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Provincia de Buenos Aires

Dirección General de Cultura y Educación


Dirección de Formación Continua
Nivel secundario- Historia
Año 2017

MATERIAL DIDÁCTICO PARA DOCENTES PROFESORES DE HISTORIA


Y CIENCIAS SOCIALES

La ciudad moderna: el caso de Londres


Coordinadora de Capacitadores Regionales (ETC)
Talia Meschiany

Coordinación del material didáctico


ETR Eduardo A. Devoto (Región 19)

Autores
Eduardo A. Devoto (Región 19)
Pablo Bana (Región 5)

Colaboración
Marcela Roberts (Región 2)

Lectura crítica
Diana Hamra (Región 2 y 4)

Edición final
ETR TIC Enrique Inciarte (Región 17)

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La ciudad moderna: el caso de Londres

“La ciudad es uno de los intentos más consistentes, y a la


postre, más exitosos del hombre, de rehacer el mundo en
el que vive a partir de sus anhelos más profundos. Si la
ciudad, en todo caso, es el mundo que el hombre ha
creado, es también el mundo en el que está condenado a
vivir. Así, de manera indirecta y sin una conciencia clara de
la naturaleza de su tarea, al hacer la ciudad, el hombre se
ha rehecho a sí mismo”
Robert Park (1967, p.3)

Gustave Doré – London (1872)

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Índice

1. Introducción ......................................................................................................... 4
2. Eje problema del estudio de caso: ..................................................................... 4
3. Encuadre curricular (recorte de contenidos) ..................................................... 5
4. Conceptos transdisciplinares ............................................................................. 5
5. Conceptos básicos disciplinares ....................................................................... 5
6. Problemáticas derivadas del eje del caso.......................................................... 6
7. Propósitos de enseñanza .................................................................................... 6
8. Fundamentación .................................................................................................. 7
9. Orientaciones para el abordaje del caso.......................................................... 10
10. Desarrollo del caso ........................................................................................ 11
11. Textos literarios y narrativas ficcionales para el abordaje del caso .......... 18
12. Fuentes primarias escritas. Las transformaciones de la sociedad industrial
en la ciudad moderna: tensiones entre crecimiento, pobreza y explotación ....... 23
13. Fuentes visuales para el abordaje del caso: planos, mapas y cartografía 29
14. Integrar las TIC ............................................................................................... 31
15. Trabajo con fuentes secundarias: Optimistas vs Pesimistas ........................ 33
16. Integración a partir de las TIC: el derecho a la ciudad ................................ 38
Bibliografía y fuentes ............................................................................................... 42

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1. Introducción

La propuesta de este material didáctico es trabajar a partir de un estudio de caso


contextualizado en la ciudad de Londres en tiempos de la Revolución Industrial.
Consideramos que el abordaje de los contenidos a partir del estudio de casos
permite reconocer y comprender problemas sociales, económicos, tecnológicos,
científicos, ideológicos y de organización del espacio, problemas que posibilitan
construir procesos de enseñanza y aprendizaje significativos, tanto para el
docente como para sus alumnos.
En este material podrán encontrar referencias a lecturas bibliográficas,
presentación de fuentes históricas, imágenes fijas y otros recursos audiovisuales
que aspiramos resulten materiales y propuestas que puedan ser adecuadas y
resignificadas por los docentes de Historia y Ciencias Sociales de la Provincia
de Buenos Aires.

2. Eje problema del estudio de caso:

“La ´cuestión urbana´ en el proceso de industrialización y el advenimiento de la


sociedad capitalista industrial, a través de la ciudad de Londres: tensiones entre
crecimiento, pobreza y exclusión.”

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3. Encuadre curricular (recorte de contenidos)

3.1. Diseño Curricular 2° año

Unidad 3. Núcleo 1: La revolución Industrial en Inglaterra


Cambios en las relaciones de producción en el campo y en la ciudad, el
surgimiento del asalariado, la fábrica como un nuevo modo de organizar la
producción, el proletariado y la burguesía industrial. Características del mundo
social industrial. Las condiciones de trabajo y explotación de la mano de obra.

3.2. Diseño Curricular 3° año

Unidad 2. Núcleo 2: Tensiones en la consolidación de la burguesía y los


cambios sociales.
Los problemas de vivir en la sociedad industrial. Vida cotidiana y expresiones
sociales en el mundo burgués. La vida en los espacios urbanos. El pensamiento
urbanista.

4. Conceptos transdisciplinares

Similitud-Diferencia/Continuidad-Cambio/Conflicto /Identidad-Alteridad/Poder

5. Conceptos básicos disciplinares

Conflicto, diversidad económica y cultural, estructura social, cambios culturales,


resistencias, división social del trabajo, tecnología, organización social, clases
sociales, sistemas de propiedad, capitalismo, Estado, Revolución, vida cotidiana,
mentalidades, institucionalidad, hegemonía, reformismo.

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6. Problemáticas derivadas del eje del caso

- La Revolución Industrial y las condiciones de vida y existencia en la Ciudad


Moderna en el marco del Capitalismo Industrial.
- Las condiciones de vida y los sujetos sociales: diferencias entre el espacio rural
y el urbano.
- La organización social del espacio. Las desigualdades sociales en la
apropiación del espacio urbano y las representaciones sociales en la ocupación
del espacio.
- La infancia en la Ciudad Industrial del Siglo XIX y XX.

7. Propósitos de enseñanza

El trabajo con el estudio de caso acerca de las “Ciudades modernas” que


presentamos posibilitará generar situaciones didácticas que son propicias para:

- identificar y construir relaciones sobre distintas problemáticas ambientales


y espaciales del pasado y del presente, considerando que toda actividad
humana implica siempre, además de relaciones de producción y poder
entre las personas, modos particulares de apropiación de la naturaleza y
el espacio;
- reconocer distintos modos de vida en función de los modos de
organización económico, tecnológico, político y cultural que distintos
pueblos y culturas desarrollaron, sin perder de vista la conflictividad social
- construir relaciones entre modos de vida del pasado antiguo y el presente,
reconociendo los factores que pueden remitir a la diversidad cultural y
aquellos que refieren a la desigualdad social;
- considerar al trabajo como generador de conflicto, integración y cohesión
social, y como una de las interacciones más activas y siempre presente
en cualquier modo de relación social;

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- identificar los territorios como espacios cualificados por distintos tipos de
recursos y que se encuentran sujetos a relaciones específicas de
dominación y poder, así como su identificación como espacios de
identidad y pertenencia para las culturas;
- identificar la actuación de distintos sujetos sociales, sus necesidades e
intereses, que se encuentran involucrados en distintas relaciones sociales
representadas en el espacio;
- conocer distintos ámbitos productivos y reflexionar sobre su constitución
histórica y actual.

8. Fundamentación

La ciudad moderna: El caso de Londres y las transformaciones de la


Revolución Industrial

La Ciudad, como espacio en donde se desarrolla buena parte de la experiencia


humana en el tiempo es, como se sabe, bien antigua. Sin embargo, es la ciudad
moderna la que, frente al avance de un Estado también moderno, toma
rápidamente la fisonomía del capitalismo y expresa en su representación su
consolidación.
La “cuestión urbana”1 se desenlaza en los albores del siglo XIX con el
advenimiento de su poder “civilizatorio”. Es en los tiempos de la ciudad moderna
el momento en donde se revelan las representaciones culturales que dan cuenta
de los cambios que supone la instalación del orden capitalista. Este dará un
nuevo cariz social y económico a la vieja ciudad: las migraciones internas y
externas, el incremento vertiginoso de población, las condiciones de existencia
y habitabilidad, las transformaciones de la arquitectura y de la topografía urbana,

1 Manuel Castells entiende que tanto las formas espaciales como el proceso de reproducción de
la fuerza del trabajo llevan a cabo su articulación en la ideología de lo urbano, de la que se
derivarían precisamente las dos acepciones asignadas al término urbanización: como
concentración espacial desde ciertos límites de población y densidad y como «difusión del
sistema de valores, actitudes y comportamientos bajo la denominación de cultura urbana».

7
las instituciones del estado en su intento normalizador; todos estos cambios -
motivados por impulso del motor industrializador- otorgarán un nuevo semblante
a las ciudades (Pesavento, 2013).

Como es sabido, el mundo contemporáneo se inaugura con la “doble revolución”


(Hobsbawm, 2011[1997]) categoría que nos permite pensar en las
transformaciones de orden político, social, económico y cultural ocasionadas a
raíz de la Revolución Francesa y la Revolución Industrial en Europa. Se
experimentan, desde entonces, nuevas y viejas dicotomías, signadas por la
tensión entre el progreso y la explotación, el crecimiento y la exclusión, la
“civilización y la barbarie”, la libertad y la opresión.

El proceso de industrialización en Europa durante el siglo XIX

“La modificación de las estructuras socioeconómicas ocurrida en Europa desde


principios del siglo XVIII crea las premisas que hacen posible, hacia mitad de siglo, la
Revolución industrial. Este término fue acuñado por Blanquí en 1837 y adoptado por
Engels en 1845. La condición básica para su realización es la sustitución del trabajo
artesanal por el de maquinaria fabril, cuya introducción implica la multiplicación del
rendimiento y, por tanto, el incremento de la producción (…). El nuevo sistema fabril
requiere: a) libertad para la iniciativa privada; b) capital para invertir en máquinas,
materia prima, etc; c) mano de obra disponible; d) amplios mercados para absorber la
producción en masa. (…) la manufactura del algodón (Manchester) ofrece condiciones
óptimas para la industrialización gracias a la organización de un comercio triangular:
transporte de esclavos africanos a las plantaciones algodoneras americanas -
importación de algodón a Inglaterra- exportación de textiles acabados a África y los
países de grandes plantaciones. Las fábricas de hilados requieren escaso capital inicial,
pero aseguran grandes beneficios (…). La acumulación de capital crea las bases para
el desarrollo de nuevos sectores industriales que requieren grandes inversiones:
industrias minera y pesada que logran un gran desarrollo hacia 1840 gracias a la
revolución de los transportes: navegación a vapor, locomotora (…). En 1830 sale el
primer ferrocarril de Liverpool a Manchester. Inglaterra encabeza la industria mundial
hacia finales del siglo XIX. Ateniéndose al modelo inglés se industrializan Bélgica,
Holanda, Suiza, Francia (1825) Alemania (1850) Suecia (1880) Se crean núcleos de
concentración demográfica” (Adaptado de Atlas Histórico Mundial)

