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Como el creyente evangélico puede mantenerse firme en medio en medio del

sufrimiento

Por:
Yojana Vanessa Salazar Espinoza

Juana Mercedes Álvarez Blas

TRABAJO DE INVESTIGACION

En cumplimiento parcial de los requisitos del

INSTITUTO BIBLICO POR EXTENCION “EMANUEL” DE LA IGLESIA DE EL


Viejo – Chinandega – Nicaragua

Profesor Tutor: Lic. Lesbia Leiva


INDICE

Introducción

Hipótesis

Objetivos
1. Marco Teórico

2. Informe de la investigación de campo

3. Propuesta de estrategia para que el creyente se mantenga firme en el


Evangelio

4. Conclusiones

5. Propuesta de medidas para que el creyente evangélico se mantenga


firme en la vida cristiana
OBJETIVO GENERAL
Promover un estilo de vida donde el creyente se mantiene firme en las luchas,
pruebas, tempestades, enfermedades, dolor (físico y emocional) en el diario
vivir cristianamente.
OBJETIVOS ESPECIFICOS

1. Ayudar al creyente evangélico a mantenerse firme en la vida cristiana.

2. Mostrar estrategias para que el creyente evangélico sea fiel a su Señor

(Jesucristo).

3. Demostrar la preocupación por los creyentes que son débiles en la fe

en nuestro Señor Jesucristo.

4. Instar a presentar buen testimonio de pastores y lideres de la Iglesia Local.


INTRODUCCION

Este trabajo es nuestro proyecto para colaborar significativamente a diferentes

iglesias para enseñar y ayudar a los creyentes evangélicos a mantenerse firmes


en

la fe cristiana.

Hoy en día el creyente evangélico se ve en la lucha constante ante tantas

adversidades, angustias, traiciones, maltratos en la vida diaria.

Al elaborar este trabajo monográfico pensamos en promover estrategias, buenos

consejos e ideas para mantenerse firme en el sufrimiento, ya que nuestro Señor

Jesucristo nos advirtió “Estas cosas os he hablado para que en mi tengáis paz, En

el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo” (Juan 16:33).

La iglesia Evangélica de las asambleas de Dios de la comunidad de Jiquilillo ha

realizado un estudio sobre “Como el creyente Evangélico puede mantenerse firme

en medio del sufrimiento en la vida cristiana personal”, por lo que la Iglesia

Evangélica está viviendo una etapa donde la fe cristiana se ha debilitado.

En el primer capítulo se hablará sobre la vida cristiana, su doctrina, sus principios.


Consiste en analizar el diario vivir a la luz de las sagradas escrituras.
En el segundo capítulo veremos La fe cristiana, la cual implica: Fidelidad, Certeza,
Creer, Obediencia y convicción. Esto es la fe salvadora, la cual nos permite
fortalecer nuestra fe.
En el tercer capítulo analizaremos sobre la armadura de Dios, nos permite
protegernos de las asechanzas del enemigo.

ANTECEDENTES
Los primeros cristianos sufrieron mucho desde la fundación de la iglesia. En el
primer periodo murió todos los apóstoles martirizados sin embargo se
mantuvieron firmes fieles al Señor Jesucristo.

Durante el periodo que siguió a la Edad Apostólica, durante 200 años los cristianos
bajo la espada y la persecución.

En periodo del papado los creyentes evangélicos fueron martirizados hasta que
surgió la Reforma y fueron llamados los hermanos separados.

El creyente evangélico debe enfrentarse a una serie de luchas y pruebas


manteniéndose firmes en la vida cristiana diaria esperando la redención de sus
almas

Cristo dijo un día “Y sobre esta roca edificare mi iglesia; y las puertas del Hades
no prevalecerán contra ella” e ahí la victoria del del creyente evangélico.
JUSTIFICACION
Hemos elegido el tema “Como el creyente evangélico puede mantenerse firme”, ya
que muchos son los que aceptan a nuestro Señor Jesucristo como su único
Salvador personal. Sin embargo, la mayoría de los creyentes al presentarse las
dificultades, adversidades, el dolor …pierden la fe y vuelven atrás.

La importancia de hacer el estudio del tema antes mencionado es para ´promover


un estilo de vida donde el creyente se mantiene firme en la fe a pesar de las
situaciones adversas.

Es pertinente tratar de manera adecuada a cada creyente evangélico, para poder


ayudar en la madurez espiritual, enseñando estrategias fortaleciendo la fe
instando
la búsqueda de Dios, meditando en su preciosa palabra, transformando los
pensamientos para tener buenas actitudes y así el cristiano pueda mantenerse
firme
en Cristo.

