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FACULTAD DE DERECHO

ESCUELA ACADEMICO PROFESIONAL DE DERECHO

MONOGRAFÍA

ANÁLISIS E INTERPRETACIÓN DEL PENSAMIENTO DE CESAR ABRAHAM VALLEJO MENDOZA

CURSO : REDACCIÓN UNIVERSITARIA Y CÁTEDRA DE VALLEJO

CICLO : II

AUTORES : BALAREZO FARRO, RAUL FABIAN

BENITES COLAN, CARLOS ENRIQUE

OLÓRTIGA BENITES, JULIANNA ELIZABETH

REYES TINOCO, JOSE LENIN

RUMICHE SANDOVAL, JULIO CHRISTIAN

DOCENTE : Mg. CÉSAR AUGUSTO PANTA BARBA

Piura, octubre 2018


INTRODUCCIÓN

El presente trabajo se basa en la novela tungsteno escrita por el poeta Cesar A. Vallejo
Mendoza la cual es considerada una de las más interesante, pues narra el comienzo de un
fenómeno económico de la explotación minera, las contradicciones que esta actividad encierra
en el pueblo de la región del Cusco y el cómo se manejan las actividades públicas y privadas de
aquella época.

El trabajo tiene como objetivo analizar e interpretar el pensamiento de Cesar Abraham Vallejo
Mendoza a través de las obras literarias que dejo en vida.

De igual modo formular las alternativas para la difusión de sus obras en las instituciones
educativas de la Región.

La monografía se ha estructurado en tres capítulos; el primero se da a conocer los breves


apuntes del autor; en el segundo, El poeta del dolor y del sufrimiento de la humanidad; y en el
tercero, difusión de las obras de César Vallejo.

Para desarrollar el trabajo se ha aplicado la técnica de análisis documentario, pues hemos


acopiado información tanto de diversos libros de reconocidos autores, así como la red virtual.

El presente trabajo no pretende dar por terminado el estudio del tema, se trata de un aporte
para que las futuras investigaciones lo tomen como referencia y continúen con los estudios.
ÍNDICE

Introducción

CAPÍTULO I : DATOS BIBLIOGRÁFICOS DEL AUTOR . .. . . . . 1

CAPÍTULO II : EL POETA DEL DOLOR Y DEL SUFRIMIENTO DE LA HUMANIDAD

CAPÍTULO III : DIFUSIÓN DE LAS OBRAS DE CÉSAR VALLEJO

CAPÍTULO IV : CONCLUSIONES

BIBLIOGRAFÍA
CAPÍTULO I: DATOS BIBLIOGRÁFICOS DEL AUTOR

César Abraham Vallejo Mendoza nació en Santiago de Chuco, pueblo en una zona alta del
departamento de La Libertad, en Perú. Hijo de Francisco de Paula Vallejo Benítez y María de
los Santos Mendoza Gurrionero, fue el menor de once hermanos. Su apariencia mestiza se
debió a que sus abuelas fueron indígenas y sus abuelos gallegos. Era un “hombre muy moreno,
con nariz de boxeador y gomina en el pelo”, recordaba César González Ruano, en una
entrevista publicada en el Heraldo de Madrid, el 27 de enero de 1931.

Sus padres querían dedicarlo al sacerdocio, lo que él en su primera infancia aceptó de muy
buena gana; de ahí que existan tantas referencias bíblicas y litúrgicas en sus primeros versos.
Sus estudios primarios los realizó en el Centro Escolar Nº 271 del mismo Santiago de Chuco,
pero desde abril de 1905 hasta 1909 estudió la secundaria en el Colegio Nacional San Nicolás
de Huamachuco.

En 1910 se matricula en la Facultad de Letras de la Universidad Nacional de Trujillo, pero


debido a problemas económicos retorna a su pueblo, con el propósito de trabajar y ahorrar
para continuar luego sus estudios. Apoya a su padre en las tareas administrativas de
gobernador y toma contacto con la realidad de los mineros de Quiruvilca, cerca de Santiago de
Chuco, lo que recordará más adelante en su novela El tungsteno.

Viaja a Lima en 1911 para matricularse en la Facultad de Medicina de San Fernando, pero
nuevamente abandona el claustro universitario por razones económicas o tal vez por
desilusionarse de dicha carrera. Consigue un empleo de preceptor de los hijos de un rico
hacendado de Acobamba (departamento de Junín, sierra central peruana), trabajo en el que
permanece durante siete meses. Luego regresa a Trujillo, y en 1912 consigue un modesto
empleo como ayudante de cajero en la hacienda azucarera “Roma”, en el valle Chicama, donde
fue testigo de la cruel explotación de los peones indios.

