Está en la página 1de 257

HARRY POTTER

Y LA FILOSOFÍA
HOGWARTS PARA MUGGLES
Edición 20 aniversario

Editado por Gregory Bassham


Para David Baggett
Agradecimientos
Algunos puntos de casa que me gustaría conceder

Alguien debe haber añadido un poco de Felix Felicis a mis calderos de


chocolate, porque este libro ha sido un auténtico placer de principio a fin. Los
puntos de casa son para los sufridos colaboradores, por su esfuerzo, paciencia
y talante durante la larga gestación de este libro. Muchas gracias a los
expertos en Potter, John Granger y Travis Prinzi, por responder a mis
preguntas y su útil respaldo en varias fases del proyecto. Me resultaron muy
útiles los comentarios que me proporcionaron mis alumnos de la clase de
Introducción a la Filosofía II del King’s College sobre varios de los
capítulos. Gracias también a los muggles buenos de Wiley y a Connie
Santisteban, Lisa Burstiner y Eric Nelson en particular, por creer en este
proyecto y llevarlo a buen término. Siento una profunda gratitud hacia Tom
Morris, extraordinario filósofo, por escribir el prólogo. Mil gracias también al
jefe más supremo de todos, Bill Irwin, editor de la serie, por su conocimiento
del mundo editorial y su inigualable pasión por el uso de los conocimientos
derivados de la cultura popular para enseñar filosofía. Un agradecimiento
especial para Dave Bagett, por ser tan generoso con sus consejos, sus críticas
y su tiempo. Por último, debo dar las gracias a los que compartieron la
Madriguera Bassham conmigo y la convirtieron en un lugar para el amor, la
risa y el calor: Mia y Dylan. El amor es la magia más poderosa...
Contenidos

AGRADECIMIENTOS
PRÓLOGO
INTRODUCCIÓN. Harry Potter y el hechizo de la filosofía

PARTE I
El horrocrux del asunto: El destino, la identidad y el alma

1. El alma en Harry Potter


2. Sirius Black. ¿Hombre o perro?
3. El destino en el mundo de la brujería
PARTE II
La magia más poderosa de todas

4. Escoger el amor. La redención de Severus Snape


5. Poción de amor n.º 9 ¾
6. Harry potter, el feminismo radical y el poder del amor
PARTE III
Pottervigilancia: Libertad y política

7. El patriotismo, la lealtad a la casa y lo que ello conlleva


8. La política de Dumbledore
9. Dumbledore, Platón y el ansia de poder
PARTE IV
La sala de los menesteres: Un poco de todo

10. ¿Dumbledore es gay? ¿Qué sabe nadie?


11. Elecciones frente a habilidades. Conocerse a uno mismo según
Dumbledore
12. La magia de la transformación personal
13. ¿Está pasando solo dentro de tu cabeza? Separar realidad de ilusión,
según J. K. Rowling
14. ¿Un pensadero para tus pensamientos? Harry Potter y la magia de la
memoria
15. La educación en Hogwarts. El bueno, el feo y el malo
PARTE V
Más allá del velo: Muerte, esperanza y sentido

16. El secreto real del fénix. La regeneración moral a través de la muerte


17. Más allá del valle de Godric. La vida tras la muerte y la búsqueda de
un sentido
18. Por qué deciden morir Harry y Sócrates. La virtud y el bien común
COLABORADORES. El profesorado de Hogwarts (para muggles)
CRÉDITOS
Prólogo
por Tom Morris

En 2004 tuvo lugar un importante evento literario relacionado con Harry


Potter que no les robó el sueño a los padres para hacer cola a medianoche
delante de las librerías de todo el mundo junto a sus hijos, disfrazados,
hiperactivos e incapaces de dormir, temblando ante la aparición de una nueva
aventura. No estuvo relacionado con un nuevo trabajo de J. K. Rowling ni
con ninguna aparición pública suya, no llegó a la portada de los periódicos ni
dio lugar a un informativo especial. Se trataba de la sorprendente publicación
de un libro inesperado: Harry Potter and Philosophy: If Aristotle Ran
Hogwarts, de los filósofos David Baggett y Shawn Klein.
Lo que hizo de esto un caso extraordinario para Harry, sus seguidores y
todos sus lectores, fue que puso de manifiesto la cantidad de atención que el
curso de su historia estaba recibiendo, tanto entre niños, adolescentes y
jóvenes como también en el mundo académico. Los magos de la sabiduría de
nuestros institutos y universidades estaban tomando nota de la increíble
historia de Harry, en la que encontraban grandes ideas y lecciones vitales.
Conforme las aventuras de Harry Potter se desarrollaban ante nuestros ojos,
libro tras libro, en este extraordinario análisis encontrábamos conceptos como
coraje, hipocresía, amistad, felicidad, justicia, amor y ambición, a los que se
unían conflictos relacionados con el bien, el mal, la muerte y la libertad, entre
muchos otros asuntos.
Debo admitir que, cuando al principio me pidieron que escribiera un
ensayo para aquella primera mirada filosófica colectiva sobre los temas más
profundos de las historias de Potter, me quedé perplejo. Por entonces, no leía
a Potter. Pensaba que solo eran libros para niños. Pero, después de que uno de
los editores del proyecto me asegurara que las andanzas de Harry Potter eran
para todo el mundo y fascinaban a personas de todas las edades y partes del
planeta, abrí el primero de los libros por simple curiosidad y me enganché al
instante, como tantos otros adultos que me precedieron. Enseguida, cada vez
que me preparaba para sentarme a leer, sentía una extraña ansia por vestirme
con una toga y un sombrero largo y puntiagudo. Me leí los primeros cuatro
volúmenes casi sin darme cuenta, los únicos publicados por entonces, y a
continuación volví a leérmelos todos de nuevo, sin prisa, mientras esperaba
que salieran los nuevos, paladeando la complejidad de la historia y las perlas
de sabiduría que empezaba a descubrir por todas partes.
Para cuando la serie terminó me había leído la mayoría de estos siete
grandes libros seis veces y en cada lectura recibí como recompensa unos
conocimientos cada vez más profundos. En el mundo de Harry pasaban más
cosas de las que parecía a simple vista, más allá de las trampas y
maquinaciones secretas de los muchos personajes. Había muchas ideas
subyacentes, mucha sabiduría auténtica repartida entre sus páginas. Además
de una experta contadora de historias, los antiguos clásicos pusieron de
manifiesto el gran talento de Joanne Rowling para entretejer puntos de vista
profundos sobre algunas de las cuestiones más importantes de nuestras vidas.
Estaba inspirado. Escribí con rapidez un ensayo sobre lo que vi como uno
de los principales atributos principales de Harry Potter, su valentía, y ya no
pude dejar de escribir. Antes de reparar en ello, había escrito todo un libro
por mi cuenta, examinando los conocimientos filosóficos que se encontraban
en estas historias increíbles, que estaban conectando generaciones como
quizá ninguna otra cosa en nuestros días. Tuve que acabar mi libro y enviarlo
a la editorial justo tras el lanzamiento del sexto de los siete volúmenes
previstos por Rowling. Por este motivo, me vi aguantando la respiración
durante bastante tiempo, a la espera de que concluyera la línea narrativa y
saber qué tal encajaba esta con mi visión sobre los libros anteriores. Tengo el
placer de comunicaros que me sentí aliviado cuando finalizó la serie y vi que
todas mis interpretaciones principales se seguían teniendo en pie. Pero yo no
había dicho aún la última palabra como filósofo sobre Harry y sus amigos.
Este apasionante nuevo libro que tienes delante de ti es un análisis nuevo
y personal de las grandes ideas de la serie. Todos los autores de los capítulos
han tenido la posibilidad de sacar sus propias conclusiones y escribirlas una
vez terminada la historia de Potter, con el añadido de las revelaciones
realizadas por Rowling en sus apariciones públicas sobre detalles que nunca
llegaron a las páginas de los textos oficiales. Los filósofos y otros grandes
expertos en Harry Potter que reunimos aquí ofrecen nuevas voces y
perspectivas sobre muchas de las principales ideas que aparecen en los libros,
algunas de gran calado. Leer este libro es como ponerse un «anillo filosófico
descodificador». Os mostrará aspectos vitales de una historia más profunda,
que subyace bajo estas famosas novelas.
El polvo se ha asentado y el ambiente se ha aireado. La gran batalla ha
terminado y los personajes supervivientes han seguido con sus vidas. Es el
momento de estudiar la situación y analizar con tranquilidad el fenómeno
literario más destacable de nuestro tiempo, para ver qué dice sobre algunas de
las principales cuestiones que afrontamos en nuestras vidas. Conforme leáis
estas páginas y os enfrentéis a estas cuestiones, viviréis de nuevo la magia
auténtica que dará vida por toda la eternidad a los cuentos inmortales de J. K.
Rowling.
Introducción
Harry Potter y el hechizo de la filosofía

Vamos a hacer un pequeño juego de asociación de palabras. ¿Qué se te


viene a la mente cuando escuchas la palabra filosofía? Profundidad, densidad,
complejidad... vamos, algo pesado.
Entonces, ¿qué conexión existe entre la filosofía y los libros y películas de
Potter? ¿Cómo puede haber filosofía real (o filosofía buena) en una obra de
fantasía destinada en principio al público infantil? Pues muy fácil.
La filosofía, como decía Platón, comienza haciéndose preguntas. Y los
niños lo preguntan todo. Son curiosos por naturaleza, hacen preguntas, están
ansiosos por aprender. Suelen entender mucho más de lo que creemos los
adultos.
Eso es por lo que J. K. Rowling (como J. R. R. Tolkien, C. S. Lewis y
otros grandes autores para niños) no dudan en plantear cuestiones complejas
y proponer preguntas desafiantes. Por supuesto, Rowling es consciente de
que la mayoría de sus lectores no captarán todas las sutilezas y complejidades
de las cuestiones que plantea. Pero también sabe que los lectores jóvenes
(como Fang cuando roe un hueso de dragón grande y carnoso) pueden recibir
una gran cantidad de alimento de comidas que no pueden digerir del todo.
Este libro es para admiradores de Rowling que desean explorar algunas de
las cuestiones más profundas planteadas en los libros y películas de Potter.
¿Qué es el amor? ¿Es, como dice Rowling, la magia más poderosa de todas?
¿Existe el más allá? Y, en tal caso, ¿cómo es? ¿Debemos temer a la muerte (o
«dominarla», como consigue Harry al final)? ¿Las personas tienen alma? Y,
si es así, ¿qué relación guarda esta con el cuerpo? De existir las almas, ¿se
pueden dividir, como hizo Voldemort con la suya por medio de los
horrocruxes? ¿Qué pueden enseñarnos metamorfos como los animagos y los
boggarts sobre la identidad personal y el yo? ¿Es inevitable que el poder
corrompa? ¿Es Hogwarts una escuela modelo, o la educación que reciben allí
los alumnos presenta deficiencias? ¿Es cierto, como apunta Albus
Dumbledore, que nuestras decisiones demuestran mucho más lo que somos
que nuestras habilidades? ¿Qué podemos aprender del carácter complejo y
fascinante de Severus Snape sobre los conflictos morales, juzgar las personas
y la posibilidad de redención? ¿Sería ético usar una poción de amor? ¿Es
cierta la afirmación de Kingsley Shacklebolt de que «todas las vidas humanas
tienen el mismo valor»? ¿Es cierto lo que dice Dumbledore de que algo
puede ser real aunque solo exista en nuestra cabeza?
Este es un libro escrito para admiradores de Potter por admiradores de
Potter, de los que la mayoría son además filósofos profesionales durante su
jornada laboral. Este libro utiliza la cultura popular (los libros y películas de
Potter, en este caso) como vínculo para enseñar y popularizar las ideas de los
grandes pensadores. Algunos de los capítulos exploran la filosofía de los
libros de Potter (los valores básicos y las conjeturas generales que subyacen a
lo largo de la saga) mientras que otros se sirven de temas sacados de los
libros como medio para debatir varias ideas y puntos de vista filosóficos.
Como el resto de los implicados en el movimiento filosófico y cultural
popular, nuestro deseo es sacar la filosofía fuera de los muros del entorno
académico y poner sus métodos, recursos y espíritu crítico a disposición de
todos.
Varios de los filósofos que han colaborado en este libro también
contribuyeron al anterior Harry Potter and Philosophy, de David Baggett y
Shawn E. Klein. En cierto modo, este libro es una continuación de aquel. El
anterior solo abarcaba las primeras cinco entregas de la saga de Potter. Parte
de aquello eran conjeturas, porque buena parte de las revelaciones
importantes y del desarrollo de la trama no tienen lugar hasta los dos últimos
libros de la serie. Este libro abarca los siete libros de la saga y se centra
especialmente en el desarrollo de la parte final, correspondiente a los dos
últimos libros.
Por tanto, la espera ha terminado. El claustro se ha reunido por última vez;
el Gran Comedor, resplandeciente de luz, rebosante de entusiasmo, con las
grandes mesas de madera repletas de deliciosos alimentos. Una vez más, es
hora de que nos pongamos nuestras togas, tomemos un generoso trago del
elixir cerebral de Baruffio y nos preparemos para un banquete filosófico. Va
a ser un gran año.

Todas las referencias a las novelas de Harry Potter están extraídas de


Harry Potter y la piedra filosofal (1998), Harry Potter y la cámara secreta
(1999), Harry Potter y el prisionero de Azkaban (1999), Harry Potter y el
cáliz de fuego (2000), Harry Potter y la Orden del Fénix (2003), Harry
Potter y el misterio del príncipe (2005) y Harry Potter y las reliquias de la
muerte (2007).
PARTE I

EL HORROCRUX DEL ASUNTO:


EL DESTINO, LA IDENTIDAD Y EL ALMA
1

El alma en Harry Potter


Scott Sehon

El alma representa un papel fundamental en la saga de Harry Potter. En


distintos puntos de los libros, Harry, Sirius Black y Dudley Dursley evitan en
última instancia que los dementores les quiten el alma, mientras que Barty
Crouch Jr. no logra escapar de ellos. Y en especial Lord Voldemort, que crea
de manera consciente seis horrocruxes y, sin querer, un séptimo en Harry,
dividiendo de esta forma su alma en ocho partes, de manera que todas deben
ser destruidas para que Voldemort pueda morir.
Entonces, ¿qué es el alma? En el mundo de Harry, las personas tienen un
alma que sobrevive a la muerte corporal. Pero el funcionamiento de las almas
y cuál es su naturaleza completa no es ya tan obvio. A lo largo de los siglos,
los filósofos y teólogos han propuesto y debatido varias representaciones del
alma. En este capítulo, vamos a analizar algunas de estas representaciones
antes de pasar a cuestionarnos el funcionamiento de las almas en los libros de
J. K. Rowling y si su imagen del alma es verosímil.

Concepciones filosóficas del alma

Dado que hay multitud de concepciones del alma y un importante


desacuerdo al respecto, aquí nos centraremos en cinco puntos de vista
filosóficos.

El alma como fuente de vida


Según algunos filósofos de la antigua Grecia, el alma representa la propia
vida. En esta visión, la diferencia esencial entre vivos y no vivos es que los
seres vivos tienen alma y los no vivos no la tienen. Dado que incluso los
animales más pequeños y las plantas están vivos, esto significa que todas las
plantas y animales tienen alma. Según esto, tanto los escregutos de cola
explosiva como incluso las branquialgas tendrían alma. En la actualidad, no
demasiada gente piensa que este concepto de alma es correcto.

El alma como conciencia

Conforme a esta segunda acepción, el alma es la que nos hace sentir, nos
da a determinados organismos la capacidad de sentir placer y dolor y de
percibir el mundo que nos rodea. Si un organismo es consciente de su
entorno, entonces ese organismo siente, vive experiencias. Según este punto
de vista, el alma es la responsable de la capacidad de sentir, además de todos
los pensamientos de nivel elevado. Se entiende que las plantas no tienen esa
capacidad de sentir y, por consiguiente, en este caso no tendrían alma. (En el
universo de Harry Potter hay algunas plantas mágicas, como el Sauce
boxeador, que sí tienen alguna percepción directa del mundo y que por tanto,
según esta acepción, si tienen alma).

El punto de vista cartesiano

Esta tercera visión del alma reduce más el ámbito de los organismos con
alma. Según el concepto asociado con el filósofo René Descartes (1596-
1650), el alma no es responsable de las sensaciones y la consciencia.
Descartes pensaba que estas características de la vida mental podían
explicarse por causas materiales; no obstante, creía que nuestra capacidad
para utilizar el lenguaje y verbalizar creencias complejas nunca se podría
explicar mediante simples causas materiales. Para eso necesitábamos el alma.
Es decir, Descartes decía que nuestra alma inmaterial era la responsable de
las funciones cognitivas de mayor nivel, como son las creencias, los deseos y,
en especial, nuestra capacidad para utilizar el lenguaje.
Una de las consecuencias del punto de vista cartesiano es que los animales
no humanos no tienen alma, o, al menos, aquellos animales que carecen de
capacidad lingüística y de pensamientos de nivel superior. Descartes estaba
dispuesto a aceptar esto y que los animales no humanos carecen de alma.
Puede que algunas de las criaturas mágicas de las historias de Harry Potter
pongan en duda esta distinción. Por ejemplo, las lechuzas parecen entender el
habla de los humanos, aunque no respondan, y las mascotas mágicas como
Crookshanks parecen mucho más inteligentes que un gato medio.
Conforme a estos tres puntos de vista (fuente de vida, conciencia y
cartesiano), el alma suele concebirse como algún tipo de sustancia inmaterial,
algo que no está compuesto por materia, pero que, aun así, está asociado o
conectado al cuerpo físico de una persona. Si aceptamos que las almas son
así, entonces hay una posibilidad de que el alma pueda sobrevivir a la muerte
del cuerpo. Por otro lado, hay muchos filósofos y científicos que niegan la
existencia del alma, si por ello entendemos algún tipo de entidad
independiente de la mente y el cuerpo. Esto nos lleva a la cuarta visión del
alma: el materialismo.

El materialismo

Los materialistas sostienen que lo único que existe es la materia y las


fuerzas físicas. Toda la actividad mental, incluyendo el lenguaje y las
emociones, se deben a procesos físicos de la mente y sin entidad adicional
detrás de todo ello. Ni qué decir tiene que, según el punto de vista
materialista, no hay vida tras la muerte; con la muerte del cuerpo, los
procesos mentales subyacentes y la vida emocional terminan, y no hay nada
más.

El punto de vista sentimental

En nuestra habla cotidiana, la palabra alma se utiliza con frecuencia de un


modo que no se corresponde con ninguna de las acepciones abstractas que
acabamos de comentar. Como dice la canción de Hoagy Carmichael, «Heart
and soul, I fell in love with you./Heart and soul, the way a fool would do,
madly (me enamoro de ti en cuerpo y alma / En cuerpo y alma, como lo haría
un tonto, locamente)».
Aunque también podríamos hablar de una persona que busca su alma
gemela. O de un alma caritativa. También puede que digamos de una canción
o una obra de arte como algo en lo que el artista ha volcado su alma, o como
algo carente de esta.
Estos tipos de usos sentimentales de la palabra alma no tienen por qué
llevar implícito ningún punto de vista metafísico en particular. Es decir, no
conducen a ninguna visión en la que el alma sea una sustancia real que existe
con independencia del cuerpo. Si decimos: «a diferencia de sus trabajos
posteriores, las primeras obras de este artista carecían de alma», queda claro
que no estamos sugiriendo que el artista no tenía alma inmaterial y que más
tarde la obtuvo de algún modo. Lo que estamos sugiriendo es que en sus
primeras obras el artista no estuvo muy inspirado o que, en cierta manera,
careció de una auténtica profundidad emocional. También, si decimos «le
quiero con cuerpo y alma» o que «somos almas gemelas», se trata de un
comentario sobre la profundidad emocional de un vínculo y la conexión entre
dos personas 1 . Si decimos que alguien abre su alma, queremos decir que esta
persona nos deja ver lo importante para ella, más allá de los artificios
superficiales. Estos usos de la palabra alma son en esencia maneras
metafóricas de hablar sobre lo que nos hace más humanos y lo que más nos
llena: nuestras emociones más profundas, nuestra capacidad de amar y
nuestra consciencia moral. Los filósofos materialistas no tienen por qué
renunciar a ninguna de estas maneras de hablar y, desde luego, no necesitan
tomar la letra de Hoagy Carmichael y convertirla en algún tipo de tesis sobre
estados mentales («Con las neuronas disparadas, me enamoré de ti...»).
Con este surtido de opciones sobre la mesa, ya estamos preparados para
regresar a Harry Potter e intentar ubicar el concepto de alma que se desarrolla
en la historia. Podemos anticipar que Rowling representa el alma como una
interesante mezcla de estas visiones. En cierto modo, parece que su concepto
de alma está más cerca de la visión sentimental, pero lo combina con una
metafísica que incorpora partes de las visiones cartesianas y del alma como
conciencia.
Fantasmas y «seguir adelante»

El materialismo es la visión dominante entre filósofos y científicos en la


actualidad, pero no es válido en el mundo de Harry Potter, donde las almas
suelen sobrevivir a la muerte corpórea. Esta es la explicación que da
Hermoine Granger sobre el alma:
«Mira, si ahora mismo cogiera una espada, Ron, y te atravesara con ella, no le haría ningún daño
a tu alma».
«Y seguro que eso sería un gran consuelo para mí», ironizó Ron. Harry rió.
«Pues debería serlo. Pero lo que quiero decir es que le hagas lo que le hagas a tu cuerpo, tu alma
sobrevivirá intacta» 2 .

Por tanto, sabemos que en el mundo de Rowling el alma sobrevive a la


destrucción del cuerpo. Más allá del hecho de sobrevivir, no queda del todo
claro qué pasa con el alma de una persona fallecida. En Harry Potter y la
Orden del Fénix, en la habitación del Ministerio de la Magia en la que muere
Sirius, hay un pasaje misterioso con un velo, y tanto Harry como Luna
Lovegood escuchan voces que provienen del otro lado del velo. La
interpretación de Luna es que al otro lado hay personas muertas y las
volverán a ver. Más adelante, Nick Casi Decapitado le cuenta a Harry que
Sirius, recién asesinado, «seguirá adelante», pero que eso es todo lo que
puede decir al respecto. Nick es un fantasma y le explica a Harry que un
mago es capaz de evitar «seguir adelante», permaneciendo junto a los vivos
como una representación fantasmal de su yo anterior. Le dice que pocos
magos eligen este camino, y que el motivo es bastante evidente. Nick sigue
viviendo en, digamos, una especie de imitación de un cuerpo, que puede ver
y ser visto, oír y ser oído, pero que por otra parte atraviesa los muros y tiene
una casi nula interacción física. Se supone que los fantasmas de Rowling
provocan una sensación glacial a los humanos que entran en contacto con
ellos, y Myrtle la Llorona de algún modo es capaz de salpicar con el agua de
los servicios, pero, aparte de eso, parecen carecer de presencia corporal. Al
parecer, Voldemort podría haber dispuesto de esta especie de inmortalidad en
todo momento, pero se trata de una forma de inmortalidad desprovista de
contacto físico y, lo que es más importante para Voldemort, de poder.
Aparte de ser un fantasma, las almas se pueden manifestar entre nosotros
de algunas otras maneras, una vez muertos sus cuerpos. En primer lugar,
tenemos el caso del propio Voldemort, quien, gracias a sus horrocruxes,
sobrevive a su muerte corporal al producirse un efecto indeseado en la
maldición que dirigió a Harry cuando este era un bebé. Aunque más adelante
hablaremos con más detalle sobre los horrocruxes, no queremos dejar de
comentar que, cuando el alma de Voldemort sobrevive, lo hace en una forma
débil. Más adelante, se describe su estado en ese momento como «menos que
un espíritu, menos que el más ínfimo de los fantasmas» 3 . En ese estado,
Voldemort necesita acoplarse a un organismo vivo para tener algún tipo de
interacción física.
Por otra parte, tenemos el estado semi-fantasmal, condición en la que
Harry ve dos veces a sus seres queridos ya fallecidos. En la escena del
cementerio de Harry Potter y el cáliz de fuego, de la varita de Voldemort
salen Cedric Diggory, Bertha Jorkins, Frank Bryce y los padres de Harry.
Estas apariciones fantasmales le parecen a Harry mucho más sólidas que los
fantasmas normales y poseen la suficiente presencia física para que James
Potter le diga a Harry que le darán algo de tiempo para así escapar cuando la
conexión desaparezca. De un modo similar, cuando Harry utiliza la Piedra de
la Resurrección, ve a Sirius, a Remus Lupin y a sus padres y, de nuevo, le
parecen reales, al menos hasta cierto punto. Son menos consistentes que
cuerpos reales y solo estarán ahí por un tiempo limitado, pero son algo más
que simples fantasmas; se les describe como «ni fantasmas ni seres de carne y
hueso» 4 .
Por tanto, parece que, aunque las almas «siguen adelante» de algún modo
no descrito, las almas incorpóreas pueden quedarse o regresar al mundo de
los vivos en determinadas circunstancias y, cuando lo hacen, adoptan una de
entre varias formas posibles, que van desde el estado apenas físico de
Voldemort o el estado fantasmal de Nick hasta los estados temporales pero
más físicos de las almas traídas de vuelta por la Piedra de la Resurrección 5 .
Todo esto sería imposible si el materialismo se cumpliese. Así pues, dentro
del universo de Potter, el materialismo es falso. Pero, para conocer mejor la
naturaleza de las almas, debemos tener en cuenta los dementores y los
horrocruxes.
El beso del dementor

Los dementores quitan a la gente sus sentimientos buenos y sus recuerdos


felices. Y, peor aún, pueden destruir tu alma, como explica Lupin a Harry:
«El dementor solo se baja la capucha para utilizar su última arma».
«¿Cuál es?»
«Lo llaman Beso del Dementor —dijo Lupin con una amarga sonrisa—. Es lo que hacen los
dementores a aquellos a los que quieren destruir completamente. Supongo que tendrán algo parecido
a una boca, porque pegan las mandíbulas a la boca de la víctima... y le sorben el alma».
[...]
«No —dijo Lupin—. Mucho peor que eso. Se puede vivir sin alma, mientras sigan funcionando
el cerebro y el corazón. Pero no se puede tener conciencia de uno mismo, ni nada. No hay ninguna
posibilidad de recuperarse. Uno se limita a existir. Como una concha vacía. Sin alma, perdido para
siempre» 6 .

Esto es muy interesante. El alma de un mago suele sobrevivir a la muerte


corporal, por lo que la conclusión lógica es que las almas son inmortales.
Pero, debido a la intervención de los dementores, no todas las almas alcanzan
este feliz estado, puesto que parece que los dementores pueden destruir las
almas por completo. Sin embargo, podemos existir sin nuestra alma. Estas
palabras de Lupin están abiertas a más de una interpretación. Puede que esté
diciendo que nuestro cuerpo puede existir aún y mantener su funcionamiento
biológico siempre que nuestros órganos sigan intactos. Según esta lectura, el
beso del dementor dejaría a la víctima en algo parecido a un estado
vegetativo, en el que se mantienen las funciones metabólicas básicas pero en
el que no existe ninguna actividad mental significativa. Y, aun siendo esto lo
que quiere decir Lupin, es extraño que lo describa como una continuidad de
la existencia de la persona pero en un estado peor que la muerte. Si el alma es
la fuente de toda vida mental consciente y si todo eso desaparece con el beso
del dementor, entonces parecería más apropiado decir que la persona ya no
está ahí, que la concha vacía del cuerpo no es más que eso: un cuerpo, pero
no una persona.
Como Lupin insiste en que una persona puede seguir existiendo sin alma,
parece que lo que quiere transmitir es otra idea, esto es ya una conjetura
personal. Una persona sin alma aún tiene sensaciones e incluso pensamientos
sobre lo que está pasando. Puede que, una vez aplicado el beso, Barty Crouch
Jr. siga percibiendo que hay gente en la habitación, pero no tenga idea de
quiénes eran o de quién era él, al no tener recuerdos consistentes ni
consciencia de sí mismo. Por consiguiente, quizá deberíamos concebir la
existencia después del beso del dementor como algo parecido a un caso grave
de demencia o de la enfermedad de Alzheimer, puede que similar al estado en
el que se encuentra Lockhart después de que uno de sus hechizos de memoria
rebotase contra él.
El beso del dementor parece descartar al menos dos, si no tres, de las
concepciones restantes del alma. Si se puede estar vivo sin la propia alma,
entonces el alma no puede ser la causa de la vida y, por tanto, la visión del
alma como fuente de vida no puede ser correcta. Y si una víctima del beso
del dementor sigue teniendo sensaciones, dado que incluso un cuerpo en
estado vegetativo puede responder en cierto modo a los estímulos sensoriales,
entonces la visión del alma como conciencia también parece descartada. Es
más, si el beso del dementor aún permite a una persona pensar, sentir y
observar lo que ocurre, pese a carecer de recuerdos o de autoconsciencia,
entonces hasta el punto de vista cartesiano parece improbable. Según esta
visión, el alma es aquello responsable de nuestras funciones de mayor nivel,
nuestra capacidad de tener creencias y, en especial, de entender el lenguaje.
En la interpretación que sugiero, el beso podría dejar estas habilidades
intactas al menos en parte, a pesar de que el alma en sí quede destruida por
completo.

Horrocruxes

Uno de los elementos principales de la trama global de la historia de Harry


Potter es la búsqueda de la inmortalidad de Tom Riddle mediante el uso de
horrocruxes. El profesor Horace Slughorn le explica a un joven Riddle lo que
ocurre cuando un mago crea un horrocrux: «Pues, mira, divides tu alma y
escondes una parte de ella en un objeto externo a tu cuerpo. De este modo,
aunque tu cuerpo sea atacado o destruido, no puedes morir porque parte de tu
alma sigue en este mundo, ilesa» 7 .
De hecho, más adelante, cuando Voldemort ataca al Harry niño
empleando la maldición Avada Kedavra que rebota y destruye el cuerpo de
Voldemort, este sigue vivo, aunque como «menos que un espíritu, menos que
el más ínfimo de los fantasmas» 8 .
El joven Riddle presiona más a Slughorn y le pregunta cómo se divide la
propia alma. Slughorn responde: «Mediante un acto maligno. El acto maligno
por excelencia: matar. Cuando uno mata, el alma se desgarra. El mago que
pretende crear un horrocrux aprovecha esa rotura y encierra la parte
desgarrada...» 9 . Slughorn no contesta a la siguiente pregunta de Riddle sobre
cómo se encierra el alma, solo le dice que hay un hechizo. Riddle le
responde: «¿Solo se puede dividir el alma una vez? ¿No sería mejor, no
fortalecería más, dividir el alma en más partes? Por ejemplo, si el siete es el
número mágico más poderoso, ¿no convendría...? 10 . A Slughorn le horripila
que Ryddle piense en matar varias veces para conseguirlo, pero también le
advierte por otra razón. Ya le ha dicho a Ryddle que «el alma debe
permanecer intacta y entera. Dividirla es una violación, es algo
antinatural» 11 .
Vale la pena destacar dos aspectos de las palabras de Slughorn. En primer
lugar, que desgarrar el alma requiere un acto gran maldad, y segundo, que al
hacerlo el alma resulta dañada o inestable y que, al desgarrarla más de una
vez, ese daño seguro sea mayor. Hermione también hace esta observación,
tras leer Los Secretos de las Artes más Oscuras, libro que invoca junto a otros
libros de magia oscura desde el despacho de Dumbledore tras la muerte de
este: «Y cuanto más leo sobre ellos [horrocruxes], más horribles me parecen
y más me cuesta creer que Voldemort hiciera seis. En este libro te advierten
de lo poco sólido que queda el resto del alma cuando se divide, y eso creando
solo un horrocrux...» 12 .
Aunque tanto Slughorn como Los Secretos de las Artes más Oscuras
dejan claro que desgarrar el alma la daña, lo que no queda tan claro es cómo
se traslada el daño del alma hasta un cuerpo humano vivo. Después de todo,
no hay ningún indicio de que las habilidades mentales o mágicas de
Voldemort se hayan visto afectadas. Es más, Dumbledore advierte a Harry:
«Pero no olvides que, aunque su alma esté dañada y no pueda recomponerse,
su mente y sus poderes mágicos permanecen intactos. Harán falta un poder y
una habilidad excepcionales para matar a un mago como él, incluso sin los
horrocruxes» 13 .
Esto parece descartar con bastante claridad el punto de vista cartesiano,
según el cual el alma es la responsable de todo pensamiento superior. Si un
alma cartesiana resultase dañada, todos nuestros pensamientos,
conocimientos y, en este caso, habilidades mágicas también resultarían
dañados, pero en el caso de Voldemort todas permanecen intactas. Como las
capacidades sensoriales de Voldemort también parecen ilesas, a pesar del
daño recibido por su alma, parece que la visión del alma como conciencia
también queda excluida.
En vez de aplicar los puntos de vista cartesiano o el de la conciencia,
Rowling adopta el punto de vista sentimental conforme al cual el alma está
asociada con lo que nos hace más humanos, nuestra capacidad de amar y
nuestra conciencia moral. Esto venía ya respaldado por el hecho de que el
alma se desgarra y daña cometiendo un acto maligno por excelencia, el
asesinato. Si el alma está asociada con lo que nos hace humanos y buenos, al
menos en el plano poético tiene sentido que el alma resulte dañada por ejercer
el acto más malvado. La prueba clave reside en lo que tiene Voldemort de
diferente después dañar su alma: aunque conserva sus funciones cognitivas,
pierde su humanidad. Dumbledore le dice a Harry: «Lord Voldemort parecía
haberse vuelto menos humano con el paso del tiempo, y la transformación
que había experimentado solo me parecía explicable si su alma había sido
mutilada más allá de los límites de lo que podríamos llamar la maldad
normal» 14 . En concreto, tras desgarrar su alma y crear los horrocruxes, un
Tom Riddle joven y guapo experimenta una importante transformación física.
Son pocos los que mejoran con los años, pero en el caso de
Riddle/Voldemort, el cambio es extremo. En Harry Potter y el cáliz de fuego,
al terminar de recuperar su cuerpo en el cementerio, se le describe como
«más blanco que una calavera, con ojos de un rojo amoratado y la nariz tan
aplastada como la de una serpiente, con pequeñas rajas en ella en vez de
orificios» 15 .
El cambio de aspecto de Voldemort es una metáfora de Rowling sobre lo
que le ha ocurrido a este en el plano emocional y moral. Aunque el Riddle
niño del orfanato ya tenía un llamativo lado siniestro y no hay evidencias de
que nunca haya querido de verdad a alguien, al menos en sus primeros días
en Hogwarts sí tenía la capacidad de encandilar a las personas. Entre sus
compañeros era un líder, incluso entre los estudiantes de más edad, y esto era
debido más a su personalidad que al miedo. Cautivó al profesor Slughorn,
que predijo que Riddle se convertiría en Ministro de Magia, y logró
convencerle para hablar sobre los horrocruxes, un tema prohibido en
Hogwarts. Sin embargo, cuando Riddle inició su reinado del terror como
Lord Voldemort, todo parece indicar que los mortífagos continuaban
siguiéndole más por miedo que por algo parecido a la devoción. Incluso
Bellatrix Lestrange, su seguidora más devota hasta el final, parece respetar su
poder pero apenas cautivada. Esta capacidad, el atributo más humano de
Riddle, parece haber desaparecido del todo al desgarrarse su alma en siete
partes (ocho, si contamos a Harry como octavo horrocrux).
Voldemort podría haber sido capar de reparar su alma dañada, pero no
usando una poción o el encantamiento apropiado (ni siquiera con la varita de
saúco). Según Los Secretos de las Artes más Oscuras, un alma desgarrada
quizá se pueda reparar mediante arrepentimiento, como dice Hermione:
«Tienes que arrepentirte de verdad de lo que has hecho» 16 . En ninguna de las
otras visiones del alma habría razón alguna para que el arrepentimiento en
particular tuviera un efecto especial sobre el alma inmaterial. Pero, conforme
al punto de vista sentimental, el alma está más ligada a nuestras emociones
más profundas y nuestra conciencia moral. Las malas acciones dañan nuestra
bondad y nuestra humanidad, pero podemos recuperarlas un poco si sentimos
un arrepentimiento auténtico. De hecho, en la escena cumbre Harry le dice a
Voldemort que sea hombre e intente arrepentirse un poco 17 . Por supuesto,
Voldemort ha ido mucho más allá de la maldad normal y no tiene ninguna
tendencia al arrepentimiento, por lo que termina muerto cuando su propia
maldición, lanzada con la varita de saúco de la que Harry es maestro, rebota
gracias al expelliarmus de Harry.

Una visión plausible

Si, como parece, Rowling adopta la concepción sentimental del alma, lo


hace con un matiz interesante. La visión sentimental no es una teoría
filosófica desarrollada por teólogos o filólogos, sino una síntesis de los
distintos modos en que utilizamos la palabra alma. Estos usos corrientes de la
palabra podrían considerarse tan solo metafóricos, no tienen por qué implicar
que haya algún tipo de entidad independiente e inmaterial que explicara
nuestras emociones más profundas y nuestra conciencia moral. Hasta los
materialistas pueden y de hecho utilizan la palabra alma como una metáfora
válida. Pero, dentro del universo de Harry Potter, parece claro que Rowling
también presupone una visión metafísica: que el alma es independiente del
cuerpo, no resulta dañada por los eventos físicos normales y que puede
sobrevivir a la destrucción del cuerpo. Es decir, Rowling toma la imagen
metafísica que se suele asociar con las visiones más metafísicas del alma (en
especial la del alma como conciencia y la visión cartesiana) y las combina
con la imagen metafísica que sugiere la visión sentimental.
Entonces, ¿ofrece Rowling una teoría del alma que podamos considerar
válida? Puede que no, aunque es discutible. En primer lugar, muchos
filósofos y científicos podrían aducir que no hay ninguna prueba válida de la
existencia de una sustancia inmaterial causante de nada que vaya más allá de
las funciones propias del cuerpo humano. Sería posible tener tal evidencia
algún día: si los neurocientíficos vieran que existen eventos especiales que
tienen lugar en los cerebros sin que se observase una causa física, tendríamos
al menos un indicio de que los eventos tienen una causa inmaterial, pero
hasta la fecha no hemos visto nada semejante.
Es más, los filósofos llevan siglos indicando que es difícil de imaginar
cómo podría ser capaz de interactuar un alma inmaterial con un cuerpo
puramente material. Si el alma no está hecha de materia y no tiene
propiedades físicas, entonces es un misterio cómo se las arregla para mover el
cuerpo humano o cómo podría afectarle cosa del mundo material. Este tipo de
dualidad cuerpo/mente queda fuera de nuestra experiencia. La dualidad no es
incoherente, y puede que sea correcta, pero se enfrenta a numerosos
obstáculos 18 .
Por último, la combinación que hace Rowling de una metafísica
improbable con la visión sentimental del alma puede que complique más las
cosas en vez de aclararlas. Es improbable que exista una parte inmaterial de
nosotros que sea la responsable particular de solo nuestras emociones más
profundas y nuestros rasgos morales, pero no de otras habilidades
psicológicas. Estos rasgos pueden parecer vinculados a nosotros porque se
podría decir que nos hacen más humanos, pero, desde el punto de vista de la
psicología científica, no tenemos nada que sea de una naturaleza tan
diferente. Por tanto, parece que no hace falta buscar para estos rasgos otra
explicación que no sea la mente. Además, como mencionamos antes, dentro
de la historia el alma inmaterial a veces puede permanecer en la tierra con
diversos poderes o presencias físicas, dependiendo de si el alma que
permanece es un fantasma, como cuando proviene de la Piedra de la
Resurrección, o un alma desnuda salvada de la destrucción por un horrocrux.
Si, como hemos visto, sería difícil explicar cómo podría un alma inmaterial
interactuar con el mundo físico en general, más difícil resultaría aún explicar
por qué el alma posee habilidades físicas diferentes dependiendo del hechizo
mágico aplicado.
Queda claro que la improbabilidad de la metafísica de Rowling no es un
ataque contra su obra de ficción. Después de todo, es improbable que haya
brujas, magos y magia en el mundo real. Y la imagen que describe Rowling
del alma sí logra representar lo importante, o lo que esperamos que sea lo
importante para nosotros. Si eso lo sumamos a los horrocruxes, los
dementores y la magia obtenemos una historia maravillosa, y ese es motivo
suficiente 19 .

1.Puede que la idea original fuera diferente. Según ciertos mitos, nuestras almas estaban divididas en
dos, y encontrar nuestra alma gemela significaba encontrar nuestra otra mitad. Pero el uso coloquial que
hacemos de esta expresión no parece basarse en una imagen tan metafísica.
2. Harry Potter y las reliquias de la muerte.
3. Harry Potter y el cáliz de fuego.
4. Harry Potter y las reliquias de la muerte.
5. Cuando Harry «muere» en el Bosque Prohibido hacia el final de Harry Potter y las reliquias de la
muerte, se encuentra a sí mismo con Dumbledore en un lugar que parece ser la estación de King’s
Cross. Una posible interpretación es que se encuentra en una estación entre la muerte y el más allá. A
pesar de ello, Harry no consigue saber qué pasará si decide morir, digamos, tomando un tren.
Dumbledore se limita a decir que el tren le llevará «más allá». Es más, Rowling es ambigua sobre si
este encuentro post-mortem de Harry con Dumbledore es real o una visión o un sueño de la mente de
Harry.
6. Harry Potter y el prisionero de Azkaban.

7. Harry Potter y el misterio del príncipe.


8. Harry Potter y el cáliz de fuego.
9. Harry Potter y el misterio del príncipe.
10 . Ibídem.
11 . Ibídem.

12 . Harry Potter y las reliquias de la muerte.


13 . Harry Potter y el misterio del príncipe.
14 . Ibídem
15 . Harry Potter y el cáliz de fuego.
16 . Harry Potter las reliquias de la muerte.
17 . Harry Potter las reliquias de la muerte.
18 .Puedes encontrar más razonamientos recientes y detallados sobre este tema en el trabajo de
ScottSehon, TeleologicalRealism: Mind, Agency, and Explanation (Cambridge, MA: MIT Press, 2005),
capítulo 2; y en el de Jaegwon Kim, Philosophy of Mind (Boulder, CO: Westview Press, 2005),
capítulo 2.
19 .Mi agradecimiento especial para Josephine Sehon y Hayden Sartoris por los años que llevan
leyendo y debatiendo sobre Harry Potter y sus útiles comentarios en los primeros borradores de este
capítulo.
2

Sirius Black. ¿Hombre o perro?


Eric Saidel

Imagínate a ti mismo encarcelado, recluido, incapaz de salir durante


meses. Y, por fin, sales. Eres libre de hacer lo que quieras. Puedes corretear,
respirar aire fresco, ir al cine, lo que te apetezca. ¿Qué harías?
Supongamos ahora que tienes cola. ¿Harías algo diferente? ¿Correrías en
círculo, intentando morderte la cola? Yo tampoco. Por raro que parezca, esto
es lo que hace Sirius Black en Harry Potter y la Orden del Fénix cuando se
transforma en perro para escoltar a Harry hasta el Expreso de Hogwarts al
comienzo del año escolar. Y lo hace porque le encanta estar en el exterior, o
eso es lo que nos cuenta J. K. Rowling. Este comportamiento me parece tan
extraño que le preguntaría a Sirius sobre ello si pudiera. Por desgracia, no
puedo, porque Sirius ya no está vivo 1 , por lo que tendremos que intentar
responder a esta pregunta empleando las herramientas de la filosofía. Por
suerte, a pesar de que la mayoría de los filósofos sean muggles, podemos
utilizar los mismos conocimientos de análisis racional que permitieron a
Albus Dumbledore descubrir los doce usos de la sangre de dragón.
Comencemos pues.
Si Sirius fuera un perro, que persiguiera su cola no resultaría tan raro. Pero
no lo es. Es un hombre en el cuerpo de un perro. ¿O no? ¿Qué sería más
apropiado: decir que es un hombre que a veces tiene cuerpo de perro (y a
veces cuerpo de hombre), un perro que a veces tiene cuerpo de hombre (y a
veces cuerpo de perro), o alguien que es a veces perro y a veces hombre? Si
la respuesta es esto último, ¿qué es ese «alguien» que permanece ahí mientras
Sirius cambia de perro a hombre?
Sirius no es el único que se transforma en la saga de Potter. A lo largo de
los siete libros nos encontramos con otros animagos (Peter Pettigrew, Rita
Skeeter o la profesora McGonagall), además de hombres lobo (Remus Lupin
y Fenrir Greyback), boggarts y el uso frecuente de la poción multijugos 2 .
Algunos de los personajes que se transforman se comportan de manera
extraña y a veces revelador 3 . Por ejemplo, un Lupin transformado atacaría a
Harry, Ron Weasley y Hermione Granger, y como Ojoloco Moody, Barty
Crouch Jr. es uno de los mejores profesores de Defensa Contra las Artes
Oscuras que Harry ha tenido, excediéndose incluso en sus responsabilidades
al enseñarle a Harry a soportar la maldición imperius 4 . ¿Por qué se
comportan de una manera tan extraña?
Esta pregunta se refiere a sus identidades, sobre qué les hace ser quienes
son. También se refiere a la relación entre la mente y el cuerpo. Parece obvio
que el cuerpo de Canuto es el de un perro, pero ¿su mente también es la de un
perro o es la de un hombre? Vamos a ver si podemos responder a estas
preguntas. El camino que vamos a seguir va a ser muy irregular y cambiante,
como el vuelo de una snitch intentando evitar a un buscador, pero, si
mantenemos la vista fija en el objetivo, lo alcanzaremos.

Diferencias entre mente y cuerpo

Cuando Sirius se transforma en perro, unas veces se comporta como si


fuera un hombre y otras como un perro. ¿Por qué las personas transformadas
se comportan a veces como son y otras como si fueran la persona o el animal
en el que se han transformado? Para responder a esta pregunta necesitamos
saber antes qué es una persona transformada. Es decir, cuando Sirius se
transforma, ¿se convierte en un perro o sigue siendo un hombre?
Ambas opciones son demasiado imprecisas. Cuando Sirius se transforma
no es un simple perro: un perro no haría muchas de las cosas que hace Canuto
(por ejemplo, alzarse sobre sus patas traseras, poner las patas delanteras sobre
los hombros de Harry o mirar a Harry a los ojos cuando este sale hacia la
escuela en Harry Potter y la Orden del Fénix). Tampoco es que Canuto siga
siendo un hombre: muchas de las cosas que hace Canuto (por ejemplo,
perseguir su propia cola) son más propias de un perro que de Sirius. La
persona transformada no es en su totalidad el objeto en el que se ha
transformado ni la que era antes de transformarse. Entonces, parece obvio
que la respuesta es que Canuto es parte hombre, parte perro.
Desde los tiempos de René Descartes (1596-1650), considerado el padre
de la filosofía moderna, ha existido un modo natural de pensar cómo se
podría dividir a las personas: concebimos a cada persona como un ser
formado por dos partes diferentes, es decir, una mente y un cuerpo. Así pues,
quizá cuando decimos que Canuto es parte Sirius y parte perro, queremos
decir que tiene la mente de uno y el cuerpo del otro. Hay cuatro
posibilidades:

1. Canuto tiene la mente de Sirius y el cuerpo de un perro.

2. Canuto tiene la mente de un perro y el cuerpo de un perro.

3. Canuto tiene la mente de Sirius y el cuerpo de Sirius.

4. Canuto tiene la mente de un perro y el cuerpo de Sirius.

Las últimas dos opciones no parecen muy viables: basta mirar a Canuto
para saber que no tiene el cuerpo de Sirius. No se parece en nada a él, porque
no se parece a ningún hombre. Pero eso no despeja la incógnita: si Canuto no
tiene el cuerpo de Sirius, ¿qué pasa entonces con el cuerpo de Sirius cuando
se transforma? ¿Adónde va? Es muy fácil para la profesora McGonagall
afirmar que los objetos que desaparecen van «al no ser, es decir, al todo»,
pero parece improbable que el cuerpo de Sirius deje de existir cuando se
transforma en Canuto y luego vuelva de la nada cuando recupera su anterior
forma 5 .
La posibilidad de que sea el propio cuerpo de Sirius el que cambia parece
más plausible. Antes de transformarse posee el cuerpo físico de un hombre y,
después, tiene el cuerpo de un perro. Es la misma materia física, solo que
organizada de otro modo. Es decir, si el cuerpo tiene un efecto sobre lo que
hace Canuto, dicho efecto no se debe a que tenga el cuerpo humano de Sirius,
porque, aunque Canuto tenga literalmente el cuerpo de Sirius, físicamente se
trata del cuerpo de un perro 6 .
¿Con cuál de las otras dos opciones nos quedamos? Las dos son
problemáticas, por motivos similares. ¿Por qué, si Canuto tiene la mente de
Sirius, se persigue la cola? ¿Y por qué, si tiene la mente de un perro, se pone
de pie sobre sus patas traseras en la estación de King’s Cross? (la señora
Weasley le reprende en voz baja: «¡Te lo suplico, Sirius, haz el favor de
comportarte como un perro!» 7 ). Estas son las preguntas de las que partimos.
Pensar en Canuto como un ser dividido en cuerpo y mente no nos lleva a
ninguna parte.

¿Los motivos de quién?

Sirius no tiene motivos para perseguir su propia cola, pero puede que
Canuto sí. Cuando Lupin es humano, no tiene motivos para atacar a sus
estudiantes, pero puede que sí los tenga cuando es un hombre lobo. Quizá nos
fuera mejor si replanteamos nuestra investigación según los motivos. De este
modo, podríamos preguntarnos si los que hay tras las acciones son los de
Sirius o los de Canuto, en vez de si la mente implicada es la de Sirius o la de
Canuto. Este tipo de estrategia suele funcionar: Hacer preguntas específicas
en vez de genéricas suele conducir a respuestas más útiles y precisas. Por este
motivo, al hacer preguntas sobre razones en vez de sobre mentes tenemos
más probabilidades de obtener respuestas interesantes. Lo malo es que, nada
más decir esto, empiezo a encontrarle pegas. En primer lugar, la respuesta a
esta pregunta parece llevarnos en la dirección equivocada: si alguien tiene
motivos para perseguir su cola es Canuto, no Sirius. Pero parece claro que si
tiene que quedar algo de Sirius tras convertirse en perro, deberían ser los
motivos de su comportamiento. No tiene mucho sentido decir que al
transformarnos perdemos los motivos de nuestro comportamiento. Se supone
que nos transformamos con un objetivo concreto, como una expresión de
nuestros motivos. Si la transformación nos fuera a impedir alcanzar nuestra
meta, ¿por qué íbamos a hacerlo?
Esto lo podemos ver con más claridad si tenemos en cuenta algunos de los
ejemplos de la transformación mediante multijugos. Se espera que la persona
transformada actúe en base a sus propias razones, y no las de la forma a la
que se ha convertido. De hecho, eso es lo que se busca. Si la forma que
adoptamos es la fuente de los motivos de nuestros actos, entonces cabría
esperar que Harry y Ron actuaran en función de los objetivos de Crabble y
Goyle cuando se transforman en Harry Potter y la cámara secreta. Pero no lo
hacen; se comportan de manera acorde a sus propios motivos. Del mismo
modo, en Harry Potter y las reliquias de la muerte, cuando Harry se
transforma en Albert Runcorn, un mortífago, y Ron se transforma en
Reginald Cattermole, un mago cuya esposa es juzgada por «robar magia»,
Runcorn y Cattermole no tienen motivos para cooperar y sí los tienen para
odiarse. Como Runcorn, Harry no tiene motivos para quitar el ojo loco de
Moody de la puerta de Dolores Umbridge o para avisar a Arthur Weasley de
que le están vigilando, pero Harry sí tiene motivos para hacer estas cosas, y
por eso las hace, convertido en Runcorn. Como Cattermole, Ron tiene
motivos para acompañar a su mujer a su vista, pero no lo hace. Ron y Harry
actúan conforme a sus propios motivos, no a los de Runcorn o Cattermole.
Entonces, ¿por qué Canuto se comporta como un perro, ajeno a los motivos
de Sirius? Este laberinto de motivos tampoco nos aclara nada.
Por último, los motivos no tienen nada que ver con que Sirius persiga su
cola. Los perros no persiguen su cola cuando están entusiasmados porque
tengan un motivo; se supone que lo hacen porque es divertido o porque les
hace sentirse bien. (Quizá lo hagan porque piensan que sus colas son objetos
extraños, pero para Sirius su cola no debería resultarle extraña). Del mismo
modo, sospecho que Lupin no tiene razones para atacar a Harry, Ron y
Hermione cuando se transforma; les ataca porque forma parte de su
naturaleza. Sus razones le llevarían a contener el ataque. Ninguno de estos
planteamientos basados en motivos llega a explicar los comportamientos de
Sirius y Lupin.

Un paso en la dirección adecuada

Vamos a reconsiderar la diferencia entre cuerpo y mente. En este contexto,


la diferencia está en función de las explicaciones: algunos de nuestros actos
se pueden explicar hablando de nuestra mente, de las causas mentales de la
acción. Otras acciones se pueden explicar hablando de nuestros cuerpos, de
las causas físicas de la acción. Visto así, puede que el motivo de que Canuto
persiga su cola no tenga nada que ver con tener el cuerpo de un perro. No
todo lo que hace Canuto se explica hablando de su mente (que es la de
Sirius); algunas de las cosas que hace se pueden atribuir a su cuerpo perruno.
Supongamos, por un momento, que mientras está en Hogwarts, cuando
Sirius se entera de que su amigo Lupin es un hombre lobo y decide
convertirse en animago para acompañar a Lupin cuando se transforme, Sirius
decide convertirse en oso. (De haber sido un oso, al ser el oso diferente del
humano, la mordedura del hombre lobo no le afectaría mientras estuviera
transformado, y un oso sería lo bastante poderoso como para mantener
controlado al hombre lobo). Imaginémosle ahora en Harry Potter y la Orden
del Fénix, libre por primera vez en meses. ¿Perseguiría su cola? Parece poco
probable. Haría lo que haría un oso cuando está contento y se siente bien. Si
se puede tomar como referencia a Winnie the Pooh, puede que escribiera una
canción y se premiara con un poco de miel. Pero como Canuto, como perro
que es, persigue su cola. Por tanto, quizá la explicación correcta del
comportamiento de Canuto sea que su cuerpo es el cuerpo de un perro y los
perros persiguen sus colas cuando están contentos.
Paremos por un instante para revisar nuestros avances. Empezamos por
preguntarnos sobre determinados comportamientos de Canuto. Puede que
pensemos que la transformación no es más que un buen disfraz, que es como
ponerse un traje. En ese caso, Canuto no sería más que Sirius disfrazado de
perro. Su comportamiento nos dice lo contrario: Sirius nunca haría algo así,
con independencia de cómo estuviera vestido. Por tanto, la conclusión está
clara: la transformación es algo más que un muy buen disfraz. La
transformación te altera de algún modo. Pero, aun así, ¿por qué hace Canuto
esas cosas? Una posibilidad es que los motivos del comportamiento del
individuo transformado pasen a ser los motivos del cuerpo de destino. En tal
caso, Canuto se comportaría según los motivos de un perro. Pero algunas de
las cosas que hace Canuto son las que Sirius (el hombre, no el perro) tiene
motivos para hacer. Esta solución aún deja algunas incógnitas. Otra posible
opción es que Canuto sea parte hombre, parte perro. Antes la rechacé
anteriormente porque no se corresponde con los comportamientos humanos
de Canuto, pero quizá me apresuré demasiado: si partimos de la base de que
algunas de las cosas que hacemos se pueden explicar por nuestra mente y
otras por nuestro cuerpo, entonces podemos afirmar que los perros (los
cuerpos de los perros) a veces persiguen sus colas y que Canuto lo hace
porque tiene el cuerpo de un perro.
Vamos a profundizar un poco más en esto. Esta teoría trae consigo otros
costes y condicionantes, algunos de los cuales quizá no sean de nuestro
agrado. Conforme a esta teoría, somos capaces de explicar las rarezas del
comportamiento de Canuto porque tiene el cuerpo de un perro. Se supone que
el que Canuto tenga cuerpo de perro explica su comportamiento, porque para
los animales el cuerpo físico a veces está por encima de la razón. Esto me
parece raro. Quizá pienses que algunos animales, perros incluidos, no
razonan apenas o no hacen las cosas por un motivo, por lo que, en su caso,
hablar de motivos en su comportamiento está fuera de lugar. Si piensas eso,
entonces consideras que lo que hacen estos animales se explica mejor por los
actos derivados de su cuerpo. Pero ¿cómo podría esto explicar el
comportamiento de Canuto? Tiene una mente (una mente humana) y creemos
que algunas de las cosas que hace las realiza como consecuencia de tener esa
mente (como ponerse de pie sobre sus patas traseras cuando dice adiós a
Harry en la estación de King’s Cross). ¿Qué tiene el cuerpo de un perro para
que a Sirius le resulte complicado controlarlo, como parece ser el caso?
Consideremos también cuál es nuestra explicación completa del
comportamiento de Canuto. Recordemos: la idea es que parte del
comportamiento viene dado por nuestra mente y parte por nuestro cuerpo.
Como Canuto es un perro, persigue su cola, que es lo que hacen los perros.
Pero ¿por qué persiguen los perros sus colas? Se supone que porque les hace
sentir bien. Pero ¿qué podría significar sentirse bien, en este caso? ¿A quién
le hace sentir bien? ¿A Sirius, el ser humano? Lo dudo; Sirius nunca persigue
su cola. ¿A Canuto, el perro? Puede. Después de todo, a los perros eso les
hace sentir bien. Pero Canuto tiene mente humana. ¿No es en la mente donde
habitan los sentimientos? En tal caso, esta explicación nos indica que Canuto
persigue su cola para provocar sentimientos positivos en la mente de Sirius.
Y esto es extraño porque, como hemos comentado, Sirius nunca persigue su
propia cola (o su trasero, en este caso). Pero, si los sentimientos habitan en el
cuerpo, entonces tenemos que decir que el cuerpo de Canuto tiene motivos
para comportarse así, y la mente de Canuto (que es la mente de Sirius) tiene
motivos para comportarse de este modo. Es posible, por tanto, que estos
motivos entren en conflicto. Puede que Sirius acabara diciéndole a Harry:
«No quería perseguir mi cola, quería caminar contigo, pero mi cuerpo
prefiere perseguir mi cola». Esto resultaría, cuanto menos, extraño.

Un yo unificado

Así pues, no creo que esta teoría (que la mente y el cuerpo son distintos y
que la explicación de algunas de las cosas que hacemos está en la mente y en
otros casos en el cuerpo) sea una teoría válida para los comportamientos
extraños de Canuto. Creo que el problema está en el modo en que la teoría
nos invita a pensar en el cuerpo y la mente. He estado hablando de la relación
entre la mente de Sirius y su cuerpo (como Canuto) asumiendo en todo
momento que la mente dirige el cuerpo como un capitán dirige un barco. Es
decir, que son entidades diferentes y que de algún modo la mente debe
doblegar al cuerpo. Esto es lo que parece a veces. Por ejemplo, los atletas
dicen que les piden a sus cuerpos correr más rápido o saltar más alto. Pero
incluso Descartes, el autor de esta distinción, rechaza este modo de concebir
la relación entre cuerpo y mente. «Yo no solo estoy en mi cuerpo como un
piloto en su navío, sino que estoy tan unido y mezclado con él, que es como
si formásemos una sola cosa» 8 . Es decir, incluso Descartes rechaza la idea de
que el cuerpo y la mente son distintos. No son entidades diferentes, están
entrelazadas como una unidad, de modo que lo que le pase a la una tiene
efecto en la otra. Piensa en cómo te sientes cuando estás enfermo o cuando
aprendías a montar en bici. El estado físico de nuestro cuerpo tiene un efecto
directo en cómo vemos el mundo, en nuestro estado mental. No creo que
exagere si digo que nuestro cuerpo tiene un efecto directo sobre quiénes
somos. 9
¿Cómo se explica esto? Permíteme destacar un par de detalles de Harry
Potter y las reliquias de la muerte. En primer lugar, cuando Ron, Harry y
Hermione se toman la poción multijugos y se cuelan en el Ministerio de
Magia, Harry tiene la forma del cuerpo de Runcorn, que es mucho más alto y
tiene un físico más intimidante que él. El comportamiento que sigue no es
propio de Harry. «Brama» con una «potente voz», dominando todo el atrio y
paralizando a los magos que se encontraban allí. Incluso llega a golpear a un
mago con «un puño enorme». Lo destacable no es que el cuerpo de
Harry/Runcorn sea grande y por tanto tenga puños enormes y una voz
potente, algo propio de un hombre corpulento, sino que estos actos
pertenecen a Harry, derivan de los motivos de Harry (recordemos que
Runcorn está en complot con los mortífagos), pero estos actos solo tienen
sentido en el cuerpo de Runcorn. Con su propio cuerpo, Harry no habría
«bramado»: «¡Alto!». Quizás lo habría gritado, aunque seguro habría optado
por otra acción más productiva, dado que su voz no transmite la misma
autoridad que la de Runcorn. Tampoco está claro lo de pegarle al mago. Estas
acciones son adecuadas para Harry dentro de ese contexto, con los motivos
de Harry en el cuerpo de Runcorn. (Esto contrasta con un detalle en el que, a
mi parecer, Rowling se equivoca: cuando Harry se transforma en Runcorn,
dice que «a juzgar por sus musculosos brazos, tenía una complexión
atlética» 10 . Mi sospecha es que Harry sentía tener una complexión atlética;
no tenía necesidad de mirarse los brazos para saberlo. Por el contrario, las
descripciones que hace Rowling sobre lo que siente Harry en otras
situaciones similares, como la sensación natural que se apodera de él al
sumergirse en el lago tras comer las branquialgas, son impecables) 11 .
En segundo lugar, cuando Harry toma la poción multijugos antes de la
boda de Bill Weasley y Fleur Delacour, Luna Lovegood es capaz de
reconocerle. Ve a Harry en la expresión facial de «Barny Weasley». Esto
sería posible si hubiera una distinción entre la mente de Harry y el cuerpo de
Barny. La expresión facial de Barny debería ser la suya propia, la que crea su
cuerpo, aunque sea la mente de Harry la causante. Hagamos un experimento
mental: supongamos que podemos conectar tu cerebro al cuerpo de otra
persona, de modo que sean tu cerebro y tus pensamientos los que controlen el
cuerpo del otro. La percepción sensorial que recibe el cuerpo se transmitiría a
tu cerebro. Supongamos que entonces te contamos (a través de la otra
persona) un secreto impactante, pero que la otra persona ya sabía. ¿Qué
pasaría? En primer lugar, tú te sorprenderías, pero tu cuerpo anfitrión no.
Luego, la cara de tu anfitrión reflejaría la sorpresa que sientes (pero no la que
siente él, puesto que no está sorprendido). ¿Sería esa cara como tu cara
cuando te sorprendes? No, no es tu cara. Sería la cara de tu anfitrión,
sorprendido. Los amigos de tu anfitrión comentarían: «¿Por qué está
sorprendida María? Ella ya sabía tal y cual». No se preguntarían por qué
María muestra esa expresión en particular (tu cara de sorpresa), porque María
no mostraría esa, mostraría su cara de sorpresa normal. Pero, cuando Harry se
transforma en Barny, la expresión de Barny se convierte en la de Harry. Del
mismo modo, cuando Harry y Ron se encuentran con Arthur Weasley al
infiltrarse en el Ministerio de Magia, Harry se da cuenta de que Ron no mira
a su padre a los ojos por miedo a que este le reconozca.
El primer caso es un ejemplo de cómo afecta un cuerpo nuevo a nuestros
pensamientos y actos. El segundo es un ejemplo de cómo afecta nuestra
mente al aspecto de nuestro nuevo cuerpo. Lo que quiero decir es que el
cuerpo y la mente de la persona transformada son un todo, no un par de
elementos disjuntos. De otra manera, el comportamiento de la persona
transformada no tendría sentido. ¿Nos sirve esto para entender el
comportamiento de Canuto? Parece que sí: Canuto no es ni hombre ni perro,
sino una combinación de ambos, de modo que persigue su cola porque le
hace sentir bien, como a los demás perros.
¿Y qué pasa con Crouch y Moody? Hay que tener en cuenta que los
animagos y los hombres lobo se convierten en seres diferentes cuando se
transforman. No es de extrañar que Canuto se comporte a veces de un modo
extraño. Cuando lo hace como un humano, realiza cosas que son extrañas
para un perro, y, cuando se comporta como un perro, su conducta es rara para
un humano. Pero, cuando alguien utiliza la poción multijugos para
transformarse, sigue siendo humano, por lo que el cuerpo de esa persona
sigue teniendo un comportamiento normal. Pero apuesto a que algunos
comportamientos que no cuadraban antes sí lo hacen después de
transformarse. Pensemos en las transformaciones que experimentan los
muggles: actividades que tenían sentido antes de perder mucho peso nos
parecen raras después (y viceversa). Montar en bici es algo extraño e
incómodo hasta que aprendemos a hacerlo, y luego nos parece lo más natural
del mundo. Hacemos cosas que cambian nuestros cuerpos y esto a su vez
cambia el modo en que interactuamos con el mundo. Cuando alteramos
nuestros cuerpos de este modo, estamos cambiando de raíz quiénes somos.
Creo que, al menos, parte de la explicación del comportamiento de Crouch
como Moody es que determinadas acciones encajan con él. Crouch/Moody es
como Canuto y como el resto de nosotros: un todo indivisible, compuesto de
cuerpo y mente, en el que ambas contribuyen a la identidad del todo.
Entonces, ¿Sirius es un perro o un hombre? 12 . Eso depende de su aspecto.
Cuando parece un hombre, es un hombre. Cuando parece un perro, no es
ninguna de las dos cosas. Canuto (Sirius cuando parece un perro) es un tercer
tipo de cosa, digamos que ni hombre ni perro. Es un tipo único de ser humano
(un hombre-perro) que combina características de ambos. En mi opinión, esta
visión cuadra mejor con el texto de Rowling y coincide con nuestras teorías
del yo contemporáneas. Como dijo Descartes, el cuerpo y la mente forman un
todo. La naturaleza de esta entidad viene determinada por nuestra mente y
nuestro cuerpo, aunque este resulte ser el de un perro.