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El proceso de industrialización que se despliega en Europa a partir de la
Revolución Industrial genera una serie de transformaciones en el ámbito urbano
no exentas de tensiones y agudas contradicciones entre el dinamismo del
desarrollo económico y las consecuencias en el plano de la vida social.
Tal como manifiesta Eric Hobsbawm (2011, p.85 y ss.): “Las ciudades y zonas
industriales crecían rápidamente, sin plan ni supervisión, y los más elementales
servicios de la vida de la ciudad no conseguían ponerse a su paso. Faltaban casi
por completo los de limpieza en la vía pública, abastecimiento de agua, sanidad
y viviendas para la clase trabajadora”. Asimismo, se experimentaban situaciones
que eclosionaban en el alcohol, la miseria, el endeudamiento de los salarios y
que expresaba la rapidez y aceleración de una ciudad que avasallaba en su
crecimiento urbano. Los sectores más marginados se encontraban “Hacinados
en suburbios en donde se mezclaban el frío y la inmundicia, o en los extensos
complejos de los pueblos industriales en pequeña escala, se hundían en la
desmoralización.”
En el transcurso del siglo XIX, las grandes metrópolis expresan fielmente ese
tránsito a la contemporaneidad no sólo en el plano de la existencia material sino
también en el de la experiencia sensible, la de los sujetos.
Situados en la ciudad de Londres decimonónica, el estudio de caso que
presentamos, focaliza en las consecuencias sociales de la Revolución Industrial,
las transformaciones en el espacio urbano y la incidencia en la vida de los
individuos y los grupos. Se propone analizar y problematizar esas tensiones; en
particular, advertir cómo los sujetos experimentan, se apropian, modifican,
observan, celebran o sufren esa transformación y así construyen, diseñan y
representan sus entornos espaciales en su tiempo vital.
La capital inglesa se presenta como un formidable objeto de estudio a partir del
disparador que nos ofrece la literatura ficcional y el cine sobre la época; en
diálogo, colaboración y contraste con otras fuentes primarias y secundarias que
permiten retratar, reconstruir, problematizar y significar las miradas sobre la
ciudad, en coherencia con la metodología de casos como estrategia de
enseñanza (Wassermann, 1999; Prats, 2005).
La particularidad de este estudio de caso radica en la centralidad que adquieren
las fuentes literarias y las posibilidades que ofrecen para entablar diálogos con

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otros registros discursivos de carácter histórico. Este diálogo favorece una
enseñanza de la historia problematizadora que apunta a generar en los
estudiantes comprensiones complejas, globales e integrales del pasado en
relación con el presente.

9. Orientaciones para el abordaje del caso

Para introducir al caso de Londres como ciudad moderna, hemos de centrarnos


inicialmente en la narrativa ficcional, la literatura y el cine. Para ello les
proponemos revisitar un clásico de la literatura victoriana inglesa del siglo XIX,
las obras de Charles Dickens.
Charles Dickens (1812-1870), fue un observador agudo en una época de
cambios. Un testigo que, nacido en el seno de una familia modesta (trabajó en
una fábrica de calzados en su niñez) pero habiendo alcanzado una posición
notable a partir de su formación intelectual autodidáctica (llegó a ser periodista
en el Parlamento Inglés y articulista), fue sensible a las consecuencias sociales
de las transformaciones que presenciaba, las que se constituyeron en los tópicos
de sus obras. En varias de sus novelas es posible recuperar la sociedad
industrial inglesa de la primera mitad del siglo XIX descrita con magistral pluma.
Desde una narración, que tiene mucho de biográfica, novelas como Oliver Twist
(1838) David Copperfield (1849) o Grandes esperanzas (1860), reflejan el
desamparo durante la infancia en el marco de una sociedad vertiginosamente
cambiante. En Tiempos Difíciles (1854) un Dickens maduro, retrata con ironía y
sagacidad el maltrato y la explotación de los trabajadores por parte de los
empresarios capitalistas en Coketown; un lugar ficticio, distópico y estereotípico
inspirado en las ciudades industriales inglesas, en donde se describe con
brillantez la fisonomía urbana, el trabajo infantil, las desigualdades sociales y
especialmente, las condiciones de vida en la ciudad: el smog y el hacinamiento,
la precariedad de las condiciones de trabajo, las enfermedades y la explotación.

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Consecuencias que, el privilegiado observador, atribuyó a la deshumanización
provocada por las nuevas condiciones que imponían los cambios de la sociedad
industrial en ciernes.
Algunas de estas obras han sido adaptadas al cine, sin perder el espíritu
fundamental que le otorgara Dickens. En la más difundida y readaptada por
diferentes realizadores, Oliver Twist, se retrata con un humanismo implacable
las peripecias de un inocente niño por sobrevivir en una ciudad que se le
presenta ciertamente hostil, pero a la vez horizonte de posibilidades. Es
menester, entonces, concentrarnos en ella, en coherencia con los propósitos del
presente estudio de caso.

10. Desarrollo del caso

A continuación, les presentamos una serie de fragmentos de narrativas escritas


de Dickens y una escena audiovisual inspirada en la obra del autor que nos
permiten problematizar la enseñanza de la temática central de este estudio de
caso.
Ponemos en diálogo aquí un pasaje de la novela de Dickens, Oliver Twist, con
una adaptación fílmica del fragmento.
Al igual que con el cine, que es una forma de relato visual, al enfrentarnos a una
fuente primaria narrativa nos encontramos con una mirada particular y también
subjetiva de la realidad social, es decir, frente a un discurso. En ese diálogo,
esos discursos sobre la realidad se superponen: las interpretaciones y
adecuaciones narrativas de Dickens, que es un observador de su tiempo
comprometido con una fuerte crítica testimonial,y las adaptaciones fílmicas de
ese relato, inscriptas en otro tiempo y contexto que conforman en conjunto una
suerte de metarrelato, o sea, de relato sobre el relato. Ejercitar con los
estudiantes la distinción entre los elementos ficcionales, las observaciones
sesgadas y los hechos históricos, poder reconocer la intencionalidad de los
autores, la yuxtaposición y digresión de los relatos y miradas, es una tarea

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fundamental en el ejercicio del pensamiento crítico en oposición a la lectura literal
y transparente de los materiales curriculares.

10.1 Fragmentos de Oliver Twist

Oliver Twist, Cap VIII,

“La mañana del día séptimo de marcha, después de abandonar su país natal, Oliver
entró caminando pesadamente en la pequeña población de Barnet. Las ventanas de las
casas estaban cerradas, desiertas las calles y todo el mundo durmiendo. Alzábase el
sol radiante, pero sus resplandores solamente servían para mostrar al muchacho todo
el horror de su miseria y desamparo mientras cubierto de polvo, destrozados y cubiertos
de sangre los pies, se sentó a descansar un poco sobre los fríos peldaños de una
escalinata que daba acceso a la puerta de una casa.
Poco a poco fueron abriéndose las maderas de las ventanas, alzándose las persianas
y dejándose ver algunas personas, que comenzaron a circular de aquí para allá. Hubo
algunas que se detuvieron durante breves instantes a contemplar a Oliver, otras que
volvieron la cabeza sin detener sus pasos; pero nadie le socorrió, nadie se tomó la
molestia de preguntarle qué hacía allí. Oliver, en cuyo pecho no latía un corazón de
mendigo, permanecía inmóvil y silencioso.
Llevaba ya algún tiempo sentado en la escalinata, admirándose de que hubiera tantos
establecimientos públicos (en Barnet, una puerta sí y otra también eran tabernas),
mirando con envidia las diligencias que pasaban y pensando con cierto sentimiento de
dolor que aquellos carruajes podían recorrer en pocas horas y con comodidad la
distancia inmensa que él tardó toda una semana en franquear, cuando llamó su atención
un muchacho, que pocos instantes antes había pasado por su lado sin mirarle, al
parecer, y ahora se había detenido frente a él y le miraba con atención. Al principio,
apenas si Oliver hizo caso; pero tanto rato duró la muda observación del muchacho, que
al fin nuestro héroe alzó la cabeza y contestó a la mirada con la mirada. El desconocido
cruzó entonces la calle, y encarándose con Oliver, le preguntó:
—¡Hola, compañero! ¿Qué te pasa?
El que así interrogaba al viajero tendría poco más o menos la misma edad que éste,
pero era el tipo más extraño que Oliver había visto en su vida. Tenía la nariz achatada,
deprimida la frente, las facciones de lo más ordinario y su aspecto resultaba todo lo
repugnante que es compatible con un rostro de niño, pues niño era, aunque de hombre
quería darse importancia y de tal afectaba los modales. Tipo desmedrado, de piernas
combadas y ojos muy pequeños y vivos, llevaba el sombrero tan a flor de la cabeza, que
se le hubiera caído irremisiblemente a cada paso si un movimiento peculiar de aquélla
no le llevara nuevamente a su puesto, cada vez que principiaba a caer, lo que ocurría
con mucha frecuencia. Vestía una levita de hombre de gran talla cuyos faldones le
llegaban hasta los talones, y las mangas eran tan largas, que las había doblado en una
mitad para poder hundir las manos en los bolsillos de sus calzones de pana. En una

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palabra, parecía tan pagado de sí mismo como jamás lo haya estado un galán de cuatro
pies y seis pulgadas, pues ésta venía a ser su estatura.
—¡Hola, compañero! ¿Qué te pasa? —preguntó a Oliver el singular personaje que
acabo de describir.
—Tengo mucha hambre y estoy rendido —contestó Oliver con lágrimas en los ojos—.
He hecho un viaje muy largo: siete días hace que ando.
—¿Andando siete días? —repitió el caballerito desconocido—. Comprendo,
compañero, comprendo. Cosas de algún plumífero, ¿verdad? ¡Vaya! —añadió
reparando en la expresión de sorpresa de Oliver—. ¿Acaso ignoras lo que es un
plumífero, mi cándido compañero?
Oliver contestó con mansedumbre que siempre había oído aplicar a los volátiles el
término en cuestión.
—¡Dios mío, y qué inocentón! —exclamó el desconocido—. Sepa, mi querido
compañero, que un plumífero es un juez, y que cuando viajamos por cosas de un
plumífero, nuestra obligación es correr siempre sin dejarnos alcanzar por él. ¿Has
estado alguna vez en chirona?
—¿En qué chirona? —inquirió Oliver.
—¡En qué chirona! ¡Válgame Dios! En un palacio donde dan de comer gratis, y visten
gratis y dan otras muchas cosas gratis, y, sin embargo, tiene pocos aspirantes a su
ingreso, y muchos a su salida. Pero dejemos estas cosas, y vente conmigo. Necesitas
comer, y comerás. No está mi bolsa tan repleta que amenace romperse; pero mientras
haya algo en ella, no faltará qué comer. ¡Ea! ¡Media vuelta sobre tus goznes, y andando!
El joven ayudó a Oliver a levantarse y le condujo a una tienda de comestibles inmediata,
donde compró un buen pedazo de jamón y un pan de dos libras. A fin de preservar de
polvo el jamón, ocurriósele la ingeniosa idea de practicar un agujero en el pan,
quitándole la miga, e introducir en él el jamón. Pagado el pan, lo colocó debajo de su
brazo y entró seguido de Oliver en una taberna, donde pidió una habitación reservada
para él y su compañero. El joven misterioso mandó que les sirvieran un jarro de cerveza,
y Oliver, invitado por su nuevo amigo, comenzó a comer con ansia, mientras el otro le
miraba con extraordinaria curiosidad.
—¿A Londres? —preguntó el joven desconocido, luego que Oliver trasladó a su
estómago el pan y el jamón.
—Sí.
—¿Tienes allí casa?
—No.
—¿Y dinero?
—Tampoco.
El desconocido empezó a silbar, metidas ambas manos en los bolsillos de sus calzones.
—¿Vive usted en Londres? —preguntó Oliver.
—Sí, allí vivo cuando no viajo. Supongo que también tú necesitarás una casa donde
pasar la noche, ¿no es cierto?
—Mucha falta me hace, en efecto; no he dormido bajo techado desde que salí de mi
país.
—Pues no te preocupe tan poca cosa. Esta noche necesito llegar a Londres, donde
conozco a un anciano respetable, vecino de la ciudad, que te alojará de balde… siempre