En 1913 regresa a Trujillo con el propósito de retomar sus estudios universitarios en Letras. A
fin de costearse sus estudios, trabaja como maestro en el Centro Escolar de Varones Nº 241, y
luego como profesor del primer año de primaria en el Colegio Nacional de San Juan, donde
tuvo como alumno pequeño a Ciro Alegría, que más tarde se convertiría en un gran novelista.5
El 22 de septiembre de 1915 se gradúa de bachiller en Letras con su tesis El romanticismo en la
poesía castellana.

En 1916 frecuenta con la juventud intelectual de la época agrupada en la bohemia trujillana,


conocida luego como Grupo Norte, donde figuran Antenor Orrego, Alcides Spelucín, José
Eulogio Garrido, Juan Espejo Asturrizaga, Macedonio de la Torre y Víctor Raúl Haya de la Torre.
Publica sus primeros poemas en los diarios y revistas locales (algunas de las cuales son
recogidas por publicaciones de Lima) y se enamora de María Rosa Sandoval, joven atractiva e
inteligente, que fue la musa inspiradora de algunos de sus poemas de Los heraldos negros.

En 1917 conoce a Mirtho (Zoila Rosa Cuadra), una muchacha de quince años con quien
sostiene un apasionado y corto romance. Al parecer, Vallejo intenta suicidarse a causa del
desengaño. Sea como fuese, es convencido por sus amigos para viajar a Lima a fin de proseguir
sus estudios en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos y conseguir su doctorado en
Letras y Derecho.

En 1918 entra a trabajar al colegio Barrós de Lima. Cuando en septiembre de ese año muere el
director y fundador de dicho colegio, Vallejo ocupa el cargo. Se enreda en otra tormentosa
relación amorosa, esta vez con Otilia Villanueva, una muchacha de 15 años, cuñada de uno de
sus colegas. Debido a ello pierde su puesto de docente. Otilia será la inspiradora de varios de
los poemas de Trilce.

Al año siguiente consigue empleo como inspector disciplinario y profesor de Gramática


Castellana en el Colegio Nacional Nuestra Señora de Guadalupe. Ese mismo año ve la luz su
primer poemario Los heraldos negros, que muestran aún las huellas del modernismo en su
estructura, aunque ya se vislumbran algunas características muy peculiares en el lenguaje
poético. El poeta toca la angustia existencial, la culpa personal y el dolor, como, por ejemplo,
en los conocidos versos "Hay golpes en la vida tan fuertes... ¡Yo no sé!" o "Yo nací un día / que
Dios estuvo enfermo". Circularon relativamente pocos ejemplares, pero el libro fue en general
bien recibido por la crítica.

Su madre había fallecido en 1918. La nostalgia familiar lo empuja, en mayo de 1920, a retornar
a Santiago de Chuco. El 1.º de agosto ocurre el incendio y saqueo de una casa del pueblo,
perteneciente a la familia Santa María Calderón, arrieros negociantes de mercaderías y alcohol
desde la costa, suceso del que se acusa injustamente a Vallejo como participante y azuzador.
Se esconde pero es descubierto, apresado y arrojado a un calabozo de Trujillo donde
permanecerá durante 112 días (del 6 de noviembre de 1920 al 26 de febrero de 1921). El 24 de
diciembre de 1920 gana el segundo premio (el primero fue declarado desierto) de la
Municipalidad de Trujillo con el poema «Fabla de gesta (Elogio al Marqués de Torre Tagle)»; lo
curioso de este suceso es que Vallejo compitió escondiendo su identidad bajo un seudónimo, a
fin de dar imparcialidad al concurso.
Tras salir en libertad condicional, se dirige nuevamente a Lima, donde su cuento de corte
fantástico Más allá de la vida y de la muerte fue premiado en un concurso literario. El monto
del premio lo destina a financiar otras publicaciones literarias. En octubre de 1922 ve la luz su
segundo poemario: Trilce, prologado por su amigo Antenor Orrego. Es recibido tibiamente por
la crítica, que no alcanzaba aún a comprender la literatura de vanguardia, salvo por el propio
Orrego, quien dijo de Vallejo: «A partir de este sembrador se inicia una nueva época de la
libertad, de la autonomía poética, de la vernácula articulación verbal».

Trilce anticipó gran parte del vanguardismo que se desarrollaría en los años 1920 y '30. En este
libro, Vallejo lleva la lengua española hasta límites insospechados: inventa palabras, fuerza la
sintaxis, emplea la escritura automática y otras técnicas utilizadas por los movimientos dadá y
suprarrealista. Se adelantó a la renovación del lenguaje literario que después ensayaría Vicente
Huidobro en su poemario Altazor (1931) y James Joyce en su relato onírico Finnegans Wake
(1939).

