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OBSERVACIÓN EN VIVO
1
Guerin oírece una historia del desarrollo y las principales figuras en este campo. Véase Guerin,
P., Family Therapy: Theory and Practice, Nueva York: Gardner Press, 1978. Para una clara
presentación del principal cambio en las ideas representado por este grupo, véase "A Review of
the Family Therapy Field", en Haley, J . , Changing Families, Nueva York: Grune
26
PRIMERAS INVESTIGACIONES DE GRUPOS FAMILIARES 21
and Stratton, 1971. Y para una crítica excelente de los primeros estudios sobre la familia y la
esquizofrenia, véase Paul Dell, "Researching the Family Theories of Schizophrenia: An Excer- cise
in Epistemological Confusion", Family Process 19 (1980), pp. 321-335.
2
Watzlawick, P., D. Jackson y J. Beavin, Pragmatics of Human Communication, Nueva York:
W. W. Norton, 1967.
28 PRIMERAS INVESTIGACIONES DE GRUPOS FAMILIARES
El grupo de Bateson llegó a identificarse con una idea de la familia como entidad
destinada a mantener el equilibrio, en parte porque muchas de las investigaciones
del grupo se efectuaban con familias que tenían una gama de comportamiento
sumamente limitada. Una pregunta importante era saber si podía decirse que
una familia se comportaba como "sistema": si todas las familias tenían mayor
pautación en sus comunicaciones de lo que se habría podido esperar si estas
comunicaciones fueran gobernadas por el azar. Esta pregunta pareció contestada
afirmativamente en experimentos que mostra- ron una rigidez de las pautas de
comunicación (por ejemplo, en el turno para hablar) en familias en que alguien
tenía un síntoma, rigidez mayor que en las familias en que nadie lo tenía. 5
Sin embargo, el grupo de Bateson mostró en su labor clínica una clara conciencia
de lo importante de la desviación al conducir a un nuevo marco para el sistema
familiar. Jackson a menudo observó lo que llamó una "esca- pada" mientras
trabajaba con familias. Esto se refería a cualquier proceso amplificador de
retroalimentación que se intensificara rápidamente, condu- ciendo a una
descomposición, a una amplificación o a algún resultado violento. Jackson dijo
frecuentemente que prefería trabajar con una fami- lia en que estaba ocurriendo
este tipo de movimiento. Con una familia casi inmóvil, especialmente una que
incluyera a un miembro esquizofrénico cró-
nico, a veces trataba Jackson de provocar una escapada como gambito te-
6
rapéutico.
Esto podía hacerse "prescribiendo el síntoma", es decir, aumentando el án- gulo
de desviación del paciente ante el resto de su familia. Por otra parte, el terapeuta
podía reforzar el comportamiento de cualquier miembro de la fami- lia,
empujándolo a seguir en la misma dirección, en una especie de reductio ad
absurdum. Podía suponerse que semejantes intervenciones amenazarían la
homeostasis de la familia, haciendo así que sus miembros captaran más fácilmente
las sugestiones del terapeuta, con la esperanza de establecer un nuevo equilibrio
o de crear un nuevo equilibrio propio.
LA DOBLE ATADURA
Como ilustración, el artículo cita el ejemplo de una madre a quien está fasti- diando
un niño, pero en vez de decirle "vete, estoy harta de ti", dice "vete a la cama,
estás muy cansado y quiero que duermas". Si el niño acepta esta amorosa
preocupación por su apariencia y trata de acercarse más, la madre probablemente se
retirará. Si desconfía de tanto amor o reacciona negativa- mente, es probable que
la madre se enfurezca. Si el niño comenta la ira de la madre, ella acaso se enfurezca
más. Así, castigarán al niño por discriminar con precisión. Probablemente, él
quedará demasiado confuso para hacer algún comentario sobre su situación y,
siendo niño, no se le permitirá retirarse. Éste sería un ejemplo en toda forma
de una doble atadura.
