Tema 12 Oh, Señora, Oh Madre mía, nos consagramos como

familia, a ti en este día. Te consagramos nuestro cuerpo,

nuestra mente, nuestra alma, nuestros pensamientos,
MARÍA MUJER DE FE, DADORA DE nuestros bienes materiales y todo lo que somos para
VIDA Y MADRE DE LA IGLESIA. que nos guardes en tu corazón. Madre protégenos de
las asechanzas del demonio y no permitas que nos
dejemos dominar por el pecado. Ayúdanos para que
podamos, como familia, responder si al plan de Dios,
como lo hiciste tú y a permanecer fiel a nuestro bautismo
y a la consagración a tu corazón. Madre de Dios y Madre
nuestra ayúdanos a recordar siempre las palabras que
le dijiste a San Juan Diego, para que en los momentos
de angustia y preocupación podamos recordar que eres
nuestra Madre y que estas con nosotros. Amén.
➢ Se puede cantar para alabar a Dios.
➢ El catequista puede arreglar y ambientar el lugar de
diálogo como se considere conveniente.

NUESTRA META:
• Comprender a María como mujer de fe y oración.
• Aprender a conocer y amar a María, madre de Jesús y
madre de la Iglesia, para dejarnos guiar por ella en el
INICIAMOS NUESTRO TEMA CON camino del discipulado.
• Conocer los dogmas marianos.
UNA ORACIÓN • Descubrir las diversas advocaciones marianas.
➢ Se sugiere orar siempre el Adsumus Sancte Spiritus o
bien en el mes mariano, orar:
VER: Observa las siguientes imágenes:
 1. ¿Por qué el color del rostro de la Virgen es diferente?
¿acaso no es siempre la virgen María?
2. Comenta desde cuando conoces a la Virgen María.
¿Cómo es la veneración a María en tu parroquia? ¿Qué
fiestas marianas se celebran en tu distrito, celebras o
conoces?
3. ¿Has escuchado sobre los dogmas marianos? Explica.

Me pongo en sintonía con Dios y

lo escucho:
María, mujer sencilla y humilde que dice SI con fe a Dios,
guarda en su vientre a Jesús, cría al Hijo de Dios, lo ama, se
vuelve discípula de su hijo, sufre su muerte, se convierte en
Madre de la Iglesia. Leamos:

