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NOTA PARA EL MAESTRO Y EL ALUMNO:
Estos son estudios bíblicos. Es provechoso solamente leerlos, más provechoso leer cada texto
a que se hace referencia, pero aún mucho más provechoso es profundizarse en cada uno de ellos
con oración. Se recomienda que se estudie cuidadosamente bajo la guía de un maestro
consagrado. Las clases para estudiar estas lecciones pueden celebrarse en un hogar o en una
iglesia. Estas clases, seguramente, por la gracia de Dios, alentarán a los cristianos para vivir una
vida victoriosa.
Las preguntas de este manual tienen el propósito de ayudarle en el estudio. Lea el texto
cuidadosamente y después conteste las preguntas que se asignan para esa sección. Se puede
repasar las preguntas en la Clase de Preparación y esto proporcionará intercambio provechoso.
Además de contestar las preguntas, que aparecen en diversas partes del manual, se requiere
presentar un examen final. Vea la nota que se encuentra después de la pregunta 40 en la parte
posterior del libro.
Todas la citas que aparecen en cursiva al final de algunos capítulos son del Dr. Charles G.
Trumbull, gran maestro de la vida victoriosa.
CONTENIDO
Pág.
Prefacio 4
La Vida Victoriosa descansa en poderosas promesas 5
La Vida Victoriosa depende de la justificación por la fe 6
La Vida Victoriosa comprende misterios, principios y decisiones 9
La Vida Victoriosa fija la norma para la conducta cristiana 13
La Vida Victoriosa es una vida totalmente rendida 16
La Vida Victoriosa exige una mente renovada 18
La Vida Victoriosa afecta nuestros cuerpos 20
La Vida Victoriosa está llena del fruto del Espíritu Santo 22
La Vida Victoriosa y la provisión de Dios para el crecimiento 24
La Vida Victoriosa y sus peligros 26
Los conflictos en la Vida Victoriosa 27
Las glorias de la Vida Victoriosa 29
Preguntas para el Examen de la Vida Victoriosa 30
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PREFACIO
En cada una de estas áreas la victoria es toda de Él, toda de gracia. Él es "el Dios de toda
gracia" (I Pedro 5:10).
La vida victoriosa no la pueden vivir aquellos que no tienen la vida nueva en Cristo.
Únicamente los que han "nacido de nuevo" tienen la vida nueva y están "como vivos de entre los
muertos" (Romanos 6:13). Los que han recibido a Cristo tienen esta vida nueva. Lea I Juan 5:11-
13. En el mismo instante en que creemos, nacemos en la familia de Dios y nos convertimos en sus
hijos y herederos. El Espíritu Santo nos bautiza, o sea, nos coloca en el cuerpo de Cristo, y viene a
morar en nosotros para guiamos y damos poder (Gálatas 4:4 -6; Romanos 8: 1 7; I Corintios
12:13; Juan 16:13)
EL FUNDAMENTO DE LA GRACIA
1. Dios justifica (considera justo) a todos los que creen en Cristo basándose en la gracia y no
en obras o méritos. Muchos cometen el error de pensar que sus buenas obras o el guardar ciertos
ritos o leyes, les justificará o, por lo menos, les ayudará a justificarse (Tito 3:5). No obstante, es
solo mediante la muerte de Cristo en la cruz en nuestro lugar, por nuestros pecados, que podemos
ser justificados. Tenemos que acudir a El sobre esa base. Su resurrección establece nuestra
justificación ya que prueba que Dios aceptó Su obra redentora (Romanos 3: 24, 25; 4:25).
EL DON DE LA GRACIA
2. Por gracia, la justificación se ofrece a todos como regalo. Los que le buscan por otros
medios, tal vez profesan ser creyentes, pero no están justificados. Dios no los acepta (Efesios
2:8,9; Romanos 4:4, 5; 5:17; 11:6). Cuando somos justificados todos nuestros pecados son
perdonados. Dios nos imputa justicia y estamos completos en Cristo (Hechos 13:38, 39; Romanos
4:6 -8, 23,24; Colosenses 2:10).
"Aclaremos el hecho de que la gracia no significa que Dios nos ofrezca compartir una obra con
nosotros. La gracia es la obra de un Dios celoso, que tiene que hacer la obra solo; y si nosotros
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neciamente insistimos en tener una parte en lo que es exclusivamente de Dios, no solamente nos
ayudamos sino que obstaculizamos e impedimos Su obra".
"La gracia de Dios es el dinamo celestial, obrando día y noche, constantemente, para hacer
por nosotros y en nosotros, lo que jamás podremos hacer por nosotros mismos".
a. ______________________________________________________________
b. ______________________________________________________________
c. ______________________________________________________________
¿Se puede obtener la victoria en una de ellas sin tenerla en las
otras?______________________________________________________
¿Por que? __________________________________________________________
___________________________________________________________
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5. Escriba la letra V (verdadero) o F (falso) en los espacios.
___1. En el instante que creemos nacemos en la familia de Dios.
___2. Las buenas obras son una parte vital de la salvación.
___3. Dios el Padre nos bautiza en el cuerpo de Cristo.
___4. Cuando somos justificados, nuestros pecados confesados quedan perdonados.
___5. Estamos completos en Cristo.
___6. Leí I Juan 5:11-13.
___7. Juan 16:29 nos dice que el Espíritu Santo mora en el creyente.
___8. Los que vuelven a hacer obras a fin de guardarse salvos están bajo maldición.
6. En una hoja adicional vuelva a escribir las declaraciones que anotó como falsas
convirtiéndolas en verdaderas.
"La vida victoriosa es una vida de ________________________________________
que se vive__________________ tras _____________________
sobre todo ______________________ , sobre las ____________________________
y las ___________________ , y en el ______________________________________
¿Está usted experimentando la vida victoriosa? ______________________________
¿Por qué? ____________________________________________________________
"Jamás podrá usted tener la victoria que Cristo desea que tenga, a menos que se rinda
totalmente a El ; y si desea usted tenerla ahora , ríndase a El ahora".
"Eso implica ponerlo a El en primer lugar y dejarlo que tenga la totalidad de nosotros.
permitiéndole que sea nuestra vida misma".
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CAPITULO TRES
En las epístolas del apóstol Pablo encontramos varios misterios que le fueron revelados a él.
