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Personalidad: Comprendiendo los

rasgos de personalidad
LA PERSONALIDAD A EXAMEN: EL CONSTRUCTO PSICOLÓGICO
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personalidad?

¿El problema soy yo, mi forma de ser…


mi personalidad?
En la categoría Personalidad
Índice de Contenidos
 ¿Nos preocupa verdaderamente nuestra personalidad?
 ¿Qué es la personalidad? Tendencias o rasgos de personalidad
 ¿Cómo y cuándo se construye nuestra personalidad? El constructo psicológico
 ¿Cuándo se puede hablar de una personalidad definida?
 ¿Quiero cambiar mi personalidad? ¿Por qué querría cambiar “quién soy”?
 ¿Qué puedo hacer para trabajar aspectos de mi personalidad? 5 consejos para
trabajar tu personalidad, si así lo deseas
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(Tiempo de lectura 13 minutos)
Si me pidieras que eligiera el concepto de Psicología que más dudas genera, sobre el que más
equívocos se producen, el que sirve bien de pretexto, o justo lo contrario, de estímulo y
motivación…, ese, sería el concepto de personalidad.
¿No estás de acuerdo conmigo? Repasemos algunas frases y expresiones que habrás oído
muchas veces –incluso, puede que las hayas pronunciado–: “No puedo evitarlo, es mi forma de
ser” “Acéptame como soy” “Lo primero es conocerse a uno mismo” “Hay que aceptar quién
eres” “Nadie cambia” “Hay cosas que son imposibles de cambiar” “Siempre termina saliendo lo
que soy” “No se puede luchar contra una misma” “Tiene mucha personalidad” “Busca tu
personalidad” “Es que no tienes personalidad”… ¿Continúo?
Estas, y muchas otras frases e ideas, dan vueltas sobre un mismo concepto: la
personalidad. Pero ¿Qué es la personalidad? ¿Verdaderamente hay diferentes tipos de
personalidad? ¿La personalidad es una cualidad, un rasgo? ¿Se puede cambiar la
personalidad?…
¿Nos preocupa verdaderamente nuestra personalidad?

Para hablar de personalidad, tengo que hablar de Salud Emocional. Para mí es inevitable
hablar en consulta de ejemplos que representan los paralelismos entre la Salud Física y la
Salud Emocional.
Hoy en día, cada vez es más frecuente, que quien hace deporte con asiduidad, haga un estudio
de su biomecánica (también de nutrición, entre otros). Así, si en ese estudio se evidencia que
una de nuestras piernas es ligeramente más larga que la otra, que pisamos hacia dentro en
exceso y eso desgasta nuestras rodillas, o que tenemos debilitada la pared abdominal,
entendemos que esas características físicas, influyen en cada carrera que hacemos, cada
partido que jugamos o cada ruta en bicicleta que realizamos.
Traslademos esta excelente actitud del ámbito físico u orgánico, al ámbito emocional o
psicológico.
Conocer nuestra personalidad, es tener conciencia de nuestro modo habitual de funcionar e
interaccionar con las personas y situaciones que nos rodean, es reconocer nuestras
tendencias, para así, poder trabajar sobre aquello que queramos mejorar en nuestra vida.
Al igual que tomas consciencia de cómo pisas o de cuál es la postura de tu espalda y con ello
puedes correr de forma diferente y alcanzar mejores resultados y metas. Si tomas consciencia
de cómo tiendes a ser psicológica y emocionalmente, puedes realizar cambios en tu conducta,
tu forma de pensar o la manera de regular tus emociones, para vivir de forma distinta y
alcanzar logros y metas, en aquello que te propongas.
¿Hay límites en esas metas emocionales o psicológicas? Es curioso, cuando a un
deportista le preguntan si hay límites en su capacidad para alcanzar un
determinado logro, de lo que hablan, no sólo es de mejorar su capacidad física,
sino de tu tesón, su confianza, su capacidad para afrontar el sufrimiento, para
mantener la ilusión en los momentos límites, para superar las barreras físicas… ¿no
te parecen todas estas habilidades más psicológicas y emocionales que físicas?
Así es.

