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Literatura crítica de la dominación masculina: de lo

discursivo a lo simbólico

Article · January 2007

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Hernando Escobar-Vera
Complutense University of Madrid
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Vol. 28, No. 96 (2007) 111

Entregado: 18 de mayo de 2007

Aprobado: 25 de mayo de 2007

LITERATURA CRÍTICA
DE LA DOMINACIÓN MASCULINA:
DE LO DISCURSIVO A LO SIMBÓLICO
Hernando Escobar Vera'
Universidad Pedagógica Nacional

Resumen
Entre los aspectos de la vida social susceptibles de critica por parte de las creaciones
literarias están la dominación masculina y la estructura patriarcal. Pero esta crítica
no tiene lugar mediante la simple trasposición de discursos prosaicos al respecto: es el
resultado de la puesta en forma estética de unas percepciones-evaluaciones de la vida
social mediante sistemas simbólicos específicamente literarios, autónomos fiente a los
discursos sociales, pero que, sin embargo, configuran lineas de sentido que apuntan
hacia ellos de modos más o menos polémicos y erosivos.

Palabras clave
Dominación masculina, patriarcalismo, sociocrítica.

Abstract
Among the social life subjects to be criticised by the literature are the masculine
domination and the androcentric structure. But this critique does not happen by means
of Just trasposition of related discourses: but by the setting in an aesthetic form of some
perceptions-evaluations of the social life by means of symbolic systems specificaly
literaries, autonomous to the social discourses, but which, however, form sense lines
that point to them in more or less polemic and erosive ways.

Key words
Dominación masculine, patriarcalismo, sociocrítica.

