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TEMA: ¡SI TE SEPARAS, TE MUERES!

TEXTO: JUAN 15:1 - 17

15:1 La vid es un arbusto prolífico; una sola planta tiene muchas ramas y produce
muchas uvas. En el Antiguo Testamento, uvas simbolizaban el trabajo de Israel en
llevar a cabo la obra de Dios en la tierra (Isaías 5:1-7; Ezequiel 19:10-14). En la
cena de Pascua, el fruto de la vid simbolizaba la bondad de Dios para con su
pueblo. 15:1 ss. Cristo es la vid y Dios es el labrador que cuida las ramas para que
den fruto. Las ramas son todos los que afirman ser seguidores de Cristo. Las
ramas fructíferas son los verdaderos creyentes que mediante su unión
viviente con Cristo llevan mucho fruto. Las que no tienen fruto son aquellos
que se apartan de Cristo después de haber hecho un compromiso
superficial, y estos son separados de la vid. Los seguidores improductivos
no sirven para nada; por eso son cortados y desechados. 15:2-3 Jesús marca
una diferencia entre cortar las ramas y podar las ramas. Las ramas fructíferas
son podadas a fin de promover el crecimiento. En otras palabras, a veces
Dios tiene que disciplinarnos para fortalecer nuestro carácter y nuestra fe.
Sin embargo, las ramas que no dan fruto son cortadas porque además de ser
inútiles, a menudo contaminan al resto de la planta. Las personas que no
llevan fruto para Dios, o que intentan obstaculizar los esfuerzos de quienes
lo siguen, serán desconectadas de su poder que da vida. 15:5 El «fruto» no
solamente simboliza las almas ganadas para Cristo. En este capítulo, el gozo
y el amor son mencionados como fruto (15:7, 11-12). En Gálatas 5:22-24 y 2
Pedro 1:5-8 encontramos que otras cualidades del carácter cristiano también
son descritas como fruto. 15:5-6 Permanecer en Cristo significa 1) creer que él
es el Hijo de Dios (1 Juan 4:15), 2) recibirlo como Señor y Salvador (Juan 1:12), 3)
hacer lo que Dios dice (1 Juan 3:24), 4) seguir creyendo la Buena Noticia (1 Juan
2:24) y 5) relacionarse en amor con la comunidad de creyentes, el cuerpo de
Cristo (Juan 15:12). 15:5-8 Muchas personas se esfuerzan por hacer el bien y ser
gente buena y honesta. Sin embargo, Jesús dice que la única manera de llevar
una vida realmente buena es estar unido a él, así como una rama está unida a la
vid. Separados de Cristo, nuestros esfuerzos son infructuosos. ¿Está recibiendo la
nutrición y la vida que da Cristo, la vid? Si no, se está perdiendo un regalo
especial que él tiene para usted. 15:8 Cuando hay «mucho fruto», Dios es
glorificado, pues él envió el sol y la lluvia, nutrió y cuidó de la planta. ¡Qué
momento de gloria para el Señor de la cosecha cuando los frutos son recogidos!
¡Él es quien produjo la cosecha! Esta analogía muestra cómo Dios es glorificado
cuando la gente establece una relación correcta con él y comienza a producir
«mucho fruto» en su vida. 15:11 Cuando todo va bien, estamos contentos, pero
cuando hay dificultades, nos deprimimos. El verdadero gozo trasciende las
circunstancias. El gozo viene de una relación constante con Jesucristo. Cuando
nuestra vida está entrelazada con la de Cristo, él nos ayuda a superar la
adversidad sin que nos hundamos en bajones debilitantes y nos muestra como
disfrutar de la prosperidad sin que nos hagamos ilusiones engañosas. El gozo de
vivir cada día con Jesucristo nos mantendrá equilibrados a pesar de los altibajos
