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EL GOBIERNO IDEAL
DESDE SUS ORÍGENES PATRÍSTICOS
HASTA LA ESCOLÁSTICA BARROCA
ALFONSO DE MADRIGAL
«EL TOSTADO»

EL GOBIERNO IDEAL

Introducción, traducción
y texto latino con aparato crítico y citas
Nuria Belloso Martín

EDICIONES UNIVERSIDAD DE NAVARRA, S.A.


PAMPLONA
COLECCIÓN DE PENSAMIENTO MEDIEVAL Y RENACENTISTA
FACULTAD DE FILOSOFÍA Y LETRAS • UNIVERSIDAD DE NAVARRA

CONSEJO EDITORIAL
JUAN CRUZ CRUZ
DIRECTOR

Mª JESÚS SOTO
SUBDIRECTORA

JOSÉ Á. GARCÍA CUADRADO


SECRETARIO

COORDINACIÓN LITERARIA Y DOCUMENTAL:


Idoya Zorroza, Técnico de Investigación

www.unav.es/pensamientoclasico/

Nº 53
Alfonso de Madrigal, «El Tostado», El gobierno ideal
Introducción, traducción y texto latino con aparato crítico y citas
Nuria Belloso Martín

Esta edición ha sido subvencionada por el Banco Santander - Central Hispano (BSCH)

Primera edición: Diciembre 2003

© 2003. De la introducción, traducción y texto latino con aparato crítico y citas Nuria Belloso Martín
© Ediciones Universidad de Navarra, S.A. (EUNSA)
© Plaza de los Sauces, 1 y 2. 31010 Barañáin (Navarra) - España
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ISBN: 84-313-2141-5
Depósito legal: NA 3.246-2003

Imprime: GRÁFICAS ALZATE, S.L. Pol. Ipertegui II. Orcoyen (Navarra)


Printed in Spain - Impreso en España
ÍNDICE

Al lector, por Jaime Brufau Prats .......................................................... 9

INTRODUCCIÓN
Nuria Belloso

1. Alfonso Fernández de Madrigal........................................................ 13


2. La repetición De optima politia........................................................ 21
3. El texto y su trascripción.................................................................. 33

FUENTES Y BIBLIOGRAFÍA
1. Obras de Alfonso de Madrigal.......................................................... 47
a) Obras escriturísticas...................................................................... 47
b) Obras teológicas.......................................................................... 49
c) Obras morales.............................................................................. 50
d) Obras socio-políticas.................................................................... 51
e) Obras de mitología....................................................................... 52
2. Otras fuentes .................................................................................... 52
a) Inéditas........................................................................................ 52
b) Impresas...................................................................................... 53
3. Bibliografía ...................................................................................... 54
8 Índice

EL GOBIERNO IDEAL
Alfonso de Madrigal, “el Tostado”

Prólogo de Alfonso Polo ...................................................................... 68


Invocación introductoria ...................................................................... 71
Del trato debido entre los ciudadanos................................................... 75
Constitución de las primeras ciudades................................................... 76
La comunidad de esposas en Platón...................................................... 91
De la adecuada convivencia ciudadana ................................................. 121

DE OPTIMA POLITIA
Texto latino

Alphonsi Poli Proemium ...................................................................... 125


Ad modum introductionis invocatio ..................................................... 127
De communicationis inter cives necessitate ........................................... 129
De veteribus civitatibus condendis ........................................................ 130
De Platonis uxorum communitate......................................................... 141
Quomodo societas civium apte intelligatur............................................ 163

Aparato crítico...................................................................................... 165


Índice de la obra .................................................................................. 177
AL LECTOR
Jaime Brufau Prats

La figura de Alfonso de Madrigal constituye un hito importante en el


crecimiento del antiguo Estudio General salmantino. Sin exageración, el
Tostado, como familiarmente se le conoce, fue la admiración de sus coetá-
neos y su fama se extendió a las siguientes generaciones de estudiosos que
frecuentaban las aulas por las que él transitó, primero como alumno y, luego,
como maestro. Ya los Reyes Católicos mostraron su interés por que su mag-
na obra encontrara cobijo en el texto impreso y así pudiera tener una divul-
gación que permitiera a muchos el acceso a la enseñanza tostadista.
Hasta el reinado del emperador Carlos no pudo tener cumplimiento aquel
deseo. Fue otro Alfonso, el canónigo de Cuenca, Alfonso Polo, quien lo
llevó a efecto. Fueron prensas extrañas a las castellanas las que dieron feliz
término a la empresa. En Venecia, el impresor Pedro de Liechtenstein ofrecía
al público estudioso diez y seis volúmenes en doble folio, pulcramente edi-
tados en caracteres góticos, siguiendo el sistema de abreviaturas copiosas que
si bien no empecen la belleza del texto sí dificultan la lectura a quienes se
acercan a él. Fue laboriosa la gestación de la obra completa. Iniciada en
1507, tuvo su término en 1531. Primera edición que fue seguida por otras,
que acaso no superen la media docena, y que alcanzan hasta principios del
siglo XVIII. En 1728, se editaba de nuevo en 27 volúmenes.
La edición príncipe constituyó la fuente directa o indirecta de las que la
siguieron. En ella aparece la repetición De optima politia, que Nuria Belloso
presenta, ahora, en un texto pulcramente depurado, con el correspondiente
registro de correcciones y el aparato crítico elaborado con espíritu exigente
para ilustrar, y enmendar cuando es el caso, las que Alfonso de Madrigal hi-
ciera sin la preocupación por la exactitud que hoy se exige en una obra del
corte de la relección citada.
El texto que se presenta puede considerarse como el texto más genuino al
no tener acceso a los manuscritos originales. Alfonso Polo mimó su edición
y la dotó de aditamentos que hoy no resultan útiles y que no raras veces
debieron ser corregidos. Con buen sentido, Nuria Belloso los ha omitido
para que el texto tostadista quedara más limpio y más asequible.
Es sabido que, en la regulación académica de la actividad docente en la
Universidad salmantina, los maestros venían obligados a dar, en sesión so-
lemne, una lección sobre un tema de la materia que explicaban en el año
10 Jaime Bufrau Prats

académico. Esta lección se denominaba repetitio. También se llamó relectio,


nombre que se hizo más corriente en el siglo siguiente y que figura en las
piezas académicas de merecida fama que el maestro Francisco de Vitoria
pronunciara desde su cátedra de Prima de Teología. No sabemos cuando
Alfonso de Madrigal dio la repetición que nos ocupa. Ni conocemos la ma-
teria que le tocó explicar en el año académico en el que se diera aquella. S í
nos consta que quedó como una de las obras más señaladas del Tostado.
Quedó incompleta, porque su autor no tuvo tiempo de desarrollar toda la
materia prevista para la disertación. Aún así, resulta sumamente interesante
no sólo desde el punto de vista jurídico-político y ético, sino también para
conocer mejor el contexto mental que vivía el antiguo Estudio General en la
primera mitad del siglo XV castellano.
El naciente humanismo irrumpía en las aulas salmantinas. Y Alfonso de
Madrigal fue uno de sus principales difusores. Ello queda patente en la
primera parte de la relección, no sólo por la temática expuesta, sino también
por el latín usado, tan diferente del que tenía asiento en las exposiciones
escolásticas de la época. Sorprende la enorme erudición del maestro Alfonso
de Madrigal, tanto más cuanto que es la temática bíblica la que ocupa sus
preferencias y domina hegemónicamente en la masa ingente de lo escrito
por quien fue paradigma de autor prolífico. Todavía resuena acá, y no sólo
en tierras salmantinas, el escribes más que el Tostado.
Las referencias a la mitología clásica, al ámbito histórico sobre todo de la
antigüedad, a las concepciones geofísicas y astronómicas vigentes en la épo-
ca, los conocimientos bíblicos vertidos a lo largo de la relección, las refe-
rencias a Platón y a Aristóteles, a Boecio y a la Patrística constituyen, con
otras muchas, una prueba irrefutable del saber enciclopédico que rezuma la
repetitio. Dominio del latín acercándose a los modelos clásicos, enamora-
miento de las formas de exposición que halla en los autores de la Antigüe-
dad greco-latina, es lo que se percibe ya al empezar a leer el texto de la repe-
tición.
Entre las abundantes referencias que salpican constantemente su discurso,
no hay una sola que haga alusión al Aquinatense. Sus primeras reservas ante
el pensamiento tomista fueron atemperándose con el tiempo. La relección
debió tener lugar, según el estudio de Nuria Belloso, sobre el año 1436. Su
magisterio salmantino termina en 1454, por su promoción a la sede episco-
pal abulense. En la última etapa de su actividad intelectual se va acercando a
posiciones tomistas. Serán sus grandes continuadores, Pedro Martínez de
Osma y Fernando de Roa, quienes proclamarán una decidida adhesión a
Santo Tomás.
Faltaba una edición actual del De optima politia, edición que debía tener
todas las exigencias que requiere el rigor científico con que, hoy, han de
Al lector 11

llevarse a cabo tales empresas. Y, junto a ella, una traducción cuidada, ajus-
tada al texto latino original y literariamente fluida.
Por primera vez tenemos, en lengua castellana, la versión completa y atil-
dada de la repetición y, de nuevo, podemos acceder al texto latino actual,
purgada de defectos e incorrecciones que, por ser fiel al original de la edi-
ción príncipe, Nuria Belloso ha querido consignar al pie del mismo junto
con el aparato de citas.
Trabajo paciente del que soy testigo de excepción. Y, al mismo tiempo,
trabajo llevado con espíritu de rigor científico que es exigencia ineludible
para quien emprende tareas como la que ha llevado al libro que tenemos en
las manos.

Barcelona, 2002
Jaime Brufau Prats
INTRODUCCIÓN

1. Alfonso Fernández de Madrigal

Resulta conveniente hacer algunas referencias al autor y al contexto filo-


sófico-político de la época para poder entender adecuadamente las ideas del
opúsculo De optima politia que aquí presentamos. Sin embargo, no vamos a
ofrecer un detallado relato del perfil humano y de la obra de Alfonso de
Madrigal porque ya ha sido expuesto en algunas de nuestras obras anterio-
res1. Vamos a limitarnos a ofrecer las pinceladas imprescindibles de sus da-
tos biográficos con el fin de contextualizar adecuadamente su obra.
Alfonso de Madrigal es una figura de lustre en la Escuela humanista cas-
tellana del siglo XV. Su vida discurre bajo el reinado de Juan II (1406-
1454), al que sobrevivirá un año. La fecha de nacimiento de Madrigal puede
ser fijada aproximadamente en 1410. Su sobrenombre de “Madrigal” obe-
dece a una costumbre de la época basada en tomar como apellido el lugar de
origen, en este caso, Madrigal de las Altas Torres, villa perteneciente al Obis-
pado de Ávila, que también sería el lugar de nacimiento de la futura reina
Isabel, la Católica. Asimismo, el sobrenombre de “el Tostado” obedecía
seguramente a su tez morena aunque no faltan quienes opinan que se trata
de un apellido familiar. También se le denomina el “Abulense” por haber
sido en los últimos años Obispo de Ávila. Los datos sobre su vida que han
podido conservarse son bastante escasos. Del estudio de sus obras, impresas
y manuscritas, pueden obtenerse algunas noticias que permiten ampliar un
poco su itinerario. Esperabé de Arteaga señala que “la celebridad de este

1
Un estudio más extenso sobre la vida y el pensamiento de Alfonso de Madrigal puede
encontrarse en N. Belloso Martín, Política y humanismo en el siglo XV. El maestro Alfonso
de Madrigal, el Tostado, Universidad de Valladolid, Servicio de Publicaciones, Valladolid,
1989. En esta obra ya se contienen abundantes referencias al De optima politia, cuestiones
que en parte nos hemos visto obligados a reseñar aquí de nuevo. Con todo, hemos considerado
que era conveniente un estudio más detallado de esta relección, tal y como el que ahora
presentamos. También pueden encontrarse algunos rasgos de su itinerario intelectual en
nuestra obra Brevyloquyo de amor e amiçiçia. Alonso de Madrigal “El Tostado”. Introducción
y selección de textos. Cuadernos de Pensamiento Español, Servicio de Publicaciones de la
Universidad de Navarra, Pamplona, 2000, pp. 11-28.
14 Nuria Belloso

ilustre maestro en Teología contrasta con la carencia de noticias que tenemos


sobre él”2.
Los franciscanos, sorprendidos de la capacidad que mostraba Madrigal
desde niño para el estudio, le llevaron al convento que la orden tiene en
Arévalo, donde aprendió sus primeras letras, y después gramática y latín.
Posteriormente, en Salamanca fue primero alumno y después rector del
Colegio de San Bartolomé, una vez que ya había recibido las órdenes sagra-
das. Su vida aparece pues, especialmente ligada al contexto salmantino. Ini-
cia su andadura universitaria al comenzar su primer curso como Bachiller en
Artes (1431-1432), llegando a ser Maestro en Artes (1431-1432). A la vez
que comienza su labor docente como profesor ocupando la cátedra de Filo-
sofía Moral, inicia sus estudios teológicos llegando a ser Maestro en Teolo-
gía. Posteriormente empieza a estudiar Leyes, alcanzando el grado de Bachi-
ller3, estudio que no continuó por haber sido nombrado Maestrescuela y
después obispo de Ávila. En 1433 es admitido en el Colegio Mayor de San
Bartolomé de Salamanca, y en 1437 fue elegido rector de dicho Colegio4.
No sabemos con exactitud la fecha en que Madrigal recibió las órdenes
sagradas. Fue en 1436 cuando escribió sus Commentaria in Genesim. Sus
relecciones De statu animarum y De optima politia debieron ser redactadas
en este mismo año con ocasión de la regencia de la cátedra de Filosofía Mo-
ral, puesto que los temas tratados corresponden a materias propias de la
misma. Ambas repeticiones parecen ser resultado de ejercicios académicos
orales que debían realizarse de acuerdo con lo establecido en las Constitu-
ciones de Martín V.
El objetivo de Alfonso de Madrigal era el de llevar a cabo un comentario
exegético de todos los libros de la Sagrada Escritura, siguiendo el orden de
los mismos en la Vulgata. Tras la breve introducción al Pentateuco, hoy
todavía inédita, que titula Postilla brevis y tras sus Commentaria in Genesim
ya citados, debió componer, entre 1436 y 1438, los comentarios al resto de
los libros del Pentateuco: In Exodum, In Leviticum, In Numeros, In Deutero-
nomium y además, los Comentarios In Iosue, In Iudices et Ruth. El Tostado
fue un autor muy fecundo.

2
E. Artegaga (ed.), Historia pragmática e interna de la Universidad de Salamanca, vol. II,
1917, p. 267.
3
Cfr. J. Blázquez Hernández, “El Tostado. Alumno graduado y profesor de la Universidad de
Salamanca”, en XV Semana española de Teología, Madrid, 1955 (1), p. 435.
4
F. Ruíz de Vergara y Álava, y Roxas y Contreras, Marqués de Alventós, Historia del
Colegio Viejo de San Bartolomé, Mayor de la célebre Universidad de Salamanca, Madrid,
Andrés Ortega, 1766, Primera Parte, p. 109 ss.
Introducción 15

En la casi totalidad de sus obras puede encontrarse un largo cúmulo de


citas y opiniones de autores clásicos (Séneca, Virgilio, Ovidio, Cicerón, Ho-
mero, Lactancio, Terencio, San Agustín, San Isidoro, y muy reiteradamente,
Platón y Aristóteles) y un amplio conocimiento del asunto tratado. Da la
impresión de que quería dejar constancia tanto de su conocimiento del
mundo clásico pagano como del que poseía de los temas bíblicos. No sabe-
mos si utilizó los servicios de un amanuense y hay quienes afirman que todo
lo escribía de su propia mano –es de todos conocido el famoso dicho
“escribes más que el Tostado”–. Tuvo además una preocupación constante
por la vida universitaria, llevándole a participar activamente en la misma. Fue
nombrado Maestrescuela en 1446, fecha en que la ocupó hasta que fue lla-
mado a la sede episcopal abulense en 1454.
Aunque el Tostado propugnaba como mejor forma práctica de gobierno
la democracia, su ideal político no le impedía mantener una cordialísima
relación con los monarcas. Está lejos de llegar al atrevimiento de calificarles
como tiranos, tal como hiciera años más tarde Fernando de Roa respecto a
los monarcas de su tiempo, los Reyes Católicos. El monarca Juan II de Casti-
lla tuvo siempre cerca a Alfonso de Madrigal y como prueba de la amistad
que unía a ambos se pueden destacar las dedicatorias que en algunas de sus
obras hace el Tostado a los monarcas5.
Para no pocos historiadores se presenta a la monarquía medieval y más
concretamente a la castellana del siglo XV como la forma política normal
derivándose esta caracterización de una situación de facto, así como también
de un sentimiento compartido por la práctica totalidad de los súbditos para
conservar la paz6. No coincidía del todo el Tostado en esta visión. Teórica-

5
Eran fuertes los lazos de amistad que unían a nuestro autor con los monarcas, como se
aprecia en las frecuentes dedicatorias que hace a estos de sus obras. Así, una de ellas, el
Brevyloquyo de amor e amiçiçia lo dedica al rey don Juan: “Muy esclarescido sennor Rey e
Principe muy poderoso. El vuestro muy humilde e devoto vasallo, maestro Alfonso de Madri-
gal” (f.1, c.a). Este Brevyloquyo fue redactado originalmente en latín, De amor et amicitia, y
dedicado a Juan II. A petición de éste, el propio Madrigal hizo su versión en romance. Del
texto castellano se conserva un ejemplar en la Biblioteca Universitaria de Salamanca (sig.
2.178), y otro texto, que situamos como de fecha posterior a éste, por el tipo de letra, en la
Biblioteca de El Escorial (sig. h-II-15).
6
Así por ejemplo, J. Beneyto Pérez señala que: “Siendo la paz tan necesaria a todas las
gentes, las naciones y el mundo, se discutió en la antigüedad qué forma de gobierno conven-
dría al mundo para que se viviese siempre en paz, y se estimó por los grandes filósofos que la
mejor organización política que podría tener el mundo para conservarse siempre en paz sería
que todos estuviesen bajo un señorío y bajo un monarca que fuese señor general, gobernador y
regidor y emperador de todo el mundo”. Ideas políticas de la Edad Media, Madrid, 2 1950, p .
143.
16 Nuria Belloso

mente encontraba graves inconvenientes en la institución monárquica, esen-


cialmente porque el carácter hereditario que conlleva, podía dar lugar al
gobierno de reyes ineptos o ineficaces7. El reinado de Juan II resultaría en s í
mismo un singular precedente de lo que años más tarde se conozcan como
monarquías territoriales. El afianzamiento del poder regio, en detrimento de
otros tantos grupos e instituciones del reino como la nobleza o las ciudades,
inicia en este período histórico un irresistible ascenso. El campo de acción de
los órganos que intentaban mediatizar el poder fuerte del monarca era mí-
nimo: las Cortes y las Hermandades no consiguieron una actuación eficaz al
ser frecuentemente objeto de intervención regia8.
A este realce de la figura real habían contribuido no sólo los instrumen-
tos jurídicos de que pudo disponer el monarca para aumentar sus prerrogati-
vas de príncipe sino también los principios formulados por los tratadistas de
la teoría política. Es así como en el siglo XV había ganado mucho terreno en
el pensamiento político la idea de que el poder, aunque originario de Dios,
residía en la comunidad, la cual lo delegaba en el príncipe. Siguiendo esta
línea se desarrollaba la doctrina contractual o pactista, cuya idea central es
que el gobierno de la monarquía se ejercía mediante un pacto, expreso o
tácito, con el conjunto de los súbditos9. Es por ello que no se llega a discutir
la conveniencia de que el Estado se encuentre dirigido por un rey. La mo-
narquía no era solamente una forma práctica de gobierno sino una teoría que
algunos juristas –Rodríguez Sánchez de Arévalo– consideran como el más
perfecto fundamento de un régimen político10.

7
“Iste tamen principatus monarchicus qui optimus est, non convenit politiae, quia difficile
est omnia committere uni viro, ut ait Aristoteles in fine III Politicorum, maxime quando isti
viri non asumuntur per electionem, sed ex succesionibus accipitur. Et sic interdum pessimum
virum regnare contingit, et destruere politias”. De optima politia, p. 146, párr. 122.
8
Cfr. E. Mitre, La España medieval. Sociedades. Estados. Cultura, Madrid, 1979, pp. 265-
353.
9
J. Valdeón hace referencia a que entre los partidarios de esta doctrina cabe destacar a Al-
fonso de Madrigal, aunque subraya que esta teoría apenas prosperó en la corona de Castilla.
Cfr. Los conflictos sociales en el reino de Castilla en los siglos XIV y XV, Madrid, 4 1983, p .
145.
10
Se cita también a Alfonso de Madrigal como uno de estos defensores de la monarquía
apoyándose en esta definición tostadista: “Non est discordia in uno principante sicut in mul-
tis”. Como veremos en De optima politia, a pesar de que recoge esta afirmación, concluye que
la mejor forma de gobierno es la democracia porque el régimen de gobierno óptimo en teoría
–que para él es la monarquía– en la práctica pierde gran parte de sus ventajas y deja de ser tal.
Con todo, la concepción dominante en el reino castellano-leonés a fines de la Edad Media
acerca del carácter de la monarquía, otorgaba a ésta prerrogativas de tal amplitud que algunos
autores no han dudado en tipificarlas de absolutas. Es frecuente que algunos textos aludan,
Introducción 17

El Tostado, en su cátedra de la Universidad salmantina, discurre sobre


formas de gobierno que faciliten la paz y la estabilidad requerida para la
vida social. Así lo va a exponer en su repetición De optima politia.
La Corona de Castilla, al igual que el conjunto de la cristiandad occi-
dental, vivió tiempos difíciles a fines de la Edad media desde el punto de
vista religioso. En lo que se refiere a la unidad de la Iglesia, cabe destacar
que el Cisma de Occidente junto con la Guerra de los Cien Años serán dos
de los acontecimientos que dejarán honda repercusión en la vida castellana a
caballo entre los siglos XIV y XV11.
Una de las consecuencias de la secesión será el surgimiento de numerosas
teorías sobre el orden y la jerarquía en la Iglesia. De un lado se reafirmará la
tesis monárquica, preconizada principalmente por los pontífices; de otro, se
abrirá paso la defensa de una postura oligárquica, para la cual el poder debía
ser compartido por el Papa y los Príncipes de la iglesia; y un tercer sector lo
constituirán los decididos partidarios de una supremacía general del Concilio
sobre el Papa.
Alfonso de Madrigal no guarda aquí el silencio que acostumbra respecto
a otros temas controvertidos de su época12. Manifestará su parecer en la

desde fines del siglo XIV, al “poderío real absoluto” para referirse al conjunto de atribuciones
de los monarcas. No son pocos los tratadistas que han desarrollado una concepción plena-
mente autoritaria del poder monárquico. Se llegaba hasta rechazar la posibilidad de resistencia
a un monarca, incluso en el supuesto de que éste actuase de forma tiránica.
11
Cfr. R. García Villoslada, Historia de la Iglesia Católica, t. III, Edad Nueva. La Iglesia en
la época del Renacimiento y de la Reforma Católica, Madrid, 2 1967, p. 181. Vid. también W.
Ullmann, A History of Political Thought: The Mide Midle Ages, trad. al castellano de R.
Vilaró Piñol: Historia del pensamiento político en la Edad Media, Ariel, Barcelona, 21992.
12
La incertidumbre en poder conseguir un canonicato en Salamanca o la capellanía abulense
debió ser uno de los principales motivos que le indujeron a realizar un viaje a Italia. Este viaje
ha dado lugar a numerosas disquisiciones acerca de si la motivación fundamental del mismo
radicaba en razones doctrinales y no precisamente en el pragmatismo de asegurar la obtención
de esos beneficios eclesiásticos solicitados. No creemos que el viaje a Roma fuera para rendir
cuentas de su postura doctrinal ante el Cisma. Por otro lado, parece que el monarca Juan II
tenía intereses en la Colegiata de San Salvador de Orihuela y ese viaje también intentaba
encontrar una respuesta favorable a la causa del rey. Una vez en Roma, Madrigal tuvo ocasión
de presentar parte de su doctrina teológica, formulando 21 conclusiones ante algunos prelados
y hombres de letras. Considerando que su exposición había sido mal interpretada, solicitó ser
recibido por Eugenio III para explicarle adecuadamente las equívocas interpretaciones. El Papa
encomendó a un grupo de tres cardenales que examinaran las proposiciones objeto de contro-
versia, entre los que se encontraba Juan de Torquemada, quien además recibió el encargo de
escribir las razones del porqué condenaban las proposiciones controvertidas. Las discusiones
18 Nuria Belloso

discusión sobre la conveniencia o no de una reforma en la Iglesia, mostrán-


dose defensor de la superioridad del concilio sobre el Papa. Así se descubre
en su obra Defensorium trium conclusionum. Para la defensa de su tesis,
entre otras muchas motivaciones alegará que la Iglesia Universal es santa:
“ex quo apparet quod necesse est credere ecclesiam universalem esse
sanctam”13, y que ésta no podrá jamás errar: “ex hoc autem sequitur, quod
ecclesia universalis non potest errare”14. Otorgará total confianza sólo a las
decisiones que adopte la iglesia universal, porque el Pontífice puede
equivocarse: “sed etiam de Papa, qui frequenter errat ex ignorantia et fert
iniquam sententiam”15.
Las doctrinas de Madrigal respecto a la polémica entre conciliaristas y
papistas no fueron correctamente interpretadas por lo que, aprovechando un
viaje que hubo de realizar a Roma por encargo del monarca, aprovechó para
exponer su doctrina teológica, expuesta en veintiuna conclusiones, ante pre-
lados y hombres de letras. Molesto porque seguían existiendo dudas sobre
sus teorías, solicitó ser recibido por el Pontífice Eugenio IV, a fin de aclarar
sus tesis. El Papa encomendó a una comisión integrada por tres cardenales,
entre los que se encontraba Juan de Torquemada, que examinaran las propo-
siciones de el Tostado. La comisión, reunida en Siena, consideró como no
ajustadas a doctrina cinco proposiciones –a las que seguramente hoy en día
consideraríamos ajustadas a la doctrina oficial de la Iglesia–. Este enfrenta-
miento ponía de manifiesto dos formas enfrentadas de interpretar la doctrina
de la Iglesia: una más oficialista –la de Torquemada– y otra más concilia-
dora y de talante democrático –la de Madrigal–.
A la vuelta de su viaje a Roma y a Siena, y cansado de las intrigas que se
estaban tejiendo, el 6 de enero de 1444 el Tostado es recibido en el Monas-
terio de Scala Dei en Tarragona, abandonándolo el 15 de abril del mismo
año, pues Juan II le ruega siga a su lado, nombrándole su consejero y su
canciller. En febrero de 1454 se le designa para ocupar la silla episcopal
abulense, cargo que ejercerá poco más de un año pues muere el 3 de sep-
tiembre de 1455 en una casa que el obispado tenía en Bonilla de la Sierra, en

sobre principalmente tres de esas proposiciones motivará la obra tostadista Defensorium


trium conclusionum.
13
Defensorium trium conclusionum. Venetiis, 1596, secunda pars, cap. 21, f.24v, c.2, I.
14
Defensorium, cap. 22, f.25r, c.1.
15
“Et non solum est verum de iudicibus particularibus, sed etiam de Papa, qui frequenter errat
ex ignorantia et fert iniquam sententiam […]. Ex quo apparet quod iura supponunt Papam
posse effici haereticum et confirmatur experimento […], non ergo accipitur ecclesia pro Papa
vel aliquo praelate alio”. Defensorium, cap. 30, f.27r, c.2, G.
Introducción 19

la provincia de Ávila. Su cuerpo fue trasladado a la Catedral de Ávila, donde


se conservan sus restos en un sepulcro de alabastro.
La obra de el Tostado presenta rasgos propios de un humanista que se ha
mostrado reacio a dejarse influenciar por la vertiente naturalista y pagani-
zante o por un entusiasmo exagerado por los modelos que el legado de la
Antigüedad le ofrecía. Alfonso de Madrigal supo aceptar el nuevo reto. Pero
no cayó en la postura extrema de hacer tabla rasa de lo anterior. Su fidelidad
a la doctrina tradicional iba revestida de nuevas formas literarias y, a la par,
de una nueva visión del quehacer del teólogo y del filósofo. Gusta de obser-
var la realidad y, al mismo tiempo, de revivir el legado antiguo en clave de su
tiempo y de su entorno socio-cultural. Con todo, no llegó a una plena sínte-
sis armónica. Es sintomático que en De optima politia encontremos una
primera parte llena de figuras y de formas literarias propias del gusto huma-
nista de su tiempo, para pasar luego, sin solución de continuidad, a una ex-
posición en latín escolástico que aunque correcto, dista mucho de la parte
anterior. Exposición que sigue el curso más o menos estereotipado sobre la
base de la presentación platónica de la temática tratada.
En su concepción jurídico-política de la vida social, reflejada en parte en
su De optima politia, su admiración por la antigüedad greco-latina no logra
superar el ambiente en que fueron elaboradas las tesis platónicas y aristotéli-
cas. Con todo, a pesar de su desconexión doctrinal respecto de la problemá-
tica jurídico-política de su tiempo, planteó una postura que iba a dar sus
frutos más tarde, en sus discípulos.
No se hallan en él referencias expresas a la Castilla del siglo XV y tam-
bién llama la atención que ni cite o parezca ignorar a autores y obras de su
tiempo (Juan de Torquemada, Rodrigo Sánchez de Arévalo o Juan Alfonso
López de Segovia). Compartida la línea de su pensamiento por Pedro Martí-
nez de Osma y Fernando de Roa16, serán estos los que en mayor medida
incidirán en la vida social castellana. Políticamente, Osma siguió las tesis
democráticas de su maestro Alfonso de Madrigal17, compartidas también por
Fernando de Roa. En Pedro de Osma se aprecia un mayor influjo de Santo

16
“Con anterioridad habían llegado a Salamanca las versiones renacentistas del Aretino,
hechas a partir de los textos griegos de Aristóteles, sobre las que trabajaron los maestros
salmantinos anteriores a la nueva andadura vitoriana, como Pedro Martínez de Osma y Fer-
nando de Roa (aquél, sobre la Ética aristotélica, éste sobre los Políticos). Ambos, en especial
el segundo, se ocuparon de la temática jurídico-política”. J. Brufau Prats, “Perspectivas
humanísticas en la concepción jurídica vitoriana”, Ciencia Tomista, Salamanca, 1984 (363),
p. 4.
17
Cfr. F. Elías de Tejada, Tratado de Filosofía del Derecho, t. II, Universidad de Sevilla,
1977, p. 464.
20 Nuria Belloso

Tomás que en Alfonso de Madrigal, influjo que se hace más patente en Fer-
nando de Roa. Tal influjo del tomismo deja abierta la admiración por Aris-
tóteles y por las doctrinas democráticas tostadistas. El encuentro con Santo
Tomás se hace progresivamente más acentuado en los representantes más
sobresalientes de la escuela humanista salmantina del siglo XV18. “Desde el
Tostado a Fernando de Roa, señala Elías de Tejada, asistimos a la puesta en
marcha de un programa de recepción directa de Aristóteles en lo ético y en
lo político, arrancando de una superación de la teología escolástica del siglo
XIII”19.
La influencia de la nueva andadura intelectual se extendió hasta la
llegada de las doctrinas internacionalistas de Vitoria, que acude a la
autoridad del Abulense20 para apoyar determinadas tesis al tratar de la guerra
justa. Rastreando las lectiones salmantinas vitorianas es fácil encontrar
doctrinas de la escuela humanista y de sus principales representantes21.
Desde el Tostado hasta Francisco de Vitoria y sus sucesores hay una
corriente de nuevas ideas sobre el derecho y la política, que se apoya en gran
medida en textos aristotélicos, comentando obras del Estagirita, dentro de
una sustancial preocupación teológica y de un declarado antiverbosismo22.
El Tostado supo hacer compatible la corriente humanista greco-latina
con la tradición medieval teológico-escolástica. Constituye así un claro

18
Cfr. F. Elías de Tejada, “Derivaciones éticas y políticas del aristotelismo salmantino del
siglo XV”, Miscelánea Medievalia, Walter de Gruyter, Berlín, 1963 (2), p. 712. Elías de
Tejada contempla la recepción de la doctrina aristotélica en el pensamiento castellano del
siglo XV desde dos vías diversas: la vía autoritaria de los que defendían la primacía de la
autoridad papal y paralelamente eran partidarios de la prepotencia real, vía a la que pertenecen
Sánchez de Arévalo y Juan de Torquemada, y la vía democrática, conciliarista en l o
eclesiástico otorgando la primacía al Concilio sobre el Papa a la par que, respecto del poder
temporal, incluía posturas en cierto modo cercanas a lo que hoy constituye el liberalismo
democrático contemporáneo. Representantes de esta última serían Alfonso de Madrigal, Pedro
Martínez de Osma y Fernando de Roa. Cfr. Historia de la Filosofía del Derecho y del Estado. T.
I, Madrid, 1946, p.138.
19
F. Elías de Tejada, “Derivaciones éticas y políticas del aristotelismo salmantino del siglo
XV”, p. 712.
20
R. Riaza, “El primer impugnador de Vitoria: Gregorio López”. Conferencia pronunciada en
la cátedra Francisco de Vitoria, de la Universidad de Salamanca los días 27 y 28 de enero de
1932; en Anuario de la Asociación Francisco de Vitoria, Madrid, 1932 (3), pp. 117-122.
21
Cfr. J. Carreras y Artau, “Antecedentes de la doctrina jurídico internacional de Vitoria y
Suárez en la Filosofía española del siglo XV”, Revista de Filosofía, Madrid, 1948 (7), pp.
738-745.
22
Cfr. M. Andrés Martín, “Antiverboismo en Pedro Martínez de Osma”, Celtiberia, 1980
(59), pp. 131 ss.
Introducción 21

precursor de la Escuela humanista salmantina que en el Siglo de Oro español


alcanzará su momento más sobresaliente.

2. La repetición De optima politia

Con el ánimo de facilitar la lectura y la comprensión del contenido de la


repetitio en la edición crítica que presentamos, hemos procedido a su divi-
sión en una serie de partes en el texto latino que tienen su debida corres-
pondencia en la traducción al castellano. Tales partes son: Summarium, Su-
mario, Alphonsi Poli proemium, Prólogo de Alfonso Polo y, entrando en la
repetición propiamente: Ad modum introductionis invocatio, “Invocación
introductoria”, De communicationis inter cives utilitate, “Del trato debido
entre los ciudadanos”, De veteribus civitatibus condendis, “Constitución de
las primeras ciudades”, De Platonis uxorum communitate, “La comunidad
de esposas en Platón” y, por último, Quomodo societas civium apte intelli-
gitur, “De la adecuada convivencia ciudadana”.
En su proemio, Alfonso Polo hace referencia a las dificultades con que
tuvo que enfrentarse para llevar a cabo la labor que le había sido encomen-
dada de conseguir una correcta edición de las obras de Alfonso de Madrigal.
Los cajistas habían cambiado letras e incluso sílabas, empleaban unas pala-
bras por otras, habían suprimido o eliminado términos, a lo que se unía el
hecho de que las distintas copias presentaban no pocos defectos.
Deja constancia de que realizó el esfuerzo necesario para lograr un buen
resultado, con miras al provecho común, pro utilitate multorum. Tuvo que
luchar para que no desapareciesen tratados de corta extensión, buscándolos
incluso en lugares recónditos. Con todo, a pesar de sus esfuerzos no le fue
posible encontrar algunas de las obras que habían salido de la pluma del
Tostado. Entre ellas, se encuentran las siguientes: De quinque legibus, De
origine et distinctione iurisdictionum, De conciliis generalibus, De amore et
amicitia23, De monarchia, De valore indulgentiarum, De prescriptionibus, De
postestate Papae, De reformatione eclesiae, De errore calendarii. En cuanto
al texto de la repetición, De optima politia, nos dice Alfonso Polo que llegó
a sus manos en mal estado, sin que le fuera posible hallarla completa y sin
mutilaciones.
La parte introductoria de la repetición gira, como se ha dicho, en torno a
un tropo de corte humanista, que en sus líneas fundamentales guarda cierta

23
De amore et amicitia es el título latino que corresponde a la obra escrita en lengua ro-
mance. Nos referiremos al Brevyloquyo de amor e amiçicia, ya citado.
22 Nuria Belloso

semejanza con el que aparece en el libro primero del tratado De consola-


tione philosophiae, de Boecio. De esta suerte, las páginas de la repetición se
abren siguiendo modelos de grandes obras del mundo greco-latino, de
acuerdo con los aires prerenacentistas que en él se descubren. Invoca a las
musas y les pide la inspiración necesaria para que su obra consiga los frutos
deseados. En un paseo imaginario al pie del monte Parnaso, hacia la fuente
Castalia, para beber de sus aguas y conseguir la sabiduría que buscaba, oyó
los dulces cantos de las musas a la vez que contemplaba los ríos que mana-
ban de la fuente. El aviso de una voz de que estaba vetado a los hombres y el
ser testigo de las danzas sagradas y cantos de las musas, hizo encender más el
deseo. Alfonso de Madrigal añade la consideración de que el hombre tiene
tendencia a desear lo prohibido y a intentar conseguir lo que no debe
alcanzar; tendencia y deseo que son fiel reflejo de la débil condición del ser
humano. Compungido pide perdón a las musas, excusándose de no haberlas
honrado como se merecían a causa de su ignorancia juvenil. En su alegato
para hacer más liviana su falta, aduce ejemplos de errores cometidos por dio-
ses, para mostrar que el suyo no es comparable al de Pyneo, Prometeo, Vul-
cano, Tántalo y tantos otros. Urania le otorga su perdón, a la vez que, con-
siderando que ya estaba suficientemente instruido, promete otorgarle el
grado de maestro.
La exposición del contenido de la relección se inicia con el examen y
consiguiente refutación de la teoría platónica de la comunidad de mujeres
para pasar a tratar del origen histórico de la convivencia humana organizada
con referencia al inicio y desarrollo de la vida urbana. Y se detiene
finalmente en la teoría de las formas de gobierno. Termina con seis conclu-
siones que sintetizan su postura ante las cuestiones tratadas.
Después del largo proemio acomodado al estilo y al gusto renacentista de
la época, Alfonso de Madrigal procede a exponer el cuerpo doctrinal de la
relección. Inicia su exposición atendiendo al término politia, descubriendo
en él, como elemento relevante, la comunicación entre los ciudadanos, poli-
tia consistit in quadam communicatione. Más adelante atribuirá esta función
de llevar a cabo la participación concertada de todos los ciudadanos hacia el
bien común de la comunidad política a la civitas: sus palabras son harto
expresivas: civitas consistit in quadam communicatione24. En el contexto
tostadista tal communicatio no tiene el sentido de mera transmisión recíproca,
sino que adquiere sustancialmente una connotación de participación en un
todo moral tanto a nivel de estructura como en el aspecto de acción.
Este tema de la comunicación se reitera en los escritos sociopolíticos de
Alfonso de Madrigal, como acaece en su extensa obra, todavía inédita, Bre-
vyloquyo de amor e amiçiçia. En el cuerpo de la relección, constituye un
concepto básico que es previo e imprescindible para la constitución de la
Introducción 23

comunidad política. Las ciudades necesitan y deben comunicarse entre sí. Si


tal comunicación falta por completo, entonces no tienen nada en común y
resulta imposible la convivencia y, por ende, la conservación de la civitas. De
ahí la exigencia tostadista de que los ciudadanos habiten en un mismo lugar.
Pero esto no basta. Toda comunidad política, independientemente de su
forma política (sea aristocrática, monárquica, oligárquica, timocrática o de-
mocrática) necesita leyes que rijan la vida comunitaria. Si entre los ciudada-
nos no existe ningún tipo de comunicación, la existencia de estas leyes no
estaría justificada y, por tanto, no tendría razón de ser el crearlas, pues esta-
rían carentes de su función propia que consiste, según Alfonso de Madrigal,
en dirimir las disputas que deriven de la convivencia social. Afirmada sin
reticencias la necesidad de tal comunicación, ésta tiene su origen en un
convenio entre los ciudadanos a modo de pacto o convención establecida
entre varios de ellos que, por común deliberación, ha llegado a tomar cuerpo
y vigor: “est autem contractus, ut politice loquar quaelibet conventio inter
aliquos constituta et communi deliberatione firmata”25.
Dentro de sus planteamientos, que arrancan de la perspectiva tradicional
del problema de la escolástica, insertada tal perspectiva en la cosmovisión
renacentista (o pre-renacentista si se considera el grado de desarrollo de la
misma en Alfonso de Madrigal), el Tostado se plantea dos cuestiones, la
segunda como consecuencia de la primera y que enuncia así: quiénes crea-
ron primero las civitates y cómo éstas fueron creadas. Alfonso de Madrigal
no duda ni un momento en afirmar tajantemente que ninguna civitas es
eterna, sino que todas ellas son temporales. Acude a la raíz de las mismas: el
hombre que las constituye, hombre que depende en su ser y en su obrar de
Dios creador y a quien debe amar más que a sí mismo.
Aunque las diversas civitates sean creación del hombre, tienen la misma
razón de ser que las demás cosas hechas artificialmente que es diferente de la
de los seres creados naturalmente. Con referencia a las ciudades antiguas,
advierte que varias de ellas fueron materialmente destruidas por grandes
diluvios, lo cual no era obstáculo para que los que vivían en otra parte del
orbe habitaran de nuevo el mismo territorio y construyeran una nueva ciu-
dad y con ello dieran origen a una nueva comunidad política. Como es pro-
pio de su erudita manera de exponer, se refiere a algunas catástrofes provo-
cadas por inundaciones incontrolables, citando la ocurrida en Acaya, en
tiempos del rey Ogygio, y la de Tesalia, cuando reinaba Deucalión. Era
obligada la referencia al diluvio universal ocurrido en tiempos de Noé. Esta
alusión al diluvio universal le da pie para detenerse en una serie de disquisi-
ciones tales como la del tiempo que fue necesario para construir el arca y la

25
Alfonso de Madrigal, De optima politia, p. 32, párr. 34.
24 Nuria Belloso

enumeración de los animales que en ella hallaron cobijo y las dificultades


que ello llevaba consigo, dificultades que se veían aumentadas al tratarse de
animales especialmente dañosos.
No recoge Alfonso de Madrigal las actitudes que con respecto al curso de
la historia humana se habían tomado sobre todo a partir de las posturas mile-
naristas que tenían, de alguna manera, sobre sus espaldas una tradición multi-
secular. Se extiende en relatos de varios autores de la antigüedad greco-
latina; pero es el relato bíblico en su sentido literal el que constituye el centro
de su discurso. Es interesante la referencia a San Agustín, pero no aparece el
trasfondo de otras concepciones de diversos ámbitos, como la de Joaquín de
Fiore, pongamos por caso. Sí deja entrever un concepto cíclico de la historia
que no rimaba bien con otros planteamientos del ámbito humanista de la
época que exaltaba el esfuerzo y la capacidad creadora del hombre26. El ta-
lante de Alfonso de Madrigal queda preso en una interpretación excesiva-
mente literal de la Sagrada Escritura.
Según su costumbre, el Tostado no se limita a la alegación de textos bí-
blicos, sino que es también prolijo en las referencias a autores clásicos greco-
latinos. Se refiere a Ovidio que distingue cuatro grandes etapas en la historia
de las civitates: la de oro, la de plata, la de bronce y la de hierro, de las que
Alfonso de Madrigal sólo hace referencia a las dos primeras. En la de oro no
se conoce la existencia de casas por ser innecesarias ya que no había las
inclemencias del tiempo de las que los edificios protegen; tampoco había
necesidad de ciudades, porque su utilidad se refiere a la defensa de los
ataques enemigos, inexistentes entonces. La segunda edad es la de plata, en
la que los hombres se vieron obligados, por las inclemencias del tiempo, a
construir casas donde protegerse.
Acude también al testimonio de Lactancio para apoyar su tesis de que los
hombres, viviendo en solitario no podían defenderse del acoso de las bestias;
la necesidad hizo que descubrieran la exigencia de reunirse para aumentar
su fuerza. El establecimiento de las relaciones entre ellos les llevó a asentarse
en un mismo lugar, construyendo ciudades, creando lazos de parentesco,
otorgando leyes y disfrutando así de las ventajas que otorga la comunicación
humana.
Cicerón es otro de los autores citados. Señala que, según él, en un princi-
pio lejano los hombres vivían sin comunicación, en una vida solitaria. Tal si-
tuación estuvo vigente hasta que un hombre, a quien la naturaleza había
otorgado un ingenio agudo, invitó con su elocuencia a la comunicación
social. Alfonso de Madrigal propone su personal visión de la cuestión, visión

26
Cfr. O. di Camilo, El humanismo castellano del siglo XV, traducción castellana de M.
Lloris, Valencia, 1976, p. 116.
Introducción 25

que se asienta fundamentalmente en el texto bíblico, visto según una inter-


pretación literal, como antes hemos indicado. El episodio de la torre de
Babel le da pie para hablar de la construcción de Babilonia y de la prece-
dente fundación de Hebrón. Poca relevancia tienen tales disquisiciones, a las
que tan aficionado se muestra el Tostado, en orden a su pensamiento jurí-
dico-político.
Alfonso de Madrigal al entrar en lo que constituye propiamente el
cuerpo de la tesis se plantea un desarrollo temático amplio, que se concreta
en una serie de cuestiones que pasamos a enumerar tal cual se formulan en
la repetición. Son las siguientes: Qué es un ciudadano. Qué es una civitas,
entendida como comunidad política. Si son análogas las formas de gobierno
monárquica, timocrática, democrática u oligárquica. Si en todo sistema de
gobierno puede darse todo tipo de ciudadano. Qué es lo que se exige para
que existan los mejores ciudadanos y cuál sea el mejor sistema de gobierno.
Este programa quedará incompleto en la repetición, “desunt permulta”27,
dice el editor Alfonso Polo. Alfonso de Madrigal sólo desarrollará el último
tema indicando que se centra en la forma de gobierno ideal y que se corres-
ponde exactamente con el título que figura al principio de la disertación
académica que tenemos entre manos.
Entra el Abulense en la temática propuesta analizando la comunidad
platónica de mujeres que atribuye también a Sócrates. Y siguiendo ya el mé-
todo escolástico, se pregunta si tal comunidad corresponde o no a los dicta-
dos de la justicia. Expone la argumentación de Platón en forma silogística,
enunciando la premisa mayor así: es bueno el sistema de gobierno que pro-
mueve una mayor unidad en la civitas. Y la premisa menor: la comunidad de
mujeres e hijos parece contribuir a que la civitas sea una. La mayor le parece
evidente porque la civitas consiste en cierta comunicación que perdura más
tiempo si el amor es mayor. No así la premisa menor porque con la comu-
nidad de mujeres peligraría la paz, dando lugar a enemistades. Pasa después
a considerar las condiciones que tiene que tener una civitas para que sea
adecuada: una buena situación geográfica, el clima benigno, las mejores
condiciones biológicas posibles para que la población nazca y se desarrolle
sana, corporal e intelectualmente, la composición adecuada de la familia para
evitar discordias en la ciudad, etc.28.
En seis conclusiones propone su pensamiento. La primera de ellas es la
de que el legislador no ha de buscar dar las mejores leyes ni establecer el
sistema de gobierno mejor. Partiendo de su concepto de politia como el
orden propio de los ciudadanos para constituir la civitas, observa que la lex

27
Alfonso de Madrigal, De optima politia, p. 165, párr. 239.
28
Alfonso de Madrigal, De optima politia, p. 154 ss.
26 Nuria Belloso

se impone a los que son ciudadanos de una comunidad política ya cons-


tituida29. Ésta requiere para su existencia una mutua coordinación entre sus
miembros, “aliqua coordinatio ad invicem”30. Dada la función ordenadora
de la vida social, propia de la ley, ésta tiene que adaptarse a la comunidad
política concreta a la que está destinada aunque su régimen político no sea en
absoluto el mejor31.
Tampoco el legislador debe establecer necesariamente la mejor forma de
gobierno. Al razonarlo, Alfonso de Madrigal se detiene en la distinción entre
formas de gobierno buenas: la monárquica real, la aristocrática y la timocrá-
tica; y formas de gobierno viciadas: la monárquica tiránica, la oligárquica y
la democrática. En esta enumeración de las distintas formas políticas no
alude al régimen mixto. Considera que la mejor forma de gobierno que
guarda gran semejanza con el orden natural es la monarquía real. Justifica su
afirmación alegando que, gobernando uno solo, no son posibles las dis-
cordias que se producen cuando son varios los que gobiernan. No le pasa
inadvertido el hecho de que en la forma monárquica real se da un gran in-
conveniente puesto que es difícil encomendar a un hombre solo las múltiples
tareas de gobierno.
El régimen aristocrático se establece, según Alfonso de Madrigal, aten-
diendo a las cualidades de los ciudadanos. Advierte que, en él, se pueden
originar discordias por la envidia de aquellos que son poderosos pero ca-
rentes de virtud. La forma de gobierno timocrática aparece como intermedia
entre las dos anteriores; en ella, el poder está en manos de las clases medias,
enfrentándose con problemas análogos a los del aristocrático.
Dentro de las formas defectuosas, señala Alfonso de Madrigal la monar-
quía tiránica, en la que gobierna un solo sujeto en beneficio propio sin aten-
der a los requerimientos del bien común. En el gobierno oligárquico domi-
nan unos pocos pero no se imponen por razón de su virtud y de sus cualida-
des, sino por su poder y su riqueza.
Siguiendo a Aristóteles, acepta la forma democrática de gobierno como
la más conveniente para la civitas. Con ella se evitan las sediciones, dado que
el poder está en manos de todo el pueblo. De todo lo cual deduce que al dar

29
“Pro quo sciendum quod differunt politia et lex. Nam politia est quidam ordo secundum
quem debent convenire cives ad constituendam civitatem; lex dicitur esse quaedam regula quae
imponitur ipsis iam existentibus civibus”; Alfonso de Madrigal, De optima politia, p. 145,
párr. 111.
30
“Nam si inter multos homines non sit aliqua coordinatio ad invicem, nullo modo facient
unam civitatem aut quid unum, cum ipsi sint naturaliter multi”; Alfonso de Madrigal, De
optima politia, p. 145, párr. 112.
31
Alfonso de Madrigal, De optima politia, p. 145, párr. 112.
Introducción 27

forma política a una civitas no hay que escoger necesariamente el régimen


político que en sí mismo sea mejor sino el más adecuado.
La segunda conclusión sale del contexto de la primera para entrar en una
serie de disquisiciones de tipo demográfico e incluso ginecológico y pediá-
trico. Hace referencia a que quien ha de ordenar la vida política atienda a los
requerimientos de una sana eugenesia que permita que la población tenga
un alto nivel de vida en lo que se refiere a la salud corporal. Conforme a las
preocupaciones de su época hace largas disquisiciones acerca de la época del
año óptima para engendrar, así como la edad más adecuada para ser padres.
La tercera conclusión sigue la misma línea que la segunda. Gira en torno
al tema de conseguir una descendencia perfecta. A este propósito, establece
que los progenitores no deben realizar trabajos ni excesivamente duros y
agotadores, ni tampoco flojos, puesto que el régimen laboral condiciona las
características del semen y la posterior formación del feto.
En la cuarta conclusión, se refiere al lugar y situación geográfica de los
progenitores en el momento de engendrar. A este propósito, Alfonso de
Madrigal no duda en afirmar que ninguna tierra es más apta para engendrar
hombres perfectos en lo referente al entendimiento y en lo referente al
cuerpo, que la tierra del cuarto clima, tierra en la que nosotros vivimos. Esta
afirmación va precedida de una prolija exposición de los distintos tipos de
vientos y su diversa incidencia en la generación y de la influencia que el sol
y otros elementos de acuerdo con los conocimientos de la astrología de su
época.
La quinta conclusión vuelve al tema de la poligamia. Señalando que la
poliginia, aunque no la poligamia, pudiere ser conveniente de acuerdo con
su tesis de la superioridad del varón. Alfonso de Madrigal se extiende en una
prolija exposición apoyada en la invocación de autoridades entre las que
sobresale la de San Agustín.
La sexta conclusión afirma que la naturaleza tampoco acepta esta comu-
nidad de mujeres. Si es pésima la pluralidad o comunidad de hombres, no
por ello es aceptable la de mujeres. Se refiere a una serie de argumentos tales
como la de la imposibilidad de determinar la paternidad y que con ello se
produciría, a su vez, la imposibilidad de atribución de nobleza de los ciuda-
danos, la proclividad al incesto, la pérdida del respeto de los hijos para con
sus padres, etc.
Concluye su disertación refutando dos tesis que antes ha expuesto. La
primera propugnaba la máxima unidad en la comunidad política; la segunda
consideraba que la comunidad de mujeres favorecía tal unidad. Frente a ellas
afirma que, si bien la unidad es un bien para la comunidad política, sin em-
bargo, no por esto conviene reducir las cosas siempre a la mayor unidad ya
28 Nuria Belloso

que, con ello, el hombre quedaría reducido a un ser solitario e independiente


haciendo inviable la misma civitas. Esta no constituye un todo por s í misma,
un ens per se, sino que es una entidad formada por agregación, ens per
aggregationem. Pretender que la comunidad política tenga la unidad del pri-
mer tipo es someterla a una situación que excede a su naturaleza.
Con relación a la comunidad de mujeres, ésta no produce el más alto
grado de amor posible, sino que por el contrario, destruye el amor en la
civitas, dando lugar a un juego incontrolado de pasiones y al consiguiente
estado de inseguridad y de lucha entre los ciudadanos.
Así termina la repetitio habiendo dejado de tratar los temas más sustanti-
vos, después de haber consumido amplios espacios en cuestiones retóricas y
accesorias. Con cierta razón Alfonso Polo anota casi como lamento: desunt
permulta.
A lo largo del De optima politia se podrá advertir que, a pesar de que la
finalidad del Tostado es la de presentar el sistema de gobierno ideal, no por
ello se deja llevar por planteamientos abstractos y teóricos. Busca el mejor
sistema de gobierno pero teniendo presente la realidad: los hombres a los
que se dirige y los factores geográficos y climáticos. Como claramente ex-
presa en la primera y segunda de sus conclusiones: ni el mejor régimen, ni la
mejor ley32. Es pues partidario del relativismo, es decir, del realismo y aten-
ción a la condición humana. Y no se trata sólo de indicar cuál es el mejor
sistema de gobierno si después puede perecer. Se trata de instaurarlo y de
conservarlo. Para ello se hace imprescindible asegurar la paz. De ahí que
Alfonso de Madrigal se nos muestre como un profundo conocedor de la
condición humana y de la repercusión que ésta puede tener en la instaura-
ción y conservación del mejor sistema de gobierno. La debilidad de la natu-

32
Entre las características que observa Agustín de Asís con respecto a la ley positiva en
Alfonso de Madrigal, destaca la de su fuerza imperante, en cuanto que manda una acción o una
omisión; también que el legislador no debe dar leyes simplemente buenas, sino leyes buenas
para el pueblo de que se trate, “como sucede con las medicinas”. De ahí que, como nota funda-
mental de la ley positiva, subraye su conformidad con el carácter del pueblo, el hecho de que se
acomode a la manera de ser de los súbditos (A. de Asís, Ideas sociopolíticas de Alonso Polo, el
Tostado, Sevilla, 1955, pp. 81-82). Asimismo, subraya la conexión de la ley con la razón y
no con la voluntad (p. 138).
Con respecto a la obra tostadista en conjunto, y refiriéndose al tema de la ley, observa
Asís que hay una laguna considerable que es la de “no haber tratado de la ley Eterna, por lo que,
al referir este principio intuitivo-racional a otro superior, lo hace de manera gratuita, directa-
mente a Dios, mientras que Santo Tomás, lo refería a la Ley Eterna, que, en un orden lógico de
valores, era la inmediatamente superior”. Considera que esta omisión pudo ser debida a una
influencia directa de Platón y Aristóteles quienes hablando o refiriéndose a la ley Natural
omiten la Eterna (A. de Asís, Ideas sociopolíticas de Alonso Polo, el Tostado, pp. 72-73).
Introducción 29

raleza humana, de las pasiones, sentimientos, defectos, virtudes e incluso de


la complexión corporal son factores determinantes en la solución de los
problemas políticos que plantea33.
Este realismo le hace descartar la viabilidad de la vigencia del Evangelio
como norma positiva, única y común para la República temporal. Nos re-
cuerda que fue Caín el primer hombre destinado, junto con el diablo y sus
ángeles, al fuego del infierno quien primero fundó una ciudad34. Su pesi-
mismo antropológico se conjuga con el relativismo histórico. Así por ejem-
plo, entiende que las tendencias pasionales viciosas del hombre deben te-
nerse en cuenta para resolver los problemas de estos. De ahí que al ocuparse
el Abulense de la edad conveniente para el matrimonio, aunque él, por razo-
nes eugénicas, crea que debe demorarse hasta los treinta y seis o treinta y
siete años en el varón y los dieciocho o veinte en la mujer, reconozca que el
derecho civil ha tenido que rebajar notablemente dicha edad porque
“ningún hombre sentiría tan gran amor por el Estado que, a fin de promo-
ver la mayor perfección de éste, se privase de los deleites venéreos durante
toda su juventud”.
Apoyándose en los más elementales sentimientos humanos, rechaza los
argumentos contrarios que se basaban en la pura razón. No acepta que la
comunidad de mujeres, según los platónicos, sea causa de mayor amor y

33
Como apunta Asís, el Tostado considera la naturaleza desfalleciente del hombre, ya que n o
se parte ni de la voluntad innata y total para el anarquismo, ni de la maldad también innata y
total del hombre para una tiranía del tipo del siglo XVII (A. de Asís, Ideas sociopolíticas de
Alonso Polo, el Tostado, p. 68). Se trata de una postura cercana a la agustiniana: el
pesimismo antropológico, aunque el Abulense es más moderado en esta concepción. Ello le
hará defender no la mejor ley ni el mejor sistema de gobierno sino el más adecuado para el
hombre de que se trate.
34
Alfonso de Madrigal, a lo largo del De optima politia, realiza una amplia disertación
acerca de la ciudad y de su origen. Una vez más aparece la referencia a la filosofía social aristo-
télica (la de que el hombre es social por naturaleza y la de los diversos estadios por los que
atraviesa este desarrollo en sociedad –familia, aldea, ciudad–). La ciudad es una entidad socio-
lógica superior a la familia, también ligada por el vínculo de la unidad. Como observa Asís,
para el Tostado la unidad se logra por la unidad de lugar y por la identidad de leyes. La unidad de
leyes influye considerablemente en la psicología del hombre de la ciudad, dado que siendo el
hombre un ser sobre el que influyen notoriamente las circunstancias, hasta el punto de que
éstas llegan a crear grandes hábitos, es comprensible que las circunstancias de espacio y clima
que determinan el concepto de ciudad influyan en la psicología del cives. También la comuni-
dad de leyes es importante ya que, como señala el Abulense en el Génesis, si lográsemos
encerrar por un muro a dos ciudades pero que se rigieran con leyes distintas, no lograríamos
hacer una ciudad sino dos ciudades. La comunidad de leyes que defiende El Tostado hay que
entenderla, a juicio de Asís, a la luz del concepto de ciudad aristotélico; A. de Asís, Ideas
sociopolíticas de Alonso Polo, el Tostado, pp. 131-133.
30 Nuria Belloso

mayor unidad en la república35. No debe olvidarse que todas las mujeres,


posibles esposas, no serían igualmente bellas, y la que lo fuera más, sería más
deseada por todos. El tumulto sería inevitable y se destruiría la paz en la
ciudad.
Para rechazar el comunismo sexual argumenta otra razón: la de que los
padres no pueden privarse de la satisfacción de conocer a sus hijos. El co-
munismo de esposas provocaría que nadie tendría certeza acerca de la pater-
nidad. Caería así el máximo deshonor sobre la ciudad y se perdería la no-
bleza de estirpe y la virtud que se fomenta en los hijos, precisamente por
querer imitar a los padres. De ahí que se volvieran estériles las relaciones
familiares. Las razones que alega el Tostado pueden parecernos, aún con
mayor fuerza en la actualidad, pueriles. Sin embargo, ponen de evidencia la
repercusión que tiene, a juicio del Abulense, la tranquilidad o el desorden en
el seno de la sociedad doméstica en la sociedad política36.

