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“AÑO DEL FORTALECIMIENTO DE LA

SOBERANÍA NACIONAL”

Institución Educativa 81001


“Republica De Panama”

Tema: Biografía de Cesar Abraham Vallejo Mendoza

Alumno: Daniela Alison Carranza Salas

Grado: “3ro”

Sección: “C”

Numero De Orden: 6

Profesora: María

Fecha: 20 de mayo del 2022

Trujillo - Perú
Vida Y Obra De
Cesar Abraham Vallejo Mendoza
César Vallejo el poeta universal, para muchos jóvenes, este puede estar muy lejano de su
conocimiento; sin embargo, saber de él es darse la oportunidad de incursionar en la vida de
un hombre que como muchos nació en una provincia, de familia humilde, siguió sus sueños
hasta alcanzarlos y se ha inmortalizado en la historio a través de sus poemas.

César Abraham Vallejo Mendoza nació en la provincia de Santiago de Chuco en marzo de


1892. Aunque no se sabe con exactitud la fecha de su nacimiento, suele aceptarse la
propuesta de André Coyné, quien sostiene que César habría nacido el 16 de marzo,
basándose en el hecho de que en el calendario católico se celebra ese día a San Abraham
y, siguiendo la antigua costumbre, se habría tomado el nombre del santo como el segundo
nombre de nuestro poeta.

Sus padres fueron don Francisco de Paula Vallejo Benítez y doña María de los Santos
Mendoza Gurrionero. El poeta fue el último de doce hermanos. “En total fueron doce los hijos
de la familia Vallejo Mendoza, quienes en orden cronológico fueron: María Jesús, Víctor
Clemente, Francisco Cleofé, Manuel María, Augusto José, María Encarnación, Manuel
Natividad, Néstor de Paula, María Águeda, Victoria Natividad, Miguel Ambrosio y César
Abraham. “Éramos 12, me decía Vallejo. A los cuatro primeros, se les llamaba los viejos. A
los cuatro siguientes, los mayores. Y a los cuatro últimos, nos llamaban y nos llamábamos
nosotros mismos, los pequeños” (Philippart, 1978, p. 7).

Su apariencia mestiza se debía a que sus abuelas fueron indígenas y sus abuelos gallegos,
uno de ellos fue el sacerdote mercedario José Rufo Vallejo, quien yace en las catacumbas
de la iglesia del pueblo de Pallasca en Áncash

Cesar Vallejo estudió la primaria en la Escuela Municipal y en el Centro Escolar N° 271


(hasta 1905) y la secundaria en el Colegio San Nicolás de Huamachuco, donde destacó
claramente, el era estudioso, inquieto, versificaba con gran facilidad y gustaba discutir sobre
temas filosóficos”, nos cuenta Juan Espejo Asturrizaga. Durante las vacaciones escolares
regresaba siempre a Santiago, aunque también pasó temporadas en la Hacienda Tulpo y en
los asientos mineros de Quiruvilca y Tamboras.

Realizó diversos trabajos con el fin de ayudarse económicamente; colaboró con su padre en
sus labores de “abogado” de pleitos menores, mientras se decidía su vocación y su destino
profesional, puesto que la economía de su hogar no le daba muchas oportunidades,
situación que incluso lo obliga a desertar de su primer intento de estudios superiores en la
Universidad de La Libertad (hoy Universidad Nacional de Trujillo). Sus padres querían
dedicarlo al sacerdocio, lo que él en su primera infancia aceptó de muy buena gana; de ahí
que existan tantas referencias bíblicas y litúrgicas en sus primeros versos.

En 1911 viajó a Lima y se matriculó en la UNMSM, en la Facultad de Ciencias, con el objetivo


de estudiar Medicina, intento que también fracasaría nuevamente por su condición
económica.

En Huánuco trabajó como preceptor de los hijos del hacendado y político Domingo Sotil,
trabajo en el que permaneció durante siete meses. Ese mismo año, un texto suyo aparece
en la revista Variedades junto con un comentario burlón.