que experimentemos. 15:12-13 Debemos amarnos unos a otros de la manera en
que Jesús nos amó, y él nos amó tanto que dio su vida por nosotros. Aunque
quizás no tengamos que morir por otra persona, podemos mostrar nuestro amor
de otras maneras, por ejemplo: escuchando, ayudando, alentando o dando.
¿Conoce usted a alguien en particular que necesite esta clase de amor? Dele todo
el amor que pueda y luego trate de darle un poco más. 15:15 Debido a que
Jesucristo es nuestro Señor y Amo, debería llamarnos siervos; en cambio, nos
llama amigos. ¡Qué consuelo y seguridad hay en ser llamados amigos de Cristo!
Ya que él es Señor y Amo, se merece nuestra obediencia incondicional, pero más
que nada él desea que lo obedezcamos porque lo amamos. 15:16 Jesús elige a
cada creyente y le encarga la misión de producir «frutos duraderos» para el reino
de Dios: crecer en amor fraternal y proclamar el evangelio para que haya más
creyentes. El Padre contestará sus peticiones para ayudarle a cumplir su misión.
15:17 Los cristianos serán odiados por el mundo; por lo tanto, entre los creyentes
debe haber amor y apoyo. ¿Permite usted que pequeños problemas le impidan
amar a otros creyentes? Jesús le ordena amarlos y le dará las fuerzas para
hacerlo.
Juan 15 1. (15,1-8) En el capítulo 14, Jesús había destacado su unión con el
Padre y con los suyos (el v.20); en el cp. 15, aclara esta unión por medio del
ejemplo de una vid y sus pámpanos. De esta manera Jesús no sólo muestra
que la unión entre Él y los suyos es una unión estrecha, además muestra
que también es una unión necesaria y fructífera. Los discípulos llevarán
muchos frutos si permanecen en Él. Sólo a través de Jesús es posible producir
frutos. Por eso, Él empieza su discurso con las palabras: "Yo soy la vid
verdadera". En el AT a Israel se le identifica como vid o viña (Salmo 80,8-16;
Isaías 5,1-7; Jeremías 2,21; Ezequiel 15 y 19). Pero esa viña lamentablemente no
produjo buenos frutos de obediencia y reverencia hacia el Señor (cp. Isaías 5 y
Jeremías 2,21). Jesús, sin embargo, es la única vid que no defrauda, y esto
debido a su íntima comunión con el Padre y su absoluta obediencia a Él.6
Para los suyos es de suma importancia mantener la misma comunión y obediencia
hacia Jesús, pues el Padre quitará todo pámpano (discípulo) que no lleve fruto. Si
por falta de fe en Jesús y comunión íntima con Él, no hay frutos -como en el
caso de Judas- entonces los seudocreyentes serán extirpados de su
aparente unión con Cristo y perderán la vida en el castigo de Dios. Los
verdaderos creyentes, sin embargo, si creen en sus palabras, tendrán una
unión más estrecha y fructífera. El Padre, en su calidad de labrador, les
limpiará (el entresacar de las uvas) para que lleven más frutos. Esta metáfora
indica el proceso de santificación de parte de Dios. Por la palabra de Jesús (v.3)
los creyentes ya son limpios. Mediante la promesa de su perdón, disfrutan de una
rica comunión con Él, mientras que por su mandamiento de permanecer en su
amor (comp. v.10), crecerán en esta vida de llevar frutos. En el v.4 Jesús destaca
que permanecer en Él (es decir en sus palabras) es imprescindible para ser
fructíferos. De esa manera Jesús también puede permanecer en ellos. Como el
pámpano que no produce frutos por sí mismo, tampoco ellos podrán hacerlo
si no mantienen la comunión con Jesús. Pero, por otro lado, hay una
hermosa promesa, y esta es que si permanecen fieles en su comunión con