1. Como la Piedra de la Resurrección está perdida, no podemos seguir esa línea de investigación. Claro
que puede que estés pensando que tenemos un problema aún mayor: Sirius es un personaje de ficción...
un detalle sin importancia. En cualquier caso, creo que podemos aprender algo sobre las personas reales
si prestamos atención a este misterio que rodea a Sirius. Por tanto, mi intención es ignorar el inoportuno
detalle de que Sirius no sea real y tratar a Rowling como si fuera una historiadora sobre un fragmento
de la realidad desconocido hasta ahora. Voy a considerar que lo que cuenta es exacto, para poder darle
sentido al comportamiento de Sirius y quizá de paso conocernos mejor nosotros mismos.
2.A diferencia del resto de estos metamorfos, los boggarts no son ejemplos de humanos transformados
en otra cosa.
3. Los seguidores de Tolkien encontrarán similitudes entre los animagos de Rowling y los «cambia
pieles» de J. R. R. Tolkien, como Beorn en El Hobbit. Tolkien describe claramente a Beorn como un
humano que puede transformar mediante magia su cuerpo humano en el cuerpo de un oso grande. Su
comportamiento como oso es bastante poco humano. A diferencia del modo en el que suele describir
Rowling a los animagos, Beorn tiene costumbres de oso cuando adopta forma humana, como el gusto
por la miel, falta de interés en la riqueza y las joyas, y muy mal carácter.
4.Quizá estés de acuerdo conmigo en que el comportamiento Crouch/Moody no es típico de Crouch.
En tal caso, es probable que encuentres su comportamiento tan desconcertante como el de Sirius. O
puede que pienses que Crouch tan solo está intentando encajar mejor en Hogwarts. Un sondeo informal
me revela que soy de los pocos que piensan eso, qué le vamos a hacer. Volveremos a hablar más
adelante del comportamiento de Crouch/Moody, aunque sin profundizar.
5. Harry Potter y las reliquias de la muerte.
6.Los casos de la poción multijugos están mucho más claros; cuando Harry se convierte en Gregory
Goyle, no es que Goyle tenga dos cuerpos, uno en el armario y otro en la sala común de Slytherin, sino
que el cuerpo de Harry ahora tiene el aspecto de Goyle, como si fueran gemelos idénticos.
7. Harry Potter y la Orden del Fénix.
8. René Descartes, Meditaciones metafísicas.
9.Me gustaría dejar claro que tampoco estoy sugiriendo que Descartes tuviera esta visión. Su visión era
más bien la opuesta, puesto que, a pesar de que él pensaba que el cuerpo y la mente estaban ligados,
también pensaba que el cuerpo y la mente eran distintos por naturaleza. El punto de vista que propongo
aquí es que el cuerpo y la mente forman un todo, que es el yo. Lo que quiero decir es que la mente no
puede existir sin el cuerpo.
10 . Harry Potter y las reliquias de la muerte.
11 .Cuando Harry toma la poción multijugos en Harry Potter y la cámara secreta, Rowling dice: «De
su boca surgió la voz baja y áspera de Goyle». Si lo comparamos con la película, donde vemos a Harry
intentando imitar la voz de Goyle, espero que coincidamos en que Rowling es más precisa en este
punto que la película. La voz con la que Harry habla viene determinada por su cuerpo. Si su cuerpo
tiene la forma del de Goyle, su voz debería sonar como la de este.
12 .Hay otras cuestiones relacionadas con el mundo de Potter que vale la pena investigar. Por ejemplo,
llama la atención que, cuando los magos y las brujas adoptan el cuerpo de un muggle, conservan sus
poderes mágicos. Entonces, ¿cuál es la fuente de nuestros poderes mágicos? ¿Y cómo afecta la forma
que adopte un boggart a su identidad? En Harry Potter y el prisionero de Azkaban, el Patronus de
Potter solo impide que el boggart-dementor le moleste, pero (a diferencia de lo que vemos en la
película) Lupin necesita recurrir al encantamiento Riddikulus para poder obligar al boggart a volver al
baúl. Esto nos indica que, a pesar de que el boggart pueda verse afectado por el cuerpo que adopta (el
boggart convertido en Severus Snape se mueve como él), sigue conservando parte de su naturaleza de
boggart; para que la transformación sea completa, hacen falta los poderes mágicos adecuados. Son
preguntas que vale la pena hacerse, aunque aquí no tengamos tiempo suficiente. Aquellos de vosotros
que os vayáis a presentar a los E.X.T.A.S.I.S. de Transfiguración deberíais escribir 45 cm sobre estas
preguntas.
3

El destino en el mundo de la brujería


Jeremy Pierce

Las historias de Potter describen a la profesora Sybill Trelawney, que


imparte Adivinación en Hogwarts, como un «viejo fraude», cuyas profecías
están llenas de jerga pesudocientífica. Enseña varias técnicas para predecir el
futuro, empleando recursos como los posos del té, las órbitas planetarias, la
palma de la mano, los sueños, las cartas del tarot y las bolas de cristal. Cada
método tiene unas reglas que han de seguir los alumnos, pero carecen de base
científica. Las predicciones de Trelawney no suelen cumplirse, como su
predicción recurrente de la muerte prematura de Harry. También da por
buenas las predicciones inventadas de terceros que encajan con sus ideas
preconcebidas, como por ejemplo cuando les dio a Harry y Ron Weasley las
mejores calificaciones por predecir trágicas desgracias en su futuro
inmediato.
Sin embargo, hay al menos dos profecías de Trelawney que son diferentes.
El profesor Dumbledore dice que esas son sus únicas «profecías auténticas» 1 .
Por lo general, Trelawney habla sobre temas genéricos, con afirmaciones
abiertas sobre hechos comunes en los que suele encontrar algo que encaje.
Puede que un muggle de pensamiento escéptico como Vernon Dursley no
acepte la adivinación como un método predictivo fiable. ¿Qué tiene que ver
el alineamiento de los planetas y la ordenación aleatoria de las cartas del tarot
dentro de un mazo con los procesos que determinan que ocurran unos hechos
concretos y no otros? Pero estamos en el mundo mágico, por poco que les
guste a los Dursley. ¿Es que la magia no puede conectar las hojas de té o los
sueños con lo que va a pasar en el futuro?
Por desgracia, Trelawney suele resultar un completo fraude y sus métodos
habituales es probable que sean no mágicos o de una magia poco fiable. La
profesora McGonagall le dice a la clase de Harry que la adivinación es «una
de las ramas más imprecisas de la magia. No os ocultaré que la adivinación
me hace perder la paciencia. Los verdaderos videntes son muy escasos, y la
profesora Trelawney...» 2 . No sigue adelante para no hablar mal de una
compañera, pero deja claro cuál es el mensaje. Sybill Trelawney no es una
auténtica vidente.
Así, el centauro Firenze distingue entre Trelawney y los auténticos
videntes. «Quizá Sybill Trewlaney pueda predecir, no lo sé... pero en general
pierde el tiempo con esas estupideces halagadoras que los humanos llamáis
leer el futuro» 3 . Respeta y practica la adivinación, pese a reconocer que no es
fiable, pero lo que él hace no tiene nada que ver con las tonterías de los
videntes humanos. Esto plantea una cuestión sobre las profecías auténticas. Si
decimos que son reales, ¿qué significa eso? ¿En qué se diferencian de las
otras? Hasta un escéptico con la adivinación como es Dumbledore reconoce
que dos de las predicciones de Trelawney son diferentes, incluso Firenze
admite esta posibilidad. ¿En qué se diferencian entonces?

Tipos de profecía

¿Las predicciones reales provienen de lo que ocurre de verdad? ¿El futuro


es algo inamovible, de modo que solo hay un futuro? Esta cuestión ya la
planteó Aristóteles (384-322 A.C.) en su momento 4 . Entonces, ¿cuando
Harry llega a Hogwarts por primera vez ya está decidido que tendrá un
enfrentamiento final con Voldemort siete años después?
Si el futuro es algo inamovible, entonces solo hay un futuro, y eso será lo
que ocurra. No quiero decir con esto que ocurrirá hagamos lo que hagamos.
Podría ocurrir debido a lo que hagamos y, si alguien hace algo más,
podríamos tener un futuro diferente. Pero lo que hagan forma parte del futuro
inamovible. Ser inamovible tampoco significa que el futuro esté
predeterminado. La gente que cree que el futuro es algo fijo puede no ser
determinista, aunque algunos lo sean.
Las profecías pueden ser falibles o infalibles. Una profecía infalible nos
garantiza que se va a cumplir, no puede fallar. Por el contrario, las profecías
falibles pueden no ser ciertas. Las profecías falsas son falibles porque son
erróneas en realidad, pero las profecías auténticas también pueden ser
falibles. Basta con la posibilidad de que las interpretemos mal. La falibilidad
no depende de lo seguros que estemos de que una profecía se vaya a cumplir.
Yo podría poner en duda una profecía infalible si no entendiese en qué se
basa. Y podría estar muy seguro de una profecía falible, incluso de una falsa,
si no estoy al tanto de los puntos clave.
¿Cómo logra acceder un vidente a la información de una profecía? Hay
varias posibilidades:

1. Una profecía puede ser una predicción falible basada en lo que percibe
un humano a través de sus sentidos. Este es el caso del pronóstico del
tiempo de un muggle o de las profecías de Trelawney.
2. Si el futuro no es inamovible, no bastaría con toda la información del
universo para garantizar una predicción correcta. Pero puede que
tengamos suficiente para hablar de probabilidades, de modo que el
vidente tenga cierto acceso a futuros posibles o probables. Puede que
Trelawney vea futuros posibles pero no pueda distinguir los más
probables y por eso hable de un modo tan genérico. Como dice
Dumbledore, «las consecuencias de nuestras acciones son siempre tan
complicadas, tan diversas, que predecir el futuro es realmente muy
difícil. La profesora Trelawney, Dios la bendiga, es una prueba de
ello» 5 .
3. Una profecía podría ser una predicción falible basada en un
conocimiento limitado de un mundo determinista. Si el futuro viene
determinado por el estado actual del mundo y las leyes naturales, y el
vidente no tiene un acceso total a este y sus señales, lo que ve entonces
es un futuro inamovible. La magia obtiene la información de las
fuerzas naturales que conducen a ese futuro, pero puede que la
información proporcionada no sea perfecta. O puede que el vidente
contemple un futuro inamovible pero no lo interprete de la manera
adecuada, quizá debido a que la información es parcial.
4. Un adivino puede tener experiencia en el uso de las predicciones para
lograr que la gente haga cosas. Semejante «vidente» podría influir en la
gente al conocer sus posibles reacciones ante una profecía. Como
veremos en breve, Dumbledore piensa que la primera predicción «real»
de Trelawney fue cuando anticipó que Voldemort atacaría a Harry,
marcándolo como su igual. Trelawney carecía de intencionalidad,
aunque esta profecía será muy importante para ella.
5. Una predicción infalible podría estar basada en un conocimiento total
de los procesos deterministas que garantizan un resultado. Esto
requeriría un ser omnisciente o fuerzas mágicas influidas por los
procesos deterministas.
6. Una predicción infalible podría derivarse de un acceso infalible al
futuro real. Esto se podría hacer mediante magia o a través de alguien
que tenga contacto directo con el futuro, como un ser divino o alguien
que se pudiera comunicar a través del tiempo. O bien, un vidente que
tuviera la capacidad de ver el futuro real (no solo los futuros posibles).
7. Por último, una profecía podría combinar la falibilidad y la
infalibilidad, con un acceso infalible a determinados hechos futuros
inamovibles pero siendo falible en otros aspectos. La falibilidad podría
deberse a un acceso imperfecto a un hecho inamovible o a información
procedente de futuros probables.

Por tanto, la pregunta que tenemos ante nosotros es: ¿qué tipo de profecía
son las profecías sinceras de la profesora Trelawney, a diferencia de sus
habituales sortilegios?

Profecías falibles

La mayoría de las predicciones de Trelawney son ejemplos perfectos de la


primera categoría: predicciones falibles basadas en la experiencia sensorial.
Suelen ser predicciones lo bastante vagas o abiertas como para encontrar algo
que se ajuste a ellas, pero no dan garantías y no siempre encuentran acomodo.
Es fácil ver que estas profecías genéricas como mucho solo llegan a
probables, aunque algunas sean muy probables. Las predicciones de
Trelawney no proceden de una fuente infalible, sino de su capacidad para
predecir hechos lo bastante probables, en ocasiones basadas en antecedentes.
Muchas de sus predicciones se cumplen con facilidad. Otras puede que las
acierte de casualidad. Algunas son falsas, como su vaticinio de la inminente
muerte de Harry.
Dumbledore parece considerar todas las profecías como falibles cuando le
dice a Harry que la primera de las profecías reales de Trelawney no se ha
cumplido:
«El único con poder para derrotar al Señor Tenebroso se acerca... Nacido de los que lo han
desafiado tres veces, vendrá al mundo al concluir el séptimo mes... Y el Señor Tenebroso lo señalará
como su igual, pero él tendrá un poder que el Señor Tenebroso no conoce... Y uno de los dos deberá
morir a manos del otro, pues ninguno de los dos podrá vivir mientras siga el otro con vida...» 6 .

Dumbledore le insinúa a Harry que algunas profecías acaban por no


cumplirse. «¿Acaso crees que todas las profecías de la Sala de las Profecías
se han cumplido?» 7 . Y añade más adelante: «¡La profecía no significa que tú
tengas que hacer nada!... Dicho de otro modo, tú tienes libertad para elegir tu
camino, eres libre para rechazar la profecía» 8 . La obsesión de Voldemort con
la profecía le conducirá hasta encontrar a Harry, lo que casi con seguridad les
lleva a enfrentarse, pero no porque la profecía lo vaticinase.
Por tanto, las profecías pueden tener probabilidades diversas. ¿Es eso lo
que diferencia las «profecías auténticas» de las que suele hacer Trelawney?
Puede que algunas se cumplan porque se basan en su percepción de lo que
suele ocurrir, y porque son tan probables como imprecisas. Otras son más
sinceras porque son más probables. Son categorías diferentes. En ambos
casos, es una cuestión de probabilidad, aunque algunas son más probables
que otras. Pero, cuando Dumbledore considera que dos de las profecías son
especiales, ¿no parece como si fueran algo más que eso? De hecho, hay algo
que las distingue. Las dos «profecías auténticas» fueron involuntarias y
tienen un origen mágico. No pertenecen a la categoría 1 y eso llama
poderosamente la atención. Trelawney debe haber tenido una fuerte conexión
con el futuro, una capacidad puntual de conectar con un futuro real e
inamovible, categoría 3, o con posibles futuros, categoría 2.
Hay también algunos indicios de que la profesora Trelawney tiene un
acceso irregular al futuro o a posibles futuros, aun siendo consciente.
Consideremos el siguiente ejemplo, en el que Harry se dirige a su primera
clase privada con Dumbledore en Harry Potter y el misterio del príncipe:
Avanzó por los desiertos pasillos con paso decidido, pero al doblar un recodo tuvo que
esconderse precipitadamente detrás de una estatua porque vio a la profesora Trelawney, que iba
murmurando al tiempo que mezclaba una baraja de sucias cartas que al parecer leía mientras
andaba.
«Dos de picas: conflicto», musitó al pasar por delante de la estatua. «Siete de picas: mal augurio.
Diez de picas: violencia. Jota de picas: un joven moreno, preocupado y... a quien no le cae bien la
vidente». Se detuvo en seco. «No puede ser», masculló con irritación, y Harry oyó cómo volvía a
barajar las cartas y se ponía de nuevo en marcha, dejando detrás de sí un olorcillo a jerez para
cocinar 9 .

Este augurio podría aplicarse a Harry, pero ella no es consciente de su


presencia. ¿Podría tratarse de una coincidencia?
Harry se la encuentra de nuevo en su camino hacia su última cita con
Dumbledore antes de salir hacia la cueva de Voldemort:
«Si Dumbledore decide ignorar las advertencias de las cartas...». De pronto, sujetó a Harry por la
muñeca con una huesuda mano. «No importa cómo las eche: siempre, una y otra vez...». Con gran
dramatismo, sacó una carta de entre sus chales. «Una y otra vez aparece la torre alcanzada por el
rayo», susurró. «Calamidad. Desastre. Y cada vez está más cerca...» 10 .

Esto es tan impreciso que encajaría mejor en la categoría 1, de no ser


porque la torre tiene su importancia en el desenlace del libro, tanto por la
muerte de Dumbledore como porque trae consigo un desastre mayor, que los
mortífagos tomen el control.

Profecías autocumplidas

Dumbledore sugiere que la primera de las profecías auténticas de


Trelawney se cumple por sí misma. Le dice a Harry: «Tal vez no fueras tú»,
porque Neville Longbottom había nacido un día antes y sus padres también
habían escapado de Voldemort en tres ocasiones 11 . Pero unos párrafos más
adelante, le comenta a Harry: «Me temo que no hay ninguna duda de que eres
tú», porque Voldemort decidió ir a por Harry en vez de por Neville, al
haberlo señalado como su igual. Según la interpretación de Dumbledore, la
profecía en sí no indicaba si se trataba de Harry o Neville. Al decidirse
Voldemort por Harry, hizo que se cumpliera para Harry. No habría atacado a
Harry de no haber habido una profecía, de modo que la propia profecía hizo
que él cumpliera esa parte.
Alejandro de Afrodisias, un filósofo que vivió entre los siglos I y II de
nuestra era, analizó las profecías autocumplidas. En la historia de Edipo,
Apolo predice al rey Layo que su futuro hijo le matará. Algunos de los
contemporáneos de Alejandro creían que la profecía de Apolo haría que Layo
intentara matar a su hijo, lo que condujo a Edipo a matar a su padre (sin saber
que era su padre). Alejandro proporciona varios argumentos contra esta
postura, pero también dice lo siguiente:
Bueno, si alguien dice estas cosas, ¿cómo... mantiene la profecía...? Porque concebimos la
profecía como la predicción de las cosas que van a ocurrir, pero convierten a Apolo en el autor de
las cosas que predice... ¿Cómo sabemos que no son estos los actos de quien hizo la profecía y no la
revelación de lo que va a ocurrir? 12

Podemos imaginar a alguien que parece predecir el futuro pero que en


realidad solo causa los eventos que conducen al futuro predicho. Alejandro
dice que una profecía no es tal a menos que ya se sepa que tales eventos van a
ocurrir, y el que la enuncia los predice porque sabe que van a ocurrir. Si se
trata de un simple intento de manipular los eventos, entonces la profecía no
es auténtica.
Una profecía auténtica podría provocar lo que describe, pero no es el caso
de la primera de Trelawney. Él podría haber ido tras Neville, pero
Dumbledore observa que escoge a Harry como un «sangre mestiza, como él.
Él se identificó contigo incluso antes de verte» 13 . Lo que le hizo escoger a
Harry no fue la profecía, que no le hizo ir a por ninguno.
Dumbledore insinúa que es posible que Voldemort no hubiera actuado tan
rápido de haber escuchado la profecía completa. Cuando Harry pregunta por
qué Voldemort no había esperado a averiguar cuál de ellos era (o por qué no
mató a ambos, añadiría yo), Dumbledore dice que Voldemort tenía una
información parcial porque a su espía (que más adelante resulta ser Severus
Snape) le echaron del local a mitad de profecía:
«Por eso no pudo prevenir a su amo de que atacarte supondría correr el riesgo de transmitirte
poderes y señalarte como su igual. Así que Voldemort nunca supo que podía resultar peligroso
luchar contra ti y que habría sido más prudente esperar hasta enterarse de más cosas. Él no sabía que
tú tendrías “un poder que el señor tenebroso no conoce”» 14 .

La profecía en sí no podía haber logrado que Voldemort hiciera nada. Él


escuchó una parte de la profecía que no aseguraba nada. No podía controlar
cuánto escuchaba Snape. Si Voldemort hubiera escuchado el resto, quizá
hubiera optado por no hacer nada. Por tanto, no parece que la interpretación
de las profecías autocumplidas sea un buen modo de distinguir las profecías
auténticas de las que suele hacer la profesora Trelawney.

El destino

En una entrevista de 2007 de un periódico holandés, J. K. Rowling dijo


que con la profesora Trelawney pretendía reflejar su visión de que el destino
no existía 15 . ¿Qué implica esta negación del destino?
Los compatibilistas opinan sobre la libertad y la predeterminación que
podemos ser libres a pesar de que nuestras decisiones estén determinadas por
circunstancias que escapan a nuestro control. Algunos compatibilistas dicen
que solo hay un posible resultado, a saber, el futuro real. Otros hablan de
posibles opciones, de que podemos elegir una opción de entre varias, a pesar
de que nuestra decisión venga determinada por cosas que escapan a nuestro
control. Un libertario sostendría que tenemos opciones porque no hay nada
que garantice nuestras decisiones con anticipación. Es una visión más abierta
que el compatibilismo, porque los libertarios consideran que las decisiones
predeterminadas están exentas de libertad.
Algunos libertarios creen en un futuro inamovible, de manera que ahora
hay verdades sobre lo que ocurrirá. Puede que tengamos muchos futuros
posibles ante nosotros, aunque solo hay un futuro real, que será el que
ocurra 16 . Otros libertarios, que piensan que tales verdades sobre las
decisiones futuras podrían ser una amenaza para nuestra libertad, insisten en
un futuro abierto, en el que las afirmaciones sobre nuestras decisiones futuras
no son verdaderas ni falsas (hasta que se toman).
La negación más natural del destino es la visión del futuro abierto.
Ninguna afirmación futura sobre las decisiones que las personas tomen son
verdaderas ni falsas. Incluso alguien que niegue el destino podría estar
diciendo que hay varios futuros abiertos ante nosotros, sin negar que solo uno
de ellos sea el futuro real. Es posible que Rowling quiera decir eso, en cuyo
caso puede que incluso sea una compatibilista, aunque su tipo de lenguaje sea
más típico de una libertaria.
Dumbledore le dice a Harry que la profecía sobre él no tiene que
cumplirse por el simple hecho de ser una profecía real. ¿Quiere decir
Dumbledore que no hay ninguna información sobre si se cumplirá y que se
convertirá en una profecía genuina solo cuando ocurran los eventos
presagiados o haya garantías de que van a suceder? ¿O quiere decir que la
profecía no mueve a Harry o Voldemort a hacer nada? Lo que predice es el
futuro real, pero son posibles otros futuros. Necesitamos profundizar más en
los libros de Potter para ver qué tipo de destino hay, o no hay, en su mundo.

El destino de un roedor

En Harry Potter y el prisionero de Azkaban, la profesora Trelawney hace


una segunda «profecía auténtica»:
«El Señor Tenebroso está solo y sin amigos, abandonado por sus seguidores. Su vasallo ha estado
encadenado doce años. Hoy, antes de la medianoche, el vasallo se liberará e irá a reunirse con su
amo. El Señor Tenebroso se alzará de nuevo, con la ayuda de su vasallo, más grande y más terrible
que nunca. Hoy... antes de la medianoche... el vasallo... irá... a reunirse... con su amo...» 17 .

Si la profecía de que uno de los seguidores de Voldemort acudiría a él esa


noche era probable, entonces la probabilidad de que Colagusano escapara esa
noche debe haber sido muy alta. Era poco probable que otros seguidores que
eran capaces de acudir lo intentaran. Si Remus Lupin se hubiera acordado de
tomar su poción matalobos para controlar su transformación en hombre lobo
o alguien hubiera respondido más rápido cuando Colagusano se transformó,
este no se habría escapado. Si una «profecía auténtica» conlleva una mayor
probabilidad, debería ser la de un resultado probable. Pero no parece ser el
caso, por lo que esta profecía en particular es difícil considerarla falible pero
probable.
La profecía anterior es similar. Aunque fuera probable que Voldemort
fuera a por Harry, ¿qué probabilidad había de que Colagusano resultase ser el
guardián del secreto en el último momento? De no ser así, Voldemort no
habría marcado a Harry, dándole un poder «que el Señor Tenebroso no
conoce». Si Voldemort no le hubiera contado su plan a Snape, este no le
habría rogado para que no matara a Lily, y esta no habría tenido que hacer un
sacrificio voluntario. Ni Harry habría sido marcado, por lo que parece que
esta predicción es «auténtica» en cierto sentido o, al menos, es algo más que
«probable pero falible».

Los viajes en el tiempo y el tiempo inamovible

Para entender la visión de Rowling sobre las profecías y el destino,


debemos tener en cuenta lo que dice sobre los viajes en el tiempo. Si pueden
cambiar el pasado, esto da pie a serias paradojas, como lo que menciona
Hermione Granger acerca de matar a tu yo pasado antes de que puedas
regresar para matarte a ti mismo. Ya has sobrevivido, por lo que eso no
ocurrirá debido a que no ha ocurrido. En el primer viaje en el tiempo de
Harry, Hermione y él se mueven tres horas atrás, poniendo cuidado en no ser
vistos. Conforme a lo previsto, logran salvar a Buckbeak y Sirius Black, sin
que hubiera señales de cambio. Todos los hechos se ajustan a lo que ya
conocíamos sobre ese período de tres horas.
En su segundo viaje, encontramos que el Harry del futuro invocó el
Patronus del ciervo que salvó al Harry del pasado de los dementores. Lo que
mejor encaja con esto es una visión fija del tiempo. Si a Harry le salva el
Patronus del ciervo la primera vez y después lo invoca en la segunda, la
mejor explicación es que el Harry del futuro estuvo allí en todo momento.
Pero los eventos del futuro son los que causan esas acciones del presente, lo
que significa que el futuro debe ocurrir de una determinada manera para que
Harry y Hermione hayan sido capaces de volver atrás en el tiempo para
realizar esas acciones. Esto es posible con una visión inamovible del tiempo.
Sin embargo, Hermione describe los viajes en el tiempo de una manera
que permite cambiar el pasado. «¡Estamos rompiendo una de las leyes más
importantes de la brujería! ¡Nadie puede cambiar lo ocurrido, nadie!» 18 . Más
tarde añade: «La profesora McGonagall me dijo que han sucedido cosas
terribles cuando los brujos se han inmiscuido en el tiempo. ¡Muchos
terminaron matando por error su propio yo, pasado o futuro!» 19 . Si damos
crédito a lo que dice un personaje fiable sobre lo que afirmó otro personaje de
confianza, entonces el pasado se puede cambiar en el mundo de Harry. Esto
significaría que el tiempo no es inamovible.
Es muy improbable que McGonagall esté mintiendo o que Hermione la
malinterprete o mienta sobre ello a Harry. Es posible (aunque improbable)
que el Ministerio de Magia haya difundido información errónea sobre un
asunto mágico secreto y que ni siquiera McGonagall sepa la verdad. Habrá
quien lo encuentre exagerado, pero la alternativa, si queremos conservar la
consistencia de la historia, es considerar los «viajes en el tiempo» en los
casos en los que se cambia el pasado como un viaje a otra posibilidad, pero
no un viaje en el tiempo 20 . Se viaja a otra posible línea temporal. El primer
caso de viaje en el tiempo de la saga no parece ser auténtico, por lo que no
queda claro qué mecanismo es el que hace posible viajar en el tiempo en los
casos en los que se cambia el pasado.
Aparte de estos rompecabezas sobre viajes en el tiempo, quizá el
argumento más sólido del tiempo inamovible sea que es lo que más se ajusta
a las reglas de la física. El espacio-tiempo absoluto se suele considerar
incompatible con la relatividad especial. Un futuro abierto requiere un
momento presente absoluto, tras el cual casi nada es inamovible. Pero no
existe el presente absoluto. Lo que llamamos presente está sujeto al marco de
referencia. No puede existir un futuro absoluto si la relatividad especial es
correcta 21 .
Al tener acceso a un futuro inamovible, no es casual que Trelawney
acierte en su primera profecía, a pesar de ser improbable. Su cumplimiento
está asegurado, aunque muchos de los hechos previos que requiere parezcan
improbables. Incluso podríamos concluir que no es solo el futuro lo que es
inamovible. En el camino de un evento predicho hay muchos otros eventos
improbables. Hay muchos eventos aleatorios que podrían no haber salido
según lo previsto e impedir que la profecía se cumpliese.
Harry y sus amigos derrotan a Voldemort y sus seguidores, contra todo
pronóstico, en parte por pura suerte, cumpliendo así una profecía. Cuesta
entenderlo sin que haya una fuerte conexión entre la profecía y el futuro real.
Parece casual que Harry y sus amigos hayan pasado un tiempo en el baño de
Myrtle la Llorona preparando la poción multijugos que les ayudó a localizar
la Cámara de los Secretos. Podrían haber intentado algo diferente para
averiguar qué sabía Draco Malfoy o podrían haber preparado la poción en
otro sitio. La elección de ese baño permite a Harry acceder a la Cámara,
salvarle la vida a Ginny Weasley, destruir un horrocrux, hacer que la Espada
de Gryffindor sea capaz de destruir otros, dejar allí el colmillo de basilisco
para destruir el de la copa y avisar a Dumbledore de que Voldemort debe
haber creado más de un horrocrux. Todo esto depende en buena medida del
lugar elegido para preparar la poción.
Hay muchos más eventos que podrían haber transcurrido de otro modo y
que son cruciales en el desenlace final. La suerte que le da a Harry el Felix
Felicis le proporciona mucho más de lo que cree, incluyendo hechos
desafortunados como la muerte de Dumbledore, pero también acceder al
recuerdo de Horace Slughorn en el que Voldemort pretendía dividir su alma
en siete partes para crear seis horrocruxes. Harry tenía esa poción porque
había conseguido el antiguo libro de pociones de Snape y el único motivo de
que eso ocurriese es que Dumbledore no le dijo a Harry que podía asistir a
clases de Pociones, circunstancia que dependía del regreso de Slughorn a las
aulas.
En la segunda mitad de Harry Potter y las reliquias de la muerte, Harry y
sus amigos son capturados por el grupo que tenía a Griphook. Llegaron a la
Mansión Malfoy durante la ausencia de Voldemort, después de que la réplica
de la Espada de Gryffindor fuera guardada junto a un horrocrux en una
ubicación que desconocían. Snape les había dejado la espada auténtica para
que Bellatrix Lestrange la viera y perdiese los nervios, lo que llevó a Harry a
sospechar que en el lugar donde se escondía la espada falsa podía haber
también un horrocrux.
Harry llega a La Casa de los Gritos justo cuando Voldemort está a punto
de matar a Snape, lo que permite a Snape transmitir el último mensaje de
Dumbledore a Harry. Todos estos hechos dependen de la suerte. Cabría
preguntarse si hay alguna fuerza que prepare el terreno para que la profecía se
cumpla. El hecho de que sean tantas las casualidades que han de darse para
que se cumpla la profecía hace pensar en algún tipo de intervención divina.
Esto supondría un destino más sólido que un simple futuro inamovible,
porque incluye los actos deliberados de un ser inteligente. Por ejemplo,
muchos cristianos han interpretado los libros de Potter como un fiel reflejo de
la divina providencia, en la que Dios tiene un plan para el universo. Esto
podría significar que Dios tiene predeterminadas todas nuestras acciones por
medio de eventos previos que las provocan. Pero también podrían estar
describiendo el libertarismo, siempre y cuando Dios supiera lo que haría la
gente en todas las circunstancias posibles y, por consiguiente, supiese sin
dudar qué decisiones tomarían en plena libertad.
Estas afortunadas circunstancias parecen demasiado fáciles de no haber
alguien que condujera los hechos hacia un resultado concreto. Puede que esta
idea no se ajuste a lo que Rowling pretendía decir cuando negó el destino, ni
con lo que dice Dumbledore cuando insiste en que Harry o Voldemort
podrían haber hecho lo contrario a lo previsto por la profecía. Es complicado
saber qué quería decir Rowling (y en particular con las palabras de
Dumbledore), pero la historia tiene más sentido si existe una explicación más
profunda y providencial de todos estos hechos afortunados. Y, si no es así,
¡vaya suerte tienen Harry y sus amigos! 22

1. Harry Potter y el prisionero de Azkaban.


2. Harry Potter y el prisionero de Azkaban.
3. Harry Potter y la Orden del Fénix.
4.On Interpretation, reimpreso en Aristotle: Introductory Readings. Editado por Terence Irwin y Gail
Fine (Indianapolis: Hackett, 1996) (traducido del original).
5. Harry Potter y el prisionero de Azkaban.
6. Harry Potter y la Orden del Fénix.
7. Harry Potter y el misterio del príncipe.
8. Ibídem
9. Harry Potter y el misterio del príncipe.

10 . Ibídem
11 . Harry Potter y la Orden del Fénix.
12 . Sobre el destino, de Alejandro de Afrodisias.
13 . Harry Potter y la Orden del Fénix.
14 . Harry Potter y la Orden del Fénix.

15 . Volkskrant, noviembre de 2007. La entrevista está en holandés, pero puedes encontrar una
traducción al inglés en the-leaky-cauldron.org/2007/11/19/new-interview-with-j-k-rowling-for-release-
of-dutch-edition-of-deathly-hallows/ (o bien tinyurl.com/ypazb4). Lo que comentamos aquí se basa en
esa traducción al inglés.
16 .Puedes encontrar una excelente defensa de la compatibilidad entre la precognición y el libre
albedrío en el capítulo de Gregory Bassham de Harry Potter and Philosophy: If Aristotle Ran
Hogwarts, editado por David Baggett y Shawn E. Klein en 2004.
17 . Harry Potter y el prisionero de Azkaban.
18 . Harry Potter y el prisionero de Azkaban.
19 . Ibídem
20 .
Puedes encontrar una análisis más profundo de los viajes en el tiempo en el mundo de Potter en el
capítulo de Michael Silberstein de Harry Potter and Philosophy.
21 .
Este argumento se trata mucho más a fondo en Four-Dimensionalism: An Ontology of Persistence
and Time (Nueva York: Oxford University Press, 2002), donde también se analizan a fondo otras
complicaciones que surgen al negar la visión inamovible del tiempo.
22 .Gracias a Winky Chin, Jonathan Ichikawa, Peter Kirk, Ben Murphy, Tim O’Keefe, Samantha
Pierce, Rey Reynoso y Brandon Watson por sus comentarios en distintas fases del desarrollo de este
capítulo.
PARTE II

LA MAGIA MÁS PODEROSA DE TODAS


4

Escoger el amor
La redención de Severus Snape

Catherine Jack Deavel y David Paul Deavel

Aunque a Harry «le producía un tremendo placer culpar a Snape» por la


muerte de Sirius Black, lo que aliviaba su propio sentimiento de culpa, no
logra hacer que el profesor Dumbledore piense lo mismo 1 . De hecho, a
Dumbledore le parece que Severus Snape es de total confianza, a pesar de las
apariencias. Habrá quien piense que las sospechas de Harry se deben a su
inmadurez emocional, pero, aparte de Dumbledore, ningún miembro de la
Orden del Fénix confía del todo en Snape.
Después de que Snape mate a Dumbledore, la profesora McGonagall
murmura: «Todos nos preguntábamos... Pero él [Dumbledore] confiaba... En
todo momento confió...» 2 . Más adelante continúa: «Sí, siempre insinuó que
tenía un motivo irrefutable para confiar en él... Dumbledore me aseguró de
manera muy explícita que el arrepentimiento de Snape era sincero» 3 . Con
tantas vidas en juego, ¿cómo podía Dumbledore estar tan seguro de que
Snape era fiel y digno de confianza? 4
En una palabra, la respuesta era el amor. No el amor de Dumbledore por
Snape, ni el de Snape por Harry, sino el de Snape por Lily Potter, la madre de
Harry. Aunque este amor no es recíproco, Snape nunca deja de quererla y ese
amor acaba llevándole a su redención, aunque de un modo enrevesado.
Puede que los lectores mejor informados sean más benevolentes con toda
esta retórica sobre el amor y la redención, y la atribuyan al sentimentalismo
de J. K. Rowling. Después de todo, ¿por qué pensar que ese amor es un buen
motivo para confiar en Snape? Está claro que Snape desaprueba, e incluso
odia, a Harry, Sirius y otros. ¿No debería estar Dumbledore preocupado de
que esta malicia se imponga sobre el amor? Es más, ¿por qué piensa que
Snape se ha redimido? ¿No basta con su odio para demostrar que no es así?
Cabría pensar que, de haberse redimido, estos sentimientos habrían
desaparecido. El amor y su poder transformador son algo recurrente en la
literatura, pero estos conceptos ¿no dejan de ser, en esencia, algo pasado de
moda, pintoresco y simplista? ¿Qué diría un filósofo sobre algo así? Pues
parece que los filósofos tienen mucho que decir sobre el amor. Han analizado
la naturaleza del amor, sus variedades e incluso el modo en que el amor nos
puede cegar y conducirnos a errores de juicio. La saga de Potter, y Snape en
particular, nos ofrecen una posibilidad de analizar también estos asuntos.

Snape y ese algo maravilloso

Desde Platón (428-348 A.C.) a C. S. Lewis (1898-1963), el amor ha sido


un tema recurrente y destacado entre los grandes pensadores. Con
independencia de su origen o significado definitivo, ese algo maravilloso
llamado amor ha servido de inspiración a poetas y dramaturgos, a novelistas
y ensayistas, a filósofos y teólogos. El protagonismo del amor como tema en
los libros de Potter no pasa desapercibido. El amor de Lily salva y protege a
Harry. El amor de Harry derrota al profesor Quirrell e impide a Lord
Voldemort poseer el alma de Harry. Y el gran punto débil de Voldemort,
según nos cuenta Dumbledore, es que nunca entendió que el amor es la magia
más poderosa de todas.
En su rechazo a rebajar el amor a algo retórico o sentimental, Rowling se
reúne de cierta élite filosófica. Los filósofos griegos distinguían entre tres
tipos de amor: eros, philia y agape. Eros, o amor erótico, es el tipo de amor
que se encuentra en las relaciones románticas. El Sr. y la Sra. Weasley, Ron
Weasley y Hermione Granger, y Harry y Ginny Weasley son buenos
ejemplos de este amor. En la filosofía occidental, el análisis más famoso del
amor erótico se encuentra en El banquete de Platón, donde este busca mostrar
cómo se pueden ir refinando los deseos físicos hasta elevar el alma hasta lo
bello y lo divino. Philia es el amor entre amigos. No debemos olvidar que la
amistad es en sí un tipo de amor. Visto así, la observación de Dumbledore de
que Voldemort nunca tuvo amigos ni quiso tenerlos adquiere un tinte triste y
conmovedor. De hecho, los antiguos griegos y romanos consideraban la
amistad como algo superior al amor romántico 5 . El tercer tipo de amor,
agape, es universal, reflexivo, e incondicional. Cuando los autores de gospel
nos dicen que «Dios es amor», están pensando en agape 5 .
Las explicaciones del amor de la filosofía tradicional nos ayudan a
entender el complicado personaje de Snape, porque dejan claro que el amor
no es ante todo un sentimiento, sino una elección, un acto voluntario. Lo
ideal es que nuestras emociones estén en armonía con lo que entendemos que
es el bien, pero podemos actuar en nombre del bien incluso cuando nuestras
emociones se rebelan. El hecho de que Snape tenga emociones encontradas
no demuestra que el amor no le haya transformado. Más bien al contrario, la
capacidad de Snape para actuar en nombre del amor a terceros, a pesar de su
indiferencia emocional o incuso la aversión hacia ellos, dice mucho de la
fuerza de su amor por Lily.

Los niños abandonados

Snape es un personaje fascinante, debido en parte a que tiene unos


orígenes similares a los de Voldemort y Harry. Al igual que Harry y
Voldemort, Snape es de linaje mestizo, lo que levanta sospechas y desprecios
en parte de tanto el mundo muggle como el mundo mágico. Desesperado por
vincularse con la familia de su madre, los Prince (Príncipes), y restar
importancia a sus antepasados muggles, se hace llamar a sí mismo «el
príncipe mestizo». Al haber crecido junto a unos padres que discutían
siempre, Snape encuentra lo que le parece su primer hogar en Hogwarts (de
nuevo, como Harry y Voldemort), donde utiliza sus poderes mágicos y crea
alianzas en el mundo de la brujería. Como comenta Harry sobre Voldemort,
Snape y él mismo, «los niños abandonados habían encontrado un hogar en
aquel colegio [Hogwarts]» 6 . Los tres también iban encaminados hacia
Slytherin, siendo Harry el único que no acabó allí.
Es evidente que Harry y Voldemort tomaron caminos muy diferentes.
Voldemort antepuso el poder al amor, el egoísmo al altruismo, la conquista a
la vulnerabilidad de la amistad y las relaciones sinceras de cualquier tipo. En
un claro contraste, Harry abrió su corazón a los amigos y estuvo dispuesto a
sacrificarse por los que amaba. En vez de desarrollar una mentalidad
retorcida como la de Voldemort, Harry permitió a sus amigos hacer de él una
mejor persona, íntegra y completa.
Han corrido ríos de tinta sobre los patrones del bien y el mal que
representan Harry y Voldemort, pero ¿qué hay de este tercer niño
abandonado, ese complejo amalgama de luz y oscuridad, el agente doble y
asesino de Dumbledore, el protector y adversario de Harry? ¿Qué es lo que
mueve a Snape?

Snape el oclumante

Snape es un personaje complejo, no solo porque es un agente doble, sino


porque su lealtad ha estado en realidad dividida en el pasado, y sus razones y
emociones siguen estando divididas. Al principio, Snape era un mortífago;
después de su arrepentimiento, Dumbledore le pide que represente el
peligroso rol de informador cuando el Señor Oscuro regrese. Para ello, Snape
debe ganarse la confianza de Voldemort. No debe traicionar ni su lealtad a
Dumbledore ni su compromiso de proteger a los enemigos de Voldemort y a
Harry en especial. Su cólera y, a veces, su odio hacia Harry (entre otros) son
reales, pero solo en igual medida que su valor y su riesgo al enfrentarse a
Voldemort.
Snape no decide proteger a Harry y el resto de los enemigos de Voldemort
debido al gran afecto que siente por él; no siente por él el mismo concepto de
«amor», en ocasiones superficial o más ligero, que se siente por un amigo al
que abrazas. Por el contrario, decide comportarse a propósito en su favor, a
pesar de su fuerte aversión por muchos de ellos. El amor, entendido como
desear el bien de los demás, no solo lo podemos encontrar en las
descripciones de Rowling, sino también en autores que escriben sobre el
amor, desde Aristóteles hasta M. Scott Peck pasando por Santo Tomás de
Aquino, a pesar de la distancia cultural y temporal que los separa. Les une un
concepto del amor expresado como el deseo del propio bien de los demás 7 .
Una y otra vez, en los libros de Potter, la decisión entre la opción de
promover nuestro propio bien a costa de los demás o sacrificarlo por el bien
ajeno está muy clara. El amor requiere un sacrificio propio, vincula la
felicidad propia al bien del otro, nos hace vulnerables ante la pérdida y el
dolor y refuerza nuestro compromiso con el bien.
Estos pensadores también hacen hincapié en que los sentimientos intensos
se vuelven moralmente buenos o malos cuando influyen en nuestra razón y
nuestra voluntad, es decir, cuando los sentimientos afectan tanto a nuestra
comprensión de lo que es bueno o malo como a nuestro comportamiento. En
el caso particular de Snape, el amor se encuentra sobre todo en las acciones.
El amor cambia el curso de sus creencias, alianzas y acciones; se arrepiente
por amor y encuentra la redención cuando decide actuar por amor 8 . En
resumen, que es el amor por Lily el principal motivo que hay tras los actos
que conducen a su redención.
Una vez que Dumbledore se da cuenta de que Voldemort y Harry pueden
compartir entre sí sus pensamientos y emociones, le pide a Snape que le
enseñe Oclumancia a Harry, una rama de la magia que «impide que las
intrusiones y las influencias mágicas penetren en la mente» 9 . A Voldemort se
le da bastante bien acceder a los pensamientos y recuerdos de los demás, por
lo que es casi imposible ocultarle una mentira. «Solo los que dominan la
Oclumancia», dice Snape, «saben bloquear los sentimientos y los recuerdos
que delatarían su mentira, y de ese modo pueden decir falsedades en su
presencia sin que él las detecte» 10 .
Como agente doble de Dumbledore, Snape consigue lo que algunos solo
logran una vez: mentir con éxito a Voldemort en su cara. Su éxito no solo se
debe a su inteligencia y su astucia, al revelar información suficiente para
parecer un informador valioso pero sin desvelar los detalles más importantes.
También se debe a su gran destreza como mago.
La habilidad de Snape con la Oclumancia pone de manifiesto los puntos
fuertes y débiles de su personaje. Un auténtico oclumante se vacía de
emociones personales, algo que Harry no sabe hacer. Snape replica: «¡Los
imbéciles que demuestran con orgullo sus sentimientos, que no saben
controlar sus emociones o que se regodean con tristes recuerdos y se dejan
provocar con demasiada facilidad, los débiles, en una palabra, lo tienen muy
difícil frente a sus poderes [los de Voldemort]!» 11 . Snape no sobrevive por
renunciar a su amor por Lily del modo en que Voldemort había renunciado al
amor y la amistad, sino por ocultar su amor ante Voldemort. Aunque su
capacidad de ocultar sus recuerdos y emociones es esencial en su papel de
agente doble, también le aísla de la amistad. Los capítulos finales de Harry
Potter y las reliquias de la muerte revelan la profundidad del sacrificio y el
valor de Snape. Cuando yace moribundo por la mordedura de Nagini, Snape
le transmite a Harry un aluvión de recuerdos, entre los que se encuentran el
amor de Snape por Lily y que él ha protegido en secreto a los enemigos de
Voldemort. Snape conserva su Oclumancia. No se le pueden arrebatar sus
recuerdos; él debe ofrecerlos con plena libertad. Solo al morir permite a
Harry acceder a sus pensamientos y sentimientos, revelando así que Harry es
un horrocrux y mostrándole lo que hay que hacer para derrotar a Voldemort.

La decisión de Snape

Snape ama a Lily Evans desde su infancia, aunque al principio de un


modo egoísta. La mira con «avidez», mientras sueña con Hogwarts como un
medio de escapar de su familia y ser aceptado en el mundo mágico, a pesar
de su ascendencia mestiza 12 . Pero en Hogwarts sigue siendo un extraño
incómodo que lucha contra James Potter, a quien todo resulta fácil, en
especial la magia y el Quidditch. Y lo que es peor: Snape sabe que James
también está enamorado de Lily.
El amor de Snape por Lily comienza a redimirle, aunque al principio con
lentitud. Cuando Lily era una niña, le preguntó a Snape si tenía importancia
haber nacido muggle, a lo que tras dudar respondió que no. Cuando Lily es
una adolescente y ya ha refutado la falsa creencia anterior de Snape en la
superioridad de la sangre limpia de los magos, defiende a Snape contra James
y sus amigos, pero lo único que consigue es que el mortificado Snape la
llame «sangre sucia». Se disculpa, pero Lily se niega a defenderle más. Rota
la amistad, Snape elige la magia oscura y a los mortífagos. Sin embargo, más
adelante, recordará esta dura lección y, como director, reprenderá al retrato de
Phineas Nigellus por llamar «sangre sucia» a Hermione Granger.
Después de informar con obediencia a Voldemort sobre la profecía que
escuchó sobre el niño que desafió al Señor Oscuro, Snape le ruega a
Dumbledore que proteja a Lily. Dumbledore le pregunta: «¿No podrías
pedirle clemencia para la madre, a cambio del hijo?». Snape le asegura a
Dumbledore que lo ha intentado, a lo que Dumbledore responde: «Me das
asco... Así pues, ¿no te importa que mueran el marido y el niño? ¿Da igual
que ellos mueran, siempre que tú consigas lo que quieres?» 13 . El amor de
Snape aún no es puro; no ama a Lily como lo que Aristóteles llama «un
segundo yo» 14 ; más bien desea el bien de Lily en lo que a él le afecta. Si
hubiera deseado el bien de Lily en sí mismo, también querría proteger lo que
es más valioso para ella. Snape cede, prometiéndole a Dumbledore lo que
fuese a cambio de proteger a la familia. Tras el asesinato de Lily,
Dumbledore le pide a Snape que proteja al hijo de Lily, apelando al amor que
sintió por ella.
El amor romántico que Snape siente por Lily está salpicado de egoísmo al
principio, pero se va haciendo más profundo conforme acepta el rol que le
propone Dumbledore. Platón reflexiona sobre una profundización similar en
el amor en El banquete, donde hay varios personajes que intentan describir y
alabar el amor. En dicha obra, el maestro de Sócrates, Diotima, afirma que
«el amor consiste en querer poseer siempre lo bueno» 15 . Esta «posesión» del
bien no es la satisfacción de un deseo egoísta en un eros superficial, que
valora a la persona amada en función de lo que esta proporciona, sino una
relación con la persona amada que le acerca a esta como a un algo
independiente. Alguien que ama busca «la producción de la belleza», ya sea
por medio de los hijos, o por medio de las ideas y la virtud 16 . El amor tiende
a lo eterno al extender el amor de los padres a sus hijos, o creando virtud y
amor a partir de lo extraordinario de la persona amada. Rowling da ejemplos
de ambos casos. James y Lily se sacrifican por amor, el uno por el otro y por
Harry. El amor romántico que Snape siente por Lily, aunque no es
correspondido, poco a poco «produce» virtud en Snape. El egoísmo inicial
acaba por desvanecerse después de que Snape se comprometa a luchar contra
Voldemort.
Al reflexionar sobre la sofisticación del amor romántico en el contexto de
la tradición cristiana, el papa Benedicto XVI comenta que «el amor tiende a
la eternidad. Ciertamente, el amor es éxtasis, pero no en el sentido de arrebato
momentáneo, sino como camino permanente, como un salir del yo cerrado en
sí mismo hacia su liberación en la entrega de sí» 17 . El amor de Snape por
Lily le empuja más allá del deseo egoísta y le transforma. El permanente
amor de Snape por Lily, incluso después de su muerte, le empuja a realizar
acciones que poco a poco hacen que su amor se parezca al de ella, volcado
hacia el bien de los demás y capaz del sacrificio propio. Su amor por Lily le
acaba situando, como James y Lily, entre Voldemort y Harry.

Un trabajo en curso

La decisión de Snape de luchar contra Voldemort y proteger a Harry es


firme, pero su personaje no cambia de inmediato. Aquí podemos observar el
daño del vicio y la labor de la virtud: ambos son hábitos que se desarrollan
con el tiempo. Cambiar nuestros sentimientos y nuestro comportamiento
exige atención y esfuerzo. Al tener que mantener Dumbledore su rol en
secreto, Snape continúa enfrentándose a sus alumnos, ve en Harry toda la
arrogancia de James y se deleita cuando Harry comete un error y es
castigado 18 . El parecido físico de Harry con James impide a Snape ver los
rasgos de personalidad que Harry comparte con su madre. Las pautas de
conducta y las emociones de Snape siguen bloqueando su amistad, pero al
menos sus acciones le unen a la causa de los que combaten a Voldemort.
Snape también sigue compartiendo, en parte, la falsa creencia de
Voldemort de que aquellos que se mueven por amor son débiles. Snape le
suelta este insulto a Harry durante las sesiones de Oclumancia: Harry es débil
porque no puede proteger sus pensamientos y sentimientos de amor. Del
mismo modo, cuando Snape descubre que el patronus de Nymphadora Tonks
ha cambiado, se burla: «Creo que te iba mejor el viejo... El nuevo parece un
poco enclenque» 19 . Los patronus pueden verse alterados a veces, «cuando
uno sufre una fuerte conmoción... un trauma...» 20 . Tonks se ha enamorado de
Remus Lupin (un hombre lobo) y ahora su patronus es un lobo. No parece
que sea el lobo en sí lo que parece «un poco enclenque», lo que ocurre es que
el cambio es una evidencia de su amor o, en cualquier caso, de que el amor la
ha transformado. Y ese amor es lo que Snape ve débil, en especial al tratarse
de Lupin, a quien desprecia. Pero el propio patronus de Snape, una cierva,
dice mucho sobre su afirmación. El amor de Snape por Lily ha alterado su
patronus para que coincida con el de ella. Su mejor defensa contra las
amenazas mágicas es ahora un emblema de su amada y de cómo el amor le ha
transformado, a pesar de la capacidad de Snape de aislar sus emociones y
recuerdos.
El patronus de Snape refleja el concepto de Aristóteles de la persona
amada como segundo yo; es tanto una extensión mágica de él mismo como
una manifestación de su amor por Lily. Del mismo modo, Harry está
protegido por el amor de sus padres: su patronus es el ciervo de James, y el
amor del autosacrificio de Lily se vuelve parte de su cuerpo, protegiéndole de
Voldemort. Por el contrario, Voldemort se protege a sí mismo creando
horrocruxes. En el amor confiamos, en cierto modo, parte de nuestra alma a
otros: los amigos comparten nuestras penas y alegrías y buscan nuestro bien,
incluso cuando hace falta cierto sacrificio.
La amistad refuerza la integridad del alma: los amigos se vuelven mejores
personas al buscar el bien de los demás y crear virtud. En resumen, amar nos
hace ser unos seres humanos más completos. Pero Voldemort confía su alma
a los objetos, que no pueden compartir sus penas y alegrías, ni exigen nada de
él. Con los horrocruxes, Voldemort tiene ocho «yos», pero cada división le
hace menos humano.
Snape puede comportarse con valentía, pero eso no se debe a haber
purgado por completo sus creencias y emociones anteriores, sino a que
decide actuar en base al amor, entendido como hacer lo mejor por el prójimo.
En este aspecto, el valor de Harry y el de Snape son similares, porque en
ambos casos necesitan renunciar por voluntad propia a lo que quieren y optar
de manera consciente por el sacrificio personal. Harry muestra que el amor
vence a la muerte al decidir sacrificarse a sí mismo, una elección de la que es
consciente. No es una simple reacción, por virtuosa que pudiera ser. Harry
entiende lo fácil que habría sido elegir la muerte en un arrebato,
interponiéndose al frente de una maldición, como hicieron sus padres 21 . Del
mismo modo, el sacrificio definitivo de Snape no es un simple acto aislado 22 .
Ha decidido vivir durante años en el peligroso equilibrio de proteger a Harry
haciéndose pasar por mortífago. Esta tarea es más difícil aún (y, sin duda, un
acto de voluntad) porque los actos de Snape los impulsa el amor por Lily, no
por Harry. Si busca el bien de Harry es por su madre, pero le protege del
mismo modo.
Por último, el amor es la clave de la redención de Snape, porque le
permite sentir arrepentimiento, una emoción que comparte con Harry pero no
con Voldemort. El mal comportamiento daña el alma, pero el arrepentimiento
puede iniciar el proceso de cura y hacerla más completa. El arrepentimiento
de Snape no borra en sí los años de resentimiento; la diferencia es que no
permite que sean la ira y el odio los que decidan su comportamiento. A pesar
de estos sentimientos, puede elegir el bien. Estas acciones son una evidencia
tanto de su amor por Lily como de la esencia de su redención. El amor y el
arrepentimiento de Snape no se manifiestan en su estado emocional, sino en
sus continuos actos voluntarios en busca del bien ajeno.
Harry muestra arrepentimiento al perdonar a Snape, lo que a su vez le
purifica. A lo largo de la saga, Snape y Harry libran una batalla privada,
marcada por sospechas ocultas y una innegable aversión. Tras la muerte de
Sirius, Harry culpa a Snape por incitar a Sirius a precipitarse a luchar en el
Ministerio: «La actitud de Snape hacia Sirius lo había colocado para siempre
más allá de la posibilidad del perdón» 23 . Sin embargo, en las escenas finales
de Harry Potter y las reliquias de la muerte, vemos que Harry ha perdonado
a Snape. Años después, Harry le dice a su hijo del medio: «Albus Severus...
te pusimos los nombres de dos directores de Hogwarts. Uno de ellos era de
Slytherin, y puede que fuera el hombre más valiente que jamás he
conocido» 24 . Harry y Ginny dan a sus hijos los nombres de las personas que
lucharon contra Voldemort y decidieron sacrificar su propio bien por el de los
demás: James, Lily, Dumbledore y Snape.
El amor no se transforma de una manera fácil o inmediata. Pero lo que
vemos en Severus Snape es que el amor puede transformar una vida de
manera radical. Snape no consigue a la chica, pero su amor profundo por ella
cambia sus creencias y su comportamiento. Este amor motiva a Snape a
perseverar en su peligroso y solitario papel de agente doble. A través del
amor, Snape es capaz de sacrificarse a sí mismo, como Lily (y Harry).

1. Harry Potter y la Orden del Fénix.


2. Harry Potter y el misterio del príncipe.
3. Harry Potter y el misterio del príncipe.
4.También es bastante probable que Dumbledore obtuviese la prueba de su motivo «irrefutable»
mediante el uso de la Legeremancia (quizá con el consentimiento de Snape).
5. Aristóteles, por ejemplo, dedica casi una quinta parte de Ética nicomáquea, su gran obra sobre la
felicidad y la plenitud humana, al tema de la amistad.
6. Harry Potter y las reliquias de la muerte.
7. Aristóteles afirma: «aquellos que desean el bien de sus amigos por el bien de los amigos que son más
amigos de verdad, porque cada uno ama al otro por lo que es, y no por ninguna cualidad accidental»
(Ética nicomáquea). Tomás de Aquino cita explícitamente a Aristóteles cuando afirma «amar es desear
el bien a alguien» (Suma Teológica, I-II, 26, art. 4). En una línea similar, M. Scott Peck define el amor
como «la voluntad de extender los límites del propio yo, con el fin de impulsar el desarrollo espiritual
propio o ajeno» (The Road Less Traveled: A New Psychology of Love, Traditional Values and Spiritual
Growth. New York: Simon & Schuster, 1978).
8. Por supuesto, no todas las acciones de Snape son buenas, ya las miremos desde dentro o desde fuera.
Desde un punto de vista experto, que Snape asesinara a Dumbledore no es bueno, pero, dentro de la
lógica de los libros, parece mostrarse como bueno, al menos en algún sentido, o permisible como
mínimo. Es más, está claro que la continua hostilidad de Snape hacia Sirius no es buena, ni lo es su
acoso a los estudiantes. Pero la cuestión no es si Snape se vuelve perfecto gracias al amor, sino que, en
general, Snape acaba actuando en pos del bien de los demás.
9. Harry Potter y la Orden del Fénix.
10 . Ibídem.
11 . Harry Potter y la Orden del Fénix.
12 . Harry Potter y las reliquias de la muerte.
13 . Harry Potter y las reliquias de la muerte.
14 . Ética nicomáquea, de Aristóteles.
15 . El banquete, de Platón. Obras completas. Edición de Patricio de Azcárate, tomo 5.
16 . El banquete, de Platón. Los puntos generales sobre la naturaleza del amor citados anteriormente
encajan bien con el retrato del amor de los libros de Potter. El amor maternal de Lily Potter es la
principal muestra de amor en la saga. Es de destacar también que el duelo de Molly Weasley con
Bellatrix Lestrange, en el que combate expresamente para proteger a sus hijos (y los hijos de otros), se
antepone a todo lo demás en la batalla final, con la única excepción del duelo entre Harry y Voldemort.
17 .Deus Caritas Est, párrafo 6. Benedicto continúa su análisis cristiano del amor, afirmando que esta
entrega de uno mismo proporciona «el reencuentro consigo mismo, más aún, hacia el descubrimiento
de Dios: 'El que pretenda guardarse su vida, la perderá; y el que la pierda, la recobrará'(Lc 17, 33)». El
sacrificio que hace Harry de su vida al final de Harry Potter y las reliquias de la muerte parece basarse
en este mismo principio.
18 .
Dumbledore accede resignado: «Nunca revelaré lo mejor de ti». Harry Potter y las reliquias de la
muerte.

19 . Harry Potter y el misterio del príncipe.


20 . Ibídem.
21 .Es difícil pasar por alto las alusiones al cristianismo, en especial las de Harry Potter y las reliquias
de la muerte. Entre ellas, el héroe que vence a la muerte sacrificando su vida para salvar a los demás,
los versos de la Biblia en las lápidas del Valle de Godric, la confirmación de las almas inmortales y la
elección de la estación de King’s Cross como límite entre dos mundos.
22 .
A pesar de mantener su rol en secreto, Snape monta en cólera cuando Harry le acusa de cobarde,
probablemente a causa del objetivo y el constante riesgo de su misión.
23 . Harry Potter y el misterio del príncipe.
24 . Harry Potter y las reliquias de la muerte.
5

Poción de amor n.º 9 ¾


Gregory Bassham

En el mundo de los muggles, la gente gasta grandes sumas de dinero en


perfumes, sprays corporales, cosméticos, joyas, feromonas, cirugía estética,
ropas ajustadas, gimnasios, rayos UVA, dietas, y otros medios de aumentar el
atractivo físico de cara a un posible romance.
En el mundo de la magia encontramos medios bastante más poderosos y
fiables: las pociones mágicas de amor. Pero el uso de dichas pociones plantea
obvias cuestiones éticas, en especial el uso no consensuado de las mismas,
como ocurre en dos capítulos clave de la saga de Potter. Entonces, ¿qué
podemos aprender de estas pociones sobre el amor, el deseo y el trato ético a
los demás? En particular, ¿qué podemos aprender de Merope Gaunt, que
utiliza una poción de amor para hacer caer en la trampa a Tom Ryddle Sr. (el
padre de Voldemort) y de su decisión final de dejar de utilizar la poción, con
el coste que ello conlleva para ella y su hijo no nato?

Productos rosa chillón

Además de suponer un fascinante experimento mental, las pociones de


amor son también una parte importante de la trama de Harry Potter.
En Harry Potter y la cámara secreta, el profesor Lockhart anima de
broma a los estudiantes a preguntarle al profesor Snape cómo improvisar una
poción de amor y, en Harry Potter y el prisionero de Azkaban, la Sra.
Weasley les habla a su hija, Ginny, y a Hermione Granger, sobre una poción
de amor que elaboró cuando era joven. Pero en Harry Potter y el misterio del
príncipe encontramos varias referencias significativas a las pociones de amor.
La primera tiene lugar en el callejón Diagón, en Sortilegios Weasley, la
tienda de Fred y George:
Cerca del escaparate había una selección de productos de color rosa chillón; un grupo de
exaltadas jovencitas reían apiñadas alrededor de ellos. Hermione y Ginny, recelosas, se quedaron
atrás.
«Aquí los tenéis», dijo Fred con orgullo. «El mejor surtido de filtros de amor que pueden
encontrarse en el mercado».
Ginny arqueó una ceja con escepticismo y preguntó: «¿Funcionan?».
«Claro que funcionan, hasta veinticuatro horas seguidas, según el peso del chico en cuestión...».
«...y del atractivo de la chica», terminó George, que acababa de aparecer a su lado 1 .

Por tanto, en el mundo de Harry las pociones de amor son legales, parece
que solo funcionan con los hombres (aunque esto no se llega a afirmar de
manera explícita), su potencia varía dependiendo del peso del chico y el
atractivo de la chica, y su efecto solo dura un tiempo limitado si no se aplica
otra dosis.
La siguiente aparición de las pociones de amor tiene lugar en Hogwarts, al
poco de instalarse el profesor Slughorn en su clase de pociones, donde
Hermione exhibe sus conocimientos:
«Y ahora, esta de aquí... ¿Sí, querida?», dijo Slughorn mirando con cierto descontento a
Hermione, que volvía a tener la mano levantada.
«¡Es amorentia!».
«En efecto. Bien, parece innecesario preguntarlo», dijo Slughorn, impresionado, «pero supongo
que sabes qué efecto produce, ¿verdad?».
«Es el filtro de amor más potente que existe», respondió Hermione.
«¡Exacto! La has reconocido por su característico brillo nacarado, ¿no?».
«Sí, y porque el vapor asciende formando unas inconfundibles espirales», agregó ella con
entusiasmo. «Y se supone que para cada uno tiene un olor diferente, según lo que nos atraiga. Yo
huelo a césped recién cortado y a pergamino nuevo y a...». Pero se sonrojó un poco y no terminó la
frase 2 .

En la siguiente página, Slughorn revela más sobre esta poción de amor:


«Por supuesto, la amorentia no crea amor. Es imposible crear o imitar el amor. Solo produce un
intenso encaprichamiento, una obsesión. Probablemente sea la poción más peligrosa y poderosa de
todas las que hay en esta sala. Sí, ya lo creo», insistió, y asintió con gesto grave hacia Malfoy y
Nott, que sonreían con escepticismo. «Cuando hayáis vivido tanto como yo, no subestimaréis el
poder del amor obsesivo» 3 .
Más adelante, en Harry Potter y el misterio del príncipe, vemos lo
peligrosa y potente que puede ser una poción de amor, cuando Ron se come
sin querer unos calderos de chocolate a los que se ha añadido poción de amor
y se vuelve loco por Romilda Vane. A partir de ese momento, sabemos que
las pociones de amor funcionan casi de inmediato; que pueden provocar
pensamientos obsesivos, una agitación intensa y emociones violentas; que
pueden fortalecerse con el tiempo; y que se pueden contrarrestar con un
simple antídoto.
Entonces, ¿qué tipo de persona utilizaría una poción de amor? En el
fragmento final de Harry Potter y el misterio del príncipe conocemos a una:
la madre de Voldemort.

Pequeño Hangleton

Merope Gaunt, la hija del vagabundo, alberga un secreto, una pasión


ardiente por Tom Ryddle, el hijo del rico hacendado. Son una pareja
improbable, pero Merope es una bruja cuyo poder le permite urdir la forma
de escapar de la vida sin esperanza que ha llevado durante dieciocho años
bajo el yugo de su padre y su hermano. «¿Se te ocurre alguna medida que
Merope pudiese tomar para lograr que Tom Ryddle olvidara a su compañera
muggle y se enamorara de ella?» 4 , le pregunta Albus Dumbledore a Harry,
que sugiere dos posibilidades: la maldición imperius o un filtro de amor.
La maldición imperius es una de las tres «maldiciones imperdonables» en
el mundo mágico, pues roba a las víctimas su voluntad y es, por tanto, un
perfecto ejemplo de cómo se puede pero no se debe utilizar la magia en el
mundo de Harry para manipular y explotar a los demás, en especial a los más
vulnerables. Las pociones de amor no son ilegales en el mundo de Harry,
como hemos visto. Puede que no estén consideradas tan peligrosas como la
maldición imperius, porque no duran tanto, solo producen efectos románticos
(frente a, por ejemplo, intentos de asesinato), y no derivan en un control total
de la persona afectada. Pero es llamativo que Harry vea un efecto en
particular y acierte al reducir la lista de posibles causas a dos, la maldición
imperius o un filtro de amor, recordándonos las serias advertencias de
Slughorn sobre los peligros de estas pociones.
Después de decir esto Harry, Dumbledore continúa:
«Muy bien. Yo me inclino a pensar que utilizó un filtro de amor. Supongo que le parecería más
romántico y no creo que le resultara difícil convencer a Ryddle para que aceptara un vaso de agua
cuando, un día caluroso, él pasó por allí a caballo. Sea como fuere, transcurridos unos meses del
episodio que acabamos de presenciar, hubo un gran escándalo en Pequeño Hangleton. Imagínate los
chismorreos de los vecinos al enterarse de que el hijo del señor del lugar se había fugado con la hija
del pelagatos» 5 .

Dumbledore comparte a continuación algunas conjeturas:


«Verás, unos meses después de la boda de los dos fugitivos, Tom Ryddle se presentó un buen día
en la casa solariega de Pequeño Hangleton sin su esposa. Por el pueblo corrió el rumor de que el
joven aseguraba que Merope lo había seducido y embaucado. Está claro que con eso se refería a que
había estado bajo el influjo de un hechizo del que ya se había librado, pero supongo que no se
atrevió a decirlo con esas palabras por temor a que lo tomaran por tonto» 6 .

