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Apuntes

Entre 1886 y 1887, una nueva epidemia de cólera asoló a una vasta
porción del territorio nacional. En Rosario provocó la muerte de
centenares de personas, haciendo trepar la tasa de mortalidad general
de la población, que en 1885 había sido del 37 por mil, al 65.3 por mil en
1886 y al 46.5 por mil en 1887.
“tareas que, como en el caso de las lavanderas, estaban en contacto
directo con los «gérmenes patógenos”. Convalidaba también la tesis del
“grado de civilización”, ya que la mayoría de los atacados habían sido
inmigrantes europeos provenientes de regiones apenas alcanzadas por
la «penumbra de la luz de la civilización».
Agustina Prieto “Los trabajadores”, cap. 3 de La historia de Rosario

“[ ... ] quemar casillas y ranchos y dejar familias enteras en la calle es


cosa fácil para quienes las ordenan y realizan, pero irsoportable para los
que sufren los efectos[…] combatir males cuando existen es necesario […
] pero dejar a los pobres en la calle cuando no hay motivo es inhumano.”
La Capital, Rosario, 2 de febrero de 1900.
“El pueblo cuando pide pan de voz en cuello, no es el niño sumiso de los
tiempos de abundancia [ ... ] cuando el hambre aguijonea [ ... J las
pasiones que han permanecido contenidas se desbordan en caudaloso
torrente llevando ante si ruanto encuentran a su paso”
La Capital, Rosario, 4 de febrero de 1900.

“Otro abuso en el Rosario es el de las cigarrerías. Hay en ellas niños y


niñas desde los ocho años que trabajan de sol a sol y se les paga 6 o 7
pesos mensuales. La barbarie de este trabajo, además de la continuidad,
está en el polvillo del tabaco que absorben, mucho más pernicioso al
pulmón que el humo del tabaco. A los niños se les hace barrer, de
manera que absorben el polvo del tabaco y cuantas materias están en el
suelo pulverizadas.”
Juan Bialet Masse, Informe sobre el estado de las clases obreras en 1904.
“Después de la Capital Federal no hay en la República una ciudad que
tenga tan numeroso núcleo obrero ni hay otra en que más frecuentes y
más extensos sean los movimientos huelguísticos. [. . .]aquí es donde se
han producido los choques de más importancia y en donde primero ha
sido sellada con sangre la lucha entre el capital y el trabajo. A Rosario
cábele el triste honor de ser la primera dudad de la República y del
mundo entero en que se ha efectuado una huelga general[. .. ] Los
obreros rosarinos han sido los que han conseguido la jornadas de ocho
horas[. .. ] Aqui han estallado petardos, se han incendiado coches del
tranvi~ se han batido los obreros unos contra otros, [..] se inició lo qu e
se llama el martirologio obrer o con la muerte de Budislavich (por todo
lo cual, Rosario) es llamada la Barcelona argentina”
La Capital Rosario, 30 de octubre de 1904.

Pervierten las buenas costumbres.


[ ... ] ¿A qué vienen aquí esos turcos, gitanos o lo que sean?
¿ Vienen acaso a trabajar honorablemente? No. Son plantas exóticas y al
mismo tiempo corruptoras [ ... ]
El país necesita de obreros y no de vagos y degradados. Fuera, pues, con
los gitanos, turcos, montenegrinos, coacos o como se llamen)
La Capital, Rosario, 17 de julío de 1888

Crecimiento de las empresas del cordón Norte aisladas hasta 1902


apartir de los loteos de Arijón
Producto de esas operaciones, en 1902 se alineaban sobre el Paraná la
Barraca Central del Ferrocarril Central Argentino, los muelles y
embarcaderos de la misma empresa, el Molino Coffin, el embarcadero de
Davis y Compañía, los embarcaderos del Ferrocarril Buenos Aires y
Rosario, los del Ferrocarril Central Argentino (el Galpón Colorado y un
eleva- dor), otro embarcadero de Davis y Compañía, los Mercados y
Embarcaderos del Ferrocarril Córdoba y Rosario, los establecimientos de
Adolfo Mantels y Compañía, los de la firma Merián, los de Remonda y
Monserrat, la destilería Altgelt y Compañía, la Refinería Argentina del
Azúcar, la barraca y embarcadero de José Arijón y la Empresa de Aguas
Corrientes. Apenas alejados de la costa se hallaban, entre otros, los
Talleres de Construcción Reparación de Wagones del Ferrocarril Central
Argentino, el depósito de madera de Emilio Schiffner, las fábricas de
ginebra de Schiffuer y de Herwig Hermanos, la fábrica de licores
Wildemberg, la Usina Eléctrica Sorrento.
Agustina Prieto “Los trabajadores”, cap. 3 de La historia de Rosario
Composición demográfica de los barrios del norte
En las franjas etarias coincidentes con la población económicamente
activa, predominaban los hombres sobre las mujeres y, de modo más
contundente aún, los extranjeros sobre los nativos. En 1900, eran
extranjeros, en promedio, el 76% de los varones que tenían entre 18 y 70
años. En 1906 este porcentaje ascendía al 74%.