Él, llevarán muchos frutos. Con mucha seriedad, Jesús repite que el hecho
de alejarse y no estar en comunión con Él, trae como consecuencia el tener
una vida infértil y finalmente expuesta al juicio de Dios. La comunión
continua con Jesús le asegura al creyente la promesa de que la oración (es decir,
aquella en la que pedimos mantener la comunión y poder llevar fruto) siempre
recibirá una respuesta positiva. Dios quiere responder a la oración, porque es para
su propia gloria si llevamos muchos frutos. * Llevar fruto es el propósito de
nuestra vida; permanecer en Cristo es la fuente; la oración, el medio para
recibir `la savia' (= el poder) de Cristo, la Vid. 2. (15, 9-17) En el v.9, Jesús
explica que permanecer en Él es permanecer en su amor. Los cristianos podemos
saber que Jesús nos ama con el mismo amor con el que el Padre le amó a Él.
Permanecer en su amor no es sólo meditar en el amor de Cristo, sino que también
practicarlo, como el v.10 nos dice; en otras palabras: permanecer en su amor es
guardar sus mandamientos, es amar a nuestros hermanos como Jesús nos ha
amado a nosotros. De esta manera, guardando su mandamiento, amándonos
unos a otros por el amor que Cristo nos ha dado, nuestra vida puede estar llena
con el gozo de Cristo. El gozo de Jesús, es gozo por su obra consumada; su amor
hasta la cruz ha creado a su pueblo, la iglesia. Nuestro gozo es un reflejo del gozo
y amor de Cristo. El que Jesús nos haya llamado a permanecer en este amor no
sólo consiste en meras palabras cariñosas, es llegar hasta el punto de poner la
vida por un amigo, lo cual hizo Jesús y aún más. Son amigos de Jesús aquellos
que responden a este amor con fe y amor por los hermanos. Ahora Jesús puede
probar su amor por los discípulos: son sus amigos y no sus siervos en el sentido
de lejanía de la comunión. Esta distancia, ahora ya no existe, pues Jesús se ha
acercado tanto a los suyos que ha dado a conocer todo lo que su Padre le ha
revelado. Él ha dado a conocer el corazón, el amor y la gracia del Padre. Por eso,
con razón les llama sus amigos. Pero, por otro lado, el ser amigo no significa que
el amor por Jesús comenzó en el corazón de los discípulos. Al contrario, comenzó
en el corazón de Jesús. De esta manera la elección tiene un propósito, no para
sentirse orgullosos de ser discípulo de Jesús, sino para salir y llevar frutos. Aquí
cambia un poco el sentido de las palabras "llevar frutos". Significa no tanto mostrar
amor, sino proclamar el mensaje de salvación para traer muchos a Cristo; este es
un fruto permanente. A pesar de los pocos frutos que el ministerio de Jesús
parecía haber llevado, el 6 . Jesús llama a su Padre `el Labrador' para
expresar su unión con el Padre y además su obediencia. El ministerio de los
apóstoles llevaría permanentemente fruto. Los discípulos pueden contar con el
constante apoyo del Padre, quien suplirá todas sus necesidades como respuesta a
sus oraciones en el nombre de Jesús. El v.17 es un versículo de transición. Los
discípulos deben amarse unos a otros, de esta forma estarán más fortalecidos
para enfrentar a un mundo que vendrá contra ellos con odio y persecución. *
Conocer a Cristo es entrar en una estrecha amistad con Él; el fin de esta
comunión es llevar fruto para la gloria de Dios.
A. Las cualidades del carácter cristiano: (Mt 5:3-8) Miremos estas cinco
cualidades una por una.