Después de que Harry le pregunte por qué dejó de funcionar el filtro de


amor, Dumbledore añade:
«Siempre en el terreno de las conjeturas, supongo que Merope, que estaba enamorada de su
marido, no fue capaz de seguir esclavizándolo mediante magia y decidió dejar de administrarle la
poción. Quizá, obsesionada, creyó que a esas alturas Tom ya se habría enamorado de ella o pensó
que se quedaría a su lado por el bien del bebé. En ambos casos se equivocaba. Él la abandonó y
nunca volvió a verla, ni se molestó en saber qué había sido de su hijo» 7 .

Harry le pregunta de nuevo si es importante saber todo esto del pasado de


Voldemort, a lo que Dumbledore responde: «Muy importante, diría yo», y
«tiene mucho que ver con la profecía». ¿Qué añade esta poción de amor a la
narración y qué relación podría tener con la profecía sobre la derrota de
Voldemort ante Harry? 8

¿Amor verdadero o simple obsesión?

Así pues, la pregunta es: ¿amó Merope Gaunt, la madre de Voldemort, a


Tom Ryddle sénior? Desde luego estaba obsesionada con él, se sentía atraída
por él y estaba dispuesta a hacer un gran esfuerzo para tenerle. ¿Pero le
amaba?
Dumbledore dice que sí, pero otra posible respuesta es que no, y esta es la
explicación: ella no le amaba, o al menos no le quería con toda su alma, en
concreto porque no le importó usar una poción con él. Al fin y al cabo, se
supone que una poción de amor despoja a una persona de su libre albedrío.
Esto es lo que convierte a las píldoras o los filtros de amor en un experimento
mental ideal para llegar a la conclusión de que la libertad auténtica consiste
en algo más que hacer lo que queremos. Hacer lo que queremos puede ser
necesario para la libertad, pero no basta; también debemos tener libertad
para hacer otra cosa. Tom carecía de este tipo de libertad «libertaria».
Algunos filósofos, entre los que está Harry Frankfurt, niegan que sea
necesaria la capacidad de hacer lo contrario para que la libertad sea auténtica.
Esta visión en especial nos gusta a los que piensan que todo lo que hacemos
está determinado por las leyes físicas del universo, o por el plan maestro de
Dios. Suelen aceptar el compatibilismo: la idea de que el libre albedrío
coincide con la determinación de todas nuestras acciones y decisiones. Pero
puede que incluso los compatibilistas nieguen que Tom Ryddle senior amaba
libremente a Merope. ¿Por qué? Porque, incluso aunque Tom estuviese
haciendo lo que quería al amarla, él no habría escogido amarla con la ayuda
de la magia.
¿Cuánto podía haber amado Merope a Tom si al darle la poción le estaba
privando de su libertad? No es que ella le quisiera demasiado; en todo caso,
ella no le amaba lo suficiente. Era egoísta por su parte. Lo que ella quería
estaba en sus propios intereses, no en los de él. Puede que ella haya sentido
afecto o albergado una obsesión insana por él, pero está claro que no sentía el
amor profundo que respeta los intereses reales ni tenía en cuenta las
preferencias de la persona amada.
Además de arrebatarle a Ryddle su libertad, esclavizándole con la poción,
también le robó la oportunidad de mejorar la «relación», término que utilizo
con libertad aquí, en el sentido de que el amor puede ir en un solo sentido
pero las relaciones, por naturaleza, no. Merope no creó una relación que
proporcionara a Riddle un entorno en el que permanecer entregado a pesar de
los altibajos, donde su amor pudiera crecer con el paso del tiempo, para
lograr que este fuera más profundo una vez pasada la atracción física y
desvanecido el entusiasmo inicial, o en el que convertirse en una mejor
persona conforme fuese puliendo las aristas de su personalidad gracias a la
entrega mutua de una relación amorosa real y recíproca. No, ella le sometió a
una magia que forzó su voluntad hasta lograr que se obsesionase por ella.
Después de eso, ella podía haberlo tratado como basura y él habría seguido
disfrutando y aceptando todo lo que viniese de ella, pues así funciona la
poción. No cabe duda de que esta situación da lugar al abuso y que no es lo
que se dice un ejemplo de amor.
Esto nos muestra qué tiene de malo usar una poción de amor incluso sobre
uno mismo para desarrollar sentimientos hacia otra persona, una persona a la
que consideramos que vale la pena amar. Nos inclinamos a pensar que esto
no es tan malo como usarla con otra persona, porque la cuestión del libre
albedrío tiene tintes diferentes. Al decidir tomar la poción, nuestro libre
albedrío permanece intacto. Claro está, esto no es correcto, pero supongamos
que lo damos por bueno. Aun así, está el problema de convertirse en un
determinado tipo de persona. Piensa lo fácil que sería tomarse la poción,
frente a trabajar duro en una relación para mantener el compromiso a pesar de
los contratiempos y crecer como persona a través de las dificultades. Al
eliminar esto de la ecuación, perderíamos unas oportunidades perfectas de
convertirnos en una mejor persona gracias a la relación 9 .

No es como su madre

Logré imaginar una historia así para Merope, y está en la dirección en que
dije que se movería este capítulo. Había llegado a la conclusión de que sería
lógico que un personaje tan rematadamente malo y despreciable como
Voldemort tuviera unos orígenes tan problemáticos. No sería exagerado
pensar que un hombre que nunca ha amado viniera de una unión carente de
amor, generada y sustentada solo a base de magia. Tampoco sería ninguna
sorpresa que un personaje que, desde sus primeros años, ha sentido semejante
atracción por la crueldad y la dominación, tuviera una madre dispuesta a
forzar la voluntad de su compañero y un padre que negara a su hijo de un
modo tan despiadado tras desvanecerse el encantamiento.
Esta visión de Merope y Voldemort parece tener bastante sentido. Hasta
donde puedo ver, la única pega es que es errónea. Sobre todo en lo que
respecta a Merope, el contraste entre ella y Voldemort es mucho más
importante que la comparación. El problema de Voldemort no es ser hijo de
quien es, que en muchas maneras no lo es. No, el problema es que Voldemort
es más como su abuelo Marvolo Gaunt y su antepasado Salazar Slytherin. El
motivo por el que excluyo a Merope de la lista es que ella es el ejemplo de
que, en el mundo de Harry, son las decisiones (y no el talento innato o la
herencia biológica o mágica) las que en gran medida dan forma a los
personajes y sus destinos.
Merope es un personaje que debe provocarnos compasión y no menos
respeto. Lo que hizo para conseguir a Ryddle está mal, muy mal, pero la
gente buena a veces hace cosas malas. No son las malas obras ocasionales las
que nos definen, sino nuestro comportamiento habitual, la personalidad
asentada, el patrón continuo de decisiones los que nos colocan en nuestra
trayectoria vital. Somos lo que hacemos con frecuencia, como dijo
Aristóteles. Su acción estuvo mal, de acuerdo, pero no estoy en absoluto
convencido de que ella fuera muy mala. Al contrario, muestra un carácter
extraordinario, más aún si tenemos en cuenta todos los obstáculos que tuvo
que superar y las tentaciones a las que tuvo que resistirse. Lo que importa,
más que dónde terminase, es la distancia que tuvo que recorrer para llegar
allí.
Lo que importa es el recorrido que tuvo su vida en conjunto y no solo el
camino por el que le podían haber llevado sus peores decisiones.
Por desgracia, el caso de Voldemort es más bien el contrario, pues acabó
siguiendo los mismos pasos que su madre antes de que esta recobrara la
cordura. Mientras que ella acabó por dejar de avanzar hacia el lado oscuro, él
lo abrazó con entusiasmo. Aunque la sangre de Slytherin fluía por las venas
de ambos, sus vidas fueron en opuestas direcciones. Esto explica, como
mínimo, la prioridad de las decisiones en el mundo de Harry.
La crítica se ha quejado a veces sobre la escasez de personajes redimidos
en los libros de Potter, pero Merope es un perfecto ejemplo de personaje cuyo
pasado es tan infeliz como el de cualquiera, cuya capacidad para hacer un mal
uso de la magia es como la de cualquiera, cuya tentación de meterse en las
artes oscuras es tan fuerte como la de cualquiera, pero cuya vida nos muestra
que ni siquiera una persona así tiene la oscuridad por destino. Y si este no era
el caso de ella, tampoco era el de él, puesto que su infancia no fue más infeliz
que la de ella.
Si el destino de él estaba más allá de la redención, fue porque con el
tiempo sus propias decisiones forjaron un carácter mutilado del que no pudo
escapar. El carácter puede ser el destino, pero esto tiene más sentido y es más
justo si el personaje es la culminación de un conjunto de decisiones libres, en
vez de una inevitable consecuencia del ADN o del destino.
Esta posibilidad de una libertad real, de una bondad que pudo ser pero fue
desperdiciada, dota a los libros de Potter de un elemento de tragedia que
suele ser señal de gran literatura.
Consideremos la infeliz vida hogareña de Merope: el abuso físico, verbal
y emocional, su situación de poco más que una esclava doméstica, la falta de
amor y de motivación, demasiada violencia y maldad. Nada de esto justifica
lo que hace con Ryddle, pero (y esto es parte del análisis moral de Rowling)
debe suavizar nuestro juicio crítico de Merope, sobre todo si tenemos en
cuenta que acaba dejando de usar la poción por decisión propia.
Aun a riesgo de perder al amor de su vida, el padre de su hijo aún no
nacido, y puede que la primera etapa de felicidad que ha tenido en su vida, a
riesgo de verse rechazada y destrozada (hasta el punto de casi morir de
desamor), hizo lo correcto, escogió la integridad frente al poder, la realidad
frente a la apariencia, el perdón frente al resentimiento. Y escogió el amor
frente al odio, dejando marchar a Ryddle porque era lo que él quería, a pesar
de que ella seguía queriéndole, o mejor dicho, porque le quería. Y, a pesar de
que Ryddle la dejó, ella le puso su nombre al hijo de ambos, pues así era ella,
lo que nos recuerda a la amable decisión final de Dumbledore respecto a los
muggles, a pesar de la agresión cruel y devastadora que sufrió su hermana.
Voldemort, por el contrario, decidió cobrarse la venganza por el abandono
de sus padres matando tanto a sus padres como a sus abuelos y rechazando su
nombre y ascendencia muggle.
El filósofo contemporáneo William Hasker ofrece un análisis de la
libertad que se ajusta bastante al dilema de Merope:
Todos los tipos de experiencia y relación adquieren un valor especial porque conllevan amor,
confianza y cariño libremente otorgados en libertad. Las pociones de amor que aparecen en muchos
cuentos de hadas (y en la saga de Harry Potter) pueden convertirse en una trampa; el que ha
utilizado la poción descubre que quiere ser amado por ser quien es y no por efecto de la poción, pero
teme la pérdida del ser amado si deja de utilizarla 10 .

Merope se encontró en una encrucijada en su corta e infeliz vida: seguir


usando la magia para seguir manipulando a Ryddle, o parar, con lo que ello
suponía. Merope hizo lo correcto. Dejó de utilizar del todo sus poderes
mágicos después de que la dejara Ryddle, negándose a usarlos aunque fuese
para salvar su propia vida. Podría haber sido el dolor lo que la llevara a
perder sus poderes, pero Dumbledore está seguro de que lo que ocurría es que
ya no quería ser una bruja. Quizá vio las posibilidades de abusar, sobre todo
dentro de sí misma, y se negó a permitírselo por más tiempo. Puede que
hubiera reconocido en su interior que el lado oscuro la llamaba y se diera
cuenta de que el mejor modo de evitarlo era renunciar a la magia, no
sometiendo nunca más a otro al tipo de tiranía al que su familia la había
sometido a ella. Había conocido de primera mano adónde conducía eso y ya
no quería formar parte de ello.
Determinados comportamientos pueden saltar una generación. Con
frecuencia, el hijo de un alcohólico ve la fealdad de la adicción y reacciona
en contra, quizá convirtiéndose en un estricto abstemio, y entonces su hijo
reacciona contra eso y el patrón se repite. Merope reaccionó de ese modo
contra la magia y su abuso y conservó tal capacidad de amar que estaba
dispuesta a sufrir y ser vulnerable. Mostrando lo que Voldemort solo pudo
considerar debilidad, estaba dispuesta a caer presa de lo que consideraba la
peor de las cosas: la muerte. Merope eligió la muerte de su cuerpo, frente a la
muerte de su integridad y el dolor que le suponía dominar a otra persona. Su
amor por Ryddle, como cualquier otro, la había vuelto vulnerable al dolor y
el rechazo, y su aversión a hacer a los demás el daño que le habían hecho a
ella contribuyó a su muerte prematura. Como cabría esperar dado su duros
orígenes, carecía de parte de las buenas cualidades que tenía la madre de
Harry. Pero no obstante, Merope hizo todo lo que pudo para combatir las
fuerzas de un destino implacable y escapar del hábito de la manipulación y la
coerción 11 .
En este sentido, Voldemort es diferente a su madre, quien, a pesar de su
trágica historia, sigue conservando su ternura y su capacidad para amar,
mientras que Voldemort nunca ha querido a nadie ni ha tenido, ni ha querido
tener, un amigo de verdad. Y esto no fue por sus trágicos comienzos ni desde
luego debido a la dudosa moral de su madre, sino porque rechazó el dolor, la
vulnerabilidad y la debilidad que supone preocuparse por los demás tanto
como por uno mismo, entre otras razones. Quería ser intocable y lo logró,
perdiendo toda su humanidad en el proceso.
Recordemos que Voldemort dijo que a él no le preocupaba tanto la
capacidad del joven Voldemort de hablar con las serpientes como sus
evidentes aptitudes para la crueldad, el secretismo y la dominación. A
Voldemort no lo definen sus talentos, sino sus elecciones, y la suma de estas
derivó en un personaje y un destino ligados a la oscuridad 12 . Podría haber
elegido no amar para evitar la dependencia o la debilidad, pero su habitual
negativa a abrir su corazón a los demás le llevó a perder esta capacidad 13 . Lo
que vemos en Voldemort es un ejemplo de cuál es la consecuencia de
decantarse por el mal y el rechazo del amor: un ser que solo siente amor por
sí mismo pero que acaba dañándose de un modo irreparable.
Por desgracia, Voldemort aprende de lo peor que hizo su madre, en vez de
lo mejor. Odia lo que debería haber amado y se entrega con un imprudente
abandono a lo que ella misma rechazó. Es obvio que todo esto solo refuerza
el contraste entre Voldemort y Harry. Un tanto de lo que distingue a Harry de
Voldemort es que Harry, a pesar de su problemático pasado y su infeliz vida,
nunca pierde la capacidad de amar. No endurece su corazón ni empieza a
preocuparse solo de sí mismo. No se distancia de los demás. A diferencia de
Voldemort, sigue siendo el hijo de su madre, de la madre cuyo valor y
sacrificio mantiene a Harry a salvo de lo peor que puede ofrecer
Voldemort 14 . Su amor libera una magia más ancestral y poderosa que la que
cualquier poción puede pretender imitar o que cualquiera que Voldemort
pueda aspirar a derrotar o incluso entender 15 .

1. Harry Potter y el misterio del príncipe.


2. Harry Potter y el misterio del príncipe.
3. Ibídem. Nos preguntamos por qué, en el mundo de Harry, las pociones de amor siguen siendo legales
si son tan peligrosas y dan pie a semejante manipulación. Aunque no se permiten en Hogwarts, es legal
comprarlas, venderlas y usarlas, al parecer incluso por menores de edad. Este es un ejemplo (uno más)
de las cosas permitidas en el mundo mágico que no lo estarían nunca en el nuestro. (Está claro que
también lo podrían decir los magos sobre nuestras armas de fuego, automóviles y armas nucleares).
4. Harry Potter y el misterio del príncipe.
5. Harry Potter y el misterio del príncipe.
6. Ibídem.
7. Ibídem.
8. En Los cuentos de Beedle el Bardo (Salamandra, 2008), las notas de Dumbledore sobre «El corazón
peludo del brujo» incluyen esta referencia a las pociones de amor:
«Trata de una de las mayores y menos reconocidas tentaciones de la magia: la búsqueda de la
invulnerabilidad... Sufrir es tan humano como respirar. Sin embargo, los magos parecemos
especialmente propensos a creer que podemos modelar la existencia a nuestro antojo... El arraigado
comercio de filtros demuestra que nuestro mago de ficción no es el único que pretende controlar el
impredecible curso del amor. La búsqueda de una poción de amor verdadero continúa hoy en día, pero
nadie ha conseguido todavía elaborar semejante elixir, y los fabricantes de pociones más reconocidos
dudan que tal cosa sea posible».
Dumbledore incluso añade esta nota al pie: «Héctor Dagworth-Granger, fundador de la Rimbombante
Sociedad de Amigos de las Pociones, explica: “un experto fabricante de pociones puede generar un
poderoso encantamiento, pero nadie ha conseguido todavía crear el único sentimiento verdaderamente
indestructible, eterno e incondicional que merece ser llamado amor”».
9. Obsérvese la analogía: la gente necesita a veces medicación para tratar una lucha psicológica. Pero
imaginemos un caso en el que un paciente deprimido tiene la oportunidad de medicarse para tratar el
problema, cuando lo que en realidad necesita es determinar qué provoca su ira o su resentimiento. ¿No
sería más tentador para un paciente así tomar una pastilla, en vez de enfrentarse a las causas
subyacentes? Está claro que la pastilla sería más fácil, pero no proporcionaría la solución real que
buscamos. Solo se ocuparía de los síntomas, no de la causa real. Arrancar una mala hierba de raíz puede
ser más difícil que solo rociarla con un spray para librarse de ella por un tiempo, pero a la larga es más
eficiente y duradero.
10 .William Hasker, The Triumph of God over Evil: Theodicy for a World of Suffering (El triunfo de
Dios sobre el Mal: Teodicea para un mundo de sufrimiento, Downers Grove, IL: InterVarsity Press,
2008). Hasker sigue: «En lo que a esto respecta, las personas sin libre albedrío no serían en absoluto
seres humanos; al menos este es el caso si, como parece ser, la capacidad de decidir libremente es una
característica esencial de los seres humanos como tales. En tal caso, decir que el libre albedrío no
debería existir es decir que los humanos no deberían existir. Se podría decir, quizá incluso con motivo,
pero el coste de hacerlo es muy alto» (traducido del original).
11 .Según cuenta Dumbledore, Merope se da por vencida, dejando atrás a su hijo. Con seguridad, habría
sido mejor no abandonarlo e intentar perseverar, aunque fuera por el bien de su hijo. De haberlo hecho,
quizá Voldemort no habría surgido. Aunque esto sea cierto, en el universo de Rowling seguro que no
basta con el abandono de Merope para evitar el ascenso de Voldemort. El seguro habría tenido algo que
decir al respecto y habría escogido un camino diferente, pese a haber perdido a su madre. E incluso
aunque la muerte de Merope fuera un factor a favor, habría sido uno entre muchos. La naturaleza del
abandono de Merope es también una cuestión interesante. Por ejemplo, si se suicidó, entonces la
argumentación que he hecho en este capítulo sobre su redención, por parcial e imperfecta que fuera, no
estaría clara. Pero puede que solo estuviera cansada y perdiese las ganas de vivir. Puede que hiciese
todo lo que pudo. Y, al contrario que Voldemort, que intentó evitar la muerte por todos los medios a su
alcance, la disposición de Merope a aceptarla parece casi virtuosa. No se le puede culpar si hizo todo lo
que estuvo en su mano y cabe recordar que el propio Dumbledore habla de no juzgarla con tanta
dureza.
12 .
Más información sobre este asunto en el capítulo sobre capacidades frente a decisiones de este libro:
«Elecciones frente a habilidades: Conocerse a uno mismo según Dumbledore.»
13 .El filósofo Noël Carroll nos recuerda que una de las funciones de la literatura es ampliar y, por
consiguiente, esclarecer los patrones que dan forma a los asuntos humanos para que podamos distinguir
esta uniformidad cuando se muestren de un modo menos esquemático en la vida real. Más información
en el capítulo de Noël Carroll de Hitchcock and Philosophy: Dial M for Metaphysics, editado por
David Baggett y William Drumin (Chicago: Open Court, 2007).
14 .
En el último libro, Snape se dirige a Harry en términos negativos y acaba diciendo: «Es igual que su
padre», a lo que Dumbledore responde «Físicamente sí, pero de carácter se parece bastante más a su
madre». Harry Potter y las reliquias de la muerte.
15 .Gracias a Mark Foreman, Laura Jones, Noah Levin y en especial a Dave Baggett por sus
reveladores comentarios sobre un borrador anterior.
6

Harry Potter, el feminismo radical y el


poder del amor
Anne Collins Smith

En el mundo de Potter, el amor es una fuerza que no respeta las jerarquías


y vence a los poderosos. Y, además, el amor es más eficaz al combatir el mal
en el mundo de J. K. Rowling cuando no hace ningún intento de competir. El
autosacrificio y la bondad tienen recompensas inesperadas; el amor y la
compasión superan a la avaricia y la ambición, sin pretender derrotarlas. En
otras palabras, en el mundo de Rowling resuenan los valores del feminismo
radical. Puede que suene extraño. Por tanto, para desmitificar esta afirmación,
comenzaremos por comentar las distintas visiones que hay sobre este tema en
Harry Potter, continuaremos por el análisis del feminismo radical y
terminaremos examinando el papel del amor en los libros de Potter.

El debate feminista en el día de hoy

Los lectores no se ponen de acuerdo acerca del feminismo en la saga de


Rowling. Hay dos líneas de interpretación principales: los que consideran que
la serie es sexista y los que la consideran progresista.
Algunas escritoras, como Christine Schoefer, Elizabeth Heilman y Eliza
Dresang, indican que los libros de Potter perpetúan estereotipos de género
tradicionales y refuerzan las interpretaciones negativas de los géneros en las
mentes de los lectores jóvenes 1 . Ximena Gallardo-C. y C. Jason Smith, en su
artículo conjunto «Cinderfella», ofrecen una sorprendente y estimulante
interpretación feminista de los temas y el simbolismo de la saga, pero, ojo,
también afirman que los libros son sexistas, al menos en apariencia 2 .
Otros escritores, por ejemplo, como Edmund Kern, Mimi Gladstein y
Sarah Zettel, aseguran que Rowling proporciona una visión equilibrada de los
sexos que incluye personajes femeninos fuertes y una sociedad mágica
igualitaria 3 . Sostienen que los libros no son sexistas y que, de hecho, los
modelos de género que proporciona son adecuados para los lectores jóvenes.
Aunque estas dos líneas de interpretación por lo general se oponen, no
todo es blanco y negro. Dresang, por ejemplo, plantea un punto de vista con
algunos matices sobre la capacidad de Hermione Granger para la
autodeterminación incluso dentro de una sociedad que Dresang considera
patriarcal. Kern está dispuesto a admitir que los libros están sesgados hacia
los personajes masculinos, a pesar de que cuestiona que algunas de las
acusaciones de sexismo sean justas.
Esta controversia entre las dos líneas de interpretación se centra ante todo
en la representación de los personajes femeninos en la saga. En Harry
Potter’s Girl Trouble, Christine Schoefer opina que en la saga no hay
personajes femeninos que alcancen el nivel de los personajes masculinos:
«Ninguna chica destaca por su heroicidad como Harry, ni hay ninguna con la
experiencia y sabiduría del profesor Dumbledore» 4 . Elizabeth Heilman aduce
que los libros reproducen algunos de los estereotipos culturales más
degradantes, tanto para hombres como para mujeres 5 . Gallardo-C. y Smith
sostienen que los libros de Harry Potter coinciden con los peores estereotipos
de género 6 .
En respuesta, Kern, Zettel y Gladstein ofrecen excusas convincentes si
tenemos en cuenta el contexto. Admiten que hay personajes femeninos que
muestran rasgos negativos que se asocian a los estereotipos femeninos, pero
también comentan, por ejemplo, que la tontería de Lavender y Parvati es un
reflejo de las payasadas juveniles de Dean y Seamus, y que hay un
paralelismo entre el accidente de Hermione con la poción multijugos y el de
Ron con el hechizo vomita-babosas 7 . Zettel señala que «Madame Pince, la
bibliotecaria, reacciona de un modo irracional cuando piensa que un
estudiante ha escrito en un libro. Pero luego es Filch el vigilante quien quiere
que se azote y encadene a los estudiantes por ensuciar» 8 . Gladstein
yuxtapone la «incompetente» de Trelawney con el «farsante» de Gilderoy
Lockhart 9 . Estos autores también aluden a personajes que no estaban
disponibles para los anteriores. Es el caso de villanos como Dolores
Umbridge y Bellatrix Lestrange, que resultan tan temibles y respetables como
cualquiera de los mortífagos masculinos.
La risa tonta es un caso recurrente entre los comentarios sobre los
estereotipos femeninos. Dresang comenta que la descripción generalizada de
las chicas como tontas, superficiales y ligeras de cascos socava el retrato de
Rowling, más igualitario, de las posibilidades de las chicas en una jerarquía
patriarcal 10 .
Heilman sostiene que esta tontería juega en contra del espíritu deportivo
de las chicas que juegan a quidditch: «Incluso como compañeros de equipo,
las chicas exhiben un comportamiento afeminado al reír de forma tonta ante
la posibilidad de jugar con el nuevo y guapo capitán y buscador, Cedric
Diggory... El quidditch no es el único entorno en el que esto ocurre. Los dos
siguientes libros están plagados de referencias a chicas de risa tonta» 11 .
Zettel acepta estas críticas y responde con ingenio:
Los críticos ridiculizan a las chicas de Hogwarts porque se ríen, chillan y hacen un montón de
ruido. Algunas chicas del mundo real también se ríen y chillan. Otras son serias y silenciosas. A
algunas les gustan el rosa y los volantes. Las hay que prefieren el deporte y los vaqueros. En
Hogwarts podemos encontrarlas a todas. «Rechazo la idea de que debemos decirle a las chicas que
el único modo de ser seres humanos correctos es convertirnos en chicos» 12 .

Feminismo radical frente a liberal

Aunque Zettel no se identifica como una feminista radical, su respuesta a


estas críticas pone de manifiesto un punto de desacuerdo mayor entre el
feminismo radical y el liberal. El feminismo liberal, que se remonta en la
historia a los escritos de Mary Wollstonecraft (1759-1797), Harriet Taylor
Mill (1807-1858) y John Stuart Mill (1806-1873), defiende la en su día
controvertida idea de que las mujeres son personas (es decir, seres
inteligentes y autónomos) y que deberían ser tratadas como tales. El
feminismo de los siglos XVIII y XIX, a veces llamado «la primera ola del
feminismo», está inspirado en los filósofos de la Ilustración y hace hincapié
en los derechos individuales y las responsabilidades. Sostiene que esto se
debería aplicar tanto a hombres como a mujeres 13 .
El punto de vista feminista-liberal de que las mujeres son personas puede
parecer algo razonable pero en la práctica es un concepto problemático. En el
feminismo liberal se suele dar por hecho que «persona» es un término de
género neutro, pero el caso es que nuestro concepto de lo que significa
«persona» ha sido modelado por una sociedad cuya vida intelectual ha estado
dominada durante mucho tiempo por los hombres.
Es más, mientras que el feminismo liberal es optimista en su creencia de
que, en igualdad de oportunidades, las mujeres alcanzan el mismo estatus que
los hombres en el plano social, político y económico, pasa por alto la
posibilidad de que las mujeres puedan tener intereses, puntos fuertes y
capacidades diferentes de las de los hombres, por lo que puede que prefieran
otras maneras de medir el éxito.
Existen ejemplos de feminismo liberal tanto entre los defensores como los
detractores de la saga de Potter. Gladstein, seguidora de la serie, admira a la
profesora McGonagall, que ha tenido éxito al ascender hasta un puesto de
poder dentro de la jerarquía de Hogwarts; también apoya a Hermione, cuyo
concepto de amor por el aprendizaje encaja en un patrón de tradición
masculina, racional e investigador. Estos personajes han tenido éxito si lo
medimos con la escala masculina, un éxito que ha sido alabado. Sin embargo,
puede que a los personajes que han alcanzado diferentes tipos de logros no se
les reconozca lo suficiente dentro del contexto del feminismo liberal.
Gladstein, por ejemplo, destaca la participación «activa y resuelta» de Molly
Weasley en la Orden del Fénix en los últimos libros, pero solo menciona con
brevedad su rol anterior como madre 14 .
Podemos ver también una tendencia hacia el feminismo liberal en algunos
de los que tienen una visión más negativa de la saga. Por ejemplo, Heilman
habla sobre la tendencia de Rowling a mostrar las chicas estudiantes en
grupo. «Mostrar grupos de chicas una y otra vez... refuerza la idea del
concepto sociológico de la chica sociable, y gregaria, frente al chico,
individualista y competitivo».
Sostiene que esto refuerza «el lugar inferior de las mujeres», lo que
sugiere que considera ser gregaria en vez individualista y sociable en vez de
competitiva como un rasgo de inferioridad real o aparente 15 .
Esta tendencia del feminismo liberal de restar importancia a los roles y los
rasgos asociados en la tradición con mujeres es parte del motivo por el que el
feminismo radical, una forma diferente de feminismo, evolucionó como parte
de la «segunda ola» del feminismo en las décadas de 1960 y 1970.
El feminismo radical toma su nombre de la palabra radix del latín, que
significa «raíz», y sostiene que la causa raíz de la opresión a las mujeres es el
sistema de sexos o géneros, un conjunto de expectativas sociales que
imprimen identidades en las personas de manera que la identidad sexual
física de una persona determina su personalidad, así como los roles sociales y
trabajos que puede desempeñar. En una sociedad patriarcal, estas
expectativas tienden a favorecer a los hombres y a quitarle el poder a las
mujeres 16 . Por ejemplo, desde que se tiene constancia en los Estados Unidos,
a las mujeres antes se las limitaba a un puñado de trabajos «para mujeres»,
como enfermera, secretaria y maestra.
Aunque las feministas radicales discrepan acerca de cuál es la solución al
problema, con frecuencia se centran en las características que la sociedad
tradicional ha tildado de masculinas o femeninas y pone sus miras en cómo se
pueden liberar de categorizaciones tan rígidas como las siguientes:

Rasgos tradicionalmente considerados Rasgos tradicionalmente considerados


masculinos femeninos
control amor
independencia interdependencia
individualismo comunidad
jerarquía trabajo en equipo
competitividad cooperación
hostilidad compasión
razón emoción

Algunas feministas radicales piensan que nuestra sociedad saldría ganando


si las personas en general se volvieran más andróginas, de modo que los
hombres y las mujeres se pudieran mezclar con libertad y mostrar las
características que más les atraigan de manera individual. De esta manera,
tanto hombres como mujeres se convertirían en «personas», pero nuestro
concepto de lo que son las personas ya no estaría delimitado por las
directrices que dicta una sociedad dominada por hombres. Otras feministas
radicales piensan que los valores que por tradición se han considerado
femeninos serían más beneficiosos para nuestra sociedad y los deberían
adoptar hombres y mujeres por igual, desplazando de este modo la definición
de «personas» a un modelo más de tipo femenino 17 .
Algunos comentarios de expertos en la saga de Potter son un ejemplo de
feminismo radical. Por ejemplo, Zettel enfatiza la importancia de la labor de
Molly Weasley al frente de su hogar, al señalar que «logra sacar adelante a
siete hijos con un presupuesto ajustado. Honestamente, creo que habría que
darle una medalla» 18 . En un tono más serio, Zettel argumenta que «para un
autor mostrar que solo importan los arquetipos masculinos tradicionales es
menospreciar y minimizar las vidas duras y complejas de nuestros semejantes
y ancestros» 19 . La inclinación de Zettel a admirar personajes femeninos que
han triunfado en aspectos no asociados de manera ususal con el hombre sería
bienvenida por las feministas radicales.
Otro artículo que ofrece una perspectiva feminista radical sobre la saga de
Potter es el «Cinderfella», de Gallardo-C. y Smith. Estos autores critican los
estereotipos de género que encontramos en la saga a primera vista, pero pasan
a un nivel más profundo cuando muestran una interpretación feminista-
radical de ambos lados del conflicto, el bueno y el malo. Según indican, los
personajes malos exhiben «una ambición y un poder fálicos» y «son
agresivos y tienen ansias de poder» 20 . Esto sería aplicable incluso a
personajes femeninos como Umbridge, quien, a pesar de tener un gusto para
vestir y decorar su oficina conforme al estereotipo femenino, demuestra una
continua obsesión por valores «masculinos» como el control, la jerarquía y la
estructura en su toma de control de Hogwarts en Harry Potter y la Orden del
Fénix y en la creación de su propia burocracia para perseguir a los magos de
origen muggle en Harry Potter y las reliquias de la muerte. Por el contrario,
las decisiones y elecciones de Harry «dan una falsa impresión de preferencia
por lo femenino» y sus compañeros exhiben características tradicionalmente
femeninas como «bondad, altruismo, deseo por acercarse a los demás, y
responsabilidad» 21 . De este modo, estos autores defienden que Rowling
asocia el bien a valores tradicionalmente considerados femeninos y el mal a
valores tradicionalmente considerados masculinos.
Esta asociación del bien con cualidades como el amor y la compasión es
algo que las feministas radicales tienen en común con los filósofos y teólogos
anteriores, quienes también sintieron que había que integrar dichos rasgos en
nuestro entendimiento y nuestra práctica de la humanidad.
Desde el énfasis de Sta. Gertrudis la Grande en el amor divino como una
característica esencial de la naturaleza de Dios, que los humanos deben
imitar, hasta la campaña de desobediencia civil no violenta de Gandhi, en la
que proclamó que «la vida sin amor conduce a la muerte», pasando por el
cuidadoso análisis de C. S. Lewis de los diversos tipos de amor como
necesarios para la plenitud de la humanidad, muchos pensadores han
enfatizado la importancia de rasgos como el amor, la bondad y la
compasión 22 .
Las feministas radicales no solo sostienen que, aparte de que estos rasgos
se han asignado a las mujeres, en vez de ser valorados por la sociedad en su
conjunto, esto se ha hecho de una manera dañina. A las mujeres se les anima
a ser tan altruistas que no opongan resistencia y a mostrar sumisión ante las
formas tradicionales de opresión por miedo a que cualquier intento de
autoafirmación se vea como una falta de feminidad 23 . Esto también daña a
los hombres, porque estar a la altura del macho alfa perfecto, competitivo e
independiente, les convierte en seres humanos estresados e incompletos.
Como escribieron Heather Booth, Evi Goldfield y Sue Munaker, «mientras se
construyan artificialmente y las imágenes de lo masculino y lo femenino
basadas en mitos sean la única alternativa, tanto hombres como mujeres van a
encontrarse con conflictos entre la identidad sexual que les han impuesto y
sus objetivos como seres humanos» 24 .

Más maravilloso y más terrible que la muerte

Como mencionamos al comienzo, el amor, identificado tradicionalmente


como una característica femenina, ocupa una posición de especial
importancia en el universo de Rowling, y su descripción de este es cercana a
la del feminismo radical. Una y otra vez, vemos cómo la capacidad de Harry
para amar y ser amado le protege del mal y le permite proteger a otros.
Supimos de la importancia del amor en el primer libro, cuando el amor
que le imprimió a Harry en la piel el sacrificio de su madre le salvó la vida.
El profesor Quirrell, cuyo cuerpo habita Lord Voldemort, descubre que no
puede tocar a Harry debido a la marca invisible que le dejó el amor de su
madre. Ese es el primer ejemplo que encontramos en la saga en el que el
amor resiste al mal sin ningún esfuerzo, sin ninguna acción intencionada por
parte de Harry. Más tarde sabremos por Dumbledore que este mismo amor
salvó a Harry de un intento anterior de Voldemort de matarle, cuando era
pequeño. El amor no se empuña como un arma; solo supera al mal por el
mero hecho de existir 25 .
No obstante, este amor no es algo inherente a Harry. En Harry Potter y la
piedra filosofal no le salva el amor que siente él por los demás, sino el que
siente su madre por él. Es significativo que este amor esté presente de manera
literal en su piel, en el exterior, en vez estar en su corazón, por ejemplo. Sin
embargo, conforme el libro avanza, vemos que la capacidad intrínseca de
Harry para amar a los demás se vuelve cada vez más importante.
En Harry Potter y el prisionero de Azkaban, Harry salva la vida de Peter
Pettigrew y no lo hace por amor hacia quien traicionó a sus padres, sino por
amor hacia Remus Lupin y Sirius Black. Harry no quiere que los amigos de
sus padres se conviertan en asesinos; le importan más ellos que su propio
deseo de venganza. Las consecuencias de esta acción tan generosa son
múltiples. Al final, la deuda de Pettigrew con Harry le salva a este la vida,
aunque no fuera eso lo que motivó a Harry a salvarle en su momento.
En los últimos libros, Rowling continúa enfatizando el amor de Harry por
el prójimo. En Harry Potter y la Orden del Fénix, casi al final del
enfrentamiento en el Ministerio de Magia, Voldemort posee a Harry durante
un instante. Harry no es lo bastante fuerte como para repeler a Voldemort y
se resigna ante la posibilidad de morir. El pensamiento de que la muerte le
reunirá con su amado padrino invade su mente: «Así volveré a ver a Sirius...
El corazón de Harry se llenó de emoción y, entonces, el abrazo de la criatura
se aflojó y cesó el dolor» 26 . Harry no utilizó de manera deliberada el amor
por Sirius contra la voluntad de Voldemort; de haber sido así, el amor habría
sido un arma más en el arsenal de la competición masculina. Voldemort no
soportaba estar en su presencia. Una vez más, el amor supera al mal sin
esfuerzo.
Al explicar el incidente del Ministerio de Magia, Dumbledore habla de
«una fuerza que es a la vez más maravillosa y más terrible que la muerte, que
la inteligencia humana, que el poder de la naturaleza... Lo que tú posees en
sumo grado es el poder... del que Voldemort carece por completo. De modo
que esa fuerza... es la que también ha impedido que Voldemort te haya
poseído, porque él es incapaz de ocupar un cuerpo tan lleno del poder que
detesta» 27 . Este poder es el amor, claro.
Según explica Dumbledore, «al final no ha importado que no pudieras
cerrar tu mente, porque ha sido tu corazón el que te ha salvado» 28 . La
explicación de Dumbledore muestra una preferencia por los personajes
«femeninos» frente a los «masculinos», porque la razón, el poder de la mente,
es algo que se suele identificar como masculino, mientras que la emoción, el
poder del corazón, se suele considerar femenino.
En Harry Potter y el misterio del príncipe, Dumbledore afirma que el
amor tiene «un poder que el Señor Tenebroso no conoce» y que se menciona
en la profecía sobre Voldemort y el enemigo señalado por él 29 . Dumbledore
explica más adelante que este poder es lo que evita que Harry sucumba a las
tentaciones de las Artes Oscuras y ceda a la tentación, más ordinaria, de
utilizar sus habilidades mágicas en beneficio propio para conseguir riqueza o
la inmortalidad, por ejemplo. Se ve obligado a explicarle estas cosas a Harry
porque este no es consciente. Una vez más, el amor no ha funcionado como
una barrera que Harry ha levantado de manera consciente para luchar contra
estas tentaciones, sino como una cualidad suya intrínseca que le impide
incluso sentir la tentación.
El amor alcanza una importancia aún mayor en el último libro, Harry
Potter y las reliquias de la muerte, donde funciona a varios niveles en las
distintas partes de la obra. La habilidad de Harry para amar de manera
altruista no se limita a los humanos y se extiende también a otros seres, lo
que le reporta beneficios inesperados. Recordemos las observaciones críticas
de Dumbledore en Harry Potter y la Orden del Fénix acerca del trato
descuidado que ofrecía Sirius a Kreacher, el elfo doméstico. Conmovido por
la historia de Kreacher de su terrible viaje con Regulus Black para sustituir el
horrocrux del guardapelo por una réplica, y motivado por la compasiva
explicación de Hermione de la psicología de Kreacher, Harry empieza a tratar
a Kreacher con amabilidad. A raíz de esto, Kreacher se esfuerza en ayudar a
Harry a localizar el guardapelo auténtico localizando al ladrón, Mundungus
Fletcher, que es capaz de decirle a Harry su paradero. El tratamiento
respetuoso de Harry al duende Griphook también permite recuperar un objeto
que se podía usar para destruir horrocruxes, la espada de Gryffindor. Y
huelga decir que el constante trato bondadoso hacia Dobby se ve
recompensado cuando Dobby le salva la vida a Harry a costa de la suya
propia.
Sin embargo, el acto de amor más sorprendente de Harry es su intento de
redimir al propio Voldemort. El llamamiento de Harry a Voldemort para que
se arrepienta, a sabiendas de que esto le permitiría sanar y reunir los
fragmentos sobrevivientes de su alma fragmentada, es un sorprendente acto
de compasión que deja estupefacto a Voldemort: «De todas las revelaciones y
escarnios, esa fue la que más lo conmocionó» 30 . «Es tu última oportunidad»,
continuó Harry. «Es lo único que te queda... He visto en qué te convertirás si
no lo haces... Sé hombre... Intenta... intenta arrepentirte un poco» 31 .
Voldemort no lo ve como un acto de compasión. Como figura hipermasculina
obsesionada con la dominación y el control, no logra entender el poder
genuino de los valores asociados en la tradición a la femeninidad, un defecto
que ya le hizo pasar por alto las capacidades de los elfos domésticos y los
motivos auténticos de su supuesto aliado Severus Snape.
Las palabras que escoge aquí Harry revelan un destacable aspecto de la
visión que tiene Rowling del mundo. Cuando Harry insta a Voldemort a que
«sea hombre», le está diciendo de manera implícita que hasta la fecha las
acciones de Voldemort no han sido una muestra de hombría, que la
hipermasculinidad de Voldemort no es para nada una auténtica hombría. Esto
es porque el concepto de hombría de Harry es totalmente humano e incorpora
tanto rasgos masculinos como rasgos femeninos. Como escribió Terry
Doughty en su ensayo, en el que comparaba la saga de Potter con otros libros
destinados al público adolescente masculino, «los libros de Harry Potter no
problematizan la masculinidad» 32 . En contraste con los protagonistas de los
libros contemporáneos, que nos presentan a jóvenes que se enfrentan sin
apenas directrices a una edad adulta violenta y alienada, Harry tiene varios
modelos válidos de rol masculino adulto, como Dumbledore, Rubeus Hagrid
y Lupin, quienes no dudan en mostrar rasgos como el consuelo o la
compasión, y que son capaces de asegurar a Harry «que se está convirtiendo
en el tipo de chico correcto» 33 . En los libros de Potter, el tipo correcto de
chico, y de hecho el de hombre, aparte de ser fuerte y valiente, es también
amable y cariñoso.
Menos sorprendente que el intento de Harry de redimir a Voldemort es su
predisposición a ceder su propia vida para proteger a los que ama. Sin
embargo, a Voldemort también le sorprenden las consecuencias de este acto;
de hecho, Harry no muere y su sacrificio proporciona una protección mágica
a sus compañeros. Mientras tanto, el dominio de Harry de la varita de saúco
contrasta fuertemente con los intentos de otros magos de conseguirla; él
nunca pretende hacerse con ella ni tiene intención de emplearla con fines
destructivos. El único hechizo que invoca en el enfrentamiento final es
defensivo. Harry no se mete en un «duelo a muerte» con Voldemort. El hecho
de que salga airoso sin intentar competir es una muestra más dentro de la
saga de que el amor es más importante que la violencia.

El triunfo del amor

En el mundo de Rowling, el amor no entra en combate, algo que


significaría que participa del esquema masculino, que promueve de forma
implítica. Desde un punto de vista feminista radical, cuando el amor supera al
odio, lo hace sin dignarse a entrar en ningún tipo de concurso; pues supera al
mal por su mera presencia, de un modo simple y natural. Aunque el éxito de
Hermione y McGonagall puede ser una muestra de presencia de feminismo
liberal en la obra de Rowling, el triunfo definitivo del amor y la compasión
sobre el egoísmo y la ambición proporciona una panorámica global que está
más cerca del feminismo radical.
1. Harry Potter’s Girl Trouble, de Christine Schoefer. Salon.com, 12 de junio del 2000,
salon.com/2000/01/13/potter/; «Blue Wizards and Pink Witches: Representations of Gender Identity
and Power» en Critical Perspectives on Harry Potter, editado por Elizabeth E. Heilman (New York:
Routledge, 2003), «Hermione Granger and the Heritage of Gender» en The Ivory Tower and Harry
Potter, editado por Lana Whited (Columbia: University of Missouri Press, 2002).
2.«Cinderfella: J. K. Rowling’s Wily Web of Gender» en Reading Harry Potter: Critical Essays, de
Ximena Gallardo-C y Jason Smith, editado por Giselle Liza Anatol (Westport, CT: Praeger, 2003).
3. The Wisdom of Harry Potter: What Our Favorite Hero Teaches Us about Moral Choices, de
Edmund M. Kern (Amherst, NY: Prometheus Books, 2003); «Feminism and Equal Opportunity:
Hermione and the Women of Hogwarts», de Mimi R. Gladstein, en Harry Potter and Philosophy: If
Aristotle Ran Hogwarts, editado por David Baggett y Shawn E. Klein (Chicago: Open Court, 2004);
«Hermione Granger and the Charge of Sexism», de Sarah Zettel, en Hermione Granger and the Charge
of Sexism, editado por Mercedes Lackey y Leah Wilson (Dallas: Benbella Books, 2005).
4. Harry Potter’s Girl Trouble, de Christine Schoefer (traducido del original).
5. Blue Wizards and Pink Witches, de Elizabeth Heilman (traducido del original).
6. Cinderfella: J. K. Rowling’s Wily Web of Gender, de Ximena Gallardo-C. y C. Jason Smith
(traducido del original).
7. The Wisdom of Harry Potter, de Edmund Kern (traducido del original).
8. Hermione Granger and the Charge of Sexism, de Sarah Zettel (traducido del original).
9. Feminism and Equal Opportunity: Hermione and the Women of Hogwarts, de Mimi R. Gladstein
(traducido del original).
10 . Hermione Granger and the Heritage of Gender, de Eliza Dresang (traducido del original).

11 . Blue Wizards and Pink Witches, de Elizabeth Heilman (traducido del original).
12 . Hermione Granger and the Charge of Sexism, de Sarah Zettel (traducido del original).
13 .
Situating Feminism: From Thought to Action, de Sondra Farganis. Segundo volumen de la serie
Contemporary Social Theory (Thousand Oaks, CA: SAGE, 1994).
14 .Feminism and Equal Opportunity: Hermione and the Women of Hogwarts, de Mimi R. Gladstein
(traducido del original).
15 . Blue Wizards and Pink Witches, de Elizabeth E. Heilman (traducido del original).
16 .
Feminist Thought: A More Comprehensive Introduction, 3.ª ed., de Rosemarie Putnam Tong.
Boulder, CO: Westview Press, 2009.
17 .
Feminist Thought: A More Comprehensive Introduction, 3.ª ed., de Rosemarie Putnam Tong.
Boulder, CO: Westview Press, 2009.
18 . Hermione Granger and the Charge of Sexism, de Sarah Zettel (traducido del original).

19 . Ibídem.
20 . Cinderfella, de Zimena Gallardo-C y Jason Smith (traducido del original).
21 . Ibídem.
22 .
Mensaje de la misericordia divina: El Heraldo del Amor Divino, de Gertrudis de Helfta (Biblioteca
de Autores Cristianos, 2010); El camino hacia Dios, de M. K. Gandhi (Ed. Sal Terrae, 2008); Los
cuatro amores, de C. S. Lewis (Rialp, 2000).
23 .Podemos encontrar un ejemplo sorprendentemente reciente en el revelador artículo de Shankar
Vedantam «Salary, Gender and the Social Cost of Haggling» (Los salarios, el género y el coste social
de regatear) del Washington Post del 30 de julio de 2007, sobre estudios que demuestran que la mujer
trabajadora actual es reacia a pedir aumentos.
24 .
«Toward a Radical Movement», de Heather Booth, Evi Goldfield y Sue Munaker, perteneciente a
Radical Feminism: A Documentary Reader. Editado por Barbara A. Crow (New York: New York
University Press, 2000) (traducido del original).
25 .Este concepto de lograr un efecto sin esfuerzo, por inacción, es una reminiscencia del wu wei
taoísta.
26 . Harry Potter y la Orden del Fénix.
27 . Ibídem.
28 . Ibídem.
29 . Harry Potter y el misterio del príncipe.
30 . Harry Potter y las reliquias de la muerte.
31 . Ibídem. No hay elipsis; los puntos suspensivos son los del original.
32 .«Locating Harry Potter in the “Boys’ Book” Market», perteneciente a The Ivory Tower and Harry
Potter, de Terry Doughty. Editado por Lana Whited (Columbia: University of Missouri Press, 2002)
(traducido del original).
33 . Ibídem.
PARTE III

POTTERVIGILANCIA: LIBERTAD Y POLÍTICA


7

El patriotismo, la lealtad a la casa y lo que


ello conlleva
Andrew P. Mills

Cuando entras en Hogwarts en tu primer año, el Sombrero Seleccionador


te asigna una de las cuatro «casas»: Gryffindor, Slytherin, Hufflepuff o
Ravenclaw. Cada casa tiene sus propios colores, mascotas y tradiciones, y las
cuatro juntas forman la estructura social de la escuela. Sus miembros viven,
comen, dan clase y compiten juntos, dentro y fuera del campo de quidditch,
para conquistar el honor y la gloria para sus casas.
Estar en una casa en Hogwarts afecta al modo en que tratas al resto de la
gente. Después de todo, pensamos que como una buena Gryffindor,
Hermione Granger debería apoyar a su equipo de quidditch, ayudar a su casa
a ganar puntos para la Copa de las Casas haciendo un buen trabajo en clase (y
ayudando a Ron Weasley y a Harry con sus deberes), y, en el resto de
situaciones, dar preferencia a Gryffindor. De hecho, si a Hermione no le
importara el bienestar de sus compañeros de casa o si no se sintiera mal
cuando le hace perder puntos a esta, lo podríamos considerar un fallo moral.
Aún peor, si ayudara a Vincent Crabbe y Gregory Goyle (miembros de
Slytherin) con sus deberes o saboteara la Nimbus 2000 de Harry para que
Hufflepuff ganara el partido de quidditch, a Hermione se le podría acusar de
traicionar a su casa y de deslealtad hacia Gryffindor. Una de las muchas cosas
que admiramos de Hermione, Ron y sobre todo Harry es su fidelidad y
entrega, tanto entre ellos como con sus amigos. Su «patriotismo» para con
Gryffindor es una de sus virtudes.
Pero este tipo de patriotismo, ¿es una virtud? Es lo que pensamos muchos.
¿Qué otro motivo habría para pedirles a nuestros líderes políticos que sean
patriotas, por qué inculcamos a nuestros hijos el amor por su tierra natal y por
qué admiramos a los soldados que arriesgan sus vidas sirviendo a la patria?
Sin embargo, a pesar de ello, hay sólidos argumentos para afirmar que el
patriotismo es un vicio, que si estamos a favor del patriotismo, nos estamos
pareciendo en buena medida a Voldemort y los mortífagos. Entonces, ¿en qué
quedamos? ¿El patriotismo es una virtud, un vicio, o depende de las
circunstancias?

Los peligros del patriotismo

Los que consideran el patriotismo una virtud puede que estén pensando
que no ser patriota es ser egoísta. Conforme a las palabras del político y
candidato a presidente de los EE. UU. Adlai Stevenson (1900-1965), el
patriotismo es «anteponer el país a uno mismo» 1 . Un patriota podría arriesgar
su vida para defender su país y sacrificar por tanto sus intereses personales
para que su nación pudiera prosperar. Que un patriota ponga los intereses de
su país por delante de los suyos es admirable, pero ¿cuál debería ser su
actitud hacia los intereses de otros países? Se entiende que en esto también
debería dar prioridad a los intereses de su propio país. Ser un Gryffindor
patriota significa que Hermione debería sacrificar parte de su tiempo libre
para ayudar a Ron y Harry con sus deberes, para que la casa no pierda más
puntos, pero también significa que Hermione debería poner los intereses de
Gryffindor por delante de los de otras casas. Del mismo modo, ser un patriota
americano significa preferir el bienestar de América al de cualquier otro país
y, por tanto, comprar productos americanos para apoyar la economía del país.
Pero es este aspecto de dar preferencia al propio país frente a los demás lo
que causa problemas y lo que hace que el patriotismo parezca un vicio.
El autor ruso León Tolstói (1828-1910) definía el patriotismo como «el
deseo del bien exclusivo para la propia nación» y pensaba que este mismo
deseo era el que producía la guerra 2 . Emma Goldman (1869-1940), una
activista de origen lituano que dedicó gran parte de su vida a trabajar y
escribir en América, pensaba parecido. Escribió lo siguiente:
«La presunción, la arrogancia y el egoísmo son las esencias del patriotismo... El patriotismo
asume que nuestro globo está dividido en pequeñas parcelas, cada una rodeada por una reja de
hierro. Aquellos que han tenido la fortuna de nacer en alguna parcela en particular se consideran a sí
mismos mejores, más nobles, más grandes, más inteligentes que los seres que habitan en cualquier
otra parcela. Por consiguiente, es el deber de cada uno de los que viven en dicha parcela el luchar,
matar y morir en el intento de imponer su superioridad frente a los demás» 3 .

Si Tolstói y Goldman están en lo cierto, el patriotismo parece que


conlleva, por tanto, cierto sentido de superioridad a lo Voldemort: nuestra
nación es la mejor, sus ciudadanos son mejores que los de las demás y estas
otras naciones deben servir a nuestros intereses proporcionándonos los
recursos que necesitamos o comportándose como nosotros queramos. Y, si no
lo hacen de manera voluntaria, les obligaremos a ello a golpe de varita. O a
punta de pistola.

Los mortífagos y la discriminación

Podemos entender esta crítica del patriotismo aún mejor si pensamos en


los mortífagos. Estos, junto con Voldemort, creen que algunos magos (los
«sangre limpia», como los llaman ellos) tienen una superioridad moral frente
a otros (a los que llaman despectivamente «sangre sucia») y que los muggles
no importan apenas. Pero cualquier visión de este tipo que considere un
subconjunto de la población moralmente superior al resto, se opone a una
larga tradición ética que considera que el comportamiento moralmente
correcto es tratar a todo el mundo como un igual, ya sea hombre o mujer,
negro o blanco, cristiano o musulmán, muggle o mago.
Utilitaristas como los filósofos ingleses Jeremy Bentham (1748-1832) y
John Stuart Mill (1806-1873) discrepan en algunos puntos básicos con el
filósofo alemán Immanuel Kant (1724-1804) acerca de la naturaleza de la
ética. Sin embargo, ambos bandos coinciden en que uno de los principios de
la moralidad es que todas las personas tienen el mismo valor moral.
Los utilitaristas sostienen que las acciones se van a juzgar según sus
efectos sobre las criaturas sensitivas (las que pueden sentir placer y dolor)
que se vean afectadas. Y todas estas criaturas se consideran iguales. Como
dice la famosa cita de Bentham, «cada uno cuenta por uno, y nadie por más
de uno». El placer o el dolor del Ministro de Magia no es más importante que
el que pueda sentir el elfo doméstico más humilde o el más feo de los
escregutos de cola explosiva.
Aunque Kant no está de acuerdo con los utilitaristas acerca de qué
necesita un ser para tener importancia moral (a él no le basta con que sea
sensitivo), sí coincide en que todos los que la tienen son iguales. Según Kant,
la clave para comportarse acorde a la moral es la siguiente: «Obra de tal
modo que uses la humanidad, tanto en tu persona como en la persona de
cualquier otro, siempre como un fin al mismo tiempo y nunca solamente
como un medio» 4 . Todas las personas deben ser tratadas como seres cuyos
proyectos de vida (sus «fines») tengan el mismo valor y nadie debería ser
utilizado como un mero medio para servir a fines de terceros. Los aliados de
Harry lo saben: en los días oscuros que se describen en Harry Potter y las
reliquias de la muerte, los locutores del programa de radio clandestino
Pottervigilancia sugieren a sus oyentes que salven a sus vecinos muggles de
los ataques de los mortífagos, basándose en que «todas las vidas tienen el
mismo valor y hay que protegerlas por igual» 5 . Hermione va incluso más
allá, extendiendo este principio a los no humanos, como parte de su
incansable e ingrato esfuerzo por liberar a los elfos domésticos de Hogwarts.
Recordemos su horror cuando se entera de que las comidas de Hogwarts las
preparan los elfos domésticos, algo que ella califica de «esclavitud». Para
intentar remediar esta situación, inicia la P.E.D.D.O., la Plataforma Élfica de
Defensa de los Derechos Obreros.
Con independencia de cómo se exprese, este principio de igualdad explica
qué hay de malo en el racismo, el sexismo, el antisemitismo y todas las
demás formas de discriminación. Cada una de estas visiones atenta contra la
idea de que todo el mundo merece la misma consideración moral. Los
racistas blancos piensan que el sufrimiento de la gente de color importa
menos que el de los suyos. Los hombres sexistas piensan que es correcto que
las mujeres estén a su servicio, y así con todo. Pero, tal como lo ven Goldman
y Tolstói, el patriotismo no es diferente.
Después de todo, ¿en qué se diferencia dar un trato preferente al propio
país (que parece ser el requisito del patriotismo) frente a dar preferencia a los
que tienen nuestros mismos antepasados, color de piel o género? La idea de
que debemos considerar que todo el mundo tiene el mismo valor moral, ¿no
contradice la idea de que hay que dar un trato preferente a alguna gente por
alguna característica (su raza, género o linaje)? Está justificado en el plano
moral discriminar a alguien por lo que ha hecho (por ejemplo, usar una de las
maldiciones imperdonables), pero basar su valor moral en algo que no se
puede controlar, como si los padres de esa persona son muggles o el país
donde nacieron, no parece tener justificación.

El Sombrero Seleccionador ha hablado: La división y sus


consecuencias

Por ahora, parece que debemos considerar el patriotismo como un vicio,


como el equivalente moral del racismo o el sexismo, y que no debemos ver la
lealtad de los miembros de Gryffindor hacia su casa como algo admirable,
sino como una postura en lo moral equivalente a la de los mortífagos, que
solo otorgan valor moral a los magos de sangre pura, discriminando a los de
ascendencia mestiza y los muggles. Pero el patriotismo presenta otro
problema, uno que hasta el Sombrero Seleccionador es capaz de ver: el
patriotismo nos divide cuando deberíamos estar unidos. Para resolver las
crisis globales hace falta la cooperación internacional, pero esta es difícil
cuando vemos a los demás países como rivales nuestros. El Sombrero
Seleccionador reconoce el problema al, bueno, «seleccionar» los estudiantes
de Hogwarts al comienzo del quinto año de Harry:
Aunque debo cumplir mi deber
y cada año tengo que dividiros,
sigo pensando que así no lograremos
eliminar el miedo que tenemos.
Yo conozco los peligros, leo las señales,
las lecciones que la historia nos enseña,
y os digo que nuestro Hogwarts está amenazado
por malignas fuerzas externas,
y que si unidos no permanecemos
por dentro nos desmoronaremos 6 .
La división trae consigo la disensión, y lo que podía haber empezado
como una selección inofensiva con un fin noble termina siendo la raíz del
enfrentamiento y el odio.
Pensemos también en el Torneo de los Tres Magos. Según la descripción
que de él hace Albus Dumbledore, el torneo es una «competición amistosa» y
es «un medio excelente de establecer lazos entre jóvenes magos y brujas de
diferentes nacionalidades» 7 . Pero, una vez que empieza, Ron no puede evitar
ver la amistad de Hermione con Viktor Krum, el campeón de la escuela
extranjera Durmstrang, como un acto de deslealtad. Debido al trato amable de
Hermione hacia Krum, Ron la acusa de ayudar a este a averiguar cómo se
abre el huevo que forma parte de la segunda prueba del torneo:
«¡Yo nunca lo ayudaría a averiguar lo del huevo!», replicó Hermione, ofendida. «Nunca. ¡Cómo
puedes decir algo así...! Yo quiero que el Torneo lo gane Harry, y Harry lo sabe, ¿o no?».
«Tienes una curiosa manera de demostrarlo», dijo Ron de forma despectiva.
«¡Se supone que la finalidad del torneo es conocer magos extranjeros y hacer amistad con
ellos!», repuso Hermione con voz chillona.
«¡No, no lo es!», gritó Ron. «¡La finalidad es ganar!» 8 .

Con puntos de vista como el de Ron, no es ninguna sorpresa que


Dumbledore tenga que recordarle a todo el mundo la finalidad del torneo, que
no es la de ganar. «El propósito del Torneo de los Tres Magos fue el de
promover el buen entendimiento entre la comunidad mágica. En vista... del
retorno de lord Voldemort, tales lazos parecen ahora más importantes que
nunca», dice Dumbledore. Es más, él entiende que es precisamente esta
división lo que Voldemort espera: «Seremos más fuertes cuanto más unidos
estemos, y más débiles cuanto más divididos. La fuerza de Lord Voldemort
para extender la discordia y la enemistad entre nosotros es muy grande. Solo
podemos luchar contra ella presentando unos lazos de amistad y mutua
confianza igual de fuertes» 9 . Dumbledore podría referirse del mismo modo a
la amenaza medioambiental que supone el calentamiento global, o a las
guerras que provoca en muchos países tener el control de los yacimientos
petrolíferos. Es necesario tener fuertes lazos de amistad y confianza
internacional, tanto si el enemigo es la crisis global como si es Tom Ryddle.
La formación del ejército de Dumbledore (que incluye a estudiantes de todas
las casas excepto Slytherin) nos muestra que la división en las casas (o las
naciones) importa poco cuando todo el mundo se ve afectado por igual por
una amenaza externa, y que enfrentarse a esta unidos puede ser una respuesta
eficaz.

El patriotismo y los conflictos globales

Antes de intentar buscarle sentido, vamos a considerar un posible


problema adicional del patriotismo. Mucha gente piensa que para ser patriota
basta con «amar a tu país». Dicho así no suena mal, pero ¿qué hace alguien
que ama a su país? Una posible respuesta sería que, si amas a tu país, ¿eso no
equivale a querer que todos tus compatriotas vivan bien y dispongan de todo
tipo de comodidades? Pero vivir la vida típica del americano de clase media
(con una gran casa en una zona residencial, coches, vacaciones, un televisor
de pantalla grande, comidas altas en calorías, etc.) cuesta mucho dinero y
consume una importante cantidad de los escasos recursos del planeta.
Parece como si solo hubiera dos maneras de mantener este modo de vida
para nosotros y nuestros compatriotas: o explotar a la gente de otros países
(haciéndoles trabajar por sueldos bajos para que podamos permitirnos
comprar lo que ellos fabrican, arreglándoselas sin coches y casas grandes
para que el precio del combustible y otros recursos básicos siga siendo bajo
para nosotros), o que nosotros utilicemos un porcentaje de los recursos del
planeta superior al que nos corresponde, negándoselo por consiguiente a los
demás. Sea cual sea el caso, cabría pensar que nuestro bienestar depende de
que otros vivan con mucho menos que nosotros. (Volvemos al caso de los
elfos domésticos de Hogwarts: ¿hasta qué punto depende el bienestar de los
estudiantes de las horrendas condiciones de los elfos esclavizados?).
Si esta línea de pensamiento es correcta y si estamos de acuerdo en que
todas las personas importan lo mismo, parece claro que vamos a tener que
hacer un significativo ajuste de nuestro estilo de vida y rebajar nuestro alto
estándar para que otros salgan del umbral de la pobreza. Por tanto, si «amar
tu país» significa apoyar la forma de vivir de la que disfrutan nuestros
compatriotas, esto conlleva la explotación de los ciudadanos de otros países,
y eso equivale (¿acaso no?) a pensar que el bienestar de nuestros paisanos es
más importante que el de terceros. Y esto suena bastante parecido a decir que
la gente de nuestro país es superior a la de otros países.
Por supuesto, en esta línea de razonamiento, hay varios «si» y pocas
objeciones posibles. Se puede argumentar que elevar el estándar de vida en
otros países sí sea útil para mejorar nuestra economía: cuanto más dinero
tenga la gente de esos países, más cosas nuestras podrán comprar y menos
ayuda extranjera necesitarán. Pero, aun así, el problema de la escasez de
recursos nos ayuda a ver el posible conflicto entre el patriotismo y la idea de
que todas las personas son iguales desde el punto de vista moral. En
consecuencia, si queremos seguir viendo el patriotismo como una virtud,
tenemos que averiguar un modo de entender el patriotismo para que no entre
en conflicto con la atractiva idea de que todas las personas tienen el mismo
valor moral, sea cual sea su nacionalidad. Veamos cómo se puede lograr eso.

Patriotismo restablecido

Hemos visto algunos de los principales peligros del patriotismo: promueve


la idea injustificada de que nosotros somos mejores que ellos, puede conducir
al imperialismo económico y tal vez impida una acción conjunta en
situaciones en las que es crucial dejar a un lado las fronteras para resolver
problemas que afectan a todos. Pero no descartemos aún el patriotismo; quizá
no lo hayamos interpretado de manera correcta. Martha Nussbaum, una de las
principales filósofas americanas contemporáneas, intenta buscar un sitio a los
lazos y la fidelidad en una forma de ver la vida que ella denomina
«cosmopolita», en la que nos vemos a nosotros mismos como ciudadanos del
mundo y reconocemos nuestras obligaciones con todas las personas, no solo
con nuestros vecinos y compatriotas. Como la amplitud de miras de
Nussbaum asigna un mismo valor moral a todo el mundo con independencia
de su aspecto, puede que nos esté proporcionando la manera de ser patrióticos
sin tener que unirnos al Señor Tenebroso.
Para ver cómo encuentra Nussbaum un hueco para el patriotismo que
preserve el valor moral de todas las personas, volvamos de nuevo a las casas
de Hogwarts. Imaginemos que pensamos que todos los estudiantes de
Hogwarts tienen el mismo derecho a la educación y que tenemos que
averiguar el modo más eficaz de proporcionarles la mejor educación que
podamos. Queremos que todos dispongan del adecuado alojamiento,
alimentación y acceso a sus asignaturas, para que lleguen a ser magos
responsables e instruidos. La educación de cada uno de los estudiantes
importa tanto como la de cualquier otro. Pero este mismo deseo (basado en la
equiparación del valor moral de todos los estudiantes) podría llevarnos a estar
a favor de separarlos en distintas casas. Puede que las casas pequeñas, que
tienen unas habitaciones y dormitorios más íntimos, sean el mejor modo de
tener vigilado a todo el mundo, de administrar Hogwarts y de fomentar la
amistad y el apoyo mutuo que se necesita para que los estudiantes tengan
éxito en la escuela. La competición por la Copa de las Casas motiva a los
estudiantes para superarse en sus clases: como quieren que su casa gane, se
aplican en los estudios para que puedan responder bien a las preguntas de sus
profesores y ganar puntos para su casa. En otras palabras, sería razonable
pensar que, al igual que en una familia, fomentar el concepto de fidelidad,
orgullo y patriotismo en relación a una casa es el medio más eficaz de lograr
nuestro objetivo de proporcionar una educación igualitaria para todos los
estudiantes. El motivo, en otras palabras, de que Hermione debiera dar
especial preferencia a otros miembros de Gryffindor no es que sus estudiantes
sean, digamos, moralmente superiores a los de otras casas (que obviamente
no lo son), sino el que si todos los estudiantes dieran este tipo de trato
preferente a su propia casa, entonces todos ellos tendrían éxito y recibirían la
educación que merecen. Nussbaum lo plantea en términos de padres que
cuidan a sus hijos:
Prestar una atención especial a nuestro propio entorno se puede justificar en términos
universalistas y pienso que esta es la justificación más competente. Por poner un ejemplo, nosotros
no creemos realmente que nuestros propios hijos sean moralmente más importantes que los hijos de
las demás personas, aunque casi todos de los que tenemos hijos les diésemos mucho más amor a
nuestros propios hijos que a los ajenos. Para los niños en general es bueno que las cosas funcionen
así y, por eso, nuestra atención especial es buena y no se considera egoísta 10 .

