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Institución que protege la Selva Maya

La Alianza One Health Selva Maya (AOHSM) es un espacio para el diálogo entre los
tomadores de decisión, quienes generan política pública, los científicos y las
comunidades para poner en práctica el enfoque One Health en la Selva Maya, e ir más
allá de la retórica. Siendo una plataforma de diálogo intersectorial y
transdisciplinaria en esta región
Objetivos, Visión y misión de la Alianza
1) La AOHSM busca contribuir a mejorar el bienestar del medio ambiente, los
animales y los seres humanos de la región de la Selva Maya, aumentando así la
resiliencia de los ecosistemas frente a amenazas como el cambio climático y futuras
epidemias y pandemias.
2) Contribuir al bienestar de las personas, la vida silvestre, y el ambiente en la
Selva Maya
3) Reducir la brecha entre la ciencia, las comunidades, las políticas y la
implementación

Miembros de la Alianza
Los principales promotores de la alianza son las instituciones de conservación de
los 3 países participantes, a través del llamado Grupo Estratégico de Coordinación
de la Selva Maya (GEC)
participan el Belize Forest Department, el Consejo Nacional de Áreas Protegidas de
Guatemala (CONAP) y la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas de México
(CONANP) en su función de promotores.
También se cuenta con el impulso de la Deutsche Gesellschaft für Internationale
Zusammenarbeit (GIZ), a través de sus proyectos en la Selva Maya. Además, se cuenta
con la participación de universidades, centros de investigación y organizaciones no
gubernamentales dedicadas a la conservación que inciden en la región de la selva
Maya y que actualmente implementan proyectos financiados por el Programa Selva
Maya.
Sin embargo, cualquier organización o persona particular puede formar parte de la
Alianza y contribuir desde su esfera de acción con ideas, actividades o avances de
proyectos One Health en la región Selva Maya.
Cultura
La selva maya es también una larga historia compartida entre el bosque tropical y
el ser humano. Hace siglos, los antiguos mayas edificaron, en medio de la
vegetación tupida, sus ciudades llenas de monolitos y perfectos monumentos —
vestigios que transmiten la gran sabiduría que estos pueblos tenían (y tienen), y
su íntima relación con su entorno.
Estudios realizados por el INAH calculan que las primeras comunidades mayas se
establecieron en la selva hace poco más de 5 mil años. Ahí no solo construyeron sus
hogares y ciudades, también concibieron su fantástica cosmogonía y sus sofisticados
conocimientos en matemáticas y astronomía (por nombrar solo algunos). En el pico de
su civilización, millones de personas poblaron esta tierra y aprendieron a
respetarla, a coexistir con ella de una forma particular que sobrevive en el
presente como tecnologías sustentables de las cuales los habitantes de las zonas
urbanas tenemos mucho que aprender: huertos familiares, viviendas autosustentables
y una relación particularmente exitosa con la agricultura y sus ciclos.

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