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que te presente uno de sus conocidos. ¿Pero me conoce a mí? ¡No!… ¡Ciertamente que
no! ¡Pero no importa!
Sonreía picarescamente el joven mientras pronunciaba las palabras últimas de su
discurso, como indicando que eran irónicas, y terminó su ofrecimiento dando fin a la
cerveza del jarro.
La oferta inesperada de un albergue era demasiado tentadora para que a Oliver se le
ocurriera siquiera la idea de rehusarla, sobre todo después de asegurar el joven
desconocido a Oliver que el buen caballero a quien se había referido le buscaría un
acomodo excelente sin pérdida de tiempo.
Como es natural, la conversación fue tomando giro amistoso y confidencial, que puso
en conocimiento de Oliver que su amigo se llamaba Santiago Dawkins, y que era
protegido y favorito del repetido anciano.
Muy poco decía el exterior de Dawkins en favor de las comodidades y bienandanzas
que el anciano proporcionaba a aquellos que tomaba bajo su protección; pero, como la
conversación del joven era ligera y amena, y por añadidura, él mismo confesó que sus
íntimos le distinguían con el sobrenombre del Truhán, supuso Oliver que era por
temperamento atolondrado y calavera y que no habían hecho mella alguna en él los
preceptos morales de su bienhechor.
Cediendo a esta impresión, Oliver decidió cultivar la buena opinión del anciano caballero
tan pronto como se le deparase oportunidad, y caso que llegara a comprobar que el
Truhán resultaba incorregible, como lo sospechaba, declinar el honor de continuar su
trato.
Como se negara Santiago Dawkins a entrar en Londres hasta después de cerrar la
noche, eran próximamente las once cuando llegaron nuestros viajeros a la barrera de
Islington, atravesaron desde el camino del Ángel hasta el de San Juan, descendieron
por la callejuela que termina en el teatro Sadler Wells, recorrieron las calles Exmouth y
Coppice Row, pasaron junto a la Casa de Misericordia, cruzaron los clásicos terrenos
llamados antiguamente Hockley-inthe-Hole, desde donde pasaron a la Little-Saffron-Hill
y desde ésta a la Great-Saffron-Hill, donde el Truhán aceleró considerablemente el
paso, recomendando a Oliver que le imitara.
Aunque harto que hacer tenía Oliver con no perder de vista a su guía, no pudo menos
de dirigir algunas miradas a uno y otro lado del camino que recorrían, observando que
en los días de su vida había visto lugares más sucios y desolados. La calle era angosta
y fangosa y la atmósfera estaba saturada de fétidas emanaciones. No escaseaban las
tiendecillas, aunque parecía que los artículos únicos en venta eran montones de
chiquillos, mercancías que, no obstante lo intempestivo de la hora, corrían y se
arrastraban dentro y fuera de las casas o bien alborotaban y chillaban en el interior de
las mismas. Las únicas casas que ofrecían aspecto adecentado en medio de aquella
miseria general eran las tabernas, donde la hez del pueblo, de la especie humana,
disputaba ruidosamente. Callejuelas y patios que de tanto en tanto desembocaban en
la calle principal ofrecían grupo de viviendas donde hombres borrachos y mujeres
viciosas se revolcaban descaradamente en el cieno más inmundo, y de varias puertas
salían individuos de aspecto poco recomendable que, a juzgar por sus movimientos
cautelosos, debían abrigar propósitos que nada tenían de inocentes.

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En escapar, más que en otra cosa, estaba pensando Oliver, cuando llegaron al pie de
la colina donde su guía, cogiéndole por un brazo, empujó una puerta, que no estaba
más que entornada, de una casa de la callejuela Field, y le hizo entrar en un patio.
—Ahora, ¿qué? —gritó una voz desde dentro, contestando un silbido del Truhán.
—Desplumado y Capote —respondió el joven.
Debían ser sin duda las palabras anteriores una contraseña convenida, pues brilló en el
fondo de un pasadizo obscuro una luz y momentos después asomaba una cabeza por
encima de la desvencijada barandilla de una escalera que conducía a la cocina.
—Sois dos —dijo el hombre de la vela, poniéndose una mano sobre los ojos a guisa de
pantalla—. ¿Quién es el otro?
—Un recluta nuevo —contestó el Truhán, invitando a Oliver a que le siguiera…”

Fragmento rescatado de Dickens, Charles (2006) Oliver Twist. Cap VII. Biblioteca
Virtual Universal. Disponible en: http://www.biblioteca.org.ar/libros/131510.pdf

A continuación presentamos un
fragmento del film Oliver! (1968) de
Carol Reed “Consider yourself”
(musical)2 que retrata el mismo
pasaje, el ingreso de Oliver Twist a
Londres

(Clic en la imagen para acceder al video) .

2 La obra Oliver Twist de Charles Dickens fue adaptada al cine en varias ocasiones a lo largo de
la última centuria: Frank Loyd, EEUU (1922); David Lean, Reino Unido (1947); Carol Reed, EEUU
(1968); Roman Polanski, Reino Unido, República Checa, Francia, Italia (2005). Hay también una
adaptación animada en que los protagonistas son reemplazados por perros y gatos para acercar
la obra a un público más infantil: Oliver y su Pandilla, Disney, 1988.

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Ficha Técnica3:
Título original: Oliver!
Año: 1968
Duración: 153 min.
País: Reino Unido
Director: Carol Reed
Guión: Vernon Harris (Novela: Charles
Dickens)
Música: Lionel Bart, Johnny Green
Fotografía: Oswald Morris
Reparto: Mark Lester, Ron Moody,
Shani Wallis, Oliver Reed, Jack Wild,
Harry Secombe, Hugh Griffith, Clive
Moss, Peggy Mount
Productora: Romulus Films / Warwick
Film Productions
Género: Musical. Drama | Infancia.
Pobreza. Siglo XIX
Sinopsis: Inglaterra, siglo XIX. Oliver
Twist (Mark Lester) es un pobre niño que escapa de un orfanato y llega a Londres en
busca de fortuna. Allí tiene la mala suerte de ser reclutado por un granuja llamado Fagin
(Ron Moody), jefe de una banda de jóvenes ladronzuelos que roban a los transeúntes.
Adaptación en formato musical de la famosa obra de Dickens. (FILMAFFINITY)4

3 Extraída de FILMAFFINITY, http://www.filmaffinity.com/ar/film347212.html, última consulta:


23/12/2016
4 Al momento de trabajar con Filmografía en el aula de historia, es recomendable confeccionar

una guía de visionado, con el objeto de registrar información sobre diferentes aspectos de la
obra, tanto de su contexto y características de producción (ficha técnica), características
estéticas y fílmicas, como de la trama y contenido (personajes, caracterizaciones, nudos
problemáticos, acciones, etc.) de los lugares (sitios, emplazamientos, espacios abiertos y
cerrados, edificios -públicos, privados-, viviendas), de las actividades (productivas, servicios,
comerciales, laborales, etc.) de las relaciones y sujetos sociales descritos (trabajadores/as,
mujeres, niños, criminales, prostitutas, aristocracia, burguesía capitalista, etc.) de modo de poder
advertir los espacios de la ciudad reservados a unos y otros y establecer las apropiaciones
simbólicas de los mismos así como las condiciones de su existencia. Atendiendo a los
resguardos para el trabajo con este tipo de materiales. Lectura recomendada: La Filmografía
en el aula

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En esta propuesta el diálogo transtextual entre el fragmento del film y la literatura
de Dickens constituye el punto de partida del caso, conforman el disparador que
habrá de articularse con otras fuentes, materiales y recursos. Son los aspectos
que abren las narrativas (texto literario y visual), los que serán tratados en
profundidad luego, pero a partir de ellas. Es importante, entonces, iniciar sobre
la base de preguntas problematizadoras que permitan abordar el caso
disparando incógnitas e inquietudes, a la vez que posibiliten indagar acerca de
lo que se ha interpretado sobre su lectura (y visionado) de modo de establecer
un piso común de comprensión - no necesariamente homogéneo-, distinguir los
aspectos centrales de los secundarios o accesorios, arribar a acuerdos y
establecer las aristas de abordaje para propiciar el trabajo posterior.
Por ejemplo:
Sobre la obra: ¿Cuáles son los grandes problemas que se relatan en el pasaje?
¿Por qué creen que el autor eligió como personaje principal a un niño para
protagonizar su obra? ¿Qué similitudes y diferencias se observan entre el relato
de Dickens y su adaptación fílmica? ¿qué cambios introduce el realizador en la
adaptación fílmica del pasaje del libro? ¿Por qué creen que realizó esos
cambios?
Sobre el tema: ¿Cómo se describe la Ciudad en uno y otro caso? ¿Qué sujetos
sociales se retratan en uno y otro caso? ¿Qué actividades (económicas, sociales,
culturales) se desarrollan? ¿Cómo se le presenta la ciudad a Oliver en el texto
de Dickens y en su adaptación fílmica?
Sobre el protagonista: ¿Cuál es la situación de Oliver? ¿Por qué en el texto de
Dickens Oliver piensa en escapar de su reciente protector? ¿qué puede
suponerse? ¿Qué alternativas tenía Oliver frente a las circunstancias que se le
presentaban? ¿qué podía hacer? ¿A qué alude Oliver al referirse a su “país”?
Sobre los grandes problemas del caso: ¿Qué actividades se desarrollan en tu
ciudad/ pueblo? ¿Cuáles de ellas son similares a las observadas en los
fragmentos (literario, fílmico) propuesto? ¿Cuáles son diferentes? ¿Qué grupos
sociales y actores representativos de la ciudad representados en la obra
permanecen hoy en día? ¿Cuáles no?
¿Existen situaciones en la actualidad comparables con la de Oliver? ¿Cuáles?
¿Por qué ocurren? Opina. ¿Cómo es ser niño en la Ciudad en dónde vives?

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¿Con qué problemas se enfrentan? ¿Qué oportunidades tienen? ¿Qué lugares
frecuentan? ¿Cuáles no?

11. Textos literarios y narrativas ficcionales para el abordaje


del caso

En lo siguiente, sumamos otros textos narrativos ficcionales a los ya presentados


en el inicio del caso. Si bien se privilegia Londres como el espacio urbano eje del
caso (por medio de otro fragmento de Oliver Twist) se agregan otros textos de
Dickens sobre una ciudad ficticia, Coketown, de su obra Tiempos Difíciles.

