos donde reunirnos. Tampoco debemos quejarnos cuando invitamos a la vecindad a una comida de fra-
ternidad y nos dejan los pisos, los manteles, los utensilios totalmente sucios y tenemos que trabajar duro para dejarlos
limpios otra vez. No debemos quejarnos cuando servimos a otros, pues nosotros mismos tenemos que privarnos de ciertas
privacidades o comodidades.

Segundo, es un compromiso que exige dedicación de «nuestro» tiempo. El samaritano le llevo a su «beneficiario» a un
hotel y allí cuido de él hasta verlo con signos de vida. Obviamente el samaritano invirtió su tiempo, se dedicó a proteger la
vida de su congénere. 9 asimismo, un cristiano, una iglesia, o una institución que hace obra diaconal, no solo debe dedicarse
a atender las emergencias, sino que tiene que dedicarse pacientemente a cuidar de los heridos de la sociedad peruana hasta
ver signos de vida en ellos, si es posible de vida abundante en ellos.

Tercero, es un compromiso que requiere sacrificio económico. El samaritano tenía que pagar los gastos de hotel para
su «beneficiario» y para él mismo. Es más, cuando lo vio ya sanándose, pago al hotelero para que lo cuidase y se comprome-
tió a devolver los gastos adicionales que dicho cuidado implicaba. El compromiso económico es inevitable en el servicio al
prójimo. ¿Es que el samaritano er un capitalista con mucho dinero? No lo sabemos. Lo que sí sabemos es que el samaritano
actuó así porque era un hombre de misericordia, con un amor concreto por el prójimo. Al decir te lo pagare cuando regrese,
el samaritano revela que ya no tenía más dinero, que había dado todo lo que tenía.

En conclusión, el amor y la misericordia son las columnas sobre las cuales se edifica toda acción social cristiana. La soli-
daridad y el compromiso son su insignia. Todo lo demás, buenas reflexiones, buenos discursos, incluso buenos manuales,
son necesarios y sin duda que ayudaran a una buena comprensión, pero aislados de la acción comprometida no expresan el
amor al prójimo. En cambio, en la acción social concreta el amor se expresa en forma visible. Por eso el Señor: «ve y haz tu

8. es necesario que los cristianos reconozcamos que el hecho de que por mandato divino estamos en el deber de ayudar al pobre, no por ello, debemos concluir que el mismo
principio se aplica a los no creyentes de toda una nación. Bandow muy nos advierte que los cristianos «tenemos que ayudar al necesitado, pero la Biblia no nos enseña a tomar los
recursos de los no creyentes para re-distribuirlos a los pobres» (Bandow 1988, xiii).

9. Hendricksen afirma: «que vista tan maravillosa: el samaritano caminando al lado de su asno y sosteniendo a la trágica figura en camino hacia el hospedaje» (Hendricksen 1978,
595).
107

lo mismo». Es decir, haz lo mismo que hizo el samaritano. Este es el desafío para cada creyente en cada iglesia, para cada
institución de acción y reflexión social.

3. EL VALOR DE LA DIACONIA EN LA PRACTICA APOSTOLICA

Para tener una visión panorámica acerca de la práctica apostólica respecto a la diaconía, revisaremos cuatro aspectos
claves revelados en las Sagradas Escrituras. Estos son: que la diaconía era parte de la vida de los primeros cristianos, que los
apóstoles declaran a la diaconía como un deber cristiano, que la pobreza de una iglesia local no impide la diaconía y que el
amor y la fe se demuestran también en la diaconía

3.1 Diaconía: Parte De La Vida De Los Primeros Cristianos

«Todos los que habían creído estaban juntos, y tenían en común todas las cosas; y vendían sus propiedades
y sus bienes, y lo repartían a todos según la necesidad de cada uno. Y perseverando unánimes cada día en el
templo, y partiendo el pan en las casas, comían juntos con alegría y sencillez de corazón, alabando a Dios, y
teniendo favor con todo el pueblo. Y el Señor añadía cada día a la iglesia los que habían de ser salvos.» He-
chos 2:44-47

«Y la multitud de los que habían creído era de un corazón y un alma; y ninguno decía ser suyo propio nada
de lo que poseía, sino que tenían todas las cosas en común. Así que no había entre ellos ningún necesitado;
porque todos los que poseían heredades o casas, las vendían, y traían el precio de lo vendido, y lo ponían a
los pies de los apóstoles; y se repartía a cada uno según su necesidad.» Hechos 4:32, 34, 35.

El nuevo estilo de vida de los primeros cristianos establece principios que son un verdadero reto para nosotros hoy. La
primera iglesia era unida y solidaria, compartían sus coas y repartían a cada uno según su necesidad. No hay duda que este
estilo de vida era uno de los frutos de la llenura del espíritu Santo.10 nao había entre ellos ningún necesitado. Todos los que

10. Hendricksen se expresa similarmente cuando dice; «cuando llegaron al hospedaje, el samaritano no dijo: ‘aquí termina mi responsabilidad. Ya he gastado bastante tiempo en
este hombre. Ahora que otros continúen.’ No, sino que cuidó de él personalmente» (Hendricksen 1978, 595).
108

tenían lo compartían. Así es cuando el Espíritu de Dios obra en nuestra vida, sentimos el privilegio de compartir, porque el
fruto del espíritu es amor y este se expresa en obras concretas al servicio a los demás.

Podríamos, seguramente, encontrar muchos argumentos hermenéuticos bien pensados y rebuscados para afirmar que
este estilo de vida no se puede repetir ahora. E más, ciertamente, esa es una conclusión esencialmente correcta. Pero nadie
debe dudar que cuando el Espíritu del Señor está obrando permanente en nuestras vidas, estamos dispuestos a compartir lo
que tenemos y poner nuestros bienes al servicio de los demás. Así que el principio de compartir sigue siendo aplicable para
cada creyente y para toda la iglesia de hoy. Pidamos al Señor para que nos llene con su espíritu y produzca en nosotros la
voluntad de compartir y rendir frutos abundantes en nuestra acción social.

3.2 La Diaconía Como Deber Cristiano: Una Enseñanza Apostólica

El compartir era una característica de la iglesia apostólica. Escribiendo a la iglesia en roma Pablo dice: «compartiendo
para las necesidades de los santos, practicando la hospitalidad» (Ro. 12:13). El capítulo 12 de Romanos enfatiza lo que debe
ser la respuesta cristiana a la gracia de Dios en Cristo (Moo 1996, 748). La ética cristiana demanda de los cristianos una acti-
tud de compartir para las necesidades de los santos. Compartir es una expresión de la acción social al interior de la
congregación local o la iglesia nacional. De manera que, si en nuestras congregaciones hay necesitados, es una señal de que
la ética cristiana no está siendo practicada en su plenitud. Esto nos debe llevar a una seria revisión y confrontación de nues-
tras actitudes individuales y congregacionales con la enseñanza apostólica. 11 es decir que se debe ser parte de la labor
pastoral de enseñar con toda claridad que la diaconía es un deber de todo creyente. Pues, este verso habla de mantener
comunión con los creyentes que son más pobres (Moo 1996, 780).

La hospitalidad era otra de las actitudes básicas de la iglesia apostólica. Los cristianos y especialmente los diáconos y
los ancianos de la iglesia eran examinados para comprobar si poseían esta cualidad (1 Tim. 3:1-13). La hospitalidad no exige
de nosotros tanto costo en términos de dinero, pero si exige nuestro amor y paciencia para alojar a nuestros hermanos en
casa. Nos puede causar inconformidades, nos puede quitar, por unos días, las muchas veces la idolatrada privacidad matri-
monial o individual. Sin embargo, estamos llamados a ser hospitalarios como una expresión de nuestra conversión a Cristo.

11. F.F. Bruce comentando sobre estos versos dice que «los miembros de la nueva comunidad viviendo juntos y así experimentando un profundo sentido de la unidad del Espíritu,
renunciaron a todo pensamiento de prosperidad privada y tenían todas las cosas en común» (Bruce 1988, 74). Además, Bruce nota que de este modo «los miembros más ricos
proveían para los más pobres, y por un tiempo ninguno se quejaba de hambre o necesidad» (Bruce 1988, 101).
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La diaconía es un deber de todo cristiano hacia otros cristianos principalmente. Sin embargo, no debemos dar la im-
presión de que solamente estamos llamados a servir a los hermanos de la iglesia. Pues Pablo dice a los Gálatas: «no nos
cansemos, pues, de hacer el bien; porque a su tiempo segaremos, si no desmayamos. Así que, según tengamos oportuni-
dad, hagamos el bien a todos, y mayormente a los de la familia de la fe» (Gal. 6:9-10).

Nuestra actitud y deber de servir, en principio se entiende a todos, pero mayormente a los de la familia de la fe. Esto es
muy lógico, desde la familia de la fe se irradia el servicio, desde lo que podamos hacer por los necesitados de nuestra con-
gregación nos proyectamos al resto de la sociedad. Si no mostramos amor para con nuestros hermanos de la iglesia, ¿cómo
podremos mostrarlo hacia afuera? La diaconía exige no cansarse, ni desmayar, por eso necesitamos la sabiduría, la ayuda del
espíritu Santo y el buen testimonio. Esta es una fuerza que solo la puede dar nuestro Dios (Is. 40:28-31).

3.3 La Pobreza De La Iglesia No Detiene La Diaconía

«Asimismo, hermanos, os hacemos saber la gracia de Dios que se ha dado a las iglesias de Macedonia; que
en grande prueba de tribulación, la abundancia de su gozo y su profunda pobreza abundaron en riquezas
de su generosidad. Pues doy testimonio de que con agrado han dado conforme a sus fuerzas, y aún más
allá de sus fuerzas, pidiéndonos con muchos ruegos que les concediésemos el privilegio de participar en es-
te servicio para los santos. » 2 Corintios 8:1-5

El argumento, que más parece una queja o una auto justificación, de muchas de nuestras iglesias es este: «no podemos
hacer diaconía porque somos iglesias pobres». Pero más allá de ser un argumento, una queja, o simplemente una auto justi-
ficación, podría ser una actitud escapista. En el fondo, esta actitud manifiesta la falta de la ética de compartir, la falta de
amor que es el fruto del Espíritu.

Los cristianos pobres tenemos el ejemplo de las iglesias de Macedonia (Filípos, Tesalónica y Berea). Ellos eran muy po-
bres, pero estaban llenos del espíritu Santo lo cual se manifestaba en el amor que ellos tenían por
otros hermanos de otro país. Los macedonios mismos rogaron a Pablo que se les permitiera tener
el privilegio de poner sus ofrendas al servicio de los santos pobres de Jerusalén. Para las iglesias
de Macedonia el servicio diaconal era un privilegio. Su pobreza no estorbó su privilegio de servir en
110

amor. 12 Es más, su pobreza era profunda y estaban pasando por tribulaciones, pero todo esto no fue obstáculo para la dia-
conía. Compartieron sus cosas más allá de sus fuerzas, porque la gracia de dos era su fuerza motivadora. 13

Nuestra pobreza no debe, pues, llevarnos a abandonar nuestra disposición y privilegio de servir. Una diaconía bien or-
ganizada y sustentada en el amor vencerá la pobreza, porque nuestro Dios es dueño de todo y Él bendecirá el fruto de
nuestro trabajo para que no falte lo necesario.

4. LA DIACONIA MANIFIESTA EL AMOR Y LA FE

«La religión verdadera y sin macula es esta: visitar a los huérfanos y a las viudas en sus tribulaciones, y
guardarse sin mancha del mundo». Santiago 1:27

« Hermanos míos, ¿de qué aprovechará si alguno dice que tiene fe, y no tiene obras? ¿Podrá la fe salvarle? Y
si un hermano o una hermana están desnudos, y tienen necesidad del mantenimiento de cada día, y alguno
de vosotros les dice: Id en paz, calentaos y saciaos, pero no les dais las cosas que son necesarias para el
cuerpo, ¿de qué aprovecha? Así también la fe, si no tiene obras, es muerta en sí misma.» Santiago 2:14-17

« En esto hemos conocido el amor, en que él puso su vida por nosotros; también nosotros debemos poner
nuestras vidas por los hermanos. Pero el que tiene bienes de este mundo y ve a su hermano tener necesi-
dad, y cierra contra él su corazón, ¿cómo mora el amor de Dios en él? Hijitos míos, no amemos de palabra
ni de lengua, sino de hecho y en verdad » 1 Juan 3:16-18

12. Moo nota correctamente que en el capítulo 12 versos 10 y 13 se conciben las relaciones entre cristianos como relaciones de una familia extendida. Las palabras griegas usadas en
el v. 10 philostorgoi y Philadelphia, es decir «dedicados a» y «amor filial» indican estas relaciones familiares, mientras que en el verso 13 Pablo enfatiza la «koinonia» que la reina-
Valera traduce como «compartir» y que indica el grado de solidaridad (comunión) para con las necesidades de los santos. La koinonia es con las necesidades de los santos, no con
los santos en sí mismos y debía manifestarse en philostenia u hospitalidad (Moo 1996, 777).

13. Matthew Henry dice que «cuando nosotros mismos nos entregamos al Señor, entonces le damos a él todo lo que tenemos para lo que se necesite y para que se disponga de
acuerdo a su voluntad (1996, 6:506)».
111

Estos pasajes nos enseñan que una de las manifestaciones de la fe y de la religión verdadera son las buenas obras.
Además nos muestran también que aún de las manifestaciones del amor es el servicio a los destituidos de la sociedad. 14 las
palabras y las correctas formulaciones teológicas, sin duda, son necesarias y ayudan mucho a nuestro entendimiento de lo
que es la fe y el amor. Sin embargo, no lo evidencian, ni tampoco lo demuestran. 15 en cambio, el servicio concreto a los des-
tituidos de la sociedad expresa el amor de Dios y el amor de los cristianos. El principio enseñado aquí es que el servicio
cristiano es, pues, una manifestación visible de la fe y el amor de Dios en nuestras vidas tal como lo señalaba el apóstol San
juan en el pasaje arriba citado. 16

El apóstol San juan sin duda cuestiona la falta de sinceridad cristiana. El mantiene que la falta de sinceridad cristiana se
evidencia en la falta de compartir con el hermano necesitado. Como muy bien lo ha señalado Tobert S. Candlish, Juan esta-
blece aquí el siguiente principio: «no puede haber fe donde no hay consciencia, ni hay mayor fe que lo que hay de
consciencia, ni fe firme sin consciencia. En términos as claros, no puedo mirar el rostro de Dios si es que no puedo mirar mi
propio rostro» (Candlish 1877, 254).

Este mismo principio es expresado en otras palabras por un comentarista más moderno en los siguientes términos.
«Aquellos que son atacados por el amor de Dios no deben escapar a su obligación de que ese amor que han recibido para si
se haga realidad para otros. Dicho autosacrificio se debe antes que nada a los hermanos y hermanas, y de esta manera se
hace un fenómeno intracomunitario» (Strecker 1996, 115). 17

5. TEOLOGIA BIBLICA DE LA DIACONIA

14. Manton, autocríticamente nos recuerda que «la verdadera bondad es el dar a quienes no nos pueden devolver» (Manton 1693, 176) tal como lo enseña Lucas 14:12-14. Manton
continua diciendo: «muchas veces hacemos un negocio de nuestra caridad y buscamos sacar ventajas. No consideremos, nuestras más dulces influencias caerán por tierra: visitar a
las viudas ricas solamente es cortesía, pero visitar a los pobres y hacerlo en sus aflicciones, eso es caridad» (Manton 1963, 176).

15. Es sabido que esta carta está dirigida a creyentes. Zodhiates afirma que este grupo de creyentes eran los «cristianos ortodoxos, aquellos cuya principal preocupación era tener
el credo correcto y saber cómo recitarlo y saber cómo enseñarlo a sus hijos, pero no tenían el deseo de vivir vidas que emulan a Cristo» (Zodhiates 1960, 12).

16. Zodhiates comenta que Santiago está enseñando aquí que «cosas como el asentimiento intelectual, el pasar al frente y decir que aceptamos a Cristo, levantar nuestras manos
en una reunión evangelística, nuestra profesión de fe, no significan mucho a menos que todo ello sea demostrado mediante los frutos de la fe» (Zodhiates 1960, 12).

17. La ilustración más poderosa de la actitud de servicio del creyente es el hecho que para el año 251 d.C. los cristianos de Roma apoyaban económicamente nada menos que a 1500
personas entre viudas y gente pobre en general (Eusebio Echaste. 6:43.11-12).
112

En esta parte nos debemos preguntar si los textos del AT y NT nos revelan que es un imperativo divino servir a Dos y al
prójimo, entonces ¿Qué nos dice de Dios el servicio o diaconía? Es decir, ¿Cuál es la teología bíblica de la diaconía cristiana?

5.1 La Vida Y Obra De Cristo Revelan A Un Dios Compasivo

Algunos piensan que la acción social de la iglesia, por su vínculo con lo material, no tiene que ver con el núcleo o el co-
razón del evangelio. De allí que la consideren como una tarea de segundo orden en la misión de la iglesia en este mundo.

Pero justamente, es la revelación de Dios la que nos explica que en la propia misión de Cristo, su obra de redención no
estaba desligada de su compasión por las necesidades de los necesitados. Es más, y en este mismo contexto, el mismo Je-
sucristo dejó claro que él había venido para servir y dar su vida en rescate por muchos (Mt. 20:25-28). En un sentido, toda su
vida y obra estuvo marcada por su servicio al Padre, pero este servicio al Padre era un servicio que se expresaba en la pro-
clamación de la voluntad del Padre y en obras de misericordia y compasión tales como los milagros realizados para los
necesitados (Mt. 9:35). Por lo tanto, no se podría mantener una división tajante y excluyente entra una misión proclamadora
y una misión diaconal sin destruir la unidad con la que Cristo presento y practico su propia misión. Si la misión de Cristo debe
reflejarse en la misión de la iglesia queda claro, entonces, que es la voluntad de Dios que la iglesia Cristiana mantenga una
misión en la que la proclamación de la Palabra esté íntimamente unida a la acción diaconal. En este sentido, la diaconía nos
dice que el Dios revelado en la Biblia es el mismo Creador que siempre se ha interesado en alcanzar sus hijos con bienestar,
justicia, santidad y salvación. La diaconía unida a la proclamación del evangelio nos dice que nuestro Dios es un Dios de
compasión.

5.2 La Diaconía Nos Revela El Amor Y La Obediencia A Dios Por Parte De Su Pueblo

Los apóstoles, y mucho más el paradigmático apóstol Pablo, no solo enseñaron acerca de la importancia de la diaconía
cristiana, sino que la pusieron en práctica en su trabajo misionero. Asimismo, la obra diaconal era parte de la experiencia de
los cristianos de la Primera iglesia de Cristo. Ello significa que el mensaje revelado y actuado del Dios de la Biblia, ya formaba
parte de la cosmovisión de los primeros cristianos. Era su respuesta de la obediencia a su nueva condición de pueblo de
Dios. Por tanto, los cristianos de este presente tercer milenio no podemos menos que seguir en el camino de obediencia
requerida por Dios, y practicada por nuestros antecesores, como parte de nuestra obediencia requerida por Dios. La diaco-
nía es nuestro deber cristiano. Es insoslayable al pueblo de Dios y a cada miembro del pueblo de Dios. Es una marca de ser
hijos obedientes de Dios.
113

Valga la ocasión para comentar los que decía un predilecto amigo, que pastor y misionero con quien uno de los autores
trabajo en condición de diacono en la congregación en la que él fue instrumental en su organización y establecimiento en
Lima, Perú. 18 el solía decir que la experiencia de los que realizan (in)conscientemente alguna forma de acción social nos ha-
ce aprende y comprender que, el compartir dones, bienes, dinero y tiempo, cuesta bastante más de lo que comúnmente se
piensa. Él explicaba que esto era así porque ello implica negarse a sí mismo.

Cuando escribimos juntos un manual para diáconos para nuestra denominación, lo que él escribió respecto a que al
servir uno vive por gracia, y si vive por gracia, entonces, es una vida de compartir. La forma como él formulo esta idea teo-
lógica me impacto mucho, por eso en lo que sigue trascribo su escrito literalmente en cursivas (las notas son mías):

«Si el amor al dinero es la raíz de todos los males tal como lo dice Pablo en 1 Timoteo 6:10. Entonces el ser-
vicio cristiano es un buen método de Dios para sabernos pecadores delante de Él. 19»

Muchos en América Latina, incluso, guardamos el dinero en el bolsillo izquierdo de la camisa, junto al corazón. Esta
práctica cultural es una buena alegoría de cuanto el hombre latino ama el dinero. Lo que debemos hacer es invitar a Jesús a
morar y gobernar nuestro corazón, pero también nuestro bolsillo (Mt. 6:19-21). Nuestra conversión a Cristo resultara in-
completa cuando no entregamos nuestra plata y todo lo que tenemos bajo el señorío de Él. Sucede, a veces, que quienes
más critican la acción social, son los más avaros, egoístas y materialistas.

La acción social solo se hace práctica de la iglesia cuando somos conscientes de la gracia y justicia de Dios. Es decir,
cuando somos conscientes de la gracia y justicia de Dios. Es decir, cuando somos o conscientes que nuestra salvación es un
don gratuito de Dios, y que todo cuanto somos y tenemos se lo debemos a que Dios nos lo dio por gracia, por amor. ¿Quién
se siente merecedor de la gracia de Dios? Cuando más nos maravillamos y sentimos el unilateral amor de Dios, tanto más
dispuestos estaremos a compartir lo que somos y lo que tenemos, aunque nos cueste sacrificio.

18. McGavran, por ejemplo, auqnue reconoce la necesidad de una aproximación integral en el trabajo misionero y la necesidad de mejoramiento social como consecuencia de la
conversión a Cristo, sin embargo reduce la misión de la iglesia al discipulado de las naciones (Glasser and Mcgavran 1983, 28-29). Reduce también la salvación solamente al alma
(Glasser and McGavran 1983, 67), lo cual es una teología defectuosa en este punto.

19. nos referimos al pastor Leonard Smelt Dekker con quien el pastor Alonzo trabajó en la congregación «Los Olivos» de la iglesia Evangélica Presbiteriana del Perú durante los años
1986-1987, y en la que este coautor fue pastor durante los años 1992-1995.
114

Asimismo, en la base ala gracia incondicional de Dios podemos también servir incondicionalmente. No se trata de ayu-
dar esperando ser ayudados más tarde. Pues no se trata de un trueque, por el cual podamos decir, yo te doy ahora, para
que tú me des mañana. Solamente la gracia rompe este círculo vicioso y nos hace capaces en primer lugar, para pedir per-
dón por nuestros pecados, y en segundo lugar para servir sin que el receptor cumpla los requisitos para ser ayudado. La
gracia de Dios produce en nosotros las buenas obras. Vivir en la gracia de Dios nos mueve a compartir y perseverar hasta el
final, sirviendo al prójimo.

Una iglesia cristiana, será una iglesia on perspectiva bíblica de misión, en la medida que celebre y viva diariamente su fe
en el Dios de la gracia. Así, pues, vivir la gracia divina es la fuente de toda iniciativa social y de la energía para su organiza-
ción. En la Biblia el servicio a Dios y al prójimo, están íntimamente ligados. Ello nos da la fuerza y la autoridad para decir, que
ningún cristiano menosprecie la acción social relegándola aún plano secundario.

5.3 ¿Cómo Se Encuentran El Rico Y El Pobre?

La Biblia no habla con abstracciones sobre el problema de la pobreza, no hace énfasis en las teologías e ideologías que
tienen los pobres y los ricos. Sin embargo, en la actualidad, hay mucha gente que gana mucho dinero predicando o escri-
biendo sobre los pobres, y es posible que nunca se hayan encontrado realmente con un pobre.

Es muy simple hablar de dos clases sociales, pobres y ricos, aunque estas existen objetivamente. Pera la Biblia tiene
como propósito fundamental mostrar como el rico, a raíz de encontrar a un pobre, se pierde ose convierte. Ese encuentro
es, por fin, más profundo y elocuente que hablar sobre la pugna entre estas dos clases sociales, aún cuando no se puede
negar su realidad. Otra manera simplista de ver el problema de la pobreza es hablar de generalizaciones, es decir que los
pobres son flojos y que los ricos son explotadores. Otra es afirmar que los pobres deben contentarse con la actual situación,
porque en el más allá tendrán felicidad, y que el rico aquí en la tierra vivirá bien y será atormentado en el más allá. Esto sería
simplemente un escapismo teológico, una distorsión del evangelio, o quizás, una traición al mensaje bíblico.