Comunicador social y periodista, Mg. Literatura hispanoamericana, forma parte del grupo de investigación
literaria Heterodoxias, del Instituto Caro y Cuervo. E-mail: nandoev@yahoo.es.
112
La critica de la dominación masculina y la es-
tmcttira patriarcal, en tanto discurso social y
en tanto sistema de percepción-evaluación
política que orienta el comportamiento de al-
gunos integrantes de la sociedad, también
está correlatada en la producción literaria.
Pero, ciertamente, su elaboración estética im-
plica un proceso de puesta en forma en el que
lo prosaico e ideológico tienden a desapare-
cer para que quede la obra literaria, si bien
sustentada en unas posturas éticas hacia las
cuales apuntan las líneas de sentido desde
adentro de la obra. En este sentido, Segarra y
Carabí explican que mientras que "en gene-
ral, la critica feminista tiene que ver con las
ideologías sociales [...] la práctica de la critica
literaria feminista atiende a cómo estas ideo-
logías y prácticas modelan los textos litera-
rios" (19). Una forma de entender la correla-
ción entre el sistema simbólico de la obra y el
horizonte ético que lo explica y le da sentido
social es hacer una breve descripción de am-
bos; pero sin perder de vista que hay una
gran diversidad de versiones acerca de qué
es o en qué deberia consistir una critica de la
dominación masculina y que, del mismo modo,
han surgido y seguirán stirgiendo multitud
de sistemas simbólicos literarios que les ha-
cen guiño.
La estructura patriarcal -o androcéntrica como
prefíere denominarla Bourdieu- se caracteriza
por la sobrevaloración de las ofertas simbóli-
cas y estilísticas de lo masculino hegemóni-
co y el menosprecio de las femeninas y, en
consecuencia, por la inequidad en las rela-
ciones entre personas y grupos sociales, or-
ganizados en unas estructuras jerárquicas y
autoritarias. De hecho, el machismo ha sido
estudiado como una dimensión del autorita-
rismo. La presunción, según Craig y
Comelius, ha sido que el machismo proba-
blemente afecta el estilo de liderazgo político,
la participación en política -limitando la parti-
cipación de las mujeres- y la socialización fa-
miliar -haciéndola de tipo autoritario- (348).
Cuadernos de filosofia latinoamericana
En esta línea, Pateman muestra cómo el sexo,
igual que el nivel socioeconómico, es tm fac-
tor de exclusión en la "cultura cívica". Para
ella, "the balance of the civic culture is also
based on sex. The civic culture is a male
culture" (77). En cuanto a las relaciones de
género, la estmctura patriarcal es la expre-
sión de la jerarquía que se ha consolidado
como base de los sistemas social y político
(autoritario) contemporáneos; y se conside-
ra que esta fundamenta la dominación mas-
culina. Teniendo en cuenta tal vinculación,
su critica no siempre se restringe a la domina-
ción de los hombres sobre las mujeres, sino
que a veces se extiende a otros modos de
dominación naturalizados por la estmctura-
ción jerárquica: la dominación (política) de
tmos hombres sobre otros y la dominación
del hombre sobre la naturaleza.
Critica de los sistemas de valores masculinos
hegemónicos, las estmcturas patriarcales y
la dominación masculina es tma forma de alu-
dir a lo que tienen en común las criticas femi-
nistas, en medio de la diversidad de posturas
intemas. Restrepo registra la división dentro
del movimiento feminista entre las corrientes
de la igualdad y la diferencia: "encontramos
la disyuntiva de si queremos reinterpretar el
mimdo desde la idea de la igualdad entre las
mujeres y los hombres, o si por el contrario
las mujeres somos diferentes y debemos ins-
taurar un orden desde la mirada de mujer"
(33). Otro modo de explicar la diversidad in-
tema es aludir a dos momentos de la reflexión
feminista: en un primer momento se enfatiza
en la desventaja histórica de la mujer causa-
da por la dominación masculina; en un se-
gundo momento, se marca un énfasis parale-
lo en la estmctura patriarcal misma y sus efec-
tos sobre todo el sistema social.
La primera crítica concentra su atención en
los estudios sobre la mujer, trabajo de orien-
tación política que denuncia teóricamente una
estmctura patriarcal que oprime a las mujeres
Vol. 28, No. 96 (2007)
y procura movilizarlas hacia la toma de con-
ciencia del lugar en el que la sociedad ma-
chista las ha colocado, hacia la resistencia
frente a esa dominación y hacia la búsqueda
solidaría de reivindicaciones sociales y polí-
ticas. Según Segarra y Carabí, el feminismo
es "un movimiento político que lucha contra
la exclusión de las mujeres en todos los ámbi-
tos, cultural, social, político e intelectual y
que incorpora ideas de procedencias diver-
sas que comparten tres percepciones bási-
cas: que el género es una construcción social
que opríme a las mujeres más que a los hom-
bres, que el patriarcado ha modelado esta
construcción y que la experíencia y el acceso
de las mujeres a la producción del conoci-
miento son la base para garantizar la existen-
cia de esa futtira sociedad no sexista" (14).
Desde la segunda perspectiva no se aborda
la dominación masculina como una relación
de opresión víctima-victimarío en la que a las
mujeres les corresponde el prímer rol, sino
como secuela de una estructura mental, polí-
tica, social, discursiva, etc., que incide en la
construcción identitaría de todas las perso-
nas y que genera un sistema jerárquico de
ofertas estilísticas y simbólicas que condu-
cen a algunas personas a preferír lo masculi-
no frente a lo femenino (adoptar el sistema de
valores hegemónico) y conllevan una tenden-
cia misógina para la sociedad. En todo caso,
esta perspectiva dentmcia que la equidad y
la universalidad de los derechos son supues-
tos, contrasta la visión patríarcal de la 'natu-
ralidad' de la diferencia con estudios que evi-
dencian su convencionalidad, procura hacer
notar la otredad silenciada (la perspectiva fe-
menina) e introduce los estudios sobre la
construcción social de la masculinidad.
Del mismo modo, la crítica de la dominación
masculina y la estructtira patríarcal, que ini-
cialmente se basó en las categorías
estereotípicas de lo masculino-femenino, ha
sido complementada por perspectivas teórí-
113
cas, como las teorías queer y de las identida-
des móviles (Butler), que señalan una com-
plejidad que sobrepasa el modelo bipolar. Se
reconoce que hay diferentes formas de ser
hombre y mujer (masculinidades,
feminidades), se propone un estudio culttiral
del sexo reconociendo la diversidad de posi-
bilidades de expresión cultural que posee en
diferentes niveles (cuerpo, género, orienta-
ción y prácticas sexuales), se hacen aproxi-
maciones teóricas a sus expresiones no
hegemónicas (nuevas masculinidades y
feminidades, transexualidad, transgénero,
homosexualidad, parafilias) y se incluye otros
factores que impliquen subaltemidad por ra-
zones geopolíticas, étnicas, religiosas, etc.
Estos enfoques permiten estudiar la relación
de cada expresión del género (en tanto indi-
vidual o en tanto subculttiral) con las expre-
siones hegemónicas (más cercanas al este-
reotipo).
Como sistema de percepción-evaluación po-
lítica, este tipo de crítica se ha hecho visible
en obras literarias y críterios de análisis lite-
rarío a partir de oposiciones más básicas (hom-
bre-mujer) o más sofisticadas. Desde el prí-
mer extremo, en la obra se evidencia negati-
vamente la dominación de modos que tien-
den a ser más explícitos, y en el análisis se
privilegia el sexo de los personajes y/o los
autores. En el segundo, el género se expresa
en sus niveles desde estereotípicos hasta sim-
bólicos, sin amarrarlo exclusivamente a la
oposición hombre-mujer, y, para el análisis, el
sexo de los personajes o los autores deja de
ser lo más relevante, dando paso a una bús-
queda de los mecanismos sutiles a través de
los cuales lo femenino subvierte los cánones
masculinos hegemónicos. Es decir, se consi-
dera que la capacidad subversiva del género
no es exclusiva de las mujeres ni todas las
mujeres la poseen.
Seiden cuenta que, según Ellman, "las escrí-
toras [...] suelen establecer de modo subver-
114 Cuadernos defilosofia latinoamericana

