Saul Cantoral - Interiores - Con Guias

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Xaillis contra la muerte

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Poemas a Sául Cantoral y Consuelo García
José Luis Ayala

Ulises Cantoral Huamaní

Poemas a Saúl Cantoral y Consuelo García
©Carlos Portugal Mendoza | José Luis Ayala | Ulises Cantoral Huamaní
Editor: Carlos Portugal Mendoza
Primera edición: noviembre de 2022
Diseño: Carso | sotomayorstudio
Fotos: Archivo de Ulises Cantoral Huamaní

(recopiladas por Carlos Portugal Mendoza)
Hecho el Deposito Legal en la Biblioteca Nacional del Perú Nº xxxxx
Impresión: GyG Impresores SAC

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de esta publicación, cualquiera sea el medio empleado –impresión,
fotocopia, etc.– sin el permiso previo de los editores.
Impreso en el Perú / Printed in Peru

Índice
Prólogo 7
ÍNDICE
Ricardo Felipe Portocarrero Grados
Persistencia de la memoria 7
Presentación 11
Carlos Portugal Mendoza
| PARTE 1 |
Xaillis contra la muerte 15
José Luis Ayala

Poemas que no pudo borrar el tiempo 17
Saúl Cantoral Huamaní

Responsos civiles para Consuelo García Trinidad Santa Cruz 29
| PARTE 2 |
Antología de poemas a Saúl Cantoral 31
Alfonso Alcalá Díaz

Siete cantos a Saúl Cantoral 33
Andrés Solano Núñez

A la memoria de Saúl Cantoral 40
José Román Ruiz

A nuestro secretario general 42
Saúl Cantoral… Presente 43
Saúl Cantoral 44
Antonio Medrano Arias

Para Saúl Cantoral Huamaní 45
5
César Augusto Salomón Herrada

A Saúl 47
Llanto de minero 48
No me pidas que te cuente… 50
Minero 52
Salvador De la Torre
Morirás te dijeron campesino 54
ÍNDICE
Víctor Lazarte Escobar

A Saúl Cantoral en su holocausto 56
Jorge Ita Gómez

Tiempo de mineros en huelga 57
Los mineros 58
Luis Alberto Vásquez Vásquez

Lima, 13 de febrero de 1989 59
Milagritos C. Jamis
In memoriam Saúl 60

Hasta siempre hermano 61
| PARTE 3 |
Saúl Cantoral Huamaní 63

Historia de vida 65
Epílogo 71
Imágenes 73
6
Prólogo
Persistencia de la memoria
PRÓLOGO
La revolución que era para los pobres no sólo la con-
quista del pan, sino también la conquista de la belleza,
del arte, del pensamiento y de todas las complacencias
del espíritu.
(José Carlos Mariátegui. La escena contemporánea).
Escribo estas breves líneas debido a la amable solicitud de Carlos

Portugal Mendoza, supongo que debido a mi participación en la
organización del Concurso de Literatura Popular “Saúl Cantoral”,
organizado por la Universidad Libre de SUR, Casa de Estudios del
Socialismo, entre los meses de julio y agosto de 1989, y cuya comi-
sión fue presidida por la poeta Rosina Valcárcel.
Dicho concurso se organizó como una actividad complementa-
ria a las realizadas por la Universalidad Libre del centro de Lima,
que inició sus actividades el año anterior con el Primer Curso Ex-
perimental de “Historia: Estado y clases en el Perú”, dictado en el
local de la Federación Gráfica del Perú, gremio que entonces tenía
como secretario general al compañero Carlos Ortiz. Su principal
objetivo era “cerrar la brecha abierta entre el movimiento obrero y
popular, y la intelectualidad de izquierda en el Perú”. Los responsa-
bles eran Maruja Martínez, Víctor Carranza y quién escribe.
Durante ese año se dictaron cinco cursos, con más de 400 inscritos,
1,500 asistentes libres a las mesas redondas y debates, así como casi
500 expositores invitados.
El contexto político era de una ofensiva política-ideológica y
represiva contra el movimiento obrero y popular, tanto del Partido
Aprista Peruano como del naciente FREDEMO, encabezado por el
escritor Mario Vargas Llosa. Esta ofensiva se manifestaba, como hoy,
en diversos campos como los medios de comunicación masiva, la
lucha sindical y popular, la lucha contrasubversiva, que era utilizada
como cubierta para la represión del movimiento obrero y popular.
Es en ese contexto que se produce el asesinato de Saúl Cantoral,
7
secretario general Federación Nacional de Trabajadores Mineros,

Metalúrgicos y Siderúrgicos del Perú, y de Consuelo García, funda-
dora del Centro de Mujeres “Filomena Tomaira Pacsi”, organiza-
ción que daba asistencia a las mujeres de los trabajadores mineros,
el 13 de febrero de 1989. El crimen, cometido por el Comando Ro-
drigo Franco, grupo paramilitar organizado por el gobierno aprista
desde el Ministerio del Interior, dirigido por Agustín Mantilla,
todavía se encuentra impune. Pese a las investigaciones realizadas
en el congreso de la República por la Comisión Piqueras (1988) y
PRÓLOGO
los tres juicios orales realizados hasta hoy (2022), no se ha determi-

nado a los responsables, en una clara y continua política de impu-
nidad por parte del Estado peruano y los gobiernos de turno.
El Perú se encontraba entonces en un momento político de gran
importancia que todavía no ha sido debidamente estudiado desde
una perspectiva obrera y popular. La grave crisis económica, la
ofensiva del Partido Comunista del Perú–Sendero Luminoso sobre
la capital y el ascenso de la protesta popular, que encontraba en la
huelga nacional minera y la organización de la Asamblea Nacional
Popular (ANP) intentos de centralización de demandas y luchas,
ponían en jaque al régimen político populista existente entonces.
Para el Estado peruano y los partidos políticos tradicionales, la
única salida era la brutal represión de toda disidencia, creándose un
ambiente de persecución contra dirigentes obreros y populares,
periodistas, jueces y fiscales, organismos no gubernamentales que
apostaban por una salida democrática y popular. Ello generó deba-
tes al interior de los partidos políticos de izquierda, especialmente
en los que conformaban Izquierda Unida (IU) encabezada por
Alfonso Barrantes Lingán, que se dividió en 1989. Un tema que
todavía no cuenta con un balance histórico-político, necesario para
comprender la situación actual.
Como es conocido, esta crisis tuvo como consecuencia la victo-
ria de la alternativa represiva y autoritaria de la alianza entre los sec-
tores empresariales, los medios de comunicación masiva, los parti-
dos tradicionales, la Iglesia Católica y las Fuerzas Armadas, a través
del denominado “autogolpe” del 5 de abril de 1992, que sentó las
bases del actual régimen neoliberal.
Volviendo al concurso, no se trató de una actividad meramente
literaria. Su sentido político era muy claro: movilizar a los obreros y
los sectores populares contra la represión y contra el crimen, reivin-
dicar el recuerdo de los dirigentes asesinados, rescatar su ejemplo de
lucha. Si a ello hoy se la llama Memoria Histórica, pues bueno, pero
la Memoria Histórica del movimiento obrero y popular.
8
II
“El movimiento proletario del Perú no ha sido reseñado ni estu-

diado todavía. Los conquistadores, los virreyes, los caudillos, los
generales, los literatos, las revoluciones, de este país, encuentran
fácilmente abundantes, aunque no siempre estimables, biógra-
fos. La crónica de la lucha obrera está por escribir.
La faena no es, en verdad, fácil. Los documentos de las reivin-
dicaciones proletarias andan dispersos en hojas sueltas o even-
PRÓLOGO
tuales y en papeles inéditos, que nadie se ha cuidado de colec-
cionar. En la prensa diaria, cerrada ordinariamente al clamor
de los obreros revolucionarios, es raro hallar otra cosa que una
sistemática justificación de las peores represiones. Por consi-
guiente, para reconstruir la crónica de una huelga, de una jor-
nada sindical, hay que interrogar a testigos generalmente
imprecisos en sus versiones, expurgar la información confusa y
hostil –simple comunicado policial en la mayoría de los casos–
de los diarios, buscar entre los militantes quienes conserven
ejemplares de los volantes y periódicos proletarios”.
(José Carlos Mariátegui. “Presentación” a Ricardo Martínez
de la Torre. El movimiento obrero en 1919. Lima, Ediciones
Amauta, 1928. p. 3).
Para concluir, quisiera resaltar la importancia de la presente publi-