1. Bienaventurados los pobres en espíritu: La primera cualidad se encuentra en


Mateo 5:3: “Bienaventurados los pobres en espíritu, porque de ellos es el reino de
los cielos.” Los pobres en espíritu son los que se dan cuenta que ellos no son la
fuente de riqueza espiritual. Ellos dependen de Dios para que Él supla sus
necesidades espirituales. El mundo dice “Feliz es el hombre lleno de confianza en
sí mismo.” Pero, ¿debería un hombre ciego jactarse de lo buena que es su vista?
¿Debería un hombre pobre jactarse de lo rico que es? Jesús no pronunció ninguna
bendición sobre los que se jactan y dependen de ellos mismos. Más bien, Él
bendice a los que sienten que sin Dios tienen muy poco que ofrecer. Como
seguidores de Cristo, nosotros creemos que sin Él no podemos hacer nada (Jn
15:4). El publicano (cobrador de impuestos), que no podía ni siquiera levantar la
cabeza al orar, es un ejemplo de una persona que era pobre en espíritu (Lc
18:13). Sólo las personas como él podrán compartir del reino. Él dependía de
Dios, no de sí mismo.

2. Bienaventurados los que lloran: Descubrimos la segunda cualidad en Mateo


5:4: “Bienaventurados los que lloran, porque ellos recibirán consolación.” Felices y
enriquecidos son los que lloran a Dios por sus necesidades, sus pecados y los
pecados de otros. Este llanto santificado lleva al arrepentimiento y al cambio de
vida (2 Co 7:10). Pero ay de los que viven su vida solamente riendo (Lc 6:25).
Demasiado sol hace que se forme un desierto. A veces vemos mejor cuando
Jesús nos lava los ojos con lágrimas. Santiago nos dice, 9“Afligíos, y lamentad, y
llorad. Vuestra risa se convierta en lloro, y vuestro gozo en tristeza. 10Humillaos
delante del Señor, y él os exaltará” (Stg 4:9-10). Tres ejemplos bíblicos de esta
bienaventuranza son: Ana (1 S 1:1-20), la mujer pecadora que lloró a los pies de
Jesús (Lc 7:36-50) y el hombre que se arrepintió de pecado sexual (1 Co 5:1-5; 2
Co 2:5-8).
3. Bienaventurados los mansos: La tercera cualidad se encuentra en Mateo 5:5:
“Bienaventurados los mansos, porque ellos recibirán la tierra por heredad.”
Mansedumbre no es lo mismo que debilidad. La palabra griega para manso
describe a un caballo que se somete a su jinete. La mansedumbre significa fuerza
sometida a una autoridad. La Escritura nos dice que Moisés fue el hombre más
manso de toda la tierra (Nm 12:3). Este mismo Moisés quemó el becerro de oro, lo
molió en polvo y lo esparció sobre las aguas. Luego hizo que los israelitas
bebieran esa agua (Ex 32:19-20). ¡Ningún hombre débil podría haber hecho esto!
Pero cuando Moisés fue acusado, él no peleó (Nm 12:3). Más bien, él sometió
mansamente su caso ante Dios quien juzgó a María y a Aarón. Los mansos no
pelean por sí mismos. De la misma manera que Jesús, ellos someten su vida a
Dios. El mundo dice, “Ay del manso, porque será como una alfombra junto a la
puerta, para que todos lo pisoteen.” Pero Jesús dice, “Bienaventurados los
mansos.” Algún día estas personas mansas heredarán la tierra.

4. Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia. Encontramos la


cuarta cualidad en Mateo 5:6: “Bienaventurados los que tienen hambre y sed de
justicia, porque ellos serán saciados.” El hambre y la sed son deseos fuertes.
¿Quién de nosotros se olvida de comer o de beber cada día? Jesús bendice a los
que tienen hambre y sed de tener una relación correcta con Dios. Él promete que
estos deseos traerán la recompensa de ser llenados o saciados. Dios no
decepciona a los que lo buscan. Él es galardonador de los que lo buscan (He
11:6). Tener hambre y sed para alcanzar una relación con Dios significa una
manera de vivir. No es simplemente algo en lo que debemos pensar una vez por
semana. Tenemos el deseo de comer y beber muy pronto después de
despertarnos por la mañana. Estos deseos físicos recurren durante el día. De igual
manera, deberíamos tener hambre y sed para relacionarnos con Dios durante todo
el día. ¿Qué puede hacer una persona que no tiene hambre ni sed de Dios?
Primeramente, tenga mucho cuidado con qué está alimentando su alma. Si uno
come muchas comidas dulces o comidas que no son saludables, arruinará su
apetito para recibir comidas buenas. De la misma manera, pasar mucho tiempo
con comida espiritual que no es saludable destruirá nuestros deseos espirituales.
El primer paso para aumentar nuestro apetito de Dios es disminuir lo que alimenta
a los deseos de la carne. Cada uno de nosotros tiene dos naturalezas en nuestro
interior. La que alimentemos más será la que nos gobierne. Segundo, debe comer
un poco de buen alimento espiritual, aun si no tiene hambre de ello. Por ejemplo,
lea la Biblia por unos minutos, aunque no tenga ganas de hacerlo. Hacer esto
despertará el deseo soñoliento por la Palabra de Dios. Deberíamos llegar a estar
hambrientos y sedientos como estaba María, la hermana de Lázaro (Lc 10:38-42).

5. Bienaventurados los de limpio corazón. Hallamos la quinta cualidad en


Mateo 5:8: “Bienaventurados los de limpio corazón, porque ellos verán a Dios.” Un
metal puro, como el oro, es uno que no se mezcla con otros metales. Un corazón
puro y limpio es uno que no se mezcla con malos deseos. Santiago y Juan no
tuvieron un corazón limpio y puro cuando intrigaron para obtener dos tronos (Mt
20:20-28). El corazón de una persona es como un jardín. Los motivos y los deseos
impuros son como las hierbas malas. Cada uno de nosotros debe limpiar el jardín
del corazón. Debemos arrancar las hierbas malas como la lujuria, la codicia, el
rencor, y la amargura. Cada una de estas al comienzo es pequeña. Sin embargo,
si nos descuidamos, las hierbas malas echan grandes raíces. Si una persona
abona el jardín de su corazón regularmente, será puro, sin mezclarse con la hierba
mala. Entonces ese creyente verá a Dios en toda su vida. Ejemplos bíblicos de
personas de limpio corazón incluyen a Rut, Ester, Natanael (Jn 1:47) y Timoteo
(Fil 2:19-24).