Consideró que tenía el sagrado deber de enseñarlos, y suplicó a las iglesias para que oraran por él
a fin de poder expresarse con denuedo al proclamarlos. Un misterio, según se usa el término en la
Escritura, se refiere a una gran verdad guardada antes en secreto, pero que ahora se revela, aun
cuando sea difícil de comprenderla totalmente.
LA IGLESIA
1. Uno de los grandes misterios es el de la Iglesia, el cuerpo de Cristo. Aunque El está
en el cielo a la diestra del Padre, tiene un cuerpo formado por todos los creyentes. Este es un
cuerpo real del cual los creyentes son miembros y Cristo es la Cabeza. La vida de Cristo está en
cada miembro. Este es un misterio y un hecho poderoso que hace posible la vida victoriosa para
cada creyente puesto que cada uno de ellos tiene Su vida (Efesios 3:2-10; 5:30, 32; 1:22, 23).
Somos miembros del cuerpo de Cristo porque hemos sido bautizados en él por el Espíritu (I
Corintios 12:13). De esa manera nos convertimos en Su cuerpo y miembros cada uno en
particular con El que es la Cabeza (I Corintios 12:27; Colosenses 1:18). Estamos resucitados con
Cristo y El es nuestra vida y nuestra vida está escondida con El en Dios. Esta vida hace que
"crezcamos en todo" (Efesios 4:15, 16). Cristo ama, sustenta y cuida a la iglesia y la glorificará
sin "mancha ni arruga" (Efesios 5:25, 27, 29).
"Si Su muerte nos salvó de la pena del pecado, Su vida, la del Cristo vivo, puede guardarnos
ahora del poder del pecado, si se lo permitimos".
2. El otro misterio es que Cristo mora en nosotros. Cristo vive en cada creyente con el
propósito de llegar a ser el Señor y Dueño para que Su vida se viva en nosotros (Colosenses 1:27,
28). Todo está preparado para que Cristo viva Su vida en cada creyente, pero El respeta nuestra
libre voluntad como sagrada y mientras no se le rinda completamente, tendrá predominio la vida
antigua (Juan 7:17).
Jesús enseñó que moraría en nosotros (Juan 14:20, 23; 15:4, 5; 17:23, 26); y Pablo dijo:
"Vive Cristo en mí"; "para mí el vivir es Cristo"; "agradó a Dios. Revelar a Su Hijo en mí"; y
"será magnificado Cristo en mi cuerpo" (Gálatas 1:15, 16; 2:20; Filipenses 1:20, 21).
Segunda Parte. La Vida Victoriosa Está Regida por Dos Grandes Principios.
"El justo por la fe vivirá" (Romanos 1:17) y si es por la fe, no es por, obras. Este texto se cita
de Habacuc 2:4 que dice: "Aquel cuya alma no es recta, se enorgullece; más el justo por su fe
vivirá". Se repite tres veces en el Nuevo Testamento (Romanos 1:17; Gálatas 3: 11 y Hebreos
10:38) y, con todo eso, cuantos de nosotros habiendo comenzado por el Espíritu hemos buscado
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ser perfeccionados haciendo las obras de la carne (Gálatas 3:3). Cuando vivimos por fe confiamos
solamente en Cristo para tener el poder de vivir rectamente, dándonos la victoria sobre todo
pecado conocido. Sabemos, o debemos saber, que no podemos vivir vidas victoriosas de nosotros
mismos. Solo El puede damos este poder.
SU OBRA
1. Por gracia fuimos justificados por medio de la fe y obtenemos la victoria
exactamente de la misma manera. La Palabra de Dios enseña la victoria, o sea la
santificación, pero siempre como Su obra en nosotros. Jesús ora para que el Padre nos
santificara por medio de la Palabra (Juan 17:17). Jesús ha sido declarado nuestra santificación, es
decir, que Su vida en nosotros la realiza (I Corintios 1:30; Romanos 5:10). La victoria, siendo
completamente de Dios, es únicamente de la gracia por la fe. Puesto que estamos bajo la gracia
podemos tener victoria (Romanos 6:14). El retroceder a guardar la ley nos acarrea una derrota
miserable (Romanos 7:19, 24).
SU PALABRA
2. Para obtener la vida victoriosa, tenemos que estar enterados de ella y creer que es
posible. Este conocimiento y fe han de provenir de lo que dice la Palabra de Dios (Romanos
10:17; I Juan 5:4; Santiago 1:6, 7). Debernos creer la Palabra (1 Tesalonicenses 5:23, 24).
Tercera Parte. La Vida Victoriosa se Obtiene por medio de Dos Grandes Decisiones
NUESTRO SUBSTITUTO
Cristo es nuestro substituto tanto en la muerte como en la vida nueva. El fue hecho pecado
por nosotros, fuimos crucificados con El, morimos con El y resucitamos con El, obteniendo así
"vida nueva" en que hemos de andar (Romanos 6:4). Esta vida nueva es la vida de Cristo por la
que somos salvos del poder del pecado; así el dominio del pecado queda destruido, y somos libres
del poder del pecado. De aquí en adelante no Bebemos servir al pecado ni permitir que reine en
nuestros cuerpos mortales. Es una verdad textual y maravillosa que no tenemos por qué permitir
que el pecado reine más en nosotros, porque eso dice la Palabra de Dios. Desafortunadamente la
experiencia prueba que millones de creyentes, vivos de entre los muertos, encuentran que el
pecado aún reina en sus vidas (II Corintios 5:21; Romanos 6:6; Colosenses 2:20; 3:3, 4; Romanos
5:10; 6:7, 12, 13).
DECISION PRIMERA
1. La primera decisión es rendirnos personalmente a Dios, y nuestros miembros como
instrumentos de justicia a Dios. Esto exige de nuestra parte una decisión genuina de la
voluntad, por medio de la cual el dominio de la vida queda completamente rendido a Cristo que
mora en nosotros. Tenemos que considerarnos "muertos al pecado pero vivirnos para Dios".
Millones han obtenido la victoria de esta manera. Otros la han buscado y han fracasado.
Seguramente no cumplieron las condiciones porque Dios no puede fallar. Frecuentemente la
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razón del fracaso se debe a que la rendición no fue absoluta. No se puede reservar nada. Cada uno
de los pecados conocidos se tiene que rendir a Dios para que El lo quite.