cación, por varias razones. En primer lugar, porque es expresión de
una larga tradición al interior del movimiento obrero y popular,
que no sólo lucha por reivindicaciones económicas, sino que tam-
bién es capaz de forjar y crear una nueva cultura alternativa al pro-
movido por el sistema dominante y sus aparatos ideológicos, que
fomentan una cultura “oficial” supuestamente democrática y apo-
lítica. Tradición que se remonta a la historia del movimiento obrero
anarco-sindicalista entre fines del siglo XIX y principios del siglo
XX, que establecieron una amplia red político-cultural formada por
periódicos, revistas, bibliotecas, teatros y escuelas en las regiones del
país donde el desarrollo del capitalismo impulsado por el imperia-
lismo daba lugar al surgimiento del proletariado en el Perú. Tanto
en las haciendas azucareras del norte, los campamentos mineros del
centro, y las fábricas del centro y sur del país, surgieron estas insti-
tuciones obreras cuya historia todavía queda pendiente de ser estu-
diadas a profundidad.
En segundo lugar, porque estos temas fueron abandonados pau-
latinamente por la historia social a la par que el movimiento obrero
9
y popular fuera brutalmente golpeado por la “guerra sucia” de los

aparatos represivos del Estado como por la “guerra popular” del
Partido Comunista del Perú–Sendero Luminoso. La historiografía
académica comenzó así a transitar hacia campos más cómodos y
supuestamente apolíticos. La denominada “generación del 68”,
fuertemente influenciada por el marxismo, que acompaño el pro-
ceso de movilización obrera y popular de esos años, como otras
generaciones intelectuales del pasado, fue desplazada por las nuevas
generaciones, cumpliendo así su ciclo histórico. En los años recien-
PRÓLOGO
tes, frente a la crisis del modelo neoliberal y de su sistema político

de dominación interna, está surgiendo una historiografía alternati-
va que nace del interior del propio movimiento popular, luchando
contra el silencio y la historia “oficial”. Una joven generación de
jóvenes investigadores y militantes de izquierda, junto con los líde-
res y dirigentes del movimiento obrero y popular de décadas pasa-
das, impulsan mediante publicaciones, conferencias, entrevistas,
recuperación de archivos y publicaciones periódicas, la recupera-
ción de la memoria histórica obrera y popular. Aunque estas expe-
riencias embrionarias están dispersas y con limitados recursos que
provienen fundamentalmente de los lazos de amistad y solidaridad,
expresan una clara voluntad política de lucha y recuperación de la
memoria. Son la base de una nueva identidad, una nueva cultura,
una nueva política y, porque no, de una nueva sociedad. Una pro-
puesta que nace desde las bases mismas de la sociedad.
Finalmente, el discurso de la memoria histórica del movimiento
obrero y popular tiene que disputar los espacios sociales, políticos y
culturales frente a los discursos oficiales del Estado, los partidos
políticos, la academia, los medios de comunicación, entre otros, que
buscan invisibilizar o tergiversar la participación y el significado
histórico del movimiento obrero y popular. En resumen, retomar
una tarea y una agenda pendiente. Sin olvidar, por supuesto, las
luchas del presente, que todavía no cuentan con sus propios biógra-
fos y cronistas.
Ricardo Felipe Portocarrero Grados
10
Presentación
Xaillis contra la muerte –xailli, canción sagrada o épica incaica–
PRESENTACIÓN
reúne el poemario de José Luis Ayala, dedicado a Saúl Cantoral y
Consuelo García, ganador del concurso literario convocado en
1989 por SUR, Casa de Estudios del Socialismo, y el conjunto de
poemas recopilados y publicados por Ulises Cantoral ese mismo
año en Canto de los mineros. La publicación conjunta de ambos
poemarios a través del presente libro responde al deseo manifiesto
de José Luis y Ulises de hacer presente hoy la figura Saúl y Consuelo
y denunciar que tras 33 años sus asesinos sigan sin ser sentenciados.
La publicación responde también a la necesidad de levantar la
figura de Saúl en el imaginario de las luchas del presente y ofrecer
un testimonio vivo sobre las movilizaciones populares que con-
frontaron al neoliberalismo –hoy en crisis– en medio del fuego cru-
zado de la violencia de esos años. Concordamos en ese sentido con
la idea de que la memoria de los años del conflicto armado debe
incluir también el legado de “solidaridad, dignidad, creatividad y
capacidad organizativa con las que trabajadores, campesinos, jóve-
nes, mujeres, ciudadanas y ciudadanos comunes han resistido y
luchado, tanto contra las injusticias perpetradas desde el Estado
como contra las igualmente violentas y arbitrarias imposiciones de
las fuerzas insurgentes” como lo señala Gerardo Renique en el pró-
logo de Entre guerras, libro de testimonios dedicado al sindicalismo
minero que editamos con Alberto Gálvez el 2021.
Hoy en día la memoria del período de violencia en los años 80
y 90 parece circunscribirse al recuerdo de las víctimas, las violacio-
nes de derechos humanos y las responsabilidades de los perpetra-
dores. Es importante que también comprenda las enseñanzas y
ejemplares acciones desplegadas por hombres y mujeres de los
movimientos populares que confrontaron la imposición del neoli-
beralismo, modelo cuyo ciclo se encuentra agotado, como lo ha
mostrado la pandemia que en buena cuenta es resultado de la glo-
balización neoliberal.
No obstante, el recuerdo, la celebración y la reflexión sobres las
movilizaciones de entonces y sus líderes y lideresas, como Saúl
11
Cantoral, Pedro Huilca Tecse, Mara Elena Moyano, Enrique Cas-

tilla, Santiago Corimayhua, Víctor Cuadros, Moisés Palomino,
Luzmila Chiricente y otros se mantiene viva en la memoria subte-
rránea que corre en los espacios familiares, gremiales o locales.
Cada año, recordando su asesinato, el nombre de Saúl Cantoral
resuena en el homenaje que le rinden sus compañeros del Sindicato
Minero de Marcona y de la Federación Nacional de Trabajadores
Minero, Metalúrgicos y Siderúrgicos, en las celebraciones del día del
minero en los campamentos mineros, y en los reclamos de las orga-
PRESENTACIÓN
nizaciones de mujeres y feministas para que se haga justicia a

Consuelo García. La figura de Saúl se ha cristalizado con el tiempo
en el nombre de diversas promociones escolares, de bibliotecas, par-
ques y en asentamientos humanos, como por ejemplo en el distrito
de San Juan de Lurigancho en Lima.
Y es que para los trabajadores y las organizaciones populares el
recuerdo de sus figuras paradigmáticas es un medio para fortalecer
la lucha por los derechos y afirmar un horizonte histórico diferente.
La memoria proletaria forma conciencia de clase –como decía
Mariátegui– ensanchando y educando el espíritu de corporación o
de gremio “hasta que se convierta en espíritu de clase”. Lejos de
invocar a personajes como Saúl como una figura individual fuera
del contexto histórico en que surgió y de todo proyecto histórico, la
memoria proletaria los hace suyo como parte indesligable de sus
luchas pasadas y presentes y los vincula a una aspiración histórica
de cambio.
Y es eso lo que encontramos en los poemas del presente libro.
En ese sentido el poemario de José Luis Ayala, en la primera parte
del libro, es militante reclamo por la muerte de Saúl y un llamado a
su vuelta a la vida, retorno que encuentra solución de continuidad
en su presencia en las luchas del presente. Escrito en las claves andi-
nas tan propias de José Luis Ayala y pertinentes en el caso de Saúl,
quien era un ayacuchano neto, los poemas que componen el poe-
mario recuperan al padre, esposo, al dirigente y al héroe proletaria-
do que supo ser Saúl. No falta en los poemas de Ayala el homenaje
a Consuelo García, la joven educadora asesinada con él.
Como ya mencionamos, el trabajo de José Luis Ayala fue pre-
miado por SUR, Casa de Estudios del Socialismo. No podemos
dejar pasar el mérito y el valor cívico de dicha emblemática institu-
ción, dirigida por el historiador Alberto Flores Galindo, que realizó
el concurso literario a pocos meses del asesinato de Saúl y
Consuelo, sumándose así al repudio general de ese execrable cri-
men. La entrega del premio se efectuó en el local de la Federación
12
Gráfica repleto de asistentes y en medio de la tercera huelga nacio-

nal minera, convirtiéndose así en un acto de protesta y también de
solidaridad con la lucha de los mineros.
La segunda parte contiene 17 poemas de honda inspiración líri-
ca que formaron parte de Canto de los mineros. En su mayoría están
dedicados a la figura de Saúl, invocándolo como héroe justiciero;
que vive en todos los mineros; líder, amigo y compañero; hombre
que pasa a la gloria; honorable paisano; predilecto de la naturaleza;
que pide pan; que tienen kilos de alegrías y gramos de tristeza; y
PRESENTACIÓN
como el hermano –en el poema del cual es autor Ulises– que seis
balas no pudieron matar.
Otros poemas nos hablan más bien de los mineros, de las luchas
de estos guerreros de la tierra, creadores de riqueza que mueren en
la miseria, que sudan y sufren en la mina, que salen de ella para
echarse a caminar por las calles de Lima y que levantan su voz
diciendo ¡Viva la huelga minera!
El libro termina con una sentida reseña biográfica y un epílogo
escritos por Ulises Cantoral recordando sobre todo la infancia cam-
pesina, ayacuchana, de Saúl ofreciendo algunas claves tempranas
sobre su vocación de líder y luchador.
El libro es especialmente valioso pues refleja vivamente un
momento histórico en nuestro país; no son solo datos e informa-
ción, sino emoción, indignación y la esperanza de escritores, estu-
diantes, profesionales y trabajadores mineros que vivieron esa época
y han escrito los poemas. El lirismo de cada poema no es obstáculo
para que en conjunto den cuenta de las razones y los hechos de la
lucha de los mineros, con más elocuencia que un sesudo ensayo.
Esperamos en ese sentido que el libro sea una herramienta útil
en las manos de quienes lo lean y difundan los poemas en la des-
igual batalla por nuestra memoria.
No puedo terminar esta presentación, sin mencionar la amistad
y militancia política que me unió a Saúl, y ofrecer mi homenaje a él
y a la hornada de dirigentes mineros y líderesas de las amas de casa
protagonistas de las jornadas de lucha de aquellos años, así como
también a Consuelo García, vital y comprometida organizadora de
la mujer minera.
Carlos Portugal Mendoza