sivo una perspectiva diferente al socavar la
precisión del juicio y la estabilidad del centro
de atención", pero añade que ella misma con-
sidera que "no todas las escrítoras adoptan
un estilo de escrítura femenino" (164). Por su
parte, opina que "esa sutil y demoledora pre-
ciosidad estilística que Ellman valora se halla
en Óscar Wilde y [...] Joe Orton" (164). Igual-
mente, recuerda que el punto de vista de teó-
rícas como Julia Krísteva y Hélène Cixous, es
que "la sexualidad femenina está directamen-
te asociada con la productividad poética, con
los impulsos psicosomáticos que desbaratan
la tiranía del significado unitarío y el discurso
logocéntríco (y, por lo tanto, falocéntríco) "
(170). Pero aclara que, para Krísteva, "el poe-
ta o la poetisa vanguardista penetra en el
Cuerpo-de-la-Madre y resiste el-Nombre-del-
Padre. Mallarmé, por ejemplo, cuando sub-
vierte las leyes de la sintaxis, subvierte la Ley
del Padre" (171).
En efecto, el sentido crítico de la obra no resi-
de única ni principalmente en que esta sea
portadora de unos discursos determinados,
por más que se considere que estos sean crí-
ticos en sí mismos, reside en la forma como lo
ético se vincula con lo estético. El autor da
forma estética a sus percepciones-evaluacio-
nes del mundo social, tanto conscientes como
inconscientes, a través de un sistema simbó-
lico. La sola afirmación de un discurso es ideo-
lógica, se inscribe en las lógicas del poder y
produce panfietos, no obras literarias. Si las
ideologías sociales están estructuradas por
las estructuras patríarcales, su ingerencia en
la obra literaría reduce su capacidad crítica. El
tipo de crítica que se yergue desde la literatu-
ra es más sutil, erosiona incluso los discur-
sos que postula, erosiona los tipos
argumentativos y lógicos, es polémica. Al
poner el autor su cuerpo al servicio de la crea-
ción literaria, al abandonarse al lenguaje, de
un lado emerge su «ubicuidad social», como
la denomina Bourdieu (1992:56-57), y de otro
lado fiuyen los símbolos a través de los cua-
les se burla la guardia de la conciencia, de la
«Ley del Padre». A continuación se quiere
dar pistas sobre cómo ciertos símbolos pue-
den inducir a pensar que el sistema simbólico
de una obra tiende a estar vinculado ética y
estéticamente (aunque no sea de modo ex-
clusivo) con la crítica de la dominación mas-
culina^.
La puesta en forma literaria
El sistema de correlatos novelístico de la crí-
tica de la dominación masculina toma una for-
ma alegóríca que parte de la oposición básica
masculino - femenino, puede involucrar ele-
mentos alusivos a la simbología' de los dos
géneros (estereotipos, mitos, etc.) y extender
las relaciones simbólicas de oposición a los
planos político, moral, ambiental, etc.
El padre es el símbolo más característico (a
veces 'el hombre' o 'el esposo') de este siste-
ma. Es símbolo de la dominación, como el hijo
lo es de la perdurabilidad o no del poder pa-
tríarcal. Complementando la simbología y los
tipos de estructuración argumentativa y na-
rrativa, algunos de los tópicos característi-
cos de este sistema son: la familia, la relación
de pareja, la relación de transferencia del po-
der masculino de padre a hijo y, en general, el