DECISION SEGUNDA
2. la siguiente gran decisión es confiar en Dios para obtener la victoria. Reclámela
ahora mismo para sí. El la ha prometido: "Porque el pecado no se enseñoreará de vosotros; pues
no estáis bajo la ley, sino bajo la gracia" (Romanos 6:14). El Espíritu Santo nos da la victoria
completa mientras andamos en el Espíritu y para andar en el Espíritu tenemos que confiar sin
reserva en El y para nada en la carne. II Corintios 12:9 dice: "Mi poder se perfecciona en la
debilidad"; es decir, cuando confesamos nuestra total incapacidad, y confiamos totalmente en El,
recibimos poder, Su poder. La gracia no confía para nada en la carne. La Trinidad completa (el
Padre, el Hijo y el Espíritu Santo) está activa en suministramos la victoria (Gálatas 5:16;
Romanos 8:4; II Corintios 1:9, 10; 6:16). Para andar en vida nueva debemos apretar el paso por
fe, con la expectativa de que la vida nueva se manifieste (Romanos 6:4). Esto debe hacerse sin
estar esperando sentir-algo o ver alguna evidencia. El vivir por fe significa tomar por cierto lo que
Dios dice y actuar de acuerdo con ello. La evidencia pronto aparecerá.
Tal vez se pregunte usted: ¿pero qué sucederá cuando me dé cuenta de que he obtenido la
victoria? Las experiencias son distintas pero hay dos cosas que indudablemente sucederán. De
inmediato o gradualmente el alma experimentará el amor de Dios, y los pecados conocidos que
asedian, pero que se han rendido a Él, desaparecerán porque se han puesto bajo el control del
Espíritu Santo. Toda la vida quedará transformada.
"En la victoria, en una forma que no conocemos, el Señor Jesucristo y el Espíritu Santo
intervienen en lo más íntimo de nuestro corazón y nos guardan de pecar".
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14. Diga de memoria Romanos 6:11-14. Escriba los versículos en su hoja adicional.
15. ¿Cuáles son las dos decisiones que debemos hacer?
a) ____________________a Dios.
b) ____________________en Dios para obtener la victoria.
El vivir por fe significa ____________________________________ lo que Dios dice
y __________________________ con ello.
16. Escriba la definición de estas palabras:
a. Misterio ___________________________________________________
_________________________________________________
b. Dueño_______________________________________________
_________________________________________________
c. Gracia _____________________________________________________
________________________________________________
d. Justificación ________________________________________________
________________________________________________
e. Santificación _______________________________________________
________________________________________________
f. Substituto __________________________________________________
________________________________________________
g. Rendición __________________________________________________
________________________________________________
h. Confiar ____________________________________________________
________________________________________________
i. Trinidad ___________________________________________________
________________________________________________
j. Andar _____________________________________________________
________________________________________________
La gracia produce lo que la ley exigía. La gracia nos libera y al liberamos nos proporciona la
justicia perfecta que exige la ley. Romanos 6, 7 y 8 enseñan que estamos libres de la ley para la
santificación, para vivir la vida cristiana. La gracia efectúa en nosotros una vida que si la vivimos
cumple no la letra de la ley, sino su justicia (Romanos 7:6; 6:14; 6:4). La justicia de la ley "en
esta sola palabra se cumple: Amarás a tu prójimo como a ti mismo" (Gálatas 5:14). La vida
victoriosa hace posible este amor. El primer requisito de la ley es: "Amarás al Señor tu Dios con
todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente (Mateo 22:37). Este amor también es
producto de la vida victoriosa. En el Nuevo Pacto de la gracia Dios pone Sus leyes en la mente y
las estribe en el corazón (Hebreos 8:10). Esto la hace dándonos Su amor de modo que el carácter
cristiano es un manantial que fluye de la salvación interior.
REDENCIÓN CONSUMADA
1. Bajo la gracia tenemos redención consumada (Hebreos 10:10, 12, 14). Es nuestra la
condición de hijos en la familia de Dios (Juan 1:12, 13). El Espíritu Santo mora en nosotros (I
Corintios 3:16) y además tonemos a Cristo morando en nosotros como nuestro Abogado
(Colosenses 1:27). Ahora "el Dios de paz" obra gradualmente para hacernos "aptos en toda obra
buena para que hagáis Su voluntad, haciendo El en vosotros lo que es agradable delante de El por
Jesucristo" (Hebreos 13:20, 21; Filipenses 2:13). Nuestra posición en Cristo nos hace libres no
solamente de la ley, sino también de guardarla. La ley nos colocó bajo maldición hasta por la
mínima violación y nos dejó condenados; pero por la sangre de Cristo somos libres de
condenación (Romanos 8:1). Cuando pecamos podemos tener perdón inmediato confesando el
pecado cometido, en vez de ser castigados corno la ley requería (1 Juan 1:9).
NORMAS DE CONDUCTA
2. La gracia no nos deja sin normas de conducta. Se establecen regias definidas y claras de lo
que es bueno y lo que es malo. Todavía tenemos regias de conducta aunque no provienen de la
ley mosaica (Gálatas 5:18). Tenemos la ley de Cristo (Gálatas 6:2; 1 Corintios 9:21). Los
ejemplos de Cristo y los apóstoles con sus mandamientos y enseñanzas nos dan la norma absoluta
de conducta cristiana (I Corintios 11:1;I Juna 2:6; I Pedro 2:21, 22). Los mandamientos de Cristo
han tomado el lugar de la ley. Esto es tan categóricamente cierto que "el que dice: Yo le conozco,
y no guarda Sus mandamientos, el tal es mentiroso, y la verdad no está en él" (I Juan 2:4). A los
mandamientos de Cristo han sido agregados los de los apóstoles. Ellos no titubean en llamar
mandamientos a sus requisitos, poniéndolos a nivel de los de Cristo (I Corintios 14:37). Jamás
podremos amar la justicia y odiar a la iniquidad a menos que tengamos una enseñanza clara en
cuanto a lo que es bueno y lo que es malo (Hebreos 1:9). La confusión destruye las normas. El
Nuevo Testamento nos da instrucción completa para cada fase de la conducta, y abarca cada
aspecto, por lo menos en principio, de la vida.
