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IESS: contra reforma neoliberal

Miércoles 17 de abril de 2019

Los cambios en la seguridad social son una corriente global con mayor
agresividad en los gobiernos neoliberales, como el de Ecuador, con cambios
(contra-reforma) que se apoyan en el ataque sistemático de las élites que
gobiernan y de algunos representantes de pensionistas, afiliados, los
medios de comunicación y los forjadores de mentiras. Es parte de los
“deberes sucios” que hace el actual gobierno para maniatar la economía y
hacerse partícipe de las migajas del FMI, sin que le importe la afectación
de los sectores medios y pobres.

La receta neoliberal (represión incluida) se visibilizó en los gobiernos de


Hurtado y Febres Cordero (sucretizadores). Dio continuidad el “social
demócrata” Borja que hizo su parte con la “reforma” que profundizó la
precarización laboral.
Esta receta neoliberal también incluía privatizar o modificar la seguridad
social, dándose un primer paso al modificar los requisitos de jubilación, con
el argumento de su sostenibilidad.
Un hecho relevante se dio en el Gobierno privatizador de Durán-Ballén (con
Dahik a la cabeza de la economía), que propuso que la seguridad social pase
de la solidaridad al ahorro individual a través de empresas privadas,
igual que en el Chile del dictador Pinochet. Esta propuesta fue rechazada en
la “Consulta Popular” de (1995), en lo que fue un triunfo de las organizaciones
populares y de los trabajadores; sin embargo, este resultado debe ser
analizado y rescatado para el presente, pues los “analistas” tratan de
minimizarlo y buscan hoy aupar la reforma diciendo que el rechazo no fue por
la falta de voluntad poblacional de INDIVIDUALIZAR SU AHORRO, sino por el
descrédito por la corrupción.
Este gobierno también sentó las bases del feriado bancario con la ley de
instituciones financieras (1994), que creó la “banca múltiple” que usó el
dinero de los depositantes en beneficio de los empresarios-banqueros y sus
negocios vinculados, atraco legalizado que fue avalado por la Constituyente
(1998) y que “consagró el modelo empresarial neoliberal”[1] vigente hasta el
2007, en la que participaron personajes que aun fluyen en la política:
Hurtado, Julio César Trujillo, Rohon, Sevilla, Viteri, Ayala, entre otros.
Las cifras económicas al 2006 muestran la baja calidad de vida de los
ecuatorianos, cifras que se empiezan a recuperar antes del gobierno
de Correa y que luego mejoran considerablemente hasta el 2017.
Con el actual gobierno, que aprovecha la desmemoria de la población,
estas cifras decaen por la aplicación del programa neoliberal que
incluye el perdón de más de cuatro mil millones a los evasores[2], a
los empresarios el no pago de los aportes al IESS, la entrega a las empresas
de más del 80% de las utilidades por la explotación petrolera, ha facilitado la
fuga de capitales, está destruyendo la producción nacional y el mercado
interno con el incremento de la pobreza y del desempleo, escasa inversión
pública y el no cumplimiento de las ofertas de vivienda social y empleo, etc.
En este contexto, las élites que gobiernan, y que tienen como tentación
principal los altos ingresos de la seguridad social, han delegado al Sr. Granda,
como “encomendero”, para que orqueste la sensibilización con el Acuerdo
Nacional por la Seguridad Social.
Algunos puntos para este “Acuerdo” son: La elevación de la edad y tiempo de
aportación para jubilarse, con el justificativo de “la expectativa de vida”,
comparando con países de mayor desarrollo, incluso con Europa, olvidándose
del desempleo e informalidad, agravada por las políticas del actual gobierno,
especialmente entre los jóvenes y adultos mayores que, al no conseguir
ocupación rentable no pueden incorporarse (y nunca lo harán) a la seguridad
social y menos podrán jubilarse.
Proponen la elevación de los aportes y no descartan la idea empresarial de
que este aporte al IESS solo la paguen los trabajadores y que este sea
manejado, en todo o en parte, por los “seguros previsionales” privados;
asimismo, la disminución de las prestaciones y seguramente medidas
paralegales como la entrega de medicina paliativa, cortapisas para las
intervenciones quirúrgicas, congestionamiento de citas médicas, etc, para
encaminar la demanda a los seguros privados.
Los argumentos para la contra-reforma de la seguridad social lo repiten los
sectores empresariales y bancarios desde 1982 y tratarán de imponerla
usando este “Acuerdo Nacional por la Seguridad Social”, como cortina para
desmovilizar a la población, lograr el apoyo y criterio de las cabezas visibles
de las organizaciones que se presten y el consiguiente “adoctrinamiento
mental” a través de los medios hegemónicos de información.
Aún más, nada se ha hecho para revertir la baja tasa de afiliación por la
precarización y ocultamiento de la relación laboral, la escasa afiliación de los
trabajadores independientes (profesionales, transporte, etc.), de las
personas asalariadas que laboran en los hogares, no consideran el trabajo
doméstico no remunerado y la “doble presencia” laboral que justificaría una
diferenciación favorable para las prestaciones.
Si hubiera prestaciones de salud desfinanciadas, no se deben eliminar, sino
buscar que el Estado las asuma para hacer eficiente el uso de la
infraestructura como apoyo a la red pública de salud, la que ahora
desmantelan con la reducción de las asignaciones y el despido del personal.
Es indispensable que las organizaciones sociales consideren vigorizar
a la seguridad social, entre otras medidas, con la afiliación universal sin
restricción, con reglas proactivas, con políticas públicas que fomenten la
equidad social y la protección del trabajo; y, el empoderamiento de la
custodia y control de la seguridad social fortaleciendo los esquemas y medios
de participación ciudadana.
Los sectores oligárquicos que nos gobiernan tienen claras sus
intenciones: privatizar el ahorro interno en la seguridad social, su
administración y aprovecharlo en su beneficio como un atraco
legalizado, algo similar a lo que hicieron con la Ley de Instituciones
Financieras. Además, complementar este latrocinio con la privatización de las
propiedades estatales, disfrazándola de concesión.
Este tema en desarrollo se junta, entre otras, con la imposición de “reformas
laborales”, despidos masivos de empleados estatales, actualización de tarifas
y subsidios, la reducción o supresión de impuestos directos, como el Impuesto
a la Renta, patrimonio, sociedades y el aumento de impuestos al consumo,
como el IVA.
[1] Paz y Miño. https://www.eltelegrafo.com.ec/noticias/informacion/1/los-asambleistas-del-
98-cayeron-en-una-trampa-historica