Lucas 16:19-31 nos da la base para preguntarnos ¿Por qué se pierde el rico? ¿No es acaso porque realmente no ve al po-
bre Lázaro que está delante de su puerta? El hombre rico no encuentra a Lázaro, el pobre. En esta parábola hay tres
aspectos inseparables: No ver ni encontrar al pobre, no hacer caso a la ley y a los profetas y no descubrir que Jesús cumplió
la ley y los profetas.
115

El mensaje principal de este pase está dirigido a los hermanos del rico que todavía viven en la tierra. Ellos tienen que
escuchar a la ley y a los profetas, es decir, la Palabra de Dios. Ellos deber ver y encontrarse con el pobre. Ellos tienen que
conocer a Jesucristo. En una palabra, ellos tienen que convertirse. 20

El encuentro con el pobre es importante en la teología Bíblica, no por las cualidades (o vicios) del pobre, sino porque
Dios lo puso en el camino del rico para que este se convierta. ¿Cuántas veces perdiste una oportunidad de convertirse por
no encontrarte de verdad con alguien que es más pobre que tú?

Todas las discusiones sobre teologías, ideologías y políticas, solo tendrán sentido cuando no se pierde de vista el as-
pecto más central: ¿Qué ocurre cuando un rico se encuentra de verdad con un pobre?, ¿endurecerá su corazón, cerrara su
mano contra él? Un verdadero encuentro con el pobre lleva a un compartir en obediencia a la ley y los profetas. 21 un en-
cuentro personal con Cristo tiene una relación mística con el encuentro con el pobre (Mt. 25:31-46), una relación que no está
basada en las cualidades del pobre, sino más bien, en la misericordia y el amor de Dios por los despreciados.

6. LA DIACONIA CRISTIANA ES PARTE DE LA ESCATOLOGIA BIBLICA

Este acápite parece muy extraño para hablar de una teología bíblica de la diaconía. Pero no lo es para Cristi y su evan-
gelio. La diaconía, en tanto distintivo cristiano, nos acompaña hasta el momento mismo del juicio final. ¿Se imagina usted
como cristiano puesto de pie en el juicio final, donde el mismo Cristo será el juez? Esto exactamente sucederá. ¿Se imagina
cuáles serán las preguntas centrales del interrogatorio durante este juicio? Seguramente habrá varias preguntas de lo que
nosotros llamamos de carácter teológico, aunque no tenemos detalles de estas. Pero lo que sí es muy claro es que el Señor
nos declarara malditos de Dios, es decir nos haremos acreedores de las maldiciones del pacto, si es que no hemos puesto en
práctica la diaconía cristiana hacia dentro de la iglesia y también hacia afuera de ella (Gal. 6:10).

20. como decía Kuyper «Puesto que el rico y el pobre se han dividido porque han perdido su punto de unión en Dios, él los llamó a volver al Padre que está en el cielo. Dios vio como
la idolatría del dinero había matado la nobleza del corazón humano. Él puso al descubierto ‘la adoración a mammon’ delante de sus seguidores como un objeto al cual deben un
profundo desprecio. Puesto que Jesús entendía la maldición que existe en el capital, especialmente para el hombre rico, le mandó que detuviese su acumulación de capital… el
rechazo al rico porque no pudo decidir venderlo todo y darlo a los pobres. En su corazón Jesús no odió a los ricos sino que sintió una profunda compasión por su lastimosa condi-
ción» (Kuyper 1991, 37).

21. Nolland resume el mensaje de esta parábola en las siguientes palabras: «el hombre rico goza del status quo que había sido muy generoso con él, pero es ciego a las demandas
sobre él para con las necesidades de su vecino mendigo, Lázaro. Quienes así viven descubrirán en el infierno la amarga verdad de las implicaciones de su desprecio por las deman-
das básicas de la ley y de los profetas. Y los que así viven, a pesar de su pretendida piedad, no enmendarán sus caminos aunque alguien resucite de entre los muertos para
advertírselo » (Nolland 1993, 827).
116

Creo que bien vale la pena transcribir, en este punto, las propias solemnes palabras de Cristo (Mt. 25:41-45)

« Entonces dirá también a los de la izquierda: Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el
diablo y sus ángeles. Porque tuve hambre, y no me disteis de comer; tuve sed, y no me disteis de beber; fui
forastero, y no me recogisteis; estuve desnudo, y no me cubristeis; enfermo, y en la cárcel, y no me visitas-
teis. Entonces también ellos le responderán diciendo: Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, sediento,
forastero, desnudo, enfermo, o en la cárcel, y no te servimos? Entonces les responderá diciendo: De cierto
os digo que en cuanto no lo hicisteis a uno de estos más pequeños, tampoco a mí lo hicisteis» Mateo 25:41-45

En el eschaton, o sea en el tiempo final, Dios toma en cuenta la obra diaconal como una prueba de tres aspectos de la vida
cristiana autentica: de la fidelidad a la enseñanza de Cristo, como evidencia del amor a Dios y de la fe en Cristo, y como evidencia
de la unción del espíritu que nos hace obrar conforme a su dirección. El mensaje de la práctica de la diaconía es muy claro, y es el
siguiente; la comunidad de los redimidos por Cristo practica la diaconía como parte de su nueva naturaleza, como un distintivo
de su obediencia a Dios. Entonces, vivamos hoy practicando la diaconía a la luz de las demandas escatológicas de Cristo. Nuestra
meta cristiana es estar entre los benditos de Dios, como comunidad redimida, como comunidad que proclama el evangelio sin
dejar de lado la diaconía.
7. ALGUNAS CONCLUSIONES SOBRE LA DIACONIA

El Antiguo Testamento provee de principios fundamentales para guiar la diaconía cristiana y para comprender nuestras so-
ciedades desde la perspectiva bíblica. El viejo pacto, pues, nos muestra al único Dios del universo proveyendo para las
necesidades del hombre con una inquebrantable misericordia. Nos muestra su acción de velar por las necesidades de los pobres,
desvalidos y menesterosos. Sus leyes y mandamientos nos muestran su voluntad de bienestar para su pueblo, a través del cual
otras naciones serian bendecidas. De manera que la desobediencia, o la negligencia de los principios que estos mandatos ense-
ñan es una falta que Dios severamente denuncia. He aquí la tremenda importancia del antiguo Testamento para una visión bíblica
de la sociedad y del servicio al prójimo.

En el Nuevo Testamento, el Dios encarnado en Jesucristo, expresa su abundante gracia, llevando su obra de misericordia a
las profundidades del servicio y la redención. El pueblo escogido es la iglesia de Cristo que es de dimensión universal. Esta comu-
nidad redimida, como expresión concreta del amor y la gracia, se transforma también en una comunidad de servicio. El amor y la
gracia mueven al cristiano a compartir, no solamente la salvación en Cristo sino también a servir como Él enseño. Así, pues, esta
comunidad redimida y servicial se envuelve, a la vez, en comunidad evangelizadora porque su mensaje es buenas nuevas para el
hombre completo.
117

CAPITULO III

QUIENES DEBEN SER LOS DIACONOS

Aunque cada cristiano debe ser un diacono en el sentido general de ser servidor, La Biblia claramente distingue la dia-
conía general del oficio de diacono en forma específica. El Nuevo Testamento habla de los diáconos como un grupo de
oficiales de la iglesia. De esta manera, el oficio de obispo, o presbítero o anciano, quedo distinguido totalmente del ministe-
rio de la administración o servicio, el cual quedo, por así decirlo, en manos de los diáconos. La proclamación de la Palabra
quedó bajo la responsabilidad de los Apóstoles y luego de los Presbíteros. Sin embargo, el hecho que haya una separación
de responsabilidades entre estos dos oficios, ello de ninguna manera significa que andan separados, pues ambos oficios son
parte de la misma iglesia y sirven para promover la causa del evangelio. De manera que intentar verlos separados es hacer
violencia a la enseñanza bíblica. Veamos cómo se instituyo el diacono oficial.

1. INSTITUCION DEL OFICIO DE DIACONO

En aquellos días como creciera el número de los discípulos, huno murmuración de los griegos contra los hebreos, de
que las viudas de aquellos eran desatendidas en la distribución. Entonces los doce convocaron a la multitud de los discípu-
los, y dijeron: «no es justo que nosotros dejemos la Palabra de Dios, por servir a las mesas. Buscad, pues, entre vosotros a
siete varones de buen testimonio, llenos del espíritu Santo y de sabiduría, a quienes encarguemos este trabajo» (Hch. 61-3)
El ministerio de la Palabra y de la diaconía, al parecer, ante las murmuraciones, eran ejercidas por los apóstoles. Pero
cuando la iglesia apostólica creció y hubo problemas en la distribución, se presentaron quejas de desigualdad y de prefe-
rencia racial. Es verdad, cuando una iglesia trata de tener un ministerio integral trae consigo este tipo de problemas.
Problemas que a muchos cristianos e iglesias, les desanima a mantener la unidad diaconía-proclamación, y contrariamente a
la enseñanza bíblica deciden dedicarse solo a la predicación. Sin embargo, el ministerio apostólico tenía dos pies: proclama-
ción y diaconía. Y de ninguna manera los apóstoles resolvieron el problema cortando un pie a su ministerio, porque eso
habría sido mutilar el cuerpo de Cristo. No, eliminar la diaconía del ministerio de la iglesia no es una solución apostólica. Los
118

apóstoles guiados por el Espíritu Santo entendieron que la solución al problema era una buena organización de la distribu-
ción. Tarea que recayó en lo que se podría llamar el primer consejo de diáconos.
La institución del diaconado como oficio dentro de la iglesia apostólica constituye una instrucción dada por el espíritu
Santo a la iglesia de hoy también. La diaconía fue tan importante en la misión de la iglesia que los diáconos debían ser de un
buen testimonio, llenos del Espíritu Santo y de sabiduría. No eran personas comunes y corrientes, ellos poseían aptitudes
humanas y espirituales para ejercer su ministerio. Por eso en nuestras congregaciones tenemos que dejar atrás esa vieja
práctica, según la cual, se elige diáconos pensando en el aseo de los locales eclesiásticos, la portería, la decoración, y otras
cosas por el estilo. Pensar y hacer así, seria disminuir la importancia de este oficio. Estas tareas podrán ser parte de la fun-
ción diaconal, pero en ellas no se agota este ministerio. En este sentido, los reglamentos de nuestras iglesias son muy
limitados en el entendimiento de la diaconía. Este es un problema de interpretación y practica eclesiástica que debe ser su-
perado, dándole verdadero valor al oficio de diacono.

A medida que trascurrió el tiempo, la iglesia organizó mejor el oficio de diacono. Por eso, en Filipenses 1:1 leemos que
Pablo les envía saludos con los obispos y diáconos, σὺν ἐπισκόποις καὶ διακόνοις. Como vemos aquí los diáconos aparecen
después de los obispos (quienes también son llamados presbíteros o ancianos) claramente en calidad de oficiales de la igle-
sia. La misma idea se encuentra en 1 Timoteo 3:1ss donde después de establecer los requisitos para elegir a los obispos, se
establecen también los requisitos para elegir a los diáconos. Al dar por cerrado el canon del Nuevo Testamento nos encon-
tramos con una iglesia bien organizada con obispos y diáconos, como los oficios claramente instituidos por los apóstoles
bajo la guía del Espíritu Santo. Y este es el modelo de iglesia para hoy dia también.
La tarea principal de los diáconos era encargarse de los asuntos administrativos y de servicio práctico de la iglesia co-
mo su nombre mismo lo indica, y a lo cual hemos hecho referencia en el significado bíblico del término servicio.

2. LA ORDENACION AL OFICIO DE DIACONO

La Biblia solo autoriza ordenar varones que cumplen los requisitos establecidos por Dios mismo, por lo cual los argu-
mentos a favor de ordenar diaconisas no son sostenible bíblicamente. Por lo tanto creemos que, en fidelidad a la Palabra de
Dos, una iglesia evangélica debe abstenerse de tomar pasos para ordenar diaconisas. Nuestra firme posición se basa en la
exegesis de aquellos pasajes que aparentan autorizar la ordenación de diaconisas. Presentamos a continuación los resulta-
dos de nuestra investigación bíblica.
119

2.1 Exegesis De Romanos 16:1-2

« Recomiendo también ante ustedes a Febe, hermana nuestra, quien está siempre al servicio (o quien es
una sierva, [διάκονον]) de la iglesia en Cencrea, para que la reciban en el Señor como merecen los santos, y
que la ayuden en cualquier cosa practica que ella pudiera necesitar de ustedes (subjuntivo), porque ella
también ha ayudado a muchos y llegó (ἐγενήθη) a ser ayudadora de mi mismo)»
En estos versículos, pablo expone las razones por las cuales recomienda a Febe a fin de que sea bienvenida por la igle-
sia de Roma. Es muy posible que ella era la portadora de la carta a los Romanos.
Tres cosas se saben de Febe en este texto: en primer lugar, su nombre, el cual significa radiante o resplandeciente. 22
en segundo lugar que era una creyente en Cristo Jesús, por lo cual Pablo la llama Romanos 16:1-2 «hermana nuestra». En
tercer lugar, que ella siempre está al servicio de la iglesia (διάκονον τῆς ἐκκλησίας). Febe sirvió en forma permanente y acti-
va (uso del participio.) Dentro de la iglesia en Cencrea. Este servicio lo hizo a muchos y también con Pablo mismo. Su vida
cristiana de servicio lo hizo a muchos y también con Pablo mismo. Su vida cristiana de servicio la calificaban como una servi-
dora (διάκονον) de Dios, digna de ser recibida por la iglesia que estaba en Roma.

En la frase «al servicio del a iglesia,» se usa la palabra griega διάκονον. En algunas versiones de la Biblia, ese término se
traduce como diaconisa. Por ello, muchas sacan la conclusión de que en la Iglesia Primitiva se ordenaban diaconisas. ¿Pero
fue esto realmente así? La manera más adecuada de llegar a un veredicto sobre el significado de este término en este con-
texto, es mediante la exegesis del texto y la consideración de la práctica de la iglesia apostólica.
El debate se centra en lo siguiente: si el término… se usa en su sentido técnico (es decir si designa el oficio de dia-
cono), o si se usa en un sentido general (es decir si designa un servicio son referencia particular al oficio de diacono).
La opinión generalizada de respetables eruditos es que aquí el termino se usa en sentido técnico, para expresar el ofi-
cio de diacono, tal como en Filipenses 1:1 y Timoteo 3:8. Por lo tanto habría que traducir… por diaconisa. Ello significaría que
Febe había sido ordenada a tal oficio, aunque no se sepa quien la ordeno, ni en qué manera la ordenaron. Sin embargo, esta
opinión no resiste a una Exegesis rigurosa del texto.

22. aparentemente, el hombre rico «no estaba haciendo más que vivir la vida de su clase social, influenciada como estaba por los paradigmas del conspicuo consumo desarrollado
en la Roma imperial. Él pudo ser rico y benefactor, pero en lugar de ello, su extravagancia se concentró en su propio gozo de las buenas cosas de la vida» (Nolland 1993, 832)
120

En primer lugar, en ningún otro lugar del NT se usa o se evidencia que había el oficio de diaconisas. Por tanto no se
puede asegurar que en la iglesia del NT hayan existido diaconisas.
En segundo lugar, históricamente hablando, las diaconisas se mencionan en las Constituciones Apostólicas, pero este
escrito pertenece al periodo pos apostólico. Por lo tanto, no es necesariamente, una garantía de ortodoxia bíblica, más
bien podría ser una evidencia de desviación doctrinal, que por aquel entonces ya había penetrado en algunos sectores de la
iglesia pos apostólica.
Pero a pesar de estos argumentos, los eruditos que ven en el término --- un sentido técnico, o el oficio de diacono, sos-
tienen que Febe era diaconisa en la iglesia de Cencrea. 23 no porque haya una sólida base exegética, sino porque hay en ellos
una fuerte influencia de la nueva corriente filosófica modernizante que sobrevalora el rol dela mujer más allá de lo que la
Biblia indica.

Veamos ahora el contexto del pasaje, como muy bien lo sugiere Hendricksen, el contexto nos puede dar la pauta en
cuanto al servicio que Febe desempeñaba en la iglesia de Cencrea. Es decir, Pablo está solicitando que los cristianos de Ro-
ma den la bienvenida a Febe, que le den hospitalidad. Pero a su vez, Pablo dice que ella merece esta ayuda, porque ella
también ayudo a Pablo mismo. Esto nos sugiere que ella daba hospitalidad a Pablo cuando él arribó (y cuando muchos otros
creyentes pasaron por aquí) a este puerto de Cencrea. Ello sugiere también que el sentido del término ---: no describe el ofi-
cio de Febe sino un tipo de hospitalidad hacia los hermanos que pasaban por aquel puerto de Corinto ubicado en el golfo
saronico.24 la hospitalidad era y es un servicio que siempre han brindado, brindan y deben brindar nuestras hermanas sin la
necesidad de un oficio, sino más bien porque es parte de la vida del cristiano.
John Murray correctamente afirma que el término --- aquí, como es usual en el NT, puede referirse a cualquier tipo de
ministerio que una persona ejercía. Es evidente, dice el, que Febe ejerció un ministerio en Cencrea tal como lo afirma el V.2,
pero que no hay la autoridad ni las pruebas para afirmar que ella tenía el oficio del diaconado. 25

23. Archivaldo Tomas Ruboricen. Imágenes verbales en el Nuevo Testamento. Editorial CLIE, Vol. IV, Las Cartas de Pablo, Barcelona-España, 1989, p. 567.

24. Cranfield sostiene que el término en este contexto se refiere a un oficio definido. Que significaba la diaconisa de la iglesia en el mismo sentido de Flp. 1:1, 1 Tim. 3:8-12. Ver Cran-
field. C.E.B. A Critical and Exegetical Commentary on the Epistle to the Romans, vol.2. T & T Clark, Edinburgh, 1989, p. 781.

25. Consular Hendricksen, William. New Testament Commentary, Romans. The Banner of Truth . Edimburgh, 1980, p. 500.
121

1.1 Exegesis De 1 Timoteo 3:11

Los que procuran una desviación de la doctrina apostólica, proponiendo la ordenación de diaconisas en la iglesia cristia-
na, afirman que. Las mujeres aquí referidas no son las esposas de los diáconos, sino las mujeres diáconos, o sea las diaconisas. 26
Creo que es sabio afirmar que estas mujeres (γυναῖκας, gunaikas) eran ayudantes de los diáconos (Hendricksen). Pues
el texto griego no dice «asimismo las diaconisas», ni usa el término que usó en romanos 16:1 para referirse a Febe. Pero tam-
bién existe la posibilidad de que las mujeres aquí mencionadas eran las esposas de los diáconos, las ayudantes más cercanas
de estos (Calvino). 27 pues, la palabra griega γυναῖκoς tiene ambos significados: mujer en general y también esposa.
Algunos estudiosos de este tema se preguntan por qué aparecen requisitos para mujeres cuando se habla de requisi-
tos para diáconos. A esta pregunta responden diciendo que se trata, pues, de diaconisas. 28 una posible respuesta a esta
pregunta está en el contenido del v. 12, donde dice que los diáconos sean maridos de una sola mujer (γυναῖκoς) que es la
misma palabra usada para mujeres en el v.11. Entonces el v.11 habla de los requisitos que debe reunir la esposa del diacono.

Creo que don Berth Van Donkersgoed, mediante una exegesis muy clara ha llegado a la conclusión correcta cuando di-
ce que a causa de la debilidad de los argumentos que se usan en estos dos pasajes «no me parece ser justificado basar la
diaconía oficial de las mujeres en estos textos».29

1.2 Exegesis De Hch 6:3


Aunque muchos estudiosos de la Biblia ponen en duda que este pasaje se refiera específicamente al oficio de diacono,
el contexto de servicio y administración de alimentos sugiere claramente que se trataba de formar la primera organización
eclesiástica para servir mejor a las multitudes. Es más, la imposición de manos, no s e hacía a la ligera en el tiempo apostóli-
26 Murray, John. The epistle to the Romans: The English Text with Introdution, Exposition and Notes. Wm. B. Eermans Publishing Co., Grand Rapids Michigan, reprinted, 1990, p. 226.

27. esta es la posición de A.T. Robertson (op. Cit., p. 756) y otros

28. Juan Calvino dice en su comentario a la primera Epístola a Timoteo: «En el capítulo tercero, después de haber declarado la excelencia del obispado, describe a un verdadero
obispo, y enumera las cualidades que debe tener. Luego, describe las cualidades de los diáconos, y de las esposas, tanto de éstos como de los obispos» Ver COMENTARIO A LA
PRIMERA EPISTOLA PASTORAL DE SAN PABLO A TIMOTEO, por Juan Calvino, disponible en www.iglesiareformada.com

29. Ver por ejemplo, Foh, Susan T. Woman and the Word of God: A response to Biblical Feminism. Presbyterian and Reformed Publishing Co., 1979, p. 96. Ella afirma que la subordi-
nación de la mujer no es incompatible con el oficio de diaconisa. Y que este pasaje se refiere a diaconisas, pues, διάκονον es también femenino calificado por ouσαν, lo cual
describiría un título oficial.
122

co, por lo cual aunque no se encuentre en el pasaje la palabra diacono, no debemos dudar que estos siete varones fueron
ordenados para desempeñar el oficio de diáconos. Su oficio está implícito en la función que cumplieron.
Lo claro de este texto, en relación al tema que estamos discutiendo, es que los apóstoles plantearon a la iglesia a ele-
gir, no a siete hermanos en general, sino a siete hermanos varones, y en el texto griego se separa hermanos de varones con
una coma para clarificar que se trataba de varones y no hermanos en general (ἀδελφοί, ἄνδρας = ἀδελφοί ανδρας). La
misma idea clara de que los diáconos son varones se encuentra en 1 Timoteo 3:2 cuando dice que los diáconos deben ser
«maridos de una sola mujer». Los apóstoles no fueron ambiguos ni nos dejaron, en este pasaje, en una laguna de dudas. Por
lo que me parece muy difícil pretender presuponer que algunos de los apóstoles, como Pablo, hayan intentado cambiar esta
opinión apostólica original, para autorizar la ordenación de mujeres al oficio d diacono.
Finalmente, si --- se refiere a las diaconisas, tendríamos que concluir que Pablo exige de ellas requisitos menos estrictos
que para los hombres, lo cual sería contraproducente.
Por lo tanto, la pregunta de si es bíblicamente fundada la ordenación de diaconisas en una iglesia cristiana tiene como
respuesta que no. Por eso, no es base suficiente tomar Romanos 16:1 como el texto base para proponer el oficio de diaconi-
sa en la iglesia de Cristo. La verdad es que, a falta de argumentos bíblicos sólidos y que no dejen lugar a dudas, los
«eruditos» están siendo influenciados por la moda de la sociedad. Moda que cada vez exige la eliminación de las diferencias
entre el hombre y la mujer, y que en realidad, promueve que en la iglesia se establezca un orden ajeno al dado por Dios en
su Palabra. Por eso, los cristianos no debemos ser presas fáciles de argumentos culturales, o situacionales. Ni la cultura de
nuestras sociedades supuestamente igualitarias e inclusivas, ni las circunstancias de cualquier tipo deben violar el orden es-
tablecido por Dios en Su iglesia. Promover la ordenación de hermanas mujeres como diaconisas, violenta la Palabra de Dios
y, por lo tanto. Atenta contra la Cabeza de la iglesia, Cristo rey.

Los reformados no negamos que nuestras hermanas mujeres son iguales a los hombres respecto a la salvación, al juicio
y a la ética. Pero en cuanto al oficio de diáconos, la Biblia enseña que ello solo corresponde a los varones. Pero no a cual-
quier varón, sino a varones con características espirituales determinadas en su Palabra. El hecho que una hermana no sea
autoriza por Cristo para ser diaconisa, no significa que no puede o que no debe servir. Todos estamos llamados a servir, Dios
requiere que todos sus hijos sean servidores a Dios y a los hombres. Como muy bien lo expresa el Rev. Andrew M. Fraser,
«un servicio solo necesita una oportunidad y no un oficio». 30
30. Van Donkersgoed, Berth. El Oficio y el Carisma. Manuscrito, p.16.
123

SEGUNDA PARTE

ORGANIZACIÓN PARA LA OBRA DIACONAL


En la primera parte hemos aprendido que, en las sagradas Escrituras, Dios nos enseña y nos llama a hacer obras de bien
a favor de quienes lo necesitan, por lo tanto tenemos fundamentos bíblicos para nuestra obra diaconal.
En esta segunda parte trataremos de enseñar cuales son los aspectos más importantes que los diáconos, comisiones
de diaconía y nuestras congregaciones deben comprender adecuadamente con la finalidad de llevar a cabo en forma plani-
ficada la obra diaconal. También se explica brevemente como se procede en cada uno de esos aspectos

1. COMPRENDER LA REALIDAD QUE NOS RODEA

Los especialistas prefieren decir que el primer paso para poner en marcha cualquier acción, es hacer un diagnóstico de-
la situación. A nosotros nos basta decir que la realidad donde queremos hacer la obra diaconal es muy importante. La
siguiente historia ilustra esta afirmación.
El pastor había llegado hace unos seis meses, predicó unos 24 sermones en la iglesia, de los cuales, unos 4 fueron so-
bre el amor hacia los demás. Misterio es un caserío pequeño. No hay riego y la gente tiene chacras pequeñitas. Está muy
lejos de la ciudad llamada Mejoría.
El pastor tena mucha pena por lo que pasaba en Misterio. Decidió entonces hacer algo para solucionar este problema.
Pensó que debería venir un médico para dar charlas sobre como curar la tosferina y para trabajar por los demás problemas
de la salud que había en el caserío.
Escribió a la misión de estados Unidos haciendo un informe de lo que pasaba y solicitando, que si fuera posible, a la
brevedad, enviaran un médico misionero. La misión se preocupó mucho, hizo todos los arreglos, encontró un médico que
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felizmente sabía hablar castellano porque antes había trabajado en España, y lo envió. El misionero medico llego a Misterio
y fue muy bienvenido por el pastor y por toda la gente.
Los niños seguían muriendo, el llanto de las madres volvió a ser escuchado, por el cual el médico, sin descansar, y con
ayuda del pastor, hablaron con los profesores del caserío y lograron reunir toda la gente para iniciar las charlas tan espera-
das por el pastor.
De frente les explico sistemáticamente, que es la tosferina, como se origina, cuales son los síntomas y como se cura y
que remedio es el más efectivo. Además en un solo dia se hizo revisión médica a muchos niños y a cada pare se le dio las re-
cetas.
Los padres de familia no se entusiasmaron nada, miraban las recetas y leían varios nombres de remedios y a qué hora
se debían tomar, pero no recibieron ninguna medicina como ellos lo imaginaban antes de la llegada del médico. Comenta-
ban en voz baja en grupitos de a dos y de tres. Decían ellos: ¿de qué vale saber lo que es bueno, cuando no hay con que
comprarlo?