Este tema de estudio se centraliza en como un creyente evangélico puede


mantenerse firme diariamente en este mundo lleno de aflicciones, pruebas y
luchas.
PRIMER CAPITULO
LA LUCHA DEL CREYENTE CRISTIANO

“Mas tú, oh hombre de Dios, huye de estas cosas, y sigue la justicia, la piedad, la
fe, el amor, la paciencia, la mansedumbre. Pelea la buena batalla de la fe, echa
mano de la vida eterna, a la cual asimismo fuiste llamado, habiendo hecho la
buena profesión delante de muchos testigos. Te mando delante de Dios, que da
vida
a todas las cosas, y de Jesucristo, que dio testimonio de la buena profesión
delante
de Poncio Pilato, que guardes el mandamiento sin mácula ni reprensión,
hasta
la aparición de nuestro Señor Jesucristo, la cual a su tiempo mostrará el
bienaventurado y solo Soberano, Rey de reyes, y Señor de señores, el único que
tiene inmortalidad, que habita en luz inaccesible; a quien ninguno de los
hombres
ha visto ni puede ver, al cual sea la honra y el imperio sempiterno. Amén.” (1 Ti.
6:11-16)
En las diferentes epístolas del apóstol Pablo encontramos muchos consejos para
el
pueblo de Dios. En 1 Timoteo 6:11-16 se encuentra la exhortación a que entremos
en una lucha que él llama “la buena batalla de la fe.” Una batalla implica la
existencia de un enemigo. ¿Contra qué o contra quién debemos luchar? ¿Cuál es
la lucha del cristiano?
La buena batalla de la fe
¿Cómo podemos recibir victoria en la buena batalla de la fe? (1 Timoteo 6:12)
1. Ve hacia adelante en el camino de Dios, no mires atrás como la mujer de
Lot.

Continúa diciendo “sí” a Jesús, pues Él excede todo conocimiento. Olvida


lo

que quedo atrás y prosigue lo que está adelante, corre hacia el tesoro que

está guardado en el Cielo para ti. (Filipenses 3:12-14; Mateo 6:20)

2. No ames el mundo, ni las cosas que están en el mundo, y nunca busques


las

cosas terrenales, sino persigue las cosas de arriba; pues el Reino de los

Cielos consiste en justicia, paz y gozo en el Espíritu Santo. El Espíritu de

Dios nos conduce a las profundidades de este reino, y entonces la paz será

como un río y la justicia como las ondas del mar. (1 Juan 2:15; Colosense

3:1-2; Romanos 14:17; Isaías 48:18

3. No resistas nunca al Espíritu de Dios, sino que Él siempre te impulse y te

guíe, porque Él te puede guiar a toda la verdad.

4. No temas si entras en fuego de pruebas, pues el oro es purificado en fuego.

El fuego no te consumirá y las aguas no te hundirán (1 Pedro 1:6-7; Isaías

43:2)

5. Busca siempre alimento para tu vida espiritual. Este alimento consiste en


vida

y paz, pues el sentir del Espíritu es vida y paz. (Romanos 8:6)

6. Abre bien tus oídos a la voz del Hijo de Dios, para que puedas discernir
7. claramente la voz del buen pastor de la voz del asalariado. (Juan 10:11-

12,27)

8. Abre bien tus oídos a la voz del Hijo de Dios, para que puedas discernir

claramente la voz del buen pastor de la voz del asalariado. (Juan 10:11-
12,27)

9. No te conformes solo con ser un poco religioso en lo exterior, mientras aún

eres mundano en lo interior. Huye de tal necedad. Siempre ten un buen y

claro testimonio; y nunca tengas comunión con el mundo. Aquí uno necesita

ser radical, porque Cristo y Belial, Dios y el mundo nunca se pueden unir.

(2 Corintios 6:14-17)

10. No te avergüences nunca del nombre de Jesús, sino confiésalo; así crecerá

tu franqueza, y tu recompensa será grande. (Romanos 1:16)

11. Si te falta sabiduría de Dios, pídela, pues Él da con gusto y sin reproche. Si

quieres aprender de Dios, acércate a Él, pues con quien te juntas, a él


mismo

serás semejante. (Santiago 1:5; Santiago 4:8)

Echa mano de la vida eterna


La salvación ya es tuya por medio de la fe (Ef 2:8-9), pero no hay ningún beneficio
actual que puedes derivar de ella a menos que eches mano de ella. Si estás
sumido
en el amor al dinero y en el deleite de la carne, estás echando mano de esta vida,
no de la vida eterna. Pero si te huyes de las cosas mundanas, y persigues la
justicia,
puedes echar mano de la vida eterna y beneficiarte de ella ahora, en esta vida.
Si te estás preguntando cómo puedes beneficiarte de tu salvación en esta vida,
considera lo que Pablo les dijo a los santos en Roma:
“porque si vivís conforme a la carne, moriréis; más si por el Espíritu hacéis morir
las
obras de la carne, viviréis” (Romanos 8:13).

