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MOVIMIENTOS

ESTUDIANTILES EN LA
ARGENTINA DE LOS AÑOS
OCHENTA: ESTUDIOS DE
CASO Y RECONSIDERACIONES
EN LA AGENDA DE
INVESTIGACIÓN ACTUAL
———————

Artículo por
NICOLAS DIP
Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas
Universidad Nacional de La Plata
La Plata, Buenos Aires, Argentina

LAURA LUCIANI
Centro Latinoamericano de Investigaciones en Historia Oral y Social, Universidad Nacional de Rosario;
Instituto de Investigaciones Sociohistóricas Regionales, Consejo Nacional de Investigaciones
Científicas y Técnicas
Rosario, Santa Fe, Argentina

Movimientos estudiantiles en la Argentina de los años ochenta: estudios de caso y


reconsideraciones en la agenda de investigación actual
Nicolás DIP
Laura LUCIANI
PolHis, Año 15, N° 30, pp. 3- 15
Julio - Diciembre de 2022
ISSN 1853-7723
Introducción a Dossier
Movimientos estudiantiles en la
Argentina de los años ochenta:
estudios de caso y reconsideraciones
en la agenda de investigación actual.
(pp. 3-15)
por Nicolás Dip y Laura Luciani

NICOLÁS DIP
Doctor en historia y licenciado en sociología por la Facultad de Humanidades
y Ciencias de la Educación de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP).
Actualmente es investigador del Consejo Nacional de Investigaciones
El contenido de este artículo se encuentra bajo la licencia de Creative Commons 4.0.

Científicas y Técnicas (CONICET) de Argentina. Dicta clases de grado y


posgrado en la UNLP y en la Universidad Nacional Autónoma de México
(UNAM). Sus líneas de investigaciones están abocadas al estudio
sociopolítico de los movimientos sociales y a la historia reciente de los
movimientos estudiantiles, los intelectuales y las universidades de América
Latina. Se ha desempeñado como becario del Programa de Becas
Postdoctorales en el Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM, y
como becario doctoral y posdoctoral en el CONICET. Es autor del libro Libros
y alpargatas. La peronización de estudiantes, docentes e intelectuales de la
UBA (1966-1974) y director de la colección “Izquierdas de América Latina”
de PROHISTORIA Ediciones. Es miembro fundador y coordinador académico
de la Red de Estudios sobre Conflictos Universitarios y Movimientos
Estudiantiles en América Latina (RECUME).

LAURA LUCIANI
Doctora en Humanidades (mención Historia) por la Facultad de
Humanidades y Artes de la Universidad Nacional de Rosario, Argentina.
Docente de grado en las carreras Antropología, Gestión Cultural e Historia
de la Universidad Nacional de Rosario y de posgrado en la misma
universidad. Becaria posdoctoral de CONICET y directora del Centro
Latinoamericano de Investigaciones en Historia Oral y Social de la
Universidad Nacional de Rosario. Coordinadora de la Diplomatura de
Enseñanza Superior en Historia reciente argentina y Co directora del
Programa de Preservación Documental “La Facultad de Humanidades.
Historia, memoria y política”. Se especializa en estudios de historia reciente
argentina y latinoamericana y especialmente en estudios sobre juventudes y
movimientos estudiantiles. Recientemente ha codirigido la publicación La
Facultad de Filosofía y Letras, de la Universidad Nacional del Litoral a la
Universidad Nacional de Rosario. Estudios para su historia (2021). Es autora
de Juventud en dictadura: representaciones, políticas y experiencias juveniles
en Rosario, 1976-1983 (2017).

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Año 15 - número 30
Julio - Diciembre de 2022
ISSN 1853-7723
Introducción a Dossier
Movimientos estudiantiles en la
Argentina de los años ochenta:
estudios de caso y reconsideraciones
en la agenda de investigación actual.
(pp. 3-15)
por Nicolás Dip y Laura Luciani MOVIMIENTOS ESTUDIANTILES EN LA ARGENTINA DE
LOS AÑOS OCHENTA: ESTUDIOS DE CASO Y
RECONSIDERACIONES EN LA AGENDA DE
INVESTIGACIÓN ACTUAL
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Un sesgo existente en buena parte de la bibliografía sobre los activismos


estudiantiles en la historia reciente de América Latina está relacionado a las
pesquisas analíticas y estudios empíricos excesivamente preocupados por
dinámicas que suceden en las ciudades capitales de cada país. En buena
medida, este panorama reproduce el clásico esquema de “centros” y
“periferias”, donde las “metrópolis” establecen relaciones de dominación y
subordinación que, en ocasiones, son interpeladas con crítica y recelo por
diversos actores locales (Dip y Jung, 2020). Esta óptica conlleva el peligro de
generalizar o extrapolar lógicas que funcionan para movimientos
estudiantiles anclados en ciudades capitales, pero no para otros escenarios
que presentan dinámicas político-educativas diferentes.

En los últimos tiempos, no obstante, existe una expansión de


investigaciones que buscan escapar a ese reduccionismo geográfico desde
dos vías. La primera mediante el abordaje de dimensiones regionales o
transnacionales que indagan en controversias político-educativas más
amplias que circularon por distintos países y/o zonas de América Latina
(Ordorika, 2022; Donoso, 2022; Dip, 2020; Markarian, 2020; Luciani, 2019;
Pensado, 2018; Bonavena y Millán, 2018; Marsiske, 2017).1 La segunda

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1 Las referencias a la bibliografía son meramente ilustrativas. Lejos están estas páginas de pretender
otorgar un panorama exhaustivo y acabado de la totalidad de textos existentes en la región. Por otra

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Introducción a Dossier operación, en cambio, consiste en escudriñar escalas locales donde
Movimientos estudiantiles en la
Argentina de los años ochenta: intervienen sectores del activismo estudiantil que tienen complejas
estudios de caso y reconsideraciones
en la agenda de investigación actual. interacciones con actores radicados en los centros capitalinos (Musotti y
(pp. 3-15)
por Nicolás Dip y Laura Luciani García Niño, 2022; Galaviz Miranda, 2021; Álvarez Gutiérrez, 2020; Cejudo
Ramos, 2020; González Alarcón, 2020; Jung, 2018; Vega, 2015). Ambos
caminos, el de ampliar la óptica a nivel latinoamericano como el de afinar la
mirada hacia esferas particulares, permitieron acrecentar el conocimiento
de casos poco estudiados y generar, a su vez, nuevos interrogantes para
revisar desde otras ópticas a experiencias ya transitadas.
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Junto al reduccionismo geográfico, en la bibliografía de América Latina


también puede observarse el abordaje de temporalidades que parecen
hegemonizar el campo de estudio sobre los activismos estudiantiles, como
los excesivamente adjetivados (ya sea por visiones condenatorias o
celebratorias) años sesenta y setenta. En cierta medida, esto está asociado a
la existencia de “estudios canónicos” realizados por protagonistas de la
época que en la actualidad siguen marcando buena parte de los focos de
análisis e hipótesis de investigación (Zermeño, 1978; Garretón y Martínez,
1985; Sigal, 1991; Terán, 1991; Sarlo, 2001). Como señalan estudios
actuales, el excesivo interés por explicar coyunturas que son consideradas
de profunda “politización” y “radicalización” en el ámbito educativo puede
limitar la pesquisa de movimientos estudiantiles que preceden o son
posteriores a ciertos hitos o décadas “clave”, como los “oficialmente”
reconocidos 68 latinoamericanos (Dip, 2022; Santiago Jiménez y Cejudo
Ramos, 2018). Por esta razón, los esfuerzos por habilitar interrogantes que
expresen la diversidad de temporalidades sobre la activación estudiantil a lo
largo de los siglos XX y XXI son relevantes para redimensionar los procesos
de conflictividad político-educativa, sea a escala local, nacional, regional y/o
trasnacional.

parte, el conocimiento profundo del corpus bibliográfico es una tarea pendiente que sólo puede
realizarse mediante un trabajo de colaboración a nivel latinoamericano.

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Introducción a Dossier En la Argentina, a la par de las apuestas que se vienen realizado por mostrar
Movimientos estudiantiles en la
Argentina de los años ochenta: una cartografía de protesta amplia a partir de casos anclados en diversas
estudios de caso y reconsideraciones
en la agenda de investigación actual. provincias de la nación (Aveiro, 2022; Murri, 2022; Viano y Luciani, 2021;
(pp. 3-15)
por Nicolás Dip y Laura Luciani Millán, 2017; Diburzi y Vega, 2004), asistimos a un creciente interés por
profundizar los estudios sobre movimientos estudiantiles universitarios de la
década del ochenta (Monasterolo, 2020; Manzano, 2018; Cristal y Seia,
2018; Luciani, 2017; Arriondo, 2011; Touza, 2007). Esa mayor atención está
nutrida de múltiples aportes, aunque, desde un panorama general, no
pueden obviarse los cambios acontecidos en el campo de la historia reciente
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argentina al indagar dicho período (Aguila, 2019; Franco, 2018; Franco y


Feld, 2015).2 Definidos inicialmente en las coordenadas sobre la “transición”
o más recientemente con el concepto de “posdictadura”, los análisis sobre
los ochenta están ampliando la comprensión de distintos tópicos: desde el
entendimiento respecto de la salida de la dictadura y la crisis militar, hasta
las acciones de resistencia y movilización que plantearon los primeros
escenarios de conflicto frente al régimen. Además, dichas cuestiones son
abordadas sin dejar de lado las expectativas sociales que se verificaron en
los primeros años del gobierno democrático de Raúl Alfonsín.

Los estudios en torno a la última dictadura argentina aportaron


significativamente al debate sobre las persistencias y transformaciones
entre regímenes autoritarios y democráticos. En este asunto, jugaron un
papel clave las controversias sobre la significación del período militar en su
conjunto como de la coyuntura específica ocurrida entre 1981 y 1983,
donde la cuestión Malvinas es un punto insoslayable. No obstante, todavía
quedan temas pendientes en la discusión sobre los derroteros de esa
década, muchas veces opacada en miradas que enfatizan en la dictadura de
los años setenta o en las políticas neoliberales de los noventa.

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2 Como en los casos anteriores, se resalta esta bibliografía a manera ilustrativa, aunque sobre los años
ochenta se pueden encontrar una variedad más amplia de trabajos.

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Introducción a Dossier Dentro de las vacancias asociadas a los años ochenta merecen una mayor
Movimientos estudiantiles en la
Argentina de los años ochenta: atención los cambios y transformaciones que vivieron las distintas
estudios de caso y reconsideraciones
en la agenda de investigación actual. universidades argentinas, no sólo las más “tradicionales” como Buenos
(pp. 3-15)
por Nicolás Dip y Laura Luciani Aires, La Plata y Córdoba. Especialmente porque para varias casas de
estudio fue decisivo el discurso sobre la recuperación democrática en la
relegitimación de su propio andamiaje político institucional, pero también
en la reconfiguración de un movimiento estudiantil que replanteaba sus
ópticas y prácticas en diversos escenarios locales. En muchas ocasiones, los
activistas estudiantiles lo hacían con escasas o nulas referencias
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generacionales precedentes, debido a la sistemática represión sufrida por


ese sector en los tiempos de dictadura. Aunque no debe presuponerse una
discusión sin referencias previas o grandes debates. Temas transcendentes,
como la herencia de la Reforma Universitaria de 1918 y el propio significado
de democracia, eran discutidos al calor de un escenario vertiginoso y
conflictivo, donde los militantes universitarios pugnaban por reorganizar sus
organismos gremiales y afinar sus posicionamientos frente al escenario
político y educativo.

El presente dossier se propone retomar las discusiones en torno a los años


ochenta mediante cuatro estudios sobre activismos estudiantiles que
escapan al reduccionismo geográfico y temporal que en ocasiones signa a la
literatura especializada en América Latina y en la propia Argentina. De esta
manera, contiene cuatro pesquisas que aportan miradas actualizadas a la
temática a partir de experiencias que ocurrieron en instituciones clave del
sistema de educación superior argentino durante la década del ochenta: la
Universidad Nacional de Rosario, la Universidad Nacional de La Pampa, la
Universidad Nacional de Cuyo y la Universidad Nacional de Mar del Plata.

En este marco, el primer artículo del dossier a cargo de Laura Luciani aborda
al movimiento estudiantil rosarino en la primera mitad de los ochenta, una
etapa signada por la salida de la dictadura y los primeros años del nuevo
escenario democrático. El caso de la Universidad Nacional de Rosario es
paradigmático dado que en ella se realizó la primera elección de centro de

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Introducción a Dossier estudiantes del país a fines del período dictatorial. El trabajo de Luciani
Movimientos estudiantiles en la
Argentina de los años ochenta: analiza la manera en que el activismo universitario de esa ciudad abordó
estudios de caso y reconsideraciones
en la agenda de investigación actual. desde una óptica local demandas clave del movimiento estudiantil argentino
(pp. 3-15)
por Nicolás Dip y Laura Luciani de esa etapa, como sus críticas a las trabas al ingreso a las universidades, su
oposición al arancelamiento del sistema de educación superior y su lucha
por la recuperación de sus instancias de participación política y gremial.
Además, la autora indaga en profundidad la intervención de los militantes
estudiantiles en los debates sobre el perfil que debían seguir la universidad
en particular y el proceso de retorno a la democracia en general.
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El estudio de Elvio Monasterolo, por su parte, reconstruye la experiencia del


movimiento estudiantil de La Pampa en esos mismos años y sus injerencias
en las controversias que pugnaban por orientar el proceso democrático en
ciernes. Para el autor, si bien en la década del ochenta la democracia operó
como contraposición a la dictadura, no debe perderse de vista que sectores
de la militancia estudiantil rechazaron las concepciones que la acotaban a la
idea de representación política propia de la tradición liberal. De esta
manera, la hipótesis central del artículo sostiene que la militancia estudiantil
pampeana de los ochenta hibridó prácticas políticas y restos discursivos de
la cultura de izquierda argentina precedente. En especial, destaca su
recuperación de la idea de “liberación nacional” setentista como una
herramienta para bregar por una concepción de democracia que no quedara
acotada a lo meramente electoral e incorporara otras dimensiones
vinculadas a la militancia política por la igualdad y la justicia social.

El tercer estudio que integra el dossier pertenece a Rodrigo Touza. Esta


pesquisa indaga en las tramas organizativas de la militancia estudiantil de la
Universidad Nacional de Cuyo en los dos primeros años de recuperación
democrática (1983-1984). Un aspecto destacado del artículo consiste en su
capacidad de mostrar lo complejo y conflictivo que fue el proceso de
reconstrucción de las instancias políticas y gremiales en la que participaron
los estudiantes cuyanos. Estas dificultades se debían, en buena medida, a la
existencia de sectores conservadores en el interior de la universidad que se

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Introducción a Dossier habían fortalecido en el período dictatorial y que continuaron interviniendo
Movimientos estudiantiles en la
Argentina de los años ochenta: con un fuerte peso político en el retorno democrático. Por esa razón,
estudios de caso y reconsideraciones
en la agenda de investigación actual. cuando volvieron a implementarse las elecciones de centros de estudiantes
(pp. 3-15)
por Nicolás Dip y Laura Luciani en las distintas facultades, no debe llamar la atención que en varios comicios
resultaran ganadores los grupos que habían respaldado las medidas de
“despolitización” del régimen militar saliente.

El último trabajo escrito por Constanza Castro analiza las formas de


participación política que llevaron adelante algunos sectores del
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estudiantado en la Universidad Nacional de Mar de Plata entre las


movilizaciones por la guerra de Malvinas de 1982 y la asunción del primer
rector electo en la institución en 1986. En especial, el estudio escudriña la
actividad de los militantes marplatenses que integraron la agrupación
universitaria Franja Morada y sus complejas relaciones con la Junta
Coordinadora Nacional inscripta en la Unión Cívica Radical. La preocupación
de la autora es comprender la actuación del sector juvenil universitario del
radicalismo en articulación con la dinámica partidaria local, provincial y
nacional. En esta cuestión, destaca su visión de largo plazo en la cual
reconstruye un proceso de “partidización” de la militancia universitaria
argentina que se retrotrae a mediados de los años sesenta, cuando las
agrupaciones estudiantiles pasaron a identificarse directamente con
referencias partidarias específicas.

Esta introducción y los cuatro artículos que integran el dossier esperan


contribuir a la agenda de investigación actual sobre los movimientos
estudiantiles latinoamericanos. A la vez, buscan generar aportes para (re)
discutir una época del pasado reciente argentino que sin duda va a impulsar
nuevos debates en clave historiográfica y memorialística. El cuarenta
aniversario de la recuperación democrática en Argentina ocupa un lugar
privilegiado en el rescate y el intercambio sobre fechas conmemorativas, en
especial cuando aún se discute socialmente sobre los sentidos y alcances
que la democracia ha dejado en el país y en la región en su conjunto.
Además, en el ámbito universitario también es posible advertir la

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Introducción a Dossier preocupación e interés por reflexionar en torno a la particularidad y los
Movimientos estudiantiles en la
Argentina de los años ochenta: legados de los últimos cuarenta años. En este marco, destacan una serie de
estudios de caso y reconsideraciones
en la agenda de investigación actual. iniciativas que contribuyen a la recuperación de archivos documentales
(pp. 3-15)
por Nicolás Dip y Laura Luciani relevantes para profundizar la investigación en temáticas relacionadas a la
historia de los movimientos estudiantiles.3 Por dichas razones, ya sea en su
faz social más amplia como en su faz universitaria/estudiantil particular,
esperamos que el dossier sea un aporte a las controversias sobre cuatro
décadas que han estado marcadas por una continuidad institucional sin
precedentes, pero a la vez por fuertes tensiones y disputas que siguen
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interpelando al escenario político y educativo en la actualidad.

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3
Estas iniciativas se desarrollan en distintas latitudes del país. A modo referencia y sin pretender un
listado exhaustivo, se puede resaltar: el Programa de Historia y Memoria de la Universidad de Buenos
Aires creado en 2011 y el Museo Histórico de la Universidad Nacional del Litoral, existente desde
2008. De igual modo, destaca la creación del Archivo Histórico de la Universidad Nacional de La Plata
en 2013. Además, no pueden obviarse dos iniciativas más acotadas pero significativas, nacidas en
2016, como el Programa “Historias y Memorias” de la Universidad Nacional de Cuyo, el cual implicó la
construcción de un Centro de Documentación dirigido por María Celina Fares, y el Programa de
Preservación Documental “La Facultad de Humanidades y Artes: Historia, Memoria y Política” de la
Universidad Nacional de Rosario, el cual es coordinado por Cristina Viano y Laura Luciani.

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Zermeño, S. (1978). México: una democracia utópica. El movimiento


estudiantil del 68. México: Siglo XXI.

PolHis 15
Año 15 - número 30
Julio - Diciembre de 2022
ISSN 1853-7723
EL MOVIMIENTO
ESTUDIANTIL EN LA
UNIVERSIDAD
NACIONAL DE ROSARIO
(ARGENTINA) ENTRE
FINALES DE LA
DICTADURA Y LA
PRIMERA GESTIÓN
NORMALIZADORA
———————

Artículo por
LAURA LUCIANI
Centro Latinoamericano de Investigaciones en Historia Oral y Social, Universidad Nacional de Rosario;
Instituto de Investigaciones Sociohistóricas Regionales, Consejo Nacional de Investigaciones
Científicas y Técnicas
Rosario, Santa Fe, Argentina

EL MOVIMIENTO ESTUDIANTIL EN LA UNIVERSIDAD NACIONAL DE ROSARIO (ARGENTINA) ENTRE


FINALES DE LA DICTADURA Y LA PRIMERA GESTIÓN NORMALIZADORA
Laura LUCIANI
PolHis, Año 15, N° 30, pp. 16- 47
Julio - Diciembre de 2022
ISSN 1853-7723
Artículo
El movimiento estudiantil en la
Universidad Nacional de Rosario
(Argentina) entre finales de la
dictadura y la primera gestión
normalizadora. (pp. 16-47)
por Laura Luciani

LAURA LUCIANI

Laura Luciani es doctora en Humanidades (mención Historia) por la Facultad


de Humanidades y Artes de la Universidad Nacional de Rosario, Argentina.
El contenido de este artículo se encuentra bajo la licencia de Creative Commons 4.0.

Docente de grado en las carreras Antropología, Gestión Cultural e Historia


de la Universidad Nacional de Rosario y de posgrado en la misma
universidad. Becaria posdoctoral de CONICET y directora del Centro
Latinoamericano de Investigaciones en Historia Oral y Social de la
Universidad Nacional de Rosario. Coordinadora de la Diplomatura de
Enseñanza Superior en Historia reciente argentina y Co directora del
programa de preservación Documental “La Facultad de Humanidades.
Historia, memoria y política”. Se especializa en historia reciente argentina y
latinoamericana y especialmente en estudios sobre juventudes y
movimientos estudiantiles. Recientemente ha codirigido la publicación “La
Facultad de Filosofía y Letras, de la Universidad Nacional del Litoral a la
Universidad Nacional de Rosario. Estudios para su historia” (2021). Es autora
de Juventud en dictadura: representaciones, políticas y experiencias
juveniles en Rosario, 1976-1983 (2017).
Fecha de recepción:01/08/2022 - Fecha de aceptación:06/12/2022

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Julio - Diciembre de 2022
ISSN 1853-7723
Artículo
El movimiento estudiantil en la
EL MOVIMIENTO ESTUDIANTIL EN LA UNIVERSIDAD
Universidad Nacional de Rosario
(Argentina) entre finales de la
NACIONAL DE ROSARIO (ARGENTINA) ENTRE FINALES
dictadura y la primera gestión
normalizadora. (pp. 16-47) DE LA DICTADURA Y LA PRIMERA GESTIÓN
por Laura Luciani
NORMALIZADORA

Resumen
El artículo explora las dinámicas del movimiento estudiantil en la
Universidad Nacional de Rosario en el contexto de finales de la dictadura,
período en que se configuraron acciones contra la política educativa,
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especialmente la ley 22207, la reactivación de los centros y el cupo


restringido. Si bien el movimiento articuló sus demandas en torno a
consignas que fueron generales a otras universidades, incorporó algunas
problemáticas específicas.
El artículo enfatiza en dos ejes. Por un lado, la conflictiva relación del
movimiento estudiantil con la gestión del rector Humberto Riccomi que
llevó a un proceso de temprana y vivaz agitación política. Por otro lado, los
lazos generados con distintos espacios de la sociedad civil habilitaron un
debate en torno a la universidad y su democratización que trascendió los
claustros.

Palabras Clave
Movimiento estudiantil, Universidad, Rosario, dictadura, democratización.

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ISSN 1853-7723
Artículo
El movimiento estudiantil en la
THE STUDENT MOVEMENT AT THE NATIONAL
Universidad Nacional de Rosario
(Argentina) entre finales de la
UNIVERSITY OF ROSARIO (ARGENTINA) BETWEEN THE
dictadura y la primera gestión
normalizadora. (pp. 16-47) END OF THE DICTATORSHIP AND THE FIRST
por Laura Luciani
NORMALIZING ADMINISTRATION

Abstract
The article explores dynamics of the student movement at the National
University of Rosario at the end of the dictatorship. This period was
characterized by the emergence of actions against the educational policy,
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especially the law 22207, the reactivation of the centers and the restricted
number of places. Although the movement articulated its demands around
slogans that were general to other universities, it incorporated some specific
issues.
The article emphasizes two areas. On the one hand, the problematic
relationship of the student movement with Rector Humberto Riccomi’s
administration, which led to a process of an early and lively political
agitation. On the other hand, the ties, established with different spaces of
civil society, enabled a debate around the university and its democratization
that transcended the cloisters.

Keywords
Student movement, University, Rosario, dictatorship, democratization

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Artículo
El movimiento estudiantil en la
EL MOVIMIENTO ESTUDIANTIL EN LA UNIVERSIDAD
Universidad Nacional de Rosario
(Argentina) entre finales de la
NACIONAL DE ROSARIO (ARGENTINA) ENTRE FINALES
dictadura y la primera gestión
normalizadora. (pp. 16-47) DE LA DICTADURA Y LA PRIMERA GESTIÓN
por Laura Luciani
NORMALIZADORA1

"Alguien miente, o el general Bignone que aspira a ser el último presidente


de un gobierno militar, o las autoridades universitarias que siguen trabando
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la acción de organismos estudiantiles que parecieran querer perpetuar la


universidad del proceso."2 Estas palabras fueron expresadas por el referente
nacional de la Federación Universitaria Argentina (FUA), Roberto Vázquez,
en la reunión plenaria de septiembre de 1982 en Rosario. El objetivo era
visibilizar el movimiento estudiantil, pujar por el reconocimiento de la vida
política del claustro y avanzar en el cuestionamiento a la política educativa
en dictadura. En los términos vertidos, significaba desarticular el "Proceso"
en la universidad.

No era menor ni casual que Rosario fuera sede de ese encuentro. Ese mes se
realizaba en la Universidad Nacional de Rosario (UNR) la primera elección de
centro de estudiantes del país, luego de una sucesión de conflictos que
habían movilizado al estudiantado desde 1981. El artículo se propone
profundizar y analizar ese proceso mediante el cual el movimiento
estudiantil rosarino acumuló experiencia organizativa y articuló su lucha en
torno al cupo restrictivo, el arancelamiento y problemas locales específicos.
Demandas generales al movimiento estudiantil argentino pero que fueron
resignificadas al calor de conflictos situados, permitiendo un proceso de
rápida radicalización y acción estudiantil. Por otra parte, la articulación con

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1Este trabajo recupera parcialmente la ponencia presentada en el congreso internacional “A más de


medio siglo de los movimientos estudiantiles: Reflexiones y propuestas”, agosto de 2022, Puebla,
modalidad virtual.
2 “Hay quienes buscan perpetuar la universidad del Proceso", Rosario, 6 de septiembre de1982.

PolHis 20
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Artículo dinámicas locales planteó una agenda que generó vasos comunicantes con
El movimiento estudiantil en la
Universidad Nacional de Rosario la sociedad rosarina en su conjunto.
(Argentina) entre finales de la
dictadura y la primera gestión
normalizadora. (pp. 16-47)
Los años que median entre la primera protesta pública del estudiantado
por Laura Luciani
rosarino en dictadura y la asunción de la gestión normalizadora de la UNR
fueron intensos, tanto en la gestación del movimiento como en el debate en
torno a la estructura organizativa y académica de la universidad. Ello se
reponía en un marco de discusiones sobre el fin de la dictadura y la
transición democrática alentada por diferentes sujetos sociales. En esa línea,
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es posible pensar que la lucha encabezada por el movimiento estudiantil


transversalizó una polémica más general en torno a la democracia.3 Ese
proceso habilitó canales de comunicación entre ese actor social y la
sociedad rosarina, y permitió un paso más: provocar la renuncia del rector
Humberto Riccomi y su salida anticipada de la casa de estudios.

Si bien la indagación en torno a la activación de la vida estudiantil y la


emergencia del movimiento a finales de la dictadura cuenta ya con análisis
para diferentes casos (Cristal, 2017; Cristal y Seia, 2018; Seia, 2020 y 2021;
Vega, 2022; Monasterolo, 2020) así como para la experiencia local (Águila,
2008; Luciani, 2017), interesa reflexionar sobre algunos aspectos específicos
y comprender cómo esa dinámica rearticuló la experiencia del estudiantado.
Este trabajo focaliza en los matices, tensiones y complejidades de ese
proceso para comprender la temporalidad, temprana, del caso local y sus
singularidades. Un escenario que, aun cuando era parte de dinámicas
globales que estaban viviendo las universidades argentinas, también las
anticipaba y señalaba sus diferencias.

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3 Este trabajo no pretende reponer los diversos análisis en torno a la democracia política y la
transición tal como se ha planteado en ya clásicos trabajos (O’Donnell, Schmitter y Whitehead, 1988;
Garretón, 1997). Interesa, como sugiere Marina Franco, observar el proceso en el cual retorno a la
democracia no es visto como un resultado lineal ni evolutivo (2018, 21 y ss.)

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Artículo El inicio del ciclo de luchas, 1981
El movimiento estudiantil en la
Universidad Nacional de Rosario
(Argentina) entre finales de la
Una situación distintiva de la UNR4 se asentaba en la continuidad de la
dictadura y la primera gestión
normalizadora. (pp. 16-47)
gestión de Humberto Riccomi como interventor durante toda la dictadura.
por Laura Luciani
Dicha permanencia se sostenía en dos planos: las dinámicas de
disciplinamiento y represión, arraigadas en los primeros años de la
dictadura, y una serie de cambios en las segundas líneas de la gestión y en
elencos de decanos que se desencadenaban con las
transformacionesministeriales (Águila, 2014, Luciani, 2017, Grimi, 2021).
El contenido de este artículo se encuentra bajo la licencia de Creative Commons 4.0.

Esta particularidad le permitió a Riccomi presentarse como una figura fuerte


y persistente dentro de la universidad, aun cuando dependía de una de las
carteras que había presentado importantes cambios de gabinete durante el
régimen (Rodríguez, 2015 y 2017).

Tal condición revelaba, hacia inicios de los ochenta, ciertos


resquebrajamientos que permiten definir a estos años como una coyuntura
de apertura, pero todavía incierta (Franco, 2018). La propiciaba un escenario
de modificaciones al interior del régimen. A principios de 1981 el general
Roberto Viola asumió como presidente de facto, en un contexto de fuertes
internas entre las Fuerzas Armadas (Canelo, 2015) y a final del año fue
reemplazado por el general Leopoldo Galtieri. Iniciaba, además, una fase de
crisis económica que pondría a este tema como central en la agenda
política. En otros ámbitos, también, se verificaban cambios. La acción
gremial se revitalizó y la CGT convocó al segundo paro general en dictadura
–el primero había sido en 1979–. Se creó la Multipartidaria que propiciaba,
desde sus prácticas y discursos, la transición a un gobierno democrático.

En política universitaria se definieron transformaciones a partir de la gestión


de Llerena Amadeo. Se promulgó la ley 22207, en el marco de la cual se
destacaban la creación de estatutos, la mayor intervención del Ministerio de
Educación en la designación del personal docente, la realización de
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4La UNR se había creado en 1968, durante la dictadura de Onganía, a partir de las facultades
existentes en la ciudad y que correspondían a la sede local de la Universidad Nacional del Litoral
(UNL).

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Artículo concursos conforme a dicha ley y el arancelamiento de la universidad.5 De
El movimiento estudiantil en la
Universidad Nacional de Rosario todas estas disposiciones, la última fue la que concitó más resistencias.
(Argentina) entre finales de la
dictadura y la primera gestión Rearticuló la demanda estudiantil a nivel general (Seia, 2020), que imprimió
normalizadora. (pp. 16-47)
por Laura Luciani matices y diferencias en cada universidad amplificando, en algunos casos,
los cuestionamientos a la gestión interventora.