Editor
13
| PARTE 1 |
GRABADO: FÉLIX REBOLLEDO
José Luis Ayala

Poemas que no pudo

borrar el tiempo
Nunca olvidé haber escrito poemas en homenaje a Saúl Cantoral.
XAILLIS CONTRA LA MUERTE

A pesar de extraviar muchos textos en sucesivos cambios de com-
putadoras, las metáforas regresaban al atardecer y persistente rota-
ción del tiempo. Hasta que Carlos Portugal, me hizo llegar el texto:
Voces desde el socavón, un poemario editado en homenaje a Saúl
Cantoral.
Los textos proceden de un Concurso de Literatura Popular “Saúl
Cantoral”, convocado por SUR, Casa de Estudios del Socialismo, en
el año 1989. Al haber alcanzado el primer premio, merecí una sig-
nificativa suma de dinero. Pero el día que recabé tal distinción doné
el dinero a los compañeros mineros. Estaban en huelga y esa suma
sirvió para reforzar, en algo, las ollas comunes que alimentaban a
los compañeros mineros, precariamente alojados en parques de
Lima.
El concurso de poesía y entrega de premios se realizó en un
ambiente de tensión política y censura al gobierno. Era evidente
que el comando de aniquilamiento Rodrigo Franco, por los testigos
que vieron cuando secuestraron a Saúl Cantoral, eran agentes del
gobierno. El auditorio estaba lleno de trabajadores mineros indig-
nados, pero al mismo tiempo, prestos a escuchar poemas dedicados
a Saúl Cantoral.
Siempre tuve la ilusión de publicar alguna vez los poemas en
homenaje a Saúl Cantoral. La muerte que le dieron los sicarios de
Alan García y Agustín Mantilla fue realmente atroz, salvaje, inhu-
mano. El comando Rodrigo Franco, lo torturó hasta matarlo, igual
sucedió con Consuelo Trinidad García Santa Cruz, a quien además
de matarla trataron de desfigurar su rostro, pasándole las llantas de
un vehículo para que no se le reconociera.
Agustín Mantilla prácticamente se inmoló al no delatar a Alan
García como el verdadero asesino y creador del comando paramili-
tar Rodrigo Franco. Alan García se suicidó para no rendir cuentas
ante los tribunales de justicia. En cambio, Saúl Cantoral y Consuelo
Trinidad García Santa Cruz, gozan de buena salud y permanente
cariño del pueblo peruano.
17
Ningún poeta es ajeno a la permanente lucha del pueblo para

alcanzar las mínimas condiciones sociales y económicas para vivir
dignamente. No es un ser aislado del permanente reclamo de miles
de personas, a quienes se les trata con una crueldad insoportable.
Sin embargo, hay quienes no les interesa el destino de las grandes
mayorías injustamente excluidas del sistema. Allá ellos.
Han pasado varios años desde que escribí estos poemas. Me rati-
fico en mis ideales sociales y digo además que he radicalizado mi
convicción dialéctica y fe, en el movimiento incesante de la historia.
Nunca perderé la esperanza de ver al Perú convertido en un país

soberano que decida forjar un nuevo y distinto destino.
José Luis Ayala
18
Saúl Cantoral
Quisieron asesinar tu voz, destrozar tus sueños

borrar para siempre tus pasos de la tierra.
Pero emerges en vestigios del azogue
trigo y mirada de mujeres mineras.
Regresas en voces de Jaime Guardia, Manuelcha Prado
y olas marinas que jamás bañaron tu infancia.
Viento rojizo que llega de Tierra del Fuego
música de quenas recién desenterradas,
pan de cebada horneada por manos campesinas.
Los pueblos del Perú peregrinan hacia tu presencia
más nítida después de todo crimen político.
Hombre y mar, minero y sol, los astros convergen
en el eje cósmico y movimiento de tus partículas.
Volverás, volverás compañero Saúl Cantoral
nada podrá detener que el tiempo te redima
la piedra sea diamante, un beso todo el amor
un niño la Humanidad y al fin el pueblo edifique
piedra por piedra el socialismo sideral.
19
Mineros de Cerro de Pasco
Los niños que venden agua para sed de mineros

bajan a socavones de la muerte.

Tienen rostros cocidos por fulgores de metales
y candiles que arden en andariveles.
Los mineros de Cerro de Pasco arrancan
los metales con manos ensangrentadas y azogue.
Acumulan pobreza, muerte con silicosis
y no poseen más que su propia agonía.
Llegan al subsuelo, respiran poco, aman mucho
cada uno cava una tumba para su familia.
Los mineros de Cerro de Pasco son minas
a quienes los monopolios les extraen la vida.
Los mineros de Pasco y el Perú nacen muertos
por voracidad implacable de cancerberos.
No sólo la naturaleza es pródiga, sino el hombre
que produce y acumula riqueza ajena.
20
Manos de mi pueblo
Acostumbrado a largas faenas agrícolas

desconozco fatiga, soledad y cansancio.
Podría convertir eriazos en tierras fértiles
roquedales en quinuales, abrir surcos nuevos
sembrar paz, amor y ternura.
Todo lo que hago aprendí de mis padres
ellos a su vez heredaron de mis abuelos
lo que dejaré a hijos de mis nietos.
Desde que sale mi Padre Sol y da vida al universo
mi comunidad, músculo y existencia
giran alrededor de los ejes de ayuda mutua.
Poseo cultura propia, cosmovisión
y respuestas concretas a Siete preguntas
que siempre atormentaron a la humanidad.
Contemplo mis manos cobrizas y en ellas acaricio
las revolucionarias manos de mi pueblo cósmico.
21
Viento de Cerro de Pasco
Nada podrá impedir que regrese Saúl Cantoral

y los mineros tengan todos los derechos.

Los niños aprendan de memoria su nombre
y la lluvia grabe su mirada detrás de los arcos iris.
Su nombre parecido a la garúa de enero
su cadencioso nombre como los sikuris de Conima
su nombre escrito con sangre y ternura
su nombre sonoro como el viento de Cerro de Pasco
su nombre hermoso como los celajes del Titicaca
su nombre parecido a un poema de Oquendo
su nombre que llega todas las tardes
su nombre tierno como el beso de una niña
su nombre que aparece detrás de los relámpagos.
Su cadencioso y melodioso nombre
escrito en el cielo de América que nunca borrará
el viento ni el curso del tiempo sideral.
22
Saúl minero, padre, compañero
Saúl Cantoral, vuelves todas las mañanas

en el sabor del pan de las grandes mayorías.
Eres el viento que renueva el sabor del trigo
la lluvia fecunda que hace germinar la vida
la palabra fresca de las masas invictas
el tiempo de los sembríos y cosechas
la cósmica fuerza que mueve el firmamento
el canto de los pastores al pie de la cordillera
el cíclico movimiento sideral del tiempo
la voz de los pueblos redimidos
Tú haces posible la forma como maduran los cebadales
la siembra de los alimentos para el pueblo.
Minero, padre, camarada, hermano y sindicalista
nunca podrán matar tus ideales humanos.
Eres los permanentes ciclos de la vida
el dirigente cuyo nombre los niños escriben
en sus cuadernos, en sus sueños y el corazón
23
Nunca lo hemos olvidado
Vamos a esperar que Saúl Cantoral regrese

para escuchar su voz redentora.