Resulta asombroso pensar que el artículo sobre la doble atadura fue es- crito
sin observación directa de las transacciones descritas. Pero esta omisión es
comprensible si consideramos la influencia del tradicional pensamiento
psicoanalítico. La mayoría de los primeros investigadores de la familia tenían una
orientación analítica, la cual no sólo sostenía que un síntoma era señal de una
disfunción interna originada en el pasado, sino que también prohibía al terapeuta
ver a los parientes del paciente, por temor a contaminar la intensa relación
con el terapeuta, o transferencia, que era considerada como ingrediente esencial del
proceso terapéutico.
Por fortuna, una ocurrencia casual hizo ver a Bateson y a sus colegas la
importancia de lo que ocurría en la familia en la actualidad. Jay Haley, que
PRIMERAS INVESTIGACIONES DE GRUPOS FAMILIARES 31
visitaba a sus pacientes en el Hospital VA, y grabó sus conversaciones soste - nidas
con ellos, descubrió que un joven tenía graves accesos de angustia cada vez que
sus padres lo visitaban. Tratando de averiguar por qué el paciente reaccionaba de
aquel modo, Haley pidió a los padres acudir a la entrevista siguiente. Y de las
siguientes reuniones con el joven, sus padres y su tera- peuta, surgió un notable
desarrollo casual: un audiotape en que una madre que obviamente adoraba a su
hijo, en el espacio de unos cuantos minutos convirtió al hijo, persona bastante
racional, en una persona que mostraba pensamiento confuso, hacía afirmaciones
contradictorias, observaciones fue- ra de tono y otras pautas de comunicación
asociadas a los "desórdenes de pensamiento" del estado conocido como
esquizofrenia.
El incidente ocurrió poco después del día de la madre. La madre del joven mostró
al terapeuta una tarjeta que su hijo le había enviado desde el hospi - tal. El
terapeuta la leyó: "A la que ha sido precisamente como una madre para mí."
La madre declaró que se sentía muy ofendida. El hijo se defendió, diciendo: "Mira,
mamá, sólo quise fastidiarte un poco." La madre hizo entonces todo un
despliegue de afirmaciones contradictorias, diciendo que estaba dispuesta a
aceptar toda ofensa si eso ayudaba al hijo, colocándose en la categoría de la
Virgen María, que haría todo por su hijo, pero declarando al mismo tiempo que
todo lo que ella y el padre deseaban era que su hijo dejara de destrozarlos,
porque eran gente ordinaria que no merecía tal trato. El hijo retrocedió ante
este ataque. Afirmó, primero, que ni siquiera recordaba la tarjeta. Luego echó la
culpa al vendedor, por vender tarjetas de ese estilo. Dijo después que no había
puesto particular atención a los letreros de las tarjetas, desde su enfermedad, y
por último insistió en que, en su opinión, ella había sido "una madre bastante
buena". Cuando su padre, deseoso de ayudarlo, añadió: " Una verdadera madre",
8
él repitió: " Sí, una verdadera madre, eso es todo."
Parecemos encontrarnos aquí ante un extraño juego del gato y el ratón. Tales
juegos probablemente justifiquen la razón inicial de que Bateson se interesara en
la comunicación esquizofrénica: la aparente incapacidad del esquizofrénico para
distinguir lo literal de lo metafórico. Esto pareció tra- ducirse en una virtual alergia
a cualquier mensaje o "informe" que secreta- mente incluye un mensaje de
"orden", indicando que el remitente controla la relación.
Vistos a esta luz, algunos "desórdenes del pensamiento" pueden redefi- nirse
como maniobras en una lucha desesperada. Las comunicaciones vagas, amorfas o
descalificadoras presentadas por las otras partes de esta lucha (siempre las madres
de los esquizofrénicos, en los primeros libros) también pueden definirse como
maniobras. Puede verse la lógica de recurrir al pen-
8
Haley, J . , "The Family of the Schizophrenic: A Model System", Journal of Nervous and
Mental Disease 129 (1959), pp. 357-374.
32 PRIMERAS INVESTIGACIONES DE GRUPOS FAMILIARES
9
Jackson, D. D,, Therapy, Communication and Change y Communication, Family and Ma- rriage,
Palo Alto, Calif.: Science and Behavior Books, 1967.