[2] Dávalos, Paz y Miño. https://actualidad.rt.com/actualidad/301871-situacion-economica-


politica-ecuador-explican-expertos)

¿Por qué interesa la privatización del IESS, a las


élites empresariales?

Hace 25 años se realizó en


Ecuador una Consulta Popular
impulsada por el gobierno de Sixto
Durán Ballén, que marcó su
política con medidas económicas
definidas en el denominado
Consenso de Washington e
impuestas por el FMI, como: la
privatización de empresas
públicas, la liberalización del
comercio, la entrega de amplias
garantías jurídicas para las
inversiones extranjeras,
y la flexibilización laboral; en este marco, la Consulta Popular que se realizó
en noviembre de 1995, en la pregunta 2, consultó:

“Derecho a escoger el régimen de seguridad social. ¿Debería incorporarse a


la Constitución Política una disposición que diga?: Toda persona tiene el
derecho a escoger libre y voluntariamente que tanto el régimen de seguridad
social, como sus prestaciones y servicios estén a cargo del Instituto
Ecuatoriano de Seguridad Social o de otra institución pública o privada. El
sistema de seguridad social se fundará en los principios de solidaridad y libre
competencia». SI-NO.2”

El pueblo ecuatoriano, rechazó por amplia mayoría, la pretensión


privatizadora del régimen derechista de Sixto Durán Ballén y de su
vicepresidente Alberto Dahik, un fanático por las privatizaciones y entre estas
la de la Seguridad Social.
El 60% de los ecuatorianos rechazó las once preguntas sobre reformas
políticas, económicas y del Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS).
(1)