35
Asís también se ocupa del problema de la pluralidad de mujeres y de la pluralidad de varo-
nes tal y como queda reflejado a lo largo de la amplia obra tostadista, incluso en sus comenta-
rios escriturísticos. Las conclusiones a las que llega son muy semejantes a las que se obtienen
de la lectura del De optima politia: “Esta posición ambigua, de si es o no lícita la pluralidad de
mujeres, para el Derecho natural, determina, considerando los fines del matrimonio, la prohi-
bición de la poligamia, tanto, por el derecho divino, como por el positivo, y, sobre todo, por
el Evangelio. La prohibición se debe a cuatro razones fundamentales: en primer lugar a la
dignidad del sexo, en segundo, para obtener la suficiente paz en la comunidad económica, otra
por la imposibilidad por parte del hombre, de querer y estimar a todas las mujeres de la misma
manera, imposibilidad que acarrearía la intranquilidad dentro de las relaciones de estas muje-
res; y por último, otra razón decisiva es la institución del Sacramento del Matrimonio por
Cristo en la Iglesia, que no puede repetirse viviendo los dos primeros cónyuges. […] esta-
blezcamos que la pluralidad de varones para una misma mujer, se encuentra en las mismas
circunstancias que el problema ya analizado”; A. de Asís, Ideas sociopolíticas de Alonso
Polo, el Tostado, pp. 126-129.
36
La estructura de la familia en el pensamiento tostadista es interpretada por Asís en los
siguientes términos: “En primer lugar, es una entidad social en cuanto que representa un grupo
social. Es una entidad económica, porque la materialidad de la familia viene representada por
un patrimonio. Es una entidad jurídica, porque las relaciones entre los componentes de la
familia vienen referidas a un ‘ius’ que racionalmente puede establecerse. Es una entidad polí-
tica, porque existe, además de una jerarquía, un Poder de tipo político. Es, pues, la familia una
entidad social, económica, jurídica y política, establecida por vínculos sanguíneos o
adoptivos, que tiene su representación en un patrimonio y su Poder representado en un
‘pater’”; A. de Asís, Ideas sociopolíticas de Alonso Polo, el Tostado, p. 99.
“Por otro lado, la pluralidad de mujeres no es medida de buena política, en contra de lo que
afirmaba Platón y a quien el mismo Tostado cita en el Génesis y problema que examina deteni-
damente en el De optima politia, ya que, como la ciudad y el reino dependen del estado de
familia y una familia integrada por pluralidad de mujeres no alcanza la paz, tampoco la ciudad,
Introducción 31

El mismo criterio que utiliza para valorar la vida familiar y sexual, el de


la paz, es el determinante para valorar las formas de gobierno37. La
monarquía real atendiendo al número de los que mandan; la aristocracia
según la virtud; la timocracia según la riqueza o poderío. La monarquía
tiránica es rechazada porque el príncipe no sigue las leyes justas y no
procura la utilidad pública; la oligarquía es el gobierno de los poderosos y
ricos. Y, por último, la democracia.
La monarquía real sería, de suyo, el mejor sistema de gobierno. Asegura
más la unidad y conserva la semejanza con la naturaleza. Pero no puede
olvidarse que es difícil encomendar todos los asuntos a un solo hombre,
como señalaba Aristóteles; más aún –añade el Abulense– cuando este hom-
bre no ha sido designado por elección, sino que manda por sucesión. ¿Cuál
es entonces, el mejor sistema de gobierno? Contesta el Tostado: el mejor, el
más conveniente para el pueblo de que se trate. De ahí que, más que referirse
al mejor sistema de gobierno, busca el más conveniente. Y éste para Alfonso
de Madrigal es la democracia. Este sistema se da cuando gobierna todo el
pueblo, aunque sean pobres o ignorantes, y cualesquiera que sean, y esto de
diversos modos: bien teniendo todos al mismo tiempo la autoridad suprema,
bien gobernando por suertes o por tiempos. La paz es otra vez el criterio
determinante: la democracia no es sediciosa, ya que la autoridad reside en
todo el pueblo y todos los ciudadanos gobiernan por igual. Sólo aquel
régimen que de alguna manera haga pensar a los ciudadanos que el poder es
de todos y lo es por igual, asegurará la convivencia tranquila. Es aquí por
donde el Tostado une la idea primigenia que recogió del texto aristotélico: la
ciudad o comunidad política es una convivencia o comunicación en algo que
es común a todos sus miembros. Lo que ha de ser común es lo que da el ser
específico a la ciudad, ente distinto de los individuos y de las familias: el
poder, la autoridad política. De ahí que la común participación en el poder,
que es lo que parece todos buscan, es lo que garantiza la tranquilidad y la
subsistencia del sistema de gobierno.
El contenido material de esa paz no lo indica el Abulense. Parece, como
señalaba J. Candela Martínez38, que al Tostado le interesa la paz como equi-

ni el reino adquiriría con ello la tranquilidad”; A. de Asís, Ideas sociopolíticas de Alonso


Polo, el Tostado, p. 128.
37
La teoría tostadista de los regímenes políticos está tomada de Aristóteles. Igual que en la
política aristotélica se ven los tres principados perfectos y sus degeneraciones, o las tres
formas puras de gobierno, y las otras tres impuras, a saber: monarquía y tiranía, aristocracia y
oligarquía, timocracia y demagogia.
38
Cfr. J. Candela Martínez, El ‘De optima politia’ de Alfonso de Madrigal, el Tostado,
Universidad de Murcia, Murcia, 1954, pp. 26-27.
32 Nuria Belloso

valente a orden y seguridad, concepto que no tardaría en ser objetivo su-


premo de la teoría política moderna39.
Sin embargo, la doctrina sobre las formas de gobierno no se comprende-
ría si no tuviésemos en cuenta la teoría conciliarista del Tostado. El concepto
de comunidad juega un importante papel en el pensamiento tostadista. Cier-
tamente, sólo lo apunta. No se encuentra en Alfonso de Madrigal una teoría
de la comunidad tan desarrollada como la de Vitoria o Suárez pero ahí
queda esa creencia en el príncipe o gobernante como representante de un
común social. Este aspecto se ve más claramente en la apología conciliarista
del Abulense, a la que ya nos hemos referido anteriormente40. No puede
olvidarse tampoco que, dada esa defensa de la superioridad del Concilio
sobre las demás magistraturas en la iglesia, al igual que si el Concilio puede
deponer al Papa que caiga en herejía, el Reino puede deponer al príncipe
cuando su tiranía sea intolerable.
Cabe preguntarse si es que Alfonso de Madrigal no observaba inconve-
nientes en el régimen democrático: o bien no los consideró relevantes, sea

39
Así por ejemplo, la doctrina pactista hobbesiana propone una forma de Estado cuya única
obligación sea la de asegurar la paz y la seguridad a los súbditos. Cumpliendo esta función, n o
se permite que sus súbditos puedan sustituirle por otro. La doctrina del Abulense tiene en
común con ésta únicamente su preocupación por la paz y la seguridad, encontrándose muy
alejada del positivismo jurídico que, siglos después, defendería Hobbes.
Asís destaca que: “El Tostado se cuida de que no se intente castigar al príncipe cuando sus
excesos de poder no causan un daño esencial a la nación, porque ello implicaría una merma de
prestigio y autoridad necesaria para el desempeño del cargo, pero admite y aún parece alentar a
su eliminación o, por lo menos a rebelarse contra él, cuando sus actos, directamente, causan
daño grave en la integridad espiritual o material de los súbditos y naciones”; A. de Asís, Ideas
sociopolíticas de Alonso Polo, el Tostado, p. 60.
Esta postura del Abulense presenta, a nuestro parecer, ciertas connotaciones semejantes
con la defendida por Santo Tomás con respecto a la resistencia ante la ley injusta y en la
rebelión contra la tiranía.
40
“En uno de los sentidos en que puede tomarse la palabra Iglesia, como ‘tota multitudo
omnium hominum in Christo credentium’, se advierte el sentido ético de la comunidad cris-
tiana. Tiene la Iglesia de esta forma un sentido verdaderamente de ser, pero de ser que se mani-
fiesta además en una representación, el Concilio. De aquí que, al ser la Iglesia comunidad en
sentido de realidad en Cristo, radicase en ella la infalibilidad que el Tostado refiere al concilio
mismo, en materia de fe. Pues es el Concilio de por sí quien representa real y genuinamente a
ese ser Iglesia. Precisamente por eso que defienda la superioridad del Concilio sobre las demás
magistraturas. […] Pero no se olvide que si el Concilio puede deponer al Papa que caiga en
herejía, el Reino puede deponer al príncipe cuando su tiranía sea intolerable. Aquí vuelve a
tener importancia el concepto de tirano”; A. de Asís, Ideas sociopolíticas de Alonso Polo, el
Tostado, pp. 62-63.
Introducción 33

cuales fueran, o bien es que opta por omitirlos. Su opinión a este respecto
parece contradecir a otros principios del propio Aristóteles, tales como que
la pluralidad de príncipes es cosa mala; o los de Lucano, como que la autori-
dad recusa ser compartida. El Tostado no se detiene en estas objeciones e
incluso, como señala J. Candela Martínez, si lo hubiera hecho, probable-
mente nos repetiría que en su democracia no hay pluralidad sino generalidad
o “universalidad” de príncipes: “totus populus imperat”.
La defensa de la democracia por parte del Abulense constituye un im-
portante hecho en la historia política española: el Tostado mantiene su
orientación democrática en contra de los imperialismos políticos dominantes
en las casas de Borbón y de los Austrias e incluso, los recopiladores de la
obra de Alfonso de Madrigal, aún bajo el poder de Felipe II, se atreven a
afirmar que el pueblo tiene más autoridad sobre el rey, que el rey sobre el
pueblo, prevalencia que ni Carlos I, ni después Felipe II llegaron a compren-
der al obrar al margen de las decisiones de las Cortes de Castilla, fiel órgano
de la representación popular en el siglo XVI41.

3. El texto y su transcripción

1. En la transición de la Escolástica al Renacimiento se apreciaban nuevas


inquietudes, nuevos deseos y aspiraciones, a la vez que se producían cambios
profundos en la sociedad y en la cultura, que alcanzaban también a los
géneros literarios. En el ámbito académico salmantino junto a los proce-
dimientos docentes tradicionales adquiere poco a poco relevancia la repetitio
o relectio42. En ésta, la forma revestía la de una exposición magistral que
atendía a mostrar con mejor vigor el contenido tratado. La repetición tenía
un atractivo especial en los profesores de la Facultad de Artes que gustaban
del estilo grandilocuente y erudito, y que podían desarrollar más a sus an-

41
“Esta afirmación y esta orientación del Tostado, y de sus recopiladores, se debe, sin duda,
a que la verdadera orientación tradicional de la historia del pensamiento político español
medieval, es radicalmente libre y demócrata”; A. de Asís, Ideas sociopolíticas de Alonso
Polo, el Tostado, p. 148.
42
Cfr. J. Carreras y Artau, “Las ‘repeticiones’ salmantinas de Alfonso de Madrigal”, Revista
de Filosofía del Instituto Luis Vives, Madrid, 1943 (5), p. 215. J. Carreras no llega a
identificar la repetición y la relección, aunque les otorga gran parecido. Cabría establecer una
equiparación entre las dos: en el siglo XV, el término que se usaba era repetición y en el XVI
relección. La posible diferencia radicaba en la mayor influencia sobre la relección del
Renacimiento, que reflejaba en ella sus caracteres, como la tendencia a la brillantez; pero la
estructura de una y otra es la misma.
34 Nuria Belloso

chas en el desarrollo de la disertación en forma de relección43. El Tostado se


vio obligado estatutariamente a este género docente típicamente salmantino y
que debía versar sobre la materia que al maestro correspondía explicar en el
año académico en curso.
Hay ciertos opúsculos de Alfonso de Madrigal de los que se dudó si eran
o no repeticiones, porque en unas ediciones figuraba el término repetitio y,
en otras, se omitía. Entre ellos se encuentra De optima politia que es clara-
mente una repetitio como consta en el ejemplar que hemos estudiado. Se
encuentra en la Biblioteca Universitaria de Salamanca, cuya signatura es
55809844. Corresponde a la edición de las obras de Venecia de 1507-1531
de la que trataremos más adelante. En el mismo tomo, encuadernados junto
al De optima politia, se encuentran otros escritos por el orden siguiente:
Defensorium trium conclusionum, Alphonsi Tostati Episcopi Abulensis in li-
brum paradoxarum, Repetitio de beata Trinitate, Tractatus super locum
Isaiae: Ecce Virgo concipiet, Repetitio de statum animarum post hanc vitam,

43
Cfr. J. Carreras y Artau, “Las ‘repeticiones’ salmantinas de Alfonso de Madrigal”, p. 215.
44
Existen otros ejemplares de esta misma primera edición, como el que se encuentra en la
Biblioteca Nacional de Madrid (sig. R/31.301 5º). En Valladolid hemos tenido oportunidad de
manejar un ejemplar distinto a la edición de Venecia de Petrus Liechtenstein de 1529. En la
biblioteca del Colegio de los Ingleses de San Albano se encuentra la Opera de Alphonsus
Tostatus de Venecia, de 1596. De optima politia se encuentra en el tomo que corresponde a la
signatura 3.012. Consta de 8 folios. Carece de preámbulo. Comienza en la parte en que el
autor nos anuncia que va a comentar un pasaje de la obra de Aristóteles. Carece pues de la
invocación introductoria, que sí aparece en la edición de 1529. Las conclusiones en que
manifiesta su pensamiento el autor van separadas respectivamente por un título.
Esta misma edición de 1596 se puede encontrar en la Biblioteca del Real Colegio Mayor de
los Padres Agustinos-Filipinos de Valladolid. En dicha Biblioteca, hemos tenido ocasión de
tener en nuestras manos otro ejemplar del De optima politia, de una edición distinta a las
anteriores: impreso por Nicolaum Pezzana en Venecia, en 1728 (sig. SD.275-90). Corres-
ponde al Tomo XXV de su Opera Omnia.
Al igual que en las anteriores ediciones, en un mismo volumen se encontraban encuaderna-
dos junto a nuestra relección otros opúsculos. Sin embargo, el orden de colocación de las
obras era distinto al habitual. No tenían una numeración de folios separada sino que se folia-
ban desde el I, en el primer escrito, hasta el último con el 235. De optima politia corresponde
desde el fol. 61 hasta el 74. Guarda una gran semejanza con el de la edición de Venetiis de
1596, a excepción de que la letra de impresión es más pequeña, por lo que su extensión es de 7
folios y carece de notaciones marginales.
Por último, no podemos dejar de hacer mención de una edición actual de amplios fragmen-
tos traducidos de la repetición que se suceden con resúmenes de las partes omitidas, edición
precedida de un estudio preliminar: J. Candela Martínez, El “De optima politia” de Alfonso de
Madrigal, el Tostado, cit.
Introducción 35

Tractatus contra sacerdotes concubinarios; y, por último, De optima poli-


tia45.
Sobre el De optima politia no cabe vacilación, aunque en la citada rela-
ción se le llame opusculum, pues en el mismo texto así se nos dice: “ Q u o -
modo autem ista duo stent, scilicet quod lex evangelica sit optima simpliciter
et tamen sit mala cuilibet politiae, in alia repetitione declaratum fuit”46. Nos
habla de otra repetición sobre el mismo tema. No sabemos que habrá sido de
ella. Ni la hemos encontrado, ni figura en los catálogos de las obras impresas
del Tostado, ni tan siquiera aluden a ella Nicolas Antonio47, ni Ruiz de
Vergara y Roxas y Contreras en su lista de obras tostadistas inéditas48.
Alfonso Fernández de Madrigal no pudo ver impresa ninguna de sus
numerosas obras. La invención de la imprenta, que tuvo lugar 20 años des-
pués de su muerte, permitió la divulgación de sus escritos. El Floretum sancti
Matthaei, de Pedro Ximenez de Prexamo, que vio la luz en Sevilla, en 1491,

45
En esta edición, que es la edición príncipe, se encuentran intituladas expresamente de
repeticiones, dos disertaciones académicas que, en la edición de 1595, se califican de opúscu-
los. En dicha edición de 1596, encuadernados junto a los Commentaria in septimam partem
Matthaei (cap. XXV y XXVI), se encuentran las Paradoxae quinque y el Defensorium trium
conclusionum y bajo el rótulo de Opuscula Eruditissima se detallan, por el siguiente orden, las
repeticiones De Sanctissima Trinitate, De statu animarum post hanc vitam, y De optima
politia, calificando a ésta última de opusculum, el comentario In locum Isaiae –cap. VII– Ecce
Virgo concipiet y el opúsculo Contra clericos concubinarios.
En la Biblioteca del Colegio de los Ingleses de San Albano, hemos podido consultar la ya
citada Opera Omnia de Alphonsi Tostati, de Venecia de 1596 (sig. 3000-3013). El Tomo
concreto al que corresponden los opuscula eredutissima tiene la sig. 3012.
A pesar de que en la edición de 1596, no se señala en los títulos el concreto género de cada
uno de los escritos, en el De statu animarum post hanc vitam se indica al principio del texto
que se trata de una repetición, extendiéndose en señalar la procedencia de éste término, que
viene del lenguaje escolar: “Id autem quod orationis nostrae, quam vulgatiori quodam nomine
repetitionem vocant, materiam aut fundamentum esse volo”; Alfonso de Madrigal, De statu
animarum post hanc vitam, Venetiis, 1596, f.2r, c.1-a.
46
Alfonso de Madrigal, De optima politia, p. 54.
47
Cfr. Nicolás Antonio, Biblioteca Hispana Vetus sive Hispani scriptores qui ab octaviani
augusti aevo ad annum Christi MD. floruerunt, Matrititi apud viduam et heredes D. Ioachimi
Ibarrae reggi quondam typographi, t. II, 1787, pp. 255-260.
48
Cfr. F. Roxas y Contreras, Historia del Colegio Viejo de San Bartolomé, p. 112. Como
hemos indicado, se ha llegado a dudar del verdadero carácter académico del De optima politia.
Se le ha denominado a veces como opúsculo y no repetición. Tal es el caso citado de la edición
de Venecia, de 1596, en la que en la portada figura como opusculum. Quizá haya podido influir
en ello el no haberse encontrado la otra repetición que versaba sobre un tema semejante. En
todo caso, su estructura, su estilo y desarrollo la configuran como repetición.
36 Nuria Belloso

por obra de Pablo de Colonia y Juan de Nuremberg49, constituía un resumen


del comentario tostadista sobre el evangelio de San Mateo. La primera obra
impresa de Alfonso de Madrigal es el Confesional, edición hecha en Sala-
manca, a cargo de Porres en Salamanca, Petrus en Toledo y Castro en Medi-
na50 y que fue reeditado varias veces.
El ejemplar del De optima politia sobre el que hemos trabajado fue edi-
tado en Venecia, en 1529, por Pedro Liechtenstein: Anno 1529. Venetiis in
{A}Edibus Petri Liechtenstein. Pertenece a la primera edición de la Opera
Omnia tostadista. Junto a ésta y posteriores ediciones cuyo contenido varía
de unas a otras, se editaron también por separado varias obras, especialmente
las escritas en lengua romance, como es, por ejemplo, el Eusebio de las Cró-
nicas, que vió la luz en Salamanca, 1506-1507.
La iniciativa de llevar a cabo la edición de la obra manuscrita de Alfonso
de Madrigal partió de la reina Isabel. Fue don Fernando quien impulsó su
realización encargando al doctor Palacios Rubios, Juan López de Vivero,
llevarla a feliz término. En 1506 se entregan los manuscritos al librero An-
drea de Homdeley para que los imprima en Venecia. No parece cierto, como
se ha afirmado, que estuvieran perdidos hasta 151351, puesto que hay obras
editadas antes de este año. Así, en 1507 ven la luz impresos los Commentaria
in Genesim, en Venecia por obra del impresor Gregorium de Gregoriis52, y
en 1508 las Paradoxae quinque, también en Venecia por el mismo editor.
Conocemos, además, la concesión de un privilegio otorgando la exclusiva al
editor veneciano, Juan Jacobo, para imprimir las obras del Tostado, fechado
en Roma a 26 de enero de 150953.

49
En la Biblioteca Nacional de Madrid se conservan tres ejemplares de esta obra (sig. 1/408,
1/525-6 y 1/2421 incompleto).
50
Cfr. A. Palau y Dulcet, Manual del librero hispanoamericano. Bibliografía general
española e hispanoamericana desde la invención de la imprenta hasta nuestros tiempos con el
valor comercial de los impresos escritos, 2ª ed., corregida y aumentada, t. 8, Barcelona, 1955,
p. 59.
51
Cfr. L. Cuesta, “La edición de las obras del Tostado, empresa de la corona española”,
Revista de Archivos, Bibliotecas y Museos, Madrid, 1950 (56), p. 235.
52
Opera Praeclarissima beati Alohonsi Thostati episcopi Abulensis, Venetiis, 1507-1531
(B. Nac. de Madrid, sig.: R.30.536-51).
53
V. Beltran de Heredia, Bulario de la Universidad de Salamanca (1219-1549), t. III,
Salamanca, 1967, pp. 223-224: “Breve de privilegio exclusivo por diez años a Juan Jacobo,
editor veneciano, para imprimir las obras del Tostado. Roma 26 de enero 1509 […] Dat.
Romae apud S. Petrum et sub annulo Piscatoris die 26 januarii 1509”. Arm. 39, vol. 27, fol.
130.
Introducción 37

Entre 1527 y 1531 se imprimieron los comentarios escriturísticos Super


Exodum, Super Regum, Super Matthaeum y algunos escritos breves, entre los
que se encuentra el De optima politia. La edición príncipe abarca las obras
que fueron impresas en 1507, 1508 y entre 1527 y 1531. La labor editora
conoció, pues, dos etapas, transcurriendo diecinueve años entre una y otra.
La razón de tal interrupción radicaba en el cuantioso coste que la impresión
de un número tan elevado de obras suponia54.
A pesar de los esfuerzos del doctor Palacios Rubios, una serie de aconte-
cimientos como la muerte del rey Fernando, la regencia de Cisneros, la lle-
gada del nuevo rey don Carlos y los consecuentes problemas políticos, fue-
ron sumando obstáculos para llevar a cabo la impresión de la obra completa
de Alfonso de Madrigal. El interés por conseguirlo siguió vivo. Así, en la
epístola del Eusebio de las crónicas o tiempos, dedicada al cardenal Cisneros,
se dice que, visitando éste el Colegio de San Bartolomé, al saber que los
manuscritos de Alfonso de Madrigal estaban allí, dispuso que se imprimie-
ran, “por cuyo mandato los originales en latín se llevaron a Venecia a im-
primir e los eusebios en romance quedaron en esta noble ciudad de Sala-
manca para ser emprimidos”55. Asimismo, en los libros de la Cámara de
Castilla del Archivo de Simancas, se encuentra una carta del Emperador
Carlos fechada en Valladolid, a 6 de marzo de 1523, en la que manifiesta su
deseo de que se impriman las obras del Tostado por el provecho que consi-
dera que de ellas se puede obtener, y de saber cuántos estarían dispuestos a
comprarlas, al precio de un ducado por cada uno de los 16 volúmenes56.
Este largo proceso hace que el doctor Palacios Rubios a pesar de su deci-
dido interés por llevar a cabo el proyecto editorial no se encuentre con fuer-
zas para ejecutar de forma eficiente este trabajo, y decide encomendarlo a
Alonso Polo, canónigo de la catedral de Cuenca. Poco tiempo antes, el Em-
perador había otorgado a éste el cargo de predicador y capellán por su buen

54
F. Marcos Rodríguez, “Los Manuscritos de Alfonso de Madrigal conservados en la
Biblioteca Universitaria de Salamanca”, Salmanticensis, 1957 (4), pp. 24-25.
55
“A tiempo que vino (Cisneros) a esta ciudad de Salamanca e visitó el Colegio de San
Bartolomé […] e supo que las obras del Tostado don Alonso de Madrigal, obispo que fue de
Avila […] e collegial en el sobredicho collegio estavan sepultadas e sin fruto por falta de
personas aficionadas a las letras […] luego mandó que aquellas salieran a la luz e se empri-
miessen a cargo de vuestra reverendissima señoria, por cuyo mandato los originales en latín
se llevaron a Venecia a emprimir e los eusebios en romance quedaron en esta noble cibdad de
Salamanca para ser emprimidos”; “Epístola sobre las obras del Tostado dirigida al reverendí-
simo y muy magnífico señor don Fray Francisco Jiménez, arzobispo de Toledo, primado de
las Españas”, en Eusebio de las Crónicas o tiempos, Salamanca, 1506-7, f. 1r.
56
A.G.S., Cámara de Castilla-Cédulas, Libro 61, f.245v-246r (publicado por L. Cuesta, “La
edición de las obras del Tostado, empresa de la corona española”, p. 327).
38 Nuria Belloso

saber y doctrina, como se puede leer en una carta fechada en Burgos a 8 de


julio de 152457. La aceptación de Alfonso Polo no tuvo acogida favorable
entre sus compañeros de Cabildo que adoptaron una actitud recelosa ante el
encargo. El Emperador Carlos se vio obligado a enviarles una carta repren-
diéndoles y ordenando que los derechos de Alfonso Polo fuesen conserva-
dos58. Sabemos que el Emperador dio a Polo varias cartas de recomendación
con el fin de facilitarle el trabajo, como la dirigida al Duque de Sesa, fechada
en Valladolid a 13 de agosto de 152459. También, en el Bulario de la Uni-
versidad de Salamanca encontramos una carta de recomendación de Cle-
mente VII en favor de Alfonso Polo, fechada en Roma el 10 de mayo de
1525. En ella se le encarga imprimir las obras del Tostado, encargo acom-
pañado de la condición de que, en cuarenta años, sólo él pueda imprimir-
las60.
La labor tesonera de Alfonso Polo hizo realidad la definitiva impresión
de las obras del Tostado. González Dávila nos relata que en el viaje a Italia
una gran tempestad hizo zozobrar la nave que transportaba las obras del
Tostado, salvándose a nado los pasajeros. Se daban ya por perdidos los
manuscritos, cuando a la mañana siguiente, desde la costa, vieron como la
marea arrastraba el cofre que los contenía. Suceso que se juzgó como un
milagro y se dio noticia de él a la curia61.

57
A.G.S., Cámara de Castilla-Cédulas. Libro 69, f.178r-178v (publicado por L. Cuesta, “La
edición de las obras del Tostado, empresa de la corona española”, p. 238).
58
L. Cuesta, “La edición de las obras del Tostado, empresa de la corona española”, p. 238.
Hemos buscado en el Archivo de Simancas siguiendo la cita ofrecida por Luisa Cuesta. La
búsqueda ha sido infructuosa porque A.G.S., Cámara de Castilla-Cédulas, Libro 68, f. 48v, n o
corresponde al contenido que expone en su trabajo citado anteriormente.
59
A.G.S., Cámara de Castilla-Cédulas. Libro 68, f. 41 (publicado por L. Cuesta, “La edición
de las obras del Tostado, empresa de la corona española”, pp. 329-330).
60
V. Beltran de Heredia, Bulario de la Universidad de Salamanca (1219-1549), p. 231:
“Breve de recomendación de Alfonso Polo, encargado por el emperador de dirigir la edición
que se hacía en Venecia de las obras del Tostado, y prohibición de que ningún otro las imprima
durante cuarenta años. (Roma) 10 de mayo 1525 […]. Datum die decima maji 1525, anno
secundo. L. card. Sanctorum Quatuor. Duci Suesse, ex parte sanctitatis vestrae, mandatur
quatenus infra quadraginta annos non imprimantur libri quos imperator imprimi facit. Evan-
gelista”. Arm. 40, vol. 9, fol. 159, num. 195.
61
Cfr. G. González Dávila, Teatro eclesiástico de las Iglesias metropolitanas y catedrales de
los Reynos de las dos Castillas. Vidas de sus Arzobispos, y Obispos, y cosas memorables de
sus sedes, t. II, Pedro de Horna y Villanueva, Madrid, 1647, pp. 273-274. Alfonso Polo era el
encargado de la edición veneciana de las obras de 1527-1531 del Tostado y no hay que con-
fundirles, identificando al autor con el editor, como Agustín de Asís, que en el título de su
obra, ya citada, así lo hace: Ideas socio-políticas de Alonso Polo (El Tostado).
Introducción 39

Se ha pretendido retrotraer la gestión editorial de Alfonso Polo a 1557.


Así lo sostiene F. L. Suárez62, pero sin fundamento sólido. Según consta en
los prólogos que figuran al frente de varias de las obras publicadas entre
1527 y 1531, Alfonso Polo fue el que llevó a cabo su edición63. Por otra
parte, Ruiz de Vergara y Roxas y Contreras nos dicen que se embarcó Al-
fonso Polo en Barcelona rumbo a Italia, el 11 de noviembre de 152564, mu-
riendo en 1541, según atestigua Florencio Marcos65. No cabe pues la posi-
bilidad de que Alfonso Polo se encargase de la edición de 1557.

2. El texto que reproducimos de la repetición, De optima politia, es el de


la edición príncipe, como ya hemos advertido, impresa en Venecia en 1529.
En el mismo volumen en que se incluye, se hallan otras obras impresas tam-
bién en Venecia pero de fechas diversas, como acaece con las Paradoxae
quinque, que es de 150866.
En la amplia dedicatoria que a modo de proemio dirige a Fernando Val-
dés, antes del texto de la repetición De optima politia, Alfonso Polo hace
referencia a la condición de obispo de Orense y de miembro del Consejo de
la Inquisición67. Sabemos que fue nombrado para este último puesto en
1524 y que en 1547 es promovido al cargo de Inquisidor General68. Obispo
de Elna en 1524, pasa en 1529 a la Sede episcopal de Orense para ocupar
seguidamente, en 1533, la de Oviedo. Es, pues, entre los años 1529 y 1533
cuando Alfonso Polo escribe su dedicatoria, lo cual concuerda plenamente
con el año que figura en el Colofón, 152969.

62
Cfr. P. L. Suárez, “En el V Centenario de Alfonso de Madrigal”, Salmanticensis, 1955 (2),
p. 147.
63
Participamos de la opinión de Florencio Marcos (F. Marcos Rodríguez, “Los Manuscritos
de Alfonso de Madrigal conservados en la Biblioteca Universitaria de Salamanca”, pp. 24-
25).
64
Cfr. F. Roxas y Contreras, Historia del Colegio Viejo de San Bartolomé, p. 120.
65
Cfr. F. Marcos Rodríguez, “Los Manuscritos de Alfonso de Madrigal conservados en la
Biblioteca Universitaria de Salamanca”, p. 25.
66
Biblioteca Universitaria de Salamanca (sig. 55809).
67
F. Marcos Rodríguez, “El archivo universitario de Salamanca como fuente para documentar
la vida académica de Don Fernando Valdés y su fundación salmantina”, en Simposio ‘Val-
dés-Salas’ conmemorativo del IV centenario de la muerte de su fundador D. Fernando Valdés
(1483-1568). Su personalidad. Su obra. Su tiempo, Universidad de Oviedo, Oviedo, 1968.
68
Alfonso de Madrigal, De optima politia, p. 127, párr. 4: “Amplissimo antistiti Oriensi
Ferdinando a Valdes […] heretice pravitatis auditori”.
69
No hay criterio unánime respecto del número de las ediciones que siguieron a la edición
príncipe. Nicolás Antonio cita ocho ediciones (Venecia, 1507; Venecia, 1508; Venecia,
40 Nuria Belloso

El ejemplar de la relección De optima politia con el que hemos trabajado


está impreso en tinta negra, figurando en rojo, algunas palabras, en la por-
tada y el título de la obra con una pequeña presentación del autor que enca-
beza el folio primero. Las obras contenidas en este volumen van precedidas
de una dedicatoria de Alfonso Polo, excepto en la primera que es el Defen-
sorium trium conclusionum.
La repetición De optima politia consta de 10 folios numerados del 2 al
10. La numeración es arábiga, impresa en tinta negra, con caracteres góticos
y numerosas abreviaturas. Cada folio se distribuye en dos columnas de 76
líneas que ocupan cada una de ellas una superficie de 7’5 x 27’5 cms. El
folio 1 recto, el único que carece de numeración, corresponde a la portada
de la obra. En él se lee: “Am{o}enissimi ingenii omiumque disciplinarum
laude et humanarum rerum usu ac consilio instructissimi, divi Alphonsi
episcopi Abulensis fructuosissima repetitio De optima politia. In qua Platonis
et Socratis aliorumque priscorum philosophantium respublica tamquam
erronea ac bonis moribus repugnans excluditur. Et per naturales rationes qui
legislatores, quae leges et instituta ad veram et perfectissimam politiam requi-
rantur, et qualiter parari possint ostenditur. Et ubi, quando et quomodo ho-
minum perfectissime politizantium perfectissima generatio haberi possit
locupletissime demonstratur. Cum Gratia et Privilegio”.
El folio 1 vuelto contiene la presentación de Alfonso Polo. En el folio 2
recto, debajo del párrafo ya aludido de presentación, aparece un grabado
que representa a Alfonso de Madrigal, inclinado sobre una mesa llena de
libros, escribiendo. Tiene puesta la beca de colegial. A la derecha aparece su
escudo característico con las 3 bandas y las 6 estrellas. A su izquierda, un
ángel sobre una nube extiende hacia él su mano, como si quisiera significar
la aprobación de sus escritos. Al pie del dibujo se lee: “Hic stupor est
mundi, qui scibile discutit omne”.
Debajo de este dibujo, que se sitúa en cabeza de la primera columna, se
inicia la repetición hasta el folio 8 vuelto, en que comienza el Index Operis

1547; Venecia, 1595; Venecia, 1596, en 27 volúmenes; Colonia, 1613, en 13 volúmenes;


Venecia, 1615 y Amberes, 1551 (Cfr. Nicolás Antonio, Biblioteca Hispana Vetus, p. 259).
Palau y Dulcet omite algunas de las ediciones citadas por Nicolás Antonio como la de Venecia,
de 1595 y la de Venecia, de 1547 y cita, por el contrario, dos ediciones que éste no señala: la
de Venecia, de 1569, en 13 volúmenes y otra de Venecia, de 1728, en 27 volúmenes. Cfr. A.
Palau y Dulcet, Manual del librero hispanoamericano, pp. 58-59. José Simón Díaz cita seis
ediciones, entre las que figura una que no mencionan los dos autores anteriores: la de Venecia
de Petrus Liechtenstein de 1528. Cfr. J. Simón Díaz, Bibliografía de la Literatura Hispánica, t .
III, vol. II, C.S.I.C., Madrid, 1965, pp. 359-360.
Introducción 41

que finaliza en el folio 10 recto; en éste último se indica el año de impre-


sión: Finis. Anno 1529. Venetiis in {A}Edibus Petri Liechtenstein.
En el folio 8 vuelto, después de advertir que la relección queda
inacabada, desunt permulta, se lee a modo de colofón: “Divi Alphonsi
Tostati repetitio perutilis. De optima politia hic feliciter petit finem”. A
diferencia del resto de las obras contenidas en este volumen, en las que el
Index Operis figura al inicio de la obra, en la repetición De optima politia
está al final de la misma70.
A ambos lados de las dos columnas, en que está distribuido el texto en
cada folio, hay notaciones marginales, numeradas (del 1 al 227) procedentes
de Alfonso Polo, en las que las abreviaturas son más numerosas que en el
texto. Se trata de breves resúmenes del contenido de la repetitio. A veces
sólo figura el número, sin texto alguno. Muchas de ellas se repiten casi
literalmente en el Index Operis, que sigue el orden alfabético con indicación
del número de las anotaciones. La puntuación, que parece debida también a
Alfonso Polo, es bastante arbitraria usando preferentemente el calderón, el
punto y los dos puntos. Para mejor lectura y comprensión del contenido,
hemos puntuado el texto según las reglas actuales en uso.
El editor de la edición veneciana de 1596, Rainerius Bovosius, en su ad
lectorem Praefatio critica las notaciones marginales de Alfonso Polo en la
edición de 1507-1531 por ser varias de ellas inútiles, superfluas y vanas,
además de los errores ortográficos que descubre en las mismas71. Tipográfi-
camente estructura el texto por unidades temáticas articuladas en forma de
conclusiones, usando distinto tipo de letra.
La estructura de la repetición De optima politia es la típica de este tipo de
disertaciones académicas en el siglo XV. Se inicia con un tropo, muy del
gusto renacentista en el que Alfonso de Madrigal muestra su reconocida

70
Alfonso de Madrigal, De optima politia, fols. 8v-10r.
71
“In editione autem Operum, quae iam extabant, quid praestiterimus haud facile referre
possumus. Primum quidem sensus ac sententias multis in locis confusas ac depravatas maxima
qua potuimus diligentia ac studio reformavimus. Dein de multorum auctorum testimonio,
auctoribus ipsis, ex quibus desumpta erant, adhibitis, restituimus. Praeterea annotationes
marginales, quonam nonnullae superflue erant, quaedam inutiles et vanae, permultae falsae, et
quod magis refert, quamplurimae erroneae ac temerariae, ob idque ab auctoris mente, quae
semper pura, sancta et catholica fuit prorsus alienae, magna ex parte recidimus. Insuper cum i n
priori editione nulla orthographiae, nulla interpugnendi ratio habita fuerit, nullum adhibitum
diptongum, nihil sine stomaco legebatur. Nunc vero multa diligentia ac labore usi sumus ut
omnia mendis omnibus sublatis, recte, emendateque imprimerentur quo totum opus suae priva-
ti, ac decori restitutum prodiderit in lucem”. Ad lectorem Praefatio de Rainero Bovosio a la
edición de Venecia de 1596.
42 Nuria Belloso

erudición y su estilo grandilocuente y un tanto ampuloso. Expone a conti-


nuación el fragmento escogido de la Política aristotélica y pasa a examinar
el pensamiento de Platón en su República, sobre la comunidad de mujeres, al
que presta una especial atención. Formula luego sus propias conclusiones
–seis– y responde a los argumentos que pueden esgrimirse en contra de las
mismas. En el desarrollo de su discurso, Alfonso de Madrigal hace frecuen-
tes referencias incidentales a otros temas. Insiste tesoneramente en mostrar su
desacuerdo con la comunidad de mujeres platónica aduciendo que viciaría
todo sistema político por bueno que fuera.
Cumple las tres metas por él propuestas: comentar el pasaje escogido de
la Política de Aristóteles; formular sus propias conclusiones y rechazar los
argumentos contrarios a su tesis72. Y, además, promete tratar otros temas, de
los cuales, unos los trata incidentalmente, mientras que otros ni siquiera los
llega a examinar73. Tales temas a los que alude y que no llega a desarrollar,
bien pudo explicarlos en clase, en el curso de las lecciones ordinarias limi-
tándose a aludir a los mismos en el texto de la repetición, para encuadrar
mejor la cuestión central de la repetición: Quod sit optimum genus civitatis.
De los seis enunciados propuestos éste es el único que desarrolla.

3. Ya hemos apuntado que hemos tenido a la vista varias ediciones de las


obras de Alfonso de Madrigal. La que hemos seguido es la que lleva por
título Opera Praeclarissima Alphonsus Thostatus episcopus multis retro
annis a donnibus sacrorum litterarum pariter et iuris pontificii professoribus
desideratissime expectata […] in lucem edita. Vio la luz en Venecia, en la
imprenta de Pedro Liechtenstein. Varios lustros transcurrieron hasta poder
llevarla a cabo: empezada en 1505 no finalizó la impresión hasta 1531.
Consta de 16 volúmenes.
El texto del De optima politia corresponde al volumen editado en 1529.
Así figura en su colofón: Anno 1529. Venetiis in Aedibus Petri Liechtenstein.
Hemos utilizado el ejemplar de la Biblioteca Universitaria de Salamanca (sig.

72
Alfonso de Madrigal, De optima politia, p. 131, párr. 27: “Secundam operis partitionen,
priori pertransita, inchoemus et paragraphus super quem repetitionis huius tota fundatur
intentio ab Aristotele lib. II. Politicorum, id est, circa principium collocatur. Circa quam con-
siderarationem tria facere destinavi: primo, paragraphum commentarii; secundo, conclusiones
circa materiam eius declarare; tertio, argumentorum violentiam propulsare”.
73
Alfonso de Madrigal, De optima politia, p. 143, párr. 100: “Assumpti paragraphi necessi-
tas exigit diseri quid sit civis, et quid civitas. Et utrum civitas monarchica et aristocratica et
oligarchica et timocratica et democratica in spem idem sit. Utrum quemlibet civem fieri con-
tingat secundum quamlibet politiam et quid ad hoc quod quispiam civis sit requiratur, et quod
sit optimum genus civitatis”.
Introducción 43

55809), cotejándolo con el ejemplar que se halla en la Biblioteca Nacional


de Madrid (sig. 3053-51)74.

4. En la transcripción del texto latino de la repetición De optima politia,


hemos seguido las siguientes pautas:
1º Se desarrollan las abreviaturas.
2º La puntuacion del texto se hace según el uso actual.
Se suprimen los calderones que, en la mayor parte de las ocasiones, son
sustituídos por punto y aparte.
3º El diptongo ae, que en el texto aparece siempre sincopado en e, se
desarrolla, dejando constancia de ello en el aparato crítico. Así iustitie se
transcribe iustitiae.
4º La j se transcribe siempre por i.
5º La v y la u que, en el texto original aparecen respectivamente a
principio o en medio de la palabra, se transcriben por v y u, según el uso
habitual de los textos escolásticos latinos actuales.
6º Las palabras que aparecen con ortografía defectuosa o que presentan
incorrecciones morfológicas o defectos de composición que han de
atribuirse al cajista, se transcriben en forma correcta. En el aparato crítico se
inscribe como lemma la palabra correcta y a continuación, separada por el
signo ‘:’, la palabra tal como aparece en el texto original. Análogo proce-
dimiento se sigue cuando, en el texto, aparecen unidas palabras que deberían
ir separadas o se separan indebidamente partes de una misma palabra como
si fueran vocablos independientes.
7º Se suprimen las anotaciones marginales que figuran en el texto
impreso. No salieron de la pluma de Alfonso de Madrigal y han de
atribuirse a Alfonso Polo que preparó la edición.

74
Hemos tenido también en cuenta la ya citada edición veneciana de 1596: Alphonsi Tostati
Hispani, episcopi abulensis, Opera Omnia, quotquot in Scripturae Sacrae Expositionem et
alia, adhuc extare sunt ad Philippum II catholicum et invectissimum Hispaniarum et Indiarum
regem; editada per Baptistam et Bernardum Sesam. En su mayor parte fue impresa por Nico-
lini, ex tipographia Dominici Nicolini; el resto lo fue ex tipographia Rampazetana. Consta
de 14 volúmenes. El último se distribuye en dos partes: es el Indicis (sic) rerum omnium prae-
cipuarum quae in Commentariis ac operibus omnibus Alphonsi Tostati episcopi abulensis,
continentur auctore Francisco Fontano sacrae theologiae Magistro. Per Reverend. Rainerium
Bovosium Canon. Regul. Congreg. S. Salvatoris restituti et aucti. Pars prima, y el Indicis
(sic) in omnia opera Alphonsi Tostati episcopi abulensis. Pars secunda, Venetiis, ex typo-
graphia Dominici Nicolini 1596, realizado también por el ya citado Francisco Fontano.
44 Nuria Belloso

8º En cuanto al uso de las mayúsculas y minúsculas se siguen las reglas


actualmente en uso. Con mayúscula se transcriben siempre los nombres pro-
pios y también aquellos que tienen significación análoga (v.g., Lex Vetus,
Novum testamentum). En el aparato crítico se señalan los casos en los que, en
el texto que se transcribe, aparecen con minúscula. También tiene mayúscula
la primera palabra de un párrafo después de un punto; así como los títulos,
cargos, etc. Los adjetivos se escriben en minúscula (v.g., Episcopus abulensis
en lugar de episcopus Abulensis).
9º Los números se transcriben tal como aparecen en el texto, según la
numeración arábiga; excepto cuando se trata de la división de una obra en
libros, usándose entonces la numeración romana. El guarismo 1 en el texto
aparece siempre en la forma I y se transcribe por 1 o I según la clase de
numeración a la que pertenezca.
10º Los títulos de las obras van en cursiva y según se citan en el texto,
aunque corrigiendo los errores ortográficos.
En el aparato de citas, según los casos, se hace la referencia completa
según la edición crítica u otra que tenga garantías científicas o que, por su
antigüedad se acerca a la época de Alfonso de Madrigal.
Los autores latinos a los que no se señala edición crítica, son citados por
el texto fijado en la edición la Société d’Edition: Les belles lettres.
11º Hemos unificado immo e imo, escribiendo immo siempre; aunque
señalando, en el aparato crítico, los casos en que aparece imo.
12º Cuando un término tiene doble grafía, como tanquam, quanquam,
quandam, etc. (que en los textos latinos aparecen también como tamquam,
quamquam, quadam), se transcribe la que figura en el texto impreso.
13º Las referencias bíblicas que hace Alfonso de Madrigal se recogen en
el aparato de citas, según el texto de la Vulgata clementina. Seguimos el
modo habitual de citar, indicando el capítulo según la división que en el
siglo XIII hizo Esteban Langton y que sigue Alfonso de Madrigal, y el
versículo según la división que, en el siglo XIII, hizo Roberto Etienne y que,
por tanto, no pudo conocer Alfonso de Madrigal. No se consignan las
diferencias textuales de los fragmentos bíblicos que se recogen en la
repetición y el texto correspondiente de la Vulgata clementina por ser
facilmente contrastables aquéllas respecto de éste.
14º En cuanto a los datos complementarios, utilizamos las abreviaturas
usuales: conclus. (por conclusio), q. (por quaestio), lib. (por liber), cap. (por
capitulum), etc.
15º Hemos dividido el texto en secciones, dotando a cada una de ellas de
un título referente al contenido de la misma. También hemos procedido a la
numeración en párrafos del texto, comunes a la versión castellana y latina.
Introducción 45

16º Cuando se ha añadido alguna palabra, o parte de la misma, se indica


colocando entre corchetes lo añadido: [ ] Cuando, por el contrario, se ha
suprimido, se señala entre paréntesis angulares: ( ).
FUENTES Y BIBLIOGRAFÍA

1. Obras de Alfonso de Madrigal

a) Obras escriturísticas

1. Postilla brevis al Pentateuco; Manuscrito, Biblioteca Universitaria de


Salamanca (Mss. 13 y 2.504).
2. Commentaria in Genesim.
–Venetiis, per Gregorium de Gregoriis in Aedibus Petri Liechtenstein,
1507; Biblioteca Nacional (sig. 30.536).
–Venetiis, apud Io. Baptistam et Io. Bernardum Sessam, 1596; Biblioteca
del Colegio de los Ingleses de San Albano, Valladolid (sig. 3.000). Bi-
blioteca del Real Colegio Mayor de los Padres Agustinos, Valladolid (sig.
SD-267).
3. Commentaria in primam partem Exodi et Commentaria in secundam par-
tem Exodi.
–Venetiis, per Gregorium de Gregoriis in Aedibus Petri Liechtenstein,
1507-1531; Biblioteca Nacional (sig. 30.542).
–Venetiis, apud Io. Baptistam et Io. Bernardum Sessam, 1596; Biblioteca
del Colegio de los Ingleses de San Albano, Valladolid (sig. 3.001).
4. Commentaria in Leviticum.
–Venetiis, per Gregorium de Gregoriis in Aedibus Petri Liechtenstein,
1507-1531; Biblioteca Nacional (sig. 30.539).
–Venetiis, apud Io. Baptistam et Bernardum Sessam; Biblioteca del Cole-
gio de los Ingleses de San Albano, Valladolid (sig. 3.002). Biblioteca del
Real Colegio Mayor de los Padres Agustinos, Valladolid (sig. SD-268).
5. Commentaria in primam partem Numerorum et Commentaria in secundam
partem numerorum.
–Venetiis, apud Io. Baptistam et Io. Bernardum Sessam, 1596; Biblioteca
del Colegio de los Ingleses de San Albano, Valladolid (sig. 3.003).
6. Commentaria in Deuteronomium.
–Venetiis, per Gregorium de Gregoriis in Aedibus Petri Liechtenstein,
1507-1531. Biblioteca Nacional (sig. 30.545).
48 Nuria Belloso

–Venetiis, apud Io. Baptistam et Io. Bernardum Sessam, 1596. Biblioteca


del Colegio de los Ingleses de San Albano. Valladolid (sig. 3.004).
7. Commentaria in primam partem Iosue et Commentaria in secundam par-
tem Iosue.
–Venetiis, per Gregorium de Gregoriis in Aedibus Petri Liechtenstein,
1507-1531; Biblioteca Nacional (sig. 30.544).
–Venetiis, apud Io. Baptistam et Io. Bernardum Sessam, 1596; Biblioteca
del Colegio de los Ingleses de San Albano, Valladolid (sig. 3.004).
8. Commentaria in Iudices et Ruth.
–Venetiis, apud Io. Baptistam et Io. Bernardum Sessam, 1596; Biblioteca
del Colegio de los Ingleses de San Albano, Valladolid (sig. 3.005); Bi-
blioteca del Real Colegio Mayor de los Padres Agustinos, Valladolid (sig.
SD-269).
9. Commentaria in primam partem 1 Regum et Commentaria in librum 11
Regum.
–Venetiis, apud Io. Baptistam et Io. Bernardum Sessam, 1596; Biblioteca
del Colegio de los Ingleses de San Albano, Valladolid (sig. 3.006); Bi-
blioteca del Real Colegio Mayor de los Padres Agustinos, Valladollid
(sig. SD-270).
10. Commentaria in librum III Regum et Commentaria in librum IV Regum.
–Venetiis, apud Io. Baptistam et Io. Bernardum Sessam, 1596; Biblioteca
del Colegio de los Ingleses de San Albano, Valladolid (sig. 3.007); Bi-
blioteca del Real Colegio Mayor de los Padres Agustinos, Valladolid (sig.
SD-271).
11. Commentaria in primam partem Paralipomenom et Commentaria in
secundam partem Paralipomenon.
–Venetiis, per Gregorium de Gregoriis in Aedibus Petri Liechtenstein,
1507-1531; Biblioteca Nacional (sig. 30.543).
–Venetiis, apud Io. Baptistam et Io. Bernardum Sessam, 1596; Biblioteca
del Colegio de los Ingleses de San Albano (sig. 3.008).
12. Commentaria in primam partem Matthaei et Commentaria in secundam
partem Matthaei.
–Venetiis, per Gregorium de Gregoriis in Aedibus Petri Liechtenstein,
1507-1531; Biblioteca Nacional (sig. 30.546).
–Venetiis, apud Io. Baptistam et Io. Bernardum Sessam, 1596; Biblioteca
del Colegio de los Ingleses de San Albano, Valladolid (sig. 3.009); Bi-
blioteca del Real Colegio Mayor de los Padres Agustinos, Valladolid (sig.
SD 272-273).
Fuentes y bibliografía 49

13. Commentaria in tertiam partem Matthaei y Commentaria in quartam


partem Matthaei.
–Venetiis, apud Io. Baptistam et Io. Bernardum Sessam, 1596; Biblioteca
del Colegio de los Ingleses de San Albano, Valladolid (sig. 3.010).
14. Commentaria in quintam partem Matthaei y Commentaria in sextam
partem Matthaei.
–Venetiis, apud Io. Baptistam et Io. Bernardum Sessam, 1596; Biblioteca
del Colegio de los Ingleses de San Albano, Valladolid (sig. 3.01 l).
15. Commentaria in septimam partem Matthaei.
–Venetiis, apud Io. Baptistam et Io. Bernardum Sessam, 1596; Biblioteca
del Colegio de los Ingleses de San Albano, Valladolid (sig. 3.012).

b) Obras teológicas

1. Repetitio de statu animarum post hanc vitam.


–Venetiis, per Gregorium de Gregoriis in Aedibus Petri Liechtenstein,
1507-1531; Biblioteca Nacional (sig. R/31.301); Biblioteca Universitaria
de Salamanca (sig. 55.809).
De statu aninarum post hanc vitam.
–Venetiis, apud Io. Baptistam et Io. Bemardum Sessam, 1596; Biblioteca
del Colegio de los Ingleses de San Albano, Valladolid (sig. 3.012); Bi-
blioteca del Real Colegio Mayor de los Padres Agustinos, Valladolid (sig.
SD-274).
2. In librum paradoxarum.
–Venetiis, per Gregorium de Gregoriis in Aedibus Petri Liechtenstein,
1508; Biblioteca Nacional (sig. R/31.301); Biblioteca Universitaria de
Salamanca (sig. 55.809).
Paradoxae quinque.
–Venetiis, apud Io. Baptistam et Io. Bernardum Sessam, 1596; Biblioteca
del Colegio de los Ingleses de San Albano, Valladolid (sig. 3.012); Bi-
blioteca del Real Colegio Mayor de los Padres Agustinos, Valladolid (sig.
SD-274).
3. Repetitio de beata trinitate.
–Venetiis, per Gregorium de Gregoriis in Aedibus Petri Liechtenstein,
1529; Biblioteca Nacional (sig. R/31.301); Biblioteca Universitaria de
Salamanca (sig. 55.809).
50 Nuria Belloso

De Sanctissima Trinitate.
–Venetiis, apud Io. Baptistam et Io. Bernardum Sessam, 1596; Biblioteca
del Colegio de los Ingleses de San Albano, Valladolid (sig. 3.012); Bi-
blioteca del Real Colegio Mayor de los Padres Agustinos, Valladolid (sig.
SD-274).
4. Defensorium trium conclusionum.
–Venetiis, per Gregorium de Gregoriis in Aedibus Petri Liechtenstein,
1531; Biblioteca Nacional (sig. R/31.301); Biblioteca Universitaria de
Salamanca (sig. 55.809).
Defensorium trium conclusionum.
–Venetiis, apud Io. Baptistam et Io. Bernardum Sessam, 1596; Biblioteca
del Colegio de los Ingleses de San Albano, Valladolid (sig. 3.012); Bi-
blioteca del Real Colegio Mayor de los Padres Agustinos, Valladolid (sig.
SD-274).
5. Variae quaestiones, quarum quaedam ineditae.
–Manuscrito; Biblioteca Nacional (Ms. 16-B-18). Es un manuscrito pre-
vio a la impresión del Defensorium trium conclusionum y de la Repetitio
de beata Trinitate.
6. Tractatus super locura Isaiae. Ecce Virgo concipiet.
–Venetiis, per Gregorium de Gregoriis in Aedibus Petri Liechtenstein,
1507-1531; Biblioteca Nacional (sig. R/31.301); Biblioteca Universitaria
de Salamanca (sig. 55.809).
In locum Isaiae. Cap. VII. Ecce Virgo concipiet.
–Venetiis, apud Io. Baptistam et Io. Bernardum Sessam, 1596; Biblioteca
del Colegio de los Ingleses de San Albano, Valladolid (sig. 3.012); Bi-
blioteca del Real Colegio Mayor de los Padres Agustinos (sig. SD-274).

c) Obras morales

1. Tractatus contra sacerdotes concubinarios.


–Venetiis, per Gregorium de Gregoriis in Aedibus Petri Liechtenstein,
1507-1531; Biblioteca Nacional (sig. R/31.310); Biblioteca Universitaria
de Salamanca (sig. 55.809).
Contra clericos concubinarios.
–Venetiis, apud. Io. Baptistam et Bernadum Sessam, 1596; Biblioteca del
Colegio de los Ingleses de San Albano, Valladolid (sig. 3.102); Biblioteca
Fuentes y bibliografía 51

del Real Colegio Mayor de los Padres Agustinos, Valladolid (sig. SD-
274).
2. Brevis formula confessionum ad rudium instructionem.
–Manuscrito; Biblioteca Nacional (Ms. 4.183=P-75).
Forma de confession o Confesional
–Manuscrito. Biblioteca Nacional (Ms. 4.202=P-74).
3. Libro intitulado las catorze Cuestiones del Tostado.
–Burgos, 1545; Biblioteca Nacional (sig. R/6.482); Cuestiones IV y XI.
Libro intitulado las catorze Cuestiones del Tostado.
–Anvers, 1551. Biblioteca Nacional (sig. R/ 14.299). Cuando nos refe-
rimos a las Cuestiones IV y XI citamos por la edición de Obras escogidas
de filósofos, prólogo de Alfonso Castro, vol. 65, Madrid, 1913, pp. 144-
152.

d) Obras socio-políticas

1. De optima politia.
–Venetiis, per Gregorium de Gregoriis in Aedibus Petri Liechtenstein,
1529; Biblioteca Nacional (sig. R/31.301); Biblioteca Universitaria de
Salamanca (sig. 55.809).
De Optima Politia.
–Venetiis, apud. Io. Baptistam et Io. Bernardum Sessam, 1596; Biblioteca
del Colegio de los Ingleses de San Albano, Valladolid (sig. 3.012); Bi-
blioteca del Real Colegio Mayor de los Padres Agustinos, Valladolid (sig.
SD-274).
De optima politia.
–Venetiis, apud Nicolaum Pezzana, 1758; Biblioteca del Real Colegio
Mayor de los Padres Agustinos, Valladolid (sig. SD 275-290).
2. Brevyloquyo de amor e amiçiçia.
–Manuscrito h-II-15 de la Biblioteca de El Escorial (texto en castellano).
–Manuscrito 2.178 de la Biblioteca Universitaria de Salamanca (texto en
castellano); Manuscrito de la Biblioteca Catedralicia de Burgo de Osma
(texto latino).
3. Tratado del amor.
–Manuscrito; Biblioteca Nacional (Ms. 12.672-Ff- 118). Es lo mismo que
el Tratado de como al ome es necesario amar.
52 Nuria Belloso

4. Tratado de como al ome es necesario amar.


–Manuscrito; Biblioteca Nacional (Ms. 13.042-Dd-61). Esta obra ha sido
publicada en Opúsculos literarios de los siglos XIV a XVI, Sociedad de
Bibliófilos Españoles, Madrid, 1892, pp. 219-244.

e) Obras de mitología

1. Tratado sobre el Eusebio de las Crónicas o tiempos.


–Salamanca, 1506-1507; Biblioteca Nacional (sig. R/14.417-22).
2. Libro intitulado las catorze Cuestiones del Tostado.
–Burgos, 1545; Biblioteca Nacional (sig. R/6.482).
Libro intitulado las catorze Cuestiones del Tostado.
–Anvers, 1551; Biblioteca Nacional (sig. R/ 14.299). (A excepción de las
Cuestiones IV y XI que son de temática moral).
No recogemos los muchos manuscritos de Alfonso de Madrigal que se
conservan en la Biblioteca Universitaria de Salamanca que no dicen relación
con el tema que estudiamos.

2. Otras fuentes

a) Inéditas

1. Catálogo y sumario breve de las personas que han sido colegiales en el


insigne colegio de San Bartolomé de Salamanca.
–Manuscrito; Biblioteca Nacional (Ms. 7.122).
2. Índice de manuscritos de los quatro Colegios Mayores de Salamanca.
–Manuscrito; Biblioteca Nacional (Ms. 20.619).
3. Indice de los libros Ms. que estaban en los Colegios Mayores de Sala-
manca.
–Manuscrito; Biblioteca Nacional (Ms. 4.404).
4. Índice de los Manuscritos de los Colegios Mayores de Salamanca.
–Manuscrito; Biblioteca Nacional (Ms. 18.037).
5. Brufau Prats, J., D. Diego de Muros y el Colegio Mayor de San Salvador
de Oviedo de Salamanca; Archivo Sala Balust, Salamanca.
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sobre la refutación de varias proposiciones de Alfonso de Madrigal.

b) Impresas

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bliotecas y Museos, Madrid, 1950 (56), pp. 329-330).
–Libro 68, f. 48v (publicado por L. Cuesta, “La edición de las obras del
Tostado, empresa de la corona española”, Revista de Archivos, Bibliote-
cas y Museos, Madrid, 1950 (56), p. 328).
–Libro 69, L 178r.-178v (publicado por L. Cuesta, “La edición de las
obras del Tostado, empresa de la corona española”, Revista de Archivos,
Bibliotecas y Museos, Madrid, 1950 (56), p. 328).
A.G.S. Estado. Cédulas.
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cas y Museos, Madrid, 1950 (56), pp. 325-326).
–Legajo 27 (publicado por L. Cuesta, “La edición de las obras del Tos-
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Catolicismo en España. Análisis sociológico, Madrid, 1985, pp. 233-269.
Viana, G., El sol de nuestra España y la luz grande la Iglesia. El Abulense.
Melchor Sánchez, Madrid, 1670.
Viera y Clavijo, “Elogio de D. Alonso Tostado”, en Obras escogidas de
filósofos, t. 65, Prólogo de Adolfo Castro, Madrid, 1913, pp. 141-143.
Villanueva, J., Viaje literario a las Iglesias de España, t. 20, Madrid, 1802-
1851, pp. 159-160.
Villar y Macías, M., Historia de Salamanca, 1ª reimpresión, Salamanca,
1974; III: Desde la fundación de la Universidad al señorío de doña
Constanza; V. Desde el Corregimiento del Almirante al señorío del prín-
cipe don Juan.
Ximénez de Prexamo, P., Floretum Saneti Matthaei, Hispali, 1491.
Zarco Cuevas, J., Catálogo de manuscritos castellanos de la Real Biblioteca
de El Escorial, t. I, Madrid, 1924, p. 195.
ALFONSO DE MADRIGAL
“EL TOSTADO”

EL GOBIERNO IDEAL

TEXTO CASTELLANO
EL GOBIERNO IDEAL1

1.- Provechosísima relección De optima politia del sapientísimo divino


Alfonso, Obispo abulense, de muy agradable ingenio, celebrado en todos los
saberes por el conocimiento y la práctica de todo lo humano.
2.- En ella se rechaza, como errónea y opuesta a las buenas costumbres,
la república de Platón y de Sócrates y de otros filósofos antiguos. Y se
muestra por naturales razones cuáles son y cómo pueden obtenerse los
legisladores y las leyes e instituciones que se requieren para la verdadera y
perfectísima comunidad política. Asimismo se demuestra muy profusamente
dónde, cuándo y de qué manera puede lograrse una generación perfectísima
de hombres perfectísimos dedicados a la política.
3.- Con gracia y privilegio.

1
Traducción del texto de la primera edición: Venetiis, in Aedibus Petri Liechtenstein, 1529;
Biblioteca Universitaria de Salamanca (sig.: 55809).
68 Alfonso de Madrigal “el Tostado”

PRÓLOGO DE ALFONSO POLO

4.- Alfonso de Polo saluda al muy insigne obispo de Orense, Fernando


de Valdés, excelentísimo doctor en derecho cesáreo y pontificio auditor del
tribunal del Santo Oficio.
5.- Muy extendida está la opinión de Platón, reverendísimo Padre, según
la cual las repúblicas serían felices si los sabios las gobernasen, y sucediese
que los rectores de las mismas se esforzasen en adquirir la sabiduría. Cierta-
mente, esta sabiduría se traduce en el conocimiento del derecho, por el cual
los reyes reinan y los legisladores determinan lo justo. Quienes sobresalen en
ella dan celebridad a su patria y a sus antepasados, rigen las ciudades y los
pueblos con equidad y justicia y, al administrar la república, saben gober-
narla honradamente y sin cometer injusticia sobre nadie.
6.- Uno de estos eres tú, justísimo Padre, quien, augurándolo la
naturaleza, desde la adolescencia debías llevar las riendas de muchos pueblos
y supiste que debías tomarla como esposa, convirtiéndote en amante de su
belleza. Así, habiendo salido del ínclito Colegio Salmanticense como de un
océano de leyes y cánones, desbordante de fertilidad perenne, entre todos los
sabios tanto sobresales como suelen sobresalir los cipreses entre los flexibles
viburnos. Tú te encuentras en la perfecta cima de todas las disciplinas
mientras que nosotros nos afanamos estando apenas en el primer peldaño.
Tú recorriste el estrecho sendero de la virtud, nosotros intentamos movernos
a paso de tortuga y de hormiga.
7.- Finalmente, la condición de tus virtudes y la integridad de costumbres
es tal que has sido constituido pastor de la grey del Señor, que, sin embargo,
por tu virtud, ya habías merecido antes de que lo recibieras. Por esto ha
acaecido oportunamente que para mí sea obvio que seas tú a quien, por
nuestra vieja amistad, dedicara yo esta elucubración acerca de la República.
Pues he llegado hasta aquí cansado ya, debido a la enorme mole de trabajos
y casi extenuado a causa de la tan laboriosa y tan molesta corrección de los
libros para llevarla hasta el final y poder servir de provecho a la utilidad
común. En medio de grandes peligros y entre diversas calamidades de los
tiempos, encontrándome entre la espada y la pared, no tuve compasión de mi
vida. Aún cuando en cada asunto existan tantos pareceres como personas, sé
que no ha de faltar el parecer favorable de quienes están gustosamente de
acuerdo con mis trabajos y que tampoco ha de faltar la opinión de quienes
estén dispuestos a reprobarlos; los cuales, según su costumbre, aunque nunca
aprendieron a atribuirlo a la república de las letras, con todo una sola cosa
aprendieron muy bien en la que han llegado a ser artífices y maestros insig-
El gobierno ideal 69

nes, cual es menospreciar los estudios y conocimientos de los demás, vili-


pendiar las letras, criticar sin razón los poemas y denigrar tantas vigilias
trabajadas.
8.- Con todo, para provecho de muchos ha de iniciarse algo y llevarlo a
cabo para que los sabios y los ignorantes puedan juzgarme. Por lo cual, si en
alguna cosa me excedo y no satisfago la opinión que muchos tienen de mí,
el amigo lector deberá considerar no lo que he hecho sino lo que otros no
pudieron ofrecer; también deberá tener en cuenta la dificultad de la empresa
y el inmenso peso que conlleva, que es no ligero a los hombros de Atlante.
Pues, además de la incuria de los impresores que no sólo invierten letras y
sílabas, sino también cambian las dicciones y ponen una palabra por otra y
suelen omitir muchas cosas, había tantos ejemplares tan defectuosísimos que
si yo no me hubiera entregado a enormes y pesadísimos trabajos, más prove-
chosos a la república que a mí, para enmendar el mismo texto, la descon-
fianza me hubiera empujado a desistir totalmente de la obra iniciada y casi
irrealizable.
9.- En esta materia, quienes esto lean os serán a la vez deudores a ti y al
ilustrísimo licenciado de Santiago, senador intachable. Creo que os habéis de
alegrar no poco por vuestra persuasión a través de las muchas palabras de
ánimo que me disteis para que emprendiera esta tan difícil tarea. Pues con-
fieso que a decir verdad, de la misma forma que Platón escribió que Dios
había exultado de gozo una vez creado el mundo, así yo me veo inundado de
no poca alegría al contemplar que nuestros trabajos no han sido inútiles, ni
me he de arrepentir de ellos al ver que los comentarios del Abulense, lleva-
dos a cabo a lo largo de prolongadas vigilias, circulan por todas partes en las
bocas y en las manos de los hombres; cuando ya la fama de su nombre se
extendió por casi todo el orbe hasta el punto de que los disertantes escolásti-
cos y los expositores de la divina palabra corren por doquier tras la fragan-
cia de sus obras. Pero que sean otros los que enjuicien nuestras elucubracio-
nes.
10.- Por lo que a mí respecta, sé que, según mis fuerzas, he trabajado sus
comentarios sobre la antigua y la nueva Ley, los he sacado a la luz desde los
lugares más recónditos para conocimiento de todos y, habiendo comparado
varios ejemplares, he reconstruido el texto primigenio. Habiendo llegado
con la ayuda de Dios hasta el fin, me he esforzado también en salvar de la
destrucción muchos opúsculos ajustados, lúcidos y raros del mismo autor,
que hasta ahora se daban como destruidos.
11.- En esto he seguido la costumbre de los que el vulgo llama vocingle-
ros del vino, quienes ciertamente, según el testimonio de la experiencia,
suelen ofrecer y dar a beber un poco de vino en una copa que sólo ha de
tocarse con el borde de los labios, para que, a quienes agrade lo gustado, se
70 Alfonso de Madrigal “el Tostado”

animen a beber más e inviten a los demás. Así, esperamos verdaderamente


que ha de acaecer que los que en estos escritos beban como si de un río se
tratare, la suavidad de la doctrina del Abulense y, se enciendan con ardor
creciente, desconozco hasta qué punto, con todo el corazón gravándolo en el
espíritu, se han de degustar ampliamente estos comentarios de la nueva y
antigua ley, como se satisface la sed de una exuberante fuente.
12.- Sin embargo, faltan, en esta parte, no pocos opúsculos, a saber,
Acerca de las cinco leyes, Acerca del origen y de la distinción de las juris-
dicciones, Acerca de los concilios generales, Acerca del amor y de la amis-
tad, Acerca de la monarquía, Acerca del valor de las indulgencias, Acerca
de las prescripciones, Acerca del poder del Papa, Acerca de la reforma de la
Iglesia, Acerca del error del calendario, y muchos otros a los que con
frecuencia el autor remite al lector, y que después de larga y cuidadosa bús-
queda no pudieron encontrarse.
13.- Esta elucubración sobre la república, llegó a mis manos menos ínte-
gra de lo que debiera, porque no pudimos encontrarla en parte alguna más
que mutilada y a medias. Puesto que, si se poseyera perfecta tal como salió
de las manos del autor, no habría nada que alguien deseare saber más acerca
del gobierno de la república.
14.- Así pues, doctísimo Prelado, recibe benignamente esta exigua obra y
estas nuevas producciones que te envío desde Venecia. Si sosegado quisieras
examinarlas y manejarlas más diligentemente, quizá junto al atractivo de la
novedad, por la múltiple variedad e importancia de las cosas, no las tendrás
en menor estima que las perlas de la India o las grandes perlas de Cleopatra.
15.- Adiós y cultiva nuestra amistad.
REPETICIÓN EL SISTEMA DE GOBIERNO IDEAL

16.- Comienza felizmente la brillantísima Repetición, cuyo título es El go-


bierno ideal del clarísimo y divino filósofo Alfonso Tostado, Obispo de
Ávila, en otro tiempo Chanciller Mayor y Capellán del Serenísimo Juan II,
rey de Castilla y de las Españas, y Presidente del Consejo Real.