ío Weakland, J. y D. D. Jackson, "Patient and Therapist Observations on the Circumstances of a
Schizophrenic Episode", A.M.A. Achives of Neurology and Psychiatry 79 (1958), pp. 554-574. Jackson,
D. D. e I. Yalom, "Conjoint Family Therapy as an Aid to Intensive Psychotherapy", en Burton, A.
(comp.), Modern Psychoterapeutic Practice, Palo Alto, Calif.: Science and Behavior
PRIMERAS INVESTIGACIONES DE GRUPOS FAMILIARES 33
Pese al hecho de que la obra del grupo de Bateson aportó un punto focal a los
estudiantes del pensamiento transaccional no psicodinámico, el enfoque en las
comunicaciones tenía una manifiesta desventaja: tendía a ser esen- cialmente
diádico. Como las conversaciones entre tres o más personas eran demasiado
complejas para poder analizarlas al micronivel, la unidad de atención
generalmente era la conversación entre dos personas. La propia teoría de la
doble atadura fue formulada originalmente en términos diádicos. Existía un atador
y había uno que estaba atado, aunque se reconocía la naturaleza recíproca de la
atadura. La teoría aislaba, implícitamente, una 'unidad que comprendía dos
comunicadores, siendo el foco de interés el tipo característico de intercambio entre
ellos.
Como resultado, empezó a surgir un buen número de artículos que condi-
cionaban la original teoría de la doble atadura. Weakland fue el primero en romper
con el molde diádico, con un ensayo del año 1960, " La hipótesis de la 'doble atadura'
de la esquizofrenia y la interacción en tres partes", brillante prefiguración del
1 3
pensamiento posterior en este campo. En 1962, los auto- res del artículo
original sobre la doble atadura ofrecieron una crítica que reducía la importancia
del enfoque en comportamientos individuales o se- cuencias aisladas, en favor de un
hincapié en la teoría de los sistemas circu- lares en las relaciones
14
interpersonales. Al año siguiente, Watzlawick hizo una defensa del escrito
original, más enérgica que la de los propios autores, aun cuando concedía que
habrían debido poner más en claro la naturaleza mutua de la atadura, en vez de
15
presentarla como de un solo sentido. Durante los setenta, ciertos ensayos
escritos por Weakland y Bateson indicaron que este concepto no tenía nada que
ver, en absoluto, con la etiología de la
Books, 1965, pp. 80-98. Weakland, J. y W. Frye, "Letters of Mothers of Schizophrenics", Amer-
ican Journal of Psychiatry 32 (1962), pp. 604-623.
11
Reproducido en Sluzki, C. y D. Ransom (comps.), Double Bind: The Foundation of the
Communicational Approach to the Family, Nueva York: Grune and Stratton, 1976.
12
Ídem.
13
Ibid., pp. 23-37.
14
Bateson, G, D. Jackson, J. Haley y J. Weakland, "A Note on the Double Bind 1962",
Family Process 2 (1963), pp. 154-161.
15
Watzlawick, P., "A Review of the Double Bind Theory", Family Process 2 (1963).
34 PRIMERAS INVESTIGACIONES DE GRUPOS FAMILIARES
esquizofrenia, sino que es parte de un intento más general por establecer una
epistemología en la cual no tendrían significado términos como "etiología" y
16
"esquizofrenia".
El primer paso en esta cadena de revisiones, como lo pone en claro el artículo
de Weakland de 1960, consistió en considerar el comportamiento esquizofrénico
en tríadas en lugar de diadas. Los miembros del grupo de Bateson empezaban a
mostrar un interés en las coaliciones, y aunque no reconocieron explícitamente
las fuentes de este interés, resulta instructivo notar la aportación de Bateson.
Ofreció una analogía, tomada de la teoría de los juegos, para un tipo de
comportamiento que el grupo había notado una y otra vez en familias con un
miembro esquizofrénico: el hecho de que no había dos personas que al parecer
pudieran reunirse, fuese para convenir o para disentir, sin que interviniera una
tercera persona. Para este fenómeno empleó Bateson la frase "la danza infinita
17
de las coaliciones cambiantes".