Concluido el primer dia de charlas y consultas gratuitas para todos, tanto el pastor como el medico iban muy satisfe-
chos por este servicio gratuito para el caserío. Agradecían a Dios por esta oportunidad de dar testimonio de amor hacia lo
demás. Dos días después un anciano de la iglesia llamo al pastor para contarle que 3 niños más acababan de morir, uno de
ellos era hijo de una hermana de la iglesia.
Esta situación turbo un poco al pastor y al médico, quienes se preguntaron ¿Qué sucede? Ahora ellos ¡ya saben que re-
medio comprar! Todos saben dónde están las farmacias de la ciudad. ¿Por qué pues, no se han ido a comprar? Así
preocupados, reunieron otra vez a todos los padres de familia para indagar un poco más sobre lo que estaba pasando.
Tomo la palabra el pastor, y dijo. «Ustedes saben hermanos y amigos que tenemos a<aquí presente a un buen médico,
que ha venido desde los estados Unidos, gracias a la preocupación mia y de la iglesia, de lo cual estamos agradecidos a Dios.
Hace dos días ya se ha explicado como curar la tosferinas, todos han tenido consulta gratis y ya tienen sus recetas; pero en-
terándome que nuevamente siguen muriendo más niños, me ha parecido necesario decirles y animarles, para que ahora sin
más tardanza todos compren la medicina y no permitan que sus hijos, que tienen mucho valor para ustedes y para Dios, si-
gan muriendo por la negligencia de vuestra parte». El pastor esperaba alguna reacción de la asamblea, y espero un
momento en silencio mirando fijamente a toda la asamblea.
125

Había un suave murmullo atrás en las últimas bancas del aula. Allí esta don Justo Pobri, con su ponchito ocre que cu-
bría sus raídos trajes, sin zapatos, un poco agripado; él era el autor del murmullo. ¿Alguien desea decir o saber algo? Dijo el
pastor amablemente

Hubo un momento de silencio, varios se miraban unos a otros, en eso se puso de pie don justo Pobri. Puso sus manos
sobre la carpeta e inclinando un poco la cara hacia su pecho, dijo en voz alta y triste:
«Muy estimado pastor y señor doctorcito, damos gracias a Dios, por la buena bondad y vuestra buenísima intención.
Sin embargo, es triste, señorcito, saber cuál es la enfermedad, saber que la humana invención ha descubierto medicina para
curarla, pero no hay dinero con que comprarla».
«Esa es la verdad, esa es la verdad», decía la asamblea a voz suave, pero en coro, de manera que el pastor y el medico
escucharon y se dieron cuenta claramente que todos eran de la misma opinión. Se sentó don Justo Pobri, sin faltarle ganas
de llorar porque a él se le habían muerto dos niños con la misma enfermedad.

2. HAY QUE DESCUBRIR LOS PROBLEMAS CLAVES

El problema más importante en este caserío, no era la falta de conocimiento sobre que remedios curan la tosferina,
por eso después que los campesinos escucharon las charlas, los niños se seguían muriendo por la misma enfermedad. El
problema clave era la falta de dinero, este problema fue muy bien formulado por don don Justo Pobri. Él era consciente de
esta realidad, como también era consciente de la bondad y buena intención del pastor y del médico.
Se dice que un problema es clave, cuando al atacarlo con nuestra obra diaconal, se resuelve de tal modo que ya no
aparecen más sus consecuencias; o por lo menos las consecuencias llegan a ser menos negativas, los campesinos si sabían
que es la tosferina y como se cura, porque hacía muchos años que venían sufriendo dicha enfermedad. La acción bien inten-
cionada del pastor no resolvió la consecuencia que esta falta de dinero causaba en el caserío, que este caso era la muerte
temprana de los niños.

El pastor no había considerado ni descubierto cual era el problema clave. Esto nos puede pasar a muchos, a muchas
iglesias, a muchas instituciones de acción social. Podemos estar trabajando duro y con la mejor intención del mundo y por
muchos años, pero sin resolver satisfactoriamente los problemas más importantes de una comunidad.
126

La manera de descubrir los problemas claves en una comunidad, asentamiento humano, barrio o incluso en la congre-
gación, es sin lugar a dudas, dialogando muy de cerca con las familias que sufren los problemas en carne propia. Pero el
dialogo debe ser acompañado de una permanencia en el lugar, es decir, vivir un tiempo allí y observar con toda la situación
con profundidad. Ayuda mucho leer algún estudio que se haya hecho sobre el lugar y conversar con otras personas que ya
tienen experiencias de trabajo diaconal en lugares parecidos.

Se deben elaborar listas de todos los problemas que se van observando, y de aquellos que la gente nos va informando.
Luego se debe analizar dichos problemas con la gente del lugar para determinar cuáles son los problemas más graves se-
gún ellos. Así se puede ir elaborando una lista ordenada de los problemas según la gravedad, sabiendo que los más graves
vienen a ser generalmente los más importantes, a los cuales debemos acometer con nuestra obra diaconal, congregacional
o institucional. El efecto positivo y la eficacia de nuestra obra diaconal dependerá de la mayor certeza con que sepamos
descubrir cuál es o cuales son los problemas claves.

3. DESCUBRIR LAS NECESIDADES CLAVES

Casi siempre un problema clave produce muchas necesidades, pero no todas son igualmente urgentes de solucionar. Si
comenzamos por solucionar la necesidad menos urgente corremos el riesgo de que el problema siga intacto. Por eso es im-
portantísimo darse cuenta de esto, para resolver lo que es más urgente y así vencer con más efectividad el problema.
En el caserío donde sucedió la historia que hemos contado, el problema clave era la falta de dinero para comprar la
medicina, y la consecuencia de este problema era que los niños se seguían muriendo cada semana. Hagamos un cuadrito de
esta situación:
Problema clave consecuencias Necesidades
pobreza Muerte temprana de niños Falta de dinero y de medico
Tristeza en el caserío Falta sanitario
Falta de botiquín

Ahora solamente estamos tratando de consecuencias y necesidades de problemas de salud. Pero igual se puede hacer
un cuadro para consecuencias y necesidades de otro tipo de problemas. En nuestro cuadro, de las cuatro necesidades ano-
tadas, la más importante y urgente es la falta de dinero para comprar la medicina.
127

Entonces, nuestra obra diaconal tendrá que apuntar a resolver esta necesidad urgentemente, por ejemplo, otorgando
prestamos son intereses y para que sean devueltos en plazos convenientes para los pobres, o consiguiendo donaciones de
medicinas, o creando otras fuentes de trabajo que generen ingresos. Luego de esto podemos pensar en tener botiquín en la
comunidad, luego un sanitario y luego, quizás, un médico. De esta manera podríamos ir estableciendo las prioridades para la
obra diaconal en esa realidad que nos rodea.

4. DISTINGUIR BIEN ENTRE CAUSAS Y CONSECUENCIAS


Se entiende por causa a aquella que da origen directamente a algo, y consecuencia como la manifestación visible de
esta causa. Cada problema tiene causas y consecuencias. Así, si tomamos el problema de la pobreza y el problema de la en-
fermedad por separado, cada uno tiene sus causas y consecuencias. Veamos el siguiente esquema comprensivo:
Problema Causas consecuencias
Pobreza Políticas de estado Enfermedades

Tosferina Bacterias, microbios Malestar

Analizando más a fondo el problema de la pobreza, este tiene su origen en la manera como una sociedad está organi-
zada, la máxima expresión de esta organización social es el estado y el gobierno, desde aquí emanan las leyes sobre las
relaciones económicas y las principales decisiones políticas que rigen la vida de un país con todos sus pueblitos. Pero los que
toman las decisiones para organizar el Estado, es decir los gobernantes tienen y defienden intereses. Esto no quiere decir
que solamente decidan en base a intereses propios. Ciertamente nuestros estados tienen, en general, una buena constitu-
ción. Pero las decisiones fundamentales en la organización económica propuestas por los gobiernos y aprobadas por los
parlamentos, en general, desfavorecen a los más pobres. Por ejemplo un ministro de economía a conveniencia de los ricos
decide el precio de los alimentos, pero estos precios solo convienen a los dueños de las industrias y a los ricos que se dedi-
can a la importación de alimentos y medicinas, etc. Los precios de los alimentos producidos por los pobres son muy bajos en
relación a los precios de los productos industriales. Esto genera un desequilibrio económico y social que agudiza la pobreza.
Este desequilibrio afecta a los pobres porque al vender sus productos no pueden comprar suficientes alimentos manu-
facturados porque el poco dinero que obtienen de sus productos agrícolas no se lo permite. Esto produce tuberculosis,
desnutrición y finalmente muerte temprana. Pero esto no es todo. Los precios de los productos de los campesinos y agricul-
tores no solo son muy baratos, sino que no tienen la misma protección del estado que la industria importadora. En
128

consecuencia, los pobres venden barato su producción y compran carísima la producción de los ricos. Por eso los pobres
nunca pueden salir de su pobreza, porque hay un intercambio muy desigual, no hay un encuentro justo entre pobres y ricos.
Claro que no es muy fácil darse cuenta de esto, pero así funcionan las cosas en nuestros países.

Es importante darnos cuenta de la causa principal de los problemas, porque si las soluciones que intentemos con nues-
tra acción diaconal no atacan a las causas del problema, este sigue intacto, no se soluciona con eficacia.

CASOS PARA DIALOGAR

1. EL CASO DE MONTECAMPO
En la aldea Montecampo vivían muchas familias esparcidas, cada una con su terrenito y su ranchito. Todos eran muy
pobres, y había mucha enfermedad entre ellos, y moría más de la mitad de los niños antes de llegar a los cinco años. Una
organización cristiana llamada «manos a la obra» se interesó en ellos, y con mucho amor comenzó a trabajar con la comuni-
dad.

Después de haber hecho un análisis con trabajadores sociales y médicos, llamaron a toda la comunidad a una serie de
reuniones, con el apoyo total del alcalde del distrito. Les explico que el amor de Dios los impulsaba a ayudarles con uno de
los problemas más básicos que tenía –las enfermedades y muerte de sus hijos. Los padres se alegraron y asistían a las
reuniones con felicidad. Expertos en medicina les explicaba con gráficos y videos como la falta de letrinas los estaba afec-
tando. Les explicaron que los gérmenes y bacterias de las heces humanas se lavaban y caían en los mismos pozos de donde
sacaban el agua para beber. Les mostraron que con solamente hacer letrinas podrían eliminar una gran parte del riesgo de
enfermedades y muertes prematuras. Y no solo eso, prometieron traer una letrina para cada familia que cavara un joyo. El
alcalde de la región dijo que la idea era buena, y dijo que todos debían hacer un hoyo dentro de 15 días, cuando traerían las
letrinas.
Pasaron los 15 días, la gente de «manos a la obra» llegaron con camiones llenos de letrinas. Para su sorpresa, nadie ha-
bía cavado un hoyo. Ahí estaban todos en sus ocupaciones normales. Llamaron al alcalde para ver que podían hacer. El
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alcalde monto su caballo y fue a hablar con las familias. Uno por uno los hombres le daban alguna excusa u otra. No tuvie-
ron tiempo. Tenían que trabajar y nadie les iba a pagar el tiempo para hacer el hoyo, etc. Los de «manos a la obra» no sabían
más que hacer. Creían que todos habían entendido bien el problema y que la solución en realidad era sencilla. ¿No les impor-
taba la salud de sus hijos?

Llamaron a un pastor local llamado David, quien tena muchos años viviendo allí, para consultar con él sobre el proble-
ma y orar juntos. Después de pedir la dirección de Dios, comenzaron a conversar sobre el asunto. El pastor había escuchado
comentarios, y también conocía bien a su gente. Les dijo, «vean, estimados hermanos. Por un lado Uds. Están peleando con
algunas costumbres de siglos. La gente dice que esa vaina de letrinas es los griegos, y que nosotros hemos sido criados sin
letrinas, y que no nos vamos a meter en ningún cajón hediondo para hacer sus necesidades. Que eso as bien les va a produ-
cir enfermedades, porque ¡imagínate el criadero de moscas que hay en cada letrina! Por otro lado, la gente dice que la razón
por la que sus hijos se enferman y mueren tiene que ser otra cosa que algún germano (ellos enredaron el termino germen)
invisible. La gente dice que algo tan pequeño e invisible no tiene el poder de matar, que ellos sospechan brujería y espíritus,
y que desde que murió el viejo brujo hay más enfermedades porque no tienen quien les ayude».
Los hermanos de «manos a la obra» se miraban unos a otros. Ya se les había complicado el cuadro. ¿Y qué hacer con los
camiones llenos de letrinas esperando afuera?
Analice: el problema, las causas y las consecuencias, y soluciones posibles.

2. EL CASO DE GENTIO

Muchas personas habían migrado a la ciudad Gentío para buscar trabajo. En los alrededores de la ciudad crecieron ba-
rrios marginados de ranchos de latas y cartón. La iglesia Nuevos Comienzos en Cristo decidió adoptar uno de estos barrios
llamado la Última Parada, nombre que se le puso porque la pobreza era profunda, y la violencia estaba fuera de control. De
hecho, la policía nunca entraba, ni los taxis. El lugar tenía tan mala fama que a mayoría de los que vivían ahí mentían cuando
buscaban trabajo y les preguntaban su dirección de domicilio.

La iglesia Nuevos Comienzos en Cristo buscó una organización misionera llamada Fundación Bernabé para ayudarles
con la comunidad. Después de conversar con muchas personas y andar en el barrio, determinaron que el problema era la
falta de trabajo. Todo el mundo les decía eso, que no tenían trabajo y que o podían conseguir. Por lo tanto crearon un pro-
grama muy completo que proveería: 1) capacitación en alguna vocación como sastrería o maquila, zapatería, panadería,
soldadura, artesanía y muchas vocaciones más. La Fundación Bernabé realizo mucho trabajo contactando instancias tanto
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del gobierno como privadas que podrían brindar el entrenamiento ya gratis, o a bajo costo. 2) en segundo lugar, la Funda-
ción Bernabé iba a formar un banco comunitario de préstamos, como una cooperativa. Todos los participantes se ayudarían
y se beneficiarían juntos. El banco cobraría intereses mínimos, solo para cubrir la inflación. 3) la fundación Bernabé ofrecería
orientación y capacitación tanto en mercadeo como en la administración de su negocio. Ayudarían a montar una sencilla
contabilidad para cada familia que participaba. 4) finalmente, la iglesia Nuevos Comienzos En Cristo ofrecería clases bíblicas
para niños y adultos para que querían,
Todos estaban animados. La comunidad buscó un lote que no se estaba usando y la Fundación Bernabé construyo un
salón comunal para usar en las capacitaciones. Todo estaba listo. Llego el momento de que las personas escogieran una
actividad, y comenzaran con capacitación y trabajo. Los dineros estaban disponibles. Pasó la primera semana y se reunieron
los trabajadores de la Fundación Bernabé y los de la Iglesia Nuevos Comienzos en Cristo. Ninguno tenía un candidato. Con-
versaron sobre lo que estaba pasando, y decidieron dedicar más tiempo la segunda semana conversando con la gente, con
quienes a estas alturas ya tenían confianza. Al reunirse después de la segunda semana, todavía no tenían a nadie dispuesto a
comenzar. Pero habían oído algunos rumores y comentarios que los tenían confundidos.
Oían que seguramente la Fundación Bernabé quería prestarles dinero para luego quitarles su rancho si no pagaban.
Otros comentaban que ¿para que aprender zapatería o panadería si los ricos ya tenían acaparado el mercado? Otros decían
que la iglesia solo quería usarlos de conejillos de Indias para sacarles fotos y enviar a estados Unidos Para recibir más dinero.
No sabiendo cómo enfrentar todos estos rumores, la Fundación y la iglesia abandonaron el proyecto. La comunidad
alquilaba el salón comunal para bailes los fines de semana, y lo prestaba para Alcohólicos Anónimos.
Analice: el problema (o los problemas) de fondo, sus causas y consecuencias, y soluciones posibles.

3. SER CONSCIENTES DE LA CAUSA ULTIMA

Hemos aprendido que cada problema tiene causas y estas se pueden identificar, explicar y atacar con soluciones en su
raíz. Pero también es necesario, estar conscientes, como cristianos, que la causa última de todos los problemas sociales,
económicos políticos y morales de una persona o país, está en el pecado del hombre. Saber esto nos ayuda a entender que
no todo se soluciona con pura imaginación, buena planificación o ayuda externa, o con pura organización. Estos elementos
son muy importantes como herramienta de trabajo, pero no son todo. Muchos problemas se solucionan, pues, con la espe-
ranza que da el evangelio de Cristo, para atacar el pecado en su raíz.
131

Esto es importante decirlo y practicarlo, porque hay quienes dicen que si el pecado es la cusa ultima de todos los males
de la sociedad, la predicación del Evangelio y la conversión de los pecadores ya lo resuelve todo. Pero esto es demasiado
simplista. Si así de sencillas fueran las cosas, todos los que se convierten a Cristo no tuvieran problemas de hambre y mise-
ria, lo cual no es cierto porque en medio de nuestras congregaciones hay pobreza a pesar de ser cristianos.

Tampoco es cierto de que sólo con la obra diaconal se pueden resolver los problemas, por eso no debemos descuidar
la enseñanza bíblica de que, predicación y obra diaconal nunca van separadas de la misión de la iglesia.
3.1 Descubrir Los Recursos Que Tiene La Comunidad
Una vez que ya sabemos, los problemas claves, las necesidades claves, sus causas y consecuencias, es necesario tener
una idea clara de los recursos con que cuenta la comunidad donde queremos hacer la obra diaconal. Por más pobreza que
haya en un pueblo, caserío o comunidad siempre hay recursos.
Esta es la potencialidad económica de los pueblos. Muchas escuelas, puentes, caminos, canales, han sido construidos
con mano de obra comunal. De manera que cuando una iglesia quiere hacer obra diaconal, especialmente en la sierra y sel-
va, tiene que imaginar cómo va a dar uso a esta potencialidad. Lo mismo se puede decir de las ciudades porque allí uno de
los problemas claves es la desocupación.

Aparte del recurso fuerza de trabajo, hay lo que se llama recursos naturales tales como: tierra, agua, minerales, made-
ra, materiales de construcción. Es muy importante hacer un inventario de todos estos recursos y ver como se podría actuar
de ubicación.

En la ciudad, la basura orgánica es un buen recurso material. Por ejemplo, se puede hacer huertos en sacos de plástico
con la basura.
3.2 Descubrir Cómo Funciona La Comunidad

Cada pueblo tiene sus costumbres, su manera de pensar, de trabajar, de expresar, su alegría o tristeza, sus formas de
organizarse. Al conjunto de estos aspectos, los científicos sociales le dan el nombre de cultura.

Entender la cultura de un pueblo nos ayuda a relacionarnos de manera adecuada con ese pueblo. Nos ayuda a respetar
las costumbres, y, nos permite encontrar formas efectivas de participación de la gente en el proceso de ejecutar la obra dia-
conal.
132

En esta parte es importante descubrir cómo es la organización de la comunidad, quienes son las autoridades, como es
la iglesia, quienes son los responsables de la salud, etc.
Finalmente, el conocimiento de cómo funciona la comunidad nos ayudara mucho para poder llegar con el mensaje de
salvación aplicándolo a su propia realidad.
Todo lo que hemos dicho en este capítulo ayudara a comprender la realidad que nos rodea. Esta comprensión es muy
importante para hacer frente a ello, como hacerlo y hasta qué punto podemos comprometernos con la solución de pro-
blemas.
3.3 Organización De Comisiones De Diaconía

En algunas congregaciones presbiterianas hay pocos diáconos, y a veces ninguno. Pero siempre habrá voluntad de tra-
bajar de parte de los diáconos y de los miembros de la congregación. En este caso es preferible organizar una comisión de
diaconía presidida necesariamente por un diacono. Esta comisión de diaconía puede tener varios miembros incluso herma-
nas. Veamos lo que hizo la congregación «Los Olivos» de la iglesia Evangélica Presbiteriana del Perú.
El consistorio de esta congregación propuso a la reunión congregación halla formación de una comisión e diacona, que
se encargase de todo el aspecto diaconal. La Asamblea nombro a nueve personas, entre hermanos y hermanas, presidida
por los diáconos. Actualmente esta comisión tiene un manual de organización y funciones aprobadas por el consistorio en
muy estrecha cooperación y supervisión. Esta organización permitía armonizar muy bien la obra diaconal con el ministerio
de la predicación, así veíamos signos de la iglesia apostólica entre nosotros.

Esta es una experiencia concreta y funcional, de la cual podemos aprender que para ejercer la diaconía es indispensa-
ble un órgano diaconal dentro de la congregación, y que es de fundamental importancia la coordinación entre el consistorio
y el consejo de diáconos con una información permanente a la congregación. Esto promueve la reflexión conjunta, la ora-
ción comunitaria, y la participación congregacional para el avance de la obra de Cristo en cada iglesia local.

Viendo la madurez de los hermanos de la comisión de la diaconía, andando el tiempo, el consistorio ya puede imple-
mentar una capacitación específica a los varones que han trabajado en estas comisiones, para luego poder proponerlos
como candidatos a diáconos para que la congregación los elija como diáconos. De esta manera la iglesia puede organizarse
mejor para este ministerio de misericordia o ministerio diaconal.
133

3.4 Plan De Trabajo Congregacional

Una congregación que no tiene plan de trabajo, es como un barco con piloto, lleno de pasajeros, pero sin brújula, sin
dirección. Claro, sabemos que es el Señor quien guía a Su iglesia, Él es la cabeza y el maestro, de eso no cabe la menor duda.
Sin embargo, es de gra ayuda hacer un plan de trabajo congregacional, donde la iglesia se fije sus objetivos, sus programas
de trabajo, sus metas para cada año, estrategias de evangelización, y, buscando dar oportunidad a cada hermano para
desempeñarse en la obra del Señor.
Dentro de este plan congregacional, como un programa de trabajo deberá figurar, indiscutiblemente la obra diaconal o
ministerio de misericordia. Idealmente, este plan deberá enmarcarse en el plan general de la denominación si esta lo tuviera,
dentro de lo contrario debería impulsarse mediante el presbiterio respectivo.

En conclusión, si la obra diaconal (o ministerio de misericordia) no forma parte del plan de trabajo congregacional, de
hecho, dicho plan tendrá muchas dificultades para implementarse, y corre el riesgo de aislarse dela congregación, fractu-
rándose así el testimonio de la iglesia.

3.5 Reflexión Congregacional


Puede ser que el concejo de diáconos, o las comisiones de diaconía, hagan un trabajo muy eficiente, pero que solo es-
te bajo el conocimiento del consistorio, de manera que la congregación solo escuche mencionar las cosas que se hacen en
cada asamblea congregacional, o de vez en cuando en un anuncio. Aunque esto ya es positivo de por sí sin embargo, para el
testimonio y unidad de la iglesia es muy necesario que la congregación sea convocada a reuniones de reflexión sobre sus
programas diaconales y sobre el Plan General de trabajo. Nuestros consistorios y nuestros consejos de diáconos, o comisio-
nes de diáconos, no deberían repetir la política de nuestros gobernantes, que solo necesitan los votos del pueblo para llegar
al poder. Una vez en el poder, hacen las cosas y toman las decisiones, por su cuenta y riesgo, sin ninguna consulta o refle-
xión con el pueblo. La función diaconal no debe ser así, como lo dijo Jesús: «más entre vosotros no será así».