INVOCACIÓN INTRODUCTORIA

17.- Poco ha, cosa muy frecuente en los adolescentes, estando ardiente-
mente sediento de los arcanos de la sabiduría, al dirigirme al Parnaso de
doble cima y sentarme durante algún tiempo al pie del monte, veía los coros
de las musas que recorrían las cimas del Parnaso, estando yo conmovido en
lo más profundo del alma por los dulces cantos; vi también que los ríos
pegasos, brotando de la fuente Castalia, rodeaban al monte Helicón entero; y
como sea que, ignorante de mí, pensara que los coros que había visto eran de
ninfas, o creyera que eran hamadríades u oréades, y en mi osadía juvenil me
dispusiera a mezclarme a sus danzas, de repente, con bronco grito estrepi-
toso, se oyó una voz horriblemente aterradora: los hombres y los animales
no toquen el monte; porque el que tocare el monte será apedreado o atrave-
sado por flechas. El coro de las musas no quiere que haya varones que las
vean. Este juego es sagrado. Manténgase lejos todo espectador.
18.- Pero yo, cuya interna fuerza de ánimo sacudida por el miedo se ha-
bía derrumbado por el fragor de la horrísona voz, me detuve un instante. Y
en ese momento, reconociendo en primer lugar que eran los coros sagrados
de las musas los que había visto, me ruboricé vehementemente de mi irreve-
rencia. Y puesto que con la repulsa nace el amor y todos nos esforzamos en
conseguir lo prohibido, deseando siempre lo que se nos niega, de nuevo, con
mayor deseo, me encendía a contemplar lo que la dignidad de las Musas me
había prohibido. Porque veía correr por los amenos parajes del Parnaso,
aquellos ríos sobremanera tranquilos y transparentes, sólo por esto inaccesi-
bles a mí, infeliz, según estaba decidido por aquél entonces. Contemplaba y
al mismo tiempo ardía, y con el solo deseo me consumía; suspirando con
lastimeras voces decía: ¿quién puede darme poder beber con mi sedienta
72 Alfonso de Madrigal “el Tostado”

boca al menos una gota de aquella deliciosísima fuente? ¿quién me dará alas
como las palomas para que vuele a la fuente Castalia y descanse? ¡Oh altane-
ros crueles! ¿Quién de vosotros, al menos por su mayor clemencia, podría
proporcionarme a mí, que he de morir, un sorbo insignificante de la dulcí-
sima fuente para que fuera posible encerrar juntos la vida y el sorbo? Oh
deseadísima fuente que con justicia debe ser conquistada al precio de la
propia vida. ¡Quién pudiera concederme que al menos pueda dirigirme a ti!
19.- Al lanzar vanamente una y otra vez con anhelantes suspiros éstas y
otras semejantes lamentaciones que el mismo dolor había producido en mi
deseoso ánimo, me volvía de nuevo, con el pecho jadeante y la mente ar-
diente, a contemplar las deseadas danzas de las musas. Veía lo que era dulce
de ver, si se me hubiera permitido acercarme. Veía a Urania, la principal de
las musas, mirando a ambos polos del Olimpo, señalar con su certísimo
compás el ocaso y el nacimiento de los astros. A ella, como señora se unía el
grupo de las ocho hermanas, cada una de las cuales según su propio oficio,
hacía resonar sus dulces acordes en aquella danza feliz. Yo en cambio,
puesto que el amor me hacía fuerte, porque el amor es más fuerte que la
muerte y el fuego más que las lámparas, deseando con todo corazón, vencer
con ahínco, la ley de las Musas, que prohibía subir al Parnaso, porque el
amor desconoce la ley y es para sí mismo la más fuerte ley, con todo, supli-
cante hablé a los coros de las Musas con estas palabras:
20.- ¡Oh, Musas piadosas!, vosotras solas por la belleza del lugar estáis
por encima de todo lo que por los mortales se pueda pensar; vosotras, que
sois felices por la prerrogativa de la sabiduría, suavizad vuestra durísima ley
para que me sea permitido a mí, suplicante, degustar el líquido ameno de
vuestra fuente y participar en vuestras felices danzas. Que yo no haya vene-
rado vuestras deidades como era conveniente, se ha de atribuir a mi ignoran-
cia juvenil, no a propósito deliberado; ¡Por Hércules! obré con ignorancia.
Por todo ello debo merecer perdón. Yo no soy como Pyneo que, al venerar
con rostro engañoso vuestras deidades después de haber recibido hospitali-
dad y paz, se dispuso a emplear la violencia y, como un salvaje, cerró las
puertas. No soy como Prometeo, hijo de Jápeto, que, después de haber ro-
bado el fuego, para que atado a la roca del Caúcaso, merezca ser desgarrado
por feroces águilas o buitres. Ni he mirado los miembros de Diana desnuda
para merecer ser despedazado por los perros Eteonios. Ni, como Ixión, he
solicitado el pudor de la casta Juno para que debiera caer rodando, con una
rueda, al abismo. Ni, como Vulcano, hijo de Tritón, he intentado mancillar la
virginidad de Minerva, para cojear con las piernas destrozadas. Ni soy Tán-
talo, que administraba engañosamente nefandos alimentos a los dioses. Me-
rezco, pues, alimentar de vuestra dulcísima fuente mi eterno ayuno. Por eso,
compadeceos de mí. Una vez más, clementísimas Musas, compadeceos de mí
El gobierno ideal 73

y haced que mi ánimo anhelante participe de vuestras danzas y beba con vo-
sotras de la fuente Castalia.
21.- Dichas de algún modo esas cosas, tal como sugería el ímpetu de mi
deseo, el coro de las Musas quedó moderadamente en silencio. Después, la
mayor de todas las hermanas, comúnmente llamada Urania, con el consenti-
miento de las hermanas, habló de esta forma: somos vencidas por los ruegos
de los que suplican, ni está bien que nuestro poder rechace a los que nos
suplican; sea perdonada tu ignorancia hasta este momento; con todo, en
adelante cultiva con mayor confianza el poder de las Musas. Entonces, al
descender con pasos alegres los amenos parajes del Parnaso de doble cima,
confortado, por mandato de las Musas, con beber de la tanto tiempo deseada
fuente Castalia, feliz entré a formar parte, según me parecía de los coros de
las Musas.
22.- Como quiera que en aquel sagrado y ordenado círculo estuviere a
juicio de las mismas Musas, suficientemente instruido, dice la maestra de
todas: En esto, dice, has avanzado para que se te considere digno en tu ma-
gisterio y puedas, de la abundancia del corazón, derramar sobre los demás,
las aguas de Pegaso que antes ardentísimamente habías deseado. Por tanto,
para que te sientas más ligado a nuestra gracia, por el poder y la autoridad
de las Musas, se te concede el grado del magisterio y se te impone el deber
de enseñar para que, por los polos del mundo, divulgues nuestros elogios.
23.- Apoyado en la autoridad de los decretos divinos, comencé a hablar
como conviene, no trémulo como antes solía, sino con gran confianza. Y,
puesto que, según la autoridad del gran filósofo, todo lo que se mueve es
movido por otro, y que todo lo que se hace, se hace por otro, como sea que
deseo regirme por el deber impuesto por las Musas, es preciso que yo sea
regido por otro. Y porque toda natural subordinación está concatenada a
uno, he pensado que a nadie ha de caber la duda de que por este uno ha de
llevarse a cabo la dirección si ella tiene lugar.
24.- Con todo, acerca de aquel uno que en esta dirección debe invocarse,
se ha dado la opinión discorde de algunos. Sin duda, sea lo que fuere aque-
llo que dirige todas las cosas, aquello que anuda la armonía del universo, está
claro que es potentísimo y dignísimo de sumo honor. Para que la frecuente
repetición del nombre no llevare al desprecio, dije que ocultar el nombre era
lo más santo. Así, por cierto, los antiguos arcades, que juzgan que las
asambleas han de realizarse a plena luz, según el testimonio de Ovidio en los
libros de los Fastos, al descubrir la divinidad suprema en los lugares más
ocultos de la tierra donde existe el mayor silencio, para que no comenzase a
despreciarse si llegaba a conocimiento del vulgo, decretaron de común
acuerdo que no la nombrase; si bien, algunos posteriormente, dándola a
74 Alfonso de Madrigal “el Tostado”

conocer, la denominaron Demagorgón, dios al que declaran ser el origen y


el principal de todos.
25.- Éste es, en efecto, el nombre que las Furias infernales quisieron que
se silenciase, pues, al hacer su invocación, tiembla la tierra y las mismas
diosas, con sólo nombrarlo, quedan aterrorizadas. Por ello, según Lucano, en
el libro VI de La guerra civil entre Julio César y Pompeyo, Ericto, la famosí-
sima maga de la región de Tesalia, al ver las Euménides de larga cabellera,
las tres Furias infernales, inexorables a sus ruegos, se vio obligada a invocar a
aquel gran dios quien castigó a la temblorosa Erynna y consiguió finalmente
lo solicitado. Y con esto no sólo se hizo un juicio humano sobre el dios, sino
que también decretó que las mismas otras cosas que se consideraban
dignísimas, quedaran sin nombrarse. Así por ejemplo, Roma que, por cierto
juicio de los ítalos, debía estar al frente de todas las ciudades, recibió el nom-
bre que tiene, prohibiéndose, por mandato de los dioses, que llegase a cono-
cimiento de la muchedumbre; pero un tal Valerio Sorano porque en contra
de la prohibición divina lo divulgó, fue condenado a muerte. Sobre este
punto, Solino en el capítulo I del Polyhistor, que trata de la ciudad de Roma,
dice lo siguiente: Se cuenta también que el propio nombre de Roma más que
nunca fue prohibido publicarlo a la multitud, para que no se enunciara san-
cionaron los arcanos de las ceremonias con el mismo fin, para que, de esta
manera, la confianza del silencio querido aboliese su noticia. Después Vale-
rio Sorano, que contra aquella prohibición se había atrevido a hablar, a causa
de la palabra profanada se le dio muerte. Afirmen lo que bien les parezca y
según la diversidad de opiniones, existan diversos y discordantes pareceres.
Porque yo estoy firmemente de acuerdo con mi Platón, quien dijo que tam-
bién en las cosas más pequeñas ha de invocarse el auxilio divino. Brotan de
mí estas rudas pero afectuosas palabras:
26.- Puesto que tú, justo moderador del Olimpo, lo puedes todo.
Tú, que estableces la armonía de los seres vinculándolos.
Tú haces que Arturo no bañe sus llamas en el Océano.
Y que, aunque lento, el enemigo mueva sus carros.
Tú provocas las lluvias Hyadas y a Orión armado.
Con tus palabras haces que todo se ajuste a tu eterna ley.
Tú, que oscureces lo tenebroso en el punto más elevado de los seres,
despierta la mente oscurecida por la errante niebla de la noche.
Si tú no otorgas esto, no se despojará de negras preocupaciones.
El gobierno ideal 75

DEL TRATO DEBIDO ENTRE LOS CIUDADANOS

27.- Habiendo recorrido la primera parte, iniciemos la segunda. Y al


principio se pone el texto de esta repetición sobre el que se fundamenta todo
el ejercicio; pertenece al libro II de la Política de Aristóteles. Acerca de esta
reflexión me he propuesto hacer tres cosas; primero, comentar el texto;
segundo, exponer las conclusiones sobre su contenido; y, tercero, rechazar la
fuerza de los argumentos.
28.- Acerca de lo primero, el texto del que tratamos, empieza así: Es pre-
ciso que todos los ciudadanos tengan parte en todo, o en nada o en algunas
cosas sí y en algunas cosas no. Por consiguiente, es cosa manifiesta que es
imposible participar en nada.
29.- El gobierno es una forma de participación. Y primeramente es nece-
sario participar de un lugar; por cierto, el lugar de una ciudad es uno solo.
Después de que el Filósofo, en el libro I de su Política, tratara de algunos
principios de ciertas formas de gobierno, a saber, exponiendo cuántos eran
los modos de participación, tanto en el ámbito político como en el ámbito no
político y también algunas propiedades de las participaciones que eran más
económicas que políticas, en el libro II trata de la misma participación pura-
mente política, puesto y en razón de que la intención del político es hallar la
mejor participación política.
30.- Digo que lo mejor o lo es absolutamente o por relación a otro. Y tal
consideración se alcanza más copiosamente cuando se examinan las opi-
niones de muchos. De ahí que en este libro II, incluya muchas formas de
gobierno que responden al pensamiento de otros; entre otras, trata en primer
lugar la de Sócrates y Platón, bien porque son los más renombrados respecto
de los demás filósofos, bien porque llegó a la conclusión de que había que
tratar de los maestros del mismo Aristóteles.
31.- Como introducción a la misma hizo una previa afirmación universal,
que se contiene en el texto citado al decir que el primer principio para los
que investigan en la temática política acerca de la mejor forma de gobierno
es que es preciso que los ciudadanos participen. En consecuencia, o los
ciudadanos participan en todo de tal manera que nada es de un solo ciuda-
dano sin que lo sea de otro como en lo referente a las posesiones, el ali-
mento, la casa y los hijos, o no participan en nada, o participan en algo y en
algo no. Que en nada participen es imposible, porque al menos los ciudada-
nos participan del lugar, porque los que no habitan el mismo lugar no son
ciudadanos, puesto que los que habitan diferentes regiones de la tierra, aun-
que hayan hecho entre ellos pactos de paz y convivencia, no son ciudadanos
ni conciudadanos.
76 Alfonso de Madrigal “el Tostado”

32.- Además, lo dicho repugna en gran manera al significado del nombre


de ciudadano, puesto que ciudadano se refiere a gobierno, y gobierno cons-
tituye cierta participación. En consecuencia es preciso que los ciudadanos
participen de algo.
33.- De la misma manera, si los ciudadanos no participan de nada, no hay
razón por la que no podamos reconocer que todos los hombres son con-
ciudadanos. Pero nadie a no ser que esté loco está de acuerdo con esto. Por
consiguiente, los ciudadanos participan de algo.
34.- Igualmente, toda ciudad cualquiera que sea su forma de gobierno, es
decir, tanto si es aristocrática, monárquica, oligárquica, timocrática o demo-
crática, necesita de leyes, como es harto sabido por todos. Pero si los ciuda-
danos no participaran de nada, no serían necesarias las leyes. Luego, es nece-
sario que los ciudadanos participen. El antecedente está claro, a saber, que si
los ciudadanos no participaran, no tendrían necesidad de leyes. Porque las
leyes dirimen las peleas que nacen de la diversa participación. El contrato,
por hablar en términos políticos, es toda convención establecida entre varios
que se ha hecho firme por común deliberación.

CONSTITUCIÓN DE LAS PRIMERAS CIUDADES

35.- Para una explanación más amplia de esto añadamos algunas breves
dudas. La primera de ellas sea ésta: quiénes fueron los que primero funda-
ron las ciudades o cómo éstas se fundaron primero. Pero debido a esta
misma investigación nos hundimos en una fosa profundísima, cual es la de si
el mundo fuere eterno. Porque cuando preguntamos a alguien que se atri-
buye el nombre de filósofo, quién fundó primero una ciudad, responderá
que no ha existido un primer fundador de la ciudad, sino que las ciudades
existen desde siempre. Dirá que, así como no se da en ellos el primer hom-
bre, ni el primer tiempo, ni, algo primero en el comienzo de las cosas natu-
rales, de análoga manera tampoco las ciudades existen desde poco tiempo,
sino que son eternas. Sin embargo, esto no podrá mantenerse en pie incluso
por los mismos que imaginan la eternidad del mundo. Porque no se halla la
misma razón de ser en las ciudades y en las cosas hechas artificialmente que
en los seres engendrados naturalmente. Pues ellos mismos dicen que no ha
existido el primer hombre, porque no saben dar razón del modo cómo el
primer hombre fue engendrado, puesto que, en realidad, tal y como ellos
piensan, es propio de una potencia infinita producir el primer hombre, y el
primer tiempo y el primer movimiento. Porque todas estas cosas presuponen
la creación y prueban que la potestad es infinita. Pues si existió el primer
El gobierno ideal 77

movimiento, consiguientemente éste no existía antes de la materia, puesto


que la materia no existe sin movimiento; y si antes no existía y después exis-
tió, como sea que ella no puede proceder de otro, al ser la misma el funda-
mento del que proceden todas las cosas, es necesario que haya sido produ-
cido de la nada, producción que todos llaman creación.
36.- No es ambiguo exigir que esta potencia sea infinita, pero todos los
filósofos niegan que sea infinita, como se deduce suficientemente del libro
VIII de la Física, donde Aristóteles quiere que Dios sea infinito en cuanto a
la duración; de acuerdo con ello no quiere que sean algo infinito todas las
otras cosas naturales que poseen la potencia o la fuerza de obrar. Y esto
queda más de manifiesto en el libro II de Sobre el cielo y el mundo, donde
dice que la tierra no se mueve porque no existe potencia ninguna con fuerza
para empujarla fuera del medio del mundo. Pero si admitimos que la materia
tuvo un primer movimiento, nos veremos obligados a aceptar la creación que
ellos mismos rehuyen y que afirman rebasa la potencia finita. Por consi-
guiente, no aceptan el movimiento primero sino que declaran que el movi-
miento es eterno.
37.- De la misma manera, tampoco admiten que haya existido un primer
hombre, porque si existió un primer hombre no fue engendrado por dicho
hombre. Por consiguiente, o fue hecho de la nada lo cual es crear y presu-
pone una potencia infinita y esto ellos lo rehuyen; o fue producido a partir
de algún elemento carente de materia, lo cual, como ellos confiesan, es
igualmente propio de una potencia infinita, es decir, producir una cosa sin
germen alguno de la misma y con toda verdad es así.
38.- Ni tampoco los que son filósofos aceptan aquellas ficciones poéticas
que con Ovidio dicen que Prometeo formó del lodo a los hombres y que los
hizo a imagen de los dioses de cierta parte de la tierra celeste, es decir, del
lodo que en otro tiempo se había adherido al cielo y conservaba la fuerza
celeste para producir el alma. Acerca de lo cual así habla Ovidio en el libro I
de las Metamorfosis:
39.- Faltaba aún un animal más noble que ellos y
más capaz de profunda mente
y que fuese capaz de dominar a los demás.
Ha nacido el hombre; ya fuera que aquel artífice de las cosas, origen de
un mundo mejor, lo hiciera a partir de germen divino, ya que la tierra re-
ciente recién separada del éter cimero retenía de su pariente gérmenes del
cielo;
que, el vástago de Jápeto, mezclada con aguas fluviales modeló a imagen
de los dioses que lo gobiernan todo;
78 Alfonso de Madrigal “el Tostado”

y mientras los demás animales inclinados miran la tierra, dio al hombre


una boca sublime y dispuso que mirase al cielo y que sus semblantes se
levantaran hacia las estrellas.
Así a la tierra, que había sido tosca e informe,
la vistió de desconocidas figuras humanas.
40.- En consecuencia, estos no aceptan un primer movimiento ni un pri-
mer tiempo, ni un primer hombre y ésta es su actitud respecto de todo lo que
se refiere a la cuestión. Sin embargo, al tratarse de las ciudades y de las otras
cosas hechas por el hombre, no sucede lo mismo. En efecto, las cosas hechas
por el hombre se hacen con técnica por el mismo artífice. Y, por consi-
guiente, dando por supuesto que el mundo fuera eterno, al poderse construir
ahora de nuevo ciudades que antes nunca existieron, consideraban así que
podían hacerse otras cosas por el hombre con referencia a las cuales acepta-
ban que antes nunca habían existido tales cosas; pero no aceptan que ahora
el hombre pueda ser hecho, si no es engendrado por otro hombre. Y si ahora
no existiese ningún hombre, afirman que es imposible que hombre alguno
pudiera existir en algún momento. Por lo tanto, aunque esos no puedan
sostener que las ciudades son eternas, con todo, al afirmar que los hombres
son eternos, dirán que las ciudades existen desde muchos siglos atrás hasta el
punto que no es tan grande la memoria de los hombres, ni existen libros
para que se sepa quién primero fundó una ciudad.
43.- Y como sea que se arguye contra estos que el mundo no es eterno, ni
las ciudades existen desde tiempos muy antiguos, puesto que de casi todas
las ciudades se conocía el fundador bien por ser voz común, bien por medio
de escritores dignos de fe en grado sumo, sobre todo en tiempos de
Aristóteles cuando no existían tantas ciudades como ahora y era conocido el
fundador de todas ellas y, lo que era más, se sabía quién había poblado la
tierra y como antes aquella tierra no había sido habitada. De todo lo cual
clarísimamente se infería que los hombres empezaron a existir.
42.- Aristóteles y otros responden que el mundo y los hombres y el mo-
vimiento existieron desde siempre. Sin embargo hubo muchos diluvios que
destruían gran parte de la tierra y no perduraban en ella las gentes, ni las
ciudades. Pero los que se hallaban en otra parte del orbe, venían y habitaban
de nuevo aquella tierra y establecían allí ciudades y fortines; y así parecía que
entonces la tierra comenzaba a habitarse de nuevo, a pesar de que hubiese
sido habitada infinitas veces.
43.- Esto también manifiestan por los cambios de las tierras y de los ma-
res, pues dicen que esta tierra que nosotros habitamos, antes estuvo cubierta
por las aguas marinas y la que, ahora, se encuentra bajo la olas, en tiempos
pasados tuvo grandes ciudades y fortines. Lo afirman quienes infieren esto,
puesto que en elevadísimos montes, al cavar, se han encontrado anclas debajo
El gobierno ideal 79

de la tierra y conchas antiquísimas permanecen incrustadas en las piedras de


las rocas. Acerca de todo lo cual Ovidio al describir, en el libro XIV de las
Metamorfosis, los cambios de los seres naturales tal como se dan, sin velo
poético alguno, así se expresa:
44.- Ciertamente, no voy a creer que algo permanece mucho tiempo bajo
la misma imagen;
de esta suerte, oh siglos, habéis pasado del oro al hierro;
de esta suerte, con tanta frecuencia se ha cambiado la suerte de los países.
Yo vi que era mar lo que en otro tiempo fuera tierra firme;
Yo vi tierras surgidas del agua y, lejos del piélago, conchas marinas es-
conderse y una vieja ancla se encontró en la cima de los montes.
45.- Por la historia de los pueblos se sabe de sobras que existieron ante-
riores diluvios. Puesto que hubo un diluvio en Acaya en tiempos del rey
Ogygio, quien fue contemporáneo del patriarca Jacob; este diluvio tuvo
lugar en Grecia mil setecientos ochenta y dos años antes del nacimiento de
Cristo, como se recoge al final del libro XIII de las Etimologías de S. Isi-
doro, y en el libro primero de Sobre la tristeza del mundo de Paulo Orosio.
En efecto, a partir de esto dan comienzo las historias más antiguas de los
pueblos. Por donde Marco Varrón, hombre agudísimo en comparación con
los demás hombres, según el testimonio de S. Agustín, en el libro VI, capítulo
VI, de la Ciudad de Dios, como pensase empezar la historia desde los tiem-
pos más remotos, comenzó a partir del diluvio de Ogygio, como si ningún
acontecimiento más antiguo que ellos hubiera tenido lugar.
46.- La historia de los pueblos conoció otro diluvio que se llama diluvio
de Deucalión. Este ocurrió en la región de Tesalia, cuando reinaba Deuca-
lión en aquel territorio; por esta razón tomó el nombre de aquél. El cual,
porque dio alimentos a los hombres que acudían a él y los salvó en las dos
cimas del monte Parnaso, se dijo, por ficción poética, que había restablecido
el género humano con piedras. Ocurrió este diluvio cinco años antes de que
los hebreos fueran liberados del cautiverio en Egipto, a saber, en el año mil
quinientos cincuenta antes del nacimiento de Cristo; de este diluvio nos
hablan S. Isidoro en el libro XIII de las Etimologías y Paulo Orosio en el
libro I de Sobre la tristeza del mundo. Muchos gentiles cuentan que este
diluvio tuvo lugar cuando tuvieron comienzo las cosas. Así Ovidio, que, en el
proemio de las Metamorfosis, promete que iba a narrar las mutaciones de los
tipos de las cosas desde el origen de los seres, cuando dice:
47.- Ayudad mis esfuerzos y haced que el poema discurra sin interrup-
ción,
desde el principio del origen del mundo hasta mi tiempo.
80 Alfonso de Madrigal “el Tostado”

48.- Como es manifiesto en el mismo libro I de las Metamorfosis, co-


mienza la historia a partir del diluvio de Deucalión. Estos diluvios particula-
res ocurrieron los dos en Grecia. Uno ciertamente parte de la misma que se
llama Acaya, el otro en aquella parte que se denomina Tesalia. Porque el
diluvio universal, que ocurrió en tiempos de Noé, no lo recoge ninguna
historia profana, ni queda escrito alguno de aquel tiempo; ya que los pue-
blos todavía eran rudos y privados de las buenas artes no realizaron hazañas
dignas de ser escritas y las que en su tiempo ocurrieron dignas cuando me-
nos de ser naturalmente recordadas también descuidaron ponerlas por es-
crito y guardar su recuerdo o, lo que es más cierto, las ignoraron.
49.- Por esa razón, de los hechos acaecidos en aquellos tiempos la única
que nos da garantía plena es la historia sagrada del Génesis y del Éxodo. Los
filósofos gentiles y otros coetáneos suyos nunca supieron que ese diluvio
hubiese tenido lugar, y si lo hubieran sabido, nunca lo hubiesen creído,
como si alguien les dijera que el hombre fue transformado en bestia, cosa
que, sin lugar a dudas pensaran que era dicho poéticamente. Porque consi-
deran que es imposible que se dé el diluvio universal. Y esto es totalmente
verdadero si tenemos en cuenta las solas fuerzas de la naturaleza. Pero Dios
ahí realizó de manera sobrenatural lo que la naturaleza no pudo hacer. Así,
Aristóteles, en el libro II de Los Meteoros, cuando trata de los diluvios,
afirma que un cataclismo, es decir, un diluvio universal, es imposible.
50.- Y así y en efecto, el diluvio de Noé no fue natural. Algunos de los
nuestros afirman que aquél acaeció naturalmente, pensando que ellos ha-
blaban con muy buenos conocimientos astrológicos. Yo demostraría con
razones clarísimas que ellos se equivocan, si no fuera que el mismo presu-
puesto de la materia a exponer, me apartara de ello. Este diluvio universal no
sólo lo niegan los filósofos, porque no existe causa que obre según la natu-
raleza que sea capaz de provocar tanta agua inoportuna, sino también por-
que esto repugna a la conservación del universo, pues si tal diluvio hubiera
tenido lugar, era inevitable que todas las especies de las cosas, excepto las
acuáticas, hubiesen perecido. Ellos mismos declaran que es imposible que de
alguna manera lleguen a faltar las partes más importantes del universo cuales
son las especies.
51.- También porque en este supuesto, no hubiera existido generación
desde toda la eternidad, puesto que muchas veces hubiera sido interrumpida
por los diluvios universales que destruirían a todos los seres vivientes. Ade-
más porque, dado esto por bueno, era preciso aceptar la creación, la cual
ellos vivamente rechazan. Y la consecuencia está clara. Porque como sea que
necesariamente se aniquilarán todas las cosas a causa del diluvio universal, y
con todo todas las cosas deberían ser creadas de nuevo después, era necesa-
rio, pues, que o todas las cosas se hicieran de la nada, lo cual nadie duda que
El gobierno ideal 81

es la creación, o se formasen de la materia no por generación de la especie y


de la derivación seminal, lo cual se confirma por el testimonio de los mismos
filósofos que es conforme con la infinita potencia y lo mismo que la crea-
ción. Confesaban, en consecuencia, que ninguna de las dos cosas pudiera
darse.
52.- Pero dirás: La eternidad del mundo y la conservación del universo
bien podría compaginarse con el diluvio universal, porque así como en el
diluvio universal en tiempos de Noé, ocurrió que todas las especies se con-
servaron a través del mismo diluvio, así también pudiera haber ocurrido en
otros diluvios; lo cual hubieran concedido los mismos filósofos.
53.- Se responde que tampoco esto hubieran concedido los filósofos.
Pues ¿quién podría hacer un arca de tal índole que en ella se guardasen todas
las cosas, la cual según el testimonio de todos, fue hecha en cien años? Lo
cual está plenamente en consonancia con el texto del Génesis en el que se
dice que desde el momento en que Dios comunicó a Noé que quería destruir
mediante el agua a la criatura mundana hasta el mismo diluvio transcurrie-
ron ciento veinte años. Es decir, nunca jamás permanecerá mi espíritu en el
hombre porque es carne, y, la vida del hombre será de ciento veinte años,
como se nos dice en el cap. 5 del Génesis. Pero dando por bueno que tal
arca pudo construirse por hombres en cualquier época, con todo, ¿quién, en
consecuencia, habría predicho cien años antes que iban a fabricar tal arca?
54.- Finalmente, concediendo que los diluvios hubieran podido cono-
cerse por la astrología mucho tiempo antes, ¿quién se movería por un amor
tan grande hacia ese mundo llamado a perecer, de forma que quisiera reunir,
para que no perecieran en el inminente diluvio, bestias ferocísimas, leones,
osos, áspides, dragones, manticoras y basiliscos, cuyos nombres ya son
feroces sin tener en cuenta la ferocidad de las mismas cosas? Y en el su-
puesto de que alguien movido por un gran amor al mundo llamado a pere-
cer tomase sobre sí esta tarea no abominable, con todo, ¿cómo conocería las
especies de todos los animales, cuyo número y nombres desconoce? ¿cómo
las podría tratar de descubrir recorriendo todo el mundo, a través de los
vastos desiertos de este mundo, por caminos inaccesibles a los hombres, por
montes sombríos y por horribles cuevas de fieras? ¿Quién, después de ha-
berlos encontrado, los trasladaría? Pues algunas especies de serpientes, que
sin duda son basiliscos, tienen tal abundancia de mortífero veneno que llegan
a matar con su sola mirada.
55.- ¿Quién, pues, acogería las serpientes llamadas dardos, que con cierto
impulso arrastradas por los aires, perforan a manera de saetas o lanzas cual-
quier animal que le salga al paso? De donde recibieron el nombre metafó-
rico de lanzando o de nuestros dardos, aunque también recibieron el de
dipsades, puesto que matan de sed al que cogen. ¿Quién va a querer ver, al
82 Alfonso de Madrigal “el Tostado”

menos, a la serpiente, que se llama hypnale, que mata con el sueño a quien
toca, de lo cual es testigo Cleopatra reina de Egipto y esposa de Marco An-
tonio? ¿Quién cogería a la emorrhoin que con su mordedura hace brotar
toda la sangre de un animal? ¿Quién desearía coger un praecis, un sepus, un
amoditas, u otras innumerables serpientes cuyos tipos de muerte son tantos
cuantos son los nombres que reciben? Testigo de todas ellas es África, que es
tan fecunda de este mal que en esto se lleva la palma respecto de las demás
regiones. Acerca de lo cual habla Lucano, en el libro IX de La guerra civil
de Julio César y Pompeyo al tratar de la marcha de Catón hacia Libia. De
esto también nos habla Solino, en Polyhistor, en el capítulo que trata de
África. Porque estas calamidades hacen inhabitable la mayor parte de Libia.
Porque ¿quién elegiría una tranquila mansión entre tantos géneros de
muerte? Sólo los pueblos que se llaman epsilos que no están sometidos a
estas dos plagas, pues no solamente no les dañan los venenos, sino que las
serpientes los temen y con su saliva curan los venenos de cualquier hombre.
Lucano, en el libro IX, dice lo siguiente acerca de estas cosas:
56.- La lengua del epsilo de la Marmarida es igual que las potentes hier-
bas.
57.- Ciertamente, ¿qué es lo que se puede decir de los dragones y los ás-
pides y los tigres que no sólo tienen venenos que en ellos son inmensos, sino
que también la mole de sus cuerpos y la poderosa fuerza supera a todos los
mortales? ¿Quién contando con sus fuerzas se va atrever a coger a un rinoce-
ronte cuya fuerza y embestida es tan grande que a ningún hombre se digna
servir? Acerca de esto en el capítulo 39 de Job se dice lo siguiente: ¿Acaso el
rinoceronte querrá servirte en algo o permanecerá junto a tu pesebre?
¿Acaso con tus correas podrás uncir al rinoceronte para que are, o acaso, tras
de ti, romperá los terrones de la hondonada? ¿Acaso pondrás tu confianza
en su gran fortaleza hasta el punto que le dejarás por completo tus labores?
¿Acaso le confiarás que te haga la sementera y llene tu era?
58.- Finalmente, ¿quién como otro Dédalo, o mejor Ícaro, después de ha-
berse colocado unas engañosas alas, volará a través de los espacios del in-
menso aire, a fin de esconder con él, en el arca, para la conservación del
mundo, toda suerte de pequeñas avecillas?
59.- Si, por un imposible, fueran llevadas a cabo todas estas cosas y se re-
unieran en el arca todos los seres vivientes de la tierra, ¿quién establecería la
ley de la paz sobre ellos? ¿Quién concertaría tantas amistades? ¿Qué bené-
volo perito en tales alianzas habría que, conforme al vaticinio de Isaías, en el
capítulo 11, hiciera habitar juntos al lobo con el cordero, y que se acostase la
pantera con el cabritillo, y que morasen juntos el ternero, el león y la oveja y
que el niño pequeñito les amenazase, y que el ternero y el oso paciesen
juntos, y descansasen juntos sus cachorros y que el león, olvidado de su
El gobierno ideal 83

ferocidad, comiese paja como el buey y que el niño se nutriese de los pechos
nutricios sobre los nidos de áspides, y que, el que fuera amamantado metiera
su mano en las cavernas de los basiliscos?
60.- Tampoco es adecuado explicar uno por uno otros innumerables he-
chos que de tal suerte son imposibles en el orden natural que de ningún
modo los filósofos los reconocen ni como sucedidos, ni como si fueran
posibles.
61.- Si en tiempo de Noé sucedieron estas cosas nadie duda, a no ser que
no esté en sus cabales, de que ocurrieron de forma sobrenatural por obra de
los ángeles. Con todo, incluso aceptadas esas cosas no importa como, ¿quién
taparía el arca con alquitrán desde fuera para que no entrase la lluvia? En
efecto, la Sagrada Escritura atestigua que sólo pudo hacerse por Dios,
cuando dice en el capítulo 7 del Génesis que, una vez que Noé entró en el
arca, el Señor la cerró desde fuera. Y, por esta razón, de ningún modo los
filósofos pudieron pensar o creer esto si alguien se lo contara. En conse-
cuencia, los filósofos no reconocían ningún diluvio universal.
62.- Ciertamente no sólo reconocen los [diluvios] particulares, sino que
también los consideran necesarios para la defensa de su postura acerca de la
eternidad del mundo, ya que para ellos nada se ha encontrado más conve-
niente o más verosímil.
63.- En consecuencia, responden así cuando alguien arguye acerca de si
el mundo es eterno al no haberse encontrado ciencias en un anterior tiempo.
Como dice Aristóteles en el libro I de la Ética, el tiempo es un buen aliado
suyo. Con el correr del tiempo, fueron apareciendo las aportaciones de las
artes. Y puesto que el tiempo infinito marcha hacia adelante, hubo una expe-
riencia infinita que era suficiente para encontrar toda suerte de artes. Sostie-
nen, en efecto, que infinitas veces las ciencias se perdieron y se hallaron y
que, por consiguiente, ahora no han aparecido recientemente, porque existie-
ron en otros siglos que nos han precedido.
64.- Con todo, decían que, cuando por los diluvios perecía la mayor parte
del orbe, se salvaban de aquellos diluvios determinados hombres que antes
eran ignorantes en los que no quedaba ninguna ciencia. Pero como sea que
[ésta] se extinguió juntamente con otras posesiones que habían perecido en
el diluvio, se hizo necesario, en efecto, que para que las artes existiesen de
nuevo, se inquiriese nuevamente desde los mismos fundamentos. Ésta es, en
efecto, la respuesta de Aristóteles en el libro II de la Política, cuando trata de
las leyes muy contrarias a la razón, que existieron en tiempos antiguos entre
los griegos. Una de ellas que él mismo trae a colación era la de que los varo-
nes pudieran vender a sus esposas o cambiarlas entre sí. Afirma, en efecto,
que ésta y otras [leyes] injustísimas que él mismo aduce en el citado libro II
de la Política, fueron instruídas por determinados hombres muy rudos que
84 Alfonso de Madrigal “el Tostado”

habían podido escapar de los diluvios. Así pues, en estos [autores] ninguna
certeza hay respecto de nuestra cuestión, a saber, quién por vez primera y
cómo fundó las ciudades.
65.- Ovidio, en el libro I de las Metamorfosis, cuando toca de algún modo
esta cuestión, atestigua que las ciudades no existieron en la primera edad de
los tiempos, sino que las casas y las ciudades tuvieron comienzo en la se-
gunda. Ovidio no distingue las edades por la duración de los años, como
nosotros distinguimos, ni distingue tantas como nosotros. Pues señala sólo
cuatro. Ciertamente las divide atendiendo a las cualidades, denominando a la
primera edad de oro; a la segunda, de plata; a la tercera, de bronce y, a la
cuarta, la llamó de hierro.
66.- Dice que la primera tuvo lugar bajo el dominio de Saturno; porque
denomina aquellas edades según los tiempos de sus dioses. Y aunque aquella
primera edad, que fue insigne por la rudeza de sus hombres, estuvo bajo el
dominio de todos los dioses que precedieron a Saturno, a saber, bajo el im-
perio de Demagorgón y de los demás hijos de Tártaro. Con todo, puesto
que, en la antigua gentilidad, estos, como el mismo Tártaro, son oscuros, de
ellos no hace mención, a pesar de que Tulio trató de ellos en los tres libros
Sobre la naturaleza de los dioses.
67.- La antigua gentilidad describe sus tiempos según los dioses celestes
que, según la nobleza del lugar, son ellos mismos nobles y famosos. El pri-
mero de ellos fue Celio o Éter como otros le denominan, o Urano como
agrada a otros llamarle. Aunque en ellos los nombres sean diversos, sin em-
bargo de ningún modo ha de creerse que discrepan substancialmente, por-
que todos hacen referencia al cielo. Pues Urano en lengua griega significa el
cielo. Este dios Urano o Éter, como nos lo presenta Firmiano Lactancio en el
libro I de Sobre la naturaleza de los dioses, aparece como padre de Saturno,
y Saturno de Júpiter. En consecuencia, la primera edad de los tiempos, como
imagina la fatua gentilidad que aceptó aquellos dioses antiquísimos y
enigmáticos, recibió su nombre del último de estos, a saber, de Saturno. No
hay duda de que Saturno y Júpiter existieron en tiempos del patriarca Jacob
cuando bajó con su descendencia a Egipto. Lo cual consta con fluidísimos
argumentos por la conformidad de las historias antiguas con las unas y otras
para la fijación de los tiempos de la Sagrada Escritura.
68.- En esta edad, dice Ovidio, no existieron ciudades ni casas, porque en
realidad no eran necesarias. Las casas, en efecto, fueron inventadas para
evitar la inclemencia del tiempo. En aquella primera edad no hubo tal in-
clemencia del tiempo, porque como dice el mismo Ovidio en el libro I de las
Metamorfosis:
69.- La primavera era eterna y los plácidos céfiros acariciaban, con sus ti-
bias brisas, las flores nacidas sin semilla.
El gobierno ideal 85

70.- Tampoco había necesidad de ciudades, puesto que las ciudades son
ciertas defensas contra los ataques hostiles. Pero en esa edad no existía nin-
guna oposición hostil como dice Boecio, en el metro 5 de Sobre la Consola-
ción, donde describe las alabanzas de la edad primera. Acerca de esto
mismo, Ovidio, en el lugar antes citado, dice así:
71.- Aún las profundas fosas no rodeaban las ciudades,
no existían las trompetas, ni los cuernos de encorvado bronce, ni los cas-
cos, ni las espadas eran utilizadas por los soldados, la gente pasaba su vida
con tranquilidad en medio de una agradable paz.
72.- La segunda edad, tal como se computa por estos gentiles, sucedió te-
niendo Júpiter el poder en el reino cretense. Ovidio afirma que en esta
[edad] se hicieron las casas, pero de las ciudades no nos habla; con todo, es
suficientemente evidente que él da por supuesto la existencia de ciudades,
dado que el mismo Júpiter, bajo el que se cuenta la segunda edad, reinó en
las ciudades de los cretenses. Sin embargo, dice que al principio de esta
segunda edad, los hombres, debido a la inclemencia del tiempo, se vieron
obligados a inventar de alguna manera las casas. Pues, así como en la edad
primera la primavera era eterna, ahora se dieron el invierno y los fríos, las
nieves y la lluvia mezclada con el granizo. Acerca de esto mismo Ovidio, en
el lugar antes citado, se expresa así:
73.- Una vez que Saturno fue enviado al tenebroso Tártaro, el mundo se
hallaba bajo Júpiter y llegó a la edad de plata, inferior a la del oro, más
preciosa que la del bronce amarillento. Júpiter redujo el tiempo de la
antigua primavera y mediante el invierno y el verano y el desigual otoño
y la breve primavera reguló el año en cuatro espacios.
Entonces, por primera vez, el aire quemante con sus secos ardores se hizo
candente y apareció el hielo endurecido por los vientos. Entonces, por
primera vez, [los hombres] habitaron casas, casas que habían sido cuevas
y [aparecieron] densos ramajes y retoños unidos por la corteza.
74.- He ahí de qué manera Ovidio no acepta que la ciudad haya existido
antes de la época de Júpiter. Pero se sabe que se equivocó de medio a medio.
Pues consta que Júpiter y Saturno existieron en tiempo del patriarca Jacob
cuando descendió a Egipto, como un poco más arriba ha quedado dicho.
Pero ¿quién hay que no sepa que en aquel tiempo hubo muchas ciudades
egipcias? ¿Quién hay [que no sepa que existieron] las ciudades de la tierra
de Canaán? ¿Quién hay [que no conozca la existencia de] las ciudades de los
palestinos y de la Mesopotamia oriental? ¿quién [ignora la] Pentápolis, es
decir, las cinco ciudades de los sodomitas junto a la corriente del Jordán
donde ahora está el llamado mar Muerto o mar de las salinas? No se sabe
que haya acaecido mucho tiempo atrás; el mismo aspecto del lugar muestra
86 Alfonso de Madrigal “el Tostado”

que cuatro de ellas se incendiaron; la quinta, que es Segor, preservada enton-


ces por los ruegos de Lot, permanece hasta hoy incólume y se llama Palma,
ciudad fortificada. Aunque algunos de los nuestros estiman que todas las
cinco ciudades fueron destruidas, es notorio que, atendiendo a la Sagrada
Escritura, se equivocan. ¿Quién duda que hubiese existido entonces, mucho
tiempo antes que Saturno, la famosa y antigua Babilonia a no ser el que
desconozca o no acepte la Sagrada Escritura del Génesis? Firmiano Lactan-
cio, en sus libros que tratan Sobre la naturaleza de los dioses, al estudiar las
causas de la construcción de las ciudades, dice lo siguiente: que hubo, en
otro tiempo, hombres que llevaban vida solitaria, no ciertamente a causa de
la excelencia de la virtud, sino porque era necesario que así fuese a causa de
la notable rudeza de aquel tiempo; pues, como es sabido, según Aristóteles,
quien vive aisladamente o es un dios o es una bestia. Estos [los hombres],
como sea que, al ser acosados por las bestias, sufrían muchas molestias y se
apercibieran de que viviendo en solitario, no podían oponerse a ellas, al
comprender por el mismo acoso de que eran objeto, se vieron obligados a
reunirse muchos para que así el conjunto unido fuese más potente que las
fuerzas de cada uno, empezaron a trabar vínculos políticos, construyendo
ciudades, pueblos y aldeas. Así [se hizo] poco a poco de acuerdo con la
común experiencia porque, como dice Salomón, el hierro se afila con el
hierro y el amigo se estimula con la presencia del amigo. Una vez educada
aquella ciertamente indocta rusticidad, hallaron las leyes y otras ventajas de
la convivencia humana. Con todo, [Lactancio] nos da la causa de la funda-
ción de las ciudades, pero no nos señala el tiempo [en que tuvo lugar].
75.- Tulio, en el proemio del libro I de la Retórica antigua, donde trata
de las virtudes y de las alabanzas a la amplia elocuencia, dice que son tantas
las fuerzas de la elocuencia que gracias a ella se conjuntaron las diversas
épocas; es decir, que cuando en los tiempos antiguos los hombres llevaban
una vida solitaria sin ninguna comunicación y sin ningún pacto, alguien al
que la madre naturaleza había otorgado un profundo ingenio, invitó, con los
recursos de la elocuencia, a aquel rudo tiempo y a las gentes
extremadamente bárbaras a la vida política.
76.- Aunque todos esos digan cosas verosímiles, sin embargo no dan a
conocer la verdad. Yo, en cambio, siguiendo las huellas de la Sagrada Es-
critura, explicaré brevísimamente la verdad de esta cuestión.
77.- Porque como sea que Dios formara del lodo a nuestro primer padre,
tal como nos cuenta la sagrada historia del Génesis, y le colocase en medio
de las delicias del Paraíso, desmerecedor éste, al instante, de la felicidad del
Paraíso a causa de su infidelidad, él, con su mujer, fue expulsado de aquellos
felices lugares a amplios territorios. Como nos cuenta Josefo, en el libro I, de
Las Antigüedades, y los demás doctores y cronistas están de acuerdo, fue en
El gobierno ideal 87

la tierra que después se llamó Canaán o Palestina y, con nombre más co-
rriente Judea, en la parte de la tierra donde después se construyó la ciudad
de Hebrón que dista ocho leguas de la ciudad de Jerusalén, tal como aparece
en el libro Sobre la descripción de Tierra Santa, donde, muy
miserablemente vivió hasta su muerte, con sus descendientes, consciente de
su delito, y pagando las penas del mismo. De este hecho es testigo un gran
valle que está junto a Hebrón en el que, desde tiempos antiquísimos hasta el
día de hoy por sus habitantes se le llama valle de las lágrimas; porque allí,
aquél primer padre Adán lloró desconsoladamente y durante cien años a su
hijo Abel difunto, o mejor dicho, asesinado. Y, para que nadie diga
calumniosamente que estos escritos son apócrifos y que no quiere dar su
beneplácito a opiniones apócrifas, sepa que existe otro testimonio más firme
aducido de la verdad de la misma Sagrada Escritura, la cual clarísimamente
declara que el primer hombre, Adán, fue sepultado en la ciudad de Hebrón,
como aparece al final del capítulo 14 de Josué, cuando dice que el nombre
de Hebrón antes se llamaba Cariat Arbe; allí, en Enacim, fue colocado el
gran Adán.
78.- Esta es también la causa por la que Hebrón fue llamada Cariat Arbe,
es decir, ciudad de los cuatro hombres, como de algún modo y en parte
muestra el texto de Josué, porque allí están sepultados los cuatro patriarcas, a
saber, el primero Adán, Abraham, Isaac y Jacob. Pues si allí está sepultado
Adán, resulta suficientemente claro que allí viviera porque las gentes de
aquella primera época no recorrían diversos lugares, ni surcaban los mares
con naves fabricadas, como dice Séneca en la tragedia 7 que tiene por título
Medea, en el verso 4, que empieza:
80.- Demasiado audaz quien primero recorrió los mares.
81.- Y Boecio, en el metro 5 del libro II, Sobre la consolación, dice así:
Ni por las mercancías recogidas, el huésped había visto nuevos litorales.
82.- Acerca de lo cual, Ovidio, en el libro I de las Metamorfosis, dice así:
83.- Todavía el pino, no cortado, no había descendido de sus montes
hasta las líquidas aguas para recorrer tierras extranjeras y los mortales no
conocían otros litorales que los suyos.
84.- Adán, desterrado de aquella feliz ciudad de Dios a esta desgraciada y
lastimera tierra, recordando siempre aquella dichosísima ciudad que había
perdido, no se preocupó de construir una ciudad caduca.
85.- Teniendo Adán ciento treinta años de edad, como dice Metodio
mártir que escribió la historia dividiéndola en períodos de mil años y con-
cuerda con la versión de los Setenta intérpretes, Caín, movido por la envidia,
mató a su hermano Abel; lo cual afirma que sucedió el texto hebreo y la
versión de Jerónimo, que pone el acontecimiento muy pocos años antes del
88 Alfonso de Madrigal “el Tostado”

año ciento treinta de la vida de Adán. Porque Adán, a los ciento treinta años
engendró a su hijo Set, como nos dice el capítulo IV del Génesis y la Escri-
tura declara que esto acaeció después de la muerte de Abel. En efecto, tam-
bién el mismo Adán habiendo engendrado a su hijo Set y habiéndole puesto
el nombre, dando la razón del nombre puesto dijo: me puso Dios otro des-
cendiente a cambio de Abel a quien mató Caín. Por ese tiempo Caín, en cas-
tigo de su crimen, anduvo errante e inseguro; y temeroso, no atreviéndose a
comparecer ante los ojos de su padre, tomando ocultamente a su esposa
Calmana, que era a la vez hermana, según exigía la necesidad de aquél
tiempo, salió de la presencia del señor, como dice la Escritura, en el Génesis:
Marchó al oriente; y, en el mismo lugar, sigue entonces el texto: Conoció
Caín a su esposa, la cual concibió y parió a Henoch, y edificó una ciudad y
la llamó con el nombre de su hijo Henoch. He ahí, pues, con toda verdad la
primera ciudad del hombre que fue levantada por el segundo hombre, lo
cual es ciertamente correcto.
86.- Y no acaeció sin misterio, como dice Agustín en el libro XV de La
ciudad de Dios: Hay, pues, dos ciudades, una de ellas es la ciudad de Dios, la
otra es llamada la ciudad del demonio. Las dos comenzaron a existir simul-
táneamente y simultáneamente siguen su curso, simultáneamente una y otra
han de durar para siempre. La ciudad del diablo tiene su bien, en este siglo
caduco, después sólo quedan para ella, suplicios. Por esto fue conveniente,
que el mismo que siendo el primero entre los hombres que sobresalía como
cabeza de la ciudad del diablo, fundase en la tierra la primera ciudad, que
ciertamente sin duda alguna lo diría de Caín. Porque es él el primero entre
los hombres que fue enviado al fuego del infierno con el diablo y sus ánge-
les. Por consiguiente, fue él justamente, el primero que fundó una ciudad,
por más que acerca de esta ciudad [cabe preguntarse] cómo pudo cons-
truirse al decir la Escritura que hasta aquél tiempo sólo estaban Caín con su
hijo Henoch sin que existiera nadie más. Y en el supuesto de que hubiese
sido posible ¿para qué se hubiese construido? Como sea que la ciudad debe
ser residencia de muchos ciudadanos surge otra asaz grande dificultad,
acerca de la cual baste lo que dije en otro lugar. Agustín trata ampliamente
de ella en el libro XV de La Ciudad de Dios.
87.- En aquella primera edad, que según el cómputo del texto hebraico
que mantiene nuestra Biblia tuvo mil seiscientos cincuenta y cuatro años,
aunque según los Setenta intérpretes tuvo muchos más, a saber, dos mil dos-
cientos cincuenta y dos, ni se lee ni se cree que hubiera ninguna otra ciudad,
porque la de la ciudad de Dios, que, desde Adán, por la línea de Set, se iba
formando, no quiso, como peregrina en esta tierra, construir una ciudad de
barro.
El gobierno ideal 89

88.- En la segunda edad, que siguió después del diluvio, como sea que
los hombres empezaran a multiplicarse, como unos cien años después del
diluvio, viendo que aquellos parajes, en los cuales habían permanecido hasta
entonces después del diluvio, eran poco apropiados para habitar, a saber, la
tierra misma situada entre los montes de Armenia o Ararat como denomina
la Escritura, pues es tierra montañosa en lugar sumamente áspero, llegaron
dice la Escritura, desde la parte oriental, por las laderas del monte Cáucaso,
que se halla en el lado septentrional del orbe. Toda esta tierra se llama, hoy,
Partia, Aretusia, Asiria y Media, toda ella elevada por escarpados montes.
89.- Después de haber recorrido mucho terreno, encontraron un campo,
es decir, una tierra llana en el país de Senaar y lo habitaron, de lo cual habla
el Génesis, en el capítulo 11. Entonces dijo uno al otro: Venid, hagamos
ladrillos y cozámosles con fuego; y emplearon ladrillos en lugar de piedras
y betún en vez de cemento. Y dijeron: Venid, hagamos una ciudad y una
torre, cuya cima toque el cielo y hagamos famoso nuestro nombre antes de
que nos separemos en diversas tierras.
90.- Pues esta torre no fue hecha para subir al cielo como creen algunos
ignorantes. En efecto, el principal fundador de esta ciudad y de esta torre
fue Nemroth, quien después reinó allí. Y éste, como nos dice Josefo en el
libro de Las Antigüedades [judías], y Eusebio Cesariense y Lucas Tudense
en sus Crónicas, fue el inventor de la astrología y de la geometría, y grande
en las ciencias naturales. Por esta razón sabía, por sus conocimientos de
astrología, que el primer cielo dista mucho de la tierra de tal suerte que era
imposible a todos los mortales construir una torre que llegase hasta allí. Pues,
además, la misma tierra entera acumulada en un elevadísimo montón y dis-
puesta a modo de torre, alcanzaría desde el centro de la tierra hasta el cielo
de la luna. Además porque sabía que naturalmente el aire del intersticio
medio era de tal manera frigidísimo que nada podía vivir en él. ¿Cómo, pues,
edificarían cuando llegaran allá?
91.- Sabían también que la esfera circular de fuego se extendía circular-
mente antes de llegar al cielo. ¿Cómo, pues, podrían pasar a través de ella o,
también, construir? De ningún modo tal locura podía alcanzar la cabeza del
mismo Nemroth, jefe de los edificadores.
92.- Tampoco, en esta cuestión, nadie puede hacer caso de aquella fábula
que dice que los gigantes lucharon con los dioses celestes para expulsarlos
del cielo. De lo cual trata Ovidio, en el libro I de las Metamorfosis, fábula
harto conocida por todos, tanto historiadores como poetas. Porque la trama
de la misma fábula se opone a su intención. Porque no dice que estos [los
gigantes] construyeran una ciudad o una torre, sino que superpusieron unos
montes y otros, de forma que sobre el monte Pelio fue puesto el monte Ossa
y sobre éste, el monte Olimpo y después trabajaron para superponer el Emo
90 Alfonso de Madrigal “el Tostado”

y los demás montes de Tesalia, si no hubiera sido que aquél omnipotente


príncipe de los dioses, enviando el rayo, les hubiese abatido. Acerca de lo
cual, Ovidio, en el lugar citado más arriba, dice así:
93.- Cuentan que los gigantes ambicionaron poseer el reino celeste y que
levantaron hacia los elevados astros montañas superpuestas. El padre to-
dopoderoso, lanzado su rayo, resquebrajó el Olimpo y derribó del Ossa,
que le sostenía, al Pelión.
94.- Así, estos dos hechos son disonantes. Porque la torre y la ciudad de
Babilonia en Caldea, que es una parte de Asia Mayor, fue construida; mien-
tras que la fabulosa guerra de los gigantes –en aquellos tiempos tuvo lugar
una verdadera guerra– acaeció en la frontera de Tesalia, que ahora se llama
Tesalónica o Salónica y es parte de Grecia.
95.- Según lo que se expresa en el texto del capítulo 11 del Génesis, la
verdaderísima causa de esta gran torre consistió según lo que se expresa en el
texto del capítulo 11 del Génesis, en el hecho de que los hombres ya multi-
plicados pensaban en diseminarse por distintas partes del mundo; para que
permaneciera algo grande y admirable que hiciese todo el género humano,
comenzaron a construir aquella gran torre y una ciudad en gran manera
fortificada. Y esta intención parecía suficientemente honesta, al menos super-
ficialmente, para que, suponiendo que después se harían muchas obras por
los hombres, por lo menos ninguna fuese tan excelente como aquella que
había construido a una todo el género humano.
96.- Lo cual claramente el texto abona nuestra [opinión] al decir: venid,
hagámonos una ciudad y una torre, cuya cima alcance el cielo y hagamos
célebre nuestro nombre –esto es, hagámosla famosa antes de que nos dise-
minemos por las tierras. Con todo, el texto hebraico se presenta de otro
modo, a saber, hagamos célebre nuestro nombre, no sea que nos separemos
según las tierras. Lo cual ciertamente constituye una afirmación largamente
distante, a saber, que hombres de aquel tiempo querían vivir juntos, pues eran
parientes y se amaban a causa de la semejanza de especie. Y para esto eligie-
ron la tierra de Sennaar que es muy llana y campestre para que todos cupie-
ran allí. Y porque aconteciera, más aún porque era necesario, que los hom-
bres, por ciertas causas, abandonaran aquel lugar para ir a algunas otras
partes de la tierra y porque la tierra se hallaba sin caminos por no estar ha-
bitada, en otros lugares no supieran volver al lugar que era morada de los
hombres; de ahí que quisieran hacer una torre que tocase el cielo, es decir,
que fuese altísima al menos para tocar las nubes; y que por su altura y an-
chura pudiese ser vista desde cualquier lugar, es decir, desde todos los puntos
de la tierra. Y así, los hombres, al verla, por mucho que se encontraren dis-
tantes de la morada común, pudieran volver y no se perdieran por lo alejado
de los lugares.
El gobierno ideal 91

97.- Y éste es el tenor del texto, al decir: hagamos célebre nuestro nom-
bre, esto es, hagamos algo famoso, a saber, que esta torre sea tan alta que,
dondequiera que los hombres estén, descubran este lugar de la morada
común de los hombres. Y éste es el nombre del lugar que es célebre o fa-
moso para que no nos dispersemos por las tierras, esto es, que se hizo tan
grande esta altura de la torre para que los hombres no se dispersasen. Por-
que, en el caso de que se alejasen de aquél lugar de morada común, si nada
hubiese mediante lo cual pudieran volver, no sabrían volver, y si se dispersa-
sen por las tierras, al existir una torre tan altísima, la verían desde todas las
partes y así no se dispersarían por las tierras.
98.- En mi opinión, este texto hebraico es más conveniente que nuestro
texto. Pues, atendiendo a nuestro texto, no se ve la razón por la que razona-
blemente Dios debió moverse contra los que edificaban tal torre. Pero, aten-
diendo a este texto hebraico, que ahora he seguido, convenientemente Dios
se movió a castigar a estos destruyendo su edificación. Pues, si como ellos
querían, construyeran la torre altísima y la ciudad donde habitasen todas las
gentes, Dios no quiso esto. Porque de esto se hubiesen seguido muchos
inconvenientes. Incluso fue salubérrimo para el género humano que allí
fuera destruida la unidad de la lengua, que había existido desde el principio
del género humano. Acerca de todas estas cuestiones baste lo que con sufi-
ciente amplitud dije en otro lugar.
99.- Esta es, pues, aquella gran Babilonia, la segunda de todo el orbe en
prioridad de construcción y la primera en la segunda edad. La cual fue por
eso la más excelente respecto de las restantes ciudades de todo el orbe, por-
que se reunió todo el género humano para construirla. Ciertamente, después
de ésta se fundaron numerosísimas ciudades en el orbe, acerca de las cuales
no es nuestro propósito disertar. Sobre las ciudades se han dicho tantas cosas
que su verdadero origen está patente.