El argumento de Bateson fue que este comportamiento era formalmente similar
a la inestabilidad de un juego de cinco personas descrito por Von Neumann y
Morgenstern en Theory of Games.18 Von Neumann supuso que bien podía
esperarse que unos jugadores inteligentes y resueltos a ganar formaran coaliciones
para llevar al máximo sus ganancias. Sin embargo, la situación cambiaba cuando el
número de jugadores era de cinco. Von Neu- mann describe un posible juego
de cinco personas (igualmente aplicable a un juego de tres personas, según
Bateson) en que las posibilidades de hacer una coalición se vuelven
inherentemente inestables. Cada vez que se for- maba una alianza con grandes
posibilidades de triunfo, razones de interés propio obligarían a formar otra
nueva. Así, como dice Bateson, "Siempre habrá una lista circular de soluciones
diversas, de modo que el sistema nunca dejará de pasar de una solución a otra,
19
seleccionando siempre otra solución preferible a la que la precedió".
Bateson pensó que el juego de cinco personas de Von Neumann ofrecía una
analogía burda a lo que ocurría en las familias con un miembro esqui- zofrénico.
Añadió que en aquellas familias tres personas parecían número suficiente para
obtener el mismo resultado. En las familias esquizofrénicas, dos miembros
nunca parecían ser capaces de formar una alianza estable. O bien intervenía
otro miembro de la familia o los dos que se habían asociado se sentían tan
incómodos por excluir a la otra persona que ellos mismos disolvían su coalición.
16
Weakland, J . , "The Double Bind Theory by Self-Reflexive Hindsight", Family Process 13 (1974),
pp. 269-277. Bateson, G., "The Birth of a Matrix or Double Bind and Epistemology", en Berger, M.
(comp.), Beyond the Double Bind, Nueva York: Brunner/Mazel, 1977.
17 Bateson, G., Steps to an Ecology of Mind, Nueva York: Ballantine Books, 1971, p. 241.
18
Neumann, J. Von y O. Morgenstern, Theory of Games and Economic Behavior, Princeton,
N. J . : Princeton University Press, 1947.
19
Bateson, Steps to an Ecology of Mind, p. 240.
PRIMERAS INVESTIGACIONES DE GRUPOS FAMILIARES 35
* Paul Dell ha indicado que, no obstante, Haley está en favor de adscribir algo como motivación
22
al sistema. En el escrito antes citado, Haley afirma que una lucha por el poder puede
expresarse como una "necesidad" del sistema cuando los individuos que hay en él deben
23
luchar por el predominio porque los niveles jerárquicos no están claramente de- finidos.
27
Riskin, J. y E. Faunce, "An Evaluative Review of Family Interaction and Research",
Family Process 11 (1972), pp. 365-455.
38 PRIMERAS INVESTIGACIONES DE GRUPOS FAMILIARES
28
Bowen, M., Family Therapy in Clinical Practice, Nueva York: Jason Aronson, 1978.
PRIMERAS INVESTIGACIONES DE GRUPOS FAMILIARES 39
Bowen ha descrito cómo una familia bajo presión puede atraer más y más
gente de fuera.
Alguien podrá preguntar cómo puede considerarse que el proceso descrito por
Bowen obedece a movimientos regidos por leyes. Si no hay alianza que permanezca
estática de un momento al siguiente, ¿no es ésta una garantía de caos? Este
problema ha eludido durante años a los observadores de las fami- lias, ya que
la aparente confusión del comportamiento en las familias con un alto grado de
patología parece equivaler, no obstante, a un número sumamente limitado de
elecciones. Bowen ha intentado dar una explicación diciendo que por muy caótico
que pueda parecer el comportamiento triá- dico en una familia, estos
comportamientos pasan por caminos muy limita- dos y casi prestablecidos. Cree
que cuando una familia ha estado unida largo tiempo, el proceso de triangulación
sigue adelante por medio de una fija reacción en cadena, que un observador
experimentado puede predecir en sus etapas y, si se inserta en la secuencia, hasta
podrá controlarla.
