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Año 4 Nº 4.

2014

UNIVERSIDAD MAYOR DE SAN SIMÓN


INSTITUTO DE INVESTIGACIONES ANTROPOLÓGICAS
Y MUSEO ARQUEOLÓGICO
2014 Instituto de Investigaciones Antropológicas y Museo Arqueológico
de la Universidad Mayor de San Simón
© INIAM-UMSS

arqueoantropológicas es una publicación anual del


Instituto de Investigaciones Antropológicas y Museo Arqueológico
de la Universidad Mayor de San Simón
Noviembre 2014

Comité Editorial:

María de los Angeles Muñoz C.


Fernando Garcés V.
Marco Bustamante R.
Walter Sánchez C.

Foto portada: Marco Bustamante R.

Imagen de tapa: Jarra o vasija escultórica con representación femenina.


Cultura Sauces: 200-700 d.C.
Procedencia: Tarata
Colección: INIAM-UMSS
Pieza Nº: 1200
Vitrina: 13

INIAM-UMSS
Jordán E-199, esq. Nataniel Aguirre
Telefax: (591-4) 4250010
Casilla 992
Email: iniam@umss.edu.bo
Website: www.museo.umss.edu.bo
Cochabamba – Bolivia

ISSN: 2225-0808

Queda rigurosamente prohibida la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier medio o procedimiento,
comprendidos la fotocopia y el tratamiento informático, sin autorización del Copyright, bajo las sanciones previstas
por leyes.

Prohibida su venta

Diagramación: Erik Soria Vargas (G.E.K.)

Impreso en Talleres Gráficos “Kipus” Telfs.: 4731074 - 4582716, Cochabamba


Printed in Bolivia
arqueoantropológicas
Año 4 Nº 4. 2014 Contenido

Pag.

Presentación 7

SECCIÓN ARTÍCULOS 9

100 años de investigación arqueológica en los Llanos de Mojos 11


HEIKO PRÜMERS Y CARLA JAIMES BETANCOURT

Arqueotectura y Paisajes Arquitectónicos en los sitios 55


arqueológicos de Pisakheri Tambo y Huaylla Tambo
(Camino precolombino Paria-Tapacarí)
DANIEL JOSÉ GUTIÉRREZ OSINAGA

Aprender otra(s) escritura(s) en los Andes: una invitación a 113


repensar la pedagogía desde la etnografía
FERNANDO GARCÉS V.

Música, cultura y transformación: 161


panorama de los estudios sobre antropología de la música y las
tendencias en Bolivia en el siglo XX
RICHARD MUJICA ANGULO

SECCIÓN INFORMES 195

Informe de Prospección Proyecto “Moxos”. Beni. Junio 1991 197


RICARDO CÉSPEDES P.

SECCIÓN MISCELÁNEA 209

Geraldine Mary Byrne de Caballero 211


arqueoantropológicas Año 4 Nº 4. 2014 7

Presentación
Este número de la revista arqueoantropológicas está dedicado a Geraldine Byrne de Caballero,
quién fue Directora del Instituto de Investigaciones Antropológicas y Museo durante los años
de 1972 a 1986. Nace en Algeciras-España el 5-X-1906, fallece en Cochabamba en 1986. Máster
en Lenguas Modernas obtenido en la Universidad de Oxford (Inglaterra) y Doctora en Historia
Universal y Antropología por la Universidad de Londres “Holloway College”. La investigación
arqueológica fue relevante en su vida académica aunque su pasión fue la literatura. La
Miscelanea fotográfica que se publica en este número, es un Homenaje del INIAM-UMSS a su
trayectoria.

El primer artículo, de Heiko Prümmers y Carla Jaimes Betancourt, es un recuento condensado


de 100 años de investigación arqueológica realizada en los llanos de Moxos (Beni). Partiendo
de los pioneros trabajos de Erland Nordenskiöld hasta los actuales debates en los que se
encuentran imbuidos estos dos autores, muestran la complejidad de los “desarrollos” culturales
prehispánicos que se desplegaron en una región donde el componente agua es central. Las
evidencias existentes, muestran grandes complejos asociados a lomas altas, zanjas, diques y
trampas de pescado, asentamientos y camellones agrupados según “áreas culturales”, donde
puede observarse, además, no sólo las evidencias materiales locales, sino también los
intercambios lejanos que establecían y que es apreciable incluso en la presencia de metales. En
este campo, no deja de ser sugestiva la precisión que señalan sobre la ausencia de objetos de
clara filiación andina como indicio de la inexistencia de estrechas relaciones.

El artículo de Daniel José Gutiérrez Osinaga, desde una perspectiva teórica vinculada a la
arqueología del paisaje, aborda el importante tramo del camino prehispánico entre Paria-
Tapacarí, focalizando su investigación en dos importantes tambos: Pisakhery Tambo y Huaylla
Tambo. El trabajo realizado en estos dos tambos (tampu), usando una metodología que focaliza
la arqueotectura (arqueología de la arquitectura), permite ampliar el conocimiento del rol político,
económico y simbólico de estos establecimientos estatales, la utilización de valores morfológicos
de la geografía, así como la organización de los intra-espacios y lugares construidos como
unidades habitacionales o de estancia pasajera. En una comprensión más amplia, esta
investigación permite acercarse a la comprensión no solo la complejidad administrativa del
Estado Inca, sino entender los ámbitos de invisibilidad que hacen a lo que en ese tiempo debió
haber sido el movimiento de gente, burócratas, administradores, todos ellos asociados a la gran
producción de maíz que, con la presencia Inca, se intensifica en los valles de Cochabamba.

Fernando Garcés nos muestra otras formas de abordar las expresiones escriturarias en el ámbito
andino. Tomando como punto de partida la revisión de un importante conjunto de trabajos
etnográficos sobre el aprendizaje en contextos indígenas no escolarizados y el examen de datos
etnohistóricos consignados en las crónicas coloniales, nos presenta una aproximación etnográfica
que da cuenta de la manera como se usan y enseñan los rezos de Semana Santa en San Lucas
(Chuquisaca). Hasta ahora, tales prácticas han sido tratadas como datos históricos que, nos
muestra el autor, se encuentran sin embargo plenamente vigentes en una compleja articulación
entre motricidad y vocalización a partir de la confección y uso de soportes tridimensionales. De
igual forma, su investigación ilustra las complejas articulaciones, tanto históricas como
contemporáneas, de la escritura alfabética con otras de tipo ideo y pictográficas. El artículo
desemboca en la propuesta de repensar la noción de escritura y su enseñanza planteada desde su
formulación alfabética para acercarse a ella en términos semióticos, en sintonía con el desarrollo
8 Heiko Prümers & Carla Jaimes Betancourt

de las expresiones contemporáneas que se evidencian a través de las tecnologías de la


información y la comunicación.

Richard Mujica Angulo delinea un denso panorama de las principales corrientes teóricas con las
que los investigadores se han acercado a la comprensión de la música y las sonoridades de las
sociedades andinas de la Bolivia del siglo XX, principalmente en el ámbito rural. Este recorrido
lo lleva a considerar, de manera global, las influencias de las principales corrientes
internacionales que van desde los iniciales abordajes desde la “musicología comparada” -
primeras décadas del siglo XX-, los acercamientos “etnomusicológicos” –desde mediados de
este siglo hasta por lo menos la década de 1980- hasta, finalmente, desembocar en lo que
actualmente se ubica dentro de un ámbito amplio reconocido como “antropología de la música”.
Dentro de estos marcos globales, matiza los principales énfasis de las investigaciones realizadas
en la parte andina de Bolivia que van desde aquellos estudios descriptivos –necesarios en los
primeros momentos- hasta aquellos que son postulados a fines del siglo XX asociados a miradas
inter-disciplinarias que combinan la antropología, la acústica, la sociología, la historia. Al
constituirse en una suerte de “Estado del Arte” diacrónico, resulta enriquecedor en la medida
que posibilita miradas prospectivas y nuevos derroteros posibles sobre el estudio de la música y
las sonoridades en Bolivia.

Para la sección Informes, se ha elegido uno realizado por Ricardo Céspedes P. en 1991, dentro
del “Proyecto Moxos”. Es, sin ninguna duda, un importante reporte de relevamiento de una gran
cantidad de “sitios” (Lomas) existentes en la provincia Marbán, Cercado y Moxos los mismos
que se hallan acompañados de un valioso mapa de localización.

Siguiendo la línea editorial de la revista, todos los artículos que se publican en este número han
sido sometidos a su revisión por dos pares académicos (peer review) externos, a quienes va un
gran reconocimiento por el tiempo dedicado.

Walter Sánchez C.
DIRECTOR INIAM - UMSS
SECCIÓN ARTÍCULOS
arqueoantropológicas Año 4 Nº 4. 2014 55

ARQUEOTECTURA Y PAISAJES ARQUITECTÓNICOS EN


LOS SITIOS ARQUEOLÓGICOS DE PISAKHERI TAMBO Y
HUAYLLA TAMBO
(CAMINO PRECOLOMBINO PARIA-TAPACARÍ)

Daniel José Gutiérrez Osinaga1

Resumen

En el presente trabajo se pone a consideración los resultados de las investigaciones


arqueológicas en dos tambos del camino precolombino Paria-Tapacarí. Se exploran
elementos de las técnicas constructivas de la arquitectura, función/filiación de los
asentamientos, un análisis de la cultura material y una evaluación general de los
sitios y su relación al tramo vial que se dirige hacia el valle de Cochabamba.

Palabras clave: Inca, Arquitectura, Camino prehispánico, Excavaciones, Cerámica

Introducción
Toda la macro estructura administrativa inca estaba sustentada a través de la organización del
espacio geográfico político por medio de centros administrativos y un sistema de caminos
principales que se desplazaban de Norte a Sur a través de una ruta importante que estaba trazada
longitudinalmente desde el Ecuador hasta Chile, atravesando la cordillera de los Andes y el altiplano
(Perú, Bolivia y Argentina). Al interior de este escenario geográfico, se construyeron centros
administrativos principales que facilitaban el control político y el manejo económico de las regiones
y, se edificaron asentamientos de menor jerarquía llamados centros urbanos secundarios, los cuales
estaban compuestos por sitios de almacenamiento e instalaciones menores denominadas sistema
de tambos que, por su variabilidad estaban ubicadas sobre el camino, en áreas agrícolas y sitios
frontera. Es posiblemente que, gracias a la articulación y perfeccionamiento del sistema de tambos,
a través de su manifestación morfológica multidimensional y de espacios transeúntes, fuese posible
la organización del espacio geográfico y de los paisajes culturales a lo largo de su territorio.

Lo expuesto líneas arriba, quizás resume parcialmente parte del complejo aparato administrativo,
económico y político que el sistema de tambos albergaba a lo largo del territorio inca. Esta
expresión es, sin duda, una de las instituciones administrativas incas más importantes en cuanto
a su planificación, organización, ejecución, mantenimiento y construcción. Desde el análisis de
su morfología euclidiana y de su información histórica temprana, el sistema de tambos incas ha
sido tema de importantes análisis dentro del ámbito arqueológico (Gasparini y Margolis 1980;
Hyslop 1992: 137-170; Matos 1994; Morris y Thompson 1985).

Al explorar con mayor profundidad el papel desarrollado por el sistema de tambos en la


administración inca, es importante definir y reflexionar sobre los siguientes criterios: a) el concepto
1
Instituto de Arqueología y Antropología Cultural, Departamento de Antropología de las Américas, Universidad de Bonn -
Alemania. E-mail.: danieljose@gmx.de
56 Daniel José Gutiérrez Osinaga

de “tambo”, es una ampliación del mismo fenómeno a nivel estatal realizado por la administración
inca; es decir, que la utilización del principio del sistema de tambos, era ya una institución
administrativa desarrollada previa a la expansión inca en los Andes; los incas reutilizaron este
concepto y lo adecuaron a su propia organización política y económica. La multidimensionalidad
de su función fue transformada y reacomodada por ellos y, posteriormente, por el régimen español,
coligiendo, de manera general, que los tambos son un lugar de alojamiento, deposito y destinado
para diversas actividades (Hyslop 1992: 139) y, b) el sistema de tambos debe ser entendido como
un elemento articulado al sistema de caminos y al uso de caravanas de llamas, los cuales se definen
y se auto-constituyen en una tecnología de transporte, en una tecnología de intercambio y en una
tecnología de interacción (ver Haber 2006: 272-280).

Sin duda, la información material obtenida en nuestra investigación, permite asumir e inferir el
rol político-económico del camino, además de colegir potencial información sobre: a) los detalles
arquitectónicos de las estructuras y los patrones constructivos relacionados a la arquitectura del
“tampu” inca clásico (Hyslop 1992), b) datos sobre áreas funcionales de tipo albergue que, gracias
a las excavaciones arqueológicas se pudo inferir y c) las diferencias de gradación entre los
asentamientos de Pisakheri Tambo y Huaylla Tambo. Por otra parte, con la ayuda complementaria
de las fuentes documentales de los siglos XVI y XVII, se postula que la formalización del camino
Paria-Tapacarí habría sido producto de los proyectos político-económicos expansivos de las
administraciones de los Incas Tupac Yupanqui y Huayna Capac.
Finalidad de la investigación en los sitios arqueológicos de Pisakheri
Tambo y Huaylla Tambo
Entre los más importantes se hallan: a) Comprobar, a través del análisis de la infraestructura
arquitectónica y excavaciones de prueba la posible función y la pertenencia al sistema de tambos
incas de los sitios arqueológicos de Pisakheri Tambo y Huaylla Tambo (Fig. 1), b) Realizar el
registro detallado de elementos especiales y relevantes y de la arquitectura existente en Pisakheri
Tambo y Huaylla Tambo, c) Definir las características arquitectónicas de ambos sitios
arqueológicos para correlacionar la información con los patrones constructivos descritos por
Agurto (1980, 1987), Bouchard (1976), Gasparini y Margolis (1980), Hyslop (1984, 1985, 1990,
1992), Niles (1987) y, a partir de ello definir si existe un patrón o variabilidad constructiva,
d)Analizar la relación espacial/paisaje existente entre los dos asentamientos, con el fin definir
relaciones jerárquicas y, como ello ha influido en la implementación de elementos formales
“especiales” en la arquitectura, e) Realizar excavaciones de prueba para identificar indicadores
materiales sobre filiación cultural y función.

Arqueología de la arquitectura
Para obtener una aproximación explicativa de la arquitectura y su rol dentro de la estructura
social, política y económica de las sociedades, se retoma los aportes interpretativos de la
Arqueología del Paisaje (Criado et al. 1991; Criado 1993, 1999) y la arqueología social de la
arquitectura (Ayán Vila et al. 2003; Samson 1990: 1-18) que seguidamente expondremos.

Humanizando al espacio

Desde la perspectiva de la arqueología espacial, el espacio es considerado como una dimensión


abstracta en la que las actividades humanas se llevan a cabo. A partir de esta representación, la
actividad, el evento y el espacio son conceptual y físicamente separados uno del otro; solamente
arqueoantropológicas Año 4 Nº 4. 2014 57

Fig. 1. La región de estudio con la ubicación de los sitios y localidades citadas en el texto.

se relacionan parcialmente y son susceptibles de ser medidos en términos cuantitativos y


estadísticos (expresión rigurosa de los métodos cuantitativos, la matematización y los modelos
de computadora2 (Hodder et al. 1976). Si bien estas relaciones de interpretación han sido muy
provechosas para la investigación arqueológica, el concepto de espacio fue textualmente una
simple superficie para la acción que no tenía profundidad, era “externo a” e “indiferente a” las
acciones humanas y separado de las estructuras de poder y de dominación; de la humanidad y
la sociedad (Criado et al. 1991: 28; Tilley 1994: 9).

Ante ésta situación, la arqueología del paisaje, surge como otro enfoque que empieza a ver al
espacio como un medio y no como un contenedor para la acción: el espacio existe gracias a las
actividades humanas; es decir, que es socialmente producido (Criado et al. 1991: 29). El paisaje
se entiende como un constructo social, donde se enlazan: el ambiente como medio, la sociedad
como la utilización del medio y la cultura como concepción sobre el medio (Criado et al. 1991:
29; Criado 1999: 5). En este sentido, la visión estática de espacio de la arqueología espacial, se
transformó en un concepto de espacios producidos socialmente, en donde se manifiestan diversos
tipos de relaciones de espacios (Criado 1999: 5). Es decir, relaciones entre el espacio físico no
humano, los estados corporales del cuerpo, el espacio mental de reconocimiento y de
representación, el espacio de movimiento, de encuentro e interacción entre personas y, el medio
ambiente humano y no humano; en otras palabras, la reproducción social de lo cognitivo, lo
físico y lo emocional (Tilley 1994: 10). Según Tilley (1994: 11) la especificación de un espacio
2
Es decir, mapas en donde la distribución de sitios y artefactos estaban envueltos de: polígonos de Thiessen, “site catchments
analysis”, líneas de regresión, superficies de Trend, modelos de gravedad, vecino más cercano, lugar central, regla de rango-
tamaño (ver Bernbeck 1997; Renfrew y Bahn 1991).
58 Daniel José Gutiérrez Osinaga

es fundamental para entender su significado. El espacio en sí mismo no existe; su significancia


es sustancial en tanto se establezca la relación entre la gente y los lugares. En otras palabras: el
espacio depende de quién lo experimenta y, ésta experiencia, puede estar determinada por el
sexo, la edad, el rol social, económico y político; la experiencia del espacio se construye.

