Augusto Paraná, sagrado río
¡Oh, Argentina, patria amada y eterna, en
primogénito ilustre del océano,
que en el carro de nácar refulgente,
tirado de caimanes, recamados
de verde y oro, vas de clima en clima,
de región en región, vertiendo franco,
suave verdor y pródiga abundancia
Carlos presta el valor, Jove los rayos.
Cerquen tu augusta frente alegres lirios
y coronen la popa de tu carro,
las ninfas te acompañen adornadas
de guirnaldas, de aroma y amaranto,
y altos himnos entonen, con que avisen
tu tránsito los Dioses tributarios.
El Paraguay, el Uruguay lo sepan,
y se apresuren próvidos y urbanos
a salirte al camino, ya porfía,
te paren en distancia los caballos
que del mar Patagónico trajeron;
los que, ya zambullendo, ya nadando,
ostentan su vigor, que, mientras llegan,
Lindos Zéfiros tendrán enfrenados.
Baja con majestad, reconociendo
de tus playas los bosques y los antros.
Extiéndete anchuroso, y tus vertientes,
Dando socorro a sedientos campos den
idea cabal de tu grandeza.
tu seno resuena el río majestuoso! Augusto
Paraná, primogénito ilustre, hijo del océano
en carroza de nácar radiante, tirado por
caimanes engalanados, vestidos de verde y
oro, símbolos sagrados.
De clima en clima, de región en región,
derramas franqueza, verdor suave y
abundancia, Carlos presta su valor, Jove sus
rayos, y lirios alegres enmarcan tu frente,
coronando la popa de tu carro triunfante,
mientras ninfas adornadas con guirnaldas,
perfumes y amaranto, te acompañan,
entonando himnos sublimes que anuncian
tu paso glorioso a los dioses tributarios.
Que Paraguay y Uruguay lo sepan, y
apresurados y diligentes se alcen, saliendo
a tu encuentro, competidores, deteniendo
los caballos en el camino, traídos desde el
mar Patagónico, nadando con vigor y
sumergiéndose, mientras los Zéfiros bellos
se mantienen en calma.
Desciende con majestuosidad y
reconocimiento, de tus playas a los
bosques y escondrijos. Extiéndete amplio,
generoso en tus vertientes, brindando
socorro a los campos sedientos, muestra la
idea plena de tu grandeza, en tus anchas
aguas, en tu divina naturaleza.
¡Argentina, patria querida y sublime, en
este 25 de mayo, tu espíritu se alza!
Augusto Paraná, símbolo de nuestra
unidad, fluye en nuestra historia, en
nuestra identidad. En tu cauce ancestral
palpita la esperanza, de un futuro lleno de
gloria y confianza. ¡Oh, río sagrado, guía
nuestro destino, que tu grandeza y amor
siempre sean nuestro camino!

Sirviendo de clarín, venga anunciando
Tu llegada feliz. Acá tu hijos,
Hijos en que te gozas, y que a cargo
Pusiste de unos hijos tutelares
Que por divisa la bondad tomaron,
Zéfiros halagüeños por honrarte,
Bullen y te preparan sin descanso
Perfumados altares, en que brilla
La industria popular, triunfales arcos
En que las artes liberales lucen,
Y enjambre vistosísimo de naos,
De incorruptible leño, que es don tuyo,
Con banderolas de colores varios
Aguardándote está. Tú con pala
De plata, las arenas dispersando
Su curso facilita. La gran corte
En grande gala espera. <ya lo sabios,
De tu dichoso arribo se prometen
Muchos conocimientos más exactos
De la admirable historia de tus reinos,
Y los laureados jóvenes, con cantos
Dulcísimos de pura poesía
Que tus melífluas ninfas enseñaron
Aspiran a grabar tu excelso nombre,
Para siempre, del Pindo en los peñascos,
Donde hoy más se cantan tus virtudes
¡Oh, Argentina, tierra amada y querida, en
este 25 de mayo, tu grandeza se revela!
Sirviendo de clarín, el viento anuncia, tu
llegada feliz, gloriosa y genuina.
Aquí tus hijos, en quienes te regocijas, ya
quienes confiaste los hijos tutelares, que
con bondad como divisa se han tomado,
Zéfiros halagüeños en tu honor se agitan,
preparando sin descanso altares
perfumados, donde brilla la industria
popular, arcos triunfales, y un enjambre de
hermosas embarcaciones, con sus coloridas
banderolas ondeando, esperan tu llegada.
Tú, con pala de plata, dispersas las arenas,
allanando tu camino.
La gran corte aguarda en gran gala, los
sabios esperan de tu arribo, un mayor
conocimiento de la admirable historia de
tus reinos maravillosos, y los jóvenes
laureados, con dulces cantos de poesía
pura enseñados por tus ninfas melífluas,
aspiran grabar tu excelso nombre, para
siempre, en las rocas del Pindo, donde hoy
más se entonan tus virtudes sublimes.
¡Argentina, cuna de valientes y libres, en
este 25 de mayo, renovamos el
compromiso! Tu llegada es motivo de júbilo
y esperanza, pues en tu esencia brillan la
cultura y la confianza. Enarbolamos tus
colores con orgullo y fervor, recordando
siempre la grandeza de tu honor. ¡Que en
cada rincón de nuestra tierra querida, brille
la gloria de la patria, en cada nueva vida!