En 1912 regresó a Trujillo, trabajó como ayudante de cajero en la hacienda Roma de Víctor
Larco Herrera en el valle de Chicama, donde fue testigo de la cruel explotación de los peones
indios.

En 1913. Cesar Vallejo Inició sus estudios en la Facultad de Filosofía y Letras de la


Universidad de La Libertad, donde en 1913 publicaría sus primeros versos, que son de tono
didáctico, en la revista Cultura Infantil. Empieza a enseñar en el Colegio Nacional San Juan,
donde Ciro Alegría fue uno de sus alumnos.
En 1915. En agosto muere su hermano Miguel, su compañero de juegos infantiles (“Y tu
corazón gemelo de esas tardes/extintas se ha aburrido de no encontrarte. Y ya/cae sombra
en el alma”, dirá en el poema “A mi hermano Miguel”).

Se gradúa de bachiller en 1915, con honores, con la tesis “El Romanticismo en la poesía
castellana”.

Entabló entrañable amistad con Antenor Orrego, José Eulogio Garrido y otros miembros de
la Bohemia de Trujillo, que empieza a escandalizar a ciertos catedráticos “jubilados de la
cabeza” que ven con recelo las muestras de arte nuevo.

EL GRUPO NORTE

Inicios literarios de Vallejo:

Hacia el año 1915, en Trujillo se distinguían dos agrupaciones literarias. Una de ellas
representaba el tono tradicional y aristocrático de la sociedad trujillana, y era dirigida por
Víctor Alejandro Hernández. La otra agrupación era poco convencional para el contexto; este
grupo, que buscaba renovar la cultura en Trujillo a través de las diferentes artes, sería
conocido inicialmente como la Bohemia de Trujillo.

La Bohemia de Trujillo era una asociación de jóvenes con diferentes talentos. Como líder del
grupo fue reconocido Antenor Orrego, filósofo, crítico literario y periodista, además de ser su
más entusiasta promotor.

Entre los integrantes se encontraban: José Eulogio Garrido (periodista, poeta y narrador,
cuya casa era generalmente el centro de reunión), Macedonio de la Torre (pintor y escultor),
Víctor Raúl Haya de la Torre (dramaturgo), Carlos Valderrama (músico), Federico Esquerre
(dibujante), Alfonso Sánchez Urteaga (pintor, conocido como Camilo Blas), Alcides Spelucín,
Óscar Imaña, Francisco Xandóval, Juan Espejo Asturrizaga, y Eloy B. Espinoza (poetas).

Algunas jóvenes eran también parte del grupo: Carmen Rosa Rivadeneyra, Zoila Rosa
Cuadra y María Rosa Sandoval joven atractiva e inteligente, con la que, en 1916, empieza
un amorío ademas de que fue la musa inspiradora de algunos de sus poemas de Los
heraldos negros; y en este mismo año empieza a usar el seudónimo de Korriskosso.
Dentro de esta agrupación, el joven Vallejo se formó literariamente. Según señala González
Vigil, es posible rastrear los cambios que se suscitan en los poemas de César Vallejo en un
“antes” y “después” de su participación en la Bohemia de Trujillo. En el “antes”, sus poemas
resultan incipientes, deudores del Romanticismo, y carecen de un estilo personal, fue a
través de las lecturas compartidas con el grupo que César modelará su pensamiento y su
estilo.

En el grupo, Vallejo contó con el apoyo para difundir sus poemas. Fue a través de Antenor
Orrego y José Eulogio Garrido que pudo publicar sus primeros poemas en los periódicos La
Reforma y La Industria (Orrego y Garrido eran los jefes de redacción de estos periódicos de
manera respectiva).

Asimismo, Vallejo siempre contó con el apoyo moral del grupo incluso durante su injusta
estadía en la cárcel. Las actividades del grupo atrajeron pronto la atención de destacados
intelectuales limeños como fue el caso del poeta Juan Parra del Riego, quien escribió sobre
ellos en el artículo La bohemia de Trujillo, y Abraham Valdelomar, quien conservaría una
grata impresión de este grupo.