En marzo de 1923, Vallejo publica una corta edición de Escalas o Escalas melografiadas,
colección de relatos y cuentos, algunos ya vanguardistas. Otra narración suya, titulada Fabla
salvaje, fue publicada el 16 de mayo en la serie La novela peruana dirigida por Pedro Barrantes
Castro.

Es admitido nuevamente como profesor en el Colegio Guadalupe, puesto en el cual no durará


mucho, tras ser declarado cesante.

Hastiado de la mediocridad local, tenía ya sus miras puestas en el Viejo Mundo. Con el dinero
que le adeudaba el Ministerio de Educación, se embarca rumbo a Europa, de donde no
regresará más. Viaja en el vapor Oroya el 17 de junio de 1923, con una moneda de quinientos
soles. Arriba a París el 13 de julio. Sus ingresos-siempre insuficientes-provenían del
periodismo, si bien fungió también de traductor. Escribía para el diario El Norte de Trujillo, y
las revistas L'Amérique Latine de París, España de Madrid y Alfar de La Coruña.

Sus dos primeros años en París fueron de mucha estrechez económica, al punto que muchas
veces tuvo que dormir a la intemperie. Inicia su amistad con el escritor español Juan Larrea y
con Vicente Huidobro; traba contacto con importantes intelectuales como Pablo Neruda y
Tristan Tzara.

A principios de 1924 recibe la noticia de la muerte de su padre. En octubre es hospitalizado en


un hospital de caridad pública, a consecuencia de una hemorragia intestinal. Fue operado y
pudo restablecerse.
En 1925 empieza a trabajar como secretario de la recién fundada Les Grands Journaux
IberoAméricains o Los Grandes Periódicos Iberoamericanos, una vasta organización
publicitaria. También empieza a colaborar para la revista limeña Mundial. Ese año el gobierno
español le concede una modesta beca para que pudiera continuar sus estudios universitarios
de Derecho en España. En los dos años siguientes visitará periódica y brevemente Madrid a fin
de cobrar a plazo fijo el monto de la beca, aunque sin estudiar; en octubre de 1927 renunciará
a dicha beca. Nunca se doctoró en Letras ni en Derecho.

Renuncia a su trabajo en Los Grandes Periódicos Iberoamericanos en 1926 y conoce a su


primera compañera francesa, Henriette Maisse, con quien convivirá hasta octubre de 1928.
Con Larrea funda la revista Favorables París Poema, y con Pablo Abril de Vivero el semanario
La Semana Parisién. Ambas publicaciones tuvieron vida efímera. Empieza a enviar
colaboraciones para la revista limeña Variedades.

En 1927 conoce en París a Georgette Marie Philippart Travers, una joven de 18 años que vivía
con su madre en un apartamento situado enfrente del hotel donde se hospedaba. Profundiza
sus estudios sobre el marxismo. Aparece una narración suya en Amauta, la revista que fundara
en Lima su amigo José Carlos Mariátegui y en la que también reproduce varias de sus crónicas
periodísticas.

En abril del año siguiente enferma nuevamente de gravedad, pero se recupera a los pocos
meses. Todavía le acompañaba Henriette. Empieza a interesarse con más ahínco por las
cuestiones político-sociales. Ese mismo año realiza su primer viaje a Rusia. Retorna a París y
funda la célula parisina del Partido Socialista que había fundado Mariátegui en su patria
(después denominado Partido Comunista Peruano).

En 1929 empieza a convivir con Georgette (quien acababa de heredar el apartamento y bienes
de su fallecida madre) y junto con ella realiza un segundo viaje a Rusia. Se detiene en Colonia,
Varsovia, Praga, Viena, Budapest, Moscú, Leningrado y varias ciudades italianas, antes de
retornar a París. Empieza a colaborar para el diario El Comercio, como corresponsal oficial, y
continúa haciéndolo con las revistas Variedades y Mundial. Esta labor periodística será
forzosamente suspendida en 1930 a raíz de la crisis mundial, cuando dichas revistas
desaparecieron, al igual que el suplemento dominical de El Comercio (Perú)El Comercio, donde
se publicaban sus artículos.

