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En la obra "El barril de amontillado" de Edgar Allan Poe, se exploran diversos antivalores como el odio, el

rencor, el engaño, la venganza y el alcoholismo. Estos elementos oscuros y negativos contribuyen a crear
una atmósfera siniestra en la historia.
Odio: El odio es evidente en la relación entre Montresor y Fortunato. Montresor guarda un profundo
sentimiento de odio hacia Fortunato debido a una ofensa no especificada. El odio consume a Montresor y lo
lleva a planear una venganza brutal.

El odio es un sentimiento destructivo que puede consumir a las personas y llevar a acciones dañinas.
Contradiciendo este antivalor, la Biblia nos enseña a superar el odio y responder con amor incluso hacia
aquellos que nos han hecho daño.

"Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os
aborrecen y orad por los que os ultrajan y os persiguen" (Mateo 5:44).

Rencor: El rencor es otro antivalor presente en la historia. Montresor guarda un profundo rencor hacia
Fortunato debido a una ofensa no especificada que ha permanecido en su mente durante mucho tiempo.
Este rencor impulsa su deseo de venganza. El rencor es una carga emocional negativa que puede envenenar
nuestras vidas y dificultar el perdón y la reconciliación. La Biblia nos insta a dejar de lado el rencor y amar a
nuestros semejantes como a nosotros mismos.

"No te vengarás, ni guardarás rencor a los hijos de tu pueblo, sino amarás a tu prójimo como a ti mismo. Yo
Jehová" (Levítico 19:18).

Engaño: El engaño es una herramienta clave utilizada por Montresor para llevar a cabo su venganza. Finge
amistad hacia Fortunato y lo conduce a las catacumbas bajo el pretexto de probar un barril de amontillado,
cuando en realidad busca encerrarlo y causarle daño. El engaño es un antivalor que involucra la
manipulación y la falta de honestidad. La Biblia enfatiza la importancia de la sinceridad y la integridad en
nuestras acciones y nos insta a no engañar a los demás.

"No hablaré más en gran manera. . . en integridad de corazón y en sinceridad de ánimo, delante de Dios
hablamos en Cristo" (2 Corintios 2:17).

Venganza: La venganza es el motor principal de la historia. Montresor busca vengarse de Fortunato


debido a una supuesta ofensa. Su plan de encerrarlo y dejarlo morir en las catacumbas es una forma cruel
de buscar justicia por mano propia. La venganza es un antivalor que implica tomar justicia por mano propia y
causar daño a otros como respuesta a un agravio. La Biblia nos enseña a dejar la venganza en manos de Dios
y confiar en su justicia divina en lugar de buscar venganza por nosotros mismos.

"Mía es la venganza, yo pagaré, dice el Señor" (Romanos 12:19). Esta cita bíblica nos enseña a dejar la
venganza en manos de Dios y confiar en su justicia divina en lugar de buscar venganza por nosotros mismos.

Alcoholismo: En la obra, se retrata al personaje de Fortunato como un hombre aficionado al vino y en


estado de embriaguez. El personaje de Fortunato muestra una clara debilidad por el vino, lo que lo lleva a
caer en la trampa de Montresor. Montresor utiliza conscientemente la afición de Fortunato por el alcohol
para manipularlo y atraerlo hacia su destino final en las catacumbas.

"No os embriaguéis con vino, en lo cual hay disolución; antes bien sed llenos del Espíritu" (Efesios 5:18).

Esta cita bíblica llama a evitar la embriaguez y sugiere que en su lugar debemos buscar una plenitud
espiritual.

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