El espacio provee el contexto situacional para los lugares, siendo los lugares, el centro principal
en donde se concentran las actividades primarias del cuerpo humano y su significado. Los
individuos están inmersos dentro de un mundo de lugares en donde su percepción geográfica
fijará un contexto conformado por el movimiento, la memoria, el encuentro y la asociación. De
esta manera, la experiencia geográfica empieza en los lugares y se amplía mediante espacios,
creando paisajes y regiones para la existencia humana (Tilley 1994: 14-15).

En suma, el espacio solo puede existir como un juego de relaciones entre cosas o lugares, creado
por las relaciones sociales, naturales y objetos culturales. Podemos aseverar que en el espacio
existe una dialéctica socio-espacial; es decir, el espacio es constituido y constitutivo. En otras
palabras, la relaciones espaciales afectan la manera en la cual se relacionan (Tilley 1994: 17).

Desde la perspectiva de Ayán Vila et al. (2003), Criado (Criado et al. 1991; Criado 1993, 1999)
y Samson (1990), es posible proponer que las actividades que tienen lugar en relación con el
espacio, están organizadas de forma coherente con la representación ideal del mundo que tiene
el grupo social que las realiza. Es decir que, en el proceso de construcción de los espacios,
intervienen no sólo los dispositivos mecánicos (físicos), sino que se incluyen también los
dispositivos conceptuales (definen, articulan y nombran) necesarios para poder llevar a cabo la
“humanización” de un espacio.

Construyendo el espacio

El espacio construido se define como un producto humano que utiliza una realidad dada (el
espacio físico) para crear una realidad nueva: el espacio construido, al que se le otorga un
significado simbólico (Ayán Vila et al. 2003: 28). Dicho producto se compone de diferentes
entidades formales que se proyectan espacialmente, son visibles, por lo que pueden ser percibidas
y descritas por la observación arqueológica (Ayán Vila et al. 2003: 14, 17-18). Desde la
perspectiva de espacio construido, podemos denotar dos formas de estudio que se aproximan a
su análisis, los cuáles deben estar relacionados uno con el otro (Ayán Vila et al. 2003: 27):
Espacio:
- Estudios que se fundamentan en el espacio euclidiano; es decir, analizan el espacio desde
Forma física una perspectiva tridimensional geométrica.
del
razonamiento - Estudios que buscan construir una teoría del espacio en base a la psicología de
humano percepción (sensaciones e impresión que afectan al ser humano que percibe).
Por lo expuesto líneas arriba, es posible entender que el espacio construido, como forma física
del razonamiento humano, es susceptible de ser analizado.

En arqueología, los restos materiales de la infraestructura arquitectónica representan una parte


de ése aspecto físico que se ha conservado en el tiempo. En este sentido, se está en la
posibilidad de estudiar: las técnicas constructivas, el material utilizado, la organización y la
conformación del espacio construido y que elementos simbólicos/ideológicos se utilizaron para
la elaboración del ambiente en donde se desarrollaron las actividades humanas, etc.
arqueoantropológicas Año 4 Nº 4. 2014 59

Esta información obtenida del registro arqueológico debe considerarse como un aspecto simbólico.
Según Samson (1990: 8, quien retoma el método que desarrolló Noam Chomsky 1970), esta
información es una “gramática transformacional”, idea que se basa en que toda cultura material,
al igual que el lenguaje, tiene un vocabulario, una gramática y una sintaxis que son usadas
inconscientemente/conscientemente tanto por las personas que hablan como por las que edifican
casas. El arqueólogo podría, según esta idea, estudiar los sistemas arquitectónicos y “recibir” las
reglas de este sistema de lenguaje cultural. Por otra parte, según Ayán Vila et al. (2003: 17) y
Criado (1993: 33), todo lo visible es simbólico; en ello se expresa la intención consciente o
inconsciente que se manifiesta en lo visible o no visible en el nivel social. Representaciones que
son determinadas por el grupo que las realiza; por eso, lo visible (exhibición, monumentalización)
es el resultado de aquello que el grupo o sociedad desea que se observe. Es decir, la voluntad de
que los efectos de la acción social sean visibles y que exhiban un elemento perdurable en el tiempo
y, lo no visible (ocultación), en aquello que el colectivo social traduce como la forma consciente
de ocultar la presencia de la acción social (Ayán Vila et al. 2003: 29; Criado 1993: 33).

En este contexto, una de las lecturas más viables de poder reconstruir este complejo sistema de
significados y significantes se realiza a través de la propuesta metodológica elaborado por Ayán
Vila et al. (2003: 29-32): el análisis formal. Que, desde la opinión de estos autores, es una técnica
fundamental para deconstruir, describir, comparar y contrastar los fenómenos considerados, sin
introducir un sentido extraño a ello.

De esta visión podemos afirmar que: el análisis formal debe estar en la posibilidad de estudiar las
formas materiales específicas que conforman el paisaje y el espacio construido, como las
características geográficas, fisiográficas y las formas artificiales que son constituidas a través de
la cultura y que se reflejan en la arquitectura. Según Ayán Vila et al. (2003: 31), la forma o el
plano que se pueden identificar en el diseño arquitectónico, serán los elementos que van a definir
el espacio construido. En este sentido, la arquitectura comienza a surgir cuando el espacio empieza
a ser formado y estructurado por elemento físicos. Como resultado, se obtiene el principal
componente en el estudio del espacio construido, como es la forma geométrica básica, sea vertical
u horizontal; este elemento se compone por una forma genérica que, según Baker (1998 cit: en
Ayán Vila et al. 2003: 31), se define como el estado original de la forma. Es decir, la idea de la
que se parte y, la forma específica que se interpreta como el fin concreto de la forma genérica.

Paisaje y arquitectura

Se consideran importantes las definiciones planteadas por Ayán Vila et al. (2003) y Cesar
Sondereguer (2006), Criado (1999). Estos autores sostienen que, con el desarrollo de los grupos
humanos, la necesidad de crear espacios cerrados busco un fin específico. De esta manera, se
crean específicos tipos de estructuras en donde se desarrollarían actividades de orden ceremonial,
habitacional-civil-, astronómica y militar (Sondereguer 2006: 15-18).

El concepto de arquitectura como un “todo” –reflejando las necesidades de las sociedades– se


materializa en lo que Sondereguer define:

[…] se entiende como arquitectura toda construcción destinada: al diseño de


especialidades funcionales, internas y/o externas; a la creación de estructuras
determinadas para función, templaria, habitacional, astronómica y/o militar
(Sondereguer 2006: 15).
60 Daniel José Gutiérrez Osinaga

Según Criado:

La Arquitectura se puede definir como una tecnología de construcción del paisaje


social que mediante dispositivos artificiales domestica el mundo físico no sólo
introduciendo hitos arquitectónicos en el espacio natural para ordenarlo según
referencias culturales, sino también controlando e imponiendo la pauta de
percepción del entorno por parte de los individuos que la usan (Criado 1999: 35).
Por su parte Ayán Vila et al. señalan:

Se entiende por Arquitectura la manipulación antrópica de un espacio dado


mediante técnicas constructivas que varían a lo largo del tiempo atendiendo a
factores sociales, culturales y económicos. La arquitectura estaría relacionada tanto
con su entorno físico como con la sociedad que la genera, siendo su forma concreta
fruto de una idea o percepción compartida por la colectividad de individuos de una
sociedad, y por lo tanto comprensible dentro de ella, directamente relacionada con
los códigos de uso y concepción del espacio y con los esquemas de pensamiento
de esa sociedad. En este sentido, la Arquitectura es ante todo forma, ya que es
mediante la forma como se concreta el registro arquitectónico, pero entendiendo
que la forma no está exenta de contenido, de significado, siendo forma y contenido
o dos facetas que no se pueden separar (2003: 14, citando a Eco 1979).

Para la formulación material del concepto de arquitectura, se contemplan conceptos de orden


cognitivo y formas materiales como: tipos de obra, tipos y sistemas constructivos realizados con
diferentes materiales, etc. Por lo tanto, se entiende que la arquitectura está compuesta por cuatro
grandes grupos: arquitectura religioso-ceremonial, civil, astronómica y militar, subdivididos, a su
vez, en tres subgrupos o tipos: urbanísticos, de obra, constructivos. Cada grupo principal expresa
materialmente las necesidades de la sociedad por recrear una determinada actividad que, por cierto,
se basan en cada uno de los componentes que exponen los subgrupos. Los subgrupos son la
representación material de la combinación de conceptos teóricos y materiales; es decir, la
agrupación de unidades arquitectónicas, la presencia de una sola unidad arquitectónica y específicos
componentes que forman parte de la(s) unidad(es) arquitectónica(s) (Cesar Sondereguer 2006).

Tecnificando el lenguaje de la arquitectura

Para la descripción y la documentación de los detalles arquitectónicos presentes en los dos sitios
escogidos, se aplicaron los siguientes criterios: a) La comparación de atributos propios con los
detalles arquitectónicos de la arquitectura Inca descritos por Agurto (1987, 1980), Bouchard
(1976), Gasparini y Margolis (1980), Hyslop (1984, 1985, 1990, 1992), b) Análisis de atributos
arquitectónicos y, c) La interpretación del patrón y variabilidad de construcción que resultara de
la comparación de los atributos arquitectónicos.
Posteriormente a las labores de relevamiento, se comenzó con la documentación de los principales
detalles arquitectónicos de cada una de los recintos. Para este cometido, se tomó en cuenta el
dibujado de importantes detalles arquitectónicos como, la disposición de las hornacinas –que en
ambos asentamientos se ubicaban al interior de las habitaciones (Fig. 2)–, alto y ancho de muros,
la disposición de las piedras o cantos rodados que formaban parte de los muros y, finalmente, la
relación entre el uso de mortero de barro y la utilización de revoques en la superficie externa e
interna de cada una de las unidades habitacionales.
arqueoantropológicas Año 4 Nº 4. 2014 61

El proceso de documentación consistió en el dibujo a escala de los detalles anteriormente


descritos. Para ello se utilizó una cuadrícula de 1x1 m dividida a manera de malla cada 10 cm.
Como resultado de esto, la cuadrícula facilitaba la escala 1:1, la misma que pudo ser minimizada
en el papel milimetrado. En este sentido, se utilizó como preferencia la escala 1:5 (1 metro es
igual a 20 cm). A éste método utilizado, se le añadió la toma de fotografías a detalle de todos los
elementos arquitectónicos.

A B

Fig. 2. Documentación de los detalles arquitectónicos: A) Muro Nor-Este, pared interna. Pisakheri Tambo. B): Muro Este,
Estructura 1, pared interna. Huaylla Tambo.

Arqueotectura y paisajes arquitectónicos en Pisakheri Tambo y Huaylla


Tambo
En los siguiente acápites se hará una relación detallada que hace a los sitios de: Pisakheri Tambo
y Huaylla Tambo.

Pisakheri Tambo
Es un asentamiento ubicado en la coordenada UTM 19K N8029844 E722384, a 3.855 m.s.n.m.
Se encuentra en la margen Nor-Oeste del río Jacha Uma, sobre una pequeña terraza que cubre
una superficie total de 30 m² (Fig. 3 y Fig. 4). Se trata de un espacio moderadamente plano,
donde se halla un conjunto de dos estructuras ubicadas al borde de la terraza del río.

Fig. 3. Detalle del emplazamiento de Pisakheri Tambo.


62 Daniel José Gutiérrez Osinaga

La estructura 1 presenta una dimensión de 16 x 7 m y está orientado a 320° en relación al Norte.


Está compuesto por los muros Nor-Oeste y Sur-Este que aún están en pie, y se constituyeron a partir
de la combinación de un primer muro de rocas que tiene una altura promedio de 1m y un segundo
muro de adobe que, posiblemente, sobrepasa el 1,50 m de alto, haciendo un total de casi 2,50 m de
alto. El ancho promedio de ambos muros es de 80 cm. En las caras interiores de los muros que aún
están en pié, se observan los restos de hornacinas rectangulares a trapezoidales. Con respecto a los
muros Nor-Este y Sur-Oeste, sólo se conservan sus cimientos; su ancho promedio es de 70 cm.

Fig. 4. Mapa de Pisakheri Tambo.

Para la construcción de la unidad arquitectónica 1 se ha procedido a remover una porción


moderada del terreno para lograr una superficie horizontal. Es por tal motivo que, el actual piso
al interior de la habitación, se halla más bajo con referencia a la superficie externa del terreno,
denotando un desnivel de 40 cm aproximadamente (Fig. 5). Pero, como veremos más adelante,
el piso original de la casa está mucho más abajo en relación a la superficie externa, llegando a
existir una diferencia de 1,50 m.

La estructura 2, se trata de una pequeña habitación semi-rectangular que, a consecuencia del


derrumbe y erosión causada por el agua, la continuidad de los muros, formado por lajas de piedra
es difícil de observar. Se encuentra ubicada a 2 m al Sur-Este de la Estructura 1. Solo se puede
apreciar un alineamiento de piedras que, posiblemente, fue parte del muro Nor-Oeste y que tiene
una longitud de 1,50 m y del muro Sur-Este que tiene un largo de 1,90 m aproximadamente y,
un ancho promedio de 60 cm. La preparación de la superficie ha seguido la misma técnica
constructiva como en el caso de la estructura 1. En los cortes producidos por la erosión del agua,
es posible observar los cimientos de las estructuras 1 y 2, lo que hace suponer que parte del
conjunto de estructuras que estaban edificadas en este sector, eran semi-subterráneas. Sin
embargo, por el emplazamiento general del sitio, es factible que gran parte de los restos de las
arqueoantropológicas Año 4 Nº 4. 2014 63

habitaciones pudieran haber estado concentradas hacia el sector Sur-Oeste de la estructura 1,


lugar donde actualmente el río Jacha Uma tiene su cauce.

Análisis de las características arquitectónicas

Uno de los objetivos en el análisis formal de la materialidad vertical, es involucrarnos en los


elementos físicos de la arquitectura, cada uno de ellos que constituyen las unidades
arquitectónicas, están considerados como componentes multivariables, que interactúan desde su
materialidad y contexto euclidiano: tecnología, estilo y función.

Análisis tecnológico

Para su análisis, se toma en cuenta los siguientes elementos: a) piedra y b) mortero de barro.

a) Piedra. Entre sus características destacan:

La procedencia del material. Para el sitio de Pisakheri Tambo, el material utilizado fueron las
piedras y cantos rodados que yacen en las orillas del río Jacha Uma y piedras provenientes de un
afloramiento rocoso que se encuentra a unos 500 m al Nor-Oeste del sitio, cerca del río Wila Jakka.

El tipo de Roca. El tipo de material se caracteriza por la presencia de lutitas y limonitas como
es el caso de los afloramientos existentes cerca del río Wila Jakka y de areniscas en el caso del
material obtenido en las orillas del río Jacha Uma (Ahlfeld 1972, 1973; Montes de Oca 1997;
Muñoz R. 1956).

Fig. 5. Detalle de la superficie subterránea del piso original.

Fig. 6. Material utilizado para la construcción de los muros.

El tamaño y trabajo realizado en las piedras. En la elaboración de los cimientos se utilizaron


cantos rodados grandes de 50 x 30 cm 3 para poder obtener el ancho requerido, al que
posteriormente se le fueron sumando cantos rodados medianos de 40 x 20 cm, y piedras grandes
3 Las dimensiones expresadas en esta descripción son medidas promedio. Sin embargo es posible que la variabilidad de
tamaño sea más alta.
64 Daniel José Gutiérrez Osinaga

(fig. 6). En los espacios existentes entre los cantos rodados, se añadieron piedras grandes de 30
x 15 cm, y piedras pequeñas de 15 x 8 cm. Como resultado de este procedimiento, el ancho de
los muros es de 1 m a 70 cm aproximadamente. La utilización de piedras con grandes
dimensiones –como cantos rodados y piedras grandes– ha posibilitado que los muros lleguen a
tener una altura promedio de 1,50 m. En relación al tamaño del material lítico, la preferencia
por el uso de cantos rodados grandes para los cimientos, dispuso que los mismos sean obtenidos
de los afloramientos cercanos al río Wila Jakka, ya que es el único sector donde es posible hallar
bloques de las dimensiones anteriormente descritas.