En Rosario, los ecos a favor y en contra de la nueva normativa se escucharon


tempranamente, pero fue su implementación en 1981 aquello que congregó
posicionamientos vivaces. En el inicio del ciclo lectivo, el rector Riccomi
sostenía que “será un año pleno de realidades, ya que el principio de
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solidaridad será llevado a su más alta cumbre”. En consonancia con los


argumentos ministeriales, sostuvo que el arancelamiento igualaba
oportunidades y ampliaba el presupuesto.6

En las antípodas de este discurso se encontraba la Federación Universitaria


de Rosario (FUR)7, regional local que, si bien mantuvo su estructura luego
del golpe de estado, lo hizo de manera clandestina.8 Su presidente, elegido
en 1975, era Miguel Zamarini (MNR) quien se mantendría en ese cargo hasta
1983. Según el relato de Ángel Elías, militante de Franja Morada, su
reactivación se produjo hacia 1978:

En la FUR quedó Zamarini (Miguel), él convocaba a las reuniones que la hacíamos en


una farmacia que era del padre o de los padres de un militante del MNR (…). Allí
fuimos diseñando toda una serie de actividades, pero hacíamos picnics o peñas que

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5Biblioteca Nacional de Maestras y Maestros, Ley 22207, Poder Ejecutivo Nacional sobre
Universidades Nacionales, abril de 1980. Recuperado de
http://www.bnm.me.gov.ar/giga1/documentos/EL005481.pdf.
6"Riccomi inauguró el ciclo lectivo 1981 con un discurso transmitido por radio y TV", La Capital, 25 de
marzo de 1980.
7 Hacia la segunda década del siglo XX se creó la primera FUR que nucleaba a estudiantes de las
facultades dependientes de la UNL, si bien no existen datos certeros sobre cómo funcionaba y cuándo
dejó de constituirse en referencia de organización local. Sin embargo, suele tomarse como punto de
partida de la actual federación su reconfiguración en 1973. En esta etapa tuvo un significativo impulso
desde la agrupación Movimiento Nacional Reformista (MNR) brazo juvenil del Partido Socialista
Popular (PSP). Vale recordar la dilatada trayectoria de la agrupación juvenil en las facultades más
numerosas de Rosario como Medicina y Derecho, ello le permitió hegemonizar la federación durante
los años setenta. Sobre el MNR y su vínculo con el PSP puede consultarse Suarez, 2021.
8 Respecto de la reactivación de actividades, Natalia Vega sostiene algo similar para el caso de la UNL
(2022).

PolHis 23
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Artículo eran en realidad una manera de reunirnos, de discutir política y de generar algunas
El movimiento estudiantil en la
acciones, ya para el 78/79 la FUR tenía un funcionamiento en donde en casi todas las
Universidad Nacional de Rosario
(Argentina) entre finales de la facultades había centros funcionando (citado en Galassi, 2020 p. 34).
dictadura y la primera gestión
normalizadora. (pp. 16-47)
por Laura Luciani

El escenario que se abrió en 1981 revelaba notorias diferencias con esos


años de reorganización. La lucha contra el arancelamiento planteó la
exposición pública de las demandas y el desafío de concretar lazos con otros
espacios. Mientras el rectorado esgrimía los argumentos para sostener el
arancelamiento, referentes de la FUR y padres de aspirantes se acercaron a
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un semanario local a cuestionar la medida. Sostuvieron: “Si seguimos así, a


corto plazo va a ser el estudiante y su familia los que mantengan la
Universidad como si esta fuera privada y no estatal.”9 La FUR anudaba esa
demanda a la oposición a los cursillos de ingreso y el cupo, considerando
que ambos eran “vallas” entre los estudios secundarios y universitarios.10

La presentación de documentos, participación en conferencias y encuentros


–como la mesa del Congreso Nacional de Educación–, la instalación del tema
en la prensa local, fueron algunas de las primeras estrategias desplegadas
por la FUR en consonancia con la FUA. En esa tarea estuvo acompañada por
agrupaciones estudiantiles que retomaban sus actividades públicas y por
otros espacios de la sociedad civil. La Agrupación Rosarina de Unidad
Estudiantil (ARUE) vinculada al PC, las Juventudes Universitarias Socialistas,
centros de estudiantes de las diversas facultades –que habían sobrevivido
como estructura– y asambleas estudiantiles, agitaron los claustros.11 Por
fuera de la universidad, la Comisión Permanente de Educación (COPEDE)

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9 "Opinan padres de aspirantes a la universidad", semanario Rosario, 15 -21 de marzo de 1981.


10 Fundación Pluma. Declaración de la FUR en defensa de las posibilidades educativas y por el ingreso
irrestricto, febrero de 1981. Recuperado de
http://www.fundacionpluma.info:8080/xmlui/handle/123456789/7095
11 "Oposición al arancel universitario exponen", La Capital, 7 de julio de1981. "Expresan oposición al

arancel", La Capital, 17 de julio de 1981.

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Artículo filial Rosario acompañó y reafirmó su compromiso con el ingreso libre y
El movimiento estudiantil en la
Universidad Nacional de Rosario contra el arancelamiento.12
(Argentina) entre finales de la
dictadura y la primera gestión
normalizadora. (pp. 16-47)
A mediados de año, con las chequeras en circulación, los pronunciamientos
por Laura Luciani
contra el arancelamiento cobraron otra dimensión. En julio, actos de
protesta callejera se sumaron a las declaraciones. El día 8 se produjo el
primero que concentró a casi dos centenas de estudiantes.13 Frente a una
emisora radial y el diario de mayor tirada, La Capital, el cuerpo de
universitarios se expresó en disconformidad con la medida y sostuvo que el
Estado “tiene la obligación de garantizar la educación de todos los sectores
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de la sociedad.” En el relato periodístico se refrendaba que era una acción


sin partidismo político y que se “manifestaron en todo momento con
corrección y sin estridencias”.14

Diez días después la FUR se movilizó frente a rectorado con el objetivo de


hacer entrega al ministro Carlos Burundarena de un documento con 3500
firmas. El acto no se concretó ya que “fueron invitados por efectivos
policiales allí destacados, a desconcentrar (sic)”.15 Nuevamente, como en la
ocasión anterior, se dirigieron hacia las instalaciones de La Capital donde
expresaron su cuestionamiento a la política universitaria.16 El documento
presentado públicamente discutía los argumentos de rectorado en torno al
carácter solidario del arancel y lo consideraba un escaso paliativo frente al
achicamiento del presupuesto. Por último, exhortaba a no pagar como

---------------------------------------------------------

12
COPEDE se creó en 1980, poco después del cierre de la Universidad de Luján, de la mano de Emilio
Mignone y Alfredo Bravo.
13En ese año la UNR contaba con 18340 estudiantes, concentrados fundamentalmente en Medicina,
Económicas y Derecho. Datos estadísticos carreras de pregrado y grado, Dirección de Estadística
Universitaria, Universidad Nacional de Rosario. Recuperado de https://estadistica-
unr.shinyapps.io/series/ La cantidad de estudiantes se mantendrían más o menos estables hasta
1984, cuando aumentó un cuarenta por ciento. De allí en más tendría un sostenido crecimiento.
14"Hubo protesta por los aranceles", La Capital, 8 de julio de1981. El diario consigna la participación
de 180 estudiantes.
15 "Reclamo estudiantil por los arancelamientos", La Capital, 18 de julio de 1981.
16Prensa militante consigna la participación de 300 jóvenes. "Una convocatoria para luchar", Opción,
30 de agosto de 1981.

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Artículo expresión de repudio,17 en consonancia con los planteos de la FUA (Seia,
El movimiento estudiantil en la
Universidad Nacional de Rosario 2020, p. 13)
(Argentina) entre finales de la
dictadura y la primera gestión
normalizadora. (pp. 16-47)
Los sucesos de julio merecen un tratamiento específico. En primer lugar,
por Laura Luciani
porque se verifica el crecimiento de posiciones contra la ley 22207 y en
particular el arancelamiento. Una activación que se fue gestando en la
primera mitad del año en asambleas y reuniones de centros de estudiantes
y tibiamente fuera de la universidad. Se trató de un proceso que marcó la
tónica de las acciones de la FUR en esos días de invierno, tanto en el
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carácter más contundente del documento, el no pago, como en las acciones


públicas. Ambas protestas culminaron frente al edificio donde se imprimía el
periódico más leído de la ciudad.18

Aun cuando no es el objetivo central de este artículo analizar el modo en


que la prensa cubrió la acción estudiantil, nos detendremos brevemente en
ello. Ambas notas periodísticas hacen referencia a la situación en términos
de demanda pacífica, apolítica y de forma ordenada, enfatizando la acción
estudiantil por sobre el control policial. A ello se suma que incluyeron fotos,
las primeras que se registraron en un diario de la ciudad sobre este tema.

---------------------------------------------------------

17 "La FUR dio un comunicado", La Capital, 19 de julio de1981. A diferencia de la UBA donde Seia
(2020) plantea que las agrupaciones efectivizaron el no pago mediante los resquicios que habilitaba
la norma, las exenciones, en Rosario esta no parece haber sido una estrategia utilizada, aún cuando
muchos se acogieron individualmente a esa condonación.
18 El diario La Capital fue uno de los medios que colaboró en la construcción de consenso y apoyo a la

dictadura militar (Luciani, 2014)

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El movimiento estudiantil en la
Universidad Nacional de Rosario
(Argentina) entre finales de la
dictadura y la primera gestión
normalizadora. (pp. 16-47)
por Laura Luciani
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Los jóvenes que ayer se concentraron frente a La Capital (Hubo una protesta por
los aranceles. 8de julio de 1981) Archivo Diario La Capital, Rosario.

El grupo de universitarios frente a La Capital. (Reclamo estudiantil por los


arancelamientos. 18 de julio de 1981) Archivo Diario La Capital, Rosario.

Un recorrido por la prensa local en dictadura permite advertir que no era


habitual, al menos hasta entonces, que el diario validara noticias de este
tipo con fotografías.19 En este caso, quizás porque ambas acciones se

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19Si bien no existe un trabajo minucioso sobre la fotografía en la prensa local, es posible señalar que
las únicas imágenes de la universidad en dictadura, previas a este momento, refieren a actos de
autoridades.

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Artículo trasladaron frente al edificio de La Capital, las fotos tuvieron otras actrices y
El movimiento estudiantil en la
Universidad Nacional de Rosario actores. No obstante, la decisión de incluirlas en la edición supone otras
(Argentina) entre finales de la
dictadura y la primera gestión consideraciones. Situar en imágenes a las y los estudiantes establece una
normalizadora. (pp. 16-47)
por Laura Luciani diferencia con el resto de las noticias publicadas hasta el momento, incluía
el retrato y la voz de manifestantes e incluso connotaba cierta carga positiva
sobre el suceso. Cora Gamarnik plantea que, para 1981, es posible advertir
en algunos medios de prensa cierta expresión, tibia, de descontento y ello
se verificó en la cobertura de manifestaciones, donde la fotografía cumplió
un rol fundamental (2011, pp. 7 y ss.). Ese pareciera ser el sentido
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expresado por el medio rosarino, ya que estas y sucesivas notas tuvieron un


papel central en la difusión de las problemáticas del estudiantado y
refrendaron un discurso que, si bien no era de apoyo explícito, tampoco era
crítico a las movilizaciones.20

Retomando las acciones realizadas por la FUR, cabe aclarar que el no pago
de los aranceles fue una consigna que duró apenas mes y medio. Cuando
rectorado anunció sanciones para quienes no abonaran, la FUR revisó su
posicionamiento. En septiembre se realizó una conferencia de prensa donde
Zamarini reivindicó la acción desplegada. Según consignaba, la medida de no
pago había tenido un alto acatamiento al punto que “obligó a las
autoridades... a postergar la fecha de vencimiento de la primera cuota y,
ahora, a conminar masivamente al pago”. Sostenía que había sido exitosa:
“la FUR puede señalar con orgullo que sus integrantes han triunfado. Los
estudiantes rosarinos, en su firme actitud de resistencia al arancel han
señalado un camino como abanderados de los ideales de educación de la
justicia y el progreso”.21 El discurso culminaba con el llamado al pago bajo
protesta.22

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20 Un recorrido por la prensa permite ponderar que durante 1982 y 1983 tanto el diario La Capital

como el semanario, y posterior diario, Rosario cubrieron noticias vinculadas a la situación estudiantil y
en algunas temáticas –elecciones, movilizaciones y huelga de hambre- incorporaron un significativo
número de fotos. Los sentidos de esta cobertura no son objeto de análisis en este trabajo.
21Archivo personal Fernando Correa. FUR, los estudiantes contra el arancel. Documento de la FUR,
1981. Dicha conferencia fue acompañada por referentes políticos de los diversos partidos Partido
Socialista Argentino, Partido Socialista Popular, Unión Cívica Radical, el Partido Comunista y
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Artículo Es posible pensar que el cambio en la definición estuvo supeditado a las
El movimiento estudiantil en la
Universidad Nacional de Rosario presiones ejercidas desde las autoridades universitarias, aunado a una
(Argentina) entre finales de la
dictadura y la primera gestión experiencia de movilización que había tenido un ascenso rápido, breve e
normalizadora. (pp. 16-47)
por Laura Luciani impedía medir la capacidad de fuerza de la FUR en ese contexto aún
represivo. La decisión recayó sobre todas las fuerzas representadas pero con
mayor magnitud en el MNR que la conducía. Así el pago bajo protesta se
convirtió en la consigna oficial que se mantuvo al menos hasta 1983, cuando
las condiciones hicieron posible asumir otra estrategia. En ese año, el centro
de estudiantes de Ciencia Política y Comunicación Social habilitó urnas de
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retención para la “entrega de chequeras”.23 Medidas similares parecen


haberse desarrollado en otras instituciones.

No obstante, las memorias de las y los entrevistados ocluyen tanto esa


temporalidad como las variantes que se desplegaron, persistiendo una
imagen: “nadie pagó”, cuestión que al menos requiere una periodización
que involucre las diferentes estrategias que se sostuvieron. El otro recuerdo
recurrente remite a las “fogatas” donde se habrían quemado los talonarios
para el pago, modo de protesta que se verifica en la UBA (Seia, 2020), pero
no pareciera tener la misma significación en Rosario. Gustavo Brufman
relata:

Yo fui parte en la Facultad de Ingeniería entre el ‘82 y el ’83 en las primeras


asambleas contra los aranceles, donde convocábamos a los estudiantes a recoger las
chequeras de aranceles para hacer una gran fogata… en realidad se debatían entre
pagar y no pagar.24

representantes de otras fuerzas políticas y sindicales. Ver "La FUR invitó a pagar el arancel
universitario", La Capital, 2 de agosto de 1981.
22Más allá del discurso de la FUR es posible pensar que el no pago no fue una medida que atrajo a la
mayoría del estudiantado. Pedro Pavicich señala que en ese contexto “la participación era
recortada”, citado en Galassi (2020, p 61)
23Archivo personal de Pedro Pavicich. Boletín del centro de estudiantes, Secretaría de Prensa, 1, s/f,
1983. Agradezco su predisposición para la entrevista y para facilitar la documentación.
24 Gustavo Brufman, entrevista realizada por la autora, abril de 2011. Docente, militante de la FJC

desde los quince años. En 1982 inició sus estudios universitarios en Ingeniería luego pasaría a
Humanidades y Artes donde fue presidente de centro de estudiantes.

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Artículo Laura Ferrer Varela, estudiante de ingeniería, asegura que la quema fue en
El movimiento estudiantil en la
Universidad Nacional de Rosario el mástil de La Siberia.25 De igual modo esta evocaciónes común a
(Argentina) entre finales de la
dictadura y la primera gestión experiencias de jóvenesen Humanidades y Artes donde también se habría
normalizadora. (pp. 16-47)
por Laura Luciani realizado un acto similar, pero ante la pregunta sobre dónde se quemaron
las chequeras, la rememoraciónes menos definida, fue el hall o el patio de la
facultad.26 Lejos de menoscabar esas memorias, o pretender chequear su
veracidad, es importante recuperarlas impregnadas de su carga simbólica. El
recuerdo en torno a la lucha contra el arancelamiento constituye un
momento bisagra en la movilización estudiantil rosarina que tuvo diferentes
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momentos. Fue la primera demanda que convocó documentos, firmas,


declaraciones, salir a la calle nuevamente, la concentración frente a
rectorado. En ese sentido, condensó en un momento – la quema de las
chequeras–, y en una acción – el no pago– la memoria de un proceso que
tuvo una cierta permanencia, pero también tensiones y cambios.

Las primeras elecciones del país, la renovación de centros de estudiantes


en la UNR

Es posible pensar que la lucha contra el arancelamiento cedió hacia otras


demandas, entre ellas, la renovación de centros de estudiantes, proceso que
comenzó a plantearse hacia mediados de 1982 y se concretó unos meses
después. Pero el escenario era otro, el de la Guerra de Malvinas y la
posterior derrota, que constituyeron un punto de inflexión, tanto en las
condiciones internas del régimen como en las dinámicas sociales (Lorenz,
2006; Rodríguez, 2022). Entre abril y junio las agrupaciones estudiantiles y
federaciones gestaron acciones públicas en apoyo a los soldados y, en ese
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25Laura Ferrer Varela, entrevista realizada por la autora (no grabada), julio de 2022. Laura fue
militante de la UES y la JUP, en dictadura fue presa política. Retomó sus estudios a inicios de los
ochenta y participó del conflicto inicialmente como estudiante independiente y luego cercana al
Partido Intransigente. La Siberia es como se conoce al Centro universitario Rosario.
26Han sido varias las entrevistas y charlas informales en las que se ha preguntado sobre el tema.
Específicamente se consultó si estuvo presente y dónde se produjo el acto. Las y los entrevistados no
recuerdan participar del evento. En un proyecto audiovisual sobre la historia de la FUR se menciona
como posibilidad la plaza 25 de Mayo. Ello es menos probable y es posible pensar que en este caso se
entrecruzan los recuerdos en torno a las movilizaciones realizadas desde la FUR. Presentación del
Proyecto de investigación Furia democrática, 2021, https://www.youtube.com/watch?v=7UJFAt-
y0lU&t=2188s

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Artículo proceso, se visibilizaron. Festivales, colectas, donación de sangre fueron
El movimiento estudiantil en la
Universidad Nacional de Rosario algunas de las iniciativas planteadas (Águila, 2008; Luciani, 2017). Con la
(Argentina) entre finales de la
dictadura y la primera gestión derrota, la posibilidad mucho más cercana, aunque también endeble e
normalizadora. (pp. 16-47)
por Laura Luciani incierta, de la apertura democrática, se sostuvo dentro y fuera del
movimiento estudiantil y repuso los lazos con los partidos políticos, la
Multipartidaria y el Movimiento de Juventudes Políticas, habilitando rasgos
distintivos de la militancia juvenil en los primeros ochenta (Blanco y
Vommaro, 2017; Vázquez y Larrondo, 2020). De allí que muchas de las
iniciativas desplegadas en la universidad estuvieran definidas en claves más
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generales.

En ese gran marco se gestaron los primeros espacios para debatir sobre los
centros de estudiantes. En septiembre, Rosario se convirtió en el escenario
de los primeros comicios universitarios de todo el país: Derecho primero,
Ciencia Política y Comunicación Social, Medicina e Ingeniería después. Si
bien pueden inscribirse en un proceso general, para comprender por qué
fueron puntales en ese camino es necesario volver a la trama local.
Recordemos que a principios de 1982 Riccomi fue ratificado por tres años.
Siguiendo la tónica de toda su gestión planteó una serie de modificaciones.
Las dos más importantes se sucedieron entre mayo y junio. Por un lado, la
reforma del plan de estudios de la carrera de Ingeniería, que se sumaba a la
reestructuración emprendida el año anterior.27 Por otro, una pretendida
fusión de las Facultades de Derecho y Ciencia Política que convivían en un
mismo edificio. Ambas medidas fueron resistidas por estudiantes y
acompañadas por diferentes sectores de la sociedad. A los pocos días el
rectorado rectificó la medida.

El fin del conflicto, lejos de apaciguar los ánimos, abrió el debate respecto a
la recuperación los centros de estudiantes como herramienta de lucha, una
demanda común que confrontaba lecturas. Un volante de la Juventud

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27 Por medio de la resolución 333/1981 las escuelas de Matemáticas y Física de la Facultad de Ciencias

Exactas e Ingeniería pasaron a la órbita de la recién creada Facultad de Ciencias Básicas (otrora de
Ciencias Bioquímicas y Farmacéuticas)

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Artículo Universitaria Socialista Argentina (JUSA) que circulaba en torno a este
El movimiento estudiantil en la
Universidad Nacional de Rosario conflicto planteaba que “el centro es de todos los estudiantes al margen de
(Argentina) entre finales de la
dictadura y la primera gestión quienes sean sus actuales autoridades”, reclamando la unidad en la lucha.28
normalizadora. (pp. 16-47)
por Laura Luciani En la puja por la dirección del movimiento, un eje de discusión refería a la
legitimidad de la federación y los dirigentes de centros elegidos en 1975, así
como la necesidad de renovarlos.29 Para quienes ostentaban lugares de
dirigencia, se promovía el sostenimiento de la estructura de centros
constituida previa al golpe hasta la renovación completa de representantes.
Otras agrupaciones alentaron la creación de las comisiones pro centro y
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cuerpos de delegados a fin de ampliar el debate. En un informe del PST/MAS


se señalaba que:

En Derecho se conformó el cuerpo de delegados de 106 estudiantes que funcionó


semanalmente el mes del conflicto. Este cuerpo votó elecciones de centro a dos
meses para renovar autoridades (MNR)… el sentimiento de los estudiantes
independientes era de mucha bronca contra el centro por frenador. 30

Se destacaba la crítica al MNR por su moderada actuación en el conflicto y el


descontento que se tradujo en una asamblea que convocó a las elecciones.
En Ciencia Política y Comunicación Social, la definición de las elecciones
articuló una dinámica mixta, siguió funcionando el centro de estudiantes a la
par de un cuerpo de delegados. En julio, ambas instancias de organización
estudiantil acordaron: “Que era necesario elaborar un reglamento
provisorio que establezca el sistema de elección de las nuevas autoridades

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28 Fundación Pluma. Unidad y Movilización: única garantía, Volante de la JUSA Rosario, 1982.

Recuperado de http://www.fundacionpluma.info:8080/xmlui/handle/123456789/11669 La JUSA era


el referente universitario del Partido Socialista de los Trabajadores/Movimiento al Socialismo.
29La dinámica de los centros estudiantiles varió en cada caso. Aquellas que estaban en manos de la
Juventud Universitaria Peronista habían sido desmanteladas con el inicio de la dictadura, en general
hacia 1982 se instalaron comisiones pro-centro o cuerpos de delegados. Aquellas cuyas referencias
eran agrupaciones estudiantiles de partido no ilegalizado, el caso del MNR, mantuvieron cierta
pervivencia.
30 Fundación Pluma. Minuta sobre Rosario, 17 de junio de1982. Recuperado de:

http://www.fundacionpluma.info:8080/xmlui/handle/123456789/10667

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Artículo del Centro y regule el funcionamiento de las Asambleas hasta tanto se
El movimiento estudiantil en la
Universidad Nacional de Rosario promulgue el estatuto definitivo.”31
(Argentina) entre finales de la
dictadura y la primera gestión
normalizadora. (pp. 16-47)
Las experiencias que habilitaron la renovación del centro de estudiantes
por Laura Luciani
difirieron en cada caso, pero tuvieron un eje común, la realización de
asambleas y reuniones. En algunas facultades se vieron condicionadas. En
Arquitectura, la asamblea para elección de delegados fue impedida por el
decano Arq. Hugo Caggiano quien esgrimió la ley 22207 y alegó: “si se
quedan sentados aquí traemos mangueras y los mojamos, o si se quedan a
hablar conectamos altoparlantes con música a todo volumen.”32 En
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Humanidades y Artes, la decana Nancy Piero de Warr había aplicado una


sanción a tres estudiantes, dos mujeres y un varón, militantes de
agrupaciones de izquierda (MAS, PC y PCR), por actividades consideradas
“como agitación de carácter político, partidario y gremial.”33 A principios de
septiembre, se convocó a una protesta de repudio en el hall. La decisión de
cerrar las puertas con estudiantes dentro amplificó la acción. La FUR y
representantes de otros centros se solidarizaron y marcharon juntos (unos
400 estudiantes) hacia la sede local de la Multipartidaria.34 El cuerpo de
delegados, experiencia de organización que surgió en esa coyuntura, ocupó
un lugar central en la visibilización de las demandas y el conflicto que
continuó posteriormente (Aguila, 2000, p. 193).

En paralelo, se realizaban los primeros comicios en otras facultades y


centenares de jóvenes votaron por primera vez. A finales de setiembre
fueron las elecciones en Derecho y si bien no estaban autorizadas tampoco
fueron prohibidas, presentándose siete listas. La lista Mariano Moreno
(MNR) y la lista de Franja Morada no conformaron frentes. Sí lo hicieron
otras, como la lista Naranja que incorporaba sectores de la Juventud
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31Archivo Personal de Pedro Pavicih. Reglamento provisorio del centro de estudiantes de Ciencia
Política y Comunicación Social, julio de 1982.
32 "Asambleas, un problema", Rosario, 16 de septiembre de 1982.
33Facultad de Humanidades y Artes, UNR. Resolución 186/82, libro de resoluciones, 1982. . La
sanción fue anulada poco tiempo después.
34 "Movilización estudiantil en la zona céntrica", Rosario, 1 de septiembre de 1982.

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Artículo Universitaria Intransigente, ARUE-MOR e independientes. También se
El movimiento estudiantil en la
Universidad Nacional de Rosario encontraba el Frente Universitario Justicialista; la lista Estudiantes de
(Argentina) entre finales de la
dictadura y la primera gestión Derecho Independientes, la Unión Nacional de Estudiantes y Lista Patriótica.
normalizadora. (pp. 16-47)
por Laura Luciani La convocatoria fue significativa y de 1.500 personas habilitadas votaron
poco más de 1.000, duplicando las estimaciones estudiantiles.35 Las
elecciones dieron como ganadora a la lista independiente36 que se
presentaba como apolítica, aunque era identificada por otras como una
agrupación cercana a los posicionamientos de derecha, tal como ocurrió en
la UBA (Seia, 2021). Sus integrantes sostenían que: “dentro de este
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movimiento si bien existen algunos miembros con definiciones políticas, la


característica fundamental radica en que el centro o sus miembros… no
podrán… efectuar ningún tipo de política partidista.”37

Al mes siguiente, y casi en simultáneo, se concretaron los comicios


estudiantiles en las Facultades de Medicina, Ingeniería y Ciencias Exactas, así
como en Ciencia Política y Comunicación Social, no exentos de desafíos,
como por ejemplo, la ausencia de padrones oficiales. Las elecciones
permitieron registrar la activa participación estudiantil, la existencia de al
menos cuatro listas en cada caso, entre ellas de independientes cercanos a
posiciones de derecha o como las definían en aquel entonces
“reaccionarias”.38 Se verificó además que el MNR perdió presencia,
probablemente fruto de sus posiciones moderadas en los conflictos. En tres
de cuatro facultades Franja Morada consolidaba su lugar, incluso días antes
de que las elecciones nacionales dieran como ganadora a la fórmula Raúl
Alfonsín-Víctor Martínez.39

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35 "Elecciones en derecho: se realizó el escrutinio", Rosario, 1 de octubre de 1982.


36 EDI obtuvo 303 votos, Franja Morada 211, Mariano Moreno 194, FUJ 108, lista Naranja 84, UNE 60 y
Lista patriótica, 29.
37 "La lista EDI resultó ganadora", Rosario, 2 de octubre de 1982.
38Pedro Pavicich, entrevistado por la autora, julio 2022. Pedro fue estudiante de Ciencia Política
ingresante en 1980 y militante del MNR. Fue miembro del centro de estudiantes y presidente de la
FUR entre 1986 y 1988.
39
En el caso de Derecho Franja obtuvo la presidencia al año siguiente. En Agrarias, Odontología y
Humanidades y Artes se realizaron comicios por primera vez en 1983, en ellas ganó la lista del Partido
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Artículo Mas allá de los resultados, la creación de cuerpos de delegados y la práctica
El movimiento estudiantil en la
Universidad Nacional de Rosario asamblearia cumplieron otro papel, hicieron a las y los estudiantes
(Argentina) entre finales de la
dictadura y la primera gestión plenamente conscientes que su experiencia universitaria se anudaba a un
normalizadora. (pp. 16-47)
por Laura Luciani escenario más amplio de democratización. En un volante de la agrupación
Mariano Moreno de Ciencia Política se planteaba: “El centro de estudiantes
es un organismo democrático que puede tener diferentes conducciones,
debido a que no todos pensamos igual, a que no todos queremos lo mismo
para la universidad.”40 Expresiones similares esgrimieron estudiantes de
Derecho que entendían que los comicios se relacionaban “con la necesaria
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participación de los jóvenes en la vida nacional en el marco de las libertades


democráticas”.41 El plenario de la FUA de septiembre de 1982, aquel donde
se demandaba la democratización de la universidad en el marco de la
transición, reponía una lectura acorde a los debates que se planteaban en
torno a la agenda política del país.42 Gabriel Riestra, quien participara del
centro de estudiantes de Humanidades y Artes desde 1984, recuerda que
ese mismo clima se vivía durante los primeros meses de gobierno
democrático:

el tema era profundizar la democratización de la facultad y de la universidad …


Discutir con las nuevas autoridades qué hacemos con las carreras, qué hacemos con
los docentes, cómo resolvemos estos problemas, a dónde íbamos con los
concursos.43

Algunas investigaciones enfatizan en el cambio generacional como un factor


que modificó las prácticas político-partidarias y sostuvo una “nueva manera
de militar asociada con el valor de la democracia” (Vázquez y Larrondo,
2020, p. 95). Ese recambio debe tenerse en cuenta especialmente en la

Intransigente. En Humanidades, durante la década del ochenta, la presidencia del centro de estudiantes
quedaría en manos de agrupaciones o frentes de izquierda.
40 Archivo personal Pedro Pavicich. Volante de la agrupación Mariano Moreno, 1982.
41 “Asamblea Estudiantil en la Facultad de Derecho”, Rosario, 3 de septiembre de 1982.
42Lejos de plantear aquí el concepto de transición en términos analíticos, se lo resitúacomo categoría
nativa, resignificada en esa coyuntura (Lesgart, 2002).
43Gabriel Riestra, entrevista realizada por Cristina Viano y la autora, abril de 2022. Fue estudiante de
Psicología, ingresó en 1983, militante de la FJC, fue dirigente del centro de estudiantes y participó en el
proceso de normalización de la Facultad de Humanidades y Artes.