Lucas 1, 26-38
Al sexto mes el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad
de Galilea, llamada Nazaret, a una joven virgen que estaba
comprometida en matrimonio con un hombre llamado José, de
la familia de David. La virgen se llamaba María. Llegó el ángel
hasta ella y le dijo: «Alégrate, llena de gracia, el Señor está
contigo.» María quedó muy conmovida al oír estas palabras, y
se preguntaba qué significaría tal saludo. Pero el ángel le dijo:
«No temas, María, porque has encontrado el favor de Dios.
Concebirás en tu seno y darás a luz un hijo, al que pondrás el
nombre de Jesús. Será grande y justamente será llamado Hijo
del Altísimo. El Señor Dios le dará el trono de su antepasado
Nos preguntamos: David; gobernará por siempre al pueblo de Jacob y su reinado
no terminará jamás.» María entonces dijo al ángel: «¿Cómo
puede ser eso, si yo soy virgen?». Contestó el ángel: «El
Espíritu Santo descenderá sobre ti y el poder del Altísimo te
cubrirá con su sombra; por eso el niño santo que nacerá de ti
será llamado Hijo de Dios.
También tu parienta Isabel está esperando un hijo en su vejez,
y aunque no podía tener familia, se encuentra ya en el sexto
mes del embarazo. Para Dios, nada es imposible.»
Dijo María: «Yo soy la servidora del Señor, hágase en mí tal
como has dicho.» Después la dejó el ángel.
Juan 2, 1-11
Tres días más tarde se celebraba una boda en Caná de Galilea,
y la madre de Jesús estaba allí. También fue invitado Jesús a
la boda con sus discípulos. Sucedió que se terminó el vino
preparado para la boda, y se quedaron sin vino. Entonces la
madre de Jesús le dijo: «No tienen vino.» Jesús le respondió:
«Mujer, ¿por qué te metes en mis asuntos? Aún no ha llegado
mi hora.» Pero su madre dijo a los sirvientes: «Hagan lo que él
les diga.» Había allí seis recipientes de piedra, de los que usan
los judíos para sus purificaciones, de unos cien litros de
capacidad cada uno. Jesús dijo: «Llenen de agua esos
recipientes.» Y los llenaron hasta el borde. «Saquen ahora, les
dijo, y llévenle al mayordomo.» Y ellos se lo llevaron. Después
de probar el agua convertida en vino, el mayordomo llamó al
novio, pues no sabía de dónde provenía, a pesar de que lo
sabían los sirvientes que habían sacado el agua. Y le dijo:
«Todo el mundo sirve al principio el vino mejor, y cuando ya
todos han bebido bastante, les dan el de menos calidad; pero
tú has dejado el mejor vino para el final.» Esta señal milagrosa
fue la primera, y Jesús la hizo en Caná de Galilea. Así
manifestó su gloria y sus discípulos creyeron en él.
Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium numeral 287-
288.
287. A la Madre del Evangelio viviente le pedimos que
interceda para que esta invitación a una nueva etapa
evangelizadora sea acogida por toda la comunidad eclesial.
Ella es la mujer de fe, que vive y camina en la fe, y «su
excepcional peregrinación de la fe representa un punto de
referencia constante para la Iglesia». Ella se dejó conducir por
el Espíritu, en un itinerario de fe, hacia un destino de servicio y
fecundidad. Nosotros hoy fijamos en ella la mirada, para que
nos ayude a anunciar a todos el mensaje de salvación, y para
que los nuevos discípulos se conviertan en agentes
evangelizadores. En esta peregrinación evangelizadora no
faltan las etapas de aridez, ocultamiento, y hasta cierta fatiga,
como la que vivió María en los años de Nazaret, mientras Jesús
crecía: «Éste es el comienzo del Evangelio, o sea de la buena
y agradable nueva. No es difícil, pues, notar en este inicio una
particular fatiga del corazón, unida a una especie de “noche de
la fe” —usando una expresión de san Juan de la Cruz—, como
un “velo” a través del cual hay que acercarse al Invisible y vivir
en intimidad con el misterio. Pues de este modo María, durante
muchos años, permaneció en intimidad con el misterio de su
Hijo, y avanzaba en su itinerario de fe».
288. Hay un estilo mariano en la actividad evangelizadora de la
Iglesia. Porque cada vez que miramos a María volvemos a
creer en lo revolucionario de la ternura y del cariño. En ella
vemos que la humildad y la ternura no son virtudes de los
débiles sino de los fuertes, que no necesitan maltratar a otros
para sentirse importantes. Mirándola descubrimos que la
misma que alababa a Dios porque «derribó de su trono a los
poderosos» y «despidió vacíos a los ricos» (Lc 1,52.53) es la