Si “haces morir” o ejecutas las obras de la carne, vivirás, realmente vivirás—vivirás


a lo grande, espiritualmente hablando. Experimentarás la satisfacción incalculable
de saber que estás viviendo una vida que agrada a Dios Todopoderoso, y, al
hacerlo,
echarás mano de la vida eterna ahora, en esta vida. Incluso el mundo sabe que “la
virtud es su propia recompensa”. Entonces, ¿por qué esperar para disfrutar de la
vida eterna en la próxima vida cuando puedes vivir la vida rica y satisfactoria que
eventualmente vivirás en el cielo aquí y ahora?

Hay más en la vida cristiana que solo nacer de nuevo. Esa es la primera cosa que
debe suceder. Pero de ese momento en adelante, debes crecer en esa vida. Dicho
de otra manera, Jesús explicó, “yo he venido para que tengan vida, y para que la
tengan en abundancia” (Juan 10:10). Hay una vida abundante que podemos
experimentar ahora. Es una experiencia de profunda comunión e intimidad con
Dios. Pero no es algo que sucederá automáticamente. Debes echar mano de lo
que
Dios vino a darte.
CAPITULO DOS
LA FE SALVADORA
Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se
ve. (Hebreos 11:1)
La fe salvadora consiste especialmente en confiar que Cristo es nuestro Salvador,
y única justicia con Dios. Una de las evidencias más grandes del arrepentimiento
genuino es que no solo nos estamos alejando del pecado, sino también de confiar
en nuestras propias virtudes, méritos u obras para ganarnos el derecho de estar
delante de Dios.
La fe genuina incluye creer y depender de lo que Dios ha revelado sobre Sí
mismo, sobre nosotros y sobre Su obra de salvación a través de Jesucristo.
La obediencia
“Ciertamente el obedecer es mejor que los sacrificios” (1 Samuel 15.22).
“Si me amáis, guardad mis mandamientos” (Juan 14.15).
Hay dos tipos de obediencia: (1) la que los hombres, los ángeles y la naturaleza
deben a Dios.
(2) la que los hombres deben para con los hombres.
La obediencia también es voluntaria u obligatoria, completa o parcial, sin
entusiasmo o de todo corazón.

1. La voz de Dios
“Escuchad mi voz, y seré a vosotros por Dios” (Jeremías 7.23). Es esta la voz que
Noé oyó cuando edificó el arca (Génesis 6); que Abraham oyó cuando dejó su
hogar
y parentela y empezó a caminar hacia la tierra prometida (Génesis 12.1–5) y que
Moisés oyó cuando él aceptó la tarea de librar al pueblo de la esclavitud (Éxodo
4).
En nuestra época Dios no ha hablado tanto en una voz audible, sino por los
medios
que mostramos a continuación.

2. El Hijo de Dios
Dios nos manda diciendo: “Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia; a
él oíd” (Mateo 17.5). En la época actual Dios nos está hablando “por el Hijo”
(Hebreos 1.2). Por eso “mirad que no desechéis al que habla” (Hebreos 12.25)
cuando él dice: “Si me amáis, guardad mis mandamientos” (Juan 14.15).

3. El Espíritu de Dios
Esteban les recordó a los fariseos la condenación que les sobrevendría porque
resistían al Espíritu Santo tal y como sus padres habían hecho (Hechos 7.51). Es
el
Espíritu de Dios el que nos guiará a toda la verdad (Juan 16.13). Dios nos habla
por
medio de nuestros ruegos y bajo la dirección del Espíritu Santo.

4. La palabra de Dios
Dios nos dirige a la salvación y nos muestra su carácter y su voluntad por medio
de
su palabra. En vano pensamos que estamos bien con Dios si no obedecemos su
palabra (Juan 14.15; 15.14; Santiago 1.22–25; 1 Juan 2.3–4).