Hay dos términos en el idioma griego que se traducen "bienaventurado". La


palabra makarios que se usa aquí se refiere más a una condición interna y por eso
"podría traducirse 'feliz' en un sentido más elevado; mientras que la otra,
eulogémenos, denota más bien lo que nos viene de afuera"3 El apóstol Juan
aplica aquél término a los muertos en Cristo (Apocalipsis 14:13), y Pablo. a Dios
mismo: "el glorioso evangelio del Dios bendito" (l Timoteo 1:11). En el Sermón del
Monte, bienaventurado significa un gozo celestial Que el discípulo posee en sí
mismo, una dicha que no es afectada por las circunstancias cambiantes de la vida.
Brota en el alma del creyente porque éste es poseedor del reino y sus dones. No
es algo que recibirá en el cielo sino algo que ya posee. No es una dicha como la
del mundo. la cual es pasajera. sino una felicidad duradera que nadie ni nada
puede quitar.

a) "Los pobres en espíritu:' La expresión "en espíritu" está ausente en' Lucas
0:20.- Por regla general son los "pobres de este mundo" los que son "ricos en fe"
(Santiago 2:5). Pero es probable que Lucas presente el dicho en su forma más
breve: "Bienaventurados los pobres". Mateo no se refiere a la pobreza material.
Los pobres en espíritu son los que están desilusionados consigo mismos y
reconocen su profunda necesidad espiritual. Se dan cuenta de que les falta la
justicia que agrada a Dios y los recursos para llevar una vida santa. Es el espíritu
que caracteriza al publicano que oró. "Dios, sé propicio a mí. Pecador"(Lucas 18:
13).

Lo contrario a este espíritu se encuentra en la actitud de la Iglesia en Laodicea'


"Yo soy rico y me he enriquecido, y de ninguna cosa tengo necesidad"
(Apocalipsis 3:17). La pobreza de espíritu nos conduce a buscar el perdón y ayuda
divinos: nos enseña a depender de Dios-para vencer las tentaciones, gozarnos en
las pruebas, hacer su obra y satisfacer las necesidades más profundas de nuestra
alma. Así que es imprescindible tener este espíritu para entrar en el reino de Dios
y disfrutar de sus riquezas espirituales. Por eso la bienaventuranza de los súbditos
del reino comienza con esta actitud.

B) ''Los que lloran": El Señor no nos medica el motivo del lloro que produce
bendición y felicidad, pero es probable que sea motivado por 10 siguiente. 1)
Conciencia de la indignidad y pecado de la persona; 2) las penas y sufrimientos de
otras: 3) 'el estado-perdido del mundo: y 4) las pérdidas, desilusiones y
padecimientos que experimentan los que lloran. Los súbditos abren su alma
apenada a Dios y él los consuela en esta vida. En el porvenir, "enjugará Dios toda
lágrima de los ojos de ellos" (Apocalipsis 21 :4).
C) "Los mansos", En castellano el término "manso" corresponde al "animal dócil
que se somete al control humano. La traducción "los humildes de corazón"
(Versión popular) es más exacta. Se refiere a un espíritu suave. Apacible, que no
reaccione mal ante el antagonismo u ofensas de otros. Es lo contrario de un
espíritu orgulloso, susceptible, impaciente, vengativo y violento. Al igual que el
amor descrito por el Apóstol Pablo, "no se irrita. no guarda rencor... todo lo
soporta" (1 Corintios 13:5, 7). El mundo tiene el concepto de que el hombre manso
es tímido, débil y sin firmeza de carácter. Pero la mansedumbre a la que el Señor
se refiere involucra dominio propio. Es fortaleza revestida de suavidad. Los
súbditos del Rey saben que Dios odia la injusticia y juzga a su tiempo a los
opresores. por lo tanto. se encomienda a un fiel Creador y no tienen que tomar
represalia. También se dan cuenta de que ahora no reciben la tierra como
heredad, pero sí la recibirán cuando "los reinos del mundo han venido a ser de
nuestro Señor" y "reinarán con él por los siglos de los siglos", Así que tienen
paciencia y esperan el día del Señor.

d) "Los que tienen hambre y sed de justicia” Son los que anhelan ver tanto el
triunfo de Dios sobre la injusticia y maldad en el mundo como la conformidad de su
propia vida a la voluntad divina. Lamentan la violencia, corrupción y pecado en la
sociedad.