LA COMUNIDAD DE ESPOSAS EN PLATÓN

100.- La necesidad del texto escogido exige disertar sobre qué sea el ciu-
dadano y qué sea la ciudad. Y acerca de si puede esperarse lo mismo de la
ciudad monárquica, que de la aristocrática, o de la timocrática, o de la demo-
crática, o de la oligárquica. Si puede darse cualquier tipo de ciudadano en
cualquier sistema de gobierno, y qué se requiere para que se dé un ciuda-
dano y cuál tipo de ciudad.
101.- Muchas cosas hay también en esta cuestión que, según Virgilio, en
el libro I de la Eneida, Eneas dice: quizá ayudará recordar el pasado. Porque
92 Alfonso de Madrigal “el Tostado”

en el libro II de su Política, donde coloca este texto, lo utiliza como


introductorio a la forma de gobierno de Sócrates y Platón en la que se
establecía la comunidad de esposas y de posesiones. También nosotros, de
acuerdo con la declaración de este texto acerca de la comunidad de mujeres,
primero trataremos una cuestión, a saber, si la pluralidad de esposas en la
forma de gobierno de Sócrates y Platón establece algo justo o está fuera de
los términos de la razón. Presentación de la cuestión: si la forma de gobierno
de Sócrates y Platón que establece la comunidad de esposas, entrañe algo
justo o no.
102.- Y primeramente se arguye que entraña algo justo. Y así aquella
forma de gobierno u orden político que lleva a la ciudad en la máxima uni-
dad, es recto. Es así que la comunidad de esposas y de hijos hace que la
ciudad sea en gran manera una. Luego es recta.
103.- La mayor es patente, puesto que las ciudades y cualquier otra cosa,
cuánto más se unen son más ser y más estables. Pues el reino en sí mismo
dividido será destruido y la casa caerá sobre la casa, según las palabras del
Salvador, como aparece en el capítulo 12 de Mateo; y, en el mismo lugar,
toda ciudad o cosa dividida contra sí misma, no se mantendrá en pie; y Boe-
cio, en el libro III, prosa 10, de Sobre la consolación, prueba que el ser y
uno es lo mismo. Y en la medida en que algo se aproxima más a la natura-
leza de la unidad tanto más se acerca a la naturaleza de la entidad.
104.- La menor, es decir, que la comunidad de esposas constituya gran
unidad, es también evidente. Si se da la comunidad de esposas, todas las
esposas de todos serán las esposas de un solo varón y todos los hombres
varones serán los maridos de cada una de las esposas. Y así toda la ciudad,
por grande que sea, será como una cosa, es decir, como un solo varón y una
sola esposa.
105.- Además, es en gran medida justo aquel orden político que establece
gran amor en las ciudades. Es así que la comunidad de esposas y de hijos
establece un gran amor en las ciudades. Por consiguiente, tal forma de go-
bierno es en gran medida justa.
106.- La mayor es clara ya que la ciudad consiste en cierta comunicación
que dura mucho ya que el amor es mayor. Así, en efecto, dice Aristóteles en
el libro VIII de su Ética, que los fundadores de las formas de gobierno se
preocupan más por la amistad que por la justicia; porque, existiendo la justi-
cia, se necesita además, la amistad, pero, existiendo la amistad no hay necesi-
dad de la justicia.
107.- La menor, es decir, que la comunidad de varones y de hijos estable-
cía gran amor en la ciudad, es clara; porque, así como entre padre e hijo y
madre e hija, esposa y varón existe un cierto grado de amor que sobrepasa a
El gobierno ideal 93

todos los otros grados de amor, así también habrá en la ciudad entera un tal
excelente grado de amor, pues todos amarán como hijos a los que son me-
nores que ellos, como sea que cualquiera pueda tener a cualquiera como a
hijo, al que sobrepase tanto en edad en la medida en que, según la naturaleza
pudiere ser su hijo. Además, porque todas las mujeres amarán a todos los
varones como maridos y todos los varones amarán a todas las mujeres de la
ciudad como esposas suyas.
108.- Por el contrario, parece que este orden político no sea conveniente.
Porque aquella forma de gobierno que establece en la ciudad las mayores
enemistades es muy perniciosa. Es así que por tal intercambio de esposas
surgen en la ciudad las máximas discordias. Luego, la forma de gobierno en
la que se establece que las esposas sean comunes, es pésima.
109.- La mayor es clara, porque la comunidad civil desea la paz y en la
paz se conserva; pero, a causa de las sediciones, súbitamente perece.
110.- La menor: por el intercambio de esposas surge en la ciudad la sedi-
ción; es clara, porque alguna mujer sería más hermosa que las demás, a la
cual muchos la solicitarían a la vez y así nacerían inexorablemente sediciones
mutuas.
111.- Para una más lúcida declaración de la cuestión se añaden algunas
conclusiones de las cuales sea la primera: El legislador que quiera establecer
una forma de gobierno, no debe instituir ni las mejores leyes, ni la mejor
forma de gobierno. Para ello ha de saberse que difieren la forma de go-
bierno y la ley. Pues la forma de gobierno es un cierto orden según el cual
los ciudadanos deben juntarse para constituir la ciudad; se dice que es ley
cierta regla que se impone a los mismos ciudadanos que ya son tales. Visto
que si algunos deben reunirse para constituir una ciudad es preciso que,
antes de que se reúnan, guarden entre sí un cierto orden, es decir, o que
pongan sobre ellos a uno que presida siempre, o que todos presidan durante
períodos iguales o que presidan los virtuosos o los que son más poderosos
que los demás. Y lo mismo cabe decir de otras formas.
112.- Pero esta tal ordenación les es necesaria antes de que se reúnan para
constituir algo; y de ningún modo es posible hacer una ciudad a no ser que
desde el principio intervenga tal ordenación. Porque así como en las cosas
naturales la forma necesariamente precede al compuesto, sin la cual es impo-
sible que exista algo compuesto, de la misma manera en lo político es preciso
que preceda cierta forma que constituya una ciudad. Pues si entre muchos
hombres no existiese cierta coordinación recíproca, de ningún modo harían
una ciudad o algo uno, al ser ellos naturalmente muchos. Esta coordinación
se llama “politia” o “politeia” [forma de gobierno].
94 Alfonso de Madrigal “el Tostado”

113.- La ley es cierto derecho establecido que se impone a la ciudad ya


fundada, existiendo ya una forma de gobierno. Esta conclusión tiene dos
partes. La primera es que el legislador que establece una ciudad no debe
buscar la mejor forma de gobierno. Lo cual se prueba ya que ciertas formas
de gobierno son buenas y otras malas y viciadas, como dice el Filósofo, en el
libro III de la Política. Tres son las buenas formas, a saber, la monárquica
real, la aristocrática y la timocrática. Otras tres formas de gobierno están
viciadas: la monárquica tiránica, la oligárquica y la democrática.
114.- Se llama monárquica real cuando uno domina la forma de go-
bierno, y él es el rey. Tal principado por la unidad del príncipe en griego se
denomina monarquía.
115.- La forma de gobierno aristocrática es aquella en la que el princi-
pado es aristocrático, es decir, virtuoso, o sea, según el grado de su virtud, de
tal suerte que, existiendo algún pueblo así ordenado, en él los príncipes eli-
gen la virtud.
116.- Así, quien es más virtuoso en lo tocante al régimen político ha de
mandar más, gobernar más, y el que es menos virtuoso se le ponga al frente
de un principado menor. Y son muchos estos príncipes. En efecto, así tene-
mos el principado entre el varón y la esposa; pues el varón porque según la
naturaleza es virtuoso, esto es, más prudente para gobernar, a él se le enco-
mienda el gobierno supremo de toda la casa; en cambio, la esposa, porque
por naturaleza no es tan prudente, recibe el gobierno de las cosas menores.
117.- El tercer principado se llama timocrático o forma de gobierno ti-
mocrático. Y es, según dice el Filósofo, intermedia entre la forma de go-
bierno oligárquico y la democrática al ser un principado que se da en los
hombres de clase media, es decir, que ni son pobres, ni muy poderosos y
ricos, acerca de lo cual trata Aristóteles en el capítulo 9 del libro IV de la
Política.
118.- Otras tres están viciadas como es patente puesto que son contrarias
a las tres formas de gobierno correctas.
119.- La primera es la monárquica tiránica, en la cual uno manda sin
ajustarse a las leyes justas, sino que es ley lo que le viene en gana, o porque
no busca la utilidad política, o porque gobierna en contra de la voluntad de
los súbditos. De ella se habla en los libros III y IV de la Política.
120.- La segunda es la oligárquica en la cual mandan sólo unos pocos
porque son poderosos o son ricos. De ello se trata en el capítulo IV de la
Política.
121.- La tercera es la democrática. Y esto acaece cuando gobierna todo el
pueblo; se trate o no de pobres o de sencillos, en definitiva de cualquiera. Lo
cual acaece o porque el poder supremo se halla a la vez en todos, o son
El gobierno ideal 95

todos los del pueblo los que gobiernan ya sea por medio de los fuertes, ya
sea por períodos determinados. Son muchas las especies de la misma. De lo
cual trata Aristóteles en el capítulo 3 del libro II, y en el capítulo 5, libro IV
de la Política.
122.- Entre todas estas formas de gobierno la mejor es por su naturaleza
la monarquía real, pues, gobernando uno solo, no existen discordias –como
si gobernasen varios–. También ha de pensarse que aquel mandato político
es el mejor si se asemejase más al orden natural. Es así que el mandato mo-
nárquico se asemeja el que más al orden natural. Luego es el mejor, según el
orden de la naturaleza, la primacía existe, porque nunca se equivoca, ni se ha
equivocado. Y como Aristóteles nos dice en el libro XII de Metafísica, los
seres no quieren alterarse ni desordenarse, esto es, las cosas naturales no
quieren de mala manera ser dominantes, por esto el más perfecto orden y
organización se da entre los seres naturales. Y así afirman los filósofos que
no puede gobernarse este mundo mejor de como es gobernado. El filósofo,
en la última proposición, la XII de su Metafísica, manifiesta que hay multi-
tud de príncipes, luego un solo príncipe es bueno. Sin embargo este princi-
pado monárquico –que es el mejor–, no conviene a la forma de gobierno,
pues es difícil encomendar todo a un solo hombre –así nos lo dice Aristóte-
les, al final del libro III de su Política–, principalmente cuando estos hom-
bres no son ascendidos al poder mediante elecciones, sino que son aceptados
por sucesión, y a veces sucede que reina un hombre pésimo y que a la vez
destruye las formas de gobierno: El capricho humano es una mala ley, como
dice el Filósofo, en el libro IX de su Ética. Además, a Aristóteles no le
agradan los regímenes reales, pues son peligrosos, prefiere cualquier otro
tipo de gobierno, como está claro en el último capítulo del libro III de su
Política.
123.- Después de este régimen político, el mejor es el aristocrático que se
establece según las cualidades de los ciudadanos. Pero es muy faccioso. Pues
aunque la elección se haga según la virtud, aquellos que son elegidos, son
aprobados por el pueblo para príncipes, como los mejores. Y aquél que es
elegido para el mando supremo, es considerado como el mejor tanto por los
otros “príncipes” como por los que no lo son; pero entonces los poderosos
que no son virtuosos y no son elegidos para el mando supremo, al ver que
otros menores en poder los aventajan en dignidad y que son considerados
como mejores, estimulados por la envidia, provocan sediciones y se sirven de
la política para hacer disensiones. Este tipo de gobierno o régimen político
no es seguro. El tercer gobierno considerado por Aristóteles como bueno es
el timocrático, del que el Filósofo llega a las mismas conclusiones a las que
llegó en el anterior.
96 Alfonso de Madrigal “el Tostado”

124.- Quedan tres formas de gobierno defectuosas a saber, la tiránica, la


oligárquica y la democrática. De estas tres dice Aristóteles que la tercera, es
decir, la democrática, es conveniente a las ciudades, pues ésta no es sediciosa,
dado que el poder se halla y permanece en el pueblo entero, y todos mandan
por igual. Aristóteles, en el libro III de su Política, concluye que esta forma
de gobierno es la mejor para las ciudades, aunque por naturaleza esa misma
forma de gobierno sea defectuosa, ya que llegan en ella a conseguir ser
“príncipes” aquellos que son indocumentados y aptos por naturaleza a ser-
vir. Por consiguiente, cuando alguien quiere fundar una ciudad, no debe es-
coger para ella el mejor régimen político.
125.- La segunda parte era que el legislador no debe imponer la mejor
ley. Esto está claro, pues según sea la forma de gobierno, así deben ser las
leyes. Pues no se deben implantar las mismas leyes en una monarquía que en
una aristocracia y que en las restantes formas de gobierno. Las mejores leyes
convienen al mejor régimen político y las peores leyes al peor régimen polí-
tico que es el tiránico. Las mejores leyes, que son las reales o las aristocráti-
cas, destruirán el régimen político, y el legislador no estaría de acuerdo. Es
así que aquél que fundó la ciudad no debe elegir el régimen de gobierno.
Luego tampoco debe elegir las mejores leyes. Pero, como debe elegir un
régimen político conveniente para un pueblo concreto, aunque no es bueno
de por sí, así debe elegir leyes convenientes para dicho pueblo.
126.- Esto es evidente en el orden natural. Pues si un médico da alimento
o bebida a un enfermo, nunca debe darle un alimento que es sano de por s í,
sino un alimento y una bebida que sea sana para aquel enfermo en concreto.
El alimento por naturaleza es simplemente sano cuando es conveniente sim-
plemente a los cuerpos sanos, de la misma manera que aquel alimento es
agradable cuando es agradable al gusto que está en buenas disposiciones.
Pero los cuerpos de los enfermos no son simplemente sanos. En consecuen-
cia, es imposible que los alimentos simplemente sanos convengan a estos,
sino los alimentos que son sanos para ellos y eso secundum quid. De la
misma forma si alguien quiere criar a los tiernos niños: para criarlos hermo-
sos y corpulentos, no debe darles un alimento que “simplemente” sea nu-
tritivo, sino que sea nutritivo para ellos. Pues un alimento nutritivo “simple-
mente” no es nutritivo para los niños tiernos, sino que puede ser indigesto
para ellos.
127.- Como consecuencia de todo esto, debemos decir que el legislador
al promulgar las leyes tiene que considerar, no el dar la mejor ley simple-
mente, sino la mejor conforme a la forma de gobierno concreta. Pues, quizá,
el pueblo a quien se le impone una ley es imperfecto y entonces no pueda
aguantar una ley perfectísima. Es más, si examinamos las legislaciones hu-
manas, todas cuantas se han dado desde el comienzo de las ciudades, no se
El gobierno ideal 97

encontrará ninguna buena “en su totalidad” (simplemente), es decir, una


ley que contenga todo lo que contiene una buena ley y que en nada se des-
víe hacia algo malo de por sí y no contenga defecto alguno. Y esto no es de-
bido a la ignorancia del legislador, sino que lo ha hecho con conocimiento
de causa. Y no por esto se las puede llamar leyes malas, sino leyes sobrema-
nera convenientes; pues son convenientes a un determinado fin y estado po-
lítico. Al mismo tiempo, si alguien quisiera quitar todos los defectos de las
leyes, al hacerlas óptimas simplemente las haría las más pésimas y de nin-
guna forma convenientes al régimen político al que se imponía. La única ley
“simplemente” buena es la evangélica que prohíbe todo lo malo e incita a
practicar todas las virtudes. Si, en consecuencia, alguien quisiera imponer la
mejor ley a algún sistema político, le impondría la ley evangélica y prohibiría
todo lo malo, como las meretrices y otros males similares. Pero esto sería
destruir las formas de gobierno. En consecuencia, aunque la ley evangélica
es óptima y “simplemente” buena, si se trata de imponerla a alguna forma
de gobierno, es pésima. Necio sería aquel legislador que ordenase que la ley
evangélica fuese observada en su totalidad bajo castigo en su régimen polí-
tico. De qué modo estas dos afirmaciones tienen su razón de ser aunque
parecen auténticas, a saber, que la ley evangélica es simplemente óptima y,
sin embargo, es mala para un régimen político concreto, se ha hablado en
otra repetición.
128.- En consecuencia: puesto que la mejor forma de gobierno es
aquella que en gran manera aparta del mal e incita y mueve sobremanera a
la virtud, y puesto que no existe ley alguna o constitución que haga mejor
esto que las reglas de los monjes y de los frailes en las que cada uno hace
voto de obediencia, castidad y pobreza, quien quisiera informar a algún
régimen político con las mejores leyes, les debería imponer las leyes de los
monjes. Pero ¿qué cosa más estúpida puede pensarse que una política
semejante? Dios, al imponer leyes imperfectas a los hebreos, no les dio la
mejor ley, sino una que contenía algunas deficiencias con relación a la ley
perfecta. Y sin embargo ésta era la conveniente para aquel pueblo. Y por qué
razón esto no se hizo extensivo con la ley evangélica, se ha dicho en otro
lugar. Por consiguiente, no debe proponer el legislador la mejor ley en una
forma de gobierno porque evitaría todos los males; y según se ha
demostrado, esto no es conveniente que sea así.
129.- Y conforme a esto se entiende el siguiente punto, cuando habla de
la concupiscencia fuera de la constitución: buena es aquella ley que, al
prohibir la concupiscencia, prohíbe todos los males, a saber, todos los males
que son males para el sistema político para el que se ha dado la ley; pero no
todos los males “simplemente”; por el contrario, aquella ley que prohíbe
todos los males “simplemente” es la peor.
98 Alfonso de Madrigal “el Tostado”

130.- De esto se deduce un corolario: aunque Dios haya propuesto con


toda rectitud los preceptos judiciales de la ley antigua, sin embargo ningún
régimen político debió acatarlos, a pesar de poder hacerlo. Y esto es evi-
dente; la antigua ley tenía tres clases de preceptos: morales, ceremoniales y
judiciales. No es mi propósito hablar de cada uno de ellos, ni es el lugar
apropiado para hacerlo. Pero ni los preceptos ceremoniales, ni los judiciales,
aunque obligaban antes, perduraron en la Nueva Ley. Sólo se conservaron
los preceptos morales. A pesar de todo, había una diferencia entre los cere-
moniales y los judiciales; pues los ceremoniales no pudieron perdurar,
puesto que por la naturaleza de su significación repugnaban al establecerse
el Nuevo Testamento. Pero los judiciales, en los que tal significación no
existía, aunque no tuvieron obligación alguna en el Nuevo Testamento, sin
embargo se observaron en él, pues no repugnaban. Por lo que su conserva-
ción no procedería de la fuerza de aquella primera legislación, por la que
nos creeríamos obligados al cumplimiento de esto, al dar Dios tales leyes a
Moisés, sino que nos veríamos en tal caso obligados a su observación me-
diante una nueva institución. Si algún príncipe en su tierra o en la Iglesia
estableciese bajo su jurisdicción que alguna de aquellas leyes se observase,
aquella ley obtendría la fuerza de la obligación, no por la antigua legislación
de Dios, sino por la nueva puesta en vigor de aquel príncipe o de la Iglesia.
Pues la mayor parte de las leyes judiciales se contienen en los capítulos 21,
22 y 23 del Éxodo; la Iglesia puso en vigor muchos de ellos, como es evi-
dente en la Extravagante, de homicidio, capítulo “si alguno con asidui-
dad...”, y en la Extravagante, de adulterios y estupro, capítulo “si alguien
sedujera a una doncella...” y en la Extravagante, de las injusticias y sobre el
daño recibido, capítulo “si al disputar...”, y en los capítulos: “si apare-
ciera...”, “si el buey con cuernos”, “si alguien hubiera dañado...” y en
otros lugares.
131.- Incluso en algunas partes de la tierra muchas leyes derivadas de
aquéllas se observan especialmente. Y no es precisamente porque la Iglesia o
los señores temporales reciban esas leyes porque en otro tiempo hayan sido
dadas por Dios, sino porque unos pueblos quieren recibir las leyes que ob-
servan otros pueblos. Buen ejemplo de esto lo tenemos en los romanos que
recibieron las leyes de los griegos. Pues los romanos enviaron a diez hom-
bres a Atenas; y estos después de haber traducido las leyes dadas por Salón
del griego al latín, las expusieron en las diez tablas. Y al no parecerles per-
fecta esta legislación a los romanos, añadieron dos tablas más de leyes, ha-
ciendo un total de doce tablas. Y estas leyes reciben ordinariamente el nom-
bre de Leyes de las XII Tablas. De éstas nos habla ampliamente el Digesto en
Sobre el origen del derecho en la ley necesaria, Paulo Orosio en Sobre la
tristeza del mundo, S. Isidoro en el libro V de las Etimologías y en el De-
creto, en dist.8, can. Moisés. Consta sin embargo que los romanos no recibie-
El gobierno ideal 99

ron aquellas leyes de Solón como si impugnaron que ellos se vieran


obligados a éstas, sino porque eran las leyes de un hombre prudente, por ello
agradó a los romanos estar de acuerdo con ellas. Y aunque los diez hombres
las habían transcrito en Atenas, sin embargo aún no eran leyes, y no
implicaban obligación alguna sobre los romanos, hasta que llevadas a Roma,
con la aprobación del pueblo, tuvieron fuerza de ley. Así la Iglesia no
recibió las leyes judiciales que Dios había entregado a Moisés como si se
creyera obligada a cumplirlas, sino porque le agradó imponer aquéllas con
las que estaba de acuerdo, pues habían sido dadas con justicia.
132.- Y en este momento alguien podría argüir: Aunque la intención del
legislador es establecer leyes justas que conserven el régimen político esta-
blecido, también es evidente que entre los hombres no existe la certeza de
juicio de forma que siempre puedan dar leyes justas, y aún más, algunas
veces dan leyes injustas a causa de su ignorancia.
Por esto, cuando se descubren leyes de algún hombre prudentísimo, se
está de acuerdo con ellas y no se duda de su justicia como podría dudarse de
otras leyes, de forma que los romanos aceptaron la legislación del ateniense
Solón, apoyándose más en la prudencia de aquel hombre insigne que en la
suya. En consecuencia, Dios es la simple y escueta prudencia, es imposible
que se equivoque y es necesario que las leyes dadas por él sean justamente
establecidas, así pues todas las formas de gobierno debían aceptar aquellas
leyes de cuya justicia no se duda.
133.- A esto se responde que cualquier legislador, como antes dijimos,
debe dar leyes no simplemente las mejores, sino las mejores para aquel ré-
gimen político que quiere dirigir. Dios, que es “simplemente” bueno y
prudente, dio a los judíos preceptos judiciales que no eran simplemente
buenos, porque el pueblo judío no era simplemente bueno por disposición
propia, ni estaba preparado para esto con una disposición cercana. Por esto,
la Ley Antigua, de la que una cierta parte la constituirían los preceptos judi-
ciales, no era perfecta, ni los preceptos judiciales eran simplemente buenos.
Además, si fueran “simplemente” buenos, no les convendrían a estos; pero
eran tales cuales convenía a aquel pueblo. Y, puesto que no todos los pueblos
tienen las mismas predisposiciones como se hallaban entonces los judíos, no
son buenas aquellas leyes para todos los pueblos. Por todo esto, aunque
aquellos preceptos fueron sin duda muy convenientes para los judíos, sin
embargo no nos convienen a nosotros, porque no tenemos las mismas dispo-
siciones que ellos.
134.- Y cuando alguien dice que Dios es perfectísimo legislador y que no
puede equivocarse en la ley que promulga y que en consecuencia todos los
pueblos deben recibir para su provecho estas leyes, la consecuencia no tiene
validez, pues, aunque es imposible que aquella ley que Dios da sea mala para
100 Alfonso de Madrigal “el Tostado”

el pueblo que las recibe, sin embargo es bastante posible, y así ocurre de
hecho –que aquella ley– sea mala para otros pueblos. Pues en los mismos
preceptos judiciales de los hebreos se ponen muchas normas que, si fueran
observadas por nosotros, irían contra las establecidas por nuestro régimen
político. No conviene, en consecuencia, que la Iglesia o alguno de los prínci-
pes modernos imponga y confirme todas aquellas leyes en su territorio.
135.- La segunda conclusión sea la siguiente: que el que quiere encami-
nar todo a una perfecta forma de gobierno, le conviene considerar el mo-
mento de engendrar. Es de sentido común que si alguno va a establecer una
forma de gobierno perfecta, conviene que considere el momento en el que la
procreación debe hacerse. El momento de engendrar puede interpretarse en
doble sentido: o atendiendo a las circunstancias del momento, en las que el
acceso carnal debe realizarse para la procreación, a saber si en primavera, o
en invierno, en otoño o en verano; o atendiendo a la edad de los procreado-
res, es decir, si el que procrea debe esforzarse en hacerlo en una edad o en
otra. Ambos factores influyen mucho en el temperamento corporal e inte-
lectual de los mismos progenitores.
136.- En otra cláusula hablaremos sobre las circunstancias temporales
apropiadas para el acceso carnal. Sin embargo, aquí hemos de hablar acerca
de la edad que deben tener los progenitores, puesto que es muy importante
tener en cuenta su edad. En primer lugar ha de evitarse sobremanera que los
hombres se esfuercen en procrear en una edad tierna puesto que, cuando
alguien practica en unión carnal durante su juventud, toda su fortaleza se
agota y se vuelven débiles, y ya no sirven para acciones bélicas o para algu-
nos otros trabajos propios de la fortaleza y energía corporal, así como para
los duros esfuerzos. A la vez se convierten en impotentes para procrear,
puesto que toda su fuerza se agotó desde la edad más joven. Pero, cuando
alguno durante la edad adulta comienza a dedicarse a la procreación, su
fuerza está íntegra y es robusta, y permanece en él la suficiente energía para
todas las empresas que exigen fortaleza, y su semen es más sosegado y es
válido para mezclarse al semen de la mujer. Estos, pues, son más apropiados
para el poder generativo, y pueden engendrar más hijos.
137.- Sobre este asunto, Aristóteles en el capítulo 15 del VII de la Polí-
tica, dice que el tiempo de engendrar en los varones es hasta los 70 años y
en las mujeres hasta los 50. Esto era en su época en la que el tiempo de la
inseminación duraba más años, pues los hombres eran más robustos. Pues en
la primera edad los hombres engendran a los 100 y a los 150 años y hasta
los 500, como consta en capítulo 1 del libro V del Génesis; pero el tiempo de
la procreación se abrevió según iban avanzando las diversas generaciones.
En tiempos de Aristóteles, los hombres fecundaban hasta una edad más
avanzada que la nuestra, pero no mucho más, a pesar de que desde la época
El gobierno ideal 101

de Aristóteles hasta ahora han transcurrido 1.780 años, pues Aristóteles vivió
en la misma época que Alejandro el Magno de Macedonia.
138.- Dice Aristóteles, en la cita recogida últimamente, que los hombres
no deben esperar a procrear al último momento que pueden hacerlo. En-
tonces por naturaleza, a los padres les faltarán las fuerzas antes de que los
hijos sean adultos; y a causa de la edad esos padres no tendrán suficiente
capacidad para criar a sus hijos, ni los hijos se bastarán para poder cuidarse a
sí mismos por su escasa edad.
139.- El mejor momento de la procreación es precisamente cuando se
engendran los hijos de forma que lleguen a la edad viril antes de que a los
padres les empiecen a flaquear las fuerzas. Para que así los padres procuren
todo lo necesario a sus hijos pequeños, y los hijos, al llegar a la edad viril,
empiecen a cuidar de sus padres, al comenzar a tener deficiencias; y que no
exista intervalo en el que los padres no puedan proporcionar lo necesario a
los hijos o viceversa.
140.- El Filósofo incluso llega a decir, en el capítulo 15, libro VII de la
Política, que la procreación es mala cuando se engendra a los 17 ó 18 años
o en una edad similar por muchas razones.
141.- Primero, porque los niños nacidos, cuando llegan a una cierta edad
en la que deben conocer a sus padres, al verlos tan jóvenes como si fuesen
compañeros, no los respetan tanto como se debiera respetar a los padres.
Entonces surge un gran inconveniente: la indisciplina de los hijos.
142.- Segundo, porque cuando los hombres se casan en una edad muy
joven, debido a la inexperiencia de su edad, que no puede adquirirse en
poco tiempo –así consta en el libro I y V de la Ética– son ineptos para el
régimen económico, a saber, para organizar la hacienda familiar. Y así entre
tanto se echan a perder las grandes facultades que tienen los jóvenes en sus
manos.
143.- La tercera causa –por la que no conviene que se engendre a edad
tierna– es porque al casarse varones de corta edad con las mujeres, engen-
dran hijos de escasa fortaleza física, y esto no conviene a un régimen político
perfecto. Es generalmente aceptado el hecho de que, en todos los seres vi-
vientes, el feto de los nuevos seres es imperfecto y testimonio de ello es que
existen muchos pueblos en los que se permite casarse a jóvenes de corta
edad con muchachitas y en ellos por lo general son pequeños. La razón de
esto está en que el tamaño del feto engendrado depende de la potencia del
semen engendrador. Puesto que la potencia del semen en los jóvenes es
deficiente, pues no ha llegado a la perfección, se sigue que esa deficiencia e
imperfección se halla también en la prole, a no ser que ocurra otra cosa “ p e r
accidens”.
102 Alfonso de Madrigal “el Tostado”

144.- En cuarto lugar, porque el establecer coitos en la corta edad daña


tanto al progenitor como al engendrado, pues el que tiene coitos en ese
momento carece de la potencia y de la cantidad debida de los miembros y
también se ve privado de la proporción debida. Incluso se consigue que no
se esté en buena disposición para dar vida al feto, pues los que frecuentan el
acto del coito hacen provocar una vida de no larga duración, pues mediante
el coito a destiempo se excita un calor no natural, secando los cuerpos tier-
nos y, puesto que la vida consiste en un “húmedo radical” y mediante el
calor natural, al tomar fuerza el calor no natural sobre “el húmedo radical”
el hombre se dispone de antemano a la muerte.
145.- Hay otra causa, incluso muy buena, que todos, por sencillos que
sean la conocen en toda su dimensión. Es en gran manera perjudicial y
peligrosa que las mujeres establezcan coitos antes de la edad debida, pues
acontece que las jóvenes pueden correr peligro e incluso mortales con los
partos a causa de la estrechez y no completo desarrollo de los vasos femeni-
nos y por lo tierno en la naturaleza juvenil no capaz de tolerar tanto dolor.
146.- También en segundo lugar, puesto que nacen fetos pequeños de las
mujeres que establecen coitos en edad temprana, aun concediendo que los
hombres tengan la edad deseada. Y esto puede suceder por dos motivos, a
saber, o por la imperfección de la semilla u orgasmo femenino, o por la
estrechez de los vasos de la matriz que cohíbe y reduce el feto a un tamaño
muy pequeño.
147.- En tercer lugar, porque, mediante los coitos inoportunos las muje-
res, quedan indispuestas a engendrar, es decir, que después no pueden con-
cebir. De donde con frecuencia observamos que algunas jovencitas que en
una edad muy temprana entablaron “relaciones” con los hombres, después
no pudieron concebir.
148.- En cuarto lugar, porque es perjudicial; en efecto, los jovencitos
acostumbrados desde la más corta edad a los coitos se hacen más ardientes y
disolutos y después, aunque se multipliquen los coitos, no se sacian.
149.- En consecuencia, la edad más apropiada para engendrar, como nos
dice Aristóteles, en el capítulo 15, del libro VII de la Política, antes citado, es
en los hombres alrededor de los 36 ó 37 años, ya sea poco antes o poco
después; pero en las mujeres alrededor de los 18 ó 20 años. El engendrar a
esas edades conviene a la prole engendrada y al padre que engendra con
relación al buen porte y formación del cuerpo y al interés económico, pues
los hijos engendrados a los 36 años o poco antes, serán perfectos hombres y
potentes para engendrar antes de que sus padres lleguen a la vejez en la que
carecen de fuerzas, y así proveerán a sus padres tal y como estos nutrieron y
criaron a sus hijos cuando eran tiernos.
El gobierno ideal 103

150.- En el mismo sentido, Aristóteles dice que, aunque los hombres


puedan engendrar hasta los 70 años, sin embargo no deben engendrar hasta
esa edad, pues los fetos de los jóvenes y de los viejos son imperfectos por su
cuerpo y deficientes de inteligencia. La razón de esto es porque la perfec-
ción de nuestro entendimiento, en cuanto al conocimiento se refiere –puesto
que están unidos–, depende o se mide conforme a la perfección de la fanta-
sía y de los órganos cognoscitivos, no porque el entendimiento esté unido al
cuerpo o precise de una cierta cualidad del órgano, como el conjunto de
cualidades orgánicas del hombre, a saber, como la vista, el oído y demás
sentidos. Pero puesto que para que exista la actuación propia de cada sentido
se presupone que preceda o exista in actu la acción de los sentidos, y así
decimos que el ciego no puede hacer juicios sobre los colores, pues carece
de la cualidad orgánica correspondiente que se exige para realizar el acto
antes de la operación del entendimiento, así como dice Aristóteles, en el libro
primero de los Segundos Analíticos, se necesita carecer de aquel conoci-
miento si carecemos de la facultad sensitiva que tiene dicha cualidad como
objeto. Incluso, puesto que para el acto de intelección se necesita una con-
versión actual del entendimiento sobre la imagen, como dice el Filósofo, en
el libro tercero de Sobre el alma, conviene que el que va a hacer el acto de
intelección vea a través de las imágenes. Pero si la imaginación no está en
disposición, el entendimiento no podrá tener su acto, o lo puede tener pero
muy imperfecto. Y ésta es la única razón por la que el hombre ebrio no
puede comprender o comprende poco e imperfectamente.
151.- Esto ocurre igual cuando el hombre está dormido. Pues si el enten-
dimiento no tuviese una actual “conversión” hacia la imagen para enten-
derla, no se entendería que el hombre no entendiese igual cuando está sobrio
que cuando está ebrio, puesto que el entendimiento en sí está igualmente dis-
puesto; es claro que el entendimiento no se ve afectado por algún defecto
corporal, pues es simplemente incorpóreo. Quien tiene mejores órganos
mejor comprende. Pero la disposición de los órganos se hace según “ l a
cualidad del semen por el que se forma el cuerpo y según la influencia ce-
leste que dispone el semen”. Pero en los jóvenes y en los ancianos no es aún
muy perfecta que digamos o ya se apartó de la perfección. En consecuencia
tales fetos son imperfectos si se consideran desde el punto de vista del enten-
dimiento.
152.- En consecuencia, el Filósofo concluye que, según el parecer de los
filósofos y poetas, el tiempo determinado para dedicarse a la procreación en
el hombre para poder formar descendencia perfecta debe estar entre los 36
años, o poco antes, y los 50 ó 54. Todo esto se exige sin duda alguna para la
buena calidad de la prole, tanto en lo que se refiere a la manera de ser del
cuerpo como en la perfección del entendimiento.
104 Alfonso de Madrigal “el Tostado”

153.- Aunque de esto no se ha ocupado mucho el derecho humano, prin-


cipalmente el eclesiástico, sin embargo concede que la alianza conyugal se
pueda hacer al principio de la pubertad, que suele ser a los 14 años en el
hombre y 12 en la mujer, o lo que es lo mismo, cuando por la formación del
cuerpo se demuestra que puede engendrar, como dice Isidoro, en el capítulo
2, del libro XI de las Etimologías, y la Extravagante, Sobre el compromiso
matrimonial de los jóvenes, en el capítulo “los jóvenes”.
154.- Vamos a dar la explicación de todo esto, y en primer lugar acerca
de los derechos humanos civiles. Estos derechos civiles tienden a la paz
social como el primero y el sumo bien, como está claro desde el principio
del libro VII de la Política. Si a los hombres se les prohibiese casarse antes
de los 36 años al ansiar muy ardientemente los jóvenes el acto venéreo, la
ciudad entera se llenaría de pasiones. Y por esto las innumerables sediciones
surgidas provocarían la disolución de la forma de gobierno. En consecuen-
cia se está más de acuerdo en tener descendencias imperfectas que en so-
portar que se destruyan todas las formas de gobierno.
155.- La explicación que nos da el derecho divino o eclesiástico –no
hago distinción ahora entre estos dos derechos–, es la siguiente: Pues el
derecho divino intenta apartar a los hombres del pecado, para que se perfec-
cionen para la vida eterna, más que en proporcionar a los hombres una per-
fección temporal consintiendo el pecado. Pero los hombres al llegar a la
pubertad, comienzan a desear ardientemente el coito. Por lo que si en los
hombres imperfectos no se pone providencia a la pasión con el saludable
remedio de entablar pactos matrimoniales honestamente, necesariamente se
seguirían toda clase de pasiones. El derecho divino solamente persigue con-
ducir a los hombres a cualquier tipo de perfección tanto del cuerpo como
del alma. Por esto, el Apóstol, para evitar la fornicación, aconseja poner el
matrimonio como remedio y así nos lo dice en el capítulo 7 de la I carta a los
Corintios: cada uno tenga su mujer a causa de la fornicación, es decir, para
evitar la fornicación; y también: “Mejor es casarse que quemarse por la
pasión”. Puesto que la política eclesiástica está subordinada a la política
celestial, la Iglesia se preocupa de que los hombres se perfeccionen con-
forme a esa forma de gobierno, apartándolos del pecado, más que llevar a
cabo su perfección al hacer el cuerpo y el entendimiento, lo más aptos
posible.
156.- Pero existe aún otra razón muy poderosa, aunque no sea honesta.
Pues, según la opinión muy extendida de los que hablan de las cosas carna-
les, nadie, aunque no esperase el fruto de la felicidad eterna por causa de su
continencia, ardería en tanto amor de perfeccionar la forma de gobierno
hasta el punto de privarse del placer venéreo durante todo el tiempo de su
juventud, en la cual los movimientos carnales son extremadamente podero-
El gobierno ideal 105

sos hasta los 36 años. En consecuencia, semejante ley, aunque en sí fuera


buena, sin embargo ningún régimen político la observa o guarda.
157.- La tercera conclusión sea que el político que se preocupa de hacer
la descendencia perfecta debe interesarse por las ocupaciones de los proge-
nitores. Esto es razonable, pues quien quiera tener la preocupación de en-
gendrar una descendencia perfecta: o él, queriendo inducir a tal perfección,
es un político, y va a procurar que esto se extienda a todo su gobierno, o es
otro hombre cualquiera y debe considerar los trabajos u ocupaciones de los
progenitores. Aristóteles, en el capítulo 15 del libro VII de la Ética, dice que
los hombres, que tienen voluntad de engendrar, deben esforzarse en tener
trabajos llevaderos, de forma que los trabajos no sean excesivamente fuertes
y agotadores. Y por el contrario, quienes no están en la voluntad de engen-
drar deben estar apartados de las ocupaciones públicas. Cualquiera de estas
dos disposiciones aportan no poco para la buena constitución del cuerpo y
para la perfección del entendimiento.
158.- De esto, pues, se sigue que aquellos hombres que se dedican a las
comidas y bebidas voluptuosas, que no se han de ocupar en trabajo alguno o
preocupación, engendran hijos hinchados, débiles de cuerpo e ineptos de
inteligencia, lentos sobremanera para toda alteración, es decir, muy aptos
para la debilidad.
159.- La razón de esto es que la deformidad del semen y la superflua
abundancia del mismo semen es provocadora de la hinchazón y hace que las
carnes sean blandas y flojas con una flojedad y blandura propia de la mujer.
Y no conviene que los que vayan a engendrar se entreguen a trabajos muy
fuertes, hasta el punto de que quebranten los cuerpos humanos con todo tipo
de ejercicios fuertes, o en el cotidiano ejercicio de las armas e incluso en la
guerra o en los cotidianos y grandes trabajos de los labradores, los cuales en
su totalidad golpean sus cuerpos.
160.- La causa de esto es porque los trabajos fuertes y el excesivo movi-
miento provocan un calor exagerado y no natural, que no solo produce
superfluas aguas del semen, sino que también hace que la virtuosidad del
semen en la que se encuentra todo el vigor, se extinga y queme el mismo
líquido natural del semen.
161.- De lo cual se sigue que, algunas veces, se ve que los hijos de unos
hombres muy esforzados, que fueron engendrados en el tiempo en que sus
padres se dedicaban día y noche a las preocupaciones de su trabajo, son pe-
queños de cuerpo, débiles de fuerzas y no muy dotados intelectualmente;
incluso, en muchos casos, son sospechosos de necedad. La causa es que la
excesiva preocupación por el trabajo quema y seca al hombre entero. Pero el
semen cuando está seco, carece de la debida humedad conforme a la cual se
realiza el aumento en los cuerpos. El aumento, pues, se hace en lo húmedo y
106 Alfonso de Madrigal “el Tostado”

en lo tierno. Por ello, lo que se seca o está próximo a la sequedad, después


no puede aumentar. Una vez que el semen se seca o se destruye se secan
también los órganos. Y puesto que la facultad de la fantasía exige una debida
proporción de humedad, ocurre que los que incurren en alguna sequedad de
la fantasía, caen en una especie de locura o de necedad y embobamiento.
162.- Esto se observa en los lunáticos y en los locos, que tienen toda hu-
medad, de forma que la manifiestan de hecho durante su flujo y reflujo en
las dos cuadraturas más que en las otras dos. Cuando la luna se halla en
cuarto creciente entonces produce más abundante humedad y entonces los
lunáticos y los locos, al tener intervalos lúcidos, están más en sus cabales;
pero en el cuarto menguante, puesto que la luna no produce suficiente hu-
medad, la facultad de la imaginación se seca, y tanto los lunáticos como los
locos comienzan a enloquecer fuertemente. Algo semejante observamos en
los coléricos curtidos que por necesidad se encuentran secos; por ello están
predispuestos a la locura, si no se les cuida debidamente.
163.- Incluso, de esto, se puede deducir que los hombres muy entregados
a hacer el amor y que lo están haciendo continuamente, no son dueños de su
deseo y no están en condiciones de engendrar; y, si engendran, la descen-
dencia nace deficiente, según se ha dicho anteriormente.
164.- La razón de todo esto es que, como la excesiva preocupación en los
trabajos destruye la materia seminal y hace los fetos imperfectos en cuanto al
cuerpo y al entendimiento, así la desmesurada práctica del amor mina los
cuerpos de los amantes, y, lo que es peor, no existe pasión alguna ni trabajo
que consuma y destruya al hombre de igual modo; así lo demostraremos
más adelante. En consecuencia, esta pasión vehementísima e irracional, o
mejor dicho esta locura, seca y destruye rápida y poderosamente al amante.
165.- Así observamos que los amantes de ordinario son pálidos. Y éste es
el verdadero color de aquellos que aman ardientemente. Y así Ovidio, maes-
tro de esta disciplina dice, en el libro primero Sobre el arte de amar:
166.- Que todo amante esté pálido:
éste es el color apropiado para el amante.
167.- La preocupación excesivamente ardiente y la continua preocupa-
ción destruyen muy poderosamente el cuerpo. En los cuerpos humanos
existe un color rojo de la sangre subcutánea, esto es, puesto bajo la piel, por
el cual aparece un cierto rubor de la piel misma. Cuando un amor ardiente
destruye la sangre subcutánea, el color rojo se convierte en negro; de esto se
sigue necesariamente un color pálido y lívido que tiende al color negro en la
superficie de la piel. Pero si en el aspecto del hombre no existe el color rojo,
al menos hay una humedad diluida dentro de la piel, diseminando el color
El gobierno ideal 107

rojo de la piel y convirtiéndolo en blanco; todo esto desaparece con el ardor


muy ardiente de los amantes.
168.- Por todo lo dicho, el rostro se torna arrugado y tiende a un color
negro. Por ello también observamos que los hijos de los labradores, quienes
se dedican a duros trabajos, nacen pequeños de cuerpo y tienen mermadas
fuerzas puesto que el excesivo trabajo y actividad destruyen la materia se-
minal.
169.- De la misma manera observamos que los hijos de los pastores tie-
nen cuerpos esbeltos, bellos y robustos, pues los pastores no se ocupan en
trabajos muy duros cuando ejercitan sus cuerpos; ni tampoco están total-
mente ociosos, pues se mueven con movimientos apropiados, y están ex-
puestos al frío y al calor y ejercitan trabajos y ejercicios que son apropiados
al desarrollo apto del semen. Estas observaciones conviene también hacerlas
a todas las mujeres, es decir, no deben entregarse a trabajos duros después de
la concepción, pues pueden abortar con facilidad. Y si el semen no se ha
formado, o aunque esté formado, un color natural suscitado produce en los
fetos los mismos inconvenientes que hemos indicado acerca de los hombres,
a saber, la disecación del semen y la indisposición para el aumento del
cuerpo, para su fortaleza y para la “humedad” del entendimiento, íntima-
mente ligado a la facultad de la fantasía.
170.- Cuarta conclusión: si la perfección de la prole se exige de los pro-
genitores, es necesario tener en cuenta en gran manera el lugar y situación.
Es razonable porque si alguien desea tener descendencia perfecta, debe
considerar el lugar en el que se engendra o hacia qué parte del mundo está
situado dicho lugar. Acerca del lugar apropiado para la procreación, Aris-
tóteles, en el capítulo 15 del libro VII de su Política, dice que conviene
escoger un lugar más tendente a zonas frías que a zonas calientes, o al menos
que se halle en una zona intermedia. Pues observamos que los hombres
nacidos en zonas frías comúnmente y proporcionalmente son más robustos y
tienen sus cuerpos más desarrollados que los hombres que han nacido en
zonas cálidas, como dice el Filósofo, en el capítulo 5 del libro VII de la Polí-
tica.
171.- La razón de todo esto es porque el frío del lugar que rodea, al espe-
sarla, no deja perderse la virtuosidad del semen en la cual se encuentra la
fuerza de la prole que va a existir, tanto en lo relativo a la fortaleza como a la
corpulencia. La temperatura cálida del lugar dispersa el semen y, haciéndolo
más débil, lo desvirtúa, y hace que la virtuosidad del semen se pierda.
172.- Debe incluso averiguarse qué orientación es la mejor para lograr la
perfección de la prole, es decir, hacia qué parte del mundo. Dicho de otra
manera: el lugar de la inseminación ¿enfrente de qué viento ha de orien-
tarse?, ¿al austro?, ¿al aquilón?, ¿al viento del este?, o ¿al viento del oeste? La
108 Alfonso de Madrigal “el Tostado”

inseminación no es conveniente que se realice en lugares situados donde


azota el austro, para que dicha inseminación no pueda ser azotada por el aire
total y directamente; pero la inseminación es muy conveniente que se haga
en zonas expuestas al aquilón porque por la parte por donde sopla el aqui-
lón algunos lugares tienen cierta elevación y así el viento no toca o toca poco
la inseminación. La inseminación es mediana tanto en los lugares orientados
hacia el viento del este, es decir, el viento que sopla del oriente, como en los
lugares orientados hacia el viento del este, es decir, el viento procedente de
occidente.
173.- Cuando existe la inseminación, debe tenerse en cuenta qué clase de
viento sopla. Si sopla el viento aquilón, la inseminación es muy conveniente,
incluso cuando sopla el viento de nordeste o noroeste. Pero si sopla el austro,
o el viento de sureste o noroeste, la inseminación es mediocre; mejor será
cuando soplan los vientos colaterales que están orientados al norte que los
vientos colaterales que están orientados al sur. El motivo de todo esto es
porque el viento aquilón, al ser frío, hace que la virtuosidad del semen no se
desvirtúe, además ese viento no seca ni consume las humedades viscosas con
su agudeza y con su falta de humedad; las humedades viscosas son en gran
manera convenientes al feto. Por el contrario, los vientos australes son cáli-
dos y húmedos y en consecuencia hinchan los cuerpos y les hacen húmedos,
lo que en gran manera no conviene a la buena formación del feto. Los
vientos del este y del oeste son los que soplan del noroeste y nordeste, su-
reste y suroeste son de una temperatura ni fría ni cálida y tienen la humedad
conveniente.
174.- De lo que se deduce que la descendencia que se engendra en el frío
invierno, cuando sopla el aquilón y cuando la tierra está helada, es mejor a
todas las demás por las razones expuestas anteriormente, es decir, por el frío
que retiene la virtuosidad del semen. La descendencia engendrada en el
calidísimo verano es muy mala y deficiente en cuanto a su entendimiento,
corpulencia y fuerza, debido al calor que hace que se desvirtúe la fuerza o
alma del semen. Y para esto existe el remedio de que el ambiente del lugar
se llegue a templar, es decir, que los hombres que habitan tierras muy frías se
dediquen a procrear al comienzo de la primavera. Y si la tierra está excesi-
vamente fría, empiecen en el mismo verano; pues hay tierras que se encuen-
tran en el séptimo clima y más arriba en las partes que tienden al polo norte.
Pues si los habitantes de una tierra fría en un invierno muy frío se dedicasen
al coito, engendrarían una prole perfecta en lo que se refiere a su corpu-
lencia y su fuerza, pero demasiado deficientes en cuanto a su inteligencia
pues no se desperdiciaría fuerza o virtuosidad alguna del semen y unos
hombres tales serían demasiado apasionados, y arriesgados e impetuosos
para todo; de esto nos habla Aristóteles, en el capítulo 5, del libro VII de su
El gobierno ideal 109

Política. Si aquellos hacen el coito en primavera o verano, el mismo frío del


lugar contribuiría a mantener la fuerza o virtuosidad del semen. Pero lo
cálido del tiempo contribuiría al orden del semen y así la descendencia sur-
girá bien proporcionada por término medio tanto en lo que se refiere al
cuerpo como al entendimiento.
175.- De lo que se deduce que ninguna tierra es más apta para engendrar
hombres perfectos conforme al entendimiento y conforme al cuerpo que la
tierra del cuarto clima en la que nosotros vivimos. Pues aunque las tierras
que se hallan en el séptimo clima y más allá del séptimo, en el octavo y hasta
el décimo, como son Inglaterra, Alemania, Dacia, Noruega y otras tierras
cercanas al polo, valen más para hacer los cuerpos de los hombres más
fogosos, impetuosos y robustos –como se dice ordinariamente– que los
habitantes del cuarto clima; sin embargo, en el cuarto clima se engendran
hombres de una corpulencia apropiada, de fuerzas suficientes y agudísima
inteligencia. Si se indaga en la Historia, se verá que los hombres de este
quinto clima realizaron más gestos heroicos y tuvieron más sabiduría que en
todos los demás climas considerados todos juntos. En efecto, en este clima
está Roma, en él está la parte de Grecia en la cual en otro tiempo florecieron
los estudios y finalmente en este clima se encuentran todas las demás accio-
nes dignas de honrar en mayor número. Quienes quieren engendrar en tierra
muy cálida procuren hacerlo en tiempo de invierno; no cuando el austro
sopla acompañado de gran cantidad de agua, porque entonces la
descendencia se infla; sino cuando el aquilón provoca fuertes heladas y fríos
duros.
176.- De lo expuesto se sigue este corolario: bajo ambos polos, el ártico y
el antártico es imposible que se pueda dar la procreación o generatio o la
corrupción de forma natural. Esto es evidente, pues bajo ambos polos existe
un frío tan intenso que se rompe y encoge el semen, lo hiela, y lo hace pere-
cer, de forma que ningún semen viril puede unirse al menstruo femenino. Y
si de algún modo se unen, el calor del semen desaparece, puesto que el frío
del lugar rechaza a aquél, pues no existe en esas zonas fuerza alguna orde-
nada de menstruo femenino ni se puede formar el feto que es necesario para
la procreación.
177.- Y se argumenta que el frío no evita la procreación pues el agua es
fría y sin embargo los peces se reproducen en ella. Se contesta que no re-
pugna a la procreación cualquier tipo de frío, sino el frío desmesurado. In-
cluso el frío, si es moderado, colabora en la procreación, pues mitiga el calor
y hace que el semen se concentre y se fortifique y no permite que su fuerza
o virtuosidad se disipe; por esto las distribuciones del semen se hacen más
abundantemente y su fuerza hace al feto más fuerte y corpulento. El frío
110 Alfonso de Madrigal “el Tostado”

desmedido, tal como existe en ambos polos, hace que la fuerza y eficacia del
semen se extinga y desaparezca.
178.- Acerca de esto se puede también hacer distinción: pues como no es
lo mismo lo sano para el hombre y para los peces, como dice Aristóteles, en
el capítulo Sobre la sabiduría, en el libro VI de su Ética, así lo frío y lo cá-
lido no es lo mismo para el hombre que para los peces. Está claro que el
agua no está fría para los peces y de hecho allí se reproducen; para los hom-
bres, sin embargo, está fría y en ella la reproducción no es posible. La razón
es porque los peces viven en el agua y fuera de ella no pueden vivir; los
hombres, por el contrario, viven en el aire y no podrían vivir dentro de las
aguas si el agua llegara a entrar en su interior.
179.- De otro modo puede decirse esto, a saber, porque, aunque el agua
en la que viven los peces son “simplemente” frías para nosotros, sin em-
bargo no son hasta tal punto frías que eviten la reproducción. Pues las aguas
se calientan con los rayos incidentes y reflejos del sol al penetrar hasta la
profundidad del agua y gran parte de la tierra; por ello se encuentra en ella
el calor suficiente para la ordenación del semen de los peces y de esa forma
no se puede comparar el frío de los ríos al frío que hay en los polos. Pues,
como dice el Filósofo, en el libro II de la Física, el sol y el hombre producen
el hombre. En consecuencia, si el sol no existiera, habría posibilidad de en-
gendrar al hombre, pues la fuerza de las causas de los seres superiores se
transmite por la concatenación y dependencia de la naturaleza. Así, si no
existiese el sol la procreación no se realizaría. Y si no influyese el sol debi-
damente, la procreación no se llevaría a cabo. Las partes sometidas a ambos
polos no están sometidos a la fuerza e influencia del sol. Luego no habrá allí
procreación.
180.- Y es evidente, pues las zonas situadas en los polos están en gran
manera distantes en todo el mundo de la línea equinocial y de la latitud del
zodíaco. El sol, sin embargo, y todas las demás estrellas actúan sobre estas
zonas inferiores por los rayos que son incidentes y reflejos. Ninguno de
estos rayos puede influir sobre los polos sino de forma muy débil. En resu-
men, no puede haber procreación. Que el rayo incidente no influye sobre
los polos es algo evidente, ya que dicho rayo cae directamente desde el
cuerpo luminoso sobre el cuerpo recipiente. Para que este rayo tenga efica-
cia se requiere una elevación del cuerpo luminoso sobre el cuerpo sobre el
que el rayo incide; y no debe ser una elevación cualquiera, sino que tiene
que ser una elevación suficientemente perpendicular. Pues si el cuerpo que
emite los rayos está módicamente elevado sobre el cuerpo que recibe los
rayos, habrá rayo incidente pero no con la suficiente fuerza como para pro-
ducir calor.
El gobierno ideal 111

Lo mismo ocurre con el sol en relación a las zonas situadas en el polo ár-
tico. Pues si el sol se mantuviese en la zona central del zodíaco que se en-
cuentra entre libra y aries, se ocultaría en aquellas zonas y habría una noche
de medio año, como el sol se nos oculta a nosotros durante la noche.
Cuando el sol llega a Aries, es decir, a la otra parte central del zodíaco, co-
mienza a aparecer sobre aquella parte de la tierra. Pero, a pesar de todo, al
elevarse poco el sol, los rayos inciden muy poco. Los rayos incidentes pro-
ducen poco calor, no así los reflejos. En los polos, sin embargo, la reflexión
de los rayos es muy poca, puesto que en la mayor elevación del sol sobre
aquellas zonas, la altura en línea recta es de 23 grados y algunos minutos,
conforme a la medida de la desviación de la cabeza de cáncer a partir del
ecuador del día. Una elevación tan pequeña no es suficiente para producir
los rayos reflejos, principalmente porque los lugares intermedios por los que
el rayo reflejo debe pasar en el polo, abundan en nubes, aunque sobre el
centro del polo mismo las nubes no pueden encontrarse. Por lo tanto la
acción del sol en aquellas zonas es nula.
181.- Lo mismo hemos de decir del otro polo, del antártico, que es el del
sur. Que exista el frío en los polos no solo se demuestra racionalmente, sino
que se prueba experimentalmente. Pues en las zonas orientadas al norte, es
decir, mas allá de Inglaterra, Noruega, Escocia y las islas Orcadas son tan
grandes los fríos que los ríos están helados perpetuamente y las “cuadrigas”
se mueven sobre los mismo hielos. En consecuencia, si en estas tierras existe
tanto frío, donde la elevación del polo apenas es de 60º, ¿qué ocurrirá,
cuando se llega a la isla de Tule, que es el último lugar de la parte
septentrional del mundo?, como dice Boecio en el verso 6 del libro 3 Sobre
la consolación. En esta isla, el día en el que el sol se aproxima a la cabeza de
cáncer, es decir a mediados del mes de junio, es un día de 24 horas íntegras,
así pues no hay noche ese día; a partir de entonces allí disminuyen los días
como aquí. De todo esto nos habla Solino en Polyhistor, en el capítulo sobre
Britania. Si en esa tierra, donde la elevación del polo es de 60º, hay tanta
diferencia con relación a nuestra región salmantina donde la elevación del
polo es de 41º y 19 minutos, ¿qué diferencia de frío, al aumentar éste conti-
nuamente, no habrá hasta llegar a la zona de la tierra donde la elevación es
de 90 grados? Y éstas son las zonas de la tierra o las aguas que están situadas
en el polo ártico.
182.- En aquella parte del orbe no existen ni ríos ni fuentes, pues para
que existan ríos se necesitan fuentes. Pero las fuentes en esas tierras no pue-
den existir, porque para la existencia de fuentes se requiere cierta calidez
encerrada en las entrañas de la tierra que provoque vapores convertibles en
agua, y un cierto frío del lugar que condense los vapores elevados transfor-
112 Alfonso de Madrigal “el Tostado”

mándolos en agua. Pero en aquella tierra no puede existir calidez alguna. En


consecuencia no puede haber fuentes.
183.- De la misma forma que no pueden producirse ni árboles ni hierbas,
puesto que ambas necesitan de un calor moderado y de una materia tierna. Y
ninguna de la dos circunstancias es posible que exista bajo los polos por el
frío intensivo que excluye todo grado de temperatura y por la excesiva se-
quedad que endurece todo; ni los mismos guijarros pueden reproducirse. La
tierra entera allí es durísima y el mar es como un campo helado. Ni los peces
pueden engendrarse allí ni pueden ciertamente existir. Pues no existe allí
agua alguna y el mar está continuamente helado parecido a un erial. Todo
esto es digno de creerse, pues la misma razón nos convence de manera ab-
soluta de acuerdo con la acción de las causas naturales.
184.- El hombre tampoco podría reproducirse allí, no podría vivir de
modo alguno, ni siquiera durante un brevísimo espacio de tiempo. Pues si
algún ángel o demonio trasladara a algún hombre a aquellos lugares, rápi-
damente moriría. No existe un frío mayor en todo el universo, ni es posible
que exista naturalmente. Bueno, se podría decir que Dios en el Infierno pro-
dujo un frío mucho más intenso para castigo de los condenados; pues en el
capítulo 24 del Libro de Job, se nos dice: pasarán de los hielos de las nieves
al calor de los fuegos.
185.- La quinta conclusión sea la siguiente: aunque la pluralidad de
mujeres podría ser conveniente para un solo hombre, sin embargo la varie-
dad de hombres para una sola mujer se opone a toda razón. Es decir, que si
bien el hombre puede tener muchas mujeres, y esto no repugna a la razón,
sin embargo una mujer no puede tener muchos maridos, pues repugna en
gran manera a la razón.
186.- Pero alguien puede decir: puesto que a un marido le está permitido
tener varias mujeres, debería también estar permitido que una mujer tenga
varios maridos. Esta afirmación no carece de razones. En efecto, el enlace
matrimonial tiene por fin la procreación; pero, a veces, la mujer recibe en
matrimonio a un hombre que es impotente o que tiene algún “miembro”
dañado; estos dos defectos impedirán la finalidad del matrimonio, ya sea que
la impotencia o la deficiencia tengan su origen antes del coito o después. Lo
mismo podríamos decir de otros muchos casos. En consecuencia, en estas
circunstancias habría derecho a que la mujer pudiera recibir a múltiples
hombres.
187.- A esto puedo responder con Agustín en su libro Sobre el bien con-
yugal, que no es lo mismo hablar del hombre que de la mujer por múltiples
causas.
El gobierno ideal 113

188.- La primera es la dignidad del sexo, pues el hombre es lo esencial


en la mujer pero la mujer no es lo esencial en el hombre, tal y como es
evidente en el capítulo 1 de la Carta a los Corintios. Por esto conviene
permitir muchas cosas a los hombres que no conviene permitírselas a las
mujeres.
189.- La segunda causa es porque, si la mujer tiene muchos hombres, re-
pugna a la intención de la naturaleza. En efecto, la naturaleza está encami-
nada al coito, o, dicho de otra manera, la voluntad de Dios lo estableció y la
razón humana decidió que por el coito se produzca la procreación y la natu-
raleza específica se conserve con la sucesión. Pero, si la misma mujer tuviera
muchos hombres, esa intención de la naturaleza se impediría, pues nunca
podría engendrar. La mujer que “conoce” a muchos hombres y en un
breve espacio de tiempo nunca puede concebir; como ocurre con las mere-
trices que, al “conocer” a muchos hombres, no conciben de ninguno.
190.- Si la mujer conoce a dos hombres en diverso tiempo, puede conce-
bir de los dos. De forma que dé a luz el feto que concibió del primero antes
de que conciba del segundo. Sin embargo se ha comprobado que la misma
mujer ha concebido de dos hombres, de manera que, después de haber con-
cebido del primero, conciba del segundo. Aunque, después de haberse reali-
zado la concepción, el orificio de la matriz naturalmente se cierra de forma
que ya no puede entrar el semen y no puede realizarse la concepción. Sin
embargo acontece, a veces, que incluso se produzca una concepción seguida
de otra, esto puede ocurrir o porque la boca de la matriz ha permanecido
abierta, o porque se abrió posteriormente a causa del ardor de la pasión, tal y
como nos dice Solino, en Polyhistor, en el capítulo sobre las cosas maravillo-
sas que existieron en el hombre. Así nos cuenta que Alcmena parió a Hércu-
les y a Iflico, su hermano, y que los dio a luz de dos concepciones diferen-
tes; esto lo atestigua el hecho de que nacieron en un intervalo de tiempo
diferente y el espacio diferencial fue de un mes y por supuesto del mismo
útero. La ley humana no podía adaptarse a estos hechos.
191.- Pues si la misma mujer tuviera varios hombres, estos, si la mujer les
agradase, querrían acercarse a ella en los mismos momentos; y entonces
surgiría el inconveniente señalado, es decir, que esa mujer no podría conce-
bir.
192.- Este inconveniente no existe en el hombre al tener muchas mujeres.
Pues varias mujeres podrían concebir de él; y esto podría ocurrir en mo-
mentos próximos o seguidos pues una mujer no serviría de obstáculo a la
otra. Lo mismo ocurrió a Loth que dejó encintas a sus dos hijas en dos
noches sucesivas; en una noche dejó encinta a la mayor y en la noche
siguiente a la menor; así nos lo dice el capítulo 19 del Génesis; y lo que
114 Alfonso de Madrigal “el Tostado”

entrañaba aún más dificultad. Loth seguía siendo virgen después de ambas
concepciones.
193.- La razón de la diversidad entre el hombre y la mujer es que el
hombre es emisor y la mujer receptora.
194.- La tercera razón expuesta por San Agustín es que la pluralidad de
hombres para la misma mujer repugna al sacramento del matrimonio. Pues
el matrimonio es un gran sacramento entre Cristo y la Iglesia, como dice el
Apóstol, en el capítulo 6 de la Epístola a los Efesios. En este sacramento el
hombre, es decir Cristo, es el único.
195.- Sin embargo, la mujer, es decir la Iglesia, aunque sea una sola en sí,
en cierto modo es múltiple; y esto no sólo es así atendiendo a los diversos
tiempos, como la Iglesia y la Sinagoga, sino también ocurre en una misma
época, tal como distingue Agustín, a saber, la Iglesia es cuádruple: Iglesia de
los contemplativos representada por Raquel; Iglesia de los activos represen-
tada por Lía; Iglesia de los contemplativos mercenarios, representada por
Balam, esclava de Raquel; e Iglesia de los mercenarios activos representada
por Zelfa, esclava de Lía. En lo que concierne a esta razón nos convence de
algún modo o hasta cierto punto; pero no tiene validez alguna en cuanto al
estado político entre gentiles sarracenos o judíos, ya que ellos no se preocu-
pan en absoluto del significado del sacramento.
196.- La cuarta razón, según el mismo Agustín, es que si una mujer tu-
viera varios maridos, repugnaría a una paz ordenada. La mujer y el marido
no sólo se reciben mutuamente para una comunicación natural, que es lo
principal, según nos dice Aristóteles, en el capítulo 1 del libro I de su Polí-
tica; sino también se reciben mutuamente a causa de su comunicación bien
ordenada que sirve para la conservación del individuo, como declara el Filó-
sofo en el capítulo 1 y 2 del libro primero de su Política. La paz bien orde-
nada consiste en la buena administración del rector metódico para con sus
súbditos. El rector es el hombre, los súbditos son la mujer, los hijos y los
siervos. Si la mujer tuviese varios maridos, serían varios los rectores “con el
mismo rango” en la misma casa. Y esto no es admisible ni racionalmente ni
por naturaleza, pues toda potestad rechaza alianzas. Así, en efecto, nos lo
dice Lucano en el libro sobre La guerra de César y Pompeyo:
197.- Será imposible la lealtad entre los copartícipes del mundo y no ha-
brá suprema potestad que consienta un asociado, y ello no hay que ir a
confirmarlo en naciones extranjeras, ni es preciso buscar muy lejos los
ejemplos de esta ley del destino, fueran nuestras murallas las primeras
que se tiñeron con la sangre de un hermano.
198.- De la misma manera, si estos hombres gobiernan la casa y tienen
formas distintas de pensar, será necesario que tengan diversidad de opiniones
El gobierno ideal 115

y que incluso ordenen cosas contrarias. De lo que se seguirían las disputas y


la destrucción del orden y consecuentemente la destrucción de toda forma
de gobierno; y en cualquier tipo de ordenación natural sucedería lo mismo si
a cada mujer se le permitiera tener muchos maridos.
199.- Y de igual forma esto sembraría el desconcierto entre los súbditos
puesto que al ordenar los diversos hombres que se hicieran cosas diferentes,
la mujer, los hijos o los criados no sabrían a quién obedecer. Y entonces se
seguiría lo que el Salvador dice en el capítulo 6 del Evangelio de S. Mateo:
nadie puede servir a dos señores, o tiene odio a uno y ama a otro, o a uno le
apoya y al otro le desprecia. También, dadas las circunstancias de la polian-
dria no se procuraría el bien del orden natural, puesto que un hombre man-
daría una cosa y otro otra. No conviene que esto sea así, sino que es preciso
seguir el orden natural, puesto que el régimen natural es el mejor. Pero la
naturaleza tiene solamente un príncipe. Luego en la cuestión del orden natu-
ral debe haber un solo príncipe. Así nos lo dice Aristóteles, en el libro XII de
la Metafísica: hay pluralidad de príncipes. Lo bueno es un solo príncipe.
200.- Todos estos inconvenientes no existen en el caso de que un hombre
tenga muchas mujeres, pues la mujer no domina, sino que es súbdita. Así está
expresado en el capítulo 2 de la 1ª epístola a los Corintios y en el capítulo 2
de la 1ª epístola a Timoteo: “No tolero que la mujer enseñe, ni que mande y
domine sobre el hombre”. Concedido, pues, que un hombre goce de mu-
chas mujeres, no se dan varios rectores de la economía, sino uno solo. Lo
que sí se dan son muchos súbditos, pero el desorden no tiene por qué llegar
a estos. Por naturaleza, aunque se dan muchos súbditos, no se dan muchos
súbditos, según esto, no tiene en sí el principio de su movimiento, sino que se
mueve por el que le precede o por su rector. Si ponemos muchos rectores, se
dan muchos principios de obrar; y así se consigue la perturbación del orden
natural.
201.- Aparte de estas razones del bienaventurado Agustín, pueden darse
otras. Y sea la primera la siguiente: que la pluralidad de mujeres es buena
para el hombre, se deduce de que si no puede tener hijos de una, puede
tenerlos de muchas. Así es como lo hizo Abraham, pues Dios le había pro-
metido la multiplicación de su descendencia, y como veía que no podía
engendrar de Sara, después de haberse esforzado durante mucho tiempo en
engendrar, con el consejo y las súplicas de Sara tomó otra mujer, Agar, y de
ésta tuvo descendencia, así nos lo dice el Génesis, en el capítulo 16.
202.- Segunda razón: si una mujer tuviera muchos maridos, aun conce-
diendo que dicha mujer engendrase, al acercarse a ella estos hombres que la
deseaban, con dificultad se daría que llegasen a conocer la prole. Y esto es
un gran inconveniente, pues los padres desean en gran manera conocer a sus
hijos y dados aquellos presupuestos, solamente las mujeres conocerían a sus
116 Alfonso de Madrigal “el Tostado”

hijos, pero los hombres no. Y esto es quitar un gran placer al hombre. Pero
esto no ocurre en el caso en que un solo hombre tenga muchas mujeres,
pues en este caso cada madre reconocerá a su propio hijo y el padre recono-
cería a sus propios hijos tenidos con aquellas mujeres.
203.- Tercera razón: la pluralidad de maridos para una sola mujer re-
pugna al ordenamiento de la naturaleza y a la rectitud del fin marcado por la
razón. En efecto, la naturaleza y la recta razón ordenan el matrimonio para
la descendencia. Ahora bien, una mujer puede engendrar suficientemente de
un solo hombre. En consecuencia, si pusiera otro en su vida, éste no sería
para procrear sino para afear y poner obstáculos a la procreación. Es sufi-
cientemente conocido que si una mujer quisiera a muchos hombres, no para
engendrar, los querría para satisfacer su pasión; pero este fin es desordenado
y de mala manera prostituido.
204.- Se considera como bien hecho si un hombre tiene varias mujeres.
Por supuesto no para satisfacer su pasión, sino para engendrar. En efecto,
para satisfacer su pasión le basta con una, pero para procrear no es suficiente
una sola; pues una vez que una concibe, hasta los nueve o diez meses no
puede concebir. Puede, pues, un hombre solo en el mismo año engendrar
muchos hijos de diversas mujeres, como nos cuenta Francisco Petrarca, en el
libro Sobre la próspera fortuna: un cierto rey engendró 600 hijos. Claro
para esto necesitaba engendrar cada año de 20 a 30 hijos.
205.- Cuarta razón: la pluralidad de maridos repugna a la paz social y al
orden natural. Si una mujer tuviese muchos maridos, con toda naturalidad
acontecería que todos a la vez, pedirían de ella “el débito”. Pero, dado que
no podría complacer a todos a la vez surgirían las discordias entre los mari-
dos y la lesión de derechos. Así ocurre, en efecto, entre dos toros o dos bes-
tias salvajes que, al contender por la misma hembra, a veces sobreviene la
muerte o graves lesiones entre ellos. Ese amor se clava más violentamente en
los hombres, pues tienen inteligencia, mientras más perfecto es el conoci-
miento, más profundamente se ama: pero el conocimiento de las bestias no
es del mismo nivel. Que todo tipo de amor es excesivamente fuerte en los
hombres tanto en los varones como en las mujeres, es evidente; pues ningún
trabajo parece grande al amante: no teme el fuego, desprecia la nieve, se
enfrenta a la espada, y piensa que todos los peligros le son agradables, con
tal de que consiga lo amado; así lo afirma Séneca, en la tragedia 4, cuyo
título es Hipólito, en el acto 2, en el canto 2, cuando Fedra inflamada de
amor, hablando a Hipólito, se introduce diciendo:
206.- Llámame tu hermana, oh Hipólito, o tu esclava; más bien tu esclava.
Sí, soportaré todas las cargas de la esclavitud, No dudaré, si tú me lo orde-
naras, en marchar a través de la espesa nieve de los montes, en pisar las
cimas heladas del Pindo; y, si tú me lo ordenaras, desafiar los fuegos y las
El gobierno ideal 117

cohortes de los enemigos; yo no dudaría en ofrecer mi pecho a sus


amenazadoras espadas. Recibe el cetro que me ha sido encomendado y
acéptame como esclava. Permíteme que sea recibida suplicante,
domíname como esclava, compadécete de una viuda.
207.- Orfeo, incluso, que había dominado todo con sus cantos, no pudo
salir airoso de una fuerte pasión. Así, mientras intentaba aplacar más pode-
rosamente todos los monstruos del infierno y de la tierra, tanto más fuerte-
mente se recrudecía su pasión; así nos lo dice Séneca en su tragedia I, Hér-
cules enfurecido, en el canto 4, que empieza:
208.- Con su canto y con su solo deseo pudo doblegar los implacables
dueños de las sombras.
209.- También Boecio, en el libro III, Sobre la consolación, nos dice: Fe-
liz quien pudo llegar a ver la límpida fuente. La fuerza de su amor y el po-
der de su herida es tan grande, que el antiguo paganismo no logró detener
las saetas y las ardientes antorchas del amor, como dice San Isidoro, libro
VIII de las Etimologías, al hablar de los dioses paganos.
210.- También Séneca en la tragedia 4 que se titula Hipólito, en el canto
3, en el capítulo 5:
211.- Oh diosa, que el terrible mar ha engendrado, tú a quien Cupido de
doble naturaleza llama madre. Nunca la paz existe para este niño que, a
través de todo el mundo, lanza sus flechas con agilidad. Con qué seguri-
dad lanza los dardos de su arco. La plaga que él extiende no es muy am-
plia sobre la faz de la tierra; pero él aviva los ardores violentos de los jó-
venes, reanima el calor apagado de los viejos agotados.
212.- Sólo el amor es el que pueda ablandar a los hombres fuertes; sólo
el amor puede quebrar todo. Y no sin razón, porque el amor es fuerte como
la muerte y la envidia es dura como el infierno; la antorcha del amor es
antorcha de fuego; el abundante agua no pudo apagar la llama del amor, ni
los ríos la exterminarán, como dice el Libro de los Cantares, capítulo 8.
213.- En Hércules tenemos también un ejemplo evidente. El que había
dominado con sus fuerzas indomables todos los monstruos del infierno,
sucumbió al solo amor de Yola, hija del rey de Etolia y se vio obligado a
desempeñar oficios serviles, de forma que ante las órdenes de Yola se puso
un vestido femenino. De esto nos habla Ovidio en las Epístolas, en la carta
de Deyanira a Hércules, la cual empieza:
214.- Yo te felicito por ayudar a Ecalia con nuestros títulos de gloria, yo
lamento que el vencedor haya sucumbido a la “vencida”.
118 Alfonso de Madrigal “el Tostado”