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Se da mucha instrucción en cuanto a la iglesia local, sus oficiales, su administración y sus
ordenanzas. Se dan mandamientos e instrucciones en cuanto al matrimonio, el divorcio, el hogar,
el esposo, la esposa, los padres y los hijos (Hebreos 13:4; Mateo 19:3-9; I Corintios 7:1-17;
Efesios 5:22-6:4). Se encuentran mandamientos en cuanto a los deberes hacia el gobierno y el
deber de éste; también en cuanto a la honradez, la laboriosidad, la justicia, la misericordia, el
perdón, la generosidad, el sostén de los débiles, los patrones, los empleados, los ricos y los pobres
(Romanos 13:1-7, 13; I Tesalonicenses 4:11; 5:14; Mateo 23:23; Lucas 17:1-4; 6:38; I Pedro
2:13-15).
"Si encontramos que hay algo que necesitamos hacer para obtener la victoria, que ésta se nos
hace difícil, que requiere esfuerzo o lucha de nuestra parte, quiere decir que estamos
equivocados; que no estamos basados en lo que Dios dispuso".
Santidad es la palabra del Nuevo Testamento para la conducta cristiana. Esta conducta es el
producto del Espíritu Santo. "Pues no nos ha llamado Dios a inmundicia, sino a santificación" (I
Tesalonicenses 3:13; 4:7).
1. Cualquier cosa mundanal, por buena que sea, inmediatamente se convierte en pecado
cuando se antepone a Dios, o nos hace apartamos de nuestro deber (Gálatas 1:10; I Timoteo 6:10;
II Timoteo 3:4; 4:10). Existe un grave peligro en ocupamos tanto en nuestro trabajo, negocios u
otras actividades, que sin damos cuenta, nos vemos impedidos de realizar nuestro deber para con
Dios (Marcos 4:18, 19). Dios separó a Israel por medio del aislamiento, pero ahora no hace eso
con nosotros.
Recuerde que el cristiano victorioso es la luz del mundo; por lo tanto, por nuestra actitud
diferente debemos brillar (Mateo 5:14).
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CAPITULO CINCO
RENDICIÓN
El requisito absoluto para obtener la victoria es rendirnos juntamente con nuestros miembros a
Dios. Cristo Jesús tiene que ocupar el primer lugar en nuestras vidas. El "yo" en nosotros tiene
que rendirse y rendirse completamente. Cuando nacemos otra vez, nos convertimos en nuevas
criaturas y un nuevo "yo" viene a morar en nosotros. El apóstol Pablo dijo: "Con Cristo estoy
juntamente crucificado, y ya no vivo yo, más vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne,
lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mi (Gálatas 2:20).
De este texto deducimos que cuando Cristo vive en nosotros, Él debe tener el control absoluto de
nuestro nuevo "yo". Si El ha de controlar, el viejo "yo" tiene que estar completamente derrotado.
Bajo la gracia, a nuestra doble naturaleza se le llama el viejo hombre y el nuevo hombre, y se nos
ordena a despojamos del viejo hombre y a vestimos- del nuevo. Esto lo debemos hacer de una vez
por todas si ha de haber victoria continua (Efesios 4:22, 24). En la experiencia real, este proceso
exigirá una rendición constante. El nuevo hombre es Cristo que ha sido formado en el creyente
(Gálatas 4:19).
EL VIEJO HOMBRE
1. A menos que el viejo hombre sea completamente subyugado, habrá lucha constante, es
decir, la carne luchando contra el Espíritu y éste contra la carne (Gálatas 5:17). El viejo hombre
está viciado conforme a los deseos engañosos, mientras que el nuevo hombre está creado en la
justicia y verdadera santidad (Efesios 4:22, 24). No nos extrañe pues de que haya guerra entre los
dos. Es muy triste que muchos cristianos no están dispuestos a dejar a Cristo que gobierne en cada
una de las áreas de sus vidas. "Ninguno puede servir a dos señores" (Mateo 6:24). Si el creyente
va a tener victoria, tiene que haber victoria sobre la carne. La carne tiene que crucificarse (puesta
en el lugar de la muerte) y Cristo tiene que ser el todo, y en todos (Gálatas 5:24; Colosenses 3:11).
Repetimos lo que dijo Pablo: "Con Cristo estoy juntamente crucificado"; esto debe ser una
transacción que ya no se cometa a componendas. Los Colosenses se habían despojado del viejo
hombre y se habían vestido del nuevo; era un hecho consumado (Colosenses 3:9,10).
EL "YO"
2. El Cristiano victorioso reconoce que el "yo" es una criatura de muchas facetas. No
podemos crucificarlo pero debemos rendirlo a Cristo. El "yo" debe llegar a ser semejante a El en
Su muerte (Filipenses 3:10).
Lo primero en aparecer es el egoísmo. Cuán cierto es que "todos buscan lo suyo propio, no lo
que es de Cristo Jesús" (Filipenses 2:21; 1 Corintios 13:5;11 Corintios 8:9).
a. La voluntad propia es de lo más difícil de rendir, sin embargo, debe rendirse. La
obediencia plena depende de una voluntad rendida. Aun el Señor Jesús rindió Su
voluntad al Padre (Santiago 4:13-15; Efesios 6:6; Juan 5:30; 6:38).
b. La confianza en sí mismo debe rendirse. En las actividades del mundo la confianza en sí
mismo podrá tener su lugar, pero en la victoria sobrenatural no tiene lugar alguno
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(Juan15:4, 5).
c. El egoísmo, que busca honra, fama, posición o riqueza, debe rendirse a Cristo (Juan 5:44;
1 Corintios 1:29, 31; Gálatas 6:14).
d. La autocomplacencia debe rendirse. Existen muchas formas de placer pecaminoso a los
cuales se aferran los cristianos. Dudan que la voluntad de Dios sea buena, agradable y
perfecta (Romanos12:2). El lujo y la vida desahogada frecuentemente son pecados que
asedian. Todos éstos deben rendirse (II Timoteo 3:4, 5; Hebreos 11:24, 25).
"No solamente debemos rendir las cosas-malas de nuestra vida, sino también hay que incluir lo
bueno y lo mejor que hay en ella".