La reflexión conjunta es muy importante a fin de mejorar la obra diaconal, y a fin de que la congregación sienta que es-
ta es totalmente suya. Ayuda también para que todos puedan orar por las dificultades que se puedan presentar, y para que
todos puedan juntos alabar a Dios por los buenos resultados en la obra diaconal, para la gloria de Dios.
134

BIBLIOGRAFIA CONSULTADA

Arndet, William F. and F. Wilbur Grinrich. 1979. Greek-English Lexicon of the New Testament and Other Early Literature. Second
edition revised by Walter Bauer. Chicago and London: The University of Chicago Press.
Archibaldo Tomas Ruboricen. 1989. Imagines verbales en el Nuevo Testamento, vol. Iv, Las Cartas de Pablo. Barcelona-
España: Editorial Clie.
Bailey, Nicholas Andrew. 1994. Some Literary and Grammatical Aspects of Genealogies in Genesis. In Biblical Hebrew and dis-
course Linguistics, edited by Robert L. Bergen. Dallas, Texas: Summer Institute of Linguistics Inc.

Bandow, Doug. 1988. Beyond Good Intentions; A biblical view of politics. Wheaton, il: Crosway Books.

Bavinck, Herman. 1951 [1991 reprint]. The doctrine of God. Traslated by William Hendricksen. Edinburgh: The Banner of Truth
Trust.
Bruce, F.F. 1988. The book of the acts. Revised edition. Grand Rapids, Michigan: Eerdmans.
135

ComprobacióndeLectura
• Según el teólogo Herman Witsius, ¿de qué elementos
consta el pacto de parte de Dios?
Instrucciones: Conteste las siguientes preguntas con- • ¿Por qué no admite un enfoque pactual las separacio-
forme a las lecturas. Algunas de estas preguntas pueden ser nes dicotómicas como «gracia» y «naturaleza» o «secular» y
contestadas directamente de la lectura, pero otras son pregun- «espiritual»? ¿Cuáles son las implicaciones de su respuesta
tas de aplicación, las cuales exigen que el estudiante use los para la diaconía?
principios que aprendió en el capítulo para contestarlas. • ¿Por qué se dice que la salvación no es individualista?
¿Qué será la diferencia entre los términos individual e indivi-
dualista?
 Preguntas de repaso | P.103
• ¿Cómo cuidó Dios de las necesidades corporales de
• ¿Por qué el Cristianismo no puede relegarse a la esfera
Adán en el huerto?
meramente espiritual?
• ¿Qué estableció Dios en el principio como las bases pa-
• ¿Cómo presenta la Biblia al hombre?
ra el bienestar humano?
• ¿Cuáles factores religiosos militan en contra de la dia-
•• ¿Qué debe motivarnos al sentir de compasión
conía bíblica entre los que se profesan ser cristianos?
por nuestro prójimo?

•• ¿Qué cuatro principios deberían regir la relación
 Preguntas de repaso | p. 108 hombre-creación?
• ¿Por qué es antibíblica la idea de que nosotros pacta- •• ¿Qué indican las palabras «la tierra como here-
mos con Dios? dad» en el pacto de Dios con Abraham?
• ¿Qué doctrina bíblica más caracteriza la diaconía?
• ¿Por cuáles razones destacamos el carácter pactual de
la diaconía?
 Preguntas de repaso | p. 117
• ¿De qué se trata la segunda tabla de la ley? ¿Cómo se
• ¿Qué es la esencia básica de un pacto?
resume?

• ¿En qué se distinguen el pacto con Abraham y el pacto

sinaítico?

• Explique como el pacto con Dios afecta nuestra relación
con los demás.
• En todos los pactos bíblicos entre Dios y el hombre, ¿en
• Elabore sobre la conexión entre el pacto de Dios y
cuáles toma la iniciativa el hombre? ¿Quién siempre determina
nuestras actitudes hacia la pobreza.
las condiciones y sanciones?
136

• ¿Cuáles son los dos principios que la ley de Moisés nos • ¿Por qué tenían que hacer descansar la tierra los israe-
enseña sobre cómo debemos considerar la ayuda caritativa y litas? ¿Cómo podemos aplicar este principio hoy en día?
el uso de nuestros bienes? • ¿Qué efectos ecológicos tuvo el descansar la tierra cada
• ¿A base de qué argumento critican algunos la idea de sétimo año?
que los que tienen más deben dar a los que tienen menos? • ¿Cuáles tres elementos considera el pacto de Dios?
• Explique lo que usted entiende por «la lucha de cla- • ¿Qué principio revelan Lv. 25:35–37 y Dt. 23:19–20?
ses». ¿Es bueno o malo? ¿Cómo cristianos la debemos evitar o ¿Cómo debe aplicarse a nuestra sociedad y a la diaconía de la
promover? ¿Qué debe ser la actitud de la iglesia hacia diferen- iglesia?
tes clases económicas? • ¿Qué principio resalta Dt. 15:7–11...?
137

Apéndice A

¿DÓNDE ESTA
EL DIACONO DEL AT?

Dr. C. Van Dam


Trad. Valentín Alpuche
138

¿DÓNDE ESTÁ EL DIÁCONO DEL AT?

CUIDANDO DE LOS POBRES ANTES Y AHORA


¿DÓNDE ESTÁ EL DIÁCONO DEL ANTIGUO TESTAMENTO? A PESAR DE LAS SUGERENCIAS DE LO CONTRARIO, ÉL NO SE
encuentra en ninguna parte. 1 No hay un precedente directo en el Antiguo Testamento, o un precursor, del oficio de diácono
como nosotros lo conocemos el día de hoy. Al mismo tiempo, todos somos conscientes de que el Señor ciertamente no olvidó
a los pobres en la antigua dispensación. Pero, ¿cómo se cuidaba de los pobres del Antiguo Testamento, y qué podemos apren-
der de ello para nuestra tarea en el presente? Ese es el verdadero asunto detrás de la pregunta y detrás de nuestro tópico para
el día de hoy, «¿dónde está el diácono en el Antiguo Testamento? »
Por lo tanto, no nos extenderemos mucho sobre el «por qué» como sobre el «cómo» de la provisión de los pobres. 2 ¿Có-
mo de una manera concreta era hecha la provisión, y qué principios podemos derivar de eso para la labor diaconal de hoy?

Para responder a esas preguntas, propongo hacer lo siguiente. Primero, investiguemos quiénes son los pobres en el Anti-
guo Testamento. Segundo, consideraremos su provisión en el Antiguo Testamento junto con las implicaciones del Nuevo
Testamento que resultaron de ello. Finalmente, extraeremos todos los elementos claves y reflexionaremos sobre nuestra si-
tuación el día de hoy.

1. ¿QUIÉNES SON LOS POBRES?

1. Para la opinión de que los Levitas eran los diáconos del Antiguo Testamento, ver p.ej., R.J. Rushdoony, «Governemento and the Diaconate», Chalcedon Report, Enero de 1995,
pág.28.

2. Para la motivación del interés del Señor por los pobres ver C. Van Dam, «The Diaconal Task: Some Old Testament Roots and Their Continuing Significance», Diakonia 2:2(1988) y tam-
bién reimpreso en Ordained Servant 1:1 (1992).
139
¿Quiénes son esas personas que son llamadas pobres y necesitadas en el Antiguo Testamento? Al responder a esta pre-
gunta, primero debemos notar que hay un extenso vocabulario que trata con los pobres. Para nuestros propósitos, podemos
notar tres categorías principales de términos Hebreos para los pobres los cuales llegan a nosotros en español con la traducción
«los pobres» o algo similar.

1.1 Los Pobres Materialmente

Esta primera y más obvia categoría comprende a aquellos que carecían de las necesidades básicas para existir. Son
destituidos y sin ninguna esperanza a menos que reciban ayuda de otros. De esta manera leemos, por ejemplo, en

Deuteronomio 15 en el contexto del aplazamiento del pago de la deuda cada siete años, que no debe haber pobres en Is-
rael (Dt. 154 y pássim; 24:14; Sal.109:16).

1.2 Los pobres impotentes


Estos son aquellos que han experimentado una reducción o pérdida grave de su prosperidad y condición social. Como ta-
les, ellos son los opuesto a los ricos (Ex.30:15), y por lo tanto pueden ofrecer sacrificios menos caros (cf. Lv. 14:21-22). Tales
personas también pueden llegar a ser dañados físicamente y psicológicamente, y así convertirse en necesitados y desampara-
dos (Job 34:28; Sal. 82:3; Pr.22:22; Jer. 40:7).

1.3 Los afligidos y oprimidos


Los afligidos y oprimidos son aquellos que son intimidados y explotados por lo ricos (Is.3:14; Ez.18:16-18; Am.2:7). También
estos pobres pueden ser los piadosos que son agraviados por los impíos (Sal.10:2; Is.14:32). En breve, ellos son los victimizados,
aquellos que son agobiados y de baja condición, con la gente tomando ventaja de sus circunstancias humildes. 3
Así pues, había tres clases de pobres: los pobres materialmente, los pobres impotentes y los afligidos. Ahora bien, no te-
nemos que imaginarnos que estos eran tres categorías separadas de israelitas. No. Estos términos a menudo son usados como
sinónimos de cada uno y pueden (pero no necesariamente tienen que) referirse a la misma gente, vista desde perspectivas di-
ferentes. Los matices específicos a de los diferentes términos hebreos para «los pobres» son difíciles de hacer resaltar en una

3. El término hebreo para este grupo nunca se usa para «pobreza merecida sino siempre se usa para denotar a aquellos que son explotados e injustamente empobrecidos (Job 24:4; Sal
37:14; Is.32:7) ». W.J. Dumbrell, en W.A. VanGemeren editor, New International Dictionary of Old Testament Theology and Exegesis (5 Vols.; Grand Rapids: Zondervan, 1997) 3.455.
140
4
traducción castellana, pero estos diferentes matices existen en la Escritura. ¿por qué es importante notar esto? Bueno, mues-
tra que los pobres en Israel no solo son aquellos sin dinero, sino que ellos incluyen a los desaventajados, los oprimidos, y los
desamparados. Este amplio rango de significados para el término «los pobres» así mismo indica que no debemos tener una
idea de los pobres entre nosotros muy estrechamente en el presente. Pueden incluir no solamente a los pobres materialmen-
te, sino también a los desventajados y afligidos.

2. LOS POBRES EN LA SOCIEDAD DE ISRAEL

A fin de apreciar tanto como sea posible lo que la Palabra de Dios (el Antiguo Testamento) nos dice en sus extensas pres-
cripciones de los pobres, será de mucha ventaja hacer una pausa e intentar representar delante de nosotros las principales
manifestaciones de la pobreza, como apenas se notó, dentro de la sociedad israelita, y ver a quiénes se aplican estas etiquetas
de pobres, impotentes y afligidos. 5 entonces notaremos que hay diferentes maneras en las cuales el Israelita se enfrentaba a
los pobres en su vida diaria.
Veremos también qué soluciones tiene el Señor para los pobres.

2.1 Los Campesinos Y Los Pobres Sin Tierras

Estos no estaban totalmente destituidos. Aunque ellos sufrían económicamente, se esperaba de ellos que ofrecieran sa-
crificios, si bien ellos podían ofrecer animales de menos valor que los que ofrecían de los ricos en sus sacrificios (Lv.5:7,11; 12:8;
14:21). Ellos tenían que dar dinero de la expiación junto con los ricos (Éx. 30:15). Ellos tenían que pagar sus impuestos (Am.
5:11). Especialmente en los días de Jeroboam II (782-753a.C.), pequeños terratenientes eran a menudo reducidos a la pobreza
por los ricos de tal manera que Dios, a través de Amós, advirtió a Israel de su ira (Am. 2:6-7; cf.8:4-6). Similarmente, por ejem-
plo, Isaías profetizó en su día (Is.26:5-6) y prometió la restauración de los pobres (Is. 29:19-29).
Los pobres sin tierras (Éx. 23:11; Lv.19:10; 23:22; cf. P.ej.,Jer. 39:10) eran especialmente vulnerables. Ellos eran obreros que
eran completamente dependientes de otros para su sustento. Fácilmente podían ser explotados y abusados (Sal. 37:14;
Is.32:7). Dios, por lo tanto, protegía a estas personas a corto plazo por medio de medidas tales como el pago diario inmediato

4. Cf. p . ej., el texto hebreo de Éx.23:3,6; también Éx.23:11 y la legislación paralela en Lv. 19:9ss; 23:22. Ver además sobre este punto C. VanLeeuwen, Social besef in Israel (Baarn: Bosch
& Koning, n.d.) 11-12.

5. Sigo este enfoque antes que ligar cada término hebreo con una manifestación particular de pobreza ya que tengo mis dudas sobre si esto puede ser hecho consistentemente. Cf. El
estudio de J.D. Plenis, «Poor, Poverty», en D.N. Freedman, editor, Anchor Bible Dictionary (Vols.; New York: Doubleday, 1992) 5.402-414 y esp. p.ej., 404b (en relación a los pobres ma-
terialmente como a los pobres sin tierras).
141
de sus salarios, préstamos libres de intereses, y el retorno de sus capas o vestidos a la puesta del sol (si las habían entregado
como garantía) para que el pobre pudiera abrigarse con ella (Éx. 22:25-27; Dt. 24:10-15). Ellos también podían recoger lo que
crecía por sí sólo cuando los campos no eran cultivados cada siete años, cosechar las uvas que quedaban, y recoger de los
campos cosechados (Éx, 23:11; Lv.19:9-10; 23:22). 6 .

A largo plazo, Dios proveía un año para no pagar los préstamos cada siete años (Dt.15)7 y un año de Jubileo cada cincuen-
ta años, para que la tierra pudiera ser retornada al dueño original (Lv. 25).

2.2 Las Viudas Y Los Huérfanos

Con la muerte de su esposo, una mujer, especialmente una que estaba sola, estaba en todos los sentidos en una posición
muy precaria. Esto es evidente del hecho de que el término hebreo para «viudez» puede significar también «destitución». Ha-
bía, básicamente, dos opciones para una viuda, asumiendo que no tenía hijos pequeños o de mayor edad. 8

Si ella no tenía hijos, un cuñado soltero podía casarse con ella (el así llamado matrimonio del levirato) y el primer hijo por
nacer sería considerado como el heredero de la propiedad del difunto, y el continuaría la línea del difunto. Sin embargo, tal cu-
ñado podía rehusarse a cooperar (Dt. 25:5-10; cf. Gn. 38:8), y la opción de familiares más distantes para cumplir con este deber
era posible (Rut 4:5-6).
Ella podía regresar a la casa de su padre donde podría esperar para el matrimonio del levirato con un hermano de su es-
poso difunto si era demasiado joven en ese momento (cf. Gn. 38:11; Lv. 22:13; cf. Rut 1:8,11).

Por supuesto, una viuda podía técnicamente volver a casarse, especialmente si ella era joven o rica (como David se casó con la
viuda Abigail, 1 S.25:39-42). La otra opción era que ella sustentara a sus hijos por su cuenta. Sin embargo, ser rica y viuda era
excepcional y, como ya ha sido notado, la palabra para «viudez» también significaba « destitución».9

6. Ver además sobre estos L.G. Perdue en L.G. Perdue, et al., editores, Families in Ancient Israel (Louisville, Kentucky: Westminster John Knox, 1977),199.

7. Dt. 15 se refiere a la suspensión de las deudas durante un año, queriendo decir que un segundo pago no podía demandarse en ese periodo de tiempo. Ver P.C. Craigie, The Book of
Deuteronomy (NICOT: Grand Rapids: Zondervan, 1984: originalmente en Holandés, 1950-1951), 180-181. Cada cincuenta años toda deuda sería completamente cancelada (Lv. 25). Ver
G.J. Wenham, The Book of Leviticus (NICOT: Grand Rapids: Eerdmans, 1979),317.

8. Si ella tenía hijos mayores, ella podía mudarse donde su familia. Cf. Rut 1:3 y 2 S14:5ss. H.E. Van Waldow, «Social Responsability and Social Structure in Ancient Israel», Catholic Biblical
Quaterly 32 (1970) 187.

9. Tal vez las logísticas y habilidades brillantes que se necesitaban para manejar y echar a andar (con beneficios) exitosamente la propiedad dejada por su esposo era demasiado para el
promedio de viudas cuyas habilidades eran más bien domésticas. Especialmente si ella no tenía el apoyo de su familia, su posición podía llegar a ser muy precaria en corto tiempo y
142
10
cuando se convertía en viuda con hijos menores, entonces sus hijos llegaban a ser huérfanos. Obviamente, la débil posición
de la viuda también estaba reflejada en la condición desesperada de los huérfanos (cf. Lam. 5:3). 11 Ahora bien, en tanto que los
lazos familiares eran fuertes (como se suponían que fuera, especialmente en los días del establecimiento de Israel en la Tierra
Prometida), se podía esperar que las viudas y los huérfanos fueran bien cuidados (ver opciones 1 y 2 arriba). Sin embargo, con
el establecimiento de un gobierno más centralizado, y el desarrollo de una gran prosperidad económica, la viuda era aparen-
temente marginalizada. Aunque una viuda heredara la propiedad de su esposo (cf. Rut 4:3; Pr. 15:25), con todo ella era
vulnerable de perder su propiedad a través de fraude e injusticia. 12 Las protestas ruidosas de los profetas en relación al mal-
trato de las viudas y huérfanos muestra que su posición era realmente vulnerable (Is. 1:17,23; 10:2; Jer. 7:6-7; 22:3-5; Ez. 22:7;
Zac. 7:8-14; Ml. 3:5).

El Señor, sin embargo, proveía para las necesidades de las viudas y los huérfanos en su ley. El advirtió a Israel de no afligir-
los y que si lo hacían, la ira de Dios ardería en contra de ellos y convertiría a sus esposas en viudas y a sus hijos en huérfanos
(Éx.22:21-24; He. 20-23). Los huérfanos estaban para ser tratados justamente, y el vestido de la viuda no debía ser tomado en
prenda (Dt. 24:17). Las viudas y los huérfanos podían participar en las festividades del diezmo del producto de la tierra cada
tercer año, junto con el Levita y el forastero (Dt. 16:14). Podían de la misma manera participar en las celebraciones de la Fiesta
de las Semanas (Dt. 16:11) y la Fiesta de las Tiendas (Dt. 16:14). Estaban con toda probabilidad incluidos con los pobres cuando
se trataba del privilegio de recoger las orillas y las esquinas del campo (Lv. 19:9; 23:22) y recibir el producto del año Sabático
(Éx. 23: 10-11). El Señor le recordaba a su pueblo que él era el protector y sustentador de las viudas y los huérfanos (Sal. 68:5;
[He: 6]; 146:9).
2.3 Los Forasteros Y Los Extranjeros

llegar a problemas tales como las deudas. En última instancia, si no se volvía a casar, la propiedad de la viuda sería revertida a la familia de su difunto esposo. Cf. El órden de herencia
en Núm. 27:8-11. Cf. E. Neufeld, Ancient Hebrew Marriage Laws (London: Longmans, Green and Co., 1944), 240-242.

10. Un huérfano es uno sin padre. Ver, p. ej., Éx. 22:24; He.23; Lam 5:3.

11. La viuda habría tenido grandes dificultades soportando pleitos legales por cuenta propia, una circunstancia que podía resultar en la pérdida de sus hijos ya sean por muerte (cf. 2S.
14:5-6) o por esclavitud por deuda (cf. 2R. 4:1-7). Ver además S. Bendor, The Social Structure of Ancient Israel (Jerusalem Biblical Studies 7; Simor,1996),193-194.

12. Si Noemí podía vender la tierra de su esposo difunto Elimelec, entonces ella era claramente la heredera (Rut 4:3). Cf. También Pr. 15:25 que ordena dejar los linderos de la viuda
intactos. Además, no hay evidencia firme de que la viuda no tenía el derecho de heredar la propiedad de su esposo, contra C. Van Leeuwen en VanGemeren, editorial, New Internatio-
nal Dictionary of Old Testament Theology and Exegesis 1.413 (y también C. van Leeuwen, Sociaal besef in Israel, 23). Núm. 27:8-11 no afirma que las viudas no tenían el derecho de
heredar la propiedad de su esposo, sino que este pasaje trata con la cuestión de las hijas de Zelofehad heredando la propiedad de su padre porque no habían hijos varones. El lugar de
la viuda no es tratado aquí. Ver además D.F. Keil, Manual of Biblical Archaeology (2 Vols.; Edinburgh: T&T. Clark, 1887, 1888; originalmente publicado en Alemán), 2308-309. El asunto de
si la viuda heredaba la propiedad es complicado. Ver la discusión en Neufeld, Ancient Hebrew Marriage Laws, 241-242.
143
Otra parte importante del mosaico de la sociedad Israelita eran los forasteros, extranjeros y residentes temporales. El foraste-
ro era un extranjero que se había asentado y establecido en Israel pero que realmente no pertenecía allí, debido a que él vivía
en medio de un pueblo con quien no tenía ningún lazo sanguíneo. Los ejemplos de Abraham en Canaán (Gn, 23:4), Israel en
Egipto (Ex. 22:20), y Elimelec con su familia en Moab (Rut 1:19 vienen a la mente. Sin embargo, debido a que un forastero se
había establecido durante un tiempo en la tierra entre los israelitas, no era llamado un extranjero y también tenía ciertos dere-
chos y privilegios. 13 uno pudiera decir que el forastero era un inmigrante (para usar un término moderno). O uno pudiera
resumirlo notando que tal persona había dejado su medio social original y entrando en una nueva relación dependiente dentro
de un nuevo medio social. 14

En esa luz debe notarse que un israelita que se mudaba, o era forzado a mudarse, de su medio social original a alguna
parte dentro de Canaán era en esencia un inmigrante, y él podía también ser llamado un forastero en su nuevo lugar de resi-
dencia. Él había perdido el apoyo de su familia. 15 tenemos ejemplos de éstos en la Escritura. En Jueces 17 leemos de un joven
Levita, que hasta cierto punto dejó una ciudad Levita, y había estado morando (como un extranjero) con la tribu de Judá en el
pueblo no levita de Belén. El dejo su lugar en busca de otro lugar para morar. Él fue al norte hacia Efraín (Jue. 17:7-13). 16 otro
ejemplo se halla en Jueces 19:16 que habla de un hombre viejo de Efraín que estaba morando en Gabaa de Benjamín, lejos de
su familia. De modo que, aunque las personas en estos ejemplos eran Israelitas, no obstante eran extranjeros en un lugar fuera
de su medio social y contexto original, y eran de esta manera dependientes de su nuevo medio social para la ayuda que llega-
ran a necesitar.
Usualmente, pero ciertamente no siempre (Lv. 25:479, el extranjero o forastero era siervo de alguien (Dt. 24:14) y era po-
bre y vulnerable (Dt. 10:18; 14:29; 24:14, 17-21; Ez. 22:29). 17 los extranjeros que estaban desaventajados económicamente podían
esperar ayuda tal y como la viuda y el huérfano, incluyendo el derecho a recoger (Lv. 19:10; 23.22; Dt. 24:19-21), de recibir el
diezmo para los pobres y las festividades conectadas con ello cada tercer año (Dt. 14:299, y el producto que crecía por si

13. Ver, p. ej., R. Martín- Acharden E. Jenni y C. Westermann, editores, Theological Lexicon of the Old Testament (2 Vols.; Peabody, MA: Hendrickson,1997; originalmente en Alemán,
19711976) 1.308.

14. Ver Spina, «Israelites as gerim», en C.L. Meyers y M. O´Connor, editores, The Word of the Lord Shall Go Forth (Fs Freedman; Winona Lake, Indiana: Eisenbrauns, 1983), 323.

15. Él puede que también haya perdido el derecho a ese apoyo. Ver Bendor, The Social Structure of Ancient Israel, 241.

