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fe?
Posted on mayo 21, 2010 by family5ministry
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Por: Jack Sequeira
La importancia de la Justificación por la Fe ha pasado al primer plano en la enseñanza Adventista del
7mo. Día en la actualidad. Desdichadamente, como en el pasado, este tópico ha encontrado gran
antagonismo, y corno consecuencia, ha generado mucha oposición. Satanás está haciendo todo lo
posible para impedir la restauración final del Evangelio Eterno, porque sabe que este es el único poder
que puede destruir su dominio sobre el hombre pecaminoso.
Por causa de esta controversia y confusión, estamos buscando un punto de unidad sobre la Justificación
por la Fe. Pero hasta que estemos unidos en la verdad como es en Jesús no podremos predicar un
mensaje distinto y único al mundo, y acabar la predicación del Evangelio Eterno (el mensaje de los tres
ángeles) a toda nación, tribu, lengua y pueblo (Apoc. 14:6-12).
Hoy, se están enseñando dentro del adventismo tres puntos de vista diferentes sobre el Evangelio.
Vamos a considerar y a evaluar cada uno de ellos, con el propósito de eliminar el error y proveer la unidad
en la fe sobre esta doctrina tan crucial, que un día debe “absorber toda otra enseñanza” (Review and
Herald, extra, 23- 12-1890).
El Punto de Vista “Tradicional” del Evangelio
De acuerdo a este enfoque la Justificación por la Fe consiste en dos experiencias: la justificación y la
santificación. Este es el entendimiento general que tienen los adventistas. La relación y el significado de
estas dos experiencias son entendidos de la siguiente manera:
1) La justificación es el perdón de los pecados pasados hecho posible a través de la muerte de Cristo.
Cuando por el arrepentimiento y la confesión, una persona acepta a Cristo, todos sus
pecados pasados son perdonados. Esto es identificado con la Justificación por la Fe, la obra de un
momento y es muchas veces mencionada como nuestro derecho al Cielo.
2) Sin embargo, el perdón de los pecados pasados, tan maravilloso como puede ser, es solamente la
cancelación de nuestra desobediencia pasada a la Ley, pero no nos hace justos. A fin de calificar para el
Cielo tal justificación (cancelación de las cuentas pasadas) debe ser acompañada por una justicia
positiva. Esto es realizado a través de la obediencia a todos los Mandamientos de Dios por medio del
proceso de la santificación. Así, la santificación o santidad de vida (obediencia a la Ley) es esencial como
nuestra idoneidad para el Cielo Esta obra de santificación no puede ser realizada con nuestra propia
fuerza, sino que es hecha posible por medio de la morada del Espíritu Santo [en el creyente].Habiéndole
perdonado los pecados pasados, Dios requiere del creyente que obedezca Su Ley a través de Su gracia,
si el Cielo ha de ser de él. Y esta obediencia a la Ley demuestra que realmente él ama a Dios y a Jesús, y
por lo tanto merece el Cielo.
3) Durante el proceso de santificación que es la obra de toda la vida, los creyentes individualmente
cometerán pecados. Estos deberán ser perdonados o cancelados a través del arrepentimiento y la
confesión diarios. Todo pecado conocido no confesado los descalificará en el juicio y los privará del Cielo.
Resumiendo el punto de vista Tradicional del Evangelio encontramos que finalmente el Cielo es ganado
por: 1) Justificación, el perdón de los pecados pasados en la conversión; 2) Obediencia a todos los
Mandamientos de Dios, que nos hace justos y dignos para el Cielo, y 3) El perdón de los pecados
cometidos después de ser justificados durante el proceso de santificación a través del arrepentimiento y la
confesión diarios.
Pero debido que los dos últimos puntos son cosas diarias, la obra de toda la vida, el creyente nunca
puede sentirse seguro de la salvación sino hasta el día del juicio.
Evaluando el Punto de Vista “Tradicional”
1) Esta visión falla al no hacer una clara diferencia entre el Evangelio y sus frutos. En consecuencia, el
Evangelio no es enseñado como una verdad objetiva terminada en Cristo, sino como incluyendo también
nuestra experiencia subjetiva, (que es, la que Cristo hace en el creyente), como un requisito para la
salvación.
2) Así el Evangelio deja de ser Buenas Nuevas para convertirse en “Buenas Noticias” par un lado y un
“Buen Consejo” par otro. De esta manera, un concepto que incluye nuestras buenas obras coma requisito
final para la salvación, implica que la salvación no es sólo por fe, sino por fe más las obras u obediencia a
la Ley (Esta era incidentalmente la herejía de los Gálatas) Quienes adoptan esta visión del Evangelio
fallan en ver la distinción entre la fe más obras, y la fe que obra por amor. Por esta razón, este mal
entendimiento ha creada mucha confusión en relación con los conceptos del estar “baja la Ley” y “baja la
gracia”.