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Artículo militancia universitaria de los primeros ochenta. Sin embargo, es necesario
El movimiento estudiantil en la
Universidad Nacional de Rosario recordar, como sostiene para el caso pampeano Elvio Monasterolo, que “los
(Argentina) entre finales de la
dictadura y la primera gestión y las estudiantes disponían de marcos de sentidos ambiguos respecto de la
normalizadora. (pp. 16-47)
por Laura Luciani democracia como sistema político” (2020, p. 65). A su vez, Cristal ha
planteado que las prácticas políticas de la mayoría de las agrupaciones
estudiantiles de la UBA colaboraron en afianzar un nuevo “ideal
democrático” (2017, p. 12). Es posible pensar que, más que un modelo o
valor especifico de democracia, lo que allí estaba en juego era la
configuración de dinámicas entendidas en clave democrática, redefinidas al
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calor de los acontecimientos en modo diverso y reponiendo tradiciones y


anclajes políticos disímiles para las nuevas generaciones.

Del cupo restringido a la renuncia (obligada) de Riccomi

Otra de las demandas centrales del movimiento estudiantil fue contra el


cupo restringido. Desde 1977 la UNR lo establecía dejando fuera a gran
cantidad de jóvenes que aprobaban exámenes de ingreso. Las y los
estudiantes apelaron a diversas estrategias, individuales –la revisión de
situaciones, acceder a carreras de menor demanda– o colectivas. La FUR
potenció diferentes acciones, la realización de cursillos gratuitos de
acompañamiento y el reclamo por el fin del ingreso restringido. Los cursillos
tenían un horizonte práctico e inmediato, aunque aclaraban que “no
constituyen en modo alguno la aceptación del sistema de ingreso.”44 La
demanda se reactivaba año a año. En los primeros meses se solicitaba el fin
del cupo restringido y cuando esto era desoído, se presionaba por la
ampliación de ingresantes.

En 1983 esta consigna ocupó un lugar central. En febrero se realizó una gran
marcha organizada por la FUR y la recientemente creada Comisión de
Ingresantes. La movilización recorrió desde la plaza 25 de Mayo hasta sede
de rectorado con el lema “queremos estudiar”, en ella se sostuvo que los
exámenes eran irracionales, injustos y elitistas. Al finalizar, una delegación
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44 "FUR no a la política de ingreso", Rosario, 12 de febrero de 1983.

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Artículo de representantes ingresó a rectorado y entregó a autoridades un petitorio
El movimiento estudiantil en la
Universidad Nacional de Rosario donde se demandaba: ingreso a quienes aprobaban con 40 puntos, fin de
(Argentina) entre finales de la
dictadura y la primera gestión los cupos y la postergación del examen de ese año.45 En semanas siguientes
normalizadora. (pp. 16-47)
por Laura Luciani se sucedieron marchas similares reclamando una respuesta.

Las manifestaciones tuvieron, desde principios de año, el acompañamiento


de diferentes organizaciones sociales y políticas. La COPEDE, partidos
políticos, la CGT (calle Italia) y su referente local, Hugo Ortolan, 46 la Comisión
de padres de ingresantes, la Comisión de padres del colegio preuniversitario
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Instituto Politécnico, la Coordinadora de estudiantes secundarios, la


Asamblea Permanente de Derechos Humanos y el Centro de ex
combatientes de Malvinas, fueron los primeros. Rectorado osciló en su
actitud y pasó de considerar que el pedido excedía sus funciones a aplazar el
examen y flexibilizar los cupos de algunas carreras, ampliándolo en algunos
casos –como Medicina–, incorporando al total de quienes habían aprobado,
en otro –Humanidades y Artes–.

Esta política de las autoridades no segmentó la demanda, especialmente


porque no se contemplaban modificaciones sustanciales en las más
numerosas, Derecho y Medicina. La situación adquirió otras proporciones a
mediados de septiembre cuando un grupo de jóvenes no ingresantes que
cursaban como oyentes en Medicina, Derecho y Odontología inició una
huelga de hambre. La medida fue alentada y acompañada por la FUR y las
diferentes fuerzas políticas, especialmente la FJC y Franja Morada.47 Sergio
Montserrat, quien fuera uno de los huelguistas y propiciador de la medida,
recuerda que la “surge a partir de que en Córdoba los estudiantes hacen una

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45"Movilización de ingresantes", Rosario, 25 de febrero de 1983. "Movilización de estudiantes",


Rosario, 27 de marzo de 1983.
46 Hacia finales de 1981 el sindicalismo local se reorganizó en "confrontacionistas" y "dialoguistas",
siguiendo las divisiones existentes a nivel nacional. La CGT ubicada en calle Italia se alineaba con el ala
confrontacionista liderada por Saúl Ubaldini. (López, 2018).
47Para Gustavo Brufman, Franja Morada capitalizó todo un trabajo que se gestionó desde
agrupaciones de izquierda, especialmente la FJC. Entrevista a Gustavo Brufman, entrevista realizada
por la autora, 2011.

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Artículo huelga de hambre y entonces yo digo, acá tenemos que hacer lo mismo
El movimiento estudiantil en la
Universidad Nacional de Rosario porque si no, no pasa nada”.48 Un mes antes, su hermano que era militante
(Argentina) entre finales de la
dictadura y la primera gestión de la Juventud de la Democracia Cristiana había participado de una medida
normalizadora. (pp. 16-47)
por Laura Luciani similar.49 La huelga de hambre como método se inscribía en un escenario
común de experiencias que se desarrollaron en meses previos en la ciudad y
otras regiones del país.

Frente a las puertas de rectorado y por tiempo indeterminado se llevó a


cabo la huelga de hambre que reactivó otras demandas estudiantiles y el
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apoyo solidario de gran parte de la sociedad. Tres días después, quienes


ayunaban declaraban que “seguiremos hasta lograr ingresar” e
incorporaban un punto nuevo: “la renuncia del rector (…) o su destitución”,
marcando una variante significativa. Ese mismo día un grupo de padres y
madres se unió a la huelga y reclamó la renuncia de Riccomi con un
documento que lo identificaba como “extraño antiquijote trasplantado
desde el oscurantismo medieval al siglo XX, espera en soledad que toda una
comunidad se incline ante su filosofía.”50 Quedaba en evidencia que el
reclamo se ampliaba en un doble sentido, en los apoyos recibidos y en las
consignas. La dimisión de Riccomi se convirtió en un punto central de la
demanda estudiantil, máxime frente a sus declaraciones donde sostenía que
en el país hay “un exceso de médicos y abogados y no están dadas las
condiciones ni los medios para que más jóvenes sean médicos o
abogados.”51 Al sexto día era evidente el acompañamiento de gran parte de
la sociedad rosarina. Se sumaban sectores profesionales, la Asociación

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48Sergio Monserrat, entrevista realizada por la autora, agosto de 2011. Fue ingresante de Medicina y
participó activamente de la huelga de hambre. En ese momento era cercano al grupo Humanismo y
Liberación del Partido de la Democracia Cristiana.
49"Iniciaron un ayuno de protesta los jóvenes de la Democracia Cristiana", Rosario, 7 de agosto de
1983.
50"Gran adhesión a la huelga de hambre iniciada por estudiantes", Rosario, 17 de septiembre de
1983.
51 "No ingresantes siguen con la huelga de hambre", Rosario, 19 septiembre de 1983.
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Artículo Empresaria, el gremio nodocente (APUR), trabajadores de prensa,
El movimiento estudiantil en la
Universidad Nacional de Rosario municipales,52 al tiempo que la crítica se redireccionó hacia el rector.
(Argentina) entre finales de la
dictadura y la primera gestión
normalizadora. (pp. 16-47)
Poco después del día del estudiante, los huelguistas recibieron la noticia:
por Laura Luciani
Riccomi había renunciado y las autoridades nacionales habían decidido
incorporar a quienes habían aprobado el examen de ingreso. Ello marcó el
final del conflicto y un punto de inflexión. La salida del rector, el mismo que
se había mantenido imperturbable en su cargo desde 1976, fue leída no solo
en clave de triunfo estudiantil sino de conquista de la sociedad rosarina
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contra la dictadura y en favor de la democratización. Ello se verifica en las


diversas declaraciones de quienes apoyaban la lucha.53 Esta situación amplió
y potenció al movimiento estudiantil rosarino, aun cuando ello no significó
el desmantelamiento de la política educativa de la dictadura ni la derogación
de la ley 22207. Mas bien lo reposicionó frente al nuevo escenario abierto
desde diciembre de ese año.

El retorno de la democracia implicó en el ámbito de la universidad una serie


de desafíos significativos. Desde el gobierno nacional se tomaron medidas
que modificaron paulatinamiente la normativa existente, como el decreto-
ley 154/83 y la ley 23068/84. Con ellas se dispuso la intervención de las
universidades y la vigencia de los estatutos previos a 1966, la creación de los
Consejos Superiores y Académicos Provisorios con representación
estudiantil, la suspensión de concursos y la revisión de aquellos realizados
bajo la ley 22207, el reconocimiento de los centros de estudiantes y de la
federación. Años después se completaría con la ley 23569/88 sobre el
régimen financiero de las universidades.

La UNR asumió como propio el estatuto de la UNL previo a 1966;54 fue


designado como rector normalizador al radical Artemio Luis Melo, quien
había sido docente en la Carrera de Ciencia Política. Su gestión no estuvo

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52 La única voz local reticente a acompañar la huelga fue la del Arzobispo Monseñor Jorge López.
53 “Demostración de hermandad cívica”, Rosario, 24 de septiembre de 1983.
54 Es decir la normativa que regía en la sede Rosario de la UNL.

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Artículo exenta de conflictos ni de activa participación estudiantil. Las primeras
El movimiento estudiantil en la
Universidad Nacional de Rosario demandas fueron contra el ingreso restrictivo y se produjeron en el ámbito
(Argentina) entre finales de la
dictadura y la primera gestión de Rosario en el verano de 1984. Sobre el tema, el rector señalaba que su
normalizadora. (pp. 16-47)
por Laura Luciani gestión estaba condicionada por disposiciones ministeriales y las
condiciones materiales de cada facultad. A su vez, cuestionaba las
movilizaciones “ya que les ofrecemos (a los estudiantes) nuestras
instituciones para que se expresen.”55

La demanda de ingresantes fue acompañada no sin retaceos por Franja


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Morada y la FUR. Así, representantes de la agrupación radical enumeraban


los logros que, “con firmeza” y “sensibilidad”, había emprendido el nuevo
gobierno. Además, recordaban que: “A esta misma sensibilidad y firmeza
apelamos los estudiantes radicales al reclamar el ingreso irrestricto como un
requisito indispensable para el logro de una universidad popular como la
que todos aspiramos”, inscribiendo su definición en la propia historia del
movimiento estudiantil. Aquello que los dirigentes estudiantiles remarcaban
era la historia de un movimiento que, pocos meses antes, había logrado
remover al rector de la dictadura con estos mismos argumentos.56 En
febrero de 1984, con el voto mayoritario de los decanos y de los
representantes de la FUR y oponiéndose el propio rector, el Consejo
Superior aprobó la suspensión de los exámenes hasta tanto el ministerio se
expidiera. El petitorio presentado por la FUR era mucho más radical que la
determinación: planteaba ingreso irrestricto para todos aquellos que
tuvieran aprobado el ciclo secundario. Este punto generó fricciones entre
Franja Morada y los funcionarios del gobierno, incluso con el rector en esos
primeros meses. Ni FUR ni Franja podían desconocer la fuerza de un
movimiento estudiantil que había capitalizado la renuncia de Riccomi en su
haber.

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55 "Melo: propiciamos otra forma de expresión", Rosario, 21 de febrero de1984.


56 "Concentración de ingresantes frente a rectorado", Rosario, 21 de febrero de 1984.

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Artículo Si el ingreso fue, en los primeros meses, el eje central de lucha, otras
El movimiento estudiantil en la
Universidad Nacional de Rosario demandas se enlazaron, tales como la realización de nuevos concursos, la
(Argentina) entre finales de la
dictadura y la primera gestión incorporación de docentes cesanteados en la dictadura, la remoción de
normalizadora. (pp. 16-47)
por Laura Luciani aquellos que habían ingresado a partir de la ley 22207. En todo ese
andamiaje normativo e institucional, las y los estudiantes participaban
activamente con optimismo (Buchbinder, 2010, p. 217) y no sin tensiones.
Parte de esos impulsos tuvieron éxito y el estudiantado participó
activamente en la conformación de comisiones asesoras para concursos y en
el proceso de normalización de cada facultad. En otros fueron menos
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efectivos. En 1984, por ejemplo, la FUR y el centro de estudiantes de


Ciencia Política plantearon la impugnación de los concursos realizados
durante la dictadura. Entre los argumentos esgrimidos en un documento de
cinco apartados, sostenían el carácter “continuista, antipopular y
desestabilizador de la democracia universitaria”57 de tales concursos. Frente
a ese pedido la respuesta del Consejo Superior Provisorio fue moderada, sin
impugnarlos, solicitaba la revisión de cada caso.58

Es posible pensar que el final de la dictadura no implicó necesariamente el


éxito de todas las demandas estudiantiles, aún cuando estas impulsaron
gran parte de las consignas democratizadoras. Sin detenernos en los
debates que se avivaron en ese primer año de recuperación democrática, es
posible advertir que no fueron pocos los frentes de acción estudiantil. No
obstante, las estrategias de lucha se habilitaron en doble sentido: la
movilización en las calles y la acción dentro de órganos representativos,
nuevos –como el Consejo Superior Provisorio y los Consejos Académicos de
cada facultad– y viejos –como el centro de estudiantes–. En paralelo,
alentaron redes de comunicación con otros miembros de la comunidad

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57Archivo personal Pedro Pavicich. Documento FUR, anexo en Nota al decano de la Facultad de
Ciencia Política, s/f (1984).
58Archivo personal Pedro Pavicih. Expediente 41384/20, resol. 261/84 del Consejo Superior
Provisorio, octubre de 1984.

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Artículo educativa e incluso por fuera de ella, que enlazaron su condición
El movimiento estudiantil en la
Universidad Nacional de Rosario universitaria con los debates de su tiempo: la construcción de la democracia.
(Argentina) entre finales de la
dictadura y la primera gestión
normalizadora. (pp. 16-47)
A modo de conclusiones
por Laura Luciani
Se ha indagado en los cambios operados en el movimiento estudiantil
rosarino entre finales de la dictadura y los inicios de la primera gestión
normalizadora. Se identificaron momentos claves en el proceso de
movilización estudiantil tomando como punto de partida 1981. Se ha
puntualizado en algunas de las demandas que se constituyeron en llaves
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para la activación estudiantil: la lucha contra el arancelamiento, los


comicios, los cupos de ingreso. No es que fueran las únicas, sino que estas
concitaron la movilización y el apoyo social de manera efectiva. El
arancelamiento fue el puntapié inicial de ese proceso. Cuando esta fue
considerada una lucha ganada, otras demandas ocuparon la agenda
estudiantil. La recuperación de los centros de estudiantes fue una consigna
materializada rápidamente, producto de los conflictos y situaciones locales
expuestos. Los resultados evidencian los cambios en la dirección del
movimiento estudiantil, donde el MNR, agrupación que había liderado la
regional y la mayoría de los centros de estudiantes hasta entonces, perdía
preeminencia frente a Franja Morada al menos hasta 1986 cuando una
alianza entre ambos consolidaría su lugar en la FUR.

Por último, se ha destacado la importancia que adquirió el ingreso irrestricto


como demanda. Este punto concitó mayor apoyo social y mutó de una lucha
por el ingreso al pedido derenuncia del rector, el único que dejó sus
funciones en el marco de una profunda movilización social. La salida de
Riccomi fue un triunfo y un punto de inflexión para el movimiento
estudiantil, mucho más que la recuperación democrática y la designación de
la gestión normalizadora. Fue un momento de acumulación de fuerzas
significativo para las diversas agrupaciones estudiantiles que recuperaban
sus prácticas políticas: lo hacían en el contexto en el cual la sociedad
rosarina debatía en torno a la democracia. Ambos procesos se vieron
mutuamente apuntalados. Por último, es evidente que el movimiento
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Artículo estudiantil no agotó allí sus demandas y la asunción de la intervención
El movimiento estudiantil en la
Universidad Nacional de Rosario normalizadora planteó viejas y nuevas banderas de lucha. Sin adentrarse en
(Argentina) entre finales de la
dictadura y la primera gestión este último aspecto, el artículo convoca a proyectar una mirada matizada
normalizadora. (pp. 16-47)
por Laura Luciani sobre ese proceso.

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normalizadora. (pp. 16-47)
por Laura Luciani abril, Universidad Nacional del COMAHUE.
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SUEÑOS DE LIBERACIÓN
NACIONAL. EL IDEARIO
LIBERACIONISTA EN LA
EXPERIENCIA ESTUDIANTIL
DE LA UNIVERSIDAD
NACIONAL DE LA PAMPA
EN LA DÉCADA DE 1980
———————

Artículo por
ELVIO MONASTEROLO
Instituto de Estudios Socio Históricos/Universidad Nacional de La Pampa
Santa Rosa, La Pampa, Argentina

SUEÑOS DE LIBERACIÓN NACIONAL. EL IDEARIO LIBERACIONISTA EN LA EXPERIENCIA ESTUDIANTIL


DE LA UNIVERSIDAD NACIONAL DE LA PAMPA EN LA DÉCADA DE1980
Elvio MONASTEROLO
PolHis, Año 15, N° 30, pp. 48- 76
Julio - Diciembre de 2022
ISSN 1853-7723
Artículo
Sueños de liberación nacional. El
ideario liberacionista en la experiencia
estudiantil de la Universidad Nacional
de La Pampa en la década de1980).
(pp. 48-76)
por Elvio Monasterolo

ELVIO MONASTEROLO
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Profesor en Historia y Magister en Estudios Sociales y Culturales, en ambos


casos graduado de la Universidad Nacional de La Pampa. Allí se desempeña
como profesor en la carrera de historia y participa como investigador en el
Instituto de Estudios Socio Históricos (IESH). Su área de investigación se
relaciona con los estudios sobre el pasado reciente argentino, con especial
interés sobre los activismos políticos juveniles. Entre sus publicaciones,
además de artículos en sitios y revistas especializadas, se cuentan capítulos
en los libros De la conquista del desierto a la doctrina de la seguridad
nacional (EdUNLPam, 2017) y Genocidio y sobrevivencia. Literatura de la
revolución y resistencia a la barbarie. 1970-1980 (Amerindia, 2018).
Además, en colaboración con Roberto Pittaluga, fue editor y autor en
Formas de la política. Experiencias de activismo en el pasado reciente.
Argentina 1969-2010 (EdUNLPam, 2018).
Fecha de recepción: 02/08/2022 - Fecha de aceptación: 22/12/2022

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Artículo
Sueños de liberación nacional. El
ideario liberacionista en la experiencia
estudiantil de la Universidad Nacional
SUEÑOS DE LIBERACIÓN NACIONAL. EL IDEARIO
de La Pampa en la década de1980).
(pp. 48-76) LIBERACIONISTA EN LA EXPERIENCIA ESTUDIANTIL DE
por Elvio Monasterolo
LA UNIVERSIDAD NACIONAL DE LA PAMPA EN LA
DÉCADA DE 1980

Resumen
En la década de 1970, las ideas de liberación nacional tuvieron una amplia
presencia entre las agrupaciones universitarias de orientación izquierdista.
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En cierta forma, el ideario liberacionista funcionó como crisol de una cultura


política que tiñó la experiencia cotidiana de los jóvenes universitarios, cuyas
expectativas coincidieron, en términos generales, en la necesidad urgente
de transformación social y/o revolucionaria.
A partir de 1983, la recuperación democrática mostró un notorio cambio en
los marcos interpretativos y de sentido de la militancia estudiantil
universitaria, atravesados por la necesidad de defender y consolidar el
estado de derecho y la democracia. En ese sentido, las ideas de liberación
nacional aparecieron resignificadas bajo nuevos registros interpretativos.
Nuestra propuesta busca explorar los puentes, continuidades y rupturas del
ideario liberacionista en la militancia estudiantil de la década 1980, a partir
del examen de las prácticas, los discursos y los comportamientos políticos.
En términos metodológicos, la investigación asume una perspectiva en clave
local/regional para abordar la militancia estudiantil en la Universidad
Nacional de La Pampa, que nos permita un punto de entrada tanto a las
dinámicas regionales como a la escena nacional. Respecto de las fuentes
documentales, apelamos a un corpus de revistas estudiantiles locales,
prensa escrita regional y nacional, y el uso de bibliografía secundaria.

Palabras Clave Estudiantes – democracia – militancia.

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Artículo
Sueños de liberación nacional. El
ideario liberacionista en la experiencia DREAMS OF NATIONAL LIBERATION. THE LIBERATION
estudiantil de la Universidad Nacional
de La Pampa en la década de1980). THEORY IDEOLOGY IN THE NATIONAL UNIVERSITY OF LA
(pp. 48-76)
por Elvio Monasterolo PAMPA STUDENT'S EXPERIENCE OF IN THE 1980S

Abstract
In the 1970s, the ideas of national liberation had a wide presence among
left-leaning university groupings. In a certain way, the ideas of liberation
functioned as a crucible of a political culture that tinged the daily experience
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of young university students, whose expectations coincided, in general


terms, with the urgent need for social and/or revolutionary transformation.
As of 1983, the democratic recovery shows a notorious change in the
interpretative frameworks and the meaning of the university student
militancy, crossed by the need to defend and consolidate the rule of law and
democracy. In that sense, the ideas of national liberation appear redefined
under new interpretive registers. Our proposal aims to explore the bridges,
continuities and ruptures of the ideas of liberation in the student militancy
of the 1980s, based on the examination of political practices, discourses and
behaviors. In methodological terms, the research proposes a local/regional
perspective to address student militancy at the National University of La
Pampa, which allows an entry point to both regional dynamics and the
national scene. Regarding the documentary sources, we appeal to a corpus
of local student magazines, regional and national written press, and the use
of secondary bibliography.

Keywords: students – democracy – militancy

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Artículo
Sueños de liberación nacional. El
SUEÑOS DE LIBERACIÓN NACIONAL. EL IDEARIO
ideario liberacionista en la experiencia
estudiantil de la Universidad Nacional
LIBERACIONISTA EN LA EXPERIENCIA ESTUDIANTIL DE
de La Pampa en la década de1980).
(pp. 48-76) LA UNIVERSIDAD NACIONAL DE LA PAMPA EN LA
por Elvio Monasterolo
DÉCADA DE 1980

Introducción

En Argentina, los últimos años muestran una consolidación de los estudios


centrados en las militancias estudiantiles que han permitido complejizar la
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mirada sobre su experiencia histórica, así como los vínculos con otros
actores sociales (Bonavena, Califa y Millán, 2007; Califa, 2014; Dip, 2016;
Luciani, 2017; Monasterolo, 2018; Cristal y Seia, 2018; Seia, 2020). Nuestro
artículo se enmarca en los esfuerzos por ofrecer una aproximación a
diversas prácticas, discursos y comportamientos de ese actor en el ámbito
de la Universidad Nacional de La Pampa, en el periodo comprendido entre
los años finales de la última dictadura militar y los inicios de la democracia.
En ese sentido, consideramos que cualquier historia de las militancias
estudiantiles de posdictadura no puede desapegarse de los alcances que la
implantación del terrorismo de Estado produjo en la trama social argentina.
En efecto, nos interesa explorar los diversos modos en que los jóvenes
estudiantes de los años '80 del siglo XX reconstituyeron sus espacios de
intervención pública, modularon diversos discursos y articularon prácticas y
comportamientos políticos, tanto hacia el interior del espacio universitario
como en el más amplio campo de la arena social. Bajo ese horizonte,
nuestra propuesta explora los puentes, continuidades y rupturas que los
estudiantes pampeanos de los años '80 establecieron respecto del ideario
liberacionista de la década previa, en el marco de una amplia
reconfiguración social en clave democrática. En términos metodológicos, la
investigación asume una perspectiva en clave local/regional para abordar la
militancia estudiantil en la Universidad Nacional de La Pampa, que nos
permita un punto de entrada tanto a las dinámicas regionales como a la
escena nacional. En términos de uso de fuentes documentales, apelamos a

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Artículo un corpus de prensa escrita regional y nacional, y revistas estudiantiles
Sueños de liberación nacional. El
ideario liberacionista en la experiencia complementadas con el uso de bibliografía secundaria.
estudiantil de la Universidad Nacional
de La Pampa en la década de1980).
(pp. 48-76)
Los años '60/'70 en Argentina y la cuestión de la liberación nacional
por Elvio Monasterolo
La vastedad y complejidad de la experiencia histórica de los años '60 y '70
del siglo XX en Argentina difícilmente pueda ser reducida a la influencia
determinante de algún elemento en particular —aunque podamos
identificar una gravitación apreciable de algunos de ellos—, en la medida
que marca un punto de entrelazamiento de dinámicas a escalas global,
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latinoamericana y nacional. En Argentina, el “Cordobazo” y los sucesivos


“azos” ocurridos a fines de los sesenta y primeros setenta configuraron un
momento decisivo para el creciente proceso de radicalización social, al
tiempo que expresaron una diversidad de proyectos políticos y
manifestaciones del campo popular.

En ese marco, la pluralidad de vínculos que los protagonistas desplegaron


contribuyó a que fueran percibidos —y se percibieran a sí mismos— como
partes de una misma trama: la del campo del "pueblo" y de la "revolución".
Ese universo de experiencias tuvo como protagonista mayoritario a un
conjunto de fuerzas sociales y políticas que podríamos adscribir al
significante de “Nueva Izquierda” (NI) y que, según María Cristina Tortti,
“contribuyó decisivamente a producir el intenso proceso de protesta social y
radicalización política que incluyó desde el estallido espontáneo y la
revuelta cultural hasta el accionar guerrillero” (2007, p. 13).

Sin embargo, la presencia de la NI estuvo signado por un actor


preponderante de la época: la emergencia de una cultura juvenil
contestataria que, en sus derivas, expuso el ascenso de la dinámica de
radicalización política, otorgándole volumen y sentido a las disputas políticas
del periodo. En efecto, entre las décadas de 1960 y 1970, “la juventud
devino una categoría cultural y política crucial de Argentina”, portadora de
las dinámicas de modernización sociocultural y también de sus

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Artículo descontentos, “expresados bajo la forma de rebelión cultural y
Sueños de liberación nacional. El
ideario liberacionista en la experiencia radicalización política” (Manzano 2017, p.17).1 En tanto fenómeno colectivo
estudiantil de la Universidad Nacional
de La Pampa en la década de1980). inédito en el país, los jóvenes engrosaron las filas de organizaciones
(pp. 48-76)
por Elvio Monasterolo estudiantiles, políticas y guerrilleras, siendo los espacios de cuño peronista
los mayores beneficiados de ese movimiento. Valeria Manzano subraya el
papel protagónico que para los jóvenes tuvo la formación de un ideario
tercermundista, en tanto “zona de conjunción entre grupos políticos e
ideológicos divergentes” (2017, p. 248). En ese sentido, la asimilación
política y cultural de nuestro país al Tercer Mundo generó una igualación de
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la situación argentina con sus pares de Asia y África, inmersos en las luchas
de descolonización, al resaltar el carácter dependiente de los países de
América Latina respecto de los centros imperialistas.2

En efecto, entre fines de los años sesenta y principios de los setenta, la


socialización política de los jóvenes argentinos transcurrió y se forjó al calor
de “una novedosa trama ideológica cuyo componente clave era la
asimilación de nuestro país al Tercer Mundo” (Manzano 2017, p. 263). El
lenguaje tercermundista y liberacionista, dominado por palabras como
“dependencia”, “opresión social”, “violencia”, fue corriente entre las
agrupaciones estudiantiles de izquierda, un abanico amplio que incluía a los
sectores de la izquierda partidaria, peronistas, católicos e incluso a los
grupos considerados “reformistas”, como algunas expresiones del
socialismo y del radicalismo.

En ese marco, no debe sorprender la forma masiva en que jóvenes de clases


medias, estudiantes y profesionales —imbuidos del imaginario
---------------------------------------------------------

1 La juventud contribuyó a cambiar, como nunca antes, prácticas políticas, estereotipos sociales,
patrones de consumo, relaciones de género y comportamientos sexuales. En su dinámica, tanto en
conjunto como aisladamente, los jóvenes resignificaron aspectos tan variables como los sentidos
sobre la política, la familia, el erotismo, el sexo, las drogas o la música, generando situaciones de
conflictividad en los ámbitos de la familia, la cultura y la sociedad.
2 Huelga aclarar que el fenómeno no fue común a toda la juventud. Muchos jóvenes del periodo se
mantuvieron dentro de los parámetros de juventud “correcta”, reproduciendo las pautas y mandatos
sociales esperables por los valores vigentes de su tiempo. Sin embargo, una porción considerable de
los jóvenes se vio atravesada por las transformaciones mencionadas.

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Artículo tercermundista— se “peronizaron” o, de mínima, simpatizaron con las
Sueños de liberación nacional. El
ideario liberacionista en la experiencia posiciones peronistas (Barletta, 2001; Califa, 2017; Dip ,2016; Reta, 2010).
estudiantil de la Universidad Nacional
de La Pampa en la década de1980). Resulta oportuno señalar que el espacio universitario, y específicamente el
(pp. 48-76)
por Elvio Monasterolo ámbito de la militancia estudiantil, se hallaba en transformación desde los
inicios del Onganiato, cuando comenzó a producirse una reconfiguración de
las corrientes, tendencias y agrupaciones a partir, en buena medida, de la
trama de relaciones forjadas con otros actores del campo social y popular,
como el sindicalismo combativo, los sectores católicos radicalizados y
trabajadores en general. La presencia peronista en la militancia estudiantil
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—en 1973 cristalizaría, en buena medida, con la formación de la Juventud


Universitaria Peronista (JUP) en el marco de la Tendencia Revolucionaria
(TR)— se inscribía en una cartografía estudiantil que abarcaba corrientes de
orientación maoísta, trotskistas y reformistas.3

A partir de 1973, el triunfo del Frente Justicialista de Liberación (FreJuLi) a


nivel nacional fortaleció la presencia de la izquierda peronista en distintos
espacios universitarios. Para los referentes de la TR y de la JUP, quienes
impulsaron y sostuvieron la presencia de rectores y decanos afines, la
intervención del Estado en la orientación de las universidades resultaba un
elemento decisivo en el proceso de liberación nacional. El caso más
emblemático resultó la Universidad de Buenos Aires (UBA), con la asunción
del rector Rodolfo Puiggrós. En otros lugares del país se dieron pujas para el
nombramiento de rectores afines a la TR y al proyecto liberacionista. En el
caso de la UNLPam, luego de duras negociaciones entre sectores
estudiantiles, docentes, no docentes e incluso el gobernador de la provincia,
el 28 de diciembre de 1973 fue nombrado Jorge Bragulat como rector

---------------------------------------------------------

3 Algunos de los grupos referenciales del periodo fueron la Tendencia Universitaria Popular
Antimperialista y Combativa (TUPAC), ligada a Vanguardia Comunista (VC); el Frente de Agrupaciones
Universitarias de Izquierda (FAUDI), expresión estudiantil del Partido Comunista Revolucionario (PCR);
el Movimiento de Orientación Reformista (MOR), del Partido Comunista (PC); la Franja Morada (FM),
como expresión de la Unión Cívica Radical (UCR); el Movimiento Nacional Reformista (MNR), ligada al
Partido Socialista (PS). En el caso del trotskismo, las agrupaciones se relacionaron con organizaciones
como el Partido Socialista de los Trabajadores (PST) o el PRT-La Verdad.

