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PARCIAL SEGUNDO CUATRIMESTRE HISTORIA DEL HÁBITAT

ENERC 2021

PROFESOR: CLAUDIO ONGARO


ALUMNA: KLARA PAWLAK
Todos los que no tienen imaginación confían en la realidad.

Hay películas donde unx es un espectador pasivo. Enciende el film y se dedica a


relajarse y dejarse llevar por lo que está sucediendo en la pantalla. Muchas veces tiene que
hacer un mínimo esfuerzo mental para entender lo que está ocurriendo. Lo que vemos está
procesado y masticado para que unx simplemente lo mire. El sonido, la imagen, el formato,
los diálogos, todo, está amalgamado para que entre en un cierto estilo. ¿Qué pasa cuando
esos elementos no van todos en la misma dirección si no que se genera una pluralidad de
formatos, estilos y voces? Una buena película se vuelve un laberinto, con un orden
establecido pero difícil de desentrañar, se desafía el formato tradicional del cine al que
estamos acostumbrados y nace un nuevo lenguaje. El espectador, que ya no está tan
expectante sino más actuante, pone de sí mismo para aprehender, lo que comienza a mirar
y ver en ese film que tiene delante. La obra Adieu au langage es un perfecto ejemplo de
eso.
Empezaré a hablar de la narrativa, o mejor dicho narrativas, que es uno de los
elementos que primero saltan a la hora de poner en jaque un film común y corriente. En la
película de Godard, poco importa qué es exactamente lo que está sucediendo entre la
mujer, el hombre y el perro. No es tan relevante si los personajes son personas o
simplemente cuerpos manipulados que se limitan a repetir frases hechas por por otras
personas, culturas o colectivos. Lo que importa en la obra es cómo se fragmenta la
narrativa, los puntos de vista y los pensamientos. La imposibilidad de comunicarnos en un
lenguaje que todos creemos común, termina haciéndonos a todos iguales –aunque tan
distintos nos percibamos–, es la idea de ser un cuerpo en su totalidad.
En la obra de Godard, el cuerpo perro es la figura contrapuesta al cuerpo humano,
quien está en constante abarcabilidad de su espacio, y su mismo cuerpo, al estar desnudo,
o como dice el film: “No hay desnudez en la naturaleza. El animal no está desnudo porque
está desnudo”, la desnudez nos hace ser a todxs iguales, despojados, vacíos y a su vez nos
hace vulnerables (utiliza el mismo recurso con el hecho del hombre defecando). Se ha
elegido un perro y no cualquier otro animal, porque suele compararse mucho al perro con el
humano, por su fidelidad y compañerismo; sin embargo como dije antes, es justamente su
condición animal la que lo diferencia: su libertad y libre albedrío (1).
Además –dato no menor–, el lenguaje verbal en el perro es imposible; sin embargo
sabemos que siente, escucha y ve (pequeña pista por parte del director para poner en jaque
la idea de un lenguaje tan racional). Hacia el final, la pareja termina adoptando al perro e
imponiendo sus costumbres y formas, el humano trata de domesticar cualquier ser que
tenga adelante (2). Diría, entonces, que en relación a la narrativa del film antes que
preguntarse de qué trata, vale la pena preguntarse qué sobrevive a pesar de la apariencia

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de falta de trama y de personajes estandarizados y, además, cuál es el nexo que articula
personajes y espacios.

(1) Fotograma de Adieu au langage, el perro libre en contraposición a un perro que va a ser domesticado
luego.

(2) Fotograma de Adieu au langage, el perro ya adoptado por la pareja.

2
Encuentro cierto afán de comparación por parte del director entre cuerpo
cinematográfico, cuerpo humano y cuerpo animal. El cuerpo cinematográfico –moldeado por
un lenguaje en común–, sería equiparable al cuerpo del ser social actual, politizado,
culturizado, individualizado, pasado por un filtro de lo que está bien o mal “el hombre común
genera pequeños tratados para la vida cotidiana” (Omar Calabrese). Contaminados por un
lenguaje que en vez de generar comunicación muchas veces genera lo contrario: nos
individualiza, aleja y precede la guerra (me parece muy interesante el ejemplo del Hitler que
da el film: “Todo lo que Hitler dijo, lo ha logrado”). El perro, animal, instinto y libertad, surge
como esa contraposición al humano enfrascado en un cuerpo que concibe como posesión.
En la obra se evidencia tanto la artificialidad del cine –proponiendonos ver una
imagen y sonido poco amalgamados y procesados, “malos encuadres”, cámara casera,
etc...–, junto a la artificialidad de un cuerpo que genera un lenguaje que en vez de
comunicar des-comunica, como a los dos amantes, que al no poder comunicarse ni generar
un vínculo entre sí, terminan adoptando un perro (porque la posibilidad de generar un nuevo
humano ya es demasiado). El lenguaje se termina confesando como otro cuerpo, que
necesita nacer de nuevo para acomodarse en esta era que ya no se conforma con un
producto armado, citas en desuso o simples formatos (lo que va a llamar Calabrese “la era
neobarroca”). Hay una propuesta de reconciliar a la lengua con su original potencia
creadora.
En este sentido me parece interesante destacar que en el dialecto suizo del francés
la palabra Adieu significa tanto hola como adiós. El cineasta no impone nada, solo muestra
una realidad del lenguaje y expone las dos posibilidades a las que se encuentra el lenguaje
hoy: muerte y resurrección. Se propone destruir el lenguaje anterior para crear uno nuevo,
recordando su materialidad y carácter instintivo. Para evidenciar esto, Godard refiere a
caracteres más bien instintivos de la composición (el retorno a la materia), generando
composiciones descentradas, estando más cerca a la definición de composición de algunos
artistas holandeses como Claudel: “Composición: estructura o conjunto desequilbrándose o
desagregándose”.
En cuanto al dispositivo, me gustaría destacar especialmente el uso de diferentes
cámaras; no por nada hace un apartado al final desglosando las distintas cámaras
utilizadas. No solo lo que vemos cambia al usar distintos dispositivos, si no que el trabajo
que realiza el cuerpo del cameraman es otro también. No es lo mismo operar una
pequeñísima cámara de mano que una cámara grande con su correspondiente
estabilizador o gripería. Tampoco debería ser lo mismo usar una cámara para captar una
situación que otra.
En la escena en que la mujer está en el baño con su amante (3), él en el inodoro y
ella parada, apoyada sobre el marco de la puerta, la cámara que se eligió reafirma la