En esta primera parte de su estancia parisina, que va de 1923 a 1929, se sitúa la composición
de algunos cuantos poemas (después llamados Poemas en prosa), un libro o recopilación de
ensayos: Contra el secreto profesional y un proyecto de novela incaica: Hacia el reino de los
Sciris, todos los cuales serían publicados póstumamente, a excepción de algunos ensayos y
relatos sueltos. La razón de esta parquedad de creaciones literarias se debía a que se hallaba
más absorbido en producir artículos y crónicas para diarios y revistas pane lucrando.

En 1930 viaja a Madrid a raíz de la publicación de su poemario Trilce, que señaló el


descubrimiento de su poesía en España, donde fue sometida a la crítica. Retorna a París pero
al poco tiempo es expulsado, acusado de hacer propaganda comunista. Junto con Georgette
vuelve a Madrid donde pasa dificultades económicas. Allí es testigo de la caída de la
monarquía borbónica y la proclamación de la Segunda República Española (1931); se relaciona
también con grandes literatos españoles como Miguel de Unamuno, Federico García Lorca,
Rafael Alberti, Gerardo Diego y José Bergamín. Publica también su novela proletaria El
tungsteno, y su libro de crónicas y ensayos Rusia en 1931, que se convirtió en un superventas:
tres ediciones en solo cuatro meses. Le niegan, en cambio, la publicación de su cuento Paco
Yunque, por ser «muy triste».

En octubre de 1931 realiza un tercer y último viaje a Rusia para participar en el Congreso
Internacional de Escritores Solidarios con el Régimen Soviético. Retorna a Madrid y continúa
con pasión su tarea literaria, pero los editores españoles se niegan a publicar sus obras de
teatro Lock-out y Moscú contra Moscú (conocida después como Entre las dos orillas corre el
río), así como su libro de crónicas Rusia ante el segundo plan quinquenal (continuación de
Rusia en 1931), y su recopilación de ensayos El arte y la revolución. La razón principal: por ser
obras de carácter marcadamente marxista y revolucionario. Por esta época empieza también a
escribir (hasta 1937) una serie de poemas que póstumamente serían publicados con el título
de Poemas humanos.

Decide regresar a París en 1932, cuando es levantada la anterior restricción de ingreso. Ese año
Georgette es hospitalizada debido a un mal causado por los continuos abortos provocados
(según testimonio de Juan Larrea, amigo y biógrafo de Vallejo); pero se recupera. Al año
siguiente Vallejo escribe un extenso artículo, publicado por entregas en el Germinal de París,
titulado ¿Qué pasa en el Perú? Por ese tiempo deambula por pensiones y hoteles parisinos en
medio de una gran angustia económica.

En 1934 se casa por lo civil con Georgette. Por entonces termina de escribir otra de sus obras
teatrales: Colacho Hermanos o presidentes de América, sátira contra los gobiernos
latinoamericanos sumisos al imperialismo yanqui, pero que ningún editor se animó a publicar.
También le rechazan otro libro de ensayos que quiso dar a la prensa: Contra el secreto
profesional. Entre 1935 y 1936 escribe varios cuentos: El niño del carrizo, Viaje alrededor del
porvenir, Los dos soras y El vencedor, bocetos narrativos que serían publicados años después
de su muerte.

Al estallar la Guerra Civil Española en 1936, colabora con fervor en la fundación del Comité
Iberoamericano para la Defensa de la República Española y de su vocero, el boletín Nueva
España. Le acompaña en esa labor Pablo Neruda. En diciembre de dicho año viaja por unos
días a España, pasando por Barcelona y Madrid, preocupado por el desarrollo de los
acontecimientos. En julio de 1937 vuelve por última vez a España para asistir al Congreso
Internacional de Escritores Antifascistas. Visita Barcelona, Valencia, Jaén y el frente en Madrid.
De vuelta a París, es elegido secretario de la sección peruana de la Asociación Internacional de
Escritores. Entre septiembre y noviembre escribe sus últimas composiciones líricas de Poemas
humanos y España, aparta de mí este cáliz; así como el drama de tema incaico La piedra
cansada.

A inicios de 1938 trabaja como profesor de Lengua y Literatura en París, pero en marzo sufre
de agotamiento físico. El 24 de marzo es internado por una enfermedad desconocida (después
se supo que fue la reactivación de un antiguo paludismo que sufrió de niño) y entra en crisis el
7 y el 8 de abril. Fallece una semana más tarde, el 15, un viernes santo con llovizna en París,
pero no un jueves, como se cree que vaticinó en su poema «Piedra negra sobre una piedra
blanca». Se le realiza un embalsamamiento. Su elogio fúnebre estuvo a cargo del escritor
francés Louis Aragon. El 19 sus restos son trasladados a la Mansión de la Cultura y más tarde al
cementerio de Montrouge.