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Artículo interventor, función que ocupó hasta abril de 1974, cuando fue
Sueños de liberación nacional. El
ideario liberacionista en la experiencia reemplazado por Alfredo Domínguez. Ambos funcionarios conformaron un
estudiantil de la Universidad Nacional
de La Pampa en la década de1980). equipo de gestión que sumó, entre otros, a Hugo Chumbita al frente de la
(pp. 48-76)
por Elvio Monasterolo secretaría académica, un experimentado historiador y abogado con amplia
trayectoria en el peronismo. Según Norberto Asquini, el equipo conformado
“no tuvo un carácter revolucionario ni se inscribió decididamente en la
izquierda del movimiento”, un aspecto que, paradójicamente, jugó a favor
para llevar adelante una serie de iniciativas orientadas a una universidad de
“puertas abiertas” y “al servicio del pueblo” (2005, p. 273).
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En el plano estudiantil, los grupos de militancias formaron parte de las


dinámicas de politización social con sus propios ritmos y especificidades. La
Universidad Provincial —nacionalizada en abril de 1973— resultó el
escenario de intervención para pequeños grupos de activistas que, algún
tiempo después, se identificaron como adherentes del FAUDI, de la TUPAC,
el MOR, el MNR, la FM y, desde 1973, la JUP (Asquini, 2008). Si a fines de los
años '60 esos grupos contrastaban con una mayoría de alumnos que se
reconocía como apolítica o, en su defecto, restringía las actividades
estudiantiles al plano académico, la situación comenzó a modificarse a
inicios de la década siguiente, en el marco de la reconfiguración e
inscripción del activismo estudiantil en la trama de relaciones que adscribían
al significante de la NI. Entre 1969 y 1973, los grupos de militancia
estudiantil participaron de un conjunto de iniciativas que involucraban a
diversos núcleos de trabajadores inscriptos en el peronismo y sectores de
izquierda. De ese modo, los estudiantes se integraron a la “Comisión Local
de Solidaridad a los Presos Políticos” en junio de 1969,4 en 1971 fueron
parte de la “Comisión de Lucha contra la Legislación Represiva y por la

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4 Luego del Cordobazo, diversos presos políticos fueron trasladados transitoriamente a distintas
cárceles del país. Una de esos destinos fue la ciudad de Santa Rosa, La Pampa. Entre los contingentes
de detenidos que arribaron a la ciudad entre el 31 de mayo y las dos semanas siguientes se
encontraban Agustín Tosco y Elpidio Torres. El 14 de junio, en el máximo sigilo, los detenidos fueron
trasladados a las cárceles de Rawson y Neuquén, respectivamente.

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Artículo Libertad de los Presos Políticos Gremiales y Estudiantiles”5 y, tiempo
Sueños de liberación nacional. El
ideario liberacionista en la experiencia después, participaron de la extensa lucha de salineros en el sureste de la
estudiantil de la Universidad Nacional
de La Pampa en la década de1980). provincia, una de las huelgas más larga del periodo.6 En ese devenir, fueron
(pp. 48-76)
por Elvio Monasterolo construyendo una experiencia de participación política a partir del vínculo
con agrupaciones y gremios con cierto perfil clasista y combativo, al mismo
tiempo que disputaron entre sí los espacios políticos propios de la
universidad. Su constancia militante y los saberes incorporados a través de
sus intervenciones y vínculos con otras organizaciones fueron permeando y
mediando la relación con otros estudiantes que, de manera paulatina, se
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fueron politizando. Justamente, esa politización se volvió más amplia


cuando los activistas mostraron capacidad de integrar reivindicaciones
propias del espacio universitario, muchas de ellas referidas a los reclamos de
adecuación curricular a las necesidades regionales.

La Universidad Provincial de La Pampa, creada en 1958 bajo el impulso


ampliatorio del novel estado provincial, se nutría de un gran contingente de
profesores viajeros, muchos de ellos de las Universidades Nacional de La
Plata y de Buenos Aires, situación que se expresaba en la extrapolación de
programas curriculares y perfiles docentes y técnicos. En ese sentido, desde
1970 comenzó a articularse entre los estudiantes un clima de demanda en
torno a una mirada regional de la universidad provincial. Entre mediados de
1972 y abril de 1973 se espiralizaron los reclamos por la nacionalización de
la casa de estudio, que fueron adquiriendo un pulso inédito de movilización
y politización estudiantil, al entrelazarse con la comunidad santarroseña y
diversas localidades de la provincia.7 El proceso de nacionalización de la casa

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5 La Comisión se había formado en el marco de una huelga de colectiveros locales, coincidente con la
detención de otros activistas políticos. Por entonces, los estudiantes habían comenzado sus reclamos
por la nacionalización de la universidad, siendo detenidos varios de ellos en algunos actos públicos.
6 La huelga de los salineros, al sureste de la provincia, se extendió desde fines de octubre de 1971 a
fines de febrero de 1972. Su sostenimiento congregó al grueso de las militancias sindical y estudiantil.
Al respecto, véase Asquini (2005).
7 Fundamentalmente la ciudad de General Pico, sede de algunas carreras de la universidad provincial.
Por otro lado, el reclamo por la nacionalización se replicó en otras localidades de la provincia, lugar de

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Artículo de estudio abrió un abanico de posibilidades, debates e intervenciones que,
Sueños de liberación nacional. El
ideario liberacionista en la experiencia no exentos de fricciones y luchas intestinas, dio paso a experiencias
estudiantil de la Universidad Nacional
de La Pampa en la década de1980). novedosas para el espacio pampeano, como la formación del Instituto de
(pp. 48-76)
por Elvio Monasterolo Estudios Regionales (IER), la apertura de nuevas carreras y cierta renovación
curricular.8 De ese modo, las demandas específicas del espacio pampeano
entrelazaron el clima de expectativas más o menos generalizado que
relacionaba la necesidad de transformaciones sociales con las ideas de
liberación nacional y/o social.
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En efecto, los años que median entre el Cordobazo y los procesos de


contraofensiva ideológica que consolidados desde 1975 muestran una
politización creciente de las militancias estudiantiles en todo el país, cuya
radicalización modula diversas intensidades según las circunstancias y
localizaciones geográficas.9 En ese contexto, es posible afirmar que los
cambios operados en la cultura juvenil fueron parte de una subjetivación
contestataria más amplia que estimó posible la transformación de la
sociedad argentina. En ese tránsito, el ideario tercermundista y los anhelos
emancipatorios de la liberación nacional y social tiñeron las prácticas y los
discursos de buena parte de la militancia estudiantil, mientras participaban
de experiencias inéditas en las instituciones universitarias que buscaban
poner las casas de estudios “al servicio de la liberación nacional”. En un
plano más amplio, puede considerarse que el vasto universo que designaba
la NI — y en la que se inscribía gran parte de las militancias estudiantiles—
intervino y modificó sustancialmente la configuración de la escena política

procedencia de muchos estudiantes, lo que fue imprimiéndole un tono de reclamo generalizado que
coadyuvó a la fuerza y al peso de la lucha por la nacionalización.
8 Sobre la nacionalización de la UNLPam, véase Asquini (2008) y Monasterolo y Pittaluga (2018). Sobre
el IER, véase Huarte y Pittaluga (2018).
9 Referimos como contraofensiva ideológica a los procesos abiertos a partir de la muerte de Juan D.
Perón y los avances en la “depuración ideológica” del peronismo, que funcionaron como soporte para
una intervención más amplia sobre el conjunto de la sociedad. En el plano universitario, un punto de
quiebre resultó la forzada renuncia de Jorge Alberto Taiana como ministro de Cultura y Educación del
país, en agosto de 1974. Su lugar fue ocupado por Oscar Ivanissevich, quien se propuso llevar
adelante la “depuración ideológica” de las universidades, generalizándose en 1975 la impronta
ideológica de la gestión gubernamental. Al respecto, véase Rodríguez (2015). Para el caso pampeano,
véase Asquini (2005).

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Artículo argentina, generando una intensa sensación de “amenaza” al orden social
Sueños de liberación nacional. El
ideario liberacionista en la experiencia que, a nuestro juicio, estuvo en la base misma de las diversas iniciativas y
estudiantil de la Universidad Nacional
de La Pampa en la década de1980). fórmulas políticas ensayadas entre 1969 y 1976 desde el Estado, los sectores
(pp. 48-76)
por Elvio Monasterolo dominantes, las Fuerzas Armadas, y los líderes y fuerzas políticas
tradicionales, desde el Gran Acuerdo Nacional a la salida dictatorial del
terrorismo de Estado (Franco, 2012).

En efecto, desde 1975 la avanzada represiva y la intervención del terrorismo


de Estado produjeron una marca profunda en las cadenas de transmisión
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generacional de las tradiciones y saberes de la militancia estudiantil, que


solo parcialmente pudieron ser restituidas y resignificadas en el tránsito a la
democracia como sistema social y político.10 A pesar de las transformaciones
en las instituciones universitarias, los cambios de los programas de estudios,
los cupos de ingresos y arancelamientos, los modos aceptables de transitar
el espacio universitario, el intento del poder dictatorial de forjar una nueva
generación de jóvenes estudiantes ajenos a las ideas y prácticas
consideradas “subversivas” no llegó a fundar una ruptura definitiva. Por el
contrario, los estudiantes sostuvieron mínimas formas de instancias
organizativas, en mayor o menor medida según los espacios y
circunstancias, que poco tiempo después funcionaron como reservorio de
saberes y tradiciones sobre los que se asentaron nuevas prácticas, discursos
y modalidades de politización.

El tiempo de la democracia ¿Qué democracia?

En la última década, diversos estudios han centrado su atención en el


proceso de crisis de la dictadura militar que dio paso a la recuperación de la
democracia, buscando mostrar las complejidades de un periodo que se
aceleró a partir de la derrota bélica en las Islas Malvinas. En ese sentido,
existe cierto consenso respecto de que ese pasaje no fue abrupto, sino que

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10 Desde octubre de 1975 se registró en la UNLPam una avanzada represiva que desarticuló, en gran
medida, la trama de relaciones e iniciativas que diversos grupos sociales —gremiales, estudiantiles,
profesionales— venían desplegando desde algunos años antes. Al respecto, véase Asquini (2005).

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Artículo se alimentó de las dinámicas que diversos actores sociales le imprimieron al
Sueños de liberación nacional. El
ideario liberacionista en la experiencia periodo desde fines de la década de 1970.11
estudiantil de la Universidad Nacional
de La Pampa en la década de1980).
(pp. 48-76)
En el caso las militancias estudiantiles, algunas investigaciones centradas en
por Elvio Monasterolo
la UBA, en la Universidad Nacional de Rosario (UNR) o en la Universidad
Nacional de Córdoba (UNC) muestran iniciativas de reorganización desde
fines de la década de 1970 (Cristal y Seia, 2018; Luciani, 2017; Seia, 2020;
Vicente, 2018), cuya presencia funcionó de superficie para una mayor
politización y movilización estudiantil a partir de 1982. En el caso de la
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UNLPam, la coyuntura de Malvinas resultó determinante en la


reorganización de las militancias estudiantiles, que rápidamente avanzaron
en agrupamientos en línea con la partidización de la vida política nacional y
provincial.12 De ese modo, se reorganizaron la FM, la JUP, el MNR y el MOR,
y nacieron la Juventud Universitaria Intransigente (JUI), vinculada al Partido
Intransigente (PI), y el Movimiento Reformista 15 de junio (MR-15),
expresión del Partido Socialista Autentico (PSA).

Un aspecto específico a señalar de la UNLPam es que todas las agrupaciones


se inscribieron en el espacio del centro a la izquierda, a diferencia de otras
universidades donde surgieron agrupaciones autodefinidas como
“independientes” que se movían por el espectro del centro hacia la derecha,
y que en el devenir de la década fueron consolidándose como fuerzas
políticas de peso en el mapa universitario (Touza, 2007; Moyano y Abratte,
2013; Seia, 2020).

A pesar de cierta imagen de la transición a la democracia que destaca la


producción de un nuevo lenguaje común, dominado por la valorización del
estado de derecho y su impronta normativista, la cuestión de la liberación
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11 Para una mirada general del periodo véase Quiroga (2004). Para los años de la “transición” a la
democracia véase Franco (2018). Para el caso del movimiento de Derechos Humanos, véase Alonso
(2022).
12 En el tránsito a la democracia, los partidos políticos se constituyeron en canales privilegiados de la
representación política. En esa línea, los partidos conformaron las juventudes y las agrupaciones
estudiantiles respectivas. Esa partidización de la política estudiantil universitaria, que la dictadura
buscó desmembrar, restituyó un continuum con el periodo previo al golpe de Estado de 1976.

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Artículo nacional fue un aspecto relativamente presente en los discursos del campo
Sueños de liberación nacional. El
ideario liberacionista en la experiencia político regional y nacional que se identificaba con posiciones de (o cercanas
estudiantil de la Universidad Nacional
de La Pampa en la década de1980). a la) izquierda.13 En julio de 1982, la Multipartidaria provincial —homónima
(pp. 48-76)
por Elvio Monasterolo de su versión nacional— expresó su acuerdo para consensuar un “programa
de liberación nacional” que diera fuerza a la futura democracia.14 En abril de
1983 Guillermo Pérez Funes, dirigente provincial del PSA, sostenía que la
contradicción fundamental “es liberación o dependencia”, a pesar de que
“hay sectores que hacen prevalecer la contradicción capital-trabajo, que sin
dudas existe, pero hay cosas que no se pueden dejar de lado”.15 En octubre
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de 1984 el diputado nacional Augusto Conte, adscripto a la corriente


Humanismo y Liberación (Partido Demócrata Cristiano) explicaba que “el
tema de la defensa de la democracia, en vigencia de la justicia social y de la
vida democrática pasa por levantar las banderas de la liberación nacional,
sin la cual nada del resto será posible”.16 En diciembre de 1986, la ciudad de
Rosario fue anfitriona del “Encuentro de intelectuales por la democracia y la
liberación”, donde más de 500 personalidades de 15 provincias del país
debatieron sobre “la crisis orgánica que atraviesa al país y a la sociedad civil
argentina” y la incidencia que sobre la misma tenía “la propia crisis
internacional del capitalismo, por nuestro carácter de país dependiente y
por las exigencias del nuevo modelo de acumulación a escala mundial”.17 En
junio de 1986, en el marco del lanzamiento de la campaña por la Paz y la
Justicia por parte del SERPAJ (Servicio Paz y Justicia), Adolfo Pérez Esquivel
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13 Nos interesa matizar esa imagen de la democracia como portadora de un nuevo lenguaje que se
desprende de su pasado más inmediato, casi sin mediaciones. En ese sentido, resulta oportuna la
revisión de los lenguajes que dieron forma a la transición, en la medida que expresa la búsqueda por
otorgarle sentido y significación a la nueva realidad social que se construyó a partir de 1983. Al
respecto, véase Lesgart (2003); Reano (2010).
14 Archivo Histórico Provincial (AHP), Diario La Arena, 6 de julio de 1982. En términos metodológicos,
apelamos a la consulta en archivo de La Arena, el diario de mayor tirada y circulación provincial de la
época.
15 AHP, Diario La Arena, 29 de abril de 1983.
16 Las declaraciones fueron en el marco de su visita a la ciudad de Santa Rosa con motivo de la
“Marcha por la democracia y la vida y contra el aparato represivo”, un año después de las elecciones
presidenciales de 1983. AHP, Diario La Arena, 31 de octubre de 1984.
17Revista Crisis, n° 50, enero de 1987, p.63.

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Artículo declaraba que “el proceso de liberación en Argentina será una obra de todos
Sueños de liberación nacional. El
ideario liberacionista en la experiencia o no se libera ninguno”.18
estudiantil de la Universidad Nacional
de La Pampa en la década de1980).
(pp. 48-76)
Sin dudas, el Partido Intransigente extrajo del ideario liberacionista sus
por Elvio Monasterolo
principales consignas y argumentos. A inicios de la década, y bajo la
conducción de su veterano líder Oscar Alende, el PI reeditó el documento
“Aportes para un Proyecto Nacional”, originalmente aprobado en diciembre
de 1975. Una parte sustancial del mismo refería a un detallado “Programa
contra la Dependencia y por la Liberación", y fue la base programática para
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las elecciones presidenciales de 1983. En el caso del Partido Justicialista, el


movimiento de la Renovación Peronista (RP) entrelazó en sus debates la
cuestión de la democracia y sus posibilidades de realización en términos de
justicia social, aspectos que su militancia de base podía relacionar,
relativamente sin contradicciones, con la retórica liberacionista. De hecho,
en 1986 el propio Carlos Menem lanzó su corriente interna denominada
“Federalismo y Liberación”.19 En efecto, la retórica liberacionista atravesó,
con distintas intensidades, los discursos políticos del campo de la izquierda y
adyacencias. Un rasgo que, conforme el avance de la década, fue perdiendo
vigor y capacidad de interpelación social, al tiempo que se reponían y
aggiornaban discursos políticos con foco en los problemas de la
gobernabilidad, la modernización y la eficiencia estatal.

En ese marco, resulta interesante explorar los modos en que los grupos de
activistas estudiantiles de la UNLPam —jóvenes veinteañeros con pocas o
escasas experiencias organizativas— se inscribieron en las dinámicas
experienciales del movimiento estudiantil. En el laborioso trabajo de
reconstruir tradiciones políticas y marcos de sentido, la militancia estudiantil
rescató parcialmente el imaginario liberacionista de dos décadas previas,
saltando por encima de los años dictatoriales y sus legados de orden,
disciplina y status quo. En efecto, el tema de la liberación nacional fue

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18 AHP, Diario La Arena, 20 de junio de 1986.


19 Una aproximación a la trayectoria de la renovación peronista véase en Garategaray (2018).

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Artículo paulatinamente incorporado, desde 1982, a los discursos del grueso de las
Sueños de liberación nacional. El
ideario liberacionista en la experiencia agrupaciones políticas. Nos referimos a la FM, JUI, MR-15, el MOR y la JUP.
estudiantil de la Universidad Nacional
de La Pampa en la década de1980). El MNR no asumió de manera directa el discurso liberacionista, aunque en
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por Elvio Monasterolo ocasiones compartió actos, declaraciones conjuntas, comunicados de prensa
o ámbitos gremiales que enfatizaban el ideario liberacionista.

En mayo de 1984, la propia reorganización de la Federación Universitaria


Pampeana (FUP) estableció entre sus principios estatutarios la
“participación de la UNLPam en las luchas por la Liberación Nacional y
Justicia Social de nuestro pueblo”.20 Allí, todas las agrupaciones estudiantiles
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coincidieron programáticamente en el horizonte liberacionista como


elemento de cohesión política.

¿Cómo era significada la liberación nacional por esa militancia estudiantil?


En principio, remitía a una de las contradicciones fundamentales, según los
enunciatarios, que atravesaba el país: la cuestión de la dependencia de las
estructuras económicas al imperialismo, encabezado principalmente por los
Estados Unidos de América.

Para Eduardo Aguirre, dirigente provincial del PI, “la idiosincrasia de nuestro
país hace que el proceso de liberación sea posible solo con la unión de
grandes sectores, trabajadores, clase media, burguesía, que incluye a
pequeños y medianos comerciantes, productores industriales, quienes
deben integrarse al movimiento liberador”.21 En esa línea de análisis, la JUI
emitió un documento en diciembre de 1983 donde consideraba
fundamental reclamar “una política de apoyo al sistema democrático”
recién instaurado, lo que no significaba “inmovilidad y verticalismo” sino
“una mirada crítica que aplauda y reafirme” los aciertos y “ejerza un papel
impulsor y orientador de aquellas que deban ser corregidas o

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20 Revista Universitaria (RU) n° 8: “Se conformó la FUP”. Junio de 1984. La RU fue una publicación
regular (3-4 números por año) de un colectivo de estudiantes que funcionó entre 1982 y 1988, y que
se constituyó como un espacio de gravitación de la militancia estudiantil. Sobre la RU, véase
Monasterolo (2013).
21 AHP, Diario La Arena, 19 de mayo de 1983.

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Artículo profundizadas”, aspectos indispensables para lograr una superación de “las
Sueños de liberación nacional. El
ideario liberacionista en la experiencia estructuras tradicionalmente dependientes de nuestra sociedad”. En
estudiantil de la Universidad Nacional
de La Pampa en la década de1980). sintonía, la JUI insistía en la unidad del movimiento estudiantil, “sin caer en
(pp. 48-76)
por Elvio Monasterolo los sectarismos partidistas, que introducen falsas divisiones entre los
sectores populares y que deben estar más aliados que nunca para enfrentar
al enemigo común: el imperialismo, la oligarquía nativa y las dictaduras
militares”.22

En mayo de 1984 el dirigente estudiantil Rubén Levenberg, secretario


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general del MR-15 a nivel nacional, señalaba a la prensa santarroseña que


“nosotros entendemos la Reforma Universitaria no como un fin en sí mismo
sino como una proyección de justicia social, de universidad al servicio del
pueblo. Es una herramienta para la transformación, para alcanzar la
liberación nacional en camino al socialismo”.23 Su presencia en la ciudad
obedecía al plenario llevado a cabo por la regional pampeana del MR-15,
que en su declaración final convocaba a “estudiantes, docentes, graduados y
trabajadores no docentes" a sumarse a la tarea emprendida en la lucha por
"una universidad reformista, humanista, científica y popular al servicio de la
liberación nacional en camino a la construcción de una libre e inteligente
sociedad humana basada en la justicia económica y social”.24 En 1983, un
comunicado de la Juventud Peronista Universitaria (luego JUP) afirmaba que
“los pueblos del continente latinoamericano están de pie luchando por su
liberación, aunque algunos países en mano de gobiernos cipayos traicionen
la causa más sagrada para los pueblos: SU SOBERANIA”.25

Por el lado de la FM, La contradicción fundamental fue uno de los


principales materiales de estudio y formación de la militancia franjista desde

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22 AHP, Diario La Arena, 4 de diciembre de 1983.


23 AHP, Diario La Arena, 2 de mayo de 1984.
24AHP, Diario La Arena, 3 de mayo de 1984.
25 RU n° 6, año I, noviembre de 1983, “Unidad Nacional”. La nota corresponde a un comunicado
enviado por la JPU a propósito del llamado a la unidad de las fuerzas populares y democráticas
realizado por Adolfo Pérez Esquivel en ocasión de su visita a la ciudad de Santa Rosa el 30 de
septiembre de 1983.

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Artículo 1973 y que, actualización mediante, se mantuvo hasta bien avanzados los
Sueños de liberación nacional. El
ideario liberacionista en la experiencia años '80.26 En el documento, los protagonistas son “el pueblo argentino por
estudiantil de la Universidad Nacional
de La Pampa en la década de1980). un lado, y el complejo antinacional oligárquico-monopólico-antimperialista
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por Elvio Monasterolo por el otro”. Dentro del campo del pueblo, se ubicaba a las clases
trabajadoras (urbanas y rurales), las clases medias (pequeña burguesía
comercial, industrial, rural), los profesionales, la intelectualidad progresista
y el movimiento estudiantil constituyendo, como conjunto, más del 95% de
la población. En el espacio antagónico, el campo del antipueblo, se situaba a
los grupos económicos y empresarios vinculados al imperialismo
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norteamericano, inglés, europeo y multinacional, la oligarquía terrateniente,


los monopolios exportadores e importadores y de la intermediación, y la
oligarquía financiera. De este modo la contienda fundamental no se ubicaba
por el lado del reparto entre capital y trabajo sino en el manejo de los
resortes económicos claves de la economía del país. El carácter expoliador
de esa minoría parasitaria podía observarse a partir de las condiciones de
atraso del país, además de la exorbitante y fraudulenta deuda pública. La
resolución de la contradicción fundamental solo podía materializarse a
partir del triunfo de las fuerzas populares, la destrucción de la oligarquía y el
imperialismo como factores de dominación actuantes en el país y la
realización de la liberación nacional que rompiese los lazos de dependencia
y comenzara “la construcción de un sistema político, económico y cultural
independiente, integrado y autosuficiente sobre el que se asiente una
sociedad justa, libre e igualitaria”.27

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26 El documento fue material de estudios para cientos de activistas de Franja Morada de todo el país.
Las correcciones introducidas en 1983 alcanzaron a palabras como “clases sociales” y “revolución”,
reemplazadas por expresiones aggiornadas al nuevo tiempo que se iniciaba tras el paso de la
dictadura militar. No obstante, el espíritu y el tono se mantuvo, funcionando como un lente de
análisis que solo avanzada la década fue abandonado. La contradicción fundamental. Documento
interno de la Junta Coordinadora Nacional. Juventud Radical. Cuadernos de formación política n° 1.
Argentina 1984.
27 La contradicción fundamental. Documento interno de la Junta Coordinadora Nacional. Juventud
Radical. Cuadernos de formación política n° 1. Argentina 1984.

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Artículo En el caso de la UNLPam, la FM fue la agrupación que mayor volumen
Sueños de liberación nacional. El
ideario liberacionista en la experiencia mantuvo durante la década de 1980, al dirigir la mayoría de los centros de
estudiantil de la Universidad Nacional
de La Pampa en la década de1980). estudiantes y sostener la presidencia de la FUP. Sin embargo, desde su
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por Elvio Monasterolo propia constitución local, la FM estuvo marcada por disidencias internas
respecto del vínculo con el partido y la Juventud Radical (JR), situación que
derivó, en la segunda mitad de la década, en su inscripción en la Corriente
Nacional de Liberación (CNL), un desprendimiento interno de la FM que
congregó a contingentes de activistas de las universidades de Córdoba, La
Pampa, San Luis, Mendoza, Chaco, Bahía Blanca y grupos menores de la UBA
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y la UNR.28 La particularidad de la FM pampeana —a cierta distancia de la


línea partidaria y de los sectores vinculados a la JCN— los colocaba en un
lugar de amplia coincidencia con el resto de las agrupaciones, especialmente
aquellas de mayor peso, como la JUP y la JUI. Esa mayor cercanía y
coincidencia programática permitió que las agrupaciones estudiantiles de la
UNLPam funcionasen como bloque —más allá de las disputas en los
espacios de representación— en determinados aspectos y asuntos de la
agenda estudiantil, como las luchas por la recuperación de los espacios
gremiales y contra los aranceles, las disputas en torno a los concursos
docentes y las continuidades de las “herencias” del Proceso, el reclamo de
restitución de edificios públicos, entre otros. Sin embargo, dos aspectos
marcaron los alcances de esa coincidencia programática: la capacidad para
sostener una posición unificada que resultó determinante en la llegada al
rectorado de Raúl Esteves Leyte, el primer rector de la democracia, y la

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28 La CNL se constituyó como punto de encuentro, en 1987, de las militancias disidentes dentro de la
FM, sobre todo aquellas externas al eje Buenos Aires-La Plata-Rosario-Santa Fe, que constituía el
núcleo de la vieja Junta Coordinadora Nacional (JCN), y cuyos dirigentes principales —Enrique
Nosiglia, Federico Storani, Changui Cáceres— tenían destacados lugares en el funcionamiento del
gobierno de Raúl Alfonsín. Sobre la historia de la FM, véase Beltrán (2013). Sobre la experiencia de la
CNL, véase Monasterolo (2018).

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Artículo participación de numerosos referentes estudiantiles en el Movimiento
Sueños de liberación nacional. El
ideario liberacionista en la experiencia Popular Pampeano por los Derechos Humanos (MPPDH).29
estudiantil de la Universidad Nacional
de La Pampa en la década de1980).
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En términos generales puede sugerirse que, en el caso de la UNLPam, el
por Elvio Monasterolo
imaginario tercermundista y de la liberación nacional operó como una
instancia constituyente de la subjetividad estudiantil y militante, en tanto
resultaba una forma particular de cohesionarlos como sujetos políticos, es
decir, como comunidad. Eran, también, discursos heredados de la década
previa pero resignificados en tanto efectos de la intervención dictatorial.
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Repetición con diferencia, podríamos sugerir, en la medida en que la


clausura de las expectativas de transformación revolucionaria devino en la
lucha y anhelos de una democracia profunda y sustantiva, capaz de poner
en acto el derecho a la vida digna. En efecto, si liberación nacional podía
organizar y significar expectativas y anhelos de transformación de la
militancia de izquierda, nacional y popular, la democracia funcionó como el
marco regulatorio donde dirimir las luchas por su obtención. Si desde 1983
el binomio dictadura/democracia funcionaba como elemento de corte
respecto del pasado, democracia y liberación nacional podía traccionar
ciertos presentes democráticos en construcción, funcionando como
horizontes de expectativas.

En ese sentido, la militancia de la JUI reclamaba un rol más activo de las


fuerzas populares y, en el caso del movimiento estudiantil, se reclamaba un
rol “más político”, de modo de “ir desarrollando, a través de la organización,
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29 “El rector de los estudiantes”, como se lo bautizó a Esteves Leyte, se impuso por mayoría simple en
abril de 1986, luego de una extensa Asamblea Universitaria marcada por la imposibilidad de destrabar
la situación de empate técnico entre distintos aspirantes, entre ellos el entonces rector interventor
Leopoldo Casal, dirigente de la UCR designado por el presidente Raúl Alfonsín, y Carlos Sáez, decano
de la Facultad de Ciencias Económicas. Ante esa situación, los representantes estudiantiles nucleados
en la FUP propusieron la candidatura de Esteves Leyte, que días antes había perdido las elecciones a
decano de la Facultad de Agronomía. La posición unificada de los estudiantes, junto a un conjunto de
docentes y graduados que brindaron su apoyo, modificó la relación de fuerzas, logrando el acceso al
rectorado de Esteves Leyte. Al respecto, véase Monasterolo (2018). Una experiencia con aspectos en
común puede constatarse en la UNC, donde los estudiantes resultaron decisivos en el mapa de
alianzas que permitió la llegada al rectorado del arquitecto Luis Rébora (Moyano y Abratte, 2013).
Sobre el vínculo entre el activismo estudiantil y el MPPDH, véase Monasterolo (2021).