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condición de situación descontracturada, íntima, vacía, como el perchero que aparece en
primer término, donde solo cuelga una percha sin ropa.

(3) Fotograma de Adieu au langage. Oscuridad en la imagen: vago, indefinido, indistinto.


En la misma línea de lo que mencionaba anteriormente, hay otro recurso del que se
sirve el director al usar distintas cámaras. Así como el ojo debe adaptarse a distintos modos
de ver, también debe hacer un esfuerzo por amalgamar esas imágenes que no coinciden y
que muestran distintos ángulos. De este modo, rompe con la concepción de realidad a la
que estamos acostumbradxs. Supongo que la experiencia sería aún mayor si pudiese ver la
película en 3D como realmente fue concebida; los límites de la pantalla y de la realidad
serían, entonces, aún más vastos.
Godard cita para esto a uno de los impresionistas más importantes, Claude Monet:
“No pintar lo que vemos, porque no vemos nada, sino pintar lo que no vemos”, que en
realidad no es una cita de él sino de Paul Cézanne, pero volveré a esto más adelante. De
eso se trata expresar para Godard: mostrar lo que no se ve una vez que logramos
apartarnos de lo real. Al saturar los colores de la imagen (4), romper los píxeles, destruir la
imagen (a la vez que lo “real”) lo que hace Godard es generar una especie de cuadro similar
a los que pintaban (3) los impresionistas reforzando preguntas que venían desde ese
período, tales como: ¿seguirá siendo viable un arte que apenas “documente” el mundo de
las ideas antiguas y cuyo lenguaje no evolucione?.

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(4) Fotograma de Adieu au langage

(5) El jardín del artista en Giverny - Claude Monet


El film alude a numerosas citas, visuales, sonoras, de la pintura, de la filosofía, de la
música, etc. Hay citas, como la del pintor Claude Monet que son falsas, ¿error del director?

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No lo creo. Presiento que es más una jugada del tipo a lo neobarroco, cita perversa, que
busca confundir al espectador y que tiene una teoría subyacente: si el lenguaje es de todxs,
¿qué importa quién lo dijo? Además, tratándose de este caso puntual, la frase es una
enunciación de la voz del colectivo de impresionistas; representa a un todo y no importa
quién la haya dicho específicamente.
La obra de Godard termina explicitando una crisis del hombre contemporáneo en
relación a su cuerpo, el tiempo, el lenguaje y el espacio. Dónde y cómo es el espacio que
habita, cómo se relaciona con la otredad y de qué forma articula el lenguaje no solo para
poder comunicarse, sino también para expresarse. El espectador termina eligiendo de qué
modo relacionarse con la obra: qué pantallas mirar y cómo relacionarse con ellas. El film es
una síntesis de lo que llama Calabrese “la era neobarroca” en donde la búsqueda de formas
hace que se pierda esa “integridad” propia del clasicismo y accedemos a un terreno
inestable, polidimensional y mutable y a su vez se genera un exceso –como resultado de la
estructura de la repetición.
La obra culmina con el nacimiento de un bebé, lo que da esperanza a una nueva
creación del lenguaje –porque siempre que algo se destruye, algo nuevo se está creando.
En el presente texto intenté analizar un film inabarcable que me dejó más preguntas que
respuestas, pero, al fin y al cabo, de esto se trata nuestra contemporaneidad neobarroca:
de dejarnos seducir por la crisis, la duda y el experimento.

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BIBLIOGRAFÍA

-Omar Calabrese. (1989). La era neobarroca. (Tercera edición). Roma-Bari, Italia:


Cátedra.
-David Le Breton. (1990). Antropología del cuerpo y Modernidad. (Primera edición).
Buenos Aires, Argentina: Nueva visión Buenos Aires.
-Michel Serres. (1999). Variaciones sobre el cuerpo. (Primera edición). Buenos
Aires, Argentina: Fondo de cultura económica.
-Severo Sarduy. (1987). Ensayos generales sobre el barroco. (Primera edición).
Buenos Aires, Argentina: Fondo de cultura económica.
-Gilles Deleuze. (2007). Pintura: El concepto de diagrama. (Primera edición). Buenos
Aires, Argentina: Cactus.

FILMOGRAFÍA

-Jean-Luc Godard & Bahim Chioua. (2014). Adieu au langage. [Película]. Suiza:
Canal+, CNC y Wild Bunch.

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