Después de treinta y dos años de reposar en el cementerio Montrouge, el 3 de abril de 1970 su


viuda Georgette Vallejo traslada sus restos al cementerio de Montparnasse, escribiendo en su
epitafio: He nevado tanto para que duermas.
CAPÍTULO II: EL POETA DEL DOLOR Y SUFRIMIENTO DE LA HUMANIDAD

César Vallejo es el más grande y universal de los poetas peruanos, el creador que renovó el
vocabulario y los temas de la poesía en castellano, el escritor que se planteó lucidamente el
problema de las limitaciones del lenguaje poético como vehículo de expresión estética e
íntima. Fue un artista e intelectual que durante toda su vida tuvo que desarrollar su labor
luchando arduamente contra la pobreza y la incomprensión.

La vida de César Vallejo está forjada en la fragua de la desesperanza, el sufrimiento por lo


perdido, las revoluciones sociales y la pasión de una amante. Su niñez, pobre, desconsolada,
triste, incluso hasta antes de su muerte; formarán al poeta que hoy conocemos, debido a que
todo aquel sufrimiento esculpirá al autor de aquellos poemas humanos que nos recuerdas los
golpes tan fuertes en la vida.

César Vallejo, no solamente fue un poeta, es un hombre que plasmó su pensamiento y


compromiso social en la narrativa; y logró expresar el sentimiento humano en su poesía.

De acuerdo a lo afirmado por Moretik 1, Cesar Vallejo nació y creció en un periodo de


profundos cambios históricos, sociales y políticos en el continente americano. El crecimiento
económico fue un factor determinante para la aparición de la agrupación obrera en diversas
zonas del mundo, incluyendo nuestro país con la llegada de capitales extranjeros para la
explotación de la minería. Asimismo, empezaron a llegar los inmigrantes, básicamente
estadounidenses, para la administración de nuevos yacimientos mineros (hulla, cobre y
tungsteno), dando paso a la formación de la clase alta o burguesa. Todas las lecturas del
marxismo le sirvieron a Cesar Vallejo para la redacción y estructura de su obra el Tungsteno.

Esta realidad, era bien sabida por Cesar Vallejo, puesto que él presenció la vida que llevaban
los peones cuando trabajó en las minas de Quiruvilca, así como en 1912 cuando laboró en la
hacienda azucarera Roma (localizada en el valle del río Chicama), donde cerca de cuatro mil
obreros pusieron sus fuerzas, sus vidas, a favor de los intereses de los poderosos. 2

El dolor y sufrimiento del poeta Cesar Vallejo se ve reflejada en su obra El Tungsteno donde el
poeta pone su inteligencia y su pluma al servicio de la clase obrera; ya que narra la explotación
del trabajador peruano con el arribo de la minería a la región de Colca, específicamente en la
zona de Quivilca para la extracción del tungsteno. Con la llegada de ésta nueva actividad
económica a la zona, cambia radicalmente el ritmo de vida de la apacible Colca. Se convierte

1
Yerko Moretik (1975).
2
Repositorio.bausate.edu.pe/…/FIESTAS_VALER_EDWIN_ANDRÉ
en una vida con un ritmo acelerado, con muchas actividades comerciales. Asimismo, la vida de
los Soras (indios asentados al borde del Colca) cambia radicalmente ya que son desposeídos de
sus propiedades, y debido a su candidez no tenían ni idea de los que era un salario, lo cual era
aprovechado por los mineros.

La lección que Cesar Vallejo quería inculcar al lector es que solo la solidaridad, la organización
como lo prepara el obrero Servando Huanca en las minas de Quivilca, ofrece posibilidades de
éxito.

Trata de explicar cómo se aprovechan todas las rebeldías: la del intelectual insatisfecho que se
pone al servicio de la clase obrera; la del nacionalista resentido por la explotación extranjera
de su país; la del capataz ofendido por la prepotencia patronal; la del peón que se ve
explotado por extranjeros.

El Tungsteno muestra lo que precisamente fue la organización social de esos tiempos y que
algunas cosas aún se mantienen en la actualidad principalmente en la sierra de nuestro país.

La estructura de narración es muy importante, comenzando por los aspectos generales,


personajes, dueños de mina, empleados, los hermanos Marino, los Soras y los obreros; así
como las contradicciones entre ellos. La novela termina con una seria reflexión, análisis y toma
de decisiones para luchar contra los abusos de la minería.

Vallejo abarcó prácticamente todos los géneros literarios: poesía, narrativa (novelas y
cuentos), teatro y ensayo. Para entender la temática ejercida por Vallejo, habría que entender,
también, algunos conceptos básicos referidos al orden metafísico en su poesía. 