215.- Juan Boccaccio de Certaldo en su libro Sobre la ruina y caída de


los príncipes nos habla de esto mismo. Y Séneca, en la tragedia 4, canto 3,
nos dice:
216.- El hijo de Alamena abandonó su carcaj y, amenazándola, la
despoja del inmenso león; él dejó poner en sus manos esmeraldas; dejó
domar sus cabellos rebeldes; cubrió sus piernas con polainas, realzadas en
oro, mientras que los zuecos dorados aprisionaban sus pies; y con la
mano que llevaba su maza rompió rápidamente el hilo del ovillo.
217.- Casi lo mismo se puede leer sobre Aquiles, hombre valiente. Pues
éste, al haberse enamorado locamente durante la guerra de Troya de Poli-
xena, hija de Príamo, aunque todos sus compañeros se esforzaban en la ac-
ción bélica, él, personalmente recostado en su lecho, con lira Fracia, ento-
naba canciones de amor. Así nos lo dice Ovidio en el libro de las Epístolas,
concretamente en la carta de Briseida a Aquiles, que comienza:
218.- La carta que tú lees procede de la raptada Briseida; apenas mi
mano de bárbaro la ha podido escribir con caracteres griegos.
219.- ¿Para qué voy a poner más ejemplos? Expondría muchas cosas y
con todo me quedaría corto. La cruel tiranía del fuerte amor es mayor que
toda palabra. Y si un simple movimiento puede provocar amor tan fuerte,
cuánto más fuerte será si alguien impide el amor o lo ocupa. En esas cir-
cunstancias la enorme fuerza del amor se acrecienta. Así nos lo dice Ovidio,
en el libro Sobre el remedio del amor:
220.- Si Orestes sintió por Hermione un amor más vivo, es porque pri-
mero ella había pertenecido a otro hombre.
221.- Ovidio también y sobre este tema nos habla en el libro de las Epís-
tolas, en la carta de Hermione a Orestes, que comienza:
222.- Pirro, el hijo de Aquiles, enardecido por el recuerdo de su padre...
223.- Se podrá objetar que el mismo inconveniente se seguiría dando
muchas mujeres a un solo hombre. Pues, conforme a lo que el Apóstol dice
en el capítulo 7 de la carta 1ª de los Corintios, puesto que tanto el hombre
como la mujer deben ser considerados con igualdad de derechos, el hombre
no tiene poder sobre su cuerpo, sino la mujer, y la mujer no tiene poder
sobre su cuerpo, sino el hombre. Y puesto que el hombre no puede cumplir
a la vez “su débito” con varias mujeres, se sigue la rivalidad y la destrucción
del orden.
224.- Respondo que no es lo mismo tratándose del hombre que de la
mujer; pues si dos hombres solicitasen el “débito” de la misma mujer al
mismo tiempo, al no poder dar satisfacción a ambos a la vez, los hombres
El gobierno ideal 119

que son más brutos lucharían hasta la muerte y no habría rector del orden
natural que pudiera frenarlos. Pero si varias mujeres solicitasen el “ d é b i t o ”
al mismo tiempo de un solo hombre, no se seguiría este inconveniente; pues
el hombre que es el rector de éstas, calmaría las disensiones; y atendería, pri-
mero, a la que quisiera; a otra le daría satisfacción después; o asignaría el
tiempo concreto en el que cumpliría con su “débito” con cada una. Jacob
tenía cuatro mujeres y cumplía con cada una de ellas; pero tenía un tiempo
concreto para cada una; y de esta forma no surgían las disensiones. Jacob se
había comprometido en gran manera a cumplir la voluntad de cada mujer
según lo pactado. Así, cuando era el momento de estar con una sola no se
marchaba con otra aunque fuera su voluntad ésa. Pero, si aquélla, junto a la
que debía permanecer para cumplir con su “débito”, quería vender su dere-
cho a otra mujer durante algún tiempo, podría vendérselo; así nos lo dice el
capitulo 30 del Génesis; durante el tiempo que Jacob debía permanecer junto
a Raquel, cumpliendo “su débito”, al pedir Raquel a Lía que le diese de las
mandrágoras de su hijo Rubén que había traído del campo, Lía le dijo: ¿Te
parece poco todavía haberme quitado al marido, que quieres quitarme la
mandrágoras de mi hijo? Y le dijo Raquel: “Mira, que duerma esta noche
contigo, a cambio de las mandrágoras de tu hijo”. Puesto que ambas se
pusieron de acuerdo, Lía salió al encuentro de Jacob: “entra a mí pues te he
comprado por unas mandrágoras de mi hijo”.
225.- Quinta razón: se seguiría una enorme abominación, al darse cuenta
el hombre que otro se unía con la que él se había unido carnalmente. Puesto
que esto es torpe y en gran manera vergonzoso, cualquiera sentiría aversión
de que, la que ha sido mancillada por él, sea mancillada por otro y así move-
ría a los hombres a no “conocer” mujeres. Y esto es evidente puesto que no
solamente no siente aversión hacia la mujer que ha sido mancillada por otro,
sino que a veces se siente aversión hacia la que él personalmente mancilló. Y
de esto se sigue lo que aparece en los amantes carnales: que a la mujer a la
que amaron con amor apasionado antes de disfrutar de ella, después que
tuvieron comercio carnal la tienen en poca estima, no amándola ya y
prefiriendo a otra. Y a lo mejor, no solamente no la aprecia, sino –y ocurre
con frecuencia– que, a veces la persigue con acérrimo odio, precisamente a
la misma que amó con apasionado amor. Esto es lo que parece que ocurre
en los más apasionados amantes. Así aparece en Amnón, hijo de David,
quien amó a Tamar, su hermana, tan ardientemente que pereció por su amor;
pero al “haberla conocido” obligado, ocurrió que el odio, con el que la
persiguió, fue mayor que el fortísimo amor con que la había amado antes de
“conocerla”. Pero, si un solo hombre tuviera muchas mujeres no sucedería
esto; pues ninguna mujer encontraría al hombre mancillado, tanto si conoció
a otra mujer como si no conoció a ninguna. La razón de la diferencia es,
porque el hombre es emisor y no receptor.
120 Alfonso de Madrigal “el Tostado”

226.- Sexta y última conclusión: la naturaleza no acepta la comunidad


de mujeres que nos ofrece la forma de gobierno de Sócrates y Platón. Ade-
más no tiene fuerza racional alguna. Y esto es evidente: pues si se diese la
comunidad de mujeres –de forma que ninguno tendría especialmente a
alguna mujer sino que todos serían de todos– sería imposible distinguir la
descendencia en los partos; en efecto: cualquier hombre se podría acercar a
cualquier mujer y consecuentemente no se sabría de qué hombre había
concebido la mujer y todos los hombres en general habrían intervenido en la
concepción.
227.- Incluso si admitimos la comunidad de mujeres, se eliminaría la
honradez de los hombres y la distinción de nobleza de los ciudadanos. La
situación de una forma de gobierno consiste en la variedad de personas que
diferencian por su nobleza y su situación. Los hijos nobles nacen de padres
nobles. Si se desconoce el padre, nunca se puede saber el linaje y la nobleza
de los hijos.
228.- Esto, además, cierra el camino a toda honradez de virtudes; pues los
hombres que se consideran nobles, son forzados a obrar según la nobleza de
su linaje de forma que deben realizar hechos grandes y acordes con su no-
bleza para que no se les considere de manera muy vulgar. Boecio, en el libro
III, prosa 5, de su libro Sobre la consolación, nos dice que esa virtud sólo se
encuentra en la buena nobleza y que la obligación impuesta a los nobles es
de no mostrarse indignos de su categoría en los amores; pues si se pasa por
alto esta cualidad de la nobleza, la virtud se marchita y la categoría muere.
Por el mismo rasero se consideran también entre el resto de la gente los
hombres sin honra y nacidos no nobles.
229.- Ésta es la razón por la que los espartanos, también llamados lace-
demonios, son considerados por los demás habitantes del pueblo griego de
forma muy despreciable: habían nacido de padres desconocidos. Un histo-
riador nos cuenta la siguiente anécdota, al hablar de una diosa que se llama
Venus armada: al salir los lacedemonios para enfrentarse a los enemigos
lejos de su ciudad, terminada la guerra, al volver a su ciudad las mujeres
lacedemonias, al ver de lejos a estos pensaron que eran los enemigos. En
consecuencia, formado un ejército de mujeres se disponían a hacer la guerra,
saliendo al encuentro de los enemigos; pero al verse de cerca, los hombres
reconocieron a sus mujeres y pensaron que debían “atacarlas” para que
cada uno saliese al encuentro de una mujer, según le deparase la suerte. Así
el acontecimiento bélico se convertiría en gozo. Y por este hecho, los hijos
de lacedemonios nacieron de padres mezclados e inciertos, de forma que no
se sabía con seguridad el padre de cada hijo. A partir de este acontecimiento,
los espartanos son considerados como gente en gran manera digna de des-
precio.
El gobierno ideal 121

230.- De otra forma nos lo cuenta Paulo Orosio, en el libro I, Sobre la


tristeza del mundo, aunque para los efectos en cuanto al objetivo principal
viene a decir lo mismo. Los Garamantes, pueblo de Etiopía, hacen lo mismo.
No se unen con lazos matrimoniales sino que se unen a la mujer que les
apetece. Por ello no son dignos de recuerdo entre todos los demás pueblos.
Solino, en Polyhistor, nos habla de esto, en el capítulo sobre Etiopía.
231.- De la misma forma, establecida dicha teoría de la comunidad de
mujeres, surgirían muchos inconvenientes en el acceso carnal. Pues acontece-
ría que alguien tuviera relaciones carnales con su hija, al no reconocerla
como tal. De igual manera alguien tendrá esas relaciones con su hermana o
con su abuela, pues si se desconoce al padre, se desconocerá también a la
abuela. Así sucederán muchos hechos de este tipo que son muy indecorosos,
entre los que ya son consanguíneos.
232.- Campearía también la falta de respeto de los hijos a sus padres
¿cómo va a respetar un hijo a su padre, si no le conoce? Con frecuencia
ocurriría que los hijos mataran, hirieran y maldijeran a sus padres; todo ello
es muy inconveniente.
233.- Aristóteles acompaña otras muchas razones, en el capítulo 1 de su
Política. No es intención nuestra exponer todas las que dicho autor trata a lo
largo de todo ese primer capítulo, puesto que bastante se ha dicho hasta aquí.

DE LA ADECUADA CONVIVENCIA CIUDADANA

234.- Respuesta in contrarium a los argumentos.


235.- El primer argumento decía: cuanto algo se constituye más en uni-
dad, es mejor. Es así que la ciudad ordenada en comunidad es en gran
manera buena. Luego es la mejor.
236.- A este argumento hay que decir que, si bien es verdad que todas las
cosas cuanta más entidad tienen, tanta más unidad, no por eso conviene
reducir las cosas a la mayor unidad. Pues ¿qué es el hombre como algo solo
e independiente? En efecto, si queremos reducir al hombre a la más simple
unidad, quitando tanta composición de partes o pluralidad de personas, ya
no será hombre; pues la unidad de éste requiere una diversidad tan enorme.
Lo mismo puede decirse de la ciudad. La ciudad no es una unidad per se,
sino por asociación. En consecuencia, si queremos reducirla a una exclusiva
unidad de forma que sea un ente per se, no tenemos en cuenta las notas
esenciales de la naturaleza de la ciudad.
122 Alfonso de Madrigal “el Tostado”

237.- El argumento segundo decía: los legisladores intentan imponer, en


su forma de gobierno, más el amor que la justicia. Es así que ningún amor
puede imponerse en más alto grado que el que establece la comunidad de
mujeres. Luego, aquélla es la mejor forma de gobierno.
238.- A este argumento hay que decir que si hacemos que los hijos y las
mujeres sean comunes, de ningún modo existe el amor en la ciudad. Pues
como nos dice Aristóteles, en el capítulo 1 del libro II de la Política, todos
aman lo propio, pero nadie ama lo común. Por naturaleza, dos son las cosas
que provocan el amor, a saber, lo propio y lo preferido. Pero cuando alguien
llama a todos los que son más pequeños que él hijos, no los llama hijos
como si fueran hijos propios, sino hijos tanto suyos como de todos los de la
ciudad; a la vez no sabe si realmente tiene algún hijo. Por eso, no ama a
ninguno como hijo. Además, los nombres de padre e hijo son nombres de
amor y de dulzura. Poca dulzura, es decir, poca miel si se echa en mucha
agua, pues se reduce a nada. Así ocurre si uno ama a todos como hijos.
239.- Faltan muchas cosas más.
240.- La muy útil repetición del divino Alfonso el Tostado, El gobierno
ideal, finaliza felizmente.
ALFONSO DE MADRIGAL

DE OPTIMA POLITIA

TEXTO LATINO
CON APARATO CRÍTICO Y CITAS

Venetiis in Aedibus
Petri Liechtenstein, 1529.
(Biblioteca Universitaria de Salamanca, sig. 55809).
1.- Amoenissimi ingenii omniumque sudemus. Tu arctam virtutis viam conscendis-
disciplinarum laude et humanarum rerum usu ti, nos testudineo ac formicino incessu
ac consilio instructissimi divi Alphonsi conamur.
Episcopi abulensis fructuosissima repetitio 7.- Ea tandem est virtutum tuarum condi-
De optima politia. tio ac morum integritas ut pastor dominici
2.- In qua Platonis et Socratis aliorumque gregis factus sis, quod tu tamen quia tua est
priscorum philosophantium respublica virtus ante merueras quam acciperes. Quo fit
tanquam erronea ac bonis moribus repugnans ut commodissime mihi obvius factus sis cui
excluditur. Et per naturales rationes, qui iure veteris amicitiae postrema haec lucubra-
legislatores quae leges et instituta ad veram tio de republica dicaretur. Fessus enim iam
et perfectissimam politiam requirantur et tot laborum mole hucusque proveni et pene
qualiter parari possint ostenditur. Et ubi, effectus exanimis tam laboriosa tamque
quando et quomodo hominum perfectissime molesta librorum emendatione quam ut ad
politizantium perfectissima generatio haberi calcem usque perducerem communique utilita-
possit locupletissime demonstratur. ti prodessem. Summis periculis, inter varias
3. Cum Gratia et Privilegio. temporum clades, inter gladios siccasque
versatus vitae meae non peperci. Quamquam
cum sint tot de unaquaque re iudicia quot
capita, scio non defuturum labores meos
— )( — aliorum qui grati sunt sententia probari
aliorumque qui cretici sunt reprobari, qui
more suo, cum nihil unquam ad literarum
ALPHONSI POLI PROEMIUM rempublicam conferre didicerint, hoc tamen
unum solum egregie didicerunt in quo artifi-
4.- Amplissimo antistiti Oriensi Ferdi- ces et magistri insignes evasere: depravare
nando a Valdes, Caesarei pontificiique iuris scilicet studia et recognitiones aliorum,
doctori excelentissimo ac Senatus haereticae litteras ventilare, calumniari in syllabas
pravitatis auditori, a Polo salutem dat. totidemque exactis vigiliis detrahere.
5,- Vulgatissima est Platonis sententia, 8.- Sed audendum fuit aliquid atque pro
reverendissime Pater, beatas fore respubli- utilitate multorum subeundum, ut sapientes et
cas, si eas sapientes regerent earumque insipientes de nobis iudicarent. Quod s i
rectores sapientiae studere contigisset. Ea alicubi excedimus nec satisfecimus opinioni
nimirum sapientia iuris prudentia est per quam multi de nobis habent, considerare
quam reges regnant et legum conditores iusta dedebit amicus lectos non quod ego fecerim,
decernunt. In qua qui conspicui evadunt sed quo alii praestare non potuerunt ipsamque
patriae parentibusque claritatem conferunt, rei difficultatem et inmensum nobis iniuctum
urbes et populos aequitate iustitiaque mode- onus non Atlantis humeris leve. Nam ut
rantur, in administranda republica innocenter praeter eam impressorum incuriam qui non
et sine cuiscumque iniuria versari norunt. modo litteras et syllabas invertere, sed
6.- Horum unus es tu, aequissime Pater, dictionis immutare et verbum pro verbo
qui praesagiente natura te multarum gentium ponere plurimaque omittere solent, ea ipsa
habenas moderaturum ab ineunte aetate, qui tanta exemplaria adeo mendossisima erant ut
scivisti eam tibi sponsar assumere, amator nisi inmensissimos et gravissimos meos
factus formae illius. Sicque ex inclyto Sal- circa eiusdem lecturae emendationem labores
manticensi collegio tamquam legum cano- plus reipublicae quam mihi profuturos conie-
numque oceano perfluens, perenni quam cissem meme ab incepto ac ferme desperato
ubertate redundans, tantum inter doctos opere diffidentia penitus desistere com-
homines quantum lenta solent inter viburnia pulisset.
cupressi. Tu perfecto in arce stas omnium 9.- In quo simul et tibi ac clarissimo li-
disciplinarum cum nos in primo vis gradu cenciato de Sancto Jacobo senatori intege-
126 Alfonso de Madrigal “el Tostado”

rrimo debebunt qui haec evolvent. Ad hanc codicillis quasi in rivulo hauserint doctrinae
nisi tam difficilem provintiam pluribus ver- Abulensis suavitatem, magis ac magis ardore
bis me adhortati credo vos non parum vestra nescio quo medullitus infingendo accendan-
adhortatione gavisuros. Nam ut de me ipso tur ad ampliorem veteris ac novae legis
verum fatear, sicut scribit Plato, Deum facto commentariorum quasi in pleno fonte degus-
mundo exultasse gaudio, ita ego afficior tationem.
gaudio non mediocri dum labores nostros nec 12.- Desunt autem huic parti opuscula
casos nec paenitendos fuisse conspicio, cum non pauca videlicet De quinque legibus, De
video commentarios Abulensis diutinis vigi- origine et distinctione iurisditionum, De
liis absolutos per ora virorum et manus voli- conciliis generalibus, De amore et amicitia,
tantes circumferri; cum iam eius nominis De monarchia, De valore indulgentiarum, De
fama totum pene discurrit in orbem usque prescriptionibus, De potestate Papae, De
adeo ut in odorem operum eius passim currant reformatione eclesiae, De errore calendarii et
scholastici disputatores ac divini declamato- quamque plura alia ad quae saepe auctor
res eloquii. Sed aliorum fit iudicium super lectorem remitteret, videlicet qui post lon-
nostris lucubrationibus. gam et accuratam inquisitionem inveniri non
10.- Quod meum est, scio me pro viribus potuerunt.
elaborasse eiusdem in veterem ac novam 13.- Haec autem de republica elucubratio,
legem commentaria, ex abditissimis latebris etiam minus integra quam deberet, ad manus
ad omnium tandem notitiam edere collatisque meas pervenit haud enim ipsam alicubi nisi
exemplaribus ad integram lectionem revoca- decurtatam et semiplenam invenire potui-
re. Quod cum Deo propitio ad umbilicum mus. Nam si perfecta ut ab auctore edita est
usque perduxi, nisus sum etiam ipsius aucto- haberetur, nihil est quod pro moderanda
ris plurima opuscula concinna, luculenta et republica desideraret amplius quisque.
rara, quae pariter ut extincta hactenus delitue- 14.- Hoc igitur tantillum operis, doc-
rant, ab interitu quoque vindicare. tissime Praesul, hasque novas quas tibi affero
11.- In quo eorum sum morem secutus ex Venetiis merces benigne suspicies; quas
quos vini proclamatores vulgus appellitat, si diligentius excutere atque attractare feria-
qui nimirum (experientia teste) pauxillum tus volueris, fortasse, praeter novitatis
vini in seyphulo non nisi summis contin- gratiam, ex multiplici rerum varietate et
gendum labiis proponere propinareque so- pondere, non minori facies quam indicas
lent, ut quibus gustatum placuerit ab biben- margaritas vel maximos Cleopatrae uniones.
dum plenius nardescant caeterosque invitent. 15.- Vale et amicitiam cole.
Sic profecto futurum speramus ut, qui in his
DE OPTIMA POLITIA
TEXTUS REPETITIONIS

16.- Clarissimi philosophi divi Alphon- maiestas vetuerat. Videbam namque illos
si Thostati Episcopi abulensis, olim sereni- dulcissimos atque limpidissimos omnes per
ssimi ioannis secundi Castellae et Hispania- Parnasi quaeque amoena diffluere. Mihi autem
rum regis Cancellarii maioris ac Capellani infelici ut tunc temporis iudicabatur ex hoc
regiique senatus Praesidis, luculentissima solo inaccesos. Videbam quippe et ardebam,
Repetitio cuius titulus est De optima politia, et solo desiderio tabescebam, suspirans au-
incipit feliciter. tem quarimoniosis vocibus inquiebam quis
mihi det illius fontis amoenissimi guttulam
saltem sitibunco ore contingere, quis mihi
AD MODUM INTRODUCTIONIS dabit pennas ut columbae ut ad Castalium
INVOCATIO fontem evolem et requiescam. O immites
superbi! quis e vobis saltem pro maiori
17.- Nuper, cum valde adolescentibus sa- clementia mihi iam morituro haustum le-
pientiae latices toto pectore sitiens bicipi- vissimum dulcissimi fontis impenderet, ut
tem Parnasum adiissem radicibus montis ali- simul vitam et haustum concludi liceret. O
quamdiu insidens, musarum choros Parnasia desideratissime fons vitae pretio non iniuria
iuga lustrantes dulcibus promotus concen- comparande; quis mihi det saltem ut ego
tibus toto animi vigore cernebam, vidi et pe- convertar in te!
gaseos amnes Castalio fonte manantes totum 19.- Cumque haec et horum similia quae
Elicona circuire cumque inscius ego quos vi- desideranti animo dolor ipse sugesserat se-
deram nympharum choros esse putarem, aut mel et saepius quaestuosis suspiris frustra
naiades illas, aut amadriades oreadesve exi- iactarem, rursus ad optatas musarum inspi-
stimans, earum choreis iuvenili licentia me ciendas choreas anhelo pectore flagranti
immiscere pararem, subito duro boatu horri- mente vertebarbar. Videbam quidem quod
ssona vox audita est: viri et bestiae non videre dulce erat, si tamen accedere licuisset.
tangant montem. Qui enim montem tetigerit Videbam quippe Uraniam musarum princi-
aut lapidibus obruetur, aut confodietur iacu- pem, utrosque Olympi perspectantem polos,
lis. Musarum chorus viros spectatores habere astrorum occasus et ortus certissimo radio
non vult; ludus iste sacer est, procul omnis designare; cui caetera turba octo sororum,
arbiter esto. unaquaeque iuxta genus operis sui tanquam
18.- At ego, cuius interna vis animi ho- dominae in illa felici chorea miris concenti-
rrissonae vocis fragore concussa pavore bus concrepabat. Ego autem quem fortem
conciderat, paululum substiti. Et nunc pri- faciebat amor, quia fortis est ut mors dilectio
mum quos antea videram musarum sacros et ut lampades ignis, musarum legem de non
choros esse cognoscens, irreverentiae meae conscendendo Parnasum toto pectore eluctari
vehementer erubui. Et quia ex repulsa crescit desiderans, quia legem nescit amor ipseque
amor omnesque nitimur in vetitum semperque sibi fortior lex est, musarum choros talibus
negata cupimus, rursus maiori studio accen- vocibus suppliciter tamen allocutus sum:
debar ut ea contemplarer quae mihi musarum
128 Alfonso de Madrigal “el Tostado”

20.- O piae Meonides solae super omne 22.- Cumque in sacro illo ordinatoque
quod a mortalibus excogitari potest locorum circuitu ipsarum musarum iudicio sufficienter
amoenitate, sapientiae praerrogativa felices, eruditus essem, inquit aliarum magistra: ad
legem vestram durissimam temperate ut mihi hoc, inquit, provectus es ut dignus magiste-
supplici vestro amoenos fontis latices rio habearis et pegaseos latices quos arden-
degustare, beatisque vestris liceat interesse tissime ante sitieras ex abundatia cordis i n
choreis. Quod autem numina vestra non ut caeteros effundere possis. Ergo ut favori nos-
decuit veneratus sum, iuvenile ignorantiae tro magis habearis obnoxius, numine atque
non industriae adscribendum fuit, Hercle! auctoritate musarum tibi magisterii gradus
ignorans feci; unde debeo veniam promereri. conceditur docendique officium iniungitur, ut
Non ego Phyneus qui vestra fallaci veneratus per cardines mundi praeconia nostra divul-
numina vultu, hospitio et pace receptis vim gues.
inferre parat et ferus ostia clausit. Non ego 23.- Fatorum numinum auctoritate sub-
Iapetionides Prometheus deorum ignem fura- nixus, non tremulus ut ante solebam, sed cum
tus ut Caucasi saxo ligatus merear ferocibus magna confidentia eloqui ut decuit inchoavi.
aquilis vel vulturibus laniari. Non ego nu- Et quia, ut magni philosophi tradit auctori-
datae intuitus sum membra Dianae ut ab tas, omne quod movetur ab altero movetur et
Atheoniis commerear canibus lacerari. Non omne quod fit ab aliquo fit, cum in iniuncto
ego Ixion Iunonis castae solicitans pudici- musarum officio desiderem dirigi, ab aliquo
tiam, ut rota praecipitii apud inferos rotari dirigi necesse est. Et quia omnis naturalis
debuerim. Non ego Vulcanus Tritonides Mi- subordinatio ad unum concatenata est, ab illo
nervae virginitatem pertentans: ut illisis cru- uno directionem hanc fieri, si fiat, nemini
ribus debeam claudicare. Non ego Tantalus ambigendum putaverim.
infandas escas diis fallaciter administrans. 24.- Illud tamen unum utrum ad hanc di-
Fontis vestri dulcissimi aeterna ieiunia me- rectionem invocari debeat, quorumdam dis-
reor sustinere. Ergo miseremini mei. Iterum- cors disceptavit sententia. Quicquid enim
que miserimini mei saltem vos, meonides illud sit quod cuncta dirigit, quod rerum foe-
clementissimae, desiderantemque animum dera nectit, constat illud esse potentissimum
chorearum vestrarum atque Castalii fontis atque summo honore dignissimum. Quod ne
compotem faciatis. crebra nominatione in contemptum veniret
21.- Quibus aliqualiter dictis ut desiderii occultari nomem sanctius esse dixerim. Sic
impetus suggerebat ad modicum Musarum enim antiqui archades qui, testimonio Ovidii
chorus conticuit. Post quidem inter caeteras in libris Fastorum, ante solem et lunam se-
sorores maior erat Urania vulgariter nuncupa- natos existimant, hi in ocultissimis terrae
ta quasi ex consensu sororum sic allocuta est: abditis summam deitatem invenientes ubi
vincimur, inquit, precibus supplicantis, nec silentium maximum est, ne si in vulgus
decet numina nostra supplices quosque re- veniret comtemni inciperet, consensu com-
pellere, ignorantiae tuae usque hactenus in- muni innominatum esse decreverunt; licet
dultum sit; deinceps vero meliori fide mu- quidam postea in propatulum educentes De-
sarum numina cole. Tunc vero cum laetis magorgonem appellaverunt quem deum om-
gressibus bicipitis Parnasi amoena loca nium genitorem ac caput esse fatentur.
subirem, musarum iussu desiderati tam diu Hoc enim est nomem quod infernales Fu-
Castalii fontis haustibus refectus, meonidum riae tacitum esse voluerunt, nam eo vocato
choros felix ut mihi videbatur intravi. nunquam non terra tremit ipsaeque deae sola
De optima politia 129

eius nominatione terrentur. Ideo, apud Lu- Atque licet tardus moveat sua plaustra
canum1, libro VI, De bello plusquam civili hostis.
Iulii Caesaris et Pompei, famosissima maga Tu pluvias Hyadas armatumque Orionem.
thessalicae regionis Erictho cum crinitis Eu- Logis ut aeternae teneant moderamine
menides, tres Furias infernales, praecibus legis.
suis inexorabiles cerneret, deum illum ma- Tu caligantem tenebrosa in vertice re-
gnum trepidam qui castigat Erinnyn se rum.
nominaturam comminata est tandemque peti- Erige noctivaga mentem caligine tae-
ta suscepit. Nec hoc solum quidem in deo tram.
humanum fecit iudicium, sed ipsas quoque res Hoc nisi tu dederis curas non exuet atras.
alias quae dignissimae censebantur innomi-
natas esse decrevit. Sic enim Roma quondam
italorum iudicio cunctis urbibus praeponen- DE COMMUNICATIONIS INTER CIVES
da, nomen accepit quod in vulgus venire NECESSITATE
deorum iussis vetitum est, quidam autem Va-
lerius Soranus; quia id contra inhibitum sa- 27.- Secundam operis partitionem priori
crorum illud communi voce vulgavit, morti pertransita incoemus, et paragraphus super
adiudicatus est. De hoc Solinus2 in Polyhis- quem repetitionis huius tota fundatur intentio
tor, cap. 1, de urbe Roma, sic ait: traditur ab Aristotele3, lib. II, Politicorum id est, cir-
etiam nomen proprium Romae magis quod ca principium collocatur. Circa quam consi-
nunquam in vulgus venit vetitum publicari, derationem tria facere destinavi: primo,
quam quidem quo minus enunciaretur caeri- paragraphum commentari; secundo, conclu-
moniarum arcana sanxerunt, ut hoc pacto siones circa materiam eius declarare; tertio,
notitiam eius aboleret fides placitae tacitur- argumentorum violentiam propulsare.
nitatis. Valerium denique Soranum quod con- 28.- Circa primum, paragraphum de quo
tra interdictum id eloqui ausus esset, ob me- intendimus sic incipit: Necesse est autem
ritum profanae vocis neci datum. Quicquid omnes omnibus communicare cives, aut
autem voluerint asseverent et pro diversitate nullo, aut his quidem, his autem non. Nullo
capitum, sit impar discorsque sententia. Quia quidem igitur communicare manifestum
ego Platoni meo vehementer assentior, qui quidem quod impossibile.
in niminis quoque rebus dixit divinum auxi- 29.- Politia est quaedam communicatio.
lium invocandum. Haec licet rudia affectuosa Et necesse est primum loco communicare;
tamen verba depromens: locus quidam unus qui unius civitatis. Post-
26.- Ommnia cum possis iuste moderator quam Philosophus4, in I Politicorum, de
Olympi. principiis quibusdam politiarum tractavit,
Qui rerum certo coniectis foedera cursu. scilicet, ponens quot erant modi communica-
Tu fatis Arcturum oceano non tingere tionum tam politicarum quam non politica-
flammas. rum et quasdam proprietates communicatio-
num quae magis erant aeconomicae quam
politicae, in II libro tractat de ipsa commu-

1
M. Annaevs Lvcanvs, Bellum civile, lib VI,
3
lins. 725-749. Aristóteles, Política, lib. II, cap. 1 (Bekker
2
C. Ivlivs Solinvs, Collectanea rerum memorabi- 1261a).
4
lium (sive Polyhistor) 1, 4-5 (Mommsen, p. 3, lins. Aristóteles, Política, lib. I, cap. 1 (Bekker
12-16) 1261a).
130 Alfonso de Madrigal “el Tostado”

nicatione pure politica et quia intentio poli- Antecedens patet; scilicet, quod si cives non
tizantis est optimam invenire politicam. communicarent non indigerent legibus. Nam
30.- Optimam autem dico, vel simplici- leges iurgia dirimunt quae ex communicatio-
ter, vel huic. Et ista consideratio uberius nibus oriuntur. Est autem contractus ut
habetur cum multorum sententiae inquiruntur. politice loquar qualibet conventio inter ali-
Ideo in hoc secundo multas collocat aliorum quos constituta et communi deliberatione
politias; inter has autem primo de politia firmata.
Socratis et Platonis, tum quia inter caeteros
philosophos opinatissimi, tum quia ipsius
Aristotelis magistri tractandum duxit. DE VETERIBUS CIVITATIBUS CONDENDIS
31.- Ad quam introducendam quamdam fe-
cit praelocutionem universalem quae in hoc 35.- Ad ampliorem huius declarationem
paragrapho continetur, dicens quod primum quaedam brevia dubia subiungemus. Quorum
principium in politica consideratione inque- primum sit: qui primo civitates constitue-
rentibus de optima politia est: quod necesse runt, aut quomodo primo constitutae sunt.
est cives communicare. Tunc ergo, aut cives Sed ex hac ista inquisitione in quamdam
communicabunt in omnibus ita quod nihil sit altissimam foveam relabimur, scilicet, utrum
unius civis quod non sit alterius ut possesio mundus fuerit aeternus. Nam cum nos ab
et cibus et domus et filii, aut in nullo com- aliquo qui philosophi sibi nomen adscribat
municabunt, aut in aliquo communicabunt et inquiramus quis primo civitatem condiderit,
in aliquo non communicabunt. Quod autem i n respondebit nullum fuisse primum civitatis
nullo communicent impossibile est, quia ad conditorem, sed ab aeterno esse civitates.
minus cives communicabunt loco. Cives Sicut non datur apud eos primus homo, nec
enim non sunt qui in eodem loco non com- primum tempus, nec aliquid inchoatione
morantur; si qui enim diversas terrenas re- primum quantum ad res naturales, ita dicet
giones incolunt, quantacumque inter se pacis nec civitates esse a parvo tempore sed ad
compugnationisque foedera fecerint, cives aeternas. Hoc tamen etiam apud ipsos qui
aut concives non sunt. aeternitatem mundi fabulantur stare non
32.- Item, repugnat valde hoc significa- poterit. Nam non reperitur eadem causa i n
tioni huius nominis civis. Nam civis poli- civitatibus et rebus artificiatis atque in rebus
tiam dicit; politia autem communicatio quae- naturaliter procreatis. Nam iidem dicunt non
dam est. Ergo necesse est cives aliquibus esse primum hominem, quia nesciunt dare
communicare. modum per quem ille primus homo genitus
33.- Item si cives in nullo communicant, fuerit. Nam revera, ut ipsi arbitrantur, infini-
nihil causae est quare non homines omnes tae potentiae est hominem primum produ-
concives fateamur. Sed nullus nisi insanus xisse et primum tempus et primum motum.
hoc concesserit. Ergo cives in aliquo Omnia namque ista praesupponunt creatio-
communicant. nem, quae fundant potestatem esse infinitam.
34.- Item, omnis civitas cuiscumque po- Quia si primus motus fuit, ergo ante mate-
litiae sit, id est, sive aristocratica, sive riam non erat, quia materia non est sine
monarchica, sirve oligarchica, sive timocra- motu; si autem antea non erat et postea fuit,
tica aut democratica sit, legibus indiget ut cum ipsa non possit esse ex altero, quia ipsa
cuicumque notissimum est. Sed si cives i n est fundamentum sive ex quo omnia sunt,
nullo communicarent, non essent necessarie necesse est ipsam de nihilo productam, quam
leges. Ergo necesse est cives communicare. productionem omnes creationem dicunt.
De optima politia 131

36.- Hanc autem infinitam potentiam Natus homo est; siue hunc diuino semine
exigere ambiguum non est, sed infinitam fecit
philosophi omnes negant, ut satis colligitur Ille opifex rerum, mundi melioris origo,
ex VIII libro, Physicorum5, ubi Aristoteles Siue recens tellus seductaque nuper ab al-
vult Deum esse infinitum secundum duratio- to
nem: secundum quod omnes aliae res natura- Aethere cognati retinebat semina caeli.
les in potentia autem sive virtute agendi Quam satis Iapeto mixtam pluuialibus
infinitum esse non vult. Et magis hoc decla- undis
ratur ex secundo libro De coelo et mundo6, Finxit in effigiem moderantum cuncta
ubi inquit quod ideo terra non movetur, quia deorum.
non est aliqua potentia potens eam pellere Pronaque cum spectent animalia cetera
extra medium mundi. Sed si nos demus terram.
materiam habuisse primum motum, necessi- Os homini sublime dedit caelumque vide-
tabimur dare creationem, quam ipsi refugiunt re
et dicunt excedere finitam potentiam. Ergo, Iussit et erectos ad sidera tollere vultus.
nec dant motum primum, sed dicunt motum Sic, modo quae fuerant rudis et sine ima-
esse aeternum. gine, tellus
37.- Eodem modo, nec hominem primum Induit ignotas hominum conuersa figu-
fuisse concedent, quia si aliquis fuit primus ras.
homo, ille non fuit genitus ab illo homine. 40.- Non, ergo, concedent isti primum
Ergo ille, aut homo fuit de nihilo factus quod motum, nec primum tempus, nec primum
creare est et infinitam potentiam praesuppo- hominem, et sic de ceteris in hunc modum.
nit et hoc illi refugiunt, aut fuit de aliquo Sed de civitatibus aliisque artificiatis idem
elemento sine aliqua parte materiae produc- non est. Nam artificiata ab ipso artifice arte
tus, et hoc eodem modo, ut ipsi confitentur, fiunt. Ideo, dato quod mundus aeternus foret,
infinitae potentiae est, scilicet, rem gignere cum possent nunc de novo fieri civitates quae
sine semine eius, et verissime sic est. ante numquam fuerunt, sicut ipsi videbant
38.- Nec etiam illi qui philosophi sunt alia artificiata fieri de quibus concedebant
poeticis figmentis assentiunt, ut cum Ovidio quod nunquam antea talia fuerunt; non tamen
dicant Prometheum homines de luto formasse concedent quod posset nunc fieri homo, nisi
eosque ad deorum imaginem fecisse de qua- gigneretur ab aliquo homine. Et si nullus
dam parte coelestis terrae, id est, de luto quod homo nunc esset, dicunt impossibile esse i n
olim caelo adhaeserat et retinebat caelestem aeternum esse aliquem hominem. Ideo isti,
virtutem ad efficiendum animam. De quo licet non possint dicere civitates esse aeter-
Ovidius Metamorfoseon7, libro I, sic inquit: nas, quia tamen homines dicunt aeternos,
39.- Sanctius his animal mentisque capa- dicent civitates esse a multis retro saeculis
cius altae ita quod nulla tanta hominum memoria aut
Deerat adhuc et quod dominari in cetera libri exstant ut sciatur quis primo condiderit
posset. civitatem.
41.- Et cum arguitur contra istos quod
5
Aristóteles, Physica, lib. VIII, cap. 6 (Bekker non est mundus aeternus, nec civitates sunt a
258b). valde antiquiis temporibus, quia de omnibus
6
Aristóteles, De caelo, lib. II, cap. 2 (Bekker pene civitatibus dabatur auctor aut per
285b). communem famam aut per scriptores appro-
7
P. Ovidivs Naso, Metamorphoseon, lib. I, lins. batissimos, maxime tempore Aristotelis
76-88.
132 Alfonso de Madrigal “el Tostado”

quando non tot sicut nunc exstabant civitates 45.- Diluvia autem praecessisse satis
et omnium quasi auctor cognitus erat et, quod cognoscitur ex historiis gentium. Nam
magis erat, sciebatur quisquam terram popu- diluvium quoddam in Achaia tempore Ogygi
lasset, et quomodo ante illa terra habitata regis fuit qui contemporaneus fuit Iacob
non fuisset. Ex quibus clarissime conjicieba- patriarchae, quod diluvium in Graecia gestum
tur homines incepisse. annis mille septingentis octoginta duobus
42.- Respondent Aristoteles et alii quod ante Cristi nativitatem fuit, ut colligitur per
mundus et homines et motus ab aeterno Isidorum9 Ethimologiarum, lib. XIII in fine,
fuerunt. Tamen multa fuerunt diluvia quae et per Paulum Orosium10, primo, De Ormesta
destruebant magnam partem terrae et non mundi. Ab hoc enim antiquissimae gentium
manebant ibi gentes, nec civitates. Sed illi inchoantur historiae. Unde Marcus Varro,
qui in alia orbis parte manebant veniebant et testimonio beati Augustini11 in lib. VI, De
noviter illam terram habitabant et civitates civitate Dei, cap. 6, omnium hominum
atque oppida ibi constituebant; et sic videba- acutissimus, cum ab antiquissimis tempori-
tur terra tunc noviter habitari cepisse, cum bus se historiam inchoare putaret, a diluvio
tamen infinities habitata sit. Ogygi exorsus est quasi nulla antiquiora
43.- Hoc etiam manifestant per terrarum gesta illis fuerint.
et marium mutationes, nam terram istam 46.- Aliud diluvium gentium cognovit
quam nos habitamus olim marinis aquis historia, quod Deucalionis diluvium nuncupa-
coopertam ferunt et eam quae nunc sub undis tur. Hoc in partiibus Thessaliae Deucalione
est olim magnas habuisse urbes et oppida. regnante in terra illa contigit; ideo ab illo
Dicunt quod coniiciunt, quia in altissimis nomen assumpsit. Qui, quoniam homines ad
montibus anchorae sub terra fodiendo inven- se convenientes aluit et in montibus per
tae sunt et conchilia antiquissima in rupium gemina capita montis Parnasi salvavit,
saxis permanent. De quo Ovidius, XIV Meta- genus humanum de lapidibus restituisse
morfoseon8, cum transmutationes rerum na- fictione poetica dictus est. Fuit autem hoc
turalium sicut se habent sine aliquo poetico diluvium quinque annis antequam hebraei de
velamento describeret, sic ait: captivitate aegyptiaca liberarentur, scilicet,
44.- Nil equidem durare diu sub imagine annis mille quingentis et quinquaginta ante
eadem Christi nativitatem, de quo Isidorus12 Ethi-
Crediderim; sic ad ferrum venistis ab au- mologiarum, lib. XIII, et Paulus Orosius13,
ro, lib. I, De ormesta mundi. Hoc diluvium
Saecula, sic totiens uersa est fortuna lo- plerique gentilium in principio rerum fuisse
corum.
Vidi ego quod fuerat olim solidissima te-
9
llus, Isidorus, Ethimologiarum, lib. XII, cap. 22 (P.
Esse fretum, vidi factas ex aequore terras L., 82, 494).
10
Paulus Orosius, De ormesta mundi (sive De
Et procul a pelago conchae iacuere mari-
moesta mundi sive Historiarum adversus paganus
nae
libri VII), lib. I, cap. 7 (P. L., 31, 709).
Et uetus inuenta est in montibus ancora 11
Aurelius Augustinus, De civitate Dei, lib. VI,
summis. cap. 6 (P. L., 41, 182).
12
Isidorus, Ethimologiarum, lib. XIII, cap. 22 (P.
L., 82, 494-496).
13
Paulus Orosius, De ormesta mundi (sive De
8
P. Ovidivs Naso, Metamorphoseon, lib. XV, moesta mundi sive Historiarum adversus paganus
lins. 259-265. libri VII), lib. I, cap. 9 (P. L., 31, 712-713).
De optima politia 133

annunciant. Nam Ovidius14, qui in proemio 50.- Et sic enim diluvium Noe naturale
Metamorfoseon promittens se narraturum non fuit. Quod quidam de nostris putantes se
mutationes formarum a rerum origine, cum nimis astrologice loqui naturaliter accidisse
dicit: ferunt, quos clarissimis errare rationibus
47.- Adspirate meis primaque ab origine demonstrarem, nisi ipsum praesuppositum
mundi. assumptae materiae me aliorsum distraheret.
Ad mea perpetuum deducite tempora car- Quod quidem diluvium universale non solum
men. philosophi negant quia non sit causa natura-
48.- Cepit historiam a diluvio Deucalio- liter agens potens tantam aquarum importu-
nis, ut patet in eodem I Metamorfoseon15. nitatem inducere, sed etiam quia hoc repugnat
Haec autem diluvia particularia fuerunt i n conservationi universi nam si tale diluvium
Graecia ambo. Unum quidem in parte eius accidisset necesse erat omnes rerum species
quae Achaia dicitur, aliuc in parte illa que praeter aquaticas defecisse. Ipsi autem dicunt
Thessalia nuncupatur. Diluvium namque impossibile quovis modo universi partes
universale, quod temporibus Noe fuit, nulla principaliores, quae sunt species deficere.
gentium novit historia, nec a tempore illo 51.- Etiam quia hoc posito non fuisset
scripta aliqua existant. Quia gentes adhuc generat ab aeterno, cum multotiens fuisset
rudes et bonarum artium exortes facta stilo intercisa per diluvia universalia quae omnia
digna non egerunt et ea quae eorum tempori- viventia devastarent. Item quia hoc con-
bus saltem naturaliter memoratu digna cesso, necesse erat dare creationem quam ipsi
evenerunt stilo et memoriae mandare negle- nimis abhorrent. Et patet consequentia. Quia
xerunt aut quod verius est nescierunt. cum omnia per universale diluvium necessa-
49.- De factis ergo illorum temporum so- rio delerentur, et tamen postea iterum omnia
lo sacra historia Genesis et Exodi16 nobis facta sunt, necesse ergo erat quod aut de
plenam fidem faciunt. Hoc autem diluvium nihilo cuncta fierent, quod creationem esse
gentiles philosophi et alii contemporanei nullus dubitat, aut de materia non per genera-
accidisse nunquam audierun; et si audirent tionem speciei et derivationis seminalis
minime credidissent, sicut si quis eis diceret formarentur, quod conformiter infinitae po-
hominem fuisse mutatum in belluam, quod tentiae esse atque aequale creationi ipsorum
procul dubio poetice dictum aestimarent. philosophorum testimonio confirmatur.
Nam diluvium universale fieri impossibile Neutrum ergo fatebantur fieri potuisse.
arbitrantur. Et verissime sic est, si solas 52.- Sed dices: bene poterit stare aeterni-
vires naturae consideremus. Sed Deus ibi tas mundi et conservatio universi cum dilu-
supernaturaliter operatus est quod natura vio universali, quia sicut in diluvio universa-
complere non valuit. Sic enim Aristoteles17 li tempore Noe factum est per ipsum diluvium
in II, Metheorum, dum de diluviis disputat, cunctae species servarentur, ita in aliis
cathaclismum id est universale diluvium diluviis quae concederent ipsi philosophi
impossibile esse dicit. fieri potuisse.
53.- Respondetur quod etiam hoc non
14
P. Ovidivs Naso, Metamorphoseon, lib. I, lins.
concederent philosophi. Nam quis talem ar-
3-4. cam facere posset ut in ea cunctae res ser-
15
P. Ovidivs Naso, Metamorphoseon, lib. I, lins. varentur quae in centum annis facta dicitur ab
313-347. omnibus? Quod satis consonat litterae Ge-
16
Gen., 6 ss.; Ex., 7 ss.
17
Aristóteles, Metheorologica, lib. I, cap. 14
(Bekker 352a).
134 Alfonso de Madrigal “el Tostado”

nesis18, in qua dicitur quod a tempore quo de- regina et Antonii uxor sufficiensest? Quis
nunciavit Deus Noe quod volebat destruere emorrhoin qui morsu suo universum animalis
mundialem creaturam per aquam usquead sanguinem elicit caperet? Quis praecem, quis
ipsum diluvium transierunt centum et viginti sepem, quis amoditas, quis alios innumerabi-
anni. Scilicet, non permanebit spiritus meus les serpentes quorum tot mortes quot nomina
in homine in aeternum quia caro est; et erit accipiant? quorum Africa testis est quae huius
vita hominis centum viginti anni ut habetur mali adeo fecunaa est ut in hoc prae caeteris
Genesi19, 5 capitulo. Concesso autem talem terris palmam ferat. De quo Lucanus20, i n
arcam potuisse ab hominibus cuiuslibet tem- libro nono, De bello plusquam civili Iulii
poris compingi, sed quis ergo eis centum Caesaris et Pompei, tractans de processu Ca-
annis ante praediceret ut tale marcam fabrica- tonis in Libiam. De hoc etiam Solinus21 i n
rent? Polyhistor, cap. de Africa. Hae enim pestes
54.- Demum dato quod diluvia astrologi- Lybiam pro maiori parte inhabitatam re-
ce a multis ante temporibus cognosci po- ddunt. Quis enim inter tot genera mortis
tuissent, quis tamen mundi pereuntis tanta tranquillam eligeret mansionem? Soli autem
charitate moveretur ut ipsas immanissimas populi qui spylli nuncupantur inter has duas
beluas, leones, ursos, aspides, dracones, lues innoxii sunt, nam non solum eos vene-
manticoras et basiliscos quorum sine ipsa- na non laedunt, sed ipsos serpentes formi-
rum rerum ferocitate nomina ferocia sunt dant, et sputo suo venena quorumcunque
congregare vellet ne diluvio ingruente hominum curant. De quibus Lucanus22, lib.
perirent? Et dato quod hoc negotium inexse- IX, sic ait:
crabile quis motus nimio mundi pereuntis 56.- Marmaridae psylli par lingua poten-
amore susciperet, quaestio tamen omnium tibus herbis.
animalium species nosceret, quorum nec 57.- Iam vero, dracones et aspides ti-
numerum, nec nomina novit? quaestio ea per gresque dicere quid attinet, quorum non solum
vastas mundi huius solitudines et inaccessas venena quae in eis immensa sunt, sed et
hominum vias et opacos montes et immania corporum moles et prevalidum robur omnes
antra ferarum totum orben collustrans inqui- mortales superaret. Rhinocerontem vero quis
reret? quis demum inventas adduceret? Nam viribus capere audeat cuius tantum robur et
quaedam species serpentum tanta veneni animi impetus est ut nullis hominum servire
rabie abundant ut sola visione interimant, dignetur? De quo Iob23, 39 capitulo, sic
quales basiliscos esse non dubium est. dicitur: nunquid volet rhinoceros servire tibi
55.- Quis enim iaculos serpentes sic dic- aut morabitur ad presepe tuum?, nunquid
tos acciperet, quia quodam impetu per aerea alligabis rhinocerontem ad arandum loro tuo,
vecti, quodcumque animal obvium habuerint aut confringet glebas vallium post te?
sagittarum aut lancearum more perforant? nunquid fiduciam pones in magna fortitudine
Unde a iaciendo sive a iaculis nostris nomem eius ut derelinquas ei labores tuos? nunquid
metaphoricum assumpserunt quamvis enim
dipsades acciperent quae ac accipientem siti 20
M. Annaevs Lvcanvs, Bellum civile, lib. IX,
perimunt. Quis serpentem qui hypnale dicitur lins. 587-890.
saltem videre velit, qui eum quem tetigerit 21
C. Ivlivs Solinvs, Collectanea rerum memorabi-
somno necat, cuius testis Cleopatra Aegypti lium (sive Polyhistor), 24, 1-10 (Mommsen, p. 107,
lin. 20-p. 109, lin. 17).
22
M. Annaevs Lvcanvs, Bellum civile, lib. IX, lin.
18
Gen., 5, 31; 6, 11. 893.
19 23
Gen., 6, 3. Iob., 39, 9-12.
De optima politia 135

credes ei quod sementem reddat tibi et aream de mundi aeternitate ea necessaria putant; nec
tuam congreget? enim ullum eis fortius aut verisimilius
58.- Quis autem postremo ut alter Deda- adinventum est.
lus, aut potius Icarus fallacibus alis asumptis 63.- Sic namque respondent cum quis ar-
aeris inmensi spatia pervolaret, ut quasque guat, si mundus aeternus est, quoniam scien-
parvas aviculas ad mundi conservationem i n tiae in infinito tempore retroacto inventae
arcam secum reconderet? non sunt. Cum, ut Aristoteles26 ait, in I
59.- His autem omnibus per impossibile Ethicorum, tempus bonus cooperator est
saltem patratis coniunctisque in arca cunctis horum. Et per tempus artium additamenta
animantibus terrae, quis eis pacis legem facta sunt. Cum ergo infinitum processit
indiceret? Quis amicitias tantas componere- tempus, infinita experientia fuit quae suffi-
tur? Quis talium foederum benevolus tractator ciens erat ad inveniendam omnem artem.
existeretur ut, iuxta vaticinium Isaiae24, Dicunt, enim quod scientiae infinitis vicibus
cap., habitaret lupus cum agno, et pardus cum perditae sunt inventae, nec, enim, nunc
haedo accubaret, et vitulus et leo atque ovis noviter inventae sunt, quia fuerunt in aliis
simul morarentur, et puer parvulus minaret saeculis quae fuerunt ante nos.
eos, vitulus et ursus pascerentur insimul, et 64.- Dicebant tamen quod quando per di-
requiescerent catuli eorum, et leo suae ferita- luvia maior pars orbis deperibat salvabantur
tis oblitus quasi bos paleas manducaret, et ex diluviis illis quidam homines qui olim
ablactaretur infans a nutriciis uberibus super fuerant ignorantes in quibus nulla scientia
foramina aspidum, et quod ablactatus esset mansit. Sed cum aliis possesionibus quae i n
manum suam mitteret in cavernas regulorum? diluvio perierant extincta est, necesse ergo
60.- Nec enim et alia innumera quae per fuit quod ad hoc artes essent iterum noviter
singula non convenit explicari tam im- ab ipsis inquirerentur fundamentis. Haec
possibilia naturaliter sunt ut nullo unquam enim est responsio Aristotelis27, in II Politi-
modo philosophi talia faterentur, nec fuisse corum, cum tractat de legibus valde irrationa-
quidem, nec possibilia fore. libus quae antiquis temporibus apud graecos
61.- Si autem tempore Noe ista facta fuerunt; inter quas una quam ipse ponit erat
sunt, supranaturaliter facta ministerio ange- quod viri possent vendere uxores suas vel eas
lorum nemo ambigit nisi insanus. Quibus invicem commutare. Asserit enim hanc et
etiam quovismodo concessis, quis tamen alias iniustissimas, quas ipse ponit, i n
arcam a foris bitumine clauderet ne eam praedicto II Politicorum28, conditas esse a
pluviae subintrarent? Nam hoc a solo Deo quibusdam rudibus valde hominibus qui
fieri potuisse Sacra Scriptura testatur, cum diluvia evadere potuerant. Apud hos igitur
dicit, Genesis25, 7, quoc ingresso Noe in ar- quaestionis nostrae certitudo nulla est,
cam Dominus clausit a foris. Et nullo modo, scilicet quis primo aut quomodo condiderit
ergo, hoc philosophi aut excogitare aut cre- civitates.
dere possent si quise narraret. Nullatenus, er-
go, diluvia universalia philosophi fate-
bantur.
62.- Particularia quidem non solum faten- 26
Aristóteles, Ethica ad Nicomachum, lib. I, cap.
tur, sed etiam ad defensionem positionis suae 1 (Bekker 1094a).
27
Aristóteles, Política, lib. II, cap. 8 (Bekker
1268b).
24 28
Is., 11, 6-8. Aristóteles, Política, lib. II, cap. 8 (Bekker
25
Gen., 7, 16. 1268b).
136 Alfonso de Madrigal “el Tostado”

65.- Ovidius29 autem, in I Metamorpho- accepit. Saturnum autem et Iovem tempore


ses, ubi quaestionem istam aliqualiter tangit, Iacob patriarchae quo in Aegyptum cum prole
testatur in prima aetate saeculi urbes non sua descendit fuisse dubium non est. Quod ex
fuisse, sed quod in secunda domus et urbes concordia antiquarum historiarum cum des-
inceperint. Nec distinguit Ovidius aetates per criptionibus poeticis conferendo utraque ad
annorum durationes, ut nos distinguimus, assignationem temporum Sacrae Scripturae
nec totidem distinguit, ut nos. Quattuor constat liquidissimis argumentis.
namque solas ponit. Has quippe per qualita- 68.- In hac aetate, dicit Ovidius, non
tes divisit: primam auream nominans, fuisse urbes nec domos, quia revera necesse
argenteam secundam, aeneam tertiam, quar- non erant. Domus namque ad importunitatem
tam vero ferream nuncupavit. temporum expellendam inventae sunt. In illa
66.- Primam dicit fuisse sub Saturno; tamen prima aetate nulla talis importunitas
quia aetates illas per tempora deorum suorum fuit, quia, ut ait idem Ovidius32 Metamorpho-
denominat. Et licet illa prima aetas, quae ses, libro primo:
ruditate hominum insignis fuit, sub diis 69.- Ver erat aeternum placidique tepen-
omnibus qui Saturnum praecesserunt fuerit, tibus auris.
scilicet, sub Demagorgone caeterisque Mulcebant zephyri natos sine semine
Tartareis filiis. Quia hi tamen ut ipse Tartarus flores.
apud antiquam gentilitatem obscuri sunt, de 70.- Urbium etiam necessitas non erat,
eis mentio non fit, licet de eis Tullius30 i n quia urbes quaedam contra hostiles impetus
libris tribus De natura deorum, disputaverit. defensacula sunt. In hac autem nulla hostilis
67.- Per deos ergo caelestes, qui nobili- erat adversitas, ut ait Boetius33, De consola-
tate loci ipsi quoque nobiles sunt et famosi, tione, metro, ubi primae aetatis laudes
antiqua gentilitas tempora sua describit. describit. De hoc idem Ovidius34 ubi supra
Quorum primus Caelius fuit, sive Aether ut sic ait:
alii nominant, aut Uranon ut quibusdam 71.- Nondum praecipites cingebant
placet. In his autem licet nomina diversa oppida fossae;
sint, nullo tamen modo credendum est dis- Non tuba directi, non aeris cornua flexi
crepare substantiam. Omnia namque caelum Non galeae, non ensis erat; sine militis
notant. Nam Uranos graeco idiomate palatum usu
vel caelum signat. Hic autem Uranos sive Mollia securae peragebant otia gentes.
Aether, ut Firmianus Lactantius31, De natura 72.- Secunda aetas, ut ab his gentilibus
deorum, libro primo, prodit, Saturni genitor computatur, fuit Iove imperante in regno
exstitit, Saturnus vero Iovis. Prima ergo ae- cretensi. In hac autem domos factas Ovi-
tas saeculi, ut fatua confingit gentilitas quae
antiquissimos deos illos et obscuros habuit,
ab ultimo eorum, scilicet Saturno, nomen
32
P. Ovidivs Naso, Metamorphoseon, lib. I, lins.
29
P. Ovidivs Naso, Metamorphoseon, lib. I, lins. 107-108.
33
89-150. Anicivs Manlivs Torquatvs Severinvs Boethivs,
30
M. Tvllivs Cicero, De natura deorum, lib. II, Consolatio philosophiae, lib. II, carmen 5. Edidit L.
24; lib. III, 17 ss.; 21 ss. Edidit H. Rackham, M. A., Bieler, in Corpus Christianorum, Series Latina,
Harward University Press, 1979, 63, 44 ss., 21 ss. XVCIV, pars I, Turnholti, Typographi Brepols, 1957,
31
L. Caelvs Firmianvs Lactantivs, Divinae insti- p. 28, lin. 1-p. 29, lin. 34.
34
tutiones, lib. I, 5, 7. Recensivit S. Brandt, Vindo- P. Ovidivs Naso, Metamorphoseon, lib. I, lins.
bonae, 1890, p. 14, lins. 10-16. 97-100.
De optima politia 137

dius35 asseverat, de civitatibus autem subti- loci facies monstrat, quinta vero Segor prae-
cet; sed satis evidens est eum civitates con- cibus Loth tunc servata usque hodie non
cedere in aetate illa cum Iuppiter ipse, sub consumpta manet et oppidum Palmae nomi-
quo secunda aetas computatur, in civitatibus natur: quamvis quidam de nostris omnes quin-
cretensium regnaverit. In principio tamen que incendio deletas existiment, quos ex
huius secundae aetatis, dicit homines, ex Sacra Scriptura decipi notum est. Quis etiam
temporis importunitate, ad domorum qualem- tunc illam antiquissimam Babylonem a mul-
cumque inventionem coactos. Nam cum ae- tis temporibus ante Saturnum dubitet exti-
tate priori ver fuisset eternum, nunc hiemes tisse, nisi qui Sacram Scripturam Genesis aut
et frigora, nives et pluvia grandinibus mixta nesciat, aut non recipiat? Firmianus Lac-
fuere. De quo idem Ovidius, ubi supra, sic ait: tantius36, in libris qui De natura deorum, dum
73.- Postquam, Saturno tenebrosa in Tar- constructionis civitatum causas emulget sic
tara misso, ait: Fuisse olim homines vitam degentes
Sub Ioue mundus erat, subiitque argentea solitariam, non quidem propter virtutis exce-
proles, llentiam, sed propter illius saeculi ruditatem
Auro deterior, fuluo pretiosior aere. insignem sic enim namque necesse erat; quia,
Iuppiter antiqui contraxit tempora ueris apud Aristotelem notum est, qui singulariter
Perque hyemes aestusque et inaequalis au- vivit, aut deus, aut bestia est. Hi autem cum a
tumnnos bestiis urgentibus multas molestias pateren-
Et breue ver spatiis exegit quattuor an- tur viderentque sic singulariter vivendo eis
num. obsistere non posse, ipsa vexatione inte-
Tunc primum siccis aer feruoribus ustus. llectum apponente in unum multi coacti sunt;
Canduit et uentis glacies adstricta pepen- ut sic unita pluralilas singularibus viribus
dit. maior esset, politicas comunicationes facere
Tum primum subiere domos; domus antra inceperunt, urbes et oppida atque viculos
fuerunt extruentes. Sic autem paulisper ex communi
Et densi fructices et iunctae cortice uir- experientia, quia, ut ait Salomon, ferrum fe-
gae. rro acuitur et amicus exacuit faciem amici sui.
74.- Ecce qualiter Ovidius civitatem ante Erudita illa quondam indocta rusticitas, leges
Iovis tempora fuisse non vult; sed constat et alia humanae comunicationis commoda
eum valde falli. Iuppiter namque et Saturnus, invenerunt. Iste autem conditionis civitatum
tempore Iacob patriarchae cum descendit i n causam reddit, tempora autem non designat.
Aegyptum, fuisse constat, ut paulo ante 75.- Tullius37 autem, lib. I, Rethoricae
dicebant. Sed quis eo tempore multas aegyp- veteris, in proemio, ubi de virtutibus atque
tias urbes fuisse non sciat? Quis urbes terrae laudibus eloquentiae latae agit, tantas dicit
Chanaam? Quis urbes palestinorum atque eloquentiae vires, ut per eam saecula conci-
orientalis Mesopotamiae? Quis Pentapolim, liata fuerint; scilicet, quod cum in antiquis
id est quinque civitates sodomorum apud saeculis homines sine ulla comunicatione,
fluenta Iordanis, ubi nunc mare Mortuum sive sine ullo foedere vitam solitariam agerent,
mare salinarum nuncupatum. Praecessisse
ambigat ex multis retro temporibus; quarum 36
L. Caelvs Firmianvs Lactantivs, Divinae
quatuor ultione caelesti conflagrasse ipsa institutiones, lib. V, 5-6. Recensivit S. Brandt,
Vindobonae, 1890, p. 413, lin. 1-p. 416, lin. 16.
37
M. Tvllivs Cicero, Ad C. Herennium de ratione
35
P. Ovidivs Naso, Metamorphoseon, lib. I, lins. dicendi, lib. I, I, 1. H. Caplan, Harward University
113-122. Press, 1981, p. 2.
138 Alfonso de Madrigal “el Tostado”

aliquis cui natura parens ingenium altum et aliud firmius testimonium de ipsius Sacrae
ingenio accommodata verba tribuerat, rude Scripturae veritate prolatum, quae clarissime
illud saeculum et nimis barbaras gentes Adam primum hominem in civitate Hebron
eloquentiae viribus ad communicationem sepultum dicit, ut patet Josue41, 14 capitulo
politicam invitavit. infine, cum dicitur nomem Hebron ante
76.- Ecce, enim, licet omnes isti verisi- vocabatur Cariat Arbe: Adam maximus ibi
milia dicant, vera tamen non proferunt. Ego inter Enacim situs est.
autem Sacrae Scripturae secutus vestigia, 78.- Haec etiam est causa quare Hebron
huius quaestionis veritatem brevissime Cariat Arbe dicta sit, id est, civitas quattuor
explicabo. virorum ut littera Josue aliqualiter et ex parte
77.- Cum enim primum parentem Deus innuit, quod ibi quattuor patriarchae sepulti
formasset de limo, ut sacra Genesis38 histo- sunt, scilicet, Adam primus et Abraam, Isaac
ria profitetur, eumque in paradisi deliciis e Iacob. Si ergo ibi Adam sepultus est,
collocaset, ille protinus felicitatem paradisi ibietiam vixisse satis liquiet, quia gentes
sua infidelitate demeritus, per longa terrarum illius primae aetatis varia loca non discurre-
spatia ab illis beatis sedibus exulavit eumque bant, nec maria factis ratibus persaltabant, ut
cum uxore sua, ut Josephus39 Antiquitatum, ait Seneca42, in tragedia septima cuius titulus
lib. I, refert et caeteri doctores cronographi- est Medea, in carmine 4, quod incipit:
que consentiunt, in terra quam postea Cha- 79.- Audax nimium qui freta primus.
naan sive Palaestina, aut vulgariori nomine 80.- Et Boetius43, De consolatione, lib.
Iudea dicta est, in parte terrae ubi postea II, metro, sic ait:
Hebron civitas constructa est quae per octo 81.- Nec mercibus undique lectis noua li-
leucas distat ab urbe Hierusalem, ut patet i n tora uiderat hospes.
libro De descriptione terrae sanctae40, Deus 82.- De quo Ovidius44, Metamorphofeos,
collocavit; ubi cum sua posteritate satis libro primo, sic ait:
miserabiliter sceleris sui conscius eiusque 83.- Nondum caesa suis, peregrinum ut
penas luens usque ad mortem vixit. Huius rei uiseret orbem,
testis est vallis quaedam magna apud Hebron Montibus in liquidas pinus descenderat
qua, ab antiquissimis saeculis usque i n undas.
hodiernum diem, vallis lacrimarum ab inco- Nullaque mortales praeter sua litora no-
lis appellatur, eo quod ibi Adam primus ille rant.
parens defunctum vel potius occisum filium 84.- Iste autem Adam ab illa felici civita-
suum Abel centum annis inconsolabiliter te Dei exul in hac aerumnosa lamentabilique
planxerit. Et ne quisque calumnietur haec tellure, illius quam perdiderat beatissimae
apocripha esse et nolle animum suum apo- civitatis memoriam semper agens, caducam
criphis accommodare sententiis, accipiat urbem construere non curavit.