Por tanto, puede que estemos de acuerdo con que el patriotismo conlleva
tener una consideración especial hacia nuestros compatriotas, pero, según
Nussbaum, esto está justificado solo mientras que una actitud de este tipo
sirva a los intereses de toda la gente y que el precio de nuestra prosperidad no
sea el sufrimiento de terceros. Si los americanos prestamos un cuidado y una
atención preferentes a los demás americanos, si los chinos hacen lo propio
con los suyos, y este patrón se repite con todos los ciudadanos de cada país,
entonces todo el mundo recibirá la atención necesaria y prosperará (al menos
en teoría). De este modo, el patriotismo puede ser una virtud cuando sirve a
los intereses de los ciudadanos de todos los países; y se convierte en un vicio
cuando acepta y promueve la injusticia y la desigualdad. Es difícil averiguar
cuándo ocurre esto, como en el caso de Ron con el Torneo de los Tres
Magos, pero parece que Nussbaum nos deja margen suficiente para ser
patriotas sin dejar de respetar los derechos de las personas de los otros países.

La importancia de la comunidad

Ser un miembro fiel y patriota de un grupo no implica ver a los miembros


de nuestro grupo como superiores al resto de la gente. Esta es la diferencia
entre el patriotismo de un Gryffindor y el fanatismo de un Slytherin. Pero
¿cuál es en sí el valor de pertenecer a un grupo? ¿Depende nuestro bienestar
de ser miembros de una comunidad clara y definida, con un intachable
historial de tradiciones? ¿O bien puede que vivir en una comunidad cuyas
tradiciones culturales estén aisladas del resto del mundo resulte asfixiante y
no sea la respuesta las circunstancias actuales?
Está bastante claro cómo responderían a esta pregunta los mortífagos, con
su mantra de preservar la pureza de la sangre de los magos: para prosperar,
los magos deben evitar cualquier intrusión en su mente que provenga del
mundo no mágico. Tal es su miedo del mundo exterior que Voldemort mata
al profesor de Estudios Muggles de Hogwarts, cuyo delito, aparte de su
aprecio por los muggles, fue defender la mezcla cultural y «la progresiva
desaparición de los sangre limpia» 11 .
Está claro que los mortífagos piensan que, para prosperar como mago (con
todos los lujos que ello conlleva), hace falta ser miembro de una comunidad
que ellos piensan que hay que mantener pura y sin diluir.
A la idea de que la prosperidad de los humanos pase por la pertenencia a
una comunidad unida por tradiciones comunes y costumbres culturales (una
idea radicalizada por los mortífagos) se conoce dentro de la filosofía política
como «comunitarismo». Los comunitaristas piensan que la participación en la
vida de una comunidad en particular le da un significado a nuestras vidas y es
la fuente de nuestro sistema de valores. De hecho, inspirándose en la
afirmación de Aristóteles de que los seres humanos son «animales políticos»
y, por tanto, no pueden alcanzar toda su humanidad fuera de una «polis» (una
pequeña comunidad política, digamos), algunos comunitaristas aseveran que
nuestras auténticas identidades están ligadas a la comunidad de la que
formamos parte. Para entender cómo se «construyen» nuestras identidades al
formar parte de las comunidades, pensemos en Harry, a quien se identifica
como «el niño que sobrevivió». Este es un elemento clave para entender
cómo se ve Harry a sí mismo, cómo le ven los demás y lo que él considera
sus obligaciones y valores.
Casi todo lo que envuelve a Harry se centra en este rol que ha
desempeñado en el mundo de los magos. Si lo sacáramos de este mundo, con
su historia, sus alianzas, sus relaciones familiares y tradiciones, Harry no
sabría quién es o qué debería hacer. Es más, tenemos una idea de cómo es
Harry fuera de su comunidad cuando contemplamos la vida que lleva «bajo
las escaleras», antes de matricularse en Hogwarts. Su miseria se podría
achacar a su separación del hogar comunitario.
Las versiones más influyentes del comunitarismo ven la pertenencia a la
comunidad como una necesidad humana básica (como la comida y el
refugio), que puede parecer razonable una vez que reconocemos la
importancia de tener una idea de quiénes somos, de un conjunto de valores, y
de un significado y un objetivo en la vida. El punto clave es que, según los
comunitaristas, esto solo se consigue al pertenecer a grupos unidos por
tradiciones, recuerdos y costumbres culturales comunes, entre otros. Si dichas
comunidades son tan esenciales para nuestro bienestar, hay un buen motivo
para pensar que deberíamos trabajar para preservar estas comunidades y
asegurarnos de que no desaparecerán en el crisol de culturas. Según los
comunitaristas, nuestro bienestar se ve amenazado cuando se nos separa de
estas comunidades que les dan sentido a las cosas o cuando nuestra
comunidad se ve amenazada por las fuerzas de la integración o la
modernidad.
Pero resulta obvio que los comunitaristas tendrían problemas con las
tácticas de los mortífagos. Preservar los fuertes lazos culturales está muy
bien, pero sabemos que no hace falta recurrir a la violencia o la dominación.
Está claro que no hace falta perseguir a los magos de sangre mestiza ni a
otras criaturas mágicas y que no hace falta matar a los muggles para preservar
la identidad de la comunidad mágica.
La cosa se complica un poco cuando, para preservar las tradiciones
culturales, hay que acotar la libertad de los miembros de la comunidad. Los
debates recientes sobre el tratamiento de las mujeres en determinadas culturas
(desde la mutilación genital femenina en algunas culturas tradicionales
africanas hasta la opresión social de las mujeres en determinadas culturas
islámicas, por nombrar solo un par) plantean la pregunta de qué es más
importante, preservar las tradiciones culturales o salvaguardar la libertad
individual. Si no logramos averiguar cómo preservar nuestra cultura sin
oprimir a los demás, puede que tengamos una buena razón para replantearnos
el comunitarismo.

La prosperidad humana y la preservación de las culturas en


vías de extinción

Supongamos que averiguamos un modo de trazar esta línea y decidimos


preservar ciertas culturas que están bajo amenaza de extinción o absorción.
¿Eso es algo positivo? ¿Vale la pena dedicarle tiempo y esfuerzo? ¿Pasa algo
malo si una cultura minoritaria (como los amish o las tribus americanas
nativas) acaban anegadas por la implacable marea de la modernidad? ¿Estaría
mal que todos los centauros abandonaran el Bosque Prohibido y se integraran
en el mundo mágico, aceptando trabajos en Hogwarts (como hizo Firenze),
en el Ministerio de Magia o en la tienda de productos de broma de Zonko?
¿Habría que tomar medidas especiales para preservar las culturas amenazadas
o en vías de extinción? El comunitarismo nos da un motivo para hacerlo: el
bienestar de la gente de esa cultura depende de su constante protección, con
el añadido de que, si una cultura desaparece, su gente irá a la deriva en el
mundo moderno y sufrirá al no pertenecer ya a su cultura nativa, con su
historia y sus tradiciones ancestrales. ¿Es eso justo? Como dice el filósofo
contemporáneo Jeremy Waldron, ¿en realidad las personas «necesitan tener
su raigambre en la cultura en particular en la que ellos y sus antepasados han
sido educados del mismo modo en que necesitan comida, ropas y
protección»? 12
Entonces, ¿qué visión del bienestar humano es la correcta? La visión
comunitaria de que la gente necesita raigambre en una cultura tradicional
para vivir con plenitud? ¿O la visión cosmopolita de que la auténtica
prosperidad humana requiere que seamos una especie de inmigrantes
culturales que se mueven entre muchas culturas, mezclando e integrando
aspectos de las distintas tradiciones?
Según algunos filósofos, un poderoso motivo a favor de la visión
cosmopolita de la buena vida es que es la única respuesta razonable a la vida
en el mundo moderno. Puede que hace siglos, cuando las comunidades
humanas permanecían aisladas las unas de las otras en gran medida, la buena
vida exigiera pertenecer en todo momento a alguna comunidad tradicional.
Pero, en el mundo moderno, en el que todo está conectado y donde se mezcla
cada día gente de distintas creencias, etnias, razas y nacionalidades, ya sea
por Internet o en las calles de Londres, Bombay o Nueva York, la
prosperidad humana necesita poder moverse entre las diferentes tradiciones.
Según Waldron:
El estilo de vida híbrido del auténtico cosmopolita es la única respuesta adecuada al mundo
moderno en el que vivimos, un mundo de tecnología y comercio, de imperialismo económico,
religioso y político y todo lo que ello conlleva, de migraciones en masa y dispersión de influencias
culturales. En este contexto, sumergirse en las costumbres tradicionales de, supongamos, una cultura
aborigen podría ser un experimento antropológico fascinante, pero conllevaría un distanciamiento
artificial de lo que está pasando de verdad en el mundo 13 .

Antes vimos que el cosmopolitismo es un punto de vista que iguala el


valor moral de todas las personas. Aquí, el cosmopolitismo se presenta como
en términos de qué se necesita para la prosperidad humana. Se centra más en
la importancia de mezclar y moverse entre culturas que en el valor moral de
las personas, aunque los libros de Harry Potter presentan argumentos sólidos
a favor de ambos tipos de cosmopolitismo. Al rechazar la visión racista de
Lord Voldemort, los libros se posicionan a favor de la igualdad moral de
todas las personas. Pero, cuando pensamos en cómo Harry fue capaz de
derrotar a Voldemort, vemos que buena parte de su éxito se debió a su
capacidad de moverse entre culturas y su disposición a trabajar con gente de
distintos grupos étnicos. Harry se mueve con la misma facilidad en el mundo
muggle que en el mundo mágico; sus mejores amigos son Ron, de sangre
pura, Hermione, de origen muggle, y Rubeus Hagrid, un semi-gigante mitad
humano y mitad gigante. Le habla a las serpientes, trabaja con centauros y
duendes, e incluso se hace amigo de un elfo doméstico, un hipogrifo y un
fénix. Puede que la mejor muestra de esta capacidad de moverse entre
culturas sean la cantidad de personajes que son mitad-esto y mitad-aquello.
Además de Harry, están el hombre lobo Remus Lupin, el animago Sirius
Black, la en parte veela Fleur Delacour, y Firenze, mitad humano y mitad
caballo. Si los libros de Harry Potter esconden una moraleja, esta es el
respaldo a ambos tipos de cosmopolitismo: la idea de que todas las personas
tienen idéntico valor moral, y que la prosperidad en el mundo moderno pasa
por la aceptación de otras culturas y la capacidad para moverse entre ellas 14 .

1. «The Nature of Patriotism», de Adlai Stevenson, perteneciente a Lend Me Your Ears: Great
Speeches in History, editado por William Safire (New York: W. W. Norton, 1992) (traducido del
original).
2.«Patriotism or Peace», perteneciente a The Complete Works of Count Tolstoy, de Leo Tolstoy.
Editado y traducido por Leo Wiener (London: J. M. Dent & Co., 1905) (traducido del original).
3.Extraído de «La palabra como arma», colección de artículos de Emma Goldman (Libros de Anarres,
La Plata, 2010). Original: Anarchism and Other Essays (New York: Mother Earth Publishing
Association, 1910).
4. Fundamentación de la metafísica de las costumbres, de Immanuel Kant (Ed. Encuentro, 2003).
5. Harry Potter y las reliquias de la muerte.
6. Harry Potter y la Orden del Fénix.
7. Harry Potter y el cáliz de fuego.
8. Harry Potter y el cáliz de fuego.
9. Ibídem.
10 .
«Patriotism and Cosmopolitanism», de Martha Nussbaum, perteneciente a For Love of Country
(Boston: Beacon Press, 2002) (traducido del original).
11 . Harry Potter y las reliquias de la muerte.
12 .«Minority Cultures and the Cosmopolitan Alternative», de Jeremy Waldron. Aparece en la
University of Michigan Journal of Law Reform (traducido del original).
13 .«Minority Cultures and the Cosmopolitan Alternative», de Jeremy Waldron. Aparece en la
University of Michigan Journal of Law Reform (traducido del original).
14 .
Gracias a Anne Gilson LaLonde por sus útiles comentarios sobre un borrador anterior de este
ensayo.
8

La política de Dumbledore
Beth Admiraal y Regan Lance Reitsma

El libertarismo político nos enseña que el valor principal que debería


proteger y respetar el gobierno es la libertad personal de cada uno de sus
ciudadanos. Según el pensamiento libertario estándar, la libertad personal
posee tal valor moral que el único estado político justificable tiene unas
enormes restricciones. Su única tarea legítima es proteger a los ciudadanos de
la violencia, el fraude y el latrocinio.
¿Es Albus Dumbledore un político libertario? Es más, ¿apoya la saga de
Harry Potter una visión política libertaria? Eso es lo que piensan varios de los
expertos en Potter. En Harry Potter and Imagination, Travis Prinzi opina que
«no es difícil ver en el comportamiento y la actitud de Dumbledore un
libertario de un pequeño gobierno» 1 . Y Prinzi describe la saga de Potter
como un «cuento de hadas político» con trazas de filosofía política, cuyo
«componente libertario» es fundamental para la trama y la moralidad de
Harry Potter 2 . En el artículo «Harry Potter and the Half-Crazed
Bureaucracy», Benjamin Barton, un profesor de leyes de la University of
Tennessee, sostiene que la saga de Potter contiene una «irrefutable diatriba
contra el gobierno», un ataque del que anima a sacar partido al movimiento
libertario americano 3 (que tomen nota los entusiastas de las libertades).
Puede que los seguidores de Potter se pregunten por qué Prinzi y Burton
hacen semejantes afirmaciones. Los libros de Potter no se parecen a un
manifiesto libertario. Si así fuera, ¿no deberían acaso hablar sin trabas y con
frecuencia, como hacen muchos libertarios, sobre las virtudes del libre
mercado y los vicios del estado del bienestar liberal moderno? Por no
mencionar el disparate de entablar «alianzas comprometedoras» con
organizaciones internacionales semejantes a las Naciones Unidas 4 .
Pero la liberación del mercado, la destrucción del estado del bienestar y la
soberanía nacional no son los temas principales de los libros de Potter.
Además, no hay ninguna prueba directa de que Dumbledore favorezca a
ningún tipo de «vigilante nocturno». Aunque hay varias etapas en las que
ostenta una posición muy influyente dentro del mundo mágico (director del
colegio Hogwarts de Magia y Hechicería, Jefe Supremo de la Confederación
Internacional de Magos, y Jefe de Magos del Winzegamot), en ningún
momento hace una defensa de alguna filosofía política general: monárquica,
comunista, fascista, democrática liberal, libertaria, anarquista ni ninguna otra.
Y nunca le vemos lanzar las consignas habituales de las teorías libertarias.
Nunca pronuncia, por ejemplo, que «el gobierno que mejor gobierna es el que
gobierna menos» o que todas las personas tienen «un derecho innato a la
propiedad privada».
Entonces, ¿en qué basan Prinzi y Barton sus interpretaciones libertarias?

¿Es Dumbledore un libertario?

Prinzi proporciona tres argumentos básicos para la tesis de que


Dumbledore tiene una «mentalidad libertaria» 5 . En primer lugar,
Dumbledore desconfía del poder político. Segundo, defiende la libertad
personal y la igualdad política. Por último, lleva a cabo una gestión
«permisiva» que encaja con las ideas libertarias de un gobierno no
intervencionista, que deja hacer. Vamos a analizar estos tres argumentos.
Primero, Prinzi señala que Dumbledore desconfía del poder político.
¿Cómo no iba a ser así si está constantemente viendo el mal uso que se hace
de él? El Ministerio de Magia, en vez de ayudar en tiempos difíciles, con
frecuencia es un obstáculo para derrotar a Voldemort. El Ministerio fracasó
en la prevención del reinado del terror de Voldemort durante el primer
ascenso al poder del Señor Tenebroso. Y, pese a la incipiente y amenazante
nueva reunión en Harry Potter y el cáliz de fuego, Percy Weasley y otros
miembros del Ministerio trabajan en la redacción de una regulación oficial
del grosor de los calderos. A la vez, Dumbledore debe trabajar entre
bastidores para desmantelar los planes del Señor Tenebroso. Además, el
Ministerio obra injustamente al suspender a Dumbledore de sus funciones en
Harry Potter y la cámara secreta, al condenar a Buckbeak en Harry Potter y
el prisionero de Azkaban, al acusar a Harry de uso incorrecto de la magia en
Harry Potter y la Orden del Fénix y al intentar controlar Hogwarts desde el
Ministerio ese mismo año. En cada momento, Dumbledore debe encontrar un
modo de enderezar el rumbo de las cosas. No cabe duda de que Dumbledore
es lo bastante inteligente como para llegar a la conclusión de que muchas
veces no se puede confiar en los que tienen el poder.
Es más, Dumbledore conoce de primera mano lo que puede llegar a
corromper el poder. En Harry Potter y las reliquias de la muerte, admite que
«el poder era mi debilidad y mi tentación», y cuenta que rechazó el puesto de
Ministro de Magia varias veces porque «me había demostrado a mí mismo
que no sabía manejar el poder» 6 .
¿Bastan estas reflexiones para considerar que Dumbledore tiene una
«mentalidad libertaria»? No. Este argumento es una falacia non sequitur. No
se puede llegar a esa conclusión a partir de la prueba de la que partimos,
puesto que los libertarios no tienen el monopolio de la idea de que el poder
corrompe. Es una afirmación aceptada por teóricos políticos de credos
diversos. El sistema político de los EE. UU., que hoy dista mucho de ser
libertario, intenta limitar la «influencia corrupta del poder» implementando
un sistema de «equilibrio de poderes». A ninguna rama del gobierno federal
(ejecutiva, judicial o legislativa) se le permiten injerencias en las otras dos.
La clave reside en que, para limitar el poder de cualquier persona o cualquier
agencia gubernamental, existen otros mecanismos aparte de la instauración de
un sistema político libertario. De hecho, Lord Acton, que acuñó el famoso
dicho de «El poder corrompe y el poder absoluto corrompe absolutamente»,
era un católico tradicional que no estaba a favor de un estado minimalista y
ajeno a la moralidad.
El segundo argumento de Prinzi es que Dumbledore comparte con los
libertarios la devoción por los valores de la libertad personal. No cabe duda
de que así es. Es uno de sus rasgos más notables y admirables. Una muestra
de ello podría ser cómo aborda Dumbledore el asunto de los elfos domésticos
esclavizados que trabajan en Hogwarts, una tradición de servidumbre que,
según él, debería acabar. Como Prinzi acierta en señalar, da la casualidad de
que Dumbledore está a favor de, por razones estratégicas, un cambio gradual
en el sistema 7 . Decide no exigir la liberación inmediata de los elfos esclavos
porque estos han sido educados o, como diría Hermione, «les han lavado el
cerebro», para estar orgullosos de su condición de sirvientes, y la idea de
querer ser libres les ofendería de gravedad. Dumbledore entiende esto y les
ofrece a los elfos el derecho de cobrar por su trabajo y tener tiempo libre,
pero no les obliga a aceptar los pagos o tomar vacaciones. La política de
Dumbledore permite a los elfos domésticos vivir con la idea de una libertad
mayor, para que puedan decidir por sí mismos si prefieren ser libres cuando
se sientan preparados. Esta gradualidad puede verse en sí como un modo de
respetar la libertad personal de los elfos (aunque parece que ellos prefieren
optar por ser menos libres, de momento).
Al igual que los libertarios, Dumbledore es tolerante con las minorías
menos populares y, con frecuencia, defiende a las víctimas de la
discriminación. Por ejemplo, trabaja para salvar las vidas de los últimos
gigantes de Gran Bretaña. Los gigantes, dada su naturaleza salvaje, suponen
una amenaza seria para la seguridad de los muggles y los magos, y, por tanto,
Dumbledore decide aprender lo que haga falta para interactuar con estas
criaturas impulsivas y de pocas luces, encontrarles un lugar para vivir y
eliminar las «medidas de seguridad» para acabar con ellos. Dumbledore
también está dispuesto a contratar en Hogwarts profesores que pertenezcan a
minorías de difícil integración, como el medio gigante Rubeus Hagrid, el
hombre lobo Remus Lupin y el centauro Firenze. Por último, Dumbledore se
opone con firmeza a los que proclaman la superioridad de los magos de
sangre pura, al decir que «no importa lo que uno es por nacimiento, sino lo
que uno es por sí mismo» 8 . Prinzi concluye diciendo que Dumbledore tiene
una actitud libertaria hacia la libertad personal y la igualdad de todos los
miembros del mundo mágico.
Está claro que Dumbledore concede un gran valor a la protección de la
autonomía individual de cada persona. Pero, una vez más, los libertarios no
son los únicos teóricos políticos que elogian la libertad. Muchos teóricos
políticos (los liberales, por ejemplo) apoyarían la emancipación de los elfos
domésticos y la igualdad de derechos para los grupos minoritarios. Si Prinzi
quiere convencernos de que Dumbledore tiene el corazón y la mente de un
libertario, debería proporcionarnos pruebas de que el punto de vista personal
de este es sin lugar a dudas libertario. Lo que diferencia el libertarismo
político de otras ramas dentro de la tradición liberal es su compromiso con la
primacía de la libertad personal. Un libertario no solo cree en el derecho
moral de la libertad personal, sino que interpreta su derecho de un modo
robusto 9 . Vamos a ver tres de las principales maneras en que los libertarios
restringen la interferencia del gobierno con la libertad personal y, luego,
analizaremos si Dumbledore defiende unas restricciones similares. Prinzi cree
que sí lo hace.
En primer lugar, los libertarios se oponen a las leyes que restringen la
libertad de las personas «por su propio bien». Los regímenes liberales suelen
exigir el uso de cinturones de seguridad o de cascos de motocicleta, prohibir
el uso de esteroides en el deporte, prohibir el baño en determinadas playas sin
un socorrista y descontar dinero para el pago de pensiones.
Justifican estas prácticas, al menos en parte, basándose en que con estas
medidas impiden que la gente se haga daño a sí misma. Pero los libertarios
creen que un gobierno lo bastante respetuoso no sería paternalista; permitiría
a los ciudadanos tomar sus propias decisiones, aunque sea bastante probable
que sus consecuencias vayan a ser negativas. En segundo lugar, los libertarios
se oponen a las leyes que ilegalizan los «delitos sin víctima» o las
«inmoralidades inofensivas», como la prostitución, la homosexualidad, el uso
de drogas recreativas y el juego. Creen que un gobierno no debería limitar la
libertad por el mero hecho de que un acto se considere inmoral. El estado
tiene la clara obligación de proteger la libertad y la prosperidad de sus
ciudadanos, pero, como podría haber dicho John Locke, un juez no debería
ocuparse de «la salvación de las almas» 10 . En tercer lugar, los libertarios son
críticos con los intentos de la burocracia de ayudar a los desfavorecidos o de
distribuir la riqueza para reducir la desigualdad económica. Los libertarios
consideran un «castigo» o un «robo» que un estado le quite el dinero a «los
que tienen» para dárselo a «los que no tienen». Muchos libertarios estarían de
acuerdo en que un acto de caridad privado (por ejemplo, una donación
personal a Oxfam) es admirable en el plano moral. Pero, si un gobierno toma
por la fuerza parte del dinero que hemos ganado con el sudor de nuestra
fuente para «caridad», no es más que otra forma de robo.
En esencia, el libertarismo tiene una potente concepción de la vida moral.
Piensa en términos radicales individualistas; siente una fuerte admiración por
la inteligencia, la creatividad, la fuerza y la iniciativa personal; ve la libertad
como el principal valor político; es muy escéptico con el poder de los
gobiernos y las soluciones administrativas; y tiene bastante fe en la «mano
invisible» del mercado para crear riqueza y prosperidad.
Una vez hecho este breve esquema del liberalismo, vamos a volver a
nuestro debate sobre la visión política de Dumbledore. El tercer argumento de
Prinzi (su atracción por su estilo de gestión «permisivo») se podría interpretar
como su principal intento de revelar que Dumbledore, además de compartir
varios valores con el liberalismo, posee una notable mentalidad libertaria.
Según Prinzi, Dumbledore tiene cierta «inclinación a dejar que la gente a su
cargo viva y sea libre» 11 . Los libertarios, como hemos visto, creen que el
estado no debería aprobar normas paternalistas, sino permitir a sus
ciudadanos tomar sus propias decisiones, por desacertadas que sean. Prinzi
afirma que Dumbledore también comparte este punto de vista. Como
director, Dumbledore permite en gran medida que el profesorado y los
alumnos «hagan lo que les dé la gana», a pesar de lo discutible de las
decisiones que toman, como era de esperar. Es muy probable que
Dumbledore no apoye las clases mortalmente aburridas del profesor Binn, el
uso que hace Hagrid de peligrosas criaturas mágicas o los extravagantes
métodos docentes de la profesora Sybill Trelawney.
Y lo que es más llamativo: Dumbledore tampoco interviene para proteger
a los estudiantes contra la humillación, los prejuicios y la crueldad. Por
ejemplo, permite que Severus Snape cuelgue a Neville Longbottom cabeza
abajo delante de toda la clase, le quite puntos a Gryffindor de manera
justificada o le niegue tratamiento médico a Hermione Granger cuando uno
de los hechizos de Draco Malfoy la alcanza por accidente y hace que sus
dientes crezcan hasta darle un aspecto ridículo. A Dumbledore no se le puede
acusar de ser un director entrometido.
Aparte de la cantidad de hechos desafortunados que tienen lugar en
Hogwarts bajo la dirección de Dumbledore, es su manera de acercarse a
Harry lo que llama más la atención. Conforme leemos los libros, tenemos la
impresión de que una de las características más sorprendentes de Dumbledore
es su ausencia. Dumbledore no cría ni educa a Harry, el huérfano. Apenas
establece contacto con ese chico solitario durante los dolorosos veranos que
pasa con los Dursley. No está a su lado cuando, a la edad de once años, se
enfrenta a Voldemort por primera vez, ni tampoco lo hace la segunda ni la
tercera, en la Cámara Secreta y en el cementerio de Pequeño Hangleton. Si
bien es cierto que Dumbledore le proporciona a Harry los medios necesarios
para combatir a Voldemort, estos no le garantizan la victoria; Harry tiene que
poner también mucho de su parte. ¿Por qué Dumbledore no está ahí a su
lado? Incluso cuando Dumbledore está físicamente presente, a menudo se
muestra ante Harry parco en palabras y emocionalmente distante. ¿Qué nos
dice esto de Dumbledore?
Harry no es el único que le encuentra inexplicablemente distante y
negligente. Amycus Carrow, el mortífago, se burla de Dumbledore: «Siempre
igual, ¿no, Dumby? ¡Hablas mucho pero no haces nada, nada!» 12 . Red Hen,
un conocido experto en Potter, opina que Dumbledore es «una de las mayores
ranas (aunque no de chocolate) del mundo de los magos», que ha
desperdiciado durante décadas la oportunidad de reformar la sociedad
mágica 13 .
La interpretación de Prinzi es más benévola. Piensa que Dumbledore toma
una decisión ejemplar al no controlar en exceso la vida de los demás o
aparecerse de manera constante para acudir en ayuda de alguien. Ni es un
vago, ni un cobarde ni le da igual. Lo que pasa es que Dumbledore cree que
un líder está sometido a importantes restricciones en el uso del poder
coercitivo y él acepta estos límites morales que se ha autoimpuesto. Según
Prinzi, Dumbledore tiene un concepto muy rígido de la autonomía personal,
conforme el cual los líderes deben evitar interferir en las decisiones de la
gente. Prinzi incluso está dispuesto a aceptar que el motivo que lleva a
Dumbledore a permanecer inactivo ante el maltrato a los estudiantes por parte
de los profesores es libertario. Piensa que Dumbledore posee una visión
libertaria de la vida humana; admira la confianza en uno mismo y ve la vida
como un campo de pruebas en el que la gente tiene la oportunidad de
aprender a desenvolverse y desarrollar la determinación personal para llegar a
lo más alto en un mundo complicado. Como le dice Dumbledore a Severus
Snape, «era fundamental... permitir que [Harry] pusiera a prueba sus
fuerzas» 14 .
Pero el argumento de Prinzi de que el estilo de gestión de Dumbledore
refleja una mentalidad libertaria no es muy convincente. En primer lugar,
como diría un libertario, gestionar una escuela es muy diferente de gestionar
un gobierno. Aunque los libertarios se oponen a un uso coercitivo del
gobierno, muchas veces aprueban la coerción dentro de la familia o
instituciones privadas como Hogwarts. Y la idea de que la libertad personal
debe ser uno de los principales valores (tenga o no sentido dentro de la
política), no tiene cabida al dirigir una escuela para adolescentes y
preadolescentes. Los ideales libertarios se basan en la idea de que a los
adultos se les debe permitir gobernar sus propias vidas, porque poseen la
capacidad de reflexionar y tomar sus propias decisiones. Pero no parece muy
sensato aplicar este razonamiento a un chico de once años cuyo poder
intelectual está aún en desarrollo 15 .
Pero, por el bien del debate, vamos a permitir la analogía entre Hogwarts
y una sociedad política, y a considerar a Dumbledore como el principal
burócrata de esta sociedad de profesores y estudiantes. Aun suponiendo esto,
el argumento de Prinzi no se sostiene, puesto que el pensamiento libertario no
conduciría a nadie a hacer lo que hizo Dumbledore, por ejemplo, al
permanecer inactivo mientras el profesorado acosaba, maltrataba y ponía en
peligro a sus estudiantes.
El libertarismo no es anarquía 16 . Conforme al pensamiento libertario, una
persona en la posición de poder político está bajo la obligación moral de
interceder para proteger del maltrato a los que estén bajo su supervisión. Esta
es la principal finalidad de un estado político. Un burócrata libertario sensato
habría intervenido para evitar que los profesores pusieran a los alumnos en
peligro o los trataran de un modo cruel o injusto. Además, un buen líder
libertario les habría exigido a los profesores que estuvieran a la altura de sus
obligaciones contractuales para educar a los estudiantes. El fracaso de
Dumbledore al corregir el comportamiento abusivo y la pésima pedagogía de
los malos profesores no es un reflejo del pensamiento libertario estándar.
Prinzi afirma que Dumbledore permite que el profesorado maltrate a sus
pupilos porque de este modo fomenta la confianza en sí mismos de los
estudiantes y refuerza su carácter. Pero este razonamiento no casa en absoluto
con el pensamiento libertario. Los libertarios creen que el estado político no
tiene la responsabilidad de hacer que sus ciudadanos sean mejores personas.
El estado no puede cargar con el peso de hacer que sus ciudadanos sean
decentes, responsables, fuertes, valientes o cualquier otra cosa; solo debe
procurar su seguridad. El motivo por el que los libertarios alaban la virtud de
la confianza en uno mismo no es porque quieran aprender de los burócratas,
sino porque reconocen que, en una sociedad en la que la gente no recibe la
protección suficiente de un estado paternalista y de buenas intenciones, esta
virtud es crucial. Está claro que Dumbledore cree que tiene la obligación, o al
menos la prerrogativa, de inculcar virtudes morales en sus alumnos. Pero
entonces hay que recalcar que su «estilo de gestión» no posee los tintes
propios de una estructura de gobierno. Refleja su visión de lo que debe ser el
comportamiento adecuado de un director.

La interpretación libertaria de Barton de la saga de Potter

Los argumentos de Prinzi no resisten el análisis. ¿Y qué pasa entonces con


la interpretación libertaria de Barton? Aduce que «el retrato
sorprendentemente negativo que hace J. K. Rowling del Ministerio de Magia
y sus burócratas es una prueba de que la saga de Potter en su conjunto tiene
un trasfondo político libertario». ¿Está en lo cierto?
Barton insiste en que los libros de Potter ofrecen una imagen mordaz del
Ministerio. Es difícil imaginar una acusación más contundente que este
análisis punto por punto de Barton:
¿Qué pensarías de un gobierno con prácticas tiránicas como las de esta lista? Torturar a los niños
por mentir, diseñar una prisión para extraer toda vida y esperanza de los internos, meter a
ciudadanos en la cárcel sin pasar por tribunales, dictar sentencias a muerte sin que haya un juicio,
permitir a los poderosos, ricos y famosos controlar la política, perseguir el delito de manera
arbitraria (los poderosos salen impunes y los que caen mal se enfrentan a cargos ficticios), llevar a
los acusados a juicio sin abogado defensor, utilizar pociones de la verdad para obtener confesiones,
realizar una constante vigilancia de todos los ciudadanos, no llevar a cabo elecciones ni procesos
legislativos democráticos, o controlar la prensa 17 .
Al enfrentarse con un liderazgo político tan brutal y opresivo como este,
lo normal es preguntarse si, ante la exasperación, la solución no sería
despojar al gobierno de su poder. Pero, si esta es la cura que propone Barton,
su razonamiento no es sólido. Una justificable sensación de exasperación en
el Ministerio de Magia no es una «diatriba contra el gobierno» en sí misma.
Es más, no hay ninguna razón competente para pensar que la saga de Potter
cede ante esta exasperación.
Para empezar, el Ministerio de Magia no está del todo corrupto. También
tiene buenas personas y buenas leyes. Arthur Weasley, aunque se ve lastrado
por su escaso conocimiento del funcionamiento de los utensilios muggles, es
trabajador y honesto. El propio Dumbledore, salvo durante un breve periodo,
conserva el puesto de Jefe de Magos del Wizengamot, un puesto burocrático
en el que no se muestra incompetente. En Harry Potter y la Orden del Fénix,
la mayoría de los miembros del Wizengamot, un cuerpo judicial, vota a favor
de Harry cuando se le acusa con cargos infundados. El Ministerio de Magia,
aunque tiene muchos departamentos orwellianos, lleva siglos ocultando de un
modo eficaz a los muggles la existencia del secreto de los magos y evitando
que estos utilicen sus poderes mágicos para gobernar el mundo. Por ejemplo,
cuando acusan a Harry de violar la regla que restringe el uso de magia en
presencia de muggles, existe una clara excepción a la regla cuando se trata de
defensa propia. Por no hablar de que es el Ministerio el que tomó la sabia
decisión de designar a Dumbledore como director de Hogwarts.
No cabe duda de que el Ministerio de Magia se muestra chapucero,
incompetente e incluso corrupto con mayor frecuencia de la deseable. Varios
de sus principales funcionarios, entre los que se encuentra el Ministro de
Magia Pius Thicknesse, se convierten en marionetas de Voldemort al actuar
bajo la maldición imperius. Muchos de los funcionarios de mayor rango,
como el Ministro de Magia Cornelius Fudge y el ex director del
Departamento de Seguridad Mágica, Barty Crouch Sr., son déspotas
sedientos de poder. Otros, como Dolores Umbridge y Albert Runcorn, son
malos de manera inequívoca. Y algunos son solo unos «viejos imbéciles»,
como los miembros de la Comisión para las Criaturas Peligrosas 18 . En
esencia, la premisa del razonamiento de Barton es una exageración, pero se
acerca mucho a la verdad: el Ministerio de Magia es un desastre.
Sin embargo, el aspecto más cuestionable del razonamiento de Burton no
es su premisa, sino su conclusión. ¿Por qué determina, partiendo del hecho de
que la saga de Potter muestra un retrato de un mal gobierno, que aboga por
un gobierno libertario «vigilante»? ¿Es que Barton asume que es preferible
del mal, y que, por tanto, sería mejor tener un Ministerio más pequeño? En tal
caso, su razonamiento le llevaría a estar a favor de la anarquía, que demanda
la abolición de todo gobierno. Incluso aunque dejemos a un lado este
contraargumento simplista, ¿por qué pensar que en lo que a un gobierno se
refiere, mejor cuanto más pequeño? Si varios de los jueces del Tribunal
Supremo fueran corruptos y sus veredictos estuvieran sesgados, la respuesta
adecuada sería sustituir los jueces, no reducir el tamaño del tribunal. En
definitiva, el antídoto adecuado para un gobierno malo es un gobierno mejor
y haría falta un argumento muy complejo para mostrar que un gobierno de
estructura libertaria es el remedio adecuado para los tipos de corrupción y
negligencia que vemos en el Ministerio de Magia. ¿Encontramos alguna traza
de este argumento en la saga de Potter?
Estamos dispuestos a conceder que una cuidadosa evaluación del
Ministerio de Magia proporciona una base sólida para pensar que un buen
gobierno tomaría medidas para proteger a los ciudadanos de la tortura, los
castigos salvajes, los juicios injustos y los burócratas que hacen uso del suero
de la verdad. Pero la cosa no quedaría aquí si, una vez aplicadas estas
medidas, un buen gobierno no hiciera más que proteger la libertad, la
propiedad y la integridad física de sus ciudadanos. ¿Dónde están las
evidencias de que la saga de Potter acepta un derecho a la libertad tan sólido
como lo hace la teoría libertaria? ¿O de que la saga en su conjunto es
contraria a los servicios sociales, el paternalismo o las Naciones Unidas, o de
que tiene tanta confianza en el libre mercado como el libertarismo estándar?
Barton afirma (con bastante euforia) que J. K. Rowling «hace más que
nadie por el libertarismo desde John Stuart Mill» 19 . ¿Quién sabe? Su
predicción, aunque no es especialmente plausible, podría resultar cierta. Pero,
si resulta que un considerable número de lectores deducen, a partir de los
libros de Potter, que el libertarismo es la mejor teoría política, entonces se les
podrá culpar de dar el mismo salto lógico que Barton.
Vale la pena señalar que, si existe un trasfondo libertario en la saga de
Potter, no es probable que la autora lo haya puesto ahí intencionadamente.
Rowling comenzó a escribir los libros de Potter mientras estaba cobrando
prestaciones sociales y dice no arrepentirse de ello. De hecho, al expresar sus
propias ideas políticas, Rowling no ha apoyado los valores libertarios. Al
contrario, apoyó a Barack Obama y Hillary Clinton en las elecciones
presidenciales de EE. UU. de 2008, donó 1 millón de libras al Partido
Laborista británico y ha dicho que su héroe del mundo real es Robert F.
Kennedy, a quien difícilmente se puede considerar un modelo de «pequeño
gobierno» 20 .
Los libros de Potter plantean preguntas importantes sobre cómo sería un
buen gobierno y un buen liderazgo político. No cabe duda de que el
Ministerio no consigue respetar, entre otras cosas, la libertad y la igualdad, y
que sería interesante plantearse cuál sería el mejor modo de reformar el
Ministerio de Magia. Pero los libertarios tendrán que hacer algo más que
señalar con el dedo la pobre labor del Ministerio o el buen ejemplo que da el
humilde Dumbledore al defender una filosofía libertaria.

1.Harry Potter and Imagination: The Way between Two Worlds, de Travis Prinzi (Allentown, PA:
Zossima Press, 2009) (traducido del original).
2. Harry Potter and Imagination: The Way between Two Worlds, de Travis Prinzi (Allentown, PA:
Zossima Press, 2009) (traducido del original). En ocasiones, Prinzi destaca la importancia de las tramas
libertarias en la saga de Potter. Por ejemplo, en su «breve resumen de la filosofía política que subyace
en la serie de Potter», Prinzi incluye temas del fabianismo gradualista, libertarios y cristianos. En otros
momentos, Prinzi habla con más modestia: en la saga hay «de sobra para que un libertario sea feliz» y
«son evidentes las muestras de libertarismo». Aquí vamos a evaluar las afirmaciones menos modestas.
En una comunicación personal, Prinzi especifica que él no está afirmando que Dumbledore sea un
libertario político en el amplio sentido del término. Él se refiere a que Dumbledore es abiertamente
libertario en su interacción personal con la gente, en su respeto por las elecciones morales individuales
y en el modo en el que conserva una posición de poder, y que esto «da crédito a una lectura de la saga
intencionadamente libertaria». Le agradecemos a Prinzi su aclaración. Como deja claro este capítulo,
pensamos que el libertarismo es, en esencia, una visión política y, por consiguiente, resulta confuso
hablar de «muestras de libertarismo» en los libros de Potter que no hagan referencia a pequeños
gobiernos, libertades individuales o económicas, asuntos exteriores u otros temas políticos propios del
libertarismo clásico o contemporáneo. Puedes encontrar un desarrollo más amplio de la opinión de
Prinzi sobre la política de Dumbledore en los capítulos 11 y 12 de su obra Harry Potter and
Imagination.
3.Harry Potter and the Half-Crazed Bureaucracy (traducido del original), publicado en la Michigan
Law Review 104 (mayo de 2006), disponible on-line en law.leeds.ac.uk/assets/files/events/barton-
harry-potter.pdf. Consulta también Making Legal Space for Moral Choice, de Andrew Morris,
publicado en la Texas Wesleyan Law Review 12:1 (2005).
4. La cita completa, tomada del primer discurso inaugural de Thomas Jefferson, es «la paz, el comercio
y la amistad honesta con todas las naciones, sin entablar alianzas comprometedoras con ninguna»
(traducido del original). Esta frase ha sido utilizada como título en varios ensayos del congresista y
candidato libertario a la presidencia de los EE. UU. Ron Paul.
5. Harry Potter and Imagination, de Travis Prinzi (traducido del original).
6. Harry Potter y las reliquias de la muerte.
7. Sobre todo si los comparamos con Hermione Granger. Cuando esta se entera de que Hogwarts tiene
elfos esclavos, crea la P.E.D.D.O., la Plataforma Élfica de Defensa de los Derechos Obreros, que aboga
por unas pagas y unas condiciones laborales justas. Como un elfo doméstico consigue la libertad si su
amo le da una prenda de ropa, Hermione empieza a dejar calcetines y gorros de lana para ellos.
8. Harry Potter y el cáliz de fuego.
9. Se suele decir que los libertarios están contra el «gran gobierno». Esta descripción, siendo cierta, no
es demasiado precisa. Puede que resulte más clarificador situar el libertarismo entre el anarquismo y el
liberalismo moderno. Los anarquistas, los libertarios y los liberales modernos coinciden en la existencia
del derecho moral a la libertad pero discrepan (de manera abierta) acerca de la medida de este. Los
anarquistas creen en este derecho en su sentido más amplio. Afirman que cualquier estado político, por
el hecho de serlo, viola los derechos individuales hasta el punto de que es moralmente injustificable.
Debe reinar la libertad; no se le debe proporcionar a ninguna persona o grupo la autoridad
administrativa de restringir la libertad en modo alguno. Por el contrario, los liberales modernos creen en
un concepto bastante más laxo del derecho moral a la libertad. Ante todo, piensan que un estado
policial debería tener unas metas políticas distintas a la protección y el respeto de las libertades
personales, y también que para alcanzar los objetivos políticos a veces hay que restringir la libertad
personal de los ciudadanos. Los libertarios se posicionan entre estas dos visiones; su concepto del
derecho a la libertad es menos radical que el de los anarquistas y más fuerte que el de los liberales
modernos.
10 . Carta sobre la tolerancia, de John Locke (Ed. Tecnos, 2008).

11 . Harry Potter and Imagination, de Travis Prinzi (traducido del original).


12 . Harry Potter y el misterio del príncipe.
13 . «Case in Point: Albus Dumbledore», de Red Hen.redhen-publications.com/dumbledore.html.
14 . Harry Potter y las reliquias de la muerte.
15 .Los libertarios defienden su concepto de «estado vigilante» apelando al «derecho natural» a la
libertad personal, que con frecuencia se interpreta como «un derecho moral a la propiedad privada». Si
tenemos derecho a poseer un objeto material, como puede ser un portátil, esto implica que somos
nosotros los que decidimos quién usa el portátil, merecemos una compensación si alguien lo roba o
rompe, y tenemos el derecho a venderlo o prestárselo a terceros. Los libertarios creen que la gente
también tiene este mismo derecho a ejercer la propiedad sobre su propia persona. Una persona posee
una autoridad total para decidir lo que le ocurra a sus posesiones, entre las que se encuentra su cuerpo.
Tiene derecho a decidir si acepta un tratamiento médico, tomar drogas por diversión, tener relaciones
sexuales con otra persona, unirse al ejército, etc. Si el estado deja de respetar este conjunto de reglas,
deja de tratar al ciudadano con la dignidad que merece. El argumento libertario estándar sobre el estado
vigilante toma esta teoría moral como punto de partida. Los libertarios creen que, si no hubiera ningún
estado político (si todos viviéramos en un «estado natural», un mundo sin instituciones políticas), las
violaciones del derecho a la libertad personal se dispararían y, por eso, hace falta un estado político
para proteger el derecho moral a una propiedad privada total para todas y cada una de las personas.
Pero un gobierno «mayor» que un estado vigilante violaría este mismo derecho. Y, por tanto, pese a las
dudas, la sociedad humana crea un estado político, lo dota de poder (un poder muy limitado) y no quita
el ojo a los burócratas, para cerciorarse de que no traspasan los límites. Puedes encontrar un debate
clásico sobre este tema en Anarquía, Estado y Utopía, de Robert Nozick, Ed. Innisfree, 2014.
16 .A diferencia de los anarquistas, los libertarios creen que es necesario crear un estado político (con
una legislación, una fuerza policial, unas cortes y un ejército) y proporcionarle autoridad para ejercer un
poder coercitivo. Un régimen libertario apoyaría y haría cumplir las leyes y normas que prohibieran
violaciones serias como el robo, la ruptura de contratos, las agresiones sexuales y el asesinato. También
cuidaría de la seguridad y los intereses económicos de sus ciudadanos, por ejemplo, preservando de
forma activa las condiciones del libre mercado en el interior y enviando embajadores, especialistas en
comercio y negociadores militares al exterior.
17 . «Harry Potter and the Half-Crazed Bureaucracy», de Benjamin Barton (traducido del original).
18 . Harry Potter y el prisionero de Azkaban.
19 . «Harry Potter and the Half-Crazed Bureaucracy», de Benjamin Barton (traducido del original).
20 . «J. K. Rowling Wants to See a Democrat in the White House», publicado en la página Web
earthtimes.org.
Prinzi admite que Rowling «no se identificaría a sí misma en la política como libertaria, y que en los
libros no existen conexiones deliberadas con filósofos o activistas políticos libertarios» (Harry Potter
and Imagination, traducido del original). Lo que asegura es que existen temas libertarios implícitos en
la saga de Potter que conducen a una interpretación del lector, a modo de respuesta o comunicación
personal. Nada más lejos de nuestra intención que imponer restricciones a la capacidad de los lectores
para «responder» como más les plazca a los libros de Potter. Nuestra postura es que en los libros no hay
ningún soporte explícito o implícito al libertarismo político y que cualquier intento de buscar trazas
libertarias en ellos es rebuscado.
9

Dumbledore, Platón y el ansia de poder


David Lay Williams y Alan J. Kellner

Los más capacitados para ejercer el poder son los que nunca han aspirado a él.
—Albus Dumbledore

Toda ciudad en que menos deseosos de gobernar estén aquellos que deberán hacerlo será por
necesidad la mejor y más pacíficamente gobernada.
—Platón

Lord Acton, en una de sus citas más famosas, decía que «el poder
corrompe y el poder absoluto corrompe absolutamente». Esta frase resume a
la perfección lo que la mayoría consideramos sabiduría popular. Pero en el
mundo nos encontramos una y otra vez con la lacra del abuso de poder. Los
gobernantes no paran de encontrar nuevos y creativos modos de llenarse los
bolsillos, favorecer a sus amigos y garantizar e incluso fortalecer su propia
autoridad. La lista de infracciones dejaría perplejos a los mismísimos
mortífagos. O a lo mejor haría que les corroyera la envidia.
En una época que se enorgullece de los progresos en el plano tecnológico
e incluso en el moral, ¿cómo es que hemos progresado tan poco en
protegernos de las usurpaciones de nuestros gobernantes? Quizá se deba a
que no hemos aprendido de las importantes lecciones del primer filósofo
político occidental, Platón (428-348 A.C.). Su solución a este problema es
simple e ingeniosa: el poder nunca debe estar en manos de los que lo desean,
sino que solo se debe conceder a los que preferirían dedicarse a otros asuntos.
De manera paradójica es el desinterés en el poder lo que les convierte en los
mejores gobernantes. Esta lección resulta ser clave en el clímax de toda la
saga de Harry Potter.

Platón y Dumbledore: ¿Separados al nacer?

Albus Dumbledore vivió en tiempos revueltos. Fue testigo del auge y la


caída del mago oscuro Gellert Grindelwald, así como del reino del terror de
Voldemort. Conoció la guerra, tanto desde su propia varita como en la sutil
forma del espionaje y la creación de alianzas. También se relacionó con los
personajes clave de la saga. Grindelwald era un amigo íntimo de su infancia y
Voldemort era uno de los alumnos con más talento de Hogwarts. Estas
experiencias le enseñaron la fragilidad de la paz y la necesidad de tener unos
gobernantes justos.
De un modo similar, Platón creció en una época de una enorme agitación
política. La Guerra del Peloponeso, que se libró entre su ciudad natal de
Atenas y la poderosa ciudad-estado de Esparta, duró décadas y ocupó toda su
juventud. La guerra y sus postrimerías le dieron la oportunidad de contemplar
lo mejor y lo peor de la naturaleza humana. Al igual que Dumbledore, Platón
fue testigo de cómo Alcibíades, un talentoso e impetuoso alumno sediento de
poder, ascendió hasta ostentar altos cargos políticos y militares solo para
traicionar a Atenas pasándose al bando de sus enemigos espartanos 1 . Atenas
acabó perdiendo la guerra y sufriendo la humillación de una dictadura,
conocida como «los Treinta Tiranos» y liderada por el temible Critias, que
fue un tirano sanguinario que era primo de la madre de Platón. Varios años
más tarde, Platón fue invitado a viajar a Siracusa para enseñar al irritable
Dionisio I. De hecho, hubo un momento en que Platón, al igual que
Dumbledore, consideró hacer carrera en la política, lo que habría sido una
elección lógica, dado su talento, sus contactos familiares y su experiencia
personal 2 . Por tanto, aunque a veces se describe a Platón como un filósofo
dado a las fabulaciones, esto no podría ser menos cierto. Sus observaciones
sobre los políticos y su relación con el poder están basadas en su experiencia
en el mundo real.
¿Qué aprendió Platón de sus encuentros con el poder político? En su
Carta VII, dirigida a los gobernantes de Siracusa, detalla cuál fue su reacción
a sus experiencias personales. La carta narra sus propios coqueteos con el
poder político, incluyendo la oportunidad de unirse a los Treinta Tiranos al
final de la Guerra del Peloponeso. Al principio estuvo muy tentado de unirse
a ellos para crear una nueva sociedad, puede que para promover «el bien
mayor», como deseaban los jóvenes Dumbledore y Grindelwald. Pero pronto
descubrió que no podría representar ningún rol en este nuevo régimen, que
«en poco tiempo hicieron parecer de oro al antiguo régimen» 3 . A los tiranos
se les subió a la cabeza su poder ilimitado y esto derivó en venganzas y
asesinatos, ajustes de cuentas, confiscación de bienes y, por último, ya bajo la
democracia restaurada, la injusta ejecución del querido profesor de Platón,
Sócrates. Esto fue suficiente para Platón, que se retiró, asqueado de la
política, para dedicarse de lleno a la filosofía, del mismo modo que el duelo
con Grindelwald que derivó en la muerte de la hermana de Dumbledore
cambió la mentalidad de este sobre una carrera política 4 .
Al igual que Dumbledore, Platón pasó de la política a la educación. Su
descontento con la política le condujo a fundar la Academia, la primera
universidad de la civilización occidental. Fue en esta donde Platón vivió
alguno de sus mayores logros personales. Entre sus ilustres alumnos se
encontraban Cicerón y el propio discípulo de Platón, Aristóteles. Platón
también escribió muchas de sus obras más famosas mientras daba clase allí
sobre materias muy diversas, como arte, ética, ciencia, matemáticas, filosofía
e incluso amor. Por tanto, tanto Dumbledore como Platón encontraron el
consuelo de su mala experiencia con la política enseñando a los más jóvenes.
Pero la retirada de Platón de la vida política no le hizo desprenderse de sus
clara mentalidad política, de un modo muy similar al que Dumbledore
conservó sus ideas políticas sobre la magia incluso como profesor de
Hogwarts. Platón encontró en la Academia el lugar perfecto para reflexionar
sobre el mundo político y destilar la sabiduría que había adquirido desde la
experiencia. Su filosofía política se ve reflejada de forma ingeniosa en su
obra La República. Quizá la propuesta más sobresaliente de esta obra sea la
del gobernante filósofo 5 . La sociedad ideal que Platón esboza en La
República consta de tres clases: los trabajadores manuales, los guerreros y los
dirigentes. Es esta última clase la que posee todo el poder para crear políticas,
así como la supervisión cotidiana de los asuntos del estado. Los gobernantes
filósofos de Platón tienen un enorme poder, por lo que este cargo es
fundamental que esté desempeñado por las personas más cualificadas. En
concreto, deben poseer las cuatro «virtudes cardinales»: prudencia, valor,
templanza y justicia. Para asegurarse de que solo los ciudadanos más sabios y
virtuosos lleguen a gobernar, Platón propone un riguroso y largo proceso
educativo diseñado para separar el trigo de la paja. Este proceso incluso hace
palidecer al de Hogwarts, pues dura hasta los treinta y cinco años, seguido de
unas prácticas de quince años como funcionario público. Platón esperaba que,
al concluir, pudiéramos ser capaces de distinguir los Potters de los Malfoys.
Para asegurarse, uno de los factores primordiales para Platón es la
inteligencia. Deja claro una y otra vez que los gobernantes deben ser gente
que aprenda rápido y posean una buena memoria fuera de lo común. Se suele
decir con justicia que Platón fue el primer filósofo que defendió la unión del
poder político con los intelectuales. De hecho, este es el motivo por el que
solo los gobernantes cualificados son gobernantes filósofos: son aquellos que
superan a los demás en su capacidad intelectual.
Aunque puede que este sea el más famoso de los aspectos más valorados
por Platón, no basta solo con la inteligencia. Gracias a la cultura popular,
todos sabemos que muchos brillantes criminales han utilizado este don para
fines perversos: Lex Luthor en Superman, Hannibal Lecter en El silencio de
los corderos, Anakin Skywalker en La guerra de las galaxias e incluso el Dr.
Maligno de Austin Powers. Puede que la inteligencia sea un mero requisito
para gobernar, pero las exigencias de Platón van mucho más allá de un
cráneo extraordinario. Los gobernantes deben combinar su capacidad mental
con la virtud. La cuestión es, ya sea en Platón o en Potter, cómo distinguir,
entre los que poseen el don, quiénes lo utilizarán para el bien y quiénes para
fines egoístas.
Aquellos que están sobrados de amor propio son inadecuados para
gobernar 6 . A menudo, se encuentran entre los alumnos más dotados
intelectualmente, pero tienen dificultad para resistirse a sus impulsos y sus
aduladores. Al igual que Voldemort, ven el poder político como un medio de
satisfacer los deseos propios, lo que les genera un ansia de poder y les hace
poner todos los medios a su alcance para garantizarlo. Pero es este ansia lo
que sugiere que no son apropiados para ostentarlo, según Platón: «...Pues
debe lucharse por llegar a tener el mando, siendo esa guerra doméstica e
interna la que pierde a ellos y al Estado» 7 . Los tiranos como Critias solían
tener una vida corta y en su caída eran capaces de arrastrar consigo todo el
estado. Recordemos, por ejemplo, que la vida de Voldemort (en cualquiera de
sus estados corpóreos o físicos) es también corta. En Harry Potter y la piedra
filosofal, debe beber sangre de unicornio para recuperar sus fuerzas; debe
alimentarse de la vida de otro hasta poder adoptar de nuevo una forma física.
Incluso, a pesar de que Platón aceptara que la magia no se pudiera utilizar
para salvarse a uno mismo, su análisis de los tiranos también sigue siendo
válido dentro del mundo de Harry. Por consiguiente, deberíamos buscar
gobernantes que no estuvieran interesados en tener poder político: «El Estado
en el que los que deben mandar son los menos impacientes en gobernar llega
a ser mejor» 8 .
Platón proporcionó a sus lectores un útil test para distinguir a los que
podrían sucumbir a las tentaciones del poder de los capaces de resistirlas, una
leyenda conocida como El Anillo de Giges, que J. K. Rowling recupera y
refleja con el uso de la capa de invisibilidad en Harry Potter y las reliquias
de la muerte (hablaremos más sobre esto en breve). La leyenda de Platón es
referida por el personaje de Glaucón, que era el hermano de Platón en la vida
real. Cuenta esta historia que un pastor encuentra, gracias a un terremoto, un
anillo mágico que le hace invisible al darle la vuelta. Poseído por esta nueva
habilidad, el antes modesto pastor no tarda apenas en seducir a la esposa del
rey, atacar a este con su ayuda y matarle, y tomar el poder por la fuerza para
ocupar el lugar del rey. Glaucón aduce que «ninguno llegaría a ser, al parecer,
tan fuerte como para permanecer fiel a la justicia y no atreverse a apoderarse
del bien del otro, cuando entonces podría coger impunemente en el mercado
lo que quisiera, entrar en las casas para tener relaciones íntimas con quien le
viniese en gana, matar y libertar a quien quisiera y hacer todas las demás
cosas entre los hombres al ser semejante a un dios» 9 .
La respuesta implícita de Platón es que las conclusiones de Glaucón no
solo se aplican a los que tienen ansia de poder. Los que son justos y buenos
(los adecuados para tener el poder) se comportarían igual, tanto si fueran
invisibles como si no. Las personas preparadas para ello no pondrían sus
propios intereses por encima de los de sus amigos y conciudadanos. Por
tanto, la invisibilidad no beneficia en nada a la política. Estas cualidades se
manifiestan de manera más clara en la indiferencia de algunas personas hacia
las tentaciones del poder. El Anillo de Giges es una de las mejores pruebas
para descartar a las personas a las que no podemos confiar este tipo de poder.
De hecho, la cuestión de quién puede resistir las grandes tentaciones del
poder es uno de los principales asuntos (si acaso no el más importante) a
investigar en la saga de Potter.

Fudge y Umbridge: las lecciones de dos claros inadaptados al


poder

Si Platón encaró grandes desafíos al intentar garantizar dirigentes políticos


incorruptibles en su república ideal, en un mundo más real, pese a ser mágico
como es el de Harry Potter, dichos desafíos se antojan casi insalvables. Si
tenemos en cuenta las represalias de Dolores Umbridge en su año de gestión
tiránica en Hogwarts, el rechazo de Cornelius Fudge a creerse las claras
muestras del regreso de Voldemort y el escaso tacto que demostró Rufus
Scrimgeour con Harry al agradecerle sus servicios, hay buenos motivos para
preguntarse incluso si es posible un gobierno adecuado en la comunidad
mágica. ¿Está condenado el Ministerio a ser corrupto? Los personajes de
Rowling tienen mucho que enseñarnos sobre la naturaleza del poder político,
si echamos un vistazo a algunos de los posibles candidatos a Ministro de
Magia: Umbridge, Fudge, Voldemort, Dumbledore y Harry.
Ningún seguidor de la saga de Potter consideraría a Dolores Umbridge
una ciudadana modelo, ni mucho menos una gobernante justa. De hecho, su
implacable avalancha de leyes, castigos despiadados y tácticas propias de la
Gestapo para obtener y conservar el control podrían hacer que nos
preguntáramos por qué no se encontraba en el séquito de Voldemort, en vez
de en el Ministerio 10 . Aun así, en la saga desempeña cargos de poder, tanto
en el Ministerio como en Hogwarts. Una evaluación platónica de su etapa
como líder resultaría negativa. Sería un perfecto ejemplo de cómo no se debe
gobernar.
Basta un par de simples detalles para que los lectores se den cuenta de por
qué Umbridge no es válida para gobernar. En primer lugar, carece de todas
las virtudes necesarias que Platón analiza en La República: prudencia, valor,
templanza y justicia. La falta de autocontrol de Umbridge es su punto débil
particular. Basta con una observación sarcástica para desatar su ira pasiva-
agresiva, algo que Platón no esperaría de un buen candidato a gobernante
filósofo. En segundo lugar y por encima de todo, todas las técnicas de tortura
revelan su ansia oculta de poder. Consideremos, por ejemplo, los castigos a
Harry en Harry Potter y la Orden del Fénix. Le dice: «Quiero que escriba
‘No debo decir mentiras’... las veces que haga falta para que se le grabe el
mensaje» 11 . Este «se le grabe», como ya sabemos, es bastante literal. Y su
crueldad no parece sino aumentar conforme lo hace el poder que se le otorga.
Conforme el año avanza y va adquiriendo un rol más destacado en la
jerarquía de Hogwarts, gracias al Ministerio, sus decretos se multiplican al
mismo ritmo que sus castigos. Incluso se podría especular con que el
aumento paulatino de su autoridad es lo que alimenta su ansia de poder. Una
cosa está clara: Platón la habría expulsado de su Academia.
Umbridge nunca alcanzó el puesto de Ministro de Magia, pero el casi
igualmente peligroso e inepto Corneluis Fudge sí lo hizo. En parte, lo que le
hizo ser un ministro tan lamentable fue su miedo perpetuo a perder el poder.
Esta preocupación dio lugar a comportamientos dictatoriales que tenían su
reflejo en el control de la prensa. El regreso al poder del Señor Tenebroso se
debió en parte al fracaso de Fudge como líder. Por ejemplo, cuando Harry
anuncia que es un hecho que Voldemort ha regresado, Fudge decide
machacar a Harry en la prensa para conservar su imagen pública, la cual no
hizo sino empeorar cuando la verdad salió a la luz.
El cargo de Umbridge como Suma Inquisidora de Hogwarts es otro
ejemplo de los intentos de Fudge para conservar el poder de un modo injusto.
Recordemos cómo, al comienzo de Harry Potter y la Orden del Fénix, Harry
es llevado ante los tribunales por crear un patronus para protegerse de los
dementores a sí mismo y a su primo, Dudley. Se suponía que los dementores
no debían alejarse de Azkaban. Para tapar el error del Ministerio, Fudge lleva
a Harry a juicio y hace todo lo posible para ponerlo todo en su contra. Por
ejemplo, cambia la hora de la vista para intentar que Harry llegue tarde e
impedir que Dumbledore le ayude. Todo esto es una muestra de que las
cualidades de Fudge como gobernante son, cuanto menos, dudosas. Tiene
ansias de poder, pero su inseguridad le lleva a utilizar ese poder para sus
propios fines, en vez de para el bien público. Es muy torpe en sus intentos de
conservar el poder, lo que al final juega en su contra. Por tanto, al igual que
Umbridge, Fudge carece de las características que Platón describe como
necesarias para gobernar con rectitud; en concreto, de valor, justicia y
templanza.

Voldemort, Dumbledore y la tentación del poder

Está claro que a Voldemort no le falta firmeza ni confianza en sí mismo.


Incluso durante sus humildes comienzos en el orfanato, Tom Ryddle se sentía
atraído por el poder. «Utilizaba la magia contra otras personas para asustar,
castigar o dominar. Las historias del conejo que apareció colgado de una viga
y de los niños a quienes llevó con engaños a una cueva movían a reflexión.
“Puedo hacerles daño si quiero”...» 12 .
Al contrario de lo que promulgaba el gran filósofo de la Ilustración
Immanuel Kant acerca de no utilizar nunca otra persona como un simple
medio, Ryddle utilizaba a los demás como medio para alimentar sus deseos y
ambiciones. Los mortífagos, «un grupo de fieles amigos», no eran sus amigos
en absoluto, solo sus seguidores 13 . «Es indudable que Ryddle no sentía afecto
por ninguno de ellos», le dice Dumbledore a Harry 14 . La gran inteligencia de
Ryddle y sus habilidades sociales eran una combinación letal. Gran adulador
y habilidoso mago, fue una estrella entre sus compinches de Hogwarts, pero
también entre el profesorado.
Esta actitud revela el constante egocentrismo de Ryddle, un rasgo que se
vuelve más pronunciado conforme se va convirtiendo en Lord Voldemort 15 .
Este exceso de amor propio revela el intenso ansia de poder de Voldemort y
su paradójica habilidad para dañarse a sí mismo al intentar protegerlo, como
vemos en dos claros ejemplos: el asesinato de Lily Potter y la creación de los
horrocruxes. Pese a los deseos de su principal seguidor, Voldemort mata a
Lily, el gran amor de Severus Snape. Puede que Voldemort piense que Snape
no se irá de su lado, a pesar de lo que ha hecho, aunque puede también que no
le preocupe.
Lo que Voldemort busca es a sí mismo y los demás solo tienen valor como
herramientas al servicio de sus propios deseos. Su ansia por la inmortalidad,
incluso al precio de fragmentar su propia alma, es la prueba definitiva de su
mal y su propensión a la tiranía. Por último, no podemos olvidar las
maquinaciones de Voldemort para obtener el poder en el Ministerio. Aunque
se da cuenta de que su reputación le impide tomar el poder como Ministro de
Magia, coloca allí a otras personas como instrumentos para satisfacer su
codicia de poder.
Con su egoísmo despiadado, aguda inteligencia y tendencia a la tiranía,
Voldemort encaja perfectamente en la categoría de Platón de «gobernantes
menos fiables». Un personaje que daría mejor como gobernante es Albus
Dumbledore. Como cuenta él mismo, «a mí me ofrecieron el cargo de
ministro de Magia, no una vez sino muchas», y él es, después de todo, el
personaje más filosófico de la saga de Harry Potter, lo que le señala como el
mejor gobernante filósofo 16 . Casi todas las leyendas terminan con una
lección de un sabio que conecta con habilidad los eventos del último año con
sus diversos significados. En Harry Potter y el misterio del príncipe, cuando
está ensimismado en el Pensadero, Dumbledore profundiza en cuestiones
sobre la naturaleza humana y la psicología moral del mal, lo que le da a Harry
y a nosotros pistas importantes sobre cómo debería ser un gobernante.
Dumbledore incluso muestra todos los rasgos clave que debe tener un
gobernante filósofo. Es prudente, valiente, justo y tiene templanza... ¿o acaso
no? En Harry Potter y las reliquias de la muerte, descubrimos que
Dumbledore se vio tentado por el poder en su juventud, junto con su amigo e
inminente mago oscuro Gellert Grindelwald. Él admite que en este periodo
«me había demostrado a mí mismo que no sabía manejar el poder... el poder
era mi debilidad y mi tentación» 17 . Muchos años después, una vez consciente
de su peligrosa ansia de poder, siente de nuevo la tentación con el anillo de
Marvolo Gaunt, que acaba por acortarle la vida.
Lo que hace que Dumbledore sea venerable, pese a estos defectos, es su
conocimiento de sí mismo 18 . El maestro de Platón, Sócrates, enseñaba a sus
estudiantes a conocerse a sí mismos; Dumbledore tenía el suficiente
conocimiento de sí mismo como para saber que no sabía manejar el poder.
Este simple descubrimiento es determinante. Le impide aceptar la oferta para
ser Ministro de Magia, lo que le habría proporcionado el poder que tanto
desea. Y, por tanto, aunque no cumpla esta norma, resulta que Dumbledore
nunca cae tan bajo como Grindelwald o Voldemort, aunque podría haberle
ocurrido.
Dumbledore fomenta la justicia en la comunidad mágica con tan solo
conocerse a sí mismo, resistiéndose al poder que persigue y transmitiendo sus
enseñanzas a sus estudiantes. De haber sucumbido Dumbledore a sus propias
tentaciones, Voldemort habría tenido un competidor como personaje más
siniestro de la saga. El conocimiento socrático de sí mismo y las enseñanzas
platónicas de Dumbledore ponen de manifiesto la calidad de las virtudes que
atesora el personaje de Potter. Se conoce a sí mismo y posee prudencia, valor,
templanza y justicia. Quizá el mejor ejemplo de estos rasgos sea el propio
Potter.