Según el historiador Juan Paz y Miño “La Constitución de 2008 recuperó a la


seguridad social; además ordenó que sea pública y universal, es decir que
todo ecuatoriano deberá estar cubierto por ella; y también estableció, con
absoluta claridad, que “no podrá privatizarse” (Art. 367), una disposición que
las élites empresariales quieren que se burle”

Los sectores del poder económico nacional e internacional, siempre han


apoyado la idea de privatizar la seguridad social, bajo un simple enunciado
de brindar libertad a los trabajadores de elegir quien administre su dinero
proveniente de las aportaciones mensuales de instituciones públicas o
privadas.

Editorialistas que expresan opiniones del poder hegemónico de empresarios


y banqueros, argumentan en esta línea, así lo dice Diego Ordoñez “Proponer
privatizar el IESS es sacrilegio en este entorno en el que se prefiere el
monopolio ineficiente y corrupto del Estado, a la posibilidad de respetar la
voluntad de cada empleado para escoger a quien confía su dinero para
acumular su fondo de retiro y recibir prestaciones de salud”. (3)
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El excandidato presidencial Guillermo Lasso ha propuesto “que los afiliados a


la seguridad social tengan «libertad de elegir» entre el IESS y muchas
opciones privadas”. (5) Y en el plan de gobierno que presentó al Consejo
Nacional Electoral, señala “para poder alcanzar un sistema de seguridad
social en el que los ecuatorianos realmente puedan confiar, necesitamos
reformar la ley para que se permita la existencia de capitalización individual
y el de reparto”. Sistema de pensiones creado en el gobierno del dictador
chileno Augusto Pinochet en 1981, que ha tenido serios inconvenientes que
se han puesto al descubierto en la situación económica de los jubilados y
pensionistas y que generaron un estallido social desde 2019.

Las Cámaras de Comercio; de la Producción; la asociación de Bancos ha


repetido de manera permanente, que se debe vigilar la sostenibilidad del IESS
y cuidar los ahorros de los afiliados; que bien se podría en medicina
preventiva, entregarle al sector privado y que están convencidos de que la
única manera de que el Ecuador pueda crecer es entregando al sector privado
el manejo de las empresas públicas.

En los acuerdos con el FMI, se habla de “permitir que las empresas del sector
privado asuman las operaciones de ciertas funciones públicas como
concesiones”.

El actual presidente del Directorio del IESS, en declaraciones a los medios de


comunicación ha expresado “que la intención es buscar a alguna empresa
internacional, como Deloitte o Ernst & Young, para que ellas se encarguen de
buscar los mejores perfiles con experiencia hospitalaria administrativa, para
dirigir los hospitales del país”, esta es una puerta abierta a procesos de
privatización del IESS, primero de los servicios de salud y más adelante que
nos esperará.

La Comisión Nacional Anticorrupción del Ecuador, organización de la sociedad


civil ha manifestado en un pronunciamiento en su página de Facebook, lo
siguiente: “La CNA ve con honda preocupación (…) El anuncio hecho por el
presidente del Directorio, Jorge Wated, de una eventual concesión de los
hospitales al sector privado, una política de privatizaciones, que afectaría
gravemente a los afiliados y pensionistas. Experiencias similares en América
Latina han servido para liquidar la seguridad social entre monopolios privados
y afectar los derechos de la gente” (6).

Existe una inequívoca intención en los gobiernos que han implementado el


modelo empresarial de generar notables deterioros a los servicios públicos
(salud, educación, seguridad social), para disminuir el estado obeso y facilitar
los procesos de privatización o como se denominan ahora, por parte del
gobierno de Moreno “monetización de activos”, expresión con la que se
encubre el proceso de privatización.

Los ciudadanos siempre se preguntarán porqué el interés de privatizar la


seguridad social; será por mejorar pensiones jubilares, por proporcionar
servicios de salud de calidad, por implementar la seguridad social universal
que ordena la Constitución, para atender las enfermedades catastróficas con
los medicamentos y cuidados que corresponden, o será porque existe de por
medio un negocio significativo, altamente rentable, de bajo aporte de capital
y claro quienes priorizan el capital a la vida no les importa dejar a los afiliados
en condiciones paupérrimas en sus pensiones jubilares, que puedan
fácilmente elevar las aportaciones, la edad de jubilación, se disminuyan
pensiones y la salud sea un privilegio.