que pone calidez de hogar en nuestra búsqueda de justicia. Es
también la que conserva cuidadosamente «todas las cosas
meditándolas en su corazón» (Lc 2,19). María sabe reconocer
las huellas del Espíritu de Dios en los grandes acontecimientos
y también en aquellos que parecen imperceptibles. Es
contemplativa del misterio de Dios en el mundo, en la historia
y en la vida cotidiana de cada uno y de todos. Es la mujer
orante y trabajadora en Nazaret, y también es nuestra Señora
de la prontitud, la que sale de su pueblo para auxiliar a los
demás «sin demora» (Lc 1,39). Esta dinámica de justicia y
ternura, de contemplar y caminar hacia los demás, es lo que
hace de ella un modelo eclesial para la evangelización. Le
rogamos que con su oración maternal nos ayude para que la
Iglesia llegue a ser una casa para muchos, una madre para
todos los pueblos, y haga posible el nacimiento de un mundo
nuevo. Es el Resucitado quien nos dice, con una potencia que
nos llena de inmensa confianza y de firmísima esperanza: «Yo
hago nuevas todas las cosas» (Ap 21,5).
Y a trabajar en grupos: Escucho
a mis hermanos.
Grupo 1:
1. Destaca las características y virtudes que observas en
la lectura de María.
2. ¿Qué significa para ti: ser la servidora del Señor?
3. ¿Cuál crees que es la importancia de María en la historia
de la salvación?
4. ¿En que se parecerán las madres a la Virgen María?
Grupo 2:
1. ¿Qué te parece la respuesta de Jesús a su madre:
«Mujer, ¿por qué te metes en mis asuntos? Aún no ha
llegado mi hora.»? Explica.
2. ¿Quién crees que estaba obrando a través de María
para que Jesús comience su vida pública?
3. Menciona que virtudes ves de María en esta lectura del
evangelista Juan.
Grupo 3:
1. Explica por qué María es madre de la evangelización
2. ¿Por qué la humildad y la ternura son virtudes básicas
de la actividad evangelizadora de la Iglesia?
3. Menciona todas las características que puedas
encontrar de María en el numeral 288.
Todos responder: ¿Por qué María es madre de la Iglesia?
Me pongo en sintonía con Dios y
discierno:
La imagen de María se encuentra íntimamente ligada a Jesús,
al punto que en un momento se deseó enaltecerla con el título
de corredentora, mas se temió que se confunda la misión de
María que es intercesora y, se crea que ella, solo ella es
redentora, dejando a un lado el papel fundamental que
desarrolló Jesús en la historia de salvación.
María, mujer de fe y de oración
María desde niña oraba, se consideraba sierva de Dios, por su
fe inmensa y obediencia a Dios, escuchaba a Dios en la oración
y de esa escucha nace su obediencia y se comprende su
respuesta: “He aquí la sierva del Señor, hágase en mí según tu
palabra”. María no dirige autónomamente su vida: espera que
Dios tome las riendas de su camino y la guíe donde Él quiere.
Es dócil, sencilla, humilde y con su disponibilidad predispone
los grandes eventos que involucran a Dios en el mundo. Pero
también nos muestra hasta la actualidad el saber decir siempre
SI a Dios: “Hágase Señor como tú dispongas, cuando tú
dispongas y el modo que lo dispongas”.
En la Anunciación, el Mensajero de Dios la llama “llena de
gracia” y le revela el proyecto que Dios tenía de hacerla madre
del redentor. María responde “sí” y desde este momento la fe
de María recibe una luz nueva: se concentra en Jesús, el Hijo
de Dios que de ella ha tomado la carne y en la que se cumplen
las promesas de toda la historia de la salvación.
La fe de María es el cumplimiento de la fe de Israel y, en este
sentido, es el modelo de la fe de la Iglesia, que tiene como
centro a Cristo, encarnación del amor infinito de Dios.
María como mujer orante nos enseña a cómo calmar la
inquietud por medio de la oración y a convertir esa inquietud en
disponibilidad, cuando estamos inquietos debemos orar y la
oración abre nuestro corazón y nos vuelve disponibles a la
voluntad de Dios.
María en los evangelios
Los evangelios no mencionan mucho a María; sin embargo, la
importancia de ella en los evangelios y en la fe de la Iglesia es
que es:
a) La primera creyente, pues María dijo SI a Dios, ella se
considera sierva de Dios y servidora del mismo, Lucas 1, 38
muestra la respuesta de María: “Yo soy la servidora del Señor,
que se cumpla en mí tu palabra”. Ella siempre estará al servicio
de Dios, es así que María se convierte en la madre de la fe.
b) La madre del Señor, María se convirtió en la madre de