La capa de Harry, el Anillo de Giges y las tentaciones del poder

Resulta que Harry sabe manejar el poder. ¿Cómo podemos estar seguros?
Recordemos el Anillo de Giges de Platón 19 . Mide nuestra rectitud, o
incorruptibilidad, en caso de tener la posibilidad de volvernos invisibles.
Rowling recupera este medidor de Platón con la capa de invisibilidad de
Harry. A lo largo de la saga, Harry tiene innumerables oportunidades de
abusar de este poder único. Dejando a un lado la transgresión de algunas
normas menores (como permanecer fuera a deshora), ni una sola vez la utiliza
para beneficiarse a costa de otros. A diferencia de Giges, Harry por supuesto
no mata a nadie ni busca el control político, sino que piensa en utilizar este
poder por el bien mayor, el auténtico. Cuando Scrimgeour le ofrece el trabajo
de su vida, Harry no piensa en sus propios intereses, sino en los de toda la
comunidad mágica. Cuando Harry descubre los horrocruxes, la idea más
peligrosa de toda la magia oscura, en vez de sentir la tentación de buscar la
vida eterna mediante el asesinato, como Voldemort, lo que hace es buscar los
horrocruxes de manera incansable para destruirlos, utilizando para ello su
capa. Esta admirable cualidad ya la vemos al principio, en Harry Potter y la
piedra filosofal. Cuando a los once años se enfrenta por primera vez a
Voldemort, Harry mira en el espejo de Oesed y descubre la piedra filosofal en
su bolsillo. El encantamiento de Dumbledore solo permite encontrar la piedra
a alguien que no tenga intención de utilizarla, lo que revela la ausencia de
deseo egoísta de Harry.
La indiferencia de Harry al reclamo del poder es la cualidad en la que
tanto Platón como Dumbledore coinciden que conduce a la sabiduría y al arte
de gobernar. Harry, sin duda, posee el resto de las virtudes necesarias para
gobernar, como el valor, la justicia y la prudencia, pero no es el único que las
tiene. Por consiguiente, es esta sabiduría platónica, que Rowling recupera y
coloca en un lugar destacado en su obra, la que debe determinar nuestra
búsqueda de los más adecuados para gobernar. Aunque Harry es un personaje
normal, con el que los lectores se pueden sentir identificados con facilidad,
no cabe duda de que su inmunidad al ansia de poder es algo mágico.

1. Tanto Platón como Alcibíades eran estudiantes del gran filósofo ateniense Sócrates.
2. Platón, Carta VII.
3. Ibídem.
4. Ibídem.
5.Este término suele aparecer como «rey filósofo», pero nos parece confuso porque Platón (que en esto
se adelantaba a su tiempo, como en tantas otras cosas) creía que las mujeres eran capaces de
desempeñar las funciones de un cargo político de máximo rango.
6. Platón, La República.
7. Ibídem.
8. Platón, La República.
9. Ibídem. Este mismo tema se trata en la película El hombre sin sombra (2000), en la que un brillante
científico interpretado por Kevin Bacon se vuelve invisible y adopta una conducta violenta digna del
mismísimo Giges.
10 .Hasta el mismo Platón es bastante sospechoso de un innecesario exceso de leyes y normas, que al
final lo único que hace es restarles valor, como podemos ver en La República.
11 . Harry Potter y la Orden del Fénix.
12 . Harry Potter y el misterio del príncipe.
13 . Ibídem.
14 . Ibídem.
15 .Muchos de los defensores del egoísmo más iluminado sugerirían que el egocentrismo de Voldemort
era autodestructivo, porque contenía las semillas de su destrucción. Si se hubiera querido más a sí
mismo de verdad, se habría dado cuenta de que el mejor modo de perseguir sus intereses era no ser tan
transparentemente egoísta.
16 . Harry Potter y las reliquias de la muerte
17 . Harry Potter y las reliquias de la muerte

18 .
Más información sobre este tema en el capítulo de Gregory Bassham de Dumbledore en este libro,
«Elecciones frente a capacidades: Conocerse a uno mismo según Dumbledore».
19 .Este paralelismo se observa en «The Magic of Philosophy», de David Baggett y Shawn E. Klein,
perteneciente a Harry Potter and Philosophy: If Aristotle Ran Hogwarts (Chicago: Open Court, 2004).
Hay otro filósofo en particular, Jean-Jacques Rousseau (1712-1778), que se hizo la misma pregunta a la
que se enfrentan Giges y Harry: «Con frecuencia me ha preguntado, en mis castillos en el aire, qué uso
habría hecho yo de este anillo». Su respuesta guarda cierto paralelismo con las acciones de Harry, quien
recordemos utilizó su poder para buscar el bien mayor. Las ensoñaciones del paseante solitario, de
Jean-Jacques Rousseau (Ed. Cátedra, 1986).
PARTE IV

LA SALA DE LOS MENESTERES: UN POCO DE TODO


10

¿Dumbledore es gay?
¿Qué sabe nadie?
Tamar Szabó Gendler

El 19 de octubre de 2007, en Nueva York, ante un Carnegie Hall repleto,


J. K. Rowling hizo unas llamativas declaraciones. En respuesta a una
pregunta sobre si Albus Dumbledore se había enamorado alguna vez,
Rowling reveló que ella «siempre había concebido a Dumbledore como un
gay». La reacción fue inmediata y empática. En los dos días siguientes se
recibieron cerca de 3.000 comentarios en el foro de Leaky Cauldron, junto
con otros 2.500 en MuggleNet. Hubo artículos en las revistas Time y
Newsweek, reportajes en la CNN y la NBC e incluso un artículo de opinión
en el New York Times.
Las reacciones se podían organizar en tres categorías. Algunos lectores
estaban encantados con la noticia. Como escribió uno de ellos en Leaky
Cauldron: «¡Dí que sí, Jo! ¡Por fin una representación de un hombre gay
sabio y fuerte, lejos de los estereotipos!» 1 . Había un segundo grupo que
estaba consternado. «Estoy decepcionado con Jo por sus comentarios sobre
Dumbledore. No hacía falta fomentar un estilo de vida tan perverso
conectándolo con una serie de libros en los que millones de niños se van a
interesar, ahora y en el futuro», escribió otro 2 . Pero las reacciones más
interesantes eran las del tercer tipo, las de los lectores que respondieron a las
declaraciones desafiando la autoridad de Rowling como autora. «A menos
que se decida a escribir el octavo libro, la señorita Rowling ya ha perdido su
oportunidad de contar algo nuevo sobre los personajes de Harry Potter. Si la
saga ha terminado de verdad, la autora ya no tiene autoridad para crear
nuevas ideas, sentimientos y realidades para estos personajes», escribió otro
lector 3 . «Insistir en que tiene el derecho de definir o redefinir a posteriori
estos personajes que dice que le siguen perteneciendo (como es el caso) es
insistir en que tiene un control total sobre lo que experimentan sus lectores,
algo que probablemente no sea así» 4 .
A primera vista, esta tercera reacción nos deja perplejos. Después de todo,
en la entrevista en el Carnegie Hall, Rowling reveló todo tipo de cosas que no
formaban parte de una manera explícita de las historias de Harry Potter. Le
dijo a los espectadores cosas que pasaban una vez acabados los libros, antes
del comienzo de los libros y durante los libros. Pero nadie escribió
comentarios sobre que Neville Longbottom no siguió casado con Hannah
Abbott, o que Remus Lupin, antes de que Dumbledore le aceptara, tenía
problemas económicos porque nadie quería darle trabajo a un hombre lobo, o
que Petunia Dursley casi le desea buena suerte a Harry cuando se despide de
él al comienzo de Harry Potter y las reliquias de la muerte, pese a haber
realizado todas estas revelaciones por primera vez en el curso de la misma
entrevista.
Lo que nos encontramos aquí es una versión de lo que los filósofos llaman
el problema de la verdad en la ficción 5 . ¿Tenemos información acerca de qué
es cierto dentro del mundo de una historia y, en tal caso, de dónde proviene
esa información? ¿Depende de que consideremos como verdaderas las
afirmaciones del autor de la historia? ¿Qué papel representan sus lectores (u
oyentes) y lo que el autor tenía en mente? ¿Qué pasa con las convenciones
propias del género al que pertenece la historia? Y, como estas, muchas otras
preguntas.

La verdad en la ficción

Como estamos intentando determinar si una afirmación en particular es


verdad dentro de una obra de ficción, una estrategia obvia sería trasladar el
problema a un caso no ficticio. Nos podríamos preguntar: ¿cómo hace un
historiador o biógrafo para determinar que su una afirmación concreta es
cierta? Bueno, lo que hace es mirar cómo son las cosas en el mundo actual,
empleando recursos como documentos de archivo, grabaciones históricas y
pruebas arqueológicas. Basándose en esto, puede que determine si la
afirmación «George Washington fue presidente de los Estados Unidos» es
cierta. Es cierta porque George Washington fue presidente de los Estados
Unidos.
¿Cómo funcionaría esto en un caso ficticio? ¿Podemos concluir que
«George Weasley era uno de los golpeadores de Gryffindor» es una verdad
(del mundo de Harry Potter) si sabemos que (en el mundo de Harry Potter)
George fue uno de los golpeadores con Gryffindor? En el caso de George
Washington, nos fijamos en el mundo actual, de modo que, en el caso de
George Weasley, solo tenemos que fijarnos en el mundo de Harry Potter. El
problema es que no sabemos qué mundo es ese, en realidad. Después de todo,
podría ser que existiera algún otro mundo imaginario, llamémosle el mundo
de Harry Schmotter, en el que George Weasley resulta que es el buscador de
Slytherin. Y otro, llamémosle el mundo de Harry Plotter, en el que George
resulta ser el cazador de Hufflepuff. ¿Y qué hay del mundo de Harry Putter,
en el que en vez de a quidditch se juega al golf? ¿O el mundo de Harry
Hotter, en el que, en vez de túnicas, llevan trajes de baño? El problema, como
señalaba el filósofo David Lewis (1941-2001), es que «todos los mundos
posibles serían como es algún mundo imaginario» 6 .
Por tanto, no sirve de nada considerar que la tarea del escritor (de ficción)
es como la tarea del historiador o el biógrafo (del mundo real). Está bastante
claro que la labor del historiador consiste en descubrir cosas de un tipo
bastante concreto, puesto que solo hay un mundo real y la parte complicada
para el historiador o biógrafo es averiguar qué ha pasado en este. Pero existen
tantos mundos imaginarios como posibilidades de imaginar, por lo que la
parte complicada para el escritor de ficción es decidir cuál es el mundo
imaginario del que nos está hablando. Y no está para nada claro si esto se
podría considerar un descubrimiento o más bien una creación 7 . Por decirlo
de otro modo, el problema de averiguar si la afirmación «George Weasley era
uno de los golpeadores de Gryffindor» es una verdad (del mundo de Harry
Potter) es averiguar cuál de los casi infinitos mundos imaginarios posibles es
el mundo de Harry Potter, con lo que estamos como al principio.
Vamos a abordar el problema desde una perspectiva algo diferente.
Pensemos en Harry Potter como un acto de comunicación en el que una
escritora, J. K. Rowling, intenta proporcionar a sus lectores el acceso a un
mundo imaginario que ella visualiza. Esto lo hace escribiendo una serie de
palabras que espera que sus lectores interpreten de una determinada forma
(supongamos por ahora que no hay ninguna dificultad de comprensión más
allá del significado literal de las frases que ha escrito). Al escribir estas
palabras, permite a sus lectores saber con exactitud qué mundo está
visualizando, es decir, les permite saber qué mundo es el de Harry Potter.
Y, desde esta misma perspectiva, preguntémonos: ¿qué es cierto en el
mundo de Harry Potter? Podemos empezar por una sencilla proposición
doble que tengamos que comprobar. Según esta propuesta, en el mundo de
Harry Potter es cierto (a) todo o (b) solo lo que aparece en las 4.100 páginas
que componen los siete libros principales de Potter (a los que quizá
podríamos sumar Quidditch a través de los tiempos, Animales fantásticos y
dónde encontrarlos y Los cuentos de Beedle el Bardo).
¿Qué tal funciona la parte (a) de la proposición? La verdad es que parece
un buen comienzo, pero hay un pequeño problema. Si le exigimos
congruencia a la historia (ahora veremos si tiene sentido este requisito),
entonces no podemos tomar como cierto en la ficción todo lo que aparece en
esas páginas, puesto que hay incongruencias triviales a lo largo de la saga.
Por ejemplo, en Harry Potter y la piedra filosofal, se dice que la insignia de
prefecto de Percy Weasley es plateada, mientras que en Harry Potter y la
Orden del Fénix se nos cuenta que son de color escarlata y dorado; en Harry
Potter y la cámara secreta se nos dice que a Myrtle la Llorona se la oye
sollozar en algún lugar del sifón del retrete, mientras que en Harry Potter y el
cáliz de fuego cuenta que se la oye en la cañería de uno de los váteres.
Si lo que buscamos es congruencia, tendremos que aceptar la versión del
sifón o la versión de la cañería, pero no nos podemos quedar con ambas
(¿cuál deberíamos escoger? Lo más seguro sería, la que Rowling diga que
tenía en mente en realidad. Volveremos a hablar de esto más adelante en este
capítulo). Hecha esta advertencia, parece razonable afirmar que todo lo que
está escrito en esas 4.100 páginas y pico es cierto en el mundo de Harry
Potter. Es decir, parece razonable decir que el mundo de Harry Potter es uno
de los mundos en el que lo que está escrito en esas 4.100 páginas y pico es
cierto. Vamos a llamar a estas cosas las verdades primarias de este mundo.
Antes de pasar a la (b), vamos a volver a la afirmación de que se supone
que el mundo de Harry Potter mantiene una coherencia interna. ¿En qué
sentido decimos «se supone que»? Bueno, parece bastante claro que, en su
mayor parte, el mundo que se describe en los libros de Potter es coherente,
como pone de manifiesto el hecho de que es raro encontrar incoherencias. Y
los lectores de Rowling esperan de ella que describa un mundo interno
coherente, como demuestra el hecho de que, cuando aparecen
incongruencias, a los lectores les llaman la atención. También resulta obvio
que Rowling pretende describir un mundo coherente, como indica el hecho
de que ella corrija estas incongruencias en ediciones posteriores. Es más,
parece evidente que los libros de Harry Potter son el tipo de libros en los que
se aprecia el que haya una congruencia interna; pertenecen a un género (es
decir, a una categoría literaria que se caracteriza por unas determinadas
convenciones) en el que la congruencia interna es un sello distintivo.
Volveremos más adelante en nuestro análisis a estos cuatro criterios
(pruebas textuales, reacción del lector, intención del autor y restricciones del
género). Pero, para eso, vamos a reflexionar antes sobre (b), la sugestión de
que las verdades primarias son solo aquellas cosas que son ciertas en el
mundo de Harry Potter. En comparación con (a), (b) parece más
problemática, puesto que hay algunas cosas que no son verdades primarias en
el mundo de Harry Potter: que Hermione Granger tenga diez dedos, que
Lavender Brown mida más de 60 cm, que Helga Hufflepuff nunca haya sido
gobernadora de Misuri, o que Cedric Diggory no juegue en los Boston Red
Sox. Después de todo, no hay ninguna frase en ninguno de los libros de
Potter que diga «Hermione tiene diez dedos» o «aunque Cedric Diggory es
un excelente jugador, no forma parte de ningún equipo de béisbol de las
grandes ligas». Y si parece razonable pensar que estas cosas son verdad en el
mundo de Harry Potter, como tantas y tantas otras que no se dicen de manera
explícita en el texto, entonces ¿qué las convierte en ciertas? ¿Qué principio
determina la generación que podríamos llamar verdades secundarias?
Una de las principales fuentes de verdades secundarias en la ficción son
las verdades importadas del mundo real. Es de esperar que la mayoría de los
lectores piensen que, en el mundo de Harry Potter, la Tierra gira alrededor del
sol, los gatos tienen cuatro patas y a enero le sigue febrero.
Aunque estas cosas no se dicen en los libros, son consistentes con las
verdades primarias de la historia y sirven para completar el mundo
imaginario de un modo que nos parece útil y natural. Pero ¿es cierto en el
mundo de Harry Potter que Cristóbal Colón zarpó en 1492 o que John
Lennon cantaba en los Beatles? Aunque estas cosas guardan la congruencia
con las verdades primarias de la historia, no parece que haga falta rellenar
con ellas el mundo imaginario. ¿Y qué hay de cosas que tuvieron lugar
durante los años de Harry en Hogwarts, como el divorcio de la Princesa
Diana y el Príncipe Carlos, o la popularidad de los iPods? No son
abiertamente inconsistentes con las verdades primarias de la historia, pero
parecen no encajar del todo en el mundo imaginario. ¿Y qué hay de los
hechos del mundo real sobre el propio Harry Potter: que Mike Newell fuera
el director de la película de Harry Potter y el cáliz de fuego, o que Harry
Potter y las reliquias de la muerte vendiera más de 11 millones de copias en
sus primeras veiticuatro horas? No hay nada en las historias que lo descarte
de manera explícita, pero está claro que son cosas que no queremos reconocer
como verdades en el mundo de Harry Potter.
Estos ejemplos plantean el problema de aceptar lo que podríamos llamar el
principio de inclusión máxima: que todo lo que es cierto en el mundo real es
cierto en el mundo ficticio, a menos que contradiga explícitamente una de las
verdades primarias de la ficción. Basándonos en este principio, podríamos
dar por cierto que, en el mundo de Harry Potter, ahora mismo estás leyendo
este capítulo. Es más, no está claro ni siquiera que queramos un principio tan
preciso como este. ¿De verdad creemos a ciencia cierta que en el mundo de
Harry Potter es cierto que Isaac Newton y Gottfried Leibniz descubrieron (o
inventaron) cada uno por su cuenta el cálculo? (gracias, tíos). ¿Aceptaríamos
de verdad que quien niegue que esto es cierto en el mundo de Harry Potter
está equivocado o no ha entendido bien la historia? ¿Y no surgiría un
problema similar sea cual fuere el principio elegido?
Como dijo Aristóteles en su famosa cita, «nuestra exposición será
suficientemente satisfactoria, si es presentada tan claramente como lo permite
la materia... es propio del hombre instruido buscar la exactitud en cada
materia en la medida en que la admite la naturaleza del asunto... tan absurdo
sería aceptar que un matemático empleara la persuasión como exigir de un
retórico demostraciones» 8 . Por tanto, parece que cuando buscamos las
verdades secundarias de una historia, deberíamos preguntar por las reglas
generales que nos permiten entender mejor (o apreciar mejor) una obra de
ficción. Y, en realidad, ¿qué más podría haber? A menos que nos vayamos a
un planteamiento en el que el trabajo de un escritor de ficción es como el de
un periodista de verdad, cuya tarea es hablarnos de un único mundo
imaginario en particular, resulta raro exigir certeza absoluta de que todas y
cada una de las posibles verdades secundarias forman o no parte del mundo
de la historia.

Entonces, ¿Dumbledore es gay o no?

Volvamos a nuestra pregunta principal: ¿es cierto en el mundo de Harry


Potter que Dumbledore es gay? Y pensemos qué tipo de consideraciones
podríamos aplicar al responder a la pregunta. Como hemos comentado,
parece haber cuatro sitios en los que podemos mirar: pruebas textuales,
reacción del lector, intención del autor y restricciones del género.
Hasta donde llegan las evidencias textuales, está claro que «Dumbledore
es gay» no es una verdad primaria en Harry Potter: esta frase no aparece por
ningún lado en las más de 4.100 páginas oficiales. Por tanto la cuestión es si
se trata de una verdad secundaria. Está claro que no es el tipo de verdad
secundaria que se puede importar desde el mundo real, porque Dumbledore
es un personaje de ficción. Pero es el tipo de verdad secundaria implícita que
los lectores astutos pueden llegar a deducir (por ejemplo, del modo en que
Rowling describe la intensa relación de Dumbledore con Gellert Grindelwald
en Harry Potter y las reliquias de la muerte («No te imaginas cómo me
atrajeron sus ideas, cuánto me inflamaron»), y el hecho de que no haya
mención alguna de que Dumbledore tenga intereses románticos
heterosexuales 9 . Lo justo sería decir aquí que, aunque es compatible con las
verdades primarias de la historia (y puede que incluso estas lo sugieran, ya
hablaremos de esto más adelante en esta sección), no existe una implicación
estricta. Y, de hecho, esta fue la reacción de algunos de los lectores más
atentos: cuando a la actriz Emma Watson (que interpreta a Hermione) le
dijeron que Dumbledore era gay, respondió: «La verdad es que nunca se me
había ocurrido pensarlo, pero si J. K. Rowling dice que es gay, tiene su
lógica» 10 .
¿Pero por qué debería importar lo que diga Rowling? Los lectores se han
quejado: « Si la saga ha terminado de verdad, la autora ya no tiene autoridad
para crear nuevas ideas, sentimientos y realidades para estos personajes...
Insistir en que tiene el derecho de definir o redefinir a posteriori estos
personajes que dice que le siguen perteneciendo (como es el caso) es insistir
en que tiene un control total sobre lo que experimentan sus lectores, algo que
probablemente no sea así» 11 . Y, de hecho, esta idea de la autoridad del autor
la encontramos también, en formas diversas, en los principales críticos de la
intención del autor, como William K. Wimsatt, Monroe C. Beardsley, Hans-
Georg Gadamer, Roland Barthes, Michel Foucault y Jacques Derrida 12 .
Señalan, por ejemplo, que el lenguaje es una creación social y que los autores
no tienen el poder para hacer que las palabras signifiquen lo que ellos
decidan. Si un profesor le anuncia a su clase que el jueves va a haber un
examen, aunque su intención fuera decir «martes», no puede afirmar que sus
palabras significaban que iba a haber un examen el martes. (Claro que puede
insistir en que quiso decir «martes», pero no puede pretender que al decir
«jueves» eso significa «martes»). De un modo similar, si un autor hace que
un personaje recite un poema que el autor pretende que sea una pieza de gran
belleza y profundidad, pero que se compone de las palabras «Pito pito
gorgorito, adónde vas, Kreacher, bonito», eso no implica que «Pito pito
gorgorito, adónde vas, Kreacher, bonito» sea un gran poema. Por este
razonamiento, no es Rowling quien tiene que decir si Dumbledore es gay: su
textos deben poder hablar por sí mismos, y cada uno de sus lectores es un
oyente cualificado.
Una de las implicaciones de esta idea es que no existe ningún significado
o interpretación «correcta» de un texto dado. Cada lector puede abordar el
texto desde un contexto histórico y cultural diferente, y su relación con el
texto dará lugar casi con toda seguridad a diversas interpretaciones. Los
libros de Harry Potter pueden significar una cosa para mí, otra para ti y otra
para J. K. Rowling, y ninguna de ellas es mejor que otra. Conforme a esto, la
idea de intentar averiguar qué pasa en el mundo de Harry Potter es errónea,
puesto que no hay un único mundo que sea «el mundo de Harry Potter»; hay
tantos como lectores 13 .
En cambio, los teóricos de la literatura «intencionalista», como E. D.
Hirsch Jr., sostienen que la intención del autor es lo que fija la interpretación
correcta a un texto. Si no fuera así, dice Hirsch, utilizaríamos los textos
«como nos viniese en gana» 14 . Y, al menos si tenemos en cuenta que lo que
más importa a los lectores es entender lo que quería decir el autor, la
intención sí que es fundamental. Si te pregunto si me quieres y me respondes
recitando un poema, lo que más me interesará no será intentar interpretar el
poema desde mi exclusiva perspectiva histórico-cultural, sino intentar
entender lo que querías transmitir al recitarlo. Tanto si estoy intentando
entender una orden militar confusa, o lo que creo que es un texto
maravillosamente escrito, o si soy juez e intento descubrir la «intención
original» de una legislación, como ofrecer lo que espero sea la interpretación
definitiva del Timeo de Platón, mi principal interés, si no el único, es
reconstruir la intención original del autor. Y esto también les pasa a muchos
lectores de los libros de Potter.
¿Por qué? Porque, para la mayoría de los fans de Potter, Rowling es el
propietario de la patente y el creador del universo Potter. Ella es la que cuenta
la historia (y este es, de hecho, el único requisito) y es la única que tiene el
derecho de completar, embellecer y continuar su historia. La propia Rowling
parece apoyar esta idea, al decir que Dumbledore «es mi personaje. Es lo que
es y tengo el derecho a decir lo que digo sobre él» 15 . Y al informarnos fuera
de los libros que Dumbledore es gay, Rowling está completando para
nosotros los libros de Potter, en una especie de apéndice oral a estos, con
detalles de la historia que desea que los lectores conozcan. Por supuesto, los
lectores son libres de leer los textos en cuestión de maneras diferentes,
porque cada cual lo disfruta como quiere. Pero a la mayoría de los seguidores
de Potter lo que más les interesa es cómo decide Rowling completar su
mundo imaginario. Y a menos que tengamos una razón específica para no
tomar en serio lo que dice en este caso (porque podríamos, por ejemplo,
pensar que en vez de «Dumbledore» quiso decir «Madame Hooch»), no se
nos ocurre cómo no íbamos a aceptar todos los demás detalles e historias
paralelas que Rowling ha revelado solo en alguna de sus cientos de
entrevistas y publicaciones 16 .

Fin de la especulación: cuestión de género

Aunque para muchos lectores la declaración de Rowling zanja el tema, no


deja de ser interesante pensar en la cuestión desde la perspectiva de nuestro
tema final: el del género. Una posible crítica de los lectores a la sugerencia de
que Dumbledore es gay sería afirmar que Harry Potter pertenece al género de
las historias para niños, en las que no se plantean cuestiones de la sexualidad
de los adultos. Según este razonamiento, al decir que Dumbledore es gay
estaríamos faltando a la historia, y no porque él sea heterosexual o incluso
asexual, sino porque no tiene ningún sentido hablar de su sexualidad.
Pero, aunque este podría ser un argumento plausible en el caso de Buenas
noches, luna o El mago de Oz, cuesta defenderlo en el caso de Harry Potter,
puesto que en él encontramos asuntos como el coqueteo entre Rubeus Hagrid
y Madame Maxime, o el odio de Severus Snape hacia Harry, que se explica
en parte por su amor no correspondido hacia Lily. De hecho, podríamos
incluso replicar que en este caso el género juega a favor del hecho de que
Dumbledore sea gay, puesto que los libros de Harry Potter pertenecen a un
género de ficción para jóvenes adultos en el que las necesidades y deseos de
los adultos pasan desapercibidas en su mayor parte a los jóvenes
protagonistas. Y esto ayudaría a explicar por qué no se hace ninguna mención
a la sexualidad de Dumbledore en el texto, a pesar de ser un hecho importante
en el mundo imaginario en su conjunto.
También podríamos razonar que Harry Potter pertenece a un género de
historias imaginarias en las que el número de minorías está limitado. Aunque
es cierto que Cho Chang es china, las hermanas Patil son indias y Lee Jordan
es negro, también es verdad que la decoración del Baile de Navidad no parece
incluir menorás de Janucá, ni escuchamos nada sobre alumnos que ayunen
durante el Ramadán, ni que se hagan fogatas para celebrar el Holi. O que
alguien use silla de ruedas, se comunique mediante lenguaje de signos o lea
en braille.
Vale, de acuerdo. Pero podríamos objetar que el tratamiento que hace
Rowling de las minorías es bastante peculiar. En lo que respecta a la historia
en sí, no cabe duda de que la tolerancia es la norma: las parejas interraciales
son algo tan natural que no requieren ningún comentario explícito. Pero, a
nivel metafórico, a lo largo de la saga surgen algunas cuestiones relacionadas
con las minorías: por ejemplo, la disposición de Tonks a casarse con Lupin a
pesar de su problema físico (es un hombre lobo), la cruzada de Hermione
para la liberación de los elfos domésticos o el persistente debate sobre los
sangre sucia, los sangre pura y la supremacía de los magos. Visto así, el
tratamiento literal limitado de los problemas de las minorías a lo largo del
texto juega a favor de que Dumbledore sea gay, puesto que, de nuevo,
explica en cierto modo por qué no hay ninguna mención explícita a este
hecho en las más de 4.100 páginas de los libros que componen la saga. Al
presentar a Dumbledore como un personaje con el que los lectores se puedan
identificar, Rowling consigue que sus lectores se vuelvan más tolerantes sin
percatarse de ello, pues les lleva a reconocer que, al igual que las parejas
interraciales, la orientación sexual no es ningún problema al no requerir una
mención explícita.
Por último, se podría aducir que Dumbledore no es gay porque es un dato
que no aporta nada a la historia, con lo que las declaraciones de Rowling
serían un relleno intrascendente, en el mejor de los casos. Pero parece claro
que el amor de Dumbledore por Grindelwald sí es importante para la trama.
Según las palabras de Rowling en el Carnegie Hall, «hasta cierto punto,
¿decimos que esto justifica un poco más a Dumbledore porque el amor nos
puede cegar hasta tal punto? Pero conoció a alguien tan brillante como él, y...
se sentía muy atraído por esta brillante persona, así como terriblemente
decepcionado por él» 17 . A lo largo de la saga de Harry Potter, los personajes
se enamoran por completo de aquellos con los que comparten características:
James Potter y Lily Evans son valientes y encantadores; Molly y Arthur
Weasley son educados y fieles; Tonks y Lupin son luchadores y
desafortunados; Bill Weasley y Fleur Delacour son elegantes y atractivos. El
rasgo más destacable de Dumbledore es su intelecto. ¿Podría ser que
Dumbledore fuera gay porque Rowling no podía concebir que existiera una
mujer con su mismo nivel intelectual? 18

1.«J. K. Rowling at Carnegie Hall Reveals Dumbledore Is Gay; Neville Marries Hannah Abbott, and
Much More».the-leaky-cauldron.org/2007/10/20/j-k-rowling-at-carnegie-hall-reveals-dumbledore-is-
gay-neville-marries-hannah-abbott-and-scores-more/ (traducido del original).
2.
«J. K. Rowling at Carnegie Hall Reveals Dumbledore Is Gay; Neville Marries Hannah Abbott, and
Much More». (traducido del original).
3. «Why J. K. Rowling Is No Authority on Dumbledore’s Sexual Orientation», de Brenda Coulter.
brendacoulter.blogspot.com/2007/10/why-jk-rowling-is-no-authority-on.html (traducido del original).

4. «Rowling Says Dumbledore Is Gay», de Tara Weingarten y Peg Tyre.


europe.newsweek.com/rowling-says-dumbledore-gay-102813?rm=eu. Hay una respuesta similar en «Is
Dumbledore Gay? Depends on Definitions of ‘Is’ and ‘Gay’», de Edward Rothstein. New York Times,
29 de octubre de 2007 (traducido del original).
5.Más información reciente sobre esta cuestión en «Truth in Fiction», de David Lewis, reimpreso en
Philosophical Papers: Volume I (New York: Oxford University Press, 1983); The Nature of Fiction, de
Gregory Currie (Cambridge, UK: Cambridge University Press, 1990); Mimesis as Make-Believe, de
Kendall Walton (Cambridge, MA: Harvard University Press, 1990).
6. On the Plurality of Worlds, de David Lewis (Malden, MA: Blackwell Publishers, 2001) (traducido
del original).
7. De hecho, esta clasificación entre creación y descubrimiento parece ser válida para los objetos
abstractos en general. Piensa en lo que hace un compositor cuando escribe una serie de notas: ¿crea una
nueva pieza musical, o una en particular de la infinidad de secuencias de sonidos que ya existen (pero
aún no han sido escritas)? ¿No son en definitiva dos descripciones de la misma cosa?
8. Ética nicomáquea, de Aristóteles.

9. Harry Potter y las reliquias de la muerte.


10 .«Potter Stars React to Gay Twist», de Tim Masters. news.bbc.co.uk/1/hi/entertainment/7085863.stm
(traducido del original)
11 .
«Why J. K. Rowling Is No Authority on Dumbledore’s Sexual Orientation», de Brenda Coulter, y
«Rowling Says Dumbledore Is Gay», de Tara Weingarten y Peg Tyre (traducidos del original).
12 .Más información sobre este asunto en «Authors, Intentions and Literary Meaning», de Sherri Irvin,
incluido en Philosophy Compass, vol. 1, nº 2 (2006) (disponible on-line en el DOI 10.1111/j.1747-
9991.2006.00016.x), y los ensayos recopilados en Intention and Interpretation, editado por Gary
Iseminger (Philadelphia: Temple University Press, 1992).
13 . Más información sobre estos asuntos en Introducción a la teoría literaria, de Terry Eagleton (S. L.
Fondo de cultura económica de España, 1993).
14 .The Aims of Interpretation, de E. D. Hirsch Jr. (Chicago: University of Chicago Press, 1976)
(traducido del original).
15 .«J. K. Rowling on Dumbledore Revelation: ‘He Is My Character’» (traducido del original).the-
leaky-cauldron.org/2007/10/23/j-k-rowling-on-dumbledore-revelation-i-m-not-kidding/.
16 . Hay una larga lista de ellas en accio-quote.org/.
17 .
«J. K. Rowling at Carnegie Hall Reveals Dumbledore Is Gay; Neville Marries Hannah Abbott, and
Much More» (traducido del original).
18 . Mi agradecimiento a Elliot Paul y Mary Beth WIllard por sus útiles comentarios y aportaciones.
11

Elecciones frente a habilidades


Conocerse a uno mismo según Dumbledore

Gregory Bassham

Sócrates decía que conocerse a uno mismo es el comienzo de la sabiduría.


¿Quién soy yo? ¿Cuáles son mis deseos más profundos? ¿Y mis virtudes?
¿Cómo puedo llevar una vida más auténtica? ¿Tiene sentido mi vida? ¿Qué
objetivos me debería marcar? Este tipo de preguntas llevan siendo una pieza
central de la búsqueda de la sabiduría desde los comienzos de la filosofía
occidental.
La búsqueda de uno mismo es uno de los principales temas de los libros
de Harry Potter. Al principio de Harry Potter y la piedra filosofal, Harry no
sabe casi nada acerca de quién es ni de dónde procede. Él piensa que es un
chico pobre, corriente y desconocido que lleva una vida monótona y sin
misterio. Conforme la historia se va desarrollando, Harry se da cuenta de que
ninguna de estas cosas es verdad y logra alcanzar poco a poco un
conocimiento cada vez mayor de sí mismo, sus habilidades y su lugar en el
mundo. En un lenguaje filosófico tradicional, los libros de Potter son un
cuento de conocimiento personal. Describen el largo y complicado viaje de
Harry de la «apariencia» a la «realidad».
La búsqueda de uno mismo es un camino sinuoso, que suele entrar en
conflicto con la propia identidad. ¿Recuerdas el final de Harry Potter y la
cámara secreta? Harry se alarma al descubrir que comparte muchas
características con Voldemort, como la atípica y algo siniestra capacidad de
hablar pársel. Al acordarse de que el Sombrero Seleccionador casi le coloca
en Slytherin en vez de en Gryffindor, Harry se pregunta si tiene un lado
oscuro.
El profesor Dumbledore le tranquiliza y le indica que sus acciones han
sido muy diferentes de las de Voldemort y añade: «Son nuestras elecciones,
Harry, las que muestran lo que somos, mucho más que nuestras
habilidades» 1 . El filósofo y experto en Potter Tom Morris acierta al describir
esto como «uno de los conocimientos filosóficos más importantes en los
libros de Harry Potter» 2 . ¿A qué se refiere Dumbledore? ¿Qué son las
elecciones? ¿En qué se diferencian de las habilidades? ¿Y es cierto que
nuestras elecciones dicen más de nosotros que nuestras habilidades?

Elecciones

Las «elecciones» son un asunto sobre el que los filósofos han escrito
mucho. Uno de los primeros filósofos en abordar el tema fue Aristóteles
(384-322 a. C.), quien, en su Ética nicomáquea, ponía cuidado en distinguir
«elección», prohairesis, de conceptos relacionados como deseo, ganas,
emoción y decisión voluntaria. Llega a la conclusión de que la elección es un
tipo de «deseo deliberativo» para cosas que están a nuestro alcance.
Aristóteles sostenía que la elección es «más apta que las acciones para juzgar
nuestro carácter», por lo que la afirmación de Dumbledore, muy similar,
podría considerarse perfectamente como un eco del famoso razonamiento de
Aristóteles 3 .
Los filósofos han observado que «elección» se usa en varios sentidos. A
veces, se refiere a un evento mental interno, un acto de decisión que puede
derivar o no en un acto físico y evidente. Alguien que dice: «Draco Malfoy
eligió asesinar a Dumbledore, pero al final no pudo obligarse a hacerlo» está
utilizando «elegir» en su sentido puramente interno 4 . Es a lo que nos
referiremos como «elección interna».
A veces «elección» no se refiere a ninguna decisión mental interior, sino a
un acto físico observable realizado en un contexto de supuestas alternativas 5 .
Al decir que «Dumbledore no eligió bien algunas veces en su juventud»
estamos utilizando «elegir» en su segundo sentido. A esto nos referiremos
como «elección-acto».
Hay un tercer tipo de elección que combina elementos internos y externos.
Vamos a considerar un conocido ejemplo del filósofo alemán Immanuel Kant
(1724-1804). El tendero A y el tendero B deciden no engañar a sus clientes.
El tendero A lo hace porque tiene miedo de ir a la cárcel. El tendero B lo hace
porque es honesto y quiere hacer lo correcto. ¿Han elegido ambos lo mismo?
Kant dice que no: la elección del tendero B es diferente y es un acto de mayor
talla moral que el del tendero A 6 . En este ejemplo, podemos distinguir tres
detalles de la elección del tendero B: es un acto de decisión interno (elige no
engañar al cliente), es un acto físico visible (tratar al cliente con honestidad) y
un motivo interno (tratar al cliente con honestidad porque es lo correcto). En
esta tercera acepción de «elección» no podemos saber qué decisión ha
tomado alguien realmente a menos que sepamos los motivos que tenía esa
persona para hacer lo que hizo. A esto nos referiremos como «elección-
motivo».

¿Qué dicen de nosotros nuestras elecciones?

Una vez concretados los distintos significados de la palabra elección,


podemos preguntarnos si Dumbledore tiene razón al decir que son nuestras
elecciones, y no nuestras habilidades, las que nos dicen «quiénes somos en
realidad» 7 . Está claro que nuestras decisiones internas, por sí solas, puede
que no nos digan mucho sobre nuestro auténtico yo. Por ejemplo, el mero
hecho de que Dudley Dursley haya decidido dejar los dulces no le aporta (o
no nos aporta) mucho sobre su carácter a menos que sepamos por qué los
dejó, si mantendrá su decisión durante un cierto tiempo, etc.
Del mismo modo, las elecciones-actos no revelan demasiado acerca de
nuestro yo interior. El carácter, como nos recuerda Aristóteles, depende de
cómo se establezca la disposición (del hábito, no de las acciones
individuales). Por el simple hecho de que Hermione Granger a veces rompa
reglas (por ejemplo, al ayudar a organizar el ejército de Dumbledore) no
significa que ella suela hacer esto de manera habitual. Es más, como deja
claro el ejemplo de los dos tenderos de Kant, las acciones físicas visibles de
una persona puede que nos digan muy poco de sus motivaciones internas. En
los libros de Potter, este aspecto está perfectamente plasmado en el personaje
de Severus Snape. Para un observador externo, las acciones de Snape suelen
coincidir con las de un seguidor acérrimo de Voldemort. Pero al final nos
damos cuenta de que la auténtica lealtad de Snape es hacia Dumbledore y la
memoria de Lily Potter.
Las elecciones más reveladoras suelen ser del tipo elección-motivo,
porque transmiten más información que las de los otros dos tipos. Aparte de
decirnos qué elección hemos tomado (interna), nos mueven a decidir si
hemos tenido personalidad suficiente para actuar en base a la elección.
Dumbledore probablemente estaría pensando en tomar una elección de este
tercer tipo, más complejo, cuando elogia a Harry al final de Harry Potter y la
cámara secreta y afirma que las elecciones son más reveladoras que las
habilidades. Las elecciones a las que se refiere (por ejemplo, la elección de
Harry de arriesgar su vida al entrar en la Cámara Secreta para salvar a Ginny
Weasley) no es una simple decisión interna de Harry ni un mero acto físico.
Dumbledore alaba el paquete completo: (a) la decisión de Harry de (b) entrar
en la Cámara Secreta para salvar a Ginny Weasley, (c) dónde actuó, a pesar
de los obstáculos y peligros conocidos. En este sentido, la elección de Harry
nos dice muchísimo de su carácter.
¿Hay casos en los que nuestras elecciones-motivos no dicen demasiado de
nuestra auténtica personalidad? Sí. Las elecciones triviales, como elegir
empanadas de calabaza en vez de pasteles de caldero en la carta del Hogwarts
Express, no nos dice mucho de nuestro yo interior. Y lo que es más, nuestras
elecciones-motivos pueden transmitir una información inútil e incluso
engañosa si no tenemos claros nuestros auténticos motivos al elegir algo en
concreto o la naturaleza auténtica de dicha elección. Teniendo en cuenta esta
capacidad para engañarnos a nosotros mismos, puede que Vernon Dursley
piense que él trata a Harry de un modo tan vil porque le quiere proteger del
mundo mágico por su propio bien. Pero, si su motivo real es castigar a Harry
por poseer poderes especiales o por ser una carga para ellos por su presencia
no deseada, la elección-motivo del tío Vernon, como él la ve, más que revelar
está ocultando su auténtico carácter 8 . Los actos-motivos también engañan a
los que no son conscientes de la auténtica naturaleza de sus acciones. Vernon
y Petunia Dursley piensan que son unos buenos padres que colman de amor y
cariño a «su pequeñito Dudley». Por supuesto, la realidad es que son unos
padres horribles que malcrían a Dudley de un modo vergonzoso. Esta
ignorancia les lleva a creer por error que sus elecciones les hacen mejores
padres. Por consiguiente, aparte de no aprender de estas elecciones, acaban
confundidos por ellas.
En el mundo mágico de J. K. Rowling, hay un motivo adicional por el que
las elecciones-motivo no nos ayudan a conocernos mejor. En este mundo
puede que sea difícil saber si somos nosotros los que tomamos una decisión
en particular.
Pensemos en la escena de Harry Potter y la Orden del Fénix en la que
Harry pensaba que era él quien atacó a Arthur Weasley en forma de serpiente
gigante. No es sino más tarde cuando descubre que era Voldemort quien
intentó matar al Sr. Weasley y que Harry compartía las experiencias del
Señor Tenebroso por medio del fragmento de alma de Voldemort que lleva
dentro de él. O, si no, en la parte de Harry Potter y el misterio del príncipe en
la que Voldemort roba la varita de Morfin Gaunt, la usa para matar a su
familia muggle y sus abuelos, y luego implanta un recuerdo falso en la mente
de Morfin para que piense que fue él quien mató a los Ryddle.
Por último, pensemos en la confusión que pueden generar hechizos
mágicos como la maldición imperius, la poción multijugos o la modificación
de los recuerdos. Imagina que Fred y George Weasley han hechizado una
botella de whisky envejecido de Ogden para que tenga el aspecto y el sabor
de la cerveza de mantequilla, pero, al beberla, caes en un profundo sueño.
Supón que te la bebes y a la mañana siguiente Dumbledore te convoca en su
oficina y te acusa de convertir en un armadillo a la Sra. Norris, la gata de
Filch. ¿Has sido tú? No te acuerdas de nada, pero hay tres alumnos de
Hufflepuff que juran que te han visto hechizar al gato. Dumbledore aplica el
encantamiento priori incantatem a tu varita para determinar si el hechizo
procedía de esta. Aquí se abren tres posibilidades: (1) invocaste el hechizo
pero no te acuerdas por culpa de la bebida (o porque te han modificado los
recuerdos); (2) invocaste el hechizo, pero porque estabas bajo la maldición
imperius, y no te acuerdas de este hecho porque nadie puede recordar lo que
hace bajo sus efectos; (3) alguien disfrazado de ti gracias a la poción
multijugos invocó el hechizo utilizando tu varita. Si la posibilidad 1 es cierta,
entonces la elección de transfigurar a la gata fue tuya, y se te podría
considerar en cierto modo responsable de un uso inadecuado de la magia.
Pero si las posibilidades 2 o 3 son ciertas, no has invocado el hechizo (de
forma voluntaria) y no eres culpable de uso inadecuado de la magia. ¿Qué ha
pasado en realidad? Es posible que no exista un modo de saberlo. Por
consiguiente, no se pueden extraer conclusiones firmes sobre tu personalidad
basándose en este episodio (salvo que habría que ser muy tonto para volver a
confiar en Fred y George).
Estos ejemplos dejan claro que existe una dificultad especial dentro del
mundo mágico para determinar qué elecciones hemos tomado. Los límites
entre el yo y los demás están menos claros en este mundo que en el nuestro, y
las posibilidades de manipulación, control e ilusión son mayores. Aun así,
tanto en el mundo de Rowling como en el nuestro, las elecciones revelan con
frecuencia información valiosa sobre nosotros mismos. Según Dumbledore,
las elecciones aportan mucha más información de este tipo que nuestras
habilidades. Para saber si está en lo cierto, tenemos que entender qué son las
habilidades y en qué se diferencian de las elecciones.

Habilidades

La idea de habilidad, como indica el psicólogo Michael J. A. Howe, es un


concepto difuso 9 . En general, una habilidad es el poder o la capacidad de
hacer algo. Por tanto, Voldemort tiene la rara habilidad de volar sin un palo
de escoba porque posee los conocimientos mágicos necesarios para ello. Del
mismo modo, Sirius, como animago, tiene la habilidad de transformarse en
un gran perro negro porque posee la capacidad autodidacta para hacerlo.
Todo esto está claro, pero lo que hace que el concepto de «habilidad» sea
confuso es que dentro de las habilidades hay grados y que suelen variar según
las circunstancias. Yo hablo setenta palabras de sirenio (idioma de las gente
del agua) y tú hablas trescientas. ¿Tengo yo la habilidad de hablar sirenio?
Hasta cierto punto, pero no tan bien como tú. Yo sé invocar un patronus en
forma de ardilla, pero solo cuando estoy tranquilo y relajado, y eso es raro.
¿Tengo la habilidad de invocar un patronus? A veces, pero no por lo general.
En otras palabras, no siempre está claro si alguien «posee» una habilidad
concreta o no.
Este es uno de los aspectos que diferencian las elecciones de las
habilidades: con las elecciones suele haber menos dudas que con las
habilidades. Las elecciones son actos, mentales o físicos. Ante la pregunta de
si alguien ha tomado una decisión concreta suele haber una respuesta
definida 10 . ¿Eligió Peter Pettigrew traicionar a los padres de Harry en vez de
ser asesinado por Voldemort? No hay dudas. ¿Eligió Harry romper con
Ginny al final de Harry Potter y el misterio del príncipe para protegerla? Por
supuesto. Por el contrario, más que actos, las habilidades son poderes o
capacidades 11 . Como tales, tienden a medirse en grados y son más variables
que las elecciones.

¿Qué dicen de nosotros nuestras habilidades?

Dumbledore sugiere que nuestras elecciones tienden a revelar más de


nosotros mismos que nuestras habilidades. ¿Eso es cierto? Bueno, hay
habilidades que dicen poco o nada del carácter de una persona o de su yo
interior. Aquí podemos incluir a las habilidades que son:

• Triviales (por ejemplo, la habilidad de ponerse bizco).


• Muy extendidas (por ejemplo, la habilidad para digerir el muesli).
• Ajenas al control consciente (por ejemplo, la habilidad para respirar
mientras se duerme).
• Innatas, no adquiridas (por ejemplo, la habilidad de llorar) 12 .
• No reconocidas (por ejemplo, la habilidad de Harry de hablar pársel,
antes de que se diera cuenta en Harry Potter y la piedra filosofal).

Y, lo que es más importante, muchos tipos de habilidades no son muy


reveladoras porque son moralmente neutras y se pueden utilizar con mayor o
menos sabiduría o ética. Esta parece ser la idea de Dumbledore cuando
comenta que Harry comparte «muchas de las cualidades que Slytherin
apreciaba en sus alumnos, que eran cuidadosamente escogidos: su propio y
rarísimo don, la lengua pársel..., inventiva..., determinación..., un cierto
desdén por las normas» 13 . Si nos fijamos, cada una de las cualidades que
menciona Dumbledore se puede utilizar para hacer el bien o el mal. Por
ejemplo, tanto Voldemort como Harry están llenos de recursos, pero
Voldemort usa sus habilidades para perseguir sus objetivos, la dominación
mundial y su inmortalidad personal, mientras que Harry las utiliza para salvar
a sus amigos y combatir la tiranía. Del mismo modo, Dumbledore y
Voldemort poseen unas habilidades mágicas especiales, pero Dumbledore
utiliza su talento para hacer el bien y Voldemort para hacer el mal. Por tanto,
el mero hecho de tener cualidades como la riqueza de recursos o unos
conocimientos mágicos avanzados no revela demasiado del tipo de persona
que somos. Lo que es significativo es cómo utilizamos estas habilidades.
¿Significa esto que las habilidades nunca revelan mucho sobre la
personalidad de la gente? De ninguna manera. Solo las habilidades que se
pueden adquirir con el trabajo duro, el sacrificio personal y la determinación
nos dicen mucho de una persona. Lo mismo se aplica a las habilidades éticas,
como la capacidad de empatizar con el sufrimiento ajeno, pensar en las
necesidades de los demás antes que en las nuestras, tener la prudencia de
hacer planes para el futuro o de no sucumbir ante la decepción. Por tanto, si
Dumbledore quiere decir que las elecciones son por lo general más
reveladoras que las habilidades, no cabe duda de que está en lo cierto. Pero,
al mismo tiempo, deberíamos ser también honestos y conscientes de estas
últimas, porque gracias a ellas podemos también aprender mucho de nosotros
mismos y de cómo podemos llevar una vida feliz y plena.

Más allá de las elecciones: conozcámonos mejor

Puede que al reflexionar sobre las elecciones pasadas lleguemos a


conocernos mejor, pero puede que no. Consideremos el personaje de
Gilderoy Lockhart, que piensa mucho en sí mismo. De hecho, todo el rato. Su
imagen personal está completamente desfasada. Se imagina que es un gran
profesor de Defensa Contra las Artes Oscuras pero no es capaz ni de
controlar una jaula llena de duendecillos de Cornualles. Aunque posa como
un duelista experto, el hechizo expeliarmus de Snape le hace saltar por los
aires. Se imagina que todo el mundo es seguidor suyo y, cuando, seguro de sí
mismo, proclama que es capaz de curar el brazo de Harry, al final acaba
eliminando el hueso de su brazo. ¿A qué se debe esta gran falta de conexión?
A que Lockhart está ciego ante sus propios defectos. Mira pero no los ve.
Este es el problema básico de intentar conocernos a nosotros mismos
analizando solo nuestras elecciones. Si miras la vida a través de un cristal
tintado (lo que los psicólogos llaman «trastornos cognitivos»), lo que vas a
ver no eres tú.
Entonces, ¿cuál es la mejor estrategia para lograr conocerse a uno mismo?
Si nos fijamos en lo que han dicho sobre esto los grandes pensadores,
podemos identificar cuatro estrategias principales:

• Desarrollar el hábito de autoanalizarse.


• Estar alerta ante nuestras tendencias irracionales.
• Conseguir un poco de ayuda de los amigos.
• Plantearse retos.

Como veremos, todos estos principios están representados en los libros de


Potter.

Desarrollar el hábito de autoanalizarse

Autoanalizarse requiere tiempo, franqueza y humildad. ¿Hasta qué punto


estoy comprometido con mis valores? ¿Qué me gusta? ¿Qué no me gusta?
¿Qué es lo que más me apasiona? ¿Cuáles son mis principales puntos fuertes
y débiles? ¿Soy la persona que quiero ser? ¿Cómo puedo sacarle el mayor
partido a mi tiempo y a mi talento? ¿Por qué me gustaría que se me recordase
cuando ya no esté? Son preguntas complicadas y responderlas lleva tiempo.
También requiere franqueza y humildad, porque, como señalaba Sócrates,
para la mayoría de nosotros es muy difícil enfrentarse a verdades poco
agradables sobre nosotros mismos y admitir nuestras propias limitaciones.
Como comentaba el filósofo Thomas Pangle, la mayoría de las veces que
reflexionamos es porque tenemos problemas. En la vida, a veces, nos
encontramos con alguna crisis (perdemos el trabajo, nos divorciamos,
dejamos la universidad o nos hacen un corte de pelo que es un auténtico
desastre). Parece que solo entonces evaluamos con seriedad dónde estamos
en nuestras vidas y qué decisiones hemos tomado. Pero no se puede ir por la
vida con el piloto automático puesto. Del mismo modo que tenemos que
desarrollar hábitos de alimentación y ejercicio saludables, necesitamos crear
unos hábitos positivos de introspección y autoconsciencia. Solo conociéndose
a uno mismo podremos llevar una vida honesta y encontrar nuestro camino.
Dumbledore es un modelo de individuo reflexivo y autoconsciencia.
Cuando era joven, descubrió que su gran punto débil era el poder del amor.
Consciente de esto, nunca aceptó el puesto de Ministro de Magia, aunque se
lo ofrecieron varias veces. Dumbledore también extrajo una importante
lección de su encaprichamiento por el futuro mago oscuro Gellert
Grindelwald. En una entrevista de 2008, Rowling dijo que Dumbledore
«perdió completamente el norte» cuando se enamoró de Grindelwald 14 . A
raíz de esto, Dumbledore se volvió muy desconfiado con su juicio en lo
referente a cuestiones del corazón y eligió vivir una vida célibe y académica.
En su esfuerzo por vivir lo que Sócrates denominaba «la vida examinada»,
Dumbledore utiliza regularmente el Pensadero, una pileta de piedra mágica
que permite a las personas ver sus propios recuerdos o los de otro desde la
perspectiva de una tercera persona. Dumbledore le dice a Harry que, cada vez
que tenga demasiados recuerdos en su cabeza, utilice el Pensadero para
vaciarla un poco de alguno de estos pensamientos sobrantes. Esto pone orden
en la mente, nos libra de recuerdos dolorosos u obsesivos y mejora la
capacidad de concentración. El punto de vista de una tercera persona también
hace que sea más fácil «detectar pautas y conexiones» y observar cosas de las
que no fuimos conscientes en las experiencias originales 15 . No cabe duda de
que un recurso así sería una magnífica herramienta para conocerse a uno
mismo. Por no hablar de lo útil que sería en la Copa del Mundo de Quidditch
para repetir jugadas, claro.

Mantente alerta a tus tendencias irracionales


Aristóteles definía a los humanos como «animales racionales», aunque,
por supuesto, nunca había visto ningún capítulo de The Jerry Springer Show.
El caso es que los humanos suelen ser víctimas de los sesgos irracionales, los
prejuicios, el egocentrismo, las mentes cerradas, la ilusión y los estereotipos.
Y, como hemos visto, puede que nuestras elecciones no nos digan mucho de
nuestro auténtico yo si, como les ocurre a los Dursley o a Lockhart, la imagen
que tenemos de nosotros se ve distorsionada por estos malos hábitos del
pensamiento.
La solución es reconocer y combatir nuestras propias tendencias
irracionales. Por mucho que nos queramos ver como personas poco
autoconscientes y perspicaces, todos somos humanos y, por tanto, propensos
a estos defectos del pensamiento.
Este repertorio completo de irracionalidad humana aparece en buena
medida en las novelas de Potter: pensemos en Percy Weasley, que adora las
reglas y el poder; Malfoy, racista y clasista; Ron, y sus celos irracionales;
Rubeus Hagrid, y su amor ciego por las criaturas mágicas peligrosas;
Corneluis Fudge, cerrado de mente; o Luna Lovegood, capaz de creerse las
historias más extrañas. Pero el mejor ejemplo de Rowling de pensamiento
irracional lo encontramos en el trato que le dan los magos a los elfos
domésticos.
Los elfos domésticos son casi esclavos en el mundo mágico. Están
destinados de por vida a procurar el bienestar a las familias e instituciones de
los magos, como Hogwarts. Realizan tareas domésticas sin cobrar por ello,
reciben una educación limitada, se visten con harapos como las fundas de
pijama, tienen prohibido el uso de varitas y sus amos les pueden pegar,
torturar e incluso matar con aparente impunidad. Pero muy pocos magos ven
este tipo de servidumbre gratuita como un problema moral. ¿A qué se debe
esta ceguera ética? Pues a que, como comentan Ron y Hagrid, a excepción de
los «bichos raros» como Dobby, a casi todos los elfos domésticos les gusta
ser esclavos e incluso ven la libertad como algo deprimente y avergonzante,
como es el caso de Winky 16 .
No obstante, como señala Hermione, el hecho de que a los elfos
domésticos se les haya acostumbrado a quitarle importancia a su propia
opresión no justifica esta práctica 17 . Aunque al principio Harry comparte
estos prejuicios habituales hacia los elfos domésticos, al final acepta el punto
de vista de Hermione, cava la tumba de Dobby con sus propias manos y
escribe: «Aquí yace Dobby, un elfo libre» en la lápida 18 . En este proceso de
crecimiento moral, Harry recibe la gran ayuda de su amiga Hermione, una
incansable defensora de los derechos de los elfos. Esto nos lleva a nuestro
tercer punto.

Conseguir un poco de ayuda de los amigos

Los humanos no son como los Borg de Star Trek. No tenemos una
conciencia colectiva en la que experimentar directamente los pensamientos y
las emociones de otras personas. Nosotros vivimos nuestras vidas desde
«dentro», desde el privilegiado punto de vista de nuestra personal mini-
cámara. Esto nos proporciona un acceso privilegiado a lo que pasa dentro de
nuestras cabezas. Pero puede que a veces estemos tan cerca de nosotros
mismos como para ver qué somos en verdad. Carecemos de perspectiva y
objetividad, y ahí es donde nos pueden ayudar los amigos. Ellos nos dicen
cuándo estamos siendo egoístas, maleducados o si estamos haciendo el tonto,
pero también nos avisan de cuando somos amables, generosos, o necesitamos
relajarnos un poco.
En los libros de Potter, los amigos suelen desempeñar un rol vital en la
mejora del autoconocimiento del otro. Por ejemplo, Hermione ayuda a Harry
a entender por qué él estaba siendo poco considerado con Cho Chang en su
viaje a Hogsmeade; Harry, Ron y Hermione ayudan a Neville Longbottom a
superar su tremenda timidez y falta de confianza en sí mismo; y Hagrid ayuda
a Ron a entender por qué no hay que perder la amistad por culpa de unos
celos tontos. Por la misma regla, los personajes que parecen carecer de
amigos cercanos, como los Dursley, los Lockhart y el profesor Slughorn,
tienden a no avanzar en el conocimiento de sí mismos. Los amigos honestos
y cariñosos pueden ser el espejo en el que mirarnos para ver quiénes somos
en realidad.
Plantearse retos

En la vida cotidiana, la gente tiende a comportarse según los estereotipos.


No se puede saber mucho de una persona viendo cómo se cepilla los dientes
o camina hacia la parada del bus. Es en las situaciones fuera de lo corriente
(sobre todo cuando se enfrentan el desafío o la adversidad) en las que salen a
la luz las diferencias más relevantes entre las personas. Por eso, como
comentaba el filósofo y poeta romano Lucrecio, «los peligros descubren a los
hombres, les dan a conocer los infortunios, pues entonces por fin del hondo
pecho son proferidas voces verdaderas: la máscara se quita y queda el
hombre» 19 .
En los libros de Potter ponen a prueba una y otra vez a Harry y sus
amigos. Se ven envueltos en situaciones en las que probar su valentía, lealtad,
inteligencia e ingenio. Con algunas reseñables excepciones (como cuando
Ron abandona un tiempo a Harry y Hermione en Harry Potter y las reliquias
de la muerte), pasan estas pruebas con sobresaliente y demuestran su
entereza. La consecuencia de esto es que mejoran la confianza y el
conocimiento que tienen de sí mismos, llegando a convertirse (de un modo
muy similar a Frodo y sus amigos hobbits en El Señor de los Anillos, de J. R.
R. Tolkien) en héroes humildes pero duchos en la batalla.

La medida definitiva de una persona

Por tanto, en el análisis final, Dumbledore tiene razón cuando dice que
nuestras elecciones tienden a ser más reveladoras que nuestras habilidades.
Estas nos muestran qué podemos hacer, pero nuestras elecciones ponen de
manifiesto con más claridad las cualidades de nuestro carácter y lo que nos
importa más. En este aspecto, es cierto, como destaca el escrito Tobias Wolff,
que «nos definimos a nosotros mismos y a nuestros valores más profundos en
las decisiones que tomamos, día a día, hora a hora, a lo largo de toda la
vida» 20 . Pero, como hemos visto, algunas elecciones son más reveladoras que
otras. La medida definitiva de una persona es el lugar que ocupa cuando se
pone a prueba, ante un desafío o frente a la adversidad. Según esta referencia,
Harry y sus amigos se han graduado con honores.

1. Harry Potter y la cámara secreta.


2. Si Harry Potter dirigiera General Electric, de Tom Morris (Ed. Planeta, 2008).
3. Ética nicomáquea, de Aristóteles.
4.«Choosing, Deciding, and Doing», de Andrew Oldenquist, incluido en la edición de Paul Edwards de
Encyclopedia of Philosophy, vol. 1 (New York: Macmillan, 1967).

5. Ibídem.
6. La fundamentación de la metafísica de las costumbres, de Immanuel Kant. Kant realiza este
razonamiento según «actos» en vez de «elecciones», pero creo que estaría de acuerdo en que los
tenderos han elegido de forma diferente.
7. La frase «quiénes somos en realidad» es ambigua. Puede referirse al yo metafísico (tanto si el yo es
un ente espiritual, por ejemplo, o si su esencia es idéntica a la de Dios). O puede que se refiera al yo
psicológico, nuestro carácter o personalidad. Como no hay motivo para pensar que nuestras elecciones
podrían revelar nuestras identidades metafísicas, Dumbledore debe estar hablando del yo psicológico..
8. Más información sobre el don que tienen los Dursley para engañarse a sí mismos en «Dursley
Duplicity: The Morality and Psychology of Self-Deception», de Diana Mertz Hsieh, que aparece en las
ediciones de David Baggett y Shawn E. Klein de Harry Potter and Philosophy: If Aristotle Ran
Hogwarts (Chicago: Open Court, 2004).
9. Psicología del aprendizaje, de Michael J. A. Howe (Universidad Iberoamericana, 2000) (traducido
del original).
10 .Por supuesto, a veces es difícil saber si alguien ha tomado una decisión en particular («Marietta
tiene la mirada esquiva. ¿Ha decidido traicionar al ejército de Dumbledore?»).
11 .Según las palabras de Aristóteles, las elecciones pertenecen a la categoría de los actos, mientras que
la habilidad pertenece a la de la potencia. Más información en Metafísica, de Aristóteles.
12 .
Como comenta Dumbledore, «no importa lo que uno es por nacimiento, sino lo que uno es por sí
mismo». Harry Potter y el cáliz de fuego.
13 . Harry Potter y la cámara secreta.
14 .«Minister of Magic», de Adeel Amini. gallery.the-leaky-cauldron.org/picture/207262 (traducido del
original).
15 . Harry Potter y el cáliz de fuego.
16 . Harry Potter y el cáliz de fuego y Harry Potter y la Orden del Fénix.
17 .
Que la gente oprimida interiorice los valores de sus opresores y llegue a ver su propia opresión
como algo natural o justo no es tan raro. Es una forma de lo que los marxistas llaman «una falsa
conciencia».
18 . Harry Potter y las reliquias de la muerte.
19 . De la naturaleza de las cosas, de Lucrecio. Libro III.
12

La magia
de la transformación personal
S. Joel Garver

La primera vez que nos encontramos con Dudley Dursley, es un completo


estúpido. Desprecia a Harry y le trata como «un perro que se hubiera
revolcado en estiércol» 1 . Dudley siempre va a lo suyo y, en lo que respecta a
sus padres, Petunia y Vernon, sabe cómo conseguirlo. Dudley piensa que
siempre tiene razón y que no puede hacer nada malo. No puede evitar verse
como un regalo de Dios al mundo, un modelo de perfección juvenil con
derecho a todo lo bueno que se interponga en su camino. Ve en Harry una
molestia, una distracción prescindible, una amenaza potencial a las
comodidades y los caprichos del pequeño Dudders.
Al comienzo de Harry Potter y las reliquias de la muerte, Dudley ha
cambiado por completo. Deja una taza de té para Harry en la puerta de su
habitación en el número 4 de Privet Drive y desobedece a sus padres para
hacer lo que dice Harry. Dudley acaba manifestando algo parecido al afecto y
la gratitud hacia Harry, enfrentándose incluso a la incomprensión de sus
padres y su propia vergüenza. Al final, cuando Dudley estrecha la mano de
Harry y le dice adiós, Harry ve «otra personalidad» 2 .
¿Qué ha ocurrido? ¿Cómo ha llegado a ver Dudley a Harry de un modo
diferente, no como una molestia, sino con un respeto inusitado? ¿Significa
esto que Dudley llegó a verse a sí mismo de un modo diferente? En tal caso,
¿cómo se ha producido este cambio?
Estas preguntas versan sobre cómo se desarrolla Dudley como persona,
pero también plantean fascinantes cuestiones epistemológicas. La
epistemología es la parte de la filosofía que intenta responder a preguntas
acerca de cómo conocemos las cosas. En concreto, vamos a analizar cómo
llegan Dudley y Harry a conocerse a sí mismos y a los demás mejor que
antes. Al examinar cómo crecen y se desarrollan estos dos personajes,
podemos entender cómo presenta Rowling el conocerse como un proceso de
transformación personal. Como veremos, cuando nos encontramos a nosotros
mismos y a los demás en situaciones especiales, crecemos en lo intelectual y
lo emocional, nos convertimos en mejores conocedores 3 .