La Refinería Argentina de la azucar. Diferencias salariales entre hombres


y mujeres y composición étnica.
En la temporada baja la fábrica no ocupaba mujeres, pero en la alta
empleaba unos 680 hombres y unas 120 mujeres, cifras que solían variar
en cantidad pero no en proporción. Ganaban, como todas las
trabajadoras, menos que los hombres: si los primeros percibían un jornal
que oscilaba entre 4 y 2 pesos, las segundas, por tarea igual o similar,
cobraban entre 1 y 0,50. Entre las mujeres había niñas de 1O a 12 años.
La mayoría de los trabajadores de la fábrica eran extranjeros. Entre los
técnicos predominaban los alemanes, habiendo sido algunos de ellos
contratados en su país de origen por el propio Tornquist. A principios de
siglo, en temporada baja los extranjeros eran 120 y los nativos 30 y en
temporada alta, sin contar a las mujeres, 460 y 220 respectivamente,
relación que se mantuvo a lo largo del tiempo. Los nativos, no obstante,
eran mayoría entre los que hacían tareas de estiba.
Agustina Prieto “Los trabajadores”, cap. 3 de La historia de Rosario
Los talleres del FCCA
Los Talleres del Ferrocarril Central Argentino ocuparon una masa laboral
sustancialmente mayor que la Refinería Argentina: en 1906 el número de
operarios ascendía a 1.800 y para 1910 algunos testimonios duplican esa
cifra. Como en el ferrocarril, en los Talleres regía una rígida organización
de la producción.
Agustina Prieto “Los trabajadores”, cap. 3 de La historia de Rosario
Sobre el Primer Primero de Mayo
[ .. ] de ninguna manera serían aceptables aquí las formas de
manifestación que se practican en las regiones industriales europeas
[ ... ]
Si allá las masas populares tienen razón suficiente o por lo menos
justificativa para protestar, poniéndose en huelga y franqueando los
límites de una ley demasiado estrecha, aquí no pasaría de absurda toda
tratativa violenta, siendo que aún en las tristes condiciones presentes, la
República Argentina ofrece al obrero y al trabajador medios de vida más
amplios y más fáciles que en otro país del mundo».
El Municipio, Rosario, 1° de mayo de 1891.
“Como a Budislavich le persiguieran para detenerle, él echó a correr y
saltó un cerco de alambrado que da al fondo de una cancha de bochas, y
después de saltar el otro cerco, perseguido por Grandoli -jefe político- y
un tal Mazza -jefe accidental de las fuerzas de la Refinería- al ser
acorralado recibió un balazo en la nuca falleciendo instantáneamente”.
Relato de Adrián Patroni para La Vanguardia, testigo presencial de los
hechos. Patroni, Adrián. “El atentado del Rosario”. La Vanguardia. Buenos
Aires. 26 de octubre de 1901.
Curioso cambio de sexo
“Los bochinches de estos días han sacado a luz una curiosa novedad en
el arte de la violencia[ ... ]
Se han visto grupos de mujeres con los brazos desnudos, las polleras
levantadas, el pelo suelto y, facón en mano, lanzarse sobre los cocheros
de los tranvías para obligarles a adherirse a la huelga[ .] Detrás de esos
grupos iban los respectivos maridos llevando en brazos los niños de
pecho, cantándoles el rorró [...]
- Toribia! El nene llora, dále ... gritaba uno a su mujer-.
- Dejá que descarrile este tranvía y le raje la jeta al cochero y me las
entienda con el mayoral y le doy de mamarcontestaba la aludida […].
La seguridad de que podían las huelguistas cometer impunemente
cualquier atropello por el respeto que merecen las polleras aunque se
lleven en la cabeza, tapando la nuca o cubriendo el rostro, las alentaba
en sus violentos atropellos. La ley no distingue géneros gramaticales ni
composiciones fisiológicas ni indumentarias.
No ve más que delincuentes[ ... }”
El Municipio, Rusario, 5 de enero de 1902

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