De nada vale preguntar a las actuales autoridades, si caminan por esta idea
privatizadora del IESS, lo negarán de manera absoluta, señalarán que son
rumores de políticos irresponsables, sin bases de sustentación, de personas
sin experiencia y que esperen criterios oficiales. Pero, no, los trabajadores,
los afiliados voluntarios, los jubilados de la seguridad social y en general el
pueblo ecuatoriano deben estar alertas, para desarrollar la más amplia
resistencia unitaria, a cualquier acción directa o indirecta de disminuir
derechos por parte de los directivos de IESS o el gobierno Nacional.
Una pregunta de examen para los futuros candidatos a la presidencia de la
República y asambleístas es la posición que tienen respecto a la seguridad
social y el artículo 367 de la Constitución Política del Ecuador, que consagra
el sistema de seguridad social como público, universal y que no podrá
privatizarse.
Autor:
Jorge Cáceres E.
Obtenido desde El Comercio 7 de marzo
2011 https://www.elcomercio.com/actualidad/politica/consultas-termometro-politico.html.
Obtenido desde http://www.historiaypresente.com/seguridad-social-la-mira/ Juan Paz y Miño
Cepeda (2019)
Obtenido desde el medio Digital 4 pelagatos,
2018 https://4pelagatos.com/2018/07/23/privatizar-la-administracion-del-iess/ Diego
Ordoñez
Obtenido desde El Comercio, 9 junio 2020 https://www.elcomercio.com/actualidad/iess-
jorge-wated-concesion-hospitales.html

Se detallan 10 puntos clave para entender la realidad que atraviesa


actualmente el IESS:
LA HORA
Feb 14 2022

1. El manejo político ha provocado una quiebra en cámara lenta. Los fondos


están mal conformados y desfinanciados, sobre todo los
de salud y jubilación. Se ampliaron servicios con cobertura total, pero sin
financiamiento: hijos menores de 18 años de los afiliados, enfermedades
catastróficas y crónicas. Por pocos años, esos servicios se pudieron cubrir
gastando los ahorros de la institución, pero eso ya no es posible. El Estado
no ha cumplido con su papel de aportar para financiar todos esos
compromisos.

2. La deuda del Estado con el IESS, solo en el tema de salud, llega a los
$4.526 millones y tiene que ser pagada inmediatamente, porque el fondo de
salud solo tiene una reserva para gastos de $90 millones, y cada año se
registra un déficit de $520 millones. Si se suma al fondo de jubilación, las
obligaciones estatales incumplidas llegan a $8.300 millones

3. El presidente del Consejo Directivo, Francisco Cepeda, asegura que las


reformas estructurales al sistema deben comenzar con establecer un
sistema de copago. Por ejemplo, una tarifa mínima de $1 por cada atención.
Además, se debe establecer un mecanismo de pagos automáticos desde el
Estado (Ministerio de Salud) al IESS, sobre todo cuando se
entregan medicinas para enfermedades crónicas, raras y cáncer.

4. En el caso del seguro de jubilación, inevitablemente se debe caminar hacia


el aumento de la edad de jubilación y del porcentaje de aportes. Sin
embargo, las reformas se implementarán a mediano y largo plazo, luego de
un proceso de diálogos y consenso con varios sectores.

5. Se registran avances en el pago de la deuda estatal. En el presupuesto


estatal de 2022, se incluyó $1.000 millones adicionales para el pago de
deudas antiguas al IESS. Esto es parte de las transferencias que cada año se
deben hacer por ley debido al 40% del aporte del Estado al fondo de
pensiones. Se busca que la mayoría de esos $1.000 millones vayan a salud.