ANALISIS DE LA OBRA LITERARIA - EL TUNGSTENO

1. Argumento de la Obra 

Leyendo la novela "El Tungsteno", es evidente que César Vallejo, había escogido y creía que su
función de escritor era poner su inteligencia y su pluma al servicio de la clase obrera.

En la novela, Vallejo presenta por una parte la realidad de la explotación del trabajador) y por
otra, trata de explicar de acuerdo con sus teorías, el cómo y el porqué de esa explotación;
finalmente trata de indicar el camino, único en su opinión, que puede llevar a resolver esa
situación en beneficio de la clase obrera.
La enseñanza que Vallejo queria inculcar al lector general, es que solo la solidaridad, la
organización a la manera como la prepara el obrero Servando Huanca en las minas de Quivilca,
Ofrésese posibilidades de éxito. Organizar y aprovechar todas las rebeldías; la del intelectual
insatisfecho que se pone al servicio de la clase obrera; la del capataz ofendido por la
prepotencia patronal; la del nacionalista resentido por la explotación extranjera de su país, y
base de todo; la del peón; la del obrero explotado, todos bajo la dirección de quien dedique su
vida a la labor revolucionaria.

Cuando la empresa norteamericana "Mining Society" logró por fin adueñarse de las minas de
Tungsteno de Quivilca, en el departamento del Cusco, de inmediato llegó al Perú la orden
gerencial de Nueva York disponiendo el comienzo de la extracción del mineral. Una avalancha
de indios procedentes de Colca llenó la mina en poco tiempo para satisfacer las labores de
minería.

En Quivilca se instalaron junto a los peones y mineros, Mister Taik y Mister Weiss, el cajero de
la empresa; el ingeniero peruano Baldomero Rubio; un comerciante José Marino, que había
tomado la exclusiva del bazar y la contrata de peones para la empresa Mining Society; el
comisario del asiento minero y el agrimensor Leonidas Benites, indios de la región fueron
ingenuamente estafados por obreros, peones y sobre todo por los inescrupulosos.

Los Soras cambiaban sus plantaciones y sus animales por cosas banales como garrafas, franelas
en colores, botellas pintorescas, paquetes polícromos, fósforos, caramelos, vasos
transparentes, etc. Los Soras se sentían atraídos por estos objetos, como ciertos insectos a la
luz.

El primero en operar sobre las tierras de los Soras para enriquecerse fue José Marino, quien
formó una sociedad secreta con el ingeniero Rubio y el agrimensor Benites. Este contubernio
tuvo que vérselas en apretada competencia con Machuca, Baldazari y otros, que también
despojaban de sus bienes a los Soras.

José Marino adulaba a todo el que, de uno u otra manera, podría serle útil. un día que Marino
debía ir de Quivilca a Colca, se reunieron en su bazar para despedirlo, Leónidas Benites, Mister
Taik y Mister Weiss, el comisario Baldazari, Rubio y Javier Machuca. Las botellas de campaña
fueron desfilando raudamente y cada, ¡salud!, Marino no desaprovechaba la oportunidad para
adular a todos los presentes. Cuando ya estaban ebrios Mariano propuso jugar a la "Rosada" a
los dados; esta era una de las queridas de Marino. Muchacha de 18 años, serrana, ojos
grandes, negros, la había traído de Colca, como querida, un apuntador de las minas, junto con
sus hermanas Teresa y Albina. El ganador del premio fue el comisario Baldazari; Marino de
inmediato envió a su sobrino Cucho en busca de la muchacha, quien llegó a los pocos minutos.
El exceso del licor provocó tal degeneración que la Rosada, que se llamaba Graciela, fue
poseída por todos los presentes. La muchacha se había negado a las exigencias de José Marino,
pero este le había dado una pócima que la embriagó hasta privarla.

La muchacha no vio el amanecer y murió por efecto de la droga que le administrara José
Marino. Mister Taik exigió absoluta discreción. La llevaron a su casa y le dijeron a sus hermanas
que le había dado un ataque y que ya le pasaría. Al otro día la enterraron. Las hermanas de la
difunta fueron donde Mister Taik a pedirle justicia porque consideraban que a su hermana lo
habían matado. El gringo las botó y todo quedó archivado en el pasado.