Narrativa 1: Marginalidad y condiciones de vida

“A orillas del Támesis, no lejos de la iglesia de Rotherhithe, allí donde se alzan sobre el
río los edificios más sucios y ruinosos, y los barcos son más negros como consecuencia
del polvo de la hulla y del humo que escapa de los caserones emplazados al borde
mismo de las aguas, existía, y existe en la actualidad, la más inmunda, la más singular,
la más extraordinaria de las localidades que encierra en su seno la ciudad de Londres,
y que desconocen, hasta de nombre, la inmensa mayoría de sus habitantes.
Para llegar hasta el sitio a que me refiero, preciso es atravesar una enmarañada red de
callejas estrechas, tortuosas y cubiertas de lodo, frecuentadas por la población más
pobre y grosera de la ribera, y dedicada al tráfico que los lectores adivinarán sin
esfuerzo.
Encierran las tiendas las provisiones más baratas y menos delicadas: penden de la
puerta del tendero, de las fachadas de las casas y de las ventanas los tejidos más
burdos y ordinarios y las ropas menos conformes con las exigencias de la moda. El que
penetra por aquel lugar, ha de pasar entre apiñados grupos de obreros sin trabajo,
cargadores de lastre, descargadores de carbón, ha de codearse con turbas de mujeres
desvergonzadas, con ejércitos de muchachos harapientos, con la escoria, la hez de la
playa, ha de cerrar los ojos a espectáculos nauseabundos, y la nariz a miasmas de
corrompidos, y los oídos al estruendo ensordecedor que producen los millares de carros
que cruzan por todas partes, transportando pesadas mercancías desde los almacenes
a los barcos, o desde éstos a aquéllos. Cuando al fin llega a calles más distanciadas y
menos transitadas que las que acaba de dejar a sus espaldas, encuentra el visitante
edificios que se sostienen de milagro, casas desmanteladas, paredes que amenazan
caer sobre su cabeza, chimeneas medio derruidas, ventanas defendidas con barrotes
de hierro enmohecido, más que enmohecido, comido por la herrumbre, y todas las
características de la desolación y del abandono.

18
Folly Ditch, Isla Jacob. Ilustración del Viejo y Nuevo Londres, de Edward Walford
(Cassell, c 1880)

En esos parajes, más allá de Dockhead, en el poblado de Southwark, hállase la llamada


Isla de Jacob, circundada por un foso lleno de fango, de unos seis a ocho pies de
profundidad por quince o veinte de anchura, en otro tiempo llamado Mill Pond, nombre
que en nuestros días ha sido reemplazado por el de Folly Ditch. El foso desemboca en
el Támesis y puede llenarse de agua a todas horas abriendo las esclusas de Lead Mills,
que fueron las que le dieron el nombre antiguo. Cualquier extraño que en ocasiones
semejantes escogiera como observatorio uno de los puentes de madera tendidos por
Mill Lane, vería que los habitantes de las casas de entrambas orillas bajaban desde las
ventanas cubos, pozales y vasijas de toda clase que luego izaban llenas de agua, y si
luego, separando la vista de tales operaciones domésticas, la dirigía a las casas en sí,
sorprendería escenas que llevarían su sorpresa hasta un punto indecible.
Desvencijadas galerías de madera comunes a la parte posterior de media docena de
casas, provistas de agujeros abundantes para contemplar, sin duda, el mar de cieno
que duerme debajo; ventanas rotas, sin cristales, de los cuales sobresalen largas
pértigas que servirían para tender en ellas ropa blanca si la ropa blanca no fuera allí
artículo desconocido; habitaciones tan estrechas, tan sucias, tan infectas, que el aire no
se atreve a visitarlas por temor a contaminarse, casuchas de madera emplazadas sobre
el fango, que amenaza tragarlas, y que más de una se ha tragado ya, paredes
ennegrecidas en ruinas… en una palabra: sus espantados ojos encontrarían la miseria,
la pobreza, con todo su horrible séquito de suciedad, de basura, de hediondez.

19
En la Isla de Jacob, los almacenes están vacíos y las casas se derrumban; las ventanas
no son ya ventanas, las puertas yacen en el centro de las calles, las chimeneas son
negras, pero no despiden ya humo. Treinta o cuarenta años atrás, antes que aquel
distrito fuera teatro y víctima de interminable serie de pleitos, era centro comercial de
primer orden; pero hoy es una isla desierta en toda la extensión de la palabra. Las casas
no pertenecen a nadie, carecen de puertas, y las habitan los que tienen valor para
penetrar en ellas, los cuales viven y mueren allí sin que nadie les moleste. A decir
verdad, preciso es tener motivos muy poderosos para vivir oculto, o verse reducido a la
condición más miserable, para buscar refugio en la Isla de Jacob.”

Dickens Charles, Oliver Twist, Madrid, Alianza, Capítulo L, (Fragmentos)

Narrativa 2: El tiempo fabril y el paisaje urbano


“Era una ciudad de ladrillos colorados, o más bien de ladrillos que habrían sido
colorados, si el humo y las cenizas lo hubiesen permitido; pero tal como estaba, era una
ciudad de un rojo y de un negro poco natural, como el pintado rostro de un salvaje. Era
una ciudad de máquinas y de altas chimeneas, de donde salían sin descanso
interminables serpientes de humareda, que se deslizaban por la atmósfera sin
desenroscarse nunca del todo. Tenían un canal obscuro y un arroyo que llevaba un agua
enturbiada por un jugo fétido, y existían vastas construcciones, agujereadas por
ventanas, que resonaban y retemblaban todo el santo día, mientras el pistón de las
máquinas de vapor subía y bajaba monótonamente, como la cabeza de un elefante
enfermo de melancolía. Contaba la ciudad de varias calles grandes, que se parecían
entre sí, y de infinitas callejuelas aún más parecidas unas a otras, habitadas por gentes
que se parecían igualmente, que entraban y salían a las mismas horas, que pisaban de
igual modo, que iban a hacer el mismo trabajo, y para quienes cada día era idéntico al
anterior y al de después, y cada año el vivo reflejo del que le había precedido y del que
iba a seguirle”.

Charles Dickens. Tiempos difíciles. Libro I Capítulo V.

Narrativa 3: Salubridad, sujetos sociales y condiciones de


trabajo
“Un día de sol en plena canícula. A veces hace días así hasta en el mismo Coketown.
Visto Coketown desde lejos con semejante tiempo, yacía amortajado en una neblina
característicamente suya, que parecía impermeable a los rayos del sol. Se advertía que
allí dentro había una ciudad, porque era sabido que sin una ciudad no podía existir
aquella mancha fosca sobre el panorama. Un borrón de hollín y de humo, que unas
veces se inclinaba confusamente en una dirección y otras en otra; que unas veces
ascendía hacia la bóveda del cielo y otras reptaba sombrío horizontalmente al suelo,
según que el viento se levantaba, caía o cambiaba de cuadrante; una masa densa e

20
informe, cruzada por capas de luz que ponían únicamente de relieve amontonamientos
de negrura: así era como Coketown, visto a distancia, y aunque no se descubriese uno
solo de sus ladrillos, daba indicios de sí mismo.
Lo admirable de Coketown era que existiese. Tantas veces había sido reducido a ruinas,
que causaba asombro cómo había podido aguantar tantas catástrofes. Se puede afirmar
que los fabricantes de Coketown están hechos de la porcelana más frágil que ha existido
jamás. Por grande que sea el mimo con que se los manipule, se rompen en pedazos
con tal facilidad, que lo dejan a uno con la sospecha de si no estarían antes agrietados.
Cuando se les exigió que enviasen a la escuela a los niños que trabajaban, se
arruinaron; cuando se nombró inspectores que inspeccionasen sus talleres, se
arruinaron; cuando estos inspectores manifestaron dudas acerca del derecho que
pudieran tener esos fabricantes a cortar en tajadas a los obreros con sus máquinas, se
arruinaron; y cuando se insinuó la opinión de que acaso no fuese indispensable que
produjesen tanto humo, se arruinaron total y definitivamente. Además de la cuchara de
oro del señor Bounderby, que andaba en boca de casi todos en Coketown, era muy
popular en esta ciudad otro mito, que adoptaba la forma de una amenaza. Siempre que
un coketownense creíase perjudicado, es decir, siempre que se le impedía campar por
sus respetos y alguien proponía que se le hiciese responsable de las consecuencias de
sus actos, podíase tener la seguridad de que reaccionaría con la espantosa amenaza
de que «antes arrojaría al Atlántico todos sus bienes». Esta amenaza había puesto en
varias ocasiones al ministro del Interior a dos dedos de la muerte.
Sin embargo, los coketownenses eran tan patriotas, a pesar de todo, que jamás
arrojaron sus bienes al Atlántico, sino que, por el contrario, tuvieron la amabilidad de
cuidarlos celosamente. Allí estaba, pues, Coketown, entre la neblina lejana, creciendo y
multiplicándose.
Las calles estaban abrasadas y polvorientas en aquel día de verano, y el sol era tan
brillante que atravesaba el espeso vapor que caía sobre Coketown y no permitía fijar en
él la vista. Los fogoneros surgían de profundas puertas subterráneas para salir a los
patios de las fábricas, y tomaban asiento en gradas, postes y vallas, enjugándose los
rostros ennegrecidos y mirando los carbones. La población entera daba la impresión de
estar friéndose en aceite. Se percibía en todas partes un penetrante aroma de aceite
caliente. Las máquinas de vapor aparecían brillantes de aceite; la ropa de los obreros
tenía manchas de aceite; las fábricas, a través de todos sus pisos, destilaban y
chorreaban aceite. En los palacios de hadas la atmósfera parecía el aliento del siroco,
y sus moradores, desfallecientes de calor, trabajaban lánguidamente en el desierto.
Pero no había temperatura capaz de devolver su juicio a los elefantes ni de
enloquecerlos más de lo que estaban. Sus fastidiosas cabezas iban y venían al mismo
compás con tiempo caluroso o con tiempo frío, con tiempo húmedo o con tiempo seco,
con tiempo bueno o con mal tiempo. A falta del susurro de los bosques, Coketown sólo
podía ofrecer el vaivén acompasado de las sombras de esos elefantes en los muros; en
cambio, para sustituir el zumbido veraniego de los insectos, podía ofrecer durante todo
el año, desde el amanecer del lunes hasta el anochecer del sábado, el zumbido de las
transmisiones y poleas.
Zumbaban perezosamente durante todo aquel día de sol, adormilando aún más y dando
más calor aún al caminante que pasaba junto a los muros susurrantes de las fábricas.
Las persianas y los riegos refrescaban un poco las calles principales y los comercios:

21
pero las fábricas, los patios y las callejuelas ardían lo mismo que un horno. Río abajo,
un río negro y espeso de residuos colorantes, algunos muchachos coketownenses que
estaban de asueto - una escena rarísima en dicha población- bogaban en una lancha
absurda que dejaba en las aguas una estela espumosa conforme avanzaba; y a cada
inmersión de los remos se removían olores nauseabundos. Pero el sol mismo, aunque
produzca en general efectos beneficiosos, era menos benigno con Coketown que el frío
más rudo, y rara vez clavaba fijamente su mirada en los rincones más apretados de la
ciudad sin que engendrase más muerte que vida. Así es como el ojo del mismo cielo se
convierte en un ojo maldito cuando unas manos incapaces o sórdidas se interponen
entre él y las cosas a las que él mira para llevarles su bendición”