Poner los prejuicios en su sitio

Para poder conocer e interpretar nuestro mundo, como dijo el filósofo


alemán Hans-Georg Gadamer (1900-2002), debemos llegar al mundo con
«prejuicios» 4 . Cada vez que intentamos interpretar una situación, una
persona o un texto, vamos acompañados de preguntas, ideas preconcebidas y
expectativas, como el que saca algunas herramientas de la caja. Sin estos
prejuicios, no podríamos encontrar el modo de «meterle mano» a lo que
estamos intentando entender. Sería como una caja atornillada a la que no
podríamos acceder de ningún modo.
En cambio, nuestros prejuicios dan forma al tipo de información que
podemos extraer de lo que intentamos comprender. Pero si nos enfrentamos a
las cosas con las herramientas equivocadas no vamos a llegar muy lejos. Lo
que intentemos interpretar y entender ofrecerá resistencia. Si no se puede
sacar un tornillo con una pinza, no digamos ya con un martillo.
Gadamer decía que no tiene sentido fingir que no tenemos prejuicios que
den forma a lo que pensamos y percibimos. La cuestión es si nuestros
prejuicios nos van a ayudar a entender mejor o si van a ser un estorbo. No es
solo cuestión de que no lleguemos muy lejos si las preguntas o expectativas
no son las correctas. Si nos ayudan a entender también depende de cuánto nos
aferremos a estos prejuicios y de si estamos dispuestos a que las situaciones
que vamos a encarar pongan a prueba y remodelen nuestra estrategia. Cuando
estamos delante de una caja atornillada, algo nos dice que tenemos que dejar
el martillo y las pinzas a un lado y coger el destornillador.

La ignorancia del pequeño Dudley

Si el razonamiento de Gadamer vale para nuestro mundo, ¿lo podríamos


aplicar también al de Harry? Dudley se ve a sí mismo como el centro del
universo e interpreta su mundo a través de su inflado ego. Esto se debe sobre
todo al exceso de mimos por parte de Petunia y Vernon. A sus ojos, «no
había un niño mejor» que su «angelito» 5 . Un concepto de sí mismo que
crearon y alimentaron en Dudley a costa de Harry, agasajando a su hijo con
regalos, ropas y sorpresas que negaban de manera sistemática a Harry. Del
igual modo, la tía Marge está deseando visitar a su «sobrinito querido» y
darle un billete de veinte libras. ¿Cómo no se iba a sentir un niño especial y
privilegiado si lo tratan de este modo?
Es más, el concepto de sí mismo de Dudley es resistente a los cambios.
Sus padres le ocultan o maquillan cualquier información que pudiera sembrar
dudas o alterar sus prejuicios. Son capaces de encontrar justificaciones para
sus malas notas e insisten en que Dudley es «un muchacho de gran talento
incomprendido por sus profesores», y se quitan de encima las acusaciones de
acoso con la excusa de que «es un niño un poco inquieto, pero no le haría
daño a una mosca».
Incluso cuando le obligan a seguir una dieta, la tía Petunia dice que
Dudley es «de complexión recia», «está en edad de crecer» y que su peso era
el de un niño saludable 6 . Este entorno adulador e indulgente modela el modo
que tiene Dudley de ver y entender su mundo, su lugar en él y a su primo
Harry.
Pero el terrorífico encuentro que tiene Dudley con los dementores le afecta
y le hace enfrentarse a sí mismo de una manera diferente, y esto le exige
hacer un reajuste radical del concepto que tenía de sí mismo. Como sabe
Harry, los dementores le hicieron revivir a Dudley los peores momentos de su
vida. Se vio despojado de todos sus hábitos intelectuales que estaban
diseñados para reconfigurar o rechazar la horrible verdad. Por primera vez,
Dudley ve con claridad quién es realmente («malcriado, mimado y
bravucón») y empieza a interpretar de manera correcta su lugar en el
mundo 7 . Cuando Dumbledore habla más adelante de «los atroces perjuicios»
que Petunia y Vernon «le han ocasionado al desafortunado muchacho que
está sentado entre ustedes», puede que Dudley por fin esté en situación de
escuchar y aceptar el diagnóstico de Dumbledore, aunque sus padres no lo
estén 8 .
Al final, los obstinados prejuicios de Dudley cambian y este llega a
aceptar y entender la verdad. Esta nueva visión de la realidad y el lugar que
ocupa en ella le permite reconocer por fin el valor de Harry y su capacidad
para ayudar, a estarle agradecido por rescatarle, y puede que incluso cierta
admiración, si no afecto, por su familiar el mago.

Las apariencias engañan

La experiencia de Dudley no es un caso único, sino un reflejo de lo que le


ocurre a otros personajes de J. K. Rowling. El temperamento, las preferencias
y las expectativas de Harry dan forma a sus propios hábitos intelectuales.
Consideremos si no los crecientes prejuicios de Harry hacia Severus Snape,
su miedo infundido al principio a Sirius Black, su confianza errónea en el
impostor de «Ojoloco» Moody, su fe en la veracidad de sus propios sueños y
su confianza en el libro de pociones del príncipe mestizo.
Estos hábitos van cegando a Harry ante la realidad que le rodea. Es
incapaz de ver dónde está el auténtico peligro, quién quiere hacerle daño de
verdad y qué pasa. Permanece ajeno a su propios engaños y al daño potencial
del hechizo sectumsempra. Harry se enfrenta a veces a su mundo con el tipo
equivocado de expectativas y preguntas, por lo que no termina con el tipo de
respuestas adecuado. Como los lectores vemos los hechos desde la
perspectiva de Harry, también estamos expuestos a interpretar el desarrollo
de los eventos a través del filtro equivocado. De un modo similar, otros
personajes juzgan mal las situaciones y a la gente que les rodea. El capricho
de juventud que sintió Dumbledore por Gellert Grindelwald alimenta su
sueño obsesivo de magos que gobiernan el mundo «por el bien mayor» 9 .
Merope Gaunt se siente atraída por el rico Tom Ryddle y desea escapar de su
miserable vida, lo que la lleva a pensar que Ryddle podría enamorarse de
verdad de ella, incluso si tiene que recurrir a una poción para ello. En Harry
Potter y las reliquias de la muerte, Hermione Granger, Harry y Ron Weasley
descubren cómo el horrocrux del guardapelo aumenta sus propios miedos,
sospechas y preferencias. Acaban por tener un malentendido en el que Ron
acaba largándose, paranoico, celoso y dolido. De igual modo, el ansia de los
Malfoy por la sangre pura les empuja a subestimar el abismo de maldad al
que les arrastrará Voldemort.
En cada caso, los prejuicios hacen que los personajes interpreten
incorrectamente la verdad hasta que se ven atrapados en alguna situación
dolorosa que les obliga a reflexionar. De ahí la importancia que tiene la
verdad: las falsas creencias no describen con precisión el mundo y, por
consiguiente, no son un mapa fiable para moverse por este.

Sueños peligrosos

Vamos a analizar un ejemplo específico relacionado con Harry. En Harry


Potter y la Orden del Fénix, Harry se ve alterado por su visión de los
pensamientos de Voldemort, unos flashes que casi siempre tienen lugar
cuando Harry está dormido y soñando, cuando su mente se encuentra
«relajada y vulnerable» 10 .
Pero Harry sigue defendiendo con orgullo su propia cruzada contra
Voldemort, pues cree erróneamente que es el único que entiende la auténtica
naturaleza de Voldemort y sus habilidades. Por tanto, Harry llega a tomar sus
sueños por verdaderos, como una ventana transparente y un punto de vista
privilegiado de la mente de Voldemort. Dumbledore advierte a Harry de que
si él puede ver la mente de Voldemort, entonces es probable que Voldemort
pueda ver también la de Harry. Y, si Voldemort llegara a ser consciente de su
conexión con Harry, podría utilizar sus formidables poderes de Legeremancia
para manipular y engañar a Harry.
Harry, seguro de sus propias ideas, no tiene en cuenta las advertencias de
Dumbledore. Incluso a pesar de que Dumbledore le advierta varias veces de
que debe estudiar Oclumancia, Harry se niega a practicarla y cae rápido preso
de nuevos sueños 11 . Aunque el propio Dumbledore envía a Harry para que
Snape le dé clases de Oclumancia, las sospechas de Harry hacia Snape le
llevan a resistirse a practicar y a comentar que las clases están empeorando
las cosas.
Cuando Hermione le insiste en que siga practicando Oclumancia y se
esfuerce más, Harry también rechaza su consejo, frustrado. Su posterior
conversación con Sirius Black da a entender que Harry no llegó a ser
consciente en ningún momento de la importancia de la Oclumancia. Por
tanto, nos preguntamos si esta acusación de Snape se acerca a la verdad: «A
lo mejor resulta que te gusta tener esas visiones y esos sueños, Potter. Tal vez
hacen que te sientas especial, importante...» 12 .

El precio de los excesos de confianza

En este caso, el precio de los prejuicios de Harry es considerable: la


muerte de su padrino, Sirius Black. Durante su TIMO de Historia de la
Magia, Harry dormita y ve cómo Sirius es torturado por Voldemort en el
Departamento de Misterios. Su reacción inmediata es empezar a tramar algún
modo de introducirse en el Ministerio de Magia para rescatar a Sirius.
Hermione pone varias objeciones razonables 13 . Pero Harry, en lugar de
cuestionar su propia certeza, replica a Hermione. Incluso utiliza las
advertencias de Dumbledore para convertirlas en alimento de sus propias
creencias, al interpretar las clases de Oclumancia como una prueba de que los
sueños deben ser reales. Hermione logra por fin convencer a Harry de que
compruebe primero si Sirius sigue estando en Grimmauld Place antes de
intentar un rescate. Utilizando la chimenea de la profesora Umbridge para
conectar con la casa de Sirius, Harry solo encuentra allí al sombrío y poco
fiable Kreacher, el elfo doméstico. Kreacher se alegra mucho de confirmar la
creencia de Harry de que Sirius se ha ido al Departamento de Misterios. Eso
es todo lo que necesita Harry, por lo que decide iniciar el «rescate» que lleva
a la muerte de Sirius.
¿Qué aporta esto? ¿Bastaba con el testimonio de Kreacher para justificar
el intento de rescate de Harry? ¿O seguía este por el camino equivocado,
guiado por el sesgo de su intelecto y sus emociones, manipulados ahora por
Voldemort? El peligro de no pensar con claridad es que Harry empieza a
considerar como fiables ciertas «evidencias» que deberían haberle parecido
sospechosas. Harry no es consciente de que subestima con demasiada
frecuencia lo poco objetivo que es al analizar las evidencias.
No hay nada hasta este punto de la historia que sugiera que el testimonio
de Kreacher se puede tomar en serio. Su comportamiento parece bastante
sospechoso cuando Harry le pregunta; parece «muy satisfecho por algo», con
señales de tener heridas las manos, chasqueando la lengua y riendo entre
dientes ante las preguntas de Harry 14 . De hecho, como señala más adelante
Dumbledore, le había advertido a Sirius de que el trato negligente y frío que
le daba a Kreacher podría tener peligrosas consecuencias. Es más, Harry
actúa por su cuenta al confiar en el testimonio de Kreacher, porque en ningún
momento se molesta en compartir con sus amigos que su informador era el
elfo doméstico.
No obstante, no deberíamos ser tan duros con Harry. No deja de ser un
chico de quince años cuyas intenciones son nobles. Los peligros a los que se
expone nos recuerdan a veces a cuando nosotros mismos (ya sea por su
juventud, engreimiento, pereza o impetuosidad) veíamos solo lo que
queríamos ver, porque unas anteojeras limitaban nuestra percepción de la
realidad.

Recuerdos que ayudan a dar un sentido

Los recuerdos representan un papel fundamental en nuestros sesgos y


hábitos intelectuales, dándoles forma, desarrollándolos y transformándolos.
Si olvidamos el pasado, como individuos o como colectivo, perdemos el
conocimiento que habíamos obtenido, así como unas herramientas valiosas
que pueden hacer que nuestro conocimiento aumente. Por consiguiente, el
tiempo puede ser el enemigo del conocimiento, impidiéndonos el acceso a
recursos del pasado que son necesarios para conocer el presente. Lo que ya
ha ocurrido puede desaparecer y perderse para siempre, olvidarse del todo, a
menos que las huellas del pasado puedan persistir en el presente de algún
modo. A estas huellas las podemos llamar «recuerdos», sobre todo cuando
engrosan nuestra experiencia y percepción.
En su autobiografía Confesiones, el filósofo San Agustín (354-430 d. C.)
intentó explicar la naturaleza del tiempo y la conexión de este con la
memoria. Comentaba que el pasado ya no existe y el futuro aún no ha llegado
a existir. ¿Cómo puede entonces permanecer el pasado con nosotros? Es más,
el presente, entendiéndolo como el lugar en el que se encuentran pasado y
futuro, no tiene duración en sí mismo. ¿Qué es entonces esta cosa fugaz e
intangible que llamamos «tiempo»? 15 La respuesta de San Agustín es que el
tiempo solo se puede conocer del todo a través de la experiencia humana. A
través de nosotros, el recuerdo del pasado se junta con la anticipación del
futuro en nuestra consciencia del presente. El modo en el que
experimentamos el «ahora» está en función de cómo nos lleva el pasado hasta
el momento actual, con todos los hábitos y pautas que recordamos y
poseemos. Estos, a su vez, nos ayudan a anticipar y a adentrarnos en el
futuro.
Podemos conectar la idea de San Agustín con una reflexión de Gadamer.
En lo que se refiere a conocer e interpretar la realidad, los prejuicios son un
tipo de recuerdo que no podemos pasar por alto. Gracias a nuestros
prejuicios, lo que ha ocurrido en el pasado afecta al modo en que nos
enfrentamos al presente y vemos el futuro. Cuando nos damos cuenta de que
los prejuicios funcionan casi como los recuerdos, somos capaces de entender
por qué Gadamer los conecta con la «tradición» 16 . En nuestros prejuicios, el
recuerdo es ante todo personal. Nuestras experiencias pasadas (cómo nos han
criado y educado, qué nos ocurre cuando maduramos, qué reacciones nos
parecen mejores) son las que nos van modelando. El valor que le da
Hermione a los libros y la educación tiene mucho que ver con el hecho de
que sus padres sean cultos. Las travesuras de los gemelos Weasley, por no
hablar de la inclinación del Sr. Weasley por trastear con cacharros de
muggles, se pueden considerar una justificación razonable para el particular
concepto que tiene Ron de las reglas, que piensa que están para romperlas.
Sin embargo, el recuerdo es también algo social en esencia. En el sentido
más amplio, el recuerdo es algo más que las huellas de los eventos pasados y
las experiencias personales que llevamos con nosotros en nuestras cabezas. El
recuerdo también incluye una serie de vestigios que heredamos a través del
idioma, la cultura, el entorno y las instituciones 17 . Estas dan forma también a
los hábitos intelectuales, las conjeturas y las expectativas que empleamos
para interpretar nuestro mundo y avanzar en su conocimiento, muchas veces
sin ser apenas conscientes 18 .
En las novelas de Rowling, es el Pensadero el que representa el poder del
recuerdo (individual y social) y su papel fundamental para comunicar y dar
forma al conocimiento. De hecho, cuando Dumbledore explica el
funcionamiento del Pensadero, dice que su función principal es preservar y
organizar el conocimiento. Dumbledore destaca que él a veces tiene
«demasiados pensamientos y recuerdos metidos en el cerebro». Con el
Pensadero, la gente no tiene más que «abrir el grifo de los pensamientos que
sobran, verterlos en la vasija y examinarlos a placer». Aparte de conservar
mejor los pensamientos y las experiencias, también hace «más fácil descubrir
las pautas y las conexiones cuando están así» 19 . El Pensadero permite a sus
usuarios retroceder y observarse a sí mismos con más detalle, desde una
perspectiva diferente.
Pero el Pensadero va más allá del mero uso personal. También permite
que otros puedan acceder a nuestros recuerdos, lo que nos recuerda que la
memoria es, en esencia, un fenómeno social. A través de la magia del
Pensadero, Dumbledore pone a Harry en contacto con hechos del pasado de
los que, de no ser así, nunca habría tenido conocimiento. Y estos hechos le
proporcionan un contexto y unas pruebas que chocan de frente con las
conjeturas de Harry, le ayudan a conocer mejor a los que le rodean y a
entender mejor las amenazas y las oportunidades con las que se encuentra.
La mayoría de las experiencias de Harry con el Pensadero tienen lugar
bajo la dirección de Dumbledore y le proporcionan a Harry la información
que necesita para conocer y derrotar a Voldemort. De este modo, Harry
conoce la infancia de Tom Ryddle como niño huérfano, su sádica juventud,
su carrera como alumno y el desprecio que sentía por sí mismo, que le llevó a
asesinar a su familia muggle y a dejarse llevar por el fanatismo de la sangre
pura. Harry también se entera de que Ryddle busca la inmortalidad, aunque
para ello tenga que cometer terribles actos de maldad con el fin de dividir su
alma y conservar las partes mediante magia.
Además, el Pensadero muestra recuerdos reconstruidos, extraídos no sin
dificultad de Hokey y Morfin Gaunt. Hokey era el elfo doméstico que trabajó
para Hepzibah Smith, de quien obtuvo Voldemort el guardapelo de Slytherin
y la copa de Hufflepuf. Morfin era el hermano de Merope, el tío de
Voldemort, a quien el joven Ryddle incriminó por el asesinato de su padre y
sus abuelos muggle. Con cada recuerdo, Harry va teniendo un mayor
conocimiento de la historia y la personalidad de Voldemort, de sus
actividades pasadas y presentes, y, sobre todo, de sus puntos débiles. Del
mismo modo en que Dudley necesitaba creencias reales que sustituyeran a las
falsas, Harry necesitó una visión más completa de Ryddle y su historia,
además de detalles cruciales de la vida de Snape, para averiguar cómo
derrotar al Señor Tenebroso.

Dejar atrás los errores

En todos los libros de la saga, Rowling permite que los prejuicios de


Harry y los de los demás personajes le lleven a interpretar de manera
incorrecta su mundo. Pero, cuando se acumulan la tensión y las pruebas
suficientes, altera sus prejuicios hasta que no tienen más remedio que admitir
la realidad. Los sueños de Dumbledore de la supremacía de los magos se
esfuman cuando su relación con Grindelwald desemboca en la muerte de su
hermana. El deseo de Merope por Tom Ryddle se transforma en
desesperación cuando deja de utilizar la poción de amor y se abandona. Ron
entra en razón en cuanto se aleja de Harry y Hermione y la influencia del
horrocrux. Incluso los Malfoy empiezan a ver al auténtico Voldemort cuando
las ambiciones ponen en riesgo la vida de su hijo Draco.
Y, por encima de todo, Harry se transforma. La primera vez que le vemos
es un niño ingenuo y dubitativo que acaba de entrar en el mundo de la magia,
todo curiosidad y preguntas. Aunque está decidido a aprender, a veces la
lealtad hacia sus amigos, su indiferencia hacia las reglas y sus ganas de ser
alguien y tener su sitio, le llevan por mal camino o le hacen ir más allá de sus
posibilidades. Más adelante, Harry se convierte en un adolescente obstinado e
impetuoso, al que sus conocimientos muchas veces le llevan a ser engreído y
propenso a ignorar a amigos y profesores en los que debería confiar. A través
de misterios, tragedias y luchas, Harry acaba por madurar en un joven de
valor impresionante, capaz de reconocer lo que está pasando y lo que se
debería hacer.
Un conocimiento correcto y unos buenos hábitos intelectuales son
necesarios para interpretar bien los hechos, pero también para ejercitar
virtudes como la valentía, la lealtad y la generosidad. Después de todo, Harry
no puede ser del todo valiente a menos que conozca la naturaleza del peligro
al que se enfrenta, cuánta seguridad en sí mismo debe reunir y las personas
cuyo futuro depende de sus acciones. Del mismo modo, la auténtica lealtad a
Dumbledore no consiste en minimizar sus verdaderos defectos o aferrarse a
una imagen idealizada de este, sino en entender que, a pesar de los defectos,
pasos en falso y fallos de Dumbledore a la hora de revelar información clave,
sus motivos y su opinión son dignas de confianza. Y, por tanto, la
transformación personal del personaje depende de dejar a un lado estos
errores, estar dispuesto a rectificar y ser consciente poco a poco de lo que está
bien y es auténtico. En este aspecto, la epistemología es inseparable de la
ética.
Lo que Harry y sus amigos viven como personajes nosotros también lo
experimentamos como lectores, porque Rowling nos invita a ver el mundo de
Harry en gran parte a través de sus ojos. Aunque puede que a veces veamos
más allá del propio horizonte de Harry porque este lo hace, Rowling utiliza
recursos narrativos para distraernos, reforzar nuestras conjeturas erróneas y
alejarnos de preguntas clave. Muchos de nuestros prejuicios permanecen
intactos y, al igual que Harry, nosotros también pasamos por un proceso de
descubrimiento y reinterpretación en nuestro camino al conocimiento. Y,
volviendo al punto de partida, si una persona como Dudley Dursley puede
llegar a entender a Harry, hay esperanzas de que incluso el más inmune e
indolente de los lectores también lo logre.
Aparte de en su poderosa capacidad para contar historias, la genialidad del
trabajo de Rowling reside también en su poder para transformarnos como
lectores. Si permitimos que Rowling obre su magia con nosotros, atrapará,
desafiará y transformará nuestros hábitos intelectuales. Conforme seguimos a
Harry y a los demás personajes, no solo nos convertimos en mejores lectores:
nos convertimos en mejores personas.

1. Harry Potter y la cámara secreta.


2. Harry Potter y las reliquias de la muerte.
3. Los filósofos distinguen entre varios tipos de conocimiento. El conocimiento «personal» es el
inmediato (conozco a Luna Lovegood, conozco El Caldero Chorreante). El conocimiento
«proposicional» consiste en saber que, en tal o cual caso, está relacionado o no con el objeto en
cuestión (saber que la copa de Hufflepuff está en Gringotts, saber que un thestral solo lo pueden ver los
que han visto la muerte). Y el conocimiento «práctico» o «procedimental» consiste en saber cómo
hacer algo (saber cómo aparecerse, saber cómo infligir la maldición cruciatus). Estos tipos de
conocimiento se entremezclan con frecuencia. Aquí nos centraremos sobre todo en los casos de
conocimiento de uno mismo, en los que suele darse tanto el conocimiento personal como el de «en tal o
cual caso».
4. Verdad y método, de Hans-Georg Gadamer (Ed. Sígueme).
5. Harry Potter y la piedra filosofal.
6. Harry Potter y el cáliz de fuego.
7. Harry Potter y la Orden del Fénix.
8. Harry Potter y el misterio del príncipe.
9. Harry Potter y las reliquias de la muerte.
10 . Harry Potter y la Orden del Fénix.
11 .
Ibídem.
12 . Harry Potter y la Orden del Fénix.
13 .Hermione sostiene que Harry nunca ha estado en el Departamento de Misterios y, por tanto, no
puede saber a ciencia cierta qué aspecto tiene; que este giro en los acontecimientos era «tan
inverosímil»; que no tenían ninguna prueba en absoluto de las especulaciones de Harry; que Voldemort
podría estar aprovechando la conocida por todos (y noble) tendencia de Harry a salvar a la gente y
hacerse el héroe.
14 . Harry Potter y la Orden del Fénix.
15 . Los siguientes puntos están extraídos del libro XI de Confesiones, de San Agustín.
16 . Más información sobre lo que Gadamer llama «tradición» en su obra Verdad y método.
17 .El idioma que hablamos depende de los demás, cuánto y qué aprendemos depende de los libros y
profesores, nuestro historial familiar nos lo dan nuestros padres y abuelos, nuestros mentores nos
transmiten la sabiduría y los conocimientos que ellos ya poseen, y los avances tecnológicos se basan en
descubrimientos anteriores.
18 .Aparte de San Agustín y Gadamer, también podríamos mencionar el trabajo de Michael Polanyi
sobre la epistemología de la ciencia, en especial su visión de la tradición, el aprendizaje y el
conocimiento tácito en Personal Knowledge (Chicago: University of Chicago Press, 1974).
19 . Harry Potter y el cáliz de fuego.
13

¿Está pasando solo dentro de tu cabeza?


Separar realidad de ilusión, según J. K. Rowling

John Granger y Gregory Bassham

Existen muchas maneras de desvelar los misterios ocultos de los libros de


Harry Potter, pero en este capítulo vamos a hablar de una en particular 1 . Se
encuentra casi al final de la saga de siete volúmenes de Rowling y la propia
autora dice que «esperó diecisiete años» para utilizar dos líneas en particular.
Por tanto, si hay que encontrar la llave, este es el sitio apropiado. Comenta
Rowling: « Todo, todo lo que he escrito, fue pensado para el preciso
momento en que Harry se adentra en el bosque» 2 . ¿Qué se cuenta en esas
líneas y cuál es su significado filosófico?

Dime una última cosa

Harry, después de sacrificarse a sí mismo y despertarse en un libro que es


como King’s Cross, al final de su conversación con Albus Dumbledore,
pregunta:
«Dígame una última cosa», pidió Harry. «¿Esto es real? ¿O está pasando solo dentro de mi
cabeza?».
Dumbledore lo miró sonriente y su voz sonó alta y potente, pese a que aquella reluciente neblina
descendía de nuevo e iba ocultándole el cuerpo.
«Claro que está pasando dentro de tu cabeza, Harry, pero ¿por qué iba a significar eso que no es
real?» 3 .
La afirmación más llamativa de Rowling es que ha estado escribiendo una
saga de más de 4.100 páginas para llegar a este punto exacto, para que Harry
pudiera escuchar estas dos frases: «Claro que está pasando dentro de tu
cabeza» y «¿por qué iba a significar eso que no es real?». Estas líneas se
encuentran entre las más interesantes de toda la serie, desde el punto de vista
filosófico, así que son una oportunidad perfecta para explorar tanto su
significado dentro de la historia como su trascendencia.

¿Qué es real?

La pregunta de Harry es filosófica; qué es real es una de las preguntas


claves de la filosofía. La rama de la filosofía llamada metafísica hace
precisamente estas preguntas. ¿Existen las almas, o Dios, o los números? Son
preguntas metafísicas, puesto que se ocupan de dilucidar qué es real en
definitiva.
El objetivo de la metafísica es liberarse de las simples apariencias y
capturar la realidad, para sustituir las opiniones con el conocimiento. La
metafísica pregunta qué es real, mientras que la rama de la filosofía llamada
epistemología trata de cómo llegamos a saber que algo es real, para que no
confundamos lo irreal o ilusorio con lo que es pura realidad.
Es de lo más natural que Harry se pregunte hasta qué punto fue real su
experiencia, puesto que todos nos podemos encontrar con experiencias que
parecen reales pero no lo son. Todos nosotros somos vulnerables ante la
ilusión, los puntos de vista sesgados y otros tipos de razonamientos con fallos
que nos pueden dar una imagen equivocada de la realidad. Puede que este sea
el motivo por el que el famoso ateo A. J. Ayer, después de tener una vívida
experiencia cercana a la muerte hacia el final de su vida, permaneció
impasible a continuación, pues decidió interpretarla como una alucinación, en
vez de como una experiencia auténtica y trascendental. Harry también se
pregunta si su experiencia es real o simple imaginación.
Mucho antes de que Dumbledore y Harry exploraran una oscura y
terrorífica caverna juntos, Platón (428-348 a. C.) ofreció una imagen de una
caverna que sigue siendo un ejemplo de lo que es la filosofía. Platón nos pide
que imaginemos a hombres encadenados toda su vida dentro de una caverna,
donde lo único que pueden ver son imágenes temblorosas proyectadas sobre
una pared por un fuego que tienen a sus espaldas. De forma comprensible, los
hombres consideran estas sombras una realidad en vez de los reflejos
imperfectos de las cosas. Pero, un día, uno de los hombres se libera de sus
cadenas y logra salir de la caverna. Al principio, está cegado por la luz, pero
luego es capaz de ver el mundo como es en realidad. Se da cuenta de que toda
su vida ha estado confundiendo una simple apariencia con la realidad, las
sombras que se agitaban en la pared de la caverna con el mundo real.
Deseoso de compartir esta maravillosa revelación con sus compañeros, el
prisionero regresa a la caverna, pero es recibido con un hostil escepticismo
por los cautivos. Platón estaba convencido de que toda nuestra estancia
terrenal tiene lugar en un mundo de apariencias y que la realidad definitiva
llega más adelante. El trabajo del filósofo es que la gente sea capaz de ver
estas realidades, ayudar a las personas a dejar de confundir las sombras y las
apariencias con la auténtica realidad.
Incluso antes de Platón, los filósofos se enfrentaron a preguntas acerca de
qué es real y cómo podemos llegar a conocer la realidad. Por tanto, la
pregunta de Harry acerca de qué es real es, en esencia, una pregunta
filosófica, y la distinción que hace entre «real» y «en la cabeza» nos
proporciona el punto de partida apropiado para nuestro análisis.

Experiencias mentales

Podemos distinguir las cosas que solo existen en nuestras cabezas de las
cosas que existen tanto en nuestras cabezas como en el mundo exterior.
Hermione Granger, por ejemplo, es un personaje de ficción que existe en
nuestras cabezas pero no en la realidad, como ocurre con Sherlock Holmes,
Santa Claus, los unicornios y los centauros. Emma Watson, Oxford y la
estación de King’s Cross, por el contrario, no son simples ideas de nuestras
cabezas, sino personas, lugares y cosas reales, que existen en el mundo real.
Aunque podamos tener una idea de lo que es Oxford en nuestra mente, el
propio Oxford posee una realidad independiente y objetiva de la que las ideas
ficticias carecen. Por tanto, aunque la idea de una cosa y la cosa en sí pueden
coexistir, decir que algo existe en la cabeza muchas veces significa «solo en
la cabeza» y, por tanto, no en la realidad exterior. En otras palabras, la
pregunta de Harry no es tonta ni estúpida. Está preocupado de que este
diálogo con Dumbledore haya sido un simple sueño o una alucinación, una
sombra en la pared de la caverna.
La respuesta de Dumbledore es reveladora. No niega que la experiencia de
Harry haya tenido lugar en su cabeza, pero insiste en que esto no significa
que no sea real. La pregunta de Harry, en otras palabras, se basa en un falso
dilema: o en la cabeza o real, Harry lo plantea como dos opciones
exhaustivas y excluyentes. La verdad de una implica la falsedad de la otra.
Pero Dumbledore le asegura que esto no es así. Las experiencias mentales
también pueden ser «reales».
Varios filósofos han seguido un razonamiento similar a lo largo de los
siglos y esto es lo que hace que la afirmación de Dumbledore sea tan
fascinante desde el punto de vista de la filosofía. Vamos a analizar algunos de
estos ejemplos de la historia de la filosofía. Ya hemos mencionado la idea de
Platón, así que vamos a empezar por él. Era un racionalista, que pensaba que
todo conocimiento se basa en la razón, en vez de la percepción a través de los
sentidos. ¿Por qué? Porque la razón nos pone en contacto con lo que Platón
creía que era lo real, en definitiva: las formas. Por ejemplo, las escobas. En el
mundo de Harry hay todo un surtido de escobas, pero lo que las convierte a
todas en escobas, según Platón, es que recuerdan, de un modo imperfecto, a
la forma ideal platónica o a la esencia abstracta de lo que es una escoba.
Nuestros sentidos solo nos ponen en contacto con copias imperfectas, no
con el ideal platónico. La razón es el medio por el que nos ponemos en
contacto con lo que es real en definitiva. Si Platón escuchara a un estudiante
de filosofía contrariado quejarse porque tiene que dejar la clase para volver al
«mundo real», puede que le comentase que nunca estamos más en contacto
con el mundo real que cuando pensamos.
Platón no es el único filósofo occidental en afirmar que solo se puede
llegar a conocer la auténtica realidad a través de la razón. El gran filósofo
racionalista francés René Descartes (1596-1650) sostenía que la esencia de la
mente y la materia no se pueden conocer mediante la experiencia sensorial,
sino por el análisis racional. El filósofo alemán Immanuel Kant (1724-1804)
defendía que los objetos físicos, como las rocas, las sillas y los árboles, son
construcciones mentales resultantes de la interacción de nuestra mente con la
realidad, a la que dan forma y categorizan. Los «idealistas absolutos», como
G. W. F. Hegel (1770-1831), y los neohegelianos, como F. H. Bradley (1846-
1924), fueron incluso más lejos que Kant en su énfasis sobre la mente y los
valores espirituales.
Encontramos puntos de vista similares en algunas facetas del empirismo
británico. Para los empiristas, la fuente de todo el conocimiento humano es la
experiencia sensorial y no la razón. El empirista británico George Berkeley
(1685-1753) es famoso por su visión «inmaterialista» de que los objetos
físicos no existen en absoluto, sino que son simples ideas en las mentes de
Dios y otros perceptores. Berkeley creía que, en el caso de las cosas externas
como las nubes y las montañas, «existir es ser percibido». Por tanto, todo lo
que experimentamos como realidad externa es, en cierto sentido, «en nuestra
cabeza» pero no es menos real en consecuencia. Dos siglos más tarde, el
empirista británico John Stuart Mill (1806-1873) defendía una explicación
«fenomenalista» del conocimiento humano, según la cual todo lo que se diga
sobre la realidad material se puede aplicar a las experiencias sensoriales
reales o posibles.
Estos puntos de vista también los encontramos en diversas tradiciones
filosóficas orientales, incluyendo algunas escuelas del hinduismo, budismo y
taoísmo. Por ejemplo, los budistas del Yogacara creen que todo lo que
experimentamos los humanos como «real» está fabricado por la consciencia
y, por tanto, está sunya, vacío, y carece de cualquier naturaleza o esencia
definida.
Tanto si la mente crea la realidad, ya sea de forma parcial o total, como si
nos pone en contacto con una realidad ya existente o se corresponde en cierta
forma con una realidad independiente, los filósofos de un amplio espectro de
credos coincidirían con la afirmación de Dumbledore de que lo que es real y
lo que existe en nuestra cabeza no es contradictorio.

Rowling como Inkling


Vamos a explorar ahora una sugerente posibilidad que Rowling quizá
tuviera en mente cuando escribió este diálogo entre Harry y Dumbledore.
Con esto no queremos decir que ella se mantuviera al acecho entre los
nebulosos matorrales de la metafísica en busca de una respuesta, pero, en
potencia, sí que arrojó cierta luz sobre la cuestión de cómo es en verdad la
realidad y cómo podemos llegar a saberlo.
La interpretación depende de si nos tomamos en serio la afirmación de
Rowling de que para ella fueron una gran influencia C. S. Lewis y sus
compañeros en los Inklings, como J. R. R. Tolkien. Los Inklings fueron un
grupo de académicos de Oxford y amigos que se reunió con regularidad para
debatir sobre los escritos de sus compañeros y otras cuestiones, con
frecuencia en un pub de Oxford llamado Eagle and Child. Entre los Inklings,
encontramos a Owen Barfield, Tolkien, Charles Williams, Warnie (hermano
de Lewis) y otras conocidas personalidades de Oxford.
Rowling ha hablado de su deuda particular con Lewis, pues atribuye su
decisión de escribir siete libros a Las Crónicas de Narnia, una saga de siete
libros que le encantaba de pequeña. No cabe duda de que los libros de Potter
son bastante diferentes de los de Narnia; Rowling no es en ningún momento
tan evidente al transmitir un mensaje religioso en particular. Ella lo hace más
bien mediante símbolos y formas, de un modo más implícito que explícito,
con sutileza. Aun así, admite que lo que le sirvió como inspiración para la
historia fue su lucha personal para conservar la fe y afirma ser una cristiana
cuyas convicciones religiosas, de haberse sabido, habrían convertido en
predecible buena parte de la línea argumental. Por tanto, no sería ninguna
sorpresa encontrar indicadores de dicha influencia dentro de la historia.
¿Qué relación hay entre el contenido de nuestras mentes y el mundo real?
¿Por qué nuestros mejores conocimientos filosóficos nos permiten vislumbrar
la realidad? ¿Cómo es que la razón nos acerca tanto a la verdad? Vamos a
explorar una fascinante posibilidad y, para ello, analicemos esta cita de
Lewis, en la que comparte una gran lección que aprendió de su amigo
Barfield. Decía Lewis:
Me convenció de que las posturas [materialistas] que habíamos mantenido hasta ahora no
dejaban sitio para ninguna teoría satisfactoria sobre el conocimiento. Habíamos sido, en el sentido
técnico de la palabra, «realistas», esto es, aceptábamos como realidad inamovible el universo que
nos revelaban los sentidos. Pero, al mismo tiempo, seguíamos esgrimiendo, para ciertos fenómenos
del subconsciente, ideas que en realidad entraban en una concepción teísta o idealista. Sosteníamos
que el pensamiento abstracto (si obedece a reglas lógicas) llevaba a una verdad indiscutible, que
nuestros juicios morales eran «válidos» y que nuestra experiencia estética no solo era agradable,
sino «valiosa»... Barfield me convenció de su inconsistencia. Si el pensamiento era algo puramente
subjetivo, habría que abandonar esas ideas... Así pues, estaba obligado a abandonar el realismo...
Tenía que admitir que la mente no era un epifenómeno recién llegado, que todo el universo era, en
último extremo, mental, que nuestra lógica era la participación en un logos cósmico 4 .

Puede que algunos lectores reconozcan aquí el germen del argumento que
Lewis desarrollaría más tarde en su libro de 1947, Los milagros, el que se
conoce como su argumento de la razón 5 . Fue precisamente este asunto sobre
el que Lewis tuvo su famoso debate con la filósofa Elizabeth Anscombe
(1919-2001), tras el cual Lewis se vio obligado a corregir el capítulo 6 . Alvin
Plantinga, uno de los principales filósofos cristianos, ha ofrecido hace poco
un argumento de la razón contra el naturalismo que es muy deudor de
Lewis 7 . La idea básica de este argumento es que para que nosotros
conservemos la confianza en los veredictos de la razón, debemos estar
seguros de que la racionalidad no es solo algo subjetivo, sino que de algún
modo debe ser capaz de conectarnos con la realidad externa. Si el motivo de
que tengamos varios puntos de vista es que estas convicciones se formaron a
través de un proceso naturalista, conforme a las leyes de la naturaleza, no
existe una base fiable para dar por buenas nuestras conclusiones.
Mi intención no es evaluar este argumento aquí, sino mencionarlo como
una línea de razonamiento que podría haber influido en Rowling. Podría
aportar algo de perspectiva a lo que tienen en común la realidad y lo que hay
en nuestra cabeza. Hay que tener en cuenta que Lewis considera la realidad
como algo «mental» y nuestra lógica como una participación en una
estructura de racionalidad mayor dentro del universo. Como cristiano, se
inclinaba a interpretar esto como una participación en un logos cósmico, que
para un cristiano significa el propio Cristo. Jesús, según se describe en Juan
1:1, es la encarnación del logos divino, la palabra de la que procede nuestra
lógica.
Algunos filósofos de la antigua Grecia concebían el logos como el
principio animador impersonal que sostiene la realidad. Más adelante, los
filósofos estoicos griegos y romanos vieron el logos como la razón divina que
impregnaba y dirigía de manera milagrosa el cosmos. Cuando Juan el
Evangelista apareció y anunció que Jesús era la encarnación del logos, su
planteamiento era radical. Su punto de vista, expresado en un lenguaje
inteligible en su contexto, era que en efecto existe un logos divino que da
forma y existencia a la realidad. Pero el logos no es un simple principio
animador o fuerza impersonal, sino una persona, el hijo de Dios. Según esto,
la razón y la lógica humana, nuestra capacidad para elaborar reflexiones
críticas y pensamientos racionales, es posible y fiable porque, mediante el uso
correcto de nuestras mentes, estamos formando parte del logos divino. Como
comentó Rowling en una entrevista, no es una coincidencia que el
trascendental encuentro de Harry con Dumbledore tuviera lugar en King’s
Cross (una de cuyas posibles traducciones es «La Cruz del Rey»).
La observación de Lewis sobre el logos divino plantea otra sugerente
explicación posible de la conexión de Dumbledore entre lo que es real y lo
que está en nuestra cabeza, y tiene que ver tanto con la metafísica como con
la epistemología. El inexplicable funcionamiento de nuestras mentes parece
relacionado con cómo es el mundo; si vamos a evitar algunas hipótesis
escépticas, alguna causa tiene que haber para la evidente relación entre la
realidad externa y el funcionamiento de la racionalidad humana. Como pasa a
menudo con la filosofía, lo que de entrada parece una conexión obvia deriva
en una descripción que puede ilustrar algunos de los principales misterios de
la vida.

La experiencia cercana a la muerte de Harry

El comentario de Dumbledore de que las cosas pueden ser reales aunque


solo ocurran en la propia cabeza es una parte de la experiencia cercana a la
muerte de Harry en King’s Cross. Si hay una circunstancia en la que se puede
distinguir entre «lo real» y «lo que está en la cabeza» es en las experiencias
cercanas a la muerte. Vale la pena que las exploremos para ver qué pueden
aportar a lo que quería decir Rowling 8 .
El interés actual en las experiencias cercanas a la muerte (ECM) se inicia
con la publicación en 1975 de Vida después de la vida, el libro superventas
de Raymond Moody 9 , en el que el autor documenta las experiencias de más
de cien personas que fueron declaradas clínicamente muertas o que
estuvieron cerca de la muerte y después revivieron.
Desde la aparición del libro de Moody, se ha investigado muchísimo sobre
las ECM. La mayor parte de estas investigaciones ha respaldado los
descubrimientos de Moody. Los estudios han revelado que las ECM son
comunes (entre el 10 y el 20 por ciento de las personas que sobreviven a un
paro cardiaco describen ECM lúcidas y con un patrón definido); que en
esencia tienden a ser similares en personas de todas las edades, orígenes y
culturas; y que muchas veces tienen muchas de las características que
describe Moody 10 . Basándose en los estudios realizados hasta la fecha, los
investigadores han identificado las siguientes características clave en las
ECM:

1. Sentimiento de paz y serenidad.


2. Un ruido parecido a un zumbido o un timbre.
3. Separación del cuerpo.
4. La sensación de descender por un túnel oscuro.
5. Ser recibido por otras personas que nos dan la bienvenida, por lo
general amigos o familiares ya fallecidos.
6. Encontrarse con un cariñoso «ser de luz» que nos da la bienvenida.
7. Una revisión instantánea de la propia vida.
8. Un obstáculo o límite que marca la separación de la existencia terrena
con «el otro lado».
9. Reticencia a volver al propio cuerpo.

Los estudios han puesto de manifiesto que estos elementos tien den a
ocurrir en este orden, y que las primeras características ocurren con más
frecuencia que el resto 11 .
¿Son las ECM «reales» en el sentido de ser auténticos destellos
paranormales de un mundo postmortem? Los escépticos ven dos problemas
principales en esta interpretación.
En primer lugar, como comenta Susan Blackmore, una de las principales
investigadoras sobre la materia, las ECM no son para nada siempre iguales.
Algunas personas tienen experiencias terroríficas e infernales 12 . Solo en un
pequeño porcentaje de las ECM se habla de ver una luz, encontrarse con
personas o experimentar una revisión de toda la vida. Algunas personas
cuentan que han experimentado un cuerpo «astral» grisáceo y transparente,
mientras que otras no. Los niños cuentan muchas veces que se han
encontrado con amigos de juego vivos (o incluso animales), en vez de con
parientes fallecidos o seres de luz. Y las personas de distintas creencias
religiosas suelen contar que han tenido encuentros con figuras religiosas o
que han recibido mensajes que son específicos de sus propias tradiciones
religiosas 13 .
En segundo lugar, incluso aunque las ECM coincidan en muchos casos en
los detalles básicos, esto no significa que las experiencias paranormales sean
genuinas. Como sostiene Blackmore, puede que solo signifique que tenemos
cerebros similares que reaccionan de una manera parecida a la presión física
y psicológica que supone morir. Comenta, por ejemplo, que la falta de
oxígeno en el cerebro puede producir muchos de los mismos efectos que las
ECM, entre las que se incluyen los ruidos y zumbidos, la sensación de estar
flotando, las experiencias extracorpóreas y las luces brillantes.
¿Bastan estas objeciones para concluir que las ECM no son «reales»? No,
como nos muestra perfectamente Rowling en su relato de la experiencia de
Harry en King’s Cross 14 .
Supongamos que un niño tiene una ECM en la que su perro, Sparky, le
saluda y le recibe «en el otro lado». Sparky sigue vivo, luego entonces debe
tratarse de una alucinación del niño, ¿verdad? No está claro, porque la
experiencia podría ser «real», en el sentido de ser una visión del «otro lado»
de auténtico origen divino. La visión podría ser auténtica (o real) entendiendo
como tal una revelación sobrenatural auténtica (muy similar a la visión de san
Pablo del camino a Damasco). En otras palabras, al evaluar si una ECM es
real, no es necesario que se trate de una auténtica experiencia extracorpórea o
de otro mundo. Una ECM puede ser real (es decir, sobrenatural y reveladora),
a pesar de que toda ella tenga lugar en la cabeza de la persona que la está
experimentando.
Es esta ambigüedad de la palabra real con lo que juega Dumbledore
cuando le cuenta a Harry que una experiencia no es de forma necesaria
«irreal» porque esté teniendo lugar en la propia cabeza. En otro libro,
defiendo una lectura iconográfica de los libros de Potter que ven a Harry
como un símbolo de la facultad «noética» o espiritual del alma 15 . En esta
lectura, la estación de King’s Cross es un «lugar» real, llamémosle tierra del
logos o cielo. (De ahí, por ejemplo, la capacidad de Harry para crear objetos
allí y su evidente semi-omnisciencia). Pero, al preguntarnos si la experiencia
de Harry es real o no, la pregunta crucial no es dónde se encuentran
Dumbledore y Harry, sino si es Dumbledore quien le habla a Harry 16 .
Después de todo, en el mundo mágico, los magos pueden «proyectarse» a
través de sus retratos, «imprimir» su yo anterior en una forma fantasmal,
poseer otras mentes y sondear los pensamientos de otros magos mediante
legeremancia. Por tanto, ¿por qué no debería Dumbledore estar presente en la
mente de Harry incluso aunque este, derribado por la maldición asesina de
Voldemort, no haya abandonado su cuerpo pero siga yaciendo
semiinconsciente en el suelo del bosque? 17
Como dijo una vez el poeta y filósofo americano Ralph Waldo Emerson,
«nuestra fe es en los momentos... Pero existe una profundidad en esos
momentos que nos empuja a atribuirles más realidad a estos que a todas las
demás experiencias» 18 . Del mismo modo, quizás, Rowling nos está diciendo
que no despreciemos los destellos de lo divino porque tienen lugar «en
nuestra cabeza». Si, como piensa Rowling, el amor es la fuerza más poderosa
del universo, ¿en qué otro lugar nos hablaría, sino en nuestras cabezas?

1.Consulta los libros más recientes de John Granger sobre Harry: Harry Potter’s Bookshelf: The Great
Books behind the Hogwarts Adventure (New York: Penguin Books, 2009); How Harry Cast His Spell:
The Meaning behind the Mania for J. K. Rowling’s Bestselling Books, 3.ª ed. (Carol Stream, IL:
Tyndale, 2008); The Deathly Hallows Lectures: The Hogwarts Professor Explains the Final Harry
Potter Adventure (Allentown, PA: Zossima Press, 2008); y Unlocking Harry Potter: Five Keys for the
Serious Reader (Wayne, PA: Zossima Press, 2007).
2. Entrevista a J. K. Rowling en El País, 9 de febrero de 2008.
elpais.com/diario/2008/02/08/cultura/1202425201_850215.html.
3. Harry Potter y las reliquias de la muerte.
4. Cautivado por la alegría: Historia de mi conversión, de C. S. Lewis (Ed. Rayo, 1955).
5. Los milagros, de C. S. Lewis (Ed. Encuentro, 2009).
6. En estos últimos años, Victor Reppert ha defendido enérgicamente un sofisticado desarrollo
filosófico del argumento de Lewis, que puedes encontrar en C. S. Lewis’s Dangerous Idea: In Defense
of the Argument from Reason (Downers Grove, IL: InterVarsity Press, 2003).

7. Warrant and Proper Function, de Alvin Plantinga (Oxford: Oxford University Press, 1993).
8. Parte del lenguaje de los siguientes párrafos está adaptado de Critical Thinking: A Student’s
Introduction, de Gregory Bassham, William Irwin, Henry Nardone y James M. Wallace, 2.ª ed. (New
York: McGraw-Hill, 2005).
9. Vida después de la vida, de Raymond Moody (Ed. Edaf, 2016).
10 .
«Scientists to Study ‘White Light’ Near-Death Experiences». Fox News, 15 de septiembre de 2008,
foxnews.com/story/0,2933,422744,00.html.
11 .
Dying to Live: Near-Death Experiences, de Susan Blackmore (Buffalo: NY: Prometheus Press,
1993).
12 .Ibídem. Un editorial de la revista médica británica The Lancet informaba de que «de los hombres
que sobreviven a un paro cardíaco, el 80 por cien sueña con violencia, muerte y agresiones, como ser
atropellado por una silla de ruedas, accidentes violentos, o abrirse pasos en el hospital hasta ser
asesinado finalmente por una enfermera». Citado en Problems from Philosophy, de James Rachels y
Stuart Rachels, 2.ª ed. (New York: McGraw-Hill, 2009).
13 .
Dying to Live: Near-Death Experiences, de Susan Blackmore (Buffalo: NY: Prometheus Press,
1993).
14 .Al describir el encuentro de Harry con Dumbledore en la estación como una ECM, no pretendo
decir que Harry haya muerto y esté experimentando una «vida después de la vida». Harry no está
muerto, pero podría elegir morir si lo desease, como se encarga de aclarar Dumbledore.
15 .Para una explicación más completa de mi punto de vista, consulta The Deathly Hallows Lectures, en
el capítulo 5, «The Seeing Eye». El «viaje» de Harry al reino de los cielos dentro de su cabeza después
de sacrificar su vida explica las palabras de despedida de Dumbledore. Harry ha preguntado si lo que ha
experimentado es real en unos términos empíricos, es decir, «¿este sitio es un lugar con medidas y
cantidades objetivas o es solo una percepción subjetiva y personal no basada en este tipo de
cantidades?». La respuesta de Dumbledore, «Claro que está pasando dentro de tu cabeza, Harry, pero
¿por qué iba a significar eso que no es real?», explora el falso dilema de la epistemología empírica al
conectar, en vez de separar, «lo real» y «en tu cabeza». Este principio creativo del logos es el «poder
que está fuera del alcance de cualquier magia» de los cuentos infantiles del que, según dice
Dumbledore, Voldemort no sabe ni entiende nada.
La respuesta de Dumbledore a Harry requiere una conjunción epistemológica y metafísica de la divina
palabra o el logos. Rowling, como ocurre con los otros escritores simbolistas de la tradición inglesa,
presenta esta conjunción en forma de historia para proporcionarle a sus lectores una experiencia
imaginativa de esta realidad que es más grande por dentro que por fuera. La tradición señala, además,
como dice la reina Lucy en La última batalla de C. S. Lewis, al logos encarnado como un recién nacido
que hizo que un establo contuviese «algo que era mucho mas grande que todo nuestro mundo». Separar
la realidad de la ilusión en un mundo creado por el logos y conocido por el logos al mismo tiempo solo
es posible en Cristo.
16 .En El gran divorcio, C. S. Lewis imagina una especie de antecámara celestial que él denomina el
Valle de la Sombra de la Vida. Llama la atención que los personajes de la historia de Lewis
experimenten varios «lugares» en el más allá de un modo bastante diferente, dependiendo del estado de
sus almas. Dado que el infierno es, como comenta uno de los personajes del libro, «un estado mental»,
en este libro encontramos precisamente la misma ambigüedad de «lo real» frente a «en la cabeza» que
en Harry Potter y las reliquias de la muerte. Es posible que Rowling modelara en parte su escena de
King’s Cross inspirada en la descripción del más allá de Lewis en El gran divorcio.
17 .
En una entrevista reciente, Rowling comenta que «lo que vemos es la imagen de Harry [en la escena
de King’s Cross], no es por ello lo que hay allí en realidad». «Webchat with J. K. Rowling», 30 de julio
de 2007.
18 .«The Over-Soul», de Ralph Waldo Emerson, incluido en The Complete Essays and Other Writings
of Ralph Waldo Emerson (New York: Modern Library, 1950) (traducido del original).
14

¿Un pensadero para tus pensamientos?


Harry Potter y la magia de la memoria

Amy Kind

A veces me parece, y estoy seguro de que tú también conoces esa sensación, que tengo demasiados
pensamientos y recuerdos metidos en el cerebro

—Albus Dumbledore 1

De todos los instrumentos mágicos disponibles en el mundo mágico, el


Pensadero es uno de los más fascinantes. Ojalá Dumbledore me lo hubiera
dejado en su testamento, igual que hizo con el desiluminador para Ron
Weasley y la espada de Gryffindor para Harry.
Aunque en apariencia no es gran cosa (solo una pileta adornada con runas
y símbolos), el Pensadero nos permite descargar recuerdos de nuestra mente
con la misma facilidad que descargamos datos a nuestro disco duro. Debe ser
muy liberador poder sacar algo de nuestra mente, al menos por un tiempo,
para dejar de obsesionarnos con lo que deberíamos haber hecho o dicho, para
dejar de reproducir un momento embarazoso o, simplemente, para alejarnos
de una experiencia molesta. Y debe ser muy revelador poder revisar los
propios recuerdos desde una perspectiva externa, con tranquilidad, pasado un
tiempo. Según le explica Dumbledore a Harry, cuando revisamos los
pensamientos y los recuerdos en el Pensadero, resulta más sencillo detectar
las pautas y las conexiones entre ellos.
Pero lo que hace tan especial al Pensadero no es solo su potencial para
alcanzar la paz y la lucidez. Incluso gente como los muggles y los squibs, que
no tienen poderes mágicos, pueden lograr algo similar mediante la
meditación o la medicación. En cambio, lo realmente fascinante del
Pensadero son las implicaciones filosóficas en lo que concierne a los límites
de la mente, la memoria y el yo. Solemos ver la mente de una persona como
una parte fundamental de su identidad y los filósofos han intentado entender
la existencia continua de una persona a lo largo del tiempo en términos de
memoria y mente. Pero nuestro concepto de lo que es (y dónde reside) la
mente se pondría en entredicho si los pensamientos se pudieran extraer con
facilidad de esta para alterarlos, almacenarlos en otro sitio o incluso
eliminarlos. ¿Y de quién es la mente una vez que los pensamientos se
comparten con otra persona?

«Un remolino brillante y plateado»

Los poderes de la mente y la memoria son lo bastante misteriosos incluso


sin las posibilidades mágicas que incorpora el mundo fantástico. Hace poco,
mientras veía la película Escondidos en Brujas, me estaba volviendo loco
porque por mucho que lo intentaba no lograba acordarme de por qué el actor
protagonista me resultaba tan familiar. Fue más tarde cuando la respuesta
brotó en mi cabeza. Era Brendan Gleeson, el mismo actor que hace de
«Ojoloco» Moody en las películas de Potter.
Muchas veces logramos recordar algo por fin cuando dejamos de pensar
en ello. ¿Por qué podemos recordar información inútil de todo tipo, mientras
que las cosas de las que queremos acordarnos parecen inaccesibles por
mucho que nos esforcemos en recuperarlas? ¿Por qué funciona la memoria de
un modo tan poco convencional?
La ciencia ha resuelto muchos de los misterios de la memoria, pero resulta
asombroso todo lo que nos queda por conocer. De hecho, en realidad no
entendemos la mente en sí; ni qué es ni cómo se relaciona con el cerebro.
Severus Snape da la diana cuando le dice a Harry que «la mente es una
potencia muy compleja y con muchos estratos, Potter, o al menos así son la
mayoría de las mentes» 2 .
Los filósofos que estudian la mente han estado divididos durante mucho
tiempo en dos grupos. Los materialistas, que siguen la tradición del filósofo
británico Thomas Hobbes (1588-1679), creen que todo lo que existe debe ser
algo físico, hecho de materia y que existe en el espacio. Puede que algunos de
los habitantes del mundo mágico, como Nick Casi Decapitado y otros
fantasmas, cuestionen esta afirmación. Pero los materialistas pueden aceptar
la existencia de los fantasmas siempre que estén compuestos de materia,
puede que no sólida, pero sí de algún otro tipo 3 . Lo mismo pasa con la mente.
Los materialistas suelen afirmar que la mente es algo material y que no existe
distinción entre la mente y el cerebro. Algunas de las descripciones de los
libros de Harry Potter apuntan hacia el materialismo. Consideremos, por
ejemplo, las descripciones de los pensamientos que cuelgan de las varitas,
como si fueran mechones de cabello, y que se escapan de los magos que
agonizan como si fuera la sangre que brota.
Los dualistas, que siguen la tradición del gran filósofo francés René
Descartes (1596-1650), creen que, además de las sustancias materiales,
también existen sustancias inmateriales (cosas que no tienen una extensión o
ubicación espacial). Según el punto de vista dualista, el cerebro, que está
hecho de materia, entra en la primera categoría, mientras que la mente, que
no está hecha de materia, entra en la segunda. La idea extendida de que la
mente podría, al menos en teoría, existir sin el cuerpo presupone este punto
de vista dualista. Harry considera esta posibilidad cuando se descubre a sí
mismo en lo que parece ser la estación de King’s Cross después de que
Voldemort intente matarle en el Bosque Prohibido. Aunque al final llega a la
conclusión de que aún debe seguir teniendo su cuerpo, «porque no cabía duda
de que se encontraba tumbado sobre algún tipo de superficie», al principio
piensa que quizá exista solo como un pensamiento incorpóreo 4 . El dualista
reconoce que hay estrechas conexiones entre el cerebro y la mente; el propio
Descartes afirmaba que «yo no estoy presente en mi cuerpo como el marinero
en el barco, sino unido y entremezclado con él, formando una unidad» 5 . Pero,
pese a esta mezcla entre cuerpo y mente, para los dualistas son dos tipos de
cosa diferentes.
Somos muchos los que tenemos una intuición en conflicto, que a veces
nos empuja hacia el dualismo y otras hacia el materialismo. Por un lado,
cuesta entender que una cosa pueda ser por completo inmaterial. Por otro, los
pensamientos sí que parecen ser más efímeros e intangibles que otros objetos
materiales como las mesas y las sillas. La propia J. K. Rowling parece estar
atrapada en este mismo punto; su descripción de la impresión de Harry acerca
del contenido del Pensadero la primera vez que entra en el despacho de
Dumbledore es una convincente expresión del tira y afloja de estos dos
puntos de vista de la mente y el deseo de encontrar algún término medio entre
ellos: «Era de color blanco brillante, plateado, y se movía sin cesar. La
superficie se agitó como el agua bajo el viento, para luego separarse
formando nubecillas que se arremolinaban. Daba la sensación de ser luz
licuada, o viento solidificado: Harry no conseguía comprenderlo» 6 .

Las reliquias de la mente

No obstante, tanto si somos dualistas o materialistas, hay una fuerte


tendencia a concebir la mente como algo autocontenido. Sus secretos más
recónditos se podrían transcribir a un diario o un blog, pero, a menos que se
recurra a la magia oscura, estas transcripciones no serían más que simples
recuerdos sacados de la memoria. Por eso, el diario de Tom Ryddle es tan
especial, incluso dentro del mundo mágico. Como le dice Dumbledore a
Harry:
Verás, aunque no vi al Ryddle que salió del diario, lo que tú me describiste era un fenómeno que
yo jamás había presenciado. ¿Un simple recuerdo que actuaba y pensaba de forma autónoma? ¿Un
simple recuerdo que ponía en peligro la vida de la niña en cuyas manos había caído? No... dentro de
ese libro vivía algo mucho más siniestro: un fragmento de alma. El diario era un horrocrux 7 .

Dejamos post-its por toda la casa con anotaciones para acordarnos de las
cosas y guardamos todo tipo de información importante en nuestros móviles.
Pero, sea cual sea la dependencia que tenemos de estos dispositivos, no dejan
de ser una ayuda para nuestra memoria, no un repositorio. El calendario o la
libreta de direcciones de nuestro iPhone no se puede comparar a un
Pensadero.
No obstante, algunos filósofos han cuestionado este modo tradicional de
ver los límites de la mente. En su libro La mente extendida, Andy Clark y
David Chalmers rechazan la afirmación de que la mente está delimitada por
el cráneo y la piel 8 . Aunque escribieron su artículo hace ya más de una
década, en la era de las agendas de anillas, antes de los teléfonos inteligentes,
incluso entonces era sencillo encontrar casos interesantes de dependencia
cognitiva en objetos externos. La mayoría de nosotros solo podemos hacer
una división larga con la ayuda de lápiz y papel y, cuando jugamos al
Intelect, es mucho más probable que demos con una palabra de siete letras si
reordenamos las fichas de las letras en nuestra bandeja 9 . Aunque es natural
ver estos objetos externos haciendo una función de apoyo, Clark y Chalmers
sugieren que con frecuencia son mucho más que eso. Muchas veces, el uso
que hacemos de los objetos externos se puede ver en parte como un
pensamiento, aparte de un tipo de acción 10 .
La visión radical que proponen Clark y Chalmers es que nuestras vidas
mentales no tienen por qué ser solo internas, porque la mente se extiende
hacia el mundo. Ya hemos aceptado que el cuerpo se puede extender más allá
de sus límites naturales. Por ejemplo, no es del todo inverosímil pensar que
una pierna ortopédica se pueda convertir en una parte del cuerpo de un
amputado, en algo más que un mero accesorio artificial. Más controvertido
sería pensar en un mago que tuviera una relación estrecha con su varita, como
tiene Harry con su varita de veintiocho centímetros, hecha de acebo con una
pluma de fénix en su centro. Harry tiene tal conexión con su varita que se la
podría considerar como una extensión de su propio cuerpo 11 .
Incluso podríamos considerar semejante la relación de Rita Skeeter con su
Vuelapluma. Y desde luego, el ojo mágico de Moody y la mano de plata de
Peter Pettigrew se han convertido en parte de sus cuerpos. De un modo
similar, un objeto externo podría llegar a ser una prótesis mental, extendiendo
la mente más allá de sus límites naturales.
La descripción que hace Rowling de los pensamientos en el mundo
mágico hace aún más plausible la idea de una mente extendida 12 . Las finas
hebras de recuerdos pertenecientes a Snape que podrían estar en su cráneo se
podrían salir de su cuerpo, embotellar en un vial o almacenar en el Pensadero.
Pero, dondequiera que estén, estos recuerdos pertenecen a Snape, del mismo
modo que los recuerdos del diario de Ryddle son los de Voldemort. Su
ubicación física es algo secundario.
¿Y qué pasa con el mundo no mágico? Para defender la idea de la mente
extendida en su caso, Clark y Chalmers ponen el ejemplo de Otto, una
persona que sufre de Alzheimer. Otto utiliza un cuaderno para recordar las
cosas, donde anota todo lo que va aprendiendo, y, cuando necesita recordar
algo, consulta el cuaderno. Siempre lo tiene a mano para poder recuperar la
información de un modo rápido y eficiente. Según Clark y Chalmers, el
cuaderno de Otto tiene la misma finalidad que la memoria biológica.
Mientras que nosotros recuperamos cosas de la memoria, Otto lo hace de su
cuaderno, en el que confía como nosotros en nuestra mente.

¡Confundus!

Al principio, la teoría de la mente extendida puede sonar parecida a las


historias de El quisquilloso, la revista que dirige Xenophilius Lovegood, pero
empieza a cobrar sentido cuando distinguimos entre lo que los filósofos
llaman convicciones ocurrentes y no ocurrentes. En un momento dado, las
personas no son conscientes de la gran mayoría de sus convicciones. Ron
cree que Irlanda ganará su partido contra Bulgaria de la 422 Copa del Mundo
de Quidditch, pero es probable no sea eso lo que tiene en mente (no es
ocurrente) mientras él y Hermione corren hacia la Cámara de los Secretos
para recuperar el colmillo de basilisco durante la Batalla de Hogwarts. En ese
instante, lo más probable es que todas sus convicciones ocurrentes estén
relacionadas con el gran peligro del momento presente: cuál es el camino más
rápido al baño de Myrtle la Llorona y cómo se las va a ingeniar para decir
«ábrete» en pársel, un lenguaje que él no habla.
Del mismo modo, como la información del cuaderno de Otto no está en el
primer plano de su mente, su funcionamiento concuerda más con nuestras
convicciones no ocurrentes. Analicemos la creencia no ocurrente de Rita
Skeeter de que Bathilda Bagshot vive en Godric’s Hollow, que tiene
almacenada en algún lugar de su memoria, esperando a ser recuperada.
Cuando Rita decide entrevistar a Bathilda para reunir material para Vida y
mentiras de Albus Dumbledore, debe pararse a pensar un momento para
recordar dónde vive Mathilda. Solo entonces su convicción se vuelve
ocurrente. Supongamos que Otto tiene la dirección de su vieja amiga Bathilda
escrita en su cuaderno. Cuando decide visitarla, tiene que parar un momento
para mirar en su cuaderno dónde vive. Su creencia está almacenada en algún
lugar del cuaderno, esperando a que accedan a ella. Igual que sería tonto
negar que Rita tiene la creencia de que Bathilda vive en Godric’s Hollow
incluso antes de que ella consulte su memoria, deberíamos aceptar que Otto
tiene la misma creencia antes de consultar su cuaderno.
Chalk y Chalmers no llegan tan lejos como para afirmar que toda ayuda
externa a la que recurramos se convierte en parte de la mente, solo ven algo
especial en la conexión de Otto con su cuaderno. No es igual que el uso que
hace Harry de las notas de los márgenes del libro de pociones del Príncipe
Mestizo que le presta Slughorn, o la dependencia que tiene Neville
Longbottom de una lista escrita a mano para poder acordarse de las
cambiantes contraseñas cuando Sir Cadogan sustituye a la Dama Gorda como
guardián de la entrada a la sala común de Gryffindor. El uso de estos
elementos que hacen Harry y Neville es esporádico, y Neville incluso acaba
perdiendo su lista. La conexión de Otto con su cuaderno ni siquiera es como
la que tiene Hermione con el libro de la historia de Hogwarts. Aunque
Hermione consulta el libro con regularidad e incluso acaba llevándolo
consigo durante la búsqueda de los horrocruxes de Voldemort, porque no se
siente bien si no lo lleva con ella, la información del libro parece más un
suplemento a la información de su mente que una extensión de la misma 13 .
Lo que hace diferente el cuaderno de Otto de estos y otros casos
ordinarios es cómo está integrado en su día a día. Incluso aunque la
información que contiene el cuaderno sea algo externo a su mente, siempre lo
lleva consigo y siempre lo consulta cuando intenta recordar información.
Cuando usa el cuaderno acepta de inmediato la información que contiene 14 .
La única diferencia entre esta información y la de su mente es el hecho de
que está almacenada fuera de los límites del cráneo y la piel de Otto. Según
Clark y Chalmers, por sí sola esta diferencia no basta para sostener que la
información del cuaderno de Otto forma parte de su mente.