Es de notarse que son bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia
más Olen que los que alcanzan la rectitud de Dios en sus vidas. ¿No nos insinúa
esto que uno recibe la justicia como un don de Dios en vez de lograrla por sus
propios esfuerzos" Luego la persona justificada por la fe, obra en su vida la justicia
práctica que agrada " Dios. Así que Dios es el que satisface el deseo del creyente.

e) "Los misericordiosos". El Señor promete el reino a los pobres en espíritu a


los que lloran. A los mansos. Y a los que apasionadamente desean la justicia
Estas actitudes los llevan a un conocimiento profundo del amor de Dios y los
forman en su semejanza. No es de extrañarse. Pues, de que reflejen el espíritu de
su Creador, teniendo misericordia de su prójimo. Perdonan a los que les hacen
injusticias, porque son constantemente perdonados por Dios. Cuanto más tienen
compasión de otros, tanto más Dios y los hombres tienen misericordia de ellos.

El término "misericordiosos", sin embargo abarca más que perdonar a los


culpables. El vocablo griego traducido "misericordiosos" se refiere a "los que
tienen compasión de otros" (véase la Versión Popular). Al menesteroso alivian
sus necesidades y curan sus heridas. En la Iglesia Primitiva, tales personas
ejercitaban ministerios de repartir a los pobres, de hacer misericordia y otras obras
de compasión (Romanos 12:8).

f) "Los de limpio corazón". El vocablo griego traducido "limpio" significa –lo


contrario de "doble ánimo" (Santiago 1:8). Quiere decir "sin mezcla, ni adulterio,
sin aleación".4 Se refiere a la motivación pura y sin mezcla de mal alguno.
Desgraciadamente, muchas personas sirven a Dios con una mezcla de motivos:
algunos buenos y otros interesados. Por ejemplo, un ministro puede trabajar en la
obra del Señor no solamente para edificar a la congregación sino para ser
reconocido como un gran siervo de Dios. Por regla general, no nos damos cuenta
de esa motivación. Por otra parte, la expresión de corazón limpio se refiere a la
condición de la fuente de nuestra conducta moral. Jesús nos enseña que
proceden del corazón las malas intenciones, homicidios, adulterios, fornicaciones,
robos, falsos testimonios e injurias y contaminan todo el hombre (Mateo 15:18-19).
El corazón limpio produce pensamientos buenos, amor y buenas obras. Oremos
con David. "Crea en mí. oh Dios, un corazón limpio" (Salmos 51: 10). Entonces,
será posible contemplar con los ojos espirituales a Dios. y algún día, en el cielo,
tener la plena visión beatífica. Es decir, ver el rostro de Dios en toda su hermosura
(véanse Salmos 17: 15 : Apocalipsis 22:4: 1 Juan 3: 2).

g) "Los pacificadores". Es muy fácil sembrar descontentamiento contra otros:-


odio, división y rencor, pero es difícil reconciliar a los que pelean. Cristo nos
enseña a no ser contenciosos sino embajadores de reconciliación.
Bienaventurados los que apagan el odio, y ponen paz entre los contendientes.
Sobre todo, dichosos son los que reconcilian a los hombres con Dios, predicando
el Evangelio. Tales personas serán reconocidas como hijos de Dios aun por los
inconversos. Esta hermosa metáfora de filiación divina indica que ellos tienen
solidaridad con el Padre, una relación íntima con él, y llevan visiblemente su
imagen espiritual.

h) "Los que padecen persecución por causa de la justicia": ¿Goza no-(fe


popularidad las- personas que adoptan los niveles de conducta de Cristo? Al
contrario, son malentendidos por el mundo, el cual los Vitupera y los persigue. Es
propio de la naturaleza humana tener sospechas y agraviarse de una persona que
es diferente a los otros hombres. El mundo persigue al que no se conforma a sus
niveles. El creyente es muy diferente. Además, el cristiano predica un mensaje
que despierta la conciencia del mundano. a la cual el mundo le gustaría acallar.

La persecución injusta no debe causar en los hijos del reino ninguna tristeza o ira
enconada, antes bien, debe ser motivo de gran alegría. No por causa de las
injurias y humillaciones, sino porque su galardón es grande en los cielos. El
creyente perseguido por causa de Cristo comparte los padecimientos de su Señor
y reinará con El (2 Timoteo 2: 12). Además, "las aflicciones del tiempo presente no
son comparables con la gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse"
(Romanos 8: 18). Finalmente, la persecución de los cristianos demuestra que son
sucesores de los profetas, muchos de los cuales sufrieron la muerte por su
valiente predicación. La civilización ha suavizado la manera de perseguir a los
hijos del reino, pero todavía existe en el corazón no regenerado "el odio natural de
la mentira contra la verdad de la mundanalidad contra la piedad del mal contra el
bien."

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