Charles Dickens. Tiempos difíciles. Libro II Capítulo I

Los textos precedentes abundan en descripciones fundamentalmente vinculadas


a las consecuencias sociales de la industrialización en Inglaterra. Si bien son
textos literarios y por lo tanto ficticios, son a la vez verosímiles, ya que en ese
aspecto radica, en parte, la calidad del relato.
Es importante entonces, a partir de las ilustraciones literarias que proponen,
debatir en torno a la manifiesta dualidad entre progreso, prosperidad, crecimiento
y; decadencia, pobreza, desigualdad y marginación. En ese sentido, se sugiere
el tratamiento de los siguientes aspectos problemáticos, los que pueden ser
asignados, por ejemplo, en grupos de trabajo, para su recuperación en el análisis
de los fragmentos:

- Condiciones de habitabilidad y vivienda; salubridad, enfermedad y


hacinamiento
- Trama urbana: zonas, áreas, barriadas; circulación, caminos, transporte
y comunicaciones
- Sujetos sociales: trabajadores, obreros, burguesía y sectores
acomodados. Pobreza, marginalidad y delincuencia
- Infraestructura urbana: puertos, puentes, prisiones, viviendas etc
- Actividades económicas, producción, trabajos, profesiones y oficios;
tecnologías, desarrollo y producción.
- Condiciones de trabajo
- Vida cotidiana, organización del tiempo, tareas y rutinas

22
Al abordar estos aspectos, es esencial tener en cuenta las particularidades del
género narrativo-literario, lo que obliga a interrogar sobre el análisis de las
descripciones, metáforas y recursos narrativos; las intenciones del autor del
texto, sus miradas, posiciones, apreciaciones y propósitos; y la descripción de la
Ciudad, distinguiendo y destacando los elementos que puedan considerarse más
o menos objetivos

12. Fuentes primarias escritas. Las transformaciones de la


sociedad industrial en la ciudad moderna: tensiones entre
crecimiento, pobreza y explotación

Toda vez que las fuentes literarias nos ofrecen un primer acercamiento a los
problemas fundamentales del caso, la lectura y el análisis de las mismas es
susceptible de ser complementado con otras fuentes que propicien una
construcción más rigurosa, compleja y significativa del conocimiento histórico
sobre la temática central. A continuación, ofrecemos una serie de fuentes
primarias, diarios de viaje y ensayos críticos de observadores de la época que,
con aguda mirada, describen las contradicciones del Londres decimonónico.

Fuente 1:
“A primera vista, el extranjero queda admirado por el poder del hombre; más tarde queda
como abrumado por el peso de esa grandeza y se siente humillado por su pequeñez.
Aquellos innumerables barcos, navíos, edificios de toda inmensidad, de toda
denominación que, a través de largas leguas, cubren la superficie del río al cual reducen
al espacio estrecho de un canal; la grandiosidad de aquellos arcos, de aquellos puentes
que se creería arrojados por gigantes para unir las dos riveras el mundo; los docks,
inmensos depósitos o tiendas que ocupan 28 acres de terreno; aquellas cúpulas,
aquellos campanarios, aquellos edificios a los cuales los vapores dan formas extrañas;
aquellas chimeneas monumentales que lanzan al cielo su negro humo y anuncian la
existencia de grandes fábricas.
(...) ¡Pero es sobre todo por la noche que hay que ver Londres! ¡Londres, con mágicas
claridades de millones de lámparas que alimenta el gas, aparece resplandeciente! Sus
largas calles, que se prolongan al infinito; sus tiendas, donde los flujos de luz hacen
brillar de mil colores la multitud de obras maestras que la industria humana produce;

23
aquel mundo de hombres y mujeres que pasan y repasan alrededor de uno; todo ello
produce la primera vez, un efecto embriagador. Mientras que, de día, la belleza de las
veredas, el número y elegancia de los jardines, cuyas rejas de estilo severo, parecen
alejar del gentío el hogar doméstico, la extensión inmensa de los parques, las curvas
gráciles que los delinean, la belleza de los árboles, la multitud de carruajes soberbios,
tirados por magníficos caballos, que recorren las rutas, todas aquellas realizaciones
espléndidas tienen algo de magia que ofusca el juicio; además, no hay extranjero que
no se sienta fascinado al entrar en la metrópoli británica. Empero, me apresuro en
decirlo, esta fascinación se desvanece como una visión fantástica (...).
Londres, centro de capitales y de negocios del imperio británico, atrae incesantemente
nuevos habitantes; pero las ventajas que, bajo esa relación, ofrece a la industria están
balanceadas por los inconvenientes que resultan de la enormidad de las distancias. Esta
ciudad es la reunión de varias ciudades, su extensión se ha vuelto demasiado grande
para que se pueda frecuentar o conocer. ¿Cómo mantener relaciones seguidas con su
padre, su hija, su hermana, sus amigos, cuando para hacerles una visita de una hora,
es necesario emplear tres para el trayecto y gastar ocho o diez francos de coche? Las
fatigas extremas que se sufren en esta ciudad no podrían concebirse sino por aquellos
que la han habitado, al tener negocios o atormentados por el deseo de verla.
Los viajes ordinarios son de una legua y media a dos leguas. De esta manera, por pocos
asuntos que tenga una persona, está expuesta a caminar de cinco a seis leguas al día;
puede imaginarse fácilmente el tiempo que pierde: como término medio, la mitad del día
la pasa recorriendo las calles de Londres. (...) El londinense, que regresa a su casa por
la noche, agotado por los viajes del día, no podrá estar alegre, ni espiritual, ni dispuesto
a entregarse a los placeres de la conversación, de la música o de la danza. (...) es así
como vemos al hombre del campo de regreso a su casa después de doce horas de
penosa labor, no experimentar sino el deseo de comer y dormir para reparar sus fuerzas,
y a su inteligencia permanecer inerte, por poderosos que sean sus recursos: ¡Tal es el
destino de los habitantes de la monstruo ciudad!, siempre agobiados por la fatiga, de la
cual su fisonomía ha tomado la huella y su carácter se ha tornado agrio.”
Flora Tristán, Paseos por Londres, 1840 (fragmento)

Fuente 2:
“Londres tiene tres partes bien diferenciadas: la City, el West End y los barrios
periféricos. (…) La City es el casco antiguo, que conserva un gran número de calles
estrechas, mal alineadas, mal edificadas y las orillas del Támesis están abarrotadas de
casas. La mayoría de sus habitantes son comerciantes que cuidan con esmero sus
prósperos comercios (…).
En el West End se encuentra la corte, la alta aristocracia, el comercio elegante, los
artistas, la nobleza de provincias. Esta parte de la ciudad es soberbia; las calles están
bien construidas, las calles, bien alineadas, aunque excesivamente monótonas. Las
mujeres se pasean por ellas lujosamente vestidas (…).
Los barrios del nordeste y del sudeste son, a consecuencia de los bajos precios de las
viviendas, habitados mayoritariamente por obreros, prostitutas y toda una turba de
hombres que la falta de trabajo y los vicios de todo tipo convierten en vagabundos, o
que la miseria y el hambre fuerzan a la mendicidad o a la criminalidad. Allí se encuentran

24
estas pandillas de niños que salen cada noche de sus madrigueras para asaltar la
ciudad, donde se entregan al crimen muy seguros de librarse de la policía, que es
insuficiente para un territorio tan inmenso.”
Flora Tristán, Paseos por Londres, 1840 (fragmento)

Fuente 3:
“Una ciudad como Londres, donde se puede caminar durante horas sin siquiera entrever
el comienzo del fin, sin descubrir el menor indicio que señale la proximidad del campo,
es algo verdaderamente muy particular.
Esta enorme centralización, este amontonamiento de 3,5 millones de seres humanos en
un solo lugar ha centuplicado el poderío de estos 3,5 millones de hombres. La misma
ha llevado a Londres al rango de capital comercial del mundo, creado los muelles
gigantescos y reunido los millares de naves que cubren continuamente el Támesis. No
conozco nada que sea más importante que el espectáculo que ofrece el Támesis,
cuando se remonta el río desde el mar hasta el London Bridge. La masa de edificios, los
astilleros de cada lado, sobre todo en la vecindad de Woolwich, los innumerables barcos
alineados a lo largo de ambas riberas, que se aprietan cada vez más estrechamente los
unos contra los otros y no dejan finalmente en medio del río más que un canal estrecho,
por el cual se cruzan a plena velocidad un centenar de barcos de vapor todo esto es tan
grandioso, tan enorme, que uno se aturde y se queda estupefacto de la grandeza de
Inglaterra aún antes de poner el pie en su suelo.
Por lo que toca a los sacrificios que todo ello ha costado, no se les descubre sino más
tarde. Cuando uno ha andado durante algunos días por las calles principales, cuando
se ha abierto paso penosamente a través de la muchedumbre, las filas interminables de
vehículos, cuando se ha visitado los "barrios malos" de esta metrópoli, es entonces
solamente cuando se empieza a notar que estos londinenses han debido sacrificar la
mejor parte de su cualidad de hombres para lograr todos los milagros de la civilización
de los cuales rebosa la ciudad, que cien fuerzas, que dormitaban en ellos, han
permanecido inactivas y han sido ahogadas a fin de que sólo algunas puedan
desarrollarse más ampliamente y ser multiplicadas uniéndose con aquellas de las
demás. La muchedumbre de las calles tiene ya, por sí misma, algo de repugnante, que
subleva la naturaleza humana.
Estos centenares de millares de personas, de todas las condiciones y clases, que se
comprimen y se atropellan, ¿no son todos hombres que poseen las mismas cualidades
y capacidades y el mismo interés en la búsqueda de la felicidad? ¿Y no deben esas
personas finalmente buscar la felicidad por los mismos medios y procedimientos? Y, sin
embargo, esas personas se cruzan corriendo, como si no tuviesen nada en común, nada
que hacer juntas; la única relación entre ellas es el acuerdo tácito de mantener cada
quien su derecha cuando va por la acera, a fin de que las dos corrientes de la multitud
que se cruzan no se obstaculicen mutuamente; a nadie se le ocurre siquiera fijarse en
otra persona”
Friedrich Engels, La situación de la clase obrera en Inglaterra, 1945 pp.66-67

Fuente 4:

25
“Son casi enteramente barrios obreros interrumpidos sólo por fábricas y por algunas
calles distinguidas cuyas partes principales están formadas por comercios y por algunas
vías donde están construidos, a modo de villa, los jardines y las casas de los fabricantes.
Las mismas ciudades están construidas mal e irregularmente, con corrales, calles y
callejones sucios y llenos de humo, y especialmente por su aspecto parecen
inhabitables, construidas como están con ladrillos originariamente rojos, con el tiempo
ennegrecidos por el humo [...] En general, los sótanos están habitados; estos
subterráneos se construyen en todas partes, donde es posible, y en ellos habita una
parte muy notable de la población”