Hay que a salir a las calles, avenidas y bulevares.
Recibirlo con rosas rojas y decirle que su pueblo
nunca ha olvidado a su hijo tan querido.
Vamos a abrazarlo, curar sus heridas,
cerrar sus llagas, limpiar su rostro
y decirle que su amado pueblo
a pesar del tiempo, nunca lo ha olvidado.
Que vengan los niños, sindicalistas y poetas
lleguen todos los pueblos del mundo
para decirle a Saúl Cantoral:
Aquí está su pueblo por el que diste la vida
y a pesar del tiempo, nunca te lo hemos olvidado.
Que todos las aldeas y pueblos del universo
vengan para decirle a una sola voz:
Jamás, nunca te hemos olvidaremos.
24
Cantoral del proletariado
Saúl de los mineros, Cantoral de los sindicalistas

Saúl hermano invicto, Cantoral del proletariado.
Escucha la voz de tu pueblo que pronuncia
tu nombre antes de las jornadas de trabajo.
Saúl de las luchas sindicales, Cantoral
que llega con el humo de las cocinas humildes.
Quisieron enviarte a la última esfera
de la muerte y destierro perpetuo.
Pero no pudieron borrar tu nombre
de la memoria de tu pueblo que cada mañana
lo repite como una canción sagrada
y los niños lo escriben en el firmamento.
Hermano minero, peruano sideral,
no pudieron acallarte para que nunca más
reclamen sus derechos los explotados trabajadores.
Saúl de los mineros, Cantoral de los sindicalistas
Saúl hermano invicto, Cantoral del proletariado.
25
Tu presencia, tu voz y tu ternura
No te detengas hermano Saúl, asciende conmigo

otra vez a la cúspide de la vida y esperanza.

Toma mi mano y sube peldaño a peldaño
hasta llegar a la cima de la vida.
Aquí te esperan los jóvenes para escucharte
reiniciar la lucha por la dignidad y los derechos
de todos los trabajadores del Perú.
Las muchedumbres te esperan, los sin nada,
los desamparados, quienes lo han perdido todo,
los que nunca tuvieron una casa, los desterrados,
los hermanos que estadísticamente están muertos.
Regresa para devolvernos la fe en las luchas
siempre desiguales contra el sistema.
Vuelve hermano Saúl, la vida no tiene sentido
sin tus palabras, tu presencia, tu voz y ternura.
26
El viento y tu voz
Vives en el tiempo sideral en rotación

regresas a la vida para incorporarte otra vez
a las heroicas luchas de mineros y pueblos del Perú.
Vuelves a la vida cuando nace un niño
y tiene tu mirada que aparece detrás de la lluvia.
Nada pudo borrar tu nombre escrito
en las nuevas jornadas de luchas de los mineros,
trabajadores del campo, jornaleros y eventuales.
Saúl mar, Cantoral astral; Saúl poema total,
Cantoral himno. Saúl esperanza. Cantoral, realidad.
Saúl sol. Cantoral luna. Saúl mítico. Cantoral hombre.
Saúl ternura. Cantoral minero. Saúl hermano.
Saúl tiempo. Cantoral futuro. Minero siempre.
A esta hora estás en todas las casas de los pobres
de campesinos, obreros, estudiantes y sindicalistas
y escuchan tu voz que el viento
del mar trae todas las tardes.
27
Los pueblos, jamás serán vencidos
Devuélvanle la vida a Saúl Cantoral.

No tenían ningún derecho a torturarlo, escupirle,

patearlo, quemarle las manos, golpearlo
hasta que arroje sangre por la nariz y la boca.
Torturarlo hasta que perdiera los sentidos
y volver a darle golpes en todo el cuerpo
hasta que ya no pudo más.
Lo arrastraron y cuando dio signos de vida
volvieron a torturarlo con más odio.
Y cuando preguntó: ¿Por qué me hacen esto?
¿Quiénes son ustedes para hacerme sufrir así?
Le dispararon seis balazos para matarlo
y así nunca más nadie reclame sus derechos.
Pero Saúl ha regresado desde el fondo de la muerte.
Y ahora está dirigiendo otra vez las grandes
luchas de los pueblos que jamás serán vencidos.
28
Responsos civiles para Consuelo

Trinidad García Santa Cruz
UNO

Asciende, sube a la vida, regresa compañera
desde donde estés. Nunca como hoy el Perú
te necesita tanto, escucha las voces
que llegan con el huérfano viento del atardecer.
Vuelve a llamar a las mujeres empobrecidas
a quienes no tienen nada de nada
a los pobres más pobres que han perdido todo.
Devuélveles la esperanza a sindicalistas, a los jóvenes,
a quienes a veces pierden la fe en los ciclos
indetenibles de la historia y la humanidad.
Vuelve para hablar a las mujeres
que no han perdido la fe en las luchas
de hoy, mañana y de siempre.
Acompaña otra vez y como siempre
a las mujeres que no tienen miedo a la muerte
a los sicarios, a los asesinos y terroristas de Estado.
DOS
Quienes quisieron hacerte daño han muerto

y tú estás viva en el cariño y corazón del pueblo.
Mujer mítica, mitad leyenda mitad realidad
mujer poema, ser humano, mito y verdad.
Estás en todas las luchas sindicales
cuando obreros, campesinos, estudiantes, mujeres,
maestros y mineros reclaman sus derechos.
Tu voz se escucha en las luchas sociales
hablas por boca de mujeres que no tienen temor
a sicarios del Estado criminal y terrorista.
Tú nos has enseñado a soportar el dolor
y torturas infringidas por sicarios.
Regresas todas las tardes con el viento del mar
29
para decirnos que en costa, sierra y selva

la lucha continúa hasta la victoria. ¡Siempre!
30
| PARTE 2 |
Antología de poemas
a Saúl Cantoral
GRABADO: FÉLIX REBOLLEDO

Alfonso Alcalá Díaz | Obrero
Siete cantos a Saúl Cantoral
ANTOLOGÍA DE POEMAS A SAÚL CANTORAL

El que carga al mundo
piedra por piedra.
El que ladrillo por ladrillo
lo levanta.
El que ladrillo y piedra
lo pone al hombro.
El que alma con alma lo entrega el alma.
El que lo da el alma
para que no se caiga.
El que piedra y ladrillo
ladrillo y alma: lo ensambla.
El que sudando:
sudando y luchando lo proclama.
El que se faja la cintura
para sufrir y sufre.
Para sudar y suda
para llorar y llora.
El que baja a la mina oscura
corazón oscuro
pecho oscuro
dios oscuro.
A la mina de cada día

y comba en mano:
sufre y sufre
suda y suda
llora y llora.
Ese ser oscuro
mina oscura
destino oscuro
tiene un nombre mundial. Un credo
mundial que nos depara.
33
Se llama Saúl Cantoral

–chispa de eternidad–
¡y es una Criatura clara!
II
Es que lucha –socavón–

martillo a martillo
martillando el alba
El que busca, uña a uña

el subterráneo, la mina
la mina, el destello del alma.
El que reza –alto sueño– el sueño

del zinc, de la plata
del amor, del zinc, de la plata.
El que –viva veta– palpita

en la veta
en la viva sangre.
El que cree en el cobre

–pecho de cobre–
en el dolor, en el cobre.
El que renace –coágulo.

adonde, mineral coágulo
el corazón se expande.
El de la voz Auroral
que germina y germina:
Proclama.
Que no termina, ni termina
Campana:
Esa es la Alta Voz. La voz;
de Saúl Cantoral!
III
Como piedra que se despeña

por los Andes.
34
Así es tu oración. Tu palabra.

Rotunda
Filuda
Angular.
Angular, filuda, rotunda

como el diamante
el diamante que corta la sangre
la piedra –pura piedra–la sangre.

Terrible oración
que da miedo
el santo
miedo de la Verdad
cortada a pico. El coraje
a pico.
Oración de oraciones.
Erguida
Altiva
Vibrante
Vibrante cual los electrones
de tu Verbo:
hélice vital.
Como piedra que se despeña

por los Andes.
Así es tu oración. Así es tu palabra
–trozo de Vanadio–
de Fe y de vanadio:
Palabra Mayor a la altura
del Agora
y de la frente:
¡Tu Palabra Saúl Cantoral!
IV
Salieron con su gusto. De cara

al mundo lo mataron.
Lo mataron en la cara.
Sangriento socavón
35
con su gusto.
En los ojos. En los ojos lo mataron.
Y en los dientes –viva sal–

en la sal viva
de los dientes.
En la cara, en los ojos, en los dientes.
Ergo, en la faz entera:

adonde –encumbra Hombría–

la hombría muestra sus rastros.
Y después de la muerte
(polvo mineral)
debajo del polvo se han juntado
el polvo de los huesos y los astros:
tu polvo cristalino
¡Saúl Cantoral!
Más, cuando todo estuvo consumado

losa sepulcral:
cuando todo estuvo en calma
escuchóse una voz tremenda
–tremenda tronera del mundo–:
No salieron con su gusto

Saúl Cantoral:
¡No te pudieron matar el alma! ¡El alma no!
Cuidado puño, con tu puño.