6. Actualmente, el IESS tiene 3,6 millones afiliados, pero la mayoría son


voluntarios y amas de casa con promedios bajos de
aportación. Los jubilados superan las 580.000 personas. Cada mes se
reciben alrededor de $700 millones por aportes y de eso un 5% va al fondo
de salud. El dinero no alcanza porque la institución da servicios de salud a
9,8 millones de personas, es decir, casi tres veces más que
los afiliados activos.
7. La cartera en mora patronal asciende a $1.400 millones. De ese total,
alrededor de $800 millones corresponden a afiliados voluntarios, que
incluye desempleados e incluso migrantes que han salido del país. Cada día
se generan intereses y se vuelve una bola de nieve. En los últimos cuatro
meses se ha podido cobrar $400 millones.

8. La corrupción está en todos lados. Se han encontrado decenas de


denuncias guardadas en los cajones de la Procuraduría del IESS. Desde
septiembre 2021 a la fecha, se han presentado 12 denuncias ante la Fiscalía
por peculado, cohecho, tráfico de influencias, extorsión, ataque a la
integridad de sistemas informático, intimidación a funcionarios.

9. El 3 de febrero de 2022 se detectó una red de cobro de coimas para agilizar


pagos a prestadores externos y proveedores. Tres funcionarios fueron
aprehendidos en delito flagrante, pero en menos de 24 horas los tres
detenidos salieron libres y sin ningún cargo. Se denuncia una nula gestión
desde la Fiscalía.

La red controla las auditorías médicas y manipula los pagos a los prestadores
para su beneficio. Se pide un pago de suscripción de $5.000 y luego el 3%
de cada pago desembolso.
Las facturas se quedan rezagadas a propósito para dar prioridad solo a los
que pagan coima. Se busca implementar un sistema que vaya desembolsando
a todos en forma proporcional al servicio o producto recibido por el IESS.

10. Desde septiembre de 2021 hasta la fecha, el abastecimiento de


medicamentos en el IESS pasó del 47% al 78%. Lo que más falta
son fármacos para enfermedades crónicas y cáncer. De manera
negligente, varios contratos no se firmaron a tiempo y se está investigando
en cada hospital. Según el presidente del Consejo Directivo del IESS no hay
ninguna razón para la falta de insumos médicos, porque hay los presupuestos
necesarios. Los problemas en este caso también están relacionados a redes
de corrupción.

Las compras de medicinas tienen serias trabas por un sistema ineficiente y


no depurado de compras públicas. Por ejemplo, hay decenas de proveedores
calificados que tienen razones sociales o actividades declaradas sin ninguna
relación con la provisión de fármacos.

Cepeda denunció que la directora del Servicio Nacional de Contratación


Pública (Sercop), María Sara Jijón, le dijo que no se puede hacer nada si ya
están aprobados en el sistema. (JS)

Seguridad social
Juan Paz y Miño
18 DE DICIEMBRE DE 2017

Otto von Bismarck (1815-1898), canciller del Imperio Alemán, impulsó la


industrialización del país, pero frenó al movimiento obrero y dictó leyes
antisocialistas. Sin embargo, en 1883 creó el seguro de accidentes del
trabajo, seguro de enfermedad y un sistema de pensiones para la vejez.
Consideró que si el Estado ofrecía esas atenciones a los trabajadores, el
socialismo perdería fuerza y adeptos. Bismarck inauguró la seguridad social
en el mundo.
En Ecuador la seguridad social fue impuesta por la Revolución Juliana (1925-
1931), con la creación de la Caja de Pensiones (1928) en el gobierno de Isidro
Ayora. Solo en 1970 se fundó el Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social
(IESS), que durante el “petrolerismo” llegó a tener la mejor infraestructura
hospitalaria del país y una atención eficaz, aunque para una reducida
población (10 al 15%).

Con el avance del modelo empresarial desde la década de los ochenta, el


IESS conscientemente fue debilitado. Sixto Durán Ballén (1992-1996) incluso
realizó una consulta popular para restringir la seguridad social pública y crear
administradoras privadas de fondos de pensiones. La población lo rechazó,
pero no pudo evitar el deterioro del IESS por los sucesivos gobiernos. Entre
1985-2008, ningún gobierno canceló el 40% de las pensiones jubilares, que
se cancelaron precisamente en 2008. Y en 2011 se realizó una consulta
popular para tipificar como “infracción penal” la no afiliación al IESS
(pregunta 10), que obtuvo el 48% de votos.