En 1917 Vallejo lee algunas revistas en que se difunde la Vanguardia europea, como
Cervantes. Envía un poema a la revista Variedades, desde la cual Clemente Palma, el hijo
de Ricardo Palma, pontificaba como crítico literario: “A qué diablos llama usted los maderos
curvados de sus besos? ¿Cómo hay que entender eso de la crucifixión?... Hasta el momento
de largar a la canasta su mamarracho, no tenemos de usted otra idea sino la de deshonra
de la colectividad trujillana, y que, si descubriera su nombre, el vecindario le echaría lazo y
lo amarraría en calidad de durmiente en la línea del ferrocarril…”.

En este año, Vallejo presenta a sus amigos su poema “Los heraldos negros”.

Aparecen poemas suyos en diversos periódicos de Trujillo. En setiembre de ese año, se


produce la ruptura sentimental con Zoila Rosa Cuadra, a la cual llama “Mirtho”. Ello motiva
su partida de Trujillo a Lima, pues dicho desenlace le resulta trágico. Cuando llega a Lima,
el 30 de diciembre de 1917, lleva consigo casi la totalidad de los poemas que compondrán
su primer libro: Los heraldos negros. y se junta al de la madre del poeta también llamada
María en la imprecación a Dios de su poema “Los dados eternos”: “Tú no tienes Marías que
se van…”
Después de más de un año de romance, ella desaparece sin dejar huella. Se sabrá después
que María Rosa viajó a las serranías de Otuzco para alejarse del poeta a quien no quería
entristecer con su enfermedad mortal: una tuberculosis que terminó con su vida en 1918. La
misteriosa amada que tanta importancia tiene en la poesía de Vallejo dejó un inédito diario
de vida revelado en la novela biográfica Vallejo en los infiernos de Eduardo González Viaña.

En 1918 Llega a Lima, donde se inscribio en la Facultad de Letras de la UNMSM. Donde


entra rápidamente en contacto con intelectuales prestigiosos. Realiza una entrevista a José
María Eguren y a González Prada, y mantiene una estrecha amistad con Valdelomar, a quien
también entrevistó.

Empieza a trabajar como profesor en el Colegio Barrós.

En julio, muere Manuel González Prada, con quien Vallejo se reunió con cierta frecuencia:
“No es obra menor de González Prada haber tenido y dejado un discípulo como Vallejo”, nos
dice Georgette de Vallejo.

En agosto, en Santiago de Chuco, muere su madre, lo cual le causo un profundo dolor: “En
este mundo no me queda nada ya. Apenas el bien de la vida de nuestro papacito. Y el día
que esto haya terminado, me habré muerto yo también para la vida y el porvenir, y mi amino
se irá cuesta abajo”.

Vallejo ya ha entregado su poemario a la imprenta y solo espera el prólogo que le había


pedido a Valdelomar, pero por su activa campaña política este no se dio tiempo para
escribirlo.

Conoce a Otilia Villanueva una muchacha de 15 años, cuñada de uno de sus colegas. con
quien mantendrá un romance tormentoso. Esta relación inspirará muchos de sus poemas de
Trilce (con un marcado contenido erótico), que ya empieza a escribir y debido a ello pierde
su puesto de docente.

En 1919 Salen a circulación, por fin, Los heraldos negros que ya no esperan más por el
Conde de Lemos. El libro está compuesto por 69 poemas, incluido el primero, "Los heraldos
negros", que le sirve de pórtico. El volumen se divide en seis secciones
• Plafones ágiles
• Buzos
• De la tierra
• Nostalgias imperiales
• Truenos
• Canciones de hogar

Este se sitúa en una etapa relativamente temprana de la producción de César Vallejo. Este
poemario se presenta como una evolución, ya que los primeros poemas aparecen marcados
por la huella del modernismo. El poemario abarca algunos de los temas recurrentes en la
obra de César Vallejo: el sufrimiento humano, la religión o la culpa, todos ellos bajo una
mirada cercana al existencialismo.

Fue bien recibido por la crítica, que vio en él una buena muestra del Modernismo, que aún
imperaba en el gusto de aquel entonces.