Jesús, ella lo tuvo en su vientre, lo amamantó y toda su vida
estuvo íntimamente unida a Jesús. María no solamente fue
madre del Señor sino también fue la primera y la mejor
discípulo que tuvo, que acogió su Palabra, le siguió fiel hasta
la cruz, viendo morir al hijo que había criado y continuó fiel en
su resurrección.
María en las bodas de Caná aparece intercediendo por la
alegría de esa boda, servicial y tierna. Jesús hizo su primera
señal milagrosa manifestando su gloria y fue a través de María
que habló el Espíritu Santo indicando que ya era hora de que
Jesús inicie su ministerio según el evangelista Juan.
María se convierte en madre nuestra, en la cruz Jesús nos la
entrega como madre, cuando le dice al discípulo amado:
“Mujer, ahí tienes a tu hijo” (Jn 19, 27 ), lo que está haciendo
es entregándonosla pues en el discípulo amado todos
estábamos representados.
c) La Madre de la Iglesia. María se convierte asimismo en
Madre de la Iglesia, ella dócil al Espíritu de Dios será la madre
y la maestra de la comunidad naciente de discípulos y
discípulas que deben aprender a vivir la presencia interior de
Jesús resucitado.
María en el Magisterio
En Concilio Vaticano II (1962-1965) se delinea el rol y el culto
a María, se aclara su misión en el misterio del Verbo encarnado
y de la Iglesia, se perfilan sus atributos y dones como
colaboradora, intercesora, la madre de Dios, modelo de virtud
que debe ser imitada por todos los fieles, humildad, aceptación
que sufre al ver morir a su Hijo y lo acepta con amor, figura
prominente de la iglesia, gran discípula de su Hijo que camino
con él durante su ministerio, es reconocida como madre de
Dios, madre de Cristo y madre de los hombres otorgándosele
el papel fundamental que tiene como madre de la Iglesia. En
este sentido, ella fue entregada a la humanidad por su hijo en
la cruz y como madre posee una ternura incondicional no solo
para su Hijo sino para todos sus hijos, es pues ejemplo de
afecto fraterno que debe tener todo aquel que esté en la misión
de la Iglesia. Y es, en este Concilio también en el cual se
explica el rol de María en la economía de salvación, como
Madre del Salvador, siendo el punto desde el cual se inaugura
una nueva economía gracias a la encarnación, su misión es
pues ser la madre: “la theotokos”, María se convierte en la
cooperadora de la obra de salvación por la fe. Así mismo, es la
llena de gracia, pues la encarnación hace que en ella viva la
gracia que redimirá al mundo, lo regenerará. Por otro lado,
también es invocada como abogada, auxiliadora, socorro,
mediadora sin restarle importancia al rol central de Jesús.
Así mismo, en Lumen Gentium se aclara el culto especial que
debe tener María como la que acompaña el ministerio de su
hijo, por ello debe ser venerada mas no adorada, pues en ella
se posa el Espíritu Santo y engendra vida, vida que ella acepta
con humildad y obediencia respondiendo a los designios del
Padre permaneciendo la adoración solo para la Trinidad. De
ahí que se considere importante fomentar el culto a María, un
culto litúrgico, teniendo cuidado en las prácticas y los ejercicios
de piedad hacia ella.
Juan Pablo VI en Marialis Cultus (1974) recupera la pastoral
mariana y luego en Evangeli Nuntiandi (1975) da especial
importancia a la piedad popular y da a María, el nombre de
“Estrella de la Evangelización”. Es así que se redescubre la
piedad popular mariana y su importancia en los pueblos, así
como su carácter festivo y comunitario que posee. Un vínculo
con María con cuyo dolor se identifican los humildes y ese
camino de fe puede ser un grito de liberación para los pueblos.
La Conferencia de Puebla (1979) llamará a María “Madre y
modelo de Iglesia”, pedagoga del Evangelio en América Latina
porque como creyente y discípula perfecta se abre a la palabra,
ella es modelo de comunión que despierta el corazón de las
personas. Años luego, la Conferencia de Santo Domingo
(1992) presentará a María como modelo de la evangelización
de la cultura, modelo de vida y la primera redimida y creyente,
que está presente en la piedad popular. En Aparecida (2007)
volverá a emerger su carácter de discípula misionera perfecta,
el primer miembro de la comunidad, la formadora de discípulos
misioneros y la educadora de la Iglesia familia, y se plasmará
el rol de María como quien unifica y reconcilia a los pueblos por
su presencia materna en una historia compartida a través de