De acuerdo con la Constitución de 2008 la seguridad social es un sistema


“público y universal”, que además “no podrá privatizarse” (Art. 367). Y
aunque la población afiliada aumentó sustancialmente durante la última
década, falta mucho para lograr la universalidad, que es aborrecida por los
intereses privados.

En Ecuador no hay (nunca hubo) una burguesía al estilo Bismarck. De modo


que el Estado tiene la obligación de cumplir y avanzar en lo que dispone la
Constitución, al mismo tiempo que aplicar la ley a quienes evaden la afiliación
de sus trabajadores al IESS. (O)

lunes, 14 de enero, 2019

La Revolución Juliana (1925-1931) inauguró el Estado social en Ecuador,


contra el dominio empresarial de comerciantes, banqueros y
agroexportadores durante la época plutocrática (1916 a 1925).

Gracias a los julianos el Estado empezó a regular la economía, nació el


impuesto a la renta, se dictaron amplias leyes laborales, se creó el Ministerio
de Previsión Social y Trabajo y se fundó, en 1928, la Caja de Pensiones. Ese
Estado social quedó consagrado en la Constitución de 1929.
La “Caja de Jubilaciones y Montepío Civil, Retiro y Montepío Militares, Ahorro
y Cooperativa” o “Caja de Pensiones”, creada por decreto de Isidro Ayora,
debía atender el pago de pensiones jubilares a empleados públicos, su fondo
de montepío civil, pensiones de retiro y montepío para militares, además de
mantener ahorro de contribuyentes, cuotas para mortuoria y cooperativa y
hacer préstamos. La ley permitió que “toda persona” pueda entrar al goce de
los beneficios sociales, exceptuando mortuoria y cooperativa.

En la Historia del Seguro Social Ecuatoriano (1984), coordinado por el


historiador Jorge Núñez Sánchez -uno de los escasos estudios sobre el tema-
, puede seguirse la trayectoria de la seguridad social, que tuvo algunos hitos:
en 1935 la Ley de Seguro Social Obligatorio; en 1937 la creación de la Caja
de Empleados Privados y Obreros Industriales o Caja del Seguro; en 1942 la
nueva Ley, durante el gobierno de Carlos Arroyo del Río (1940-1944) que
impuso al Estado la obligación de financiar el 40% de todas las pensiones, no
por razones altruistas, sino para atender el déficit acumulado y, sobre todo,
para no “gravar más al sector patronal”, lo cual fue, según el libro
mencionado, una resolución “muy peligrosa”, pues con fondos nacionales se
sostenía a una minoría de afiliados, sin tomar en cuenta que las obligaciones
debían “corresponder mayoritariamente al sector patronal”; en 1963 el
nacimiento de la Caja Nacional del Seguro Social, que fusionó las Cajas
anteriores y que fue la antecesora del Instituto Ecuatoriano de Seguridad
Social (IESS), creado en 1970.
El nacimiento del IESS coincidió con la época petrolera y el desarrollismo.
Como nunca antes la institución creció en afiliados y en modernos hospitales
y dispensarios públicos; créditos quirografarios, hipotecarios y especiales;
pensiones jubilares y por discapacidad. Los servicios médicos y hospitalarios
superaban a cualquier competidor privado, de modo que hasta los afiliados
más pudientes se atendían en el IESS.

La consciente ruina del IESS comenzó con el gobierno empresarial de León


Febres Cordero (1984-1988), quien desde 1985 suspendió el pago del 40%
de los aportes estatales a la institución, algo que repitieron todos los
gobernantes posteriores, porque recién en 2008 el presidente Rafael Correa
(2007-2017) canceló $ 888`358.006,75 de la deuda del Estado al IESS, que
se había mantenido durante los pasados 23 años, un asunto hoy “olvidado”.