16. Solamente a los sacerdotes se les repartieron lugares de habitación dentro de Judá (Jos. 21: 9-19; cf. 21:20ss).

17. Otros ejemplos, además de Lv.25:47, de forasteros prósperos son: Doeg el Edomita (1 S. 21.8); Selec el Amonita (2 S. 23: 37) y Urías el Hitita (2 S. 11:3), todos los oficiales en la corte
real o el ejército. Ver además D.I. Block, en G.W. Bromiley, editor, The International Standard Bible Encyclopedia (4 Vols.; 2° edición; Grand Rapids: Eerdmans, 1979-1998) 4.561; J.
Milgrom, «The Alien in Your Midst», Bible Review 11:6(Dic. 1995), pág. 18.
144
solo en el año sabático (Lv. 25:6). La opresión del forastero estaba estrictamente prohibida (Ex. 22:21; 23:9; Lv. 19:33-34; Dt.
24:14-15, 17-18; 27:19).18
Los términos para el extranjero y el forastero son a menudo usados sinónimamente.19 lo que puede que los haya distin-
guido es que el extranjero estaba menos integrad, o asimilado, en la vida social y religiosa de Israel que lo que estaba el
forastero. Sin embargo, ambos parecen identificado muy fuertemente con Israel, incluyendo el compromiso al Dios de Israel.
2.4 El Residente Temporal
El extranjero o residente temporal estaba atado a su tierra natal y planeaba retornar a ella. Él no era un residente perma-
nente en Israel, como lo eran el forastero y el extranjero (o residente permanente). Tampoco tenía una asociación cercana con
el Dios del pueblo. Esto quería decir que había una distancia entre ellos e Israel y que está reflejada en la legislación. Si él le de-
bía a un israelita, no obtenía ningún alivio de sus pagos en el año sabático (Dt. 15:3). Se le cobraba interés por el dinero que le
debía a un Israelita (Dt. 23:20 [He. 21]).
2.5 Los Levitas

En último lugar, pero no por ello menos importante, se hallaban dispersados por todo Israel como maestros de la ley (cf.
Dt. 33:10; 2 Cr. 17:7-9), miembros de la tribu de Leví, que habían sido apartados en lugar de los primogénitos para el servicio
especial de Dios (Núm. 3:40-519. Debido a que el Señor era su herencia (Dt. 10:9: 18:2), ellos no tenían propiedad de tierras,
como las otras tribus sí tenían, dedicados a su exclusivo, 20 y debían ser mantenidos por medio de los diezmos de Israel. Tales
diezmos incluían todo el producto del campo (Núm. 18:21-32).
A pesar de su condición privilegiada, lo Levitas eran, sin embargo, contados entre los pobres y necesitados que requerían
el apoyo especial de la comunidad para sobrevivir. Ellos también eran claramente vulnerables al descuido y abuso de sus dere-
chos. El Señor le ordenó a su pueblo que no olvide a los Levitas, sino hacerlos participes de sus festividades y ofrendas y fiestas
principales, junto con los otros pobres en Israel (Dt. 12:12, 18, 19; 14:28-29; 16:11-14; 26:11-13)21

18. Cf. también las advertencies de los profetas en contra de su maltrato: Jer. 7:6; 22:3; Zac. 7:10.

19. Lv. 25 pássim; Sal. 39:12 [ He. 13]; 1 Cr. 29: 15.

20. Aunque 48 ciudades les fueron asignadas (Núm.35:1-8), estas ciudades no eran aparentemente para el uso exclusivo de los Levitas. Otros habitaban en ellas también, pero los Levi-
tas tenían ciertos privilegios en ellas, incluyendo el derecho para recuperar las casas hipotecadas después que el año de redención había pasado. No se le permitía a un Levita vender su
tierra del ejido alrededor de sus ciudades (Lv. 25:32-34).

21. se sugiere a veces, p. ej., que el Sal. 73 (un Sal. De Asaf, líder de uno de los coros Levitas) refleja la situación de un Levita. Ver Van Leeuwen, Sociaal besef in Israel,33.
145
3. COMO ERAN AYUDADOS LOS POBRES
Hasta ahora hemos visto, tan detalladamente dentro de lo posible en el tiempo permitido, quienes eran los pobres, y de
qué manera en verdad los pobres podían ser hallados en la sociedad del Antiguo testamento. Ahora necesitamos considerar
cómo, prácticamente hablando, sus necesidades eran cubiertas. Ya hemos visto algo acerca de la manera en que el Señor pro-
veía para los pobres por medio de varias leyes que fueron diseñadas para aliviar sus necesidades. Nuestra meta ahora es
considerar la voluntad de Dios para el cuidado de los pobres desde la perspectiva de « ¿Quién es responsable de qué?» ¿Cuáles
son las estructuras a su vez para el cuidado de los necesitados? Enfocado de esta manera, podemos derivar principios que po-
demos hallar en el Nuevo Testamento, o aplicar directamente al dia de hoy.
3.1 El Lugar De La Familia

Ninguna sociedad o agrupación de seres humanos viviendo juntos es imaginable sin la familia. Para el propósito de nues-
tro tópico, es importante notar que en Israel, la familia extensa, o clan, era una ciudad unida y o poder económico dentro de la
sociedad. La familia extensa fungía como una asociación protectora de las familias u hogares (la casa del padre) 22 para preser-
var las condiciones mínimas necesarias para la integridad de cada miembro de las familias brindando ayuda cuando era
necesario.23 Dios la diseño de esta manera en el tipo basado en la agricultura y en el trabajo intensivo de la sociedad que él or-
deno para Israel. De esta manera, la vasta acumulación de la riqueza en las manos de unos pocos era prevenida, 24 y la familia
podía sobrevivir intacta. Consideremos algunos ejemplos que ilustran como la viabilidad económica de una familia (la casa del
padre) era mantenida.

Si la tierra se perdía debido a la pobreza y la deuda, entonces el pariente más cercano debía redimir lo que fue vendido para
mantenerla dentro de la familia o clan (Lv. 25:23-28; Jer. 32). El orden de responsabilidad iba desde el hermano, el tío y hasta el
rimo o cualquier familiar sanguíneo (Lv. 25:49). El que redimía era el pariente redentor. Esta redención de la tierra muestra que
cada familia tenía que preservar su herencia, para que de este modo fuera económicamente auto-suficiente. El año del Jubileo,
que caía cada cincuenta años, aseguraba que la tierra perdida eventualmente seria retornada a la familia original. Dios diseño
la economía de Israel con los intereses de la unidad más baja socio-económica en mente –las familias extensas en su tierra
22. La «casa del padre» era la estructura de parentesco con la que uno sentía el sentido más fuerte de inclusión. Era la unidad pequeña más importante en la nación y para el Israelita
individual, y era la unidad básica para el sistema de tenencia de tierra de Israel. La casa del padre «incluía la cabeza de la casa y su esposa (o esposas), sus hijos y sus esposas, sus nietos
y sus esposas, más cualquier hijo o hija solteros en las generaciones debajo de él, junto con todos los dependientes que no eran familiares». Esto pudo haber incluido hasta 100-150
personas, residiendo en un grupo de lugares habitacionales. Ver C.J.H. Wright, «Family» en Freedman, editor, Anchor Bible Dictionary 2.762, 763. Ver también Perdue, et al., editors, en
families in Ancient Israel, 175.

23. Ver el tratamiento resumido por Wrighten Freedman, editor, Anchor Bible Dictionary 2.763.

24. También la posesión comunal de toda la tierra via el estado estaba prevenida con este arreglo. Ver Wenham, Leviticus, 323. Para el aspecto de la labor intensiva ver Perdue, et al.;
editores, en Families in Ancient Israel, 168-17.
146
patrimonial.

Para este fin, se esperaba también del pariente redentor, pero no se le obligaba, que se casara con su cuñada cuando esta
enviudaba sin ningún heredero varón, para que el pariente redentor pudiera levantar un heredero para ella (Dt. 25:5-10). 25
También, para mantener la viabilidad económica de la familia, e pariente redentor tenía que mantener o redimir a la per-
sona o dependientes de un pariente redentor endeudado (Lv. 25:35-55). Se esperaba, de esta manera, que él proveyera
prestamos libres de interés (Lv. 25:35ss), y, si el familiar necesitado había perdido su tierra (hasta el año de Jubileo), el pariente
redentor podía tomarlo como un siervo – no un esclavo, y alimentarlo con toda su familia (Lv. 25:39-43). Si el miembro de la
familia había sido forzado a venderse fuera del clan, entonces se esperaba del pariente redentor que lo redimiera de la esclavi-
tud (Lv. 25:47ss). 26
De este modo, la familia y su viabilidad económica eran protegidas de varios modos. En adición, podemos pensar en el
deber de apoyar a los pobres, especialmente a las viudas y a los huérfanos. Los primeros en ayudar habría sido la familia nu-
clear (como con la redención), y de ahí sucesivamente. Tales personas necesitadas podrían ser incorporadas a la casa del padre
(cf. Job 31.18; Est. 2:7,15).

Vimos, sin embargo, que la pobreza es más amplia que la economía de una cuenta de banco en quiebra. Ciertamente, a
menudo junto co las dificultades de la pobreza materiales se hallaban las dificultades adjuntas de ser afligido y oprimido por
otros en la sociedad, o por las circunstancias que estaban fuera de control. Aquí también la familia sería la primera en línea pa-
ra ayudar a sus miembros oprimidos. Este es un punto muy importante ya que trata con la capacidad de funcionar como Dios lo
deseaba, y para ello Dios permitía tales viudas, huérfanos o pobres y afligidos. La ayuda tenía que ser brindada. Y la familia,
nuclear o extensa, es la primera línea para proveer la ayuda.

Ahora bien, como cualquier oficial de la iglesia sabe, las cosas no siempre salen de la manera en que se suponen que de-
berían. También en Israel este era el caso. Podía suceder que por una razón u otra, la tierra de una familia se perdiera, ya sea
por razones económicas o por conflictos familiares destructivos sin resolver. El resultado sería la dispersión o destrucción de
esa familia como una unidad visible. Ahora, podía suceder que no todos los miembros de la familia fueran capaces de agregar-
se a las casas de un padre como miembros de la familia. Entonces, ¿Qué sucedía con aquellos que quedaban fuera? Las

25. Ver el resumen oportuno de los asuntos implicados en Wright, en Freedman, editor, Anchor Bible Dictionary 2.763, L.G. Perdue, et al., editores, en Families in Ancient Israel, 168-
170,192-193. El hecho de que el pariente redentor no era forzado, solamente avergonzado en público si descuidaba sus responsabilidades (Dt.25:5-10), indica la naturaleza de la ley aquí.
Tenía que ser obedecida en amor y gratitud. Ver información adicional más adelante bajo las reflexiones finales.

26. ver Wright, en Freedman, editor, Anchor Bible Dictionary 2.763, Perdue, et al., editors, en Families in Ancient Israel, 192,195-198 (en relacion a los siervos endeudados y esclavos en-
deudados).
147
opciones restantes eran: llegar a ser miembros marginales de otras casas de un padre no emparentadas como siervos endeu-
dados o jornaleros, o uno podía unirse a las clases más bajas y marginadas de los pobres quienes básicamente vivían de la
buena voluntad de la sociedad. 27
Otras posibles razones para tal infortunio () además de la destrucción de la unidad de la familia podían ser: si una viuda y
sus hijos no podían ser ayudados por la familia debido a cualquier razón. Entonces, ella se hallaba en una situación desespera-
da. En verdad, leemos de una viuda que estaba en peligro de perder a sus hijos para ser esclavos a fin de pagar la deuda de un
esposo difunto (2 R. 4:1; cf. 1 R. 17:8-15). Otra posible causa de infortunio seria si un miembro de una familia voluntariamente se
mudaba a otra parte, lejos de la seguridad social y económica de su clan y su familia. Tal persona se convertiría en un foraste-
ro, como el Levita en Jueces 17, y seria dependiente de otros para su seguridad económica, especialmente su se hallaba en
dificultades.
Todo esto lleva a nuestro siguiente punto: como la sociedad fuera de la familia cuidaba de los pobres y desaventajados en
Israel.
3.2 En Lugar De La Sociedad

En el caso de que uno fuera privado del apoyo de la familia, Dios proveyó leyes para su pueblo para que la sociedad cuida-
ra de ellos.28 tenemos que recordar que este pueblo es la iglesia. La sociedad de la que estamos hablando es la comunión de fe
del Antiguo Testamento – al menos así es como debía ser.

Estas leyes tenían en ment4e dos necesidades básicas. Primero, la justicia de los pobres y sus derechos tenían que ser de-
fendidos y aplicados (Éx. 23:3; Dt. 16:19; sal. 82:3). En segundo lugar, la caridad tenía que ser ejercitada hacia los pobres. La
ayuda y asistencia les debían ser dadas. Uno no tiene que ser tacaño sino bondadoso hacia los pobres (Dt. 15:7-11). Un principio
fundamental es que todas las necesidades en la comunidad deberían ser satisfechas. No todos tendrán las mismas necesida-
des, pero todas deberán ser igualmente satisfechas (cf. Ex. 16:14-18; 2 Co.8:15).
Ya notamos g como los pobres, las viudas, los huérfanos y Levitas eran protegidos por la ley de Dios al no haber ninguna
familia que se ocupara de ellos. Entre otras cosas, a los necesitados se les permitía pedir prestado utensilios o implementos sin
dejar su vestido como prenda (Dt. 24:17; Job 24:3; cf. Éx. 22.22-26: Am. 2:8), y a las familias se les ordenaba incluirlos en sus fes-

27. Éx. 21:2-11; Lv. 25:35-55; 2 R. 4:1 y Neh. 5: 1 -5. Ver para todo esto Perdue, et al., editores, en Families in Ancient Israel, 169, 193ss. Ver en mayor detalle Bendor, The Social Structure in
Ancient Israel, 230-244.

28. Ver Bendor, The Social Structure of Israel, 242.


148
tividades que seguían a las cosechas (Dt. 16:9-15). Ellos podían comer grano o fruto de los campos y viñas de sus vecinos antes
de la cosecha (Dt. 23:24-25), y después de la cosecha, recoger lo que quedaba (Lv. 19:9-10: 23:22; Dt.24:19-21). Ellos también po-
dían vivir de la tierra durante los años Sabáticos (cada siete años) (Éx. 23:11; Lv. 25:6). Anualmente ellos debían ser incluidos
en las festividades y comidas asociadas con la Fiesta de las Semanas y la Fiesta de los Tabernáculos (Dt. 16:11,14). Noten como
esta última estipulación no solamente ayudaba a llenar el estómago de los desaventajados, sino también les proveía compañe-
rismo y un sentido de pertenencia. Ellos podían tener parte en el gozo del pueblo y ser alentados.
También había todo un cuerpo de leyes que trataban con asuntos de importancia financiera. Por ejemplo, a nivel sencillo,
a los pobres no se les debía cobrar intereses (ex. 22:25, Lv. 25:36; Dt. 23:20). Asimismo, el arreglo entero de los asuntos finan-
cieros del Israel tenía que seguir la voluntad de Dios. Esto significaba, por ejemplo, que cada séptimo año no habría pago de
préstamos (Dt. 15) y cada cincuenta años era el año del jubileo cuando la propiedad retornaba a su dueño original. 29
Para entender este cuerpo de legislación, que de una u otra manera toma nota de la condición de los pobres, uno tiene
que entender una cosa muy bien. Esta legislación está basada en una simple demanda de Dios, a saber, que uno ame a su pró-
jimo como a sí mismo (Lv. 19:18)30. Al amar a tu prójimo, tu no solamente piensas en tu familia inmediata, sino también te
mueves fuera de este círculo. Incluyes a aquellos que están separados de su estructura familiar y son vulnerables y están a sus
expensas.

Ahora bien, hay varias implicaciones de este mandamiento de amor subyaciendo a toda la legislación detallada. La ley de
Dios no es, en primer lugar, un código legal con un sistema comprensivo de penas y castigos por la desobediencia, sino es una
ley del pacto, enseñándole a Israel el camino correcto por dónde ir.31 Israel debía estar motivado a obedecer la ley, no por te-
mor, sino por gratitud por la liberación de Dios (Éx. 19:4-6; 20:2; Dt. 5:6) y por amor a la elección de Dios como una nación santa
(Dt. 7:6, 11; 14:2; 26:18). Uno también puede decir que esta es la ley predicada, con sus advertencias, motivaciones y metas to-
das dirigidas a nuestra relación con Dios.32.

29. Ver también concerniente a su protección Dt. 10:18; 24:17-21; 26:12-13; 27:19; cf. Job 29:13; Is. 1:23; Jer: 7:6; 22:3. Dt. 27:19 emite una maldición en contra de aquellos que subvierten la
justicia debida a las viudas. Cf. Perdue, et al., editores en Families in Ancient Israel, 194-201-202.

30. Con referencia específica a la demanda del amor y los pobres, ver Dt. 10: 12-20 y específicamente el extranjero, Lv.19:33. Sobre la ley como centrada en el amor por Dios ver W.
Eichorodt, Theology of the old Testament (2 Vols.; Phildelphia: Westminster, 1961,1967; originalmente en Alemán, 1959,1964)1.93.

31. Para el predominio o autoridad de la ley apodíctica ver B. Maarsingh, Onderzoek naar de ethiek van de wetten in Deuteronomium (Winterswijk: Van Amstel, 1961) 136-140.

32. R.K. Harrison, «Law in the OT» en Bromiley, editor, International Standard Bible Enciclopedia 3.76-77 N.D. Kloosterman, «Casuistry as Ministerial Ethics», en J.H.F. Schaeffer,J.H. Smit y
Th. Tromp, editors, Nuchtere noodzaak (Fs Douma; Kampen: Kok, 1997),113. Dios cuida a las viudas (Job 5:15), los pobres (Sal. 140:12 [13]); y escucha sus suplicas de ayuda (Sal. 69:33
[34]).
149
Con respecto a la leyes concernientes al cuidado de los pobres, esta caracterización de la ley significaba que las leyes no
eran seguidas por penalidades detalladas por causa de la desobediencia. 33 las directivas para cuidar de los pobres eran una
apelación al corazón para la obediencia – parte de la regla de gratitud. Dios no estaba interesado en fomentar el legalismo sino
el amor por Dios y por el prójimo.34 esto significaba que podía ser difícil hacer cumplir las leyes en relación a los pobres, si el
pueblo era reacio y desviado de Dios. La historia de Israel y el interés de Dios por los pobres por medio de sus profetas confir-
man este punto.
Un segundo punto relacionado es que debido a que la ley no era un detallado código legal de lo que no estaba y de lo que
si estaba permitido, la ley principalmente enunciaba principios. No era un catálogo exhaustivo de como los pobres podían ser
ayudados. Le correspondía al pueblo de Dios hacer una aplicación ulterior. 35
Un tercer punto es que el mandamiento de amor se divide en dos maneras. El amor ayuda con víveres, pero también el
amor demuestra responsabilidad. No es de poca importancia entonces que el Señor esperara de los pobres que trabajasen par
su comida y bebida e ingresos. Podemos pensar en la ley de recoger y tomar las uvas que quedaban después de la cosecha (Lv.
19:10; 23:22; Dt. 24:19), y la ley de vivir del producto del año sabático (Éx 23:11; Lv. 26:6). Ambos requerían trabajo duro para re-
colectar suficiente cantidad. Piensen en Rut trabajando desde muy de mañana hasta tarde en la noche.
El corolario de esto es que los pobres perezosos no debían ser asistidos, porque tal alivio seria únicamente para estimu-
larlos en su conducta impía. En breve, no sería mostrar amor al prójimo. Esto no los ayudaría, y de esta manera uno no debía
mostrar amor ayudando a los pobres flojos, al perezoso, como se le llama en Proverbios. Después de todo, la flojera resulta en
pobreza (Pr. 6:10-11; 14:23: 19:15; 20:13; 21:5; 24:33-34). Ciertamente, la pereza incluso puede conducir a la muerte (Pr. 21:25), y
por ello uno necesita aprender de la hormiga diligente y ser sabio (Pr. 6:6). De la misma manera, aquellos que gastan más de lo
que ganan invitan a la pobreza para que venga sobre ellos mismos (Pr. 21:17), y su condición debe ser corregida antes que la
asistencia sea dada.

3.3 El Lugar Del Rey Y Del Estado

33. H.A. Brongers, «Rijkdom en armoede in Israel,» Nederlands Theologisch Tijdschrift 29 (1975)

33s; M.J.C. Blok, «Hetdiakonaat in de Heillige Schrift», Dienst (1976 – Edición especial), 9; Van Woldow, «Social Responsibility and social Structure in Early Israel», CatholicBiblical Quater-
ly 32 (1970) 189s.

34. Eichrodt, Theology of the Old Testament, 1.92-93.

35. Ver N.D. Kloosterman, en Schaeffer, et al., editors, Nuchtere noozaak, 113-114.
150
Hemos visto como la sociedad y las familias individuales tenían obligaciones de ayudar a los pobres. ¿Qué con respecto al
gobierno civil en Israel? ¿Tenía obligaciones?
Cuando hacemos ese tipo de preguntas, tenemos que ser cuidadosos por supuesto para no imponer nuestras problemá-
ticas a la Escritura, porque la Biblia no sabe del tipo de red de seguridad auspiciada por el gobierno con la que estamos
familiarizados el dia de hoy. Es claro en la Escritura que la responsabilidad de cuidar de los pobres fue claramente dada al pue-
blo como un todo, y no en primer lugar al rey o al estado como el mediador entre los ricos y los pobres.36
Sin embargo, habiendo dicho esto, el rey como el representante terrenal de Dios, si tenía obligaciones aquí. Este punto es
obvio del hecho de que la oración de salomón por su reinado (sal 72) inicia diciendo (vv.1-4):
Oh Dios, da tus juicios al rey, y tu justicia al hijo del rey. El juzgara a tu pueblo con justicia, y a tus afligidos
con juicio. Los montes llevaran paz al pueblo, y los collados justicia. Juzgara a los afligidos del pueblo, salva-
ra a los hijos del menesteroso, y aplastara al opresor.
Posteriormente Salomón continua (Vs 11-14):

Todos los reyes se postraran delante de Él; todas las naciones le servirán. Porque él librara al menesteroso
que clamare, y al afligido que no tuviera quien le socorra. Tendrá misericordia del pobre y del menesteroso,
y salvará la vida de los pobres. De engaño y de violencia redimirá sus lamas, y la sangre de ellos será precio-
sa ante sus ojos.37
El rey de Israel era el rey mesiánico y como el representante de Dios, el rey de Israel tenía que mostrar algo de la gloria del
rey, el Señor Dios mismo. Esto también se aplica a su relación con los pobres. El rey tenía que ver que también los pobres parti-
ciparan en la redención y salvación del pueblo de Dios como se observa en la prosperidad material que Dios había dado en la
tierra fluyendo leche y miel. Él tenía las responsabilidades de ver que los oprimidos recibieran alivio, y que los afligidos recibie-
ran justicia. En verdad, del rey Josías fue dicho:

¿No comió y bebió tu padre, e hizo juicio y justicia, y entonces le fue bien? El juzgo la causa del afligido y del menesteroso,
y entonces estuvo bien. ¿No es esto conocerme a mí? Dice Jehová.

36. Ver Bendor, The Social Structure of Ancient Israel, 242; J.D. Levenson, «Povertyland the State in Biblical Thought», Judaism 25 (1976), 10-11.

37. Cf. también Pr. 31: 5, 8-9.


151
Del gran rey mesiánico venidero fue predicho (en Is. 11:4):

Sino que juzgara con justicia a los pobres, y argüirá con equidad por los mansos de la tierra.
Exactamente todo lo que estaba incluido en el oficio del rey en términos de defender a los pobres y necesitados, no lo
sabemos. Ciertamente, el deber del rey como la corte de apelación era un aspecto muy importante (P. EJ., 2 r.3; 16-28; Pr.
31:1,8-9; cf. 2 S. 8:15).38 como la vicegerente de Dios, y representante, y siervo, el rey tenía que ver que la ley de Dios fuera
guardada en la tierra (cf. También Sal. 82:3-4).
Ya sea que el rey defendiera la causa de los pobres y defendiera sus derechos, tenía un tremendo impacto sobre el bie-
nestar de su trono y país (Pr. 29:14; cf. Ez. 16:49) debido a que era la ley de Dios que el rey tenía que poner en vigor (Dt. 17:18-
20). En verdad, si Israel mantenía la ley, entonces la tierra seria bendecida también económicamente, porque también los prin-
cipios económicos provenían de Dios y guiarían a la prosperidad.

4. HACIE EL NUEVO TESTAMENTO


Antes de dejar la parte de la discusión del Antiguo Testamento, será bueno que recordemos que el exilio se ocasiono, en
parte, debido al cuidado miserable de los pobres. Como la responsabilidad primaria era del pueblo como un todo, el pueblo
como un todo también llevo el castigo (cf. Ez. 16:49). 39

Es de interés notar que después del exilio, había cierta evidencia de sensibilidad hacia las necesidades de los pobres. La
fiesta de Purim fue establecida con la provisión de que hubiera banquete y gozo, como también dar regalos de como de uno a
otro, dadivas a los pobres (Est. 9:22). Similarmente, los pobres tenían porción en el gozo de la fiesta en la ocasión de la lectura
de la ley d en los días de Nehemías (Neh. 8.10; cf. Dt. 15:7, 11).
Al pasar el tiempo, mucha ayuda para los pobres fue organizada en la sinagoga de acuerdo a los principios sugeridos por
el antiguo Testamento. Cada viernes, aquellos que calificaban recibían suficiente dinero de la canasta de los pobres para cator-
ce comidas. Este dinero provenía de las limosnas que habían recolectado. Los extranjeros recibían comida diariamente del
tazón de los pobres, comida que había sido recolectada de puerta en puerta por aquellos designados para esta tarea. Había
también raciones diarias y la distribución de las limosnas. Significativamente, se esperaba de los pobres que también dieran
limosnas (cf. Como se esperaba que los pobres sacrificaran por ejemplo, en el Antiguo Testamento). Los sacerdotes y levitas

38. Ver también 2 S. 23:6-7; sal. 45:3; 101; 110:1-2, 5-7; 86:21-23. También, Keith W. Whitelam, «King and Kingship», en Freedman, editor, Anchor Bible dictionary 4.45.