3) Por medio de este punto de vista se enseña que de alguna manera la obediencia a la Ley o las buenas
obras decidirán eventualmente si merecemos o no el Cielo, y esto nos deja en suspenso e inseguridad del
Cielo que tenemos que luchar con el pecado en nuestra naturaleza humana, que es hasta la muerte o
hasta el segundo advenimiento (Rom. 8:23-25). Tal inseguridad produce un temor constante de estar
perdido y hace imposible que se experimente el amor del Nuevo Testamento, el cual “no busca lo suyo” (1
Car. 13:5). Por lo tanto, el mensaje de la hora del juicio no constituye “Buenas Nuevas”, sino una verdad
terrible capaz de producir un tipo de persona que procura guardar celosamente la Ley, pero que no tiene
un amor genuino (1 Juan 4:17,18).
4) (Esta visión] despoja de la paz que produce la verdad y el gozo de la salvación en Cristo, privando a la
gente de Dios, de la vida y el verdadero testimonio cristiano. Como resultado, la santificación tanto como
la confesión de los pecados, es motivada por el temor al castigo o el deseo de galardón, antes que por un
profundo sentido de apreciación por Cristo. Así, el testimonio cristiano llega a ser casi inexistente. Pero,
sea lo que sea el hecho, usualmente es motivado par un interés egocéntrico, y “tal religión” dice Elena
White, es considerada coma nada (El Camino a Cristo, pág. 44).
Apéndice 1
A este respecto dijo el Espíritu de Profecía: “Jesús dijo: ‘Y si Yo fuere levantado en lo alto sobre la Tierra,
a todos los atraeré a mi mismo’ [Juan. 12:32]. Cristo debe ser revelado al pecador como el Salvador que
muere por los pecados del mundo; y cuando consideramos al Cordero de Dios sobre la cruz del Calvario,
el misterio de la redención comienza a abrirse a nuestra mente y la bondad de Dios nos guía al
arrepentimiento. Al morir Cristo par los pecadores, manifestó un amor incomprensible; y este amor, a
medida que el pecador la contempla, enternece el corazón, impresiona la mente e inspira constricción en
el alma.
“Es verdad que algunas veces los hombres se avergüenzan de sus caminos pecaminosos y abandonan
algunos de sus malos hábitos antes de darse cuenta de que son atraídos a Cristo. Pero cuando hacen un
esfuerzo por reformarse, con un sincero deseo de hacer el bien, es el poder de Cristo que los está
atrayendo. Una influencia de la cual no se dan cuenta, obra sobre el alma, la conciencia se vivifica y la
vida externa se enmienda. Y a medida que Cristo los induce a mirar Su cruz y contemplar a Quien han
traspasado sus pecados, el mandamiento despierta la conciencia. La maldad de su vida, el pecada
profundamente arraigada en su alma se les revela. Comienza a entender algo de la justicia de Cristo y
exclama: ‘¿Quién es el pecado para que exigiera tal sacrificio para la redención de su victima? ¿Fueron
necesario todo este amor, todo este sufrimiento, toda esta humillación, para que no pereciéramos, sino
que tuviéramos vida eterna?’.
“El pecador puede resistir este amor, puede rehusar sen atraído a Cristo; pero si no se resiste será
atraído a Jesús; un entendimiento del Plan de la Salvación lo guiará al pie de la cruz, arrepentido de sus
pecados, que han causado los sufrimientos del amado Hijo de Dios.
“La misma inteligencia divina que obra en la naturaleza, habla al corazón de los hombres y crea un deseo
indecible en ellos de algo que no tienen. Las casas del mundo no pueden satisfacer su ansiedad. El
Espíritu de Dios está suplicándoles que busquen las cosas que sólo pueden satisfacer su ansiedad. Por
medio de influencias visibles e invisibles, nuestro Salvador está constantemente obrando para atraer el
corazón de los hombres de los vanos placeres del pecado a las bendiciones infinitas que pueden disfrutar
en El” (El Camino a Cristo, pp. 25,26).
Traducido por el Pr. Hermes Tavera B.
del original Ingles de B. H. Sequeira
How Can we Know the Truth of
Righteousness by Fait?
Publicado Originalmente en Marzo del año 1981 por
Seventh-day Adventist University Chaplain
East African Union, Nairobi Kenya.
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