"Si somos cristianos vamos a sufrir y tener dificultadas si continuamos sin rendirnos"
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CAPITULO SEIS
LA HUMILDAD
1. Necesitamos una mente humilde (Filipenses 2:2-8; Mateo 11:29). La mente de Cristo
es una mente de humildad. Al rendirnos al Señor para ejercitar la humildad, nos vestimos de ella
(Colosenses 3:12). Nos vestimos de humildad sometiéndonos al Señor. Nuestro conocimiento
debe renovarse (Colosenses 3:10). Tiene que haber un crecimiento en el conocimiento de Dios,
siendo llenos del conocimiento de Su voluntad (Colosense 1:9, 10). Crecemos en gracia y
conocimiento (II Pedro 3:18). El conocimiento y la gracia nunca pueden separarse. El celo es
bueno, pero si no es conforme a ciencia puede ser peligroso (Romanos 10:1-3). La mente humilde
busca el conocimiento de Dios.
LA SABIDURIA
2. Necesitamos sabiduría. La sabiduría espiritual nunca viene del mundo; viene de la
Palabra de Dios. Por medio de la Palabra somos santificados ( Efesios 5:26). Crecemos por medio
de ella (I Pedro2:2). La Palabra de Dios hace que seamos sabios y enteramente preparados para
toda buena obra (II Timoteo 3:15-17). La vida victoriosa puede vivirse únicamente por medio del
estudio y enseñanza cabal de la Palabra de Dios (II Timoteo 2:15; Efesios 4:11-15). Ningún
cristiano victorioso se atreve a descuidar la lectura de la Palabra con oración. La fe por la cual
andamos en la vida cristiana descansa en la Palabra, y aún las mentes puras necesitan que se les
recuerde estas cosas (Romanos 10: 17; II Pedro 3:1).La sabiduría viene también por medio de la
experiencia. Dios nos la da cuando nos encontramos rendidos y listos a recibirla (Santiago 1:5-7;
3:13-17). Dios desea darnos mentes de dominio propio (II Timoteo 1:7).
LA PUREZA
3. Necesitamos que nuestros pensamientos sean purificados. Debemos pensar en las cosas
puras, cosas verdaderas, honestas, justas, amables y de buen nombre (Filipenses 4:8). " Porque
del corazón salen los malos pensamientos" (Mateo15:19). Sólo Dios puede controlar nuestros
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pensamientos. Debemos confiar que El lo haga, hasta que todo pensamiento sea llevado cautivo a
la obediencia a Cristo (II Corintios 10:5). “Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento,
guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús" (Filipenses 4:7). El plan de
Dios para nosotros es una mente descansada y tranquila; pero esto no se logrará nunca con
esfuerzo, sino solamente rindiéndose y confiando en El (Filipenses 4:6,7).
"La irritación es pecado, y la vida victoriosa significa que podemos estar libres de la más
recóndita irritación. Si, libre".
"¿Hemos comprendido todos que el preocuparse es pecado, pecado negro, asesino, que
desafía a Dios, que rechaza a Cristo y que es pecado preocuparse por cualquier cosa en cualquier
momento?"
"Es una vida en la que somos guardados del pecado en nuestros corazones".
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CAPITULO SIETE
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2. La plena consagración es nuestro culto racional. Tenemos que entregamos al Señor con
todo lo que poseemos, para toda la vida, para que nos use como a Él le plazca (Romanos 12:1, 2;
I Corintios 6:19, 20; II Corintios 5:14, 15). El Señor Jesús enseñó que la plena consagración
equivale a discipulado.
Estos son los requisitos a llenar:
a. Un discípulo debe poner a Dios en primer lugar. Dios tiene que ser primero, antes de la
familia, las propiedades, antes de todas las cosas, incluyendo la vida misma (Lucas
14:25, 26, 33).
b. Un discípulo debe llevar su cruz, hacer cualquier sacrificio e ir dondequiera que el
Señor le indique (Lucas 14:27).
c. Un discípulo debe calcular el precio, permanecer fiel hasta el fin y terminar bien. Un
discípulo que deserta es como sal que ha perdido su sabor (Lucas 14:28-30, 34, 35).
d. Un discípulo debe tener fe para. emprender lo imposible si el Señor lo llama a
hacerlo (Lucas 14:31, 32)
"Una cosa que debemos recordar es que la vida victoriosa es una vida de tranquilidad en
lugar de esfuerzo, en cuanto se refiere al pecado. No quiero decir que los cristianos que tienen la
vida victoriosa no trabajan mucho; todos los que conozco lo hacen, pero trabajan como efecto de
la victoria, no para alcanzar la victoria"
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CAPITULO OCHO
GALATAS 5:22, 23
Las virtudes admirables, que se encuentran en Gálatas 5:22 y 23, son todas el fruto del
Espíritu y sin embargo, se nos ordena que nos vistamos de algunas de ellas (Colosenses 3:12-14).
Esto solamente significa, que así como nos despojamos de los vicios, debemos vestirnos de las
virtudes. Si vemos que nos faltan cualquiera de estas virtudes, o que la tenemos de un modo
limitado, debemos confesar esa necesidad al Señor y rendirnos a El para que nos la dé. Será
evidente que cualquier esfuerzo de nuestra parte para añadir las virtudes como el amor, el gozo o
la paz fracasará rotundamente (1 Tesalonicenses 5:24).
EL AMOR
Después de rendirse al Señor Jesús como el Amo Supremo de la vida, el corazón se inunda
del amor de Dios (Romanos 5:5). El amor es algo poderoso y maravilloso. Lo que el amor
humano efectúa en el corazón y la vida, el amor divino efectúa, pero en una manera más
maravillosa. Cuando llegamos a comprender que Dios es amor, y que el amor proviene de Dios,
debemos esperar que Su control en nuestras vidas se manifieste precisamente de la misma manera
(I Juan 4:16; 4:7). Este amor se derrama en nuestros corazones por medio del Espíritu Santo
porque es "el fruto del Espíritu" (Gálatas 5:22). Este amor es sufrido, benigno, no es envidioso,
orgulloso, insensato, egoísta, rencoroso, todo lo soporta, todo lo cree, todo lo espera (I Corintios
13:4-7). Este amor nunca deja de ser, sobrepasa todos los obstáculos y permanecerá por la
eternidad porque el cielo es la patria del amor perfecto (I Corintios 13:8, 13). Con razón dice
Judas: "Conservaos en el amor de Dios" (Judas 21).