En el caso de las piedras grandes, la solución fue resuelta transportando el material de arrastre
que existe en las orillas del río Jacha Uma. De esta manera se logró construir una unidad
arquitectónica estable. En el presente análisis no se evidencio huellas de algún tipo de
instrumento que haya sido usado para la canteo de los bloques existentes en los cimientos de los
muros. Es probable que un alto porcentaje del material obtenido en este afloramiento rocoso,
fuera escogido entre los peñascos sueltos que abundan en el lugar, resultado de la fracturación
de las rocas por agentes naturales.

b) Mortero de Barro. Entre los elementos considerados se hallan:

La Procedencia del material. En la elaboración del mortero de barro no se usó una arcilla
específica. El material es muy común en las orillas del río Jacha Uma. Por otra parte, como
antiplástico se usó la paja brava o ichu (Stipa pungens), típica vegetación de la zona.

Fig. 7. Detalle del muro Nor-Oeste de adobe mezclado con cantos


rodados, pared externa.

Fig. 8. Corte transversal y detalle de


construcción del muro de adobe
mezclado con cantos rodados.

Fig. 9. Detalle constructivo del muro Nor-Oeste de adobe mezclado


con cantos rodados, pared externa.
arqueoantropológicas Año 4 Nº 4. 2014 65

La elaboración. Para asegurar una mejor estabilidad al edificio, se empleó el mortero de barro
para que, de esta manera, se puedan unir las rocas y cantos rodados formando un sólido
arquitectónico estable (Fig. 7). Esta técnica constructiva, de unir sólidos, sólo fue aplicada al
muro de piedra. Sin embargo, la utilización de este material permitió que se pueda construir
sobre el muro de piedra un segundo muro de adobe mezclado con cantos rodados, llegando a
tener una altura de 1 m aproximadamente (Fig. 8). Es posible que el muro de adobe tuviera más
de 1,50 m de altura; como resultado de esto, es probable que los muros de la unidad
arquitectónica tuvieran entre los 4 y 5 m de alto aproximadamente (Fig. 9).

De acuerdo al análisis realizado en los muros de adobe, no se encontró huellas de pequeños bloques
o cuerpos sólidos como en la actualidad se elaboran en el altiplano. Es posible que su construcción
se haya realizado por la simple acumulación de la masa de arcilla y paja encima del muro de piedra;
por otra parte, se pudo observar que al interior de la masa de adobe se introdujeron y combinaron
una serie de cantos rodados, los cuáles no se distribuían de manera regular sino de forma muy
dispersa (Fig. 9). Para tal cometido, se tuvo el cuidado necesario para amoldar la masa de barro y
lograr al ancho ideal del primer muro y posteriormente ir acumulando la masa y, de forma aleatoria,
introducir el canto rodado. Lamentablemente, por el paso de los años, gran parte del muro de adobe
se ha erosionado y sólo se conservan restos en los muros Nor-Oeste y Sur-Este.

Análisis estilístico

En el presente análisis, solo se contempló el diseño arquitectónico de las hornacinas, siendo el


único componente de documentación que aún posee la unidad habitacional.

Fig. 10. Vista General de las hornacinas. Pared interna Nor-Este.

Fig. 11. Detalle de una hornacina.

Fig. 12. Detalle constructivo de las hornacinas. Pared interna Nor-Este.


66 Daniel José Gutiérrez Osinaga

Forma de Construcción. La unidad arquitectónica, que es punto de nuestro análisis, sólo conserva
restos de los cimientos en los muros equidistantes Nor-Este y Sur-Oeste. En el caso de los muros
Nor-Oeste, se conservan dos de tres hornacinas. El muro Sur-Oeste posiblemente tuvo tres
hornacinas, de las cuales sólo es posible observar los restos de una de una de ellas (Fig. 10).

En términos técnicos, la forma constructiva es muy simple. Se puede apreciar que no se


utilizaron piedras trabajadas o especialmente seleccionadas para formar la figura geométrica
trapezoidal (Fig. 11)

A medida que la pared se fue construyendo, se dejó un espacio de 40 cm de largo para constituir
la base de la hornacina con una profundidad de 30 cm. Para poder construir la parte superior de las
hornacinas, se utilizó una laja de piedra rectangular plana sin tallar que cumplía la función de dintel.
El largo promedio es de 35 cm y, la altura promedio de las hornacinas, es de 70 cm (Fig. 12).

Análisis funcional

El resultado obtenido en el análisis funcional está íntimamente relacionado con los resultados
obtenidos en las unidades de prueba. En este sentido, es posible que la unidad arquitectónica
haya tenido un uso doméstico.

Como veremos más adelante en el análisis y resultados de las excavaciones realizadas al interior
del recinto, se corrobora el posible uso funcional de la estructura y del asentamiento.

Descifrando el registro arqueológico de los contextos excavados

Por las características del asentamiento, se decidió colocar las unidades al interior de la única
estructura que presentaba los cuatro cimientos que delimitaban el espacio interno del espacio exterior.
Este juicio se basó principalmente en que gran parte del lugar quedó muy afectado por la erosión
causada por el río Jacha Uma. Por otra parte,
en la inspección superficial del área, no se
T
identificaron concentraciones de material
superficial en los alrededores de la estructura,
ni se observaron rasgos cualitativamente
locus 1
especiales de la superficie. En este sentido, es
posible que las actividades humanas se llevaran
cabo en el interior de la unidad arquitectónica
locus 2 locus 3 y, por ende, los restos de dichas actividades
podrían ser susceptibles de ser identificadas en
el proceso de excavación. La utilización del
locus 4 locus 6 locus 5 locus 7 locus 8 espacio en las habitaciones responde a
diferentes patrones de actividad, por ejemplo,
espacios donde las actividades eran destinadas
locus 9 al procesamiento de los alimentos, para
almacenaje o, para el descanso, aunque no se
excluye la multifuncionalidad de una sola
G habitación o estructura.

Fig. 13. Secuencia estratigráfica de las excavaciones en Por lo tanto, se eligió al azar la esquina Nor-
Pisakheri Tambo. Este de la estructura y se utilizó como
arqueoantropológicas Año 4 Nº 4. 2014 67

referencia el alineamiento de los muros o cimientos de muros para colocar las unidades de
sondeo. Este criterio se basó principalmente en que muchas de las actividades anteriormente
descritas se desarrollaron en estos sectores de la habitación. Sin embargo no se descartan las
partes centrales como potenciales partes en la ubicación de las excavaciones.

Descripción de la estratigrafía

De acuerdo a la propuesta de documentación arqueológica, se excavaron 5 unidades de 1 x 1 m,


las que se ubicaron en la esquina Nor-Oeste de la estructura 1 (Fig. 14 y Fig. 15), obteniendo los
siguientes resultados:

Unidades estratigráficas

En relación al procedimiento de documentación por medio del Matrix Harris (1989, 1991) (Fig.
13), se identificaron 4 unidades estratigráficas en todas las unidades4.
Unidades de proveniencia específica

U-5 De acuerdo al procedimiento de excavación,


U-1 se fueron identificando una serie de unidades
U-4 de proveniencia, a las que se le asignaron un
determinado loci. Estos eventos definidos, se
ubicaban al interior o asociados a las unidades
estratigráficas5.

U-2
U-3
Fig. 14. Vista General del proceso de excavación, Unidades 1,
2, 3, 4, 5.

4
Locus 1. Se trata de los restos del muro de adobe y piedras que colapsaron hacia la parte interna de la habitación. Textura
limo arcillosa de color 10YR 5/3.
Locus 3. Suelo limo arcilloso de color 10YR 4/3, semi-compacto con bajo contenido de material orgánico y con un 25% de
gravilla.
Locus 4. Matriz de suelo semi-compacto con manchas de carbón, material óseo quemado y bastante gravilla. De textura
limo arcilloso y color 2.5YR 5/3.
Locus 9. Piso original de la habitación con textura limo arcilloso arenoso y de color 10YR 4/4. No se identificaron restos
de material cultura debajo de su interface.
5
Locus 2. Se trata de un agrupamiento de cantos rodados que fueron encontrados debajo de la unidad estratigráfica locus
1, al Sur-Oeste de las unidades de sondeo 1 y 2 y contemporánea a la unidad estratigráfica Locus 3 (Fig. 16).
Locus 5. De textura limo arenosa, de color 2.5YR 3/2, con alta densidad de restos óseos. Se trata de un fogón ubicado en la
parte Este de la unidad de sondeo 1 y al interior del Locus 4 (fig. 17).
Locus 6. Mancha de ceniza, de textura arcillo limoso y de color 2.5YR 2/1, asociada al Locus 5, concentrada en las unidades
de sondeo 1 y 5. Suelo bastante suave, con pocos conglomerados pero con bastante ceniza.
Locus 7. Arcilla quemada compacta, de textura arcillo limoso y de color 10YR 4/4. Presentaba una forma circular con un
radio promedio de 25 cm.
Locus 8. Evento asociado al Locus 5 y 6. Relleno que contenía el fogón. Esta caracterizado por bastante ceniza, restos de
material óseo quemado y restos de granos de maíz. Posee una textura limosa de color 10YR 5/4. Se recolecto todo el relleno
para su posterior análisis.
68 Daniel José Gutiérrez Osinaga

Fig. 15. Detalle del perfi


estratigráfico Nor-Este.
Unidades 3, 4, 5.

Fig. 16. Detalle del locus 2 y 3.

Fig. 17. Detalle del locus 5.

Resultados de la estratigrafía

El proceso de documentación proporcionó información en relación a: la filiación cultural de los


ítems identificados en las excavaciones, las actividades realizadas al interior de la habitación,
características constructivas y el desarrollo posterior de la estratigrafía. En este sentido, se elabora
una explicación sobre los resultados, de manera general, de los procesos de estratificación y
posible función de la habitación:

Procesos de estratificación

Dentro del análisis estratigráfico se identificaron dos procesos: a) post abandono de la unidad;
por las características de las unidades estratigráficas se colige que la unidad habitacional estaba
compuesta por muros de adobe, los cuales, con el paso del tiempo y por los agentes naturales,
colapsaron al interior de la habitación. De acuerdo a la evaluación general, los muros laterales de
mayor dimensión fueron los más afectados por la erosión y desaparecieron por completo. En el
caso de los dos muros más pequeños, aún conservan restos de adobe. Sin embargo, por la acción
de las lluvias, el material se fue lavando progresivamente y concentrando en la base y/o superficie
de la habitación, tanto en la parte interior como en la parte exterior. Posterior a esta lenta acción,
la vegetación local fue colmando la superficie de la habitación conformando una unidad
estratigráfica de humus orgánico, b) estratificación durante el uso de la estructura. Según los datos
de las unidades estratigráficas, se identifican tres importantes remodelaciones a la superficie de
arqueoantropológicas Año 4 Nº 4. 2014 69

la habitación. La primera y más temprana, está compuesta por el piso principal de la unidad (Locus
9), evento en donde posiblemente se realizó la mayor parte de las actividades del lugar. Por las
características del Locus, su matriz es muy compacta y ausente de material cultural. Por otra parte,
los eventos estratigráficos posteriores como el Locus 4, denotan un alto uso y descarte de material
orgánico que ha constituido una matriz de suelo compuesto de material óseo y cerámico6. En
relación a esta matriz de suelo, es difícil poder inferir el tiempo de uso. Sin embargo, podemos
afirmar que se intensificó el desecho del material utilizado para la combustión y se concentró en
este lugar. Posteriormente, se llevó a cabo el apisonamiento de esta matriz de suelo, quizás para
mediatizar la descomposición del material orgánico. Para este cometido, se realizó una superficie
de uso definido como Locus 3. Por su composición, es posible que se tratara de la última superficie
de uso que la unidad habitacional presentaba antes de su abandono.

Unidades Estratigráficas Funcionales

La evaluación de las unidades de proveniencia específica nos aportan la siguiente información


sobre las posibles actividades funcionales llevadas a cabo en la estructura habitacional. Dentro
de este contexto, se coligen dos momentos tempranos y un momento tardío. En el primer caso:
a) preparación de alimentos; este criterio se basa en la identificación de indicadores orgánicos
(restos óseos, vegetales) y materiales (arcilla quemada, cerámica) que denotan y contextualizan
un uso específico del espacio dentro de la estructura. El Locus 5 indica la presencia de un
fogón compuesto por una serie de elementos materiales (Locus 7 y Locus 8). Su preparación
y ubicación presume la función de preparar alimentos a través de su cocción en agua o asado
directo sobre el fuego. Para este fin se ha utilizado una superficie preparada (Locus 7) en donde
se colocaba una pieza de cerámica. Al interior del fogón se identificaron restos carbonizados
de maíz y carbón (Locus 8), b) desecho de material orgánico. El contexto de asociación y
relación de las unidades de proveniencia presentan datos sobre su origen funcional. En este
caso, el Locus 6 es producto de las siguientes actividades: utilización de materiales orgánicos
para la combustión (madera y/o estiércol de llama) los cuales después de su uso fueron
desechados en el mismo lugar donde yacía el fogón. Por tal motivo, se consolido una matriz
de suelo (Locus 6) con mucho contenido orgánico, chispas de carbón y de ceniza. Por otra
parte, el material orgánico como los huesos consumidos, han sido desechados en esta matriz.
En algunos de los especímenes analizados se puede observar que fueron cocidos y otros se
calcinaron, c) habitacional. Este criterio se basa fundamentalmente en la identificación de un
espacio (Locus 2), el cuál fue construido posteriormente al apisonamiento y sellado del Locus
6 y la creación del Locus 3. En este evento estratigráfico (Locus 3) se observa una clara
asociación entre el agrupamiento de cantos rodados, formando una plataforma elevada. Por
las dimensiones del evento, se podría inferir como un lugar para descanso. Ciertamente, éste
criterio debe ser tomado como mucha precaución; por tal motivo, su probable función queda
como una hipótesis.

Examen multivariable de la colección cerámica


En términos generales, las técnicas estadísticas multivariables adquieren más atención por
clasificar simultáneamente los datos según las similitudes y diferencias en muchos atributos. La
identificación de atributos tecnológicos y funcionales permite elaborar un banco de datos donde
6
Se puede inferir que la utilización de este lugar para el desecho, estaba asociado a un espacio de preparación de alimentos
a través de la combustión de material orgánico, posiblemente paja brava y/o estiércol de llama. Además, por sus condiciones,
es posible que este material haya sido depositado/desechado en este mismo lugar.
70 Daniel José Gutiérrez Osinaga

la información será definida como variables de análisis. Por otra parte, la identificación de
atributos estilísticos tanto en las similitudes y diferencias también forma una base de datos donde
la información será definida como variables. En otras palabras, el análisis de atributos contemplara
como resultado la elaboración de tipos cerámicos, los que formalmente, funcionalmente y
estilísticamente podrían estar relacionados con tipos cerámicos locales o foráneos.

Análisis tecnológico

El sitio de Pisakheri Tambo presenta un total de 25 tiestos. Es notable que estos fragmentos
presenten una alta variedad en las inclusiones usadas (Cuadro 1), cada una está representada en
uno o dos fragmentos.

Cuadro 1: Tipos de inclusiones identificados en Pisakheri Tambo

Tipo de Inclusión Descripción

1 Cuarzo, muscovita dorada y Feldespato.


2 Cuarcita de brillo vítreo, Biotita y Feldespato.
3 Cuarzo, óxidos de hierro hematita o magnetita, Arenisca
4 Cuarzo y Biotita dorada.

Inclusiones grises, probablemente Arenisca, de tamaño 3-4 y frecuencia moderada


5
a alta.

6 Arena mezclada con cuarzo grueso, tamaño 2-3, frecuencia alta.

7 Arena molida con partículas doradas de gran tamaño (2-3) y frecuencia moderada.

8 Arena molida.

Las inclusiones más usadas son los tipos 1, 2 y 3, y representan un 67 % de la muestra total (Fig.
18). Las inclusiones se aplican mayormente en frecuencia moderada a alta, mientras que su
tamaño varía entre fino (0,1 a 0,25 mm) a grueso (0,5 a 1,0 mm), con la ocasional presencia de
inclusiones muy gruesas (mayores a 1,0 mm). La pasta es de dureza compacta a semicompacta.
Prevalece el color rojo-anaranjado. Un caso especial constituye la pasta del cuello de aríbalo
que se caracteriza por una cocción oxidada de color rojo claro, dureza compacta y la aplicación
de inclusiones del tipo 1, asemejándose, de esta manera, a las características técnicas de los
cuellos de aríbalo encontrados en Huaylla Tambo. El acabado de la muestra total es mayormente
alisado o bruñido, con una tendencia a diferenciar entre el interior y exterior de una vasija, donde
el interior tiende a ser alisado o estriado mientras que el exterior presenta un acabado bruñido o
hasta pulido.
arqueoantropológicas Año 4 Nº 4. 2014 71

8%

25% Tipo 1
13%
Tipo 2
Tipo 3
4% Tipo 4

4% Tipo 5
Tipo 6
4%
Tipo 7
25% Tipo 8
17%

Fig. 18. Representación de tipo de inclusiones en Pisakheri Tambo en porcentajes


(Muestra total: 24 fragmentos).