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Artículo nuevas formas organizativas que generen con la reivindicación del elemento
Sueños de liberación nacional. El
ideario liberacionista en la experiencia democrático, la presencia activa del grueso de los estudiantes”. La
estudiantil de la Universidad Nacional
de La Pampa en la década de1980). posibilidad de construir formas dinámicas de democracia requería la
(pp. 48-76)
por Elvio Monasterolo elaboración de objetivos conjuntos sobre la base de una movilización
permanente, de modo que el horizonte de expectativas pugnaba por una
“democracia real” que pudiese “romper” las viejas estructuras, es decir, los
tentáculos de la oligarquía y el imperialismo. Para la JUI, el movimiento
estudiantil debía ser parte de un frente de Unidad Nacional que diera salida
a la crisis del país y que abriese el camino definitivo a la liberación nacional.
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Sin embargo, esa unidad debía ser “posible y concreta”, que se definiera “a
favor de las libertades individuales, la vigencia plena de los derechos
humanos y repudie los mecanismos autoritarios y represivos”, pero que
también profundizase “los canales democráticos formales dentro de una
concepción participativa y autogestionaria”.30

A partir de 1983, democracia actuó por oposición a dictadura, pero la


tradición liberal de la representación política no parecía suficiente para una
militancia que reclamaba y ponía en juego instancias de participación
democrática en el sentido originario del término. En ese sentido, cierta
percepción temprana del carácter fragmentado del campo popular y social,
en tanto efecto directo de la desarticulación impuesta por la dictadura,
apuntaló una genuina disposición política y militante al trabajo común, que
hallaba en las asambleas y en la apuesta por consensuar posturas conjuntas
una metodología apropiada para la resolución de problemas.31 En efecto, la
militancia estudiantil apostaba a una práctica política que demandaba
ampliar constantemente las formas representativas. De ahí que en muchos
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30 RU n°9: “La Universidad necesaria”. Agosto de 1984.


31 Por supuesto, esa praxis no estaba exenta de intentos de manejos personalísticos por parte de
dirigentes estudiantiles, o de aparateadas por parte de las agrupaciones, pero la dinámica y el
volumen de la participación estudiantil limitaba esas conductas, en la medida en que el propio
movimiento traccionaba conjuntamente o, en su defecto, les restaba representatividad. En todo caso,
como sugiere Judith Butler, el carácter performativo de la reunión asamblearia produce un tipo de
poder que no puede ser apropiado individualmente; es un poder soberano y específico que, en todo
caso, limita la brecha entre representantes y representados (2014, p. 50).

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Artículo casos la palabra democracia necesitara complementarse con algún adjetivo:
Sueños de liberación nacional. El
ideario liberacionista en la experiencia real, participativa, profunda, sustancial, que permitiese dar cuenta del
estudiantil de la Universidad Nacional
de La Pampa en la década de1980). carácter acotado y limitado de la representación política.
(pp. 48-76)
por Elvio Monasterolo
En ese contexto, liberación nacional y democracia operaban como
significantes que podían ser congruentes en la medida que ésta se
constituyera como instancia plausible de la lucha por la igualdad y la justicia,
lo que solo puede ser entendido como una petición de significación
excedente para la “política” de la representación, un excedente que solo
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podía sostenerse en las expectativas ancladas en la capacidad de


participación, organización y movilización de los estudiantes y la sociedad en
general.

En efecto, ¿cómo se articulaba la petición de una democracia profunda en


tanto herramienta para la liberación nacional? A partir de una significación
que reclamaba al estado de derecho una política de derechos en términos
sociales, es decir, una política que garantizase el derecho a la alimentación,
a la salud, a la educación, al trabajo, a la justicia. Con distintas
modulaciones, la militancia estudiantil compartía la noción respecto de
quienes conformaban el pueblo, como parte del nosotros que configuraba
sus prácticas y estrategias de acción. De ese modo, podían apoyar iniciativas
del gobierno nacional —la decisión de avanzar con la investigación sobre los
crímenes y vejaciones perpetradas por las FF.AA.— que empalmaban con
sus reclamos por la desarticulación del aparato represivo, la demanda de
restitución de edificios públicos en manos del Ejército, o la creación de la
CONADEP (Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas). Al mismo
tiempo, podían mantener una cerrada oposición y distancia respecto del
mismo gobierno nacional, como ocurriese con la sanción de las leyes de
Punto Final y Obediencia Debida o los ajustes económicos y privatizaciones
que campearon el horizonte nacional a partir de 1985. La militancia podía
funcionar como aliado de los sectores que impulsaron el divorcio vincular y

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Artículo la patria potestad compartida,32 sostener la posición del SÍ en el plebiscito
Sueños de liberación nacional. El
ideario liberacionista en la experiencia no vinculante respeto del conflicto limítrofe con Chile por el Canal de
estudiantil de la Universidad Nacional
de La Pampa en la década de1980). Beagle33, pero rechazar la injerencia de la Iglesia en cuestiones de salud y
(pp. 48-76)
por Elvio Monasterolo educación.

En fin, una mirada amplia permite advertir los modos particulares en que la
militancia pampeana moduló su propia experiencia estudiantil, en la
dinámica de una democracia en curso en sí misma atravesada por debates e
interrogantes acerca de cómo construirla socialmente. Sin embargo, así
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como el activismo se alimentó del clima de confianza abierto a partir de


1983, rápidamente las expectativas comenzaron a desmoronarse al
promediar la década. Las elecciones de medio término de 1987 conjugaron y
expresaron la crisis del radicalismo, y también los límites de los sueños
democráticos: la ingobernable economía, las leyes de Punto Final y
Obediencia Debida, los levantamientos carapintadas y “la casa está en
orden”, fueron mojones que trazaron el derrotero de una democracia que,
en los años siguientes, dio cuenta del deslizamiento hacia formas de
funcionamiento relativamente prescindentes de su dimensión más
movilizadora y popular.

En el caso de la experiencia estudiantil de la UNLPam, su correlato fue la


desmovilización social y la pérdida de sinergias colaborativas. En ese marco,
el ideario liberacionista perdió su capacidad movilizadora para sostener
instancias de producción política que aglutinaran proyectos sociales y
colectivos, es decir, que produjeran comunidad. Las agrupaciones fueron
acentuando su organicidad partidaria y un perfil orientado a la gestión
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32En 1985 el gobierno de Alfonsín estableció la patria potestad compartida mediante la Ley 23.264, un
derecho reclamado especialmente por las mujeres. En junio de 1987 se sancionó la Ley de Divorcio
Vincular. En ambos casos, frente a una fuerte oposición de sectores conservadores y de la Iglesia
Católica.
33 El plebiscito ponía a consideración de la ciudadanía la aceptación de la mediación papal como
árbitro del diferendo con Chile. En cierto modo, el SI podía expresar una apuesta a la resolución
pacífica de los conflictos, no dando lugar al peso protagónico de las FF.AA. En noviembre de 1984, el
Tratado de Paz y Amistad firmado por Chile y Argentina fijó el límite entre los dos países desde el
canal Beagle hasta el pasaje de Drake al sur del Cabo de Hornos, a propuesta del Papa Juan Pablo II.

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Artículo académica y de servicios al estudiante, a tono con un clima social marcado
Sueños de liberación nacional. El
ideario liberacionista en la experiencia por el desencanto.
estudiantil de la Universidad Nacional
de La Pampa en la década de1980).
(pp. 48-76)
Consideraciones finales
por Elvio Monasterolo
Los estudiantes que ingresaron a las universidades nacionales a partir de
1980 participaron, en mayor o menor medida, de la gestación y ampliación
del clima de ideas sobre la democracia. En el caso de la UNLPam, romper el
cerco del temor a la participación pública y a la apropiación de problemas
para su resolución por parte de jóvenes veinteañeros casi sin experiencias
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organizativas ni tradiciones políticas relativamente estables, fue uno de los


mayores desafíos de los activistas políticos y de todas las agrupaciones que
fueron definiéndose como progresistas, populares y de izquierda. Como
hemos referido, esa orientación no fue una decantación natural de la
militancia estudiantil, sino que se cimentó sobre una construcción política
que percibió la necesidad y relevancia de apostar al trabajo común, por
sobre las diferencias específicas de orientación política.

En la UNLPam, la militancia universitaria de la década de 1980 mostró una


enorme capacidad de reconstrucción e intervención en los asuntos públicos,
tanto de la institución universitaria como en la más amplia arena social,
desplegando múltiples esfuerzos organizativos para recuperar ámbitos de
participación política, apuntalar reclamos por la ampliación de derechos y
proyectar futuros posibles. Ello implicó —necesariamente— el
desenvolvimiento de una praxis que pretendió estar en sintonía con la
tradición de lucha que precedía al movimiento estudiantil, pero al mismo
tiempo, careciendo de los vínculos generacionales que pudieran sostenerla.

En los años 80, en el tránsito de un imaginario de la revolución a la


construcción de un horizonte democrático, se fue gestando un lenguaje
común centrado en la defensa del estado de derecho, las garantías
individuales y la demarcación de ciertas reglas claras de convivencia. Esa
afectación significante transmutó las palabras, y algunas de ellas se
volvieron innombrables durante el decenio: revolución, lucha de clases,
burgueses, socialismo. Solo podían nombrarse en tanto sinécdoque de la
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Artículo violencia política de la década previa. No fueron prescriptas pero la
Sueños de liberación nacional. El
ideario liberacionista en la experiencia magnitud de la derrota llevó a su inutilización pública, funcionando como
estudiantil de la Universidad Nacional
de La Pampa en la década de1980). una limitación del discurso. Sin embargo, muchas de ellas mantuvieron un
(pp. 48-76)
por Elvio Monasterolo reservorio de sentidos contestatarios—en nuestro caso, la liberación
nacional—, arropados bajo nuevos registros, que permitió disputar sentidos
y significados sobre las posibilidades de pensar el derecho a diversas formas
de vida en común.

En ese marco, es posible sugerir que la militancia estudiantil de los años


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ochenta hibridó prácticas políticas y restos discursivos de la cultura de


izquierda argentina y que recuperó, en las particulares condiciones que legó
el terrorismo de Estado, el imaginario liberacionista como una herramienta
para pensar los nuevos tiempos democráticos. Ese proceso se vio
alimentado por el conjunto de debates, discursos y representaciones sobre
la democracia que atravesaron gran parte de la década. También es, al
mismo tiempo, su propia aparición como sujetos políticos, con narraciones
que, aún con un lenguaje de referencias “setentistas” —el ideario del tercer
mundo y la liberación nacional, la contradicción Pueblo/Antipueblo, etc.—
dieron contenidos a sus propios sentidos y figuraciones.

El año 1987 muestra la desarticulación veloz y progresiva de los anhelos de


liberación nacional, construidos desde la década de 1960 y que, dictadura
mediante, habían sido parcialmente restituidos.34 En el plano más amplio de
lo público, se asistió a una clausura paulatina de las posibilidades de edificar
una democracia de corte más social, en cualquiera de sus versiones, en la
medida en que la crisis económica y la preocupación por la gobernabilidad
reforzaron la mirada tecnicista de la gestión gubernamental.

---------------------------------------------------------

34 Entendemos que el año 1987 funciona como punto de contacto de una serie de acontecimientos
que van desde la sanción de la Ley de Punto Final (diciembre de 1986) al primer levantamiento
carapintada de abril de 1987. Al mismo tiempo, los efectos de ese eslabonamiento se expresan en la
sanción de Ley de Obediencia Debida y el segundo levantamiento carapintada de 1988. En el plano
estudiantil, la hegemonía de la FM a nivel nacional se recompone luego de sostener la dirección de la
FUA en el congreso realizado en marzo de 1987, al mismo tiempo que modifica y reordena una serie
de alianzas y funcionamientos al interior del movimiento estudiantil.

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Artículo
Sueños de liberación nacional. El
ideario liberacionista en la experiencia
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LA PARTICIPACIÓN
ESTUDIANTIL EN LA
RECUPERACIÓN DEMOCRÁTICA:
LA FORMACIÓN DE LOS
CENTROS Y LA FEDERACIÓN EN
LA UNCUYO
———————

Artículo por
RODRIGO TOUZA
Universidad Nacional de Cuyo
Mendoza, Argentina

La participación estudiantil en la recuperación democrática: la formación de los Centros y la


Federación en la UNCuyo
Rodrigo TOUZA
PolHis, Año 15, N° 30, pp. 77- 104
Julio - Diciembre de 2022
ISSN 1853-7723
Artículo
La participación estudiantil en la
recuperación democrática: la
formación de los Centros y la
Federación en la UNCuyo. (pp. 77-
104)
por Rodrigo Touza

RODRIGO TOUZA

Licenciado y Profesor de Sociología, Diplomado en “Prácticas Sociales


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Educativas. Epistemología, metodologías y praxis de la enseñanza-


aprendizajes en comunidad” (FFyL - UNCuyo), miembro del equipo de
gestión del Área de Derechos Humanos, de la UNCuyo. Integra el Grupo de
Trabajo CLACSO Extensión crítica: teorías y prácticas en América Latina y el
Caribe, y es investigador del proyecto “Historias y Memorias de la UNCuyo”
(SeCTyP – SIIP, UNCuyo, 2017-2022). Participó del proyecto de investigación
“Las resonancias del corazón. Análisis del lugar que tiene la extensión
universitaria en el movimiento estudiantil de la UNCuyo” (2020 - 2021).
Entre sus publicaciones destacamos “El Movimiento Estudiantil Universitario
de Mendoza entre 1983 y 2000”, en el marco de la publicación “El
movimiento estudiantil argentino: historias con presente” de los
compiladores Bonavena, Califa y Millán (2007).
En la UNCuyo fue Coordinador de Asuntos Estudiantiles, de la Secretaría de
Bienestar (2004), del programa “Proyectos Mauricio López” (2008 - 2018) y
del programa Economía Social y Ambiente (2019 - 2020). Ha sido evaluador
de proyectos y programas de extensión en diversas universidades.
Fecha de recepción: 04/08/2022 - Fecha de aceptación: 30/12/2022

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Artículo
La participación estudiantil en la
recuperación democrática: la
formación de los Centros y la
Federación en la UNCuyo. (pp. 77-
104)
por Rodrigo Touza

LA PARTICIPACIÓN ESTUDIANTIL EN LA RECUPERACIÓN


DEMOCRÁTICA: LA FORMACIÓN DE LOS CENTROS Y LA
FEDERACIÓN EN LA UNCUYO
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Resumen
El proceso de normalización de las universidades iniciado en 1983 tuvo su
particular capítulo en los procesos de institucionalización de la participación
estudiantil. En la UNCuyo la formación de los centros de estudiantes y la
Federación Universitaria de Cuyo se concretó con tensión. Los debates en el
interior del movimiento estudiantil evidenciaron diferencias profundas en
torno al rol de las organizaciones estudiantiles, como así también la función
misma de la Universidad. Pero a pesar de estas diferencias iniciales, el
proceso de democratización tuvo algunos puntos en los que las
organizaciones estudiantiles convergieron en posiciones similares.
Intentaremos reconstruir el mapa de las organizaciones estudiantiles en el
contexto de los debates políticos e institucionales del momento. Para esto,
se analizan tanto sus trayectorias, como sus representaciones del pasado y
las expectativas de futuro que condicionaron su actuación durante dicho
periodo y marcaron nuevas modalidades de participación.

Palabras Clave
UNCuyo - Movimiento Estudiantil - Centros de Estudiantes.

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ISSN 1853-7723
Artículo
La participación estudiantil en la
recuperación democrática: la
formación de los Centros y la
Federación en la UNCuyo. (pp. 77-
104)
por Rodrigo Touza

STUDENT PARTICIPATION AT THE UNCUYO AT THE


RETURN OF DEMOCRACY: THE RE-FOUND OF THE
STUDENTS UNIONS AND THE UNIVERSITY FEDERATION

Abstract
The normalization process of the universities started in 1983 had its own
chapter in the processes of institutionalization of student participation. At
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UNCuyo, the formation of Student Unions and the University Federation


were not materialized without tension. The debates within the students’
movement evidenced profound differences regarding the role of students’
organizations, as well as the function of the University itself. But despite
these initial differences, the student´s organization converged on similar
positions of specific points of the democratization process. Through these
differences we will try to reconstruct the map of students’ organizations in
the context of the political and institutional debates of that moment. For
this purpose, both their trajectories and their representations of the past
and the expectations of the future that conditioned their actions during that
period and marked new ways of political involvement will be analyzed.

Keywords
UNCuyo - Student Movement - Student Unions

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Artículo
La participación estudiantil en la
recuperación democrática: la
formación de los Centros y la
Federación en la UNCuyo. (pp. 77-
104)
por Rodrigo Touza LA PARTICIPACIÓN ESTUDIANTIL EN LA RECUPERACIÓN
DEMOCRÁTICA: LA FORMACIÓN DE LOS CENTROS Y LA
FEDERACIÓN EN LA UNCUYO

Introducción

En este artículo abordamos el proceso de construcción de las organizaciones


estudiantiles en los albores de la recuperación democrática durante los años
1983 y 1984. Con él retomamos una línea de trabajo iniciada tiempo atrás
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sobre el movimiento estudiantil universitario de Mendoza entre 1983 y 2000


en función del interés creciente sobre los movimientos estudiantiles dentro
de la historia de las universidades argentinas y los aportes que puede
realizar el caso mendocino.

A partir de la recuperación de nuevas fuentes orales y de materiales


documentales sistematizados en el marco de un proyecto de investigación
sobre historias y memorias de la Universidad Nacional de Cuyo (UNCuyo),
pretendemos mostrar algunos aspectos que revelan la conflictividad política
existente en la universidad mediante la reconstrucción de los procesos de
organización y participación estudiantil. Atenderemos a los cambios
sustanciales que se dieron entre la etapa de represión del movimiento
estudiantil en los setenta y los primeros tiempos de la democracia.

El tema nos impuso el desafío de obtener documentación sobre el


movimiento estudiantil de la década de 1980. Por lo general, quienes fueron
militantes y dirigentes estudiantiles han guardado ese material con el cual
tienen un lazo afectivo, aunque esté sujeto a pérdidas o deterioro. A través
de los vínculos establecidos con entrevistados y entrevistadas, no solo
hemos podido reconstruir pistas e indicios significativos en torno a las
formas de accionar del movimiento estudiantil, sino que accedimos a una
cantidad importante de documentación, insumos fundamentales para el
presente trabajo.

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Artículo
La participación estudiantil en la
recuperación democrática: la
formación de los Centros y la
Federación en la UNCuyo. (pp. 77-
104)
por Rodrigo Touza El artículo tiene dos partes. En la primera analizaremos el contexto en el que
se constituyeron los centros de estudiantes. Hemos elegido comenzar con el
clima opresivo que se vivía en la UNCuyo desde un tiempo antes de que se
iniciara la última dictadura militar para explicar, al menos parcialmente, el
fuerte desarrollo de una corriente estudiantil conservadora. En la segunda
parte desarrollaremos concretamente el proceso de constitución de los
centros de estudiantes y de la Federación Universitaria de Cuyo. Nos
detendremos en los debates sobre sus roles y estructura, y cómo a través de
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ellos se expresaba la mirada de los/as estudiantes respecto a la universidad


y al momento histórico. Estos debates dividieron en dos al movimiento
estudiantil de la UNCuyo entre sectores progresistas y sectores
autodenominados independientes, ligados a quienes habían regido la
UNCuyo en el período dictatorial, más allá de las diferencias que existían al
interior de cada grupo.

Primera parte: el contexto universitario

El 10 de diciembre de 1983 asumió la presidencia de la República Argentina


Raúl Alfonsín. Contra todo pronóstico, el candidato de la Unión Cívica
Radical triunfó en las elecciones realizadas el 30 de octubre de ese mismo
año. Con su victoria y asunción terminaron siete años de la dictadura más
feroz que se había conocido hasta entonces. El gobierno de facto había
dejado una estela de miseria, pobreza, desocupación y endeudamiento,
además de la derrota en Malvinas. Había dejado, también, miles de
muertos/as, torturados/as, encarcelados/as, exiliados/as y
desaparecidos/as.

No es el objeto de estas páginas hacer un recorrido exhaustivo por el


terrible legado en la universidad del autodenominado “Proceso de
Reorganización Nacional”, sobre el cual se ha escrito mucho y aún se sigue
investigando (Buchbinder, 2005, 2016; Kaufmann, 2003; Orbe, 2014;
Rodríguez, 2015, entre otros). Pero es necesario para este artículo hacer una
breve reseña de lo que ocurrió en la UNCuyo durante el período dictatorial

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La participación estudiantil en la
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Federación en la UNCuyo. (pp. 77-
104)
por Rodrigo Touza (Aveiro, 2014; Bravo, Molina Galarza, Baigorria, Tealdi y Erreguerena, 2014;
Vélez, 1999).

El golpe de Estado se produjo el 24 de marzo de 1976. A los pocos días, la


UNCuyo1 fue intervenida y un militar de la Aeronáutica fue designado rector
interventor el comodoro Héctor Ruiz. Su gestión duró solo unos meses, del
29 de marzo hasta el 15 de septiembre de 1976, y fue una suerte de
continuidad de la intervención rectoral anterior, es decir, la de Otto Burgos.
Con este último había aparecido el terror en la universidad, encarnando lo
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que se conoció como “Misión Ivanissevich".2 Su objetivo había sido eliminar


la “infiltración marxista” de las universidades. Habían aparecido las
“patotas”, grupos parapoliciales que golpeaban o se llevaban personas y
actuaban con impunidad en los edificios de la Universidad. Con el comodoro
Ruiz la represión se profundizó y sistematizó: durante la dictadura, en la
UNCuyo fueron cesanteados/as 238 docentes y 290 estudiantes (Gallardo y
Falcone, 2015). En este mismo período —y, previamente, durante la Misión
Ivanissevich— hubo 62 universitarios/as desaparecidos/as, 44 de los/as
cuales eran de la UNCuyo (Bravo et al., 2014).3

Al comodoro Ruiz lo sucedió en el rectorado Pedro Santos Martínez, quien


ocupó el cargo entre el 15 de septiembre de 1976 y el 20 de mayo de 1981.
Santos Martínez era un académico con cierto renombre. Con él, la mayoría
de las medidas de control continuaron: ambas gestiones estuvieron
marcadas por la represión, la aplicación de sanciones por motivos políticos
(expulsiones y suspensiones), el cierre de carreras, la elaboración de listas
negras y los fuertes controles para el ingreso a los edificios, entre otras.
Además, en junio de 1976 la UNCuyo había establecido un sistema inédito
hasta ese momento: los/as alumnos/as expulsados/as serían puestos a

1 Por esos días a la actual UNCuyo se la denominaba con la sigla UNC. Esto cambió con la ordenanza
97/83, que incorporó el uso de la forma presente, pero su utilización no fue habitual hasta entrados
los añ. Para evitar confusiones en el artículo usaremos siempre la sigla UNCuyo.
2 Es denominada de esta manera por Oscar Ivanissevich, Ministro de Educación de la Nación entre
julio de 1974 y agosto de 1975.
3 Los/as autores/as de Apuntes para la Memoria advierten que los datos consignados son provisorios,
puesto que la cifra podría ampliarse a medida que continúen las investigaciones.
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La participación estudiantil en la
recuperación democrática: la
formación de los Centros y la
Federación en la UNCuyo. (pp. 77-
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por Rodrigo Touza disposición de los Consejos de Guerra (Rodríguez, 2014). El tercer rector del
“Proceso” fue Enrique Zuleta Álvarez, cuya gestión se extendió desde mayo
de 1981 hasta diciembre de 1983 y tuvo características diferentes a las dos
anteriores. En esta última etapa, los controles —sin extinguirse— se
relajaron.4

Pero ¿cuál era el proyecto universitario de la dictadura y como se manifestó


en la UNCuyo? Quienes asumieron el gobierno durante la dictadura tenían
un diagnóstico del “problema universitario” centrado en dos ejes: la
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infiltración comunista en los claustros de las altas casas de estudio y el


sobredimensionamiento de las instituciones universitarias (Seia, 2019b).

Para llevar adelante la detección de esa "infiltración comunista" se


instrumentó la Operación Claridad (Molina Galarza, 2014). Esta promovía “la
adopción de medidas político-administrativas, tendientes a erradicar la
subversión en sus distintas manifestaciones y promover el desarrollo,
divulgación y consolidación de los valores éticos, morales, espirituales e
históricos como modo de reafirmar la esencia del ser nacional”.5 Fue parte
del plan sistemático de desaparición de personas y de bienes culturales que,
según el criterio de la dictadura, promovían la “subversión marxista”. A su
vez, se incorporaron contenidos curriculares y se fomentaron “buenos
educadores”, al tiempo que se montó un sistema de inteligencia en los
ámbitos educativos para identificar y delatar a posibles opositores/as. Esta
política de inteligencia estuvo vigente durante toda la etapa dictatorial y
contó con recursos del Ministerio de Educación de la Nación. Se
confeccionaron “listas negras” de todos los claustros y las personas allí
señaladas tuvieron distintas sanciones: según el caso, podían ser
suspendidos/as por diferentes períodos de tiempo o, directamente,
expulsados/as.

4Para las trayectorias de Otto Burgos, Santos Martínez y Zuleta Álvarez, ver Fares (2011). Una versión
más completa y actualizada se ofrece en su tesis inédita (2022).
5Directiva del Comandante en Jefe del Ejército N° 504/77. Se puede consultar en
http://www.desaparecidos.org/nuncamas/web/document/militar/50477.htm. Para el caso de la
UNCuyo, ver Molina Galarza (2014).
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por Rodrigo Touza Para enfrentar la politización se crearon igualmente otros instrumentos.
Uno de ellos fue la Ley 212606, que habilitó el despido de trabajadores/as
del Estado Nacional por razones de seguridad, es decir, quien “de cualquier
forma” se encontrara “vinculado a actividades de carácter subversivo o
disociadoras” (Molina Galarza, 2014). Con este instrumento se expulsó a
profesores/as o, en el caso de docentes bajo contrato, simplemente no les
fue renovado.

Como parte de la política de seguridad para el ingreso a las instalaciones de


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la universidad se desplegaron diversas medidas para controlar a los/as


estudiantes: los colectivos que ingresaban al campus universitario eran
detenidos, se hacía bajar a los/as pasajeros/as, se los/as “cachaba” y se
pedían sus documentos. La entrada a los edificios de las facultades también
era vigilado: los/as estudiantes tenían que pasar por un retén de seguridad,
en general con personal vestido de civil, donde se chequeaba que no
ingresara nadie previamente sancionado/a. Pero también tenía el objetivo
de controlar que estuvieran “adecuadamente” vestidos/as y con los
estándares estéticos definidos por la intervención.

Como hemos mencionado, otro de los objetivos de la dictadura fue atacar lo


que consideraba uno de los problemas de la universidad: su masividad. Para
ello se propuso, entre otras cosas, reducir la matrícula. Se cerraron carreras
como Sociología (esta medida cumplía el doble propósito de disminuir la
matrícula y de eliminar una carrera que, pensaban, promovía la
“subversión”) y se implementaron cupos y restricciones al ingreso
académico en paralelo al arancelamiento de los estudios de grado.

Así es que en 1976 la UNCuyo tenía 9673 estudiantes. Dos años después la
matrícula bajó más de un 20 %, llegando a la cifra de 7594. De ahí se fue
recuperando muy lentamente hasta que, recién en 1983, la cantidad de
estudiantes superó a la del inicio del golpe.

6 Publicada en el Boletín Oficial el 28 de marzo de 1976.


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por Rodrigo Touza
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Fuente: elaboración propia a partir del documento “Información Estadística


2000”, Universidad Nacional de Cuyo, Secretaría Académica, Departamento
de Estadística, 2000.

¿Hubo resistencia de parte del movimiento estudiantil al modelo planteado


por la dictadura en la UNCuyo? En algunas universidades existió una
resistencia más o menos organizada (Seia, 2019a), pero no parece haber
sido el caso de la UNCuyo, al menos hasta donde hemos podido registrar.
Desde la “Misión Ivanissevich” se había instalado el terror y nos arriesgamos
a decir que frente al golpe ocurrió una suerte de “desbande”. En los
primeros tiempos de la dictadura, aparentemente lo que primó fue más bien
salvar la vida.

De acuerdo con nuestros relevamientos, promediando la dictadura se


realizaron algunas acciones que dieron cuenta de, al menos, cierta rebeldía.
Así, se generaron, por ejemplo, algunos espacios recreativos por iniciativa
estudiantil. Se formaron también grupos de discusión sobre los planes de
estudios e, incluso, circuló en forma clandestina una revista de humor, todas
actividades impensadas para los primeros años del gobierno de facto.

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La participación estudiantil en la
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104)
por Rodrigo Touza Segunda parte: la constitución de los centros de estudiantes y la
Federación Universitaria de Cuyo

Después de la derrota en la guerra de Malvinas, sumada a la grave crisis


socioeconómica, el gobierno de facto comenzó a derrumbarse y buscó una
salida política mediante la convocatoria a elecciones para octubre de 1983.
Se reorganizaron los partidos políticos y la juventud se incorporó
masivamente a la participación política en general, y a los partidos en
particular.
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La crisis de la dictadura y las anunciadas elecciones para finales de 1983


generaron un clima social de gran expectativa por lo que la democracia
podría lograr. Surgió un interés masivo por la política, especialmente entre
la juventud que, entre otras cosas, promovió la afiliación a los partidos
políticos, particularmente a la Unión Cívica Radical y al Partido Justicialista.
(Romero, 2007). Además, conforme se iban conociendo los horrores del
Terrorismo de Estado (desapariciones, tormentos, asesinatos, robos de
bebes, etc.) creció el rechazo a las prácticas del autodenominado Proceso de
Reorganización Nacional. Pero asimismo, los actos y las movilizaciones que
se produjeron entre el 82 y el 83 en favor del retorno de la democracia
tenían un carácter alegre, pacífico, de ilusión por la democracia venidera.

El 30 de octubre triunfó Raúl Alfonsín, candidato de la Unión Cívica Radical.