No está de más resaltar que no hay un solo sistema simbólico correlativo a la crítica de la dominación
masculina sino múltiples, estos suelen ser complejos y tener componentes tanto convencionales como
originales. Del mismo modo, los símbolos a los que se hace referencia a continuación no son univocos,
funcionan de modo distinto dependiendo de cómo estén dispuestos en el tejido de una obra particular.
Desde el estereotipo, los mitos y la historia de la construcción social de la diferencia genéríca se puede
extraer una larga lista de características y simbolos de lo masculino y lo femenino. Ver Bourdieu (1998) y
Garcia de Diego.
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Tabla 1. Matriz masculino - femenino^

Masculino Femenino
Hombre Mujer
Hombre, símbolo de la humanidad Tierra (dominada por los hombres)
Tierra, dominio del hombre Mar, otredad indómita y misteriosa
E\ yo (el Uno) La otredad^
Narcisismo Amor a la otredad
Androcentrismo y misoginia Equidad de género y filoginia
Amor y obediencia al padre Amor y solidaridad con el hermano'
Orden (statu quo) Subversión del orden
Líder Pueblo
Dominante (poderoso) Dominados (subyugados)
Hegemónico Subalterno
Centro Periferia
Jeráquico Horizontal
Mente y racionalidad Cuerpo' y formas alternativas de conocimiento
Heterosexualidad Homosexualidad
Homosexualidad narcisista Homosexualidad ñlógina
Separación de sexos Androginia*
Narración centrada en la anécdota, las Narración de procesos, gestaciones,
peripecias, los puntos de giro, los cotidianidades, tendencia a la
argumentos centrales y los protagonistas desaparición de las anécdotas y los protagonistas