En tu puño florecido brilla el sol.
Y una patria de puños

enseña, enfurecido, su arrebol.
Porque –guaridas– han salido

de sus guaridas los pumas
para vomitar su admonición.
De las alturas los cóndores

36
–entre sus garras el Rayo–

su oración, su oración.
Ofidios y falcónidas
puñales.
Puñales en los ojos y las corvas.
Fuego
y puñales en la córnea

feroz de los halcones.
Y Tempestad
Arriba y Abajo
Tempestad Mayor
águilas y alimañas.
Tempestad, herbáceas y montañas.
Honor y Coraje
Dignidad y Hombría
¡Sienes y compañeros!:
Tempestad continental
y tempestad.
Tempestad
¡en defensa de Saúl Cantoral!
VI
He venido a hablar de todas las comarcas

ensangrentadas
heridas, ensangrentadas.
De todos los Cantoral:

en su vértebra cristalina
heridos.
De cualquiera de ellos
mártires andinos:
Porque eres límpido: Saúl Cantoral
como la yerba
37
clara de la mañana.
Y límpida de corazón
tu mujer
tu hija límpida.
Y nulos –esa misma mujer–

dulce marzo
como la caña dulce.
Porque era un huerto tu corazón

el vientre de tu mujer
un huerto.
En donde florecían
gorjeos. Flor de romero:
Niños y gorjeos.
Ay, comarca de palomas y de sueños

y de palomas.
Yo no entiendo cómo pueden haber matado:
¡tu comarca, tus sueños, tus palomas.
VII
Guerrilleros con botas de luna

con botas de paz:
Justiciero. Justiciero.
Guerrillero que buscas el Trigo.

Casco ámbar, debajo del cielo.
debajo del cielo.
Guerrillero que persigues –luz mineral–

la luz del socavón:
ese camino escondido.
Linterna de tu linterna
debajo de la piel
de la tierra sensitiva.
Ay, Cantoral, Cantoral

38
que has recibido el Reto

enarbolado en el Olivo.
Que has acertado en sembrar

–siembra de Destino–
la claridad del Alfabeto.
Prosigue tu tarea; junta grano

fervoroso

Fervoroso, continental, opimo.
Trencito de mineral
y empuja –luz azul–
tu trencito que devora
gusanos subterráneos.
Saúl Cantoral. Saúl Cantoral:
Guerrillero con botas de luna

con botas de paz
Justiciero. Justiciero.
Funda, al fin, tu Alegría

tu Nación
tu Aurora.
Con el alma que te queda:
¡Funda tu patria Auroral!
Auroral.
39
Andrés Solano Núñez | Abogado
A la memoria de Saúl Cantoral
Compañero.
Hermano
Saúl Cantoral
Desde Saisa
que te vio nacer
hasta las profundas minas
que te vio padecer.
Son testigos de tus luchas
tus quehaceres
tus preocupaciones
Saúl Cantoral
no ha muerto
Saúl Cantoral
vive por siempre
iluminado el camino
de nuestro destino.
Minero resiste
minero resiste
Saúl Cantoral existe
su sangre ha salpicado
en el corazón,
y en el corazón
de cada minero ha quedado.
Por eso,
damos los pasos
trepitantes
al son de tambores militantes.
¡Malditos!
No atentaron contra tu vida
atentaron contra la vida
40
de miles de mineros oprimidos.
¡Malditos!
tendrán que matar a todos
Saúl Cantoral se ha multiplicado
Saúl Cantoral son todos los mineros
que alzan su puño de hierro
como humo de piedra
por alcanzar las alturas.
41
José Román Ruiz | Minero
A nuestro secretario general
¡Saúl, partiste a la gloria!

Ante el mundo levantaste
Una bandera de justicia, y a

Los mineros devolviste la fe y la esperanza.
Cuántos enemigos se levantaron

Ante la impotencia de sus argumentos
No te perdonaron. Con sus balas asesinas
Tratan de callarte para siempre
Olvidan que líderes como tú
Reconocido por siempre serán
Aunque el cuerpo inerte quede,
La luz de tu ejemplo y valentía nos guíe.
42
Saúl Cantoral… Presente
Con mucho dolor y congoja

esta póstuma trova te voy a dedicar
¡Oh líder de líderes peruanos
compañero Saúl Cantoral!
la guerra sucia te ha victimado
dejando a tu familia en orfandad
y causando un gran daño humano
a los mineros a nivel nacional
de muchos certeros balazos… por la espalda
los cavernarios pudieron consumar
lo que en silencio se venían proponiendo
desde hace mucho tiempo atrás.
Tu lema fue la victoria…

respeto, sencillez y honestidad
tu bastión estratégico de lucha
que por siempre nadie olvidará
gracias a ti… el minero
a los 45 y 50 años se jubilará
uno de los principales puntos
que fue motivo que tengan que matar
todos lloramos tu triste partida
sin la esperanza que puedas regresar,
pero sí con el grato recuerdo
que tu doctrina por siempre existirá
para todos los hombres de lucha
un férreo escudo de ellos será
¡O célebre, líder y amigo
compañero Saúl Cantoral!
43
Saúl Cantoral
Saúl Cantoral Huamaní… compañero

hoy que se cumple un mes

de tu dolorosa muerte
todos perdimos en coro
que el Señor te dé el Descanso Eterno
que se merece un valiente
que por buscar algo acorde
en pro de tu hermano minero
calló tu voz de reclamo
el villano traicionero.
El hecho de tu muerte es repudiado
y tú… gratamente recordado
como el más coloso líder
que por tu menesterosa clase
tu existencia has inmolado
Con tu sublime ofrenda
tu nombre pasa a la historia
porque los hombres como tú
son dignos de gratos recuerdos
y también de eterna gloria.
44
Antonio Medrano Arias | Minero
Para Saúl Cantoral Huamaní
En nuestra última reunión se veía

su serena quietud y su valiente entereza
con el beso de una madre, una dulce alegría
y la muerte de Saúl una profunda tristeza.
En se corazón entumecido y valiente

estuvo las esperanzas de tantísima gente
pero por tu enseñanza de hombre racional
haremos respetar nuestro Pliego Nacional.
Cuando a los malditos criminales

Se les atragante la conciencia en vida
caerán cómo propios animales
encorvando los hombros en señal de despedida.
Temblarán los guardas de la casa

y se encorvarán los hombros fuertes
porque temer no es amenaza
pero lo que sí se paga son las muertes.
Mas por gracias de Dios en su inocencia

él, bien supo elegir la peor parte
y si hubo una mala experiencia
ya no hay tiempo para poder custodiarte.
Ser y no saber nada y ser sin rumbo cierto

y el temor de haber cometido algún error
es casi seguro estar mañana muerto
sin que nadie descubra este terror.
Es por eso apenas sospechamos

y la carne tienta con sus frescos racimos
y la tumba que aguarda con sus fúnebres ramos
y no sabemos a dónde vamos ni de dónde venimos.
45
Ahora que tus compañeros lloran tu desaparición

todos los mineros sin ninguna distinción
unidos para siempre y cogidos de la mano
defenderemos lo que dejaste, honorable ayacuchano.
Cuando callaste, tu voz quedó distante

y estás quejándote de lo que quisiste hacer con orgullo,
sé que oyes desde lejos, pero mi voz no alcanza
deja que me calle, junto al silencio tuyo.
46
César Augusto Salomón Herrada | Abogado
A Saúl
Te vi extraer de las

entrañas del mundo
sus frutos…
Te vi luchar,
te vi reír,
te vi llorar,
te vi morir.
Te vi entrar a las
entrañas del mundo
y sus frutos sacar.
La Madre Naturaleza
su hijo predilecto
te llamó.
Y una tarde te dejó
partir a luchar,
para no verte regresar.
Hoy te lloran tus

hermanos.
Hoy se nota ya tu
ausencia.
Hoy, el socavón oscuro

está, sin la Luz de tu
mechero, que ya no alumbrará.
Has partido con la veta

que se pierda entre la
profundidad y la oscuridad.
Hoy ya no estás,
has partido ya…
47
Llanto de minero
Como llora el minero

su miseria,
como llora el minero
su dolor;
Son lágrimas tan duras,

que el barreno no puede
doblegar;
Como lucha el minero

para calmar su sed,
su hambre y su misera;

que se funden con el
mineral;
Como ansía el minero,

sus sueños realizar,
pues por sus hijos
tiene que luchar;

que gritas abren en la
roca;

que no se pueden ya secar;
Como luchar el minero,
cuando su vida se la
quieren ya quitar;
Como llora el minero
cuando sus hijos, ya
no están;
48
Como llora el minero,

cuando mira su miseria,
su hambre y su dolor;

son lágrimas tan duras…
49
No me pidas que te cuente…
No me pidas que te cuente

no me pidas que te diga

como muere un minero;
No me pidas que te diga

cómo vive un minero;
No me pidas que te diga

cómo sueña un minero;
Hoy lo he visto
llorar por su
futuro;
Hoy lo he visto
luchar por el
mañana;
Hoy lo he visto
morir de pie;
No me pidas que te cuente;
Es el guerrero de
la tierra;
Es quien vive
en lo profundo;
Es quien muere
en la miseria;
El minero de
mi tierra;
50
No me pidas que
que te cuente
como muere en
la miseria
el minero de
mi tierra,
no me pidas
que te cuente…
51
Minero
Y conocí tu mina,
vi tu esfuerzo,
sentí tu fuerza
en el oscuro socavón;
Tu vida está allí,