39. Ver Blok, Dienst (edición especial 1976), 9-10. Ver también para los desarrollos después del exilio Blok, Dienst (edición especial 1976), 10-11.
152
sin bienes, extranjeros, viudas, huérfanos podían esperar recibir los diezmos o para los pobres que se pagaban al final de cada
tercer año (cf. El diezmo de los pobres cada tercer año en el antiguo Testamento, Dt. 14:29; 26:12). 40
Hemos pasado mucho tiempo sobre como los pobres eran asistidos en la dispensación del Antiguo Testamento porque
ese es el foco de nuestra atención. Sin embargo, nuestro tratamiento no estaría completo sin considerar lo que hacemos con
todo esto el dia de hoy. Vengamos al tiempo presente vía el Nuevo Testamento.

5. LAS IMPLICACIONES DEL NUEVO TESTAMENTO PARA EL DIA DE HOY

5.1 El Señor Jesús


El Señor Jesucristo enseñó de palabra y hecho como uno tiene que servir a los pobres y necesitados. 41 él constantemen-
te enseñó, como siervo del Señor (cf. Is. 53:5-12), ser el último para ser el primero (Mt. 20:25-28). Su definición de los pobres y
necesitados era general y amplia, tal y como en el Antiguo Testamento. ¡Como buscaba a los enfermos (cf. Mt. 8:14-17), los
oprimidos, los despreciados y afligidos en la iglesia de su día (cf. Is. 61:1,2)! Él advirtió en contra del materialismo y la confianza
en las riquezas, el egoísmo y la autocentricidad.42

¿Qué significa cuando el señor dijo a sus discípulos: «vended lo que poseéis y dad limosna (dad a los pobres) (Lc. 12:33; cf.
14:33)»? esto nos recuerda lo que le dijo al joven rico que pensaba que había guardado la ley: «aún te falta una cosa: vende to-
do lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo» (Lc.18:22). Al tratar estas demandas de nuestro Señor,
tenemos que comprender que el Señor no vino para deshacer la ley, sino para cumplirla. En otras palabras, Cristo no se estaba
oponiendo a la estipulación en la ley de que la herencia familiar no podía ser vendida (Mt. 5:17; 23:3) ni a la idea de que los pa-
dres deban ahorrar para sus hijos (2 Co.12; 14). El significado de la palabra griega para «posesiones» (Lc. 12:33) es aquello que
en el momento está a la disposición de uno. En otras palabras, cualquier cosa disponible y para lo cual no hay una necesidad
directa inmediata debe estar disponible para los pobres. Lo que se quiere decir no es una venta de bienes raíces de todo lo que

40. Para lo de arriba, ver p. ej., H.-H. Esser y K. Hess respectivamente en C. Brown, editor, New International Dictionary of New Testament Theology (4 Vols., Grand rapids: Zondervan,
1975-1978; originalmente en Alemán, 1967-1971) 2.823; 3.595.

41. Para lo que sigue, ver p. ej., Blok, Dienst (edición especial 1976), 11-1;2; W. Steenbergen, «Bijbelse achtergronden», en D. Koole y w.h. Velema, editores, Nichtbare liefde van Christus

42. Mt. 23:23; 25:31-46; Lc. 6:23-26; 12:13-21; 16:19-31; 18:18-27.


153
tú tienes, sino un uso intensivo de lo que está disponible para los pobres y necesitados, para que así todas las necesidades
sean satisfechas (cf. Éx. 16:18). 43
También sabemos que nuestro Salvador no glorificó la pobreza ni hizo del ascetismo lo ideal. El hecho de que Él no tuvie-
ra ningún lugar donde recostar su cabeza (Mt. 8:20) es más un testimonio de la urgencia y prisa de su oficio Mesiánico que
Cristo siendo pobre. 44
Finalmente, el Señor afirmo el principio del Antiguo Testamento de que los pobres también deben ofrendar y dar. Él or-
dena a la viuda pobre a dar de su pobreza (Mr. 12:41-44).

5.2 La Iglesia En Pentecostés

La obra de Cristo fructificó en la iglesia de pentecostés. Cuando la pobreza emergió en la congregación (después de todo,
los cristianos perdieron los beneficios económicos de ser parte de la comunidad sinagogal), entonces hubo inmediatamente
un compartir de los recursos. Los creyentes vendieron sus posesiones y productos, y se lo dieron a aquellos con necesidades
(Hch. 2:44-45). Ellos entendieron sus obligaciones de la enseñanza de Cristo trasmitida a través de los apóstoles (Hch. 2:42), y
de su habilidad de aplicar la ley del Antiguo Testamento a su situación. Después de todo, el espíritu había sido derramado, y la
ley estaba escrita en sus corazones (cf. Jer 31:33; 33:40), y ellos estaban unidos por es Espíritu en una unidad viva (Hch. 4:32).
Al mismo tiempo, así como en el Antiguo Testamento, todo esto debía ser conducido por la compulsión del amor hacia el pró-
jimo y nada más. Cuando Ananías y Safira intentaron usar la ocasión de vender sus posesiones para gloriarse de su propia
condición y exaltarse a si mismos, fueron castigados por ello (Hch. 5:1-11).
Noten, todo que este compartir y cuidado tuvo lugar sin el oficio del diaconado. Así como en el Antiguo Testamento,
también en la iglesia del Nuevo Testamento la comprensión de que, era el deber del pueblo de Dios como un todo cuidar de los
pobres, era fuerte. Solamente leemos de los diáconos cuando no todas las necesidades estaban siendo satisfechas. Solamente
entonces fueron asignados hermanos especiales para servir a las mesas.45 para asegurar la distribución correcta de la comida
y los necesidades (Hch. 6:1-6). De esta manera, el Cristo resucitado bendijo a su iglesia y más tarde leemos del oficio especial

43. El término griego se deriva del verbo que significa «existir, estar presente, estar a la disposición de uno» (W.F. Arndt y F.W. Gingrich, a Greek-English Lexicon of the New Testament
and Other early Christian Literature [chicago: University of chicago Press, 1957; una traducción y adaptación de la obra alemana de W. Bauer, 4a edición, 1952]845). Ver tambien C.H.
Lindijer, De armen en de rijken bij Lucas (‘ s-Gravenhage: Boekencentrum, 1981), 110-11.

44. Blok, Dienst (edición especial 1976), 11-12.

45. Para el lugar central de las mesas, como también del interés de Cristo por los pobres, ver Steenbergen, en Koole y Velema, editores, Zichbare liefde van Christus, 22-23
154
46
de diacono (cf. Fil. 1; 1). así pues, a diferencia del Antiguo Testamento, ahora existe un oficio especial con relación a los po-
bres, necesitados, afligidos y oprimidos en la congregación.
Sin embargo, el hecho de que los oficiales de la iglesia sean ahora nombrados, no cambia el hecho de que todos estén in-
volucrados en el cuidado de los necesitados. Ese continúa siendo el caso. ¿Cómo eran satisfechas las necesidades de los pobres
en los tiempos del Nuevo Testamento?
5.3 La Familia
Así como en el Antiguo Testamento, la familia estaba en primer lugar. Hay una clara continuidad aquí entre el Antiguo
Testamento y el Nuevo Testamento. Leemos en 1 Timoteo 5.3-4, 8:

Honra a las viudas que en verdad lo son. Pero si alguna viuda tiene hijos, o nietos, aprendan éstos primero a ser piadosos
para con su propia familia, y a recompensar a sus padres; porque esto es lo bueno y agradable delante de Dios. Porque si al-
guno no provee para los suyos, y mayormente para los de su casa, ha negado la fe, y es peor que un incrédulo.
Aquí especialmente los deberes de los hijos hacia los padres son enfatizados. Este cuidado no puede ser trasferido a
otros. Los padres pueden esperar la ayuda amorosa de los hijos si ellos llegan a ser indigentes. Esto es agradable a Dios (Éx.
20:12; Mt. 15:1-9). En el versículo 8, el mandato es generalizado: «porque si alguno no provee para los suyos, y mayormente pa-
ra los de su casa, ha negado la fe, y es peor que un incrédulo». No se puede cometer un error acerca de esto. Los familiares
tienen la primera tarea. Como en el Antiguo Testamento, así también en el nuevo Testamento, y por lo tanto también actual-
mente, esto es claramente el caso.
Ya vimos en el Antiguo Testamento que los casos podían surgir, en los cuales, alguien abandonaba la red de la seguridad
social que la familia brindaba, mudándose a otra parte y estableciéndose como un extranjero y forastero, donde tal persona
estaría sin el apoyo de sus familiares. En nuestra era móvil, este punto es, como todos somos conscientes, no algo puramente
teórico. Los occidentales se mudan al este y los sureños se mudan al oeste, algunas veces en busca de mejores pastos verdes
que se dice crecer en otra parte. Personas solteras (jóvenes) o familias luchan por sí mismas. Cuando el desempleo y la pobre-
za o alguna otra calamidad golpea (tal como una seria enfermedad –física o mental) ¿Qué debe ser hecho? Dado que la
Escritura le da mayor importancia al envolvimiento de la familia, debe haber idealmente un contacto inmediato y constante
con los familiares quienes mejor conocen a los involucrados, para que así un enfoque apropiado del problema pueda ser desa-
rrollado. A menudo el mejor enfoque no es simplemente arrojar el dinero en la dificultad. En muchos casos, sería mejor enviar
al joven a casa donde pueda recibir el mejor apoyo posible ya sea emocional, mental y material.
155
En otros casos, donde tal retorno a la familia inmediata o e posible, hay varios ejemplos. Si la dificultad es de una natura-
leza emocional o mental – ellos también están entre los pobres y afligidos – entonces es casi imposible para la familia distante
ofrecer un apoyo continuo, y una solución tendrá que ser hallada dentro de la comunidad de fe inmediata o proveer servicios
de otra clase. Si el problema es financiero (aunque el problema es raramente solo financiero), los diáconos de la comunidad en
la cual la dificultad se encuentra, deben informar completamente a la familia inmediata tan pronto como sea posible de lo que
está sucediendo y buscar su consejo y asistencia. Los diáconos deben insistir en, y hacer posible, la inversión plena de los fami-
liares inmediatos a pesar de que puedan vivir lejos debido a que se pueden esperar de ellos que conozca mejor a aquellos
afectados.

Entonces el plan de apoyo puede ser correctamente desarrollado. Si tal consulta con la familia no se lleva a cabo por
cualquier razón, entonces los hermanos y hermanas en la comunidad de fe en la cual las dificultades surgen, son los primeros
en la línea para ejercer sus responsabilidades directamente hacia aquellos involucrados. En tal situación, la familia de carne y
sangre esta, de hecho, fuera del alcance y los extranjeros y forasteros en esa congregación necesitan ser ayudados como tales,
así como en los tiempos del Antiguo Testamento cuando las familias no podían estar fácilmente involucradas en las dificulta-
des de sus miembros distantes. 47
El apóstol en 1 Timoteo 5 también menciona otro caso en el cual la familia debe estar involucrada en primer lugar. Leemos
en el versículo 16
«Si algún creyente o alguna creyente tiene viudas, que las mantenga, y no sea gravada la iglesia, a fin de que haya lo suficiente
para las que en verdad son viudas.»

Este es otro ejemplo de la familia ayudando a la familia. Hay, sin embargo, más con respecto al problema de las viudas
que merece nuestra atención y que muestra continuidad con los principios del Antiguo Testamento. El apóstol enfatiza que
solamente aquellas viudas que realmente están en necesidad deben ser ayudadas. Él da reglas prácticas: solamente aquellas
viudas que se demuestre que en verdad lo sean y mayores de 60 años se les debe dar asistencia. Que las viudas jóvenes se ca-
sen para que no tengan problemas (1 Ti. 5.1-15). Esto muestra que si es necesario, medidas drásticas que pueden ser tomadas
para el bien de aquellos que necesitan asistencia, y también para no cargar a la iglesia innecesariamente. Sin duda alguna, la
familia estaría involucrada en consejería para el matrimonio, ya que ellos conocen mejor la situación. Actualmente, podríamos
también añadir la opción de que una viuda necesitada trabaje de una manera u otra y así apoyarse y a sus dependientes al me-
nos en parte, si eso es del todo posible.
5.4 La Comunidad De La Iglesia
156
Como ya se notó, si la familia no puede aliviar la necesidad por cualquier razón, la comunidad de la iglesia tiene responsa-
bilidades. Esto no significa inmediatamente que los diáconos tienen la responsabilidad. Después de todo, el oficio especial aquí
es activar los dones de todos los creyentes (cf. Ef. 4.11-16). No, primero la comunidad de creyentes puede ejercer sus iniciáticas
y responsabilidades.

Ya vimos este principio con la iglesia en Pentecostés donde ellos tenían todo en común (Hch. 2:44). También este princi-
pio en 1 Corintios 12 donde la imagen del cuerpo se usa para la iglesia. Leemos (vv. 24b-26):
« Pero Dios ordenó el cuerpo, dando más abundante honor al que le faltaba, para que no haya desavenencia en el cuerpo,
sino que los miembros todos se preocupen los unos por los otros. De manera que si un miembro padece, todos los miembros se
duelen con él, y si un miembro recibe honra, todos los miembros con él se gozan.»
También toda la congregación es ordenada a apoyar a la iglesia en Jerusalén (1 Co. 8-9; cf. Hch. 11:29). Al exhortar a la
congregación, el apóstol menciona al menos dos principios importantes. El primero es que las necesidades sean satisfechas
igualmente en la iglesia. Como esta expresado en 2 Corintios 8:13-15

« Porque no digo esto para que haya para otros holgura, y para vosotros estrechez, sino para que en este tiempo, con igual-
dad, la abundancia vuestra supla la escasez de ellos, para que también la abundancia de ellos supla la necesidad vuestra, para que
haya igualdad, como está escrito: El que recogió mucho, no tuvo más, y el que poco, no tuvo menos. (Refiriéndose a Éx. 16:18)». 48
El segundo principio es que uno debe dar en amor, no por compulsión. Dios recompensa tal actitud:
«Cada uno dé como propuso en su corazón: no con tristeza, ni por necesidad, porque Dios ama al dador alegre. Y poderoso es
Dios para hacer que abunde en vosotros toda gracia, a fin de que, teniendo siempre en todas las cosas todo lo suficiente, abundéis
para toda buena obra; como está escrito: Repartió, dio a los pobres; Su justicia permanece para siempre. … para que estéis en-
riquecidos en todo para toda liberalidad…» (2 Cor 9:7-11).
Otra indicación de responsabilidad de todos en la congregación es la ordenanza del apóstol Juan en 1 Juan 3:17:
«Pero el que tiene bienes de este mundo y ve a su hermano tener necesidad, y cierra contra él su corazón, ¿cómo mora el
amor de Dios en él?»
Negativamente, la responsabilidad de la congregación esta subrayada por las admoniciones por no recordar a los pobres
que están dirigidas a la congregación (p.ej., Stg. 2; 5-17).
157
También la congregación tiene que usar discernimiento al ayudar a los pobres. No cualquiera sin dinero califica para la
asistencia. Un ejemplo se halla en 2 Tesalonicenses 3 donde el apóstol advierte en contra de dar ayuda a los ociosos y flojos. Él
ordena «si alguno no quiere trabajar, tampoco coma» (2 Tés. 3:10: cf. Pr. 15:19). 49 para que tales personas no sean estimuladas
en su pecado de ociosidad, el apóstol estrictamente ordena a la iglesia no ayudar a tales personas sino a amonestarlos como a
un hermano (2 Tés. 3:14-15).50

Cuando hablamos de la congregación, entonces también podemos pensar en las tareas especiales dentro de la congrega-
ción a las que algunos miembros están dedicados; por ejemplo, las viudas mencionadas anteriormente pueden dar hospedaje y
ayudar a aquellos en problemas (1 Ti. 5.10), y las diaconisas que parecen hacer sido mujeres no ordenadas con dones especiales
para ministrar a las diferentes necesidades en la congregación, pueden también asistir.51 todo esto nos recuerda que los dones
en la congregación tienen que ser estimulados y aprovechados. A pesar de que tenemos el oficio de diacono, los diáconos ha-
rían bien en involucrar a la congregación tanto como sea posible. Propagar los dones puede ser estimulado por medio de las
visitas familiares, o por medio de publicar peticiones de ayuda para la asistencia en las necesidades particulares, o por medio
de un inventario de las posibilidades que existen en la congregación, para satisfacer posibles necesidades en el futuro (por
ejemplo, la necesidad de la hospitalidad para los recién llegados, aquellos con los dones para visitar a los enfermos y confina-
dos, aquellos con un deseo para servir visitando a aquellos en prisión).52

5.5 El Estado
Tengo al estado en tercer lugar, pero esto no significa que el estado siempre llega al final. Todo depende. Como alguien lo
dijo: «la responsabilidad recae sobre el grupo con el cual el objeto de ayuda esta en pacto (el estado siendo concebido como
una unión pactal)».53 uno pudiera pensar aquí en acuerdos tales como pensiones y contratos de empleo, para dar dos ejem-
plos obvios. Tales instrumentos serán primero activados ante de que tenga alguna ayuda especial de la familia.
Cuando pensamos sobre el lugar del estado, necesitamos recordar que también hoy el estado es un siervo de Dios (Ro.
13), y aquellos en autoridad tienen el deber de defender a los pobres y necesitados (así como en el Antiguo Testamento). Hoy
en dia el estado vigila los intereses de los pobres por medio de una redistribución de ingresos (impuesto sobre la renta) y pro-
yectos de beneficencia. Nos podemos lamentar del hecho de que esta asistencia a los pobres debiera ser propiamente la tarea
de la iglesia y que el estado benefactor socave el oficio de diacono. Pero vivimos en una sociedad secular, y de este modo el
gobierno difícilmente puede como. Regla general, enviar gente necesitada a los diáconos. Tengan presente que el estado be-
nefactor y especialmente la confianza en el abuelo estado, puede ser contraproducente para el bienestar de la congregación.
Sin embargo, la Escritura no nos prohíbe aceptar fondos del gobierno para los necesitados entre nosotros, y tal aceptación no
elimina el trabajo de la congregación o de los diáconos con respecto a mostrar misericordia y amor al prójimo necesitado. Todo
lo que el gobierno puede dar es dinero. Pero Cristo, a través de su congregación y oficiales de la iglesia, tiene mucho más que
158
ofrecer a aquellos en necesidad. ¡No consideremos la identidad y necesidad de los pobres y afligidos muy estrechamente!
Cuando comprendemos cuanto como cristianos podemos ofrecer en apoyo espiritual a los necesitados, entonces la amenaza
del estado benefactor es colocada de una manera mucho más realista. La iglesia no puede cambiar a la sociedad de la noche a
la mañana, pero necesita funcionar positivamente dentro del contexto en el cual vive y buscar el cambio como una sal que da
sabor.54

Una manera de hacer eso es mostrar el amor de Cristi también a aquellos en necesidad fuera del círculo de la iglesia. En
verdad, la Escritura indica que nosotros tenemos responsabilidades hacia aquellos que están afuera. Leemos en Gálatas 6:9-10:

«No nos cansemos, pues, de hacer bien; porque a su tiempo segaremos, si no desmayamos. Así que, según tengamos oportu-
nidad, hagamos bien a todos, y mayormente a los de la familia de la fe.
En esto seguimos la enseñanza de nuestro salvador.55 al igual que la enseñanza de Cristo tanto en palabra como en ac-
ciones, tal asistencia especialmente se interesa por nuestro prójimo con quien llegamos a estar en contacto y quien pudiera
necesitar ayuda. Incluso en nuestros días de un estado benefactor, tal ayuda puede ser dada en momentos y ocasiones inespe-
radas. Sin embargo, debe ser ayuda en nombre de Cristo para de este modo servir para su gloria. 56

6. REFLEXIONES FINALES
Permítanme ofrecer algunas conclusiones finales que conllevan algunos de los asuntos que han sido planteados.
I. normalmente, miramos al Antiguo Testamento y decimos, ellos tenían ayudas y apoyos para hacer la voluntad de Dios
que nosotros no necesitamos en el dia de hoy. Sin embargo, con respecto a nuestro tópico permanece el hecho de que no ha-
bía diáconos en los tiempos del Antiguo Testamento. Seguramente, la ausencia de diáconos en el Antiguo Testamento es una
lección poderosa en as de un modo para nosotros actualmente. En lo mínimo podemos extraer dos conclusiones de eso. Pri-
mero, la ausencia del diacono en el antiguo Testamento remarca la responsabilidad primaria de la congregación. No hay
justificación para personas en la congregación para automáticamente referir los «caos» a los diáconos sin primero considerar
si el problema puede ser tratado, sin los diáconos. En segundo lugar, cuando la iglesia ya no se identificaba con una sola nación
y las circunstancias cambiaron, Cristi nos ha dado por pura gracia una ayuda que su pueblo del Antiguo Testamento no tenía.
Somos privilegiados de tener el oficio de diacono. No lo demos por sentado y mostremos de cualquier manera que nosotros
apoyamos a los diáconos.
II. la demanda básica del señor respecto a nuestro tópico es que amemos a nuestro prójimo como a nosotros mismos. Por
un lado, esta demanda es fácil de entender, hacemos a otros lo que nos gustaría que ellos hicieran con nosotros. Es la así lla-
mada regla de oro (Mt. 7:12). Sin embargo, la dificultad es que no siempre conocemos que es verdaderamente bueno para
nosotros, especialmente financieramente. ¿Cómo, dentro de los límites de nuestro tópico, realmente mostramos amor a nues-
159
tro prójimo en términos de hacer la voluntad de Dios? No olvidemos que la sabiduría financiera está basada casi enteramente
sobre los principios seculares donde más es siempre mejor y el fin justifica los medios. En mi opinión, una de las grandes nece-
sidades del momento es para nosotros entender tan plenamente como sea posible la sabiduría bíblica que tiene que ver con el
dinero, la propiedad y el manejo financiero. Entender esto haría la tarea de ayudar a los necesitados y la tarea de los diáconos
mucho más fácil. Ciertamente, esto me lleva al siguiente punto.

III. la ley de Dios respecto a los deberes hacia el prójimo no tenía la intención de ser exhaustiva. Como se mencionó, Dios
no estaba interesado en promover el legalismo sino el amor a Dios y al prójimo, eso significa que necesitamos entender los
principios de la ley y trasmitirlos y así prevenir los problemas de pobreza y carencia en el sentido físico. Necesitamos trabajar
preventivamente.
IV. trabajar preventivamente significa que llegamos a estar más familiarizados con la ley de Dios en cuanto tiene que ver
con las finanzas, y necesitamos tomar una mirada crítica y dura de la perspectiva de la mayoría de la sabiduría financiera de
nuestro dia.57 permítanme mencionar algunos simples ejemplos de que podemos trabajar preventivamente en un curso de
consejería matrimonial o a través de visitas diaconales:
i. La gente necesita entender claramente que las deudas esclavizan y no debemos ser esclavos como cristianos (cf. 1
Co. 6:12, 7:21-23; Ro.13:8). La deuda también puede conducir a la pobreza cuando demasiado es tomado prestado y el
ingreso se pierde. Lo que se toma prestado necesita ser pagado. La deuda también limita las opciones de uno para
ayudar a aquellos en necesidad.

ii. Necesitamos advertir a nuestra gente delos peligros del materialismo y enfatizar estilos de vida sencillos. ¿Por qué
estirarse hasta el límite por una casa que difícilmente podemos pagar? Es una receta para muchos problemas que pue-
den afectar profundamente a la familia de una manera negativa, y antes de que te des cuenta, la casa grande ya está
vacía y uno necesita reducir el tamaño. La Escritura nos advierte sobre el peligro del dinero (mamón).
iii. Los jóvenes deben ser estimulados a ahorrar para el futuro, y aquellos que se están preparando para una carrera y el
matrimonio deben ser aconsejados para tener sus asuntos financieros en orden antes del matrimonio. Después de to-
do, además de la sabiduría obvia de prepararse para el costo del matrimonio, un hogar y los eventuales pagos
escolares y otros gastos, el esposo promete en sus votos de matrimonio no solamente apoyar a su familia, sino tam-
bién «ayudar a aquellos en necesidad».58
V. Dios dice que si obedecemos su ley no habrá pobres entre su pueblo (Dt. 15:4). Pero casi al mismo tiempo, como si
comprendiera nuestra inhabilidad para guardar la ley (cf. Dt. 15:5), Dios dice que los pobres siempre estarán con nosotros (Dt.
15:11). El Señor Jesús dijo lo mismo (Jn. 12:8). Esta es una verdad que da que pensar pero tiene una perspectiva consoladora.
160
Hay una bendición en tener a los pobres porque provee la oportunidad de regocijarnos juntamente en la salvación que Dios
nos ha dado, una salvación que abarca toda la vida. Tratar con los problemas de los afligidos, oprimidos, pobres y humildes nos
ayuda a enfocarnos sobre lo que es más importante. Los tesoros materiales de este mundo pasan, pero nosotros tenemos una
herencia reservada para nosotros en el cielo que no se arruina (1 Pe. 1:4; cf. He. 11:26), y esa herencia incluye la liberación de
todas las miserias de este mundo presente.
161

Apéndice B

Cómo SELECCIONAR A LOS


ANCIANOS

Rev. Ronald Barns


Trad. Dr. Alonzo Ramirez
162

CÓMO SELECCIONAR ANCIANOS

CONSEJOS PRACTICOS

1. INTRODUCCION
(10.27)Una de las decisiones más importantes que jamás una congregación puede hacer es la de seleccionar oficiales.
Los oficiales que seleccione la congregación serán los líderes de la iglesia y establecerán la dirección al ministerio de ésta. Esta
es la razón por la cual es de la más alta importancia que cada miembro conozca, los requisitos bíblicos para elegir ancianos y
diáconos, y el procedimiento para dicha selección. Si la congregación comete errores en esto, las consecuencias van a ser
desastrosas para la vida y ministerio de la iglesia, y también serán difíciles de superar. El propósito de este folleto es proveer, a
los miembros de la iglesia, con una clara presentación de las enseñanzas básicas de las Escritura respecto a los procedimientos
para seleccionar hombres de Dios.