Friedrich Engels, La situación de la clase obrera en Inglaterra, 1945

12.1 Análisis de fuentes primarias escritas

Las fuentes precedentes nos introducen en la estructura y conformación


morfológica de la ciudad moderna, alguna de las cuales se preservan hasta
nuestros días.
En las ciudades de más larga fundación, el centro es la zona más antigua en
donde se ubican los edificios e instituciones emblemáticas y algunas residencias
de categoría. Allí se desarrollan actividades relacionadas fundamentalmente con
el tercer sector (administrativas, financieras, turísticas, servicios). La periferia
urbana avanza al ritmo del aumento de la población y del desarrollo de vías de
comunicación y transporte que conectan la ciudad en todas sus partes
propiciando la radicación de sectores medios y altos. En tanto la zona rurubana
se caracteriza por el enlace entre campo y ciudad. Los sectores sociales altos y
educados, que privilegian las condiciones socioambientales y que cuentan con
recursos suficientes suelen deslocalizarse hacia esas zonas desarrollando
emprendimientos urbanos de viviendas unifamiliares o, posteriormente, barrios
cerrados, modificando fuertemente los contornos de la ciudad en un avance
sobre los espacios rurales.
A partir de las fuentes propuestas, es importante trazar relaciones entre los
temas que abordan las mismas y las narrativas ofrecidas en un inicio. Se sugiere
para el diseño de actividades para los estudiantes poner en diálogo significativo
las fuentes tomando como eje las transformaciones reflejadas en la ciudad en el

26
contexto de la tensión entre el crecimiento económico y sus consecuencias
sociales.
Desde ya, es recomendable clasificar inicialmente las fuentes (primarias,
secundarias, escritas, orales, públicas, privadas, etcétera)5 y recuperar el autor
de cada una de ellas, los posibles destinatarios y, según parecer, el o los
propósitos de cada escrito de modo de colaborar con la reconstrucción del
contexto de producción en que se inscribe.
Para trazar ese puente entre las fuentes, resulta pertinente someterlas a
comparación y contraste: ¿Qué aspectos agregan? ¿En qué elementos
coinciden? ¿Qué problemáticas nuevas suman?
Algunas preguntas orientativas pueden colaborar a desentrañar los aspectos
concretos, la información si se quiere más objetiva de las fuentes, a partir de su
vaciamiento (Tribo Taveira, 2005): ¿Quiénes trabajaban? ¿Qué tipo de trabajos
desarrollaban? ¿Cuál era la extensión de la jornada laboral? ¿Cómo eran las
condiciones de trabajo? ¿Cómo eran las condiciones de vida de los obreros
(vestimenta, consumo, vivienda, etcétera)? ¿Cuáles eran las problemáticas y
dificultades que afrontaban los habitantes de la ciudad? En lo que respecta
estrictamente al espacio urbano, la nota principal está dada por la segregación
espacial: ¿Cómo se encontraba zonificada la ciudad? ¿En qué lugares habitaban
las clases obreras y marginales? ¿En cuáles la burguesía y la aristocracia? ¿Qué
desigualdades se observan? ¿Con qué servicios urbanos cuentan? ¿Cómo se
ilustran esos espacios?
Empero, ya que el eje problemático gira en torno a establecer la relación entre la
Revolución Industrial, la incorporación de las nuevas tecnologías y las
condiciones materiales de existencia y de vida en la ciudad, indagar -a través de
la interpretación de los textos- sobre las impresiones de los autores que dan
cuenta de esa dicotomía, debería colaborar con una construcción compleja del
tema: ¿A qué hace referencia Flora Tristán al llamar a Londres la “ciudad
monstruo”? ¿Por qué afirma que Londres es una ciudad de la reunión de otras
ciudades? ¿A qué lugares se refiere Engels cuando alude a los “barrios malos”?

5 Para dicha tarea es posible guiarse de con el siguiente esquema: Las Fuentes Históricas

27
En cualquier caso, más allá de una caracterización física de la ciudad y de las
actividades que allí se desarrollan, articular las nociones de tiempo y espacio
supone un tratamiento más enriquecedor, significativo y complejo de la
información provista por las fuentes. Como mencionamos en la introducción al
caso, parece menos importante los aspectos ciertamente objetivos sobre la
ciudad que las apropiaciones simbólicas que los habitantes efectúan sobre ella.
Dicha apropiación se evidencia en el orden de la cultura, los sujetos son usuarios
de la ciudad, a la vez que hacedores. Viven, crean y reelaboran el espacio, y es
por ello que es importante destacar cómo el tiempo cobra una dimensión
espacial: ¿Cómo se expresa en las fuentes la relación entre el tiempo y el
espacio? ¿Cuáles elementos rigen el tiempo y la rutina en la ciudad? ¿Qué
vínculos existen entre el tiempo, las distancias, el transporte y la circulación?; y
una dimensión económico-social: ¿qué relación se observa entre la producción,
el trabajo y el uso del tiempo? ¿A quiénes queda reservado el tiempo de ocio?
¿En qué consiste la rutina de un trabajador en la Londres de mediados del siglo
XIX?6
En virtud de que el marco curricular y otros documentos curriculares7 hacen
hincapié en el desarrollo prioritario de la lectoescritura, resulta pertinente
proponer actividades que conduzcan a ejercitar la redacción desde un abordaje
empático. Una actividad sugerible, puede consistir en narrar las características
de la propia ciudad/pueblo/comunidad/barrio de residencia, tal como lo hacen los
autores de las fuentes propuestas considerando los factores ordenadores:
tiempo, rutinas, distancias, actividades económicas, sociales, culturales,
infraestructura, hitos y lugares de referencia, equipamiento social y público,
viviendas, población, organización social del espacio, etc. Aquí, los aspectos

6 Desde ya, las preguntas se refieren siempre a las impresiones y apreciaciones de los autores
de las fuentes, no como verdades reveladas, sino como observaciones subjetivas de la realidad.
7 Los diseños curriculares de la Educación Secundaria Básica enfatizan el trabajo con el lenguaje

escolar y disciplinar específico y en el diseño de tercer año específicamente destaca la


importancia del trabajo con narraciones: “El instrumento de la narración requiere del docente una
intensa tarea de preparación de las condiciones y recursos para que los estudiantes puedan leer,
crear, analizar, entender el arte narrativo, percibir sus usos. Es decir que la propia imagen de la
ciencia como una empresa humana y cultural podría mejorarse si se concibiera también como
una historia de seres humanos que superan ideas recibidas”. (Diseño Curricular de Tercer año:
79)

28
relativos a la temporalidad son fundamentales, en especial identificar elementos
que den cuenta de cambios y continuidades, como puede ser la radicación de
una fábrica, taller o empresa, la apertura de un centro comercial o de obras de
infraestructura civil que alteren la fisonomía urbana (plazas, escuelas, puentes,
vías de circulación, etc) y que modifiquen las relaciones e interacciones sociales
en convivencia con otros elementos presentes en la mediana y larga duración.

13. Fuentes visuales para el abordaje del caso: planos, mapas


y cartografía

A continuación, les presentamos una serie de fuentes visuales, planos de


Londres decimonónico.

Plano de la ciudad de Londres, junio de 1803

29
Mapa Portable de Londres, Bacon, 1899

El lector atento advertirá que en la medida que avanzamos con el caso se han
ido sumando materiales para su reconceptualización y problematización en un
progresivo in crescendo. Cabe aclarar, sin embargo, que la propuesta no se
encuentra concebida desde una didáctica instrumentalista, sino desde un
abordaje abierto, donde el docente pueda utilizar el material como apoyatura
para la elaboración de sus propias configuraciones.
También es importante mencionar que, a la hora de abordar fuentes visuales
fijas en el aula de historia, es conveniente reparar en los aspectos denotativos y
connotativos de la imagen, propiciando interpretaciones abiertas y libres a partir
de interrogantes tales como ¿Qué impresiones genera la imagen? ¿Cuáles
aspectos son destacables? ¿Qué ideas clave nos aporta acerca de la ciudad de
Londres?; y otras más circunscritas y guiadas como: atendiendo al plano ¿qué
aspectos permiten identificar la trama urbana de la periferia rural? ¿Cómo es el
diseño urbano: regular, irregular, etc.? ¿Cuáles son las áreas más pobladas?
¿Por qué?; y otras que permitan procesos interpretativos de orden superior como
¿alrededor de qué punto/s habrá iniciado la ciudad su crecimiento? o ¿cuál
consideras es el elemento vital de la ciudad?

30
No obstante, en todos los casos, en especial en el tratamiento de cartografía y
mapas, es fundamental advertir a los alumnos que se está tratando con una
representación y no con la realidad misma.
Independientemente de que las imágenes puedan ser atendidas en su
singularidad es preferible ponerlas en diálogo significante entre sí y con los otros
recursos disponibles con motivo de poder identificar los cambios y las
continuidades en el plano urbano de Londres. Es importante destacar las
transformaciones ocurridas en el crecimiento del ejido urbano, el avance de la
periferia sobre los espacios rurales, los cambios en la trama urbana, la
reorganización de los “espacios verdes”, los espacios reservados a unos y otros
sectores sociales, la vigencia del río Támesis, como elemento de continuidad,
etc.
No obstante, el aprendizaje basado en casos requiere un constante retorno al
inicio a partir de una lógica didáctica espiralada que permita integrar todas las
partes en un proceso abierto y complejo.
Es por eso que las actividades que se propongan pueden recurrir a las TIC como
recursos que posibilitan síntesis integrales y la producción de contenido histórico
desde perspectivas de enseñanza y aprendizaje centradas en el alumno.

14. Integrar las TIC

El recurso propuesto en esta ocasión es una aplicación en línea (requiere


conectividad) para la intervención de imágenes con contenido. Su utilización es
sencilla e intuitiva y permite el trabajo en forma colaborativa. Son destacables
sus herramientas, las que posibilitan la relación entre imagen y otros contenidos
(producidos o no por el estudiante) privilegiando la conexión hipervincular.
Algunos de sus recursos son pagos, por lo que es conveniente advertir a los
estudiantes sobre la operación con las herramientas gratuitas disponibles.

31
14.1 Thinglink: Una actividad posible...

-Seleccionar una imagen de la web e intervenirla a partir de la aplicación en línea.


-Cuidar de que la imagen sea de dominio público.
-Atender a alguno de los aspectos recogidos de las fuentes y producir un
contenido sobre la cuestión considerando el problema trabajado: “La ´cuestión
urbana´ en el advenimiento de la sociedad capitalista: tensiones entre
crecimiento, pobreza y exclusión”
-Guiar el trabajo (consignas), lo que puede implicar una asignación de tareas
sobre la base de los ejes problemáticos trabajados con las fuentes

A modo de ayuda memoria:


-Condiciones de habitabilidad y vivienda; salubridad, enfermedad y hacinamiento
-Trama urbana: zonas, áreas, barriadas; circulación, caminos, transporte y
comunicaciones
-Sujetos sociales: trabajadores, obreros, burguesía y sectores acomodados.
Pobreza, marginalidad y delincuencia
-Infraestructura urbana: puertos, puentes, prisiones, viviendas etc
-Actividades económicas, producción, trabajos, profesiones y oficios; tecnologías,
desarrollo y producción.
-Condiciones de trabajo
-Vida cotidiana, organización del tiempo, tareas y rutinas

El siguiente enlace, redirige a una imagen intervenida con el recurso digital Thinglink.
En ella se recupera el caso de Oliver Twist, identificando algunos de los pasajes de la
obra tanto en su versión literaria como fílmica. A su vez, la imagen está intervenida con
contenido sobre algunos de los ejes que dispara el caso, recuperando la problemática
central.
Link: Imagen_interactiva_Londres_Oliver_Twist

32
15. Trabajo con fuentes secundarias: Optimistas vs
Pesimistas

Progresivamente se han incorporado fuentes y materiales a partir del caso


abierto por las narrativas. Es momento de incorporar las voces de los
historiadores con objeto de reimpulsar la problemática y conceptualizar aún más
los aspectos disparados por el caso.
Si bien el proceso inaugurado por la Revolución Industrial es complejo y
multivalente, los historiadores abocados a estudiarla se preocuparon
inmediatamente por las consecuencias sociales que encerraba. Se conformaron
así dos posiciones extremas en torno al impacto en los niveles de vida y en las
condiciones de existencia que el proceso de industrialización había desatado.
Los Pesimistas resaltaron los efectos negativos que dicho fenómeno había
producido en las sociedades industriales, en tanto los Optimistas destacaban,
apelando a otras variables y parámetros, los aspectos positivos que había
producido la Revolución Industrial en los niveles de vida, al menos, en el largo
plazo.