en cada pique,
en cada jaula,
en cada veta,
en cada hueco;
Te vi sufrir,
te vi sudar,
pues, en la mina
Yo te vi,
estuve allí
y sentí dolor,
pues, tu vida
se quedaba allí,
en cada pique,
en cada hueco;
Te seguí de nivel
a nivel,
de pique en pique,
de veta en veta,
y tu vida estaba allí
y tu vida se quedaba
allí;
De pique en pique,
de hueco en hueco,
tu vida está allí,
conocí tu mina,
52
conocí tu veta,
conocí tu vida,
conocí tu muerte…
53
Salvador De la Torre Toro | Estudiante
Morirás te dijeron campesino
Es una verdad nacional

marchitado por aquellos pérfidos de la gloria

que le escupieron en la frente, asfixiaron sus
palabras
y apagaron sus pupilas con las luces de la
oscuridad.
Él es la verdad que cantó por el hambre,

y bailó sobre humos de la muerte
gimiendo en sus cadenas
entre las campanadas que gritaban a callar
y a carpetazos simulando parlanchines del concierto
nacional; en el escaño de la burla popular.
Ya la sentencia a su clamor sin piedad

la trizaba que silbó el odio funeral
entre los gritos sin la compasión
y la crepitación que maceró su cuerpo
bajo los efectos de la rabia del satán.
Entonces:
Proletario fue su voz
con la sangre inmortal bajo los surcos
y su herencia combativa caído en la batalla,
en su canto coral.
Lágrimas que dejaron en el río de la putrefacción,

en el escaño de la perdición,
en la injusticia que el silencio se llevó.
No despierten ya su paz,
y no oculten su memoria;
es que no son como ellos que se escudan en la ley
de la escuridad, la sombra de la oratoria
que se estrella en la verdad.
54
Pero él fue un hombre nada más

que pidió el pan para los ayllus
y le dieron cápsulas del dolor
la intoxicación mortal.
Oh, campesino, tu recuerdo es el surco,

la guarida donde se engendra la liberación,
el canto de la honra de tu voz.
55
Víctor Lazarte Escobar | Empleado
A Saúl Cantoral en su holocausto
I
Abrazaste la tibieza
del día
para que no se te escapara el siglo
de los niños tuviste la inocencia
y
del hierro su dureza
II
Tu vida
un himno
al proletario trabajo
los mineros de toda la tierra
puño arriba, brazo en alto
cantan la internacional
las líneas de Nazca
callan ante tu grandeza
III
Nos enseñaste
que los Revolucionarios
tienen 48 kilos de alegrías
y tan sólo
dos gramos de tristezas
IV
Hoy envuelvo tu dolor
en mi mano derecha
y
con la mano izquierda
suelto
tu inmortalidad al viento
56
Jorge Ita Gómez | Estudiante
Tiempo de mineros en huelga
Hoy hace ya mucho tiempo

que los mineros
salieron de la mina
y están
camina que te camina
por todas las calles de Lima.
Esto es solamente seguro

el principio del final.
Sus banderas y pancartas
están hechas jirones
y sus estómagos tan vacíos
como sus bolsillos.
¿Cómo y a dónde irán a vivir

a comer y a dormir?
¡Pobre de los pobres!
en qué irá a terminar
toda esta situación,
desde la tierra exangüe
preguntaba yo al cielo.
(Y
el
“Señor
Ministro
de esta cartera, nada que ver”).
Hoy hace ya mucho tiempo

que los mineros
salieron de la mina:
y quién sabe, no regresan más…
57
Los mineros
Yo he visto salir
a los mineros
de los bronquios
de las minas,
allá en Milpo.
Con el rostro
tiznado de carbón
y el sudor
enmohecido
¡Qué hambre y sed
la de los pobres!
Conozco al dedillo
sus jornadas;
a su mujer,
sus hijos,
sus heridas
y sus huelgas.
Así como conozco
la mina de oro
que es su corazón.
58
Luis Alberto Vásquez Vásquez | Periodista
Lima, 13 de febrero de 1989
Nadie escuchó sus gritos desgarrados

en medio del silencio y la oscuridad
de aquella noche ensangrentada.
Sus verdugos como hienas
ansiosas de sangre y de muerte
lo golpearon, lo pisotearon
quisieron arrancarle su corazón
a punta de fierrazos
matar su alma con piedras
su fe y su esperanza
con balas calibre 38
quisieron arrancarle sus ojos
y su lengua
mientras seguía gritando
¡Viva la huelga minera!
Ese grito, hoy recurre
los socavones de la patria
y su nombre vive
por los oscuros paredones
de las minas
de donde saldrá
junto con millares de mineros
para acabar con sus verdugos
un día que ya no está lejano.
59
Milagritos C. Jamis | Estudiante
In memoriam Saúl
Dejando el palpitar en esta Pacha Mama

Tuviste que morir en todas tus raíces

perennizándonos tus matices eternos
con el duelo profundo con que llegó tu herida.
Y la posta vivida que juntaste a la nuestra
en la oscura guarida seguirá palpitando
sombra muda que es incesante dolor
de tanto ser de ti
Más todo caerá
a nosotros vendrás con la misma firmeza del día en que
te fuiste
nadie asfixiará tus deseos ardientes
tus sudores pacientes no habrán de sucumbir.
Te decimos presente para emprender unidos
esta historia que nace
para ti
VIEJO AMIGO
60
Ulises Cantoral Huamaní | Profesor
Hasta siempre hermano
Una bala no fue suficiente,

porque tu corazón revolucionario
despreció a los asesinos
vivando a la lucha minera.
Dos balas no bastaron

para cegar tu hermoso sueño
de un Perú nuevo con moral nueva
y tampoco callaron tu voz.
A la tercera bala asesina

tu sangre protestó rebelde
manchando la fértil tierra
donde hoy germina la revolución.
Agonizante en tu espíritu luchador

recibiste la cuarta bala asesina
cantando al viento tu rebeldía
y que hoy cantamos contigo tu mensaje.
Con la quinta bala asesina

seguro que luchaste bravamente,
te acordaste de Francisca,
de tus hijos, padres y esposa.
Animando a Consuelo
para perennizarla en la historia.
Para matarte Saúl

fueron necesarios, seis balas asesinas
y aun así tu corazón latía
hasta que una voz minera
gritó tu nombre a todo pulmón
llorando con rabia y fuerza
con el puño en alto.
61
Volverás hermano Saúl

con las masas enardecidas
volverás agigantado
incendiando las praderas,
de fe, alegría y esperanza.
En fin, volverás
con tu pueblo en llamas
cantando tus huaynos y arengas.
Volverás hermano
en cada corazón luchador

con el pueblo puesto de pie.
Volverás con tus hijos
cuando se anuncie el nuevo
amanecer
Volverás… Hasta siempre hermano.
62
| PARTE 3 |
Saúl Cantoral Huamaní
63
Historia de vida
Saúl nació en la entonces Comunidad Indígena de Saisa (hoy Co-
SAÚL CANTORAL HUAMANÍ

munidad Campesina) el 3 de junio de 1946. Como división política
era anexo del Distrito de Santa Lucía, provincia de Lucanas con su
capital Puquio y departamento de Ayacucho. Sus padres Patrocinio
Cantoral Contreras y Elisa Huamaní Infanzón. Saisa por esos años
como muchos pueblos del ande apenas tenía la presencia del Estado
con las escuelas de primaria (hombres y mujeres), un juez de paz y
la autoridad política y estaba unido con las haciendas de la costa,
otras comunidades y la capital de la provincia, mediante los cami-
nos de herradura. Entonces tenían que realizar largos y penosos via-
jes en las acémilas de montar y de carga. Esa era una de las realida-
des que Saúl en sus primeros años empezaba a enterarse al igual que
sus hermanos.
En Saisa, como en toda sociedad existía una diferenciación eco-
nómica, social y cultural entre sus habitantes lo que se traducía
muchas veces en abusos. Así mismo, el Saisa antiguo estaba total-
mente poblado y otra gran parte, vivía en sus chacras como el caso
nuestro, siendo las actividades principales, la ganadería: como el
ganado vacuno, caprino y lanar, seguramente por eso José María
Arguedas al pasar por estas tierras lo denominó como “tierra de
cabreros” (Los ríos profundos) y la agricultura: cultivaban, y aún lo
hacen limitadamente, maíz, papa, trigo, cebada, habas, olluco, ma-
shua, quinua, achita (kiwicha), oca, racacha y, en las partes bajas,
algunas frutas y solo para consumo familiar. Pero, las sequías que a
veces eran continuas dejaban pérdidas tanto en la ganadería y la
agricultura. También recuerdo a Saúl guiando a la yunta durante la
siembra y en las cosechas sobre todo de papas y maíz, rastrojeando.
Era otra realidad de nuestra existencia diaria. Era nuestro único
mundo y soñábamos con ese futuro y de alguna manera nuestros
padres nos preparaban para eso.
Saúl pasó su primera infancia en esa realidad y vivíamos en
nuestra chacra ayudando en los quehaceres propios, pero, la dife-
rencia con los niños del pueblo era marcada, pues, aparentemen-
te eran más despiertos y hasta agredían. Pasaban por el camino
65
arreando su ganado insultándonos y amenazándonos con “pegar-