En Colca José Marino tenía otro bazar en sociedad con su hermano Mateo; la firma se llamaba
Marino Hermanos. Los hermanos de Mariano eran originarios de Mollendo y hacía unos 12
años que se habían establecido en la sierra. Poco a poco habían ido escalando posiciones para
llegar al lugar en que estaban, pero siempre con la adulación y la falta de escrúpulos como
armas. Había en la casa de Mateo una india rosada y fresca bajada de la puna a los 8 años y
vendida por su padre un mísero aparcero, al cura de Colca; se llamaba Laura y cuando José
venía de Quivilca, Laura solía acostarse también con él a escondida de Mateo; Laura en el
fondo odiaba a su patrón y amante; cuarentón, colorado medio legañoso, redrojo, grosero,
sucio y tan avaro como su hermano José.

La raíz de este encono radicaba en el hecho del desprecio encarnizado e insultante que Mateo
ostentaba por Laura cuando había gente de Marino hermanos, a fin de que nadie creyese lo
que todo el mundo creía: que era su querida; esto le dolía profundamente a Laura. José
retenía con la astucia y el engaño, prometiéndole que la haría su mujer ante todos, cuando el
tonto de su hermano Mateo la dejara como lo hizo con madre de su hijo Cucho. Esa noche fue
Mateo el primero en deslizarse hasta la cocina donde dormía Laura para poseerla brutalmente.
A los pocos minutos fue José, quien aprovechando que Mateo dormía visitó a la joven india en
la cocina. Laura le confesó que estaba preñada de él; este se negó a tal compromiso. José
había contado a su hermano que Mister Taik le había pedido 100 peones más para la mina de
Tungsteno que explotaba la Mining Society. Como no era fácil convencer a los indios para tan
dura tarea, en la cual ya había desaparecido los Soras, fueron a buscar al Subprefecto Luna
para que les facilitara dos gendarmes. Este les manifestó que carecía de personal y que el
escaso que estaba a su cargo los tenía ocupados "cazando" conscriptos. Dos yanaconas Braulio
Conchucos e Isidoro Yépez, fueron traídos desde Guacapongo a Colca, para ser enrolados en el
servicio militar. Sin nombre, bajo un sol abrazador, los encallecidos pies en el suelo, los brazos
atados hacia atrás, amarrados por la cintura con un lazo de cuero al pescuezo de las mulas, los
yanaconas fueron arrancados de sus hogares y atravesando ríos, quebradas y pedregales,
fueron llevándose a Colca ya casi agonizantes por dos crueles y sanguinarios gendarmes. El
pueblo sediento de venganza se vuelca contra las oficinas del alcalde y liderados por el herrero
del pueblo, Servando Huanca exigen justicia. Braulio Conchucos no puede resistir más tiempo y
cayó muerto en la oficina del alcalde Parga, delante del prefecto Luna el secretario Boado el
juez Ortega, el gamonal Iglesias y el médico Riaño quien certificó su muerte. Servando dio
entonces un salto a la calle entre los gendarmes, lanzando gritos salvajes, roncos de ira sobre
la multitud ¡un muerto! ¡lo han matado los soldados! ¡abajo el subprefecto! ¡viva el pueblo! La
confusión, el espanto y la refriega fueron instantáneos. El enfrentamiento entre la
gendarmería y los indios tuvo como epílogo la persecución de estos últimos con el pretexto de
restablecer el orden público. No se respetó ninguna vivienda; todos fueron violentadas en
busca de los sublevados. Los más encarnizados en la represión fueron el juez Ortega y el cura
Velarde. En una reunión ofrecida por el alcalde Parga, los hermanos Marino llevaron a un
rincón al subprefecto Luna y lo convencieron para que este les facilitara 25 indios que estaban
en la cárcel, los cuales, en la madrugada, emprendieron viaje a las minas de Quivilca.

Pocas semanas después, el herrero Servando Huanca conversaba en Quivilca con Leonidas
Benites, quien había sido arrojado de su puesto de agrimensor. Perdiendo además su sociedad
de cultivo y cria con José Marino. Con palabras desgarradoras Huanca logró que Benites
despertara del letargo en que estaba sumido y se diera cuenta que los pobres indios eran no
solo explotados, sino también maniatados por los yanquis y por los malos hombres de José y
Marino que servía incondicionalmente a tipos sin escrúpulos como Mister Taik. Benites
proporcionó un documento que demostraba que Mister Taik no era yanqui si no alemán y que
esa evidencia podía fregar a la Mining Society. Ambos hombres se unieron para iniciar la
rebelión de los indios contra sus opresores. Lo que había terminado de decidir la actitud de
Benites, en el amor que sentía por la difunta Graciela a quien él recordaba y amaba en silencio.
CAPÍTULO III: DIFUSIÓN DE LAS OBRAS DE CESAR VALLEJO

En las obras escritas por Cesar Vallejo se refleja su pensamiento social, debido a la admiración
que tuvo hacia reconocidos personajes de la época como José María Eguren, Manuel Gonzales
Prada y Abraham Valdelomar.