Análisis estilístico

La cerámica de Pisakheri Tambo no presenta decoración en forma de pintura, sea esta geométrica
o zoomorfa, aunque existe una amplia gama de engobados, mayormente en colores rojizos,
anaranjados y café.

Análisis funcional

Solo se tiene cuatro formas representadas en Pisakheri Tambo y, la mayoría de ellos, responde
a los tipos indefinidos 7 y 8, y las formas 2 y 5 (Fig. 19 y Fig. 20).

10%

5%

Forma 2

40% Forma 5

Forma 7

Forma 8
45%

Fig. 19. Variedad de formas en Pisakheri Tambo.

Origen de los fragmentos

Pisakheri Tambo presenta mayormente cerámica de acabado alisado, con inclusiones de tamaño
variado en frecuencia moderada a alta, siendo más populares las inclusiones del tipo 1, 2 y 3,
con un predominio de aspecto brilloso de la pasta y superficie de la cerámica. Hay que destacar
que las características técnicas de la muestra se asemejan a los fragmentos no pintados de Huaylla
Tambo. En general, debemos destacar el hecho de una alta diferenciación de inclusiones,
comparando los 24 fragmentos –con un total de ocho tipos de inclusiones– con los 71 de Huaylla
Tambo –y solo cuatro tipos de inclusiones. La alta variabilidad de las inclusiones nos expresan
una diversidad tecnológica en la elaboración de dichos fragmentos, lo que puede entenderse
como un ejemplo de manufacturación de los tipos cerámicos posiblemente hecho en diversas
72 Daniel José Gutiérrez Osinaga

regiones geográficas y que estaban circulando a través de la ruta, transportados por los grupos
de personas7 que utilizaban el camino.

Sin embargo, hay que destacar que la alta presencia de inclusiones brillantes en la cerámica
recuperada, puede ser corroborada por la presencia del mismo fenómeno en Huaylla Tambo,
Paria La India (Condarco et al. 2002) e Incarracay (Gyarmati y Varga 1999).

Fig. 20. Formas cerámicas identificadas en la colección de Pisakheri Tambo y Huaylla Tambo (Formas reconstruidas según
Meyers 1975).

7
¿Estamos ante una variedad de tipos cerámicos locales o regionales, representando variantes familiares y/o étnicas? (para
una discusión ver Chilton 1999; Stark 1999) ¿O se debe la variabilidad a las inclusiones accesibles a la hora de producir la
cerámica? Como una posible explicación, podemos colegir que la diversidad étnica mencionada por las fuentes escritas de
los grupos trasladados como mitmaqkuna hacia Cochabamba, podría ser una causa y explicación de la diversidad de las
características técnicas en la muestra cerámica. Esta discusión será tratada más adelante.
arqueoantropológicas Año 4 Nº 4. 2014 73

Asociación cronológica

Aunque el sitio de Pisakheri Tambo no presenta fragmentos decorados que podrían facilitar su
comparación con grupos cerámicos de otras regiones y/o periodos cronológicos. La presencia
del cuello de aríbalo, en contexto de excavación, facilita una asociación con el periodo incaico.
Además de poder correlacionar temporalmente a los fragmentos no decorados al mismo periodo,
basándonos en los mismos contextos.
Análisis de la colección Arqueofaunística

La colección zooarqueológica del sitio se encuentra constituida casi en su totalidad por camélidos
(Fig. 21, Fig. 22 y Cuadro 2). En Pisakheri Tambo se identificó un espécimen perteneciente a
un feto de camélido (Fig. 21). En el sitio, llama la atención la ausencia de peces y aves, lo cual
es sugestivo, considerando que podrían constituirse en una fuente alternativa de proteínas.

Cuadro 2: Frecuencias absolutas y relativas de los especímenes procedentes de las


excavaciones de Pisakheri Tambo (Peso en gramos) (Cf. Capriles 2005: 69).

Taxa NISP % MNI % Peso %

Camélidos 210 80.46 32 94.12 948.8 99.16

Humanos 0 0 0 0 0 0

Feto de camélido 51 19.54 2 5.88 8 0.84

Total 261 100 34 100 956.8 100

Los camélidos conforman el gran porcentaje de los especímenes analizados llegando a tener un
total de 200 especímenes, lo que permite inferir –de manera preliminar– la evidencia de consumo
y descarte de alimentos en áreas especificas. Por otra parte, de acuerdo a las características
esquelétales de los huesos (Fig. 23), se observa una alta preferencia en elementos óseos que
contienen una mayor cantidad de carne (costillas, el húmero y los metapodios). Por otra parte,
es interesante observar que otros elementos esquelétales como el fémur no estén presenten;
quizás se deba a un determinado patrón de selección de los mismos (consumo propio e
intercambio) (Capriles 2005).

Para el sitio de sitio Pisakheri Tambo se registraron huesos quemados (NISP = 7, peso = 12.8
g), parcialmente quemados (NISP = 5, peso = 12.3 g), calcinados (NISP = 6, peso = 2.9 g) y
cocidos (NISP = 0, peso = 0 g). Es en la Unidad 4 donde se encontró una mayor proporción.

En relación a la modificaciones culturales, se identificaron restos de huesos con marcas de roído


(un matapodio), con cortes (costillas, vertebras y extremidades), con estrés (vértebra cervical y
un metapodio) y evidencias de huesos trabajados (un fragmento de hueso de extremidad
posiblemente pulido) (Capriles 2005).
74 Daniel José Gutiérrez Osinaga

Fig. 21. Detalle de los restos óseos de un feto


Fig. 22 Detalle de una mandíbula de camélido.
de camélido (Foto: José M. Capriles Flores).

Fig. 23. Frecuencias absolutas y peso en gramos de representaciones esqueletales de camélidos en el sitio Pisakheri Tambo
(NISP = 79, MNI = 14, MNE = 54, peso = 603 g) (Capriles 2005: 72).
arqueoantropológicas Año 4 Nº 4. 2014 75

Huaylla Tambo
El sitio arqueológico de Huaylla Tambo se ubica en el margen Este del rio Incalacaya al Sur de
una pequeña quebrada y emplazado en la parte superior de una serie plataformas horizontales
artificiales construidas al pie del cerro Toroñuño (Fig. 24 y Fig. 25). Espacialmente se encuentra
en la coordenada UTM 19K N8039706 E735711, a 3941 m.s.n.m. y cubre una superficie de 50
m² (Fig. 26). El asentamiento está compuesto por dos unidades arquitectónicas E-1, E-2
cuadrangulares y una estructura rectangular E-3, dispuestas hacia un espacio central y asociadas
directamente al camino precolombino, ubicado a unos 30 m al Norte.

Fig. 24. Vista general del sitio Huaylla Tambo.

Fig. 25. Detalle del emplazamiento del sitio Huaylla Tambo.

La descripción de las unidades arquitectónicas muestra las siguientes características:

Estructura 1

Se trata de una unidad habitacional de 9,50 x 7 m de superficie, orientado a los cuatro ejes
cardinales (Fig. 27). Está compuesta por el muro Este (7 m), en regular estado de conservación
y con una altura promedio de 2,10 m (Fig. 28 y Fig. 29). En su pared interna se pueden observar
los restos de tres hornacinas, ubicadas a una altura de 1,10 m de la superficie; por el grado de
deterioro solo se conserva la hornacina central.
76 Daniel José Gutiérrez Osinaga

Fig. 26. Mapa de Huaylla Tambo.

Fig. 27. Vista General de la Estructura 1. Fig. 28. Detalle del muro Este, pared interna.

Fig. 29. Detalles constructivos


del muro Este, pared interna.
arqueoantropológicas Año 4 Nº 4. 2014 77

El muro Norte está colapsado y solo se puede observar un alineamiento de piedras de 9,50 m de
longitud. El alto promedio del mismo es ca. 40 cm. En el caso del muro Oeste, se advierte su
reconstrucción a través del “pircado” de un muro actual de aproximadamente 9,50 m; no se
conservan los restos de los cimientos. Este es el mismo caso para el muro Sur. Tan solo se
conserva el muro de contención de 7 m de alto y que forma parte de la plataforma artificial en
la que se construyó la E-1.

Estructura 2

Estructura ubicada al Oeste de la E-1. Posee una superficie de 10,50 x 7,50 m con similar
orientación que la E-1. Se compone por el muro Norte (10,50 m) que ha sufrido el colapsado de
su pared central. Su alto promedio es de 2,20 m. El muro Oeste presenta un alto total de 7,50 m
y se halla en buen estado de conservación (Fig. 30). Por sus características constructivas, es
posible observar que el muro forma parte de un muro de contención, el mismo que se extiende
en la E-3. El muro Oeste presenta un alto de 2,40 m en la pared interna y 7,50 m en la pared
externa y, un ancho promedio de 1 m. En la cara interna del muro se pueden ver tres hornacinas
dispuestas a 1 m de altura de la superficie de la habitación y a 85 cm equidistantes una de la
otra. El ancho promedio de las hornacinas es de 45 cm en la base y 40 cm en la parte superior y
el largo de 50 cm, además de 30 cm de profundidad (Fig. 31).

El muro Sur (10,50 m) exhibe el colapso del sector adyacente al muro de la E-1. Se advierte un
ancho promedio de 1 m y una altura de 2,40 m. Por las características de la disposición de las
piedras es posible que en este sector de la habitación se encontrara el ingreso. Por otra parte se
documentaron tres hornacinas: dos de ellas dispuestas cerca del muro Oeste, a una altura de la
superficie de 95 cm, con un ancho de 45 cm en la base y en la parte superior 40 cm, un largo de
57 cm y, la otra, cerca del muro Sur de la E-1. Gran parte del muro se conserva en buen estado.
En su extremo Sur-Este se observa la construcción de un muro de adobe actual sobre el muro de
piedra. Cabe mencionar que el muro Este (7,50 m) forma parte del muro de contención que
conforma el muro Oeste de la E-1. Tiene un alto promedio de 1 m.

Fig. 30. Detalle de la estructura 2,


muro Oeste. Pared interna.
Fig. 31. Detalles constructivos del
muro Oeste. Pared interna.
78 Daniel José Gutiérrez Osinaga

Estructura 3

Unidad arquitectónica rectangular de mayor superficie, con 27 x 10,20 m (Fig. 32 y Fig. 33).
Está compuesta por el muro Norte, con una altura promedio de 2,50 m. En la cara interior y en
su parte baja y a una altura de 20 cm de la superficie, se aprecian tres hornacinas en buen estado
de conservación y una hornacina que presenta el colapso de su muro interno. El largo aproximado
es de 89 cm y el ancho de 50 cm en la parte baja y de 40 cm en la parte superior con 35 cm de
profundidad (Fig. 35).

El muro Oeste de ca. 10,20 m de longitud aún


conserva los restos de la pared exterior. Sólo
conserva la pared interna en el sector centro-
Norte. Aquí exhibe un alto de 2,45 m (pared
interna) y 3 m (pared externa.). La porción
restante del muro Sur solo presenta los
cimientos que cumplieron la función de muro
de contención de la plataforma artificial de la
unidad. En el sector conservado, se pueden ver
cuatro hornacinas ubicadas a una altura de 40
cm de la superficie actual y a 1 m
equidistantes. Presentan un largo de 80 cm y
un ancho de 50 cm en la parte baja y 45 cm en
Fig. 32. Vista general de la estructura 3. la parte alta con 30 cm de profundidad (Fig.
36). Lamentablemente por la construcción de
una carretera actual, los muros Sur y Este fueron destruidos totalmente; solo es posible
observar el amontonamiento de rocas de lo que fueron los muros (Fig. 34). Sin embargo, es
posible colegir que el edificio haya presentado una serie de hornacinas y principalmente los
ingresos a interior de la estructura.

Fig. 34. Detalle del muro de contención y plataforma


Fig. 33. Detalle de los Muros Oeste y Norte. Paredes internas.
artificial.
arqueoantropológicas Año 4 Nº 4. 2014 79

Fig. 35. Detalle de los Muros Oeste y Norte. Paredes internas.

Fig. 36. Detalle de los Muros Oeste y Norte. Paredes internas.

Las características arquitectónicas

Para su análisis, se toma en cuenta los siguientes elementos: a) piedra y b) mortero de barro y
revoque.

a) Piedra. Entre sus elementos, dentro del análisis tecnológico, destacan:

La Procedencia del material. El material utilizado fueron las piedras y cantos rodados
provenientes de diferentes afloramientos rocosos cerca del asentamiento. Inicialmente se
consideró la idea de que el material lítico fue recolectado de las orillas del rio Incalacaya. Sin
embargo, el análisis de las fracturas y morfología de las piedras presentaban ángulos muy agudos
y poco erosionados. En tal sentido se realizó un reconocimiento en los alrededores del lugar
evidenciado que el material fue extraído de los afloramientos rocosos adyacentes.

El tipo de roca. El tipo de material se caracteriza por la presencia de lutitas, limonitas y pizarras
provenientes de los afloramientos existentes en la base del cerro Toroñuño (Cf. Ahlfeld 1972,
1973; Montes de Oca 1997; Muñoz R. 1956).
80 Daniel José Gutiérrez Osinaga

El tamaño y trabajo realizado en las piedras. En la elaboración de los muros se utilizaron cantos
rodados grandes de 60 x 15 cm aproximadamente, constante constructiva en las unidades
arquitectónicas. Por otra parte, se utilizaron cantos rodados medianos de 40 x 30 cm como
promedio, los cuales fueron distribuidos en forma aleatoria en cada muro de las habitaciones.
Ocasionalmente se utilizaron piedras pequeñas de 20 x 10 cm para poder rellenar los intersticios
existentes entre las piedras de mayor tamaño. El ancho promedio de los muros es de 1 m y un
alto ca. de 2,10 m.

Una de las características más importantes del material lítico, fue el desbastado y canteo (Agurto
1987, Escalante 1992); aproximadamente el 90% del material fue seleccionado y colocado con
mucho cuidado. Esta técnica permitió obtener cantos rodados con proporciones constantes. De
esta manera se consiguió una estable y sólida unidad arquitectónica.

b) Mortero de barro y revoque

La procedencia del material. El análisis de los intersticios y secciones internas de cada una de
las paredes de los muros (interna y externa) de las tres unidades, mostraban indicios de un
mortero de barro (fig. 37). Para su elaboración se utilizó arcilla de color amarillo que fue
recuperada de áreas cercanas al lugar, de los sedimentos depositados en las terrazas superiores
y erosionadas del río Incalacaya.

La elaboración. El principio básico para producir el mortero de barro fue crear una masa de
arcilla húmeda a la cual se le añadía paja brava. El resultado fue una argamasa plástica que fue
colocada en las partes intermedias que creaban las piedras al levantar el muro. A dicho
procedimiento se sumaron pequeñas piedras que rellenaban los espacios. El resultado final fue
la consolidación y la solidificación del mortero con las piedras, formando una firme estructura
arquitectónica.

Análisis estilístico

El conjunto arquitectónico alberga los siguientes criterios


estilísticos: a) hornacinas trapezoidales y b) el revoque con
arcilla roja. Estos elementos le adscriben una particularidad
única con respecto a los otros asentamientos identificados a
lo largo de la ruta precolombina:

a) Hornacinas

Forma de Construcción. La preparación y diseño de este


detalle arquitectónico en el caso del sitio Huaylla Tambo es
muy complejo. En el análisis constructivo logramos verificar
el procedimiento descrito por Niles (1987: 217-226) y
Gyarmati y Varga (1999), como un patrón constructivo Inca
(Fig. 38 y Fig. 39).

Fig. 37. Detalle del revoque de adobe rojo.


arqueoantropológicas Año 4 Nº 4. 2014 81

Fig. 38. Vista general del grupo de hornacinas. Estructura 3,


muro Norte. Pared interna.

Fig. 39. Detalle de una de las hornacinas.