nos” y nos veíamos obligados a escondernos en los montes, pero
Saúl no se corría, los enfrentaba a puño limpio y siempre apunta-
ba a la nariz y el abusivo contrincante de turno al ver su sangre se
echaba a llorar y escapaba. Una de esas tantas veces en ese atarde-
cer nostálgico del Ande apareció un pequeño zorro y empezó a
atacarnos; yo partí la carrera, pero Saúl, a quién ya le decíamos
“Chalo”, se quedó parado y lo enfrentó a puntapié limpio hacién-
dolo correr. En otra ocasión por las diferencias en nuestros juegos
en nuestra chacra de “Aclacana”, donde vivíamos con nuestros

padres y hermanos, comenzamos a pelear a puño limpio hasta
que recibí un derechazo en la cara y me tiró al suelo.
Saúl fue matriculado en transición (primer grado de hoy) en
1954 en la Escuela de Varones de Saisa. Para nosotros era otra rea-
lidad con alumnos pueblerinos y siempre fastidiando. Saúl no
soportaba y respondía. Era desordenado y muy inquieto. No se
asustaba con los cuentos de “brujas”, “almas” ni el canto de las aves
malagüeras nocturnas. Era juguetón y de caminar lento y saludaba
como muestra de respeto y buena educación, pues, nuestra madre
Elisa antes de acostarnos nos hacía rezar, y nos recomendaba salu-
dar a los mayores y ayudar. Si no cumplíamos o había alguna queja
aparecía el “chamberín” de tres puntas de algún lado y recibíamos
resignados nuestro castigo, pero, no nos dábamos cuenta en qué
momento Saúl se colocaba un pellejo o trapos en la nalga y recibía
hasta contento los latigazos que naturalmente dolían y algunas
veces dejaba huellas. Ya en la cama se desprendía de su carga pro-
tectora.
En otra ocasión, toda la familia nos íbamos a la Estancia de
Ccena, aproximadamente a 10 kilómetros del pueblo, y a Saúl aún
muy niño lo montan en una burra dispuesta y le aseguran sobre la
carga mediante un seguro denominado la “redecilla” y en una
pampa el asno hechor o garañón, que también llevaba carga sobre
su lomo, advierte la presencia de la hembra y empieza a corretearla
soportando las patadas. Varias veces a la carrera quería cubrir a la
burra y más de las veces colocaba sus patas sobre la humanidad
infantil de Saúl. Mis padres montados, además de los tíos, corrían
preocupados con el llanto de mamá. Pero Saúl estaba bien agarra-
do de la soga que ajustaba la carga, hasta que logran dominar y
controlar al bendito garañón y aquietar a la burra. Si en este corre-
teo asnal y brutal salía despedido Saúl, era una muerte segura, pero
estaba sereno, ni siquiera lloraba. Cuánta tristeza recordar, yo
corría con mis menudos pasos de un lado para otro gritando y llo-
66
rando. Era otra realidad. Una costumbre de unidad familiar que a

Saúl y sus hermanos, agradaba demasiado, pues por buen tiempo
a manera de juego arreábamos los becerros, ayudando a ordeñar y
elaborar quesos.
El deseo de nuestra madre era que sus hijos estudien para mili-
tar, profesor o sacerdote y así un mes de marzo de 1958 junto con
nuestro padre emprendimos viaje a una realidad desconocida. Con
nuestra carga de comida llegamos a Nazca, a una tierra caliente de
mosquitos y zancudos, de inmensos algodonales, de haciendas y

hacendados, huarangales, una gran ciudad, con calles, carros, bici-
cletas, triciclos, una gran plaza, grifos, tiendas de diversos giros,
varias escuelas y dos colegios (de hombres y mujeres). Nuestros
padres nos dejaron instalados en la casa de una tía, en el extremo
sur de la ciudad, Pasaje López, y retornaron a Saisa a disponer del
ganado, sus chacras, el sembrío y ver a nuestro hermano Eloy que
se quedó con la tía Constantina. En esta nueva realidad no conocía-
mos a nadie e incluso las primeras semanas nos extraviábamos de
camino y no podíamos preguntar a nadie por temor a las burlas o
las agresiones de los muchachos y no sabíamos el nombre del barrio
donde vivíamos, entonces extrañábamos a la tierra nativa.
Un día se acabó nuestra comida y dinero, entonces con Saúl nos
fuimos a la calle y alguien nos hizo empujar una llanta grande y con
2 soles que nos pagó compramos comida y cuando llegamos a casa,
hasta con dulces, nuestro hermano mayor Isaac ya de 15 años se ale-
gró y lloró. Seguramente Saúl habría visto en nuestro caminar a la
escuela que un grupo de niños en la agencia cargaban bultos de los
pasajeros y nos hicimos cargadores de bultos sin antes recibir agre-
siones e insultos de los chiquillos que más de una vez fueron
tandeados. Cuando regresaron nuestros padres se alegraron. Ya
teníamos comida y dinero. Desde entonces Saúl, aportaba diario
para la alimentación porque además llegaron a la casa muchos pri-
mos de Saisa.
Saúl, inicia sus estudios de primaria en su nativa tierra y prosi-
gue en la Escuela Pre-Vocacional de la avenida Canales de Nazca
concluyendo en 1961. El bullying actual en las escuelas o colegios es
simple a lo que sucedía en esos tiempos. Sus compañeros y los
alumnos de la escuela eran crueles ya con insultos o agresiones per-
manentes hasta que aprendió a defenderse y era común verlo trom-
pearse en medio de los algodonales o lugares polvorientos a la salida
con mucho público. Así se ganó el respeto y, cuando su hermano
Eloy llega de Saisa forma con él un extraordinario dúo para la venta
de diarios, revistas que antes los alquilaban y luego lo vendían, car-
67
gaban bultos, vendían helados, chupetes, lustraban zapatos. En esta

etapa se consolida como el líder y, en los partidos de fulbito con
apuesta en canchas improvisados en los ríos obligatoriamente tenía
que ganar. A esta actividad se suma el negro Rodolfo, primo nues-
tro. Esta es otra realidad que le marcó para su vida futura.
En 1962 con 14 años ingresa a estudiar secundaria en el Colegio
Simón Rodríguez de Nazca y seguía con sus actividades al lado de
su hermano Eloy. Por los periódicos y noticias radiales nos enterá-
bamos de los hechos que sucedían en el Perú y de la Revolución
Cubana que influenció en Saúl en sus actos posteriores. De igual

forma la huelga de alumnos liderados por la promoción de 1963 del
Simón Rodríguez, la presencia de Pando Egúsquiza y el cura Bolo
en la campaña electoral. De alguna manera alguien nos hacía llegar
documentos clandestinos sobre el socialismo. Sus actividades eco-
nómicas los realizó hasta el tercer año de secundaria y ya todo un
jovencito. No hacía las tareas, pero lo presentaba de algún compa-
ñero distraído. Saúl, empezó a preocuparse por el futuro.
Durante las vacaciones escolares de fin y comienzos de otro año
y de medio año nos íbamos a las haciendas algodoneras a pañar
(cosecha) donde también trabajaba nuestro padre y vimos de cerca
el tremendo sufrimiento de los trabajadores y en las tardes durante
todo el año buena parte de la familia trabajábamos en las colcas
(depósito de algodón) escogiendo, ensacando y ayudando al car-
guío a nuestro padre y Saúl estaba ahí animoso y animando. Así se
fue formando el futuro dirigente minero. En 1966 concluye sus
estudios secundarios. Antes lo habían hecho sus hermanos mayores
Isaac y Ulises y Eloy a punto de culminar. Nuestro padre no tenía
recursos por lo que Saúl viaja a Marcona a tentar un trabajo en la
mina y al no conseguir trabaja de estibador en San Nicolás. Más
tarde ingresa a la “Utah” una empresa norteamericana que le hacía
trabajos a La Marcona Minning Company también norteamerica-
na. Se convierte en maestro soldador y soldando en una plataforma
recibe una descarga de alta tensión y demoró para recuperarse.
Mediante una huelga de los obreros mineros de la empresa ingresa
a trabajar a la empresa norteamericana y en 1975 por su labor y sus
ideas es nombrado delegado de la Planta Magnética de San Nicolás.
Este mismo año fue nacionalizada la empresa minera con el nom-
bre de Hierro Perú y Saúl ya se perfilaba como futuro dirigente y
comienza a leer documentos de formación política con Tobías
Sierra, Cantalicio Quevedo y otros.
En 1976 contrae matrimonio con Mélida Contreras Montoya
teniendo los siguientes hijos: VANESSA, BRENDA y RONY y un
68
hijo mayor Marco Antonio Cantoral Lozano. A partir de este año

hasta 1979 tiene una actuación descollante en la recuperación del
local sindical de manos de la bufalería aprista. En 1980 ya era un
reconocido elemento y fue propuesto por el UNIR para una dipu-
tación por Ica y en 1981, ingresa como regidor al cual renuncia. Este
mismo año fue nombrado secretario de defensa del sindicato. En
1984 gana las elecciones en el sindicato y se convierte en su secre-
tario general. En 1986 vuelve a ganar y también en 1988.
En 1987, en el Primer Congreso Ordinario de la Federación