2. Este amor produce resultados en la vida del creyente. Nos impulsa a amar al Señor.
Nos capacita para guardar Sus mandamientos; nos quita el miedo que pudiéramos tener de Dios
(Juan 21:15; 14:21; Pedro 1:8, 9; I corintios 16:22; I Juan 4:18, 19). Nos impulsa a amar a
nuestros vecinos, a los enemigos, al esposo, a la esposa, al padre, a la madre, al hermano, a la
hermana, al hijo o a la hija. Nos hace anhelar la salvación de los perdidos (Lucas 6:27, 32; I
Corintios 9:22; Romanos 9:1-3; Mateo 18:12-14). Este amor hace que amemos a nuestros
22
hermanos en el Señor, de una manera especial, pasando por alto toda diferencia que haya de raza
y posición, capacitándonos para trabajar en armonía (Juan 13:34, 35; I Pedro 4:8; Mateo 18:21,
22; I Juan 4:20, 21).
EL GOZO Y LA PAZ
Cuando uno está en medio de dificultades y sufrimiento, la declaración "... el gozo de Jehová
es vuestra fuerza" ciertamente parece una paradoja, pero ejerce un inmenso poder. Este gozo
puede ser nuestro en todo tiempo (Nehemías 8:10; Filipenses 4:4; II Corintios 6:10). Lo que sigue
en la lista es paz. Cuando ya somos justificados por la fe, tenemos paz para con Dios (Romanos
5:1). Solamente la vida victoriosa puede damos la paz de Dios y hacer que ésta permanezca
(Isaías 26:3; Filipenses 4:6, 7).
"La falta de paz es un pecado tan real como cualquiera otra clase de pecado. El cristiano
que carece de paz es un cristiano derrotado".
"¿Es el gozo un hecho en su vida? No un sentimiento, porque nuestros sentimientos son
variables, sino gozo arraigado en la Roca de la Eternidad".
"¿Necesitamos victoria en esta área? Definitivamente, si no poseemos el amor mismo de
Dios derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo".
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CAPITULO NUEVE
Somos salvos y somos guardados por la gracia; tenemos victoria por medio de la gracia y
nuestro servicio es todo de gracia, sin embargo, hay otras cosas que debemos hacer. No tienen
poder alguno en si para salvar, pero están relacionadas vitalmente con la apropiación de la gracia
que gratuitamente se nos ofrece. Cada medio de gracia que se nos proporciona indica que Dios
supo que la necesitábamos, "Así que, el que piensa estar firme, mire que no caiga" (I Corintios
10:12). Si pensamos que somos tan fuertes que podemos arreglarnos sin los medios que Dios nos
proporciona para nuestro crecimiento, estamos manifestando un orgullo espiritual que pone en
duda Su sabiduría.
EL ESTÚDIO BIBLICO
1. La lectura de la Palabra de Dios en oración. Esto no debemos descuidarlo nunca. No
solamente debemos leer la Palabra, sino también meditar en lo que leemos (Salmo 1:2). Es
necesario que estudiemos la Biblia porque nos revela a Dios, alimenta nuestra fe, modela nuestra
conducta, establece nuestra doctrina y abunda en promesas que podemos apropiar (Juan 5:39;
Deuteronomio 11:18-20).
LA ORACIÓN
2. La íntima comunión con Dios. La alabanza por lo que el Señor ha hecho debe preceder a
la petición de lo que queremos que El haga. Aunque no debemos orar por lo que ya tenemos, hay
mucho, muchísimo por lo que debemos orar. El cristiano victorioso tiene la promesa de que sus
oraciones serán contestadas (I Juan 5:14). El creyente debe procurar saber la voluntad de Dios y
orar de acuerdo con ella. Debemos orar por nosotros mismos, para que seamos útiles y por
nuestras necesidades (Santiago 4:2; 5:13; II Corintios 12:8; Efesios 6:19, 20; Filipenses 4:6, 7).
Debemos orar por nuestros compañeros creyentes para que crezcan en amor, conocimiento y
sabiduría; que tengan prosperidad y salud; por su santificación y otras necesidades (Efesios 66: 1
8; Filipenses 1:9-11; Efesios 1:16-19; Santiago 5:15; I Tesalonicenses 5:23). Debemos orar para
que las almas perdidas sean salvas, para que haya obreros y para que el Señor bendiga a los que
están en Su obra. Algunos creyentes están orando por cosas que deberían apropiarse por fe; en
cambio otros están apropiando cosas por lo que solamente deberían orar. Algunos ansían ciertas
cosas por lo que solamente deberían orar. Algunos ansían ciertas cosas y no las tienen
simplemente porque no las han pedido; en cambio hay quienes están pidiendo lo que jamás
podrán tener. La Biblia nos exhorta a ser constantes en la oración (en todo lugar, incesantemente,
perseverando, con gran insistencia, en secreto, en el Espíritu) y esperar la contestación (Romanos
12:12; I Timoteo 2:8; I Tesalonicenses 3:10; 5:17; Mateo 6:6).
LA IGLESIA
3. La iglesia local. Tan cierto como el Señor formó la Iglesia, Su cuerpo, así también
estableció la iglesia local, En su forma más sencilla se compone de dos o tres que se reúnen en el
nombre de Cristo. Nos es muy necesaria la reunión pública de los creyentes. El compañerismo y
24
la expresión de la fe en el canto y el testimonio nos sirven de estímulo. El Señor está presente
(Mateo 18:20; Hebreos 10:25; I Tesalonicenses 2:14; II Tesalonicenses 1:4; I Corintios 4:17).
Necesitamos el ministerio de los que "puso Dios en la iglesia" para la "edificación del cuerpo de
Cristo". Cada uno es para ayudamos, ya sea el pastor, el evangelista, el maestro, el que exhorta, el
que administra, el anciano, el diácono o los ayudantes. Estos laboran donde los creyentes se
reúnen en la iglesia local (Romanos 12:6-8; I Corintios 12:28; Efesios 4:11-13). El
compañerismo, el consejo y el ánimo de los compañeros cristianos contribuyen a nuestro
crecimiento espiritual. Son bendecidos especialmente aquellos cuyo compañero o compañera de la
vida es un cristiano espiritual (Filipenses 1:8; Filemón 1:7).