Primeramente, se procedió a elaborar cuidadosamente el cimiento de los muros que estaba


compuesto por una doble hilera de piedras, para luego seleccionar bloques pequeños de piedras
a los cuales se le hizo un retocado de sus ángulos para así obtener una superficie plana con
ángulo recto. Este procedimiento esta descrito por Niles (1987: 211, 219) para los “nichos” del
estilo Inca “intermedio” (Inca intermediate-style) y la “piedra de campo” (fieldstone). Es
interesante observar que se escogieron piedras largas y de forma rectangular, para construir los
dinteles de los nichos. Por otra parte, las piedras laterales estaban –como se dijo antes–, muy
bien trabajadas en su superficie.

Una vez seleccionadas y colocadas dichas piedras se procedió a realizar el levantamiento de las
porciones restantes del muro, logrando alcanzar una alto considerable; finalmente, se llevó a
cabo el revoque total de las paredes con adobe de color rojo.

Análisis funcional

Los resultados sobre funcionalidad de las unidades habitacionales pueden relacionarse con
actividades de alojamiento y con el consumo de alimentos. Estas proposiciones serán ampliadas
más adelante a través de los datos obtenidos en las excavaciones, en los resultados y en los
comentarios finales.

Descifrando el registro arqueológico de los contextos excavados

El sitio arqueológico de Huaylla Tambo fue elegido para realizar excavaciones de prueba en
base a tres criterios: a) las características arquitectónicas denotan una singularidad constructiva
que lo hace especial dentro de los otros asentamientos relacionados al camino, b) razón por la
que se pensó identificar elementos de mayor jerarquía y relacionados a actividades funcionales
muy particulares y, c) por la severa afectación que ha sufrido el sitio por la construcción de una
82 Daniel José Gutiérrez Osinaga

carretera moderna. En este sentido se escogieron las estructuras E.1, E-2 que no fueron
impactadas. Lamentablemente, un 80% de la E-3 fue destruida.

En la Fig. 40, se presenta la ubicación, el número y el tamaño de las unidades de sondeo:

Fig. 40. Ubicación de las unidades de excavación en Huaylla Tambo.

Descripción de la estratigrafía

Estructura 1

- Unidad 2. Fue ubicada en la esquina Nor-Este de la E-1 adyacente a los muros Norte

Oeste. Presenta una superficie de 2 x 1 m. Mediante el registro de la excavación se identificaron


las siguientes unidades estratigráficas (Fig. 41, Fig. 42 y Fig. 42).

a) Unidades estratigráficas

Locus 1. Matriz de suelo que forma parte de la superficie actual. Presenta una textura limo arcillo
arenoso y de color 2.5YR 4/2.

b) Unidades de proveniencia específica:

Locus 2. Superficie de uso compuesta por una textura arcillo arenosa muy compacta de color
10YR 5/6.
arqueoantropológicas Año 4 Nº 4. 2014 83

Locus 1

locus 2

Fig. 42. Vista General de la Unidad 2. Estructura 1.


G

Fig. 41. Secuencia Estratigráfica de las excavaciones en la


Unidad 2. Estructura 1.

Fig. 43. Detalle del perfil estratigráfico Este, Unidad 2.

- Unidades 3, 4, 5, 6 y 7

La unidad 3 fue colocada en la esquina Nor-Oeste de la E-1, en la base de los muros Norte y
Oeste, con una dimensión de 1 x 1 m. Sin embargo, durante el proceso de excavación, se fueron
presentados una serie de eventos estratigráficos que no eran –en su totalidad– identificables en
la U-3 (Fig. 44). Por tal motivo, se decidió ampliar la excavación y realizar la apertura de las
unidades 4, 5, 6, 7 (Fig. 45 y Fig. 46). De esta manera, se pudo identificar los eventos
estratigráficos con mayor exactitud y obtener más información sobre los contextos que, a
continuación, pasamos a describir a partir de los datos obtenidos:

a) Unidades estratigráficas

Locus 1. Superficie de uso actual; textura arcillo limo arenoso y de color 2.5YR 4/2. Suelo
compacto. Se ubica en las superficies de las unidades 3, 4, 5,6 y 7.
Locus 3. Matriz de tierra que contenía el Locus 2. Morfología semicompacta de color 10YR 3/1
y de textura limo arcilloso. Por sus características, se ubica dentro de las unidades 4, 5, 6 y 7.
84 Daniel José Gutiérrez Osinaga

Locus 5. Matriz de suelo semicompacto con bastantes inclusiones de carbón y tierra quemada,
de textura limo arcillo arenoso, color Munsell 10YR 3/2 y concentrada en las unidades de sondeo
4, 5, 6 y 7.

Locus 6. Piso de la unidad habitacional, identificada en las unidades de sondeo 3, 4, 5, 6 y 7.


Presenta una textura limo arcilloso de color Munsell 2.5Y 5/4 y morfología compacta.

b) Unidades de proveniencia específica


Locus 2. Se trata de una dispersión regular de piedras medianas concentradas en las unidades 4,
5, 6 y 7 y, por sobre todo, en relación al Locus 3 (Fig. 47).

Locus 4. Pequeña concentración de tierra quemada (posible fogón) ubicada en la esquina Sur
Oeste de la unidad 5. Está compuesta por un alto contenido orgánico de carbón, ceniza, restos
óseos y estiércol calcinado, posiblemente de llama. Tiene una textura franco arenoso y de color
10YR 3/2 (Fig. 48).

locus 1

U-3
locus 2 locus 3

U-7

locus 4
U-4 U-6

locus 5

U-5
locus 6

Fig. 45. Vista General de las unidades de excavación 3, 4, 5, 6, 7. Estructura 1.


G

Fig. 44. Secuencia estratigráfica de las


excavaciones en las unidades 3, 4, 5, 6,
7. Estructura 1.
arqueoantropológicas Año 4 Nº 4. 2014 85

Fig. 46. Detalle del perfil estratigráfico Este, de las unidades de excavación 6, 7. Estructura 1.

Fig. 47. Detalle del Locus 2, unidades 6 y 7. Fig. 48. Detalle del Locus 4, Unidad 5.

Estructura 2

- Unidad 1

a) Unidades estratigráficas (fig. 49 y 50)

Locus 1. Capa de humus orgánico con alto contenido de raíces y gravilla. Textura franco arcillo
limoso y de color 10YR 4/2.

Locus 2. Superficie de uso muy compacta, presenta pequeñas chispas de carbón, tiene una textura
franco arenosa y de color 10YR 4/3.

Locus 4. Matriz de suelo que forma parte de una serie de rellenos que se realizaron para poder
tener una superficie horizontal, de morfología semicompacta y con mucha grava, de textura

Franco limoso y color 7,5YR 3/2.

Locus 5. Relleno de tierra compuesta por cantos rodados medianos, grava y gravilla. Matriz muy
compacta de color 10YR 4/3 y textura franco limo arcilloso.
86 Daniel José Gutiérrez Osinaga

Locus 6. Conglomerado de cantos rodados grandes. Presenta un alto porcentaje de grava de


textura limo arcillosa y color 10YR 4/3.

b) Unidades de proveniencia específica

Locus 3. Por las características del evento, es posible que se trate de un pequeño fogón ubicado
en la esquina Sur Oeste y asociado a una agrupación de piedras medianas, restos de carbón y un
fragmento de cerámica. De textura franco arenoso y color Munsell 10YR 4/2.
T

locus 1

locus 2

locus 3

locus 4

locus 5

Fig. 50. Vista General del Proceso de excavación en la Unidad 1, Estructura 2.


locus 6

Fig. 49. Secuencia Estratigráfica de las


excavaciones en la Unidad 1, Estructura 2.

Resultados de la estratigrafía

Los datos obtenidos en cada una de las unidades de sondeo ubicadas en la E-1 y E-2, nos ha
permitido obtener información relacionada a las actividades funcionales de las estructuras.

Estructura 1

- Unidad 2

a) Procesos de estratificación

En los datos obtenidos en la presente unidad de excavación, solo se identifico un proceso de


estratificación natural formada por la superficie actual de la habitación.
arqueoantropológicas Año 4 Nº 4. 2014 87

b) Unidades Estratigráficas Funcionales

Sólo se registró un evento funcional relacionado a la superficie apisonada de la estructura,


compuesta por una arcilla arenosa muy compacta (Locus 2).

- Unidades 3, 4, 5, 6, 7

a) Procesos de estratificación

En las presentes unidades hemos identificado 2 procesos de estratificación. El primero y reciente,


relacionado a la formación de la actual superficie de uso de la habitación (Locus 1) y que se puede
colegir como un evento post abandono de la habitación. El segundo, relacionado a la formación
de procesos de estratificación producidos durante el uso y construcción de la estructura: a) el más
temprano relacionado a la matriz de tierra utilizada como relleno (Locus 6) para elaborar una
superficie horizontal. Como hemos podido observar, el mismo relleno ha sido apisonado y utilizado
como la superficie original de la vivienda. Además se pudo observar que para este cometido se
construyeron primeramente los cimientos de los muros Norte, Oeste y Sur. Otro detalle a tomar
en cuenta fue que, de acuerdo al grado de inclinación de la pendiente, éste relleno no llego a formar
parte de la superficie de uso que se identifico en la Unidad 2 (Locus 2). Es por esta razón, que la
morfología y textura y coloración del Locus 2 de la Unidad 2 es totalmente diferente. b) mientras
se estaban llevando a cabo las actividades sobre la superficie original de la habitación, se evidenció
la conformación de una matriz de tierra oscura que albergaba mucho contenido orgánico (Locus
5) y restos de material cerámico que está relacionado al Locus 4, el que más adelante será descrito
con mayor precisión. Es evidente que, por la característica de este evento, el uso de material para
la combustión (estiércol de llama) producido de la actividad llevada a cabo en el Locus 4, ha dado
paso a la formación del mismo. c) el siguiente evento deposicional es una matriz de tierra
semicompacta (Locus 3) que forma parte del Locus 2. En este momento es posible ver que los
residuos que formaban parte de Locus 4, había creado un tipo de problema o cambio de uso de
ésta porción de la habitación, por lo que se vio conveniente tapar los eventos anteriores (Locus 2).
Es posible que el Locus 1 fuera producido inmediatamente después de sellar los anteriores eventos,
dando paso a la conformación de la actual superficie de uso de la habitación.

b) Unidades Estratigráficas Funcionales


Se trata de dos procesos estratigráficos funcionales: el primero, relacionado al consumo y
desecho de alimentos a través del uso de un fogón (Locus 4) ubicado en la U-5 y constituido por
arcilla quemada, restos de material orgánico como carbón, restos óseos, estiércol de calcinado
(tal vez de llama). El uso del fogón había producido una cantidad moderada de desechos
orgánicos, los cuáles habían sido parcialmente depositados en el mismo lugar, llegando a
conformar el Locus 5. El segundo evento que hemos podido observar, se relaciona a la necesidad
de sellar los desechos orgánicos (Locus 5) y el fogón (Locus 4). Quizás ocurrió un cambio radical
en el uso funcional de la habitación, lo que llevo a que este sector fuese tapado, utilizando para
ello piedras planas y piedras medianas. Con la elaboración del Locus 2, se logró obtener una
superficie semi empedrada (Fig. 69). Quizás haya sido utilizada como una superficie de uso; sin
embargo, no hemos encontrado indicadores para esta idea. Preliminarmente, podemos colegir
que, al producirse el Locus 2, el uso funcional de la habitación haya sido destinado a otra
actividad. Hipotéticamente manejamos dos posibilidades: a) se haya destinado para el descanso
o para el depósito o, b) estamos frente a un evento de sellado y abandono de la habitación y, en
88 Daniel José Gutiérrez Osinaga

general, del asentamiento. Sin embargo no hemos podido verificar indicadores materiales para
asumir con contundencia esta aseveración, por lo que dejamos abierta esta hipótesis.

Estructura 2

- Unidad 1

a) Procesos de estratificación

Los resultados de las excavaciones en la U-1 nos han proporcionado importante información
sobre las características constructivas que se aplicaron para elaborar las estructuras 2 y 3. Según
lo expuesto líneas atrás, hemos distinguido los siguientes procesos: a) el primero, que se relaciona
a la actual superficie de la habitación, compuesta por el humus orgánico, la concentración de
vegetación y de los bloques de piedra de las paredes que colapsaron en su interior. Es posible
que la habitación haya sido utilizada tiempo atrás ya que la proporción de piedras colapsadas es
menor en relación al verdadero volumen que debería tener; es decir, que el colapso de la piedras
fue de manera gradual lo que llevo a que la gente de los alrededores retiren las piedras caídas
para tener la superficie despejada, proceso que se repitió varias veces hasta el momento de
nuestra llegada. b) está referido a una superficie horizontal (Locus 2). Podría tratarse de la
superficie de uso original de la habitación en donde se llevaron a cabo determinadas actividades.
El siguiente proceso: c) está expresado en la elaboración de una serie de rellenos artificiales para
alcanzar una superficie plana (Locus 2). Para lograr este cometido se usaron tres tipos de relleno:
el primero (Locus 6) se halla constituido por cantos rodados grandes; posteriormente se colocaron
una serie de cantos rodados medianos con grava y gravilla (Locus 5) para, seguidamente, colocar
una matriz de suelo compacta con mucha grava (Locus 4) a la que se sobrepuso el Locus 2. Un
interesante detalle fue observar que, para poder tener y contener el relleno (locus 4, 5, 6), se
levanto primeramente un muro de contención que esta desplazado a lo largo de la E-2, el mismo
que se constituiría, también, en su respectiva pared y, por la inclinación de la superficie natural
del terreno, el muro de contención poseía una inclinación de 70°. Una vez elaborado el muro de
contención, se procedió al rellenar el espacio comprendido entre el muro de contención y la
pendiente natural del terreno, procedimiento que fue similar en la E-3. Como resultado de esta
acción, se logró obtener una plataforma horizontal.

b) Unidades Estratigráficas Funcionales


El Locus 3 está definido como un pequeño fogón identificado debajo de la superficie de uso
original (Locus 2) y contemporáneo al Locus 4. Por su carácter eventual y con una muy baja
asociación de material orgánico, presumimos que se trate de un evento relacionado al proceso
rellenado de la E-2. Quizás se trate de un momento en el que se procedió a realizar una pausa en
los trabajos, utilizando el mismo lugar para preparar de manera ocasional una merienda. Tal vez,
por su carácter intrusivo dentro de la matriz del locus 4 y estar debajo del locus 2, podemos
reflexionar sobre su funcionalidad.

Examen multivariable de la colección cerámica

Se trata de un total de 83 tiestos, de los cuales 11 tiestos pertenecen a un cuenco que pudo ser
reconstruido y 3 forman parte de un cuello de aríbalo, el cual también pudo ser reconstruido,
haciendo un total de muestra estadística de: 71 fragmentos.
arqueoantropológicas Año 4 Nº 4. 2014 89

Análisis tecnológico

El sitio de Huaylla Tambo presenta cuatro tipos de inclusiones (Cuadro 3 y Fig. 51):

Cuadro 3: Tipos de inclusiones identificados en el sitio de Huaylla Tambo

Tipo de Inclusión Descripción

1 Cuarzo, Muscovita dorada y Feldespato (Muestra: U7/L3/14)


2 Cuarcita de brillo vítreo, Biotita y Feldespato (Muestra: U7/L2/1)
3 Cuarzo, óxidos de hierro hematita o magnetita, Arenisca (Muestra: U7/L2/1)
4 Cuarzo, Biotita dorada. (Muestra: U7/L3/5)

La preferencia por el uso de inclusiones brillantes como la biotita y muscovita y su aparición en


menor o mayor grado en la superficie de los tiestos, le da una apariencia particularmente brillosa
a la cerámica (Cuadro 3). Este detalle, es un elemento también mencionado por Condarco et al.
(2002: 74), para el sitio cercano de Paria La India, lo que podría indicar de que se trata de un
elemento cerámico que está circulando por la región.
3%

27%

Tipo 1
36%
Tipo 2

Tipo 3

Tipo 4

34%
Fig. 51. Representación de los tipos de inclusiones en Huaylla Tambo en porcentajes
(Muestra total: 71 fragmentos).