Un problema del que Bowen habla es la distinción entre los procesos triádicos
en familias con miembros perturbados y familias que son presu- miblemente
"normales". Bowen asocia la patología a la rigidez e indica que, aunque en todas las
familias se crean pautas triádicas, estas pautas se harán más rígidas cuando la
familia se enfrente a un cambio o sufra una tensión, y serán más flexibles en
periodos de calma.
Además, Bowen continuamente se apartó de una definición lineal de la patología
como condición transmitida por la familia nuclear, de una gene- ración a la otra.
En cambio, se sintió cada vez más fascinado por los procesos evolutivos del grupo
general de parentesco. Al trabajar con un miembro de la familia, ayudaba a tal
persona a seguir hacia atrás las líneas de su destino singular a las configuraciones de
relación que podían haber existido antes de que naciera. Una clave para el
pensamiento boweniano es la idea de que si alguien puede lograr una posición
más flexible en un triángulo familiar, así sea distante, esto puede tener
repercusiones positivas sobre otros, más cer- canos, y hasta puede anular las
órdenes del pasado que constriñen las re-
29
Bowen, M., "The Use of Family Theory in Clinical Practice", Clinical Psychiatry 7 (1966), pp.
345-374.
40 PRIMERAS INVESTIGACIONES DE GRUPOS FAMILIARES
Primera etapa: la madre halaga al niño, que se niega a obedecer, la madre amenaza
con decírselo al padre (padre-madre contra hijo). Segunda etapa: al llegar el padre
a casa, la madre le dice lo mal que se ha portado el niño, y el padre envía al
niño a su dormitorio sin cenar. Después de que el padre se ha levantado de la
mesa, la madre subrepticiamente lleva al niño un poco de alimento en un plato
(madre-hijo contra padre). Tercera etapa: cuando el niño baja, después, el
padre, tratando de arreglar las cosas, se ofrece a reali- zar con él un juego que
la madre ha prohibido expresamente porque lo excita demasiado antes de irse a
la cama (padre-hijo contra madre). Cuarta etapa: la madre pelea con el padre
por esto; el niño, realmente excitado, hace un berrinche y es enviado a la cama; y
así, vuelve a surgir el triángulo original (madre-padre contra hijo).
Aunque Bowen no describe con tan precisos detalles las secuencias triádi- cas,
su opinión contribuye a una "taxonomía del proceso" de la interacción familiar.
Según sus escritos, los triángulos en las familias traslucen a través de sus
cambios prestablecidos, como un juego de luces. Hay una lógica interna y
euclidiana en esta idea, y posteriores investigadores y terapeutas del campo de
la familia han justificado la preocupación de Bowen, al seguir estudiando el
triángulo y profundizando en él.
30 Wynne, L. C, "The Study of Intrafamilial Splits and Alignments in Exploratory Family Therapy",
en Ackerman, N. (comp.), Exploring the Base for Family Therapy, Nueva York: Family Service
Association of America, 1961, pp. 95-115.
•42 PRIMERAS INVESTIGACIONES DE GRUPOS FAMILIARES
contra la madre, con el padre protegiendo y la madre atacando a Betty. Así, el ejemplo
de Wynne sirve como cuadro gráfico de cómo los comportamientos de las hijas
tal vez funcionaran como una especie de contrapunto, mitigando la
intensificación periódica de las hostilidades entre marido y mujer. Pueden
encontrarse testimonios en favor de esta idea en el súbito cambio de la tríada, cuando
Betty rechazaba violentamente a su padre, mostraba un comporta- miento
psicótico y al parecer desencadenaba una tregua temporal entre sus padres.
Un rasgo notable de este ciclo familiar fue el aparente acuerdo de todos los
interesados por aceptar un "punto de ruptura". Los etólogos de animales se valen
de tal término para describir el cese de hostilidades ritualizadas entre dos
machos entregados a la lucha o la agresión. La disputa de los padres en la
secuencia descrita por Wynne parecía tener la misma calidad ritualizada, así
como su decisión mutua de dejarla.