5. La iglesia de Dios
La palabra de Dios es el mensaje de Dios al hombre y la iglesia de Cristo es la
institución por medio de la cual se lleva este mensaje al mundo (Mateo 28.18–20).
Dios quiere hablarnos por medio de su iglesia. Cristo nos muestra la autoridad que
ha dado a la voz de la iglesia cuando dijo: “Si no oyere a la iglesia, tenle por gentil
y publicano” (Mateo 18.17–18).

Los resultados de la obediencia


1. Recibimos las bendiciones de Dios
Dios da su Espíritu Santo “a los que le obedecen” (Hechos 5.32). La obediencia es
esencial para tener una buena relación con Dios (Juan 15.14; 1 Juan 2.3–4). Fue
la obediencia (de Cristo) la que hizo posible nuestra justificación (Romanos 5.19).
En pocas palabras, todas las bendiciones del evangelio son para los obedientes y
la Biblia promete sólo maldición a los desobedientes.

2. Nos dirige a una vida santa


Por medio de la obediencia a Dios viajamos en la senda de justicia; si
obedecemos al mundo, viajamos en las sendas del pecado. La verdad, la justicia,
la rectitud y la piedad se hallan en la senda de obediencia a Dios.

3. Heredamos la gloria venidera


Los que cumplen la voluntad de Dios tendrán bendición eterna en lugar de
condenación eterna (Mateo 7.21–29; 2 Tesalonicenses 1.7–9). En cierta ocasión
Jesús le dijo a un joven: “Si quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos”
B(Mateo 19.17).
Obedecer significa someterse, o sea, sacrificar lo que nos agrada para poder
agradar a Dios. Podemos obedecer sólo cuando estamos dispuestos a sacrificar
los intereses propios y cualquier deseo que se oponga a los planes y propósitos
de
Dios (Romanos 8.1–2).

CAPITULO TRES
LA ARMADURA DE DIOS (Efesios 6:10-18,)
La Biblia a menudo ilustra la vida cristiana como una batalla en contra del pecado
y de Satán. Somos soldados de Cristo en una guerra espiritual (2 Corintios 10:3,4;
2 Timoteo 2:3,4). Como dice la Escritura, “No peleamos contra carne y sangre,
sino contra…principados y potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de
este siglo” (Efesios 6:12). Por eso el apóstol Pablo les recomienda a los
Cristianos a “vestirse de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes
contra las asechanzas del Diablo” (Verso 11).

1. El cinturón de la verdad (Efesios 6:14)


“Estad pues firmes, ceñidos vuestros lomos con la verdad,” dice Pablo. La verdad
es el cinturón que mantiene todas las piezas de la armadura en su lugar. Hay dos
vías en que la verdad es parte de la armadura de Dios.
Primero, se refiere a las verdades de las Escrituras lo opuesto a las mentiras de
Satán. Satán es el padre de las mentiras (Juan 8:44). Jesús dijo, “Ustedes deben
conocer la verdad, y la verdad los hará libre” (verso 32). Las grandes verdades de
la Biblia- el amor a Dios, la Salvación por medio de la fe en Jesucristo, la segunda
venida, perdón de los pecados, la gracia y el poder de vivir por Jesús-estas
verdades nos hacen libres de las mentiras de Satán. Satán nos ha hecho creer
que somos pecadores, perdidos y sin esperanza. La verdad es que el amor de
Dios y la salvación nos hacen libres de pecado y de la muerte.

La segunda vía en que la verdad sirve como un cinturón, manteniendo junta la


armadura de Dios, es nuestro compromiso personal con la verdad-viviendo una
vida recta, transparente y sin engaños. Integridad y honestidad son vitales para la
vida cristiana. La gente debe saber que ellos dependen en nosotros para ser una
persona de verdad y principios.

2. La coraza de la rectitud (Efesios 6:14)


La coraza de la verdad cubre el corazón y lo protege junto con otros órganos
vitales. La Biblia dice, “Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; porque de él
mana la vida” (Proverbios 4:23). Eso es lo que la rectitud de Cristo hace para ti. Te
protege en contra de las acusaciones y los cargos de Satanás. La justicia no se
compone de las buenas obras que hacemos. La Biblia es clara en que no hay
justo, ni aún uno (Romanos 3:10).
La coraza de la rectitud es enteramente la rectitud de Jesús la cual nos da
libremente cuando lo aceptamos a Él como nuestro Salvador (2 Corintios 5:21;
Efesios 2:8,9; Filipenses 3:9). Es la justicia de Cristo, no nuestra propia justicia, la
que nos cubre y nos protege.