Inicia su trabajo en el Colegio Nuestra Señora de Guadalupe. La muerte de Abraham


Valdelomar le causa gran pesar: “Hermano en el dolor y en la belleza, hermano en Dios,
Abraham, tú no puedes haberte ido para siempre; es imposible, solo, ‘como cuando viajabas,
hermano, estás ausente’. Sí, nada más, estás ausente desde la mañana lluviosa en que
partiste en un tren que volverá a traerte. Sí, estás viajando, hermano, nada más. Y volverás,
Abraham, pronto…”, escribió el poeta, consternado.

Resuelve partir a Europa, pero antes hace un viaje a Santiago de Chuco. “Llega solo para
verse mezclado en un sangriento conflicto que ha degenerado en incendio…”, dirá, tiempo
después, Georgette de Vallejo.

En de agosto de 1920 En Santiago de Chuco, Vallejo se vio involucrado en un sangriento


conflicto local que degenera en un incendio. Fue acusado y el 6 de noviembre fue detenido
por incendiario y disturbios políticos, junto a otras 19 personas apresado y arrojado a un
calabozo de Trujillo donde permanecerá durante 112 días. Fue absuelto y liberado el 26 de
febrero de 1921.
En junio de 1922 Vallejo ganó el concurso de narrativa organizado por la asociación cultural
“Entre Nous” con el cuento Más allá de la vida y la muerte, que le permite imprimir Trilce,
poemario fundamental en la poesía vanguardista hispanoamericana, cuya primera edición
saldría en octubre de este mismo año.

El libro contaba con 121 páginas, con un prólogo escrito por Antenor Orrego y, en la tapa,
un retrato de Vallejo realizado por Víctor Morey.

Se sabe que el libro inicialmente se llamaba Cráneos de bronce y que Vallejo pensó usar el
seudónimo de César Perú, aunque no prosperó la iniciativa. El poeta advirtió la escasa
respuesta que generó su libro; sin embargo, era consciente de que su texto era innovador,
revolucionario y polémico:

“El libro ha caído en el mayor vacío. Soy responsable de él. Asumo toda la responsabilidad
de su estética. ¡Hoy, y más que nunca quizás, siento gravitar sobre mí una hasta ahora
desconocida obligación sacratísima, de hombre y de artista! la de ser libre! Si no he de ser
libre hoy, no lo seré jamás”.

TEMAS DE TRILCE:

• Persiste el tema del amor en casi la mitad de los 77 poemas (XXXV, “El encuentro con
la amada”).
• Existen poemas existenciales con base vivencial y centrada en la soledad (XLVIII,
“Tengo ahora 70 soles peruanos”).
• Hay siete poemas centrados en el tema del hogar (III, “Las personas mayores”).
• Otros seis poemas aluden al tema de la cárcel (destaca LVIII, “En la celda, en lo sólido”).
• Otros poemas reflexionan sobre el quehacer artístico (LV, “Samain diría el aire es
quieto”).

En marzo de 1923, publicó el libro de cuentos Escalas, y en mayo salió su novela Fabla
salvaje. Ese mismo año, el 17 de junio, Vallejo partió rumbo a París en compañía de Julio
Gálvez Orrego, a pesar de su adversa situación económica.
Vallejo en Europa

Sin empleo, temeroso ante los rumores de que volvería a abrirse su proceso judicial y, de
alguna manera, resentido por el rechazo de Trilce, Vallejo se embarcó el 17 de junio de 1923
rumbo a Europa acompañando a Julio Gálvez (quien le pagaría el pasaje y moriría, más
tarde, en la Guerra Civil Española) y llegó a París el 13 de julio de 1923.

Este primer periodo de la vida de Vallejo en Europa ha dado pie, solo con relativa razón, a
que se lo considere un poeta pobre, incluso miserable. La imagen que de él nos dan
biógrafos como Armando Bazán contribuye a ello; también lo hacen las cartas que el poeta
escribió a su amigo Pablo Abril de Vivero, en que se nota a un Vallejo realmente agobiado
por las carencias materiales y sus consecuencias.