Asumió la presidencia el 10 de diciembre y el 13 del mismo mes intervino
todas las universidades mediante el decreto 154.7 Esta normativa dispuso la
“aplicación de los estatutos universitarios vigentes al 29 de julio de 1966” y
la conformación de órganos de gobierno (Consejos Académicos
Normalizadores Consultivos en cada Facultad y Consejos Superiores
Provisorios) integrados por docentes, graduados/as y por representantes
estudiantiles. El rector designado para la UNCuyo fue Isidoro Busquets,
abogado y dirigente radical, quien había sido interventor de la provincia de
Mendoza tras el golpe que derrocara al segundo gobierno de Juan Domingo
Perón en la llamada “Revolución Libertadora” de 1955.
7 Recuperado de www.coneau.gob.ar/archivos/570.pdf
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por Rodrigo Touza A diferencia del consolidado bipartidismo nacional, en Mendoza eran tres
las corrientes políticas con una presencia electoral significativa. Estas eran -y
lo siguieron siendo hasta entrados los 2000- el Partido Justicialista (PJ), la
Unión Cívica Radical (UCR) y el Partido Demócrata (PD).

Para 1983 estas tres fuerzas llegaban al proceso electoral con un derrotero
particular. El radicalismo a nivel nacional había tenido una fuerte renovación
interna, tras el fallecimiento de sus históricos líderes, por un lado, y una
vigorosa presencia de la juventud que aportaba la Junta Coordinadora
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Nacional, por el otro lado. Estos liderazgos, particularmente el de Alfonsín


(quien finalmente obtendría la candidatura a presidente por la UCR) fueron
los que mejor interpretaron el clima de época. En Mendoza las principales
corrientes del radicalismo provincial lograron un acuerdo y se evitó una
confrontación interna entre ellas, llevando a Felipe Llaver como candidato a
la gobernación (Mellado, 2005). Llaver era miembro de “Renovación y
Cambio”, poseía una larga trayectoria en el radicalismo y estaba vinculado al
sector vitivinícola. José Genoud, miembro de “Causa Nacional”, fue el
candidato a la vice gobernación.

Por su parte, el justicialismo presentó un gran fraccionamiento interno. Sin


un liderazgo claro y con fuertes tensiones internas se hizo difícil la campaña
electoral. A su vez, no logró interpretar el momento histórico, reflejando
una imagen reñida con la convivencia democrática cuyo emblemático
ejemplo fue la “quema del cajón''8 en el acto de cierre de campaña en
Buenos Aires. En Mendoza no pasaba algo diferente: la fragmentación y las
disputas generaban un clima interno de “desorden” y “confusión” (Mellado,
2005).

El Partido Demócrata tampoco transitaba su mejor momento. Con orígenes


en el siglo XIX y de carácter conservador, el PD administró la provincia

8 Nos referimos a la quema de una caja con forma de féretro, pintado con los colores, las siglas y el
nombre del candidato a la presidencia del radicalismo. El fuego fue iniciado por Herminio Iglesias,
candidato a gobernador de la provincia de Buenos Aires por el PJ, frente a una multitud que estaba
presente en el acto de cierre de campaña y a millones de espectadores/as que seguía las
circunstancias del acto por la transmisión televisiva que se realizaba en directo.
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por Rodrigo Touza durante la década de 1930 y la de 1960 obteniendo triunfos electorales,
aunque en tiempos de fraude electoral o de proscripciones de fuerzas
políticas populares. Tras el golpe de 1976 varios de sus dirigentes
participaron en la gestión administrativa y política del gobierno del Proceso
de Reorganización Nacional. Si bien no fue el único partido que aportó
cuadros a la dictadura, la presencia de los demócratas fue muy visible.9 Y
aunque el PD intentó distanciarse adjudicando la participación de sus
dirigentes en el gobierno militar como una decisión personal y no orgánica,
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esto no fue suficiente.

El 30 de octubre de 1983, junto a las elecciones nacionales, se realizaron los


comicios en la provincia en los que triunfó la UCR por un pequeño margen
sobre el PJ. Por su parte, el PD alcanzó un pobre desempeño.
En la UNCuyo, desde los primeros meses de 1983 tomaron forma las
iniciativas para la constitución de los centros de estudiantes, impulsados,
fundamentalmente, por los/as alumnos/as vinculados/as a los partidos
políticos: la UCR, el PJ, el Partido Intransigente (PI) y el Partido Comunista
(PC), entre otros. También se involucraron en su formación grupos de
estudiantes estructurados alrededor del rechazo a la participación de los
partidos en las organizaciones estudiantiles. Estos grupos tenían una
composición heterogénea, aunque en algunos de ellos primaba una
identidad católica y conservadora. Su formación, podría decirse, fue una
reacción ante el surgimiento de agrupaciones vinculadas a los partidos
políticos.

De esta manera, el movimiento estudiantil se configuró en dos grandes


bloques: uno autodenominado progresista y el otro independiente. Los
dividían profundas diferencias en relación a lo que cada sector entendía que
debía ser el rol de los centros de estudiantes y, con ello, también el de la
universidad misma.

9 Dos destacados dirigentes del PD como Amadeo Frúgoli y Bonifacio Cejuela ejercieron cargos de
primer orden. El primero como Ministro de Justicia y Defensa a nivel nacional y el segundo como
gobernador de la provincia durante la última etapa de la dictadura.
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104)
por Rodrigo Touza El sector “independiente” lo constituyó un conjunto de agrupaciones de
diferentes facultades: Arco Iris en Filosofía y Letras, Pucará en Ingeniería,
Agrupación de Estudiantes Independientes (ADEI) en Ciencias Políticas y
Sociales, Integración Universitaria en Ciencias Económicas y Participación
Universitaria (PAUN) en Agrarias. Hubo otras expresiones organizativas,
pero no constituyeron alternativas electorales. También surgieron grupos
similares en las universidades privadas y en la Facultad Regional Mendoza
de la UTN (FRM-UTN).
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Pucará es un caso interesante de analizar. A diferencia de las agrupaciones


conservadoras fundadas durante 1983, trascendió más allá del período de la
intervención normalizadora (1983-1986) y gravitó por más de una década en
la política estudiantil. Tuvo un fuerte contenido conservador y promovió una
estructura de Centro de Estudiantes (CE) para su facultad que persistió hasta
no hace mucho tiempo. Pucará surgió como reacción explícita a lo que se
consideraba una intromisión de los partidos políticos. La aparición de
militantes partidarios/as en la Facultad de Ingeniería representaba para este
espacio una molestia que venía a perturbar la tranquilidad de la unidad
académica. La idea de que en la facultad se debatieran temas como la
política de derechos humanos, por ejemplo, era —de mínima— una fuente
de preocupación.

[Los] partidos políticos empezaron a, en cierta forma, molestar la tranquilidad de la


Facultad de Ingeniería... no nos interesaba que gente de partidos políticos empezara
a hablar sobre los desaparecidos, o sobre el ingreso irrestricto, o sobre la
incorporación de los no docentes en los claustros universitarios... Nosotros nos
opusimos a entrar en debate con respecto al tema de los desaparecidos en el ámbito
de la facultad. Nos opusimos al ingreso irrestricto.10

Según el relato de algunos de sus principales referentes de entonces, la


agrupación se había constituido como un grupo fundamentalmente
relacionado al deporte, pero tenían igualmente vínculos previos y
compartían la sensación de que la dictadura no los había afectado
negativamente. Estos vínculos anteriores se forjaron en la amistad de sus

10 Testimonio de Fernando Casucci citado en Touza (2003, p. 210).


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por Rodrigo Touza padres y madres, no solo en el caso de Pucará, sino también en varias
agrupaciones con la misma orientación. Algunos/as de estos padres y
madres habían sido docentes y funcionarios/as de la gestión de la UNCuyo
durante la dictadura. Tal vez el caso más notorio fue el de la Facultad de
Ingeniería (FI). Pablo Ojeda, primer presidente del Centro de Estudiantes de
Ingeniería (CEI) desde la recuperación de la democracia, era hijo del último
decano de la FI en dictadura.

Podemos advertir que las autoridades no buscaron impedir la formación de


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los CE que, para esa altura, ya parecía inviable. Más bien lo que
pretendieron algunos/as decanos/as fue incidir en la creación de su
estructura y en la definición de sus autoridades.

Para algunos espacios del “progresismo”, el vínculo entre las agrupaciones


“independientes” y las autoridades era más que evidente. El Movimiento de
Orientación Reformista (MOR) de Filosofía y Letras señaló:

[Las autoridades universitarias del] “ el proceso” trató de digitarlo [a la constitución


de los CE], lo cual en la mayoría de los casos no fue posible gracias a la movilización
del estudiantado democrático. Sin embargo, en muchos casos lograron dejar su
“cría”, representada en organizaciones que surgieron en el año 83, los cuales por lo
general se declaraban independientes y apolíticos, proponían reivindicaciones
superficiales y eran acérrimas enemigas de la Asamblea [el subrayado es del original]
como órgano soberano del estudiantado.11

Una parte importante del sector “progresista” lo constituyeron las


agrupaciones vinculadas a los partidos políticos. Surgidas al calor de la
primavera democrática, fueron alimentadas por la marea juvenil que vio en
la política la herramienta necesaria para producir el anhelado cambio social.

Lo integraban espacios como la Juventud Universitaria Intransigente (JUI),


identificada con el PI; la Federación Juvenil Comunista (FJC), vinculada
orgánicamente al PC; el peronismo universitario que, para 1983, estaba
débil y con poca coordinación, y Franja Morada (FM), brazo universitario de
la UCR, entre otros espacios. La JUI, FJC y el peronismo promovieron la

11 “Aspirantes 84”, volante del MOR, marzo de 1984. Documento cedido por Germán Leyens en el
marco de la entrevista realizada el 25 de marzo de 2022 en el CDHyM, UNCuyo.
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por Rodrigo Touza conformación de agrupaciones amplias, denominadas así para destacar la
pluralidad política de su composición.

Por esos años, Franja Morada era la agrupación con más fuerza dentro del
movimiento estudiantil. Tenía expresiones en la mayoría de las facultades
(Filosofía y Letras, Ingeniería, Medicina, Ciencias Políticas, Artes y Diseño y
Ciencias Económicas) y una alta coordinación entre los diferentes núcleos.12
El crecimiento no vendría sin tensiones internas: ese mismo año Franja
Morada sufrió una ruptura importante. El núcleo de Medicina se apartó de
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la Mesa Regional pretendiendo un mayor grado de autonomía. Pero para la


conducción de la Franja este desmembramiento fue el producto de una puja
entre líneas internas de la Juventud Radical. Con el paso del tiempo el
núcleo de Medicina, y luego también el de Odontología, se desvincularon
completamente del radicalismo y formaron el Movimiento Universitario
Reformista Autónomo (MURA).

Las agrupaciones vinculadas a los partidos políticos promovieron para los


Centros de Estudiantes una estructura que hoy podríamos llamar
tradicional: asamblea general de estudiantes como órgano de mayor
jerarquía, una comisión directiva dividida en presidencia y secretarías —
elegida en elecciones regulares anuales, con distribución de cargos a través
de algún sistema de reparto proporcional según los votos obtenidos por
cada lista— y una asamblea de delegados de curso de carácter consultivo y
propositivo.

En algunas facultades las agrupaciones de corte conservador estaban de


acuerdo con esta estructura, pero no en lo referente a la asamblea general.
¿Por qué se oponían a este órgano? Pablo Ojeda, primer presidente del CEI
entre 1983 y 1984, lo ilustra así: “Y, las asambleas eran hiper manipulables.
Vos sabés que a una asamblea la citan a las cuatro de la tarde y se vota a las
tres de la mañana. La asamblea la manejan como quiere” (Touza, 2003, p.
374).

12 Dentro de la estructura de Franja Morada se le denomina núcleo a la expresión orgánica de esta


agrupación en una facultad.
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La participación estudiantil en la
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por Rodrigo Touza La posición en la Facultad de Ingeniería fue tan fuerte que no llegó a
realizarse una asamblea ni siquiera para debatir o aprobar la creación del
CE, algo que sí sucedió en las demás unidades académicas, aunque no sin
resistencias. En esta facultad, finalmente se aprobó un estatuto que no
contemplaba en su organización a las asambleas estudiantiles. Además,
quedó estipulado que los/as titulares de la Comisión Directiva (CD) se
elegirían individualmente. Es decir, no habría distribución proporcional de
cargos en la Comisión Directiva según la obtención de votos. Las distintas
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agrupaciones debían proponer una persona para cada secretaría o alguna/s


de ellas, y los votos se contaban por separado. De esta manera, una
agrupación podía obtener todos los cargos de la CD sin tener una clara
mayoría en el escrutinio general. También podía presentarse una lista
únicamente para una secretaría en particular y ganarla, como en algún
momento ocurrió. El CE de Ingeniería fue el único que estableció esta
estructura.

En Filosofía y Letras también hubo una fuerte resistencia a las asambleas.


Señalaba el MOR en un documento de la época: “Saludamos la realización
de la ASAMBLEA [resaltado del original], que luego de largas discusiones se
constituyó en SOBERANA, triunfando de esta manera la concepción de la
DEMOCRACIA”.13

Franja Morada también sentó su posición: “reconocemos a la Asamblea


como único órgano soberano del estudiantado, donde se expresan
abiertamente, en un marco de orden y respeto, las diferentes ideas”.14

Por su parte, en junio de 1983 la Unión y Participación Estudiantil (UPE) de


la Facultad de Ciencias Políticas dejó sentado su posicionamiento frente al
debate sobre los estatutos: “ASAMBLEA GENERAL [el destacado es del
original]: Constituye la MÁXIMA FORMA ORGÁNICA DECISIÓN ESTUDIANTIL,

13 “Nuestra concepción organizativa”, volante del MOR, 1983. Documento cedido por Germán Leyens
en el marco de la entrevista realizada el 25 de marzo de 2022 en el CDHyM, UNCuyo.
14 “Franja Morada”, volante de la agrupación Franja Morada de la Facultad de Filosofía y
Letras, 1983. Documento cedido por Germán Leyens en el marco de la entrevista realizada
el 25 de marzo de 2022 en el CDHyM, UNCuyo.
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por Rodrigo Touza lo que posibilita la dirección, control y de los destinos del Centro, en manos
de cada alumno".15

Otro debate presente durante la conformación de los estatutos fue la


autonomía o independencia del Centro de Estudiantes respecto a la política
en general y a los partidos políticos en particular, aunque había coincidencia
en cuanto a que la organización estudiantil no debía estar “partidizada”. El
sector “progresista” acusó al “independiente” de querer promover una
suerte de apolitización de los centros. En el fondo había una profunda
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discrepancia sobre el rol de los CE y, en definitiva, también de la


universidad. Las agrupaciones vinculadas a los partidos políticos entendían
al CE como una organización que debía involucrarse en el debate social y
político. Para ellos/as, el movimiento estudiantil debía ser un actor
fundamental en las decisiones de la universidad y protagonista de las luchas
sociales. Defendían la independencia del CE, pero no lo concebían como un
actor neutro. Es decir, los CE debían ser un actor principalmente político y,
paralelamente, un actor gremial.

Por su parte, la agrupación Pucará entendía que el debate político en la


universidad alteraba el rol principal de la institución. Tenían como referencia
de intromisión de la política en la universidad a lo ocurrido antes de la
dictadura, en lo que llamaban la universidad “Montonera”, identificada
como una época de desorden.

La gente no estaba preparada en ese momento para politizarse porque aparte había
mucho miedo a la universidad montonera. Todo eso, si bien no lo habíamos vivido,
lo habíamos escuchado, teníamos relatos... Entonces una universidad politizada a
nadie le gustaba. Y los viejos me acuerdo que comentaban... que habían estado en
los años 70... lo que tuvo de valiosa la universidad esos años, era estar en una
universidad tranquila, se podía estudiar. Entonces nadie quería volver atrás.
Queríamos participación, queríamos un montón de cosas, pero no queríamos
manipulación, no queríamos intereses de partido.16

15 “Propuesta de UPE para la reconstrucción de nuestro Centro de Estudiantes”, volante de la


agrupación UPE de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, junio de 1983. Documento cedido por
Germán Leyens en el marco de la entrevista realizada el 25 de marzo de 2022 en el CDHyM, UNCuyo.
16 Testimonio de Pablo Ojeda citado en Touza (2003, p. 380).
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por Rodrigo Touza En definitiva, estaban en discusión dos modelos de universidad. Para los/as
“independientes”, de acuerdo al testimonio de Fernando Casucci, militante
de Pucará, el modelo que promovían era “una universidad más orientada a
lo tecnológico y hacia la globalización, y hacía un principio de
subsidiariedad... Y la otra era una universidad un poco más orientada hacia
lo social” (Touza, 2003, p. 216).

En la vereda del “progresismo” pensaban que había una “línea divisoria que
pasa por el movimiento universitario y que demarca claramente dos
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proyectos: una, al servicio del pueblo, del país y de la liberación nacional y


social; otra, elitista, medieval, oligárquica y al servicio de la dependencia”.17

Entre finales de 1983 y principios de 1984 se realizaron las primeras


elecciones en el proceso de la recuperación de la democracia de la mayoría
de los CE. En los de Filosofía y Letras, Ingeniería, Ciencias Políticas, Agrarias y
Ciencias Económicas triunfó el sector conservador, mientras que en
Medicina y en la Escuela de Música se impuso Franja Morada. Por último, en
la Escuela de Diseño obtuvo la mayoría una agrupación amplia vinculada al
peronismo.18

Si bien las agrupaciones "independientes" se impusieron en la mayoría de


los CE, no existió un espacio que las reuniese, y en donde articular políticas y
coordinar iniciativas. Más allá de las facultades a la que pertenecían, no
había mayor grado de articulación. Por otro lado, y a pesar del triunfo
conservador, Franja Morada obtuvo buenos resultados en las facultades
donde no ganó y llegó a ocupar los segundos o terceros lugares. A diferencia
del sector conservador, esta última sí tenía un espacio de decisión
centralizado, la Mesa Regional, y los núcleos se sentían parte orgánica del
radicalismo, lo que les permitía mantener la iniciativa política y coordinar
acciones. De esta manera, y a pesar de la fractura con el núcleo de

17 Federación Universitaria de Cuyo, “Documentos”, 1984, p. 1. Documento firmado el 19 de


noviembre de 1984 por el presidente de la FUC de ese entonces, cedido por Néstor Navarro en abril
de 2022 al CDHyM, UNCuyo.
18 1983 fue el único año donde hubo más de un centro en la Facultad de Artes y Diseño. Al año
siguiente se unificaron.
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por Rodrigo Touza Medicina, la agrupación radical se posicionó como la principal corriente
estudiantil de la UNCuyo.

En noviembre de 1984, en la Facultad de Ciencias Económicas de la UNCuyo


se realizó el Congreso Constitutivo de la Federación Universitaria de Cuyo
(FUC). Si bien en los años previos al golpe habían existido espacios de
articulación entre centros de estudiantes, era la primera vez que se creaba
en Mendoza un ente con las características orgánicas que expresaba la FUC.

Su fundación se dio en el contexto organizativo nacional del movimiento


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estudiantil. En julio de ese mismo año se realizó en Tucumán el XIV


Congreso Nacional de la Federación Universitaria Argentina (FUA) y el
primero en la recuperada democracia. La formación de las federaciones
regionales como la FUC significaba también una necesidad para el proceso
de normalización de las universidades iniciado en diciembre de 1983. Según
el decreto 154/83 ya mencionado, los Consejos Superiores Provisorios de
cada Universidad tenían contemplada la representación estudiantil a partir
de delegados/as elegidos/as por las federaciones estudiantiles
correspondientes. El artículo 5 del documento rezaba: “Se constituirán
Consejos Superiores Provisorios en cada universidad, los que estarán
integrados por el rector normalizador y los decanos normalizadores
juntamente con el presidente y dos delegados de la Federación de
Estudiantes correspondientes”.

Franja Morada y la Federación Juvenil Comunista fueron los espacios que


impulsaron con mayor decisión el proceso de organización de la FUC. Para
su estructura interna promovieron un esquema semejante a otras
federaciones del país: constitución de un plenario con delegados/as
surgidos/as de las elecciones de CE según la cantidad de votos obtenidos por
cada agrupación. Este plenario, a su vez, elegiría a la Mesa Ejecutiva para la
conducción del organismo. De esta manera, se entendía que habría más
diversidad en su composición y estarían representados todos los sectores.

Si bien las reuniones para la organización de la FUC se realizaron desde


principios de 1984 y todos los CE participaron en la Comisión Pro-
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por Rodrigo Touza Federación, no todo el movimiento estudiantil se entusiasmó con la idea de
la creación de este organismo. Llegado el momento del Congreso
Constitutivo de la FUC, se produjo un fuerte debate entre los diversos
sectores y una actitud dispar en los distintos bloques. El sector
“independiente” en general, y algunas de sus agrupaciones en particular, no
se opusieron a la constitución de la federación en sí, sino al modo planteado
para hacerlo. Pucará propuso crear la federación a partir de la
representación de los CE y no de las agrupaciones. Es decir, las comisiones
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directivas de los CE deberían elegir quién los representaría ante la


federación. Y como la convocatoria de noviembre se realizó bajo la
modalidad de representación por agrupaciones, acusó al plenario inicial del
Congreso de no ser representativo y, por lo tanto, de no poder —o no
deber— constituir la FUC. Según su criterio, se necesitaba un mandato
especial de los CE, por lo que propuso una nueva convocatoria en abril del
año siguiente.19 La propuesta de Pucará le daba mayor fuerza a las
agrupaciones “independientes”, porque estas conducían cinco de siete CE
en la UNCuyo. También acusaron a las “agrupaciones partidarias” de llevar
adelante diferentes maniobras de manipulación: boicot de reuniones,
rechazo a la incorporación de los CE de universidades privadas, manejo
discrecional de la acreditación al Congreso, etc. Estos planteos no tuvieron
eco en las agrupaciones “progresistas” y, al encontrarse en minoría, los/as
independientes retiraron sus delegados/as, dejando al Congreso con una
menguada representación.20

El Boletín Informativo Crónica Universitaria, editado por la agrupación


conservadora Unión Mendocina de Estudiantes, comentó sobre el hecho:

Así contamos con una federación. Pero no la federación de los estudiantes de la


UNC, sino de las agrupaciones estudiantiles minoritarias; las que para nada han

19 Actas del Congreso Constitutivo de la FUC, 9 de noviembre de 1984. Documento cedido por Néstor
Navarro en abril de 2022 para el CDHyM, UNCuyo.
20 Según los documentos que pudimos consultar, los/as congresales/as teóricos/as, es decir, quienes
estaban en condiciones de participar del Congreso, eran 59, de los/as cuales 54 se acreditaron y 21
votaron la lista “Democracia y liberación”, la alianza entre Franja Morada y el PC que promovió a
Néstor Navarro como presidente de la FUC.
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por Rodrigo Touza
respetado las reglamentaciones vigentes…. Aunque los oficialistas de la Franja
Morada hayan ganado en una sola de las siete facultades de la UNC, a ellos les toca
la “muy democrática” [el resaltado es del original] representación. 21

Pero incluso dentro del bloque “progresista” hubo resistencia. La agrupación


Nehuen22, de Ingeniería, planteó que los/as estudiantes no habían sido
consultados/as. Siguiendo la misma línea discursiva, Carlos Russo, del
Movimiento Estudiantil Independiente (MEI),23 sostuvo: “estamos creando
una superestructura sin poder real”.24 También acusó a Franja Morada de
“procederes antidemocráticos en el desarrollo del Congreso”.25
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A pesar de las resistencias, finalmente la FUC se constituyó con el apoyo de


Franja Morada, el MOR y poco más. Así las cosas, la primera conducción fue
integrada solo por el radicalismo y los espacios auspiciados por el PC. La
Junta Ejecutiva26, órgano de dirección de la Federación, quedó conformada
por Néstor Navarro (FM-Ingeniería) y Julio Daher (FM-Artes y Diseño) como
vicepresidente.27

Se tomó la decisión de dejar cinco cargos vacantes hasta que los sectores no
representados en la Junta Ejecutiva decidieran su participación efectiva
pensando, fundamentalmente, en la incorporación del peronismo. La FUA
reconoció la creación de la FUC y, con el tiempo, se fueron incorporando la
mayoría de las agrupaciones. Pucará convocó a un nuevo congreso para
principios de 1985, pero no prosperó.

21 Crónica Universitaria, AñnoII, Número 19, abril de 1985. Documento cedido por Germán Leyens en
el marco de la entrevista realizada el 25 de marzo de 2022 en el CDHyM, UNCuyo.
22 Nehuen, de la Facultad de Ingeniería, era una agrupación amplia vinculada al peronismo.
23 El MEI, de la Facultad de Filosofía y Letras, era una agrupación amplia con militancia vinculada al
peronismo y al PI.
24
Actas del Congreso Constitutivo de la FUC, 9 de noviembre de 1984. Documento cedido por Néstor
Navarro en abril de 2022 al CDHyM, UNCuyo.
25 “Cuestionan procederes en un congreso estudiantil”, Los Andes, 25 de noviembre de 1984.
26 En algunos documentos consultados también se la denomina Mesa Ejecutiva.
27 Secretaría General: Ademar Suquet (Bloque Agrupaciones Amplias-AUNAR, Artes y Diseño; el BAA
se constituyó para el Congreso Constitutivo de la FUC principalmente con agrupaciones vinculadas al
PC); Secretaría de Cultura: Cecilia Civit (FM, Artes y Diseño); Secretaría de Deportes: Eduardo Aguilar
(FM, Económicas); Secretaría de Derechos Humanos: Pablo Masera (BAA-AMOC, Médicas), Secretaría
de Extensión Universitaria: Sebastián Touza (FM, Ingeniería); Secretaría de Prensa y Difusión: Nora
Cuesta (FM, Filosofía y Letras), Secretaría de Relaciones Obrero-Estudiantiles: Ángel Tello (BAA-MOR,
Filosofía y Letras)
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por Rodrigo Touza Los CE de Filosofía y Letras, Económicas e Ingeniería presentaron
impugnaciones ante el Consejo Superior Provisorio (CSP) argumentando que
los/as delegados/as designados/as por la FUC ante el CSP no eran
“representativos de la mayoría de los centros, sino de las agrupaciones”.28
Antonio Barnabó, decano normalizador de la Facultad de Ingeniería, señaló
sus dudas sobre la legitimidad de la constitución de la FUC y, por lo tanto,
sobre la legitimidad de sus representantes. Teniendo en cuenta que las
acusaciones no eran consideradas graves y que los CE que impugnaron
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fueron tres de un total de siete, el CSP desestimó el planteo de las


agrupaciones “independientes”.

De esta manera, en marzo de 1985 se incorporaron al Consejo Superior


Provisorio los/as representantes de la FUC: Néstor Navarro, por ser el titular
de la federación, Alejandra Civit de la Facultad de Artes y Diseño y Ricardo
Estévez de Ciencias Económicas, todos/as de Franja Morada. Poco después,
Alejandra Civit renunció y la reemplazó Alfredo Cornejo29 de Ciencias
Políticas y Sociales, también de Franja Morada.

El 19 de noviembre, pocos días después del congreso, el recientemente


electo presidente de la FUC firmó un documento dando a conocer la
formación del organismo donde analizó el proceso vivido. La consideración
sobre el sector conservador fue durísima, al acusarlo de entorpecer todo el
proceso y de expresar el “continuismo” de la dictadura:

[Son] los que cabalgaron sobre los ocho años de vaciamiento de la universidad,
sobre la prédica del miedo y la discriminación de todo tipo, sobre la represión,

28 Actas del Consejo Superior Provisorio, Acta Nº 3, reunión del 26 de marzo de 1985. Disponible en el
Centro de Documentación Histórica de la UNCuyo.
29 Alfredo Cornejo tuvo posteriormente una importante trayectoria política. Fue intendente del
departamento de Godoy Cruz por dos períodos (2007–2011; 2011–2015), gobernador de Mendoza
(2015–2019) y presidente del Comité Nacional de la Unión Cívica Radical (2017-2021), entre otros
cargos. Al momento de la redacción de este artículo cumple mandato de senador nacional por
Mendoza.
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por Rodrigo Touza
asesinato y desaparición de estudiantes... sectores que avalaron lo actuado por los
personeros del proceso y que, por tanto, fueron sus cómplices.30

El señalamiento respecto a la vinculación del ala conservadora del


movimiento estudiantil con el pasado dictatorial no fue casual. Para ese
momento empezaba a instalarse el debate sobre los concursos docentes y el
rol de los/as profesores/as que habían tenido responsabilidades
institucionales y políticas durante la dictadura. El posicionamiento e
iniciativas de las agrupaciones estudiantiles fueron fundamentales en ese
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proceso.

Conclusiones

El proceso de construcción de las organizaciones estudiantiles en los


primeros años de la década de 1980 fue complejo y conflictivo. Llama la
atención el desarrollo alcanzado por las corrientes conservadoras en la
UNCuyo, en medio de la “primavera democrática”. Pero no fue un caso
aislado. Si bien en algunas universidades nacionales espacios similares
conquistaron CE o alcanzaron resultados electorales importantes, en
Mendoza lograron una fuerza inusitada. Podríamos decir que el proyecto del
gobierno de facto de promover una universidad “apolitizada” tuvo cierto
éxito. Ocho años de represión y la generación de un ambiente opresivo en
las aulas y pasillos de la UNCuyo tuvieron su efecto. Buena parte de los/as
estudiantes que pudieron ingresar a la universidad en los primeros años de
la dictadura, pasando el filtro de los exámenes y cupos de ingreso, y que
lograron permanecer pagando los aranceles correspondientes, no
conocieron la actividad político-estudiantil y se formaron en el miedo a la
autoridad, con un discurso constante sobre los peligros de la política en la
universidad.

Pero cuando la política se hizo presente y ya no fue posible impedir la


actividad de las agrupaciones, se inició el proceso de formación de los

30 “Primer Congreso Constitutivo de la Federación Universitaria de Cuyo”. Documento cedido por


Germán Leyens en el marco de la entrevista realizada el 30 de marzo de 2022 para el CDHyM,
UNCuyo.

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por Rodrigo Touza centros de estudiantes. Los años de discursos contra los partidos y la política
en la universidad tuvieron cierto éxito dado que en la mayoría de los centros
se impusieron electoralmente los sectores conservadores, contrastando con
el momento de auge de la participación juvenil en los partidos políticos que
en ese momento vivía Argentina.