3. El calzado del Evangelio (Efesios 6:15)


Los soldados marchando hacia la guerra deben tener zapatos cómodos. Como
soldados de Cristo, debemos ponernos el “calzado del evangelio” que nos permite
marchar adonde nuestro Señor nos dirija. El apóstol Juan dice, “El que dice que
permanece en él, debe andar como él anduvo” (1 Juan 2:6). Jesús dijo, “Mis
ovejas oyen Mi voz…y ellas Me siguen” (Juan 10:27). Satanás tratara de poner
obstáculos en nuestro camino, pero con la fuerza de Jesús podemos caminar
hacia adelante, siguiendo nuestro Señor, obedeciéndolo y avanzando el evangelio.
4. El escudo de la fe (Efesios 6:16)
Cuando enlistamos las diferentes piezas de la armadura de Dios, Pablo dice,
“Sobre todo, tomad el escudo de la fe, con que podáis apagar todos los dardos de
fuego del maligno” (Efesios 6:16). Cuando Satanás ataca con dudas, el escudo de
la fe desvía el ataque. Cuando vienen las tentaciones, la fe nos mantiene firmes
siguiendo a Jesús. Somos capaces de soportar los fieros dardos del enemigo,
porque sabemos en quién hemos creído (2 Timoteo 3:12).
Esta fe no es algo que viene desde adentro de nosotros. Es un regalo de Dios
para nosotros. Él nos da a cada uno una medida de fe (Romanos 12:3). Después
a medida que caminamos con Él, esa fe crece y se desarrolla hasta que se
convierte en una coraza, protegiéndonos y permitiéndonos vivir una vida victoriosa
en Cristo. Esta fue la experiencia de Pablo. El dijo, “Con Cristo estoy juntamente
crucificado, y ya no vivo yo, más vive Cristo en mi; y lo que vivo ahora lo vivo en la
carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por
mí” (Gálatas 2:20). Y al final de esa vida de fe, el declaró, he peleado la buena
batalla, he terminado la carrera, he guardado la fe” (2 Timoteo 4:7). Esa puede ser
tu experiencia también, a medida que utilices el escudo de la fe para desviar todo
lo que Satanás envié hacia ti.
5. El yelmo de la salvación (Efesios 6:17)
El yelmo protege la cabeza, quizás la parte más vital del cuerpo porque es donde
se originan los pensamientos y la mente. Cuando tenemos un conocimiento claro
de nuestra salvación, no nos dejaremos mover por las decepciones de Satanás.
Cuando estamos convencidos de que nuestros pecados están perdonados en
Cristo, tendremos paz y nada nos perturbará.

¿Podemos tener certeza de nuestra salvación? ¿Podemos estar seguros?


Si. “Si confesamos nuestros pecados, Él (Jesús) es fiel y justo para perdonarnos y
limpiarnos de toda iniquidad” (1 Juan 1:9). “Y este es el testimonio: que Dios nos
ha dado vida eterna; y esta vida está en su Hijo. El que tiene al Hijo, tiene la vida;
el que no tiene al Hijo de Dios no tiene la vida” (1 Juan 5:11,12).

6. La espada del Espíritu (Efesios 6:17)


La espada el Espíritu es la única arma de defensa mencionada en la armadura de
Dios. Todas las otras partes son de naturaleza indefensa. La palabra de Dios, la
Biblia, es descrita cómo “viva y eficaz, y más afilada que una espada de dos filos”
(Hebreos 4:12). Jesús utilizó esta arma cuando Satanás lo tentó en el desierto.
Ante todos los esfuerzos de Satanás para hacerlo caer en tentación, Jesús
contestó “escrito está…” Y procedió a citar las Escrituras para destruir las
tentaciones de Satanás. La palabra de Dios es verdad (Juan 17:17). Por eso es
tan poderosa. Por eso es tan importante que estudiemos la Biblia y nos
familiaricemos con sus verdades y con su poder. David escribió, “Lámpara es a
mis pies tu palabra y lumbrera a mi camino” (Salmos 119: 105). La espada de la
palabra de Dios nos protege y destruye a nuestro enemigo, el diablo y sus
tentaciones.

7. La oración (Efesios 6:18)


Aunque la oración no es una de las piezas de la armadura completa de Dios,
Pablo cierra su lista diciendo, “orando en todo tiempo con toda la oración y súplica
en el Espíritu, y velando en ello con toda perseverancia y súplica por todos los
santos” (Efesios 6:18). Aún cuando estamos vestidos con la armadura de Dios,
tenemos que bañarnos con la oración. La oración nos pone en comunión y
compañerismo con Dios para que Su armadura nos pueda proteger.