una fe y la vuelca en peregrinaciones, rezo de rosario,
promesas, sacrificios, novenas. En esta Conferencia se
rescatará la riqueza teológica de la religión del pueblo.
El Papa Francisco a partir de su experiencia rescata en su
magisterio la importancia de la piedad popular mariana. En
Evangelii Gaudium nos muestra a María como mujer de fe,
orante, llena de virtudes, pero también evidencia que nuestra
Iglesia tiene un estilo mariano en la actividad evangelizadora
guiada por la humildad y la ternura. Para Francisco, María es
la que reúne y convoca a los discípulos, es un regalo de Jesús
para su pueblo, es la madre amorosa y misionera que
engendra a sus hijos, a quien nos deja Jesús para no
quedarnos solos sin una madre, ella es pues la madre de la
Evangelización. Así mismo, María es el paradigma de quién se
deja conducir por el Espíritu y puede discernir los signos de los
tiempos.
Dogmas marianos
a) Maternidad Virginal, afirma que María es Virgen antes,
durante y luego del parto. Fue en el segundo Concilio de
Constantinopla en el año (553 d.C) que se le otorgó a
María el título de aeiparthenos (virgen perpetua).
b) Maternidad Divina, María es la madre de Cristo, la
Iglesia hacia el siglo V la proclama como madre de Dios
(Theotokos). Este dogma fue proclamado en el Concilio
de Éfeso el año 431 d.C.
c) Inmaculada Concepción, mediante el cual María no
nació con pecado, fue concebida sin pecado en el seno
de Santa Ana pues María es la llena de gracia. María es
Inmaculada, Hija de Sión, Esposa de Yahve, Madre del
Pueblo de Dios, Virgen de Israel, sin mancha de pecado
siempre. Este dogma es proclamado en 1854 por el
Papa Pio IX.
d) Asunción al cielo, se refiere a que después de su vida
María fue llevada en cuerpo y alma por los ángeles al
cielo. Este dogma fue proclamado en 1950 por el Papa
Pío XII en la Constitución Apostólica Munificentisimus
Deu.
María y las advocaciones marianas
La Virgen María es solo una, pero ella se ha aparecido en
diferentes lugares y de diferentes maneras a lo largo de la
historia. Además, se le honra con distintos nombres según la
devoción que cada persona, grupo o nación desee darle. A
estas diferentes apariciones y maneras de llamar a la Virgen
se le denomina Advocaciones. Por esto, encontramos muchas
y diversas imágenes y devociones de la Virgen María. Algunas
de las más conocidas son: la Virgen de Guadalupe, la Virgen
de Fátima, Nuestra Señora de Lourdes, la Virgen del Carmen,
María Auxiliadora, la Virgen de San Juan, etc. En todas y cada
una de las diferentes advocaciones es la misma Virgen María
ayudándonos a llegar hasta su hijo Jesús.
HOY APRENDÍ:
• María es icono de fe y modelo de oración, de estar
siempre dispuesto a decir SI a Dios.
• María está presente en los evangelios aunque no se le
menciona mucho, pero aparece como siempre fiel a su
 hijo por ello es la primera creyente, su hijo nos la deja,
es madre de la Iglesia y madre del Señor.
• El Magisterio de la Iglesia, desde Concilio Vaticano II se
le considera como la cooperadora en la obra de
salvación la “teotokos”, Luego Pablo VI la nombrará
estrella de la evangelización. Se irá recuperando la
importancia de la piedad popúlar en los documentos
magisteriales.
• Los dogmas marianos son: Maternidad virginal,
maternidad divina, Inmaculada Concepción y Asunción
al cielo.
• María presenta diversas advocaciones pues cada
pueblo ha recreado la imagen de María con la carga
cultural que posee y así venerarla. La piedad mariana
nos debe conducir a Jesús.
2. Recuérdale los primeros años que tenías al lado de tu
hijo (a) y comparte la alegría de tenerlo.
3. Conversa sobre la importancia de la fe y la oración para
poder vencer momentos dificiles.
4. Comparte sobre la importancia del servicio a lo largo de
toda la vida, como sirvió María y como sirvió Jesús.
5. Escribir entre padres e hijos una acción que permita
mostrar el servicio a nuestros hermanos o bien de hijos
a los padres. Estos últimos comentarán en reunión
cómo fueron realizando el compromiso sus hijos.
ORACIÓN FINAL: Se invita a los padres a que
uno de ellos realice la oración final.

ACTUO: Me comprometo
✓ Reflexiono con mi pareja sobre si sabemos decirle SI a
Dios, si lo estamos escuchando por medio de la
oración como lo hacía María.

PARA TRABAJAR EN CASA CON

TUS HIJOS:
1. Mira el siguiente video con tu hijo (a):
https://www.youtube.com/watch?v=b2yLvl1QL80