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RADICALISMO Y UNIVERSIDAD
DURANTE LA RECUPERACIÓN
DEMOCRÁTICA. DINÁMICAS,
ACTORES Y TENSIONES EN EL
INTERIOR DE LA UNIVERSIDAD
NACIONAL DE MAR DEL PLATA
(1982-1986)
———————

Artículo por
MARIA CONSTANZA CASTRO
Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas
Universidad Nacional de Mar del Plata
Mar del Plata, Buenos Aires, Argentina

RADICALISMO Y UNIVERSIDAD DURANTE LA RECUPERACIÓN DEMOCRÁTICA. DINÁMICAS, ACTORES


Y TENSIONES EN EL INTERIOR DE LA UNIVERSIDAD NACIONAL DE MAR DEL PLATA (1982-1986)
María Constanza CASTRO
PolHis, Año 15, N° 30, pp. 105- 135
Julio - Diciembre de 2022
ISSN 1853-7723
Artículo
Radicalismo y universidad durante la
recuperación democrática. Dinámicas,
actores y tensiones en el interior de la
universidad nacional de Mar del Plata
(1982-1986). (pp. 105-135)
por María Constanza Castro

MARÍA CONSTANZA CASTRO


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Profesora y Licenciada en Historia (UNMdP). Estudiante de la Maestría en


Partidos Políticos (CEA/UNC) y del Doctorado en Ciencia Política (UNSAM).
Becaria doctoral del CONICET con lugar de trabajo en el Instituto de
Investigaciones sobre Sociedades, Territorios y Culturas (ISTEC) de la
Facultad de Humanidades, UNMdP. Integrante del Proyecto de Investigación
“Nueva derecha y democracia: cambio, continuidad y transformaciones
entre la política nacional, provincial y local (2008-2019)”, radicado en la
Secretaría de Ciencia y Técnica de la UNMdP.
Fecha de recepción:04/08/2022 - Fecha de aceptación: 29/12/2022

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Radicalismo y universidad durante la
recuperación democrática. Dinámicas,
actores y tensiones en el interior de la
RADICALISMO Y UNIVERSIDAD DURANTE LA
universidad nacional de Mar del Plata
(1982-1986). (pp. 105-135) RECUPERACIÓN DEMOCRÁTICA. DINÁMICAS, ACTORES
por María Constanza Castro
Y TENSIONES EN EL INTERIOR DE LA UNIVERSIDAD
NACIONAL DE MAR DEL PLATA (1982-1986)

Resumen
El trabajo analiza la militancia universitaria durante el periodo de
recuperación democrática y se centra en el surgimiento y la actuación de la
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agrupación de signo radical Franja Morada. Específicamente propone


examinarla en su accionar en la Universidad de Mar del Plata (UNMdP) ⎯sin
por esto desconocer los problemas y los procesos más amplios en los que se
enmarcan las dinámicas políticas e institucionales y los actores
involucrados⎯ y en articulación con las demás organizaciones estudiantiles.
Considera este espacio como un ámbito más de lucha política por lo que
pone atención a la relación entre Franja Morada y la Junta Coordinadora
Nacional (JCN) con el fin de evidenciar el rol que desempeña la militancia
universitaria como vía de acceso a la política partidaria. A partir de la
intersección de estos dos niveles ⎯universidad y partido⎯, se analiza la
conformación y organización de Franja Morada hasta conseguir una
estructura estable, su participación en el proceso de normalización
universitaria, identificándose los momentos de tensión con las líneas
internas del radicalismo, muy particularmente durante la elección de rector.

Palabras Clave
Militancia universitaria – normalización universitaria - recuperación
democrática.

PolHis 107
Año 15 - número 30
Julio - Diciembre de 2022
ISSN 1853-7723
Artículo
Radicalismo y universidad durante la
recuperación democrática. Dinámicas, RADICALISM AND UNIVERSITY DURING THE
actores y tensiones en el interior de la
universidad nacional de Mar del Plata DEMOCRATIC RECOVERY. DYNAMICS, ACTORS AND
(1982-1986). (pp. 105-135)
por María Constanza Castro TENSIONS INSIDE THE NATIONAL UNIVERSITY OF MAR
DEL PLATA (1982-1986)

Abstract
The work analyzes the militancy at the University during the period of
democratic recovery. It is focused on the emergence and performance of
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the radical Franja Morada’s group. Specifically, this work proposes to


examine its actions at the University of Mar del Plata (UNMDdP), ⎯without
ignoring the broader problems and processes that involved the political and
institutional dynamics and the actors⎯, and in articulating with the other
students’ organizations. This article considers this space as one of the areas
of political struggle. For this reason, it pays attention to the relationship
between Franja Morada and la Junta Coordinadora Nacional (JCN) in order
to demonstrate the role played by the university militancy as a way of
access to party politics. From the intersection of these two levels, university
and political party, this paper analyzes the conformation and organization of
Franja Morada until a stable structure is achieved, and its participation in
the process of university normalization. It also identifies the moments of
tension with the internal lines of radicalism, particularly during the election
of the rector.

Keywords
University militancy - university normalization - democratic recovery

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Año 15 - número 30
Julio - Diciembre de 2022
ISSN 1853-7723
Artículo
Radicalismo y universidad durante la
recuperación democrática. Dinámicas,
actores y tensiones en el interior de la
universidad nacional de Mar del Plata
(1982-1986). (pp. 105-135)
por María Constanza Castro

RADICALISMO Y UNIVERSIDAD DURANTE LA


RECUPERACIÓN DEMOCRÁTICA. DINÁMICAS, ACTORES
Y TENSIONES EN EL INTERIOR DE LA UNIVERSIDAD
NACIONAL DE MAR DEL PLATA (1982-1986)1
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Introducción

Tras la asunción de Raúl Alfonsín el 10 de diciembre de 1983 se inauguró


una nueva etapa en el país, caracterizada por la restauración del sistema
democrático y sus instituciones. En el ámbito universitario, apoyándose en
el modelo reformista de 1918, el nuevo gobierno asumió el compromiso de
(re)establecer el pleno ejercicio de la autonomía y el cogobierno a través de
un decreto presidencial que dispuso los lineamientos centrales de la
normalización de todas las casas de altos estudios. En el marco de este
proceso, los estudiantes tuvieron un rol destacado en la recuperación de sus
propios órganos gremiales y en la participación del cogobierno universitario.

Las investigaciones sobre movimientos estudiantiles en la Argentina


conforman un importante corpus centrado ⎯fundamentalmente⎯ en
acontecimientos y periodos específicos. Para los años ochenta, recién en los
últimos tiempos se han incrementado notablemente las exploraciones,
aunque en su mayoría tienen como objeto de análisis a las universidades
ancladas en los principales centros urbanos, como la Universidad de Buenos
Aires (Arriondo, 2011; Cristal 2014 y 2016; Cristal y Seia, 2018), y la

---------------------------------------------------------

1 El presente trabajo es una adaptación de la Tesina de Licenciatura en Historia de la autora, dirigida


por las Dras. Marcela Ferrari y Mariana Pozzoni. Asimismo, una versión preliminar de este escrito fue
presentado en el Seminario "Conflictos universitarios y movimientos estudiantiles en América Latina:
temas emergentes", coordinado por los Dres. Denisse Cejudo y Nicolás Dip. Agradezco los aportes y
las sugerencias realizadas en ambas instancias para enriquecer el texto.

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Artículo Universidad Nacional de Córdoba (Cabrera y Hernández, 2010; Servetto y
Radicalismo y universidad durante la
recuperación democrática. Dinámicas, Chabrando, 2012; González Valdés, 2022). Pocos son los trabajos que
actores y tensiones en el interior de la
universidad nacional de Mar del Plata reconstruyen las dinámicas de algunas agrupaciones en el interior del país
(1982-1986). (pp. 105-135)
por María Constanza Castro que muestran otros recorridos políticos e institucionales (Touza, 2007;
Monasterolo, 2020). Más aún, en consonancia con la impronta
refundacional adjudicada al periodo de recuperación democrática (Franco y
Feld, 2015), buena parte de estas indagaciones brindan una imagen que
tiende a destacar más rupturas que continuidades respecto de los años
setenta, particularmente al resaltar los valores democráticos con una férrea
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condena a la violencia armada y al pasado autoritario.

Lejos de desconocer el impacto que tuvo la recuperación democrática y sus


implicancias en términos discursivos y en algunas prácticas políticas, en este
trabajo nos interesa subrayar una línea de continuidad muy fuerte respecto
de los años sesenta y setenta dada por la partidización de la comunidad
universitaria. Como señala Silvia Sigal (1991), hasta mediados de los años
sesenta, las agrupaciones universitarias se destacaban por brindar una
imagen de la sociedad apoyada en principios generales, destacándose
profundamente los postulados reformistas. Desde entonces, con la
politización universitaria, ni la institución misma ni la reforma operaron
como productoras principales de identidad, sino que los partidos políticos
fueron, a partir de allí, los encargados de canalizar los conflictos
estudiantiles (Sigal, 1991:72). En línea con esta argumentación, podemos
afirmar que esta impronta de la militancia universitaria terminó de
afianzarse en los años ochenta con el predominio de la agrupación Franja
Morada en la mayoría de las universidades del país y su abierta
identificación con el radicalismo, pero se combinó con una reivindicación de
los postulados reformistas.

Enmarcado en esta interpretación, el artículo analiza la participación político


juvenil de un sector del movimiento estudiantil durante la apertura
democrática de 1983. Toma como objeto de estudio a la agrupación
universitaria Franja Morada en la Universidad Nacional de Mar del Plata

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Artículo (UNMdP) entre 1982 y 1986, desde la activa movilización de los estudiantes
Radicalismo y universidad durante la
recuperación democrática. Dinámicas, marplatenses en el contexto de la guerra de Malvinas hasta la asunción del
actores y tensiones en el interior de la
universidad nacional de Mar del Plata primer rector electo por Asamblea Universitaria de la UNMdP en 1986. La
(1982-1986). (pp. 105-135)
por María Constanza Castro preocupación que guía el trabajo es comprender la actuación del sector
juvenil universitario del radicalismo en articulación con la dinámica
partidaria local. En este sentido, la universidad es observada como un
ámbito más de lucha política. Por ello se pone atención a la relación entre
Franja Morada y la Junta Coordinadora Nacional (JCN) con el fin de
evidenciar el rol que desempeñó la militancia universitaria como vía de
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acceso a la política partidaria. A partir de la intersección de estos dos niveles


de observación ⎯universidad y partido⎯, se analiza la conformación y
organización de Franja Morada en una estructura estable y su participación
en el proceso de normalización universitaria. Se identifican, además, los
momentos de tensión con las líneas internas del radicalismo,
particularmente durante la elección de rector.

Metodológicamente, el trabajo se cimenta sobre el análisis cualitativo de


tipo histórico de documentos escritos existentes en distintos repositorios
que permitieron identificar a los militantes estudiantiles de la UNMdP. Una
parte del corpus está constituido por documentos institucionales de esta
casa de estudios; otra corresponde a prensa partidaria y periódica. Para su
abordaje se ha tenido presente que se trata de un actor político, formador
de opinión, que decodifica los hechos sociales de la realidad al mismo
tiempo que los constituye, con el objetivo de influir sobre los lectores en
determinados sentidos (Sidicaro, 1993). Asimismo, se recuperaron los
testimonios orales de los ex militantes a fin de comprender los rasgos
particulares de la dinámica política interna donde operan prácticas políticas
informales que definen las estrategias de los actores en el juego político. Los
testimonios utilizados para la investigación conforman un corpus de
dieciséis entrevistas de antiguos militantes universitarios de diferentes
agrupaciones estudiantiles, docentes y autoridades. La representatividad de
la muestra se justifica en base al criterio de saturación teórica que arrojaron

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Artículo sus resultados dado que, a medida que se avanzaba en la realización de
Radicalismo y universidad durante la
recuperación democrática. Dinámicas, nuevas entrevistas, estas no alteraban los datos ya obtenidos ni aportaban
actores y tensiones en el interior de la
universidad nacional de Mar del Plata nueva información (Glaser y Strauss, 1967). En esa línea, la información
(1982-1986). (pp. 105-135)
por María Constanza Castro extraída de la variedad de fuentes fue sometida a un proceso de
triangulación para otorgarle mayor validez a los resultados de la
investigación.

El trabajo se divide en tres apartados. El primero reconstruye el mapa


interno de la UCR durante el periodo de la recuperación democrática a
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través del reconocimiento de sus principales vertientes. Enfatiza en la


emergencia de la juventud como un protagonista clave de la etapa y se
destaca la importancia del conflicto bélico por Malvinas y su impacto en la
activación de la militancia universitaria puntualizando en la conformación de
la agrupación Franja Morada en la UNMdP. El siguiente apartado presenta a
las demás agrupaciones que también tuvieron presencia en la escena
universitaria y mantuvieron relaciones de colaboración y competencia con
los jóvenes radicales, fundamentalmente a través de la conformación de la
Federación Universitaria Marplatense (FUM) y las actividades impulsadas
desde allí. El último apartado se concentra en la actuación de los militantes
de Franja Morada, pertenecientes también a la JCN de la Juventud Radical
en la UCR para resaltar las tensiones protagonizadas en el ámbito partidario
entre históricos y coordinadores por la elección de las autoridades de su
línea interna y en las elecciones para renovar las autoridades de la Juventud
Radical. Se expone también cómo se trasladó esa disputa a la elección de
autoridades de la UNMdP una vez concluida su etapa normalizadora.

1- Entre la militancia partidaria y universitaria: emergencia y consolidación


de la Juventud Radical en la apertura democrática

En el contexto de la recuperación democrática, se evidenció una


reestructuración en el escenario político partidario de la UCR marcado por la
consolidación del liderazgo de Raúl Alfonsín como resultado de un cúmulo
de factores. Entre ellos se distinguieron ⎯además de su trayectoria en el
partido⎯, su capital simbólico incrementado a raíz de su participación en la
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Artículo Asamblea Permanente de Derechos Humanos (APDH) ⎯desde su fundación
Radicalismo y universidad durante la
recuperación democrática. Dinámicas, en 1975⎯ y, con posterioridad, su negativa a apoyar la Guerra de Malvinas.
actores y tensiones en el interior de la
universidad nacional de Mar del Plata Pero fue la desaparición física de Ricardo Balbín y la ausencia de un fuerte
(1982-1986). (pp. 105-135)
por María Constanza Castro liderazgo partidario como el del viejo caudillo radical lo que terminó por
favorecerlo dado que encontró el discurso y la actitud para producir el
reemplazo, aun excediendo los límites del partido (Persello, 2007:287).

En la provincia de Buenos Aires, las dos vertientes principales del partido


eran el Movimiento de Renovación y Cambio (MRyC) y Línea Nacional. A
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ellos se sumaba el Movimiento de Afirmación Yrigoyenista (MAY), con


menor presencia, pero con representación en algunos distritos. De todas las
líneas internas que conformaban el radicalismo a nivel provincial, el MRyC
era aquel que se encontraba mejor posicionado a raíz de la renovación de
sus cuadros producida entre fines de los años sesenta y setenta. Estaba
compuesto por dos sectores: por un lado, los históricos, desprendidos del
viejo tronco balbinista y, por el otro, la Juventud Radical de la JCN que
incluyó a la mayoría de los universitarios nucleados en Franja Morada.

En vísperas de las elecciones de octubre de 1983, el radicalismo bonaerense


conformó una coalición dominante estable, en la que confluyeron los
históricos del MRyC y el Balbinismo Auténtico, un desprendimiento de Línea
Nacional cuyo máximo referente fue Juan Carlos Pugliese. Este acuerdo
favoreció a los primeros al asegurarse los votos del sector más tradicional
del partido y frenar el impulso de algunos jóvenes coordinadores que
pugnaron por ocupar mayores espacios en la estructura del partido,
mientras el Balbinismo Auténtico conservaba espacios de conducción
partidaria y de gobierno en el marco de un vertiginoso ascenso del
alfonsinismo (Ferrari y Closa, 2015:39).

Al igual que en el orden provincial, en la ciudad de Mar del Plata la coalición


dominante se conformó entre el Balbinismo Auténtico y el MRyC. Sin
embargo, este último atravesó un desgastante proceso de competencia
entre las distintas facciones que constituyeron la línea interna de Alfonsín
por apropiarse del capital simbólico que representó su líder. En
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Artículo consecuencia, los dos sectores que rivalizaron en las elecciones por la
Radicalismo y universidad durante la
recuperación democrática. Dinámicas, titularidad del movimiento no lograron reunir a la totalidad de sus facciones
actores y tensiones en el interior de la
universidad nacional de Mar del Plata aún dirimida la disputa intrapartidaria. El primero de ellos lo integraban las
(1982-1986). (pp. 105-135)
por María Constanza Castro últimas autoridades electas que formaron la Junta Reorganizadora y, el
segundo, un conjunto de ateneos y agrupaciones que se habían formalizado
durante la apertura política. Una vez resuelta la elección dentro del MRyC, el
enfrentamiento de esa corriente con el Balbinismo Auténtico derivó en una
derrota y provocó la renuncia de las autoridades que habían sido elegidas en
los comicios previos. El resultado de ese proceso fue la dispersión y
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desorganización de los integrantes del alfonsinismo.

Es en ese escenario conflictivo cuando irrumpió la Juventud Radical ⎯a


través de Franja Morada⎯ y se incorporó como un grupo interno más a las
disputas que protagonizaron las facciones que nutrieron el MRyC en la
ciudad de Mar del Plata. Su impulso tuvo lugar en el marco de la
revitalización de la militancia universitaria atravesada por el estallido de la
Guerra Malvinas, hito que marcó a la generación de jóvenes universitarios
que se sumaron a la militancia política en los años ochenta. El conflicto
bélico habilitó la oportunidad de promover actividades destinadas a
colaborar con la “causa nacional” que contribuyeron a la socialización entre
estudiantes, en una coyuntura en la que continuaban vedadas las
actividades políticas. Entre las iniciativas que se destacaron estuvieron la
creación de un “Fondo Patriótico Malvinas Argentinas” y la organización de
“Peñas Estudiantiles” que coexistieron con el fomento de campeonatos
deportivos que afianzaron aún más los vínculos entre estudiantes. Ese
incipiente grado de coordinación permitió que, una vez producida la derrota
bélica y ante el descontento social generalizado, los estudiantes reclamaran
la habilitación de la actividad gremial, que derivó en la elección de
delegados por cursos y sentó las bases para la reorganización de los Centros
de Estudiantes.

Desde entonces, el accionar del movimiento estudiantil estuvo jalonado por


numerosas demandas que aceleraron la organización y nutrieron las

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Artículo distintas agrupaciones estudiantiles. Entre algunos de los sucesos más
Radicalismo y universidad durante la
recuperación democrática. Dinámicas, trascendentales se destacaron la protesta por la supresión de los aranceles
actores y tensiones en el interior de la
universidad nacional de Mar del Plata universitarios, los pedidos por el ingreso irrestricto y la aceleración de la
(1982-1986). (pp. 105-135)
por María Constanza Castro normalización de la casa de altos estudios. Así las cosas, entre los meses de
agosto y octubre de 1983, se celebraron las elecciones para la conformación
de los Centros de Estudiantes en la totalidad de las unidades académicas, y
los resultados evidenciaron la supremacía de Franja Morada que se alzó con
la conducción de la mayoría de ellos. Como explican algunas investigaciones
(Servetto y Chabrando, 2012), ese éxito puede interpretarse en relación a
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las promesas de futuro e integración de una fuerza política que asumía


como propia la difícil tarea de “refundar” el país, tomando distancia de las
prácticas violentas y autoritarias. En efecto, el predominio de la agrupación
estudiantil estuvo asociado a la figura del líder del radicalismo y el discurso
anclado en los valores democráticos se subordinó a los principios
reformistas. Pero en la UNMdP ese proceso fue más asombroso por el
hecho de que la agrupación universitaria radical, pese a los esfuerzos
realizados en la década previa, no contaba con una estructura propia, sino
que fue gestada al calor de los acontecimientos y en pleno auge de la figura
de Alfonsín, que convocó a numerosos jóvenes a involucrarse en la vida
política.

A fines de los años sesenta, la mayoría de los sectores juveniles de la UCR se


organizaron en el ámbito partidario en torno a la JCN y en el universitario en
la Unión Nacional Reformista Franja Morada. Esta última era una federación
de agrupaciones conducida por anarquistas y socialistas en la que también
participaban los jóvenes radicales que, al poco tiempo, se propusieron
hegemonizarla, siendo reconocida ⎯con posterioridad⎯ en la carta
orgánica partidaria (Persello, 2007). En la UNMdP, la ausencia de una
expresión orgánica hasta entrados los años ochenta se debió, en buena
medida, a la creación de las universidades católica y provincial durante los
años sesenta y setenta, cuando el clima revolucionario de la época inclinó al
estudiantado universitario marplatense hacia posiciones más radicalizadas

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Artículo de izquierda o de derecha. A ello se sumó la existencia del Movimiento
Radicalismo y universidad durante la
recuperación democrática. Dinámicas, Nacional Reformista (MNR) ⎯expresión del Partido Socialista Popular (PSP)
actores y tensiones en el interior de la
universidad nacional de Mar del Plata ⎯ que tenía un fuerte arraigo en algunas facultades, particularmente en la
(1982-1986). (pp. 105-135)
por María Constanza Castro de Ciencias Económicas, dificultando aún más la instalación de la agrupación
radical dado que competían por el mismo electorado.

El origen de Franja Morada en la universidad local tuvo una doble gestación,


ya que combinó los intentos partidarios por instalar a la agrupación y la
acción espontanea de jóvenes universitarios que se agruparon motivados
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por las ideas y el liderazgo de Alfonsín. En cuanto a los intentos partidarios,


luego de un acto de campaña realizado en la ciudad se estimuló la
conformación de una Mesa de Conducción de Franja Morada que incluyó a
los pocos jóvenes que militaban en las filas radicales. Paralelamente a esta
tentativa, se formaron grupos de estudiantes en distintas unidades
académicas de la UNMdP que se sentían interpelados por la figura de
Alfonsín. De esa manera, comenzó a gestarse desarticuladamente una
fuerza militante que adquirió un protagonismo preponderante por encima
de las iniciativas partidarias, situación que obligó a los militantes insertos en
el partido a coordinar estos grupos e incorporarlos a la estructura inicial. Así,
a mediados de 1983 se fundó la Mesa Regional de Franja Morada que
contaba con representación de estudiantes de todas las facultades de la
UNMdP.

El rápido crecimiento de la reciente agrupación Franja Morada provocó


fuertes tensiones internas en el radicalismo local. Franja Morada
representaba prácticamente a la totalidad de la Juventud Radical. Más
fuerte aún era la asociación entre Juventud Radical y la JCN, corriente
interna en la que se reconocían los jóvenes y que en la provincia de Buenos
Aires lideraba el entonces diputado nacional Federico Storani. Este dirigente
había sido designado como docente en la cátedra de Derecho Constitucional
de la Facultad de Derecho de la UNMdP, lo que facilitó la relación
permanente con los militantes radicales. Y si bien algunos jóvenes se
identificaban con otras vertientes partidarias, especialmente la balbinista,

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Artículo no ocuparon puestos relevantes en el ámbito universitario, cuya hegemonía
Radicalismo y universidad durante la
recuperación democrática. Dinámicas, perteneció siempre a la JCN.2
actores y tensiones en el interior de la
universidad nacional de Mar del Plata
(1982-1986). (pp. 105-135)
La acelerada consolidación de la Franja Morada en el ámbito universitario
por María Constanza Castro
fue indiscutida. Al mismo tiempo, su participación en la estructura partidaria
fue vista con recelo por los viejos sectores que disputaban los espacios de
poder dentro del MRyC y del partido en general, por lo que la irrupción de la
juventud como un actor gravitante en el radicalismo indujo a tensiones
internas evidenciadas en los comicios internos sucesivos.
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2. Militancia universitaria y otras fuerzas en disputa: MNR, JUI, UPAU 3

Al margen del predominio ejercido por Franja Morada en la UNMdP, otras


organizaciones estudiantiles, con dispares desempeños en cada una de las
unidades académicas, tuvieron protagonismo en la escena político
estudiantil. Muchos de sus militantes participaron en la conformación de
frentes estudiantiles que luego evolucionaron en armados propios y que
respondían a diferentes partidos políticos, vinculación que se hizo aún más
visible hacia 1985. Cabe destacar que un rasgo de la UNMdP fue la débil
presencia del peronismo universitario. Si bien existieron algunas expresiones
juveniles del movimiento, su desempeño fue ominoso y su presencia
demasiado efímera, situación que se modificó parcialmente con la
emergencia de la Renovación Peronista y los intentos por emular su
expresión en el ámbito universitario.4 Entre las agrupaciones que mostraron
cierta regularidad y sistematicidad durante el periodo merecen destacarse
tres: el MNR, vinculado al PSP; la Juventud Universitaria Intransigente (JUI),
identificada con el Partido Intransigente (PI); y, a partir de 1985, la Unión

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2 Oscar Pagni, entrevista realizada por Constanza Castro, Mar del Plata, 21 de octubre de 2016.
3 Una parte del apartado constituye una adaptación de un texto escrito en coautoría con Mariana
Pozzoni. Cf. Pozzoni y Castro (2018)
4 Entre algunas de las manifestaciones del peronismo universitario de efímera participación se
encontraban la “Coordinadora Juvenil Justicialista de Mar del Plata”, que reconocía afinidades con el
dirigente justicialista Ángel Federico Robledo, y las agrupaciones “Scalabrini Ortíz” y “Matecocido” en
la Facultad de Humanidades.

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Artículo para la Apertura Democrática (UPAU) que respondía al partido de
Radicalismo y universidad durante la
recuperación democrática. Dinámicas, centroderecha Unión del Centro Democrático (UCEDÉ).5
actores y tensiones en el interior de la
universidad nacional de Mar del Plata
(1982-1986). (pp. 105-135)
El MNR secundó a Franja Morada en la mayoría de las unidades académicas,
por María Constanza Castro
a excepción de Ciencias Económicas y Sociales, baluarte de la agrupación
cuyo predominio se extendía desde los años setenta. Su presentación en las
distintas facultades se dio a través de armados específicos que se
identificaban como “Agrupación Reformista”, cuya denominación se
completaba con el reconocimiento de alguna personalidad destacada de la
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disciplina.

Por su parte, la JUI inició su recorrido participando en distintos frentes


estudiantiles y desde 1985, lo hizo de manera autónoma en algunas de las
facultades, con variable desempeño. Si bien su composición fue muy
heterogénea, uno de sus rasgos característicos fue su autorrepresentación
como una verdadera “alternativa”. Confrontaba abiertamente con la Franja
Morada, a quienes los intransigentes identificaban como representantes de
un “proyecto antipopular” y elitista en el espacio universitario. En alusión
directa a sus contrincantes se mostraban como:

una agrupación integrada por estudiantes y graduados afiliados y simpatizantes del


Partido Intransigente y otros, que sin estar afiliados a ningún partido coinciden en
que el único camino de la verdadera reconstrucción nacional y social, tiene que
basarse en un programa NACIONAL, POPULAR y REVOLUCIONARIO.

No somos de los que dividen al Pueblo entre aquellos que militan en su partido y
aquellos que no. Estamos convencidos de que la solución de los problemas
colectivos no es patrimonio exclusivo de nuestro partido, sino de todo el pueblo
argentino.

La JUI entiende que frente a los que postulan la Universidad para los elegidos, se
debe luchar por una universidad para el pueblo y abierta a él, que es en definitiva
quien la mantiene con su trabajo.6

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5 En el periodo 1982-1986, las agrupaciones estudiantiles señaladas fueron las que mostraron mayor
regularidad en cuanto a la militancia universitaria y tuvieron presencia al menos en tres unidades
académicas. Si bien existieron agrupamientos que respondían a las estructuras de otros partidos
como el MID, PC, PSD, se trataron de experiencias muy fugaces, en algunos casos con cierto
protagonismo en los frentes estudiantiles de las distintas facultades.