Travesura realizada

Supongamos, a efectos de este razonamiento, que aceptamos la idea de la


mente extendida. Analicemos ahora la conexión de Fred y George Weasley
con el Mapa del Merodeador que robaron del despacho de Argus Filch en su
primer año en Hogwarts. Hasta que se lo pasan a Harry más adelante, confían
tanto en él en sus escapadas que no sería exagerado ver una analogía en su
relación con él con la que tiene Otto con su cuaderno. Sin embargo, el
problema es que son dos. Si, además de ser parte de la mente extendida de
Fred, el mapa también forma parte de la mente extendida de George, entonces
los gemelos tienen más en común de lo que pensábamos: sus mentes se
solapan.
Esto sugiere una de las ramificaciones perturbadoras de la idea de la
mente extendida 15 . Al aceptar que la mente se extiende más allá de los
límites del cráneo y de la piel, abrimos la posibilidad de que se extienda hasta
la mente de otro. Cuando se da este solapamiento, no hace falta ser un
experto en Legeremancia para poder extraer los pensamientos de la mente de
otra persona, pues estos ya forman parte de nosotros.
Una problema asociado a esto es la amenaza potencial que supone una
mente extendida para la conciencia de uno mismo. Comparado con la dura
experiencia que tiene que soportar Harry para sobrevivir y la grandeza que
alcanza a pesar de ello, tanto las pruebas como los triunfos que viven la
mayoría de los magos y brujas (y, sin duda, la mayoría de los muggles y
squibs) parecen triviales. Pero, al igual que las experiencias de Harry le
convierten en la persona que es, las experiencias personales por las que pasa
cada cual nos convierten en quienes somos. Hay muchos filósofos que
apoyan alguna versión de la teoría de la memoria de la identidad personal,
que se remonta cuanto menos al filósofo británico John Locke (1632-1704).
Conforme a esta teoría, nuestra identidad continua a lo largo del tiempo
consiste en la continuidad de la memoria 16 . Son las cadenas de la memoria
que las conectan las que hacen que el Harry adulto que ve a sus hijos subir al
Expreso de Hogwarts sea la misma persona que el adolescente que se
enfrentó a Voldemort en el Bosque Prohibido, o el niño huérfano acogido por
los Dursley. Según la teoría de la memoria, nuestros recuerdos son los
auténticos pilares de nuestras identidades. Si estos mismos recuerdos se
pueden compartir con alguien más y pueden incluso llegar a formar parte de
alguien más, entonces ¿cómo sabemos realmente quiénes somos?
Durante sus años en Hogwarts, Harry comparte en varias ocasiones los
recuerdos de otras personas, incluyendo tres de sus profesores (Dumbledore,
Snape y Slughorn). De hecho, en casi todos los casos, sus incursiones en el
Pensadero le afectan. Torturado por la imagen que obtiene a través del
recuerdo de Snape de la arrogancia de su propio padre y su cuestionable
comportamiento mientras estuvo en Hogwarts, Harry reevalua la imagen que
tiene de su padre y también la suya propia: «Durante casi cinco años la
imagen de su padre había sido para él una fuente de consuelo e inspiración.
Siempre que alguien comentaba que se parecía a James, él se sentía
orgulloso. Pero en aquellos momentos... se sentía indiferente y triste cuando
pensaba en él» 17 . Cuando una vez más, gracias a un recuerdo de Snape,
descubre que una parte del alma de Voldemort vive dentro de él, se ve
forzado a replantearse cuál es su lugar en el mundo: «La verdad, al fin...
Harry comprendió que no iba a sobrevivir» 18 . En todos estos casos, el uso
que hace Harry del Pensadero le lleva a una especie de crisis de identidad.
Pero pensemos ahora en qué más puede pasar en el mundo mágico. El
aspecto físico se puede replicar mediante la poción multijugos. Los recuerdos
se pueden borrar casi por completo con un golpe de varita y el encantamiento
Obliviate. También se pueden implantar recuerdos falsos. Todas estas
posibilidades mágicas suponen una gran amenaza a la integridad de la
identidad individual; mucho mayor, de hecho, que la amenaza de compartir la
memoria a través del Pensadero. Cuando Barty Crouch Jr. encierra a Moody
en un baúl y utiliza la poción multijugos para hacerse pasar por él, está
cometiendo un robo de identidad. Gilderoy Lockhart roba innumerables
identidades mediante encantamientos de memoria antes de convertirse en su
propia víctima por culpa de un problema con el funcionamiento de su varita.
Los motivos de Hermione para manipular la memoria de sus padres son
mucho más puros. Les hace creer que son Wendell y Monica Wilkins, una
pareja sin hijos que ha cumplido el sueño de su vida de mudarse a Australia.
Pero, pese a sus buenas intenciones, el hecho es que sus acciones privan a los
Granger de sus identidades.
Está claro que las experiencias de Harry con el Pensadero no entran en
esta misma categoría. Lo que hace que sus experiencias anteriores con el
Pensadero fueran tan difíciles para él es el contenido de los recuerdos
compartidos, una experiencia desagradable para Harry porque en cierta
manera hace que su identidad se fusione con la del Maestro de Pociones. Si
Snape hubiera sido un buen contador de historias y Harry hubiera podido
confiar en él, en teoría podría haber recibido de viva voz las mismas
revelaciones sorprendentes que le proporcionó el Pensadero. El Pensadero es
más eficaz, porque le permite a Harry ver por sí mismo los eventos del
pasado, y es más objetivo, porque el testimonio de Snape habría estado teñido
de una subjetividad burlona. Pero, en principio, cualquier sentimiento
transmitido a través del Pensadero se podría haber transmitido de otra
manera.

¡Lumos!

Existen distintos tipos de recuerdos. Hay recuerdos sobre cómo hacer


cosas, de conocimientos, como cuando pasan los años y un mago que no ha
subido a su escoba desde sus tiempos de jugador de Quiddith recuerda cómo
montar en ella. También hay recuerdos de datos, como cuando Hermione es
capaz de describir las propiedades de la mandrágora en clase de Herbología.
Distintos a los dos anteriores son los recuerdos de experiencias, vividas en
primera persona, como cuando Harry recuerda el dolor abrasador de la pluma
de Dolores Umbridge grabando palabras en su mano derecha.
Los recuerdos que guarda Otto en su cuaderno son recuerdos de datos. Sin
embargo, cuando los teóricos de la memoria hablan de esta en las
explicaciones de la identidad personal, lo que les interesa son los recuerdos
de experiencias propias, personales. Cabe destacar que los recuerdos que se
reviven en el Pensadero no son de este tipo. El Pensadero reproduce los
recuerdos vistos desde la perspectiva de una tercera persona 19 . Cuando
Dumbledore piensa en el juicio y la sentencia de Bellatrix Lestrange, es de
esperar que lo recuerde desde la perspectiva personal que tenía él en aquél
momento, desde su asiento en la fila más alta de la grada de espectadores.
Pero, cuando revisa su recuerdo en el Pensadero, el punto de vista cambia. De
hecho, por lo que sabemos del Pensadero, el recuerdo que Dumbledore
comparte con Harry es el mismo que deben tener todos los espectadores del
juicio de Lestrange.
Esta información sobre el Pensadero es crucial para entender por qué no
supone una amenaza para nuestra identidad individual. Lo importante de
nuestra identidad personal son nuestros recuerdos en primera persona.
Compartir recuerdos con el Pensadero no pone en riesgo quiénes somos,
como tampoco lo hace usar un giratiempo para volver a vivir eventos del
pasado 20 . Y del mismo modo que compartir una experiencia con alguien no
es una amenaza para el concepto de uno mismo, tampoco debería serlo
compartir con otra persona un recuerdo propio en un Pensadero.
Esto también explica un poco más por qué no tenemos que sentirnos
amenazados por la tesis de la mente extendida. La mente es misteriosa de por
sí y hay mucho que no conocemos de ella, pero podemos estar seguros de
que, ya guardemos nuestros pensamientos en un Pensadero, en una mente o
en un cuaderno, esos pensamientos siguen siendo nuestros. El Pensadero es
un artefacto mágico y, si alguna vez veo alguno a la venta en eBay, iré a por
él sin vacilar ni límite en la cartera pero, aun así, y por mágico que sea, no
puede convertirte en alguien que no eres.

1. Harry Potter y el cáliz de fuego.


2. Harry Potter y la Orden del Fénix.
3. Nos parece una afirmación bastante plausible, dado que en el mundo de Harry los fantasmas se
describen como «de un color blanco perla y algo transparentes» (Harry Potter y la piedra filosofal).
4. Harry Potter y las reliquias de la muerte.
5. Meditations on First Philosophy with Selections from the Objections and Replies, de René Descartes.
6. Harry Potter y el cáliz de fuego.
7. Harry Potter y el misterio del príncipe.
8. La mente extendida, de Andy Clark y David Chalmers (KRK Ediciones, 2011).
9. Ibídem.
10 . Ibídem.
11 .Dumbledore apoya esta manera de ver la relación entre la varita y el mago cuando explica su teoría
de lo que pasó la noche en que Harry y Voldemort se enfrentaron en el cementerio de Pequeño
Hangleton: «Creo que esa noche tu varita se imbuyó en parte de la fuerza y las cualidades de la suya, lo
cual equivale a decir que a partir de entonces contenía algo del propio Voldemort». Harry Potter y las
reliquias de la muerte.
12 . Es más, la creación de los horrocruxes haría posible extender también el alma, además de la mente.
13 . Harry Potter y las reliquias de la muerte.
14 . La mente extendida, de Andy Clark y David Chalmers (KRK Ediciones, 2011).
15 . Puedes consultar otras objeciones a la tesis de la mente extendida, por ejemplo, en «The
Overextended Mind», de Brie Gertler, en la edición de Brie Gertler y Lawrence Shapiro de Arguing
about the Mind (New York: Routledge, 2007); también en «The Bounds of Cognition», de Fred Adams
y Kenneth Aizawa, incluido en Philosophical Psychology 14 (2001). Clark hace un repaso de muchas
de las críticas más habituales e intenta responderlas en Supersizing the Mind: Embodiment, Action, and
Cognitive Extension (New York: Oxford University Press, 2008).
16 .Puedes consultar el desarrollo de Locke de la teoría de la memoria en su Ensayo sobre el
entendimiento humano (ed. Porrúa, 2007). Hay un desarrollo más reciente de esta visión en Reasons
and Persons, de Derek Parfit (Oxford University Press, 1984).
17 . Harry Potter y la Orden del Fénix.
18 . Harry Potter y las reliquias de la muerte.
19 .Esto lo confirmó J. K. Rowling en una entrevista de 2005 con las páginas Web de fans Mugglenet y
The Leaky Cauldron. Cuando le preguntaron si los recuerdos almacenados en el Pensadero eran reflejos
veraces de la realidad o simples interpretaciones de esta desde la perspectiva subjetiva de la persona
que recuerda, Rowling fue tajante al responder que eran representaciones precisas desde la perspectiva
de una tercera persona. Según Rowling, parte de la magia del Pensadero es que puedes volver atrás y
examinar tus recuerdos y descubrir todo tipo de detalles que no habías observado en su momento:
Si no, no sería más que un diario, ¿verdad? Limitado a lo que recuerdas. Pero el Pensadero recrea los
momentos para nosotros, de modo que podemos sumergirnos en nuestra propia memoria y revivir cosas
que no habíamos observado en su momento. Está en algún punto de nuestra cabeza que no me cabe
duda que todos tenemos en nuestra propia mente. Estoy segura de que, si pudiéramos acceder a él,
encontraríamos cosas que no sabemos que recordamos.
20 .Con esto no quiero decir que los viajes en el tiempo no planteen paradojas, incluso paradojas de
identidad. Lo que pasa es que estas paradojas las suelen causar acciones que el viajero en el tiempo
puede realizar o impedir cuando viaja al pasado: matar a su propio abuelo para impedir su propio
nacimiento (o, como le advierte la profesora McGonagall a Hermione, podría matar por error a su yo
del pasado o del futuro). Pero no parece haber nada de paradójico en que un viajero en el tiempo pueda
contemplar eventos del pasado a los que, de no ser así, no tendría acceso.
15

La educación en Hogwarts
El bueno, el feo y el malo

Gregory Bassham

¿A qué niño no le gustaría ir a Hogwarts? Dar clase en un castillo


chulísimo, una aventura tras otra, unos compañeros geniales, sentir que ese es
tu sitio y comer hasta reventar unas cosas riquísimas («carne asada, pollo
asado, chuletas de cerdo y de ternera, salchichas, tocino y filetes, patatas
cocidas, asadas y fritas, pudín») 1 . Y lo mejor de todo, no hay clases aburridas
de matemáticas, francés o ciencia. Casi todo lo que enseñan es... ¡cómo hacer
magia! Aprendes a volar, a viajar de un punto a otro, a conjurar cosas de la
nada, a transformar objetos en lo que queramos que sean, a crear pociones
que curan enfermedades o traen buena suerte, a defendernos de los magos
oscuros, los temibles dementores y los cretinos molestos como Draco
Malfoy. Vamos, que es como un campamento para los futuros superhéroes.
Desde el punto de vista de un niño, ¿podría haber algo más chulo?
Pero lo que le parece atractivo a un niño puede no serlo para un adulto (o
un filósofo). ¿Qué dirían los grandes pensadores de la educación (filósofos
como Platón, Aristóteles, Kant o John Dewey) sobre la enseñanza en
Hogwarts? ¿Es una «escuela modelo», como afirma Susan Engel, la directora
del programa de enseñanza del Williams College? 2 ¿O en sus clases hay
problemas reales que habría que encauzar? Aquí vamos a analizar los pros y
las contras de la educación en Hogwarts desde la mirada de tanto los filósofos
clásicos de la educación como la investigación educativa contemporánea.
El bueno

El filósofo John Dewey (1859-1952) fue el pensador más influyente en la


educación americana. A principios del siglo XX, Dewey criticó la educación
tradicional por su énfasis en la escucha pasiva, la memorización repetitiva,
los valores no democráticos y la desconexión con las preocupaciones
prácticas de la vida real. En oposición a la educación tradicional, Dewey
defendía un método de enseñanza «progresivo», que hiciera hincapié en tres
aspectos que ahora ya forman parte de la educación americana: la enseñanza
práctica, formar la base en los intereses naturales de los niños y conectar las
tareas de la escuela con la vida cotidiana 3 . Uno de los puntos fuertes más
evidentes de la educación en Hogwarts es que refleja estos tres ideales
progresistas.

Enseñanza práctica

Como hemos visto, los niños no vienen a Hogwarts a aprender cálculo,


inglés o historia de las civilizaciones; vienen a aprender a hacer magia. Y,
conforme a este criterio, no cabe duda de que Hogwarts es una magnífica
escuela; la mayoría de sus estudiantes aprenden decenas de pociones y
hechizos útiles, aprueban sus T.I.M.O. y sus E.X.T.A.S.I.S. y se gradúan
como solventes magos. ¿Cómo pueden aprender tanto los alumnos? No es
gracias a las aburridas clases del profesor Binns sobre la historia de la magia
o leyendo los libros que les pone como tarea la profesora Umbridge y que
solo contienen teoría; aprenden a hacer magia siguiendo un método práctico
que suele implicar: (1) una demostración de técnicas mágicas por un profesor
cualificado, (2) la práctica de dicha técnica por los estudiantes, (3) un
seguimiento personalizado por parte del instructor para corregir fallos, y (4)
una práctica continua por parte de los estudiantes hasta dominar la técnica.
Casi todos los ejemplos de pedagogía eficaz de los libros de Potter (por
ejemplo, Remus Lupin enseñándole a Harry a conjurar un patronus o Harry
enseñándole magia defensiva al ejército de Dumbledore) incluyen este tipo de
aprendizaje basado en la práctica. Dado que la magia se representa en la saga
como un conocimiento difícil de adquirir que solo se puede dominar a través
de la formación y la práctica, este tipo de enseñanza tiene mucho sentido.

Basarse en los intereses naturales de los niños

Dewey creía que los niños eran activos y curiosos por naturaleza e instaba
a los educadores a utilizar los intereses naturales y las experiencias vitales de
los niños como un recurso para estimular el aprendizaje. La investigación ha
demostrado que los estudiantes se implican y aprenden más cuando estudian
cosas que les parecen interesantes y relevantes 4 .
No cabe duda de que los estudiantes de Hogwarts están deseosos de
aprender magia. Les encanta tener habilidades mágicas y disfrutan
desarrollándolas y aprendiendo nuevos hechizos y conocimientos. Es más,
entienden el valor práctico de lo que están aprendiendo. Cuando Umbridge
no permite a los alumnos de Defensa Contra las Artes Oscuras practicar la
magia defensiva, los chicos organizan sus propias clases para practicar por su
cuenta. Saben que aprender estas técnicas es vital para aprobar sus exámenes,
y en sus vidas y sus carreras fuera de Hogwarts, y en su intento de frustrar el
regreso de Voldemort al poder, como parte del ejército de Dumbledore.

Conectar las tareas de la escuela con la vida cotidiana

Dewey creía que el trabajo en clase se ve con demasiada frecuencia como


una preparación para algún futuro remoto e hipotético, en vez de como parte
de la propia vida. Puede que a algunos alumnos les resulte útil aprenderse los
nombres de los tres ríos principales de Uruguay (por ejemplo, si tienen
pensado abrir algún día un negocio de remolcadores), pero, para la mayoría
de estudiantes, esta información es lo que el filósofo Alfred North Whitehead
(1861-1947) llamaba conocimiento «inerte»; bloques de información
indigesta, sin aplicación o utilidad 5 . Dewey creía que la educación tenía una
función práctica y no debería verse como una serie de obstáculos sin sentido
que saltar para poder acceder a la «vida real». La educación no es un
preámbulo de la vida; es parte de la vida, y existe para resolver problemas
humanos reales y satisfacer las necesidades de las personas.
Parte de lo que los estudiantes pueden aprender en Hogwarts es bastante
estéril. Por ejemplo, Harry y sus amigos no le ven demasiado sentido a las
clases de Rubeus Hagrid sobre la cría de los feos y peligrosos escregutos de
cola explosiva o a las predicciones fingidas de la profesora Trelawney y su
bola de cristal. Pero, por lo general, los estudiantes pueden ver de inmediato
la recompensa que conlleva lo que están aprendiendo. Son conscientes de
que, cuando dejen Hogwarts, necesitarán saber cómo aparecerse y
desaparecerse, transformar objetos, defenderse del ataque de magos oscuros,
etc. Esto también les hace ser mejores estudiantes y les motiva a aprender.

El malo

¿A que Hogwarts es una maravilla? Como hemos visto, los tres puntos
fuertes de la educación en Hogwarts son: fomentar la enseñanza práctica,
basarse en los intereses naturales de los niños y dar conocimientos que son
importantes en la vida real. Sin embargo, hay otros aspectos de la enseñanza
en Hogwarts que no son tan atractivos. Los tres principales problemas son:

• La escuela es demasiado peligrosa.


• Hay demasiados pocos profesores cualificados.
• Los estudiantes no reciben una educación completa.

Vamos a ver estos puntos uno por uno.

Demasiado peligroso

Reconozcámoslo, Hogwarts es un lugar bastante peligroso para ir a la


escuela. Está ubicado junto a un bosque mágico, donde un estudiante
descuidado o imprudente puede ser devorado por arañas gigantes o atacado
por un centauro hostil. Hay un lago helado junto al castillo lleno de
traicioneros demonios de agua (grindylows) y un calamar gigante. En la
propia escuela nos topamos en ocasiones con todo tipo de criaturas letales
(perros de tres cabezas, troles, basiliscos). Hay un malvado poltergeist
residente, Peeves, que está siempre intentando hacer tropezar a los
estudiantes o soltar objetos pesados sobre sus cabezas. Las escaleras tienen
escalones que desaparecen y que los estudiantes tienen que acordarse de
saltar. Los estudiantes distraídos que merodean cerca del Bosque Prohibido
pueden recibir una paliza del Sauce Boxeador. A veces los estudiantes
trabajan con criaturas mágicas peligrosas (el profesor Kettleburn se retiró al
final del segundo año «para poder aprovechar en la intimidad los miembros
que le quedan») 6 . Muchas veces las pociones salen mal y lastiman o
desfiguran a los alumnos. El juego más popular en Hogwarts, el Quidditch,
puede acabar hiriendo de gravedad a los jugadores. El Torneo de los Tres
Magos consta de tres pruebas de un alto riesgo. Incluso los estudiantes más
jóvenes llevan unas armas letales en potencia (varitas) que usan con
regularidad para lanzarse encantamientos y maldiciones entre sí.
Si bien es cierto que la mayoría de los daños que sufren los alumnos en
Hogwarts los pueden curar las pociones de Severus Snape o los atentos
cuidados de la enfermera, la señora Pomfrey, hay daños que la magia no
puede curar (o al menos no con rapidez) y, como dice Albus Dumbledore, la
magia no puede devolver la vida a los muertos 7 .
De acuerdo, los libros de Potter son solo ficción y las historias
emocionantes suelen tener su dosis de peligro y violencia 8 . Pero te apuesto
que, si Hogwarts existiera de verdad, la Asociación de Profesores de Magia
ya habría protestado indignada.

Profesores no cualificados

Entre los profesores de Hogwarts hay un poco de todo. Por un lado, están
los buenos, que son competentes, solícitos y justos. Entre estos se encuentran
Albus Dumbledore, Minerva McGonagall, Filius Flitwick, Pomona Sprout y
Remus Lupin 9 . Otros profesores son bastante decentes pero tienen carencias
significativas, como Hagrid, que tiene muchos conocimientos y es
encantador, pero no puede evitar exponer a sus estudiantes a criaturas
peligrosas; Moody/Crouch, que enseña a sus estudiantes un montón de
conocimientos pero, por desgracia, (como indica Dean Thomas), resulta ser
un «maníaco» homicida disfrazado; y Snape, que sin duda domina su materia
pero intimida a sus alumnos, es sarcástico con ellos y posee un descarado
sesgo a favor de los estudiantes de Slytherin 10 .
En Hogwarts también hay profesores que son despreciables. Los cuatro
peores (si no contamos a los mortífagos que se unen al profesorado por un
corto espacio de tiempo en Harry Potter y las reliquias de la muerte) son
Binns, Sybill Trelawney, Gilderoy Lockhart y Dolores Umbridge. Binns, un
fantasma que parece no saber que está muerto, por lo general adormece a sus
estudiantes de Historia de la Magia con sus monótonas clases, no conoce el
nombre de sus alumnos y apenas es consciente de que haya realmente
alumnos en sus clases. Trelawney es un «viejo fraude» que enseña una
materia «aburridísima» (Adivinación) y disfruta prediciendo las muertes
espantosas y prematuras de sus alumnos 11 . Lockhart es un fanfarrón
narcisista e inútil. Y Umbridge, por supuesto, es una racista retorcida y ávida
de poder que intenta socavar cualquier educación en la escuela.
Dumbledore tiene grandes dificultades para contratar docentes
cualificados en Hogwarts. En la mayoría de los casos no es culpa suya. Tras
la impactante muerte del profesor Quirrell, se dice que la única persona que
aceptó el puesto de profesor de Defensa Contra las Artes Oscuras fue el
desgraciado Lockhart. Pero el mayor de los problemas, según comenta Arthur
E. Levine, es que el mundo mágico carece de programas educativos o
requisitos de certificación 12 . Parece ser que cualquiera puede enseñar en
Hogwarts, incluso personas con escasa o nula educación mágica, como
Firenze o Hagrid. Sin profesores solventes ni procedimientos acreditados, la
calidad de la enseñanza en la escuela de los magos está incompleta e incluso
puede llegar a ser peligrosa para los estudiantes.

Una educación incompleta

Si Harry y sus amigos asistieran a un colegio interno muggle británico,


tendrían clases sobre materias como inglés, historia, ciencia, geografía,
música, matemáticas, literatura, educación física, sociales y religión. En
Hogwarts, lo único que aprenden los alumnos es a hacer magia 13 .
¿Por qué es esto un problema? Porque Hogwarts ofrece una educación
limitada y de orientación vocacional 14 . Provee a sus estudiantes de las
herramientas adecuadas, pero no de la sabiduría necesaria para utilizarlas.
Como observaba el célebre filósofo y educador Mortimer Adler (1902-2001),
una buena escuela secundaria debería preparar a sus alumnos para hacer tres
cosas: «ganarse la vida de un modo inteligente y responsable, ser ciudadanos
inteligentes y responsables y hacer que ambas cosas tengan como finalidad
desarrollar una vida inteligente y responsable, para disfrutar al máximo de
todas las cosas buenas que nos da la vida» 15 . Hogwarts se centra casi en
exclusiva en el primero de estos tres objetivos: la formación vocacional.
Enseña a los estudiantes a ganarse la vida en el mundo mágico pero no a
vivir 16 .
¿Cuál es el objetivo de la educación? Los grandes pensadores de la
educación han defendido distintos puntos de vista. Para Platón, el primer gran
filósofo de la educación en la civilización occidental, la finalidad de la
educación es alcanzar la sabiduría, la bondad y una sociedad justa y bien
ordenada 17 .
Para Aristóteles, pupilo de Platón, la educación debería promover la
plenitud humana, eudaimonia, que define como una vida llena con
actividades excelentes (en especial actividades intelectuales) 18 . John Locke
(1632-1704) afirmaba que la sabiduría y la virtud eran la finalidad de la
educación 19 . Jean-Jacques Rousseau (1712-1778) defendía una educación
«natural», orientada a los niños, que proporcionara ciudadanos felices,
virtuosos, no corrompidos por la hipocresía y los valores falsos de la
civilización 20 . Immanuel Kant creía que el desarrollo de la personalidad
(llegar a ser una persona de buena moral que desea las cosas correctas por las
razones correctas) es el objetivo principal de la educación 21 . Incluso John
Dewey, quien como hemos visto criticaba la educación tradicional por su
desconexión de las preocupaciones del mundo real, sostenía que el objetivo
final de la educación es «más educación», o «crecer» en la propia habilidad
de tener experiencias enriquecedoras 22 .
Una persona con formación debería ser capaz de escribir y hablar bien,
tener un pensamiento crítico y una base sólida en ciencias y humanidades,
que son los pilares de una educación liberal. El objetivo de una educación
liberal no es ayudar a los estudiantes a «conseguir un buen trabajo», sino
compartir el conocimiento, las habilidades y la disposición necesarias para
alcanzar la plenitud como persona; entender y apreciar las producciones más
destacadas del pensamiento y el arte; y vivir una vida rica, plena e intensa.
Una buena escuela secundaria debería poner los cimientos de una educación
liberal de este tipo. Por encima de todo, como comenta Adler, debería buscar
impartir a sus estudiantes tanto «la capacidad y el deseo de aprender, para que
en su vida como adultos quieran seguir aprendiendo y tengan la capacidades
necesarias para ello» 23 .
Como no hay universidades en el mundo mágico, es fundamental que las
escuelas secundarias de magia como Hogwarts estimulen y preparen a sus
alumnos para seguir aprendiendo durante toda su vida 24 . Pero Hogwarts falla
en este aspecto. A Harry y sus amigos les enseñan a invocar hechizos y
preparar pociones. No les enseñan a amar la lectura o las ideas, a tener un
pensamiento científico, apreciar el arte y la literatura o reflexionar de un
modo disciplinado con fundamento sobre los problemas de la sociedad y la
condición humana.
No toda la educación en un colegio interno como Hogwarts tiene lugar en
el aula, y Harry y sus amigos aprenden importantes lecciones vitales fuera de
los parámetros de las clases normales. De hecho, el modelo más importante
para Harry como profesor y como persona dentro de Hogwarts es, sin duda,
Dumbledore, aunque no es uno de los profesores que dan clase a Harry. Para
Harry, Ron Weasley, Hermione Granger, Neville Longbottom, Ginny
Weasley, Luna Lovegood y su círculo, Hogwarts sí demuestra ser una especie
de «escuela de virtud», como las que alababan los antiguos filósofos. Al
evaluar el valor de la educación en Hogwarts, hay que tener presente lo que
se aprende tanto dentro como fuera del aula.
En mi opinión, el plan de estudios formal de Hogwarts es demasiado
limitado y vocacional. Recordemos que la mayoría de los estudiantes de
Hogwarts tienen poco contacto con Dumbledore durante sus años en la
escuela. Puede que Harry tenga acceso a algunas impagables perlas de las
sabiduría de Dumbledore cuando visita su despacho, pero la formación y, por
tanto, la vida futura de la mayoría de los estudiantes depende de lo que
aprendan (o dejen de aprender) en el aula.
Habrá quien opine que las personas con poderes mágicos no necesitan una
educación completa y liberal, que pueden buscar la felicidad y alcanzar sus
objetivos en la vida sin esta. Incluso habrá quien piense que es probable que
el Ministerio de Magia detecte y castigue con severidad cualquier uso no
autorizado de la magia.
Sin embargo, se está haciendo una interpretación incorrecta de lo que es
una educación liberal, cuyo objetivo es formar a personas libres. Libera la
mente al ampliar su perspectiva, pulir su sensibilidad y liberarla de la
ignorancia y las limitaciones de nuestra época, lugar y cultura. Como decía
Adler, una educación adecuada fomenta la capacidad de la persona «para el
crecimiento mental y el desarrollo moral» y la ayuda a «desarrollar las
virtudes intelectuales y morales necesarias para llevar una buena vida» 25 .
El plan de estudios de Hogwarts no está preparado para proporcionar el
conocimiento general, las habilidades intelectuales ni las sólidas virtudes
personales que debería pretender impartir una buena escuela, ya sea esta
mágica o muggle. Debido a la limitada educación vocacional que reciben, los
alumnos de Hogwarts no están bien preparados para enfrentarse a los muchos
problemas que presenta la sociedad de los magos, incluyendo (según las
palabras de Hermione) «esa horrible tendencia de los magos a considerarse
superiores al resto de las criaturas» 26 .

El feo

Esta «horrible tendencia» es el principal problema al que se enfrentan los


magos. Los libros de Potter son una historia moralista sobre una guerra civil
entre magos. Por un lado, tenemos los supremacistas raciales de Voldemort,
cuyo deseo es que los magos dominen a los muggles y que los magos de
sangre pura estén por encima de los que tienen un linaje mixto. Por otro,
Dumbledore y los que rechazan esta visión supremacista y creen en la
igualdad básica de todas las criaturas racionales (o al menos, las humanas)
sobre la faz de la Tierra.
Yo creo que este es el principal problema al que se enfrentan los magos,
ya no solo por lo repulsivo que resulta semejante elitismo racial, sino por lo
que está en juego. Totalitarismo, control mental, policía secreta, juicios
falsos, limpieza étnica, etc. Si los supremacistas ganan, todo eso puede
ocurrir. Y, por supuesto, en los libros de Potter casi lo logran, del mismo
modo que los nazis casi ganan la II Guerra Mundial.
Entonces, ¿qué está haciendo Dumbledore para educar a los alumnos de
Hogwarts sobre los peligros y la irracionalidad de la supremacía? Pues no
demasiado. Al menos, no de manera directa.
Cierto es que Hogwarts está abierto a todos los estudiantes con poderes
mágicos, de igual su ascendencia, raza o clase social. Y, para Dumbledore, es
muy importante dar las mismas oportunidades a todos los trabajadores, al
contratar personas de sangre mestiza como Snape y miembros de minorías
marginales como semi-gigantes (Hagrid), centauros (Firenze) y hombres lobo
(Lupin).
Pero eso es todo. Hasta donde sabemos, no se habla de racismo en las
aulas, no se hacen talleres ni hay reuniones para discutir el tema. Los insultos
racistas están a la orden del día en Hogwarts, pero no se castiga a ningún
alumno por utilizarlos. El hecho de que Hogwarts aloje la mayor población
de los oprimidos elfos domésticos de Inglaterra no se menciona por ningún
sitio en los miles de páginas de Hogwarts: Una Historia, y los esfuerzos de
Hermione por aliviar la carga de los elfos domésticos no recibe ningún apoyo
público por parte de Dumbledore. Y lo que es más serio: Dumbledore no
hace nada para remediar el infecto y enorme brote de los militantes
defensores de la sangre pura en Hogwarts, la casa de Slytherin.
Slytherin es un caldo de cultivo para magos oscuros. Como dice Hagrid,
cuando Voldemort llegó al poder «las brujas y los magos que se volvieron
malos habían estado todos en Slytherin» 27 . Y esto no es casualidad; a los
alumnos se les envía a Slytherin porque «esa gente astuta utiliza cualquier
medio para lograr sus fines» 28 . Como la gente (en especial, los niños
impresionables) tienden a volverse como las compañías que frecuentan,
Slytherin es un invernadero de intolerancia racial. También es, de manera
inevitable, una fuente de «quintacolumnistas» en Hogwarts: estudiantes cuya
fidelidad ulterior no es hacia Dumbledore o sus compañeros, sino hacia
Voldemort y sus retorcidos planes racistas.
Este cáncer de intolerancia y elitismo racial es «lo feo» de la educación en
Hogwarts. La pregunta obvia es por qué Dumbledore no hace más al
respecto.
En cierto sentido, no cabe duda de que hace algo muy importante: trabajar
de forma incansable y valiente para derrotar a Voldemort, pero este pierde su
poder durante más de una década tras su intento fallido de matar a Harry.
¿Por qué no ha hecho Dumbledore nada entonces para corregir el problema
con Slytherin?
Puede que Dumbledore tuviera las manos atadas por las normas de la
escuela o el Consejo Escolar de Hogwarts, fiel a la tradición. Puede que le
hubieran despedido de haber intentado alguna acción. Puede que, como
sostiene Travis Prinzi, fuera un libertario «gradualista» que creía en el poder
de cambiar los corazones y las mentes por medio del ejemplo personal y la
persuasión sutil, en vez de a través de reglas o políticas coercitivas 29 . ¿Quién
sabe? Podría haber un montón de razones por las que no tomó parte activa.
Yo, por mi parte, le concedo el beneficio de la duda. Pero creo que es
pertinente preguntarse si Dumbledore no debería haber hecho más de lo que
hizo.

Como las grageas Bertie Bott: de todos los sabores

Hogwarts, como la mayoría de las escuelas, tiene sus pros y sus contras. A
sus alumnos les encanta el castillo, el lugar, la camaradería, el enfoque
práctico que se da a la magia. No cabe duda de que es un lugar divertido e
interesante en el que dar clase. Pero la educación en Hogwarts también tiene
sus puntos negros, entre los que se incluyen los profesores inútiles, un
entorno peligroso, un plan de estudios limitado y un marcado trasfondo de
intolerancia racial y elitismo.
Entonces, ¿enviaría yo mi hijo a Hogwarts? Tras analizarlo todo, sí. No se
puede desaprovechar una oportunidad tan especial. Pero también me
aseguraría, como hago, de que mi hijo aprende los valores fundamentales
sobre la igualdad de las personas, el rol vital de la libertad democrática y la
importancia de una educación plena y completa, puesto que estos son los
valores que pueden hacer de nuestro mundo un lugar mágico 30 .

1. Harry Potter y la piedra filosofal. Y de postre: «Trozos de helados de todos los gustos que uno se
pudiera imaginar; pasteles de manzana, tartas de melaza, relámpagos de chocolate, rosquillas de
mermelada, bizcochos borrachos, fresas, jalea, arroz con leche...». Ibídem. Te puedes hacer una idea.
2.«Harry’s Curiosity», de Susan Engel y Sam Levin, incluido en la edición de Neil Mulholland de The
Psychology of Harry Potter: An Unauthorized Examination of the Boy Who Lived (Dallas, TX:
BenBella Books, 2006).
3. La principal obra de Dewey sobre educación es Democracia y educación (ed. Morata, 2004, editado
originalmente en 1916). Su posterior obra Experiencia y educación (ed. Biblioteca Nueva, 2004,
editado originalmente en 1938) es más corta y legible.
4.Como ejemplo tenemos Tools for Teaching, de Barbara Gross Davis (San Francisco: Jossey-Bass,
1993), o Lo que hacen los mejores profesores universitarios, de Ken Bain (Universitat de Valencia,
Servei de Publicacions, 2011).
5. The Aims of Education and Other Essays, de Alfred North Whitehead, reimpreso en la edición de
Steven M. Cahn de Classic and Contemporary Readings in the Philosophy of Education (New York:
McGraw-Hill, 1997). Es obvio que los estudiantes necesitan aprender muchas cosas por las que puede
que sientan poco interés natural (los verbos irregulares y las tablas de multiplicación, por ejemplo). Más
información sobre el riesgo de excederse al atender los intereses académicos de los estudiantes en The
Schools We Need and Why We Don’t Have Them, de E. D. Hirsch Jr. (New York: Doubleday, 1996).
6. Harry Potter y el prisionero de Azkaban.
7.Harry Potter y el cáliz de fuego. La nariz desfigurada de Moody y la locura de los padres de Neville
parecen ser incurables. Y, como sugieren las gafas de Harry y Dumbledore, parece que la magia
tampoco puede corregir los problemas de vista.
8. Vale la pena hacer hincapié en que los libros son ficción. Al señalar los defectos de Hogwarts si
fuera real, no estoy criticando ni a J. K. Rowling ni a los libros. No hay razones para pensar que
Rowling pretende describir Hogwarts como una institución ideal. Lo representa como hace (peligroso,
por ejemplo) porque se trata de ficción. Si la propia Rowling fuera la directora de Hogwarts, no cabe
duda de que reconocería y se encargaría de muchos de los problemas que menciono.
9. Puede que Lupin necesite un asterisco junto a su nombre debido a su desafortunada tendencia a
transformarse en hombre lobo una vez al mes. Cierto es que Lupin toma la poción matalobos para
controlar sus síntomas, pero su peligrosa transformación en Harry Potter y el prisionero de Azkaban
deja claro que sigue siendo en parte un riesgo para los estudiantes.
10 .El profesor Quirrell tampoco es exactamente quien parece ser, pues se podría decir que tiene cierto
trastorno de personalidad múltiple.
11 . Harry Potter y la Orden del Fénix.
12 . «No Wizard Left Behind», de Arthur E. Levine. Education Week, 9 de noviembre de 2005.
13 .Hay excepciones. Los estudiantes de Hogwarts también tienen Historia de la Magia y la optativa
Estudios Muggles. También estudian algo de ciencia convencional en clase de Astronomía.
14 .
Un detalle que también comentan Charles W. Kalish y Emma C. Kalish en «Hogwarts Academy:
Common Sense and School Magic», incluido en Psychology of Harry Potter, y Marc Sidwell en «No
Child of Mine Will Go to Hogwarts», publicado en la página Web de Conservative Home:
conservativehome.com//platform/2007/08/marc-sidwell-no.html.

15 .
The Paideia Proposal: An Educational Manifesto, de Mortimer J. Adler (NewYork: Simon &
Schuster, 1998) (traducido del original).
16 .
Adaptado de las palabras del padre Richard Connerton, presidente fundador del King’s College de
Pensilvania, quien afirmó que el King’s «además de enseñar a los estudiantes a ganarse la vida, les
enseña a vivir».
17 . La República, de Platón.

18 . Política, de Aristóteles.
19 . Pensamientos sobre la educación, de John Locke (ed. Akal, 1986).
20 . Emilio, de Jean-Jacques Rousseau (Alianza Editorial, 2005).
21 .
Thoughts on Education, de Immanuel Kant, reimpreso en la edición de Steven M. Cahn de Classic
and Contemporary Readings in the Philosophy of Education (New York: McGraw-Hill, 1997).
22 . Experiencia y educación, de John Dewey (ed. Biblioteca Nueva, 2004).
23 .
Reforming Education: The Opening of the American Mind, de Mortimer J. Adler (New York:
Macmillan, 1988) (traducido del original).
24 .
J. K. Rowling, en la «Scholastic.com Online Chat Interview» del 3 de febrero del 2000. accio-
quote.org/articles/2000/0200-scholastic-chat.htm.
25 . Reforming Education, de Mortimer J. Adler (traducido del original).

26 . Harry Potter y la Orden del Fénix.


27 . Harry Potter y la piedra filosofal.
28 . Ibídem.
29 .Travis Prinzi, «Hog’s Head PubCast #54: Revolutionaries and Gradualists». thehogshead.org/hogs-
head-pubcast-54-revolutionaries-and-gradualists-780/.Consulta también la crítica que hacen de esta
interpretación Beth Admiraal y Regan Reitsma en este mismo libro, en «La política de Dumbledore».
30 .Mi agradecimiento a John Granger, Bill Irwin, Dave Baggett y Travis Prinzi por sus útiles
comentarios sobre los borradores anteriores. Por supuesto, estos amigos son responsables en parte de
los posibles fallos que pueda tener este capítulo, pues como dice el filósofo medieval Santo Tomás de
Aquino (en Suma contra los gentiles, cap. 135), «quien ayuda a otro se hace partícipe de sus obras tanto
en lo bueno como en lo malo».
PARTE V

MÁS ALLÁ DEL VELO:


MUERTE, ESPERANZA Y SENTIDO
16

El secreto real del fénix


La regeneración moral a través de la muerte

Charles Taliaferro

El fénix es una majestuosa ave mítica que tiene el poder de arder en


llamas y renacer a continuación de sus cenizas. Este poder de renacer a través
de la muerte podría ser solo parte del entorno mágico de las historias de J. K.
Rowling, o podría ser algo más. Como parte de ese entorno, Fawkes, el fénix
de Dumbledore, representa un papel valiente y noble al proteger a Harry en la
Cámara de los Secretos y al hacer de escudo para Dumbledore en la batalla
del Ministerio de Magia, al recibir una maldición fatal. La fuerza opositora a
Dumbledore recibe el nombre de la Orden del Fénix, aunque puede que esta
referencia solo obedezca a hacer la trama más rica. Aun así, el poder mágico
del fénix puede ser una pista que nos lleve hacia algo más profundo sobre la
naturaleza de las relaciones, un tema ya abordado por los filósofos.
Algunos de ellos proponen que existe un paralelismo entre este proceso de
muerte y renacimiento del fénix y la reparación de las relaciones a través de
un proceso de arrepentimiento, búsqueda del perdón y el desarrollo de una
nueva personalidad reformada. La idea básica es que una persona que ha
cometido un error serio necesita confesar lo que ha hecho, expresar un
arrepentimiento sincero, repudiar cualquier placer o beneficio derivado de su
acción y albergar unas intenciones y deseos nuevos que hagan impensable (o
al menos improbable) la vuelta a las andadas. El acto de repudiar el pasado
erróneo y el placer ilícito es algo que algunos filósofos han interpretado como
una especie de muerte; ardemos o morimos como la persona que cometió el
error y, de este proceso de repudiación y arrepentimiento, emerge una
persona reformada, nueva en su esencia. Existe una continuidad, pues la
nueva persona surge de la que se equivocó. Pero en este tremendo paso del
mal al bien, del deseo perverso a las nuevas y buenas intenciones y
resoluciones, sigue existiendo un yo radicalmente nuevo.
A este modelo se le pueden poner varias objeciones (al final del capítulo
comentaremos dos de las principales), pero parece bastante intuitivo. En una
amistad rota por la traición, el principal camino hacia la reconciliación parece
pasar por el arrepentimiento (la persona que te ha traicionado debe lamentarlo
en lo más hondo). Y, una vez que su rectificación es evidente, debe haber
claras muestras de que hay una aceptación de esa persona, de nuevo como
amigo. Está claro que ninguno de los dos olvidará nunca que tuvo lugar una
traición, pero, una vez solucionado el asunto, ambos tienen que pasar página.
No puede existir una amistad renovada si día sí, día también se le recuerda a
esa persona lo que hizo mal. En efecto, la relación reparada debe renacer; se
acepta el regreso de un amigo y se le ve con otros ojos, dejando a un lado el
resentimiento o el recuerdo del daño anterior.
Esta descripción de la reparación moral como una especie de morir y
volver a nacer se da sobre todo en algunas tradiciones religiosas, en especial
en el cristianismo, en el que la transición del pecado a la vida en Dios se
describe como la muerte y el despertar en una nueva vida (Romanos 5). El
rito cristiano del bautismo es entendido como una muerte en el pecado y un
nuevo nacimiento en la casa de Dios, en la cual el alma redimida puede
incluso recibir un nuevo nombre. Las visiones seculares y contemporáneas de
la reforma moral también se han tomado en serio cómo el arrepentimiento
exige un alejamiento claro del yo que cometió el error y la identificación de
la persona reformada, con unos deseos nuevos y, en esencia, una identidad
nueva 1 .
En este capítulo, vamos a explorar dónde podemos encontrar este modelo
en la obra de J. K. Rowling, prestando especial atención a Harry Potter y las
reliquias de la muerte. Como veremos, lo cierto es que Rowling va más lejos
que la mayoría de filósofos al describir el proceso de pasar a una nueva vida a
través de una especie de muerte. Así, yuxtapone por un lado, a Harry y
Dumbledore, y por otro, a Lord Voldemort. El caso de Voldemort nos ofrece
una fascinante inversión, o quizá sería mejor decir perversión, del proceso de
pasar de la muerte a la vida. Voldemort propaga la muerte al aferrarse a la
vida, mientras que Dumbledore y Harry enriquecen su vida al aceptar la
muerte.

Arrepentimiento y muerte

En su enfrentamiento final, Harry le da a Voldemort una última


oportunidad, un posible indulto. Al hacer esto, cuando Harry se dirige a él no
le llama Voldemort, ni El-que-no-debe-ser-nombrado, ni Señor Tenebroso.
Le llama por su nombre, Tom Ryddle. Parece que Harry utiliza este recurso
para dirigirse a Ryddle, ese chico confuso, malhumorado pero muy
prometedor, del que se apoderó el amenazador y casi sobrenatural Señor
Tenebroso. El proceso al que habría tenido que someterse a sí mismo quien
se hace llamar Voldemort para admitir sus sórdidos y horribles crímenes
como Tom Ryddle y arrepentirse de ellos es demasiado humillante para el
Señor Tenebroso. En otras palabras, Ryddle tiene que repudiar sus malvadas
acciones del pasado, un acto de rechazo y humildad que no está dispuesto a
realizar como Voldemort, y por eso ataca a Harry.
El arrepentimiento es un elemento clave en el proceso de reforma y
regeneración en las historias de Potter; arrepentimiento, tristeza y también
pesar. La diferencia entre reformarse y sentir pesar quizá se entienda mejor
cuando Voldemort le ordena a su serpiente que mate a Snape. Después de
darle a Nagini la orden de matar, Voldemort tiene esta reacción:
«Lo lamento», dijo Voldemort con frialdad, y le dio la espalda.
No sentía tristeza ni remordimiento. Había llegado la hora de abandonar aquella cabaña y hacerse
cargo de la situación, provisto de una varita que ahora sí obedecería sus órdenes. Apuntó con ella a
la estrellada jaula de la serpiente, que soltó a Snape y se deslizó hacia arriba, y el profesor quedó
tendido en el suelo, con las heridas del cuello sangrando. Voldemort salió de la habitación sin mirar
atrás y la gran serpiente flotó tras él, encerrada en la enorme esfera 2 .

El pesar conlleva tristeza, desazón o disgusto por algo que ha pasado, pero
el arrepentimiento incorpora un ingrediente fundamental: el sentimiento de
profunda tristeza por haber cometido el acto. El pesar no lleva implícito
ningún reconocimiento personal de culpa o responsabilidad, pero el
arrepentimiento conlleva cierto dolor o tristeza por el papel desempeñado en
algún acto del pasado, ya sea por acción u omisión.
Puede que Ryddle no fuera capaz de arrepentirse porque había llegado a
sentirse tan identificado con Voldemort que casi se podría decir que Ryddle
se había convertido en Voldemort, el portador del poder indomable, y esto no
le permitía pensar en una nueva vida más allá de Voldemort por medio del
arrepentimiento. Si hemos cometido un error y lo único que sentimos es
arrepentimiento por la acción, nos encontramos en una posición casi
intolerable. La reforma moral requiere que una persona avance, accediendo a
través del arrepentimiento a una nueva vida, a algún tipo de nueva identidad
positiva.
Dumbledore llega a darse cuenta de que necesita pasar por la muerte
cuando reconoce su nefasto error de ponerse el anillo con el fin de utilizar la
Piedra de la Resurrección. Su error no lo comete movido por el mal o el
despecho. De hecho, incluso piensa que podría alcanzar una nueva vida
mediante la piedra. Como le cuenta a Harry:
Cuando después de tantos años descubrí la reliquia que más había ansiado poseer, enterrada en la
casa abandonada de los Gaunt (aunque en mi juventud la quería por motivos muy diferentes), perdí
la cabeza. Casi olvidé que se había convertido en un horrocrux y que el anillo debía de llevar una
maldición. De modo que lo cogí y me lo puse en el dedo; por un instante, imaginé que estaba a
punto de ver a Ariana y a mis padres, y que podría decirles cuánto lo lamentaba...
Fui un estúpido. Al cabo de tanto tiempo no había aprendido nada. Era indigno de reunir las
Reliquias de la Muerte, lo había demostrado en más de una ocasión, y allí estaba la prueba
definitiva. 3

Dumbledore se da cuenta de su error y es consciente de que esta acción


precipitada ha extendido un veneno por su cuerpo que le destruirá por
completo, a pesar de que Snape hace todo lo que está en su mano para
contener el daño causado por la maldición. Dumbledore decide pasar por este
doloroso reconocimiento de su error para proteger a Harry y hacer posible la
derrota definitiva de Voldemort. Al organizarlo todo para que sea Snape
quien le mate por medio de un avada kedavra, sacrifica su vida (y salva de
forma indirecta la de Draco Malfoy) y al morir podríamos decir que rompe
con su yo pasado.
Esta ruptura con el pasado se hace evidente en el diálogo entre Harry y
Dumbledore tras lo que parece la muerte de Harry. Dumbledore revela todos
sus planes e intenciones, describiendo con tristeza su puesto como vulnerable
profesor y como guardián que ha fracasado en su misión (en esta visión).
Dumbledore también le confiesa con pesar en qué se equivocó cuando era
joven con sus padres, su hermana y su hermano:
«Tenía talento y era brillante, pero quería escapar. Quería brillar. Quería alcanzar la gloria».
«No me malinterpretes», añadió, y el dolor le ensombreció el rostro y recuperó el aspecto de
anciano. «Yo los amaba, amaba a mis padres y mis hermanos. Pero era egoísta, Harry, más egoísta
de lo que tú, que eres una persona asombrosamente desinteresada, podrías imaginar siquiera» 4 .

La reconciliación entre Dumbledore y Harry tiene lugar en parte a lo largo


de este diálogo y en el paso del propio Harry de la muerte a la vida. En los
primeros libros de la saga, Dumbledore es un mentor, una figura paterna
como Merlin o Gandalf; es maestro y profesor, director y en parte guardián
de Harry, la personificación de todo lo bueno, caballeroso y noble. Hacia el
final de la saga, vemos otra cara de Dumbledore. Nos enteramos de que es un
penitente que se siente obligado a confesar sus carencias con Harry mientras
le da las instrucciones vitales definitivas que necesita para acabar de madurar.
Dumbledore termina por ofrecerle a Harry este consejo, propio del mismo
Sócrates: «Ahora eres el verdadero señor de la muerte, porque el verdadero
señor de la muerte no pretende huir de ella, sino que acepta que debe morir y
entiende que en la vida hay cosas mucho peores que morir» 5 .
La superación de esta larga prueba por parte de Harry (su educación o
formación), que culmina con su combate con Voldemort, al final convierte a
Harry y Voldemort en iguales. El encuentro entre Harry y su mentor, que
tiene lugar a través de la imagen de Dumbledore, sugiere que su relación ha
cambiado; ya no son mentor y alumno. Se alcanza una cierta igualdad en su
reconciliación y en la victoria de Harry y sus resoluciones: cuando Harry le
contó a Dumbledore sus planes para la Varita de Saúco, «Dumbledore asintió
y los dos se sonrieron» 6 .
Harry debe pasar por la muerte y volver a nacer para poder alcanzar la
integridad total necesaria para su curación y regeneración. Cuando atacan a
Harry de niño y la maldición asesina rebota, una parte del alma de Voldemort
queda adherida a Harry. Esto hace que Harry pueda introducirse en la mente
de Voldemort, hablar pársel y que el Sombrero Seleccionador dude acerca de
si no le iría mejor en Slytherin. El ataque de Voldemort deja una marca
imborrable en la frente de Harry que le conecta con la mente de Voldemort.
Esto a veces roza la posesión, como en la escena cumbre de Harry Potter y la
Orden del Fénix en la que Voldemort habla a través de Harry:
Entonces a Harry se le abrió la cicatriz y comprendió que estaba muerto: sentía un dolor
inconcebible, un dolor insoportable...
Ya no se hallaba en el vestíbulo, sino atrapado en el abrazo de una criatura de ojos rojos, tan
fuertemente enroscada a su alrededor que Harry no sabía dónde terminaba su cuerpo y dónde
empezaba el de la criatura: estaban fusionados, unidos por el dolor, y no había escapatoria...
Y cuando la criatura habló, utilizó la boca de Harry, que atenazado por un dolor descomunal notó
cómo se movía su mandíbula:
«Mátame ahora, Dumbledore...» 7 .

Para superar esta horrible conexión con el Señor Tenebroso, Harry


necesitaba que muriese la parte del alma de Voldemort que estaba dentro de
él, como ocurre cerca del final de Harry Potter y las reliquias de la muerte,
cuando Harry permite que Voldemort invoque la maldición mortal sobre él.
Todo esto se explica en la siguiente conversación, en la que Dumbledore
tranquiliza a Harry asegurándole que no está muerto, como el pensaba:
«Dejé que me matara, ¿verdad?».
«Sí, en efecto. ¡Vamos, continúa!».
«Así que la parte de su alma que estaba dentro de mí...».
Dumbledore asintió con entusiasmo, animándolo a proseguir elaborando conclusiones. Sonreía
de oreja a oreja.
«... ¿ha desaparecido?».
«¡Sí, muchacho, sí! Él la destruyó, pero tu alma está intacta y te pertenece por completo» 8 .

Un poco más tarde en la conversación, Dumbledore le explica:


«Tú eras el séptimo horrocrux, Harry, el horrocrux que él nunca se propuso hacer. Su alma era
tan inestable que se destrozó cuando cometió aquellos actos de incalificable maldad: el asesinato de
tus padres y el intento de asesinato de un niño. Pero lo que escapó de esa habitación aún era menos
de lo que él creía, y dejó atrás algo más que su cuerpo: dejó una parte de sí mismo adherida a ti, a la
víctima en potencia que, al fin, sobrevivió» 9 .

Voldemort necesita que Harry muera para que esta conexión se rompa y,
de este modo, volver a estar completo.
Aunque este dramático ejemplo de muerte y resurrección exige a Harry
deshacerse de algo que es, en esencia, ajeno a su identidad auténtica y sus
valores, el caso es que Harry pasa en todos los libros por un cierto proceso de
arrepentimiento y regeneración con respecto a sus propios sentimientos y
defectos. Por ejemplo, en Harry Potter y la Orden del Fénix debe corregir su
desconfianza hacia Hermione Granger y Ron Weasley:
Pero sin poder contenerse más, Harry se puso a gritar.
«¡AH, YA!, NO HABÉIS ESTADO EN LAS REUNIONES, ¡QUÉ BIEN! PERO HABÉIS
ESTADO AQUÍ, ¿VERDAD? ¡HABÉIS ESTADO JUNTOS! ¡YO, EN CAMBIO, LLEVO UN
MES ATRAPADO EN CASA DE LOS DURSLEY! ¡Y YO HE HECHO COSAS MUCHO MÁS
IMPORTANTES QUE VOSOTROS DOS Y DUMBLEDORE LO SABE! ¿QUIÉN SALVÓ LA
PIEDRA FILOSOFAL? ¿QUIÉN SE DESHIZO DE RIDDLE? ¿QUIÉN OS SALVÓ LA VIDA
CUANDO OS ATACARON LOS DEMENTORES?»
Harry soltó todos y cada uno de los amargos y resentidos pensamientos que había tenido durante
el último mes: su frustración ante la ausencia de noticias, la ofensa que le producía saber que todos
habían estado juntos sin él, la rabia que experimentaba porque habían estado vigilándolo y nadie se
lo había dicho... Todos los sentimientos de los que se avergonzaba a medias se desbordaron por
fin 10 .

Harry tiene que renunciar a su temperamento y sus decisiones


precipitadas, y en todo momento está presente la idea de que el amor es un
factor clave en la forja de su continuo desarrollo, su renacimiento, por así
decirlo. Por ejemplo, su beso con Ginny Weasley después de haber pasado un
tiempo sin verse se describe en función de la percepción de la realidad de
Harry:
«Eso era lo único que necesitaba oír», susurró ella, y de pronto lo besó como nunca hasta
entonces. Harry le devolvió el beso y sintió una felicidad que no podía compararse con nada, un
bienestar mucho mayor que el producido por el whisky de fuego. Sintió que Ginny era lo único real
que había en el mundo: Ginny, su contacto, una mano en su espalda y la otra en su largo y fragante
cabello... 11

El amor que siente Harry por los demás y el que sienten estos por él es la
base de su proceso de maduración y lo que le protege de Voldemort. Como
dice Dumbledore, la fuerza del amor «es la que también ha impedido que
Voldemort te haya poseído, porque él es incapaz de ocupar un cuerpo tan
lleno del poder que detesta» 12 .
La inversión de Voldemort

Como Voldemort, Tom Ryddle exhibe una pauta de desarrollo casi


opuesta a las de Harry y Dumbledore. En vez de sentir remordimiento,
arrepentimiento y ganas de cambiar, a cada asesinato Voldemort se siente
más identificado como tirano asesino, como alguien que piensa que su vida es
más importante e interesante que la de los que le rodean. Su búsqueda de la
vida eterna (en una especie de inversión del concepto cristiano de vivir
«volviendo a nacer») le lleva a dividir su alma en siete partes, aunque por
accidente acaben siendo ocho.
«Y cuanto más leo sobre ellos [los horrocruxes]», prosiguió la muchacha, «más horribles me
parecen y más me cuesta creer que Voldemort hiciera seis. En este libro [Secretos de las Artes Más
Oscuras] te advierten de lo poco sólido que queda el resto del alma cuando se divide, y eso creando
solo un horrocrux...».
Harry recordó que en una ocasión Dumbledore le había dicho que la maldad de Voldemort no
conocía límites.
«¿Y no hay ninguna forma de volver a juntar las partes?», preguntó Ron.
«Sí», afirmó Hermione con una sonrisa forzada, «pero eso resultaría terriblemente doloroso».
«¿Por qué? ¿Cómo se hace?», preguntó Harry.
«Arrepintiéndote», respondió Hermione. «Tienes que arrepentirte de verdad de lo que has hecho.
Hay una nota a pie de página, ¿sabéis? Por lo visto, el dolor que sientes al hacerlo podría destruirte.
Pero, no sé por qué, no me imagino a Voldemort intentándolo. ¿Y vosotros?» 13

Las representaciones del alma de Voldemort en forma de horrocrux se


convierten en repositorios de maldad. Para derrotar al Señor Tenebroso hay
que destruirlos todos y cada uno.
Observemos la inversión que tiene lugar aquí. Arrepentirse y volver a
nacer es el medio por el que Harry y Dumbledore acceden a una vida más
profunda y natural, mientras que, a Voldemort, la búsqueda del mal cada vez
le vuelve menos natural. Por ejemplo, la amistad entre Harry y sus colegas y
su interacción con Dumbledore muchas veces consiste en comer (o más bien
darse un banquete), jugar e intercambiar regalos. En el caso de Voldemort, el
único banquete consiste en beber sangre. Sus malvadas acciones, en vez de
conducirle a una vida plena, suponen una amenaza para su encarnación
natural. Cuando intenta matar al Harry bebé, su acto de maldad parece
convertirle en una especie de vapor o niebla, en un ser incorpóreo.
«¡Avada Kedavra!».
Y entonces se derrumbó: no era nada, solo dolor y terror, y tenía que esconderse, no allí, entre los
escombros de la casa en ruinas, donde el niño seguía llorando, atrapado, sino lejos, muy lejos... 14

Hasta que logra volver a encarnarse, Voldemort «vive» como parásito en


la sangre y las extremidades de otras personas. (Necesita la sangre de Harry y
la mano de Colagusano para poder regenerarse como un cuerpo humano
completo). En el último libro, el cuerpo de Voldemort no parece natural; su
cara es como la de una serpiente y es capaz de volar sin ayuda de una escoba
u otros medios mágicos. El contraste con el mundo de Dumbledore y el de
Harry y sus amigos, con sus comilonas reales, su camaradería y su afecto, no
puede ser más radical. Al final del libro, este proceso culmina con Harry y
sus amigos más cercanos, Ron, Ginny y Hermione, enamorándose y teniendo
hijos. Aquí podemos ver un claro contraste entre el mundo natural del
arrepentimiento y la regeneración y los intentos de Voldemort de aferrarse a
su vida a costa de la de los demás.
El contraste entre la repulsiva búsqueda de la inmortalidad de Voldemort
por medio del asesinato o la mutilación y su rechazo al curso natural de la
regeneración y la integración mediante el arrepentimiento es casi el polo
opuesto a la disposición de Harry y Dumbledore a aceptar la muerte moral,
espiritual y física por amor y por bondad. Como podemos observar sobre
todo en Harry Potter y las reliquias de la muerte, en el mundo de Rowling la
muerte física no es lo peor que le puede pasar al alma o ni siquiera el final de
esta. En la tumba de los padres de Harry podemos leer «El último enemigo
que será derrotado es la muerte». Al principio, a Harry le horroriza este
«concepto propio de mortífagos», pero Hermione le explica que se refiere a la
vida más allá de la muerte. La muerte en sí podría ser un paso a algo más:
Al ver que Harry y Ron se quedaban desconcertados, [Hermione] se apresuró a añadir: «Mira, si
ahora mismo cogiera una espada, Ron, y te atravesara con ella, no le haría ningún daño a tu alma».
«Y seguro que eso sería un gran consuelo para mí», ironizó Ron.
Harry rió.
«Pues debería serlo. Pero lo que quiero decir es que le hagas lo que le hagas a tu cuerpo, tu alma
sobrevivirá intacta» 15 .

La muerte de Voldemort es una muerte desesperada, que no entristece a


nadie y, en definitiva, patética («Tom Ryddle cayó en el suelo con prosaica
irrevocabilidad»), mientras que la muerte de Dumbledore es fundamental
para la derrota de Voldemort 16 . Es más, a todos los valientes que murieron
luchando contra Voldemort (incluyendo a Dobby, Fred Weasley, Remus
Lupin, Nymphadora Tonks y Colin Creevey) se les honra y se les recuerda
con cariño.

La objeción de la integridad

Una de las objeciones a la idea de que la reforma moral implica una


regeneración radical similar a la muerte y resurrección del fénix es que no se
ajusta a la integridad de la identidad personal. Si has hecho algo malo, has
sido tú quien lo ha hecho, no importa a qué renuncies, nada puede cambiarlo.
Imaginar que de algún modo te has convertido en una persona nueva tras el
dolor y el arrepentimiento es una especie de autoengaño. Imagina que cometo
un error, te hago daño y digo que ese acto lo cometió «el Charles malo», pero
que ahora soy «el nuevo Charlie», una persona nueva a la que le gusta muy
poco la antigua versión de sí mismo. Este «volver a nacer» parece amenazar
la posible integridad de mi identidad a lo largo del tiempo.
Esta crítica del modelo de regeneración la anticipó la psicoanalista
freudiana Melanie Klein (1882-1960) 17 . Sostenía que la madurez y la
continuidad personal nos exigen un sólido compromiso con el hecho de que
una persona reformada es la misma persona, el mismo yo que se equivocó en
el pasado. Por ejemplo, un alcohólico suele pensar de sí mismo que es un
alcohólico aun después de haberse reformado y llevar décadas sobrio. Se
puede decir, por tanto, que esta objeción con respecto a la integridad es uno
de los principales problemas del modelo de la regeneración.
Esta objeción tiene su sentido, pues el modelo de la regeneración se puede
llevar al extremo. Si asumimos que la regeneración puede ser tan radical que
no existe continuidad alguna entre el yo reformado y la persona que cometió
el error, el autoengaño está servido. Una situación en la que me divido en un
yo bueno y uno malo suena más a chiste que a una reforma auténtica. Está
claro que el modelo de la regeneración se puede llevar demasiado lejos. Pero
sin una ruptura real con el pasado, que implique una renuncia genuina que
casi sea una especie de muerte, nuestra regeneración o reconciliación será
incompleta. Puede que los adictos al alcohol piensen que nunca dejan de
serlo, pero al renunciar al abuso del alcohol ya no se ven a sí mismos como
bebedores o borrachos. O si no, alguien que deja de fumar. ¿Alejarse del
tabaco no exige dejar de considerarse fumador y verse como una persona
nueva? El precio de no pasar por una renuncia firme a los errores o las malas
conductas del pasado puede ser alto. Veamos, por ejemplo, el caso de
Severus Snape.
Como se nos revela en Harry Potter y las reliquias de la muerte, Snape
quería de verdad a la madre de Harry, Lily Evans. Cuando era niño, se sentía
atraído por ella desde la distancia. Ella era la única persona de Hogwarts que
plantó cara a James Potter y otros acosadores cuando amenazaban a Snape.
Este, sin embargo, cometió el desastroso error de llamarla sangre sucia, un
término insultante para las brujas de origen muggle. Más adelante, cometió
un error aún más trágico: proporcionarle sin querer a Voldemort la
información que necesitaba para encontrar y matar a Harry. Snape sí siente
un profundo pesar por estos actos, pero es incapaz de confesar públicamente
sus sentimientos y lograr por consiguiente una integración total a través del
arrepentimiento y la regeneración.
Snape tiene una deuda vital con el padre de Harry, quien le salvó de Lupin
cuando este se había convertido en hombre lobo. Snape puede satisfacer esta
deuda protegiendo a Harry (cosa que hace en más de una ocasión), pero es
incapaz de hablarle a Harry sobre su vínculo con Lily o su deuda con James.
Siente resentimiento hacia Harry y es incapaz de desligarse del todo de su
propio pasado. Sus motivos son en ocasiones honorables, o tanto como
pueden serlo los de alguien que, siendo un espía para la Orden, tiene que
fingir también que es un fiel mortífago.
Snape no es una persona íntegra en el sentido de Melanie Klein; no puede
serlo porque es incapaz de renunciar del todo a sus errores del pasado y pasar
página. El ideal de reconciliación sería un milagro; habría que devolver a la
vida a James y Lily. Pero, como eso es imposible, la mejor reconciliación que
podría tener Snape pasaría por ser leal a Lily (y a Dumbledore), para que se le
reconociera y honrase durante toda su vida. Pero esto también se antoja
imposible, porque parece que Snape necesita mantener su tapadera como
sirviente de Voldemort el máximo tiempo posible. Pese a ello, Snape sí llega
a recibir un profundo y duradero homenaje cuando Harry le pone su nombre a
uno de sus hijos, que además es la última palabra que pronuncia Dumbledore
antes de morir: Severus.