8. Cómo nos ponemos la armadura de Dios completa?


No es tan difícil como podamos pensar. Todas las piezas de la armadura se
encuentran en una relación con Jesús. Pablo lo dice así: “sino vestíos del Señor
Jesucristo, y no proveáis para los deseos de la carne” (Romanos 13:14). Cuando
nos damos a Jesús y nos “ponemos” Su Justicia, nos vestimos con la armadura
completa de Dios.

¿Te sientes a veces débil? ¿Te encuentras cediendo a la tentación cuando


realmente quieres vencer? ¿Te has sentido desanimado? Todos tenemos
momentos como estos. Pero vestidos en la armadura de Dios, el más débil de Sus
hijos es más que vencedor contra Satanás. “Por lo demás, hermanos míos,
fortaleceos en el Señor, y en la fuerza de su poder. Vestidos de toda la armadura
de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo” (Efesios 6:
10,11).

CONCLUSION
En el primer capítulo nos referimos a la lucha que todo hombre tiene que
someterse al entregarse a Cristo.
Todo cristiano tiene una lucha diaria, entre obedecer a

DIOS, o desobedecerlo, claro que, si fuera por uno mismo, sin la

ayuda del Espíritu Santo; nuestra decisión

sería desobedecerlo, pero el Espíritu Santo nos

ayuda a poder vencer en esta lucha diaria; entre la carne y el

Espíritu. Cor. 2:14. Pero el hombre natural no

percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque

para él son locura, y no las puede entender, porque se han

de discernir espiritualmente.
En el segundo capítulo hablamos lo que envuelve la fe que salva.

La fe salvadora implica la aceptación de Cristo, de su obra redentora y de su


sacrificio expiatorio como el único medio de salvación. No hay más (Hch.4:12). A
mayor abundamiento, la fe salvadora se basa en la Verdad revelada. El hombre
debe primero arrepentirse y luego creer para ser salvo (Hch.8:37; 20:21; Ro.1:16;
10:10). A través de su providencia y su gracia, Dios da a la humanidad la base de
la fe salvadora en su Palabra inmutable y eterna.
Las Escrituras enseñan que debemos ponernos “toda la armadura” de Dios, para
poder resistir al diablo.
Estudiar las Escrituras y orar es como ponernos una armadura que nos mantiene
a salvo.

RESUMEN DE LA ENCUESTA
1. ¿Es evangélico?
Doce (12) personas contestaron que no eran evangélicos y ocho (8)
afirmaron que eran evangélicos.

2. ¿Está firme en la en la vida cristiana?


Ocho (8) personas dicen estar firmes en la vida cristiana y Doce (12),
respondieron que no.

3. ¿Porque cree usted que las personas se apartan del evangelio?


Porque no han creído en el poder de Dios (2), pierden su fe (3), falta de
madurez espiritual (2), falta de oración, no se congregan, no se someten a
Dios (2), no soportan las pruebas (4), falta de lectura de la biblia, por mal
testimonio de los miembros de la iglesia (3), Desanimo, Falta de apoyo del
cónyuge, No ponen la mirada en Dios, quieren regresar al mundo, por el
pecado.

4. ¿Qué se debe hacer para los que los cristianos puedan permanecer firme
en el evangelio?
No pierdan el temor a Dios, buscando la presencia de Dios (5), ayunando,
conocimiento de la palabra de Dios, sabiduría, no perder el temor de Dios,
congregarse, ser esforzado, obediente, hacer la voluntad de Dios, amar (3),
someterse, ayudar, recibir ayuda del pastor, alejarse del pecado, perseverar
en Dios (2).

5. ¿Conoce alguna persona que se han apartado del evangelio?


Todos los encuestados conocen a hermanos descarriados.
6. ¿Qué recomendaciones le daría a los lideres de la iglesia evangélica?
Buscar al Espíritu Santo, motivar, buscar mas de Dios (3), someterse a
Dios, luchar (2), cumplir los mandamientos de Dios, estar dispuesto, amar
(4), perseverar, visitación, presentar buen testimonio, seguir adelante,
predicar

7. ¿Cómo ayudaría a un evangélico para mantenerse firme en la vida


cristiana?
Que perseveren, dándole un buen consejo (2), siga adelante (2), animarlo
(3) orar y ayunar (2), amar, dándole palabra de Dios (2), asistiendo a la
iglesia, visitarlo.

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