38 41
Gen., 1, 26-30. Ios., 14, 16.
39 42
Flavivs Josephvs, Antiquitatum Iudaicarum libri M. Lvcivs Annaevs Seneca, Medea, lin. 301.
43
XX, Basileae, apud Frobenium, 1524, lib. I, cap. 3, Anicivs Manlivs Torqvatvs Severinvs Boethivs,
pp. 4-5. Consolatio philosophiae, lib. II, carmen V. Edidit L.
40
Egeria, Itinerarium. Appendix ad Itinerarium Bieler, in Corpus Christianorum, Series latina,
Egeriae: Petri Diaconi Liber De locis sanctis, N. 1. XCIV, pars I, Turnholti, Typographi Brepols, 1957,
en: II Itinerarium Egeriae, cura et Studio Aet. p. 29, lins. 14-15.
44
Franceschini / R. Weber, in Corpus Christianorum, P. Ovidivs Naso, Metamorphoseon, lib. I, lins.
Series latina, vol. 175, p. 97, lins. 1-2. 94-96.
De optima politia 139

85.- Cum autem esset Adam annorum 30, quidem de Cain procul dubio dixerim. Ipse
ut ait Methodius martyr qui saecula per namque est qui inter homines primus gehen-
millenarios scripsit et consonat translationi nae incendiis cum diabolo et angelis eius
interpretum septuagintatum, Cain Abel fra- deputatus est. Recte, ergo, iste primus
trem suum invidia motus occidit; quod tamen condidit civitatem, quamquam de hac civitate
littera hebraica et translatio Hieronymi, quae quomodo construi potuerit, cum solus Cain
pauciores annos ponit ante annum 30 vitae cum filio suo Henoch exstarent cum nullos
Adae, factum esse asseverat. Nam anno 3 0 alios usque ad illud temporis exprimat Scrip-
Adam filium suum Seth genuit, ut patet tura. Et dato quod posset, ad quid constructa
Genesis45, cap. 4, quod tamen post mortem fuisset? Cum civitas multorum civium sit
Abel factum esse Scriptura denuntiat. Nam et incolatus, alia satis magna difficultas est, de
ipse Adam, cum genuisset filium suum Seth qua alibi dixisse sufficiat. Hanc enim late
et ei nomen imposuisset, reddens nominis disputat Augustinus48, decimo quinto, De
impositi rationem dixit: posuit mihi Deus civitate Dei.
semen aliud pro Abel quem occidit Cain. Eo 87.- In illa autem prima aetate, quae se-
autem tempore Cain, in poena sceleris sui cundum computationem litterae hebraicae
vagus atque instabilis et tremens factus quam Biblia nostra tenet habuit annos mille
oculis parentis sui comparere non audens, sexcentos quinquaginta quattuor. Secundum
accepta clam uxore sua Calmana, quae pariter vero septuaginta interpretes longe plures,
soror erat ut illius temporis necessitas scilicet, duo millia et ducentos et quinquagin-
exigebat, egressus a facie Domini, ut Scrip- ta duos mullam aliam fuisse civitatem, nec
tura, Genesi46, ait: Perrexit in terram orienta- legitur, nec creditur; quia succesio civitatis
lem, et tunc sequitur ibidem textus: Cognovit Dei, quae per lineam Seth ab Adam texebatur,
autem Cain uxorem suam, quae concepit, et tanquam in terra hac peregrina luteam civita-
peperit Henoch: et aedificavit civitatem, tem construere noluit.
vocavitque nomen eius ex nomine filii sui 88.- In secunda autem aetate, quae post
Henoch. Ecce enim verissime prima orbis diluvium secuta est, cum cepissent homines
civitas quae a secundo homine facta est, et multiplicari, quasi centum annis post dilu-
recte quidem. vium, videntes sedes illas in quibus eatenus
86.- Nec sine mysterio factum est, ut in- post diluuvium manserant esse habitationi
quit Augustinus47, XV De civitate Dei: Duae eorum incongruas, scilicet, ipsam terram
enim civitates sunt, quarum una civitas Dei, sitam inter montes Armeniae sive Ararath, ut
alia autem civitas daemonis dicta est. Quae nominat Scriptura, quia asperrimo situ
duae simul inceperunt simulque percurrunt, montuosa est, venerunt, ait Scriptura, a parte
utraque in perpetuum duratura. Civitas autem orientali, scilicet, per latus montis Caucasi,
diaboli in hoc labenti saeculo bonum suum qui in latere septentrionali orbis est, quae
habet, post vero sola ei supplicia manent. tota terra nunc Parthia et Aretusia et Assiria
Ideo conveniens fuit ut ipse, qui inter homi- atque Media dicitur, tota montibus asperis
nes primus civitatis diaboli caput exstabat, elevata.
primam in terris conderet civitatem, quod 89.- Cumque multum processissent inve-
nerunt campum, id est, terram planam in terra
Sennar et habitaverunt in eo, de quo Gene-
45
Gen., 4, 25; 5, 3.
46
Gen., 4, 16-18.
47 48
Aurelius Augustinus, De civitate Dei, lib. XV, Aurelius Augustinus, De civitate Dei, lib. XV,
cap. 5 (P. L., 41, 441). caps. 5-8 (P. L., 41, 441 ss.).
140 Alfonso de Madrigal “el Tostado”

sis49, 11 capitulo. Et tunc dixit alter ad sam esse antequam veniatur ad caelum.
alterum: Venite, faciamus lateres, et coqua- Quomodo, ergo, per eam transire possent aut
mun eos igni; habueruntque lateres pro saxis, quoque construere? Nullo unquam modo talis
et bitumen pro caemento. Et dixerunt: Veni- amentia caput ipsius Nemroth aedificatorum
te, faciamus nobis civitatem et turrem, cuius principis ascenderet.
cacumen pertingat in caelum et celebremus 92.- Nec quisque in hac parte se tueri po-
nomen nostrum antequam dividamur i n test ea fabula quae dicitur gigantes cum diis
diversas terras. caelestibus decertasse ut eos a caelo exclude-
90.- Nec enim ista turris ad ascendendum rent. De quo Ovidius53, Metamorphoseon,
in caelum facta est, ut quidem inscii arbitran- lib. I, quae fabula apud omnes tam historicos
tur. Nam huius civitatis et turris conditor quam poetas quam vulgatissima est. Nam
praecipuus Nemroth fuit, qui postea ibi ordo ipsius fabulae istorum intentioni
regnavit. Hic autem, ut Josephus50, in l repugnat. Non enim turrem aut civitatem isti
libro, Antiquitatum [Iudaicorum], et Euse- construxisse feruntur, sed montes montibus
bius51 Caesariensis atque Lucas Tudensis52 i n superposuisse, ita ut super montem Pelion,
Chronicis suis, astrologiae repertor et mons Ossa positus esset, et, super hunc,
geometriae fuit, et in naturalibus magnus. mons Olympus; deinde Emum caeterosque
Cum ergo astrologice cognosceret caelum Thessaliae montes superponere laborarent,
primum valde distare a terra, ita ut impossi- nisi eos omnipotens princeps ille deorum,
bile esset cunctis mortalibus turrem illuc misso fulmine, deiecisset. De quo Ovidius,
accedentem construere. Nam et tota ipsa terra ubi supra, sic ait:
in unum aggerem accutissimum conglobata 93.- Affectasse ferunt regnum caeleste
atque in modum turris extenta a centro terrae gigantes.
usque ad caelum lunae minime pertingeret; Altaque congestos struxisse ad sidera
item quia sciebat naturaliter aeris intersti- montes.
tium medium ita frigidissimum esse ut nihil Sed pater omnipotens misso perfregit
in eo vivere possit, quo modo ergo aedifica- Olympum
rent quando illuc pervenirentur? Fulmine et excussit sublectum Pelion
91.- Item, quia sciebat naturaliter aeris Ossae.
interstitium medium ita frigidissimus esse ut 94.- Item dissonant ista duo facta. Nam
nihil in eo vivere possit, quo modo ergo turris et civitas Babylon in Chaldea, quae
aedificarent quando illuc pervenirent? Item pars Asiae maioris est, constructa fuit;
sciebant sphaeram ignis circulariter exten- fabulosum autem bellum gigantum, quod
bellum quoddam verum illis temporibus
49
factum gerit, sub cortice in Thessalia, quae
Gen., 11, 2-4. nunc Thessalonica sive Salonica dicitur et
50
Flavivs Josephvs, Antiquitatum Iudaicarum libri pars Graeciae est accidit.
XX. Basileae, apud Frobeniun, 1524, lib. I, cap. 9,
95.- Causa, ergo, verissima huius turris
pp. 10-11.
51 magnae, secundum quod in littera Genesis54,
Evsebivs, Chronicorum libri duo, lib. I. Edidit
A. Schoene, apud Weidmannus, 1875. Du-
11 capite exprimitur, fuit quia homines iam
blin-Zurich, Weidmann 1875, p. 23, lins. 17-31. multiplicati in diversas orbis partes discede-
52
Lvcas Tvdensis, Chronicon Mundi, lib. I, cap.
3. Primera edición del texto romanceado (siglos
53
XV-XVI), Crónica de España, por J. Puyol, Real P. Ovidivs Naso, Metamorphoseon, lib. I, lins.
Academia de la Historia, Madrid, 1926, p. 23, lin. 152-155.
54
16-p. 24, lin. 10. Gen., 11, 3 ss.
De optima politia 141

re moliebantur, ut aliquid magnum atque quod ista tanta turris altitudo facta fuit ut
admirabile maneret quod totum genus fecisset homines non dispergerentur. Quia si recede-
humanum, turrem illam magnam et civitatem rent a loco illo communis habitationis, s i
fortissimam facere inceperunt. Et ista quidem nihil esset per quod reducerentur, nescirent
intentio satis honesta videbatur, saltem i n redire, et si dispergerentur per terras, exis-
cortice ut, dato quod postea multa opera ab tente autem turre ita altissima, viderent eam
hominibus fierent, nullum tamen ita exce- ubique et sic non dispergerentur per terras.
llens esset sicut illud quod totum genus simul 98.- Est autem, ut arbitror, ista littera
condidisset humanum. hebraica convenientior quam littera nostra.
96.- Quod clare littera nostra innuit di- Quia, existente littera nostra, non videtur
cens: venite, faciamus nobis civitatem et ratio quare Deus moveri debuerit rationabili-
turrem, cuius culmen pertingat ad caelum et ter contra aedificantes talem turrem. Existen-
celebremus nomen nostrum -id est, faciamus te autem littera ista hebraica quam nunc
illam famosam-, antequam dividamur i n secutus sum, convenienter motus fuit Deus ad
terras. Aliter autem habet hic littera hebrai- puniendum istos destruendo eorum aedifica-
ca, scilicet, celebremus nomen nostrum, ne tionem. Nam si turrem, ut ipsi volebant,
dividamur in terras. Quod quidem aliam longe construxissent altissimam et urbem omnes
distantem sententiam facit, scilicet, quod gentes ibi habitassent, Deus autem hoc
homines illius temporis volebant simul noluit. Multa enim inconvenientia ex hoc
morari, quia cognati erant et ex similitudine secuta fuissent. Etiam quod ibi unitas huma-
speciei se diligebant. Et ad hoc elegerunt nae linguae quae ab humani generis exordio
terram Sennaar quae valde plana et campes- extiterat destructa fuit, saluberrimum humano
tris est, ut omnes ibi caperentur. Et quia generi fuit. De quibus omnibus alibi satis
contingeret, immo necesse esset, ex aliqui- late dixisse sufficiat.
bus causis homines recedere ab illo loco 99.- Haec ergo est illa magna Babylo se-
habitationis ad aliquas alias partes terrae, et cunda totius orbis in prioritate aedificationis
quia terra invia esset utpote in aliis locis non et in secunda aetate prima. Quae ideo caeteris
habitata nescirent regredi ad locum habita- totius orbis civitatibus excellentior fuit, quia
tionis hominum, voluerunt ergo facere totum genus humanum ad eam construendam
quandam turrem quae ad caelum pertingeret, id convenit. Post hanc vero creberrimae in orbe
est, quae esset altissima saltem pertingens civitates conditae sunt, de quibus propositi
usque ad nubes; et haec altitudine sua et nostri diserere non est. De civitatibus autem
latitudine ubique, scilicet, in partibus terrae tanta dicta sint ut earum vera patefiat origo.
satis distantibus videri posset. Ideo homines
videntes illam, quantumcumque a loco
communis habitationis distantes, redire DE PLATONIS UXORUM COMMUNITATE
possent et non perderentur locorum recessi-
bus. 100.- Assumpti paragraphi necessitas
97.- Et hoc sonat littera cum dicit: cele- exigit diseri quid sit civis et quid civitas. Et
bremus nomen nostrum, id est, faciamus utrum civitas monarchica et aristocratica et
aliquid famosum, scilicet, quod ista turris ita oligarchica et timocratica et democratica i n
alta sit quod ubicumque sint homines sciant spem idem sit. Utrum quemlibet civem fieri
hunc locum communis habitationis homi- contingat secundum quamlibet politiam et
num. Et hoc est nomen loci esse celebre sive quid ad hoc quod quispiam civis sit requiratur
famosum ne dispergamur in terras, id est, et quod sit optimum genus civitatis.
142 Alfonso de Madrigal “el Tostado”

101.- Multa quoque in hunc modum quae, communitas uxorum, omnes uxores omnium
ut in primo libro Aeneidae, iuxta Virgi- erunt uxores unius viri et omnes viri erunt
lium55, Aeneas ait: Forsam olim meminisse mariti unius cuislibet uxoris. Et sic tota
iuuabit. Quoniam Aristoteles56, in II Politi- civitas quantacumque sit, erit quasi una
corum, ubi paragraphum istum locat, facit domus, scilicet, sicut unus vir et una uxor.
eum introductorium ad politiam Socratis et 105.- Item ille ordo politicus est valde
Platonis in qua statuebatur uxorum posses- iustus qui constituit magnum amorem i n
sionumque communitas. Nos quoque confor- civitatibus. Sed communitas uxorum et
miter ad huius paragraphi declarationem de filiorum magnum amorem constituit i n
uxorum communitate primo quaestionem civitatibus. Ergo talis politia est valde iusta.
ventilabimus, scilicet, utrum uxorum plurali- 106.- Maior patet, quia civitas consistit
tas in politia Socratis et Platonis iustum in quadam communicatione quae maxime
quicquam statuit vel sit extra terminos durat quoniam maior amor est. Sic, enim, ait
rationis. Intentus quaestionis: utrum politia Aristoteles59, VIII Ethicorum, quod condito-
Socratis et Platonis quae constituit uxorum res politiarum magis curant de amicitia quam
communitatem contineat aliquid iustum vel de iustitia; quia, existente iustitia, adhuc
non. opus est amicitiae, existente autem amicitia,
102.- Et arguitur primo quod contineat non est opus iustitiae.
aliquod iustum. Et sic illa politia, sive 107.- Minor, scilicet, quod communitas
politicus ordo rectus est qui reducit civitatem virorum et filiorum constituat amorem
ad maximam unitatem. Sed communitas magnum in civitate, patet; quia sicut inter
uxorum et filiorum facit civitatem maxime patrem et filium, et matrem et filiam, uxorem
esse unam. Ergo est recta. et virum, est quidam gradus amoris excellens
103.- Maior patet, quia civitates et quae- omnes alios gradus amoris, ita erit in tota
libet aliae res dum magis uniuntur, magis civitate talis excellens gradus amoris; quia
sunt ens et magis stabiles. Nam regnum i n omnes diligent minores se ut filios, cum
sepsum divisum desolabitur et domus supra quilibet quemlibet ut filium habere possit
domum cadet iuxta verbum Salvatoris, ut quem tantum in aetatem excedat ut secundum
patet Matthaeus57, 12 cap., et, ibidem, naturam eius filius esse posset. Etiam quia
omnis civitas vel domus contra se divisa non omnes feminae diligent omnes viros ut
stabit; et Boethius58, De consolatione, lib. maritos et omnes viri diligent omnes femi-
3, prosa, probat ens et unum esse idem. Et nas de civitate tanquam uxores suas.
dum aliquid magis accedit ad naturam entita- 108.- In contrarium videtur quod iste po-
tis. liticus ordo non sit conveniens. Quia illa
104.- Minor, scilicet, quod communitas politia quae statuit in civitate maximas
uxorum faciat magnam unitatem, quia si est inimicitias est valde mala. Sed per talem
communicationem uxorum fiunt in civitate
55 maximae discordiae. Ergo politia in qua
P. Vergilius Maro, Aeneidos, lib. I, lin. 203.
56 uxores statuuntur communes pessima est.
Aristóteles, Política, lib. II, cap. 1 (Bekker
1261a).
109.- Maior patet, quia civilis communi-
57
Mt., 12, 25. tas pacem desiderat et pace conservatur; per
58 seditiones vero subito perit.
Anicivs Manlivs Torqvatvs Severinvs Boethivs,
Consolatio philosophiae, lib. III, prosa 10, 25. Edidit
L. Bieler, in Corpus Christianorum, Series latina,
59
XCIV, pars I, Turnholti, Typographi Brepols, 1957, p. Aristóteles, Ethica ad Nicomachum, lib. VIII,
54, lins. 76-78. cap. 1 (Bekker 1155a).
De optima politia 143

110.- Minor: per communicationem uxo- vitiatae, ut ait Philosophus60, in III Politico-
rum fit in civitate seditio; patet, quia aliqua rum. Bonae sunt tres, scilicet, monarchica
femina esset caeteris pulchrior quam multi regalis et aristocratica et timocratica. Tres
simul peterent, et sic seditiones mutuae aliae vitiatae sunt: monarchica tyrannica et
inexorabiles nascerentur. oligarchica et democratica.
111.- Ad declarationem lucidiorem quaes- 114.- Monarchica regalis dicitur cum
tionis apponentur aliquae conclusiones, unus dominatur politiae et ille rex est. Qui
quarum prima sit: Legislator volens condere principatus ab unitate principis monarchia
aliquam politiam non debet ponere optimas graece dictus est.
leges, nec optimam politiam. Proquo scien- 115.- Aristocratica politia est illa in qua
dum quod differunt politia et lex. Nam politia principatus est aristocraticus, id est virtuo-
est quidam ordo secundum quem debent sus, scilicet, secundum gradum virtutis. Ita
convenire cives ad constituendam civitatem; quod sit aliquis populus sic ordinatus ut in eo
lex dicitur esse quaedam regula quae imponi- principes eligantur secundum virtutem.
tur ipsis iam existentibus civibus. Utpote s i 116.- Ita quod qui magis virtuosus est
aliqui convenire debent ad constituendam quantum ad regimen politicum magis regat;
aliquam civitatem, necesse est ut, primo qui autem minus virtuosus est, minor praefi-
quam conveniant, habeant inter se quemdam ciatur principatui. Et isti principes multi
ordinem, scilicet, vel quod constituant super sint. Sic enim est principatus inter virum et
se unum qui semper praesit, aut quod omnes uxorem. Vir, enim, quia virtuosus est secun-
per tempora aequalia praesint, aut quod dum naturam, id est, prudentior ad regendum,
virtuosi praesint, vel illi qui reliquis poten- totius domus summa ei regenda committitur;
tiores sunt. Et sic de aliis modis. uxor autem, quia naturaliter non est ita
112.- Ista autem talis ordinatio necessa- prudens, suscipit res minores regendas.
ria est eis antequam conveniant ad aliquid 117.- Tertius principatus timocraticus
constituendum: nec est possibile ullo modo dicitur sive politia timocratica. Et est, ut ait
fieri civitatem nisi talis interveniat a princi- Philosophus, media inter politiam oligar-
pio. Nam sicut in naturalibus forma necessa- chicam et democraticam, cum sit principatus
rio praecedit compositum sine qua impossi- in hominibus mediis qui nec pauperes sunt,
bile est aliquod compositum esse, ita i n nec valde potentes et divites, de quo Aristo-
politicis necesse est quamdam praecedere teles61, in IV Politicorum, cap. 9.
formam quae efficiat unam civitatem. Nam s i 118.- Aliae tres sunt vitiatae ut patet,
inter multos homines non sit aliqua coordi- quia sunt contrariae tribus rectis politiis.
natio ad invicem, nullo modo facient unam 119.- Prima est monarchica tyrannica, i n
civitatem aut quid unum, cum ipsi sint natura- qua unus principatur non sequens iustas
liter multi. Haec autem coordinatio politia leges, sed quicquid vult, lex est, vel quia non
sive politeia nuncupatur. intendit utilitati politicae, aut quia dominatur
113.- Lex autem est quoddam ius consti- contra voluntatem subditorum. De qua in III
tutum superveniens civitati iam conditae et IV Politicorum62.
consistente politia. Habet ista conclusio
duas partes. Prima est quod legislator consti- 60
Aristóteles, Política, lib. III, cap. 7 (Bekker
tuens civitatem non debet inquirere optimam 1279a).
61
politiam. Quod probatur, quia politiarum Aristóteles, Política, lib. IV, cap. 9 (Bekker
quaedam bonae sunt, quaedam vero malae et 1328b).
62
Aristóteles, Política, lib. III, cap. 8 (Bekker
1279b); lib. IV, cap. 10 (Bekker 1295a).
144 Alfonso de Madrigal “el Tostado”

120.- Secunda est oligarchica in qua do- maxime quando isti viri non assumuntur per
minantur aliqui solum, quia potentes sunt aut electionem, sed ex succesionibus accipitur.
divites sunt, de qua in IV Politicorum63, cap. Et sic interdum pessimum virum regnare
5. contingit, et destruere politias; voluntas
121.- Tertia est democratica. Et hoc enim humana malus canon est, ut ait Philo-
quando populus totus imperat, sive pauperes, sophus68 IX Ethicorum. Ideo Aristoteles
sive simplices, et quicumque. Et hoc sive nullo modo vellet politias regales esse, quia
summa principatus consistat apud omnes valde periculosae; sed quemdam alium modum
simul, sive per fortes aut tempora omnes de habere principatus, ut patet in III Politico-
populo principentur, de qua in II Politico- rum69, cap. ultimo.
rum64, cap. 3, et in IV lib., cap. 5, cuius 123.- Post hunc principatum, optimus
multae species sunt. est aristocraticus qui est secundum virtutem.
122.- Inter has autem politias optima est Sea nimis seditiosus est. Nam cum hic fiat
secundum se monarchica regalis, quia non est electio secundum virtutem, illi qui eliguntur
discordia in uno principante sicut in multis. in principes approbantur a populo tanquam
Etiam, quia principatus ille politicus est meliores; et ille, qui ad maximum pricipatum
melior qui magis assimilatur naturae princi- eligitur, ut melior omnibus aliis tam princi-
patui. Sed principatus monarchicus magis pibus quam non principibus habetur, et tunc
assimilatur principatui naturae. Ergo melior potentes illi qui non ita virtuosi sunt et non
est. Nam principatus secundum ordinem eliguntur ad principatum, videntes alios
naturae est eo quod ille numquam errat, nec valde minores in potentia praeferri sibi i n
usque nunc erravit. Et quia, ut ait Aristote- dignitate et tanquam meliores reputari, livore
les65 in XII Metaphysicorum, entia nolunt stimulati concitant seditiones et faciunt
male disponi, id est, res naturales nolunt dissensiones a politia. Iste, ergo, principa-
male eis dominari, ideo necessario dandus est tus securus non est. Eodem modo quasi
optimus principatus inter res naturales. Et concludit Aristoteles de timocratico princi-
sic dicunt philosophi quod non potest patu qui est tertius in bonis.
mundus melius regi quam regitur. Et concludit 124.- Manent ergo tres politiae vitiatae,
ibidem Philosophus66, in ultima propositio- scilicet tyrannica, oligarchica et democrati-
ne XII Metaphysicorum, mala enim est ca. De his autem tertiam, scilicet democrati-
pluralitas principum, bonus ergo unus cam, dicit esse convenientem civitatibus,
princeps. Iste tamen principatus monarchi- quia ista seditiosa non est cum apud totum
cus qui optimus est, non convenit politiae, populum maneat principatus et omnes
quia difficile est omnia committere uni viro, aequaliter dominentur. Hanc, ergo, concludit
ut ait Aristoteles67 in fine III Politicorum, Aristoteles70 in III Politicorum, esse melio-
rem civitatibus, licet ipsa secundum se
63 vitiata sit, cum in ea efficiantur principis illi
Aristóteles, Política, lib. IV, cap. 5 (Bekker
qui indocti sunt et naturaliter apti ad servien-
1292b).
64
Aristóteles, Política, lib. II, cap. 3 (Bekker
1261b); lib. IV, cap. 4 (Bekker 1290b-1292a).
65 68
Aristóteles, Metaphysica, lib. XII, cap. 10 Aristóteles, Ethica ad Nicomachum, lib. IX,
(Bekker 1076a). cap. 4 (Bekker 1166b).
66 69
Aristóteles, Metaphysica, lib. XII, cap. 10 Aristóteles, Política, lib. III, cap. 18 (Bekker
(Bekker 1076a). 1288a).
67 70
Aristóteles, Política, lib. III, cap. 15 (Bekker Aristóteles, Política, lib. III, cap. 17 (Bekker
1286a-1287a). 1288a).
De optima politia 145

dum. Volens, ergo, constituere civitatem, tiones humanae quotquot ab exordiis civita-
non debet optimam eligere politiam. tum datae sunt, non reperietur aliqua bona
125.- Secunda pars erat quod non debet simpliciter, id est, quae contineat omnia quae
lesislator ponere optimam legem. Et patet, continet simpliciter bona et in nullo deviet
quia sicut se habet politia, ita se habent ad aliquid quod in se malum est et contineat
leges. Nam non conveniunt eaedem leges i n aliquem defectum. Nec est hoc ex ignorantia
monarchia et aristocratia et sic de caeteris legislatoris, quia sic ex industria factum est.
politiis. Sed optimae politiae conveniunt Nec etiam vocabuntur malae leges propter
optimae leges et pessimae leges pessimae hoc, sed convenientissimae; quia conveniunt
politiae quae est tyrannica. Leges optimae fini et statui politico. Immo, si quis vellet
quae sunt regales vel aristocraticae destrue- tollere omnes defectus legum faciendo eas
rent politiam; nec esset conveniens legisla- optimas simpliciter, faceret eas pessimas et
tor. Sed optimam politiam non debet eligere nullo modo convenientes politiae cui dabat
ille qui condit civitatem. Ergo, nec debet eas. Sola lex evangelica est simpliciter
eligere ille optimas leges. Sed, sicut debet bona, quae omnia mala prohibet et ad actum
eligere politiam convenientem huic populo, omnis virtutis incitat. Si, ergo, aliquis vellet
etiam si illa non sit bona secundum se, ita ponere optimam legem alicui politiae,
debet eligere leges convenientes illi populo imponeret ei legem evangelicam et vetaret
et politiae quae non sunt bonae secundum se, omnia mala, scilicet, meretrices et similia.
id est, totaliter. Sed hoc erat destruere politiam. Licet ergo
126.- Patet autem hoc in naturalibus. Si lex evangelica in se optima sit et sola
enim, medicus daret cibum aut potum aegro- simpliciter bona, si tamen imponatur alicui
tanti, nunquam deberet dare cibum qui secun- politiae, pessima est. Stultus enim legislator
dum se est sanus, sed cibum et potum qui illi ille esset qui legem evangelicam totaliter sub
aegrotanti est sanus. Natura cibus est simpli- punitione in politia sua custodiri mandaret.
citer sanus qui est conveniens corporibus Quomodo autem ista duo stent, scilicet quod
simpliciter sanis, sicut ille cibus est delecta- lex evangelica sit optima simpliciter et
bilis, qui est delectabilis gustui bene dispo- tamen sit mala cuilibet politiae, in alia
sitio. Sed corpora aegrotantium non sunt repetitione declaratum fuit.
simpliciter sana. Ergo impossibile est 128.- Cum, ergo, optima politia sit quae
convenire eis simpliciter sanos cibos, sed maxime a malo vetat et maxime ad virtutem
eos qui sunt sanos sibi vel secundum quid. incitat et promovet, et nulla lex sive consti-
Item si quis pueros teneros educaret: ut eos tutio sit quae magis hoc faciat quam constitu-
pulchros et corpulentos efficeret, non debe- tiones monachorum et fratrum in quibus
ret eis dare cibum qui est nutritivus simplici- quisque profitetur obedientiam, continentiam
ter, sed qui est nutritivus illorum. Nam cibus et paupertatem, qui voluerit dare alicui
nutritivus simpliciter non esset nutritivus politiae optimas leges, det eis leges mona-
puerorum tenerorum, cum esset eis adhuc chorum. Quo quid stultius excogitari potest
indigestibilis. quam facere aliquam talem politiam? Et hoc
127.- Debet, ergo, lesgislator considera- observavit Deus in dando legem hebraeis.
re in dando leges quod non det optimam Nam quia dabat hominibus imperfectis, non
legem simpliciter, sed optimam illi politiae. dedit legem optimam, sed continentem
Nam forte ille populus cui datur lex erit aliquos defectus a perfecta. Et tamen haec erat
imperfectus et non poterit tolerare legem illi populo conveniens. Quare autem in lege
perfectissimam. Si enim exquirantur legisla- evangelica sic factum non fuerit alibi dictum
146 Alfonso de Madrigal “el Tostado”

est. Non debet, ergo, legislator optimam 23 caps. continentur; de quibus multas
politiae dare legem quia illa omnia mala canonizavit Ecclesia, ut patet Extravagan-
vitaret, quod non oportet esse, ut declaratum te72, de homicidio, cap. si quis per indus-
est. triam et Extravagante73, de adulteriis et
129.- Et secundum hoc intelligitur illud stupro, cap. si seduxerit quis virginem et
cap. Nam et concupiscentiam extra de consti- Extravagante74, de iniuriis et damno dato,
tutione cum dicit: “bona est lex quae cum cap. si rixati, et cap. si apparuerit, et cap. s i
concupiscentiam prohibet, omnia mala bos cornupeta, et cap. si laeserit quispiam et
prohibet”, scilicet, omnia mala quae sunt in aliis locis.
mala politiae cui data est lex illa, non tamen 131.- In aliquibus etiam terris plures le-
omnia mala simpliciter; immo illa lex est ges de illis specialiter observantur. Et nihil
pessima quae vetat omnia mala simpliciter. magis est Ecclesiam vel dominos temporales
130.- Ex hoc infertur corollarium: qua- accepisse istas leges quae olim fuerant datae
mvis veteris Legis praecepta iudicialia Deus a Deo, quam quod una gens velit accipere
recte posuerit, nulla tamen politia, licet leges quae apud alias gentes servantur. Sic,
potuerit, postea omnia illa recipere debuit. enim, romani leges a graecis acceperunt.
Quod patet, quia in Lege veteri erant praecep- Nam decem viros romani Athenas miserunt
ta triplicia, scilicet moralia, caerimonialia et qui leges Solone legislatore datas de graeco
iudicialia. De quibus omnibus per singula sermone in latinum transferentes decem
dissere nec locus, nec propositum nostrum tabulis exposuerunt. Et quia ista legislatio
est. Caerimonialia autem nec iudicialia non romanis postea perfecta visa non est, duas
manserunt in Lege nova habentia pristinam tabulas legum addiderunt, duodecim tabulas
obligationem; sed sola moralia. Erat tamen facientes. Et iura ista, vulgariter, Leges XII
differentia inter iudicialia et caerimonialia: Tabularum75 appellantur. De quibus latissime
quia caerimonialia nullo modo manere Digesto76 De origine iuris in lege necessa-
potuerunt, quia repugnabant totaliter statui rium. Et de his Paulus Orosius77 2, De ormes-
Novi Testamenti ex natura significationis
suae. Iudicialia autem in quibus non attende-
batur talis significatio: licet non haberent
aliquam obligationem in Novo Testamento, 72
Decretales, lib. V, tit. 12, de homicidio volunta-
tamen poterarant servari in eo, quia non rio et casuali, cap. 1, si quis per industriam (Frie-
repugnabant. Ita quod ista conservatio non dberg, II, 793).
73
esset ex viribus illius legislationis primae, Decretales, lib. V, tit. 16 de adulteriis et stupro,
qua nos crederemus obligatos ad observatio- cap. 1, si quis seduxerit virginem (Friedberg, II,
nem istorum, quia Deus dedit tales leges 805-806).
74
Moysi, sed ex aliqua nova institutione. Decretales, lib. V, tit. 36, de iniuriis et damno
Utpote si aliquis princeps in terra sua, vel dato, cap. 1, si rixati fuerint (Friedberg, II, 878);
cap. 2, si qui aperuieret (Friedberg, II, 878-879);
Ecclesia, statueret in sua iurisditione aliquam
cap. si laesesit quispiam (Friedberg, II, 879).
de illis legibus observari, sortiretur illa lex 75
Lex XII Tabularum. Fontes iuris romani ante
vires obligationis, non ex antiqua Dei justiniani. Pars Prima. Leges. Iterum edidit S.
legislatione, sed ex nova principis illius vel Riccobono, Florentiae, apud S. A. G. Barbèra, 1968
Ecclesiae institutione. Nam leges iudiciales a pp. 26-75.
Deo datae pro maiori parte Exodo71, 2, 22, 76
D. I, 2 De origine iuris 1(Gaivs) 2 (Pomponivs).
77
Paulus Orosius, De ormesta mundi (sive De
moesta mundi sive Historiarum adversus paganus
71
Ex., 21, 1-36; 22, 1-31; 23, 1-33. libri VII), lib. II, cap. 13 (P. L., 31, 775-776).
De optima politia 147

ta mundi, et Isidorus78 Ethimologiarum, lib., non erat bonus simpliciter dispositione


in Decreto79, dist. 8, can. Moises. Constat propia, nec dispositus ad hoc dispositione
autem quod Romani nondum acceperunt illas propinqua. Ideo Lex Vetus cuius quaedam pars
leges Solonis tanquam putarent se eis obli- erant praecepta iudicialia non erant perfecta,
gatos, sed quia viri prudentis leges erant nec praecepta iudicialia erant simpliciter
placuit romanis illis assentire. Et licet decem bona. Immo, si essent simpliciter bona, non
viri Athenis eas conscripsissent, nondum convenirent eis, sed erant talia qualia conve-
tamen erant leges, nec obtinebant aliquam nirent illi populo. Et quia non sunt omnes
obligationem super romanos doneo, Romam populi ita dispositi sicut tunc erant iudaei,
allatae, populo decernente vim legum habue- non sunt bonae illae leges pro omnibus
runt. Sic Eccclesia non recepit leges iudicia- populis. Ideo, licet illa praecepta sine dubio
les quas Deus tradiderat Moysi tanquam eis se bona fuerint et convenientissima iudaeis,
obligatam crederet, sed quia placuit ei statue- non tamen conveniunt nobis, quia non
re illas assentiendo aliquibus earum, quia habemus eamdem dispositionem quam ipsi.
recte positae erant. 134.- Et quando dicitur quod Deus est per-
132.- Et tunc argueret aliquis: cum inten- fectissimus legislator non potens errare i n
tio legislatoris sit condere rectas leges legem quam dat, ergo omnes populi debent
conservatorias status politici et constat quod accipere pro se istas leges, non valet conse-
apud homines non est certitudo iudicii ita quentia. Nam, licet impossibile sit quod ilia
quod semper possint dare rectas leges, et lex quam Deus dat sit illi populo mala, tamen
ideo, aliquando dant leges iniquas ex igno- satis est possibile, immo sic est de facto,
rantia. Et propter hoc, quando reperiunt leges quod illa lex sit mala aliis populis. Nam
alicuius viri prudentissimi, assentiunt eis multa ponuntur in ipsis praeceptis iudiciali-
tanquam non ita dubitetur de iniustitia illa- bus hebraeorum quae, si a nobis observaren-
rum legum sicut de legibus aliis, ut romani tur, militarent contra statum nostrae poli-
assumpsere Solonis atheniensis legislatio- tiae. Non decet, ergo, quod Ecclesia vel
nem innitentes magis prudentiae illius viri aliquis de principibus modernis in terra sua
quam prudentiae suae. Quia, ergo, Deus est confirmaret omnes illas leges.
pura prudentia et impossibile est eum errare 135.- Secunda conclusio sit: ad perfec-
et necesse est leges ao eo datas esse recte tam politiam volentem ordinare, generandi
positas, deberent igitur omnes politiae leges tempora oportet considerare. Est sensus quod
illas de quarum iustitia non ambigitur accep- ad hoc quod aliquis statuat perfectam poli-
tare. tiam, oportet quod consideret de temporibus
133.- Ad hoc respondetur quod quilibet in quibus generatio fieri debet. Dicuntur
legislator, ut supra diximus, debet dare leges tamen dupliciter tempora generandi. Quia,
non quidem simpliciter optimas, sed optimas aut pro ipsis qualitatibus temporum in quibus
illi politiae quam dirigere vult. Deus autem carnalis accesus ad generationem fieri debet,
qui erat simpliciter bonus et prudentissimus utpote si in vere, aut in hieme, autumno, sive
dedit iudaeis praecepta iudicialia quae non aestate; aut pro aetate ipsorum gignentium
erant simpliciter bona, quia populus iudaicus scilicet utrum tantae aetatis vel tantae erit qui
generationi operam dare debet. Utrumque
autem horum multum agit ad bonam habitu-
78
Isidorvs, Ethimologiarum, lib. V, cap. 1 (P. L., dinem corporis et intellectus ipsorum geni-
82, 197). torum.
79
Decretum Magistri Gratiani, I Pars, dist. 7, can.
1 Moises gentis (Friedberg, I, 12).
148 Alfonso de Madrigal “el Tostado”

136.- De tempore autem prout est quali- 140.- Dicit enim Aristoteles82, ubi su-
tas quaedam ipsius temporis postea dicetur i n pra, quod non debent expectare homines ut
alia conclusione. De tempore tamen, prout gignant in ultimo tempore quo gignere
est aetas ipsorum gignentium, hic dicendum possunt. Natura tunc, antequam filii sint
est quoniam multum esset generantes tantae adulti, patres deficient viribus, et non suffi-
aut tantae aetatis esse. Primo quidem valde ciunt ad educandum filios propter aetatem,
vitandum est ne homines in parva aetate dent nec filii sufficiunt ad seipsos, vel patres,
operam generationi. Sequuntur enim multa educandos propter parvitatem.
inconvenientia, quia quando quis enim a 141.- Optimum autem gignendi tempus
parva aetate coitibus vacat, totum eis robur tunc est cum sic filii gignuntur ut ante ad
enervatur, et postea debiles sunt, nec valent robustam aetatem veniant quam patres eorum
ad actus bellicos vel aliqua alia opera fortitu- viribus carere incipiant. Ut patres filiis
dinis vel corporalis roboris ut ad duros parvulis procurent necessaria et filii, ad
labores. Etiam ad gignendum potens conve- aetatem robustam venientes, patres iam
nienter non est, cum tota eius virtus a teneri- deficere inchoantes educare incipiant, et
tudine exhausta sit. Cum autem aliquis i n nullum sit tempus in quo aut parentes filiis,
aetate robusta generationi vacare incipit, aut filii parentibus non valeant necessaria
virtus eius integra est et robusta, et manet i n ministrare.
eo robur ad omnes operationes fortitudinis, 142.- Dicit etiam Philosophus83 in eo-
et semen illud temperatius est et valet suffi- dem VII Politicorum, cap. 15, quod mala
cienter contemperare semen muliebre. Isti, generare in 17 vel 18 anno aut simili tempo-
enim, abundantiores sunt in virtute generati- re, propter multa.
va, pluresque filios gignere possunt. 143.- Primo, quia pueri nati quando ad
137.- Aristoteles80 autem circa hoc, i n aliqualem aetatem deveniunt ita ut cosnos-
VII Politicorum, cap. 15, dicit quod viris cant patres, videntes sic iuvenes, quasi
tempus generandi est usque ad annos 70, i n coetaneos, non verentur multum qualiter
feminis autem usque ad 50. Et hoc quidem erat patribus verendum erat. Et hoc magnum
tempore suo in quo usque ad plures annos inconveniens est, quia sic filii indisciplinati
durabat tempus generandi, quia aetas robus- erunt.
tior erat. Sicut in prima aetate gignebant 142.- Secundo, quia quando viri in valde
homines in anno 100 et 130 et usque ad 500 parva aetate uxores accipiunt, propter inex-
annos, ut patet Genesis81, 5, cap. 1; postea perientiam aetatis quae in parvo tempore
autem, per aetatum successiones, tempus fieri non potest, ut patet in I et V Ethicorum,
gignendi abreviatum est. In tempore, ergo, inepti sunt ad regimen aeconomicum, scili-
Aristotelis usque ad longiorem aeatem cet, ad disponendam rem familiarem. Et sic
homines gignebant, sed non multo amplius interdum magnae facultates iuvenibus dere-
quam nunc, licet a tempore suo usque nunc lictae faciliter disperduntur.
trasierint anni 1780, cum fuerit tempore 143.- Tertia ratio est, quia, cum viri par-
Alexandri Magni maceconis. vae aetatis mulieribus commiscentur, filios
parvi corporis generant et viribus deficien-

82
Aristóteles, Política, lib. VII, cap. 16 (Bekker
80
Aristóteles, Política, lib. VII, cap. 16 (Bekker 1335a).
83
1335a). Aristóteles, Política, lib. VII, cap. 16 (Bekker
81
Gen., 5. 1335a).
De optima politia 149

tes, quod non expedit perfectae politiae. videmus quod aliquae iuvenculae quae in valde
Generale est, enim, in omnibus animalibus parva aetae a viris cognitae sunt, postea
quod foetus novorum animalium imperfecti concipere non valent.
sunt; et inducit signum quia multae civitates 148.- Quarto, quia valde malum est, nam
sunt in quibus permittuntur parvae aetatis iuvenculae in parva aetate coitibus assuetae
iuvenes et iuvenculae coniugari, et ibi omnes ardentiores efficiuntur et intemperatissimae,
homines ut communiter parvi sunt. Ratio quae, postea, nec multiplicatis coitibus
huius est quod magnitudo foetus geniti est ex sacientur.
virtute seminis generantis. Cum ergo i n 149.- Aetas, ergo, convenientissima ad
iuvenibus deficiat virtus in semine, quia gignendum, ut ait Aristoteles84 in prae
nondum ad perfectionem devenit, sequitur allegato libro VII Politicorum et cap. 15, i n
necessario imperfectio in prole, nisi alterum viris est ad annum 36 vel 37, sive paulo ante
eveniat per accidens. vel post, in feminis autem ad annum 18 vel
144.- Quarto, quia in parva aetate coire 2O. Et convenit ista generatio proli genitae
genitori et genito simul nocent, quia sic et patri generanti ad bonam corporis habitu-
coiens viribus caret et membrorum debita dinem et communicationem aeconomicam,
quantitate atque proportione privatur. lndis- quia filii geniti in anno 36 vel paulo ante,
ponitur etiam ad vitam, quis actum coitus erunt perfecti viri et potentes generare
frequentantes modico tempore vivunt, quia antequam patres deveniant ad senectutem cum
per coitum intempestivum calor innaturalis viribus carent, et sic patribus providebunt
excitatur desiccans corpora tenera et cum vita sicut eos parentes adhuc pueros teneros
consistat in humido radicali et calore natura- nutriverunt.
li, invalescente calore innaturali super 150.- Item, dicit quod, licet viri usque ad
humidum radicale disponitur homo ad mor- annum 70 gignere possint, tamen non
tem. debent gignere usque ad ipsum tempus, quia
145.- Alia etiam causa huius potissima foetus iuvenum et senum imperfecti sunt
est quae cuicumque quantumcumque simplici corpore et deficientes valde in intellectu.
nota est. Mulieribus etiam ante debitam Cuius ratio est, quia perfectio intellectus
aetatem coire periculosum atque valde noci- nostri quantum ad cognitionem quam habet,
vum est, quia contingit mori et periclitari i n dum est coniunctus, dependet vel mensuratur
partubus propter angustiam et parvitatem secundum perfectionem phantasiae et orga-
muliebrium vasculorum et teneritudinem norum cognitivorum; non quod intellectus
naturae iuvenilis non potentis tantum tolera- alligatus sit corpori vel determinet sibi
re dolorem. certam qualilatem organi, sicut virtutes
146.- Secundo etiam quia in mulieribus organicae, ut visus, auditus et caeterae. Sed
sic parvae aetatis coeuntibus sequuntur parvi quia ad actum suum praesupponit actus
foetus, dato quod viri perfectae aetatis sint. organorum praecessisse vel actualiter esse,
Et hoc ex duobus est, scilicet, vel propter et sic dicimus quod caecus non iudicat de
imperfectionem seminis sive menstrui coloribus, quia caret virtute organica quae
muliebris, vel propter angustiam vasculorum requirebatur habuisse actum ante operatio-
matricis foetum ad quantitatem parvulam
cohibentis.
147.- Tertio, quia per intempestivos coi-
tus ad gignendum indisponuntur, scilicet, ut
84
postea concipere nequeant. Unde saepe Aristóteles, Política, lib. I, cap. 12 (Bekker
1259b); lib. IV, cap. 16 (Bekker 1335a).
150 Alfonso de Madrigal “el Tostado”

nem intellectus; sic enim, ait Aristoteles85 dentia matrimonialia foedera iungi in pri-
in primo Posteriorum, quod necesse est illa mordio pubertatis, quae in 14 anno viris,
scientia carere de cuius obiecto potentia feminis autem in 12, evenire solet, vel cum
sensitiva caremus. Etiam quia ad intellectio- ex habitudine corporis demostrant quod
nem requiritur actualis conversio intellectus generare possint, ut ait Isidorus87, Ethimo-
super phantasmata, ut ait Philosophus86 logiarum, lib. XI, cap. 2, et Extravagante, de
tertio De anima, oportet intelligentem circa sponsatione impuberum, cap. puberes.
phantasmata speculari. Si ergo phantasia 154.- Ratio horum est, et primo de iuri-
non sit disposita, non poterit intellectus bus humanis civilibus. Quia iura illa civilia
habere actum suum, vel habebit eum valde tanquam primun et summun bonum intendunt
imperfectum. Et ista sola causa est quare pacem politicam, ut patet ex principio VII
homo cum est ebrius non intelligit, aut Politicorum88. Si tantum homines ante
modicum et distorte intelligit. Etiam quando annos 36 coniungere matrimonialia foedera
est dormiens. vetarentur, cum iuvenes ante illam aetatem
151.- Si, enim, intellectus non haberet violentissime ad actum venereum incitentur,
actualem conversionem ad phantasmata ad tota civitas libidinibus repleretur. Ex quo
intelligendum, non minus homo intelligeret innumerae seditiones ortae dicessum facerent
cum esset ebrius quam cum esset sobrius, quia politiae. Potius, ergo, consentit aliqualiter
intellectus in se aequaliter dispositus est, proles imperfectas quam patiatur totam
licet non afficiatur aliqua corporali passione, destrui poliliam.
quia mere incorporeus est. Qui ergo meliora 155.- De iure ecclesiastico sive divino,
organa habet melius intelligit. Sed disposi- inter quae nunc non distinguo, licet distincta
tio orgarnorum, fit secundum qualitatem sint. Ratio ista est quia ius divinum magis
seminis ex quo corpus formatur et secundum intendit prohibere homines a peccato ut
influentiam caelestem disponentem semen. perficiantur in vita aeterna quam, consen-
Tamen in senibus et iuvenivus nimis adhuc tiendo peccatum, deducere homines ad tem-
perfectum non est, vel a perfectione iam poraneam perfectionem. Homines autem,
decidit. Ergo tales foetus imperfecti sunt cum ad pubertatem deveniunt, incipiunt ad
secundum intellectum. coitum inflammari. Quod si salubri remedio
152.- Concludit, ergo, Philosophus matrimonialia foedera iniendo honeste pa-
quod, secundum sententiam philosophorum ssioni illi non provideatur in hominibus
et poetarum, tempus vacandum generatione imperfectis, necessario omnia genera libidi-
in viro ad formandas perfectas proles debet num sequerentur in hominibus imperfectis,
esse ab anno 36, vel paulo ante usque ad necessario omnia genera libidinum sequeren-
annum 50 vel 54. Haec quidem ad bonitatem tur. Magis intendit devitare ius divinum quam
prolis, tam secundum, corporis habitudinem homines ad quamcumque corporis vel inte-
quam perfectionem intellectus indubitatissi- llectus perducere perfectionem. ldeo Aposto-
me constant. lus ad fornicationis vitandae remedium
153.- Licet de hoc iura humana, maxime uxorem accipere consulit, cum dicit, I Corin-
ecclesiastica, non multum curaverint, conce-

85 87
Aristóteles, Analytica Posteriora, lib. I, cap. Isidorvs, Ethimologiarum, lib. XI, cap. 2 (P. L.,
XVIII (Bekker 81b). 82, 415).
86 88
Aristóteles, De anima, lib. III, cap. 7 (Bekker Aristóteles, Política, lib. VII, cap. 2 (Bekker
431a). 1325a).
De optima politia 151

tios89, 7 cap.: “Ununsquisque uxorem suam infirmos corpore et secundum intellectum


habeat propter fornicationem”, scilicet, ineptos et ad motum tardos, ad omnem tamen
vitandam, “Melius est enim nubere quam corruptionem, id est, aegritudinem disposi-
uri”. Cum enim ecclesiastica politia ad tissimos.
politiam caelestem, subordinetur, magis 159.- Ratio huius est, quia indigestio
curat perficere homines respectu illius a seminis et superflua humiditas inflativa est
peccatis distrahendo quam hic temporaliter et carnes mollissimas reddit quadam mollicie
perficere in corpore et intellectu aptissimos muliebri dispositissima. Nec oportet genera-
faciendo. tioni operam daturos fortibus laboribus
156.- Alia autem adhuc potentissima ra- implicari frangentibus corpora humana,
tio est, licet honesta non sit. Quia, ut secun- cuius sunt artilusio et alia genera fortium
dum vulgatissimam carnalium opinionem exercitiorum, vel quotidiana conversatio i n
loquitur, quis de continentia sua fructum armis quemadmodum in bellis, et conformiter
aeternae beatitudines non sperans, nemo in agricolis qui quotidianis magnisque
tanto perficiendae politiae amore flagaret laboribus affligunt corpora sua.
toto tempore iuventutis, in qua motus poten- 160.- Cuius ratio est quia fortes labores
tissimi sunt, usque ad annum 36 ut iocundita- et nimius motus causant ardorem excessivum
te venerea se privaret. Talis, ergo, lex, licet innaturalem, qui non solum superfluas
in se bona foret, a nulla tamen unquam humiditates digerit, sed etiam spiritus semi-
politia observata est. nis in quibus totus vigor est exhalare facit et
157.- Sit tertia conclusio politicum cu- ipsam naturalem humiditatem exurit.
rantem perfectas facere proles gingnentium 161.- Ex quo sequitur quod aliquando vi-
oportet spectare occupationes. Est sensus: detur, scilicet, quod filii hominum nimis
quia qui vellet habere curam de gignendo studiosorum, qui geniti sunt eo tempore quo
proles perfectas, sive ille perfectionem patres studii solicitudinibus vigilantius
talem inducere volens politicus sit, et hoc intendebant, parvi corpore sunt et viribus
curet inducere in tota politia; sive alius vir debiles, nec abundantes in intellectu; immo,
quicumque sit debet considerare labores sive ut plurimum, de stultitia suspecti. Cuius ratio
ocupationes generantium. Dicit, enim, est: quia nimia cura studii totum hominem
Aristoteles90 VII Ethicorum, cap. 15, quod exurit et desiccat. Semen autem cum desicca-
viri volentes generationi operam dare debent tum est, caret debita humiditate secundum
mediocres habere labores, ita ut nec labores quam augmentum in corporibus est. Augmen-
fortissimi et constringentes sint, nec rursus tatio, enim, in humido et tenero fit. Ideo, ea
volentes gignere otiis occupentur. Nam quae semel arescunt vel ariditati propinquant,
quaelibet istarum dispositionum non modi- postea augeri non valent. Desiccato vel
cum confert ad bonam corporis habitudinem exusto semine, membra organica desiccantur
et perfectionem intellectus. Cum autem phantasticum organum debitam
158.- Ex hoc enim sequitur quod illi viri humiditatis proportionem coexigat, fit ut hi,
vacantes deliciosis cibis et potibus nullis qui aliqualem phantasiae desiccationem
laboribus aut solicitudinibus occupaturi, incurrunt, in quamdam stultitiae sive demen-
filios turgidos sive inflatos gignunt et tiae et admirationis speciem referantur.
162.- Quod patet in lunaticis et furiosis
illis qui habent lucida intervalla. Nam, cum
89
I Cor., 7, 2.9. luna totius humiditatis sit mater, ut manifes-
90
Aristóteles, Política, lib. VII, cap. 16 (Bekker tatur in fluxu et refluxu abundantius facto i n
1335b).
152 Alfonso de Madrigal “el Tostado”

duabus quadraturis quam in reliquis duabus. cura subcutaneum exusserit sanguinem, con-
Cum enim luna in augmento est, quia influit vertitur in negredinem, ex quo sequitur ne-
abundanter de humiditate, lunatici e furiosi cessario in superficie cutis quidam color
habentes lucida intervalla bene iudicant; cum pallidus vel luridus ad nigredinem tendens. Si
autem luna decrescit, quia non influit suffi- autem in vultu hominis rubor non sit, est
cientem humiditatem, desiccatur in eis or- saltem quaedam humiditatis teneritudo intra
ganum phantasticum et incipiunt fortiter fu- cutem locata eam distendens atque candidam
rere. Simile etiam videmus in cholericis efficiens et haec a vehementissimo ardore
adustis qui necessario sicci sunt; ideo, gene- amantium absorbetur.
raliter ad dementiam proni sunt, nisi magno 168.- Ex quo vultus necessario in rugas
regimine defensendur. contrahitur et ad colorem atrum tendit. Et ex
163.- Ex hoc etiam sequitur quod viri eisdem causis sequitur id quod communiter
valde amatores qui magno tempore amant, videmus, scilicet, quod filii agricolarum qui
nec desiderio suo potiti sunt, ad gignendum magnis laboribus occupantur, parvi corpore
indispositi sunt; et si gignant, sequerentur nascuntur et exiguas vires habent, quia
proles deficientes secundum omnia supradic- nimius iabor et motus materiam seminales
ta. exurunt.
164.- Cuius ratio est, quia sicut cura- 169.- Sequitur etiam et alterum quod vi-
vehementes studiorum materiam seminalem demus, scilicet, quod filii pastorum magna et
exurit et foetus secundum corpus et intellec- pulchra et robusta corpora habent, quia
tum imperfectos reddit, ita nimius amor pastores magnis laboribus non occupantur
corpora amatorum exurit, et, fortius adhuc, molentibus corpora, nec rursus totaliter
nulla namque passio est et nec quisque labor otiantur, quia moventur congruenti motu, et
qui ita virum totaliter absumat et destruat, ut frigoribus atque ardoribus caeli patent et
magis infra dicitur. Iste, ergo, irrationabilis habent quosdam alios labores et exercitia
atque vehementissimus ardor, immo potius quae sunt sufficentia ad congruentem seminis
furor, amantem cito atque potentissime digestionem. In feminis vero idem observari
dessicat et exustum reddit. oportet, quia non debent duris laboribus
165.- Ex quo sequitur id quod communiter studere postquam conceperunt, quia possent
videmus in amantibus, quod pallidi sunt. Et faciliter abortum pati. Et si forte semen
iste est verus color eorum si ardenter ament. formatum nondum sit vel etiam si formatum
Sic, enim, Ovidius91 huius disciplinae ma- est, calor innaturalis insurgens causat i n
gister ait in primo libro De arte amandi: foetibus eamdem inconvenientiam quam de
166.- Palleat omnis amans: color est hic viris diximus, scilicet, desiccationem semi-
aptus amanti. nis et indispositionem ad corporis augmen-
167.- Cuius ratio est, quia cura nimis ar- tum et robur, et malam intellectus humidita-
dens et continua sollicitudo corpus poten- tem consequentem organa phantasiae.
tissime exurunt. Est autem in corporibus 170.- Quarta conclusio sit: Si prolis per-
humanis quidam rubor subcutaneus sanguis, fectio a generantibus requiratur, necesse est
id est, sub cute positus, a quo quidam rubor i n ut de loco et positione nimium laboretur. Est
superficie cutis ostenditur. Cum vero ardens sensus: quod si quisquam perfectas proles
gignere cupit debet considerare locum in quo
gignit et contra quam partem mundi locus ille
91
P. Ovidivs Naso, Ars amatoria. Edidit brevique situatus est. De locis autem ad generationem
adnotatione critica instruxit E. J. Kenney, Oxonii e
Typographo Clarendoniano, 1965, lin. 729.
De optima politia 153

ait Aristoteles92 in VII Politicorum, cap. 15, bus ad austrum. Ratio horum est, quia ventus
locum eligi oportet magis declinantem ad borealis sua frigiditate spiritus seminis
frigiditatem quam ad calorem vel saltem continet ne exhalent et sua subtilitate et
medio modo se habentem. Nam videmus quod siccitate humiditates viscosas desiccat et
homines nati in terris frigidioribus ut consumit, quod foetui valde convenit. Venti
communiter et secundum quod huiusmodi australes e converso sunt calidi et humidi,
robustiores sunt et maiora corpora habent inflant igitur corpora et humefaciunt, quod
quam homines nati in terris calidis, ut ait valde repugnat bonae habitudini foetus.
Philosophus93 VII Politicorum, cap. 5. Ventus autem favonius et subsolanus cum
171.- Cuius ratio est, quia frigiditas loci collateralibus suis temperatae caliditatis et
circumstans constringendo detinet seminis frigiditatis sunt et humiditatem convenien-
spiritus ne exhalent, in quibus tota vis prolis tem habent.
futurae est, sive quantum ad robur, sive 174.- Ex hoc etiam sequitur quod proles
quantum ad corpulentiam. Calicitas autem illae quae in hieme frigidissima generantur
loci disgregat et subtiliando aperit, atque flante borea et terra gelata, caeteris paribus
spiritus seminis exhalare facit. meliores sunt ex causis supra positis, scili-
172.- Debet etiam locorum positionem cet, ex frigiditate continente spiritus semi-
inquirere, scilicet, contra quam mundi par- nis. Proles autem in calidissima aetate
tem, vel contra quem ventum pars illa loci genitae pessimae sunt, deficientes intellectu
generationis pateat, scilicet, an contra et corpulentia et viribus, propter caliditatem
austrum vel contra boream aut subsolanum, facientem spiritus seminis exhalare. Ad quod
vel savonium. Non est enim conveniens remedium est ut qualitates locorum et ipso-
generatio in locis sitis contra austrum, id rum qualitatibus temperentur, scilicet, quod
est, quod sint inclinata ad ventum australem homines habitantes in terris frigidis valde
ut ea totaliter et directae perflare possit; et generationi operam dent incipiente vere. Et
quod ex parte boreae alii elevationem ali- si terra excessive frigida est, incipiant i n
quam habeant, ita quod boreas ea non tangat ipsa aetate, quemadmodum sunt terrae exis-
vel modicum tangat, sed est convenientissi- tentes in septimo climate et ultra climata i n
ma generatio in locis positis contra boream. partibus tendentibus versus arcticum polum.
Mediocris autem est in locis sitis contra Quia si habitantes in terra valde frigida i n
subsolanum, qui est ventus orientalis flans hieme frigidissima coitibus vacarent, gigne-
de puncto orientis, et in locis qui sunt contra rentur quidem proles secundum corpulentiam
favonium qui est ventus directe occidentalis. et robur perfectae, in nimis deficientes, quia
173.- Debet etiam attendi quis ventus nulli omnino spiritus exhalarent, essentque
tunc proflet cum generatio sit. Nam flante omnes tales homines nimis passionati et ad
borea, generatio convenientissima est, vel omnia impetuosi, de quod Aristoteles94 VII
duobus colletaralibus eius. Flante vero austro Politicorum, cap. 5. Si autem illi vere aut
aut aliqua de duobus collateralibus, mediocris aetate coeant, ipsa loci frigiditas adiuvabit
generatio est, melior tamen in collateralibus ad continendum spiritus seminis. Temporis
eorum vergentibus ad boream quam vergenti- autem aliqualis caliditas faciet ad seminis
digestionem, et ita generabitur proles secun-