2. 2. PROCEDIMIENTO BIBLICO PARA CONSEGUIR HOMBRES DE DIOS


Siempre es muy malo que una iglesia lleve a cabo el proceso de selección de oficiales en forma apurada. El proceso utili-
zado para conseguir hombres que sirvan como ancianos y diáconos en la iglesia local es esencial para lograr seleccionar
hombres piadosos que cuiden de la iglesia de Cristi tal como Cristo lo requiere. Esta es la razón por la cual la congregación no
debe emprender este proceso de cualquier modo o de manera negligente. El apóstol Pablo advierte en 1 Timoteo 5:22 «no im-
pongas con ligereza las manos a ninguno, ni participes de pecados ajenos. Consérvate puro».

Cuando la congregación selecciona oficiales en una manera apresurada, aumenta la probabilidad de que los hombres se-
leccionados no sean llamados por Dios para que sirvan en el oficio para el cual han sido elegidos. El énfasis que siempre debe
tenerse en mente es que, al seleccionar oficiales, la congregación se involucre en una actividad de la más solemne y espiritual.
La pregunta que debe estar ante la congregación es, ¿a qué hombres de nuestra congregación, si es que los hay, Dios ha equi-
pado y llamado para servir como oficiales? Para descubrir quiénes son estos hombres, la congregación debe buscarlos
163
cuidadosamente y en oración según los principios establecidos en la Biblia. Este procedimiento nunca debe emprenderse de
manera indiferente [o como si no importara mucho]. El liderazgo de la iglesia debe procurar infundir en la congregación el he-
cho que ellos están eligiendo a quienes bajo cuya guardianía y cuidado va a estar la congregación. Este es el caso,
particularmente, tratándose de la elección del oficio de anciano.

En hechos 20:28, el apóstol Pablo da instrucciones a los ancianos de la iglesia de Éfeso, diciendo: «por tanto, mirad por vo-
sotros, y por todo el rebaño en que el espíritu santo os ha puesto por obispos, para apacentar la iglesia del Señor, la cual él ganó
por su propia sangre».

2.1 A Los Ancianos Se Les Encarga De Pastorear El rebaño.


La palabra griega transmite más claramente los deberes del pastor que con frecuencia se traduce como «supervisar». Esta
palabra se traduce también como «obispo». Es una combinación de dos palabras griegas que cuando se combinan tramiten el
significado de un intenso cuidado y supervisión. En Tito 15 el apóstol Pablo da instrucciones a Tito respecto al llamamiento de
ancianos en las iglesias de la Isla de Creta. En Tito 17 Pablo se refiere a estos ancianos con la palabra «supervisor» u «obispo».
Así, el anciano y el obispo o supervisor son una y la misma persona. El anciano debe funcionar como un supervisor, cuidando
de aquellos que Cristo ha reunido en Su iglesia por Su gracia. El lector debe consultar el orden eclesiástico de Su iglesia, el cual
también normalmente especifica las tareas específicas del anciano. Siendo las funciones del anciano serias y exigentes, solo
hombres llamados por Dos deben ser escogidos para esta tarea. Las congregaciones deben cuidarse de no seleccionar a quie-
nes Dios no ha llamado o equipado.

En Hebreos 13:17 la Biblia nos dice: «obedeced a vuestros pastores, y sujetaos a ellos; porque ellos velan por vuestras al-
mas, como quienes han de dar cuenta; para que lo hagan con alegría, y no quejándose, porque esto no os es provechoso ».

Puesto que su deber será el de obedecer a estos hombres y someterse a su liderazgo, la congregación debe luchar para
seleccionar solamente a quienes Dios ha llamado. El no seguir las directrices de Dios conduciría a algunos grandes problemas
en la vida de la iglesia. La iglesia no será lo que Dios ha establecido que sea si esta desprovista de un liderazgo piadoso, lo cual
es el requisito para el cumplimiento de este propósito.

3. REQUSITOS A TENER EN CUENTA EN LA SELECCIÓN DE OFICIALES


Entonces, ¿Cómo se debe realizar la iglesia la tarea para seleccionar oficiales a quienes Dios ha llamado y equipado? Hay
algunos principios que debemos tener en mente durante el proceso de elegir oficiales
2.2 Dios ha otorgado gobernantes a la iglesia
164
La congregación debe estar consciente del hecho que Dios no ha dejado a Su iglesia sin el liderazgo adecuado que ella
necesita para cumplir con la misión que Dios le ha confiado. Efesios 4:11-12 nos dice que el Cristo ascendido ha capturado un
gran ejercito de hombres de los cuales él es el propietario por derecho de haberles redimido, y que de entre este ejercito de
cautivos Cristo ha seleccionado a algunos para dárselos como dones a la iglesia:

«Y el mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros, a fin de perfec-
cionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo».
Algunos de los redimidos han sido escogidos por Cristo mismo para servir en la iglesia en la posición de p pastores y
maestros. La iglesia puede, por lo tanto, descansar segura que el Señor proveerá, de entre los varones de la congregación, el
liderazgo que se necesita.
La iglesia puede empezar orando a fin de identificar, a los varones de la congregación, a quienes Cristo los ha dado a la
iglesia para servir como pastores y maestros. Es mi convicción que la designación «pastores-maestros» en este versículo se
aplica tanto a los ancianos docentes y a los ancianos gobernantes. Sin embargo, aunque se niegue esta posibilidad, el principio
es el mismo. Quienes deben servir como oficiales en la iglesia deben hacerlo porque Cristi mismo los ha elegido y dado a la
iglesia como dones para el beneficio del crecimiento.

Cuando una congregación entra en el proceso de elegir oficiales con esta convicción fundacional, esta elección va a ser
más cuidadosa y diligente para elegir aquellos hombres a quienes Cristi ha llamado.

2.3 lo varones de la iglesia deben desear servir a Cristi y a Su Iglesia


A los hombres de la congregación se les debe enseñar que anhelen el ser usados al máximo grado posible al servicio del
Señor Jesucristo y a Su iglesia. Cada hombre debe considerar en oración si su Señor lo ha equipado para servir como un oficial,
o si su Señor lo está llamando para esta tarea. Un sentido de llama es de muchísima importancia cuando está tratando de de-
terminar si es que debe o no debe buscar un oficio en la iglesia. Si un hermano llega a la convicción personal que el Señor lo
está llamando a servir como un oficial y que el Señor lo ha equipado para hacerlo, entonces él debe declararlo a los líderes y a
la congregación que aspira al oficio de anciano o diacono. Pues 1 Timoteo 3:1 declara: «Palabra fiel: si alguno anhela obispado,
buena obra desea».
El posible oficial no es aquel que nunca en su vida ha pensado servir a Cristo y a Su Iglesia en la capacidad de un oficial
hasta el momento en que alguien lo propone para tal oficio. Al contrario, debe ser aquel que ya ha estado buscando ser de be-
neficio y bendición para el cuerpo de Cristo en el ejercicio de sus dones mientras que en oración ha estado discerniendo el
llamado de Dios en su vida
165
La congregación debe elegir hombres que ya están convencidos, o en el proceso de estar convencidos en sus propios co-
razones y mentes que el Señor Jesús los está llamando a servir en Su iglesia en esta capacidad. Elegir para un oficio de la
iglesia a un hombre que nunca ha considerado sus propios dones y su llamado, y a quien nunca ha estado involucrado en minis-
trar a los miembros de la congregación, en mi opinión, por decir lo menos, es demasiado atrevido. Se espera que el posible
oficial ya ha estado orando acerca de su utilidad a la iglesia de Cristo y haya estado tratando de involucrarse en ministrar al
cuerpo de creyentes.
El apóstol alienta a los hombres a pensar en términos de si Dios los utilizaría o no en esta capacidad cuando dice. «Si al-
guno desea obispado, buena obra desea». No hay nada inherentemente malo que alguien «desee» un oficio en la iglesia. No es
una señal segura de arrogancia, sino más bien una señal que dicho hermano esta humildemente buscando la voluntad de Dios
respecto al servicio en la iglesia de Cristo. La palabra «desear, o aspirar» significa el «estirar la mano para coger algo». La moti-
vación para esta aspiración es extremadamente importante.
No debe ser que dicho hermano busque el honor de los hombres, o el supuesto prestigio de la posición, sino más bien
que él busque servir a la iglesia de Cristi y promover Su gloria. El posible candidato para el oficio en la iglesia debe examinar su
corazón delante del Señor a la luz del carácter de los requisitos mencionados por el apóstol Pablo en 1 Timoteo 3:2-13 y Tito 1:6-
9.

En tanto que un hombre se convence que el Señor lo ha llamado a servir en la iglesia como oficial, este debe someterse a
una evaluación de los líderes de la iglesia y de los miembros de la congregación. Es aquí donde o ellos afirman o no sus convic-
ciones. Nadie que no tiene la afirmación de la iglesia debe entrar al oficio de ministerio en la iglesia.

2.4 instrucción a la congregación

La congregación debe recibir instrucción acerca de los requisitos y carácter de los hombres a quien Cristo quiere que
sean los pastores y diáconos de Su iglesia. Pues to que la congregación tiene la responsabilidad de seleccionarlos de entre sus
propios miembros, es esencial que ellos sean entrenados para reconocer a aquellos que han sido llamados y dotados por Dios.

Si no pueden reconocerlos, o no saben que es lo que deben buscar, inevitablemente vana emplear falsos criterios al ele-
gir oficiales. Con frecuencia las iglesias eligen como oficiales a hombres en base a su posición social en la comunidad. Algunas
veces se elige para ser oficial a un hombre porque es un buen empresario. Si se emplean estos cr4iterios no bíblicos se elegirán
a hombres que Dios no ha llamo ni equipado. Mientras muchos miembros de la iglesia lleguen a convencerse que un individuo
en particular tiene los dones y que ya los está utilizando en el ministerio de la iglesia, ellos deben comunicar sus convicciones
al mismo individuo y también al presente liderazgo de la iglesia. Esto es equivalente a proponer a este hermano como candida-
to para el oficio.
166

2.5 la iglesia debe proponer la elección y ordenación de sus oficiales


Cuando llega a ser claro que la iglesia tiene uno o varios hombres que son, en la opinión de la congregación, llamados y
con dones dados por Dios para servir como oficiales en la iglesia, la iglesia debe proponer su elección y ordenación. El proce-
dimiento específico para que el proceso llegue a materializarse, generalmente, es una variación de cinco aspectos: propuesta
de candidatos, capacitación, examen, elección, y la ordenación.

2.5.1 Propuesta de candidato

Ya hemos discutido lo de la propuesta de candidatos de una manera informal. Como he dicho anteriormente, cuando un
miembro de la congregación está convencido que un hermano ha estado ejerciendo sus dones en la iglesia para el bien de és-
ta, ya sea como un servidor en obras de misericordia, o como maestro y supervisor de las necesidades espirituales, entonces
dicho miembro que ha observado esto en la vida de su hermano debe comunicar su convicción a tal hermano. Al hacer esto, es
equivalente a proponerlo como candidato para el oficio de diacono o anciano. Sin embargo, ello no sería una propuesta for-
mal. Cada iglesia ha establecido dentro de su forma de gobierno un método o procedimiento para recibir formalmente
propuestas de candidatos de entre los miembros de la congregación.

Cuando se ha establecido la fecha para recibir propuestas de candidatos, entonces se tiene que animar a los miembros de
la congregación a dar, formalmente, el nombre de un hermano que ellos creen adecuado ante los líderes y ante la congrega-
ción para que dicho hermano sea examinado.
2.5.2 capacitación

En muchas iglesias, después de haber recibido los nombres de los candidatos se inicia un periodo de capacitación de par-
te de los líderes de la iglesia (presbiterio o consistorio). Durante este tiempo se requiere de los varios candidatos un periodo de
capacitación a fin de familiarizarlos con los asuntos doctrinales específicos, asuntos de gobierno, y las políticas de la iglesia. No
hay nada erróneo con este procedimiento, pero necesitamos una palabra de advertencia respecto a esta práctica.
En primer lugar, no hay cantidad de capacitación que haga de un hombre un diacono o un anciano. Solamente Dios equi-
pa a los hombres para servir como diáconos o ancianos de la iglesia. En Hechos 20:28 Pablo exhorta a los ancianos de la iglesia
de Éfeso diciendo: «guardaos vosotros mismos y a toda la iglesia en que el espíritu Santo os ha puesto por supervisores [u
167
obispos]…» si el Señor mismo no ha equipado, ni ha dado dones a alguien para desempeñar un oficio, no hay cantidad de ca-
pacitación que pueda convertirlo en oficial. Por esta razón es muy importante que las congregaciones reconozcan a los
hombres de entre los hermanos a quienes Dios ha dado dones para el oficio. Nadie debe ser reclutado par ser un oficial en la
iglesia y capacitarlo después de haber hecho esto. Ello sería hacer algo contrario a lo que se establece en las Escrituras. Un
hermano debe ser propuesto al oficio de anciano o diacono porque ha sido reconocido que tiene dones para desempeñarse
en dicho oficio u y porque ha observado por varios miembros de la congregación que se ha estado desempeñando en dicha
capacidad. Esa es la razón por la que se le ha propuesto. No debe ser propuesto en base a que alguna supuesta utilidad para la
iglesia, sobre la asunción que dicho hermano llegará a ser lo que debe ser durante su desempeño en el oficio. No es concebible
que se pueda enseñar a un hermano de tal forma que entienda y adopte las doctrinas de la Biblia acerca del oficio de anciano o
diacono en pocas semanas de capacitación.

En las iglesias presbiterianas se requiere de los oficiales que adopten y reciban el sistema de doctrina de la Confesión de
fe de Westminster, con toda seguridad, es imposible que alguien sea capacitado en cuanto al significado e importancia de di-
cha Confesión de Fe en pocas semanas de capacitación. Los candidatos propuestos deben ser aquellos que ya han demostrado
amor por la verdad de Dios y un deseo consciente de crecer en el conocimiento de dicha verdad, tal cual está establecida en la
Biblia.

Habiendo puesto la capacitación en perspectiva, debemos decir que no hay nada malo en tener un periodo de capacita-
ción después que los ancianos hayan sido propuestos para refrescar la memoria, y para familiarizar el candidato con los
procedimientos, etc. Este periodo de capacitación podría ser también útil a los candidatos para determinar si es que ellos son o
no llamados por Dios para servir.

Cuando haya terminado el periodo de capacitación, cada uno de los candidatos debe ser encaminado por los lideres
(presbiterio o consistorio) de la iglesia para garantizar que se cumpla con los requisitos. El testimonio personal de los candida-
tos debe ser claro, el conocimiento de las Escrituras por parte del candidato debe ser profundo, su comprensión de las
doctrinas de nuestra fe debe ser también profunda.
2.5.3 Examen a los candidatos

El candidato, como lo dice el apóstol Pablo en Tito 1:9, «debe ser apto para exhortar en sana doctrina y para refutar a
quienes contradicen». El propósito del examen es asegurarse que los candidatos que van a ejercer el oficio de supervisión en la
iglesia cumplan con los requisitos establecidos en las Escrituras. Los candidatos que reúnen los requisitos y que logren pasar el
examen deben entonces ser presentados a la congregación como quienes son aptos para ser elegidos.
2.5.4 Elección
168
Luego de haberse completado los exámenes se entra en el momento de la elección. Este es el tiempo en el que los líderes
de la iglesia presentan los candidatos que han completado los exámenes con éxito. Sin embargo, esto no significa que dichos
candidatos serán automáticamente elegidos al oficio para el cual han sido propuestos. La elección de oficiales de la iglesia es la
oportunidad para que cada miembro de la congregación exprese su convicción en cuanto a la voluntad de Dios para con cada
candidato. Cada miembro, en una actitud de oración, debe llegar a la convicción respecto a la voluntad de Dios para con cada
candidato propuesto. Cuando se da el voto, la congregación pone en evidencia su voluntad colectiva respecto a cada candida-
to propuesto. Esto constituye un control de este procedimiento, pues ningún miembro de la iglesia debe dictar a dicha iglesia
quienes deben ser sus oficiales. Al contrario, cada miembro da su voto de conciencia y luego tiene que estar dispuesto a some-
terse a sus demás hermanos respecto al resultado de la elección.

2.5.5 Ordenación
Después que la elección de oficiales ha concluido, entonces los líderes de la iglesia deben determinar el tiempo en el cual
ordenaran a los recién elegidos oficiales a sus respectivos oficios. Generalmente la iglesia ordena a los oficiales durante un ser-
vicio de adoración. Como ya lo dijimos anteriormente, nadie accede a un oficio en la iglesia mediante el auto-nombramiento. Al
contrario, quienes hayan sido propuestos, capacitados, examinados, y elegidos deben ser llamados a su oficio de supervisión
en la iglesia. Tienen que ser apartados de entre la congregación para el oficio mediante la imposición de manos y oración en la
presencia del pueblo de Dios que los ha reconocido como hombres de Dios dados a la congregación por el Señor mismo.
Este proceso podría parecer largo y tedioso para algunos, pero si una congregación lo hace fielmente y con una actitud
de oración, resultara ser una fuente de bendición para dicha congregación. Pues, mediante ello, la congregación descubre a los
varones de Dios de entre sus miembros, y ello encontrara una gran y abundante provisión de un liderazgo piadoso par ellos, lo
cual hará de la iglesia una iglesia fuerte y efectiva para los muchos años por venir.

4. REQUISITOS PARA LOS PRESBITEROS


(1 TIMOTEO 3:1-13; TITO 1:6-9)
2.6 requisitos positivos
1. irreprensibles: esto significa que no deberá hacer nada digno de reproche en un presbítero potencial. La palabra
griega literalmente significa «a lo que no se le puede pedir cuentas». La idea que se comunica es que no haya nada por lo cual
uno pueda ser acusado para descalificarlo incluso después de una investigación pública. Cosas que hayan sido hechas en el pa-
sado deben ser tratadas y resueltas de manera bíblica. La vida del presbítero debe ser un buen ejemplo de moral y pureza para
la grey.
2. Fidelidad marital: «marido de una sola mujer». Si el presbítero potencial es casado, debe caracterizarse por una in-
cuestionable fidelidad a su esposa. Si hay la menor duda acerca de la fidelidad a su propia esposa en un potencial presbítero,
169
entonces no es apto para cuidar de la esposa de Cristo (la iglesia). Si el potencial presbítero es soltero, debe caracterizarse, e
su trato con las damas, por una fidelidad de corazón y por el concepto bíblico del matrimonio.
3. Que tenga hijos creyentes y en sujeción: si hay niños en el hogar del potencial presbítero, ellos deben estar cla-
ramente bajo su control y autoridad. Deben ser hijos creyentes que están siendo entrenados por sus padres en las doctrinas de
la Palabra de Dios. En 1 Timoteo 3:1 Pablo nos dice del anciano: «que gobierne bien su casa, que tenga a sus hijos en toda suje-
ción con toda honestidad»

Creo que esto es lo que tiene en mente Pablo cuando nos instruye en Tito que el anciano debe ser padre de hijos creyen-
tes. Estos son hijos del pacto y deben ser criados en un hogar creyente. Este es un deber pactual. El potencial presbítero debe
ser un varón que entiende sus obligaciones de un padre bajo el pacto de su Dios. Sus hijos no deben estar acusados de disolu-
ción o de rebeldía. Si un varón no puede pastorear su propio rebaño (su familia), ¿Cómo puede pastorear el rebaño de Dios?

4. Hospitalario: traduciendo literalmente desde el texto griego, la palabra hospitalario significa «amador de forá-
neos». Su hogar debe ser un refugio de la gracia y misericordia de Dios para la gente que se encuentra en desesperación
causada por la esclavitud del pecado.

La oración y la práctica del presbítero deben estar acompañada de su ministerio al abrir su hogar hacia otros. El potencial
presbítero debería orar así: «Oh, Señor, que la gente halle salvación dentro de las paredes de mi casa»

5. Amante de lo bueno: el presbítero debe amar aquellas cosas que pueden disponerse para un impacto beneficioso
sobre la gente. Por lo tanto, debe tener también el correspondiente rechazo para el mal y sus devastadores efectos sobre la
gente. Debe ser un amante devoto de lo bueno, porque tiene un profundo amor por Dios que es especialmente bueno.
6. Sobrio: el presbítero debe tener una comprensión seria y realista de la vida. No debe ser un «idealista» que siem-
pre está soñando pero que no tiene conocimiento práctico para poder realizar las cosas. Sin embargo debe estar
comprometido con los ideales de la Palabra de Dios. Debe evaluar todas las cosas a la luz de la Palabra de Dios y tomar los pa-
sos apropiados y obedecerlos. No debe ser «un pesimista». En liderar al rebaño de Dios, no debe temer penetrar lo
desconocido ni de intentar cosas nuevas. Debe estar en la capacidad de formular juicios sabios. No debe saltar a conclusiones,
ni tampoco debe resistirse a tomar decisiones duras cuando sea necesario.
7. Justo: el presbítero debe ser un hombre que es justo en todos sus juicios, ya que se adhiere estrictamente a la jus-
ta Palabra de Dios como su única norma para juzgar. No debe mostrar favoritismo, ni siquiera a los miembros de su propia
familia. Esto es particularmente importante cuando se trata de administrar disciplina eclesiástica.
8. Devoto. El presbítero debe ser un hombre de piedad y devoción. El testimonio de su vida diaria con Dios debe ser
clara. Debe ocuparse diariamente dela Palabra de Dios buscando saber la voluntad revelada de Su salvador. Debe dedicarse
170
diariamente a la oración, comunicándose con el Señor y encomendándole a Él los detalles de su vida. Es esencial que el presbí-
tero sea un hombre piadoso. Él no debe tomar sus deberes pastorales de manera fría, ni a la manera de un mero empresario,
sino que debe ver sus responsabilidades de una manera primordialmente espiritual.
9. Dueño de sí mismo: la palabra griega utilizada para «dominio de sí mismo» literalmente significa «tener fortaleza
interna». Todas las pasiones y deseos del presbítero deben estar bajo control, puesto que él vive una vida bajo el control del
Espíritu Santo quien vive en Él. Debe ser un hombre que manifiesta el fruto del espíritu, pues pate de este fruto es el «dominio
de sí mismo». El presbítero debe tener «fortaleza interna» que lo capacita para mantener sus deseos bajo control y de esta
manera canalizar sus energías para servir al Señor en obediencia. ¿Cómo puede ejercer un control piadoso sobre la iglesia del
Señor Jesucristo si no puede controlarse a sí mismo?
10. Apto para enseñar: esto significa que el presbítero debe conocer la sana doctrina de la Palabra de Dios de una
manera profunda. (la confesión de Fe de Westminster es el documento confesional de las iglesias presbiterianas, y es conside-
rada por ellas como una clara presentación de la sana doctrina de las Escrituras). El presbítero no solo debe poseer un
conocimiento personal de la doctrina bíblica, sino que debe tener la habilidad de enseñarla.

Debe tener la destreza de comunicar la verdad de Dios de tal manera que la gente sea confrontada con ella. Debe ser un
varón de tal manera dotado y equipado que tenga la capacidad de defender la sana doctrina de los ataques de quienes son los
enemigos de la fe. Debe estar en la capacidad de refutar a aquellos que contradicen la sana doctrina. Una cosa es conocer la
verdad para uno mismo, pero otra cosa es tener la capacidad de explicarla a otros. Es más, es algo completamente distinto te-
ner la capacidad de defender la verdad contra los ataques y de refutar a quienes atacan.