Wynne establece el punto de que la cercanía de la madre a personas ajenas a
la familia nuclear, especialmente su propia madre y su patrón, frecuente- mente
remplazaba a Betty como foco de la disputa entre la pareja. Así, al describir un
repertorio cíclico de esta familia, habría que colocar una ali- neación de madre-
abuela cerca del vínculo padre-Betty. Se esperaría que el ciclo abarcara un
periodo en que se acercaran la esposa y su madre (patrón, otros parientes, etc.).
Esta intimidad presumiblemente coincidiría con perio- dos de alejamiento entre
esposo y esposa. Resulta lógico pensar que esta distancia se encadenaría a la
coalición padre-Betty, o que, quizás, una de las hijas desencadenaría la disputa
entre los padres con una observación de rechazo. Cualquiera de estos pasos haría
que la madre volviera a entrar en acción, y seguiría entonces alguna versión del
ciclo descrito.
Los documentos descriptivos de Wynne, sobre familias con esquizofréni- cos,
muestran que dos rasgos le parecieron particularmente notables. Uno fue la
calidad extrañamente irreal de las emociones, positivas o negativas, para las
cuales, como hemos dicho, empleó los términos "seudomutuali- dad" y
"seudohostilidad". El otro fue la cuestión de los límites en torno de la familia.
32
contra esta ilusión que protege a la familia de los peligros de toda nueva información
o cambio potencial. Así, los hijos de estas familias se encuen - tran atrapados
en el dilema de no poder nunca diferenciar ni separarse, porque todo intento
causa expectativas de desastre.
Wynne pasó a especular sobre cómo los comportamientos que producen y
perpetúan estos rasgos familiares pueden crear, en el niño, el tipo de desór- denes
mentales mostrados en la esquizofrenia y en otras perturbaciones afec- tivas.
Negativa a pensar o sentir, incapacidad de juzgar la realidad objetiva "que está
allí", borramiento de diferencias de opinión, expresiones crípticas y
fragmentadas serían formas lógicas de comunicación en una familia en que
no había base de lo que era "real", salvo la validación por otros miem- bros de
la familia, y donde la única "realidad" validada sería una intensa lealtad e
intimidad. Cualquier intento de individuación por uno de los miembros de la
familia haría que ésta enfocara todos sus temores y disgusto de una no
mutualidad contra él, haciendo de esa persona el chivo expiato - rio. Esto
reforzaría el valor primario atribuido por la familia a la intimidad, esclavizando a la
persona negativamente percibida, tan eficazmente como si nunca hubiese tratado
de apartarse del seno de la familia.
Ningún estudio de la labor de la comunicación esquizofrénica debe pasar por
alto la contribución de los psiquiatras británicos R. D. Laing y A. Es- terson,
cuyo concepto de la mistificación (íntimamente relacionada con la doble atadura)
quedó ilustrado por una serie de estudios de jóvenes mujeres esquizofrénicas
cuidadosamente observadas en el marco de sus familias. La prueba de que las
percepciones aparentemente deformadas de estas mujeres eran alimentadas y
apoyadas por comunicaciones disfrazadas de otros miem- bros de la familia, es
convincentemente documentada en el libro basado en estos estudios, Sanity,
Madness, and the Family. 54 El comportamiento del esquizofrénico era adaptativo:
era respuesta lógica a una situación ilógica.
Sin embargo, para describir este comportamiento la mayoría de los inves-
tigadores que hemos estudiado se valió de un analogía cibernética, ya que las
familias con esquizofrénicos (o quizá todas las familias) parecían poseer algo
parecido a un elemento homeostático que se oponía al cambio. El
comportamiento sintomático fue considerado como parte integral de esta
resistencia.
El escritor que más brillantemente se basó en la analogía cibernética fue Bateson.
Las ideas de Bateson acerca de la pauta de los campos sociales y el paradigma
cibernético que creó para apoyar estas ideas tendrían una influen - cia
incomparable sobre los investigadores de la familia que fueron sus discí- pulos, y
sobre quienes vendrían después.
54
Laing, R- D. y A. Esterson, Sanity, Madness, and the Family, Nueva York: Basic Books,
1971.