Sin embargo, hacia 1925-26 su situación económica se estabiliza, gracias a sus


colaboraciones con las revistas peruanas Mundial y Variedades, y porque empieza a trabajar
en Los Grandes Periódicos Iberoamericanos y a cobrar una beca otorgada por el gobierno
español para que perfeccione sus conocimientos en Leyes.

En 1924, es internado por problemas intestinales en el Hospital de la Charité. Esta


experiencia será muy importante para la escritura de poemas en prosa como “Las ventanas
se han estremecido…” y será rememorada en poemas en verso como “Hoy me gusta la vida
mucho menos…”. En este mismo año, fallece su padre.

En 1926, Vallejo Renunció a su trabajo en Los Grandes Periódicos Iberoamericanos y


conoció a su primera compañera francesa, Henriette Maisse, con quien convivió hasta
octubre de 1928. Con Larrea fundó la revista Favorables París Poema, y con Pablo Abril de
Vivero el semanario La Semana Parisién. Ambas publicaciones tuvieron vida efímera.
Empezó a enviar colaboraciones para la revista limeña Variedades, y conoce a Georgette
una joven de 18 años que vivía con su madre en un apartamento situado enfrente del hotel
donde se hospedaba; pero empezará a convivir con ella recién en 1929.

Entre los años 1927-28 empieza a interesarse seriamente por el marxismo, en esa época en
boga por efecto de la Revolución Rusa, que Vallejo quiere conocer personalmente y de
cerca; de ahí el primer viaje hacia ese país, emprendido en octubre de 1928. En esta etapa,
al parecer, se produjo en él una profunda crisis de cariz moral; la salida la habría encontrado
el poeta en su adhesión al marxismo.

En 1927 cuando entabla una relación amical con Georgette Marie Philippart. Hacia 1929,
empiezan a convivir y el 11 de octubre de 1934 contraen nupcias civilmente en París.

Eran tiempos muy duros tanto para los escritores y artistas. La vocación y el talento no
alcanzaban para vivir. En 1930, Vallejo fue expulsado de Francia por razones políticas y, por
ello, decide junto a Georgette, viajar a Madrid, lugar donde se vincula con escritores y poetas
que lo llevarán a una intensa militancia en el Partido Comunista. En Madrid, se agrupó con
los Comunistas de España en 1931 cuando la República de Madrid empezó y estuvo
presente durante la Guerra impulsando el movimiento antifascista.

En este contexto la Guerra Civil Española es asumida plenamente por Vallejo, y a pesar de
su salud quebrantada y de las exigencias de sus amigos de enviarlo a Perú, él decide
permanecer entre París y Madrid, porque considera que el problema de la Guerra Civil no
solo es un problema de España, sino un problema de principios, como afirma en su discurso
“La Responsabilidad del Escritor”.

1931 viene a ser un año fundamental en el desarrollo de la narrativa vallejiana porque define
un propósito distinto a la etapa anterior que corresponde a Escalas (1923) y Fabla salvaje
(1923).

Según Georgette Vallejo, esta novela fue escrita rápidamente. Vallejo llegó a Madrid el 31
de diciembre de 1930; casi seguidamente la Editorial Cenit aceptó su proyecto de una novela
proletaria, y en febrero de 1931 el escritor se puso manos a la obra, escribiéndola de un solo
tirón, en un lapso de tres semanas, para ser publicada en marzo de ese mismo año. Según
este testimonio, la novela pertenecería, sin atenuantes, a la literatura de propaganda y
agitación de inspiración comunista (realismo socialista).

Paco Yunque es uno de los cuentos más conocidos y divulgados de César Vallejo. Según
una versión que recoge David Sobrevilla, un editor le solicita un cuento para niños, Vallejo
escribe Paco Yunque, pero el editor lo rechaza porque lo considera “demasiado triste”. El
mismo Sobrevilla sitúa la escritura del relato en el periodo que va desde 1929 hasta 1932, si
bien es cierto que el cuento recién fue publicado en 1951.