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Artículo Este pasaje de los jóvenes intransigentes abona el planteo esbozado sobre la
Radicalismo y universidad durante la
recuperación democrática. Dinámicas, partidización de la comunidad universitaria y su traducción en las disputas
actores y tensiones en el interior de la
universidad nacional de Mar del Plata entre agrupaciones que responden a esas estructuras. Sin embargo, más allá
(1982-1986). (pp. 105-135)
por María Constanza Castro de las tensiones entre estas fuerzas, tanto la Franja Morada como el MNR y
el PI reconocían ⎯en diferente medida⎯ los esfuerzos por recuperar la
institucionalidad democrática universitaria. En las antípodas de esta
concepción se ubicó la UPAU, que se instaló con fuerza en la universidad
local hacia mediados de 1985. A tono con la prédica liberal del dirigente
Álvaro Alsogaray de la UCEDÉ con quien se referenciaban, sus integrantes
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enfatizaban en la defensa de “los principios de libertad como base de un


estilo de vida”, se manifestaban en contra del ingreso irrestricto e instaban
por una “autonomía total” dado que entendían que “las autoridades de la
Universidad [estaban] nombradas por el Poder Ejecutivo y [eran]todos
radicales”. En ese punto, y a pesar de que reconocían su inserción en la
organización liberal, repudiaban la política partidaria en la universidad
porque entendían que el accionar militante solo debía limitarse a lo
estrictamente gremial.7

2.1. La Federación Universitaria Marplatense

Luego de los comicios estudiantiles en las distintas unidades académicas, los


jóvenes universitarios emprendieron la conformación de la FUM hacia
principios de diciembre de 1983. En una primera instancia, se creó una Mesa
Provisoria que contó con la participación de los Centros de Estudiantes
constituidos de las facultades de Ciencias Económicas, Ingeniería, Derecho,
Arquitectura, Humanidades e incluso incluyó al Instituto de Formación
Docente N°19.8 En su comunicado inaugural, la FUM se declaraba en

6 “Para que todo cambie en la Universidad”, en Plataforma de la JUI, Ciencias Exactas y Naturales,
UNMdP.
7 “Una nueva agrupación pugnará por el centro”, en La Capital, Mar del Plata, 23/9/1985, p. 10.
8 Esta mesa provisoria tuvo como presidente a María Izaguirre de Ciencias Económicas, vicepresidente
primero a Gustavo Larrieu de Ciencias Económicas y como secretaria a Amelia Correa del ISFD. Las
comisiones de trabajo fueron cuatro y correspondieron al análisis la realidad nacional, la
internacional, la política universitaria, y otra especifica que estudió las demandas y reivindicaciones

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Artículo “defensa de la soberanía argentina”, en franca “oposición a los
Radicalismo y universidad durante la
recuperación democrática. Dinámicas, imperialismos de cualquier signo e independencia de todo centro de poder
actores y tensiones en el interior de la
universidad nacional de Mar del Plata mundial”. En política internacional apoyaba los principios de
(1982-1986). (pp. 105-135)
por María Constanza Castro autodeterminación y de no intervención en los asuntos internos de los
pueblos y condenaba el colonialismo y el neocolonialismo, en especial el de
Inglaterra. Sin duda, la reciente experiencia bélica de Malvinas orientó las
preocupaciones de los jóvenes que, en el plano nacional, abogaron por “el
respeto y defensa de la voluntad popular y de las instituciones
democráticas” y formularon un “llamamiento a la unidad nacional, como
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instrumento válido de la liberación nacional”.9

En lo ateniente a la realidad universitaria, defendieron la autonomía, el


cogobierno, el ingreso irrestricto, la gratuidad de la enseñanza, los
concursos por oposición y antecedentes, la libertad académica, la unidad
obrero estudiantil, la lucha antiimperialista y antioligárquica y la inserción
de la universidad en su medio social. A su vez, respecto a la normalización
universitaria en curso, exigieron la “derogación de la ley 22.207/80”, la
designación de rectores y decanos normalizadores “en el lapso más breve
posible” y la nulidad de los concursos sustanciados durante el gobierno
militar, la supresión de todo arancelamiento a la enseñanza y el pleno
reconocimiento y libertad de acción de los Centros de Estudiantes. También
bregaron por el aumento del presupuesto educativo, la vigencia del sistema
de cátedras libres, la revisión de los planes de estudio “al servicio de las
necesidades del pueblo argentino” y la plena libertad de expresión y el “cese
de toda medida represiva y de discriminación política y religiosa”. El
documento finalizaba solicitando la separación de la universidad de todo
individuo comprometido con el régimen militar y el “vaciamiento cultural” y
señalaba que:

los estudiantes sólo pedimos justicia, no nos mueva la venganza ni el odio, sólo
bregamos por ser fieles intérpretes de la voluntad popular. Nuestra meta es el logro

para el sector estudiantil. “Mesa provisoria en la federación”, en La Capital, Mar del Plata, 4/12/1983,
p. 8 y Gustavo Larrieu, entrevistado por Constanza Castro, Mar del Plata, 23 de octubre de 2016.
9 “Acatamiento a la voluntad popular”, en La Capital, Mar del Plata, 7/12/1983, p. 1

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Artículo de la tan anhelada unidad nacional, en paz, y el respeto absoluto de los derechos
Radicalismo y universidad durante la individuales expresados en nuestra Constitución Nacional.10
recuperación democrática. Dinámicas,
actores y tensiones en el interior de la
universidad nacional de Mar del Plata El documento evidencia no solo las coincidencias en torno a las
(1982-1986). (pp. 105-135)
por María Constanza Castro preocupaciones estudiantiles sino también la importancia de la FUM como
una experiencia de construcción política que articulaba y socializaba a los
dirigentes estudiantiles. Los propios protagonistas consideraban a la FUM
como un espacio que pretendía superar las disputas interpartidarias por los
Centros de Estudiantes y contribuía a la formación de dirigentes políticos
capaces de consensuar, disentir y fortalecer ⎯mediante el debate⎯ la
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elaboración de políticas estudiantiles conjuntas.11

Con la inclusión de las todas las unidades académicas, su organización


interna reconocía como órganos de gobierno al Congreso de Estudiantes, la
Junta Ejecutiva y la Junta Representativa, siendo de carácter obligatorio para
los Centros de Estudiantes las resoluciones adoptadas por el primero,
mientras que las dos restantes poseían carácter recomendativo.12 Es decir
que el Congreso de Estudiantes era la autoridad máxima de la FUM y estaba
constituido en forma directamente proporcional al porcentaje de votos
obtenidos por cada Centro de Estudiantes en las elecciones realizadas el año
previo al Congreso, siendo su composición final de alrededor de setenta
congresales dado que el número total de los mismos era el resultado de la
multiplicación por diez de la cantidad de los Centros de Estudiantes de las

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10 “Acatamiento a la voluntad popular”, en La Capital, Mar del Plata, 7/12/1983, p. 1.


11 Alfredo Lazzeretti, entrevistado por Constanza Castro, 23 de noviembre de 2016.
12 El carácter obligatorio de las resoluciones emanadas por el Congreso de Estudiantes era válido
siempre que fueran tomadas por el 75% de los miembros presentes (Artículo N°9, FUM). La primera
junta ejecutiva de la FUM quedó conformada por Hernán Vela (FM de Arquitectura) como presidente,
quien fue acompañado por Alberto Castro (Agrupación Reformista Manuel Belgrano de Ciencias
Económicas) como secretario general. También incluyó en distintas comisiones a Estela Fernández
Puentes (FM de Derecho)-, Cecilia Serafini (FM de Humanidades), Mariana Canedo (Agrupación José
de San Martín de Humanidades), Eduardo Patrizi (FM de Ciencias Económicas), César Regidor (FM de
Arquitectura), Alberto Rodríguez (Reformista de Derecho), Claudio Pasolini (Línea Independiente de
Ingeniería), y Jorge Weschler (José Ingenieros de Ingeniería). “Acatamiento a la voluntad popular”, en
La Capital, Mar del Plata, 7/12/1983, p.1.

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Artículo unidades académicas.13 Por su parte, la Junta Ejecutiva era el órgano de
Radicalismo y universidad durante la
recuperación democrática. Dinámicas, conducción de la Federación, encargado de administrarla, representarla y
actores y tensiones en el interior de la
universidad nacional de Mar del Plata dirigirla. Las autoridades eran electas a través del Congreso de Estudiantes
(1982-1986). (pp. 105-135)
por María Constanza Castro en sesión ordinaria y su composición era de trece miembros, siendo la
presidencia y vicepresidencia para la agrupación más votada, la Secretaría
General para la segunda fuerza mientras que los vocales eran asignados a
partir del sistema D´Hont. Finalmente, la Junta Representativa correspondía
a una ampliación de la anterior dado que estaba conformada por los mismos
integrantes de la Junta Ejecutiva, a los que se sumaban un representante
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selecciónado por cada Centro de Estudiantes. En efecto, en base a este


modo de funcionamiento, la conducción estuvo a cargo de Franja Morada
en alianza con el MNR; la primera en la presidencia y la segunda en la
Secretaría General. También contó con la presencia de otras fuerzas
políticas en las distintas secretarías según el desempeño electoral de cada
una de ellas.14

El Estatuto, además de regir el funcionamiento básico de la organización,


fue redactado con una fuerte impronta que atravesó el clima de época. Al
igual que otras expresiones juveniles del momento, la FUM declaraba como
principios el sostenimiento, la promoción de la democracia, la libertad, la
igualdad de oportunidades, la paz, la justicia y la solidaridad. Asimismo,
entre algunos de sus fines y propósitos señalaba la lucha por la justicia
social, el respeto por los derechos humanos, la plena vigencia del Estado de
derecho, la defensa de las instituciones y de la Constitución como también
preveía la participación en actividades y actos que remitieran a tales fines.

2.2. La actuación de la militancia universitaria a través de la FUM

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13 Artículo N° 13, Estatuto FUM. Asimismo, la distribución de los congresales era realizada por
Representación Federativa, distribuyéndose el 40% del total de congresales igualitariamente entre los
Centros de Estudiantes; y por Representación Proporcional, en el cual el 60% restante se repartía en
forma proporcional al porcentaje de votos obtenido por cada Centro de Estudiantes.
14 Las secretarías que componían la FUM eran las de Deportes y Recreación, Extensión, Derechos
Humanos, Bienestar Estudiantil, Asuntos Académicos, Actas, Relación Obrero Estudiantil, Relaciones
Institucionales, Prensa y Difusión y Cultura. Artículo N°29, Estatuto FUM.

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Artículo Los desafíos que enfrentaron las universidades nacionales en su etapa
Radicalismo y universidad durante la
recuperación democrática. Dinámicas, normalizadora fueron múltiples, pero dos demandas cobraron relevancia y
actores y tensiones en el interior de la
universidad nacional de Mar del Plata provocaron la activa movilización del conjunto del estudiando: el reclamo
(1982-1986). (pp. 105-135)
por María Constanza Castro por el ingreso irrestricto y la conformación del cuerpo docente a través de la
sustanciación de concursos y la reincorporación de aquellos que habían
cesado en sus funciones por motivos políticos y/o se habían visto obligados
a emigrar.

En cuanto al ingreso irrestricto, si bien el gobierno alfonsinista eliminó


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aquellos requisitos como el arancelamiento y los cupos para la admisión, en


la práctica se crearon cursos de ingresos que tenían como finalidad la
nivelación de los conocimientos entre los estudiantes y fueron vistos como
un obstáculo para el ingreso directo. En el caso de la UNMdP, la normativa
estableció que los estudiantes debían superar con éxito dos exámenes
parciales en dos asignaturas que variaban en relación a la carrera escogida.
Este escenario precipitó numerosas protestas de la FUM, que impulsó
movilizaciones y petitorios dirigidos al rector normalizador. También
resolvió, en una de sus asambleas y a modo de reclamo, la inasistencia a los
exámenes, aunque la medida no tuvo la recepción esperada. Como
resultado de estas demandas, el rector normalizador flexibilizó los requisitos
para la aprobación del curso que pasó de siete cuatro puntos e incorporó
una instancia de recuperación para quienes no alcanzaran la nota mínima.15

Con respecto a la normalización del cuerpo docente, en la UNMdP el


aspecto más debatido fue la incorporación de los estudiantes como jurado
en la sustanciación de los mismos. Su inclusión obedeció a que esta casa de
estudios no contaba con un Estatuto previo al momento de la interrupción
constitucional de 1976, por lo que debía adoptar uno externo tal como lo
establecía la normativa impulsada por el gobierno alfonsinista. En efecto, el
rector normalizador decidió replicar el de la Universidad Nacional de La
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15 “Exámenes parciales en la universidad”, en La Capital, Mar del Plata, 23/1/84, p.5; “Inútil reclamo
de más de mil jóvenes”, en La Capital, Mar del Plata 28/2/84, p. 12; “Asambleas con una escasa
adhesión”, en La Capital, Mar del Plata, 29/2/84, p. 7.

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Artículo Plata dado que había desarrollo sus estudios en esa institución y
Radicalismo y universidad durante la
recuperación democrática. Dinámicas, consideraba que la normativa era “avanzada” en comparación a la de otras
actores y tensiones en el interior de la
universidad nacional de Mar del Plata universidades, porque otorgaba importantes prerrogativas estudiantiles
(1982-1986). (pp. 105-135)
por María Constanza Castro como su incorporación con voz y voto en los jurados, entre otros motivos16

Fueron numerosas las ocasiones en que los docentes cuestionaron la


carencia de conocimientos para evaluar los méritos académicos de los
postulantes, crítica que en algunos casos se extendió a los graduados que
estaban comprendidos en la normativa.17 Sin embargo, los estudiantes
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justificaron su inclusión en torno a la vigencia de los principios democráticos


que también alcanzaban la institución universitaria, identificando como
resabios del autoritarismo a quienes rechazaban su participación. Más allá
de los cuestionamientos y las polémicas suscitadas, la presencia estudiantil
en la sustanciación de los concursos no pudo ser desestimada. Desde la FUM
se alentó la presencia pública de los estudiantes en ellos; y, si bien la
realidad era muy heterogénea según cada facultad, los estudiantes
cumplieron un rol trascendental en la denuncia contra la vigencia de
profesores que habían accedido a las cátedras durante el gobierno militar.

Además de instar por el ingreso irrestricto y la participación en la


sustanciación de cursos, las acciones de la FUM estuvieron orientadas a
reclamar ante las autoridades municipales por el boleto universitario, la
prolongación de las líneas de transporte hacía el complejo universitario, la
implementación de una guardería para la universidad y la posibilidad de
mejorar los accesos al campo deportivo universitario.18 Otro de los
proyectos radicó en la creación de una cooperativa universitaria, por lo cual
se convocó permanentemente a asambleas con el objetivo de conformar

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16 Víctor Iriarte, entrevistado por Constanza Castro y Mariana Pozzoni, Mar del Plata, 28 de abril de
2016.
17 En un recurso de amparo no solo cuestionaban la presencia estudiantil sino también la del claustro
graduado por considerar que los conocimientos académicos de sus miembros resultaban
insuficientes. Manifestaban preocupación al sostener que ambos claustros representaban el 40% de la
decisión. “Reflexiones sobre concursos docentes”, en La Capital, Mar del Plata, 19/4/85, p.7
18 “Gestiones de la FUM ante el intendente”, en La Capital, Mar del Plata, 27/1/84, p. 5.

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Artículo una Junta Promotora que trabajase sobre su estatuto. Sus promotores
Radicalismo y universidad durante la
recuperación democrática. Dinámicas, señalaban que las ideas básicas de esta cooperativa eran “el libre acceso y la
actores y tensiones en el interior de la
universidad nacional de Mar del Plata adhesión voluntaria, el control democrático, el capital en función del
(1982-1986). (pp. 105-135)
por María Constanza Castro servicio, la neutralidad política y religiosa, la distribución de excedentes en
proporción a las operaciones y el fomento de la educación y la
integración”.19 Asimismo, para consolidar tal iniciativa fueron frecuentes las
reuniones y la disertación de especialistas sobre el tema, aunque su
funcionamiento no llegó a concretarse en lo inmediato.20
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3. La interna radical entre el partido y la universidad: las tensiones en la


disputa por el control de la Juventud Radical y la elección de rector en la
UNMdP

Además de la militancia universitaria, los integrantes de Franja Morada


participaron decididamente de la actividad partidaria y se involucraron en
las disputas internas que protagonizaron las fracciones internas del
radicalismo. Como han señalado algunas investigaciones, en la provincia de
Buenos Aires la figura de Alfonsín impidió la emergencia de liderazgos
alternativos. En un escenario en el que los renovadores históricos
apuntaban a afianzar su predominio en el partido y los coordinadores
pugnaban por ocupar mayores espacios de decisión, en el MRyC se
desencadenó “la interna de la interna” (Ferrari, 2017).

En el plano local, en 1985 el radicalismo marplatense se había


reconfigurado. Habían desaparecido algunas facciones y ciertos individuos
habían mudado de agrupación. No obstante, permaneció la práctica
competitiva, enfrentándose ese año por la titularidad del movimiento y por
la conducción de la JR, ambas instancias escenario de las diputas
desarrolladas en el orden provincial entre renovadores históricos y
coordinadores.

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19 “La FUM propone una cooperativa”, en La Capital, Mar del Plata, 9/8/84, p. 7
20 “Los universitarios y el cooperativismo”, en La Capital, Mar del Plata, 5/10/84, p. 5

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Artículo En los primeros comicios, realizados en el mes de marzo, se presentaron tres
Radicalismo y universidad durante la
recuperación democrática. Dinámicas, listas que compitieron por la representación del movimiento: la verde,
actores y tensiones en el interior de la
universidad nacional de Mar del Plata encabezada por el diputado nacional Jorge Carmona y compuesta por un
(1982-1986). (pp. 105-135)
por María Constanza Castro sector de los históricos y la JCN; la azul, que llevaba como candidato a
Ramiro Martín; y la celeste y blanca, cuyo candidato fue Filkeinstein. La
existencia de las dos últimas se explicaba por el rechazo a compartir filas con
la JCN y la incapacidad de arribar a un acuerdo entre ellas. La distancia con
la lista verde era contundente y sus miembros afirmaban: “Nosotros no
somos ni ´históricos´ ni de la JCN. Somos, por siempre, yrigoyenistas y
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alfonsinistas”.21 Si bien en esa elección la lista verde se impuso por amplio


margen, la interna entre ambos sectores se prolongó en las elecciones
juveniles del centenario partido.

En el orden provincial, los comicios para elegir autoridades juveniles fueron


motivo de confrontación entre históricos y coordinadores. Los
representantes eran electos en razón de tres por cada distrito electoral de la
provincia. Con el fin de neutralizar el predominio de la JCN, los históricos
propusieron la modificación de la carta orgánica partidaria para que la
provincia se transformase en distrito único y se eligiera a los representantes
a través del sistema de representación proporcional por mayoría y minoría.
De esta manera, pretendían afianzar su primacía valiéndose de la influencia
que poseían en el Gran Buenos Aires, particularmente en la primera y la
tercera sección, de donde eran oriundos Juan Manuel Casella y Leopoldo
Moreau. No obstante, los coordinadores bonaerenses se opusieron
argumentando que el único medio habilitado para realizar una reforma era
el congreso juvenil.

Más allá de las rispideces en el orden provincial, en algunas localidades


intentaron conformar listas únicas. En Mar del Plata, los esfuerzos por
establecer la unidad partidaria comenzaron hacia fines de mayo de ese año
y el acuerdo alcanzado fue ratificado por Néstor Saggese y Jorge Carmona,

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21 “Carmona se impuso en el comicio de RyC”, en La Capital, Mar del Plata, 18/3/1985, p. 12.

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Artículo titulares del Movimiento de Intransigencia Nacional (MIN), en el que había
Radicalismo y universidad durante la
recuperación democrática. Dinámicas, evolucionado el Balbinismo Auténtico cuando se extendió en el orden
actores y tensiones en el interior de la
universidad nacional de Mar del Plata nacional, y el MRyC, las dos líneas internas mayoritarias del radicalismo.
(1982-1986). (pp. 105-135)
por María Constanza Castro
Sin embargo, al aproximarse la fecha de los comicios, la ruptura fue
inevitable a causa de los conflictos irresueltos en el MRyC. Dentro esa línea
interna, dirigentes opositores a su conducción impulsaron la formación de
una lista que desconoció el acuerdo alcanzado meses atrás. Esto provocó
que los jóvenes del MIN constituyeran su propia nómina. En efecto, tres
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fueron las listas que se presentaron a competir: la N°51 del MIN; la N°11 por
el MRyC, que respondía a las autoridades oficiales en el orden local y cuyos
integrantes militaban en las filas de la JCN; y la N°15, que pertenecía al
sector de los históricos y se referenciaban en Casella. Frente a estos sucesos,
los jóvenes de la lista N° 11 del MRyC-JCN manifestaron:

Nosotros queremos seguir siendo una juventud verdaderamente autónoma, que


luche sin trabas ni imposiciones producto de cacicazgos o compromisos … tenemos
las ideas bien puestas, no transamos con los arribistas ni los advenedizos, y creemos
en definitiva en la liberación nacional, luchamos por la justicia social y la libertad,
porque nuestro compromiso es con el pueblo y nuestro camino es la democracia … 22

En alusión a los históricos, consideraban que estos pretendían confundir al


electorado radical a partir de la postulación de un joven de apellido Alfonsín
que encabezaba la lista. En respuesta, los históricos del MRyC afirmaban que
sus integrantes “no pertenecen al sector de la Juventud que se autotitula ´la
patota radical´ y que en sus momentos de júbilo vivan a la Junta
Coordinadora Nacional, pero nunca al Movimiento de Renovación y
Cambio”.23

La distancia entre ambas listas era notable y las disputas inevitables. A nivel
provincial, los resultados del comicio juvenil configuraron un escenario
proclive a la continuación de los enfrentamientos. La JCN alcanzó
preeminencia entre los delegados a la Junta Ejecutiva y el sector que
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22 “Un mensaje a los jóvenes radicales”, en La Capital, Mar del Plata, 30/7/1985, p. 9.
23 “Impugna lista la Juventud de RyC”, en La Capital, Mar del Plata, 3/8/1985, p.5.

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Artículo respondía a los “históricos” del MRyC obtuvo mayoría en la composición del
Radicalismo y universidad durante la
recuperación democrática. Dinámicas, Congreso lo cual profundizaba las disputas, a la vez que obligaba al
actores y tensiones en el interior de la
universidad nacional de Mar del Plata entendimiento entre ambos. En sintonía con los resultados provinciales, en
(1982-1986). (pp. 105-135)
por María Constanza Castro la quinta sección electoral se impusieron los históricos del MRyC que
obtuvieron dos congresales por la mayoría y; la JCN alcanzó la minoría con
un solo congresal.

No obstante, para la conducción de la juventud a nivel local, en Mar del


Plata se impuso la lista N° 11 y terminó por consolidar al sector de la JCN.
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Pero la ruptura estaba abierta y la interna se iba a trasladar un año más


tarde a la universidad con motivo de la elección del primer rector. El 30 de
abril de 1986 fue convocada la Asamblea Universitaria para proclamar al
primer rector electo de manera democrática y dar por finalizado el proceso
de normalización. El cronograma electoral iniciaba con las elecciones de
decanos en cada facultad, conformándose también los consejos académicos
con doce integrantes: seis docentes, cuatro estudiantes y dos graduados.
Luego, el 30 de abril, los noventa y seis miembros que conformaban la
Asamblea Universitaria (doce por cada facultad y doce por la Escuela de
Ciencias de la Salud) eran los encargados de elegir al nuevo rector mediante
voto secreto.24

Aspiraban al máximo cargo el entonces rector normalizador e integrante del


MRyC Víctor Iriarte, y los decanos normalizadores de las facultades de
Arquitectura y Urbanismo e Ingeniería, Javier Rojo y Daniel Reynaldo Ávalos,
respectivamente. Las propuestas académicas de los tres candidatos
compartían diagnósticos en común y coincidían fundamentalmente en la
necesidad del fortalecimiento de la investigación y la extensión. Entre los
aspectos propositivos más sobresalientes de Iriarte se encontraban una
mayor articulación de la universidad con el nivel educativo medio, la

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24 La mitad más uno de los sufragios consagraba al candidato y, en caso de no alcanzar la mayoría en
la primera votación, se llevaba a cabo una segunda. Posteriormente, si ninguno de los postulantes
alcanzaba la mayoría, los integrantes de la asamblea debían concurrir de nuevo a las urnas para optar
por simple mayoría entre los dos candidatos más votados.

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Artículo adecuación de las carreras que ⎯entendía⎯ debían estar en consonancia
Radicalismo y universidad durante la
recuperación democrática. Dinámicas, con el proyecto de país vigente y la reorientación de la estructura interna de
actores y tensiones en el interior de la
universidad nacional de Mar del Plata las facultades para generar una mayor interrelación entre ellas. Por su parte,
(1982-1986). (pp. 105-135)
por María Constanza Castro Rojo ratificaba que, si bien su postulación había sido impulsada y avalada
por el estudiantado, también contaba con la adhesión del resto de los
claustros. Políticamente se reconocía consustanciado con los principios de la
Reforma Universitaria de 1918 y su carrera docente había sido interrumpida
por cesantía durante los golpes de Estado de 1966 y 1976 en la Universidad
de Buenos Aires y en la Provincial de Mar del Plata. Sus propuestas más
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destacadas consistían en la provisión de los cargos docentes a partir de los


recursos humanos del medio local, la formación de graduados
comprometidos con los problemas de la comunidad y una planificación
académica en base al estudio estadístico de datos concretos. Finalmente,
Avalos instaba por “la horizontalización y democratización total de la
universidad” dado que entendía que desde sus comienzos la casa de
estudios (y en particular su administración) había exhibido rasgos muy
verticalistas a través de la preeminencia de la figura del rector. A la vez,
subrayaba que sus esfuerzos iban a estar dirigidos a demandar mayor
presupuesto al Ministerio de Educación.25

De los tres candidatos, el rector normalizador Iriarte contaba con el apoyo


de la estructura de la UCR que, cuyas fracciones habían acordado promover
su continuidad en el cargo a pesar de las tensiones internas. Sin embargo,
Franja Morada impulsó y brindó su adhesión a Javier Rojo ya que
consideraba que era el candidato que tenía el perfil académico, intelectual y
comprometido con los principios reformistas. La propuesta fue impulsada
por militantes de la Facultad de Arquitectura y gozó de la aprobación de los
restantes miembros de la agrupación. Tal decisión provocó el rechazo de la
cúpula partidaria y la intervención de Federico Storani, máximo referente de
la JCN en territorio bonaerense, que no consiguió doblegar esa decisión.

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25 “La Asamblea Universitaria se reunirá”, en El Atlántico, Mar del Plata, 30/6/1986, p. 2.

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Artículo Para alcanzar el objetivo, los militantes de Franja Morada alentaron alianzas
Radicalismo y universidad durante la
recuperación democrática. Dinámicas, en el espacio estudiantil con el MNR y un sector de la JUI. A ello se sumó la
actores y tensiones en el interior de la
universidad nacional de Mar del Plata articulación con graduados y algunos docentes. El umbral de coincidencias
(1982-1986). (pp. 105-135)
por María Constanza Castro en torno a las ideas reformistas posibilitó el entendimiento entre Franja
Morada y el MNR. Parte de los intransigentes ⎯únicamente por oposición a
Franja Morada⎯ apoyaron la candidatura de Avalos mientras que la UPAU
se abstuvo de otorgar aval a los candidatos. En efecto, la militancia
desplegada entre los jóvenes radicales para imponer la candidatura de Rojo
confrontó directamente el voto orientado a Iriarte que respaldaban otras
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facciones partidarias, generando fuertes tensiones en el interior del partido.

El aspecto más debatido en torno a la elección radicó en la modalidad del


voto. Las posturas enfrentadas eran dos: voto secreto y voto nominal. La
primera posición era defendida por el entonces rector normalizador,
amparándose en el artículo 86 del Estatuto de la UNMdP que establecía el
sufragio obligatorio y secreto en todas las elecciones que tuvieran lugar en
la universidad. La tensión se incrementó cuando Iriarte impulsó la
Resolución 130 en la que estableció que la incipiente elección del rector iba
a realizarse de manera secreta y, días más tarde, mediante dos resoluciones
nuevas, anuló las designaciones de los decanos de las facultades de Derecho
e Ingeniería por no ajustarse a dicha modalidad de votación.26 En abierta
alusión a los militantes radicales que eran partidarios de la elección nominal,
Iriarte expresó no “concebir cómo sectores democráticos pueden renegar
del ejercicio del voto secreto y obligatorio, siendo éste una conquista del
pueblo por el cual luchó tanto el radicalismo”.27

En oposición, desde la FUM, los representantes estudiantiles cuestionaron


que la Resolución impulsada fuera realizada pocos días después de la
reunión del Consejo Superior dado que ⎯entendían⎯ podría haberse
discutido en su seno, a la vez que criticaban su efectivización sin previa

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26 Resoluciones 142 y 143 de Rectorado, UNMdP.


27 “Controvertida Resolución N° 130”, en El Atlántico, Mar del Plata, 26/4/1986, p. 3.

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Artículo consulta por quien aspiraba al cargo de rector. Promovían el voto nominal
Radicalismo y universidad durante la
recuperación democrática. Dinámicas, porque, como señalaba el presidente de la FUM y militante de Franja
actores y tensiones en el interior de la
universidad nacional de Mar del Plata Morada Hernán Vela, la asamblea “[funcionaba] como un colegio electoral,
(1982-1986). (pp. 105-135)
por María Constanza Castro representando a distintos claustros, por lo que todo representante [debía]
rendir cuenta a sus representados”. Asimismo, defendían esa modalidad ya
que,

constituye la forma más transparente y clara … cada delegado va a la asamblea con


el nombre de una persona por la que tiene que votar. La única forma que se respete
de manera absoluta el mandato de las bases, y que este sea garantizado sin recibir
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presión alguna, es el voto cantado de manera nominal en esa asamblea. 28

Para los estudiantes, la preocupación central radicaba en que el voto


secreto actuara como condicionante de los compromisos asumidos, torciera
la voluntad de algunos asambleístas y, por lo tanto, aumentara la
incertidumbre del resultado.

El día de la celebración de la Asamblea Universitaria, dirigentes de la UCR se


presentaron con el fin de doblegar la decisión adoptada por su brazo
estudiantil. Sin embargo, el presidente de la FUM y referente de Franja
Morada, en su intervención manifestó que “no seguirían nombres sino
ideas”. La apertura de la asamblea estuvo a cargo del entonces rector
normalizador que, al ser candidato, debió ser remplazado. De manera
simultánea se eligieron, entonces al nuevo presidente de la asamblea y a la
Junta Escrutadora. Se adoptó una posición intermedia respecto al voto, que
combinó la argumentación y su materialización de manera secreta. Los
resultados fueron contundentes: Rojo se impuso con 52 votos, fue seguido
por Ávalos que reunió 30 votos e Iriarte que cosechó un magro resultado de
apenas 13 votos. Así se ponía punto final a la normalización universitaria.
Visto desde los espacios observados, Rojo se convertía en el primer rector
de la UNMdP electo de manera democrática por sus claustros y los

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28 “Iriarte sostiene la Resolución 130”, en El Atlántico, Mar del Plata, 27/4/1986, p. 4

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Julio - Diciembre de 2022
ISSN 1853-7723
Artículo militantes de Franja Morada, enrolados también en la JCN, se impusieron en
Radicalismo y universidad durante la
recuperación democrática. Dinámicas, la disputa intrapartidaria.
actores y tensiones en el interior de la
universidad nacional de Mar del Plata
(1982-1986). (pp. 105-135)
Consideraciones finales
por María Constanza Castro
En este trabajo analizamos la participación juvenil en el ámbito universitario
durante la apertura democrática tomando como punto de mira a quienes
militaron en la agrupación Franja Morada, siempre en relación con otras
organizaciones estudiantiles. Advertimos su recorrido militante desde la
universidad hacia las filas de la UCR marplatense como parte de la Juventud
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Radical y, en particular, de la JCN.

Su conformación tuvo un fuerte arraigo universitario asociado al fenómeno


social alfonsinista, que superó los esfuerzos partidarios por instalarse en la
universidad local recorriendo un camino inverso al planificado. La inserción
en las estructuras partidarias ocurrió en el marco de las disputas internas
que atravesaban al centenario partido, prácticas en las que fueron
socializados tempranamente para involucrarse en ellas. En ese sentido,
reconocidos como parte de la Juventud Radical de la JCN liderada por
Federico Storani y reconfigurado el escenario político dentro del MRyC, los
jóvenes radicales se enfrentaron abiertamente a los históricos como
correlato de los conflictos que se desarrollaban en el partido en el orden
provincial.

Enmarcado en esa rivalidad, el resultado de la Asamblea Universitaria


pretendió acabar con la lógica de acuerdos entre cúpulas en la UCR y se
explica en el universo de ideas que sostuvieron los jóvenes radicales. La
decisión de apoyar a un candidato extrapartidario y no al rector
normalizador y candidato del partido ⎯que también contaba con la
adhesión del máximo referente político de la JCN bonaerense, Federico
Storani⎯, demostró cómo se constituyeron en un actor clave en la interna
partidaria. En un escenario en el que confrontaban distintos intereses en
pos de alcanzar un equilibrio entre las líneas internas, se transformaron en
un axioma fundamental que terminó por definir las riendas del primer

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Artículo gobierno universitario y la situación interna del movimiento de Alfonsín en
Radicalismo y universidad durante la
recuperación democrática. Dinámicas, el plano local. Al mismo tiempo, exhibieron su capital político en el ámbito
actores y tensiones en el interior de la
universidad nacional de Mar del Plata universitario a partir del despliegue de una fuerte militancia entre sus bases.
(1982-1986). (pp. 105-135)
por María Constanza Castro

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