92
Aristóteles, Política, lib. VII, cap. 16 (Bekker
1335a).
93 94
Aristóteles, Política, lib. VII, cap. 5 (Bekker Aristóteles, Política, lib. VII, cap. 5 (Bekker
1327a). 1327a).
154 Alfonso de Madrigal “el Tostado”

dum corpus et intellectum medio modo detur quod non quaelibet frigiditas loci
temperata. repugnant generationi, sed frigiditas immo-
175.- Ex quo sequitur quod nulla terra est derata: Immo ipsa frigiditas ad generationem
aptior ad gignendos homines perfectos adiuvat quando moderata est, quia per antipa-
secundum intellectum et secundum corpus sit ristasim percutit calorem et facit illum
quam terra quarti climatis in qua nos habita- recludi et fortificari et non sinit spiritus
mus. Nam licet terrae quae sunt in septimo exhalare, ideo sic digestio uberius celebratur
climate et ultra septimum, scilicet, in octavo et spiritus manentes fortiorem atque corpu-
et versus decimum, sicut sunt Anglia, Ale- lentiorem foetum reddent. Frigiditas autem
mania, Dacia, Norvegia et aliae terrae acce- immoderata qualis sun quolibet polorum est
dentes ad polum, ad faciendum corpora cogit virtutem siminis extingui atque defice-
hominum in calore et animositate et robore re.
potiora valeant, ut communiter, magis quam 178.- Licet de hoc distingui possit. Quia
ista, haec, tamen, utrumque gignit, scilicet, sicut non est idem sanum homini et piscibus,
corpulentiam concedentem et vires sufficien- ut ai Aristoteles95 in VI Ethicorum, capitulo,
tes et promptissimum intellectum. Homi- de sapientia, ita nec dicitur idem frigidum vel
numque huius quinti climatis fortia gesta et calidum respectu hominis et piscium. Ideo
sapientia per historias, si inquirantur, bene stat quod piscibus aqua frigida non sit et
maiora reperientur quam in omnibus aliis ibi generent; hominibus autem frigida est, et
climatibus simul sumptis. In hoc, enim, ibi generatio esse non posset. Est quia
climate Roma, in hoc Graeciae pars in qua pisces in aqua vivunt et foris vivere non
olim magna floruerunt studia, in hoc etiam possent; homines autem in aëre vivunt et
caeterae probitates abundantius reperientur. intra aquas vivere non possent si aquas
Qui autem in terra valde calida gignere eorum viscera subintrarent.
volunt, observent tempus hiemale; non 179.- Item alio modo dici potest, scili-
quidem quando auster cum magna aquarum cet, quod licet aqua in quibus pisces morantur
copia orbem perflat, quare tunc proles inflan- nobis frigidae sint simpliciter, tamen non
tur, sed cum aquilo fortis pruinas et vehemen- ita frigidae sunt ut generationem excludant.
tia frigora generavit. Nam aquae calefiunt a sole per radios inciden-
176.- Ex superioribus sequitur corolla- tes et per radios reflexos penetrantes profun-
rium: sub utroque polorum arctici sive an- ditates aquarum et magnam partem terrae;
tarctici generationem vel corruptionem ideo reperitur ibi calor sufficiens ad diges-
naturaliter impossibile est dari. Patet, quia tionem seminis piscium. Et sic comparari
sub alterutro polorum tanta est loci frigiditas non potest frigiditas fluviorum frigiditati
ut semen infringet et condenset, congelet quae sub polo. Nam, ut ait Philosophus96 i n
atque mortificiet, ut nullo modo semen virile II Physicorum, sol et homo generant homi-
muliebri menstruo uniri possit. Et si aliquo nem. Si, ergo, sol non existeret, impossibi-
modo coniungantur, ita calor seminis expirat le esset gigni hominem, quia derivatur virtus
excludente illum loci frigiditate, quod non causarum superiorum per istam concatena-
est ibi aliqua vis digestiva menstrui mulie- tionem naturae. Sic, ergo, eo non existente
bris et formativa foetus, quae sunt necessaria
ad generationem.
95
177.- Et si arguas quod frigiditas illa non Aristóteles, Ethica ad Nicomachum, lib. VI,
tollam generationem quia aqua frigida est, cap. 7 (Bekker 1141a).
96
tamen pisces in aquis generant. Responsio Aristóteles, Physica, lib. II, cap. 2 (Bekker
194b).
De optima politia 155

non fieret generatio. Ita eo non influente possint. Ideo nulla actio solis erit in illa
conformiter non fiet generatio; scilicet, sub parte orbis.
partibus subiectis utrique polorum sol influe- 181.- Conformiter autem dicendum est de
re nequit. Ergo non erunt ibi generationes. altero polo, scilicet, de antarctico, qui est
180.- Et patet, quia partes suppositae po- meridianus quantum ad partes subiectas ei.
lis sunt maxime distantes ibi toto orbe ab Frigiditas ista sub polis non solum ratione
ipsa aequonoctiali linea et tota zodiaci coniicitur, sed etiam experimento probatur.
latitudine. Sol tamen et caeterae stellae agunt Nam in partibus illis versus septentrionem,
in ista inferiora per radios qui sunt duplices, scilicet, ultra Angliam et Norvegiam et
scilicet, incidens et reflexus. Scilicet, sub terram Scotorum et Orchades insulas, sunt
polis neuter horum radiorum esse potest, nisi tanta frigora ut flumina perpetuo gelata sint
debilissime. Ergo nec erunt generationes. De et quadrigae super ipsa moveantur. Si ergo i n
radio incidenti patet, quia radius incidens est his terris tanta frigiditas est ubi elevatio poli
quid directe cadit a corpore luminoso super vix 60 graduum est, quid erit cum pervenian-
aliquam rem. Et ad istum radium requiritur tur ad insulam Thule quae est ultimus locus i n
elevatio corporis luminosi super corpus i n parte septentrionali orbis, ut ait ait Boe-
quod radius incidit, et non quamtacumque ele- thius97 De consolatione, lib. 3, met. 6, cum
vatio, scilicet, elevatio satis magna versus dicit et serviat ultima Thyle? In hac insula
perpendicularem. Nam si modicum elevetur dies in qua sol accedit ad caput cancri, scili-
corpus radians super corpus radiatum, erit cet in medio mensis iunii, est dies unus 2 4
quidem radius incidens, scilicet, ad causan- horarum integrarum, ita quod nulla tunc nox
dum calorem aliquem, tantum erit ac si non est et postea decescunt dies ibi sicut hic. De
foret. Huiusmodi autem evenit in sole quan- quo Solinus98 in Polistor, cap. de britannia.
tum ad partes suppositas polo arctico. Si ergo in terra illa, ubi 60 graduum vel quasi
Quonlam si sol steterit ibi tota medietate elevatio poli est, tanta diversitas est a nostra
zodiaci quae est a libra usque ad arietem, salamantina regione, in qua elevatio poli est
occultabitur illis partibus, sicut occultatur graduum 41 et 10 minutorum, quanta diversi-
nobis sol toto tempore noctis et erit eis una tas in frigiditate erit continue augmentando
nox dimidii anni. Cum autem pervenit sol ad eam donec veniatur ad terram in qua 9 0
arietem, scilicet ad aliam medietatem zodiaci graduum elevatio est? Et istae sunt partes
aquilonarem, incipit apparere terrae illi; et terrae vel aquae subiectae polo arctico.
tamen modicum elevatur, ita quod radii elus 182.- In illa ergo parte orbis nec flumina
valde modicum incidunt. Et quia radii inci- nec fontes sunt, quia ad generationem fluvio-
dentes modici caloris causativi sunt, sed radii rum requiruntur fontes. Sed fontes ibi esse
reflexi. Sub polo autem modica reflexio fieri non possunt, quia ad generationem fontium
potest, quia in maxima elevatione solis requeritur quaedam caliditas inclusa in terrae
super partes illas erit directio vel elevatio 2 3 visceribus elevans vapores convertibiles i n
graduum et aliquorum minutorum, iuxta
mensuram declinationis capitis cancri ab 97
Anicivs Manlivs Torqvatus Severinvs Boe-
equatore diei. Tam parva autem elevatio ad tehivs, Consolatio philosophie, lib. III, carmen V.
causandum radios reflexos nihil est, maxime Edidit L. Bieler, in Corpus christianorum, Series
quia loca media, per quae transire debet radius latina, XCIV, pars I, Turnholti, Typographi Brepols,
ante ipsum polum, satis plena sunt nebulis, 1957, p. 45, lins. 1-10.
98
licet sub ipso polo nebulae esse non C. Ivlivs Solinvs, Collectanea rerum memorabi-
lium (sive Polyhistor), 22, 9 (Mommsen, p. 101, lin.
110-p. 102, lin. 3).
156 Alfonso de Madrigal “el Tostado”

aqua et frigiditas loci condensantis vapores generationem, et interdum femina accipit


elevatos ad conversionem in aquam. Sed i n aliquem virum qui frigidus est vel maleficia-
terra illa non potest esse aliqua caliditas. tus; et hoc, sive ante coitum fuerit frigiditas
Ergo nec erunt fontes. et maleficium sive postea eveniat, impedie-
183.- Eodem modo nec possunt arbores tur finis matrimonialis. Et sic ex aliis multis
gigni nec herbae, quoniam omnia ista calo- accidentibus quae quilibet excogitare potest.
rem moderatum requirunt et teneram mate- Deberet, ergo, uxor tunc posse recipere
riam. Quorum neutrum possibile est sub multos viros.
polis existere propter frigiditatem intensi- 187.- Ad hoc respondetur secundum Au-
vam excludentem omnem gradum caloris et gustinum100 in libro De bono coniugali quod
nimiam siccitatem omnia indurantem; immo non est simile de viro et uxore propter mul-
nec ibi lapides generabuntur. Sola ergo ibi tas causas.
terra durissima est et mare usque ad fundum 188.- Et prima est dignitas sexus, quia
gelatum. Et sic dicendum est quod lbi non vir est caput uxoris et non uxor caput viri, ut
possunt pisces generare; immo nec possunt patet Corinthios101, cap. 1. Ideo multa opor-
esse. Quia non est ibi aliqua aqua, sed mare tet viris permittere quae non oportet permi-
perpetuo gelatum usque ad fundum. Nec est ttere feminis.
hoc incredibile, cum ratio ipsa necessario 189.- Secunda ratio est quia quod eadem
hoc convincat secundum actionem causarum mulier habeat multos viros repugnat inten-
naturalium. tioni naturae. Natura enim invenit coitum,
184.- Non ergo poterat ibi homo gigne- vel Dei voluntas statuit atque humana ratio
re; immo nec posset ibi aliquo modo, saltem dictavit: ut per coitum fieret generatio et
per brevissimum tempus, vivere. Sed s i conservaretur natura specifica secundum
aliquis angelus aut demon hominem quem- successionem. Sed, si eadem mulier multos
piam illuc deportaret confestim moreretur. viros haberet, impediretur ista intentio, quia
Nulla enim frigiditas maior est in toto nunquam gignere posset. Mulier namque quae
universo, nec naturaliter possibilis est. Nisi a pluribus cognoscitur in tempore vicino
forte dicamus quod Deus maiorem causaverit sibi concipere nunquam potest; sicut patet de
in inferno ad reorum punitionem, quia dicitur meretricibus quae, cum a plurimis cognos-
Iob99, 24 cap.: transibunt ab aquis nivium ad cantur, a nemine tamen concipiunt.
aquis nivium ad calorem ignium. 190.- Si autem mulier a diversis viris di-
185.- Sit quinta conclusio: Quamvis i n versis temporibus cognoscatur, concipere de
eodem viro conveniens esse possit uxorum utroque potest. Ita tamen quod prius pariat
pluralitas, in eadem tamen femina totiae foetum quem ab uno concepit quam ab alio
rationi dissonat virorum diversitas. Id est, concipiat. Compertum tamen est eamdem
quod licet unus vir possit habere plures mulierem a duobus viris concepisse, ita quod
uxores, et non repugnat hoc rationi, tamen post conceptionem ab uno factam, concipiat
una mulier non potest viros multos habere, ab altero. Natura licet communiter facta
quia valde repugnat rationi. conceptione claudatum orificium matricis ita
186.- Nam aliquis quaeret cum liceat viro ut semen intrare non possit et sic nec con-
plures uxores habere, deberet uxori licere ceptus celebrari, tamen interdum contingit ut
habere multos viros. Et patet aliqua ratione.
Nam cum coniunctio matrimonialis sit ad
100
Avrelius Augustinus, De bono coniugali, cap.
17 (P. L, 40, 387).
99 101
Iob., 24, 19. I Cor., 11, 3.
De optima politia 157

etiam conceptus fiat facto alio conceptu; 195.- Uxor tamen, id est Ecclesia, licet
utpote quia aut mansit os matricis apertum, una sit in se tota, quodammodo tamen multi-
aut quia postea ex fervore libidinis apertus plex est; et non solum 15 in diversis tempo-
est, ut ait Solinus102 in Polistor, cap. de his ribus, ut Ecclesia et Sinagoga, sed est i n
quae mirabilia fuerunt in homine, scilicet, eodem tempore ut distinguit Augustinus,
quod Alcmena peperit Herculem et Iphiclum scilicet, quadruplex ecclesia: ut Ecclesia con-
fratrem suum, quos diversis conceptionibus templativorum, signata per Racchelem;
edidit; quod pro tanto manifestatur, quia Ecclesia activorum, signata per Liam; Eccle-
diversis temporum intervallis nati sunt, sia contemplativorum mercennariorum, si-
utpote si unus post alium uno mense ex gnata per Balam ancillam Rachelis; Eccle-
eodem utero natus sit. Hoc tamen rarissime siam activorum mercennariorum, signata per
visum est. Ideo ad haec lex humara adaptari Balam ancillam Rachelis; Haec autem ratio
non poterat. aliqualiter quantum ad nos convincit; quan-
191.- Quia ergo si eadem uxor plures vi- tum ad statum politicum inter gentiles vel
ros haberet, isti eisdem temporibus velut eis saracenos aut iudaeos, inter quos non curatur
placeret ad hanc accedere vellent. Sequeretur de significatione sacramenti, nulla est.
inconveniens supra assignatum, scilicet 196.- Quarta ratio, secundum ipsum, est
quod ista uxor concipere non posset. quia quod una uxor habeat plures viros repug-
192.- Non est autem hoc inconveniens nat paci aeconomicae. Vir autem et uxor non
in viro cum plures uxores habeat. Quia solum accipiuntur quantum ad comunicatio-
poterunt plures uxores ab ipso concipere; et nem naturalem, quae est propter similem
hoc in tempore satis vicino nec una impedie- tertium derelinquere, ut ait Philosophus105 i n
tur per alteram. Sicut Loth duas filias suas i n I Politicorum, cap. 1, quod principale est;
duabus sibi succedentibus noctibus impreg- sed etiam propter comunicationem aecono-
navit, scilicet, una nocte maiorem et sequen- micam quae est ad conservationem individui,
ti nocte minorem, ut patet Genesis103, 1 9 ut declarat Aristoteles106, 1 et 2 capitulo
capitulo, et utraque virgo erat, quod adhuc primi Politicorum. Pax autem aeconomica
maiorem difficultatem ingerebat. consistit in bona habitudine rectoris aeco-
193.- Ratio diversitatis inter virum et nomici ab subditos. Rector autem est vir,
uxorem est quia vir est emittens et femina subditi sunt uxor et filii et servi. Si autem
recipiens. ponerentur plures viri eiusdem uxoris essent
194.- Tertia ratio, secundum Augusti- plures rectores aequales eiusdem domus. Quod
num, est quod pluralitas virorum ad ea dem nec ratio nec natura patitur, quia omnis
uxorem repugnat sacramento matrimonii. potestas consortem recusat. Sic enim ait
Nam matrimonium est magnum sacramentum Lucanus107 I lib., De bello Iulii Caesaris et
inter Christum et Ecclesiam, ut ait Apostolus Pompei:
ad Ephesios104, 6. In hoc autem sacramento 197.- Nulla fides regni sociis, omnisque
vir, id est Christus, unicus est. potestas

105
Aristóteles, Política, lib. I, cap. 1 (Bekker
102
C. Ivlivs Solinvs, Collectanea rerum memorabi- 1252a).
106
lium sive Polyhistor), 1, 60 (Mommsem, p. 14, lins. Aristóteles, Política, lib. I, cap. 1 (Bekker
7-8). 1252a); lib. I, cap. 2 (Bekker 1253a).
103 107
Gen., 19, 31-38. M. Annaevs Lvcanvs, Bellum civile, lib. I, lins.
104
Eph., 5, 32. 92-95.
158 Alfonso de Madrigal “el Tostado”

Inpatiens consortis erit. Nec gentibus non dominatur, sed subdita est. Sic patet I
ullis Corintios111, 11, et I ad Timotheum112, 2º
Credite, nec longe fatorum exempla pe- capitulo: “mulierem autem docere non permi-
tantur: tto, nec dominari in virum”. Datis, ergo,
Fraterno primi mandurunt sanguine muri. pluribus uxoribus eidem viro, non dantur
Idem vult Statius108, in Thebaidae, scili- plures rectores eiusdem aeconomiae, sed
cet, unus. Sed dantur multi subiecti ad quos non
[Ambitus impatiens et] summo dulcius sequitur turbatio. Natura, datis multis subiec-
<unum tis, non dantur multa principia agendi, nec
Stare loco, sociisque comes discordia movendi, quia subditus secundum quod
regni. huiusmodi non habet in se principium sui
198.- Item, cum isti viri regant domum et motus, sed movetur a praelato vel rectore.
isti viri multa capita habeant, necesse erit Datis autem pluribus rectoribus, dantur plura
animorum consequi diversitatem et sic principia agendi; et sic sequitur turbatio
interdum contraria mandarent. Ex quo necesa- aeconomiae.
rio lis secueretur et destructio aeconomica et 201.- Praeter has rationes beati Augusti-
consequenter totius politicae, cum in quali- ni, possunt aliae. Et sit prima quod eidem
bet aeconomica simile fieret si cuilibet uxori viro interdum bona est pluralitas uxorum, ut
permitteretur quod haberet multos viros. si forte ex una gignere non potest, quod
199.- Item, repugnabat hoc ex parte sub- gignat ex multis. Sicut Abraham fecit; quia
ditorum: quia cum diversi viri diversa fieri Deus promiserat ei seminis multiplicatio-
imperarent, uxor aut filii vel sui nescirent cui nem, et quia videbat quod non potuisset
obedirent. Et tunc sequeretur illud quod dicit gignere ex Sara cum multo tempore genera-
Salvator, Matthaeus109, 6 capitulo: “nemo tioni operam dedisset, ex consilio et praeci-
potest duobus dominis servire, aut unum odio bus Sarae accepit aliam uxorem, scilicet,
habebit et alium diliget, aut unum sustinebit Agar, et ex illa genuit ut patet Genesi113, 1 6
et alium contemnet”. Item, quia sic existente capitulo.
non procurarentur bona aeconomica, cum 202.- Secundo, quia si eidem feminae da-
unus rector aeconomiae mandaret unum et rentur plures viri, dato quod ista femina
alius aliud. Non, ergo, decet sic esse, sed sit gigneret cum isti viri ad eam accederent quam
sicut est ordo naturae, quia regimen naturae vellent, raro daretur quod cognoscerentur
est optimum. Sed natura habet unum princi- proles. Hoc autem est magnum inconve-
pem. Ergo in aeconomia erit unus princeps. niens; quia patres valde desiderant cognosce-
Sic, enim, dicit Aristoteles110 12 Metaphy- re filios suos, solum enim tunc matres filios
sicorum: est pluralitas principum. Bonus est, cognoscerent, viri autem non, quod erat
ergo, unus princeps. tollere quamdam magnam delectationem. Hoc
200.- Ista inconvenientia non sequentur autem non sequitur datis multis uxoribus
si unus vir plures uxores habeat, quia uxor eidem viro; quia tunc qualis mater cognosce-
ret filium suum et vir cognosceret omnes
108
P. Papinivs Stativs, Thebaida, in Opera, I.
natos ab illis uxoribus esse filios suos.
Bernardinvs, ad libros veteres recensuit, scoliis
illustravit, Coloniae Allobrogum, apud Petrum et
Iacobum Chobet, 1612, lib. I, pp. 147, lins. 129-130.
109 111
Mt., 6, 24-25. I Cor., 11, 3.
110 112
Aristóteles, Metaphysica, lib. XII, cap. 10 I Tim., 2, 12.
113
(Bekker 1076a). Gen., 16, 1-16.
De optima politia 159

203.- Tertia ratio quia pluralitas virorum pericula sibi grata reputat, dum tamen conse-
eidem mulieri repugnat intentioni naturae et quatur amatum, ut ait Seneca115 tragedia 4 ,
rectitudini finis destinati a ratione. Natura cuius nomen Hippolytus, in actu 2, in carmi-
enim et recta ratio volunt matrimonium ad ne 2, cum Phaedra, amore flagrans, Hippo-
proIem. Sed una uxor ex uno viro gignere lytum alloquens introducitur dicens:
sufficienter potest. Ergo si poneretur alius, 206.- Me uel sororem, Hippolyte, uel
ille non esset ad gignendum, sed ad deturpan- famulam uoca,
dum et obstandum generationi. Satis enim famulamque potius: omne seruitium fe-
notum est quod si una uxor simul plures viros ram.
vellet quod non ad gignendum, sed ad ex- Non me per altas ire si iubeas niues
plendam libidinem faceret; iste autem finis pigeat gelatis ingredi Pindi iugis,
deordinatus est et male prostitutus. non, si per ignes ire et infesta agmina
204.- Eumdem autem virum plures habere cuncter paratis ensibus pectus dare.
uxores bene stat, non ad libidinem, sed ad Mandata recipe sceptra me famulam acci-
prolem; quia ad libidinem una ei sufficit, ad pe:
prolem autem non sufficit, quia postquam una Sine receptam supplicem ac servam rege
concepit, usque ad novem vel decem menses miserere.
concipere interum non potest. Potest autem 207.- Viduae Orphaeus etiam qui caetera
unus vir in eodem anno multos filios ex suis cantibus superaverat, amorem fortem
diversis uxoribus procreare, sicut refert superare non potuit. Sed, quo potentius
Franciscus Petrarcha114 de quodam rege, i n omnia terrae infernique monstra placaret,
libro De prospera fortuna, qui 600 filios fortius in eo recudescebat amor, ut ait Sene-
genuit. Necesse autem erat de isto quod, i n ca116, in tragoedia I, cuius nomen est Hercu-
quolibet anno, 2O vel 30 filios gigneret. les furens, in carmine 4, quod incipit:
205.- Quarta ratio, quia pluralitas ista re- 208.- “Immites potuit flectere cantibus
pugnat paci politicae et aeconomicae. umbrarum dominos et prece supplici”.
Natura, si plures viri eidem uxori esent, 209.- De hoc etiam Boethius117 De con-
contingeret omnes simul ab eadem uxore solatione, lib. III, metro ultimo, scilicet,
debitum petere. Sed quia non poterat simul felix qui potuit fontem [boni] visere lucidum.
cuilibet reddere, sequeretur magna discordia Tanta enim amoris vivacitas et vulnerandi
inter viros et vulneratio. Sic enim, in duobus potestas est, ut non iniuria eum antiqua
tauris aut in aliis brutis contendentibus super gentilas sagittas et ardentes faces habere
eadem femella, sit interdum mors et dura dixerit, ut ait Isidorus118 Ethimologiarum,
vuineratio. Fortius autem amor iste viris lib. 8 ubi agit de diis gentium.
infigitur, quia cognoscunt. Quod autem
cognoscitur magis amatur: bestiae autem non 115
cognoscunt sic. Omnis autem amor in homi- M. Lvcivs Annaevs Seneca, Phaedra, lins.
611-617; lins. 622-623.
nibus tam viris quam feminis, fortis sit 116
M. Lvcivs Annaevs Seneca, Hercules furens,
nimium patet; quia nullus, enim, labor
lins. 569-570.
magnus videtur amanti: ignes non timet, 117
Anicivs Manlivs Torqvatus Severinvs Boethivs,
nives spernit, gladiis se opponit, omniaque Consolatio philosophiae, lib. III, carmen XII. Edidit
L. Bieler, in Corpus christianorum, Series latina,
XCIV, pars I, Turnholti, Typographi Brepols, 1957, p.
114
F. Petrarca, De remediis utriusque fortunae, 62, lins. 1-2.
118
Basileae apud Sebastianum Heenricpetri, 1582, lib. Isidorvs, Ethimologiarum, lib. VIII, cap. 82 (P.
I, p. 69, dialogus 79: de filiis adoptivis, et privignis. L., 82, 322).
160 Alfonso de Madrigal “el Tostado”

210.- De hoc etiam Seneca119, tragoedia Passus aptari disitis zmaragdos


4, quae dicitur Hippolytus, carmine 3, cap. 5: et dari legem rudibus capillis;
211.- Diua non miti generata ponto, crura distincto religauit auro,
Quam uocat matrem geminus Cupido, luteo plantas cohibente socco
Nulla pax isti puero: per orbem et manu clauam modo qua gerebat,
spargit effusas agilis sagittas, fila deduxit properante fuso.
tela quem certo moderatur arcu! 217.- Idem quasi de viro forti Achille le-
Non habet latam data plaga frontem, gitur. Qui, cum in troiano bello Polyxenam
Nouit hos aestus. Iuuenum feroces Priami filiam adamasset ita ut deperiret i n
concitat flammas senibusque fessis. amore eius, caeteris ad bellum properantibus,
212.- Solus enim amor est qui viros for- ipse in lecto sedens threicia lyra cantus
tes emollit, dura quaeque confringit. Et non amatorios concinebat. De hoc Ovidius124 i n
inmerito, quia fortis est ut mors dilectio et libro Epistolarum, in epistola Briseidis ad
dura ut infernus aemulatio; lampades eius Achillem, quae incipit:
lampades ignis; aquae multae non poterunt 218.- Quam legis, a rapta Briseide littera
exitinguere eam, nec flumina obruent illam, uenit.
Canticorum120, 8 capitulo. Vix bene barbarica Graeca notata manu.
213.- Satis enim hoc patet in Hercule, 219.- Quid enim pluribus insistam? Mul-
qui, cum omnia terrarum inferorum monstra ta dicemus et deficiemus verbis. Maior est
indomitis illis viribus domuisset, solo enim omni verbo duri amoris saeva potestas.
amore Ioles filiae regis Etholiae, superatus, Et si quis simpliciter motus sic fortiter amare
ad ancillaria ministeria deductus est, ita ut ad potest, quanto magis cum alius amatum
praceptum eius femineam vestem induerit. De impedierit aut occupaverit. Tunc enim magna
hoc Ovidius121 in libro Epistolarum, i n vis increscit amoris. Sic enim ait Ovidius125
epistola Deianirae ad Herculem quae incipit: in lib. lI De remedio amoris, scilicet:
214.- Gratulor Oechaliam titulis accecere 220.- Acrius Hermionem ideo dilexit
nostris, Orestes
Victorem uicte subcubuisse quaeror. Esse quod alterius ceperat illa viri.
215.- De hoc meminit Ioannes Bocca- 221.- De hoc idem Ovidius126 lib. Epis-
tius122 de Certaldo in libro De casu etruina tolarum, in epistola Hermionae ad Orestem
principum. Et Seneca123 in tragoedia 4 , quae incipit:
carmine 3, ait: 222.- Pyrrhus Achillides, animosus ima-
216.- Natus Alcmena posuit pharetras gine patris.
et minax uasti spolium leonis 223.- Sed dices quod idem inconveniens
sequeretur dando plures uxores eidem viro.
119
Nam cum vir et uxor ad paria iudicentur, iuxta
M. Lvcivs Annaevs Seneca, Phaedra, lins.
274-275; lins. 283-284; lin. 278; lin. 281; lins.
290-291.
120 124
Cant., 8, 6-7. P. Ovidivs Naso, Heroides, III Briseis Achilli,
121
P. Ovidivs Naso, Heroides, IX Deianira lins. 1-2.
125
Herculi, lins. 1-2. P. Ovidivs Naso, Remedia amoris. Edidit
122
G. Boccaccio (I. Boccativs), De casibus brevique adnotatione critica instruxit E. J. Kenney,
illustrium virum. Augustae Vindilicorum, 1544, lib. Oxonii e Typographo Clarendoniano, 1965, lins.
I, 12. 771-772.
123 126
M. Lvcivs Annaevs Seneca, Phaedra, lins. P. Ovidivs Naso, Heroides, VIII Hermione
317-325. Oresti, lin. 1.
De optima politia 161

illud Apostoli I ad Corinthios127, 7, scilicet: mercede conduxi te pro mandragoris filii


vir non habet potestatem corporis sui sed mei.
mulier, et mulier non habet potestatem 225.- Quinta ratio est, quia sequeretur
corporis sui sed vir. Cum, ergo, eisdem magna abominatio, cum unus vir cognosce-
pluribus uxoribus pro eodem tempore vir ret quod unus coibat cum ea quam ipse carna-
debitum reddere non possit, sequitur conten- liter cognoscebat. Nam cum iste turpis sit et
tio et disturbatio aeconomiae. valde foedativus: valde abhorreret quilibet a
224.- Respondeo quod non est simile i n se foedatam ab alio defoedari, et induceret
viro et uxore; quia si duo viri ab eadem uxore viros ad non cognoscendum uxores. Et patet,
simul debitum peterent, cum ipsa non posset quia non solum aliquis abhorret eam quae ab
utrique reddere simul, viri qui ferociores sunt alio defoedata est, sed interdum eam quam
contenderent super hoc usque ad mortem, et ipse foedavit. Ex quo sequitur illud quod
nullus esset rector aeconomiae qui eos videtur in amatoribus carnis ut, cum aliquam
moderari posset. Si autem plures uxores ab feminam antequam potiantur optatis nimio
eodem viro simul peterent, non sequitur hoc amore dilexerint, postquam eam carnaliter
inconveniens; quia vir qui rector earum est cognoverint, modicum appretientur, iam non
sedaret litigia; et cui vellet, prius daret; cui eam sed aliam diligentes. Et non solum non
autem, posterius; vel eis ad reddendum appretiantur, sed fit interdum ut eam quam
debitum suum certa tempora designaret. Sicut ante summo amore dilexerant, durissimo
Iacob qui quattuor uxores habebat cuique odio persequantur. Hoc enim inter arden-
debitum reddebat; sed uno tempore determi- tissimos amatores visum est. Ut patet de
nato manebat apud unam et alio tempore apud Amnon, filio David, qui ita vehementissime
alias, et sic non esset contentio. Jacob dilexit sororem suam Thamar, ita ut deperiret
tamen multum se alligaverat voluntati in amorem eius; cum autem vi opprimens
uxorum tradens totam voluntatem suam, cognovisset eam, factum est ut maius esset
scilicet, quod quando erat tempus accedendi odium quo eam, postquam cognovit, insecu-
ad unam, non accedebat ad aliam etiam s i tus est quam fortissimus ille amor quo,
vellet, et si illa apud quam manere debebat antequam cognosceret, eam dilexerat. Si
reddendo debitum aliquo tempore vellet ius autem dentur plures uxores eidem viro non
suum vendere alteri uxori poterat vendere, sequuntur haec; quia nihil magis aliqua uxor
sicu patet Genesi128, 30 capitulo; cum esset virum defoedatum reperiet, si aliam cognove-
tempus in quo Iacob manere debebat apud rit quam si nullam cognovisset. Ratio diver-
Rachelem reddendo debitum et Rachel pe- sitatis: quia vir est emittens et non reci-
tisset a Lia ut daret ei de mandragoris filii sui piens.
Ruben quas de agro attulerat, dixit Lia: parum 226.- Sexta et ultima conclusio sit:
tibi videtur quod preripueris mihi virum communitatem uxorum politiae Socratis et
meum, nisi et mandragoram filii mei tuleris. Platonis non capit natura, nec ulla v i s
Dixitque Rachel: dormiat tecum hac nocte rationis. Quod sic patet: quia communitas
pro mandragoris filii tui. Tamen, quia utraque daretur uxorum –ita quod nullus acciperet
huic pacto consensit, egressa est Lia i n aliquam specialiter uxorurum sed omnes
occursum Iacob revertentis de agro ad vespe- omnium essent uxores– impossibile esset
rum et ait: ad me, inquit, intrabis, quia distinguere proles quantum ad partus; quia
quilibet ad quamlibet uxorem accedere
posset, et incertum esset ex quo viro illa
127
I Cor., 7-4. mulier concepisset essentque omnes viri
128
Gen., 30, 15-16.
162 Alfonso de Madrigal “el Tostado”

vulgo concepti. Quidem magnum vitupeium tulisset, eis in gaudium eventus bellici
est. miscerentur. Quo facto proles incertae et
227.- Etiam, quia sic tolleretur probitas permixtae lacedaemonum pervenerunt ut de
virorum et distinctio nobilitatis civium. nullo tunc genito certus constaret pater. Ex
Status, enim, politiae consistit in varietate quo eventu ab aliis gentibus vilissimi reputa-
personarum nobilitate et statu differentium. ti in opprobrium facti spartani dicti sunt.
Nobilitas autem prolis a nobilitate paterna. 230.- Aliter autem, licet in effectu idem
Ignorato autem patre numquam pateret i n quantum ad intendum principalem, refert
posteris distinctio generis et nobilitatis. Paulus Orosius130 libro I, De ormesta mundi.
228.- Hoc autem omni virtutum probitati Idem garamantes, qui in Ethiopia populi
viam praecludit; quia homines, qui se a sunt, faciunt. Matrimonialia namque foedera
nobilibus ortos putant, a generis nobilitate nulla iungunt, cuilibet feminae pro libito se
coguntur ut magna et convenientia nobilitati miscentes. Ob quam causam nec inter caete-
suae faciant ne vilissime reputentur. Sic ros populos commemoratione digni sunt. De
enim ait Boethius129, De consolatione, lib. quo Solinus131 in Polystor, cap. de Ethiopia.
III, prosa 5, quod si quidem in nobilitate bo- 231.- Item, quia sic posito sequerentur
na id arbitror mihi solum: ut imposita nobi- multa inconvenientia in accessu carnali.
libus necessitudo, videatur ne amatorum vir- Quia contingeret quod aliquis cognosceret
tute degenerent; cum autem talis nobilitas filiam suam carnaliter, quia nesciret quod
ignoratur, torpet pigra virtus et senio conta- esset filia sua. Etiam aliquis cognosceret
bescit. Etiam hoc modo homines infames sororem suam vel aviam suam ex patre; nam
apud caeteras gentes et degeneres iudicantur. cum patrem ignoret, necesse erit aviam
229.- Haec enim causa est quare spartani, ignorare. Et multa huiusmodi quae inter eos
qui et lacedemonii dicuntur, graecorum qui iam sanguine coniucti sunt indecentissi-
populi inter caeteras gentes vilissime haben- mum est fieri.
tur: ab incertis quippe patribus nati erant. 232.- Item, quia sequeretur irreverentia
Nam, ut quidam historicus refert –tractans de filiorum ad patres; nam non reveretur filius
dea quae Venus armata dicitur–, cum semel patri quem non cognoscet. Et saepe eveniret
lacedaemonii contra hostes suos civitatem ut filil occiderent patres et vulnerarent et
suam longe conflicturi exivissent, cum maledicerent; quae inconvenientissima sunt.
autem fact bello armati lacedaemonii i n 233.- Multas alias rationes Aristote-
civitatem suam rediderent, mulieres lacedae- les132 prosequitur in primo cap. Politicorum.
moniae eos longe rescipientes hostes esse Nam in toto illo primo cap. ninil aliud agit,
putaverunt. Armato, ergo, feminarum exerci- quas nunc intentionis nostrae dicere non est.
tu viris obviam exeuntes bellum inferre Quoniam satis hucusque digressum est.
parabant: cum autem comminus se viderent,
viri, cognoscentes uxores suas esse censue-
runt in eas esse impetum faciendum ut singuli
feminis singulis obviantes, sicut sors cuique 130
Paulus Orosius, De ormesta mundi (sive De
moesta mundi sive Historiarum adversus paganus
libri VII), lib. I, cap. 21 (P. L., 31, 739-740).
129 131
Anicivs Manlivus Torqvatus Severinvs C. Ivlivs Solinvs, Collectanea rerum memorabi-
Boethivs, Consolatio philosophiae, lib. III, prosa 4, lium (sive Polyhistor), 30, 2-3 (Mommsen), p. 130,
1. Edidit L. Bieler, in Corpus Christianorum, Series lins. 11-17).
132
latina, XCIV, pars I, Turnholti, Typographi Brepols, Aristóteles, Política, lib. II, cap. 1 (Bekker
1957, p. 42, lins. 7-9. 1261a).
De optima politia 163

QUOMODO SOCIETAS CIVIUM APTE amorem in politia, adhuc magis quam


INTELLIGATUR iustitiam. Sed nullus maior amor induci
potest quam ut ponatur communitas uxorum.
234.- Ad argumenta in contrarium res- Ergo illa est bona politia.
pondetur. 238.- Respondetur quod, positis filiis
235.- Ad primum argumentum cum dici- communibus et uxoribus communibus, nullo
tur: quanto aliquid magis unum est, melius amor est in civitate. Nam, ut ait Aristote-
est. Sed civitas ordinata in communitate les133 in 1 capitulo, II Politicorum, propia
maxime bona est. Ergo est melior. quilibet amat, communia vero nullus. Natura
236.- Respondetur quod quaelibet res tan- duo sunt quae amare faciunt, scilicet, pro-
tum habet de entitate quantum habet de prium et dilectum. Cum autem aliquis vocat
unitate, nec tamen propter hoc oportet omnes minores se filios, non vocat eos fi-
reducere res ad maximam unitatem. Nam lios tanquam filios proprios, sed filios id est
homo unum quid est. Si tamen velimus eum filios eius et omnium de civitate; immo ne-
reducere ad simpliciorem unitatem auferendo scit si aliquem filium habet. Ideo nullum ut
tantam partium compositionem aut persona- filium diligit. Etiam quia pater filius nomina
rum pluralitatem, iam non erit homo; quia sunt amoris et dulcedinis. Modicum autem
unitas eius tantam requirit diversitatem. Ita dulcedinis, scilicet, mellis si in multam
de civitate. Civitas namque non est unum per aquam iaciatur, nihil fit. Sic si unus omnes ut
se, sed per aggregationem. Si, ergo, velimus filios amet.
reducere eam ad tantam unitatem ut sit unum 239.- Desunt permulta.
ens per se, excedemus naturam civitatis. Ut 240.- Divi Alphonsi Tostati repetitio
si quis velit reducere civitatem ad unam perutilis, De optima politia, hic feliciter pe-
domum et deinde ad unum virum, manifesta- tit finem.
tum est quod ibi civitas non est.
237.- Ad secundum, quando arguebatur
quod legislatores magis intendunt causare

133
Aristóteles, Política, lib. II, cap. 1 (Bekker
1261a).
APARATO CRÍTICO
DE OPTIMA POLITIA

1, 1ª Amoenissimi: Amenissimi | 3ª 13, 1ª Haec: Hec


Divi: divi | Episcopi: episcopi| abulensis:
Abulensis | 5ª De optima politia: de optima 14, 2ª Praesul: praesul | 8ª Cleopatre:
politia cleopatre

4, 1ª Oriensi: oriensi | 2ª Valdes: valdes | 16 , 2ª Episcopi: episcopi | abulensis:


Caesarei: Cesarei | 3ª haereticae: heretice Abulensis | 3ª Castellae: Castelle |
Hispaniarum: hispaniarum | 5ª Praesidis:
5, 1ª Platonis: platonis | 1ª-2ª presidis | 6ª De optima politia: de optima
reverendissime: Reverendissime | 2ª Pater: politia
pater | 3ª earumque: earumue | 12ª aequitate:
equitate 17, 1ª sapientiae: sapientie| 3ª Parnasum:
parnasum | 5ª Parnasia: parnasia | 7ª Castalio:
6, 1ª aequissime: Equissime | 3ª aetate: castalio | 8ª Elicona: elicona| 14ª bestiae:
etate | 5ª formae: forma | 10ª cupressi: cupresi bestie

7, 6ª amicitiae: amicitie | haec: hec | 14ª 18, 1-2ª horrissonae: horrissone | 4ª


siccasque: sicasque | vitae: vite| meae: mee | irreverentiae: irreverentie | meae: mee | 9ª
18ª aliorumque: aliorum que | 20ª litterarum: quae: que | 12ª Parnasi: parnasi | quaeque:
literarum | 24ª litteras: literas queque | amoena: amena| 16-17ª quari-
moniosis: querimoniosis | 18ª amoenissimi:
8, 9ª Atlantis: athlantis | 16ª lecturae: amenissimi | 20ª Columbae: Columbe |
lecture | 17ª reipublicae: reipublice | 19ª Castalium: castalium | 22ª maiori: maiore|
diffidentia: disfidentia 26ª vitae: vite | praetio: precio | 27ª
comparandae: comparande
9, 1ª clarissimo: Clarissimo | 2ª Sancto:
sancto | senatori: Senatori | 7ª Plato: plato | 19, 1ª Cumque: Cunque | haec: hec | quae:
10ª paenitendos: penitendos que| 3ª saepius: sepius | quaestuosis:
questuosis| 9ª Olympi: olympi | 11ª caetera:
10, 4ª notitiam: noticiam | 6ª Deo: deo | cetera | 12ª unaquaeque: unaqueque | operis:
8ª concinna: concina | 10-11ª vindicare: operi | 15ª dominae: domine | 19ª Parnasum:
vendicare parnasum

11, 10-11ª doctrinae: doctrine | 13ª 20, 1ª piae: pie | solae: sole | Meonides:
novae: nove meonides | 3ª amoenitate: amenitate |
Sapientiae: Sapientie | 4ª amoenos: amenos |
12, 2ª De: de | De: de | 3ª De: de | De: de | 9ª ignorantiae: ignorantie | 10ª industriae:
4ª De: de | De: de | 5ª De: de | De: de | De: de | 6ª industrie | adscribendum: ascribendum | 11ª
De: de | 8ª saepe: sepe Phyneus: Phynens | 14ª Iapetionides:
166 Nuria Belloso

iapetionides | Prometheus: prometheus | 15ª 27, 1ª pertransita: per transita | 2ª


Caucasi: caucasi | 17ª nudatae: nudate | incoemus: inchoemus | paragraphus: parafus |
Dianae: diane | 19ª castae: caste | 20ª 4ª II Politicorum : 2 politicorum | 7ª
praecipitii: precipiti | 21ª Vulcanus: vulcanus paragraphum: parafum | commentari:
| Tritonides: tritonides | 22ª Minervae: commentarii
minerve | 24ª Tantalus: tantalus | 28ª
clementissimae: clementissime | 29ª 28, 16ª paragraphum: parafus |
Castalii: castalii
29, 1ª quaedam: quedam | 4ª Postquam:
21, 3ª chorus: choros | Caeteras: ceteras | posquam | Philosophus: philosophus |
6ª supplicantis: suplicantia | 8ª ignorantiae: Politicorum: politicorum | 9ª quae: que |
ignorantie | tuae: tue | 10ª laetis: letis | 11ª aeconomicae: iconomice
Parnasi: parnasi | amoena: amena | 13ª
Castalii: castalii 30, 3ª sententiae: sententie | 6ª Socratis:
socratis | Platonis: platonis
22, 1ª Cumque: cunque | 7ª Caeteros:
Ceteros | praeconia: proconia 31, 3ª paragrapho: parafo | 8ª foedera:
federa
24, 4ª foedera: federa | 10ª Ovidii: ovidii |
12ª terrae: terre | 17ª Demagorgonem: 32, 3ª quaedam: quedam
demagorgonem
33, 2ª causae: cause
25, 2ª Furiae: furie | 3ª ipsaeque: ipseque |
4ª deae: dee | 5ª libro VI De: libro 6 de | 6ª 31, 1ª politiae: politie | 6-7ª necessariae:
Caesaris: Cesaris | Pompei: pompei | 7ª necessarie | 10ª quae: que | 12ª quaelibet:
thessalicae: thessalice | Ericto: ericto | 8ª cri- quelibet
nitis: crinitas | Furias: furias | Eumenides: eu-
menides | 9ª praecibus: precibus | 11ª Erin- 35, 2ª quaedam: quedam | 4-5ª constitutae:
nyn: erinnyn | comminata: cominata | 14ª constitute | 9ª adscribat: ascribat |16ª aeter-
dignisimae: dignisime | 16ª praeponenda: nas: eternas | 17ª aeternitatem: eternitatem |
proponenda | 18ª Valerius Soranus: valerius 24ª infinitae: infinite | potentiae: potentie |
soranus | 21ª cap. 1: cap. I | in Polyhistor: 27ª praesupponunt: presupponunt | quae: que |
impolistor | 22ª Romae: rome | 24ª caerimo- 29ª materiam: materia
niarum: cerimoniarum | 25ª notitiam: noti-
ciam | 26ª placite: placitae | 26-27 Valerium: 36, 4ª VIII Physicorum: 8 physicorum |
valerium | 27ª Soranum: soranum | 29ª pro- 9ª De coelo: de celo | 17ª aeternum: eternum
fanae: profane | 32 Platoni: platoni | 43ª
Haec-Hec 37, 6ª praesupponit: presupponit | 9ª
infinitae: infinite | potentiae: potentie
26, 1ª Olympi: olympi | 2ª foedera: federa
| facis: factis | 3ª Arcturum: arcturum | 5ª 38, 2ª Ovidio: ovidio | 3ª Prometheum:
hostis: boopes | 6ª Hyadas: hyadas | Orio- prometheum | 6ª caelo: celo | 7ª caelestam:
nem: orionem | 7ª aeternae: eterna | 9ª tae- coelestam | adhaeserat: adheserat | 9ª
tram: tetram Metamorfoseon: metamorfoseon
Aparato crítico 167

39, 1ª altae: alte | 3ª caeli: celi | 4ª Iapeto: 47, 1ª Adspirate: Aspirate | 4ª I Meta-
iapeto | pluuialibus: fluiualibus | 7ª caelum- morfoseon: 1 metamorfoseon | Haec: Hec
que: celumque | videre: tueri | 8ª sidera: sydera
| 9ª quae: que 48,2ª Graecia: grecia | 3ª quae: que |
Achaia: achaia | 4ª Thessalia: thessalia | 5ª
40, 3ª caeteris: ceteris| 6ª aeternus: Noe: noe | 7ª existant: extant | 9ª quae: que |
eternus | 13ª quae: que | 14ª aeternum: eternum 11ª memoriae: memorie
| 16ª aeternas: eternas | 17ª aeternos: eternos |
18ª saeculis: seculis| 19ª exstant: extant 49, 2ª Genesis: genesis | Exodi: exodi | 6ª
si quis: siquis | 7ª belluam: belua | 8ª procul
41, 2ª aeternus: eternus | 7ª exstabant: dubio: proculdubio | aestimarent: estimarent |
extabant | 12ª conjiciebatur: conijuebatur 11ª naturae: nature | 14ª II Metheorum: 2
metheoro
42, 2ª aeterno: eterno | 4ª terrae: terre
50, 1ª Noe: noe | 6ª assumptae: assumpte
43, 4ª quae: que | 7ª anchorae: anchore | 8ª | materiae: materie | 15ª quae: que
inventae: invente | 10ª XIV Metamorfoseon:
14 metamorfoseon 51, 2ª aeterno: eterno | 3º quae: que | 14ª
infinitae: infinite | potentiae: potentie | ae-
44, 2ª uenistis: venistis | 3ª saecula: quale: equale
secula | quondam: olim | 4ª uidi: vidi | 5ª
aequore: equore | 6ª conchae: conche | iacuere: 52, 1ª aeternitas: eternitas | 4ª Noe: noe |
latuere | marinae: marine | 7ª uetus: vetus | 5ª cunctae: cuncte | 6ª quae: que
ancora: anchora
53, 3ª cunctae: cuncte | 4ª quae: que | 5ª
45, 3ª Achaia: achaia | Ogygi: ogygi | 4ª litterae: littere | Genesis: genesis | 11ª aeter-
Iacob: iacob | 5ª patriarchae: patriarche | 7ª num: eternum | 16ª praediceret: prediceret
Christi: christi | 8ª Ethimologiarum, lib.
XIII: ethimologiarum lib. 13 | Paulum 54, 9ª negotium: negocium | 9-10ª
Orosium: paulum orosium | 9ª De Ormesta: de inexsecrabile: inexecrabile | 10ª quaestio:
ormesta | antiquissimae: antiquissime | 10ª questio | 12ª quaestio: questio| 18ª quaedam:
historiae: historie | 12ª lib. VI, De Civitate: quedam | 19ª rabiae: rabie
lib. 6, de civitate | 15ª Ogygi: ogygi
55, 3ª quodcumque: quodcunque | 7ª quae:
46, 2ª Deucalionis: deucalionis | 3ª que | 11ª Cleopatra: cleopatra | Aegypti:
Thessaliae: thessalie | Deucalione: deuca- egypti | Antonii: antonii | 16-17ª accipiant:
lione | 4ª Parnasi: parnasi | 7ª hebraei: hebrei accipiat | 17ª Africa: africa | quae: que | 18ª
| 8ª aegyptiaca: egyptiaca | 10ª Christi: chri- prae: pre| caeteris: ceteris | 20ª Iulii: iulii |
sti | 11ª Ethimologiarum, lib. XIII: ethimo- Caesaris: cesaris | 21ª Pompei: pompei |
logiarum lib. 13 | 12ª I, De Ormesta: 1 de Catonis: catonis | 22ª Solinus in Polyhistor:
ormesta | 15ª Metamorfoseon: metamorfo- solinus impolistor | 23ª Africa: africa | Hae:
seon he | Lybiam: lybiam | 29ª laedunt: ledunt | 32ª
lib. IX: lib. 9
168 Nuria Belloso

56, 1ª Marmaridae: marmaride | Psylli: demagorgone | caeterisque: ceterisque | 7ª


spylli Tartareis: tartareis | Tartarus: tartarus | 10ª
Tullius: tulius | De: de
57, 3ª quae: que | 4ª Rhinocerontem:
Rhinocerotem | 11ª rhinocerontem: rhinoce- 67, 1ª caelestes: celestes | 4ª Caelius: ce-
rotem lius | Aether: ether | 5ª Uranon: uranon | 8ª
namque: nanque | 9ª caelum: celum | graeco:
58, 1ª Dedalus: dedalus | 2ª Icarus: icarus greco | 10ª caelum: celum | 11ª Aether: ether |
Firmianus Lactantius: firmianus lactantius |
59, 3ª terrae: terre | 5ª foederum: federum | De: de | 12ª Saturni: saturni | 13ª exstitit:
6ª Isaiae: Esaie | 7ª habitaret: hitaret | 8ª extitit | Saturnus: saturnus | Iovis: iovis | 14ª
haedo: hedo | 12ª Suae: Sue | 13ª nutriciis: aetas: etas | saeculi: seculi | 15ª quae: que | 16-
nutricis 17ª Saturno: saturno | 18ª Iovem: iovem|
Iacob: iacob | patriarchae: patriarche | 19ª
60, 1ª quae: que Aegyptum: egyptum | 23ª Sacrae Scripturae:
sacrae scripturae
61, 1ª Noe: noe | 2ª ministerio: mysterio
| 5ª bitumine: bitumie | pluviae: pluvie| 6ª 68, 1ª aetate: etate | Ovidius: ovidius | 4ª
Deo: deo | 7ª Sacra Scriptura: sacra scriptura | inventae: invente | 5ª aetate: etate | 6ª Meta-
8ª Noe: noe | 9ª Dominus: dominus | 11ª Si morphofeos: metamorphofeos
quis: siquis
69, 1ª aeternum: eternum | auris: euris |
62, 2ª suae: sue | 3ª aeternitate: eternitate
70, 2ª quaedam: quedam | 5ª De: de | 6ª
63, 2ª aeternus: eternus | scientiae: primae: prime | aetatis: etatis
scientie | 3ª inventae: invente | 4ª Ethicorum:
ethicorum | 8ª quae: que | 10ª perditae: perdite 71, 1ª praecipites: precipites | 2ª fossae:
| 11ª inventae: invente| 12ª inventae: invente fosse | 3ª aeris: eris | 4ª galeae: galee | 5ª
| saeculis: seculis | 13ª quae: que securae: secura | otia: ocia

64, 5ª quae: que | 8ª Haec: Hec | 9ª 72, 1ª aetas: etas | 2ª Iove: iove | 6ª
Aristotelis: aristotelis | 9-10ª II Politicorum: aetate: etate | Iuppiter: iuppiter | 7ª aetas: etas
2 politicorum | 11ª quae: que | 12ª graecos: | 9ª secundae: secunde | aetatis: etatis | 10-11ª
grecos | 16ª praedicto: predicto | II Politico- qualemcumque: qualemcunque | 12ª aetate:
rum: 2 politicorum | 19ª quaestionis: quostio- etate | 13ª hiemes: hyemes
nis | nostrae: nostre
73, 1ª Saturno: saturno | 2ª Ioue: iove | 3ª
65, 1ª Metamorfoseon: metamorfoseon | pretiosior: preciosior | aere: ere | 4ª ueris:
2ª quaestionem: quostionem | 3ª aetate: etate | veri | 5ª Perque: per que | hiemes: hyemes |
saeculi: seculi | 5ª aetates: etates | 10ª ae- aestusque: estusque | inaequalls: inequales | 6ª
neam: eneam uer: ver | 7ª Tum: Tunc | ustus: vustus | 8ª
uentis: ventis | adstricta: astricta | 9ª fuerunt:
66, 2ª aetates: etates | 3ª aetas: etas | fuere | frutices: fructices | iunctae: uinctae |
quae: que | 5ª Saturnum: saturnum | prae- 10ª uirgae: virgae
cesserunt: processerunt | 6ª Demagorgone:
Aparato crítico 169

74, 1ª Iovis: iovis | 3ª Iuppiter: iuppiter | 80, 1ª De: de | 11ª II: 2


Saturnus: saturnus| 4ª patriarchae: patriarche |
5ª Aegyptum: egyptum | 5ª paulo ante: pau- 82, 1ª litora: littora | 3ª Metamor-
loante | 7ª aegyptias: egyptias | 8ª terrae: phofeos: metamorphofeos | 5ª peregrinum:
terre | Chanaam: chanaam | 9ª Mesopotamiae: pererginum | 7ª praeter: preter | litora: littora
mesopotamie | Pentapolim: pentapolim | 11ª
Iordanis: iordanis | 13ª Praecessisse: prece- 84, 1ª Adam: adam | 2ª Dei: dei | ae-
ssisse | 14ª caelesti: celesti | 16ª Segor: segor rumnosa: erumnosa | 3ª beatissimae: bea-
| praecibus: precibus | Loth: loth | 17ªhodie: tissime
hodie | 20ª Sacra Scriptura: sacra scriptura |
22ª Babylonem: babylonem | 23ª Saturnum: 85, 1ª Adam: adam | 2ª saecula: secula | 7ª
saturnum | 24ª Sacram Scripturam: sacram quae: que | 8ª vitae: vite | Adae: ade | 9ª Adam:
scripturam | 26ª De: de | 30ª saeculi: seculi | adam | Seth: seth | 11ª Abel: abel | Scriptura:
49ª humanae: humane scriptura | 12ª Adam: adam| 13ª Seth: seth |
15ª Abel: abel | 16ª Cain: cain | 17ª poena:
75, 1ª Rethoricae: rethorice | 2ª proemio: pena | 19ª Calmana: calmana | 22ª Domini:
prohemio | 3ª eloquentiae: eloquentie | elo- domini | Scriptura: scriptura | Genesi: genesi
quentiae: eloquentie | 4ª saecula: secula | 6ª | 25ª Henoch: enoch | aedificavit: edificavit |
saeculis: seculis | 7ª foedere: federe | 11ª 27ª Henoch: enoch | 28ª quae: que
Saeculum: seculum | eloquentiae: eloquentie
86, 2ª XV De: 15 de| Dei: dei | Duae: Due |
76, 3ª Sacrae Scripturae: sacrae scripturae 3ª Dei: dei | 4ª daemonis: demonis | Quae: Que
| duae: due | 7ª saeculo: seculo | 11ª exstabat:
77, 1ª Deus: deus | 2ª Genesis: genesis | 3ª extabat | 12ª procul dubio: proculdubio | 14ª
deliciis: delitiis | 4ª protinus: procinus | 7ª gehennae: gehenne | 18ª Cain: cain | Henoch:
Antiquitatum: antiquitatum | caeteri: ceteri | enoch| exstarent: extarent | 20ª Scriptura:
9ª Chanaan: chanaam | Palaestina: palesti- scriptura | 25ª De: de | Dei: dei
nam | 10ª Iudea: iudea | 11ª Hebron: hebron |
12ª quae: que | Hierusalem: hierusalem | 13ª 87, 1ª aetate: etate | quae: que | 2ª litterae:
De descriptione Terrae Sanctae: de discre- littere hebraicae: hebraice | 3ª Biblia: biblia |
tione terre sancte | 14ª Deus: deus | 19ª 4ª quattuor: quatuor | 6ª millia: milia | 7ª quin-
quaedam: quedam | Hebron: hebron | 20ª quaginta duos: quinquagintaduos | 9ª Seth:
saeculis: seculis | 21ª lacrimarum: lachry- seth | 10ª Adam: adam
marum | Adam: adam | Abel: abel | 22ª haec:
hec | 27ª Sacrae Scripturae: sacrae scripturae | 88, 1ª aetate: etate | quae: que | 7ª Arme-
28ª quae: que | 29ª Adam: adam | Hebron: niae: armenie | 8ª Ararath: ararath | Scriptura:
hebron | 31ª Hebron: hebron | 32ª Cariat scriptura | 10ª Scriptura: scriptura | 11ª Cau-
Arbe: chariatharbe | 33ª Adam: adam | 34ª casi: caucasi | 12ª quae: que | Parthia: parthia |
Enacim: enachim 13ª Aretusia: aretusia | Assiria: assiria |
Media: media
78, 1ª Haec: Hec | Hebron: hebron | 1-2ª
Cariat Arbe: chariatharbe | 2ª quattuor: qua- 89, 3ª Sennaar: sennaar | 7ª caemento:
tuor | 4ª patriarchae: patriarche | 5ª Adam: cemento| 9ª caelum: celum
adam | 6ª Iacob: iacob | Adam: adam | 8ª
primae: prime | 11ª Medea: medea
170 Nuria Belloso

90, 4ª praecipuus: precipuus | Nemroth: 100, 1ª paragraphi: parafi


nemroth | 6ª Antiquitatum: antiquitatum | 7ª
Caesariensis: cesariensis | Tudensis: tudensis 101, 1ª quae: que | 2ª Aeneidae: Eneidos |
| 8ª astrologiae: astrologie | geometriae: geo- Vergilium: Virgilium | 3ª forsam [et haec]
metrie | 10ª caelum: celum | 15ª terrae: terre | olim: forsam olim | 4ª II Politicorum: 2 poli-
16ª caelum: celum | lunae: lune | 19ª aedi- ticorum | 5ª paragraphum: parafum | 6ª Pla-
ficarent: edificarent tonis: platonis | Platonis: platonis | 9ª para-
graphi: parafi | 10º quaestionem: questionem
91, 5ª sphaeram: spheram | circulariter: | 12ª Socratis: socratis | Platonis: platonis |
oriculariter | 6ª caelum: celum | 9ª Nemroth: 15ª Socratis: socratis | Platonis: platonis |
nemroth | aedificatorum: edificatorum quae: que