La objeción de la fantasía

Analicemos, por un momento, esta segunda objeción: Rowling ha escrito


una obra maestra, en parte porque se ha inventado un mundo posible bastante
distante del nuestro. En nuestro mundo no se invocan hechizos, la gente no
puede sobrevivir a la muerte de sus cuerpos, los retratos de los directores
muertos no hablan a sus alumnos, etc. Si todo esto es fantástico (es decir, una
fantasía), ¿por qué no pensar que el modelo de la regeneración es también
una fantasía? La ética real y los modelos serios de reforma moral necesitan
encajar en la base de la narrativa realista, no en la de los mundos imaginarios.
Como suele ocurrir, en algún sitio he cuestionado algunos de los sistemas
filosóficos que descartan la posibilidad de la vida después de la muerte 18 .
También he comentado que nuestro mundo es uno en el que pueden existir
auténticos encantamientos y hechizos de todo tipo 19 . Los expertos en ética no
son muy dados a bendecir y maldecir, algo reprochable dadas las muchas
maneras en que la gente puede influir entre sí a un nivel subliminal. Pero,
incluso aunque obviemos todo esto y asumamos que en nuestro mundo no
existe el más allá ni la magia, hay que tener presente que para Rowling la
ética no es un elemento de fantasía.
Se puede decir que todos los valores que compartimos de lealtad, amistad,
amor, justicia, rechazo a la esclavitud (¡liberad a los elfos domésticos!), y el
papel del arrepentimiento, el perdón y la regeneración son los mismos tanto
en el mundo ficticio de Rowling como en nuestro propio mundo muggle.
Siendo realistas, la objeción de la fantasía dejaría a un lado las auténticas
enseñanzas de Rowling acerca de los peligros de la crueldad, el error de
perseguir la pureza (sangre pura), el amor, etc. Este «realismo» depende más
de no lograr conectar con la imaginación que de entrar en lo imaginario.
El secreto de Fawkes

Como comentamos al principio, el papel del fénix en los libros de Harry


Potter puede que solo sea parte del entorno mágico de las vidas de
Dumbledore y Harry. Después de todo, Fawkes llora a su amo con «un triste
lamento de una belleza sobrecogedora» y después abandona Hogwarts para
siempre 20 . Pero podría ser que su marcha de Hogwarts tras la muerte de
Dumbledore se deba a que ya somos lo bastante sabios como para captar el
mensaje que deja el fénix tras de sí: que a veces hay que experimentar la
muerte espiritual o real para que haya una regeneración de la vida, una
reconciliación y triunfe el bien sobre el mal. Después de todo, Fawkes no
salvó a Dumbledore cuando fue envenenado. Quizá fuera imposible, pese a
que las lágrimas del fénix pueden curar heridas terribles. Fawkes no protegió
a Dumbledore de la maldición avada kedavra de Snape ni intervino para
impedir que Dumbledore cayera desde las almenas.
Tenemos razones para creer que Fawkes podría saber lo que pensaba su
amo y de que estuviera al tanto de su intención de sacrificarse. Sí, quizá
Fawkes y la pauta de la regeneración fueran una mera coincidencia en la obra
maestra de Rowling, pero puede que el propio Fawkes fuera consciente de la
necesidad de morir y renacer, del arrepentimiento y la regeneración. Puede
que Fawkes dejara Hogwarts al final de Harry Potter y el misterio del
príncipe, pero también puede que dejara tras de sí la lección más importante
que podemos aprender. Las maldades, traiciones y vicios que llevan a romper
las amistades y la sociedad se deben curar con un proceso parecido a morir y
nacer de nuevo, en el que renacemos de las llamas de una confesión
arrepentida como una persona nueva, que tiene unos deseos e intenciones
nuevas y está lista para volver a entablar relaciones y reintegrarse en la
sociedad 21 .

1.Puedes consultar por ejemplo Forgiveness: A Philosophical Exploration, de Charles Griswold (New
York: Cambridge University Press, 2007).
2. Harry Potter y las reliquias de la muerte.
3. Harry Potter y las reliquias de la muerte.
4. Ibídem.
5.Harry Potter y las reliquias de la muerte. Para conocer la visión de Sócrates de su alegre aceptación
de la muerte, consulta Fedón, de Platón.
6. Harry Potter y las reliquias de la muerte.
7. Harry Potter y la Orden del Fénix.
8. Harry Potter y las reliquias de la muerte.
9.
Ibídem.
10 . Harry Potter y la Orden del Fénix.
11 . Harry Potter y las reliquias de la muerte.
12 . Harry Potter y la Orden del Fénix.
13 . Harry Potter y las reliquias de la muerte.
14 . Ibídem.
15 . Harry Potter y las reliquias de la muerte.
16 . Ibídem.
17 .Más información en los libros Amor, culpa y reparación (ed. Paidós Ibérica, 1994) y Envidia y
gratitud (ed. Paidós Ibérica, 1998), de Melanie Klein.
18 .
Consciousness and the Mind of God, de Charles Taliaferro (Cambridge, UK: Cambridge University
Press, 1994).
19 .Love, Love, Love, de Charles Taliaferro (Cambridge, MA: Cowley Press, 2006). En especial el
capítulo «A Modest Defense of Magic».
20 . Harry Potter y el misterio del príncipe.
21 .Mi más sincera gratitud a Elizabeth Clark por nuestras conversaciones sobre Harry Potter y el
arrepentimiento, así como su ayuda para preparar este ensayo. Gracias también a Elsa Marty por
nuestras charlas sobre el modelo de regeneración.
17

Más allá del valle de Godric


La vida tras la muerte y la búsqueda de un sentido

Jonathan L. Walls y Jerry L. Walls

Después de escapar por poco de la muerte solo gracias al sacrificio de su


madre, Harry se convierte en un huérfano que es abandonado en la puerta de
sus tíos. Voldemort, como descubriremos más adelante, desea por encima de
todas las cosas evitar la muerte y ha llevado a cabo la más traicionera de las
acciones para conseguirlo. En casi todos los libros de la saga muere algún
personaje destacado, aunque quizá ninguno más destacado que Dumbledore,
que muere en Harry Potter y el misterio del príncipe. El eco de la muerte está
presente a lo largo de toda la serie, cuyo punto álgido es la casi-muerte del
propio Harry.

La muerte y la filosofía

Dice la leyenda que hace algunos años hubo un filósofo profesional que
decidió presentarse para gobernador de su estado. Durante la campaña
electoral le preguntaron cuál era la lección más importante que le podemos
enseñar a nuestros hijos, a lo que respondió: «Que se van a morir». No ganó
las elecciones.
Los filósofos se ocupan de las grandes preguntas e ideas. No es de
extrañar, por tanto, que muchos de ellos hayan estado y estén fascinados con
la muerte, el umbral de lo desconocido. Pero, al ser la muerte una perspectiva
tan poco agradable, alguna gente intenta evitarla, negarla, alejarla de su
mente. Los jóvenes tienen una especial propensión a creer que son
invencibles, como si la muerte fuera algo que solo les pasa a los demás.
Muchas veces carecen de lo que el filósofo Martin Heidegger (1889-1976)
llamaba autenticidad, que se logra al aceptar la muerte y reflexionar en
profundidad sobre nuestra mortalidad.
Algunos filósofos, como los epicúreos de la antigua Grecia, pensaban que
no deberíamos preocuparnos por la muerte, porque al morir dejamos de
existir. La muerte no nos ocurre exactamente a nosotros, es solo nuestro fin.
Dejamos de estar aquí y, por tanto, no podemos experimentarla; la llegada de
la muerte se corresponde con nuestra partida, ¿por qué preocuparse entonces?
Heidegger, por el contrario, pensaba que llevar una vida auténtica implica
enfrentarse en campo abierto a lo que significa nuestra muerte: que dejaremos
de ser. Como ateo, pensaba que al morir termina nuestra existencia, y que
vivir de un modo auténtico es hacerlo con la dolorosa aceptación de que la
muerte está a la vuelta de la esquina. No es algo que contemplar desde la
distancia; podría ocurrir en cualquier momento, sin previo aviso ni la
oportunidad de reflexionar sobre ello, y su inminencia debería verse reflejada
en nuestro modo de vivir y pensar actuales. Nuestra mortalidad hace que nos
enfrentemos a la tarea de definirnos, de reconocer tanto nuestras limitaciones
como nuestras posibilidades, de no perder ni un minuto de nuestro precioso
tiempo viviendo adormilados.
Hace más de dos mil años, Platón manifestó una idea parecida. De hecho,
es famoso por enseñar que «la existencia del filósofo es una preparación para
la muerte» 1 . La búsqueda de la sabiduría consiste, para el, en vivir
preparados para enfrentarnos a la muerte cuando esta llegue.
Harry se enfrentó a la muerte desde el principio, de modo que era
consciente de su mortalidad desde una edad corta.
Mientras que Harry vive una vida auténtica, la de Lord Voldemort no
tiene nada de auténtica. Para ver por qué, vamos a analizar el clímax de la
pseudo-muerte de Harry y lo que ocurre a continuación en Harry Potter y las
reliquias de la muerte.

La batalla venidera
Un Harry maduro y curtido en cien batallas camina sombrío hacia el
Bosque Prohibido para vivir lo que él piensa con honestidad que serán sus
últimos momentos. Va allí a encontrarse con su destino con los ojos bien
abiertos. Ya sabe que el único modo de acabar con Voldemort es muriendo,
llevándose consigo un trozo de su alma. Según va caminando, cada paso
acerca más a Harry hacia el final y sus pensamientos se van haciendo cada
vez más nítidos. A la sombra de esta muerte inminente, sus sentidos se van
afilando. Empieza a darse cuenta de todas las cosas que ha tenido (físicas o
no) pero no ha llegado a valorar. Aun así, se mantiene firme en la tarea que
tiene por delante. Dumbledore sabía que, llegado el momento, Harry seguiría
adelante aun a costa de su propia vida: «El anciano profesor sabía, igual que
Voldemort, que Harry no permitiría que nadie más muriera por su culpa una
vez que hubiese descubierto que estaba en su mano poner fin a aquella
masacre» 2 .
Harry se había enfrentado antes a la muerte, cuando perdió a varios seres
queridos. Y, a pesar de que Dumbledore le asegurase que la muerte podría ser
la próxima gran aventura, y de los conocimientos de Nick Casi Decapitado
sobre almas perdidas, Harry alberga algo más que un par de dudas sobre lo
que puede acarrear la muerte. El hecho de que los cuerpos de los muertos se
descompongan y se pudran bajo tierra le crea una considerable angustia
existencial. Recordemos la escena de Harry Potter y las reliquias de la
muerte en la que Harry y Hermione Granger llegan por fin a la tumba de los
padres de Harry en Godric’s Hollow y Harry lee lentamente el epitafio que
hay escrito en la lápida: «El último enemigo que será derrotado es la
muerte» 3 .
Al principio, a Harry le preocupa de que esto sea algo propio de
mortífagos, más en la línea de Voldemort y su búsqueda de una manera de
evitar la muerte, y se pregunta qué hace ahí una inscripción como esa.
Hermione le tranquiliza:
«No significa derrotar la muerte en el sentido que manejan los mortífagos, Harry... significa... ya
sabes, vivir más allá de la muerte. Es decir, la vida después de la muerte». Pero Harry pensó que sus
padres no vivían; estaban muertos. Aquellas vanas palabras no camuflaban el hecho de que sus
restos mortales yacieran bajo la nieve y la piedra, indiferentes, ignorantes de lo que sucedía en el
mundo 4 .
Si esto es lo que implica la muerte, entonces hablar de la derrota de la
muerte parece una broma, pues tras la muerte solo quedan restos mohosos y
carne podrida, y eso es todo.
Este fue el destino de los padres de Harry y ahora él, en esta hora aciaga,
siente que ese es el destino que nos espera a todos. Conforme camina de
forma voluntaria hacia su propia muerte, Harry se da cuenta de algo: «Y, una
vez más, Harry comprendió sin necesidad de reflexionar: no hacía falta que
los hiciera regresar [a sus seres queridos], porque estaba a punto de reunirse
con ellos. No iría él a buscarlos, sino que ellos vendrían a buscarlo a él» 5 . No
puede devolver la vida a sus padres, pero sí que puede morir y reunirse con
ellos.
Lo que Heidegger nos recomienda no es que reflexionemos de manera
enfermiza sobre la muerte hasta que nos deprimamos, sino que aceptemos las
limitaciones que conlleva para que podamos encarar con valentía el futuro
que nos espera, por fugaz que sea, aprovechando las oportunidades que se
nos puedan presentar. Pensemos también en el caso de Colin Creevey, un
joven mago que se cuela de nuevo en Hogwarts para luchar en la batalla, en
la que pierde la vida. Las acciones de Harry y Colin, con independencia de lo
que creyesen sobre la vida después de la muerte, son grandes ejemplos de una
forma de vida propia de Heidegger: reconocer las limitaciones, aprovechar
las oportunidades y aceptar la propia mortalidad.

La estación de King’s Cross

Cuando Harry recibe de Voldemort lo que parece ser un golpe mortal, al


despertar se encuentra en posesión de unos poderes inesperados y en un lugar
que se parece a la estación de King’s Cross, una especie de entorno etéreo en
el que el tiempo y el espacio funcionan de un modo diferente. Esta escena es
una de las más raras de los libros de Potter, pero J. K. Rowling ha dejado
claro que es fundamental.
La persona que espera a Harry en este lugar misterioso no es otra que
Dumbledore. Esto establece otra conexión con Heidegger, quien sostenía que
deberíamos mirar en nuestro pasado para descubrir nuevas posibilidades para
entender la vida. Una de sus sugerencias más importantes es que tenemos que
escoger nuestro héroe del pasado, alguien que utilizar como guía y que nos
ayude a dar sentido a nuestras experiencias. Heidegger propone que tengamos
un diálogo con este héroe difunto para obtener los conocimientos que extrajo
de sus propias experiencias.
Entonces, ¿quién mejor para Harry que su querido Dumbledore para
guiarle en este momento crítico, alguien que murió no hace mucho y que
dedicó buena parte de su vida a luchar contra Voldemort? Por no mencionar
que Dumbledore fue, como Harry suele decir, el mago más grande de todos
los tiempos.
Se supone que un mago así de poderoso sería como un rey en su lugar,
pero no es así. No es más que el amable, ingenioso y paciente Dumbledore,
quien en su momento deseó el poder y la gloria, hasta que se dio cuenta, para
su pesar y su vergüenza, de lo peligroso que esto podía ser, sobre todo para él
mismo. Gracias a ello, el Dumbledore que vemos aquí es el sabio y amable
director al que todos conocemos y queremos, un mejor Dumbledore.
Esta misteriosa estación intermedia, King’s Cross, evoca la imagen del
purgatorio, el lugar donde los penitentes reciben un castigo y crecen
espiritualmente según la doctrina católica. Mientras Dumbledore pone al día
a Harry en todo lo referente a sus planes para derrotar a Voldemort, vemos
más que meras soluciones a misterios: arrepentimiento y penitencia. «Por
primera vez desde que Harry lo conocía, Dumbledore no parecía un anciano,
sino un niño pequeño al que han sorprendido cometiendo una fechoría» 6 .
También somos testigos de una disculpa en toda regla y una emocionada
confesión de Dumbledore. No porque el propio Dumbledore fuera malvado, o
se hubiera puesto de manifiesto que mintió o se comportó de forma indebida,
sino porque había sido imperfecto, y sus errores, sobre todo los de su
juventud, habían hecho mucho daño. Ahora, en la muerte, Dumbledore ha
hecho las paces con sus errores del pasado y, a raíz de esto, ahora es más
sabio y más feliz.
El contrapunto a la escena de Dumbledore en King’s Cross lo
encontramos en la horrible criatura que es Voldemort. Parece claro que la
repugnante atrocidad deforme que vemos en la estación de trenes es la
imagen del trozo derrotado del alma de Voldemort. Parece que las decisiones
que Voldemort ha tomado han destrozado su alma hasta hacerla
irrecuperable, como indica Dumbledore en el siguiente diálogo:
[Harry] volvió la cabeza hacia aquella pequeña y mutilada criatura que temblaba bajo la silla.
«¿Qué es eso, profesor?»
«Algo que está más allá de tu ayuda y de la mía» 7 .

Dumbledore es aún más claro cuando habla con Harry acerca de si este
volverá al mundo de los vivos a terminar su tarea o se adentrará en el
misterioso más allá: «Si decides regresar, existe la posibilidad de que
Voldemort sea derrotado para siempre. No puedo prometerlo, pero de una
cosa sí estoy seguro, Harry: tú tienes mucho menos que temer si vuelves aquí
que él» 8 .
Irónicamente, es el miedo exacerbado a la muerte que tiene Voldemort lo
que le conduce a cometer los actos indescriptibles que le han despojado de
cualquier ápice de bondad, pero son estas decisiones la causa de que ahora
Voldemort tenga motivos reales para temer a la muerte.
Vale la pena comentar que El Señor de los Anillos de J. R. R. Tolkien, que
comparte con Potter el honor de ser una de las sagas de fantasía más
populares de todos los tiempos, también presenta un ejemplo de búsqueda de
la inmortalidad. Como comenta Tolkien en sus Cartas, el El Señor de los
Anillos no trata en realidad acerca de la heroica lucha contra el mal, sino «la
muerte y el deseo de la inmortalidad» 9 . Sauron, el Señor Oscuro, deposita
una buena parte de su fuerza vital en el Anillo Único, al que vincula de
manera irreversible su propia existencia. Este anillo es el catalizador de un
enorme mal y al final debe ser destruido. Veamos qué representa este motivo
y qué enseñanza podemos extraer de él para nuestras propias vidas.

Cosechar un destino

Se dice que el gran psicólogo y filósofo americano William James (1842-


1910) escribió una vez las siguientes líneas en el margen de una copia de su
Compendio de psicología: «Siembra un deseo y cosecharás una acción;
siembra una acción y cosecharás un hábito; siembra un hábito y cosecharás
un carácter; siembra un carácter y cosecharás un destino». La idea consiste en
empezar con poco y acabar con mucho; nuestros deseos conducen a las
acciones, que, una vez se convierten en hábitos, forman un carácter y, con el
tiempo, un destino. El destino de Voldemort, según se nos revela en la escena
de King’s Cross, es el resultado de toda una vida de elecciones que le acaban
llevando a la destrucción.
Esta escena abre una posibilidad que le resultaría extraña a Heidegger.
Tras recibir una educación católica y considerar la posibilidad de ser
sacerdote, Heidegger se hizo ateo y dejó de creer en el más allá. Una vez
describió su filosofía como una «espera de Dios», frase que inspiró la famosa
obra de Samuel Beckett Esperando a Godot. Pero, lejos de pensar que el
ateísmo vacía la vida de significado, Heidegger pensaba que nuestra
mortalidad es lo que hace que sea tan importante cómo decidimos vivir esta
vida. Según él, la muerte es el acto individualista definitivo y la culminación
del proceso por el cual cada uno de nosotros da forma a su esencia a través de
sus elecciones, porque el umbral de la muerte lo debemos cruzar solos.
El punto de vista de Rowling es similar, pero presenta algunas diferencias.
La criatura de Voldemort de la estación soporta la carga de un destino
invariable. Representa la culminación del desarrollo de su carácter, un
proceso que ha finalizado. No es que Voldemort haga el mal, es que se ha
convertido en el mal. Está, como dice Dumbledore, más allá de nuestra
ayuda. Ha elegido su destino y tiene este aspecto. Como habría dicho James,
los deseos de Voldemort se convirtieron en acciones, después en hábitos,
luego en carácter y por último en destino.
Aristóteles comentaba que nuestras acciones nos pueden situar en una
cierta trayectoria y convertirnos poco a poco en un tipo de persona particular,
en un proceso en el que cada elección va dando forma a nuestra alma. La
representación que hace Rowling del terrorífico destino de Voldemort
representa la culminación definitiva de un proceso de este tipo, en el que, y
en esto se diferencia de la visión de Heidegger, no dejamos de existir al
morir, sino que debemos continuar viviendo con las consecuencias de en
quién nos hemos convertido.
Por decirlo de otra manera, se podría decir que al morir nos convertimos
por completo en el ser al que estábamos dando forma y, a partir de ese
momento, debemos vivir para siempre con el yo que hemos elegido ser.
Dumbledore era imperfecto, pero mostró arrepentimiento por sus errores y
fue liberado de sus dolorosos efectos. De un modo similar, las imágenes
fantasmales de los seres queridos de Harry que caminan junto a él en el
Bosque Prohibido también son el reflejo de las personas amables y cariñosas
que fueron en vida, rasgos que estaban presentes en su aspecto y su
comportamiento. Lily Potter es una madre cariñosa; James Potter y Remus
Lupin transmiten tranquilidad; Sirius Black es informal e incluso un poco
frívolo, tal como le recordamos.
Por el contrario, Voldemort se empeña en renunciar al camino a la
perdición que se ha autoimpuesto y se obstina en seguirlo hasta el final. Y no
se puede decir que no disponga de oportunidades. Cuando está en los últimos
instantes de su vida, rechaza voluntariamente lo único que le puede salvar: el
arrepentimiento. Durante su enfrentamiento con un terrible pero vulnerable
Voldemort, Harry intenta ofrecerle una última oportunidad de redención:
«Pero, antes de que intentes matarme, te aconsejo que recapacites sobre lo
que has hecho... Piensa e intenta arrepentirte un poco, Ryddle... Es tu última
oportunidad... Es lo único que te queda... He visto en qué te convertirás si no
lo haces... Sé hombre... Intenta... intenta arrepentirte un poco...» 10 .
Por supuesto, para Voldemort es imposible mostrar arrepentimiento y esta
es su perdición. Puede que haya conservado su libertad para mostrar
arrepentimiento incluso en sus últimos momentos, pero no cabe duda de que
las pautas de comportamiento que ha seguido con demasiada frecuencia han
hecho que cada vez le resulte más complicado. Porque, si Aristóteles tenía
razón, un mal comportamiento recurrente hace que cada vez sea más probable
reproducirlo y complicado contenerse. Si elegimos de manera voluntaria el
mal acabamos por despreciar la libertad, si la filosofía de Aristóteles y la
ficción de Rowling están en lo cierto. Si semejante representación de la
condición humana y nuestro desarrollo moral es correcta, nuestras decisiones
acarrean ciertas verdades y forjan nuestros caracteres. James creía
firmemente que somos libres, al igual que Heidegger. James hacía hincapié
en que esta libertad, esta liberación de un universo determinista, es la imagen
más íntima que cada uno de nosotros tiene de la «verdad en ciernes»:
Nuestros actos, nuestros puntos de inflexión, en los que nos parece que maduramos, son las
partes del mundo que tenemos más cerca, las partes en las que nuestro conocimiento es más íntimo
y completo. ¿Por qué no les damos el valor que tienen? ¿Por qué no pueden ser los puntos de
inflexión y de transformación del mundo que parecen ser, el taller del ser, donde captar los hechos
cuando están ocurriendo? 11

Semejante libertad, si existe, es sin duda uno de los grandes misterios de


la vida, puesto que si se nos permitiera tomar decisiones basándonos en
razones que no son causas, seríamos libres en sentido metafórico y
metafísico, de modo que nuestras decisiones darían forma a nuestros destinos
pero estas elecciones no serían algo inamovible. Para sostener esta visión de
la libertad humana no es necesario negar que todos los eventos tienen una
causa, pero sí hace falta que algunos eventos estén causados, no por otros
eventos, como los procesos físicos de nuestras mentes, sino por nosotros, por
personas.
Según este punto de vista, nuestras acciones no solo reflejan quiénes
somos; también nos van moldeando. Voldemort conserva hasta el final su
capacidad, aunque reducida, de mostrar arrepentimiento, pero rechaza esta
opción y, con ello, sella su destino, cerrando la puerta a la redención. Platón
decía que el mal es la ignorancia. Pero ¿de verdad podría alguien preferir la
oscuridad a la luz por haber cultivado deseos que solo el vicio puede
satisfacer? Esta es la cuestión que nos plantea el destino de Voldemort.
El modo en que vivimos y cuál es el significado de la muerte están muy
conectados en función de si, como pensaba Heidegger, la muerte es de verdad
el final o, como describe Rowling en su ficción, existe vida tras la muerte.
Tanto Rowling como Heidegger comparten el punto de vista de James de que
nuestras elecciones aquí dan forma a nuestro destino: ya sea nuestra esencia
humana completada en el momento de nuestra muerte, en el caso de
Heidegger, o la parte de nosotros mismos que nos llevamos al más allá si la
muerte no es el fin. El filósofo John Locke (1632-1704) sugería que las cosas
que nos proporcionan nuestra identidad más real son nuestros recuerdos y
nuestro carácter. La visión de Locke de la identidad personal está conectada a
nuestro carácter, unida a la posibilidad de que la muerte pueda no ser nuestro
final, y hace que el desarrollo del carácter adecuado adquiera una relevancia
máxima, dado que este será un carácter al que estaremos ligados durante más
de una vida, que será la resulta de nuestras elecciones imprevistas, no de algo
inevitable o inamovible.
En uno de sus razonamientos más famosos, el filósofo alemán Immanuel
Kant afirmaba que para alcanzar la armonía definitiva entre la virtud y la
felicidad teníamos que aceptar la existencia del más allá. Antes de él, el
filósofo francés Blaise Pascal (1623-1662) se sorprendió de cuánta gente
decidía su propia ética y seguía adelante con su vida, ajena a la cuestión de si
existe vida después de la muerte:
La inmortalidad del alma es una cosa que nos importa tanto, que nos toca tan de lleno, que es
menester haber perdido todo sentimiento para quedar indiferente ante lo que sea de ella. Todas
nuestras acciones y nuestros pensamientos habrán de emprender caminos tan diferentes, según haya
bienes eternos que esperar o no, que es imposible dar un paso con sentido y juicio si no es
regulándolo por la visión de este punto, que ha de ser nuestro último objeto 12 .

Heidegger vio con acierto que, si la muerte es el final definitivo para


nosotros, esto tiene implicaciones que afectan a su significado y a la
moralidad. La otra cara de la moneda es que, si la muerte no es el final sino
tan solo el principio, las implicaciones son aún mayores.
En los primeros libros de la saga, Rowling no deja del todo claro si la
muerte es el final o tan solo el principio en su mundo ficticio. En Harry
Potter y la piedra filosofal, Dumbledore, en una exhibición de sabiduría y
anticipación marca de la casa, le dice a Harry que «para una mente bien
organizada, la muerte no es más que la siguiente gran aventura» 13 . Pero, aun
así, no deja claro en qué consiste esa gran aventura y si hay vida más allá de
la tumba. En cambio, ahora el concepto de la aventura nos queda mucho más
claro.
Uno de los aspectos más apasionantes de la obra de ficción de Rowling es
el magnífico desarrollo de los personajes. Unos personajes imperfectos, con
defectos morales, que tienen que elegir entre lo correcto y lo fácil, que nos
permiten echar un vistazo a sus principios morales y que nos acaban
importando. A esto se añade el sobrio análisis que hace Rowling de la
mortalidad humana, lo que potencia nuestra visión del progreso de estos
personajes hacia lo que acaban siendo. Y, yendo incluso más allá del punto
de vista de Heidegger, si la representación que hace Rowling en la ficción del
más allá se acerca a la realidad, puede que las decisiones que tomemos en
esta vida tengan muchas más consecuencias de las que podríamos imaginar si
no logramos destruir nunca a la muerte, el último enemigo.

1. Fedón, de Platón.
2. Harry Potter y las reliquias de la muerte.
3. Harry Potter y las reliquias de la muerte.
4. Ibídem.
5. Ibídem.
6. Harry Potter y las reliquias de la muerte.
7. Ibídem.
8. Ibídem.
9.Cartas, de J. R. R. Tolkien (ed. Minotauro) (traducido del original). Quizá el ejemplo más claro de la
búsqueda de la inmortalidad en los escritos de Tolkien sea la invasión de Aman, el Reino Bendecido,
por Ar-Pharazôn y los hombres de Númenor en El Silmarillion (ed. Minotauro, 2002). Los
numenoréanos codiciaban obtener la inmortalidad de los dioses (los Valar) y fueron destruidos por su
impiedad). Puedes encontrar un análisis más profundo sobre la presencia de este tema en los escritos de
Tolkien en El Señor de los Anillos y la filosofía, de Gregory Bassham y Eric Bronson (ed. Ariel).
10 . Harry Potter y las reliquias de la muerte (énfasis añadido).
11 .Cita extraída de la última charla de James en Harvard (traducida del original), impartida el 6 de
diciembre de 1906 y citada por Robert D. Richardson en William James in the Maelstrom of American
Modernism (New York: Houghton Mifflin Company, 2007).

12 . Pensamientos, de Blaise Pascal (ed. del Cardo).


13 . Harry Potter y la piedra filosofal.
18

Por qué deciden morir Harry y Sócrates


La virtud y el bien común

Michael W. Austin

¿Qué tienen en común Harry Potter y Sócrates (470-399 a. C.)? Pues


parece que algo importante, al menos. Harry y Sócrates deciden morir por
razones muy importantes.

Realización personal para muggles y magos

Antes de analizar las trascendentales decisiones de Harry y Sócrates,


debemos pensar un poco sobre la realización personal. Los aspectos
importantes de la realización personal se encuentran en los terrenos de la
ética, que es la rama de la filosofía que se dedica a cómo debemos vivir y qué
tipo de personas debemos ser. Muchos filósofos creen que las cuestiones de
la ética están conectadas a la naturaleza humana y que, para sentirnos felices
y realizados como seres humanos, debemos vivir una vida moral.
¿Por qué da Sócrates su vida por sus convicciones, y por qué está Harry
dispuesto a hacerlo en Harry Potter y las reliquias de la muerte? Y, en
general, ¿por qué hay que hacer lo correcto? En La República, Platón,
alumno de Sócrates, da una respuesta a esta pregunta. Platón (427-347 a. C.)
aduce que, para sentirnos realizados como seres humanos, debemos seguir
morales. Para ser felices, según Platón, ser un individuo moral es necesario y
suficiente. Esto significa que, para encontrar la felicidad, debemos ser
morales. En esto, Platón coincide con el punto de vista de su mentor,
Sócrates. Pero, al igual que Harry tiene un enemigo en Lord Voldemort,
Sócrates tiene sus propios enemigos, filosóficos y de otra índole.

Voldemort y los sofistas

Aparte de los enfrentamientos de los magos con sus varitas (por muy
chulos que sean), una de las partes cruciales de los libros de Potter es el
conflicto que tiene lugar entre la visión del mundo que tienen Harry y
Voldemort. En este conflicto representan, respectivamente, las visiones de
Sócrates y sus oponentes, los sofistas 1 .
Los sofistas eran un grupo de profesores con grandes conocimientos en el
arte de la retórica y muy poco respeto por la verdad. Si les buscáramos una
correspondencia contemporánea, los mejores candidatos serían los
anunciantes sin escrúpulos y los jefes de prensa de los políticos. Según los
sofistas, las personas morales o justas siempre obtienen menos que las
injustas. La inmoralidad da sus frutos, porque al ser inmoral es más fácil
lograr el poder, la riqueza y el placer. Como dice el sofista Trasímaco en el
Libro I de La República:
Hay que observar, candidísimo Sócrates, que al hombre justo le va peor en todas partes que al
injusto. En primer lugar, en las asociaciones mutuas, donde uno se junta con otro, nunca verás que,
al disolverse la comunidad, el justo tenga más que el injusto, sino menos. Después, en la vida
ciudadana, cuando hay algunas contribuciones, el justo con los mismos bienes contribuye más; el
segundo, menos... Cuando uno de los dos toma el gobierno, al justo le viene, ya que no otro castigo,
el andar peor por causa del abandono en sus asuntos privados, sin aprovechar nada de lo público por
ser justo, y sobre ello, el ser aborrecido de los allegados y conocidos cuando no quiera hacerles
favor alguno contra justicia; con el injusto todas estas cosas se dan en sentido contrario 2 .

El hombre injusto es capaz de hacerse más rico porque para ello se


aprovecha de los demás. No se ve lastrado por ningún compromiso moral,
como pasa con las personas justas. Además de a la búsqueda de la riqueza,
este razonamiento se puede aplicar también al ansia de poder y placer. Si el
injusto puede hacer que los demás confíen en él, al hacerlo se volverán
vulnerables. Es algo que vemos hacer a Voldemort una y otra vez, no solo
con sus enemigos, también con sus seguidores. Confían lo suficiente en él
como para estar a su merced y él les hace pagar por esa confianza cuando ya
no les necesita. Cuando se da esta situación de confianza y vulnerabilidad, el
injusto puede manipular y explotar a los demás para obtener poder, placer o
riqueza.
Platón, a través del personaje de Sócrates en este diálogo, elabora un
contraargumento para el punto de vista de los sofistas y los que coinciden con
ellos. El primer punto del argumento explica por qué vivir una vida moral
beneficia a las personas de moral correcta. El segundo punto tiene que ver
con la bondad intrínseca de una persona ética.
En primer lugar, Platón sostiene que habrá justicia en el más allá, porque
los justos y los injustos recibirán lo que merecen 3 . Sócrates, durante su juicio
y antes de su muerte, advierte a los que le acusan que tanto él como ellos
recibirán lo que merecen en la próxima vida. Sócrates defiende el punto de
vista de que los que buscan la virtud serán recompensados en el más allá, a
diferencia de los que solo piensan en sí mismos.
Esta especie de justicia cósmica entra en juego casi al final de Harry
Potter y las reliquias de la muerte, cuando Voldemort ataca a Harry en el
Bosque Prohibido. Tras ser golpeado por la maldición asesina, Harry
recupera la consciencia en una extraña neblina luminosa que no se parece a
nada que haya visto antes. Escucha un ruido lastimero y localiza su origen.
«Parecía un niño pequeño, desnudo y acurrucado en el suelo. Estaba en carne
viva, al parecer desollado. Yacía estremeciéndose bajo la silla donde lo
habían dejado, como si fuera algo indeseado, algo que había que apartar de la
vista. No obstante, intentaba respirar». Harry piensa en consolarlo pero no se
atreve, y entonces escucha las palabras: «No puedes ayudarlo» 4 . Es la voz del
difunto amigo y mentor de Harry, Albus Dumbledore. Como sabemos ya,
Harry era el séptimo horrocrux. Y el punto débil de Voldemort, al contrario
de lo que creíamos, era que ni valoraba ni quería comprender la amistad, la
lealtad, la inocencia, los cuentos infantiles o, por encima de todo, el amor.
Dumbledore le dice a Harry que estas cosas tienen un poder superior al que
Dumbledore ha tenido jamás y componen una verdad que él nunca ha
captado.
En el más allá existe la justicia. Esa criatura que tiembla, gime y se
lamenta en la niebla parece ser Voldemort, o al menos una representación del
destino de Voldemort en el más allá, a menos que, según las palabras de
Harry, «intente arrepentirse un poco». Pero el Señor Tenebroso solo logra
enfurecerse más e intenta matar a Harry. Tom Ryddle acaba muriendo,
sellando su destino en la próxima vida con sus elecciones en esta. La imagen
no es la de un castigo en un infierno de fuego y azufre, como la que podría
describir un sacerdote, sino una en la que lo único que se le permite
experimentar a Voldemort es el resultado de sus decisiones en esta vida 5 .
La gente que lleva una vida justa no necesita esperar al más allá para
recibir su recompensa. Según Platón, la justicia es buena porque la vida
moral es una vida feliz. Sin embargo, Platón no dice feliz en el sentido en el
que solemos usar el término, como en «estoy feliz porque ha ganado mi
equipo» o «estoy feliz porque es viernes». El tipo de felicidad a la que se
refiere Platón es una satisfacción profunda y sostenible, una virtud moral e
intelectual, un bienestar. Un estado de este tipo requiere seguir una moral, la
razón que rige el alma. Para Platón, la razón es la parte del alma humana que
desea el conocimiento, incluyendo el de la realidad moral. El espíritu es la
parte del alma que desea el honor y hace que nos enfademos, y el apetito es la
parte que desea comida, bebida, sexo y otros placeres corporales. Cuando es
la razón la que domina al espíritu y el apetito, existe una armonía interior que
constituye la auténtica felicidad. Una persona con las cuatro «virtudes
cardinales» (prudencia, valor, templanza y justicia) es una persona feliz. La
persona virtuosa se encuentra en un estado de armonía y salud espiritual.
La historia de Harry es un ejemplo del punto de vista de Platón. Harry no
es para nada perfecto, pero exhibe muchas de las virtudes de Platón. Busca la
sabiduría por medio de los consejos de Dumbledore y muchas veces
demuestra un valor extraordinario, sobre todo en su disposición a enfrentarse
a la muerte para salvar a sus amigos. Harry busca la justicia para magos y
muggles y está dispuesto a entregar su vida por el bien común si es necesario.
Para Platón, el alma inmoral es un alma enferma, trastornada. Cuando es
el deseo de honor, placer y riqueza quien tiene el control, el resultado final es
la confusión interior. Por experiencia sabemos que una vida de cobardía,
excesos, estupidez e injusticias también puede llevarnos a una confusión
exterior. Estos vicios son muy dañinos para nuestras relaciones personales,
por ejemplo. El personaje de Voldemort es un ejemplo perfecto de todo esto.
Su ansia de poder le lleva a la miseria interior y le aísla de los demás, como
queda patente en la imaginería de los libros de Potter. El aspecto físico de
Voldemort refleja su miserable vida interior, en contraste con el aspecto de
Dumbledore, que refleja la paz y la armonía interior que dan forma a su
correcta moral, pese a sus imperfecciones.
Para Platón, optar por una vida moral es una elección racional 6 . Imagina
que te dan a elegir, quizá con la ayuda de una varita mágica, entre dos vidas.
En la primera vida pasarás por numerosas enfermedades, sufrirás un dolor
crónico y acabarás muriendo tras una larga lucha contra una enfermedad
terminal. En la segunda opción, llevarás una vida libre de enfermedades o
daños de importancia, y morirás de viejo mientras duermes. Si eliges la
primera opción, lo lógico sería decir que es una decisión irracional. Nadie en
su sano juicio escogería una vida llena de enfermedades físicas frente a una
saludable. La elección racional es la salud física.
Asimismo, Platón creía que tenemos ante nosotros una elección real entre
una vida de salud moral y espiritual y una vida de enfermedad moral y
espiritual. La vida moral es la mejor vida, y los que escogen la vida inmoral
están siendo irracionales. La elección racional es una vida moral y justa. La
inspiradora historia de Harry Potter y su larga lucha contra Voldemort es un
ejemplo de la realidad de estas verdades de la ética y la naturaleza humana.
La elección racional y correcta son la misma, como nos muestra Harry.

El bien común frente al bien mayor

En la conversación entre Dumbledore y Harry casi al final de Harry Potter


y las reliquias de la muerte, Dumbledore se sincera con Harry acerca de sus
propios errores. Uno de ellos tuvo lugar cuando era un joven mago y tiene
que ver con su relación con Gellert Grindelwald. Los dos jóvenes magos
soñaban con la revolución y la gloria personal. Como le dice Dumbledore a
Harry al recordar todo aquello:
Sí, Grindelwald. No te imaginas cómo me atrajeron sus ideas, cuánto me inflamaron: los
muggles obligados a someterse a los magos, el triunfo de los magos, Grindelwald y yo convertidos
en los gloriosos y jóvenes líderes de la revolución... En el fondo tenía algunos escrúpulos. Pero
calmaba mi conciencia con palabras vacías: iba a ser por el bien de todos y cualquier daño que
provocáramos sería compensado con creces en beneficio de los magos 7 .
J. K. Rowling no está sola en su escepticismo ante ese «bien mayor»
altruista (aunque carente de ética, en realidad). Muchos filósofos son también
suspicaces ante el concepto de bien mayor y son más partidarios de una ética
que incluya también el concepto de bien común.
¿Qué diferencia hay entre el bien mayor y el bien común? Es una pregunta
difícil, puesto que estos dos términos a veces son intercambiables. La
«justificación» de Dumbledore por el daño hecho por los beneficios para los
magos es un ejemplo del concepto del bien mayor. Se supone que el daño que
se inflige a personas inocentes está justificado porque hará bien a muchos.
Cuando el bien mayor se da como justificación, los derechos, la dignidad y la
integridad de las personas pasan a un plano secundario. Es decir, que son
cosas que se pueden sacrificar por el bien de la mayoría. Sufrir injustamente
para beneficiar a otros. Según el plan de Dumbledore y Grindelwald, los
muggles sufrirían y se convertirían en sirvientes, pero esto estaría
sobradamente compensado por los beneficios que conseguirían los magos.
Esto difiere mucho del bien común, en el que los sacrificios se hacen por
el bien de todos. Podemos encontrar un ejemplo de esta idea en la historia de
EE. UU. Parte del encanto del movimiento por los derechos civiles era que no
se hacía solo por el bien de los afroamericanos, que era lo que estaba en
juego, sino por todos los miembros de la comunidad americana. La
afirmación de que el bien de todos los americanos se resiente cuando se
violan los derechos de algunos es un ejemplo de bien común. La decisión de
Harry de regresar de la niebla para luchar contra Voldemort se basa en el bien
común de muggles y magos.
Dumbledore le dice a Harry que existe una posibilidad de acabar con el
Señor Tenebroso, de que Harry le derrote. Voldemort quiere construir un
mundo nuevo, pero Harry lucha y gana en nombre de los que sufrirán bajo el
nuevo orden. Al derrotar a Voldemort se derrota también a la revolución en
nombre del bien mayor, pero se logra el bien común, en el que se respetan los
derechos, los intereses y la dignidad de todos.

Las dos claves de la buena vida


Harry estaba dispuesto a dar su vida en Harry Potter y las reliquias de la
muerte luchando contra el Señor Tenebroso y sus aliados. Sócrates, el
maestro de Platón, murió por algo en lo que creía. Fue acusado de corromper
a la juventud de Atenas con su filosofía, pero él no cedió y prefirió la muerte
antes que el exilio. Dumbledore escogió morir por algo que Sócrates, su
alumno Platón y el alumno de este, Aristóteles, valoraban: el bien común.
Harry también está dispuesto a morir por el bien común si eso es lo que hace
falta para derrotar a Voldemort.
Habrá quien se pregunte si Sócrates murió por el bien común, aunque se
podría argumentar que, mientras que ni Harry ni Sócrates escogieron morir
solo por el bien común, este fue un factor determinante en la decisión de
morir de ambos. Sócrates murió por el bien de la virtud y una vida examinada
y no tenía miedo a morir, en parte debido a la idea que tenía del más allá. En
su favor también se puede decir que su muerte le convierte en una especie de
mártir y podría haber contribuido al bien común al ser un ejemplo de virtud,
algo en parte intencionado 8 .
Sócrates creía que la vida del filósofo es una vida superior y que este no
tiene miedo a morir. En cierto sentido, su propia muerte fue la muestra
definitiva de que una vida en pos de la sabiduría es la mejor vida posible, y su
disposición a morir por su convicción es un sabio ejemplo a seguir por los
demás. De esta manera, la muerte de Sócrates podría haber contribuido al
bien de Atenas. Sus amigos y seguidores, si le siguieron en su búsqueda de la
virtud, también habrían contribuido al bien de Atenas, inspirados por la vida
y la muerte de Sócrates.
Si Atenas se llegó a beneficiar de la muerte de Sócrates y las vidas
subsiguientes de sus estudiantes, eso entra ya en el terreno de la investigación
histórica. Pero lo que está claro es que no puede haber un bien común sin que
exista una bondad individual y que Sócrates es un ejemplo a imitar para los
demás por su disposición a morir por sus convicciones.
De un modo similar, Dumbledore está más preocupado por derrotar al
Señor Tenebroso y sus aliados que por conservar su propia vida, porque cree
que esto será lo mejor para todos. Claro está, él desea evitar ser torturado por
sus enemigos y quiere preservar su alma, pero también está dispuesto a morir
para que no se descubra el espionaje de Severus Snape. Es aquí cuando el
bien común entra en juego, pues está claro que tener un aliado en las filas de
Voldemort es beneficioso para los enemigos de este. Por consiguiente, tanto
Sócrates como Dumbledore sacrifican de forma voluntaria sus vidas por la
virtud y el bien común.
Hay un detalle muy importante en el compromiso del individuo con el
bien común, anteponiéndolo al interés personal (entendido como la búsqueda
de poder, placer, comodidad o riqueza). Voldemort se colocó a sí mismo por
encima de todo lo demás y su existencia racional no es envidiable, pese a
haber derrotado a Dumbledore y Harry. Sin embargo, Harry, con su
desinterés, su devoción hacia los amigos y la lealtad al bien de todos, lleva
una existencia racional deseable y buena en el plano moral. La moraleja es
que vivimos mejor cuando lo hacemos por una causa mayor que nosotros
mismos, lo cual es un poco paradójico. Los que, como Voldemort, se
anteponen a todas las cosas acaban mucho peor que los que suelen anteponer
el bien común al suyo propio. La mejor vida es una vida moral.
De todo esto también podemos extraer otra lección para los que buscan
este tipo de satisfacción y tiene que ver con la relación de Harry con
Dumbledore. Los lectores de la saga de Potter saben que esta relación es vital
para el crecimiento personal y la satisfacción de Harry y también es crucial
para su destino. Algo muy propicio para vivir una buena vida, incluso (o
quizá en especial) para nosotros los muggles, es la presencia de uno o varios
mentores que nos guíen, aconsejen y motiven a lo largo del camino. Harry
tiene muchos mentores en distintos momentos de su vida, pero ninguno tan
importante como Dumbledore.
¿Por qué es Dumbledore tan buen mentor para Harry? Un buen mentor es
humilde al reconocer y compartir sus propios fallos, como hace Dumbledore
cuando confiesa sus errores del pasado. Un buen mentor es honesto con su
discípulo, como Dumbledore cuando hace referencia a la impulsividad de
Harry en su conversación entre la niebla en King’s Cross. Un buen mentor
también alaba las virtudes de su protegido, como hace Dumbledore en la
misma conversación cuando destaca el valor, el sacrificio y la actitud de
Harry ante la muerte. Por último, un buen mentor es capaz de motivar a su
discípulo en los momentos cruciales de su vida. Ya hemos visto el papel tan
fundamental que desempeña Dumbledore en su conversación en la niebla
para que Harry cumpla su destino. Existe, no obstante, otro momento
fundamental, en Harry Potter y la Orden del Fénix, en el que la presencia y
las palabras de Dumbledore son decisivas para Harry.
Tras la muerte de Sirius Black y el enfrentamiento con Voldemort, Harry
y Dumbledore toman un traslador para regresar al despacho de Dumbledore,
donde tienen una de sus conversaciones más interesantes. Harry está
impactado y una parte de él está tentada por abandonar la lucha contra el mal.
Después de que Dumbledore le explique por qué ha estado distante con
Harry, le dice las palabras que necesita oír para alcanzar su destino.
Dumbledore le cuenta todo lo que ha pasado en los cinco años que Harry
lleva en Hogwarts y le expresa lo orgulloso que está por todo lo que ha
hecho. En esencial, le dice a Harry que tiene lo necesario para alcanzar su
destino, porque tiene el carácter que hace falta. Dumbledore le explica
después a Harry la profecía perdida, que le sitúa como la única persona capaz
de derrotar a Voldemort. La fe de Dumbledore en la capacidad de Harry para
derrotar a Voldemort es lo que hace esto posible. Y es la incapacidad de
Voldemort de entender el poder del amor y el sacrificio personal lo que acaba
siendo su perdición. Este tipo de amor comprende la virtud y el bien común y
es la razón por la que Harry y Sócrates optan por la muerte.
Volviendo a nuestras vidas de muggles, podemos extraer dos lecciones
prácticas relacionadas con la realización humana. En primer lugar, si
queremos vivir buenas vidas, debemos dedicarnos a algo mayor que nosotros
mismos. Lily Potter, Dumbledore y Harry decidieron morir porque creían que
la vida era algo más que ellos mismos, y que la mayor vida que se puede vivir
es dedicarse al bien común de toda la humanidad. Por fortuna, este tipo de
amor no está restringido a las obras literarias de fantasía y héroes imaginarios
como Harry Potter; también lo encontramos en héroes de la vida real como
Martin Luther King Jr., Gandhi, Jesús y Sócrates.
En segundo lugar, si queremos tener una buena vida, también necesitamos
un mentor. Necesitamos a alguien que pueda guiarnos y proporcionarnos
conocimientos y sabiduría acerca de las grandes cuestiones de la vida y las
pequeñas decisiones cotidianas que son la esencia de nuestras respuestas y
nuestras vidas. Estas decisiones también conforman la esencia del carácter
individual de cada uno de nosotros.
Este mentor puede ser un padre, un profesor o el líder de alguna
organización. Los lectores tienen la ventaja de no estar limitados al presente.
Pueden tener como mentores a alguna de las grandes mentes de la historia,
como Aristóteles, Confucio o Jesús, por nombrar a algunos. Una atenta
lectura de la Ética nicomáquea de Aristóteles, el evangelio de Mateo del
Nuevo Testamento o la «Carta desde la cárcel de Birmingham» de King nos
permiten desplazarnos por el tiempo y el espacio para aprender de algunas de
las personas más sabias que jamás han pisado la Tierra. Lo ideal sería que
nuestros mentores fueran capaces de avanzar por la vida junto a nosotros,
como hace Dumbledore con Harry. Y al final, si alcanzamos un compromiso
con el bien común, también seremos mentores de otros, algo que puede
ocurrir en el contexto de nuestro hogar, en nuestro lugar de trabajo o en una
organización religiosa o comunitaria.

El final de la historia

En definitiva, las reflexiones filosóficas sobre la ética deberían verse


reflejadas en nuestra vida diaria. Dicho esto, la pregunta es: ¿Quién
preferirías ser, Harry o Voldemort? Para cualquier auténtico amante de la
virtud y el bien común, la respuesta no admite duda. Lo que puede que no
tengan tan claro algunos, pero no por ello es menos cierto, es que tu respuesta
debería ser la misma aunque Voldemort hubiera sido el ganador. El valor del
amor, en su mejor forma, no disminuye cuando parece ser derrotado. Para
subrayar este detalle, voy a terminar con las sabias palabras de Albus
Dumbledore a Harry Potter, el chico que sobrevivió y al final ganó: «Ahora
eres el verdadero señor de la muerte, porque el verdadero señor de la muerte
no pretende huir de ella, sino que acepta que debe morir y entiende que en la
vida hay cosas mucho peores que morir» 9 .

1. The Story of Ethics: Fulfilling Our Human Nature, de Kelly James Clark y Anne Poortenga (Upper
Saddle River, NJ: Prentice Hall, 2003). Este corto libro describe muy bien la relación entre la ética y la
realización personal desde la antigüedad hasta nuestra era y vale la pena leerlo si se tiene interés en
profundizar más en este tema. Buena parte de lo que sigue está extraído de este trabajo. Consultar
también La República, de Platón.
2. La República, de Platón.

3. Ibídem. Libro X.
4. Harry Potter y las reliquias de la muerte.
5.Más información sobre este tema en el capítulo 17, «Más allá del valle de Godric: La vida tras la
muerte y la búsqueda de un sentido», por Jonathan L. Walls y Jerry L. Walls.
6. Más información en The Story of Ethics, de Clark y Poortenga.
7.Harry Potter y las reliquias de la muerte. Este pasaje tiene unas marcadas reminiscencias del intento
de Saruman de justificar ante Gandalf su traicionera alianza con Sauron en La Comunidad del Anillo,
de J. R. R. Tolkien: «Podemos tomarnos tiempo, podemos esconder nuestros designios, deplorando los
males que se cometan al pasar, pero aprobando las metas elevadas y últimas: Conocimiento, Dominio,
Orden».
8. Más información sobre el juicio y la muerte de Sócrates en los diálogos de platón Apología y Critón.
En los diálogos hay varios puntos en los que se apoya la idea de que el bien común fue una de las
motivaciones que influyeron a Sócrates en su decisión de morir. En la Apología, Sócrates expresa su
negativa a dejar de ejercer la filosofía en Atenas, a dejar de llamar a sus ciudadanos a valorar la verdad,
la sabiduría y el estado de sus almas más que la riqueza o la reputación. Existe una importante conexión
entre el carácter de los ciudadanos y el de la ciudad, y Sócrates prefería morir antes que abstenerse de
contribuir al bien común como filósofo en las calles de Atenas. Prefería proporcionar un ejemplo a los
que seguían viviendo de la importancia de una vida dedicada a la virtud y el bien común. Como dice al
final de este pasaje, «la riqueza no trae la excelencia, pero la excelencia trae la riqueza y otras
bendiciones públicas y privadas para los hombres». Entre las demás razones de Sócrates para decidir
morir relacionadas con el bien común, se incluye su creencia de que dios le había dado esta misión, su
preocupación por la reputación de Atenas y su creencia de que debería morir antes que abandonar
Atenas porque tenía una deuda de gratitud con la ciudad.
9. Harry Potter y las reliquias de la muerte.
Colaboradores
El profesorado de Hogwarts (para muggles)

Beth Admiraal, profesora adjunta de Ciencias Políticas en el King’s


College de Pensilvania, es el vivo reflejo de Lily Potter, excepto en que no es
pelirroja, no tiene los ojos verdes, nunca ha invocado un hechizo, en ningún
momento llama a su futuro marido «sinvergüenza arrogante» y es raro que
vea el valor de una persona antes de que esta lo vea por sí misma. Sin
embargo, sí que ve el valor de estudiar relaciones internacionales.
Michael W. Austin enseña Filosofía en la Eastern Kentucky University,
prestando una especial atención a la ética y la filosofía de la religión. Ha
publicado artículos sobre ética, filosofía en el deporte y filosofía de la
religión. Entre los libros que ha publicado se incluyen Conceptions of
Parenthood: Ethics and the Family (Ashgate, 2007), Running and
Philosophy: A Marathon for the Mind (Blackwell, 2007) y Football and
Philosophy: Going Deep (University Press of Kentucky, 2008). Le encantaría
jugar al quidditch pero no encuentra una Firebolt por ninguna parte.
Gregory Bassham enseña en el King’s College de Pensilvania, donde
está especializado en filosofía de la ley y pensamiento crítico. Ha escrito
Original Intent and the Constitution: A Philosophical Study (Rowman &
Littlefield, 1992), es coautor de Critical Thinking: A Student’s Introduction
(McGraw-Hill, 4.ª ed., 2011), y es coeditor de El Señor de los Anillos y la
Filosofía (ed. Planeta, 2012); The Chronicles of Narnia and Philosophy: The
Lion, the Witch, and the Worldview (Open Court, 2005); Basketball and
Philosophy: Thinking Outside the Paint (University Press of Kentucky,
2007); y El Hobbit y la Filosofía (ed. Cuatro Vientos, 2013). A Greg le
gustaría jubilarse pronto para pasar más tiempo con el pelo que le queda.
Catherine Jack Deavel es profesora adjunta de Filosofía en la University
of St. Thomas de Saint Paul (Minessota) y también es editora adjunta de la
American Catholic Philosophical Quarterly. Forma parte del consejo
ejecutivo de la American Catholic Philosophical Association.
David Paul Deavel es editor adjunto de Logos: A Journal of Catholic
Thought and Culture y redactor colaborador de la revista Gilbert. Entre las
colaboraciones de Deavels se encuentran sus artículos en Logos, New
Blackfriars y St. Austin Review, así como dos capítulos sobre la filosofía y la
cultura popular. También tiene cuatro hijos y espera tener más que los
Weasley, aunque entre sus genes no se encuentre el del pelo rojo.
S. Joel Garver enseña Filosofía en La Salle University, con especial
dedicación a dar clase a estudiantes de primer año, las asignaturas
interdisciplinarias, la epistemología y la teología filosófica. En los últimos
años ha hablado sobre las profecías de San Buenaventura y Santo Tomás de
Aquino, South Park y la ontología de la violencia, y el fenómeno de la
revelación divina. Tras la desaparición de Olivander, Joel acabó por hacerse
su propia varita, aunque no tiene muy claro que los bigotes de su gato sean un
núcleo apropiado.
Tamar Szabó Gendler es profesora de Filosofía y directora del programa
de ciencia cognitiva de la Yale University. Su investigación se centra sobre
todo en cuestiones como la epistemología, la psicología filosófica, la
metafísica y la estética. Es autora de Thought Experiments: On the Powers
and Limits of Imaginary Cases (Routledge, 2000) y una de los editores de
Conceivability and Possibility (Oxford, 2002), Perceptual Experience
(Oxford, 2006) y The Elements of Philosophy: Readings from Past and
Present (Oxford, 2008). Ha intentado, sin éxito, que se permita a los alumnos
sustituir los E.X.T.A.S.I.S. por las pruebas de acceso a las universidades
privadas de la Ivy League.
John Granger escribe y habla sobre la intersección de la literatura, la
filosofía, la fe y la cultura. Ha publicado artículos en Touchstone, ha sido
ponente en numerosas conferencias académicas y de seguidores en las
principales universidades, desde Princeton a Pepperdine, y es autor de varios
libros sobre Harry Potter, entre los que se incluyen How Harry Cast His Spell
(Tyndale, 2008), The Deathly Hallows Lectures (Zossima, 2008) y Harry
Potter’s Bookshelf (Penguin, 2009). John también fue finalista en la edición
de 2006 de la «Sonrisa más encantadora» de Corazón de Bruja, en la
categoría de elfos domésticos. Vive en Pensilvania con su mujer, Mary, y sus
siete enanos, todos ellos admiradores de Potter.
Alan J. Kellner es un estudiante de posgrado de Filosofía que estudia un
máster en Humanidades (MAPH) en la University of Chicago. Su principal
interés en la filosofía se centra en la intersección de la metafísica, la ética y la
política en la historia de la filosofía. Aunque va a clase en Chicago, Alan vive
en Milwaukee (Wisconsin). Resulta que ha descubierto una Red Flu entre
ambos sitios, que es el medio de desplazamiento que utiliza a diario. Cuando
no está leyendo o escribiendo, se dedica a acariciar a su gato, Platón.
Amy Kind, cuya especialidad es la filosofía de la mente, enseña en el
Claremont McKenna College. Sus investigaciones se han publicado en
revistas como Philosophy and Phenomenological Research, Philosophical
Studies y The Philosophical Quarterly, y también ha escrito con anterioridad
sobre filosofía y temas de la cultura pop, como Battlestar Galactica, Star
Trek, El Hobbit y Angel. Hace poco hizo un test on-line sobre personajes de
Harry Potter y por poco se desmaya al descubrir que el más parecido a ella
era Percy Weasley.
Andrew P. Mills es director del departamento de Religión y Filosofía del
Otterbein College, donde ha sido profesor en casi todas las asignaturas de
filosofías que existen. Le interesan la metafísica, la filosofía de la filosofía y
la pedagogía de la filosofía. Ha publicado artículos en Canadian Journal of
Philosophy, Philosophical Papers y Teaching Philosophy. Su ensayo
«What’s So Good about a College Education?» se ha utilizado en escuelas de
todo el país para explicarle a los alumnos la naturaleza y el valor de la
enseñanza de las humanidades. Actualmente, anda perfeccionando el hechizo
«abecedeé», que le ordena los papeles ipso facto.
Tom Morris, tras enseñar Filosofía en Notre Dame durante quince años,
se convirtió en filósofo popular y, desde entonces, ha llegado a millones de
muggles de todo el mundo a través de la magia de la televisión, la radio e
Internet, hablando sobre temas que van desde la ética y la excelencia en los
negocios hasta a la lista de lectura favorita de Dumbledore. Es autor de unos
veinte libros, entre los que se incluyen Si Harry Potter dirigiera General
Electric (ed. Planeta, 2008), Philosophy for Dummies (IDG Books
Worldwide, 1999), True Success (Berkley Books, 1994), The Art of
Achievement (MJF Books, 2003), Si Aristóteles dirigiera la General Motors
(ed. Planeta, 1997), Making Sense of It All (W.B. Eerdmans, 1992) y The
Stoic Art of Living (Open Court, 2004). Es probable que se aparezca en una
ciudad cercana a la tuya si contactas con él por Twitter, donde es el centro de
atención todos los días como TomVMorris; por el Hufftington Post, donde
escribe todas las semanas en un blog; o a través de su sitio Web mágico:
morrisinstitute.com.
Jeremy Pierce es un estudiante de doctorado de la Syracuse University de
Nueva York, que trabaja en el campo de la metafísica, la filosofía racial y la
filosofía de la religión. También es instructor adjunto en Le Moyne College,
donde enseña filosofía ordinaria, y en el Colegio Hogwarts de Magia y
Hechicería, donde enseña los distintos medios de descubrir el futuro a través
de la magia y los diversos modos de no cambiar el pasado con giratiempos.
Cuando tuvo hijos descubrió la utilidad del giratiempo para poder terminar
sus tareas cotidianas y dormir el tiempo necesario.
Regan Lance Reitsma, profesor adjunto de Filosofía en el King’s
College, trabaja en el campo de la ética, en especial en el área de la
normatividad moral, cuando no está luchando contra Voldemort (nadie se
atreve a decirle que es un personaje de ficción). Ha sacado una «T» en las
pruebas de su escuela de posgrado y ha inventado un howler para correo
electrónico. Si no se recibe una respuesta en tres días, el ordenador del
destinatario empieza a cantar «Baila el Chiki-chiki» a voz en grito.
Eric Saidel enseña Filosofía en la George Washington University. Le
interesa todo lo que tenga que ver con la relación entre la mente y el cuerpo.
Si fuera animago, le gusta pensar que adoptaría la forma de hipogrifo. Está
seguro de que sería demasiado serio como para perseguir su propia cola,
aunque tiene sus dudas.
Scott Sehon enseña Filosofía en el Bowdoin College, donde imparte
clases sobre temas como la mente, el lenguaje, la religión, la ley y la lógica.
Su investigación se centra en la filosofía de la mente, un área sobre la que ha
publicado varios artículos y un libro llamado Teleological Realism: Mind,
Agency, and Explanation (MIT Press, 2005). Le gustaría abrir una consulta
de terapia psicológica en la que tratar a dementores con problemas de
felicidad crónica.
Anne Collins Smith enseña Filosofía y Cultura clásica en la Stephen F.
Austin State University. Ha enseñado, publicado y dado charlas sobre la
filosofía en la cultura popular y sobre filosofía medieval. Cuando le habló a
sus alumnos sobre la filosofía de Harry Potter, se maravilló al descubrir que
los estudiantes que se habían leído por diversión libros de más de 700 páginas
estaban también dispuestos a leerse tochos de Aristóteles u otros filósofos. Le
encanta atormentar a sus estudiantes de Latín Intermedio con extractos de
Harrius Potter et Philosophi Lapis, de Peter Needham, en el que Snape hace
una impresionante demostración del uso del subjuntivo en las preguntas
indirectas. Ella cree que los alumnos de Hogwarts también deberían aprender
latín, pero por ahora su solicitud no ha recibido respuesta.
Charles Taliaferro es profesor de Filosofía en el St. Olaf College. Ha
escrito o editado once libros, entre los que se incluyen Evidence and Faith
(Cambridge University Press, 2005) y una colección de ensayos sobre el
amor llamada Love, Love, Love (Cowley Press, 2006), que contiene «A
Modest Defense of Magic». En la mayoría de las clases que imparte en el
Holland Hall de St. Olaf (que recuerda a Hogwarts), Taliaferro incluye una
sección sobre Defensa Contra las Artes Oscuras.
Jerry L. Walls es investigador titular senior en el Center for Philosophy
of Religion de la University of Notre Dame y es autor de varios libros, entre
los que se incluyen Heaven: The Logic of Eternal Joy (Oxford University
Press, 2002) y The Chronicles of Narnia and Philosophy (Open Court, 2005;
coeditado con Gregory Bassham). También ha escrito varios artículos sobre
la cultura pop y la filosofía. Está claro que alguien ha puesto un
Encantamiento Repelente de Muggles en su cortacésped. Cada vez que se
acerca a él, se acuerda de repente de una cita pendiente y sale pitando.
Jonathan L. Walls, el hijo de Jerry, es un exmúsico y aspirante a cineasta
que dio un giro a su carrera después de que lo rechazaran varias veces en las
pruebas que hizo para Las Brujas de Macbeth. Dentro de poco acabará sus
estudios en la escuela de cine, y también es una especie de proselitista de
Potter que ha acercado a mucha gente a la recomendable saga de Rowling.
David Lay Williams es profesor adjunto de Filosofía y Ciencias Políticas
en la University of Wisconsin–Stevens Point. Ha publicado artículos en
History of Political Thought, The Journal of the History of Ideas, Polity,
Telos y Critical Review, y es autor del libro Rousseau’s Platonic
Enlightenment (Penn State University Press, 2007). Cualquier parecido suyo
con Harry Potter es pura coincidencia.
Diseño de cubierta:
Celia Antón Santos

Ilustración:
Corbis/Cordon Press

Traducción:
Sergio Luis González Cruz

Responsable editorial:
Eva Margarita García

Edición en formato digital: 2022

Título original: The ultimate Harry Potter and philosophy : Hogwarts for Muggles / edited by Gregory
Bassham.

Copyright © by John Wiley & Sons. All rights reserved

All rights reserved. This translation published under license with the original publisher John Wiley &
Sons, Inc

© EDICIONES OBERON (G. A.), 2022


Calle Juan Ignacio Luca de Tena, 15
28027 Madrid

ISBN ebook: 978-84-415-4572-4

Está prohibida la reproducción total o parcial de este libro electrónico, su transmisión, su descarga, su
descompilación, su tratamiento informático, su almacenamiento o introducción en cualquier sistema de
repositorio y recuperación, en cualquier forma o por cualquier medio, ya sea electrónico, mecánico,
conocido o por inventar, sin el permiso expreso escrito de los titulares del Copyright.

También podría gustarte