2.7 Requisitos negativos


1. No obstinado: el presbítero debe tener control de sí mismo, pero no debe ser obstinado. Es decir, no debe ser al-
guien que se preocupa por complacerse a sí mismo, o de imponerse sobre los demás. No debe ser dominado por interés
propio. Solo puede ser presbítero en la medida que demuestre que él se preocupa por las necesidades y los intereses de los
demás. Tiene que pastorear las ovejas de Jesús
2. No iracundo: el presbítero de debe ser alguien que se enoja con suma facilidad, o que fácilmente cae en la provo-
cación. Debe ser alguien que pacifica enfrentamientos, puesto que es un administrador de Dios. No debe ser alguien que
provoca pleitos.
3. No dado al vino: la palabra griega literalmente significa «esperar para el vino». La referencia es claramente dirigi-
da a alguien que busca del vino. El presbítero no debe ser controlado por ninguna influencia externa a sustancias extrañas.
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Solamente debe ser controlado por el Espíritu de Dios quien es el que produce el fruto del control del sí mismo, no se requiere
de abstinencia total del vino. Aunque uno puede libremente elegir abstenerse del vino por diferentes razones.
4. No pendenciero: la palabra griega significa literalmente «un golpeador o un peleador». El presbítero no debe ser
alguien que resuelve sus desacuerdos con los puños. Debe ser alguien diestro en el debate y la argumentación pacifica, razo-
nando con la gente en base a las Escrituras. Debe ser pacificador y no alguien que provoca enfrentamientos, o alguien que
resuelve dificultades amenazando a aquellos con quienes tiene discrepancias.
5. no amante de ganancias deshonestas: el presbítero no debe ser alguien abiertamente preocupado por dinero, o
de usar el oficio de presbítero como un medio de enriquecerse. Esto no significa que el presbítero no tenga el derecho de reci-
bir un salario por su trabajo como es el caso de los presbíteros docentes o pastores. Sin embargo, esto significa que el
presbítero no debe pastorear el rebaño de Dios como un medio de llenarse los bolsillos. En efecto, los detalles financieros dia-
rios de la iglesia no deben estar bajo su cuidado. Los diáconos de la iglesia bajo la supervisión del consistorio, deben ser
quienes manejan estos detalles y las finanzas dela iglesia. Muchos presbíteros se han desviado por el engaño de las riquezas.
Por lo tanto, debe quedar en claro que quien aspira al oficio de presbítero debe estar libre de este estorbo.
6. No un neófito: el presbítero no debe ser un bebe en la fe. Debe ser un varón que ha pasado la prueba del tiempo
en perseverancia. el nuevo convertido no es un varón probado y es susceptible de caer en pecado y de esta manera traer gran
reproche al nombre de Cristi y de Su Iglesia. El presbítero debe ser un cristiano maduro cuyo carácter ha sido provocado en las
pruebas de la vida, y en situaciones que han sucedido en el tiempo. El nuevo convertido no ha tenido el tiempo para crecer y
madurar en su entendimiento de las Escrituras, pues toma tiempo adquirir sabiduría.

5. PRESBITEROS DOCENTES Y PRESBITEROS GOBERNANTES


En la iglesia Presbiteriana siempre ha habido presbíteros docentes (pastores), y Presbíteros gobernantes, y los diáconos.
Ha habido un continuo debate acerca de la relación entre el presbítero docente y el presbítero gobernante. Algunos han to-
mado el punto de vista que el presbítero docente y el presbítero gobernante son realmente dos oficios distintos y separados
en la iglesia. Estos eruditos han argumentado que hay tres oficios en el liderazgo de la iglesia: el pastor o presbítero docente,
el presbítero gobernante, y el diacono. Otros, incluido el presente autor, están convencidos que el oficio de presbítero es un
solo oficio, y que la clasificación de presbítero docente y presbítero gobernante indican dos clases del mismo grupo de presbí-
teros. Por lo tanto, debemos analizar y responder la pregunta en cuanto a las diferencias entre estas dos clases de
presbíteros. ¿Cómo y por qué el presbítero docente es diferente del presbítero gobernante? Esta pregunta ha sido respondida
de varias maneras, y mucha confusión ha prevalecido como resultado de ello.
Muchos formulan sus respuestas bajo una peligrosa comprensión de la diferencia esencial entre el presbítero docente y el
presbítero gobernante, y con este mal entendimiento en mente responden a esta pregunta. Espero que este asunto quede
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clarificado en una manera que sea de ayuda a los miembros de la congregación en la elección de varones para el oficio de
presbítero.
1 Timoteo 3:2 establece que el presbítero debe ser alguien que es apto para enseñar. Hay muchas iglesias que han mante-
nido una desafortunada distinción entre dos clases de presbíteros. Puede entenderse que esta distinción haya ganado terreno
en la mente de los creyentes, pues es originada de la misma nomenclatura que se utiliza para designar a las dos clases de pres-
bíteros. La designación de una clase como «presbíteros gobernantes» ha conducido a algunos o, a creer en principio, o a
negarlo en la práctica, que el «presbítero gobernante no debe desempeñarse en el ministerio dela enseñanza en la iglesia».

En más de una oportunidad el autor se ha encontrado con presbíteros gobernantes que, cando han sido desafiados con la
necesidad que ellos deben tomar parte de las responsabilidades de enseñar en la iglesia, han respondido diciendo: «no soy ap-
to para enseñar». Por supuesto el problema en este sentido es evidente. Si uno no es «apto para enseñar,» entonces no puede
ser presbítero en la iglesia. 1 Timoteo 3:2 exige que todos los docentes ya sean docentes o gobernantes deben ser aptos para
enseñar. En efecto los presbíteros gobiernan la iglesia solamente mediante la enseñanza y aplicación de la pa Palabra de Dios a
la vida de la congregación. Por lo tanto, es claro que todos los ancianos, en virtud de su oficio, gobiernan y enseñan. Tanto
presbíteros docentes como presbíteros gobernantes deben enseñar.

Habiendo concluido que todos los presbíteros deben enseñar, revisemos nuevamente la explicación de la exigencia de
«ser apto para enseñar». El presbítero debe ser apto para enseñar, es decir, debe conocer profundamente la sana doctrina de
la Palabra de Dios. Debe ser diestro en comunicar la verdad de Dios de tal manera que la gente sea confrontada con ella. Debe,
también, estar de tal manera dotado y equipado que tenga la habilidad de refutar a quienes contradicen la doctrina.

Sin embargo, aún debemos considerar otro asunto respecto al oficio del presbítero. ¿Cuán fuerte debe ser la aptitud para
enseñar por parte del presbítero? ¿Debe ser apto para dirigirse a grandes multitudes con gran entusiasmo y gran exhortación?
¿O, puede el presbítero «ser apto para enseñar» solamente en encuentros de uno a uno?

El apóstol Pablo no da ninguna indicación de cuan fuerte debe ser la aptitud del presbítero para enseñar. Así pues, debe
permitirse como aceptable que la mínima aptitud para enseñar sea la de comunicar la Palabra de Dios a personas individuales.
Sin embargo, es muy razonable que mientras mayor sea el don de enseñar, el pueblo de Dios estará en mejor condición. Aun-
que la iglesia debe orar para que Dios les de varones con excepcional aptitud, no debe tener ninguna noción preconcebida
sobre cuán fuerte debe ser la aptitud del presbítero para enseñar. Dentro de los presbíteros de una iglesia, algunos poseerán
diferentes proporciones del don de enseñar (Romanos 12:6).
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Algunos serán capaces de enseñar a multitudes con gran efecto. Otros, solamente tendrán la capacidad de dirigirse a pe-
queños grupos en forma efectiva. De todas maneras, el presbítero (todos los presbíteros) debe ser apto para enseñar. Cada
presbítero debe ser juzgado según su vida y ministerio. La congregación debe determinar si un potencial presbítero es, o no
apto para enseñar tan efectivamente como el que le sigue.

Ahora bien, hay un asunto final que es necesario mencionar. Es muy claro que los presbíteros (todos ellos) gobiernan y
enseñan. Es muy claro, también, que no todos gobiernan o enseñan con la misma fortaleza. Es, pues, aquí, en la diferencia de
la fortaleza y la habilidad donde radica la diferencia entre el presbítero docente y el gobernante. El «presbítero docente» es
diferente del presbítero gobernante no porque posea un llamado, o un oficio totalmente diferente. Más bien, el presbítero
docente es apartado por la iglesia para predicar la Palabra en razón de la excepcional fortaleza de sus dones.
Es sabio que la iglesia aparte ciertos varones excepcionalmente dotados para la tarea de la predicación y la enseñanza de
la Palabra a tiempo completo. La iglesia será grandemente bendecida, si en su medio hay presbíteros que son financieramente
apoyados para que dediquen todo su tiempo a enseñar y predicar a Su pueblo la verdad de Dios, que cambia la vida. Histórica-
mente hablando, esta tarea se ha denominado el «llamado al ministerio del evangelio». En realidad, es un llamado a predicar.
Es preocupante cuando los presbíteros docentes que han sido llamados por Dios para predicar la palabra usan todo su tiempo
para organizar programas y para actuar como un presentador de juegos los domingos por la mañana en vez de alimentar el
rebaño con la comida solida de la Palabra de Dios. El «presbítero docente» no es solamente un maestro de la Palabra de Dios,
pero es también, alguien que posee el fuerte don de ser apto para predicar la Palabra de Dios con gran convicción y con un im-
pacto beneficioso sobre el pueblo de Dios. Aquí es donde radica la diferencia entre el «presbítero docente» el «presbítero
gobernante,» y en la aptitud para predicar la Palabra de Dios.

Podría preguntarse, además, acerca de la distinción entre «predicar la Palabra» y «enseñar la Palabra». ¿Es esta una distin-
ción legítima? Es difícil explicar la diferencia entre estas dos actividades y responsabilidades de los presbíteros de la iglesia.
Cuando estudia las Escrituras para encontrar alguna clara y rápida diferencia de naturaleza objetiva, esta no se encuentra. La
gente tiene mayor aptitud para reconocer la predicación por sobre la enseñanza que la que tiene para describir las diferencias
entre ellas. Alguno san propuesto que el ingrediente crucial es la exhortación. Sin embargo, toda buena predicación es tanto
predicar como exhortar, y toda buena enseñanza incluye también la exhortación. Pero al estudiar las Escrituras detalladamen-
te, parece que hay algunas diferencias entre estas dos tareas.
El apóstol Pablo dice en 1 Timoteo 2:7 «para esto te aparte como predicador --- y como apóstol (digo la verdad no miento)
como maestro de los gentiles en fe y verdad)». Y en 1 Timoteo 1:11 el apóstol declara algo parecido, «por lo cual te llamé como
predicador --- y maestro». A partir de estos dos textos, parece que el apóstol reconocía una distinción entre la enseñanza y la
predicación. Pablo dice que él fue llamado para ser, tanto predicador como maestro. La predicación parece ser siempre un mi-
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nisterio más público de anunciar la verdad de Dios a un grupo, acompañada por la bendición del espíritu Santo quien mueve a
la acción a los corazones de Su pueblo (Hch. 20:20-27 y Ro. 10:14ss). Por otro lado, la enseñanza parece ser más un intento cal-
culado de proclamar la Palabra de Dios ya sea a una sola persona o a muchas. Aunque la buena enseñanza es motivadora,
parece que la predicación lo es mucho más.

Habiendo revisado la posible distinción entre la enseñanza y la predicación, aún queda una pregunta más que se debería
hacer acerca del oficio de presbítero. ¿Todos los presbíteros deber ser aptos para predicar?
Si lo que hemos dicho anteriormente, acerca de la diferencia entre la predicación y la enseñanza es correcto, la respuesta
a esta pregunta es «no». No todos los presbíteros deben tener la aptitud de predicar aunque todos los presbíteros deben tener
la aptitud para enseñar. Debe notarse, una vez más, que el apóstol Pablo no establece la aptitud de predicar como un requisito
para los presbíteros en 1 Timoteo 3:1-7. Sin embargo, cuando el apóstol habla directamente a Timoteo, le exige predicar (kerus-
so). Es decir, el oficio y la posición de liderazgo de Timoteo exigía de él la habilidad de predicar además de la habilidad de
enseñar. Hoy en dia, el presbítero que tiene el encargo de predicar la Palabra a ña congregación del pueblo de Dios se llama
«ministro del evangelio» o «predicador».
¿Es esta distinción correcta? Lo es en algún sentido, y no lo es en otros sentidos. La respuesta es «no» en el sentido que
todos los presbíteros son ministros de la Palabra puesto que son responsables de enseñar la Palabra de Dios a Su pueblo. Ellos
gobiernan el rebaño de Dios al enseñar y aplicar la verdad de Dios a todas las esferas de la vida. Si hay alguna diferencia entre
los presbíteros, esta no tiene que ver con que unos son ministros del evangelio y otros no. Sin embargo, hay otro sentido en
que podemos decir que el presbítero que es llamado como «ministro del evangelio» si es diferente a la del resto de los presbí-
teros. Tenemos que reconocer que algunos presbíteros no solo tienen el don de enseñar, sino que también tienen la aptitud
de predicar la Palabra de Dios. Estos presbíteros son dotados por Dios para ser heraldos de Su palabra ante Su pueblo con tal
efecto que según el principio de 1 Timoteo 5:17-18 ellos deben recibir una remuneración por dicho trabajo. Los presbíteros que
solamente enseñan también podrían recibir un salario por su trabajo, pero especialmente aquellos que «trabajan en predicar y
enseñar».
Debe notarse que el oficio de presbítero es uno solo. Sea que uno sea «presbítero gobernante» o «presbítero docente»,
Dios demanda del presbítero que enseñe las Escrituras y que ejerza cuidado pastoral sobre el rebaño. En otras palabras, existe
una paridad (igualdad) entre el «presbítero docente» y el «presbítero gobernante», ambos tienen el mismo oficio, la misma
autoridad, y básicamente las mismas responsabilidades. Sin embargo, algunos presbíteros, en razón de la fortaleza de sus do-
nes y de su aptitud para predicar, deben ser apartados o llamados en una manera especial para predicar la Palabra de Dios y
ser remunerados por su trabajo para que ellos estén libres para desarrollar y utilizar sus dones para la mayor bendición de la
iglesia de Cristo. A estos presbíteros se les denomina «presbíteros docentes».
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Quizás la mejor manera de hablar acerca de los presbíteros de la iglesia respecto a sus diferentes llamados sea así.

6. CONSIDERACIONES BASICAS ACERCA DEL OFICIO DE ANCIANO


Dos oficios han sido establecidos por Cristo en Su iglesia. En primer lugar tenemos el oficio de Presbítero, cuyo deber es
el cuidado espiritual y el bienestar del cuerpo de Cristo. En segundo lugar, tenemos el oficio de diacono. Cuyo deber es cuidar
de las necesidades físicas de la congregación y de llevar adelante el ministerio de misericordia. Aunque esta distinción parezca
bastante simplista, sin embargo esto es fundacional. Las diferencias entre el oficio de Presbítero y el Diacono están, en princi-
pio, establecidas en el episodio registrado en Hechos 6.1-6
« En aquellos días, como creciera el número de los discípulos, hubo murmuración de los griegos contra los hebreos, de que las
viudas de aquéllos eran desatendidas en la distribución diaria. Entonces los doce convocaron a la multitud de los discípulos, y dije-
ron: No es justo que nosotros dejemos la Palabra de Dios, para servir a las mesas. Buscad, pues, hermanos, de entre vosotros a
siete varones de buen testimonio, llenos del Espíritu Santo y de sabiduría, a quienes encarguemos de este trabajo. Y nosotros per-
sistiremos en la oración y en el ministerio de la palabra. Agradó la propuesta a toda la multitud; y eligieron a Esteban, varón lleno
de fe y del Espíritu Santo, a Felipe, a Prócoro, a Nicanor, a Timón, a Parmenas, y a Nicolás prosélito de Antioquía; a los cuales pre-
sentaron ante los apóstoles, quienes, orando, les impusieron las manos.»

Notemos que el problema en cuestión en este texto es la necesidad física y el bienestar de las viudas. Aparentemente se
había establecido la manera de cuidar de las viudas necesitadas por parte de la iglesia. La discusión resulto en base a que las
viudas de los judíos-griegos no estaban siendo bien atendidas. Cuando este asunto fue dado a conocer a los apóstoles, ellos
decidieron que «no es justo que dejemos la Palabra de Dios para servir a las mesas» (Hch. 6:29. Pero, aún más, ellos declararon
«nosotros nos dedicaremos a la oración y al ministerio de la Palabra». De esta manera los apóstoles establecieron una división
del trabajo entre aquellos que cuidan la iglesia. Los apóstoles sostenían que sus deberes primordiales estaban en la esfera del
cuidado espiritual del pueblo de Dios, y que si se dedicaban a atender las necesidades físicas de la congregación se iban a des-
viar de sus deberes primordiales, es decir, de la oración y el ministerio de la Palabra.

El oficio del Presbítero continua la tradición apostólica del cuidado espiritual del pueblo de Dios. El Señor Jesucristo le en-
cargo al apóstol Pedro que pastoreara Sus ovejas, y el apóstol Pedro a la vez encargo a los presbíteros de la iglesia
(llamándolos compañeros presbíteros) el deber de pastorear el rebaño de Dios que esta entre ellos (1 Pedro 5:1-5). Debe enfa-
tizarse que los apóstoles no rehusaron el servir las mesas porque era algo que estaba muy por debajo de ellos, sino porque
esto les desviaría de lo que Dios les había exigido como pastores del rebaño.
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Por lo tanto, se le instruyo al pueblo de Dios que elija a varones especiales de entre la congregación para que atiendan las
necesidades físicas de la congregación. Estos varones eran, según Hechos 6>:3, «varones de buena reputación, llenos del espí-
ritu Santo, y de sabiduría». Estos varones sirvieron en la misma capacidad que aquellos que más tarde sirvieron a la iglesia
como diáconos. La palabra «diacono» (diakonos) literalmente significa «apurarse por algo, buscar».

Así, pues, el diacono es llamado por Dios y confirmado por el pueblo de Dios como un servidor. Él tiene que ocuparse de
los asuntos de buscar al pueblo de Dios respecto a sus necesidades. Él es alguien que sirve al pueblo de Dios con un corazón
compadecido.

En muchas congregaciones los diáconos hacen algo más que recoger los diezmos y las ofrendas, pagar los recibos de luz,
agua, o de arreglar el jardín de la iglesia, cerrar o abrir las puertas, barrer la iglesia. Estos son deberes dignos, pero esto no es
todo lo que debe hacer el diacono. En Hechos 6 estos protodiakonos eran los administradores del cuidado de las viudas de la
iglesia. Según Santiago 1:27 es una señal de «la religión pura y sin mancha es esta, visitar a los huérfanos y a las viudas en sus
aflicciones». Los deberes del diacono son todo lo que es necesario dentro de los limites legítimos del ministerio de la iglesia
para servir a las necesidades físicas del pueblo de Dios.
Históricamente, el ministerio diaconal ha dado de comer a los necesitados, provisto de techo a los que no tienen casa,
vestido a los desnudos, visitado a los encarcelados, educado a los ignorantes, y cuidado a los enfermos. En otras palabras, el
plan de Dios para el bienestar que es parte inherente de la comunión de los santos y el ministerio diaconal dela iglesia está
diseñado para promoverlo y desarrollarlo. Los diáconos deben ayudar al pueblo de Dios a administrar su dinero, ofrecer prés-
tamos a los pobres sin interés en casos de emergencia, y ayudar a la congregación a manifestar la compasión y la misericordia
de su Dios en maneras concretas y medibles. Ciertamente, cada cristiano debe ser un siervo, y los diáconos deben conducirlos
por el sendero del auto-sacrificio y servicio sin egoísmo, en el nombre, y para la gloria del señor Jesucristo.

7. UNA BREVE EXPLICACION DE LSO REQUSITOS PARA EL OFICIO DE DIACONO


A medida que la iglesia maduraba durante el primer siglo, el oficio de diacono llego a ser un oficio permanente en la vida y
ministerio de la iglesia. El apóstol pablo trata más ampliamente los requisitos para el oficio de diacono en 1 Timoteo 3:8-13. Los
requisitos están enumerados con una breve explicación de cada uno de ellos.

2.8 requisitos positivos


1. honestos: viene del griego semnous que significa reverendo, augusto, venerable, serio, seriedad de propósito, auto-
respeto en conducta. El diacono debe ser un hombre de dignidad. No debe ser soez ni de malas maneras en el cuidado de las
necesidades del pueblo de Dios. El oficio que él ocupa requiere una actitud de reverencia.
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2. conciencia limpia: este requisito se encuentra en 1 Timoteo 3:9. Se requiere que el diacono sea un varón que esté
«manteniendo la fe con clara conciencia,» literalmente significa «con limpia (kathera) conciencia». «La fe» a la que se refiere
este versículo es el depósito de la doctrina cristiana revelada por nuestro Señor y el ministerio de los apóstoles. Se le llama
«misterio» porque solo es conocida por Dios quien la ha revelado mediante los profetas y apóstoles, y porque solo es verdade-
ramente conocida cuando Dios la aplica al corazón por la obra soberana del espíritu Santo. El diacono debe ser alguien que
evidencia un mantenimiento tenaz de la santa fe y que lo hace con conciencia limpia. Es decir, su conciencia debe ser limpia de
cualquier pecado no confesado o de algún motivo impuro. Debe abrazar la fe motivado por una sincera conciencia de su pe-
caminosidad y de un corazón genuinamente arrepentido.

3. irreprensible: esta palabra viene del griego anegkletos y que significa «hacer entrar/hacer intervenir/pedir la ayuda de,»
pero esta palabra compuesta está precedida de un prefijo negativo, por lo cual indica «lo que no puede cuestionarse». Es decir,
un varón está libre de todo reproche si después de una profunda investigación no se encuentra nada en su contra. Nadie debe
estar en la posibilidad de acusarlo de tener un carácter mentiroso, de adustez, de impiedad en sus negocios, etc. No debe ser
diacono en la iglesia de Cristo sin haber pasado por un periodo de prueba. En Hechos 6:3 los apóstoles exigen que estos varo-
nes que van a servir a la congregación deben ser «varones de buena reputación». Si un varón no tiene buena reputación, si se
tiene reproches contra él, entonces no cumple los requisitos para servir como diacono.

4. marido de una sola mujer: literalmente, el diacono debe ser «hombre de una sola mujer». Es decir, si el potencial dia-
cono es casado debe caracterizarse por una incuestionable fidelidad a su esposa. Un varón no está calificado para cuidar de las
necesidades de la esposa de Cristo (la iglesia) si hubiera la más pequeña duda de su fidelidad a su propia esposa. Si el potencial
diacono no es casado, este debe caracterizarse por una pureza y soltería de corazón por los conceptos bíblicos del matrimonio
y del sexo.
5. buen administrador de sus hijos y de su casa: si hay hijos en el hogar, estos deben estar claramente bajo su autoridad y
control. La palabra griega que se traduce como «administrador» literalmente significa «gobernar». Sus hijos deben ser discipli-
nados. El diacono debe entrenar a sus hijos en las doctrinas de la Palabra de Dios. El potencial diacono debe ser un varón que
entiende sus deberes bajo el pacto de su Dios. Debe gobernar bien su casa. Si un varón no puede cuidar de las necesidades de
su propio hogar, ¿Cómo puede cuidar de las necesidades de la familia de Dios?

2.9 Requisitos negativos:


1. no ser de doble animo: la palabra griega que se describe esta característica es dilogous que literalmente significa «decir
la misma palabra dos veces». El diacono no debe ser chismoso. La indicación es que, en su conocimiento íntimo de las necesi-
dades de la gente, puede estar tentado a repetir palabras que no debieran repetirse; o que dé su opinión particular acerca de
un suceso a una persona y otra opinión distinta a otra persona. Esto debe hacer un diacono.
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2. no dado al vino: es decir, el diacono no debe ser un varón que es controlado por el vino o cualquier otra influencia ex-
terna. La palabra que se traduce como «dado/adicto» puede ser traducida literalmente como «entregarse a». El diacono debe
entregarse solamente al Señor y al espíritu Santo. En hechos 6.3 los apóstoles exigieron que el diacono sea un varón «lleno del
Espíritu Santo y de sabiduría». Debe notarse que no se exige la abstinencia total; aunque, si alguien lo considera sabio, puede
libremente escoger abstenerse.

3. no amante de ganancias deshonestas: es decir, el diacono no debe estar muy preocupado por el dinero, o utilizar su
oficio de diacono como una manera de enriquecerse. El diacono al cuidar de los pobres, huérfanos, viudas, u otros necesitados
del rebaño estará involucrado en el manejo de fondos. Por lo tanto, debe estar libre de un impío deseo de enriquecerse.

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