La cantidad de las inclusiones varía entre: escaso (especialmente para el tipo 1 de inclusiones)
y de moderado a alto (especialmente en cerámicas del tipo 2 y 3 de inclusiones). El tamaño de
las inclusiones varía en promedio entre el mediano (0,25-0,5 mm) y grueso (0,5-1,0 mm). Sin
embargo, existen también fragmentos que presentan un tamaño de inclusiones fino (0,1-0,25
mm) o muy grueso (arriba del 1,0 mm) aunque estos representan excepciones del esquema
general. La cocción corresponde con el 77,5 % mayormente al tipo oxidado, con algunas
excepciones de cocción semi-oxidada (más notable en los fragmentos de aríbalo: véase infra) y
ejemplos de cocción reducida, asociados mayormente a cerámica de uso de cocina, lo que queda
plasmado en la existencia de restos de hollín y tiznado en los fragmentos. Aunque en estos
reducidos casos la cocción impide definir el color original de la pieza –presentando un rango de
colores entre el gris oscuro, café oscuro y negro–, en el caso de los tiestos a cocción oxidada y
semi-oxidada, el color de la arcilla cocida oscila entre el rojo claro al anaranjado y, una arcilla
de color beige o beige-anaranjado. El acabado de la cerámica demuestra una preferencia por el
alisado, muchas veces combinado con un ligero brillo (alisado con brillo). Además, está
90 Daniel José Gutiérrez Osinaga

representado el alisado, alisado tosco y, en algunos casos, el bruñido. En la mayoría de los casos,
este acabado se refiere a la cara exterior del recipiente aunque, en el caso de formas abiertas, la
superficie interior presenta el mismo o hasta un mejor acabado que la cara exterior. Naturalmente,
en el caso de las formas cerradas el interior, corresponde con mayor frecuencia a un alisado o
alisado tosco, muchas veces combinado con un estriado de la cara interior.

Análisis estilístico

La decoración más usada es la aplicación de engobes de color rojo (2.5YR 5/3, 5/4, 4/3, 4/4) y
beige (10YR 5/4, 5/6, 5/8 y 10YR 6/6) en un 43 % de los fragmentos. En tres casos especiales:
dos cuencos y un fragmento de aríbalo, la aplicación del engobe se combina con pintura
geométrica o zoomorfa de color negro, blanco o rojo oscuro.
A continuación se describen cuatro hallazgos cerámicos especiales los cuales, por sus atributos
decorativos, fueron posibles de ser comparados con inventarios cerámicos de otras regiones
geográficas y sus respectivas asociaciones cronológicas

El cuenco reconstruido de Huaylla Tambo

Compuesto por 11 fragmentos que forman un cuenco semicompleto, de borde recto y de color
10YR 5/8. La cocción corresponde a la variante oxidada, con inclusiones del tipo 1 y acabado
alisado con brillo hasta bruñido en
ambas caras. El engobe beige aplicado
a toda la vasija (interior y exterior) fue
decorado con motivos geométricos y
zoomorfos de color negro (Fig. 55).

La decoración presenta dos círculos


negros debajo del labio interior del
cuenco. Debajo de estos se encuentran
figuras en forma de “8” o de doble
círculo y, figuras zoomorfas, creando la
impresión de una cuatri-partición del
espacio interior de la vasija.

El elemento en forma de “8” lo vemos


ilustrado por Rowe (1944: Figure 19.
En este texto: Fig. 52) como parte del
estilo Qoripata Policromo y asociado a
la cerámica Inca-Cuzco. El elemento
zoomorfo puede ser asociado
cronológicamente al canon decorativo
incaico, por los ojos redondeados, la
cola espiralada y las piernas largas,
como se encuentran ilustrados en:
Fernández Cosio (1989: 12, 14, 16, 17.
En este texto: Fig. 53 y Fig. 54) y Julien
Fig. 52. Diseño geométrico en forma de “8” (Rowe 1944: Figure 19).
(1983).
arqueoantropológicas Año 4 Nº 4. 2014 91

Fig. 54. Monos estilizados y vicuñas estilizadas (Fernández


Baca Cosio: 1989: 112,114).

Fig. 53. Monos estilizados y roedores negros (Fernández


Baca Cosio: 1989: 116-117).

Figuras zoomorfas similares se publicaron como parte del inventario cerámico Inca Local o Inca
Mixto para el área circum-lacustre, como puede observarse en el valle de Tiwanaku (Cf.
Albarracín-Jordán 1996: 299, Fig. 520. En este texto: Fig. 56), en el valle de Jesús de Machaca
(Cf. Rydén 1947: 213, Fig. A. En este texto: Fig. 58) y en el sitio arqueológico más cercano a
nuestra área de estudio: Paria La India (Condarco et al 2002: 78, En este texto: Fig. 57).

Fig. 55: Reconstrucción hipotética del cuenco encontrado en Huaylla Tambo (Dibujo: María Beierlein de Gutiérrez).

La disposición de los elementos decorativos de manera


cuatripartita alrededor de un centro (Fig. 55), corresponde
a uno de los patrones incaicos en la decoración de cuencos
y lo asocia, claramente, al periodo Inca de la zona (para
ejemplos similares en el área del Nor-Oeste argentino
véase: Bennett et al. 1948, Fig. 15 c, g; para Chile:
Niemeyer et al. 1983). Fig. 56. Motivo zoomorfo. Proveniencia
del valle Tiwanaku (Albarracín-Jordán
1996: 299).
92 Daniel José Gutiérrez Osinaga

Fig. 57. Motivo zoomorfo. Cerámica de Fig. 58. Motivo zoomorfo. Fragmento esquina superior izquierda.
Paria La India (Condarco et al. 2002: 78). Proveniente de Palli Marca, Jesús de Machaca (Rydén 1947: 213, Fig. A).

Cuellos de Aríbalo

Existen cuatro fragmentos identificados como cuello de aríbalo en Huaylla Tambo. Los
fragmentos representan un total de dos posibles piezas (Fig. 59). Hay que destacar la uniformidad
de la pasta en los tiestos, la cual es de cocción semi-oxidada, de dureza muy dura y que presenta
inclusiones del tipo 1, en muy baja cantidad y mínimo tamaño. El acabado exterior es pulido,
con marcas de pulimiento; el interior alisado. Al exterior se aplicó una capa de engobe de color
rojo claro.

La calidad de la pasta y de las inclusiones como también el cuidado en el acabado exterior de


estos fragmentos, corresponden a un tipo de cerámica Inca que aparece tanto en el Lago Titicaca
(Cf. Julien 1983: 83) como en el Sur de Bolivia (Cf. Beierlein de Gutiérrez 2007: 185). La
uniformidad de estas piezas, en cuanto al especial cuidado de las inclusiones, la dureza y el
acabado, difieren de los tipos cerámicos regionales y hacen sospechar de una cerámica fabricada
en lugares especiales para ser exportada a diferentes regiones. Podemos ofrecer como posible
explicación, la existencia de talleres especializados en la producción alfarera en el sitio de Paria 8,
lugar donde se producían los inventarios cerámicos de tipo Inca Provincial y Cuzco Imperial,
los cuales eran distribuidos a las zonas vecinas de la región del altiplano centro, sur y valles de
Cochabamba.

Para terminar, existe un fragmento de un posible cuerpo de aríbalo con pintura negra y blanca
sobre un fondo de engobe rojo oscuro que corresponde al patrón de decoración de aríbalos
presentado por Rowe (1944: 48, tipo A y B, también descritos e ilustrados en Bray 2004, Fig. 7).

8
Los análisis arqueométricos de las muestras cerámicas de Paria fueron producidas localmente y posiblemente distribuidas
a áreas vecinas (Comunicación personal, Dr. János Gyarmati).
arqueoantropológicas Año 4 Nº 4. 2014 93

Fig. 59. Fragmentos de aríbalos.

Cuenco pintado

Se encontró un fragmento de cuenco de borde recto (Fig. 60), el cual presenta cuatro líneas
pintadas de negro sobre el fondo engobado en beige de la vasija, asociado a una línea pintada
ondulada, también de color negro. Las inclusiones pertenecen al tipo 3. La pasta y el acabado
son de factura similar como el cuenco reconstruido.

Fig. 60. Fragmento de cuenco con decoración geométrica.

Un tipo de decoración similar se encuentra tanto en el área de


Quillacas (Cf. Catacora et al. 2002: 168 Fig. 82. En este texto:
Fig. 61) como también en Paria la India (Cf. Condarco et al.
2002: 134 Fig. 31, 35, 36, 37 63. Véase en este texto, como
ejemplo: Fig. 62) y existen también variantes en la región de
Sillustani (Cf. Tschopik 1946: 26, Fig. 11 a-c. En este texto: Fig.
63). Es notable que, en todos estos ejemplos, el fondo de la
cerámica también corresponde a un color claro: color crema, en
caso de las ilustraciones de Tschopik; fondo “caolino9”
(presumiblemente blanco o crema) en el caso de la cerámica de
Condarco et al., y, color crema a beige, en el caso de la banda
que forma el fondo para las líneas onduladas del cuenco de
Quillacas.
Fig. 61. Cerámica inca de Quillacas
(Catacora et al.. 2002: 168, Fig. 82).
9
Podemos sospechar que el fondo de engobe beige es una referencia a la cerámica Inca Cuzco, la cual presenta varios tipos
de pasta caolínica o fondo blanco y beige (Rowe 1944). Sin embargo, también es posible que las cerámicas engobadas de
color beige representen una tradición local. En el caso del cuenco mencionado, su factura y características técnicas lo
identifican como una cerámica de probable factura regional o local.
94 Daniel José Gutiérrez Osinaga

Fig. 63. Cerámica Sillustani Brown on Cream (Tschopik


1946: 26, Fig. a-c).

Fig. 62. Cerámica de Paria la India (Condarco et al.


2002: 134, Fig. 35, 36, 37).

Pieza globular abierta

Por último, existe un cuenco de borde evertido con el borde abruptamente evertido, formando
un ángulo recto (Fig. 64). El fragmento demuestra una pasta dura anaranjada, con inclusiones
pertenecientes al tipo 4 y cocción oxidante. Mientras que el exterior y la parte del labio son
engobados de rojo, el interior mantiene un color anaranjado. Sobre el exterior se aplicó un dibujo
geométrico en negro. La misma pieza esta posiblemente relacionada con un fragmento de cuerpo
con asa horizontal. Presenta las mismas características tecnológicas y decorativas y se puede
relacionar con el fragmento anterior (Fig. 64). Podemos asociar estos dos fragmentos con una
forma Inca ilustrada en el trabajo de Rivera D. (Cf. 1971: 98, Fig. 10 y 1977, Fig. 11, Fig. 10)
y, en Fernández Cosío (1989: 220, Fig. 343. En este texto: Fig. 65).

Fig. 64. Fragmento con asa horizontal identificado en Fig. 65. Pieza cerámica inca con asas horizontales
Huaylla Tambo. (Fernández Cosío 1989: 220, Fig. 343).
arqueoantropológicas Año 4 Nº 4. 2014 95

Análisis funcional

Se detectaron las siguientes formas: 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8 (ver Figuras en la Lista de Formas). De los


cuales, un 19 % del total está representado por las formas 1 a 6. Las formas más populares son
los cuencos, especialmente el cuenco de borde plano (Forma 3). El cuenco de borde invertido,
no apareció en la muestra. Esto está en concordancia con las descripciones del conjunto cerámico
de Paria La India (Cf. Condarco et al. 2002), donde también prevalece la forma del cuenco. En
segundo lugar, están los fragmentos de jarros (Forma 4) y aríbalos (Forma 5). Sin embargo, la
mayoría de los fragmentos (81 %) no fue clasificable en cuanto a su forma y pertenece a las
formas 7 y 8 (Fig. 66).
3%
7%
3%
3%
Forma 2
1%
Forma 3
57% Forma 4
Forma 5
Forma 6
Forma 7
26%
Forma 8

Fig. 66. Variedad de Formas en Huaylla Tambo.

Origen de los fragmentos

En el sitio de Huaylla Tambo es posible distinguir dos grupos de cerámica:

a) Cerámica con acabado de alisado con brillo, bruñido o hasta pulido. Pasta dura con inclusiones
finas a medianas en cantidad escasa a mediana, mayormente de tipo 1 de inclusiones. Esta pasta
se asocia en muchos casos con decoración en forma de engobe y pintura negra geométrica y/o
zoomorfa. Las formas corresponden a cuencos de borde recto, cuencos de borde evertido en
ángulo recto y aríbalos.

b) Cerámica con acabado alisado o alisado tosco, con inclusiones medianas, gruesas y hasta muy
gruesas del tipo 2 y 3 en cantidad mediana a fuerte, sin decoración. Las formas corresponden a
cuencos grandes que podrían representar fuentes –por su diámetro, que sobrepasa los 20 cm–,
ollas y jarros. Esta cerámica se relaciona posiblemente con un uso utilitario general, juzgando
por las pastas relativamente gruesas y paredes anchas. Algunas piezas tenían probablemente un
uso en la preparación de alimentos, lo que queda reforzado por las cerámicas en forma de olla
como también por las huellas de quema y restos de hollín.

En ambos casos, se trata probablemente de cerámica de factura local, lo que queda manifestado
en la relativa uniformidad de las inclusiones y pastas usadas con la típica inclusión de elementos
brillantes. Una comparación de estos fragmentos y sus características técnicas en cuanto a
inclusiones y pastas con fragmentos encontrados en otros sitios asociados al tramo Paria-Tapacarí
y en el valle de Cochabamba, demuestra el amplio uso de estas inclusiones (Cf. Condarco et al.
2002; Gyarmati y Varga 1999).
96 Daniel José Gutiérrez Osinaga

Asociación cronológica

En cuanto a las cerámicas del tipo a), podemos proponer su asociación al periodo Inca por su
forma y/o su decoración. El uso de motivos zoomorfos y geométricos, ampliamente distribuidos
en la cerámica Inca Cuzco y las diferentes variantes de cerámica Inca Local, demuestra su
relación con este tipo cerámico, al igual que la introducción de formas incaicas como el aríbalo
o el cuenco con borde evertido en ángulo recto y asa horizontal. Sin embargo, las características
de la pasta, nos facilitan la distinción entre piezas de posible manufactura local o regional como
los cuencos decorados y las piezas de posible facturación especial como los aríbalos, donde el
origen no está claramente distinguible, ya que se trata de piezas posiblemente fabricadas en
lugares especiales. Los tiestos del tipo b) se asocian a los del primer grupo por su contexto de
excavación y pueden ser fechados por lo tanto al periodo inca.

Análisis de la colección Arqueofaunística

De acuerdo a los resultados de los análisis, se pudo constatar que el 100 % de la muestra obtenida
en relación a diversidad taxonómica de consumo (Cuadro 4 y Fig. 67), desecho recuperados del
asentamiento, lo constituyen los camélidos. Sin embargo, se evidenciaron restos de taxones
intrusivos o bioturbadores como roedores (familia Muriidae) y restos de dientes humanos (diente,
vertebra y un fragmento de cráneo).

Cuadro 4: Frecuencias absolutas y relativas de los especímenes procedentes de las


excavaciones de Huaylla Tambo (peso en gramos). Capriles (2005: 69).

Taxa NISP % MNE % Peso %

Camélidos 152 96.2 14 82.35 613.5 97.12

Humanos 3 1.89 2 11.76 16.9 2.67

Roedores 3 1.89 1 5.882 1.3 0.21

Total 158 100 17 100 631.7 100

Es importante hacer notar que las representaciones esqueletales identificadas en Huaylla Tambo
son similares a las de Pisakheri Tambo. Sin embargo, la densidad y la cantidad de los desechos
identificados aquí es menor, lo que nos pueda dar información sobre un mantenimiento continuo
y retiro de los desechos en el área excavada.

Para el sitio Huaylla Tambo, se registraron muy pocos especímenes, parcialmente quemados,
calcinados y cocidos. Dichas modificaciones están siempre relacionadas con el procesamiento
de los huesos y/o su exposición posterior a una fuente de fuego. Por otra parte, se encontró un
total de 4 huesos roídos, 2 con cortes y 2 con estrés. Los huesos que presentaron roídos fueron
las costillas, la tibia y las vértebras caudales; aquellas con cortes, fueron igualmente la tibia y
aquellos con indicios de estrés: las costillas y el radio o ulna (Cf. Capriles 2005).
arqueoantropológicas Año 4 Nº 4. 2014 97

Fig. 67. Frecuencias absolutas y peso en gramos de representaciones esqueletales de camélidos en


el sitio Huaylla Tambo: (NISP = 53, MNI = 14, MNE = 45, Peso = 445.8 g) (Cf. Capriles 2005: 72).

Examinando los contextos investigados


Analizando el espacio construido

El conjunto de significados materiales que fuimos identificando, nos ha proporcionado una serie
de elementos interpretativos que deben ser evaluados y analizados en su conjunto sistémico.
Dentro de este contexto se van a desarrollar una serie de análisis y evaluaciones para poder tener
un marco referencial de los dos asentamientos que fueron sujetos a nuestra investigación.
Es indudable que el estudio euclidiano de los análisis de la arquitectura nos ha proporcionado
indicadores objetivos sobre el espacio construido en los dos sentamientos elegidos en nuestra
investigación. Desde esta perspectiva, hemos tenido la posibilidad de extraer y cruzar
información de los elementos materiales subyacentes en la arquitectura para poder colegir
interpretaciones sobre el carácter espacial/paisaje, sobre las representaciones visibles y de
ocultación, las relaciones y contrastaciones y, además, de los elementos físicos en relación y/o
comparación a modelos prescritos y descritos en otras regiones del territorio Inca, que los
edificios documentados exhiben.