EL TESTIFICAR
4. Evangelismo público y personal. La tarea suprema de la iglesia es evangelizar al
mundo, ya sea por medio del evangelismo personal o público, y lo hace por medio de individuos
que ganan a otros individualmente. Esa es la tarea del cristiano individual de cada generación con
sus centenares de millones de armas. ¡Qué enorme tarea para motivar el celo y entusiasmo de
aquellos que aman al Señor! El creyente que testifica de Cristo se fortaleza mucho. Un cristiano
victorioso estará fervoroso en la causa del evangelismo (Marcos 16:15; Romanos 10:13-15; I
Corintios 9:22; Mateo 16:26; Hechos 8:1-4; Daniel 12:3; Ezequiel 3:18, 19).
28. Nombre las cuatro provisiones que Dios proporciona para el crecimiento espiritual que
estudió en su libro de texto.
1.
2.
3.
4.
29. Explique con 25 palabras o mas la importancia de cada una de ellas, en su hoja
suplementaria.
Somos salvos maravillosamente de la pena y el poder del pecado, pero aún no estamos libres
de su presencia ni de sus efectos. No podemos ser librados de estos, pero tenemos la promesa de
una gloriosa victoria sobre ellos. Además no solo podemos tener la victoria sobre la carne y el
mundo sino que ha de abarcar el vencimiento de los ataques de Satanás. Las Escrituras
representan a Satanás como poseedor de un gobierno mundial invisible, cuyo poder va en
aumento a medida que se acerca el fin de esta era. Uno de los propósitos de la profecía es
advertirnos de antemano de sus terribles engaños, de su éxito y su ruina en los últimos días
(Efesios 2:2; 6:12; II Tesalonicenses 2:3, 7, 9, 10; Apocalipsis 12:12).
Considere cuidadosamente:
VASOS DE BARRO
1. El cuerpo del cristiano victorioso todavía está sujeto a la carne. La maldición del pecado
pesa sobre el mundo que habitamos y aun sobre nuestros cuerpos. La influencia de hombres
pecadores nos rodea por doquier. Además, hay que reconocer los resultados de nuestros pecados
pasados. Dios ha prometido que la creación va a ser liberada de los efectos del pecado, pero
actualmente nuestras vidas se hallan "en vasos de barro" (Romanos 8:21; Filipenses 3:20, 21; II
Corintios 4:7). Algunos de estos vasos se encuentran inválidos, deformados y atribulados. La
pobreza y la aflicción con frecuencia vienen hasta a los más grandes santos. El apóstol Pablo tuvo
su aguijón que la victoria no quitó pero sí conquistó. Las Palabras del Señor dirigidas a Pablo:
"Bástate mi gracia" son también para nosotros en nuestros tiempos de aflicción y sufrimiento;
debemos apropiárnosla por fe (II Corintios 12:7-10; 4:8, 9; 6:4, 5; 7:5; 11:2327; Hechos 20:23).
Se nos promete gracia y victoria en las que "somos más que vencedores" para soportar y vencer
cualquier forma de prueba, sufrimiento y aun el martirio. Se nos asegura que cuando no se nos
libera de una prueba no es porque estemos separados del "amor de Cristo" sino más bien para que
nos percatemos de que Su amor permanece en la victoria en lugar de la liberación (Romanos
8:3539).
Solamente la oración puede ayudar cuando estamos en una aflicción que Dios no quita. La
victoria se obtiene por medio de la oración (Santiago 5:15). Algunas veces nos encontramos tan
confusos que no podemos orar, pero gracias a Dios, el Espíritu Santo ora por nosotros en la
voluntad de Dios (Romanos 8:26, 27).
27
LOS ATAQUES DE SATANÁS
2. El diablo ataca personalmente al cristiano victorioso. No solo ataca "como león rugiente",
pero se presenta "como ángel de luz" y "sus ministros... como ministros de justicia" (1 Pedro 5:8,
9; II Corintios 11:14, 15). Sus servidores y sus engaños han destrozado la fe de muchos; mientras
otros han sido atrapados en sus lazos y "asechanzas" (II Corintios 2:11; II Timoteo 2:24-26;
Efesios 6:11).
Jesús dijo: "... yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo"; de manera que
podemos contar con el poder de Cristo para la victoria hasta el fin. El dijo: "En el mundo tendréis
aflicción". Entonces no nos extrañemos de las tribulaciones sino gocémonos porque si padecemos
con Cristo, también reinaremos con El. No importa ni cuándo ni cómo nos ataque Satanás, no
importa cuán grande sea la apostasía o los sufrimientos humanos, todavía podemos ser
"guardados por el poder de Dios mediante la fe, para alcanzar la salvación que está preparada
para ser manifestada en el tiempo postrero" (I Pedro 1:5; Judas 24, 25). El cristiano victorioso
puede decir con seguridad absoluta: "... sabemos que... todas las cosas... ayudan a bien..."
(Romanos 8:28; Mateo 28:20).
"Por supuesto, el que ha conocido la vida victoriosa puede tener sus fracasos, no que los
deba tener, sino que puede tenerlos; Juan nos da el remedio (1 Juan 1:9) y luego viene la
restauración inmediata".
"Permita al Señor Jesús resistir al diablo por usted y el diablo quedará derrotado".
28
CAPITULO DOCE
JUDAS 24, 25
El cristiano victorioso es quien puede apropiar estas promesas eternas: "Y como tus días
serán tus fuerzas"; "Mas la senda de los justos es como la luz de la aurora, que va en aumento
hasta que el día es perfecto"; "En quietud y en confianza será vuestra fortaleza"; "No te
desampararé, ni te dejaré"; "de modo que te rejuvenezcas como el águila". "Aunque este nuestro
hombre exterior se va desgastando, el interior no obstante se renueva de día en día. Porque esta
leve tribulación momentánea produce en nosotros un cada vez más excelente y eterno peso de
gloria" (Deuteronomio 33:25; Proverbios 4:18; Isaías 30:15; Hebreos 13:5; Salmo 103:5; II
Corintios 4:16, 17).