En octubre de 1931 realizó su tercer y último viaje a Rusia para participar en el Congreso
Internacional de Escritores Solidarios con el Régimen soviético. Retorna a Madrid y continúa
con pasión su tarea literaria, pero los editores españoles se niegan a publicar sus obras de
teatro Lock-out y Moscú contra Moscú (conocida después como Entre las dos orillas corre el
río), así como su libro de crónicas Rusia ante el segundo plan quinquenal (continuación de
Rusia en 1931), y su recopilación de ensayos El arte y la revolución. La razón principal: por
ser obras de carácter marcadamente marxista y revolucionario. Por esta época empieza
también a escribir hasta 1937 una serie de poemas que póstumamente serían publicados
con el título de Poemas humanos.

Decidió regresar a París en 1932, cuando es levantada la anterior restricción de ingreso. Ese
año Georgette es hospitalizada, pero se recupera.

El 11 de octubre de 1934 se casó por lo civil con Georgette. Por entonces termina de escribir
otra de sus obras teatrales, Colacho Hermanos o presidentes de América, sátira contra los
gobiernos latinoamericanos que veía como sumisos a la política exterior estadounidense,
pero que ningún editor se animó a publicar. También le rechazan otro libro de ensayos que
quiso dar a la prensa: Contra el secreto profesional. Entre 1935 y 1936 escribió varios
cuentos: El niño del carrizo, Viaje alrededor del porvenir, Los dos soras y El vencedor,
bocetos narrativos que serían publicados años después de su muerte.

Al estallar la guerra civil española en 1936 es asumida plenamente por Vallejo, y a pesar de
su salud quebrantada y de las exigencias de sus amigos de enviarlo a Perú, él decide
permanecer entre París y Madrid, porque considera que el problema de la Guerra Civil no
solo es un problema de España, sino un problema de principios, como afirma en su discurso
“La Responsabilidad del Escritor”.
Colaboró con fervor en la fundación del Comité Iberoamericano para la Defensa de la
República Española y de su vocero, el boletín Nueva España. Le acompaña en esa labor
Pablo Neruda. En diciembre de dicho año viaja por unos días a España, pasando por
Barcelona y Madrid, preocupado por el desarrollo de los acontecimientos.

En julio de 1937 vuelve por última vez a España para asistir al II Congreso Internacional de
Escritores para la Defensa de la Cultura. Visita Barcelona, Valencia, Jaén y el frente en
Madrid. De vuelta a París, es elegido secretario de la sección peruana de la Asociación
Internacional de Escritores. Entre septiembre y noviembre recurre al arma más poderosa
que posee: la poesía, y quizá en medio de sus últimos momentos más tensos que pasó
produce su obra épica “España aparta de mí este cáliz” y Poemas humanos; así como el
drama de tema incaico La piedra cansada.

Poemas humanos surge en octubre de 1931, con algunos versos nacidos en la Unión
Soviética y otros versos realizados entre octubre o noviembre de 1937. Poemas humanos
está formado por 76 poemas, entre los cuales se encuentran poemas en los que el poeta
mira el mundo a su alrededor y se mira a sí mismo, a veces con esperanza, a veces con
cansancio, hay poemas que recuerdan el dolor, el cuerpo y el alma, el hambre, la carencia,
la familia, el pasado, el amor al Perú, sus amigos; así como también los hay con el tema de
la vida y la muerte.

El título Poemas humanos, trajo como resultado diversas críticas, el primero en criticar fue
Juan Larrea, en 1961, en el primer número de la revista Aula Vallejo, que él dirigió como
docente de la Universidad de Córdoba, Argentina. Decía: “Me parece indudable que el autor
de Los heraldos negros, Trilce, etc., nunca hubiera consentido que un libro poético suyo…
se titulara de modo tan insubstancial y fuera de contexto”; y más abajo agrega “Cuando
Georgette Vallejo me consultó en 1938 sobre la pertinencia de la denominación que
proyectaba, no le disimulé mi disconformidad.”

El poemario de “España aparta de mí este cáliz” conto con 15 poemas.