Las interacciones espaciales y de paisaje de los asentamientos, se relacionan íntimamente al


patrón constructivo del sistema de tambos incas. La experiencia del paisaje ha promovido la
elección de los sectores geográficos para cubrir las necesidades de los grupos personas que
transitaban por la ruta. En este sentido, uno de los elementos más importantes fue el acceso al
líquido elemento, hecho que condiciono la planificación de los asentamientos cerca de los cauces
de los ríos Jacha Uma e Incalacaya. Por otra parte, la ubicación estratégica del sitio de Huaylla
Tambo, a los pies del Cerro Toroñuño, sigue un estricto patrón de construcción de un tambo Inca
(Avilés 1999, 2008, 2010). Es decir, que el asentamiento ofrecía un espacio de descanso o de
pausa a las comitivas que ascendían o descendían de la pronunciada cuesta del cerro Toroñuño
98 Daniel José Gutiérrez Osinaga

evitando, de esta manera, un sobre cargo y stress tanto a los individuos como a los animales de
carga. Además, utilizar con mucha estrategia los detalles naturales del terreno para emplazar las
estructuras habitacionales creando, de manera artificial, una superficie horizontal. En términos
de superficie total, no hemos podido determinar cuál de los dos asentamientos presentaba un
tamaño mayor. La afectación casi total de Pisakheri Tambo, fue uno de los elementos que
imposibilito nuestra relación espacial entre asentamientos.

En relación a las representaciones visibles o de ocultación y su comparación/contrastación en los


detalles arquitectónicos, podemos inferir lo siguiente: el plano constructivo de ambos
asentamientos sigue rigurosas normas de estandarización que la administración Inca implemento
en los tambos a lo largo de su sistema de caminos. Uno de los elementos de planta/forma es el
Recinto Rectangular Alargado (RRA). Sus atributos tecnológicos y de planeamiento son propios
de este tipo de edifico Inca identificado en asentamientos administrativos y en el sistema de
tambos 10; es decir, las grandes dimensiones del plano de la estructura, la disposición y diseño de
los muros. Como hemos podido ver en el caso de Huaylla Tambo, la utilización de muros dobles
compuestos por cantos rodados seleccionados y parcialmente trabajados y el uso de adobe de color
rojo como revoque de las paredes, le adscribe un valor estético importante al edificio. Por otra
parte, la utilización de hornacinas dispuestas casi a la altura de la superficie del piso, es un elemento
único dentro de los inventarios de las RRA en esta región. Por la longitud del plano alargado de
la estructura, es posible que la habitación hubiera poseído un techado del tipo “dos aguas”. Sin
embargo, no se verificó en superficie los restos de pozos u orificios en donde pudieron haberse
colocado los respetivos postes para sostener el techo, como en el caso de la kallanka de Samaipata
(Cf. Muñoz C.: 2007: 258). Por lo tanto, presumimos o suponemos su existencia (Fig. 68a). En el
caso de Pisakheri Tambo, no estamos totalmente seguros si la unidad habitacional haya fungido
como un RRA. Sin embargo, por los atributos arquitectónicos, la superficie del plano de la
estructura y además los contextos identificados en las excavaciones, podemos presumir su
asociación a una kallanka. No obstante, creemos útil dejar nuestro enunciado como una hipótesis
abierta o de trabajo, teniendo en cuenta que la variabilidad euclidiana de los planos de éste tipo de
edificios está muy modificada a lo largo del sistema de caminos y asentamientos incas.

Otro elemento dentro del planeamiento, está relacionado al Recinto Perimetral Compuesto (RPC)
y que lo podemos encontrar en Huaylla Tambo. La disposición inter-espacial de las E-1 y E-2,
crea el típico plano de una kancha Inca. A esto se suma la disposición de la E-3 (RRA),
constituyendo, de manera general, la creación de un espacio central abierto o micro plaza hacia
las cuales se disponen las tres unidades arquitectónicas. Un elemento estilístico que los dos sitios
comparten, es la presencia de hornacinas trapezoidales y rectangulares que, por sus dimensiones
y métodos de construcción, están dentro de los valores euclidianos asignados para los estándares
constructivos de los asentamientos principales, centros administrativos y sistema de tambos
incas. Es importante mencionar que, en ambos asentamientos, no se ha documentado elementos
estéticos relacionados a los tipos de albañilería/mampostería descritos para el área nuclear de la
administración Inca. La utilización de los elementos tecnológicos y estilísticos, en ambos
asentamientos, están más relacionados al tipo de albañilería Inca provincial.

Para el caso de Huaylla Tambo, hemos identificado estilo “intermedio” (Cf. Niles 1987: 217-215)
en la elaboración, disposición y acabado de la mampostería de las paredes. Por otra parte, es muy
10
En conversación con Anja Kathrin Meinken de Yepez M.A., especialista en el análisis de las kallanka, que la E-3 del sitio
de Huaylla Tambo así como las dimensiones y ubicación del edificio, refuerzan la hipótesis de que se trate de un RRA
(Comunicación personal Anja Kathrin Meinken de Yepez M.A.).
arqueoantropológicas Año 4 Nº 4. 2014 99

sugerente identificar el mismo patrón constructivo en Incarracay, el centro administrativo y


religioso que posee el valle de Cochabamba (Cf. Gyarmati y Varga 1999). Para Pisakheri Tambo,
la morfología constructiva está relacionada al estilo “piedra de campo” (Niles 1987: 217-215).
Sin embargo, la utilización de muros de adobe mezclados con cantos rodados, nos muestra que
dichos atributos morfológicos estarían más relacionados al tipo de mampostería utilizado en el
sitio Inca más cercano como es Paria La India (Condarco et al. 2002). En este sitio se utilizaron
muros de piedras para realizar los cimientos y muros de adobe mezclados con cantos rodados
para completar la morfología superior del muro11 (Fig. 68b).

Todos los elementos arquitectónicos evaluados, analizados y comparados con inventarios


similares, nos permite colegir los siguientes elementos: a) existe un patrón constructivo en
términos de espaciamiento y utilización del paisaje en la construcción de ambos asentamientos
(planta/forma de los conjuntos habitacionales), b) es posible observar patrones constructivos del
tipo de mampostería/albañilería de los muros y de los elementos estilísticos (detalles

A B

Fig. 68. Reconstrucción hipotética de las estructuras arquitectónicas: a) Huaylla Tambo b) Pisakheri Tambo.

constructivos como las hornacinas, morteros de barro, etc.). Sin embargo, existen variabilidades
internas en el uso y combinación de materiales de construcción (piedra trabajada, no trabajada
y uso de adobe mezclado con cantos rodados).

Interpretando los contextos excavados

El análisis de los contextos de excavación nos ha posibilitado explorar con más detalle
determinadas áreas al interior de las habitaciones que estaban destinadas a un tipo especial de
actividad o función. En términos generales, se consiguió identificar una actividad funcional
relacionada con la preparación, consumo y el desecho de alimentos.

En Pisakheri Tambo, las excavaciones se realizaron al interior de un posible RRA. En este


sentido, se evidencio una alta e intensa actividad en la preparación de alimentos y su posterior
desecho. Este hecho ha sido corroborado por el hallazgo de un fogón formalmente bien
elaborado, restos de ceniza y material orgánico (restos óseos, madera o estiércol calcinado).
Particularmente, la alta densidad de los residuos desechados en el mismo lugar y la utilización
de específicos taxones (camélidos) con mayor cantidad de carne, denotan un determinado fin
que, quizás estuviera relacionado a cubrir las necesidades alimenticias de un número alto de
11
Comunicación personal del Dr. János Gyarmati.
100 Daniel José Gutiérrez Osinaga

personas que hacían uso del asentamiento en general. Por el carácter del contexto deposicional,
es posible afirmar que no se realizó un mantenimiento del área de fogón y de los sectores
cercanos, posiblemente por el carácter “doméstico” o de tipo “publico” que la unidad
habitacional albergaba. Como mencionamos líneas arriba, la seguridad de que la estructura fuera
un RRA está en duda. No obstante, por el carácter de la actividad desarrollada y los ítems
identificados en los contextos de excavación, podría reforzar la idea de un espacio doméstico en
la preparación de alimentos. La existencia muy reducida de material cerámico puede ser
tentativamente explicada por el uso eventual de las instalaciones por los individuos que utilizaban
el camino. Sin embargo, un elemento que siempre esta constante, al ser usada la habitación, fue
la preparación y el desecho de alimentos. Es decir: si la estructura fungía como un espacio de
albergue, los tiempos de uso eran muy transitorios que no sobrepasaban un número menor de
días; sin embargo, la actividad de preparación de los alimentos no estuvo interrumpida. Por lo
tanto, en cuanto una comitiva de regreso al sitio de Paria la India hacia uso del asentamiento y
emprendía viaje a éste sitio, otra comitiva que hacia su ingreso a la región de Cochabamba días
o semanas después, hacían el uso de las habitaciones trayendo y llevando consigo todos sus
bienes materiales para servirse y guardar los alimentos.

En Huaylla Tambo se efectuaron excavaciones en dos habitaciones (E-1, E-2) del RPC. Llama
la atención, en este sentido, que la utilización de un fogón, las áreas de preparación y consumo
de alimentos, sólo se sitúen en la E-1 y estén ausentes en la E-2. Por otra parte, es notable ver
que los residuos y desechos orgánicos sean mínimos en comparación a Pisakheri Tambo y, por
el otro, las representaciones esqueletales de los taxones sean similares, pero en menor proporción.
Esta particularidad va a definir el contexto deposicional, el cual era menor –concentrándose sólo
en el fogón–, además de presentar un notable mantenimiento de las áreas adyacentes al mismo.
En este sentido, es posible que las proporciones materiales en los eventos identificados, estén
denotando una actividad relacionada a asistir a una o a un grupo menor de personas, adscribiendo
a la E-2 un contexto “especial” orientado a una función habitacional “particular” y, la E-1, a una
unidad arquitectónica en donde la preparación de alimentos fuese selecta y destinada a una
actividad de consumo de alimentos “no público”.

Lo expresado líneas arriba, se asume como un elemento muy interesante ya que los contextos
identificados en dos diferentes espacios arquitectónicos, podrían responder a un patrón Inca en
la organización de las funciones y actividades que cada uno de los recintos posee. Podría ser un
elemento referencial o de comparación en otras regiones en donde existen restos arquitectónicos
de tambos incas.

Descifrando el lenguaje de la cerámica

La colección cerámica obtenida de los diferentes contextos de excavación fue sometida a un


detenido análisis de su proveniencia, función y posible filiación cultural. En este contexto, llama
la atención que la colección de ambos asentamientos, en términos porcentuales, es notoriamente
bajísima en relación a nuestra primera conjetura. Un total de 108 fragmentos (83 de Huaylla
Tambo y 25 de Pisakheri Tambo), demuestra un universo estadístico prácticamente “no
representativo”. El criterio utilizado inicialmente estaba diseñado para universos estadísticos que
albergaran un número mayor de fragmentos y estaba orientado a asentamientos arqueológicos de
mayor tamaño y de uso continuo. Por lo tanto, a la hora de evaluar con más detalle el contexto
general de los asentamientos, su función y naturaleza transitoria en su uso, la evidencia de material
cerámica tendría que ser proporcional en relación a su uso y función. Es, por tal razón, que el
arqueoantropológicas Año 4 Nº 4. 2014 101

número reducido de fragmentos responde proporcionalmente al uso y función de las estructuras,


cosa que se convierte en un potencial indicador “material” y que refuerza considerablemente la
información obtenida en las áreas funcionales que se excavaron.

En términos tecnológicos, se ha identificado la preferencia por el uso de inclusiones brillantes


(moscovita dorada, cuarcita de brillo vítreo y biotita) homogenizando en parte el conjunto total
de la colección cerámica. Debido a esta particularidad tecnológica, los fragmentos de nuestra
colección fueron comparados con los inventarios cerámicos de Paria la India e Incarracay
(Condarco et al. 2002; Gyarmati y Varga 1999). En este contexto, es posible que se trate de un
inventario cerámico de carácter regional o foráneo que estaba circulando a lo largo de la ruta.

En términos estilísticos, la presencia de características estilísticas incas, como en el caso del


cuenco reconstruido de Huaylla Tambo, los aríbalos, el cuenco de borde evertido en ángulo recto,
corroboran que la muestra analizada es producto del periodo Inca. La identificación de fragmentos
de aríbalos está en concordancia con los datos de Bray (2004: 370), quien destaca una elevada
presencia de aríbalos en colecciones incas de origen provincial, que estaría representando un uso
elevado de vasijas para servir chicha en contextos festivos o de trabajo corveé. La presencia del
engobe beige en algunos de los cuencos pintados, nos permite colegir una emulación de la
cerámica tipo Inca Cuzco con superficies blancas y pintura multicolor, además de observar una
visible influencia Inca Provincial12 o Inca Cuzco, proyectado desde el sitio de Paria la India.

Es interesante señalar que, la muestra identificada en las áreas de excavación en Pisakheri Tambo,
está compuesta por diferentes tipos de cerámicos, en cuanto a su fineza y acabado, lo que
probablemente se remita al tipo de actividad específica en su interior o, posiblemente, estaría
representando una diversidad étnica13 (Hyslop 1992: 168-169). Es, por tal motivo, que las
actividades de consumo de alimentos están representadas por el uso de una vajilla de cocinar, para
servir alimentos y bebidas; por decirlo así, con un carácter más “público” y “doméstico”. Sin
embargo, en Huaylla Tambo, el carácter decorado de algunos de los ítems (cuenco reconstruido)
documentados, nos posibilita afirmar que la identificación de vajilla para cocinar, para servir
alimentos y bebidas, estaría orientada a un tipo de nivel social diferente, llamémoslo de tipo
“especial” o “gradación”. Al igual que los diferentes entornos arquitectónicos, los tiestos cerámicos
corresponden a los acontecimientos y personajes envueltos en los actos o acciones sociales.

Esta mínima diferencia identificada en ambos asentamientos, se reconoce como un indicador


importante para orientar nuestro conocimiento sobre la funcionalidad y el uso de los edificios
desde una perspectiva de la cultura material utilizada para el consumo de alimentos.

12
Para entender mejor la introducción de elementos incaicos en las culturas materiales regionales y locales, es necesario
tener en cuenta los diferentes tipos de inserción que han sido observados. Mientras que existen cerámicas del tipo Inca
Provincial (Cf. Calderari y Williams 1991) que unen morfología y decoración incaica en una sola pieza cerámica, los estilos
del tipo Inca Local o Inca Mixto (Cf. D´Altroy 1994), presentan una pasta local pero se remiten, en la decoración, a una
mezcla de elementos regionales pre-incaicos e incaicos y que pueden, inclusive, adoptar formas locales. Además, existen
cerámicas locales y regionales que resisten la influencia incaica y permanecen en las tradiciones locales pre-incaicas en
cuanto a su pasta, morfología y decoración. En el caso del cuenco de Huaylla Tambo, se puede hablar de una pieza cerámica
de estilo Inca Local o Inca Mixto, la cual presenta características incaicas en la decoración, pero se remite a las características
técnicas locales y/o regionales.
13
Creemos que este enunciado debe ser tomado con mucha precaución ya que los ítems analizados no presentan indicadores
estilísticos que puedan darnos información sobre su posible filiación cultural. Sin embargo, dejamos abierta esta posibilidad
como referente para otros trabajos de investigación.
102 Daniel José Gutiérrez Osinaga

El camino Paria-Tapacarí y su articulación con los tambos de Pisakheri


y Huaylla Tambo
Una evaluación general del camino precolombino Paria-Tapacarí, debe realizarse desde una
perspectiva macro, en donde interactúen diferentes tipos de información de orden documental y
arqueológico.