Fuente 1:
“El crecimiento económico implica un aumento de la renta nacional per cápita, y puede
implicar un aumento del nivel de vida medio. En Gran Bretaña, las estimaciones
realizadas entre 1800 y 1850, indican que la renta nacional per cápita tendió a aumentar.
Los registros indican que ya había aumentado un 50% en 1830. Durante la primera
mitad del siglo XIX, en Gran Bretaña puede observarse una tendencia más igualitaria
en la distribución de la riqueza. El nivel de vida de los trabajadores se modificó por la
redistribución de la riqueza llevada a cabo por el gobierno, mediante impuestos y gastos
en asistencia social [...]. La reducción de los impuestos de aduana después de 1824 –y
sobre todo después de 1840– representó un verdadero beneficio para la población en
general, pues hizo que bajara el precio de muchos bienes de consumo. [...] La acción
del gobierno también fue importante en otro sentido. Hacia la década de 1840, las leyes
destinadas a lograr mejoras en la situación de las clases trabajadoras fueron
fundamentales. En especial, las medidas protectoras, como las leyes sobre el trabajo
en las fábricas y las leyes que organizaron las primeras mutuales. Gracias a esta
legislación se redujo la jornada de trabajo en las fábricas y se puso un límite en la edad
de los niños contratados, se prohibió el trabajo de mujeres y niños en las minas [...] y se

33
aumentó el poder de los gobiernos municipales para mejorar el suministro de agua
potable [...].

Adaptado de R. M. Hartwell (1985) “El aumento del nivel de vida en Inglaterra, 1800-
1850”, en A. Taylor (comp.), El nivel de vida en Gran Bretaña durante la Revolución
Industrial, Madrid, MTSS.

Fuente 2:
“Estudios actuales han ratificado la existencia, a mediados del siglo XIX, de fuertes
desigualdades regionales en la Tasa de mortalidad (TM), en detrimento de las áreas
urbanas, cinco puntos por encima de las áreas rurales, así como en la Tasa de
mortalidad infantil (TMI) y en la E, al tiempo que se han ido acumulando pruebas en
favor de la sobremortalidad de la población trabajadora, en forma de evidencias directas,
como la mayor ™ de las áreas populares de Manchester o indirectas, como el mayor
impacto de las epidemias de cólera en los distritos pobres de Londres o la correlación
positiva entre mortalidad y hacinamiento. También se conoce la persistencia de estas
diferencias más allá de mediados del SXIX: en 1866 la ™ de las ciudades de Inglaterra
y Gales está más de cuatro puntos por encima de su equivalente en las zonas rurales;
en 1871 la TMI de las áreas industriales de Inglaterra sigue siendo claramente más alta
que la de las áreas rurales; en la última década del siglo XIX, la TMI de los distritos
pobres de Londres casi dobla la de los distritos más ricos, mientras en Manchester
subsisten a finales de siglo, importantes diferencias de la TM entre distritos pobres y
ricos.”

Adaptado de CANALES, E. (1994), “Industrialización y niveles de vida en Inglaterra.


Notas sobre una larga polémica”, Investigaciones Históricas, no 14, pp. 181

Fuente 3:
“Es perfectamente posible que los promedios estadísticos y las experiencias humanas
vayan en direcciones opuestas. Pueden tener lugar al mismo tiempo un aumento per
cápita de los factores cuantitativos y un gran trastorno cualitativo en la forma de vida,
las relaciones tradicionales y las legitimaciones de la población. La población puede
consumir más bienes y a la vez ser menos feliz y menos libre. Junto con los obreros
agrícolas, el grupo uniforme de los trabajadores más numerosos, durante todo el período
de la Revolución Industrial, era el de los criados. Muchos de ellos eran criados que vivían
con la familia que los había empleado, compartían estrechas habitaciones y trabajaban
excesivas horas a cambio de unos pocos chelines (…) O de nuevo, podríamos citar
aquellos oficios, como la minería del carbón en los que los salarios reales mejoraron
entre 1790 y 1840, pero lo hicieron a costa de más horas y mayor intensidad de trabajo,
de modo que la persona que mantenía a la familia estaba ‘acabada’ antes de los 40
años. En términos estadísticos esta realidad revela una curva ascendente. Para las
familias implicadas podría significar la depauperización.
Así, es perfectamente posible sostener dos posiciones que, vistas desde encima,
parecen ser contradictorias. A lo largo del período 1790-1840, hubo una mejora en la

34
media del nivel de vida material. A lo largo del mismo período hubo una explotación
intensificada, una mayor inseguridad y una miseria humana creciente.”

Thompson, E. (1963) La formación de la clase obrera en Inglaterra, Crítica, Barcelona,


Pp. 221 y 222, Tomo I.

Fuente 4:
“...Claro que, por otra parte, había muchos más que, enfrentados con una catástrofe
social que no entendían, empobrecidos, explotados, hacinados en suburbios en donde
se mezclaban el frío y la inmundicia, o en los extensos complejos de los pueblos
industriales en pequeña escala, se hundían en la desmoralización. Privados de las
tradicionales instituciones y guías de contención, muchos caían en el abismo de la
existencia precaria...El alcohol era “la salida más rápida de manchester” (…) El
alcoholismo en masa -compañero casi invariable de una industrialización y urbanización
bruscas e incontroladas- expandía una “pestilencia de fuertes licores”(...) Quizás los
numerosos contemporáneos que deploraban el aumento de la embriaguez, como de la
prostitución y otras formas de promiscuidad sexual, exageradas. Sin embargo, la súbita
aparición, hacia 1840 de sistemáticas campañas de agitación en favor de la templanza,
entre las clases media y trabajadora de Inglaterra, Irlanda y Alemania, demuestra que
la preocupación por la desmoralización no era académica ni estaba limitada a una sola
clase. (…) Las ciudades y zonas industriales crecían rápidamente, sin plan ni
supervisión, y los más elementales servicios de la vida de la ciudad no conseguían
ponerse a su paso. Faltaban casi por completo los de limpieza en la vía pública,
abastecimiento de agua, sanidad y viviendas para la clase trabajadora. La consecuencia
más patente de este abandono urbano fue la aparición de grandes epidemias de
enfermedades contagiosas (motivadas por el agua), como el cólera, que reconquistó
Europa desde 1831(…) Los terribles efectos de esos descuidos fueron tremendos, pero
las clases media y alta no lo sintieron. El desarrollo urbano en nuestro período fue un
gigantesco proceso de segregación de clases, que empujaba a los nuevos trabajadores
pobres a grandes concentraciones de miseria alejadas de los centros del gobierno y los
negocios, y de las nuevas zonas residenciales de la burguesía. La casi universal división
de las grandes ciudades europeas en un “hermoso oeste” y un “mísero este”, se
desarrolló en este período. Y ¿qué instituciones sociales salvo la taberna y si acaso la
capilla se crearon en aquellas nuevas aglomeraciones obreras, salvo las de iniciativa de
los mismos trabajadores? Sólo a partir de 1848, cuando las nuevas epidemias
desbordando los suburbios empezaron a matar también a los ricos, y las desesperadas
masas que vivían en ellos asustaron a los poderosos, se emprendió una sistemática
reconstrucción y mejora urbana”

Adaptado de Hobsbawm, E. La era de la revolución 1789-1848. “El trabajador pobre”


Crítica, Bs As, 1997; pp 207 y 208.

Fuente 5:

35
“La eclosión de buena parte de ciudades o colonias industriales contemporáneas se
produjo como consecuencia de la mala reputación que fue adquiriendo el crecimiento
urbano debido a la industrialización masiva. De este modo, en la propia génesis de la
ciudad industrial emergió una potente e influyente tendencia crítica antiurbana y anti-
industrializadora contra los organismos urbanos aniquilantes y distorsionadores de las
formas de vida preindustriales vinculadas a los modos de producción artesanales y a los
medios de vida rurales. Principalmente en Inglaterra y Francia proliferan en el siglo XIX
propuestas de reformadores sociales y filántropos que reaccionan ante los desaciertos
de un medio urbano en constante progreso expansivo y demográfico por el avance del
sistema de producción capitalista”

Layuno Rosas A, (2013) Las primeras “ciudades de la industria”: trazados urbanos,


efectos teritoriales y dimensión patrimonial. La experiencia del Nuevo Baztán (Madrid).
Scripta Nova, Universidad de Barcelona. Vol. XVII, núm. 451.

El análisis de fuentes secundarias, de producciones científicas, supone la


operación con categorías conceptuales complejas. La didáctica se ocupa
justamente de tornar un saber científico en un conocimiento susceptible de ser
aprendido por los escolares sin que medie por ello una simplificación. Como
apunta Freire:

"El profesor o la profesora no tienen el derecho de hacer un discurso incomprensible


en nombre de la teoría académica y decir después: 'que se aguanten'. Pero tampoco
tienen que hacer concesiones baratas. Su tarea no es hacer simplismo, porque el
simplismo es irrespetuoso para con los educandos. El profesor simplista considera que
los educandos nunca estarán a la altura de comprenderlo y entonces reduce la verdad
a una verdad a medias, es decir a una falsa verdad." (Freire, 2003, p.33)

Ya que los conceptos teóricos sólo se conocen en la medida en que se opere


con ellos, es decir, que se apliquen en un contexto de significación determinado,
y que su construcción suele resultar casi exclusivamente de una negociación de
significados (Litwin, 1998), como ocurre con el lenguaje; sugerimos actividades
que tiendan inscribir esas categorías en las narrativas, fuentes y recursos
trabajados.

36
Sugerencias de trabajo con la bibliografía:

- Identificar las posturas adoptadas por los historiadores y cientistas


sociales al analizar el impacto de la Revolución Industrial en las
condiciones de vida, principalmente de los trabajadores.
- Indicar en qué variables o factores, se basa cada uno de ellos para
sostener su posición. Es importante aquí señalar que las variables se asocian
más a las investigaciones de corte cuantitativo. En contraposición, los factores
se vinculan más a los abordajes cualitativos.
- Releer las narrativas y fuentes trabajadas anteriormente y clasificar la
visión de cada texto en optimista o pesimista. Destacar los aspectos
pueden servir para dar cuenta de ello.
- Destacar qué aspectos de la ciudad de Londres en el contexto de los
cambios introducidos por la Revolución Industrial pueden ser concebidos
desde una perspectiva optimista y cuáles de ellos desde una pesimista.
- Observar el siguiente video acerca del progreso de la sociedad capitalista
a partir de la Revolución Industrial. Hans Rosling. 200 Países, 200 Años, 4
Minutos - The Joy of Stats - BBC Four Identificar los datos que utiliza el
investigador para establecer sus resultados. Señalar y fundamentar a qué
postura adscribiría: optimista/pesimista.
- Debatir. Teniendo en cuenta lo trabajado (datos cuantitativos, cualitativos
y distintas posturas), diseñar y animar un debate contraponiendo las
posiciones.