El 15 de abril de 1938 murió César Vallejo en París un viernes santo de llovizna, no un


jueves, como había dicho en su poema «Piedra negra sobre una piedra blanca», quien nació,
se crio, luchó y añoró siempre, Santiago de Chuco, tierra a la cual amó entrañablemente.
Tenía, a la razón, 46 años. " Se le realizó un embalsamamiento. Su elogio fúnebre estuvo a
cargo del escritor francés Louis Aragon. El 19 sus restos son trasladados a la Mansión de la
Cultura y más tarde al cementerio de Montrouge, en los suburbios del sur de la capital
francesa.
¡De puro calor tengo frío,
hermana Envidia!
Lamen mi sombra leones
y el ratón me muerde el nombre,
¡madre alma mía!

¡Al borde del fondo voy,


cuñado Vicio!
La oruga tañe su voz,
y la voz tañe su oruga,
¡padre cuerpo mío!

¡Está de frente mi amor,


nieta Paloma!
De rodillas, mi terror
y de cabeza, mi angustia,
¡madre alma mía!

Hasta que un día sin dos,


esposa Tumba,
mi último hierro dé el son
de una víbora que duerme,
¡padre cuerpo mío!
Subes centelleante de labios y de ojeras!
Por tus venas subo, como un can herido
que busca el refugio de blandas aceras.

Amor, en el mundo tú eres un pecado!


Mi beso en la punta chispeante del cuerno
del diablo; mi beso que es credo sagrado!

Espíritu en el horópter que pasa


¡puro en su blasfemia!
¡el corazón que engendra al cerebro!
que pasa hacia el tuyo, por mi barro triste.
¡Platónico estambre
que existe en el cáliz donde tu alma existe!

¿Algún penitente silencio siniestro?


¿Tú acaso lo escuchas? Inocente flor!
... Y saber que donde no hay un Padrenuestro,
el Amor es un Cristo pecador!
Hay golpes en la vida, tan fuertes... ¡Yo no sé!
Golpes como del odio de Dios; como si ante ellos,
la resaca de todo lo sufrido
se empozara en el alma... ¡Yo no sé!

Son pocos; pero son... Abren zanjas oscuras


en el rostro más fiero y en el lomo más fuerte.
Serán tal vez los potros de bárbaros Atilas;
o los heraldos negros que nos manda la Muerte.

Son las caídas hondas de los Cristos del alma


de alguna fe adorable que el Destino blasfema.
Esos golpes sangrientos son las crepitaciones
de algún pan que en la puerta del horno se nos quema.

Y el hombre... Pobre... ¡pobre! Vuelve los ojos, como


cuando por sobre el hombro nos llama una palmada;
vuelve los ojos locos, y todo lo vivido
se empoza, como charco de culpa, en la mirada.

Hay golpes en la vida, tan fuertes... ¡Yo no sé!


Amada, en esta noche tú te has crucificado
sobre los dos maderos curvados de mi beso;
y tu pena me ha dicho que Jesús ha llorado,
y que hay un viernes santo más dulce que ese beso.

En esta noche clara que tanto me has mirado,


la Muerte ha estado alegre y ha cantado en su hueso.
En esta noche de setiembre se ha oficiado
mi segunda caída y el más humano beso.

Amada, moriremos los dos juntos, muy juntos;


se irá secando a pausas nuestra excelsa amargura;
y habrán tocado a sombra nuestros labios difuntos.

Y ya no habrá reproches en tus ojos benditos;


ni volveré a ofenderte. Y en una sepultura
los dos nos dormiremos, como dos hermanitos.
Me moriré en París con aguacero,
un día del cual tengo ya el recuerdo.
Me moriré en París -y no me corro-
tal vez un jueves, como es hoy, de otoño.

Jueves será, porque hoy, jueves, que proso


estos versos, los húmeros me he puesto
a la mala y, jamás como hoy, me he vuelto,
con todo mi camino, a verme solo.

César Vallejo ha muerto, le pegaban


todos sin que él les haga nada;
le daban duro con un palo y duro

también con una soga; son testigos


los días jueves y los huesos húmeros,
la soledad, la lluvia, los caminos…

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