¿Cómo nos condiciona nuestra personalidad? ¿Hasta qué

punto estamos dominados por nuestra 'forma de ser'? ¿Tu

qué opinas? CLIC PARA TUITEAR


¿Qué es la personalidad? Tendencias o rasgos de
personalidad

La personalidad es la tendencia estable de una persona a pensar, sentir y actuar de una


determinada manera.
Los llamados rasgos de personalidad expresan un estilo o tendencia a la hora de procesar e
interpretar lo que nos ocurre, y con ello la forma en la que tendemos a sentirnos, y en
consecuencia, a actuar con respecto a esos acontecimientos o eventos.
Por ejemplo, una persona con tendencia de personalidad evitativa, tenderá regularmente a
interpretar situaciones sociales como momentos en los que será juzgada negativamente por los
demás, ello le hará sentirse amenazada ante la perspectiva de verse en esa situación, y ello le
llevará a evitar con frecuencia estar en situaciones así ( o cuando no las evite, a pasar lo más
desapercibida posible).
Sin embargo, una persona con tendencia histriónica de personalidad, tenderá a interpretar esas
misma situaciones sociales como momentos en los que puede verse observada y atendida por
los demás, ello le llevará a sentirse motivada a ir y “lucirse”, a tener una actitud de exhibirse, de
llamar la atención.
La misma realidad externa y dos realidades internas: dos tendencias de
personalidad. Me gusta usar la palabra tendencia, para anunciaros esa cualidad
“flexible” y “susceptible de cambio” de la personalidad.

Sobre este tema: «Personalidad competitiva: ¿Una ventaja o un obstáculo en la


vida?»
¿Podemos cambiar? ¿Dónde está la frontera entre lo que

podemos modificar de nuestra personalidad y aquello que

es inalterable? CLIC PARA TUITEAR

¿Cómo y cuándo se construye nuestra personalidad? El


constructo psicológico

Una cuestión muy debatida en la construcción de la personalidad (constructo psicológico), en


los elementos que más determinan el tipo de personalidad, o como me gusta expresarlo, la
tendencia de personalidad, es conocer si influye más, la naturaleza de los bebés o las
experiencias vividas.
La respuesta no es unívoca, la genética y el aprendizaje, ambos, forjan nuestra forma de ser.
Hay un componente en el constructo psicológico, que explica nuestra personalidad y que está
en nuestra materia prima biológica. A este componente heredado se le ha denominado el
temperamento.
Ya cuando nacemos, hay una parte de nuestra composición genética que marca hacia dónde
será más probable que se desarrollen algunos aspectos de nuestra personalidad.
Sin embargo, y como explica el artículo publicado en la BBC, “aunque algunos rasgos del
temperamento de los bebés tienden a mantenerse de adultos, no todo encaja”
En uno de los estudios en los que se basa este artículo, se explica, por ejemplo, como los
bebés que tendían a tener mayor autocontrol cuando tenían sólo algunos meses, mantenían
esa alta capacidad de autocontrol y concentración siendo niños de 8 años.
En cambio, no todos los bebés que eran los más sociables y risueños de pequeños, seguían
siendo los más extrovertidos con 8 años.
La conclusión es que hay influencia, pero no absoluta y posiblemente no directa,
entre lo que somos al nacer y lo que terminamos siendo.
El segundo componente es el carácter. Este, a diferencia del temperamento, hace referencia a
lo que no nos viene dado biológicamente, sino que es fruto de los modelos de aprendizaje y
experiencias que vivimos desde que nacemos, y nuestros propios mecanismos de aprendizaje.
Desde bebés somos fuentes de aprendizaje. Tenemos una naturaleza por la que podemos
comer, jugar, hablar, andar… y también interpretar, sentir y actuar. Dependiendo de cómo
aprendamos a hacerlo desde pequeños y pequeñas, se forjarán nuestras tendencias adultas.
Cuánto más pequeños somos, mayor plasticidad y adaptabilidad tiene nuestro cerebro y por
tanto, mayor capacidad tiene para adaptarse y aprender.
Es por ello, por esa plasticidad, por la que los años de la infancia son años en los que se va
forjando la estructura de una personalidad, que en la adolescencia terminará por coger forma, y
en la edad adulta estará configurada.
De niños o de niñas, lo que denominamos modelos de aprendizaje que identificamos sobre
todo con nuestras figuras de referencia, influyen en nuestra forma de percibir, sentir e
interpretar y construyen nuestras tendencias de personalidad en la edad adulta.
Acontecimientos y eventos que provocan un impacto emocional muy alto o impactos
emocionales de menor nivel, pero de gran frecuencia en la vida del niño o la niña, son las
experiencias de aprendizaje. No son iguales experiencias de cuidado o de abuso, de atención o
de descuido, de afecto o de vergüenza pública, conversaciones o gritos, tiempo de calidad o de
ausencia, un clima familiar ansioso o uno equilibrado…
Los modelos y las experiencias emocionales son filtrados a través de nuestra
naturaleza o temperamento y forjarán nuestro carácter

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