Vallejo, no solamente fue un poeta, es un hombre que plasmó su pensamiento y compromiso


social en la narrativa; y logró expresar el sentimiento humano en su poesía.

Vallejo se vio rodeado por tres factores que marcaron su vida: primero su condición de origen
indígena andino; segundo su comunión con el marxismo; y tercero su formación católica. El
sentido de servicio que albergaba y exteriorizaba, le condujo a elaborar destacadas crónicas y
artículos. No obstante, hay que entender que Vallejo no es revolucionario por teorías
aprendidas sino por experiencias vividas (en sus viajes a Rusia) y desde allí hay que abordarlo,
entender su necesidad de filiación política como hombre, porque como poeta fue individual y
como periodista hizo lo que le dictó su corazón y su cerebro.

Debido a que sus obras reflejan sus pensamientos socialistas, es que creemos que el
pensamiento de Vallejo no se ha difundido mucho en las escuelas de nuestra Región.

Otro factor determinante, es la escasa difusión de su legado debido al poco o nulo interés de
nuestras autoridades locales, un ejemplo de ello se vio reflejado al finalizar el 31 de enero de
2012 la exposición “César Vallejo: El Poeta y el Hombre” reconocida muestra que el prestigioso
centro cultural de la Pontifica Universidad Católica del Perú (PUCP), puso en marcha en Lima y
que llegó a Piura el 9 de diciembre de 2011 gracias al encomiable esfuerzo de la empresa
Petrobras, con el apoyo de la Municipalidad Provincial de Piura. Debido a la mala coordinación
en las fechas, las mismas que fueron malas para una exposición tan interesante, porque un
aporte así merecería la visita de los escolares de colegios públicos y privados de toda la Región.

En el presente año, en el marco del homenaje al vate universal a 80 años de su fallecimiento,


se presentó el libro titulado “César Vallejo nació mañana” de la autoría de del conocido
escritor trujillano Daniel Lozano Alvarado; en dicha ceremonia el presidente del Instituto de
Estudios Vallejianos, Víctor Hugo Tumba, exhortó a los trujillanos a poner a César Vallejo en el
lugar que se merece.
CAPÍTULO IV: CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES

CONCLUSIONES

 César Vallejo es considerado el más grande poeta peruano. Desde su primer libro, logró la
superación del modernismo y una nueva tonalidad expresiva. Luego irrumpió en la
vanguardia antes que nadie con Trilce, quizá su libro más audaz de la poesía
contemporánea en castellano. También destacó en géneros como la narrativa y el ensayo.
 El pensamiento de Vallejo es independiente, porque a pesar de su filiación marxista en una
Rusia leninista y una España coactada, fue consecuente con lo que profesaba y escribía,
acerca de la igualdad entre todos, aunque para ello tengamos que vencer primero el
natural comportamiento jerárquico y dominante de nuestra raza.
 La obra literaria Tungsteno, es una obra indigenista de protesta social, contra la explotación
de los indios por la empresa minera Minino Society (Imperialismo Norteamericano) y por
ende muestra la necesidad de la revolución.
 Cesar Vallejo se muestra como un narrador que no trata de ingresar en el mundo indio.
Siempre se mantiene la perspectiva exterior, a pesar de la admiración por el indio
explotado.
 REVISAR EL TRABAJO PARA REPARTIR LA EXPOSICION si hay algo que aumentar o reducir
favor comunicarlo. gracias

RECOMENDACIONES

 Ante la escasa difusión de las obras de César Vallejo, se propone como posible solución que
el Ministerio de Educación, por medio de la UGEL Piura implemente un Plan de Educación
que permita incluir dentro de la curricula escolar la difusión de las obras literarias escritas
por César Vallejo y otros autores peruanos.
 Se recomienda crear actividades estratégicas que ayuden a difundir e incentivar a los
alumnos a conocer las obras literarias escritas por César Vallejo.
 Generar en las autoridades educativas el compromiso de transmitir las obras literarias de
César Vallejo.
BIBLIOGRAFÍA

Sánchez De Medina, Amparo. (2014). Libres De La Violencia Familiar. Editorial Mundo Hispano.
Argentina.

Mora Chamorro, Héctor (2008). Manual de protección a víctimas de violencia de género.


Editorial Club Universitario. p. 90, recuperado de https://es.wikipedia.org/wiki/Violencia_dom
%C3%A9stica#cite_note-2

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