Nacional Minera, Metalúrgica y Siderúrgica del Perú, fue nombra-
do secretario general y junto a su directiva, con la colaboración
decidida de profesionales de diferentes ramas, inician un trabajo de
fortalecimiento de la federación y aprueban luchar por el pliego
nacional. El 18 de mayo de 1988 presentan a la autoridad de trabajo
y a las empresas mineras el pliego nacional. En vista que no hay res-
puesta positiva los trabajadores mineros del Perú se declaran en
huelga en dos momentos. La primera inicia el 17 de julio y culmina
el 16 de agosto con un D.S. reconociendo el pliego nacional y una
Resolución Ministerial que nombra la comisión negociadora. Ante
el incumplimiento el 17 de octubre se reinicia la huelga y concluye
el 12 de diciembre. Estas luchas se desarrollaron en medio de una
guerra interna y la conducción fue acertada. La diputada Cristala
Constantinides, Javier Diez Canseco, Ricardo Letts Colmenares,
Yehude Simón y tantos otros fueron soportes legales en esas jorna-
das. Se dieron grandes movilizaciones, marchas de sacrificio, deten-
ciones, torturas y asesinatos, militarización de los campamentos
mineros y la presencia de comandos paramilitares. De pronto Saúl
estaba en las minas del centro, en el sur, en las conversaciones con
las autoridades y el 9 de agosto fue secuestrado por el comando
paramilitar aprista que lo torturó y se suscitaron otras amenazas,
hasta que un 13 de febrero de 1989 junto a Consuelo García fue
secuestrado torturado y ejecutado por el comando aprista de ani-
quilamiento Rodrigo Franco. Responsables el gobierno aprista y la
Sociedad Nacional de Minería.
Han transcurrido 33 años y la “justicia” no se asoma.
69
TÍTULO
70
Epílogo
El asesinato de Saúl fue planificado por el gobierno de entonces en
EPÍLOGO
complicidad con los poderosos empresarios mineros. En su afán de
borrar sus huellas hicieron desaparecer (robo) el informe de
necropsia: de la Fiscalía, de la morgue y de otros lugares, lo que dio
lugar que en junio de 2006 se efectúe la exhumación de sus restos.
El caso fue archivado ocho veces.
Por exigencia de los familiares de Saúl en el año 2001 la Fiscalía
de la Nación ordena que se investigue, pero en 1989 una comisión
del Congreso dio indicios suficientes. En el año 2003 la Comisión
de la Verdad y Reconciliación propuso la judicialización del caso y
así mismo otra comisión del Congreso (Comisión Herrera) conclu-
yó que el asesinato de Saúl fue obra del comando paramilitar apris-
ta Rodrigo Franco.
En julio de 2007 la Corte Interamericana de Derechos Humanos
emitió la sentencia responsabilizando al Estado peruano por la
muerte de Saúl y Consuelo García exigiendo que se investigue y
sancione a los autores y es así que el 27 de mayo de 2013 se inició el
juicio oral en la Sala Penal Nacional. El 29 de octubre de 2014 se
quiebra el juicio. El nuevo juicio se inició el 26 de febrero de 2015 y
avanzó hasta el año 2020 en que en el mes de julio nuevamente se
quiebra por la muerte de uno de los jueces por COVID. El juicio
oral se reinició en agosto del 2020 de manera virtual y todavía con-
tinúa.
Mis padres fallecieron clamando justicia al igual que ahora la
familia de Saúl y los trabajadores mineros del Perú, principalmente
de los trabajadores mineros de Marcona que exigen castigo. Han
transcurrido muchos años y la esperanza de que sean castigados los
autores se aleja. Sin embargo, hoy nuevas organizaciones se han
sumado a la exigencia de justicia y amigos, personificados en Carlos
Portugal Mendoza, se esfuerzan en perennizar la memoria de un
hombre surgido desde el corazón del pueblo.
El mensaje de cambio en cada verso de los poemas de José Luis
Ayala es latente, actual y un grito de JUSTICIA en la oscuridad de
las mentes fascistas para que nunca más las balas de los explotado-
71
res y defensores de este sistema injusto, asesinen a los mejores hijos

del pueblo que luchan por un PERÚ NUEVO DENTRO DE UN
MUNDO NUEVO.

EPÍLOGO
72
Imágenes
IMÁGENES
Foto familiar: De izquierda a derecha Patrocinio

Cantoral (padre), Ulises, SAÚL y Eloy (hermanos);
arrodillada Gertrudis Victoria (hermana); de pie Elis
Huamaní (madre), Angélica y Juan (hermanos).
73
IMÁGENES
En la mina Utec (San Juan de Lucanas).
En el fundo Estaquería (Nazca): Saúl con sus hijos y sobrinos.

74
IMÁGENES
Saúl en hombros durante las huelgas mineras de 1988.

75
IMÁGENES
Saúl, rodeado de dirigentes mineros.
Entrega del Pliego Nacional el 18 de Mayo de 1988 en Lima: Saúl

con Moisés Palomino, Hermelinda Campos y otros dirigentes.
76
IMÁGENES
En la XIII Asamblea nacional: Saúl interviniendo, fue su última
participación en eventos de la federación.
Funeral en Lima: Dirigentes de la CGTP y la FNTMMSP.

77
IMÁGENES
“El enemigo no nos podrá callar, y si por esta causa

hay que morir, gusto la ofrendaría”
78
IMÁGENES
Monumento en Marcona: Familia y compañeros de

Saúl Cantoral Huamaní.
79

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Xaillis contra la muerte

Xaillis contra la muerte

José Luis Ayala

Xaillis contra la muerte

©Carlos Portugal Mendoza | José Luis Ayala | Ulises Cantoral Huamaní

Editor: Carlos Portugal Mendoza

Primera edición: noviembre de 2022

Diseño: Carso | sotomayorstudio

Fotos: Archivo de Ulises Cantoral Huamaní

Hecho el Deposito Legal en la Biblioteca Nacional del Perú Nº xxxxx

Impresión: GyG Impresores SAC

Reservados todos los derechos. No se permite reproducir parte alguna

Impreso en el Perú / Printed in Peru

Xaillis contra la muerte 15

José Luis Ayala

Saúl Cantoral Huamaní

Antología de poemas a Saúl Cantoral 31

Alfonso Alcalá Díaz

Andrés Solano Núñez

José Román Ruiz

Antonio Medrano Arias

César Augusto Salomón Herrada

Víctor Lazarte Escobar

Jorge Ita Gómez

Luis Alberto Vásquez Vásquez

Ulises Cantoral Huamaní

Saúl Cantoral Huamaní 63

Ulises Cantoral Huamaní

Escribo estas breves líneas debido a la amable solicitud de Carlos

secretario general Federación Nacional de Trabajadores Mineros,

los tres juicios orales realizados hasta hoy (2022), no se ha determi-

“El movimiento proletario del Perú no ha sido reseñado ni estu-

Para concluir, quisiera resaltar la importancia de la presente publi-

y popular fuera brutalmente golpeado por la “guerra sucia” de los

tes, frente a la crisis del modelo neoliberal y de su sistema político

Ricardo Felipe Portocarrero Grados

Xaillis contra la muerte –xailli, canción sagrada o épica incaica–

Cantoral, Pedro Huilca Tecse, Mara Elena Moyano, Enrique Cas-

nizaciones de mujeres y feministas para que se haga justicia a

Gráfica repleto de asistentes y en medio de la tercera huelga nacio-

Carlos Portugal Mendoza

Xaillis contra la muerte

GRABADO: FÉLIX REBOLLEDO

José Luis Ayala

Poemas que no pudo

Nunca olvidé haber escrito poemas en homenaje a Saúl Cantoral.

XAILLIS CONTRA LA MUERTE

Ningún poeta es ajeno a la permanente lucha del pueblo para

Nunca perderé la esperanza de ver al Perú convertido en un país

José Luis Ayala

Quisieron asesinar tu voz, destrozar tus sueños

XAILLIS CONTRA LA MUERTE

Mineros de Cerro de Pasco

Los niños que venden agua para sed de mineros

bajan a socavones de la muerte.

Acostumbrado a largas faenas agrícolas

XAILLIS CONTRA LA MUERTE

Viento de Cerro de Pasco

Nada podrá impedir que regrese Saúl Cantoral

y los mineros tengan todos los derechos.