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La felicidad tiene estrecha relación con los buenos hábitos que vamos incorporando en
nuestra vida, tema que nos convoca en esta clase.
Hagamos una revisión y vamos poco a poco. El conjunto de rasgos que diferencian a una
persona de otra se denomina personalidad. Habremos experimentado a lo largo de
nuestra vida que hay aspectos de nuestra personalidad que son positivos y otros no
tanto y seguramente muchas veces hemos soñado con ser un poco mejores o con
eliminar los aspectos negativos de nuestro modo de ser. ¿Estamos hablando de un sueño
imposible? Definitivamente, no. La respuesta viene dada por los factores que componen
la personalidad: temperamento y carácter. El temperamento es innato, es decir,
“viene” en y con nosotros, por factores principalmente genéticos. Por otro lado, el
carácter se va formando o modificando a través de nuestras acciones del día a día. Lo
que veremos a continuación es cómo ir orientando nuestra actuación con el fin de tener
un carácter sólido, maduro y que nos haga ser personas plenas y felices.
Algo de verdad tienen los dichos populares: “lo que se hereda no se hurta” o “de tal palo,
tal astilla”. El factor genético -mencionado anteriormente como temperamento- es un
componente de la personalidad, y tiene elementos positivos y otros defectuosos. Nos
encanta considerar los aspectos satisfactorios de nuestra forma de ser, pero ¿qué hacer
con los defectos? ¿Nos tendremos que quedar tranquilos pensando que varios
integrantes de nuestra familia tienen los mismos defectos? ¿No será un poco triste pensar
que nuestros defectos no tienen solución y permanecer como seres inactivos ante nuestra
situación?
La respuesta es alentadora, ¡hay mucho por hacer! De hecho, ya cada uno de nosotros
hemos hecho bastante en lo que llevamos vivido. Ya hemos tomado muchas decisiones
sobre aspectos más o menos relevantes: la elección de la carrera, salir o no a una fiesta
el día anterior a un examen, ser leal a un amigo, quedarnos con el dinero de más que nos
dio el cajero en el supermercado, etc. La enumeración de éstas y otras acciones han ido
dando forma a nuestro carácter. Más allá de los aspectos básicos o innatos de la
personalidad, la hemos ido construyendo o destruyendo con nuestra libertad. El buen
carácter se construye mediante la práctica constante de acciones buenas libres, que se
traducen en virtudes.
La pregunta sería, entonces, ¿hemos cultivado EL CARÁCTER o sólo nos dejamos llevar
por el temperamento? En primer lugar, sólo podemos cultivar aquello que hemos
adquirido y realizado libremente; en segundo lugar, tendríamos, entonces que
responder si es que hemos adquirido hábitos que se traduzcan en un buen carácter.
Por ejemplo, podemos tener la tendencia a distraernos con facilidad y a perder la
concentración en el estudio, para superar este defecto del temperamento tendríamos que
realizar acciones que nos permitan mantenernos concentrados, tales como: apagar el
celular y/o la televisión, establecer metas y objetivos en el estudio, buscar un espacio
adecuado, etc.
Gracias a los HÁBITOS no es necesario que comencemos siempre desde cero, por
ejemplo, si ya tenemos el buen hábito de lavarnos los dientes después de cada comida, el
hacerlo cada vez no será una tortura –como suele ser para los niños pequeños-, sino que
será una actividad grata y sencilla. Es muy probable que hayas escuchado la frase: “una
golondrina no hace verano”. Para tu conocimiento, la dijo Aristóteles en el Libro de la
Ética, refiriéndose a que realizar una sola acción no constituye un hábito. Sólo el
conjunto de acciones en el tiempo, no esporádicas, puede formar el carácter.
Advertimos entonces, que los hábitos que hemos adquirido conforman parte esencial
de nuestra personalidad. Una personalidad bien definida se forja a base de hábitos y
vale lo que valen éstos. El que tiene el hábito de la vagancia, es un vago; el que tiene el
hábito del trabajo es trabajador. El primero es un desgraciado, el segundo es honorable y
seguramente bastante feliz. En este sentido, podemos afirmar que, de algún modo,
“SOMOS” LO QUE HACEMOS.
La palabra VIRTUD se conecta con la expresión griega areté, que se traduce como
“excelencia” de algo. Todo tiene su areté, su virtud, determinable atendiendo al telos, fin o
función que debe realizar cada cosa. La virtud es una acción buena permanente en el
tiempo (hábito) que perfecciona la naturaleza humana. Practicar las virtudes hace buena
la acción y al que la ejecuta, pues la acción virtuosa es buena en sí misma y hace de la
persona alguien de excelencia, por tanto, la virtud humana es “un hábito que perfecciona
al hombre para obrar bien”.
Esto también se refiere al “habito malo” que llamamos “VICIO”. Los vicios son el fruto
de REPETIR contra mi conciencia y mi entendimiento, actos que me autodestruyen. Y
me llevan a justificarlos…. (No encontrarán a ningún asesino, ladrón o embustero
habitual, “profesional”, que no Justifique CON MUY BUENAS RAZONES lo que hace …)
Por ello, para poder salir de este pozo que parece sin fondo, al que nos llevan por
naturaleza todo vicio, se debe empezar “sanando” el entendimiento, es decir,
RECONOCIENDO que estamos mal y NECESITAMOS ayuda, como primer paso, y
como segundo paso, CONVENCERNOS FUERTEMENTE de que debemos salir, por
bien nuestro, por bien de nuestra familia, y por bien de todos los que nos rodean.
La palabra "virtud" proviene del término latino "virtus", que significa "ser vigoroso" o
"tener fuerza".
En la filosofía griega, el concepto de virtud está relacionado con la palabra griega
"areté". Areté se traduce comúnmente como "virtud" o "excelencia".
Es un hábito porque es una tendencia establecida en una persona para actuar de manera
consistente y repetida en ciertas formas moralmente correctas, y de esta manera se
convierten en hábitos arraigados en la persona.
La virtud se considera como parte del carácter de una persona. Una persona virtuosa
tiene un carácter que se caracteriza por la práctica constante de comportamientos éticos y
morales.
¿Verdadero o falso?
Escoge la respuesta correcta para cada pregunta, marcando
con una X sobre la opción correspondiente.
A. ? Verdadero
B. ? Falso
A. ? Verdadero
B. ? Falso
A. ? Verdadero
B. ? Falso
A. ? Verdadero
B. ? Falso.
A. ? Verdadero
B. ? Falso
6. El hábito y el carácter es lo mismo.
A. ? Verdadero
B. ? Falso
A. ? Verdadero
B. ? Falso
A. ? Verdadero
B. ? Falso
9. Los hábitos humanos nos hacen menos libres, pues nos predeterminan
de alguna manera, para bien o para mal.
A. ? Verdadero
B. ? Falso
A. ? Verdadero
B. ? Falso
Empareja cada concepto con su descriptor
explicativo.
Ejercicio de emparejar