Desde la perspectiva de las fuentes documentales del siglo XVI y XVII, se torna muy complejo
poder rescatar información directa sobre el camino. Sin embargo, es posible poder verificar
indicadores indirectos sobre la importancia a nivel político-económico que la ruta precolombina
presentaba durante el periodo Inca e inicios de la conquista ibérica. Como hemos podido ver en la
sección sobre las referencias del periodo Colonial, el espacio geográfico entre las localidades de
Paria-Tapacarí y el valle de Cochabamba, jugó un rol muy importante dentro de la economía de
producción y explotación agrícola Inca (Bouysse-Cassagne 1987; Espinoza Soriano 1969, 1993;
Gordillo y Mercedes del Río 1993; Mercedes del Río 2005; Sánchez-Albornoz 1978; Schramm
1995a, 1995b, 1999; Wachtel 1982). Muchos testimonios escritos a la llegada de los españoles, le
dan a este escenario físico un valor económico, como centro de producción de maíz (Repartimiento
1977, Wachtel 1982) que era destinado a abastecer a los grupos bélicos incas que emprendían
campañas militares en diferentes regiones meridionales y del hemisferio Norte del territorio Inca
(Gyarmati y Varga 1999: 97). La siguiente cita, resume objetivamente todo el aparato político,
social y económico que los incas llevaron a cabo en la región de los valles de Cochabamba:

Preguntando que la comyda que coxen en esa dha chacara de viloma donde llevaban
y que indios la benefeiciaban dixeron que todo lo que sembraban en la dha chacara
potopoto e yllaurcu y colchacollo y coachaca y esta de viloma la cogien y llevaban
al tambo de paria y de allí al cuzco, en ganados del inga y q´ los dhos indios q´ las
beneficiaban venían de sus tierra como los demás que tienen dho a las benefficiar
y se bolbieron a sus tierras que no ay en este valle al presente dellos sino hasta
cinco y seis indios. (Repartimiento 1977: 24, cursiva mía).

Explorando otros pasajes del litigio de 1556 y menciones concretas que los cronistas escribieron,
es posible observar valiosos indicadores del tiempo aproximado: de cuando la región de los
valles de Cochabamba y la infraestructura material (el sistema de caminos, tambos,
asentamientos burócratas, de producción, de almacenamiento y defensa) fue “concebido
formalmente” dentro de los planes de la administración Inca:

[…] El dho don pedro e Alonso cota dixeron que lo que tienen declarado lo saben
porque conocieron a guayna capa y sus capitanes, e les vieron hazer las dichas
particiones en estos valles por ser Yndios muy viejos que parecen por su aspecto de
noventa años poco mas o menos cada uno. (Repartimiento 1977: 25, cursiva mía).
[…] Pasadas las fiestas, el gran Topa Inga determinó de dar vista al Collao y señorear
la tierra que más pudiese de adelante; y para hacerlo, mandó que se apercibiesen en
todas partes gentes y se hiciesen muchos toldos para dormir en los lugares desiertos
[…] Entrando en lo del Collao anduvo hasta Chucuito, donde los señores de la tierra
se juntaron a le hacer fiesta […] Volvió a su gente y caminó por toda la provincia
del Collao hasta salir de ella; envió sus mensajeros a todas las naciones de los
charcas, carangues y más gentes que hay en aquellas tierras. De ellas, unos le acudían
arqueoantropológicas Año 4 Nº 4. 2014 103

a servir y otros a le dar guerra; mas aunque se la dieron, su potencia era tanta que
bastó a los sojuzgar, usando con los vencidos de gran clemencia y con los que se le
venían de mucho amor. En Paria mandó hacer edificios grandes y lo mismo en otras
partes. (Ciéza de León [1953] 2000a:180-181).

[…] (Wayna Qhapaq) Fué al valle de Cochabamba y hizo alli cabecera de provincial
de mitimaes de todas partes, porque los naturales eran pocos y habia aparejo para
todo, en que la tierra es fértil […] (Sarmiento de Gamboa [1572] 1943: 124).

[…] (Wayna Qhapaq) llego al pueblo de Cochabamba que es ciento sesenta leguas
de la ciudad del Cusco y como alli llegase vio y visitó las guarniciones de gente de
cuando que su padre Topa Ynga Yupanque en aquella provincia y sus comarcas
había dejado […] (Betanzos [1551] 1987: 192).
Lo expuesto arriba nos permite evidenciar que la presencia física14 del Inca Wayna Qapac y sus
colaboradores en las tierras de Cochabamba, fue un resultado de una planificación previa que se
remonta al “plan piloto” de control político y económico, que llevo a cabo la administración del
Thopa Inca Yupanqui (1471-1493) y que posteriormente su hijo, el Inca Wayna Qapac (1493-
1525), concretizó y amplió.

Desde esta perspectiva, la formalización del camino Paria-Tapacarí fue hecha durante el periodo
de tiempo que cada uno de estos dos gobernadores incas estuvo al mando del gobierno político
en el Tawantinsuyu.

Es, por tal motivo, que los componentes formales del camino y de los asentamientos allí
presenten, denotan particularidades relevantes y que, en el presente trabajo, fueron descritos

Dentro del segundo contexto, que es tema de nuestra investigación, los datos arqueológicos han
podido proporcionar valiosa información contextual del camino y de los dos sitios sometidos a
nuestra observación empírica. En términos generales, el camino Paria-Tapacarí puede definirse
de acuerdo a los siguientes criterios:

- En términos geográficos. Forma parte del sistema vial inca que comunica la región del
altiplano con los valles orientales. Como expresión de ello, la infraestructura material
asociada al camino responde al patrón constructivo del sistema de tambos que los incas
formalizaron en esta región. Dicho tramo ha permitido la comunicación directa entre Paria
la India –considerada como el principal centro administrativos de la región del altiplano–
y los centros administrativos regionales del valle de Cochabamba.
- En términos constructivos. Por las características macro regionales del tramo, es posible
colegir que el mismo posee relevantes atributos constructivos que le adscriben a la ruta
una importancia similar a la que se le otorga al Qhapac Ñan. Principalmente, por la
presencia de infraestructura y detalles arquitectónicos (sitios de Pisakheri Tambo y Huaylla
Tambo). Esta característica se constituye en un caso único a lo largo de los diferentes
ramales que estarían comunicando el altiplano con los valles orientales. Hasta el momento
14
De acuerdo al análisis del documento Repartimiento (1977: 12), realizado por Geraldine B. de Caballero, se colige: “[…]
El segundo punto de interés en el documento de litigio de 1566 es la confirmación de la presencia física de los Incas Tupac
Yupanki y Huayna Capac en Cochabamba. Ya los cronistas nos mencionan las actividades de ambos, especialmente en
Pocona; pero este infolio nos describe, en forma muy personal, los contactos de los caiques locales con ambos líderes”.
104 Daniel José Gutiérrez Osinaga

no existe un reporte, mención o publicación arqueológica que contemple los diferentes


atributos que mencionamos a lo largo del presente trabajo.

- En términos funcionales. Se ha discutido mucho sobre la naturaleza funcional de los


caminos precolombinos a lo largo del territorio Inca: por ejemplo, el carácter
administrativo del eje longitudinal (Norte-Sur), la complementariedad ecológica-
económica de los ejes transversales entre la costa del Pacifico-el altiplano-los valles
orientales y el carácter religioso-ceremonial de los diferentes ramales adyacentes a las
anteriores rutas (Hyslop 1992: 124). Los diferentes tipos de caminos han plasmado
diversos fines, los cuales son posibles de explorar en la materialidad del camino y de las
instalaciones; no obstante, creemos que la multi-dimensionalidad de las rutas fue un
componente constante al momento de llevar a cabo una o varias actividades a lo largo de
sus trazos. Por lo tanto, asumimos la idea de que los caminos, como un producto de la
acción social, responden a esa dinámica en tanto se reconstituyan continuamente las
representaciones significantes del camino en los grupos o actores sociales que los
planifican, construyen y utilizan. Es decir, como una representación material que posee
una variabilidad en su espacio perceptual, existencial y arquitectónico. Como resultado
de ello, se crean diferentes significados que estructuran un orden dialectico social espacial
que se manifiesta en la realidad física, técnica y material del camino.

Los componentes que forman parte de las representaciones significantes (materiales y cognitivas)
del camino, están constituidos por los lugares, áreas y regiones donde implementar el sistema
vial, utilización de específicos valores morfológicos de la geografía, para levantar la
infraestructura arquitectónica y, finalmente, la organización de los intra espacios y lugares de
las unidades habitacionales presentes en el sistema de tambos incas (Manzo et al. 2011: 137).
Éste argumento adquiere una envergadura mayor cuando las representaciones significantes del
camino (a nivel de su espacio cognitivo), se articulan dialécticamente entre sí, definiendo su
multi-dimensionalidad, a través de las acciones sociales cotidianas y especiales, llevadas a cabo
sobre el camino, por el camino, entre y por las personas que utilizaban el camino. Es decir, el
camino como un espacio en donde se actúa, regenera, recrea, constituye, legitima e imponen las
acciones y las relaciones sociales.

Por lo tanto, la variabilidad formal de los caminos y del sistema de tambos, responde a las
necesidades de la acción humana para promover variadas actividades. En este sentido el tramo
Paria-Tapacarí asume un rol en términos político-administrativos ya que permitía la
comunicación directa entre dos espacios geográficos y viabilizaba el traslado de recursos
humanos a específicas regiones con valores económicos y sitios frontera. Por otro lado, cumple
un papel en el flujo y transporte de recursos agrícolas obtenidos en los valles de Cochabamba,
los cuales eran transportados directamente a Paria la India.

En suma, podemos afirmar que el papel político y económico que el camino jugo dentro de la
política-económica expansionista de la administración Inca fue muy importante. Gracias a su
formalización, se viabilizo el traslado de comitivas incas de altas esferas jerárquicas, además de
ser el medio material en la implementación de una formalización en las relaciones de interacción,
remodelación y constitución de los paisajes culturales con el traslado y movimientos
poblacionales que los incas aplicaron radicalmente en este espacio geográfico del altiplano y los
valles orientales.
arqueoantropológicas Año 4 Nº 4. 2014 105

Consideraciones finales
La información evaluada nos ha permitido explorar importantes datos relacionados con los
paisajes arquitectónicos, contextos de excavación y el lenguaje de la cultura material identificada.
En este sentido expondremos a continuación una conclusión general sobre los dos asentamientos
sujetos al presente estudio.

Pisakheri Tambo

Considerando el total de la información obtenida, podemos afirmar que el sitio arqueológico de


Pisakheri Tambo ha fungido como una instalación para el albergue temporal de individuos que
transitaban a lo largo de la ruta Paria-Tapacarí. Por la naturaleza del mismo lugar y los eventos
identificados y teniendo en cuenta al carácter temporal y transitorio, las actividades al interior de
la instalación han producido una acumulación mínima de diferentes tipos cerámicos que podrían
ser el reflejo de dicha acción. Sin embargo, la evidencia de una continua e intensa actividad en la
preparación, consumo y desecho de alimentos, nos permite asumir la idea de que estos eventos
fueron permanentes y desarrollados por cada usuario(s) temporal(es). En relación a la carencia
porcentual de ítems cerámicos, es factible que los mismos fuesen trasladados como parte de los
objetos de uso particular que cada individuo/grupo poseía. Y que los inventarios cerámicos
diagnósticos formasen parte de “juegos ideales de cocina” para el consumo de alimentos, los
cuáles eran controlados y dotados por la administración Inca (Bray 2003a, 2003b, 2004; Williams
2005). Es, por tal motivo, que la colección cerámica identificada en Pisakheri Tambo estaría más
orientada a elementos domésticos utilizados en la preparación de alimentos, los cuales, por el uso
y el periodo de vida funcional, fuesen desechados parcialmente en el mismo lugar. Estos tipos
cerámicos debieron haber formado parte de la vajilla doméstica de los grupos o individuos que
hacían uso de la habitación durante un determinado tiempo. Un indicador tecnológico que los
fragmentos cerámicos presentan, es la variabilidad en sus inclusiones, lo cual podría indicar y
defender la hipótesis de una relación tentativa a una diversidad étnica. Otro criterio que puede
sustentar este enunciado no contrastado a nivel empírico, es la mención continua de las fuentes
documentales sobre el poblamiento humano que el Inca Wayna Qapac realizó en la región de los
valles de Cochabamba. Sin embargo, creemos que se deben realizar mayores estudios en otros
sitios asociados a esta ruta para poder verificar nuestras preliminares conjeturas.

En relación a los detalles arquitectónicos, es indudable que la impronta Inca ha dejado su huella
en la única habitación presente en Pisakheri Tambo. Tanto la mampostería de adobe mezclado
con cantos rodados, el uso de hornacinas al interior de la estructura y el plano de la habitación,
responden al tipo de construcción Inca. La relación formal de la unidad arquitectónica con los
restos de las edificaciones en el sitio de Paria la India, nos permiten colegir que la influencia
morfológica del diseño arquitectónico de este importante asentamiento, ha influido
considerablemente en Pisakheri Tambo. En suma: Pisakheri Tambo fue una de las instalaciones
tipo tambo, de uso temporal, dentro de la ruta Paria-Tapacarí.

Huaylla Tambo

El asentamiento de Huaylla Tambo se constituye en uno de los más importantes tambos


ubicados a la vera de la ruta Paria-Tapacarí, principalmente por los atributos formales de la
arquitectura, del plano general de los recintos investigados y de los eventos e ítems identificados
en las excavaciones. Particularmente, llama la atención poder inferir tentativamente la
106 Daniel José Gutiérrez Osinaga

formalización de la ruta Paria-Tapacarí en los periodos de gobierno de los incas Thopa Inca
Yupanqui y Wayna Qapac.

Nuestro argumento –señalado líneas arriba–, estaría fundamentado por los elementos inmersos
en el diseño arquitectónico del sitio de Huaylla Tambo: la presencia de éste juego ideal del plano
del asentamiento, puede ser representado desde la perspectiva definida por Hyslop (1992: 149-
170) como “arquitectura del tampu inka clásico”.
Según, se ha expuesto en los análisis de la arquitectura Inca, los RPC (kancha) constituye el
concepto más importante dentro la arquitectura Inca a lo largo del sistema de tambos y centros
administrativos en el territorio del Tawantinsuyu (Hyslop 1992: 150). Otro elemento que forma
parte indisoluble de la arquitectura del “tampu” Inca clásico, es el RRA (kallanka). Sus valores
arquitectónicos se manifiestan de manera muy diversa en relación a sus dimensiones en el
territorio Inca; sin embargo, al formar parte de los recintos en Huaylla Tambo, el grupo ideal
del plano se completa íntegramente para colegir, con toda seguridad, la relación del asentamiento
con el periodo y construido por la administración Inca.

Dentro del inventario arquitectónico “tampu” Inca clásico, los detalles estilísticos representados
por los vanos trapezoidales y, principalmente, rectangulares y el revocado

de las paredes con adobe de color rojo, forman parte intrínseca del juego ideal en la arquitectura
Inca. Su implementación en los recintos de Huaylla Tambo, le adscriben –al sitio– una gradación
en relación al conjunto general de los sitios documentados a lo largo de la ruta Inca hacia los
valles de Cochabamba.

No cabe duda que, por los atributos de la arquitectura, es posible que en Huaylla Tambo se
hubiesen albergado importantes actores políticos de la administración cuzqueña. Desde la
perspectiva de las fuentes documentales consultadas para el presente documento, es factible
que el diseño y la construcción de Huaylla Tambo estuviese dirigido a cubrir las necesidades
de alojamiento de importantes burócratas administrativos o castrenses e, inclusive, del mismo
Inca Thopa Yupanqui y, posteriormente, del Inca Wayna Qapac. Un detalle que apoyaría esta
propuesta: fue la identificación de fragmentos cerámicos diagnósticos del tipo Inca Provincial
y la emulación de la cerámica Inca Cuzco; además, de la diferencia bien marcada entre los
recintos E-2 (como un espacio habitacional “particular”) y E1 (como un lugar de preparación
de alimentos selectos).

En conclusión: el sitio Huaylla Tambo formó parte del sistema de tambos asociado al camino
Paria-Tapacarí. En términos arquitectónicos y funcionales, denota una mayor representación
jerárquica en relación al conjunto de los sitios identificados en nuestro estudio. Por esta cualidad
formal-funcional, es posible que se trate de un atributo único de un sitio Inca asociado a un
camino precolombino.

Agradecimientos

Un agradecimiento a la Prof. Dr. Karoline Noack y al Dr. János Gyarmati por la colaboración
prestada en la tutoría y revisión del trabajo inicial de Master, del cual el presente articulo es un
resumen. Mi gratitud al Instituto de Arqueología y Antropología Cultural departamento de
Antropología de las Américas de la Universidad de Bonn-Alemania, por abrirme las puertas y
ser parte de esta institución. Todo mi cariño y agradecimiento a mi compañera María Beierlein
arqueoantropológicas Año 4 Nº 4. 2014 107

de Gutiérrez M.A. por su apoyo y colaboración en el análisis de la colección cerámica. Muchas


gracias y mi hermano el Ing. Alfonso Gutiérrez Osinaga y amigo Daynor Guzman por
acompañarme en las labores de campo y documentación.

(Todas las fotografías excepto la Foto 21, son del autor: Daniel Gutierrez O.)

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de imprimir el mes de noviembre de 2014
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