Desde Febres Cordero, la consolidación del modelo empresarial inspirado en


el neoliberalismo, trajo como consecuencia el deterioro de los servicios
públicos (educación, salud, medicina, seguridad social), bajo el doble afán de
“achicar” al Estado y privatizar sus bienes y servicios. El momento culminante
llegó en 1995 cuando el presidente Sixto Durán Ballén (1992-1996) convocó
a una consulta popular que incluyó una engañosa pregunta para favorecer la
privatización de la seguridad social, a la que el pueblo ecuatoriano dijo NO,
aunque eso no impidió que continuara el interesado descuido del IESS, que
para 2006 estaba colapsado.

La Constitución de 2008 recuperó a la seguridad social; además ordenó que


sea pública y universal, es decir que todo ecuatoriano deberá estar cubierto
por ella; y también estableció, con absoluta claridad, que “no podrá
privatizarse” (Art. 367), una disposición que las élites empresariales quieren
que se burle, a fin de revivir sistemas de seguridad privada, como fue la
intención de Durán Ballén.
Durante la pasada década progresista, no solo se cubrió los aportes estatales
pendientes desde 1985, sino que fueron recuperadas las capacidades y
fortalezas del IESS; se recobró el sistema de créditos (abolido por los
gobiernos “neoliberales” anteriores); se amplió y mejoró la atención de sus
servicios; crecieron hospitales, dispensarios y centros médicos; y se procuró
la universalización mediante la incorporación de nuevos sectores afiliados, la
atención al cónyuge no-afiliado, a los hijos menores de edad; todo lo cual
amplió beneficios a favor de amplios sectores populares, un proceso
heredado, que ha sido “descuidado” durante los últimos 18 meses. Además,
se hizo una consulta popular (2011) que estableció como “infracción penal”
la no afiliación de trabajadores al IESS, algo que debía cumplirse contra
empresarios morosos a quienes, sin embargo, la Ley de Fomento Productivo
(agosto de 2018) condonó deudas, multas e intereses.

Sin embargo, el punto central de controversia fue la “Ley para la Justicia


Laboral” (abril de 2015) que suspendió el aporte estatal del 40% al sistema
de pensiones (aunque conservó la obligación de capitalizar al IESS cuando
sea necesario), un asunto escandalizado por todos los “descorreizadores” del
país, y cuya posición ha hecho juego a un solo propósito: impedir que sea el
sector patronal el que cargue con un incremento de obligaciones para el
financiamiento de la seguridad social, algo que el libro de Núñez fue claro en
observarlo 35 años atrás…!!!

El gobierno de Lenín Moreno tiene la obligación constitucional de fortalecer la


seguridad social pública, hacerla universal y mantener los fondos requeridos
por el IESS. Pero el presidente del Consejo Directivo de esta institución
aparece ahora para alertar sobre la situación financiera y convocar a un
“diálogo”, aunque en medio de un ambiente ya ablandado, que apunta a
continuar debilitando las capacidades estatales y favorecer todo tipo de
privatizaciones.

Es evidente que el financiamiento de la seguridad social ya no puede


sustentarse exclusivamente en los aportes de patronos y trabajadores. Se
requiere de medidas más estructurales y hasta imaginativas, que
contribuyan, a su vez, a la redistribución de la riqueza. Por tanto, bien puede
aumentarse exclusivamente el aporte patronal al IESS, ya que este sector es
el que concentra el valor socialmente generado. Pero, además, bien podría
establecerse un porcentaje aplicado a los commodities y al comercio
importador, o a una parte del impuesto a las rentas, herencias, o patrimonios.
Tal como hicieron varios bancos, que cobraban comisiones por la
intermediación de seguros privados sobre cuentas de los depositantes,
igualmente puede crearse una comisión específica por transacciones
bancarias para financiar la seguridad social. También cabría una tasa especial
por los servicios médicos de instituciones privadas. O, además, fijar un
porcentaje permanente de la subida de combustibles para que financie
directamente la seguridad social.

Por todos estos u otros caminos, se trata de generar una conciencia


colectiva que afirme las responsabilidades empresariales y la
valoración ciudadana en defensa de la seguridad social pública y
universal, que aún no llega a todos los ecuatorianos.

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