LA PRESENCIA DE DIOS
1. La vida victoriosa es una vida que experimenta la presencia de Dios. El cristiano
victorioso tiene el privilegio de alabar a Dios todo el día. "Bendeciré. a Jehová en todo tiempo;
Su alabanza estará de continuo en mi boca" (Salmo 34:1). "Mi presencia irá contigo, y te daré
descanso" (Éxodo 33:14). La fe descansa en apropiarnos las promesas de Dios para la victoria y
no se perturba ni ocasional ni constantemente. Hay un verdadero "reposo para el pueblo de Dios";
lo que necesitamos es entrar en él, encomendándole nuestro pasado, presente y futuro, y
descansando en Su gracia abundante para todo (Hebreos 4:9-11; II Corintios 12:9)
A veces nuestro Padre celestial recurre a la disciplina para que nos demos cuenta de Su
presencia. Antes vimos que Dios permite aflicciones porque sirven para nuestro bien, para que
seamos hechos conforme a la imagen de Su Hijo. También puede enviar dificultades para lograr
Su voluntad en nosotros. Recuerde que el propósito de la disciplina es para educar a los hijos
(Hebreos 12:5-11).
EL SERVICIO FRUCTIFERO
2. La vida victoriosa es una vida llena de servicio fructífero. Cuando Cristo nos controla, Su
pasión por la salvación de los perdidos se manifestará más y más en nuestras vidas. A medida que
el amor de Dios nos inunda, así también amaremos como El "amó al mundo" aunque no con Su
medida omnipotente, pero sí con santa intensidad. Todo el mundo llega a ser nuestra "parroquia"
en cuanto a nuestro deseo de corazón e interés en la oración. Cómo anhelaremos entonces servir
en el sitio que El nos asigne, y con mucha alegría daremos, hasta donde alcancen nuestros
recursos, de nuestra fuerza y dinero. El cristiano victorioso sabe "que el que no naciere de nuevo,
no puede ver el reino de Dios" (Juan 3:3, 16). El reconoce que nadie ha sido verdaderamente
evangelizado, hasta que ha aceptado a Cristo como su Salvador personal y el que llevó sus
pecados, sobre la base de la gracia y aparte de cualquier esfuerzo humano. Nuestra tarea es buscar
a los inconversos y pedirles que acepten a Cristo; no esperar que vengan por su propia voluntad a
El (Juan 1:12, 13; 9:35; Efesios 2:8, 9).
UN SERVICIO FIEL
Aunque no somos salvos o guardados por medio de las buenas obras, la vida del cristiano
victorioso se caracterizará por ellas. Las mejores obras siempre serán aquellas que se relacionan
con el servicio fiel en las tareas espirituales que el Señor nos ha encomendado. En la gloria, cada
individuo recibirá sus recompensas de acuerdo a la fidelidad con que haya cumplido su tarea (II
Corintios 5:10; 9:6-8). El fiel servicio temporal también será recompensado (Efesios 6:5-8).
Aquellos que tengan poco talento pueden recibir una recompensa tan grande como los que poseen
mucho talento, si son fieles: La oración intercesora es una buena obra. Existen también otras:
ayudar a las viudas y a los huérfanos, ser hospitalarios hasta con los extraños, restaurar al que ha
cometido una falta, sostener a los débiles, llorar con los que lloran, gozar con los que gozan,
ayudar a los pobres, cuidar a los enfermos y enseñar a los que no saben. Estas y muchas otras
tareas se consideran como buenas obras (Romanos 15:30-32; Santiago 1:27; Hebreos 13:2;
Gálatas 6:1; I Tesalonicenses 5:14; Romanos 12:15). Debemos ser celosos de buenas obras y
procurar ocuparnos en ellas. Pablo dijo: "Así que, según tengamos oportunidad, hagamos bien a
todos, y mayormente a los de la familia de la fe" (Tito 2:14; 3: 8; Gálatas 6:10). Las recompensas
son muy grandes, aun hasta compartir el reino de Cristo. La vida del Cristiano victorioso estará
llena de buenas obras y recompensas (Apocalipsis 3:21; 21: 7; 22:3,5; II Timoteo 4:6-8; 2: 10,12).
EL FUTURO
3. La vida victoriosa es una vida llena de gloriosas expectaciones para el futuro tanto en la
tierra como en la eternidad en el cielo. "El vivir es Cristo"; a mayor servicio a El, mayor
recompensa. "Y el morir es ganancia"; si morimos estaremos con Cristo. Se dice que los mártires
dijeron que sus perseguidores apresuraron su glorificación (Filipenses 1:21, 23).
A todos los que permanecen en Cristo, se les asegura un fruto en abundancia, haciendo que
sean un gozo al Señor y proporcionándoles a ellos el mayor gozo posible en esta vida. El cristiano
victorioso experimenta la vida la vida abundante (Juan 10:10; 15:5,11).
La esperanza bienaventurada de la venida del Señor nos llena de expectación. El prometió
regresar por nosotros. No nos dijo cuándo, pero dijo que sería pronto, permitiendo a cada
generación de creyentes compartir la viva emoción de la espera (Tito 2:13; I Juan 3: 2, 3, Juan
14:3; Colosenses 3: 4; Apocalipsis 22:20; I Tesalonicenses 1:10; Filipenses 3:20; I Corintios 1:7).
Debemos amar Su venida. Sabemos que Su venida está muy cerca. ¡Qué maravilla si fuera
hoy! Algunos pueden burlarse pero nosotros creemos. verdaderamente la perspectiva del cristiano
victorioso es maravillosa ( II Timoteo 4:6-8; Hechos 1:1 1; I Pedro 1:8; Hebreos 10:25, 37; Mateo
24:42; II Pedro 3: 3,4; I Tesalonicenses 4:13-18). Amen.
"La vida viene a ser algo completamente distinto para el cristiano que está confiando en cristo
como vencedor".
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“Es solo en Su victoria que triunfamos. El la hace nuestra, pero en primer lugar es suya, para
siempre y hasta el fin; nunca tenemos que ganar la victoria, Él la ha ganado por nosotros".
Nota: El instructor de la clase debe escoger 10 de las preguntas siguientes para el examen final,
corregirlas, calificarlas para su archivo permanente. A los estudiantes se les recomienda que
guarden sus exámenes calificados para futura referencia. Estas hojas son las que se deben usar
para el examen.
Nos. 1, 3, 4, 6b, 8, 9, 12, 13, 14, 15, 18, 21, 22, 24, 25, 27, 28, 30, 32, 33, 35, 37, 38, 40.
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PREGUNTAS PARA EL EXAMEN DE
LA VIDA VICTORIOSA
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