Técnica de debate:
Para la puesta en práctica de la técnica de debate debe considerarse el posicionamiento frente
a una tesis o idea, para ello los estudiantes deben tener conocimiento sobre lo que discuten,
estar preparados, por lo que el debate, para que sea provechoso, debe planificarse. El docente
u otros estudiantes deben constituirse en moderadores, que animen la propuesta y la
organicen. Son fundamentales el diseño de los ejes o tópicos de discusión, sobre los que los
estudiantes deberán debatir en un tiempo determinado y de acuerdo con ciertas condiciones.
La técnica de debate o discusión guiada promueve la agilidad mental y la lógica argumentativa,
además del respeto por las ideas ajenas y la defensa de las propias.

37
16. Integración a partir de las TIC: el derecho a la ciudad

Los invitamos a completar el recorrido por la paradigmática Londres del siglo XIX
tendiendo algunos puentes con la actualidad. El genial historiador francés Marc
Bloch recomendaba con entusiasmo introducir el uso de la comparación como
aporte para el estudio de la historia, afirmando que era mucho lo que se podía
aprender de las similitudes como de las diferencias. La historia de las ciudades
en el siglo XXI permite establecer estrechos vínculos con la realidad de las
grandes urbes del siglo XIX. Hacinamiento, segmentación de los espacios, con
barrios "ricos" y "pobres", en donde contrastan la opulencia con formas precarias
de existencia. Quizás debamos detenernos en aquellos sujetos de los suburbios
pobres del Londres narrado por Dickens. Esos sujetos estaban privados de
derechos, más allá de las leyes. Eran sujetos de obligaciones, explotación y
sufrimientos. Aquí es donde queremos contrastar el concepto de ciudadanía
social que se afianza a lo largo del siglo XX y que permite pensar a los hombres
y mujeres como sujetos de derecho, y entre esos derechos está, parafraseando
a Henry Lefebvre (1968) y David Harvey (2008), el "derecho a la ciudad".8
Las nuevas perspectivas en la enseñanza de la historia, conciben de una manera
distinta al saber histórico que se imparte en las escuelas. Centran menos su
atención en el almacenamiento memorístico de un saber enciclopédico o en el
conocimiento preciso de los hechos, acontecimientos, personajes e instituciones
del pasado que en la conformación de un “pensamiento histórico” o de una
“conciencia histórica” (Pages, 2009; Santisteban, 2010).

“Una de las finalidades más importantes de la enseñanza de la historia es formar el


pensamiento histórico, con la intención de dotar al alumnado de una serie de

8 El derecho a la ciudad no es simplemente el derecho de acceso a lo que ya existe, sino el


derecho a cambiarlo a partir de nuestros anhelos más profundos. Necesitamos estar seguros de
que podremos vivir con nuestras creaciones (un problema para cualquier planificador, arquitecto
o pensador utópico). Pero el derecho a rehacernos a nosotros mismos creando un entorno
urbano cualitativamente diferente es el más preciado de todos los derechos humanos. El
enloquecido ritmo y las caóticas formas de la urbanización a lo largo y ancho del mundo han
hecho difícil poder reflexionar sobre la naturaleza de esta tarea. (Harvey, 2008)

38
instrumentos de análisis, de comprensión o de interpretación, que le permitan abordar
el estudio de la historia con autonomía y construir su propia representación del pasado,
al mismo tiempo que pueda ser capaz de contextualizar o juzgar los hechos históricos,
consciente de la distancia que los separa del presente. En todo caso, la formación del
pensamiento histórico ha de estar al servicio de una ciudadanía democrática, que utiliza
la historia para interpretar el mundo actual y para gestionar mejor el porvenir.”
(Santisteban, 2010, p.35)

En ese sentido, una de las competencias fundamentales relativas al


pensamiento histórico consiste en la capacidad de comprender el mundo
circundante en su temporalidad y posicionarse en esa convergencia temporal
que supone el tiempo vital de un sujeto y el tiempo social de la comunidad. Pero
el sentido de esa comprensión radica en la cualidad de poder pensar e intervenir
sobre el medio, para reconstruir pasados, interpretar presentes, e imaginar
futuros.
Dicho esto, la significatividad del saber histórico dependerá de una serie de
sentidos: del sentido que tenga para el estudiante, es decir, de su interés, del
sentido social, es decir, de los saberes socialmente relevantes y del sentido que
tenga en función de colaborar a una formación ciudadana democrática, crítica y
participativa.
En ese marco, el derecho a la ciudad, entendido como un derecho que hace a la
condición humana y especialmente a los derechos económicos, sociales y
culturales (DESC) encierra el poder participar de la construcción colectiva de la
ciudad como parte del ejercicio ciudadano con el fin de que esta responda a las
necesidades humanas. Este derecho no se circunscribe solo a participar
dignamente de ella, sino a la posibilidad de crearla y transformarla en un entorno
donde se posibilite una distribución más equitativa de los recursos materiales y
simbólicos.9

9 Para más información sobre el derecho a la ciudad véase: Habitat Internationational Coalition,
sitio web: http://www.hic-net.org/index.php. Para el caso de Argentina véase: Perceval, M. C.
y Timerman J. Derecho a la ciudad : por una ciudad para todas y todos-.1a ed. - Buenos Aires :
Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Nación; Secretaría de Derechos Humanos,
2011.

39
Considerando esto, se sugiere diseñar actividades que contemplen pensar
entornos reales para proyectar futuros posibles en atención a problemáticas
genuinas. Por ejemplo, indagar sobre las problemáticas de la propia
ciudad/barrio.

“El barrio opera como el eslabón de una cadena entre el ser individual y el ser social,
facilita la convivencia solidaria, la interacción entre grupos y personas; es también el
espacio para el aprendizaje y formación del ser social, ya que opera como el lugar para
iniciarse en una determinada actividad trascendiendo el marco puramente familiar, por
ejemplo, las primeras relaciones amorosas, los primeros contactos deportivos o sociales
o las primeras manifestaciones políticas” (Buraglia, 1998)

Siendo el barrio el elemento integrador y catalizador de ciertas redes de


solidaridad y convivencia próximas en el espacio dentro de un territorio
determinado, y la célula irreductible en donde se expresa el ordenamiento social,
de su regulación y control; es importante comprender que poco hay de azaroso
en su organización y composición física sino la evidencia de una compleja trama
de relaciones sociales, políticas y de poder que se plasman en su fisonomía, en
el espacio construido, como forma de organizar la estructura social.

A modo de ejemplo:

- Investigar cuáles son las problemáticas de la ciudad/comunidad/barrio de


residencia. Aspectos relativos a la habitabilidad, salubridad, servicios, zonas
comerciales e industriales, barrios obreros, residenciales, privilegiados, etc.
Identificar en el barrio o zona de residencia las características del mismo, su
fisonomía y las características edilicias, infraestructurales y socioeconómicas,
así como las actividades sociales que se desarrollan.
- Algunos interrogantes pueden ser: ¿qué problemas relevantes pueden
identificarse? ¿Qué carencias o dificultades se observan? ¿Cuál o cuáles son

40
sus orígenes? ¿A quiénes afectan? ¿Con qué aspectos se relacionan estos
problemas: pobreza, niñez, ancianidad, transporte, servicios, contaminación,
delincuencia, etc.? ¿Qué derechos están siendo vulnerados? ¿Quiénes deberían
garantizarlos? ¿A dónde se debería recurrir para repararlos? ¿Qué podría
hacerse para mejorar la situación? ¿Qué cambios deberían iniciarse?
- Seleccionar una imagen en coherencia con la problemática social detectada
(recuperada de la web, fotografiada, de archivo, etc.)
- Intervenir la imagen de la propia ciudad/barrio con el recurso digital Thinglink10
aportando información sobre la misma (causas, orígenes, consecuencias, datos,
etc.) o ideando y presentando una posible solución. He aquí un ejemplo de la
ciudad de Soria, España, intervenida con el recurso como parte de un proyecto
político: Más_Ciudad_Soria (Es posible aquí recuperar la narración sobre la
ciudad de la primera parte del caso y plasmarla en un contenido visual mediado
por el recurso digital, integrando las diferentes fases y las distintas producciones
en el devenir del trabajo)

10 Existen otros recursos digitales de sencillo uso. Story Maps es una aplicación en línea de
código abierto que permite editar imágenes y construir historias a partir de mapas. Disponible en:
https://storymaps.arcgis.com/es/

41
Bibliografía y fuentes

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una redefinición del concepto” en Barrio Taller, Serie Ciudad y Habitat, N°5,
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______________ (2010) Tiempos difíciles, Buenos Aires, Alianza

DGCyE, Diseño Curricular para la Educación Secundaria. 2° ES. La Plata,


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(Buenos Aires. Ed. Siglo XXI, 2003, p. 33)

Hartwell, R. M. “El aumento del nivel de vida en Inglaterra, 1800- 1850”, en


Taylor, A. (comp.), El nivel de vida en Gran Bretaña durante la Revolución
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Hobsbawn, Eric (2011) La era de la Revolución. 1789-1848, Buenos Aires:


Crítica. [1997]

42
_____________ (2012) La era del Capital. 1848-1875, Buenos Aires: Crítica,
capítulo 12.” Ciudad, industria y clase obrera”, pp. 537-558.

Jathay Pesavento, Sandra (2013) “Más allá del espacio: por una historia cultural
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Layuno Rosas A, (2013) Las primeras “ciudades de la industria”: trazados


urbanos, efectos teritoriales y dimensión patrimonial. La experiencia del Nuevo
Baztán (Madrid). Scripta Nova- Revista electrónica de Geografía y Ciencias
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Litwin, Edith (1998) “El campo de la didáctica: la búsqueda de una nueva agenda”
en Camilloni, Alicia, et. al. (1998). Corrientes didácticas contemporáneas. Cap.
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Wassermann, Selma (1999) El estudio de casos como método de enseñanza.


Amorrortu Editores, Buenos Aires.

43
Cómo citar este texto:
Meschiany, Talia, Área de Historia, Dirección de Formación Continua (2017). La ciudad
moderna: el caso de Londres - Material didáctico para docentes profesores de Historia y
Ciencias Sociales del curso “Enseñar las ciudades en perspectiva histórica. Tiempos, sujetos
y transformaciones del espacio urbano”. / Eduardo A. Devoto (coord. del material didáctico y
autor); Pablo Bana (autor); Diana Hamra (lectura crítica); Marcela Roberts
(colaboradora); Enrique Inciarte (edición final). Dirección General de Cultura y Educación.
Gobierno de la Provincia de Buenos Aires.

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