92, 2ª quae: que | 3ª caelestibus: 103, 1ª quaelibet: quelibet | 2ª aliae: alie |


celestibus | caelo: celo | 4ª Metamorphoseon: 5ª Salvatoris: salvatoris |6ª Matthaeus: Ma-
metamorphoseon | 5ª quae: que | 7ª ipsius: ttheus | 8ª De: de
hipsius | 10ª Pelion: pelion | 11ª Ossa ossa |
12ª Emum: emum | caeterosque: ceterosque | 104, 6ª quantacumque: quantacunque
13ª Thessaliae: thessalie
106, 2ª quae: que | 4ª VIII Ethicorum: 8
93, 1ª Affectasse: Adfectasse | caeleste: ethicorum | 6ª iustitia: iusticia | iustitia: ius-
celeste | Gigantes: gigantas| 2ª sidera: sydera ticia | 7ª amicitiae: amicitia | 8ª iustitiae: ius-
| 4ª Sed : tum | 6ª Pelion: pelion | Ossae: osse titia

94, 2ª Babylon: babylon | chaldea: cal- 107, 1ª aetatem: etatem | 12ª feminae:
dea | quae: que | 3ª Asiae: asie | 6ª Thessalia: femine
thessalia | quae: que | 7ª Thessalonica: thessa-
lonica | Salonica: salonica | 9ª Graeciae: gre- 108, 3ª quae: que | 6ª maximae: maxime
cie
110, 3ª caeteris: ceteri | pulchrior:
96, 3ª caelum: celum | 2ª diligebant: pulcrior | 4ª mutuae: mutue
diligegebant | 13ª Sennaar: sennar | quae: que
| 18ª terrae: terre | 21ª quae: que | caelum: 111, 1ª quaestionis: questionis | 9ª quae-
celum | 25ª terrae: terre | 26-27ª quantumcum- dam: quedam | 10ª quae: que | 14ª quemdam:
que: quantuncumque quendam | 16ª praesit: presit | 17ª aequalia:
equalia | praesint: presint
97, 4ª sciant: sciunt
112, 6ª praecedit: precedit | 8ª praecedere:
98, 4ª Deus: deus | 9ª aedificationem: precedere | 9ª quae: que| 13ª haec: hec
edificationem | 12ª inconvenientia: inve-
nientia 113, 2ª conditae: condite | 7ª quaedam:
quedam | bonae: bone | quaedam: quedam |
99, 1ª Haec: Hec | Babylo: babylo | 2ª malae: male | 8ª vitiate: vitiatae | Philoso-
aedificationis: edificationis | 3ª aetate: etate | phus: philosophus | III Politicorum: 3 poli-
Quae: Que | caeteris: ceteris| 6ª creberrime: ticorum | 9ª Bonae: Bone | 11ª aliae: alie |
creberrimae | conditae: condite vitiatae: vitiate
Aparato crítico 171

114,2ª politiae: politie | 4ª graece: grece tium | 10ª simpliciter sana: simplicitersana |
13ª si quis: siquis
115, 2ª aristocraticus: aristotiticus
127, 3ª politiae: politie | 7ª humanae: hu-
116, 3ª praeficiatur: preficiatur mane | 8ª datae: date | 9ª quae: que | 10ª quae:
que | continet: contitinet | 14ª malae: male |
117, 3ª Philosophus: phiolosophus | 5ª 15ª convenientissimae: convenientissime |
mediis: me diis | 7ª IV Politicorum: 4 17ª si quis: siquis | 9ª politiae: politie | 10ª
politicorum quae: que | ad actum: adactum | 20ª politiae:
politie | 24ª politiae: politie | 29ª politiae:
118, 1ª Aliae: Alie | vitiatae: vitiate | 2ª politie
contrariae: contrarie
128, 1ª quae: que | 8ª politiae: politie |
119, 4ª politicae: politice | dominatur: 11ª hebraeis: hebreis | 14ª haec: hec | 17ª
dominantur | 6ª III Politicorum: 3 politico- politiae: politie
rum
129, 3ª quae: que | 5ª quae: que| 6ª poli-
120, 3ª IV Politicorum: 4 politicorum tiae: politie | 8ª quae: que

121, 6ª II Politicorum: 2 politicorum | 7ª 130, 1ª corollarium: correlarium | 2ª Le-


IV lib.: 4 lib. | multae: multe gis: legis | praecepta: precepta | Deus: deus |
5ª Lege: lege | praecepta: precepta | 6ª
122, 5ª assimilatur: assimiletur | naturae: caerimonialia: cerimonialia | 10ª Lege : lege |
nature | 11ª Metaphysicorum: metaphysico- 12ª caerimonialia: cerimonialis | 13ª caeri-
rum | 17ª Philosophus: philosophus | 18ª Me- monialia: cerimonialia | 15ª Novi Testa-
taphysicorum: metaphysicorum | 21ª poli- menti: novi testamenti | 16ª suae: sue | 18ª
tiae: politie | 23ª III Politicorum: 3 politico- Novo Testamento: novo testamento | 21ª
rum | 28ª Philosophus: philosophus | 29ª IX primae: prime | 23ª Deus: deus | 24ª Moysi:
Ethicorum: 9 ethicorum | 32ª principatum: moysi | 29ª Dei: dei | 30ª Ecclesiae: ecclesie |
principatus 31ª Deo: deo | datae: date | 23ª Ecclesia:
ecclesia | Extravagante: extravagante | 24ª s i
124, 1ª politiae: politie | vitiatae: vitiate quis: siquis | 29ª laeserit: leserit
| 7ª aequaliter: equaliter | 8ª III Politicorum: 3
politicorum 131, 3ª Ecclesiam: eclesiam | 4ª quae: que
| datae: date | 5ª Deo: deo | 6ª quae: que | 7ª
125, 4ª eaedem: eedem | 5ª caeteris: cete- graecis: grecis | 8ª Athenas: athenas | 9ª
ris | 6ª optimae: optime | politiae: politie | 7ª graeco: greco | 14ª Leges: leges | XII Ta-
optimae: optime | pessimae: pessime | pessi- bularum: 12 tabularum | 6ª De: de | 7ª Orosius:
mae: pessime | 8ª politiae: politie | quae: que | orosius | De: de | 18ª Ethimologiarum: ethi-
optimae: optime | 9ª quae: que | 17ª politiae: mologiarum | 19ª Decreto: decreto | Moises:
politia | quae: que | bonae: bone Moyses | 24ª Athenis: athenis | 26ª Romam:
romam | allatae: allate | 28ª Ecclesia: ecclesia
126, 2ª aegrotanti: egrotanti | 5ª aegro- | 29º Deus: deus | Moysi: moysi | 32ª positae:
tanti: egrotanti | 9ª aegrotantium: egrotan- posite
172 Nuria Belloso

132, 11ª Solonis: solonis | 12ª pru- 143, 1ª parvae: parve | 4ª perfectae:
dentiae: prudentie | 13ª prudentiae: prudentie | perfecte | ª politiae: politie | 6ª foetus: fetus |
Suae: sue | 14ª Deus: deus | 17ª politiae: 7ª multae: multe | 8ª parvae: parve | aetatis:
politie etatis | iuvinnculae: iuvencule | 10ª foetus:
fetus
133, 4ª politiae: politie | Deus: deus | 6ª
iudaeis: iudeis | praecepta: precepta | quae: 144, 1ª aetate: etate | 2ª genito: genite
que | 10ª Lex Vetus: lex vetus | quaedam: que-
dam | 11ª praecepta: precepta | 12ª praecepta: 145, 2ª quae: que | cuicumque: cuicunque |
precepta | 17ª iudaei: iudei | bonae: bone | quantuncumque: quantumcunque | 4ª aetatem:
illae: ille | 18ª praecepta: precepta | 20ª iu- etatem | 8ª naturae: nature
daeis: iudeis
146, 2ª parvae: parve | aetatis: etatis | 3ª
134, 1ª Deus: deus | 6ª Deus: deus | 9ª perfectae: perfecte | foetum: fetum
praeceptis: preceptis | 10ª hebraeoum: he-
breorum | quae: que | 12ª nostrae: nostre| 147, 3ª saepe: sepe | 4ª aliquae: alique |
politiae: politie | 13ª Ecclesia: ecclesia iuvenculae: iuvencule | quae: que | 5ª aetate:
etate | cognitae: cognite
135, 10ª hieme: hyeme | 11ª aestate: es-
tate | aetate: etate | 12ª gignentium: gi- 148, 2ª iuvenculae: iuvencule | 2ª assue-
gentium | tantae: tante | aetatis: etatis | 13ª tae: assuete | 3ª intemperatissimae: intempe-
tantae: tante ratissime | 4ª quae: que

136, 2ª quaedam: quedam | 4ª aetas: etas | 149, 2ª prae: pre | 3ª VII Politicorum: 7
5ª tantae: tante | 6ª tantae: tante | aetatis: politicorum | 6ª genitae: genite | 8ª aecono-
etatis | 7ª aetate: etate | 10ª aetate: etate | 17ª micam: iconomicam
aetate: etate
150, 3ª foetus: fetus| 9ª phantasiae:
137, 1ª VII Politicorum: 7 politicorum | phantasie | 12ª organicae: organice | 13ª cae-
7ª aetate: etate | 10ª aetatum: etatum | 11ª terae: cetere | 14ª praesupponit: presupponit |
abreviatum: abbreviatum | 12ª aetatem: eta- 15ª praecessisse: precessisse | 16ª caecus:
tem | 16ª Magni: magni cecus | 17ª quae: que | 19ª-20ª Posteriorum:
posteriorum | 24ª Philosophus: philosophus
139, 3ª aetatem: etatem | 6ª aetatem: | De: de
etatem
151, 5ª aequaliter: equaliter | 11ª cae-
140, 1ª Philosophus: philosofus | 1-2ª lestem: celestem | 14ª foetus: fetus | Philo-
VII Politicorum: 7 politicorum sophus: philosophus

141, 2ª aetatem: etatem 153, 3ª foedera: federa | 4ª quae: que | 7-8ª


Ethimologiarum, lib. XI: ethimologiarum
142, 2ª aetate: etate | 3ª aetatis: etatis | lib. 11 | 8ª Extravagante: extravagante
quae: que | 4ª V Ethicorum: 5 ethicorum | 5ª
aeconomicum: iconomicum | 7ª magnae: ma- 154, 5ª VII Politicorum: 7 politicorum |
gne | 8ª derelictae: derelicte 6ª foedera: federa | 7ª aetatem: etatem | 10ª
Aparato crítico 173

innumerae: innumere | ortae: orte | 10-11ª 174, 1ª illae: ille | 2ª quae: que | hieme:
politiae: politie hyeme | 3ª caeteris: ceteris | 4ª-5ª ex frigi-
ditate: exfrigiditate | 6ª aestate: estate | geni-
155, 2ª quae: que | 5ª aeterna: eterna | 10ª tae: genite | 7ª pessimae: pessime | 15ª aesta-
foedera: federa | 16ª quamcumque: quamcunque te: estate | 16ª terrae: terre | 19ª hieme: hyeme
| 18-19ª vitandae: vitande | 24ª caelestem: ce- | 21ª perfectae: perfecte | 25-26ª VII Politico-
lestem rum: 7 politicorum | aestate: estate

156, 4ª aeternae: eterne | 6ª perficiendae: 175, 5ª terrae: terre | 7ª Anglia: anglia | 8ª


perficiende | 11ª politiae: politie Alemania: alemania | Dacia: dacia | Norvegia:
novergia | aliae: alie | terrae: terre | 12ª haec:
157, 8ª quicumque: quicunque | 10ª VII hec | 19ª Roma: roma | Graeciae: grecie | 21ª
Ethicorum: 7 ethicorum |14ª otiis: ociis | 15ª caeterae: cetere | 23ª hiemale: hyemale
quaelibet: quelibet
176, 1ª-2ª corollarium: correlarium | 11ª
158, 7ª aegritudinem: egritudinem | 20ª aliqua: alique | 12ª foetus: fetus | quae: que
immo: imo | 13ª quae: que | 19ª phantasiae:
phantasie | 20ª stultitiae: stultitie | 20-21ª 177, 4ª quaelibet: quelibet | 12ª foetum:
dementiae: dementie fetum

162, 14ª dementiam: dementia 178, 3ª VI Ethicorum: 6 ethicorum

164, 3ª foetus: fetus | 9ª immo: imo 179, 3ª frigidae: frigide | 4ª frigidae: fri-
gide | 5ª aquae: aque | 8ª terrae: terre | 12ª II
165, 4ª disciplinae: discipline | 5ª De: de Physicorum: 2 physicorum

167, 2ª sollicitudo: solicitudo | 7ª exu- 180, 1ª suppositae: Sub posite | 3ª aeque-


sserit: exuserit | 12ª quaedam: quedam | 13ª noctiali: equinoctiali | 4ª caeterae: cetere |
haec: hec stellae: stelle | 6ª incidens: incicidens | 14ª
quamtacumque: quam tacumque | 21ª suppo-
169, 6ª otiantur: ociantur | 7ª caeli: celi | sitas: supposite | 25ª quae: que | 28ª terrae:
9ª quae: que| 16ª foetibus: fetibus | eamdem: terre | 39ª quae: que | 41ª nebulae: nebule
eandem | 20-212ª phantasiae: phantasie
181, 7ª Norvegiam: novergiam | 8ª
170, 8ª-9ª VII Politicorum: 7 politicorum Scotorum: scotorum | Orchades: orchades |
| 16ª VII Politicorum: 7 politicorum 10ª quadrigae: quadrige | 13ª Thule: thile |
quae: que | 15ª De: de | 16ª Thyle: thile | 21ª
171, 1ª-2ª circumstans: circunstans | 4ª Solinus in Polyhistor: solinus impolistor |
futurae: future | directae: directa 29ª istae: iste | terrae: terre | aquae: aque | 30ª
Subiectae: subiecte
173, 2ª boreae: boree | 12ª foetui: fetui |
13ª e converso: econverso | 15ª bonae: bone | 185, 5ª quaedam: quedam | 6ª terrae: terre
16ª foetus: fetus | 17-18ª temperatae: tempe-
rate 183, 2ª herbae: herbe
174 Nuria Belloso

184, 8ª Deus: deus 199, 5ª Salvator: salvator | 10ª aecono-


mica: iconomica | aeconomiae: iconomie |
185, 3ª totiae: toti aeconomia: iconomia | 17ª XII Metaphysico-
rum: 12 metaphysicorum
186, 1ª quaret: queret | 10ª quae: que
200, 8ª aeconomiae: iconomie | 14ª prae-
188, 4ª quae: que lato: prelato | 16ª aeconomiae: iconomie |

189, 3ª Dei: dei | 10ª quae: que 201, 1ª Praeter: Preter | 2ª aliae: alie | 4ª
gignat: gignant | 5ª Abraham: abraam | Deus:
190, 4ª foetum: fetum | 15ª Solinus i n deus | 8ª Sara: sara | 9ª praecibus: precibus |
Polyhistor: solinus impolistor | 16ª quae: que Sarae: sare
| 17ª Alcmena: alcmene | Herculem: herculem
| 18ª Iphiclum: ificlum | 235ª haec: hec 202, 1ª feminae: femine| 7ª solum: sole

192, 5ª Loth: loth 203, 2ª naturae: nature

194, 5ª Christum: christum | Ecclesiam: 204, 9ª Petrarcha: petrarcha | 10ª De: de


ecclesiam
205, 2ª politicae: politice | aeconomi-
195, 1ª Ecclesia: ecclesia | 4ª Ecclesia: cae: iconomice | 12ª bestiae: bestie | 20ª Hip-
ecclesia | Sinagoga: Synagoga | 6ª Ecclesia: polytus: hippolytus | 21ª Phaedra: Phedra |
ecclesia | 7ª Racchelem: racchelem | Ecclesia: 22ª Hippolytum: hyppolytum
ecclesia | 8ª Liam: liam | 10ª Balam: balam |
12ª Rachelis: rachelis | Haec: haec | 15ª 206, 1ª Hippolyte: hippolyte | 10ª rege:
iudaeos: iudeos tege

196, 3ª aeconomicae: iconomice | 7 5 207, 1ª uiduae: vidue | Orpheus: orpheus |


quae: que | 7ª Politicorum: politicorum | 8ª ae- 4ª terrae: terre | 5ª-6ª tragoedia: tragedia | 6ª
conomicam: iconomicam | 9ª quae: que | Hercules: hercules
10ª-11ª II Politicorum: 2 politicorum | 11ª
aeconomica: inconomica | 12ª aeconomici: 208, 2ª prece supplici: voto simplici | 3ª
inconomici | 16ª aequales: equales| 18ª De: de Boethius: boetius| De: de | 4ª lib. III: lib. 3 |
| Caesaris: cesaris | Pompei: pompei 7ª Ethimologiarum: ethimologiarum

197, 3ª Inpatiens: Impatiens | nec: ne | 7ª 210, 1ª Seneca: seneca | tragoedia: tra-


manduerunt: manduere | 9ª Statius: statius | gedia | 2ª Hippolytus: hippolytus | carmine:
Thebaidae: thebaide | 10ª dulcius: dulcis | Carmine | cap. 5: cap. scilicet
<unum>: unum | 11ª sociisque comes: comes
sociis 211, 2ª Cupido: cupido| 5ª moderatur:
iaculatur 10ª aestus: estus
198, 5ª-6ª aeconomica: iconomica | 6ª
politicae: politice | 7ª aeconomica: iconomi- 212, 2ª quaeque: queque | 5ª multae: multe
ca
Aparato crítico 175

213, 3ª Ioles: ioles | 4ª filiae: filie | quae: que | defoedata: defedata | 10ª foedavit:
Etholiae: etholie | 8ª Deianirae: deianire | fedavit | 20ª Amnon: amnon | David: david |
Herculem: herculem | quae: que 21ª Thamar: thamar | 28ª haec: hec | 29ª de-
foedatum: defedatum
214, 1ª Oechaliam: etholiam | accedere:
succedere | 3ª subcubuisse: succubuisse 226, 2ª politiae: politie | Socratis: so-
cratis | Platonis: platonis
215, 1ª Ioannes: ioannes | Boccatius:
boccatius | 2ª Certaldo: certaldo| De: de 227, 3ª politiae: politie

216, 1ª Alcmena: alcmena | 3ª tragoedia: 228, 2ª praecludit: precludit | 4ª suae: sue


tragedia | 6ª Boethius: Boetius | De: de| lib. III: lib. 3|
13ª caeteras: ceteras
217, 1ª Polyxenam: polyxenam | Priami:
priami | 3ª caeteris: Ceteris | 5ª Ovidius: 229, 1ª Haec: Hec | 2ª lacedaemonii: lace-
ovidius | 6ª Briseidis: briseidis | Achillem: demonii | graecorum: grecorum | 3ª caeteras:
achillem | 7ª quae: que ceteras | 6ª quae: que | 7ª lacedaemonii: lace-
demonii | 9ª lacedaemonii: lacedemonii | 10ª-
218, 1ª Briseide: briseide | 2ª graeca: 11ª lacedaemoniae: lacedemonie | 14ª commi-
greca nus: cominus | 20ª incertae: incerte | permix-
tae: permixte | lacedaemonum: lacedemonum
219, 3ª saeva: seva | 8ª Ovidius: ovidius |
II: 2 230, 3ª Orosius: orosius| De: de | 4ª
Ethiopia: ethiopia | 5ª foedera: federa | 6ª fe-
220, 1ª Hermionem: hermionem | Ores- minae: femine | 9ª Solinus in Polyhistor: so-
tes: orestes linus impolistor | Ethiopia: ethiopia

221, 1ª Ovidius: ovidius| Epistolarum: 231, 8ª quae: que | 232, 3ª Saepe: sepe | 5ª
epistolarum | Hermionae: hermione | Ores- quae: que
tem: orestem | quae: que
233, 2ª Politicorum: politicorum | 4ª
222, 1ª Achilleides: achilleides nostrae: nostre

224, 1ª aeconomiae: iconomie | 6ª aeco- 236, 1ª quaelibet: quelibet | 14ª si quis:


nomiae: iconomie | l3ª Iacob: iacob | 26ª Ra- siquis
chelem: rachelem | 27ª Rachel: rachel | 28ª
Lia: lia | 29ª Ruben: ruben | Lia: lia | 33ª Ra- 238, 4ª II Politicorum: 2 politicorum | 6ª
chel: rachel | 35ª Lia:lia| 36ª Iacob: iacob quae: que

225, 5ª foedativus: fedativus | 6ª foe- 240, 2ª De optima politia: de optima


datam: fedatam | defoedari: defedari | 9ª politia
ÍNDICE DE LA OBRA*
Alfonso Polo

Aquiles depuso las armas por el amor a Po- El amor lascivo, más que todas las pasiones,
lyxene: y tocaba la lira con amor ...........217 avisa y destruye los cuerpos de los aman-
Adán fue arrojado del paraíso terrenal: fue tes ............................................................ 164
trasladado a Judea ..................................... 77 El amor está presente más fuertemente en los
Adán junto al valle del Hebrón, que es llamado hombres que en los animales: porque se da
de las lágrimas, lloró cien años la muerte mayor conocimiento en los hombres y ca-
de Abel ...................................................... 77 da uno cuanto más conoce más ama ...... 205
Adán es sepultado en Hebrón como dice el El amor es más fuerte si encuentra correspon-
libro 14 de Josué. Antes se había dicho dencia en la persona amada.................... 205
Cariat Arbe, la ciudad de los cuatro varo- Cuánto fue el amor de Orpheo ..................... 207
nes.............................................................. 77 Cuál fue el amor de Fedra e Hipólito........... 206
África es la región del mundo en que más Véase el amor de Hércules hacia Heolem. Hér-
abundan las serpientes .............................. 55 cules. El amor de Ulises a Polixena....... 213
Los amantes que han sido disolutos durante El amor disperso entre muchos: es como una
mucho tiempo no engendran hijos: o ge- pequeña cantidad de miel disuelta en mu-
neran una prole defectuosa en cuerpo y cho agua .................................................. 238
alma .........................................................163 La serpiente del amor extrae toda la sangre de
Los amantes libertinos después de haber con- aquel que muerde...................................... 55
seguido la voluntad e sus víctimas odian a Los ángeles condujeron a los animales hacia el
quienes antes amaron ardientemente. Y arca de Noé y ellos, pacíficamente, entra-
lo que a esto se refiere con bellas pala- ron en ella.................................................. 54
bras ..........................................................225 Las aguas en las que habitan los peces no son
Si existe la amistad no es necesaria la justicia frías: pues impedirían la generación ...... 179
y no al contrario ......................................106 El arca de Noé fue construida a los cien años
Ammón amaba ardientemente a la hermana de por una razón sobrenatural: no es la razón
Thamar: después del estupro la odiaba con del mandato de que se construyera: esa es
vehemencia..............................................225 la razón también de la entrada de todos los
El amor hace al hombre ser fuerte................205 animales en ella. Muy bien dicho ............ 53
El amor ignora la ley y no se somete a la Política aristocrática es aquella en que son
ley ............................................................205 muchos los que mandan: y este dominio es

*
Agradecemos la inestimable colaboración del Dr. Juan Castillo Vegas en la labor de transcripción, tra-
ducción y ordenación del Índice de la obra. La metodología que hemos seguido es la siguiente: Se ha
procedido a la traducción del Index Operis que Alfonso Polo había añadido a la obra De optima politia de
Alfonso de Madrigal, el Tostado. Alfonso Polo ha seguido un criterio de orden alfabético en el índice, orden
que no puede ser respetado literalmente cuando se hace la traducción. El número que acompaña a cada índice
se corresponde con la numeración por párrafos, tanto en el texto latino como en la traducción, con que hemos
ido enumerando los diversos párrafos del texto De optima politia, para una mejor búsqueda por parte del
lector.
178 Alfonso Polo

ejercido según el grado de virtud mayor o Los preceptos ceremoniales no podían perma-
menor.......................................................115 necer en el Nuevo Testamento porque re-
Pero la política aristocrática es menos se- pugnaban totalmente con la situación del
diciosa que las demás a causa de la bue- Nuevo Testamento por la naturaleza de su
na gobernación, sin embargo es sedicio- significado............................................... 130
sa..............................................................123 El alimento es simplemente sano: lo que co-
Un departamento monárquico con gobierno rresponde al cuerpo es simplemente sa-
aristocrático es óptimo cuando en él man- no............................................................. 126
dan los buenos.........................................122 Cicerón en el Arte Retórica y en el libro pri-
Atbeón, porque vio desnuda a Diana fue con- mero Del orador que la elocuencia había
vertido en ciervo por ella: fue despedazado sido la causa de la fundación de las ciuda-
por sus propios perros, de esto trata Ovidio des ............................................................. 75
en Metamorfosis ....................................... 20 No son ciudadanos los que al menos no se
El aumento en lo húmedo y lo tierno............144 comunican en algo.................................... 28
El viento austral dispone a la generación: si el Los ciudadanos necesariamente han de tener
lugar de la generación está orientado di- alguna comunicación entre sí: con la polí-
rectamente al austro: porque es fluido y tica, que es una cierta comunicación, los
abierto......................................................172 ciudadanos se mantienen unidos.............. 28
Los vientos australes son perniciosos para la La comunicación ciudadana puede ser bien
generación: con su calor y humedad se sobre los días, bien sobre algo, bien sobre
hinchan los cuerpos de los fetos.............173 nada. Lo primero lo expuso Platón y
La ciudad de Babilonia fue sede construida Aristóteles. Nadie ..................................... 29
por todo el género humano y primera sede La primera ciudad fue edificada por Caín, sede
de las edades del mundo, y ésta fue la pri- hoy del mundo, y tiene el nombre de
mera ........................................................... 74 Enoch, el nombre de su hijo..................... 85
El Basilisco mata sólo con verle: que no con el La ciudad, cuanto más unida está, tanto es más
aliento o la voz o el contacto como algu- estable ..................................................... 103
nos opinan ................................................. 54 La ciudad no es uno por sí misma sino por
El viento boreal dispone a la generación si el agregación............................................... 236
lugar de la generación está resguardado de La coordinación de la ciudad (en que consiste
este viento porque es muy riguroso........173 la política) constituye la unidad de la ciu-
El viento boreal y similares favorece la ge- dad........................................................... 103
neración: porque contiene los espíritus Las ciudades no son eternas porque el mundo
seminales a causa de su frialdad y por su sea eterno. Porque la obra existe por el ar-
sequedad no permite las humedades vis- tífice, así como el artífice puede ser joven
cosas en el feto ........................................173 así también su obra ................................... 35
El calor o bien deja a los amantes sin sangre Ovidio no acepta que las ciudades fueran
subcutánea o bien sin sudor subcutáneo. constituidas antes de la época de Júpiter. Y
De aquí el color y carne con mal co- entonces parece que se equivocó en esta
lor.............................................................166 materia....................................................... 73
Caín mató a su hermano Abel antes de que Los fundadores de ciudades más deben procu-
Adán tuviera 130 años. Entonces, pues, rar la amistad que la justicia de las ciuda-
engendró a Seth......................................... 85 des ........................................................... 106
Caín fue el primer condenado al infierno....... 86 El coito habitual desde edad temprana debilita
las fuerzas ............................................... 144
Índice de la obra 179

El coito intempestivo da a la mujer una prole El diluvio universal es imposible por las solas
pequeña: bien sea a causa de la imperfec- fuerzas de la naturaleza, como dice el filó-
ción del semen de las mujeres o bien por la sofo en 2 Metheo. ..................................... 49
estrechez de las vías de la matriz ...........145 El diluvio universal es negado por los filóso-
El coito intempestivo de la mujer causa en fos: porque no existe un agente natural de
ella un estímulo máximo en materia vené- tanta potencia y repugna a la conservación
rea ............................................................148 del universo e impide la generación e in-
El coito intempestivo de la mujer la convierte duce a la creación ..................................... 50
en estéril ..................................................147 Los diluvios particulares tienen infinita nece-
Los que frecuentan el coito en edad temprana sidad de admitirlos los que afirman la eter-
mueren de forma horrible .......................144 nidad del mundo ....................................... 42
Los adultos coléricos en luna menguante son La serpiente bebedora al que muerde lo mata
inclinados al delirio.................................162 de sed......................................................... 55
El contrato conyugal es una convención La Iglesia canonizó muchos preceptos judi-
constituida entre ciertas personas y fir- ciales de la vieja ley................................ 130
mada de común deliberación.................... 34 La Iglesia tiene cuatro dimensiones según San
Crear algo de un elemento único sin semilla Agustín 1. La de los contemplativos mani-
requiere un poder infinito ......................... 37 festada en Raquel; la de los activos, mani-
Lo que es simplemente deleitable para los festada en Lía; la de los contemplativos
sentidos es deleitable para el sentido bien asalariados manifestada en Bala, criada de
dispuesto..................................................150 Raquel; la de los asalariados y los activos
La democracia se da cuando está claro que manifestada en Zelfa, criada de Lía....... 195
gobierna todo el pueblo. 2 De los políti- Por qué la Iglesia y las leyes eclesiásticas y
cos............................................................124 civiles no prohiben el matrimonio antes de
La democracia de tribus viciosas es más con- los treinta y seis años en los varones y an-
veniente: porque no pueden darse sedicio- tes de los veinte años en las mujeres como
nes ya que en ella es todo el pueblo el que hace Aristóteles en la Política: o el derecho
gobierna...................................................124 natural del cual habla él mismo con bellas
Demagorgon es el padre de todos los dio- apalabras ................................................. 152
ses .............................................................. 24 A la política eclesiástica corresponden las
Dios es el mejor y el más perfecto: a los judíos cosas celestiales entre las que está abste-
sin embargo no les dio leyes perfectas por- nerse de los pecados ............................... 155
que no habrían podido tolerarlas ............128 Erito es una famosísima maga de Tesalia de la
El diluvio en Acaya fue en tiempo de Ogiges, que escribe Lucano en el libro 6 de L a
rey de los tebanos, contemporáneo del pa- guerra civil................................................ 25
triarca Jacob, años antes de la venida de Es un error decir que las mismas causas pro-
Cristo de mil setecientos ochenta y dos ... 45 ducen las cosas naturales que las artificia-
El diluvio de Deucalión fue en Tesalia, cinco les .............................................................. 35
años antes de la liberación de Israel de Es un error decir que todas las cinco ciudades
Egipto y mil quinientos cincuenta antes de de los sodomitas fueron abrazadas por la
Cristo ......................................................... 46 venganza divina, porque Segar fue perdo-
El diluvio universal del tiempo de Noé no ha nada por las súplicas de Loth ................... 74
sido transmitido por ningún testimonio de El error de Ovidio se manifiesta cuando las
los gentiles a causa de la rudeza de aque- ciudades estaban en Egipto ante Júpiter, y
llos siglos................................................... 48 Pentápolis también ................................... 74
180 Alfonso Polo

Los errores de los legisladores ignorantes que nes como si son demasiado viejos son im-
disponían que era lícito vender e intercam- perfectos tanto en el cuerpo como en la
biar a las mujeres ...................................... 64 inteligencia.............................................. 136
La primera edad que fue llamada áurea fue Los hijos de los pastores a causa de un ejerci-
bajo Saturno, como agrada a los poetas... 66 cio moderado nacen con muy buenas dis-
La edad principal que es denominada de plata posiciones................................................ 164
y fue imperando Júpiter junto a Creta: en- Los hijos no tienen respeto hacia los padres y
señó a habitar las caras y a ejercer profe- los matan; si se casaran también serían
siones excepcionales................................. 72 malos padres; también tendrían malos hi-
La primera edad del mundo es según los he- jos ............................................................ 141
breos de 1654, según los intérpretes de No puede conocerse la nobleza de los hijos si
2252. Sin embargo ya había una ciu- se ignora quién es el padre ..................... 227
dad ............................................................. 87 Los ríos van más allá de las islas novergias y
En la edad fundamental del mundo cien años archadas (norte de Escocia) contienen
después del diluvio comenzaron a hacer hielo perpetuo ......................................... 181
ladrillos cocidos en la tierra de Senaar .... 89 Las fuentes y los ríos a causa del calor produ-
Existen cuatro edades: de oro, de plata, de cen un vapor que se eleva en el aire y con
bronce, y de hierro, como las distribuye el el frío lo condensan ................................ 182
paganismo en nombre de los dioses celes- La forma naturalmente precede al compues-
tiales........................................................... 65 to.............................................................. 112
Los que defienden la eternidad del mundo no Los Garamantes, pueblo de Etiopía, tienen
pueden defender un primer fundador de las esposas comunes..................................... 230
ciudades: como ellos mismos opinan fal- Ejercitarse moderadamente los progenitores
samente...................................................... 63 los hace bien dispuestos para la genera-
La fantasía es causa de desorden, porque el ción de la prole ....................................... 159
ebrio y el que duerme razonan confusa- La generación de los hijos y la unión del hom-
mente, cuando el entendimiento de suyo bre y la mujer en qué tiempos deben reali-
siempre está igualmente dispuesto para zarse y en qué edad es lícito es sumamente
entender ...................................................150 necesario considerarlo y establecerlo para
El favonio (viento del oeste) y el subsolano una buena situación política................... 143
(viento del este) por el equilibrio del calor La generación y el movimiento son por otro
y la humedad favorecen la generación...173 no por uno mismo..................................... 23
Las mujeres que ya han concebido no deben La generación de los hijos demasiado inopor-
desarrollar trabajos pesados: porque se si- tuna produce daño tanto en los padres
guen los mismos inconvenientes que en los como en los hijos .................................... 147
varones ....................................................169 La generación de los hijos requiere la conside-
Los fetos prematuros son imperfectos en todos ración del lugar: o frío o cálido o templa-
aspectos ...................................................143 do............................................................. 170
El feto adquiere sus dimensiones en virtud del La generación invernal en lugares demasiado
semen del progenitor, y en el que es muy fríos produce hijos fuertes sin duda en
joven la virtud del semen es imperfec- cuanto al cuerpo, pero en todo lo demás
ta ..............................................................143 bastante violentos ................................... 174
Los hijos de padres demasiado jóvenes son La generación en lugares demasiado fríos
imperfectos tanto si son demasiado jóve- ciertamente debe buscarse porque un
Índice de la obra 181

tiempo caluroso divide el semen, mientras Cierto lunar subcutáneo distiende la piel de la
que la frialdad del lugar conserva el espí- cara y la vuelve blanca ........................... 167
ritu............................................................171 Serpientes de jabalina del tamaño de las
La generación en tierras demasiado cálidas lanzas atraviesan todo lo que encuentran a
hágase cuando en el invierno sopla el su paso: de aquí toman el nombre............ 55
viento norte .............................................174 La paz bien ordenada consiste en el buen
La generación no se da naturalmente bajo comportamiento de un gobernante bien
ambos polos a causa de la excesiva frial- dispuesto hacia los súbditos ................... 196
dad ...........................................................180 La ignorancia en el delito de omisión merece
La generación no es impedida por cualquier indulgencia.............................................. 132
frialdad sino por la que es excesiva .......177 Nuestro intelecto para el conocimiento, en el
La generación en contra de lo que se ar- estado actual de la vida, presupone necesa-
gumenta es favorecida por el ambiente riamente un conjunto de cualidades orgá-
frío ...........................................................170 nicas ........................................................ 150
La generación no se realiza cuando el sol no La intelección en nosotros requiere la identi-
influye sino cuando no ha salido el sol ..179 ficación del entendimiento con sus repre-
Conviene muchísimo considerar a qué viento sentaciones.............................................. 150
está orientado el lugar de la generación Las normas judiciales del Antiguo Testamento
para la generación de una prole perfecta, en las que no se contempla una significa-
sobre esto pueden aducirse señalados ción que repugne con el Nuevo Testa-
ejemplos ..................................................172 mento pueden permanecer en éste ......... 130
Fábula de los gigantes que los poetas imagi- La pena de Ixión consiste en que estuvo gi-
nan. La historia de Nemroth no es adecua- rando en los infiernos en una rueda rapidí-
da, cuando los gigantes estaban en los sima: porque deseó el concúbito con Ju-
montes de Thesalia, Nemroth había edifi- no............................................................... 20
cado una torre en Senaar........................... 90 Donde se alaba a los umbrios, a los ingleses, a
La escritura hebraica generalmente es mejor los sármatas y a los escitas..................... 175
que la latina, pues según la interpretación Alabanza de los españoles, de los italianos y
latina en cierto modo Dios no destruyó de los griegos porque son los más nobles
justamente la torre, ni confundió las len- entre todas las naciones.......................... 175
guas provechosamente.............................. 98 Alabanza de la quinta región ........................ 175
Hércules, dominador de todos los monstruos Se dice que es ley cierta regla que se impone
es dominado por el amor de Iole, hija del en una ciudad ya establecida en una polí-
rey de Etholia ..........................................213 tica consistente........................................ 111
La serpiente del sueño a quien muerde le mata Sólo la ley evangélica es perfectísima prohi-
mediante el sueño...................................... 55 biendo las obras de los malos................. 127
Los hombres por el peligro de agresión de los Las leyes han de acomodarse a la política y la
animales fueron forzados a construir ciu- política ha de acomodarse al pueblo...... 133
dades y pueblos para que se ayudaran unos Las leyes se han de dar a los imperfectos de la
a otros más convenientemente.................. 55 misma manera que los alimentos a los ni-
Los hombres, en las zonas frías nacen más ños ........................................................... 128
robustos y más desarrollados, porque un No se han de dar leyes perfectísimas a un
ambiente frío impide que exhalen el espí- pueblo imperfecto................................... 128
ritu del semen..........................................174
182 Alfonso Polo

Las leyes humanas no son simplemente buenas La producción de la materia prima es


y que no contengan algo que no sea malo creación: porque ella no puede ser extraída
en sí mismo .............................................128 de otra cosa ............................................... 35
Las leyes, si alguien quiere hacerlas óptimas Los matrimonios demasiado prematuros debi-
eliminando todos los defectos, las hará pé- litan las facultades a causa del mal régi-
simas........................................................129 men conyugal.......................................... 142
Las leyes judiciales de Moisés pueden conser- Los matrimonios tanto de los muy jóvenes
varse también por el nuevo legislador como de los muy viejos son perniciosos
constituido. De lo que trata Scoto ..........130 porque perjudican a los hijos en todos los
Los romanos recibieron las leyes de Solón de aspectos................................................... 150
los griegos ...............................................131 El derecho civil permite los matrimonios
Por tanto las leyes judiciales de Moisés no han incoada la pubertad para conservar la paz
de ser observadas por todos: porque no to- social ....................................................... 154
dos están igualmente dispuestos como es- El Derecho divino permite los matrimonios en
taban los hebreos.....................................130 el comienzo de la pubertad: porque pre-
No necesitan leyes los que se comunican entre tende más la perfección del alma que del
sí, porque las leyes dirimen las controver- cuerpo, y da mejor normas de virtud que la
sias que se originan entre los que viven en salud ........................................................ 155
comunicación ............................................ 34 Monarquía tiránica se da cuando es perjudicial
Los romanos añadieron dos tablas a las leyes un gobernante que no sigue la justicia o la
de Solón y las denominaron la Ley de las utilidad pública o la riqueza para los súb-
Doce Tablas.............................................131 ditos......................................................... 119
El legislador, en la fundación de una ciudad, La monarquía real es el mejor de todos los
no debe establecer ni leyes óptimas ni una gobiernos porque evita las discordias y
política óptima ........................................125 porque es la que más se asemeja al princi-
Si algún legislador promulgare para algún tipo pado natural ............................................ 122
de política las leyes de los monjes sería un La monarquía es óptima en sí misma, sin em-
imbécil.....................................................128 bargo es difícil que se conserve en su in-
La destrucción de una sola lengua en la torre tegridad sobre todo cuando no es por
babilónica y la invención de muchas len- elección sino por sucesión...................... 122
guas por los hombres fue muy beneficioso Los que defienden un movimiento primero
para el género humano.............................. 98 necesariamente tienen que admitir la exis-
Loth dejó embarazadas a sus dos hijas vírgenes tencia de un Dios infinitamente podero-
en dos noches para tener sucesores su- so ............................................................... 35
yos............................................................192 La mujer puede quedar embarazada de dos
Los lunáticos tienen intervalos lúcidos cuando varones por dos motivos: o porque perma-
la luna está en cuarto creciente, porque in- nece abierta la entrada de la matriz o por-
fluye en su cerebro una humedad propor- que se despierta demasiado el estímulo de
cionada ....................................................162 la libido ................................................... 190
Los lunáticos, cuando la luna está en cuarto Es posible a la mujeres quedar embarazadas de
menguante, a causa de la desecación del dos varones como es evidente en Alcmena
órgano de las representaciones mentales que parió a Hércules y a Isiclo en un breve
comienzan a delirar con vehemencia .....162 tiempo en el intermedio, pero esto es algo
rarísimo ................................................... 190
Índice de la obra 183

Las mujeres que cohabitan en edad prematura gún lo que determina la influencia del
fácilmente mueren en el parto bien por la cielo......................................................... 151
estrechez de las vías femeninas o bien por- Ovidio observa la mutación de las cosas de la
que al tener las contracciones natales no naturaleza. Libro 14 de la Metamorfosis,
pueden soportar tanto dolor....................145 donde presenta a Pitágoras hablando....... 47
Los que defienden la eternidad del mundo Pyneo, huésped de las Musas, traicionó a estas
solucionan la objeción de las nuevas mo- por lo que fue cegado y entregado a las ar-
radas de las tierras que sucumbieron a pías ............................................................ 20
causa de los diluvios particulares............. 62 El Filósofo en 8 de la Física y Del cielo, 2,
Nemroth como es filósofo ignora que nadie niega que el Dios del cielo sea infinito en
puede vivir en medio de los aires por el poder pero le concede ser infinito en dura-
frío y en la esfera de fuego nadie puede vi- ción............................................................ 36
vir por el calor........................................... 90 Platón considera que hasta en las más mínimas
La nobleza es un estímulo para la virtud: que cosas se ha de implorar el auxilio divi-
si ignora el camino de la virtud es un es- no............................................................... 25
torbo.........................................................228 La política es de cinco clases: monárquica,
Una objeción contra los que defienden la aristocrática, timocrática, democrática y
eternidad del mundo puede ser: porque se oligárquica ................................................ 34
sabe que primero alguna tierra tuvo que ser La política de Platón establece que todos los
habitada ..................................................... 63 varones sean maridos de una sola mujer y
La oligarquía política se da cuando dominan que todas las mujeres sean esposas de un
los fuertes en capacidad o en riquezas ...120 solo marido ............................................. 104
La opinión de los arcadios que se consideran a Una política es tanto más justa cuanto mayor
sí mismos engendrados antes de la salida amor establece en las ciudades .............. 105
del sol es falsa: lo que es agradable para el La política de Platón parece a primera vista
Dios desconocido no debe ser desprecia- que lo que pretende es establecer el mayor
do ............................................................... 24 amor en las ciudades............................... 105
La opinión de los filósofos es que la tierra infi- La política de Platón realmente en la comuni-
nita es la cubierta de las aguas marinas y dad de las cosas, sobre todo en la comuni-
las deja al descubierto según los diversos dad de mujeres, establece entre los ciuda-
lugares, como queda claro en el libro úl- danos la discordia ................................... 108
timo de la Meteorología de Aristóteles.... 43 La política es el orden mediante el cual los
Según la opinión de Ovidio en la edad primera ciudadanos acuerdan entre sí constituir una
no existían las ciudades ni las casas, en la ciudad...................................................... 124
segunda edad se construyeron .................. 74 La mejor política es aquellas que de modo más
Es una falsa opinión que las leyes dadas por contundente prohibe los delitos e incita en
Dios a Moisés tengan que ser observadas el mayor grado a las virtudes ................. 128
por todos: porque Dios conoce perfecta- Una política perfecta requiere de la considera-
mente lo que los hombres pueden y deben ción de los tiempos de la generación ..... 135
cumplir, el hombre ciertamente no ........130 Las políticas buenas son tres: la monarquía
El órgano de la imaginación requiere la debida real, la aristocrática y la timocrática, las
proporción de humedad ..........................161 demás son malas ..................................... 113
La disposición de los órganos del cuerpo se El polo ártico tiene noche continua durante
realiza según la cualidad del semen y se- medio año, desde la posición del sol en li-
bra hasta su posición en aries................. 180
184 Alfonso Polo

El polo no puede cubrirse con nubes porque Saturno y Júpiter estuvieron presentes en aquel
allí no se llevan vapores .........................182 tiempo en que el patriarca Jacob descendió
En la superficie de los polos no hay árboles ni a Egipto con sus hijos............................... 67
hierbas ni piedras ni pueden generarse; y si Según el filósofo innumerables ciencias se
el hombre por un imposible los plantara perdieron en diluvios particulares y des-
morirían inmediatamente........................183 pués fueron redescubiertas ....................... 63
Bajo el mar de los polos no se crían peces, al En los demasiado jóvenes el semen es todavía
contrario, aquella tierra es durísima y en imperfecto; en los demasiado viejos ya ha
los mares hay hielo perpetuo hasta las pro- perdido la perfección.............................. 150
fundidades ...............................................180 Es necesario tener en cuenta la conveniencia al
La máxima elevación del polo es de 90 gra- promulgar leyes para los delincuentes: di-
dos, donde no pueden existir fuentes ni chas leyes no han de ser simplemente bue-
ríos ...........................................................181 nas sino adecuadas para la maldad que
La potestad rechaza y no soporta consor- practican.................................................. 127
tes.............................................................196 El sol en la cabeza de cáncer se eleva bajo el
La pluralidad de jefes es mala según el filó- polo ártico 23 grados y algunos minutos;
sofo, libro 12 de la Metafísica, por tanto es de modo semejante cuando está en la ca-
bueno que haya un solo jefe ...................199 beza de capricornio se eleva bajo el antár-
Sobre la pluralidad de los principados. 12 de tico........................................................... 180
Metafísica. Es mala.................................199 La conservación de las especies en el diluvio
El que quiera tener unos hijos perfectos debe universal es imposible por medios natura-
considerar los trabajos y las ocupaciones les: así la reunión y pacificación de los
de los padres............................................157 animales terrestres y volátiles es imposible
Los hijos concebidos en invierno tienen ópti- por naturaleza ........................................... 61
mas disposiciones, los engendrados en ve- Al pueblo etíope de los espilos ninguna ser-
rano, pésimas...........................................175 piente les daña .......................................... 55
Por robar fuego del cielo Prometeo es ama- El súbdito en cuanto súbdito no tiene en sí
rrado en el Cáucaso y presenta el hígado a mismo el principio de su movimiento: sino
los buitres para que lo despedacen........... 20 que es movido por el superior jerárqui-
Los niños pequeños todavía no comen ali- co ............................................................. 200
mentos sólidos porque serían mortales, Subsolano y Favonio son vientos mediocres
sino que han de ser alimentados con le- para la generación, porque son templa-
che............................................................126 dos ........................................................... 173
El rayo de luz puede ser de dos modos, directo Tántalo, hijo de los dioses que banqueteaban,
o reflejo ...................................................180 los traicionó, por lo que fue castigado a los
El rayo directo es aquel que incide rectamente infiernos para que pasara sed rodeado de
desde un cuerpo luminoso sobre alguna aguas y pasara hambre rodeado de ali-
cosa: y para esto se requiere una elevación mentos. Véase Virgilio 6.......................... 20
bastante grande del cuerpo iluminante so- El tiempo de la generación recibe una doble
bre el iluminado ......................................180 influencia: por la cualidad de las cuatro
Una cosa tanto tiene de entidad cuanto tiene de estaciones del año y por la edad del padre
unidad, sin embargo no se ha de reducir y de la madre........................................... 135
todo a una omnímoda unidad .................236 Según el filósofo, libro 7 de La Política, c. 15,
El color rojo se origina de sangre subcutánea el tiempo de tener hijos es en los varones
clara .........................................................167
Índice de la obra 185

hasta los 70 años y en las mujeres hasta los El varón es cabeza de la mujer y no al contra-
50 años.....................................................137 rio, como dice Pablo en la primera carta a
El tiempo de engendrar es cuando los hijos los Corintios c. 11................................... 200
llegan a una edad robusta antes que a sus Un varón es suficiente para una mujer para la
padres les falten las fuerzas ....................139 generación de los hijos, que es el fin del
El tiempo más adecuado en los varones para matrimonio: la pluralidad ciertamente es
tener hijos son los 36 años; en las mujeres un obstáculo para la generación............. 202
los 18 .......................................................149 El varón la mayor parte de las veces odia a la
Si toda la tierra tuviera la altura de una torres que él mismo conoce pero todavía no a la
desde el centro no alcanzaría la esfera de que conoce por otros............................... 225
la luna ........................................................ 90 La culpa del varón no es igual que la de la
La tierra del quinto clima es muy adecuada mujer: porque el varón no concibe sino
para la generación por su temperatura ...175 que emite................................................. 225
La tierra del quinto clima es alabada por su Para el varón no es contraria la pluralidad de
poderío, por sus armas, por su ingenio, por mujeres en orden a la generación de los
su sabiduría .............................................175 hijos porque es emitente en la generación.
La tierra bajo el polo es durísima, ninguna Para la mujer sí es contraria porque es re-
vida se produce de ninguna manera y si cipiente.................................................... 193
hay mar está congelado hasta las profundi- Generalmente es útil al varón la pluralidad de
dades........................................................183 mujeres pues si no puede tener hijos con
En Thyle, última tierra septentrional, según una podrá tenerlos con otra .................... 192
Boecio el día tiene 24 horas y no hay no- Los varones libertinos y los debilitados por el
che cuando el sol está en la cabeza de cán- ocio tienen una prole mal dispuesta tanto
cer ............................................................181 en lo relativo al cuerpo como al intelec-
La timocracia se da cuando ni los poderosos ni to.............................................................. 163
los pobres gobiernan sino la clase media, Los varones excesivamente trabajadores gene-
de lo que trata Aristóteles 4 de La Políti- ran una prole mal dispuesta.................... 168
ca .............................................................117 Los varones estudiosos generan una prole
El régimen timocrático, como en él gobiernan pequeña de cuerpo y débil de intelec-
muchos, puede ser sedicioso ..................123 to.............................................................. 161
La torre de Babel no fue construida para que La pluralidad de varones respecto de una
apareciera algún edificio de colosales di- mujer es contraria a la razón, pero la plu-
mensiones construido por todo el género ralidad de mujeres no repugna a la razón
humano antes de su dispersión ................. 95 respecto de un varón............................... 203
La torre de Babel, según la escritura hebrea La pluralidad de varones respecto de una
fue construida para que los hombres que lo esposa sería la destrucción doméstica y so-
desearan permanecieran juntos encontrán- cial de la vida.......................................... 205
dose sin caminos avanzaran viendo la al- La pluralidad de maridos respecto de una
tura y la magnitud de la torre y supieran esposa causa la incertidumbre de los hijos,
volver......................................................... 96 lo que perjudica tanto al varón como a la
Valerio Sorano fue condenado a muerte, por- prole ........................................................ 202
que se atrevió a publicar el nombre de La pluralidad de maridos no puede ser excepto
Dios contra las sanciones de las ceremo- para satisfacer la libido; de esposas sí,
nias............................................................. 25 ciertamente, para multiplicar la generación
186 Alfonso Polo

de los hijos cuando la libido puede satisfa- La mujer que tiene muchos maridos y es cono-
cerse con una sola mujer.........................204 cida frecuentemente por muchos, es pri-
La pluralidad de maridos impide la paz social vada por naturaleza del beneficio de con-
y doméstica, porque el marido ha de ser la cebir hijos como queda claro en las mere-
cabeza de la mujer...................................200 trices ........................................................ 189
La pluralidad de maridos es abominable, ya Tener la mujer pluralidad de maridos es con-
porque ninguno amaría a las esposas, nin- trario a la paz doméstica......................... 205
guno las defendería, ya también porque las La comunidad de esposas es contraria a la
mujeres serían despreciadas por todos...205 sociedad política y a la razón natural..... 225
La honradez de los maridos y la distinción de La comunidad de esposas lleva a la comunidad
la nobleza desaparecerían de la comunidad de los hijos .............................................. 226
de mujeres ...............................................227 La comunidad de esposas es la causa de la
La unidad de naturaleza se tiene porque cada promiscua mezcolanza de padres con hijos
cosa cuanto más accede a ella tanto más y de hermanos con hermanas ................. 231
perfecta es................................................235 La comunidad de las esposas y los hijos eli-
Urania es la princesa de las musas cuyo oficio mina todo amor en las ciudades............. 232
es cantar en los cielos ............................... 19
Vulcano intentó ultrajar a Minerva, de cuyo — )( —
semen proyectado en tierra nació Ericteo,
mitad hombre y mitad hidra, de lo que Alabanza a Dios óptimo y máximo Fin. Año 1529.
trata Ovidio en Metamorfosis................... 20 En Ediciones Venecianas de Pedro Liechtenstein
COLECCIÓN DE PENSAMIENTO MEDIEVAL Y RENACENTISTA

1. JUAN CRUZ CRUZ, Intelecto y razón. Las coordenadas del pensamiento clásico (1999)
2. JOSÉ ÁNGEL GARCÍA CUADRADO, La luz del intelecto agente. Estudio desde la meta-
física de Báñez (1999)
3. TOMÁS DE AQUINO, Cuestión disputada del alma. Traducción y notas de Ezequiel
Téllez. Estudio preliminar de Juan Cruz Cruz (1999, 22001)
4. PALOMA PÉREZ-ILZARBE, El significado de las proposiciones. Jerónimo Pardo
(†1502) y las teorías medievales de la proposición (1999)
5. TOMÁS DE AQUINO, Comentario al libro de Aristóteles sobre la interpretación.
Traducción e introducción de Mirko Skarica. Estudio preliminar, revisión y
notas de Juan Cruz Cruz (1999)
6. VALLE LABRADA, Filosofía jurídica y política de Jerónimo Castillo de Bobadilla (1999)
7. MARÍA JESÚS SOTO BRUNA Y CONCEPCIÓN ALONSO DEL REAL, De processione
mundi. Estudio y edición crítica del tratado de Domingo Gundisalvo (1999)
8. OLGA L. LARRE, La filosofía natural de Ockham como fenomenología del individuo
(2000)
9. TOMÁS DE AQUINO, Comentario a la Ética a Nicómaco de Aristóteles. Estudio preli-
minar y notas de Celina A. Lértora Mendoza (2000, 22001)
10. TOMÁS DE AQUINO, Exposición sobre el “Libro de las causas”. Introducción, tra-
ducción y notas de Juan Cruz Cruz (2000)
11. JUAN DE SANTO TOMÁS, El signo. Cuestiones I/5, XXI, XXII y XXIII del ‘Ars Lo-
gica’. Introducción y traducción anotada de Juan Cruz Cruz (2000)
12. TOMÁS DE AQUINO, Cuestión disputada sobre las virtudes en general. Estudio pre-
liminar, traducción y notas de Laura Corso de Estrada (2000)
13. JUAN CARAMUEL, Gramática audaz. Traducción de Pedro Arias. Estudio preli-
minar de Lorenzo Velázquez (2001)
14. JESÚS GARCÍA LÓPEZ, Metafísica tomista: Ontología, Gnoseología y Teología natural
(2001, 22001)
15. TOMÁS DE AQUINO, Comentario a los libros de Aristóteles Sobre el sentido y lo sen-
sible y Sobre la memoria y la reminiscencia. Introducción, traducción y notas de
Juan Cruz Cruz (2001)
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17. PEDRO DE LEDESMA, Sobre la perfección del acto de ser creado (1596). Introducción
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(2001)
19. NICOLÁS DE CUSA, Diálogos del idiota, El possest, La cumbre de la teoría. Introduc-
ción, traducción y notas de Ángel Luis González (2001)
20. FRANCISCO UGARTE, Metafísica de la esencia. Un estudio desde Tomás de Aquino
(2001)
21. TOMÁS DE AQUINO, Comentario a la Física de Aristóteles. Traducción y estudio
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22. TOMÁS DE AQUINO Y PEDRO DE ALVERNIA, Comentario a la Política de Aristóteles.
Traducción de Ana Mallea (2001)
23. IGNACIO VERDÚ BERGANZA, Thomas Bradwardine. El problema de la libertad (2001)
24. JUAN POINSOT (JUAN DE SANTO TOMÁS), Verdad trascendental y verdad formal.
Introducción y traducción anotada de Juan Cruz Cruz (2002)
25. TOMÁS DE AQUINO, El ente y la esencia. Traducción, estudio preliminar y notas
de Eudaldo Forment (2002)
26. M.ª CARMEN DOLBY, El hombre es imagen de Dios. Visión antropológica de San
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27. SAN ANSELMO, Proslogion. Introducción, traducción y notas de Miguel Pérez
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28. JOSÉ MIGUEL GAMBRA, La analogía en general. Síntesis tomista de Santiago M.
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29. GUILLERMO DE OCKHAM, Pequeña suma de filosofía natural. Introducción y tra-
ducción anotada de Olga Larre (2002)
30. SANTIAGO GELONCH, Separatio y objeto de la metafísica. Una interpretación textual
del Super Boetium de Trinitate, q5 a3, de Santo Tomás de Aquino (2002)
31. PSEUDO JUSTINO, Refutación de ciertas doctrinas aristotélicas. Traducción, intro-
ducción y comentario de Marcelo D. Boeri (2002)
32. JEAN-PIERRE TORRELL, Iniciación a Tomás de Aquino: su persona y su obra (2002)
33. TOMÁS DE AQUINO, Comentario a los Analíticos Posteriores de Aristóteles. Tra-
ducción, estudio preliminar y notas de Ana Mallea y Marta Daneri-Rebok
(2002)
34. TOMÁS DE AQUINO Y PEDRO DE ALVERNIA, Comentario al libro de Aristóteles sobre
El cielo y el mundo. Introducción y traducción anotada de Juan Cruz Cruz
(2002)
35. TOMÁS DE AQUINO, Comentario a las Sentencias de Pedro Lombardo, I/1: El miste-
rio de la Trinidad (I, d1-21). Edición de Juan Cruz Cruz (2002)
36. TOMÁS DE AQUINO, Comentario a las Sentencias de Pedro Lombardo, I/2: Trinidad
de Personas. Atributos divinos (I, d22-48). (En preparación)
37. TOMÁS DE AQUINO, Comentario a las Sentencias de Pedro Lombardo, II/1: La crea-
ción. Ángeles, demonios, seres corpóreos, hombre (II, d1-20). (En preparación)
38. TOMÁS DE AQUINO, Comentario a las Sentencias de Pedro Lombardo, II/2: El peca-
do original. La justificación. El pecado actual (II, d21-44). (En preparación)
39. TOMÁS DE AQUINO, Comentario a las Sentencias de Pedro Lombardo, III/1: La
encarnación del Verbo y la Redención (III, d1-22). (En preparación)
40. TOMÁS DE AQUINO, Comentario a las Sentencias de Pedro Lombardo, III/2: Las vir-
tudes en Cristo y en los fieles. Los mandamientos (III, d23-40). (En preparación)
41. TOMÁS DE AQUINO, Comentario a las Sentencias de Pedro Lombardo, IV/1: Los
sacramentos. Bautismo, Confirmación y Eucaristía. (IV, d1-13). (En preparación)
42. TOMÁS DE AQUINO, Comentario a las Sentencias de Pedro Lombardo, IV/2:
Penitencia, Extremaunción (IV, d14-23). (En preparación)
43. TOMÁS DE AQUINO, Comentario a las Sentencias de Pedro Lombardo, IV/3: Orden,
Matrimonio (IV, d24-42). (En preparación)
44. TOMÁS DE AQUINO, Comentario a las Sentencias de Pedro Lombardo, IV/4:
Postrimerías (IV, d43-50). (En preparación)
45. WALTER REDMOND, La lógica del Siglo de Oro. Una introducción histórica a la lógi-
ca (2002)
46. FRANCISCO GARCÍA, Tratado utilísimo y muy general de todos los contratos (1583).
Introducción de Horacio Rodríguez-Penelas / Transcripción de Idoya Zo-
rroza y Horacio Rodríguez-Penelas (2003)
47. DIEGO MAS, Disputación Metafísica sobre el ente y sus propiedades transcendenta-
les (1587). Edición de Juan Cruz Cruz y Santiago Orrego (2003)
48. JESÚS GARCÍA LÓPEZ, Virtud y personalidad según Tomás de Aquino (2003)
49. BARTOLOMÉ CARRANZA, Tratado sobre la virtud de la justicia (1540), (Traducción
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de Teodoro López, Ignacio Jericó Bermejo y Rodrigo Muñoz de Juana (2003)
50. JUAN SÁNCHEZ SEDEÑO, Las segundas intenciones y el universal (1600), introduc-
ción y traducción anotada de Juan Cruz Cruz (2003)
51. JOSEP-IGNASI SARANYANA, La Filosofía Medieval. Desde sus orígenes patrísticos
hasta la escolástica barroca (2003)
52. JAN A. AERTSEN, La filosofía medieval y los trascendentales. Un estudio sobre Tomás
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53. ALFONSO DE MADRIGAL, «EL TOSTADO», El gobierno ideal, Introducción, traduc-
ción y texto latino con aparato crítico y citas de Nuria Belloso Martín (2003)

EN PREPARACIÓN

JAN A. AERTSEN, La filosofía medieval y los trascendentales.


TOMÁS DE AQUINO, Cuestión disputada sobre las criaturas espirituales, traducción de
Ana Mallea.
ÉTIENNE GILSON, Eloísa y Abelardo, traducción de Serafín González.
DIEGO DE AVENDAÑO, Oidores y Oficiales de Hacienda (Thesaurus Indicus, 1668, vol. I,
tit. IV y V), introducción y traducción de Ángel Muñoz.
FRANCISCO ZUMEL, Voluntad, gracia y libre albedrío (Variarum disputationum, 1607),
traducción de Manfred Svensson.
PAULO SERGIO FAITANIN, Ontología de la individuación en Tomás de Aquino.
TOMÁS DE AQUINO, Comentario literal al libro de Job, introducción y traducción de
Josep-Ignasi Saranyana.
ORÍGENES, Sobre los principios (c. 245), introducción y traducción de Jesús Gari-
taonandía.
IGNACIO JERICÓ BERMEJO, Bartolomé Carranza (1503-1576): vida y teología.
TOMÁS DE AQUINO, Cuestiones Quodlibetales, introducción y traducción de Héctor
Velázquez.
HÉCTOR JOSÉ DELBOSCO, El humanismo platónico del Cardenal Bessarión (c. 1400-1472).
LUIS DE MOLINA, Concordia del libre arbitrio con los dones de la gracia (1588), traduc-
ción de Ignacio Jericó Bermejo.
TOMÁS DE AQUINO, Comentario al libro Del alma de Aristóteles, introducción y tra-
ducción de María Celestina Donadío.
ALCUINO DE YORK, Obras morales (c. 739-804), introducción y traducción de Rubén
A. Peretó.
TOMÁS DE AQUINO, Comentario al libro de Aristóteles Sobre la generación y corrup-
ción. Los principios de la naturaleza, traducción de José Ignacio Aguinalde y
Bienvenido Turiel.
JUAN CARAMUEL, Metalógica (Leptotatos, I, 1681), traducción de Pedro Arias, estudio
preliminar de Lorenzo Velázquez.
ÉTIENNE GILSON, Dante y la filosofía, traducción de M.ª Lilián Rivas.
TOMÁS DE AQUINO, Comentario al libro de Boecio Sobre la trinidad, traducción de
Bienvenido Turiel.
JUAN ESCOTO ERÍGENA, Sobre la naturaleza (Periphyseon) (c. 860), traducción de Pedro
Arias y Lorenzo Velázquez, estudio y notas de Lorenzo Velázquez.
SAN AGUSTÍN DE HIPONA, Escritos sobre el matrimonio, traducción de Luis Eguiguren.
SAN ALBERTO MAGNO, Sobre el alma, traducción de Jörg Alejandro Tellkamp.
TOMÁS DE AQUINO, Sobre el gobierno de príncipes, edición preparada por José Luis
Widow.
SAN BUENAVENTURA, Comentario a las Sentencias de Pedro Lombardo, edición prepa-
rada por Juan Cruz Cruz.
ALONSO DE VERACRUZ, Sobre el dominio de los infieles y la guerra justa (1553-54), intro-
ducción y traducción de Claudia López Lomelí.
TOMÁS DE AQUINO, Comentario a la Metafísica de Aristóteles, traducción de Bienve-
nido Turiel y Juan Cruz Cruz.
MIGUEL DE ULZURRUN, Sobre el gobierno del mundo (1525), introducción y traducción
de Ana Azanza.
ANTONIO PONCE DE SANTACRUZ, Sobre la melancolía (1622), traducción de Raúl
Lavalle.

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