Desde ciertas perspectivas, se podria esperar un abordaje no dicotómico del género, sin embargo, estas
categorías se refieren a sistemas de relación preexistentes y a sus sistemas simbólicos. No se refiere a cómo
debedan expresarse, sino a cómo se expresan.
El tema de la mujer y lo femenino como símbolo de la otredad es desarrollado por Soler a partir de la teoría
sicoanalitica freudiana y, luego, lacaniana. Según Seiden, esta idea también es recogida por Kristeva: "la
mujer es el silencio del 'inconsciente' que precede al discurso. Es el 'Otro', que permanece fuera y amenaza
con interrumpir el orden consciente (racional) del discurso" (171).
Más que la solidaridad con la madre, que en ocasiones puede ser símbolo del poder masculino {La casa de
Bernarda Alba), la solidaridad con el hermano simboliza una concepción menos jeráquica de las relaciones
y más crítica del estatus de poder planteado.
Según Butler (45), "la mente no solo subyuga al cuerpo, sino que ocasionalmente juega con la fantasia de
huir por completo de su corporeidad. Las asociaciones culturales que se hacen de la mente con la masculinidad
y el cuerpo con la feminidad están bien documentadas dentro del campo de lafilosofiay el feminismo". Y
refiere el texto: Spelman, Elizabeth, "Woman as body: ancient and contemporary views", publicado en
Feminist studies, vol. 8, N° 1, primavera de 1982.
De Diego desarrolla la dimensión simbólica de la androginia. La caracteriza como"un arquetipo del
inconsciente colectivo que se enraiza con el Absoluto y que aparece en el ser humano como sentido innato
de la unidad cósmica" (28) y cita a Busst, para quien, "la imagen ideal del andrógino, símbolo de la
rehabilitación del hombre, es también símbolo de la igualdad social y de la emancipación de la mujer" (32).
116
peso de la imagen del padre para los protago-
nistas. Con frecuencia los relatos familiares
son alegóricos a las relaciones genéricas uni-
versales o a esferas más amplias de influen-
cia de la estructura patriarcal como el sistema
político, la situación ambiental o social.
A continuación se plantean ocho aspectos que
dan pistas para reconocer la simbolización li-
teraria de la cddca de la dominación masculina,
es decir, para inferir que esta es uno de los
sistemas éticos que opera como parte de la
«forma arquitectónica»' de una obra.
Tabla 2. Transformación de la autonomía en los sistemas
críticos de la dominación masculina
Statu quo
a. Las mujeres aparecen evidentemente como no
autónomas
b. Los hombres parecen ser autónomos pero se
insinúa que están tan sujetos a una estructura
atávica e incuestionada como ellas. Ni él ni ella
son héroes positivos, son seres alienados que
reproducen la estructura.
3 Amor - sexualidad: Se muestra la infelici-
dad en la convencionalidad de las rela-
ciones intergenéricas o el recurso de la
violencia para lograr los encuentros. En
este plano, la impotencia sexual del hom-
bre aparece como símbolo de la
incomunica-bilidad y la ausencia de ero-
tismo (impotencia de Fushía, predador de
la naturaleza y las personas en Casa ver-
de; impotencia de La Araña, símbolo de
la opulencia y la corrupción en Delirio).
4. Tipo de héroe: el rol protagónico puede
tenerlo una mujer que busca su libera-
ción o su construcción autónoma {Mal
de amores), un homosexual que se líbe-
Ver Bajtín.
Cuadernos de filosofia latinoamericana
1. Relación individuo - comunidad: se re-
presenta como una relación de domina-
ción {La casa de los espíritus), prevale-
ce la incomunicabilidad intergenérica y/
o los personajes están subordinados a
la dominación patriarcal y alienados en
esa relación.
2. Autonomía de los personajes: se mues-
tra un estado de cosas inicial y un pro-
ceso en el que los personajes se trans-
forman en algún grado, como ilustra la
tabla:
Desarrollo
Liberación de lo femenino (al menos como toma
de conciencia de la dominación)
Lo femenino aparece como via de liberación para
los hombres (el papel de Molina en la toma de
conciencia de género de Valentín en El beso de la
mujer araña).
ra de las expectativas paternas y libera a
personajes femeninos {De carne y hue-
so. Delirio), un antihéroe dominador,
cuyo poder finalmente sucumbe y retor-
na a las manos del pueblo {La casa de
los espíritus) o un homhre heterosexual
en tránsito hacia la feminidad (Aguilar
en Delirio, Valentín en El beso de la
mujer araña).
5. Tipo de ruptura: las relaciones
asimétricas intergenéricas constituyen
el statu quo que requiere algún tipo de
ruptura por parte de los personajes. Esta
ruptura genera un cronotopo de la aven-
tura {Mal de amores), un estado de caos
Vol. 28, No. 96 (2007)
que llama la atención sobre la difícultad
para crear tm orden altemo al patriarcal
(Delirio) o para considerar un orden
mundano altemo (la preeminencia de la
altemativa suicida en Las horas) o im-
plica insubordinación frente al orden (el
exilio del hijo y el reto al padre en Deli-
rio, la infidelidad en Deseo).
6. Desenlace: el tipo de desenlace puede
ser muy variado y tiene implicaciones
axiológicas que diferencian tipos de cri-
ticas a la dominación masculina. Los ti-
pos registrados son la salida utópica, a
través de la cual se logra la plenitud de
las aspiraciones de liberación del prota-
gonista en el marco de tm estado de co-
sas caracterizado por la viabilidad de las
relaciones de equidad entre hombres y
mujeres (Mal de amores); el sacrificio
de lo femenino que ñincionó como agen-
te de transfonnación (muerte de Molina
en El beso de la mujer araña, suicidio
de la hija en La casa de Bernarda Alba);
muerte del padre (La casa de los espíri-
tus), mptura por parte de la protagonis-
ta con la fígura patema o con la línea de
continuidad padre - hijo (asesinato del
hijo por parte de la madre en Deseo, fín
de la locura y acogimiento del hermano
homosexual bajo el símbolo del retomo
del andrógino en Delirio), desgaste y
desaparición de lo masculino dominan-
te como evidencia de su inautenticidad
(muerte del nieto que heredará la virili-
dad del patriarca en De carne y hueso).
1. Locus amenus: se trata de un ámbito fe-
menino, liberado de la dominación mas-
culina o erótico, como símbolo de la equi-
dad intergenérica (los juegos esotéricos
de la infancia de Agustina con el Bichi
en Delirio, las atmósferas femeninas
El original consultado no deja clara la fecha de primera publicación del ensayo, aunque sí dice explícitamente
la fecha en que fue preparado 1924. La última es la fecha que se indica al lado dei autor.
117
construidas por Molina para Valentín y
simbolizadas en el cuerpo de la mujer-
araña en El beso de la mujer araña). La
abundancia o ausencia de locus amenus
deja conocer el tipo de critica que se pre-
senta: radicalmetne critica y desesperan-
zada, como en Deseo, novela en la que
no hay locus amenus, o utópica, como
en Mal de amores, en la que abundan
los escenarios de felicidad y satisfac-
ción para la protagonista.
8. Tipo de tensión: masculino - femenino;
padre - madre; padre dominador - hijo
(a) que reta su mandato.
9. Cronotopo: se hace énfasis en el tipo de
transfonnación que tienen los persona-
jes y, con ellos, el sistema: transforma-
ción posible (El beso de la mujer ara-
ña), transformación utópica {Mal de
amores), transformación mínima o aisla-
da (Deseo).
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